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Los privilegiados de la vieja sociedad feudal se fusionaron con la nueva clase dominante,
la burguesía, al tiempo que la industrialización hizo crecer al proletariado.
A lo largo del siglo XIX la clase obrera protagonizó reivindicaciones y movilizaciones que
se desarrollaron en un escenario esencialmente urbano.
El campesinado continuó dependiendo de los grandes propietarios, aunque ya, sin las
cargas feudales que los habían sojuzgado durante el Antiguo Régimen.
La sociedad de clases, tuvo mayor grado de libertad de los individuos, pero al mismo
tiempo, mantenía profundas desigualdades, no sobre la ley o la tradición, sino sobre la
riqueza y la propiedad.
LA ANTIGUA ARISTOCRACIA
Las viejas clases dominantes perdieron su influencia a lo largo del siglo XIX.
Aún Abolidos sus privilegios legales tras las revoluciones burguesas, conservaron gran
parte de su poder económico, cimentado esencialmente en la propiedad de la tierra, que
no estuvo en tela de juicio, salvo excepciones, a lo largo de la implantación de los nuevos
regímenes liberales.
En el Mediterráneo (España) y Europa Oriental (Rusia) su papel fue aún más significativo,
debido al retraso de esas áreas.
En Inglaterra la gran aristocracia (los lores) dominó la Cámara Alta y destacó en los
elevados puestos del ejército, el gobierno y la diplomacia.
En conclusión, durante gran parte del siglo XIX formar parte de la aristocracia siguió siendo
una inmejorable forma de adquirir prestigio social.
4.2. LA BURGUESÍA
El término burguesía comenzó a ser empleado en la edad media para designar al grupo
social compuesto por comerciantes, artesanos libres y personas no sometidas a la
jurisdicción señorial y que vivían en las ciudades.
En la actualidad es utilizado para designar a la clase social integrada por quienes disfrutan
de una acomodada situación económica.
Pero en el siglos XVIII y XIX, la burguesía debía ser identificada con un grupo social
acomodado (algunos de ellos eran muy ricos) que se caracterizaba por la posesión de
empresas de medio y gran tamaño.
Sin embargo, la burguesía era muy heterogénea y podían distinguirse los siguientes
grupos:
A. La alta burguesía
Situada en la cúspide de la sociedad capitalista.
Controlaba las industrias, la banca, el comercio y los altos cargos de la administración del
Estado.
Se adueñó de tierras de la Iglesia y la nobleza, transformándose en terrateniente.
B. La burguesía media
Clase media integrada por profesionales de alta cualificación ( abogados, ingenieros,
intelectuales, profesores comerciantes y agricultores acomodados, etc.)
C. La pequeña burguesía
Pequeños comerciantes, artesanos, funcionarios de nivel medio-bajo, empleados diversos.
Imitaba las formas de vida de la burguesía alta y media, cuando en realidad se encontraba a
un paso de caer en la proletarización.
Parte de los problemas de este colectivo coincidían con los de los trabajadores.
carecían de bienes
. El término proletario es la clase de obreros de la naciente industria en los siglos XVIII y
XIX.
Características comunes:
- Estaban concentrados en las ciudades, donde se ubicaban las industrias, diferenciándose
claramente de los trabajadores agrarios por su forma de vida e intereses.
- Padecían duras condiciones de trabajo (larga jornada laboral, falta de higiene) e
inseguridad (paro, inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación). Esto los
condujo a la protesta y la reivindicación organizadas, pero también a la alienación y la
desesperanza: algunos se sumieron en el alcoholismo, el juego o la delincuencia.
4.4. EL CAMPESINADO
Durante el siglo XIX las estructuras agrarias se mantuvieron con fuerza a pesar del
proceso de urbanización y los campesinos siguieron constituyendo la mayor parte de la
población.
Se resistieron a las nuevas prácticas económicas pero eso no impidió su asimilación a las
nuevas formas capitalistas de producción y su conversión en obreros asalariados rurales.
En algunos casos esa emigración se hizo hacia países extranjeros. Ej: irlandeses hacia
Inglaterra y Estados Unidos o los polacos que viajaron a Alemania.
- Los jornaleros no propietarios, que trabajaban sólo cuando se les demandaba para
atender las tareas agrarias de la temporada con condiciones de vida miserables.
A lo largo del siglo XIX se fueron apareciendo reflexiones intelectuales que ponían en
evidencia y criticaban las contradicciones del proceso de industrialización y las injusticias
inherentes al capitalismo.
Desde principios del siglo XIX surgieron verdaderas protestas y movimientos políticos de
amplio seguimiento.
Su origen se remonta a la acción de Ned Ludd, un tejedor que en 1779 fue líder en este
tipo de prácticas tras destruir el telar mecánico que manipulaba.
La causa principal de estos movimientos fue la inestable situación laboral y social creada
tras la introducción de maquinaria en la producción de textiles, llevando a la ruina los telares
tradicionales (no pueden competir con las fábricas nuevas)
La agitación que afectó a la industria textil se extendió al campo, donde Capitán Swing y
sus seguidores dirigieron su ira contra las trilladoras incorporadas a las labores agrícolas.
Las acciones contra las máquinas establecieron un ejemplo para acciones futuras,más
planificadas y no dirigidas hacia las máquinas, sino hacia las personas que las poseen.
El movimiento llegó a su punto más alto durante los problemas en Inglaterra en 1811 y
1812. El gobierno reprimió fuertemente los disturbios, resultando en la detención y juicio
de muchos rebeldes, con alrededor de treinta de ellos condenados a la horca.
Sus defensores pensaban que cuando los trabajadores alcanzasen el poder político,
podrían adecuar las leyes a sus intereses de clase.
El cartismo supuso la toma de contacto de las masas obreras con la acción política.
Aunque el cartismo se malogró, constituyó una importante experiencia para la clase obrera
en su intento de mejora de las condiciones de vida; su acción forzó al gobierno británico a
articular una legislación que en ocasiones contó con un elevado contenido social( ejemplo:
Ley de las Diez Horas (de trabajo al día) )
A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, donde comenzó la industrialización, surgieron las
primeras agrupaciones de trabajadores llamadas "sociedades de ayuda mutua". En estas,
los trabajadores ponían un poco de su salario en un fondo para ayudar a aquellos que se
enfermaran o perdieran su empleo.
Sin embargo, las Combination Laws de 1799 y 1800 prohibieron todo tipo de
asociacionismo obrero, con lo que esas organizaciones de trabajadores pasaron a ser
ilegales ejerciendo su actividad clandestinamente.
Al principio, las Trade Unions británicas estaban formadas por obreros de la misma
localidad que tenían el mismo trabajo. Su objetivo era ayudarse mutuamente en caso de
grave necesidad a sus miembros. Financiaban estas ayudas con contribuciones
económicas de los miembros, utilizadas para otorgar pensiones y ayudas diversas. En los
años treinta, las Trades Unions se expandieron, superando las limitaciones de oficio y lugar,
y surgió un sindicalismo de ámbito estatal ( nivel nacional).
En 1829, el dirigente obrero de origen irlandés Doherty creaba el primer sindicato del
algodón de implantación nacional. En 1834 Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio
en la Great Trade Union, alcanzando tal éxito que fue ilegalizado por el gobierno.
El intento de esta iniciativa unificadora no funcionó, y los líderes del movimiento obrero
decidieron probar algo diferente: la participación en política, lo cual llevó al surgimiento del
cartismo. Aunque el cartismo persistió, los sindicatos, conocidos como Trade Unions,
continuaron existiendo. La principal forma de presión que utilizaron los sindicatos para
conseguir sus demandas fue la huelga.
Las Trade Unions no se hicieron legales hasta 1871, pero luego su cantidad y miembros
crecieron constantemente. Para finales de siglo, ya tenían más de 2 millones de miembros,
convirtiéndose en el principal movimiento sindical en el Reino Unido que ha perdurado hasta
hoy. En el resto de Europa, los sindicatos empezaron a ganar importancia hacia el final del
siglo XIX.
El término socialismo utópico fue acuñado en 1839 por Louis Blanqui y empleado por
Marx y Engels en su Manifiesto Comunista.
Éstos consideraban que los pensadores utópicos, pecaban de idealismo e ingenuidad. Para
impedir ser confundidos con ellos, etiquetaron su propia teoría con el calificativo de
científico (socialismo científico).
"Utopía" significa un plan o sistema idealista que se percibe como imposible desde el
principio. La palabra proviene de la obra "Utopía" escrita por Tomás Moro en la que
describía una isla perfecta. Las ideas del socialismo utópico, que se desarrollaron entre
1815 y 1848, alcanzaron su punto máximo con la publicación del Manifiesto Comunista.
Los socialistas utópicos formaron un grupo de pensadores heterogéneo, no proletarios, pero
que se interesaban por los problemas de este grupo social.
A. Robert Owen
Fue un empresario burgués que fabricaba hilaturas de algodón.
En su fábrica en New Lanark, Escocia, implementó medidas como reducir las horas de
trabajo, pagar salarios justos y proporcionar educación infantil, mejorando así las
condiciones de vida de sus trabajadores.
Tuvo éxito en Escocia, pero su intento de crear una comunidad ideal llamada New
Harmony en Estados Unidos fue un fracaso. Su pensamiento y acciones influyeron
significativamente en el cooperativismo.
B. El conde de Saint-Simon
De origen aristocrático, pensaba que el progreso humano se obtenía mediante el
desarrollo económico. La industria tendría que dar un nuevo impulso para evitar
enfrentamientos entre los hombres.
Según Saint-Simon la sociedad debería ser liderada por una élite de intelectuales,
científicos y sabios ya que era partidario de una tecnocracia que garantizase el desarrollo
de las clases más humildes.
Para ello sería necesaria una transferencia de poder desde lo que denomina”sectores
ociosos de la sociedad ”(ejército, clero, nobleza) a los “sectores productores” (propietarios
industriales, obreros y campesinos).
C. Charles Fourier
Le preocupaba la explotación, la miseria y la monotonía laboral a la clase obrera. Trató de
reducirlo a través de la creación de colectividades voluntarias denominadas falansterios
(término en el que se combinaban las palabras falange y monasterio)
Estas comunidades debían ser lugares donde la gente trabajara en la agricultura e industria,
teniendo su propia gestión, distribución y consumo. Aunque sus seguidores intentaron
establecer comunidades similares en México, Estados Unidos y otros países, todas
terminaron fracasando. Fourier fue un precursor en la promoción de la igualdad entre
hombres y mujeres.
El cierre de los Talleres Nacionales tan solo unos meses más tarde de su apertura significó
el fracaso de quienes pretendían dar contenido social a unas reivindicaciones que habían
ido más allá de lo meramente político.