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¿Qué argumentos esgrime Soboul para sostener que la Revolución francesa fue una
revolución burguesa "necesaria" para la imposición del capitalismo en Francia?
“Feudalidad” definida como noción histórica económica y social, por un cierto tipo de
propiedad, por un modo de producción histórico basado en la propiedad de tierras, anterior al
modo de producción capitalista. El papel histórico de la Rev Francesa fue asegurar, por la
destrucción de la feudalidad la transición hacia la sociedad capitalista.
A finales del s.XVIII la estructura social en Francia era aristocrática: confería a quienes
poseían tierras poder sobre quienes la cultivaban. Los derechos señoriales siguen subrayando
la sujeción de los campesinos.
El renacimiento del comercio y el desarrollo de la producción artesanal habían creado desde
los siglos X y XI, una nueva forma de riqueza: la mobiliaria. Con esto nace la burguesía, que
es admitida a los Estados Generales desde el s.XIV. Esta clase crece con los descubrimientos
de los siglos XV y XVI y por la explotación del mundo colonial, así como por operaciones
financieras de una monarquía siempre escasa de dinero.
La aristocracia seguía en el primer rango de la jerarquía social, pero se estancaba en casta, en
tanto la burguesía crecía en número, en poder económico y también en cultura y conciencia.
El progreso de la Ilustración minaba las bases ideológicas del orden establecido al mismo
tiempo que se afirmaba la conciencia de clase de la burguesía. La conciencia de la burguesía
tenía una impronta universal. Pero la ambición llevada por la realidad social y económica se
topaba con las leyes e instituciones aristocráticas.
La escala de Soboul es que el desarrollo en Francia era menos que en Países Bajos o GB,
pero mayor al de Europa central y oriental. En Francia conviven tres modos de producción:
feudal, capitalista y esclavista. No habìan desaparecido las relaciones feudales al
transformarse en “cargas señoriales”. Quienes tienen señoríos no son solamente nobles, los
burgueses compran y hasta los campesinos. Hay trabajo asalariado, arrendamiento o
aparcelamiento. Predomina la coacciòn econòmica, no la física. Hay esclavtud en las
colonias. El desarrollo económico era frenado por los marcos feudales de la sociedad, la
organización tradicional y reglamentaria de la propiedad, de la producción y los
intercambios. La burguesía revolucionaria tenía clara conciencia de la realidad económica
que determinaba su fortaleza.
Los artesanos estaban apegados al sistema de producción reducida, esto los enfrenta con la
burguesía comercial y el capital comercial. Se sentían amenazados por la competencia
manufacturera, y se veían reducidos a ser simplemente asalariados.
A las categorías populares, para Soboul, les faltaba espíritu de clase. No estaban
especializados como consecuencia del desarrollo restringido de la técnica, ni estaban
concentrados en grandes empresas o barrios industriales. El odio hacia la aristocracia fue el
fermento de unidad de las masas trabajadoras. Cuando las malas cosechas y la crisis
económica las pusieron en movimiento, se alinearon como asociadas al artesanado, detrás de
la burguesía. Esta victoria de las masas populares no podía ser más que una “victoria
burguesa”: la burguesía sólo aceptó la alianza popular contra la aristocracia porque las masas
le permanecieron subordinadas.
Los campesinos y su desempeño caracterizaron originalmente a la revolución. Las relaciones
de producción feudal dominaban los campos, como demostraban los cánones señoriales y los
diezmos eclesiásticos. Los derechos feudales resultaban de los contratos de feudo. La
jerarquía de feudos se mantenía. Los derechos señoriales hallaban su principio en la
soberanía ejercida en la Edad Media por los señores. De esta autoridad subsiste: una parte de
la justicia, prerrogativas honoríficas, monopolios señoriales, prestaciones personales y
cánones diversos; traducen la propiedad eminente del señor pues él campesinado tenía la
propiedad útil. Que las masas campesinas dieran a través suyo un golpe a la aristocracia,
prueba bien que la feudalidad constituía la característica esencial de la sociedad del Antiguo
Régimen.
El campesinado era heterogéneo también. El campesinado proletariado, tanto como a la
aristocracia que gravaba su tierra con los derechos señoriales, era hostil a la comunidad que
lo gravaba con derechos colectivos y limitaba su libertad de explotación y provecho. El
campesinado pobre, se aferraba mucho a los derechos colectivos y a los modos tradicionales
de producción cuanto que sentía que se le escapaban, se oponía a la reglamentación del
cultivo a la libertad de explotación.
Los rasgos que caracterizaban la idea social popular a la medida de las condiciones
económicas de la época eran: concepción de un derecho limitado de la propiedad y la acción
reivindicativa contra la concentración de las explotaciones o de las empresas. Las clases
populares han sido el motor de la revolución burguesa. Pero, productores inmediatos,
campesinos y artesanos, basaban la propiedad en el trabajo personal y soñaban con una
sociedad de pequeños productores (Rousseau, distribuit no colectivizar). Querían prevenir la
constitución de un monopolio de la riqueza así como la de un proletariado dependiente.
3. ¿Cómo define en su balance los resultados de la Revolución Francesa?
La aristocracia del Antiguo Régimen fue destruida en sus privilegios y preponderancia, y la
feudalidad fue abolida marcando una etapa decisiva en la transición de modos de producción.
El ala activa, fue la masa de pequeños productores directos, cuyo sobretrabajo y
sobreproducto eran acaparados por la aristocracia feudal.
La ruina de la propiedad terrateniente feudal y del sistema corporativo liberó a los pequeños
y medianos productores directos, aceleró el proceso de diferenciación de clases. Se abatió la
autonomía del modo de producción capitalista tanto en el campo de la agricultura y la
industria, abrió la vía de las relaciones burguesas de producción y circulación. Esta
transformación es revolucionaria por excelencia.
Es por la propia expansión del capitalismo como los nuevos principios y el orden burgués se
apoderaron del mundo, imponiendo por todas partes las mismas transformaciones. La
diversidad de las estructuras nacionales, la desigualdad del ritmo de desarrollo, dan lugar a
las múltiples modalidades en la formación de la sociedad moderna capitalista.
VOVELLE, Michel (1984). Cap. 2: “La Revolución burguesa”, Cap. 3: “La Revolución
Jacobina”, Cap. 4: “De Termidor al Directorio” y Cap. 5: “Conclusiones a modo de
balance”. En Introducción a la historia de la Revolución Francesa, Barcelona: Crítica.
LUISI Cap. 1
1. ¿Por qué Vovelle habla de "tres revoluciones" que interactúan desde julio de 1789?
¿Cuáles son los actores sociales, las reivindicaciones y los espacios revolucionarios en los
que se desarrolla cada una de las "tres revoluciones".
Para Vovelle, en 1798 interactúan tres revoluciones: una institucional o parlamentaria, una
urbana o municipal y una campesina. Es decir, 3 sectores y 3 espacios: la burguesía
ocupando el espacio parlamentario, el campesinado en el campo y los sectores populares en
diferentes secciones de París/ la Comuna. De la interracciòn de estas revoluciones en las
cinco etapas propuestas, se da la dinàmica de la Revoluciòn Francesa.
2. Identificar las etapas que destaca el autor y los principales acontecimientos que se
desarrollan en cada una de ellas. 3. ¿Cómo interactúan las "tres revoluciones" en cada etapa?
La primera etapa, “Revuelta nobiliaria”, tiene que ver con los conflictos al interior de la
nobleza, donde están resentidos a pesar de ser ellos los humilladores sociales. Hay una clara
indignaciòn investida, ellos piden que se convoquen los Estados Generales. Está desarrollado
con Soboul.
La segunda etapa “Revoluciòn burguesa” inicia cuando, una vez inaugurada la Asamblea
Nacional Constituyente, los diputados del Tercer Estado se ven debilitados cuando se perfilan
las tropas en París y es destituido Necker. Entonces el pueblo se dota de una organización
revolucionaria. La burguesía echa las bases de un nuevo poder y el pueblo empieza a
armarse. Al apoderarse de la Bastilla, se convierte en el símbolo de la arbitrariedad real y
evidencia que el Antiguo Régimen se está hundiendo. La revolución popular continúa su
curso y gracias a ella la revolución parlamentaria se materializa, mientras que vuelve Necker.
La revolución campesina tiene su propio ritmo y objetivos, constituyendo una ola
antinobiliaria y violenta, rara vez sangrienta. Hay tensiones entre el campesinado próspero y
el pobre. Los últimos quieren una reforma agraria (repartición de tierras) mientras que los
primeros quieren avanzar sobre las tierras comunales y comprar nuevas tierras. El Gran
Miedo logra provocar la sublevación agraria, concreta la movilización de las masas
campesinas y simboliza su ingreso en la Revolución.
La oposición del campo permite abolir los restos del sistema feudal. Se plasma en el decreto
final de la Asamblea Nacional que declara la eliminación del “sistema feudal en su conjunto”
e introduce distinciones sutiles entre los derechos personales y los ‘derechos reales’ que se
declaran enajenables. Se establecen las bases de un nuevo derecho civil burgués fundado en
la igualdad y libertad de iniciativa.
Las necesidades del momento llevan a situaciones imprevistas, como la crisis financiera. De
igual manera a partir de la primavera de 1790 se deprecia la moneda, con ello hay inflación,
produciéndose una crisis socioeconómica revolucionaria. Con todos estos acontecimientos se
hace más clara la división en toda la nación. Principalmente cuando se habla de una nueva
relación entre Iglesia- Estado. La Constituciòn de 1791, es uno de los principales argumentos
para defender la contrarrevolución: la religión amenazada. Está propone la baja del sueldo de
los obispos y la introducción de los sacerdotes como funcionarios estatales. El enfrentamiento
generado es entre el clero y el clero refractario, apoyado por el Papa Pío VI, el cual expresa
su rechazo sobre la Constitución, y los monarcas extranjeros.
En julio de 1791 se da la matanza del Campo de Marte, donde la guardia nacional ametralla a
los peticionarios del Club de los Cordeleros que querían la destitución de Luis XVI. En
agosto la marcha revolucionaria cambia de rumbo, se da el ‘patinazo’: la intervención de las
masas populares urbanas o rurales en el curso de una revolución liberal que había logrado sus
principales objetivos escapaba al orden de las cosas. El miedo a la contrarrevolución es el
factor central de la radicalización de la revolución. El campesinado recibe ejércitos
contrarrevolucionarios, por su parte, los sans-culottes se manifiestan a favor de la
Revolución, más aún con el resurgimiento del malestar económico. De por sí también había
un fuerte clima favorable para la revolución.
Los sans-culottes piden en materia polìtica la ampliaciòn del sufragio universal masculino,
avanzar con la revocabilidad del mandato y del mandato imperativo, publicitaciòn del espacio
parlamentario y participaciòn popular en el mismo. En materia econòmica, está la idea
roussoniana del socorro y dividir mediante el reparto la propiedad en pequeños productores
protegidos por el Estado.
A partir del ’91 se lleva a cabo violentamente la emancipación de los restos del derecho
señorial que aún quedaban. Luego se llevan a cabo diferentes levantamientos campesinos. El
terror popular urbano y luego jacobino puede, por un lado, considerarse paranoico, pero por
otro lado, puede pensarse como una respuesta defensiva de enemigos reales imaginados
prematuramente. Los clubs y las sociedades populares se multiplican hasta cubrir el territorio
nacional. También aumenta el volumen de la prensa.
El Club de los Jacobinos prepara las grandes decisiones. Con este nuevo sistema el
parlamento pasa a ser conocido como la Asamblea Legislativa. Está constituido por los
feuillants –buscaban clausurar la Rev- y los brissontins, luego girondinos –aunque entre
burguesía y pueblo hay un abismo por sus diferentes intereses, su unión conserva los logros
burgueses de la revolución-.
La guerra es el acelerador de esta evolución. Obligó al rey a mostrar sus armas, se negó a
promulgar las decisiones de la Asamblea y destituyó a su gabinete brissontin. Las primeras
decisiones resultaron desastrosas. El aumento de los peligros cristalizó aún más los deseos de
destituir al rey mediante una invasión al palacio de las Tullerías, aunque fracasó demostró
que la movilización se estaba gestando. Cuando vuelve a ser invadido el 10 de agosto, triunfa
la insurrección popular, lo cual implica el derrocamiento de la monarquía y el surgimiento de
la Comuna. Hay un intento de golpe de Estado que fracasa. Se convoca una Convención
Nacional elegida por sufragio universal para dirigir al país –luego se diría República- y la
dotará de una nueva Constitución.
Dos acontecimientos abren la nueva fase de la Revolución en 1792: la victoria de Valmy y las
masacres de septiembre. Se da un pánico popular y mucha confusión sobre el terror popular
autónomo.
Con la sublevación popular peligra la propiedad burguesa. Se debe retornar al orden. Para
otros, importa más la defensa de la Revolución contra el peligro aristocrático, lo cual impone
una alianza con el movimiento popular y una política alejada del liberalismo burgués. Los
grandes puertos son la cuna de los girondinos, mientras que la de la Montaña son las plazas
fuertes del jacobinismo. Su enfrentamiento, inevitable, tuvo lugar desde 1792 a junio 1793.
Sobre sus acontecimientos, destacan el proceso de Luis XVI, acontecimientos de política
exterior y la sublevación de la Vendée.
Sobre el proceso de Luis XVI, los girondinos se inclinaban por la clemencia, mientras que los
líderes de la Montaña buscaban la ejecución de Luis XVI, y lo lograron. Con el aumento de
las guerras en las fronteras, los franceses acumulan derrota tras derrota, pierden Bélgica y
Renania. Estalla luego una sublevación rural que luego arrastrará con ella a los nobles, a los
burgos y a las ciudades republicanas. Pudo deberse a la hostilidad al gobierno central. Estos
problemas cuestionan la hegemonía de los girondinos, los cuales quisieron tomar la ofensiva
contra los montañeses y asentar su autoridad, pero fracasaron.
Por esto se generó un nuevo sistema de instituciones para proteger la República: un Tribunal
Criminal Extraordinario –luego Tribunal Revolucionario-, la red de Comités de Vigilancia en
las ciudades, y el Comité de Salvación Pública. Los girondinos quisieron contraatacar, pero la
victoria fue de los jacobinos. Se desencadena la rebelión federalista, y los peligros que esta
conlleva atenuaron la unión entre la burguesía jacobina y los sans-culottes. La presión
constante de estos últimos permitió el control y la fijación de precios máximos, el
desencadenamiento del Terror contra los aristócratas y contrarrevolucionarios y la aplicación
de la Ley de Sospechosos.
La quinta etapa es la del “golpe Termidor”. La crisis de Ventoso del año II surge cuando se
licencia a los ejércitos revolucionarios, proliferan las sociedades populares y se mete en
vereda a la Comuna. En respuesta a ello se da el proceso de los hebertistas, donde se inaugura
una lucha entre el gobierno revolucionario y las facciones de derecha e izquierda. Con la
caída de los hebertistas son ejecutados Danton –quien representaba a los indulgentes- y sus
amigos.
A partir de entonces no hay oposición abierta al robespierrismo. Se intentan echar las bases
para aspirar a la República. Se confiscan bienes y propiedades de las familias de emigrados
con el objetivo de redistribuir a los más necesitados del campo. Por su parte el deísmo
rousseauniano de los montañeses se instala como contrapartida de la herencia cristiana y del
culto de la Razón. En Junio de 1794 termina al ganarse la decisiva batalla de Fleurus contra el
ejército austríaco, pero las ejecuciones no sólo continuaron sino que se incrementaron durante
este período conocido como “Gran Terror”.
En la fiesta parisiense del Ser Supremo, van contra Robespierre una coalición entre antiguos
indulgentes y antiguos terroristas. La crisis estalla, y el 9 de Termidor se ordena el arresto de
Robespierre y sus amigos. La Comuna de París no logra liberarlos y el pueblo no brinda su
apoyo. Son ejecutados entonces, el 10 de Termidor del año II. Fin de la Revolución jacobina.
6. ¿Por qué considera que en el período thermidoriano hubo un reencause de la revolución
burguesa?
¿Qué argumentos y evidencias esgrime Furet para invalidar la tesis de la revolución burguesa
que sostiene Soboul?
1. ¿Qué críticas le formula a Soboul cada vez que lo acusa de "construir" el esquema de
la revolución burguesa?
Para Furet, la visión de Soboul incurre en un error garrafal: el finalismo. Para Furet, Soboul
recubre toda la historia del siglo XVIII de dos proposiciones fundamentales: 1) l siglo está
caracterizado por una crisis general del Antiguo Régimen, que ponen en evidencia las
concordancias de la evolución, siendo una hipótesis tautológica y teleológica; y 2) esta crisis
es de naturaleza social y debe ser analizada en términos del conficto de clases siendo la
revolución su único futuro. Esto se debe a que Soboul es un pensador marxista, entonces
Furet al atacar ataca la idea misma de revolución.
En segundo lugar, Soboul plantea una concepción errónea acerca del “feudalismo”. Para
Furet no cabe la utilización de esta palabra en la Francia del siglo XVIII, y su utilización por
parte de Soboul responde únicamente a la reivindicación de las banderas de los
revolucionarios, reivindicación característica de la historiografía marxista. Incluso incurre en
errores metodológicos que se hacen sobre el asunto. Pero esto es lo que no le permite ver a
Soboul las relaciones de clase.
Es al fin y al cabo está la principal crítica que le hace Furet a Soboul: incurrir en frecuentes
simplificaciones de la organización esquemática de la sociedad del Antiguo Régimen, y por
ende, en el rol ocupado por cada actor en el proceso revolucionario.
2. ¿Cuál es la concepción de Furet sobre los siguientes items? lucha de clases entre la
burguesía y la nobleza del Antiguo Régimen- Estado absolutista- conflictos sociales
en el campo-desarrollo del capitalismo en Francia en víspera de la revolución-
Ilustración
Para Furet, el análisis de Soboul tiene un problema: el de los derechos señoriales y el de peso
del feudalismo en el campo francés del siglo XVIII. Soboul no ignora la diferencia entre
“feudal” y “señorial”, pero mezcla permanentemente las dos nociones, tal cómo lo hace la
ideológica revolucionaria. Está operación le permite decir que lo esencial de las relaciones
del mundo rural es un régimen feudal. También valoriza todo lo negativo y antiguo en lo
feudal, viéndose obligado a poner todos los elementos explosivos en esta categoría.
El análisis del peso relativo de los derechos señoriales en la renta de la tierra no está
disponible, sus fuentes están dispersas y los datos no son fácilmente agrupados en series
estadísticas. Furet incluso dice que las rentas del arriendo de la aparcería y de la producción
directa son más importantes que la de los derechos señoriales. No es posible para Furet
hablar de una reacción feudal en el siglo XVIII como un proceso objetivo en el interior de la
economía y de la sociedad agraria. Incluso si él aumento de la apropiación señorial hubiera
sido la causa del empobrecimiento campesino, no se deducirá que el movimiento haya sido
de naturaleza aristocrática y feudal (nobiliaria y anticapitalista).
Para Furet es más preciso hablar de un aburguesamiento del señorío. Desde este punto, la
resistencia campesina al señorío puede no ser anti aristocrática y ser antiburguesa y
anticapitalista. La noche del 4 de agosto, sería la “máscara de un desacuerdo”. Es evidente
que la abolición de los derechos señoriales no eliminó en la historia de la sociedad rural
francesa, las resistencias al desarrollo del capitalismo. El señorío con sus administradores y
sus intermediarios burgueses fue el vehículo del desarrollo rural en Francia. Por lo tanto es
probable que los campesinos hayan cuestionado en realidad al capitalismo agrario.
Igualmente Furet también propone un argumento metodológico para esta confusión de
Soboul y otros autores: los Cuadernos de los estados generales. El problema es saber si y en
qué medida los redactores de cada cuaderno habían sido fieles a los votos reales de sus
comunidades. Además, ¿deben leerse como testimonios sobre la realidad o como
documentos sobre el estado del espíritu político y la ideología de la sociedad francesa en
1789?. La queja del campesinado es a la vida concreta, el impuesto, el diezmo, la caza: lo
que se le quita y prohíbe. Para Furet no existe relación entre la intensidad de la queja
campesina contra los abusos de los órdenes privilegiados, la realidad objetiva de la exacción
señorial y la conducta política. Es decir: no hay que buscar los secretos del comportamiento
en la organización post-factum de un frente imaginario de clases anti feudal consolidado por
una reacción aristocrática en las zonas rurales.
Para Furet, en el siglo XVIII se observa una exasperación del snobismo nobiliario y en toda
la pirámide social (cómo la teoría del derrame), una exasperación del mundo de la diferencia.
Los nobles, privados de poder por el absolutismo, exasperan hasta la caricatura las
apariencias del poder. El problema es de dominación social. Desde esta perspectiva, la
revolución puede ser mirada como un proceso de integración socio-cultural.
Furet incurre en que Soboul aborda de manera errónea el mundo de las finanzas al analizarlo
junto con la burguesía empresarial. Esto es un doble contrasentido. Las finanzas no tienen
que ver con la empresa ni bancos, de las cuales se va diferenciando cada vez más. Este
capitalismo privilegiado y cerrado, que vive de la gestión de las finanzas de un reino agrícola
es lo contrario del capitalismo de empresa. Además son el lugar donde se traspasa la línea
fatídica del estado llano a la nobleza. La inversión en oficios y rentas del Estado es
dominante en las fortunas de los grandes oficinas de las finanzas. La adquisición de un
señorío en la época no es nada más que un esnobismo.
El punto sensible de la sociedad del Antiguo Régimen es la zona de transición entre la alta
burguesìa y la alta nobleza. La sociedad rígida que imagina Soboul no le permite ver lo que
para Furet origina la crisis de clases dirigentes del reino. Incluso al hacer esto, Soboul
abandona la idea de Marx sobre la independencia relativa del Estado del Antiguo Régimen
frente a la nobleza y la burguesìa. “Las relaciones sociales no son tan simples”.
La monarquìa francesa cumple la funciòn activa de dislocación de la sociedad de òrdenes. Al
estar ligada a la producciòn mercantil, la monarquía es el elemento decisivo de la movilidad
social. Pero fue minando la solidaridad vertical de los òrdenes y particularmente la de la
nobleza, tanto en el plano cultural como social: primero al construir por intermedio de los
oficios una nobleza diferente a la de la lógica feudal; segundo al proponer a los grupos
dirigentes del reino un sistema diferente de valores del honor personal (Patria y Estado). Es
decir “al transformarse en el polo de atracciòn del dinero por el hecho de ser el distribuidor
de la promociòn social, el Estado monàrquico al mismo tiempo que conservò la herencia de
la sociedad de òrdenes, creò una estructura social paralela y contradictoria: una minorìa
clase dirigente”.
Entonces para Furet la hostilidad que siente la pequeña nobleza de espada frente al dinero, a
la movilidad social, es hostilidad frente a la clase dirigente que ha creado la monarquìa.
Tampoco existe solidaridad dentro de la nobleza, porque reagrupa elementos dispares en
funciòn y formaciòn. La nobleza de Corte está fragmentada en clanes imposibles de definir
en términos de intereses materiales. La nobleza de toga dedica su vida vìa oposiciòn
parlamentaria a luchar contra el intendente de Versalles. Lo que permite analizar a la nobleza
es su actitud con respecto al poder y al mismo tiempo al mecanismo de movilidad social
instaurado por el poder. A travès de los oficios, del ennoblecimiento y de la centralizaciòn
monárquica, toda la sociedad civil se ve atrapada por él Estado, toda la riqueza burguesa
aspirada a él para conseguir la condiciòn de noble.
La línea de la promociòn habìa llegado a ser demasiado rìgida como para satisfacer la
demanda creciente, pero era también demasiado flexible y venal como para merecer ser
defendida. Lo que Soboul llama “reacciòn nobiliaria” es en realidad la lucha encarnizada en
el seno de las èlites del Antiguo Règimen, entre nobles y ennoblecidos, y traduce la
resistencia de una nobleza relativamente antigua, empobrecida, ante el intento de
constituciòn de una nueva clase dirigente, promovida por el Estado y el dinero.
Los dos fenómenos que constituyen por un lado una fuerte presión burguesa sobre un acceso
social cada vez más atestado y selectivo, y por el otro lado la lucha entre los diferentes
grupos de la nobleza; son complementarios. Ambos expresan la desadaptaciòn del
mecanismo relativamente estrecho organizado por el absolutismo, en el marco de la sociedad
de òrdenes. Por eso los conflictos intra nobiliarios por el control del Estado, particularmente
entre parlamentarios y la administraciòn real, caracterizan la vida polìtica. “El Estado
absolutista ha creado los artìfices de su ruina”.
Justamente las dos herencia de Francia, la sociedad de òrdenes y el absolutismo, entran en
conflicto. Su apertura es demasiado amplia para que el orden pueda seguir manteniendo su
cohesión, y demasiado estrecha frente a la prosperidad del siglo. La monarquìa absoluta
significa la victoria del poder central sobre las autoridades tradicionales de los señores y las
comunidades locales, es en su tiempo cuando se los confina a la actividad militar o se los
integra en la administraciòn del Estado. Pero esto es un compromiso, porque la sociedad se
vio comprometida por medio de múltiples lazos con el nuevo Estado. Por eso el rey sigue
siendo el señor de los señores y el patròn de Versalles. Esto tiene su correlato fiscal: para
poder seguir en guerra, se transformaron los privilegios y libertades en dinero, por ejemplo la
venta de oficios.
La monarquìa significa un compromiso inestable entre la construcciòn del Estado moderno y
el mantenimiento de los principios de organiaciòn social heredado de los tiempos feudales.
El nuevo poder del Estado nunca encuentra un principio de legitimidad capaz de unificar las
clases dirigentes de la sociedad. Mantiene e incluso transforma en castas la sociedad de
órdenes y la desarticula: unifica el mercado nacional, racionaliza la producciòn y los
intercambios, destruye comunidades agrarias basadas en la protecciòn señorial, y resguarda
las tradicionales distinciones del cuerpo social. Complica y desprestigia el mecanismo de
promociòn social que a travès de la adquisiciòn del señoríos o oficios, habìa asegurado una
renovaciòn de la nobleza francesa.
“El Antiguo Régimen es asì demasiado arcaico para todo lo que posee de moderno, y
demasiado moderno para todo lo que conserva de arcaico”.
El problema es que al mismo tiempo, el Estado sigue ligado al compromiso social elaborado
en el siglo anterior y su respeto por la sociedad de òrdenes aumenta a medida que su acciòn
la destruye completamente. La sociedad se deshace bajo la presiòn del bienestar econòmico,
la multiplicaciòn de iniciativas y deseos individuales, de la cultura: la revoluciòn de las
necesidades anticipa a la de la oferta de bienes pero tropieza con estructuras rìgidas que
reglamentan la promociòn social. Por el ennoblecimiento, el Estado sigue integrando en el
segundo orden del reino a los plebeyos que mejor lo han servido y a quienes han ganado màs
dinero, pero al hacer esto pierde en todos los frentes. La monarquía logra enajenar su nobleza
sin poder constituir una clase dirigente.
La desapariciòn del Luis XIV dejó cara a cara al menos tres noblezas: 1) una hostil al Estado,
nostàligca de su poder local siempre dispuesta a reconquistar un pasado idealizado, 2) una
que pretende confiscar la modernizaciòn del Estado en beneficio propio, monopolizar los
empleos y los grados militares, hacer del servicio su nueva razòn de existencia, y 3) una
animadora de una monarquìa constitucional, aristocracia parlamentaria. Ni el rey ni la
nobleza proponen una política o instituciones que permitan integrar al Estado y a la sociedad
dirigente en torno a un consenso.
Para explicar el motivo por el que la Revolución Industrial se llevó a cabo en Inglaterra y en
ese momento, Gutierrez de Benito plantea que se llevaron a cabo una serie de procesos que
favorecieron las condiciones necesarias para que esto suceda. No se debe centrar el análisis
solo en la economía y la industria. Se necesita una visión integradora para observar la
complejidad del cambio social.
Según Hobsbawn, en ningún otro país los agricultores y los productores y comerciantes de la
pequeña actividad mercantil fueron eliminados hasta tal punto, la urbanización fue tan
completa ni el liberalismo económico aceptado con tan pocos reparos.
Por fin este sistema de manufacturas rurales domésticas diseminadas alrededor de centros
comerciales urbanos permitió el origen de las fábricas.
A principios del S13 las naciones europeas eran economías agrarias. La calidad técnica del
trabajo agrícola no permitía la obtención de productividades suficientes como para paliar las
malas cosechas o los desastres naturales. De esta forma, una pequeña cosecha de cereales
significaba escasez generalizada de alimentos, fuertes subidas de precio, hambre, epidemias
y altas cifras de mortalidad.
A partir del 1660-1760 hubo una disminución relevante de la mortalidad, causada por
mejoras en la alimentación por producciones agrícolas lo suficientemente amplias como para
proveer de alimento a las poblaciones y generar un excedente en caso de cosechas malas.
Esto se debió a un incremento en la productividad de la tierra cultivada. Gracias a:
El aislamiento que caracterizaba al mundo preindustrial medieval sólo era posible romperlo a
través del comercio marítimo. El comercio entre territorios unidos por mar era mucho más
frecuente y ágil que con regiones cercanas en tierra.
El sistema comercial que se desarrolla con las colonias permitió suministrar grandes
cantidades de oro y plata, además de incorporar a los mercados continentales productos
exóticos y de lujo.
Hasta 1650 la venta de productos manufacturados europeos en las colonias ultramarinas eran
escasos. A lo largo del S18 comenzó a producirse un cambio en el sistema comercial
colonial, sobre todo en el americano: un comercio nuevo donde las plantaciones esclavistas
constituían el eslabón más valioso de una extensa red de comercio atlántico.
Se abría paso una compleja circulación comercial, que partiendo del Atlántico Norte
transportaba armas, alcohol y artículos metálicos hasta África, donde eran intercambiados
por esclavos, oro y marfil. Los esclavos se transportaban a América, donde se cambiaban por
azúcar, trigo, tabaco, café, que después se colocaban en los mercados continentales, a cambio
de maderas, aceite, ámbar, acero sueco y artículos de navegación. El circuito comercial se
cerraba con las Indias Orientales y Occidentales, intercambiando allí el oro y el marfil
obtenido en África por especias y otros artículos de lujo.
La supremacía naval británica la llevó a dominar completamente los mares y de esa forma el
suministro de materias primas para su incipiente manufactura. Inglaterra consiguió desplazar
a toda la industria textil oriental e imponía sus productos más baratos y de mejor calidad
gracias a la producción en masa de la industria textil inglesa.
Hasta entonces, la ausencia de integración económica del mundo feudal europeo no había
podido evitar que las epidemias, acompañadas de grandes hambres, forzasen a los habitantes
de la localidad afectada a buscar auxilio y alimentos a otras comarcas, propagando las
epidemias. El aislamiento marítimo de Inglaterra hizo que esta tuviera menor incidencia en
las pestes.
Migraciones intercontinentales
El mundo feudal, con numerosos mercados locales, más o menos aislados, que generaban
reducidos intercambios, eran una limitación para el desarrollo de la producción. La economía
manufacturera medieval buscaba el beneficio en cada venta unitaria, apoyándose en la
escasez de productos ofrecidos.
Una de las ventajas de GB era su poca distancia con la costa, que permitía el transporte de
mercancías de mar con regularidad y rapidez.
· El avance técnico
Desde 1770 a 1800 hay un cambio decisivo en las técnicas de la industria, donde la textil (en
especial la industria algodonera) introduce renovaciones en todas las fases de su producción.
¿Por qué la primera Revolución Industrial se produjo en Inglaterra y por qué a fines del siglo
XVIII?
1. ¿Cuáles son las explicaciones que el autor desestima o minimiza su influencia y por qué?
Hobsbawm determina que antes de estudiar las causas que llevaron a la Revolución
Industrial en Inglaterra, cabe eliminar cierto número de explicaciones que “aportan más
interrogantes que soluciones”. Estas explicaciones son, principalmente, aquellas teorías que
intentan explicar la Revolución en términos climáticos, geográficos, biológicos,
poblacionales, demográficos y otros factores exógenos.
Asimismo el autor desestima las explicaciones que atienden únicamente a los antecedentes
históricos, explicando la RI a partir de los grandes descubrimientos de los siglos anteriores o
de la Revolución científica que la precedió. En este mismo sentido desestima las
explicaciones centradas en factores puramente políticos, siendo que la RI no se trató pura y
exclusivamente de la voluntad política de progreso y desarrollo capitalista -tal como
demuestra la demora en otros países europeos con igual voluntad política- o de una supuesta
“ética protestante” con capacidad capitalizadora.
El autor desestima todas estas pseudoexplicaciones ya que, en sus palabras: “Los factores
climáticos, la geografía, la distribución de los recursos naturales no actúan
independientemente, sino sólo dentro de una determinada estructura económica, social e
institucional”.
Por ende, no plantea que estos fenómenos no tienen ningún tipo de influencia en el proceso
de revolución industrial, sino que su efecto no es correcto analizarlo relacionándolo de forma
directa. “Rechazar estos factores como explicaciones simples, exclusivas o primarias, no es
negarles toda importancia (...) Simplemente es establecer escalas de importancias relativas”.
3. ¿Cuáles fueron los tres factores fundamentales que según Hobsbawm condujeron a la
revolución industrial? Analizar cada uno de ellos, teniendo en cuenta sus particularidades en
el caso inglés y el papel que jugaron en el proceso de transformación económica.
¿Cómo se prendió la mecha? La respuesta reside en las relaciones entre la obtenciòn de
beneficios y las innovaciones tècnològicas. Como la economìa de empresa tiende al
beneficio, revolucionarà la fabricaciòn tan sólo si pueden conseguir con ello mayores
beneficios. La industrionalizaciòn permite que la producciòn amplíe sus propios mercados,
incluso crearlos.
Hobsbawm señala tres factores fundamentales que condujeron a la revolución industrial. Dos
de ellos muy relacionados con lo expuesto en el punto anterior. Se trata del mercado interior,
del mercado de exportación y del gobierno. Es importante entender estos tres factores no
cómo ejes aislados sino como componentes cuya influencia se ejerce sobre los otros, y por
ende cada uno es producto y productor de los otros.
El mercado interior británico era de carácter amplio, y se encontraba en férrea expansión.
Éste sólo podía crecer de cuatro formas: crecimiento demográfico, ascenso social que creará
más clientes, un incremento de la renta per cápita para mejorar el consumo o la sustitución de
productos anticuados e importados por bienes industriales de consumo masivo.
Como ya expusimos, la importancia de ampliar el mercado del consumo (más población
activa en materia productiva y en materia de consumo) implica “Más gente quiere decir más
trabajo y más barato (...) estímulo para el crecimiento económico en el sistema capitalista
(...) más gente significa más consumidores y se sostiene firmemente que esto proporciona un
estímulo tanto para la agricultura como para las manufacturas”.
Si bien el siglo anterior a la Revolución la población, demográficamente hablando, había
crecido muy gradualmente, el país ya contaba con un mercado amplio y desarrollado.
Además “Los ingresos medios aumentaron sustancialmente en la primera mitad del S. XVIII
(...) la gente estaba en mejor posición y podía comprar más”. Era un mercado con gran
tamaño y estabilidad, que proporciona una base estructural para la revolución posterior.
El impulso del mercado interior, con su creciente demanda urbana de alimentos y
combustible, produjo mejoras para el desarrollo de la industrializaciòn. La diferencia en los
costos del transporte era tan brutal que las mayores inversiones eran perfectamente rentables.
Las industrias alimenticias compitieron con las textiles como avanzadas de la
industrializaciòn de la empresa privada, ya que existìa un amplio mercado que no esperaba
más que ser explotado. El mercado interior proporcionó una salida importante para lo que
más tarde se convirtieron en productos bàsicos. El consumo de carbón se realizó casi
enteramente en los hogares urbanos londinenses.
La principal ventaja del mercado interior preindustrial era su tamaño y estabilidad. Promoviò
el crecimiento econòmico y siempre estuvo en condiciones de desempeñar el papel
amortiguador para las industrias de exportaciòn más dinámicas frente a las fluctuaciones que
eran el precio que tenìan que pagar por su dinamismo. En la década de 1780 lo rescatò
cuando la guerra y la revoluciòn americana lo quebraron, y proporcionò la base para una
“economìa generalizada”.
En cuanto al sector de exportación o externo, el autor señala que trabajaban en condiciones
muy distintas, incluso “mucho más revolucionarias”. Los 1700 significaron un crecimiento
exponencial en aquellos sectores orientados a la exportación. “La demanda interior crecía
pero la exterior se multiplicaba”. Este imponente crecimiento se debía a que la demanda
externa no se encontraba atada a los tiempos biológicos de crecimiento poblacional a los que
sí se encontraba atada la demanda del mercado interno.
Se creó un rápido crecimiento por medio del control de una serie de mercados de exportación
y la destrucción de la competencia interior en otros. La conquista de mercados, la
colonización y las guerras de conquista significaron un gran componente de la expansión del
mercado de exportación. Es decir que el paìs que conseguìa concentrar los mercados de
exportaciòn de otros o monopolizar los mercados de exportaciòn de una amplia parte del
mundo en un perìodo de tiempo, podìa desarrollar sus industrias de exportaciòn a un ritmo
que lo hacìa la RI.
En cuanto al tercer factor, se trata del gobierno. Y nos lleva un poco al punto anterior, la
conquista de nuevos mercados tiene a la acción del gobierno como actor decisivo a la hora de
financiar los sistemas de penetración en los territorios externos para favorecer a los
empresarios manufactureros británicos. “Inglaterra estaba dispuesta a abandonar toda la
polìtica exterior a sus fines económicos”. La política exterior británica, explica el autor, se
subordinó a los fines económicos del imperio y de sus empresarios manufactureros y
comerciantes. Los objetivos bélicos de Inglaterra se encontraban delimitados por sus
objetivos comerciales y financieros, y dichos intereses estaban fijados por los grupos de
presión manufactureros; al principio la industria lanera era de gran importancia fiscal. La
pugna entre la industria y comercio quedò resuelta en el mercado interior hacia 1700, cuando
los productores ingleses obtuvieron medidas proteccionistas contra las importaciones de
tejidos en la India; en el mercado exterior no se resolvió hasta 1813, cuando la Compañía de
las Indias Orientales fue privada de su monopolio, y esté quedò sometido a la
desindustrializaciòn y a la importaciòn masiva de tejidos de algodòn de Lancashire.
La guerra, a su vez, contribuyó en la innovación tecnológica y a la industrialización, en tanto
requiere de insumos militares, logística, flota, etc. El resultado de este siglo de guerras
intermitentes fue el mayor triunfo jamàs conseguido por ningùn estado: los monopolios
virtuales de las colonias ultramarinas y del poder naval a escala mundial. La guerra misma al
desmantelar los principales competidores de Inglaterra en Europa, tendió a aumentar las
exportaciones (la paz tendìa a disminuirlas).
Para concluir, el autor resume la interacción cruzada de los tres factores expuestos de la
siguiente manera: “las exportaciones respaldadas por la sistemática y agresiva -belicosa-
ayuda del gobierno, proporcionaron la chispa, y el “sector dirigente de la industria”.
Dichas exportaciones indujeron también mejoras de importancia en el transporte marítimo.
El mercado interior proporcionó las bases necesarias para una economía industrial
generalizada y el incentivo para las mejoras fundamentales en el transporte terrestre, así
como una amplia plataforma para la industria (...) y para ciertas innovaciones tecnológicas
importantes. El gobierno ofreció su apoyo sistemático al comerciante y al manufacturero y
determinados incentivos, en absoluto despreciables, para la innovación técnica y el
desarrollo de las industrias de base”.
UNIDAD 3
La segunda revolución industrial en Inglaterra. Las transformaciones sociales a partir
de mediados del siglo XIX: el ascenso de la burguesía y la mentalidad burguesa.
La industrialización en Alemania
En este período el capitalismo despliega sus rasgos específicos: alta concentración de poder
económico en las industrias avanzadas, asociación estrecha entre industria y bancos,
estructura tradicional y arcaica. Kemp la describe como una mezcla dinámica, posiblemente
explosiva.
Los terratenientes prusianos encontraron al mercado y tenían mano de obra dócil. Buscaban
conservar las relaciones sociales existentes. A través de su casta exclusiva dominaban al
estado y ejército, dándole una base a la dinastía Hohenzollern. La iniciativa económica iba de
su mano. La industria y el comercio estuvieron sometidos a una dirección y control
burocrático tan amplios como la Corona posibilitó. En algunos sectores, conviven empresas
públicas y privadas, estableciéndose así un intervencionismo estatal que sería de gran
importancia cuando se dieran los primeros pasos de industrialización. Revolucionario era
dejar que la economía interactúe espontáneamente con las fuerzas conflictivas y competitivas
del mercado. Por el momento sólo se buscaba satisfacer a la monarquía mediante la
esclavitud, fuertes impuestos, aranceles protectivos altos, etc. Todo esto fue poco favorable
para el desarrollo industrial, no había interés por el crecimiento. Por su parte, aunque
burocracia utilizó a su favor aquellas ideas liberales convenientes para su administración, al
ser tan sumisa a la monarquía y tener fuertes lazos con la nobleza terrateniente, era
fuertemente conservadora. Dentro de este contexto se apoyaron empresas e industriales.
Muchos regímenes deseaban llevar a cabo una tutela económica como la de Prusia, pero, al
contrario, desaparecían o terminaban transformándose. La experiencia prusiana rompe esto,
refuerza los elementos económicos y hace sentir el liberalismo económico. “Los regímenes
que supervivieron a la tormenta, se vieron en situación de inferioridad con respecto a sus
predecesores a la hora de proseguir la antigua línea política y preservar la herencia
medieval.” En este sentido, tras la derrota de Jena (1806) se da en Prusia una reforma agraria
controlada y realizada “desde arriba”. Inicia una política económica más liberal: la
emancipación de los siervos despejó el terreno para la industrialización, la mano de obra
libre, la integración de la granja campesina y de la propiedad del terrateniente en una
economía de mercado.
2. ¿Por qué afirma el autor que hay una clara diferenciación social entre los territorios
del este y los del oeste de los estados alemanes a principios del siglo XIX?
En el siglo XVIII hay dos formas principales de feudalismo agrario: en el oeste la tierra es
cultivada principalmente por campesinos. Las prestaciones obligatorias y la servidumbre
legal fueron abolidas para aumentar los pagos de impuestos. También se debilita el poder de
los señores. En el este se presenta un patrón diverso. Parte de la tierra era cultivada por mano
de obra esclava y controlada por su propietario. Los señores eran poderosos y constituían el
soporte principal de la monarquía.
La emancipación campesina tuvo lugar a lo largo de muchos años y lo único que sucedió al
respecto en el siglo XIX fue la desaparición de los últimos restos feudales. La reforma agraria
expuso al campesinado al mercado y desestabilizó la vida rural. Luego se vive una crisis de
falta de producción y seguidamente, muchas emigraciones. Además, el arribo y ocupación de
las tropas napoleónicas y la derrota del ejército prusiano en Jena cambian el sector agrario: en
el oeste, se aceleran las tendencias hacia una agricultura campesina individualista en función
del mercado; en el este, la monarquía efectúa la reforma Stein-Hardenberg para ‘modernizar’
la sociedad manteniendo su equilibrio. Mientras el siervo y sus hijos se desligan del servicio
del señor aboliendo la servidumbre personal, los terratenientes temen quedarse sin mano de
obra. Los colonos debieron ceder parte de sus pertenencias al señor feudal para conservarlas,
así que estos últimos resultaron beneficiados por la acumulación de tierra adicional. Los
campesinos sin tenencias quedaron excluidos, ligados en donde estuviesen establecidos como
reserva de mano de obra. Así quedaba intacto el equilibrio de las fuerzas sociales. Todos
estos cambios fundaron una agricultura más eficiente orientada a la explotación destinada al
mercado. Utilizaron libremente nuevas técnicas agrícolas y aprovecharon las oportunidades
del mercado. La gran propiedad dominaba la economía y fue protegida por el Estado
prusiano. El junker pudo trabajar como productor a gran escala de cereales y empresario
rural. Se crea una nueva clase social de campesinos acomodados.
Por el contrario, en el oeste, una crisis agraria refleja una agricultura deficiente por su viejo
estilo y lento desplazamiento de la mano de obra y los recursos hacia el sector no-agrario.
Cuando la crisis se acentúa, la población emigra. La granja campesina se reduce, empeorando
las condiciones materiales del campesinado. Su desesperación y resentimiento se evidencian
en la Revolución de 1848: se revela contra las obligaciones legales y contractuales. En
algunos lugares se reclamaba la partición de las grandes propiedades e incluso la extinción de
los privilegios señoriales. Fue otorgado por los gobiernos bajo la presión. La reforma agraria
terminó por las fuerzas del antiguo orden. Los liberales perdieron su oportunidad de
expropiar a la nobleza aliándose con los campesinos por su respeto a la propiedad y miedo.
Los campesinos, desilusionados de ellos, recogieron sus ganancias y se retiraron de la arena
política. En Alemania Occidental los nobles continuaron como receptores de las rentas y
propietarios ausentes.
Con la reforma agraria, en todos los estratos sociales hubo perdedores: colonos que se
convirtieron en trabajadores asalariados, propietarios cada vez más endeudados, pero también
hubo campesinos que permanecieron en su tierra, u hombres de negocios enriquecidos. Las
situaciones de privilegio fueron protegidas por el Estado. Los junkers sobrevivieron solo al
aliarse con intereses económicos que solían despreciar: significó la conservación de una clase
que encarnaba tradiciones autoritarias y militaristas de Prusia. Con los cambios en la
agricultura aparece una mano de obra destinada a las ciudades en desarrollo, lo cual llevó a la
redistribución de la población. Los campesinos emigraron a las ciudades como mano de obra
aceptable y fácilmente disciplinable para trabajar en minas y fábricas.
Los cambios en el siglo XIX buscan transformar la situación y volverla más favorable para la
aparición de empresas e inversión de capital. La burocracia prusiana lo propone por
conveniencia administrativa, por ello se enfocó en los problemas surgidos con la adquisición
de nuevos territorios del oeste y la presencia de territorios monárquicos a lo largo del país.
Propone cierta uniformidad de administración. En la regulación arancelaria se adopta un
tarifario uniforme, suave y proteccionista para toda Prusia, impidiendo el libre flujo
comercial e invitando al contrabando, por lo que se lleva a cabo un acuerdo sobre aranceles
con los estados vecinos. Se forma una amplia unión aduanera que permite la libre circulación
de los productos.
En 1834 se pone en vigor el Zollverein: un arreglo entre estados con muchas cosas en común
que se encontraban asociados libremente a través de la Confederación Germana. Gracias a
este se ampliaron los límites legales del mercado y se posibilitó la libre circulación mercantil.
También estableció intereses creados por la unidad y reforzó el nacionalismo cultural. Fue
una creación prusiana que la burocracia intentó controlar. Prusia tuvo peso político y
territorial decisivo ya que la alternativa sin este no era viable, mientras que sí lo era sin
Austria.
Para mejorar el potencial de los estados miembros, deben mejorarse los transportes internos.
El ferrocarril tuvo una importancia decisiva. Los propietarios comprendieron que este podía
ampliar el mercado para sus cultivos y así aumentar sus ingresos. También los militares
entendieron su importancia estratégica, así que en 1838 se construyó toda una red de líneas
básicas con una garantía de interés hecha por el Estado, que primero se mostraba reacio a su
implementación.
Alemania sufrió cambios sociales profundos. Con la economía surge una clase social nueva y
numerosa que se centra en el éxito material y la sumisión a las fuerzas de poder. Su
nacionalismo desborda su liberalismo y es naturalmente egoísta. Por ello algunos de sus
miembros ayudaron a los conservadores dinásticos y aceptaron los rasgos
aliberales/militaristas prusianos aún existentes.
A partir de los 40 inicia una rápida transformación económica y la unificación del país por la
fuerza bajo el liderazgo prusiano, confiriendo al capitalismo industrial alemán su carácter
específico. Lo primero se da porque los sectores dirigentes dan un paso sobre la base de las
formas más progresistas de organización y tecnología. Primero, parte del capital para los
sectores en expansión provino del extranjero. Las empresas empezaban como sociedades
anónimas, con la participación de bancos. Solo los bancos podían poner sus manos sobre las
grandes sumas de capital líquido y proporcionar facilidades crediticias, de manera que se
dedicaron a adelantar dinero o abrir créditos para sus clientes, contribuyendo al volumen de
capacidad adquisitiva. Así jugaron un papel activo en la fundación de compañías.
Los bancos accionistas se fundaron para que invirtieran sistemáticamente en la industria. Sin
ellos hubiera sido imposible la industrialización alemana. La inversión debía hacerse a gran
escala e implicaba grandes riesgos, de manera que ya desde los inicios de la industrialización
existió un nexo importante entre industria e instituciones financieras.
Sobre la participación del capital y empresas extranjeras, estas permitieron gran parte del
desarrollo inicial de las minas del Ruhr y de la industria de metal. La construcción del
ferrocarril y la ampliación del mercado estimularon la inversión en las minas de carbón e
industrias metalúrgicas. La inversión extranjera terminó cuando avanzó la industrialización y
se pudieron proporcionar su propio capital. Hombres de clase media se dedicaban a enseñar y
aportar innovaciones propias.
Con el fracaso liberal en 1848, mientras hubiera un gobierno pacífico y estable que apoyara a
las empresas en el exterior, la clase media industrial accedió a la hegemonía de Prusia y a la
monarquía. La unificación por Bismarck supuso esta conservación de la monarquía y la clase
señorial terrateniente, por lo que el poder industrial alemán aparece en una estructura arcaica
de autocracia, tradicionalismo y militarismo incompatibles con el liberalismo y la
democracia.
Sobre la educación:
Los gobiernos alemanes entendían que la inferioridad económica podía combatirse mediante
un esfuerzo en el campo de la educación. Se invirtió en la mejoría de la misma y se logró un
caudal de hombres científica y técnicamente cualificados que harían que Alemania venciera
fácilmente su inferioridad inicial y tomara iniciativa en sus industrias basadas en la
investigación científica.
A partir de pag 21 hace un resumen de todo el texto, recomiendo ahre. Cito la base de todo:
“La industrialización alemana demostró su compatibilidad con la existencia de una clase
gobernante agraria firmemente arraigada y con un estado dinástico de estampa militarista y
conservadora … sin la destrucción del campesinado como clase y concedió oportunidades de
supervivencia a los sectores campesinos prósperos que producían para el mercado. … la
supervivencia y prosperidad del campesinado … parecían contradecir las expectativas que el
del desarrollo capitalista tenían los marxistas y otros grupos …”
“El modo en que se desarrolló el capitalismo industrial … proporcionó la fuerza motriz así
como los medios para unas guerras de escala e intensidad mayores que cualquiera de las
conocidas antes en la historia de la humanidad. … más que ninguna otra cosa fue la
aparición de la Alemania industrial … lo que hizo que una guerra de tipo y cronología
determinados contra los otros países industriales, fuera inevitable.”
Analizar y argumentar por qué el autor define el período 1790-1830 como de formación
histórica de la clase obrera.
1. Analizar el concepto clase aportado por el autor a partir de la relación entre
experiencia, identidad y diferencia.
El autor entiende por clase “un fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos
dispares y aparentemente desconectados (...). No veo la clase como una estructura sino
como algo que tiene un lugar de hecho en las relaciones humanas”.
Al autor señala que no se puede analizar a la clase deteniendola en un determinado momento,
sacando una foto, sino que hay que entenderla como un proceso fluido, cuya esencia se
manifiesta a lo largo de su propio devenir.
Asimismo Thompson propone una lógica de la experiencia que forma identidades. Determina
que la clase cobra existencia cuando un grupo de hombres, en función a sus experiencias
comunes, “sienten y articulan la identidad de sus intereses a la vez comunes entre ellos
mismos y frente a otros hombres cuyos intereses son distintos”. La noción propuesta es clara,
los hombres constituyen un vínculo identitario a través de la formación de una cadena de
intereses cuya piedra basal son las experiencias que los identifican. Hacia el final de la
última cita aparece otro componente de la noción de clase de Thompson; se especifica cierta
lógica diferencial, donde la identidad cobra importancia no sólo por el vínculo que genera
entre quienes la comparten sino también por la diferencia de estos intereses frente a los
intereses de otros hombres.
Ahora bien, falta especificar a qué se refiere el autor con “experiencias comunes”. Las
experiencias comunes -de clase- están determinadas por las relaciones de producción. A su
vez, estas experiencias se expresan mediante la “conciencia de clase”, que es la
cristalización cultural de las experiencias comunes en forma de tradiciones, sistemas de
valores, ideas e instituciones.
La clase, “es una relación, no una cosa”, entre hombres ante hombres, cuya razón de ser es
el vínculo expresado diferencialmente frente al vínculo de otros. Cabe repetir entonces el
carácter relacional de la clase, y la inscripción de este carácter en una estructura donde las
relaciones se dan en un marco de referencia en el papel social desempeñado por cada actor.
“Las clases se basan en las diferencias de poder legítimo asociado a ciertas posiciones, es
decir, en la estructura de papeles sociales con respecto a sus expectativas de autoridad (...).
(un individuo) Pertenece a una clase porque ocupa una posición en una organización
social; es decir, la permanencia de clase se deriva de la posesión de un papel social”.
Es decir, hay una decisiòn en los obreros a conformar una clase y no ser sòlo mano de obra.
La experiencia es lo que le permite a Thompson dar cuenta de un pasaje que permite
constituir una identidad a la clase obrera. Perciben un antagonismo que lleva una diferencia
con la burguesìa industrial y del Estado. Se transforman en una clase con intereses
particulares para defender, elaborar y articular la lucha en torno al trabajo, que luego se
expande por fuera de ese ámbito, pues su vida es una lucha constante.
El disciplinamiento que sufren es sobre su cuerpo y el tiempo, que se transforma en trabajo.
Los intereses de los trabajadores tienen que ver con: mejoras en las condiciones laborales,
reducción de la jornada laboral y el salario. En 1832 aparecen las primeras leyes fabriles que
se extienden a las demás industrias.
Para cerrar, esta relación se da “históricamente”. Como señalamos al principio, la noción de
clase constituye un fenómeno histórico, un proceso fluido de intercambios y relaciones
humanas. Por ende, “si detenemos la historia en un punto determinado, entonces no hay
clases sino simplemente una multitud de individuos con una multitud de experiencias. Pero
si observamos a estos hombres a lo largo de un período suficiente de cambio social,
observaremos pautas en sus relaciones, sus ideas y sus instituciones”.
El autor concluye realzando una vez más la relevancia del devenir histórico de su noción de
clase, “no podemos comprender la clase a menos que la veamos como una formación social
y cultural que surge de procesos que sólo pueden estudiarse mientras se resuelven por sí
mismos a lo largo de un período histórico considerable”. Lo que Thompson resalta es que
sin producciòn no hay Historia, y sin cultura no hay producciòn. La experiencia de
solidaridad de lucha fue construyendo la conciencia de clase, y se fue plasmando en algunas
instituciones, culturas y tradiciones propias.
2. Analizar la formación de la clase obrera relacionando las transformaciones sociales
y económicas producidas en Inglaterra a fines del S. XVIII y principios del XIX.
Al dar respuesta a este punto cerramos la explicación iniciada en el punto anterior. Hemos
dicho que “El pueblo estaba sometido, a la vez, a una intensificación de dos tipos de
relaciones intolerables: las de explotación económica y las de opresión política”, opresiones
que dieron lugar al antagonismo, fenómeno constitutivo de la clase.
El autor señala que las fuerzas que contribuyeron a la reforma política hacia finales del siglo
XVIII estuvieron cerca de conseguir algunas victorias. No obstante, después de la
radicalización de la Revolución Francesa, con el jacobinismo, el Ancien Régime Inglés
recobró su fuerza; dado que los grupos subalternos conformaron una tradición subterránea, la
aristocracia y los fabricantes, se asustaron -dada la experiencia jacobina en francia- e
hicieron causa común (contrarrevolución). Los fabricantes se vieron beneficiados con esto,
ya que recibieron a cambio concesiones y la derogación de las leyes paternalistas que regulan
salarios o condiciones laborales. “La aristocracia estaba interesada en reprimir las
“conspiraciones” jacobinas del pueblo, y los fabricantes estaban interesados en frustrar sus
“conspiraciones” para aumentar los salarios”. Las Combination Acts servìan para los dos
propòsitos.
Debido a esto, los obreros se encontraron en una especie de “apartheid político”, que, para
más inri, coincidió con la creciente conciencia identitaria que se manifestaba en aspiraciones
más altas, un aumento demográfico y formas de explotación más a la vista.
La opresión política sumada a la económica fue el caldo de cultivo perfecto para conformar
la conciencia proletaria -por lo ya expuesto- y para conformar instituciones y mecanismos de
defensa y representación de dichos intereses, tales como los sindicatos, que en estos años
realizaron sus primeras huelgas generales.
HOBSBAWN, Eric (1989). “Trabajadores del mundo”. En La era del Imperio (1875-
1914), Barcelona: Labor. LAILA
Identificar y explicar las transformaciones que se produjeron en la clase obrera entre 1870 y
1914: composición, formas de organización y conciencia de clase
Esta expansión del mundo obrero provocó un auge en el sindicalismo donde la industria se
convirtió en la base sobre la cual se organizaron federaciones, centrales y confederaciones
sindicales.
La relación del sindicalismo con el socialismo y el proceso de formación del propio partido
socialista fueron los dos ejes en torno a los cuales se concretó el abanico de variantes
nacionales surgidas del proyecto socialista inicial.
Bélgica: Completa integración de los tres tipos de organización obrera que constituían la
democracia socialista. Partido Obrero no era más que una federación dirigida por un Consejo
General en la que convergían fuerzas populares de secciones socialistas, sindicales y
cooperativas.
Si bien la formación e implantación de los partidos obreros y socialistas fue uno de los rasgos
característicos de la época de la Segunda Internacional, este proceso de conjunto no tuvo
carácter uniforme.
Debido a su rígido centralismo, la AIT no pudo seguir acogiendo a las diversas secciones
nacionales ni hacerlas avanzar en una dirección común. Fue por esto que se disgregó
rápidamente. En consecuencia, la Segunda Internacional se autoconcibió como una
federación flexible de partidos nacionales autónomos.
● hombres de ciencia consagrados por entero a la elaboración de las tesis que hacían al
socialismo un movimiento de ideas para acabar con el caos de la producción
● una clase obrera totalmente entregada a su propia organización
A fin de cuentas, la superioridad del socialismo alemán constataba del hecho fundamental de
su habilidad para combinar su creciente capacidad de intervención a corto plazo con su
vocación básica que le llevaba a presentarse como liquidador global y sucesor indiscutible de
este mismo régimen.
Fue en Francia donde la raíz de la crisis revisionista quedó al desnudo: el problema residía en
saber cuál debía ser la posición del socialismo en relación con la sociedad establecida, la
naturaleza y el grado de integración en ella que podía aceptar para seguir influyendo en su
desarrollo.
En una primera acepción de imperialismo, se lo confunde con el colonialismo del tipo anglo
indio durante y después de la era mercantilista.
Tres tipos de hechos exigen tratar por separado la cuestión nacional y la colonial, aunque un
principio fundamentalmente común - el derecho de los pueblos a la autodeterminación- pueda
proporcionar una misma línea directriz para solucionar ambas.
Por una parte, el nivel de desarrollo económico de los países considerados como colonias es
muy distinto del de los países considerados víctimas de opresión nacional: aún siendo
eminentemente agrícolas, los países del este y sudeste europeo participan del despertar
industrial del continente y comienzan a tener un incipiente proletariado.
Por otra parte, aunque sea una burocracia extranjera la que se superpone a los órganos
administrativos locales, los países oprimidos mantienen una estructura estatal.
Por último, el nivel de conciencia de estos grupos humanos no puede compararse: el
problema colonial no es todavía un problema más que para los países colonizadores, mientras
que las masas populares de los países nacionalmente oprimidos se movilizan y encuadran
movimientos de liberación nacional.
Cuando comienza a surgir el nacionalismo, este aparece como una variable que influye en el
aumento de las tensiones que podrían desencadenar un conflicto armado. En estas guerras se
plantea un debate sobre el rol del proletariado.
Por un lado, los que creen que si se renuncia a defender la independencia nacional y con ella
a la libertad de su propio desarrollo, nunca se tendrá la fuerza necesaria para derrocar al
capitalismo. Por el otro, los que se basaban en Marx en que las naciones sólo eran formas
dentro de las cuales operaba la lucha de clases.
En una tercera acepción por imperialismo se entiende una estrategia económica que, con el
fin de ganar para el capital mercados extranjeros y establecer con los países subdesarrollados
un tipo de intercambio siempre desfavorable para estos, sacrifica los intereses de la paz
mundial a sus cálculos egoístas.
Cuando se empezó a considerar que las guerras son producto del capitalismo y sobre todo de
la competencia económica internacional de los Estados capitalistas en el mercado mundial, se
llegó a la conclusión de que sólo la revolución proletaria, unificando bajo su dirección ese
mercado, puede poner fin a los antagonismos nacionales, reflejo del antagonismo de las
burguesías entre los diferentes países. La lucha contra la guerra implicaba la lucha
revolucionaria para implantar el socialismo.
De ahí surge la idea de que el movimiento obrero, por el mero hecho de existir, impone a la
burguesía un dilema inevitable: o bien, bajo la presión de la clase obrera organizada, renuncia
a recurrir a los enfrentamientos entre naciones rivales y reconoce implícitamente la ley
proletaria; o bien acepta el peligro de desencadenar un conflicto armado a sabiendas de que la
clase obrera organizada responderá a la guerra con la revolución. De este dilema se
desprendía que el proletariado organizado constituía la única garantía de paz.
Sobre esta base, los sucesivos congresos socialistas elaboran un doble programa
6. ¿Por qué la autora afirma que “la Internacional fracasó precisamente en su papel
de Internacional”?
Porque:
Analizar los alcances y límites del proceso de democratización entre 1870 y 1914 y las
nuevas formas de la política de masas. La explicación de este proceso requiere analizar los
siguientes aspectos:
Es evidente tanto para la burguesía como para la aristocracia que sus intereses no son
compartidos por la clase obrera. Debido a esto, el liberalismo del siglo XIX defendió la
existencia de constituciones y asambleas soberanas elegidas que, sin embargo, luego eran
saboteadas antidemocráticamente, por ejemplo, mediante el sufragio restringido. La
burguesía teme que el destino político de los estados llegue a las manos de las masas porque
podría desestabilizar el orden social, incluso si no se presentase en forma de revolución como
lo hizo antiguamente.
Ya en 1870 existían sistemas electorales basados en el desarrollo amplio del derecho al voto.
Los gobiernos no se entusiasmaban en introducir estos procesos, pero hubo que ceder ante la
agitación y presión popular, porque se temía más a las consecuencias impredecibles.
Agitaciones como las socialistas de la década de 1890 y la Revolución Rusa contribuyen a la
democratización, así que, cuando las masas dejan en claro que aparecerán en el escenario
político tarde o temprano, las clases gobernantes les conceden un lugar, pero llevando a cabo
diferentes estrategias que Hobsbawn califica como una “manipulación descarada” para
seguir teniendo el control. Esto quiere decir que la democratización era siempre incompleta.
Se llevaron a cabo medidas como la limitación del papel político de las asambleas elegidas
por el sufragio universal, la creación de una segunda cámara con miembros hereditarios que
se dedicase a controlar la primera, se establecen colegios electorales, elementos del sufragio
censitario reforzados por la exigencia de una cualificación educativa. También se utiliza el
gerrymandering para manipular los límites de los distritos electorales, las votaciones
públicas, el clientelismo político y la elasticidad de la edad mínima para votar.
Las masas que se movilizaban en la acción política se conformaban por diferentes clases
formadas por estratos sociales situados por debajo y al margen del sistema político.
La movilización política de masas no fue muy habitual. El partido de masas ideal consistía en
un conjunto de organizaciones o ramas locales junto con un complejo de organizaciones que
se organizara también de esa manera, es decir, con ramas locales, para objetivos especiales
pero integrados con los objetivos políticos amplios del partido.
Además, los movimientos de masas eran ideológicos, no simplemente grupos de presión que
solo querían cumplir sus objetivos. Por naturaleza en este sentido se multiplicaron. La
religión, democracia, el socialismo, nacionalismo y las ideologías precursoras del fascismo,
constituyeron un nexo entre las nuevas masas movilizadoras, independientemente de los
intereses que representan. Otra característica de las movilizaciones de masas es su globalidad.
Lograron quebrantar la política regional o local, minimizando esta y llevándola más allá,
integrando movimientos mucho más amplios.
Se hizo cada vez más incompatible con el sistema político de notables, porque este se basaba
simplemente en una serie de individuos poderosos e influyentes en la vida local. De esta
manera, el jefe no desaparece, pero ahora es el partido quién hace al notable, o al menos, le
salva del aislamiento y la impotencia política. Como consecuencia, las elites debieron
ajustarse para encajar en la democracia, principalmente a través de comités, notables del
partido y minorías activistas. Este cambio desembocó en diversos conflictos entre los
antiguos notables y los nuevos agentes políticos y otros dirigentes de los partidos locales.
El partido era para sus seguidores una representación, así que era simple para la organización
ocupar el lugar de sus miembros y seguidores, y a sus líderes dominarla. Los movimientos
estructurados de masas no eran repúblicas de iguales, pero el conjunto entre organización y
apoyo de masas permite estados potenciales.
En los Estados democráticos con división de poderes, el Ejecutivo era en cierta forma
independiente del Parlamento elegido, aunque es peligroso que este pudiera paralizarlo. Pero
en el modelo europeo de gobierno representativo donde este depende de parlamentos
elegidos, tiene problemas insuperables, de manera que la continuidad efectiva del gobierno y
de la política queda en manos de funcionarios de la burocracia, permanentes, no elegidos e
invisibles. La corrupción era más visible pues los políticos aprovechaban el valor de su apoyo
a los hombres de negocios u otros intereses. La inestabilidad parlamentaria y la corrupción
pueden ir de la mano en gobiernos basados en el clientelismo político.
Las clases altas son conscientes del peligro que implica la democratización y el crecimiento
de las masas. Se sienten cada vez más arrinconadas por ellas y sus barreras cada vez se
debilitan aún más. Es difícil llevar a cabo estudios comparativos ya que la situación es
gradual y desigual. Con la aparición de la Primera Internacional los gobiernos comienzan a
encontrarse en situaciones iguales. Al ocurrir la Gran Depresión, la burguesía liberal no
vuelve a ocupar la posición dominante de no ser por retornos episódicos al poder. Sobre esto,
Hobsbawn sostiene “en cuanto era posible mantener al margen … problemas insolubles o
desafíos fundamentales de revolución o sucesión, los políticos podían formar mayorías
parlamentarias cambiantes, que constituían aquellas que no deseaban amenazar al estado ni
al orden social.” El desafío real al sistema provenía de los medios extraparlamentarios, y no
se consideraría el levantamiento desde abajo en países constitucionales.
Sin embargo, la situación no va a sostenerse por más tiempo, de manera que, cuando los
gobiernos se encontraron frente a la aparición de fuerzas irreconciliables en la política, su
primer instinto es la coacción, entonces, en el decenio de 1890 comienza una era de nuevas
estrategias políticas, a pesar de que hicieron muchos esfuerzos por limitar su impacto a nivel
estatal. La sociedad burguesa teme por su futuro, pero conserva la confianza gracias al avance
de la economía.
Su objetivo básico era el movimiento obrero y nacionalista, al cual consideraba más fácil de
controlar que al nacionalismo y al catolicismo, principalmente porque estos últimos eran
fáciles de integrar ya que por lo general se contentaban con la salvaguarda de los intereses
específicos de la iglesia.
Costó integrar a los movimientos obreros en la política porque los empresarios enfrentaban
huelgas y sindicatos y se veían reacios a abandonar la política de mano dura. En la mayoría
de los países los empresarios no se reconocieron como clase hasta 1914. También hubo
problemas donde los nuevos partidos obreros se negaron a cualquier compromiso con el
estado y el sistema burgués, pero hacia 1900 ya existía un ala reformista en todos los
movimientos de masas que fue gradualmente incluida en el sistema, y cuya posición fue muy
criticada por el marxismo revolucionario. Era imposible incluir a estos últimos en el
gobierno. Lo que impulsaba a los hombres de las clases gobernantes a acercarse a esta
izquierda era el “deseo de explotar las posibilidades de domesticar a esas bestias salvajes del
bosque político”. Aunque la estrategia demostró resultados dispares, sirvió para separar a los
movimientos obreros de masas en un ala moderada y otra radical.
Para hacer funcionar la democracia, los gobiernos se inclinaron por la creación de programas
de reforma y asistencia social, lo cual socavó la posición liberal partidaria de la no
intervención estatal. Bismarck decidió llevar a cabo un ambicioso plan de seguridad social, al
cual le siguieron Austria, Gran Bretaña y Francia. Los planes de asistencia social fueron
modestos hasta 1914, no obstante, no lograron detener el avance del Partido Socialista. Es
evidente el incremento inevitable de la importancia y el peso del Estado.
- Ritualización de la política
Esto nos lleva a pensar, ¿no era posible conseguir la lealtad de las masas sin una política
social? La guerra tenía un gran potencial demagógico también, pero el problema es más
amplio. ¿Se puede legitimar a los regímenes estatales y a las clases dirigentes a los ojos de las
masas? Era una emergencia responder tales cuestiones porque los viejos mecanismos de
subordinación social se derrumban.
Mientras más se manipulan y explotan las emociones populares o que integrasen temas de la
política de masas, mayor aún sería el éxito de las iniciativas oficiales. Así se dio dentro de las
fronteras de los regímenes políticos, una guerra silenciosa por el control de los símbolos y
ritos de la pertenencia a la especie humana. El mayor medio para llevarlo a cabo fue el
control de la escuela pública. De todos estos símbolos, podría decirse que el más poderoso
era la música en sus formas políticas –himno/marcha militar-. Afortunado sería aquel
régimen que moviliza símbolos aceptados universalmente.
Muchas veces los movimientos de masa crearon sus propios contra símbolos, como la
Internacional socialista cuando se apropió del himno de la revolución, la Marsellesa. Todos
los movimientos de masas tendieron a formar un complejo de asociaciones y contra
comunidades en torno a centros de lealtad que rivalizaban con el estado.
HOBSBAWN, Eric (1989). “La economía cambia de ritmo”. En La era del Imperio
(1875-1914), Barcelona: Labor. LAILA
Analizar qué cambios ocurrieron en la economía de los países industrializados a fines del
siglo XIX.
1. ¿Cómo afectó al sector agrícola la depresión de los precios qué comenzó en 1873?
¿Cómo reaccionaron los campesinos?
La agricultura fue el sector más deprimido de la economìa. La producciòn agrìcola inundaba
los mercados mundiales, protegidos hasta entonces por los altos costos del transporte, de una
competencia exterior masiva. Las consecuencias para los precios agrícolas fueron
dramáticas. En 1894, el precio del trigo era más de un tercio del de 1867, cosa beneficiosa
para el comprador pero desastroso para el trabajador agrìcola.
La población, en este caso, emigró o empezó a tomar acciones cooperativas. La primera
respuesta la llevaban a cabo quienes no tenían tierra. En 1880 se conoció las mayores tasas
de emigraciòn a ultramar de los paìses de emigraciòn. La segunda respuesta la tomaron los
campesinos con explotaciones potencialmente viables. Se multiplicaron en varios paìses las
sociedades para la compra cooperativa de suministros, la comercializaciòn en cooperativa, y
el procesamiento cooperativo.
2. ¿Qué medidas adoptaron algunos Estados para tratar de mitigar los efectos de la Gran
Depresión?
Ningún periodo fue más deflacionario que el del 1873-1896, cuando los precios descendieron
en un 40% en el Reino Unido. La deflación hace que se disminuyan los beneficios. Una gran
expansiòn del mercado puede compensarlo, pero no crecìa lo suficiente en parte porque la
tecnologìa industrial aumentaba la producciòn, en parte porque aumentaba el nùmero de
competidores en la producciòn, incrementando la capacidad total, y tambièn porque el
desarrollo de un gran mercado de bienes de consumo era lento. Tambièn los costos de
producciòn eran estables a corto plazo. En algunas partes la situación se complicaba por la
caída gradual del precio de la plata y su tipo de cambio con el oro.
Una de las soluciones propuestas consistía en un “monetarismo a la inversa” donde se
atribuía al descenso de los precios a la escasez de oro, que era cada vez más la base exclusiva
del sistema de pago mundial. Un sistema basado en el oro y plata, podrìa elevar los precios a
travès de la inflaciòn monetaria.
Los gobiernos se mostraron más dispuestos a escuchar grupos de interès o votantes que les
impulsan a proteger a los productores nacionales de la competencia de los bienes importados.
Intentaban minimizar la superproducciòn defendièndose al menos de los adversarios
extranjeros. “La gran depresión puso fin a la era del liberalismo econòmico, al menos en el
capìtulo de los bienes de consumo”(el movimiento libre del capital, las transacciones
financieras y la mano de obra, se hicieron más notables). Las tarifas proteccionistas fueron
un elemento permanente, culminando con las tarifas de penalizaciòn (McKinley en EEUU).
3. ¿Por qué motivos Gran Bretaña siguió apoyando el librecambio sin restricciones?
Sòlo el Reino Unido defendìa la libertad de comercio sin restricciones, por razones varias:
● Ausencia de una clase campesina (y de un voto proteccionista)
● Era el exportador más importante de productos industriales y había orientado su
actividad cada vez más hacia la exportación en mayor medida que sus rivales.
● Era el mayor exportador de capital, de servicios financieros y comerciales y de
transporte.
● Era el mayor receptor de exportaciones de productos primarios del mundo y
dominaba el mercado mundial de alguno de estos (caña de azúcar, te, trigo).
La libertad de comercio parecía indispensable, al permitir a los productores de materia prima
de ultramar intercambiar sus productos por los manufacturados británicos, reforzando la
simbiosis entre el Reino Unido y el mundo subdesarrollado. Los costos de esta situaciòn eran
importantes: implicò permitir el hundimiento de la agricultura britànica si no estaba
preparada para mantenerse a flote. El sacrificio era fácil puesto que las finanzas de los ricos
terratenientes descansaban en los ingresos de las propiedades urbanas y las inversiones, no
tanto de las rentas del campo.
Sobre si esto no podía llevar a un proceso de desindustrializaciòn, Hobsbawm plantea que
este miedo no era infundado, puesto que el capitalismo busca generar beneficio. Pero señala
que de momento los intereses de la City londinense no parecían estar contratados con los
representantes de la industria. Por eso el Reino Unido continuò mostràndose partidario del
liberalismo econòmico, otorgando a los países proteccionistas la libertad de controlar sus
mercados internos e impulsar sus exportaciones.
4. ¿Por qué afirma el autor que la industrialización y la depresión hizo de las economías
del mundo desarrollado un grupo de economías rivales?
Hobsbawm critica la teorìa pura del liberalismo econòmico de la època, insistiendo en la
importancia de las naciones. El mundo desarrollado no es un agregado de naciones, sino que
“la industrializaciòn y la depresiòn hicieron de ellas un grupo de economìas rivales, donde
los beneficios de una parecìan amenazar la posiciòn de las otras”. El proteccionismo
expresaba una situaciòn de competitividad econòmica internacional.
En el perìodo 1880-1914 el proteccionismo no era general ni tampoco riguroso, quedò
limitado a los bienes de consumo y no afectó al movimiento de mano de obra y a las
transacciones financieras internacionales. Esto contribuyò a ampliar la base industrial del
planeta, impulsando a las industrias nacionales a abastecer mercados domèsticos, que crecìan
a un ritmo vertiginoso. El incremento global de la producción y el comercio fue más elevado
que en los decenios del librecambio.
5. ¿Qué medidas tomaron los grandes empresarios para tratar de sobrevivir a la
depresión económica?
Pero no fue la respuesta econòmica más significativa del capitalismo a los problemas que le
afligìan. Está respuesta radicò en la combinaciòn de la concentraciòn econòmica, los trusts, y
la racionalizaciòn empresarial. Con esto se intentaba ampliar los màrgenes del beneficio,
reducidos por la competitividad y la caìda de precios.
La tendencia a abandonar la competencia ilimitada y a implantar la cooperaciòn de varios
capitalistas, se hizo evidente durante la gran depresiòn. El control del mercado y la
eliminaciòn de la competencia sólo eran un aspecto de un proceso más general de
concentraciòn capitalista, y no fueron ni universales ni irreversibles: en 1914 la
competitividad de las industrias estadounidenses del petróleo y acero era mayor que en 1900.
Debe aceptarse que la concentraciòn avanzò a expensas de la competencia del mercado, las
corporaciones a expensas de empresas privadas, grandes negocios y empresas a expensas de
las pequeñas, y esto implicò una tendencia hacia el oligopolio. A partir de 1880, el modelo
de distribuciòn se revolucionò.
La gestiòn científica fue fruto del perìodo de la gran depresiòn. Surgió la necesidad de una
forma más racional de controlar y programar las empresas grandes y deseosas de maximizar
los beneficios. La tarea del taylorismo fue la de sacar mayor rendimiento a los trabajadores.
Se hizo por tres vìas: 1) transferir el control del proceso productivo a la direcciòn, 2)
descomposiciòn sistemàtica de cada proceso en elementos componentes cronometrados, y 3)
sistemas distintos de pago de salario que supusieron incentivos para producir más.
Dice Hobsbawm: “la ´mano visible´ de la moderna organizaciòn y direcciòn sustituyò a la
´mano invisible´ del mercado anónimo de Smith”, y “la corporaciòn... sustituyò al
individuo”.
6. ¿Cómo influyó la Gran Depresión en el origen del imperialismo?
Una tercera manera para solucionar estos problemas era el imperialismo. La presión del
capital para conseguir inversiones más productivas, así como la producción a la búsqueda de
nuevos mercados, contribuyò a impulsar la polìtica de expansiòn, que incluìa la conquista
territorial.
¿Cómo era la economía mundial durante la era del imperio?
● Su base geográfica era mucho más amplia que antes. El mercado internacional de
materias primas se amplió extraordinariamente, lo cual implicó el desarrollo de las
zonas dedicadas a su producción y su integraciòn al mercado mundial.
● Era más plural que antes. El Reino Unido dejó de ser el único país totalmente
industrializado, la era del imperio se caracterizó por la rivalidad entre los diferentes
estados. Las relaciones entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado eran
variadas y complejas. La dependencia se mantuvo e incrementò de los servicios
financieros, comerciales y navieros con respecto al Reino Unido. Era la City
londinense el centro de las transacciones internacionales, sus servicios comerciales y
financieros obtenìan ingresos para compensar su dèficit en la balanza de artìculos de
consumo. El relativo declive industrial del Reino Unido reforzó su posiciòn
financiera: importaba productos manufacturados y sobre todo sus ingresos invisibles.
● Revoluciòn tecnològica: sólo si se la considera en retrospectiva, para los
contemporaneòs solo sustituyò o reforzò la primera.
● Doble transformaciòn en la estructura y modus operandi de la empresa capitalista: se
produjo la concentraciòn de capital, el crecimiento en escala, el retroceso de la libre
competencia, y la racionalizaciòn de la producciòn y gestiòn de la empresa.
● Transformaciòn del mercado de bienes de consumo: un cambio cuantitativo y
cualitativo. Comenzò a dominar la industria promotora de bienes de consumo por la
urbanizaciòn, incremento de poblaciòn e ingresos reales; ya que el imperialismo
contribuyò a la apariciòn de una serie de productos y servicios nuevos para el
mercado de masas.
● Crecimiento absoluto y relativo del sector terciario de la economía: ya sea público o
privado.
● Convergencia entre polìtica y economìa: el papel del gobierno y sector pùblico crece,
“la mano era cada vez más visible”. Por un lado, la democratizaciòn de la polìtica
impulsó a los gobiernos a aplicar polìticias de reforma y bienestar social. Por otro
lado, las rivalidades políticas entre los Estados y la competitividad econòmica entre
grupos nacionales convergieron contribuyendo tanto al imperialismo como a la
gènesis de la 1GM. El sector público tenía un peso relativo en la economìa modesto.
HOBSBAWM, Eric (1989). “La era del Imperio”. En La era del Imperio (1875-1914),
Barcelona: Labor. JUANMA
Analizar y argumentar por qué el autor define el período 1875-1914 como la era del Imperio
1. ¿Por qué el proceso imperialista surgió después de 1870? (Acá sumé también la
perspectiva del autor sobre el fenómeno en general, era la ex pregunta 3 pero quedaba
mejor todo junto)
El proceso imperialista surgió después de 1870 ya que, a partir de dicha década, los países
capitalistas recientemente desarrollados -principalmente aquellos que lograron consolidar sus
economías capitalistas con la Revolución Industrial- comenzaron a erigirse como potencias
imperialistas, países con dominio sobre países “atrasados”.
En este período comienza una nueva dinámica de dominación: el imperialismo colonial. Con
la consolidación del poderío económico y militar de las potencias durante la década de los
70, la década siguiente fue en la cual se dieron las primeras acciones para convertir dicho
poderío en “una conquista, anexión y administración formales de los países
subdesarrollados y “preindustriales”.
Las acciones fueron certeras, tal es así que la mayor parte de los continentes quedaron en
manos de las potencias Europeas. Se trató principalmente de África y Asia, cuyo dominio
político, económico y administrativo pasó a estar, formal o informalmente, en manos de Gran
Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y Japón principalmente.
Ahora bien, tal y como indica el sentido de la pregunta, para entender este proceso debemos
atender al desarrollo cúlmine que el capitalismo logró en la década del 70. Como venimos
viendo en textos anteriores, el acontecimiento más importante del siglo XIX es la creación de
una economía global, que hacia el final de este siglo logra penetrar en los rincones más
remotos del mundo. Esta economía global se componía de “un tejido cada vez más denso de
transacciones económicas, comunicaciones y movimiento de productos, dinero y seres
humanos que vinculaba a los países desarrollados entre sí y con el mundo subdesarrollado”.
Para Hobsbawm, este tejido es el que explica el proceso de imperialismo expansionista.
Las décadas anteriores a 1875 estuvieron caracterizadas por un crecimiento exponencial de
las exportaciones, estimulada por el desarrollo del transporte de bienes y personas. La tupida
red de transportes -ferrocarriles y barcos a vapor- construidos a partir de la Revolución
Industrial “posibilitó que incluso las zonas más atrasadas y hasta entonces marginales se
incorporarán a la economía mundial, y los núcleos tradicionales de riqueza y desarrollo
experimentaron un nuevo interés por esas zonas remotas”.
Además, el autor explica, que en esta etapa cúlmine del desarrollo capitalista y comercial, los
desarrollos tecnológicos y los patrones de consumo de los ciudadanos europeos adquirieron
cierto componente “exótico”. Esto hace referencia a la nueva necesidad o interés por algunas
materias primas sólo adquiribles en rincones recónditos y tropicales del mundo. “La
civilización necesitaba ahora el elemento exótico. El desarrollo tecnológico dependía de
materias primas que por razones climáticas o por azares de la geología se encontraban
exclusiva o muy abundantemente en lugares remotos” El caucho, el petróleo y los recursos
mineros fueron centrales en este proceso de desarrollo tecnológico. Asimismo, como
señalamos, también había un componente de consumo de los habitantes del mundo
desarrollado: ejemplo de esto son las bananas, el tabaco, el cacao o el café, productos
insignia de los países subdesarrollados del Caribe y de Latinoamérica, las hebras de té
asiáticas, o los cereales y carnes de las zonas templadas, que comenzaron a ser consumidos
cada vez más a partir de finales del siglo. “El crecimiento del consumo de masas en los
países metropolitanos significó la rápida expansión del mercado de productos alimenticios.”
A estos factores, de más está sumar la necesidad de nuevos mercados para insertar las
manufacturas industriales. Este tema fue extensamente tratado en textos anteriores. “La
convicción de que el problema de la “superproducción” del período de la gran depresión
podría solucionarse a través de un gran impulso exportador era compartida por muchos”.
“el factor fundamental de la situación económica general era el hecho de que una serie de
economías desarrolladas experimentaban de forma simultánea la misma necesidad de
encontrar nuevos mercados”. Este factor desencadenó la anexión y conquista de los
territorios del tercer mundo, nuevos mercados para insertar la sobreproducción de
manufacturas y obtener materia prima. Desde esta mirada, el imperialismo es una
consecuencia natural.
Es por esto que el autor establece que es difícil separar las causas económicas de las
políticas. “En este punto resulta difícil separar los motivos económicos para adquirir
territorios coloniales de la acción política necesaria para conseguirlo, por cuanto el
proteccionismo de cualquier tipo no es otra cosa que la operación de la economía con la
ayuda de la política”. La motivaciòn estratègica para la colonizaciòn era especialmente
fuerte en el Reino Unido.
Hobsabwm señala que la aparición de movimientos obreros y la democratización de las
naciones europeas tienen mucha influencia en el “nuevo imperialismo”. La conquista y
expansionismo pasa a ser una forma de obtener mayores excedentes de recursos para poder
amortiguar el déficit que constituye la introducción de mejoras sociales en las potencias. El
imperialismo creó cierto sentimiento identitario nacionalista-patriotico entre las masas
europeas, abriendo paso a la justificación y legitimación de los sistemas sociales y polìticos
de los Estados Nación. El imperialismo generaba un “cemento ideológico” para cohesionar a
las masas a la causa y neutralizar a las rebeldías sectoriales como los movimientos de obreros
nacientes.
Dicho “cemento ideológico” va acompañado de la lógica supremacista y de sentimiento de
superioridad que caracteriza al nacionalismo expansionista y que explica la mayoría de las
atrocidades cometidas el siglo posterior. La civilización occidental y burguesa buscaba
glorificar e imponer sus culturas, religiones, tradiciones, ciencia y costumbres al resto del
mundo incivilizado, inferior y bárbaro. Es por esto que, como indica Hobsbawm, el
imperialismo también conlleva un fuerte componente cultural. Esta lógica de superioridad
cohesionaba sociedades enteras, trazando puentes entre las clases sociales, siendo que hasta
el obrero más marginal de europa era señor de los habitantes del tercer mundo.
2. ¿Qué interpretaciones se dieron acerca de las causas del imperialismo?
Hobsbawm describe dos teorías diferentes, o conjuntos de teorías que pretenden explicar las
causas del imperialismo:
● La primera de estas es la teoría Marxista-leninista. Según esta el imperialismo se
explica a partir de las particularidades del desarrollo económico capitalista. Esta
perspectiva se expresa en su completitud en el texto de Lenin: “Imperialismo, fase
superior del capitalismo”. Esta nueva fase del capitalismo requiere, como vimos, el
dominio territorial de los países tercermundistas por parte de las potencias. Esta
competencia por el dominio fue lo que desencadenó las guerras que caracterizan al
siglo XX; explicando así a la 1GM como una guerra capitalista e imperialista.
● La segunda de estas son las teorías no marxistas las cuales negaban la importancia de
las raíces económicas del imperialismo. Además de esto niegan que la conquista de
nuevos territorios sea condición fundamental para el desarrollo capitalista. Asimismo
plantean que dicha dominación no tuvo efectos negativos para los países
conquistados. En este sentido y siguiendo con todo lo planteado, para este grupo de
teorías las guerras mundiales no se explican a partir del imperialismo, el capitalismo
no crea rivalidad entre potencias y por ende la dominación de territorios no explica la
guerra.
Aclara Hobsbawm: “todos los intentos de separar la explicaciòn del imperialismo de los
acontecimientos especìficos del capitalismo ... del siglo XIX han de ser considerados como
meros ejercicios ideològicos”
Analizar las distintas teorías acerca del origen del imperialismo. Vincular la teoría del autor
con la situación política en Europa Occidental.
1. ¿Por qué afirma el autor que el liberalismo dejó de ser revolucionario en Europa
Occidental en la segunda mitad del siglo XIX?
En los últimos decenios del siglo XIX el programa político esencial del liberalismo europeo
se había impuesto en gran medida, al menos en Europa occidental y central. El liberalismo
era la fuerza progresista por excelencia de la política europea. Con cierta justificación, la
burguesía liberal podía considerarse en su acción política como representante de la nación
entera. Sin embargo, el argumento del liberalismo según el cual “la pobreza es
fundamentalmente incurable” resultó insostenible frente a la crítica socialista, al crecer, con
la industrialización progresiva, las masas proletarias de las nuevas grandes ciudades.
2. ¿Qué explicación da el autor acerca del origen del imperialismo? ¿Por qué lo
vincula al conservadurismo y al nacionalismo?
3. ¿Qué argumentos utiliza para descartar las otras teorías sobre el imperialismo?
Ya durante las crisis diplomáticas de los años 80 se hizo patente la fuerza explosiva del
nacionalismo. A los pueblos ya no les bastaba con jugar un papel dentro del sistema de
Estados europeos; ambicionaban ser una potencia ultramarina. Hay que distinguir este
imperialismo nacionalista del colonialismo europeo de siglos anteriores. Ya no se trataba de
adquirir territorios de ultramar para la explotación económica o para la colonización, sino de
la expansión o apropiación de territorios ultramarinos con la intención declarada de
abandonar el propio “status” de gran potencia europea y convertirse en gran potencia
mundial, aprovechando las posibilidades económicas, las ventajas estratégicas e, incluso, el
“material humano” de las colonias, para fortalecer la propia posición de dominio nacional.
Aunque interpretemos el imperialismo europeo de la época entre 1885 y 1914 como una
forma extrema del pensamiento nacionalista, también intervinieron en su expansión otros
factores de importancia. La doctrina del deber de las naciones blancas de transmitir a los
pueblos subdesarrollados las conquistas de la civilización europea, iba unida a la idea de que
las razas blancas estaban llamadas a dominar a los pueblos de color gracias a su mayor
vialidad y a su mayor cultura. La conciencia de una misión religiosa por cumplir también
formaba parte de la nueva ideología imperialista. Sin embargo, estos factores son secundarios
si se comparan con los motivos económicos que contribuyeron a desencadenar las grandes
energías imperialistas que comenzaron a actuar en todo el mundo desde 1885.
El análisis frío demostraba que los nuevos territorios, adquiridos con gran apresuramiento
desde comienzos de los años 80, no producían de momento resultados económicos positivos,
excepto en los casos de determinados grupos económicos restringidos, beneficiados por
concesiones monopolísticas del Estado.
Las causas fundamentales del imperialismo se hallan precisamente en el nacionalismo de
aquellas capas sociales que pasaron a un primer plano con el desarrollo de la sociedad
industrial, y no en unas supuestas necesidades objetivas del capitalismo de apoderarse de
mercados ultramarinos. El advenimiento de la idea imperialista provocó un cambio
fundamental en la estructura de la conciencia política europea. El liberalismo fue el primero
en acusar este cambio. El pensamiento clásico liberal se reconcilió difícilmente con la idea
de que el Estado, a través de una costosa política expansionista, abriera a la economía
nacional el camino hacia los territorios ultramarinos. Pero el espíritu de la época era más
fuerte y pronto los liberales descubrieron sus inclinaciones imperialistas.
El conservadurismo europeo tuvo que optar por mantener rígidamente sus viejas tradiciones,
aunque ello no fuera ventajoso desde el punto de vista político. En los últimos decenios
anteriores a 1914, el conservadurismo encontró sus principales puntos de apoyo ideológico
en la Iglesia: en el anglicanismo en Inglaterra, en el catolicismo en Francia y los demás
países latinos, y en el protestantismo, fiel a la monarquía, en Alemania. Esta alianza era
problemática y a la larga resultó poco ventajosa para las dos partes. Las viejas capas
aristocráticas, aún fuertes en sus tradicionales posiciones de poder, se mantenían únicamente
gracias a una hábil política de intereses, atrayendo a las élites burguesas y asegurándose el
apoyo de gran parte del campesinado.
En Alemania la doctrina del Estado nacional fuerte había preparado al liberalismo nacional
para el giro hacia el imperialismo, o al menos hacia una política consecuentemente
expansionista apoyada por un fuerte potencial militar. En contradicción con las ideas liberales
tradicionales, sobre todo la doctrina del derecho natural que por sí había encontrado una
economía muy débil en el liberalismo alemán, se definía al Estado como la organización de la
nación en función del poderío y llegaba a la conclusión de que únicamente un gran Estado
militar respondía a este ideal.
El nuevo conservadurismo radical, que se dirigía tanto contra la decadencia burguesa como
contra el materialismo burgués, halló un caudillo indiscutible en Charles Maurras. Este fundó
en 1899 la revista mensual “Action Française”, que incluía la creación de un Estado
corporativo de carácter autoritario entre los objetivos principales de su programa. Un
nacionalismo extremo, casi mítico, elementos antisemitas y racistas y el rechazo, puramente
negativo, del sistema social burgués, unidos a una idea monárquica de matiz clerical, crearon
una ideología de fuerte atracción emocional, en la que no faltaba el factor militarista que
oponía radicalmente las virtudes militares -valor, entrega al Estado y a la nación y obediencia
absoluta- a los ideales liberales de la burguesía.