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Memoria Histórica de los

Resguardos Guaiquerí
Propiedad y Territorialidad Tradicional

Cecilia Ayala Lafée-Wilbert


Instituto Caribe de Antropología y Sociología
Fundación La Salle de Ciencias Naturales

Werner Wilbert
Centro de Antropología
Instituto Venezolano de Investigaciones Cientíicas

EdicionEs iVic
consEjo dirEctiVo
instituto VEnEzolano dE inVEstigacionEs ciEntíficas

director Eloy sira


subdirector alberto Quintero
representantes del Ministerio guillermo Barreto
del Poder Popular para ciencia, juan luis cabrera
tecnología e industrias intermedias

representante del Ministerio Prudencio chacón


del Poder Popular para la
Educación superior

representantes laborales jesús acosta


María celia sulbarán (suplente)
Evencia Bernal (suplente)
gerencia general lira Parra

coMisión Editorial
coordinador Eloy sira

Horacio Biord
Erika Wagner
rafael gassón
jesús Eloy conde
Héctor suárez
lucía antillano
María teresa curcio
Pamela navarro

Memoria Histórica de los © Ediciones iVic 2011


Resguardos Guaiquerí. Propiedad y Instituto Venezolano de Investigaciones Cientíicas
Territorialidad Tradicional rif: g-20004206-0
cecilia ayala lafée-Wilbert
Werner Wilbert coordinación Editorial: Pamela navarro
Diseño Gráico: Nuria Martín
Portada: ilustración basada en el mapa de Margarita de
juan Betín, (1661)
Mapas de las págs. 24, 59, 63, 66, 70, 78 y 84: nuria
Martín
fotografías: xxxx

impresión: grupo intenso


depósito legal: if.66020113013738
isBn: 978-980-261-132-4
caracas, Venezuela
A la memoria de
María Corina Ayala Lafée de González Fermín,
guaiquerí de corazón
Índice

Prólogo .................................................................................................................... ix

agradEciMiEntos..................................................................................................... xiii

introducción............................................................................................................ 17
caPítulo 1. PEríodo PrEHisPánico....................................................................... 25
caPítulo 2. PEríodo dE la conQuista y colonización.................................... 29
caPítulo 3. PEríodo rEPuBlicano........................................................................ 49
Partición dE las coMunidadEs indígEnas:................................................ 58
coMunidad dE indígEnas dE El tirano..................................................... 58
coMunidad dE indígEnas dE El Manzanillo............................................ 63
coMunidad dE indígEnas dE El VallE dE PEdro gonzálEz................. 67
coMunidad dE indígEnas dE los cErritos................................................ 69
caPítulo 4. coMunidad dE indígEnas «francisco fajardo» 75
caPítulo 5. PrioridadEs PrEsEntEs 101
caPítulo 6. discusión 107
arcHiVos 113
BiBliografía 113

Ává
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Ilustraciones

taBlas
1. Estructura por ubicación, población total y oicios en los resguardos
de indígenas guaiqueríes de la isla de Margarita en 1757 48
2. composición de familias de El tirano a quienes se les adjudicaron
terrenos del correspondiente resguardo indígena 60
3. composición de familias de El Manzanillo a quienes se les
adjudicaron terrenos del correspondiente resguardo indígena 64
4. composición de familias de El Valle de Pedro gonzález a quienes
se les adjudicaron terrenos del correspondiente resguardo indígena 67
5. composición de familias de los cerritos a quienes se les adjudicaron
terrenos del correspondiente resguardo indígena 71
6. Posición georeferenciada de los linderos de la comunidad de
indígenas «francisco fajardo» en el año 1927 77
7. Presidentes de la comunidad de indígenas «francisco fajardo»
1926-2011 82
8. distribución de guaiqueríes en Porlamar para el año 1952 92
9. distribución de guaiqueríes en el estado nueva Esparta para el
año 2001 103
10. distribución de guaiqueríes en Venezuela para el año 2001 104

MaPas
1. distribución de los resguardos guaiqueríes en la isla de Margarita 24
2. resguardo indígena de El tirano 59
3. resguardo indígena de El Manzanillo 63
4. resguardo indígena de El Valle de Pedro gonzález 66
5. resguardo indígena de los cerritos 70

Áviá
índicE

6. comunidad de indígenas «francisco fajardo» 78


7. Extensión del territorio de la comunidad de indígenas «francisco
fajardo», para el año 1938 84

fotos
1. jesús rodríguez Mujica. Expresidente de la comunidad
de indígenas «francisco fajardo» 20
2. dr. ramón Borra ortiz. abogado guaiquerí
3. comuneros, dirigentes y líderes guaiqueríes de la comunidad de
indígenas «francisco fajardo» 20
4. segunda loma o cerro de rojas 76
5. cerca de cactáceas utilizada para demarcar parcelas 85
6. casa de bahareque, en la cruz grande, Porlamar 86
7. casa de los años 50 87
8. casa remodelada 87
9. casa o sede de la comunidad de indígenas «francisco fajardo»,
El Poblado, Porlamar 88
10. Placa en el frontis de la casa de la comunidad de indígenas
«francisco fajardo», El Poblado, Porlamar 89
11. iglesia de los guaiqueríes. El Poblado, Porlamar 97
12. josé lugo. Presidente de la comunidad de indígenas de El tirano 98
13. Mujeres de la comunidad de indígenas de El tirano 100
14. Manuel Villarroel, Edwin díaz y la autora 100
15. Viviendas múltiples construidas en una sola parcela 101

Áviiá
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

láMinas
1. Relación inanciera de la Comunidad de Indígenas «francisco
fajardo», en el año 1950. «El Heraldo». 11/11/1950 91
2. credencial emitida por la comunidad de indígenas «francisco
fajardo», a la comunera leocadia loreta carreño, en el año 1963 93
3. documento de compra-venta de una casa en el año 1955 95

Áviiiá
Prólogo
Territorio e identidad: las tierras de los
guaiqueríes vistas por Cecilia Ayala Lafée-Wilbert
y Werner Wilbert

Las identidades étnicas o «nacionales» llaman cada vez más la atención en


1

un mundo que algunos sectores pretenden globalizado. tales identidades cons-


tituyen un componente esencial de las antípodas de la globalización, es decir, su
opuesto estructural o particularización. la etnicidad constituye, a la vez, una realidad
social (oscilante pero de entidad incontrovertible), un tema de estudio para distintas
especialidades y un reto político-administrativo, tanto para los organismos y agen-
cias multilaterales como para los Estados y gobiernos del mundo. Entendida así, la
etnicidad se perila como uno de los grandes asuntos del siglo XXI. Esta centuria
quizá llegue a ser más conocida en la posteridad como el siglo de las particularidades
antes que por los efectos homogeneizadores de la globalización.
la etnicidad engloba un complejo de fenómenos, entre los cuales destacan
su génesis, persistencia, transformación, reconstitución, invención y reinvención.
Parece obvio que estos fenómenos tienen una larga duración en el tiempo y una
direccionalidad indeterminada, zigzagueante, serpentina. Quizá por ello mismo han
escurrido y diicultado en extremo su modelado, comprensión teórica y aceptación
tanto por analistas como por gobernantes y planiicadores. Las expresiones étnicas
parecerían una piedrecilla en la sandalia de los caminantes o un molesto guijarro en
los zapatos que se deben ajustar a todo tipo de pie y dedos de quienes asumen la
vida y sus formas como categorías estancas que deben encajar dentro de esquemas
excesivamente cuadriculados.

1.
debe entenderse «naciones» como grupos con una misma historia, una misma cultura, lengua y tradiciones,
y no en el sentido países o «Estados nacionales».

Áixá
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

los fenómenos étnicos llaman cada vez más la atención en todo el mun-
do. Esto sucede, precisamente, en tiempos que parecen preigurar modiicaciones
sustanciales en el modelo de los países que asumieron la icción de ser «Estados
nacionales». Este modelo (tal vez ya en fase de obsolescencia) presupuso errónea-
mente una unicidad histórica, sociocultural y lingüística que debía manifestarse
en una «identidad nacional», homogénea, exclusiva y excluyente: una comunidad
imaginada por las élites dominantes que excluía o discriminaba a grupos subalternos
(anderson 1997). la persistencia y los otros cofenómenos étnicos han ido adqui-
riendo mayor visibilidad social y, además, fortaleza como aspiraciones generales
de colectivos más o menos extensos en todo el mundo. no en balde, y sólo para
citar muy contados ejemplos, vascos, catalanes y gallegos reclaman en España au-
tonomía y respeto a sus derechos históricos; igual hacen escoceses y galeses en el
reino unido, o los quebequenses francófonos en canadá, o los amerindios, desde
alaska hasta la tierra del fuego, sin excluir a las islas del caribe.
un extraordinario ejemplo de estos últimos son los guaiqueríes de las islas
de Margarita, coche y cubagua y las costas nororientales de Venezuela. Hablan-
tes de una lengua del tronco caribe (quizá ya extinta), estos indígenas comparten
recursos culturales y tradiciones con los llamados cumanagotos, chaimas, coacas y
aborígenes de la región centro-norte de Venezuela.2 desde el trabajo de Mccorkle
(1954, 1965), cuyo presente etnográico lo constituye la década de 1950, el mundo
académico recibió la señal de alerta (tal vez débil) sobre la persistencia de la identi-
dad guaiquerí. Más tarde esta señal se ampliaría con el acucioso trabajo de cecilia
ayala lafée (1994-1996) sobre la historia de los guaiqueríes y, luego, con el libro
de silva suniaga (2006). sin embargo, serían los propios guaiqueríes, quienes al
devolvérseles su voz mediante el censo general de Población y Vivienda de 2001,
reairmaron sin ambages su calidad de indios y su identidad de guaiqueríes, para
sorpresa de quienes la creían sepultada en los meandros cenagosos de la historia.
ante la pregunta censal de si pertenecía a un pueblo indígena, unas 3.000 personas
dijeron ser guaiqueríes. Este hecho reveló para los forasteros y los estudiosos, así
como para organizaciones indígenas y oicinas indigenistas, una pura aunque simple
verdad: la existencia del pueblo guaiquerí, su identidad étnica, su persistencia. de
esta manera, la historia como fenómeno reescribía la historia, como conocimiento,
discurso o fenomenología.
Este libro de cecilia ayala lafée-Wilbert y Werner Wilbert se suma a las
voces que corroboran la reairmación étnica de los guaiqueríes. Se centra en un

2
Es posible que estos grupos constituyeran un solo pueblo indígena, una nación. Aunque no tenemos suicientes
elementos para «probarlo» (¡oh mitos de la ciencia positivista!), todas las evidencias parecen apuntar a ello.

Áxá
Prólogo

tema capital para la persistencia étnica y su comprensión en círculos académicos:


los derechos territoriales y la tenencia de la tierra. si bien una entidad étnica pue-
de persistir sin un territorio, no puede en cambio cristalizar o nacer sin éste. no
obstante, una vez que el territorio original o ancestral ha sido sustituido por otro3
–el cual se convierte entonces en territorio tradicional o habitual– o que le ha sido
enajenado,4 la lucha o aspiración simbólica, según el caso, por el territorio (ancestral
o tradicional) puede llegar a ser una esperanza colectiva que contribuya a cohesionar
y mantener la identidad y la cultura de un pueblo (grupo étnico, nación).5
En el caso de los pueblos indígenas americanos, el acceso a la tierra y la sal-
vaguarda de su tenencia son una de las mayores aspiraciones simbólicas (religiosas),
económicas (productivas) y políticas (reivindicativas). los territorios ancestrales o
tradicionales en su mayoría han sido enajenados, al menos parcialmente. algunos
pueblos indios cuentan todavía con vastas zonas de sus territorios ancestrales, aun-
que la mayoría espera por un efectivo reconocimiento formal de la propiedad.
El caso de los guaiqueríes, y el de los cumanagotos y chaimas, es muy
similar: la mayor parte de sus tierras han sido expropiadas y urbanizadas. Este
libro da cuenta del proceso de enajenación y de los intentos de recuperación de
sus tierras por parte de los guaiqueríes. sin embargo, no es sólo un problema de
tierras. siendo este un aspecto importante es, también, un símbolo de la alteridad
y del mantenimiento de la identidad indígena. identidad y tierra, así como otros
recursos culturales (organización social, afectividad, cultura material, historia
compartida, discriminación producto de la situación colonial, etc.), van de la
mano. con frecuencia es posible escuchar en el oriente de Venezuela argumentos
tendenciosos para referirse a los indígenas y descaliicar sus demandas territoria-
les y culturales («no son indios, sino vivos [listos] que quieren acaparar tierras»).
no obstante, grandes masas de la población regional sin el más mínimo carácter
dubitativo atribuyen inequívocamente una identidad india (genérica o no) a la
mayoría de las personas y comunidades indígenas del oriente de Venezuela. a
veces los indígenas son designados como «comuneros» o descendientes de los
antiguos miembros de los pueblos de indios (comunidades). Esta situación tam-
bién la han experimentado los kari’ñas, quienes han logrado, empero, conservar,
mayores ámbitos de cultura propia.
3
debido, por ejemplo, a migraciones míticas o históricas, a relocaciones, etc.
4
Por ejemplo, mediante procesos de invasión o conquista y sometimiento colonial.
5
un caso bastante conocido es el del pueblo judío que, por casi dos mil años, hasta la creación del Estado de
israel, vivió mayoritariamente fuera de su territorio ancestral. la aspiración de volver a la tierra prometida
(Eretz israel), asiento de los referentes de su historia sagrada, contribuyó, junto con los rituales y la tradición,
a mantener la identidad y las culturas de base judía.

Áxiá
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

En el siglo XIX y durante buena parte del XX, el Estado venezolano intentó
desafectar las tierras de los antiguos resguardos indígenas, dividirlas y expropiar-
las, muchas veces mediante actos jurídicos totalmente viciados (armellada 1977,
Hernández castillo 1994). la investigación etnohistórica de ayala lafée-Wilbert y
Wilbert documenta tanto el embate de esos intentos írritos sobre las tierras de los
guaiqueríes y las reacciones de éstos como la percepción que guarda la memoria
colectiva de una forma bastante común de violencia institucionalizada: el despojo
«legal». se traza la historia de la territorialidad guaiquerí desde épocas prehispánicas
hasta la actualidad, los usos de la tierra y prácticas socioeconómicas a ella asociadas.
Este libro ofrece claves para entender no sólo el proceso de despojo y defensa de
las tierras guaiqueríes, sino que aporta luces para entender como referente histórico
y etnográico casos similares de otros pueblos indígenas de Venezuela.
los autores han logrado, sin duda, reconstruir un proceso cuya compren-
sión requiere combinar la mirada del antropólogo y del historiador, del indigenista
y del observador sagaz a quien no se le escapa que hay realidades profundas que se
pueden rastrear a través de indicios mínimos o disimulados porque las identidades
se acomodan y reacomodan a lo largo del tiempo, no permanecen inmutables, sino
que se adaptan a las vicisitudes históricas y a las marejadas de quienes detentan
el poder. En pocas palabras, para comprender estos procesos no debe perderse
de vista que hay indios que no vemos, que no siempre vemos, pero que existen,
independientemente de que las miradas de los otros se posen o no en una alteridad
negada o invisible desde afuera.

Horacio Biord castillo

Áxiiá
Agradecimientos

D ebemos un voto de gratitud a las diversas instituciones y personas que


de una u otra forma colaboraron en la ejecución de este trabajo. reconocemos
ante todo a nuestras respectivas instituciones: el instituto caribe de antropología
y sociología (icas) de fundación la salle de ciencias naturales y al centro de
Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Cientíicas (IVIC), por
brindarnos su apoyo institucional, logístico y inanciero para la fase del trabajo de
campo. En especial a las autoridades del IVIC por haber inanciado la publicación
del manuscrito a través de Ediciones iVic.
asimismo, a nuestros compañeros del icas, a su entonces director Miguel
ángel Perera y, especialmente, a su actual director el ant. Pedro rivas gómez
por sus certeras observaciones y generosa asistencia a lo largo de todo el proceso
de la investigación. a Bernarda Escalante y ana María resnik por su asistencia
técnica. a carmen gutiérrez, guaiquerí, directora regional de fundación la salle
en el estado nueva Esparta, quien de manera generosa nos facilitó sus contactos
personales y académicos con que iniciamos la búsqueda de información.
igualmente, a Horacio Biord castillo, jefe del centro de antropología
del iVic, e individuo de número de la academia Venezolana de la lengua, por
la lectura inal, análisis y críticas constructivas sobre el manuscrito. A Johannes
Wilbert, profesor emérito de la universidad de california, los angeles (ucla),
por sus sugerencias doctas y consecución de material etnográico en bibliotecas
del exterior.

Áxiiiá
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

a diógenes carreño, guaiquerí, director suplente del registro Principal


del estado nueva Esparta para el momento de nuestro trabajo de campo en la isla
Margarita, quien gentilmente puso en nuestras manos, y nos permitió fotograiar,
toda la documentación referente a las particiones de tierras de las comunidades
indígenas de El Manzanillo, El tirano, Valle de Pedro gonzález y los cerritos. a
su secretaria carmen Millán, por su paciencia y gentileza durante todo el tiempo
que tardamos en reproducir este material.
a fernando fernández, guaiquerí, vocero de cultura del consejo comunal
de cruz grande, fundador de la sociedad de la santa cruz y activador de la Misión
cultura en el estado nueva Esparta, por todo el tiempo que él y su familia dedicaron
a captarnos contactos para facilitar nuestro trabajo de campo. asimismo, a ramón
Borra, abogado guaiquerí, quien ha seguido el juicio de la comunidad de indígenas
de El tirano que cursa en los tribunales del estado nueva Esparta y nos propor-
cionó importante información. a rubén gonzález y omaira Velásquez, también
guaiqueríes, por proporcionarnos instrumentos históricos de las comunidades de
indígenas de los cerritos y del Valle de Pedro gonzález, respectivamente.
a jesús rodríguez Mujica y Edwin díaz, expresidente y presidente actual,
respectivamente, de la comunidad de indígenas «francisco fajardo», y a Manuel
Villarroel, asesor de la misma, por sus relatos, comentarios, experiencias vividas y
expectativas futuras durante el período de tiempo que les ha tocado presidir dicha
comunidad. a iboine josé Martínez, guaiquerí, topógrafo y conocedor de los
linderos que le fueron demarcados a la comunidad de indígenas de El Poblado
en 1935, quien nos acompañó a georeferenciar las coordenadas geográicas de los
mismos. igualmente, a Henry castillo del instituto nacional de tierras del estado
nueva Esparta.
nuestras más sinceras gracias a luis rodríguez gamero, médico guai-
querí, por habernos cedido substanciales escritos relacionados con la comunidad
de indígenas de El Poblado. asimismo, a los guaiqueríes, Pedro carreño, alcides
Hernández, asdrúbal lópez y arturo Millán de El Poblado; a federico núñez,
arnaldo gonzález, Mirian lares y cruz amada de fernández, de la cruz gran-
de; a julián alfonso, carmen gil de castillo y las hermanas cruz arcadia y cruz
Erpidia Hernández, de Palguarime; a josé lugo, presidente de la comunidad de
indígenas de El tirano, a liduvina Hernández, Maura Bello y juliana de Marcano
de El tirano; a rosenda y Marciana Manzanillo, gonzalo Marcano, luis Valerio y
Eulogio rondón de El Manzanillo; a Mercedes Marín, carmen serrano, Maritza
serrano, chelito rosas, omaira, Vicmar, danny, onelys y dulxit rodríguez de
Pedro gonzález; a rogelia Moya de díaz y su hijo jesús santiago díaz Moya de

Áxivá
agradEciMiEntos

la población de Pozo de agua; y a carmelo, Evelio y Betzaida gonzález de la


localidad de la rinconada, por toda la información que nos facilitaron.
nuestro sentido recuerdo a dos valiosos amigos que fallecieron días antes
de que este libro se imprimiera, y quienes en vida colaboraron de manera muy
especial con nuestra investigación: ángel félix gómez, cronista de la ciudad de
juan griego, asociado correspondiente de la academia nacional de la Historia y
Miembro de la academia Venezolana de la lengua, quien aportara valiosas con-
tribuciones intelectuales y colaborara en la revisión del manuscrito; y el dirigente
guaiquerí, oscar rafael Hernández, quien fuera presidente de la federación de
asociaciones de Pescadores artesanales del estado nueva Esparta (faPanE),
quien puso en nuestras manos documentos relevantes relacionados con la comu-
nidad de indígenas de El Manzanillo.
Por último, dedicamos este trabajo a nuestra querida y recordada hermana
María corina ayala lafée de gonzález fermín, guaiquerí de corazón, no así de
nacimiento, quien por más de treinta años compartió su vida con los guaiqueríes
de la cruz grande, Palguarime y El Poblado, conquistando un sitial de profundo
afecto entre los integrantes de esa noble y digna raza, al punto que ningún otro
contacto nos fue más valioso que el pronunciar su nombre para que de inmediato
se nos abrieran las puertas de sus casas, y el espíritu bravío de la guaiquericidad
surgiera y se explayara en reminiscencias, permitiéndonos palpar su coraje, sabiduría,
adaptabilidad y persistencia en el tiempo.

Áxvá
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Áxviá
Introducción

D esde 1996, año en que salió publicado nuestro trabajo La etnohistoria


prehispánica guaiquerí (ayala lafée 1994-96), nos sentíamos obligados a investigar
sobre la frase que tan a menudo aloraba en las conversaciones que sostuvimos con
los guaiqueríes de la isla de Margarita. se trataba de «la legua cuadrada de terrenos
incultos, que desde tiempo inmemorial nos donó el rey de España». El interés
por veriicar la historicidad de este hecho nos llevó a investigar el tema y a intentar
reconstruir su origen, así como la evolución, persistencia y consecuencias de esa
donación real, desde el punto de vista de la antropología Histórica.
En el presente trabajo expondremos el origen, la causalidad y el trasfondo
histórico y socioeconómico de los cinco resguardos de indígenas guaiqueríes que
existieron en el estado nueva Esparta, entidad insular ubicada cerca de la costa
nororiental venezolana. Pese a que la historia de la isla de Margarita es copiosa y ha
sido estudiada con gran rigurosidad, es prácticamente nula la información que se
conoce sobre los resguardos guaiqueríes durante las épocas colonial y republicana,
situación que no deja de ser curiosa, considerando que éstos pudieron haber sido
los primeros en constituirse en lo que hoy es el territorio venezolano.
durante el período colonial los guaiqueríes sobrevivieron a la conquista
española y sus consecuencias: el despojo de sus tierras, el mestizaje y la aculturación,
tres hitos que modiicaron en forma drástica la trayectoria evolutiva de su cultura,
sus formas de vida tradicional y su territorio. a partir de entonces, tuvieron que
transitar por continuos cambios impuestos por los disímiles escenarios de dispersión
que les tocó enfrentar. sus microespacios locales fueron poco a poco incorporán-

Á17á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

dose al macroespacio insular durante ambos períodos, colonial y republicano, de


acuerdo a las leyes y modelos económicos aplicados por los diversos gobiernos
que se sucedieron en el país hasta la primera década del siglo XX, cuando cuatro
de estos resguardos fueron obligados a ejecutar el reparto o partición de los te-
rritorios indígenas que para entonces conservaban en comunidad, por la ley Sobre
Resguardos de Indígenas promulgada el 8 de abril de 1904, por el presidente cipriano
castro (armellada 1954: 261-262).
sin embargo, el quinto resguardo, el de El Poblado de Porlamar, pese a
todas las probabilidades de discontinuidad, por haber sido foco de disensiones y
disputas internas y foráneas, persistió como un ente legal bajo la igura jurídica
de comunidad de indígenas «francisco fajardo», y no sólo aún existe sino que se
prepara para enfrentar los nuevos retos que le depara el futuro.
En la década de los 50 del siglo pasado, Mccorkle (1954:85) comentaba
sobre la poca atención que se le había prestado al fenómeno de la persistencia
comunal de los guaiqueríes de la isla de Margarita. compara en su trabajo algunas
particularidades especíicas de pequeñas comunidades –small communities– como
la de los vascos, los hopi, los judíos ortodoxos y los irlandeses, reconocidos en el
mundo como étnicamente persistentes, y aduce que fue la coniguración integral
de sus culturas lo que dio origen a ese proceso aglutinativo: el aislamiento, la en-
dogamia de grupo, su lengua, la conservación de tradiciones religiosas y culturales,
la preservación de sus particularismos históricos locales y su literatura.
sin embargo, en contraposición a este escenario, ninguna de estas carac-
terísticas se dio entre los guaiqueríes, quienes, contrario al aislamiento, fueron los
primeros en interactuar e incorporarse a las ilas de los conquistadores españoles,
mezclándose con éstos desde el primer momento del contacto. fueron una sociedad
ágrafa que perdió su lengua hace más de cuatro siglos; sus prácticas religiosas y
culturales relegadas al olvido; su historia local anónima y, en general, como informa
Biord (2006: 132) acerca de otros pueblos indígenas latinoamericanos, fueron «...
sometidos a situaciones extremas de invisibilidad social, negación de sus derechos
y eran objeto de infravaloración histórica, sociocultural y lingüística».
Entonces, la interrogante que nos planteamos es: ¿sobre qué plataforma se
sustentó esa suma de voluntades individuales que ha permitido distinguirlos desde
el siglo XVI hasta la actualidad como un ente colectivo, como un grupo humano
dinámico con características diferentes en pro de su conservación y prolongación
en el tiempo?

Á18á
introducción

Para entender las dimensiones de este fenómeno, la investigación se enfocó


en un primer momento en la revisión exhaustiva de las antiguas crónicas de indias
referentes a las islas neoespartanas y en las diversas fuentes contemporáneas tanto
historiográicas como antropológicas relativas a la propiedad y tenencia de tierras
entre los aborígenes del oriente venezolano, a in de comprender los procesos so-
ciopolíticos y culturales que se dieron al respecto durante los siglos XVI al XXl.
dada la escasez general y la tenuidad relativa a la información de los
resguardos guaiqueríes, observamos, con colosal sorpresa, durante el curso de
nuestra primera investigación de campo (septiembre-octubre de 2007) en la isla
de Margarita, un verdadero tesoro de materiales archivados referentes a esta gente
poco conocida. Explorando en el registro Principal del estado nueva Esparta
encontramos una extensa y matizada documentación que detallaba la trayectoria
histórica y socioeconómica de los cinco resguardos guaiqueríes. de este modo,
pudimos adentrarnos en su pasado histórico, sociopolítico, económico y de natu-
raleza legal. Material éste que, en segmentos, publicamos aquí por primera vez y
nos reseña parte de sus 500 años de existencia e historia.
no sólo fueron los resguardos guaiqueríes prácticamente los primeros en
ser creados en Venezuela, sino que a la luz de los esfuerzos actuales referentes a
la demarcación y tenencia de tierras que se desarrolla entre las poblaciones abo-
rígenes del país y de latinoamérica en general, la conformación, trayectoria y el
destino de esos resguardos nos ofrece un buen número de experiencias útiles, a
in de comprender mejor lo que este proceso signiica y el derecho que tienen las
etnias indígenas sobre la posesión de sus tierras.
Por otra parte, sostuvimos entrevistas privadas con muchos miembros de
las cinco comunidades indígenas, entre éstos con expresidentes (foto 1), líderes,
abogados, comuneros y autoridades representativas de las mismas en la actuali-
dad (fotos 2 y 3). asimismo, recorrimos con guías guaiqueríes los linderos de los
antiguos resguardos indígenas, con la intensión de referenciar mediante un gPs
las coordenadas geográicas; cuestión que sólo resultó ser posible en el antiguo
resguardo de El Poblado de Porlamar, debido a que en los otros cuatro resultó
muy difícil de ejecutar puesto que los límites quedaron deinidos tan solo por las
vertientes de aguas de las serranías, no obstante lo cual fue posible, a partir de
este tipo de accidente geográico, estimar aproximadamente en cada caso cuál fue
su extensión.

Á19á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Estos cinco resguardos6 estuvieron emplazados en las heredades de los


asentamientos ancestrales de los grupos originarios guaiqueríes que hallaron los
europeos a su llegada a la isla de Margarita. Hoy, los pueblos que de estos resultaron
se encuentran ubicados en los mismos lugares de hace cinco siglos atrás. En la
actualidad se conocen como:
1) El Poblado: conglomerado guaiquerí que habitó en el antiguo Paraguarime
o caserío fajardo hasta las cercanías del Morro de charamaya (hoy Morro
de Porlamar), cuyos descendientes en la actualidad continúan habitando en
Palguarime, El Poblado, cruz grande, Bella Vista, genovés, achípano y
Los Cocos, localidades aincadas en la moderna ciudad de Porlamar.
2) El tirano: grupo de indígenas que residían en la costa noreste del Valle
de Paraguachí, cuyos descendientes continúan habitando en el lugar del
mismo nombre, conocido a partir de 1916 en la nomenclatura oicial como
Puerto fermín, en el municipio antolín del campo.

foto 1. jesús rodríguez Mujica. Expresidente foto 2. dr. ramón Borra ortíz. abogado
de la comunidad de indígenas «francisco guaiquerí.
fajardo».

6
término con que originalmente se designó a las tierras comunitarias indígenas (samudio 1992-1993: 7).
concentración de familias indígenas en un lugar escogido previamente, del que no debían alejarse. En el siglo
XIX, por extensión se les dio el nombre de «resguardos» a aquellos pueblos que tenían este mismo origen
(Pérez Vila 1988: 374).

Á20á
introducción

foto 3. comuneros, dirigentes y líderes guaiqueríes de la comunidad de indígenas «francisco


fajardo».

3) El Manzanillo: indígenas que ocupaban el litoral costero al noroeste del


mismo Valle de Paraguachí, cuyos descendientes continúan habitando
en el mismo lugar, en lo que hoy día es la población de Manzanillo, en el
municipio antolín del campo.
4) Pedro gonzález: guaiqueríes que poblaban parte del valle de arimacoa7,
cuyos descendientes continúan habitando en el mismo lugar, en la actual po-
blación de Pedro gonzález, Parroquia Matasiete del municipio gómez.
5) los cerritos: guaiqueríes asentados en las cercanías del puerto de Pam-
patar, cuyos descendientes continúan habitando en el mismo lugar, en la
población conocida en la actualidad como los cerritos, en el municipio
Maneiro.

7
El topónimo signiica: Erime=olla de barro; coa=gente o pueblo. «Pueblo de las ollas de barro» o «pueblo
de los olleros» (Montenegro 1983: 39).

Á21á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Existieron también otros pueblos de guaiqueríes que no llegaron a ser res-


guardos y que también, hoy día, sus descendientes están asentados en los mismos
lugares y continúan persistiendo en sus tradiciones originarias:
a) El cercado: ubicado al norte de la isla de Margarita. descendientes de los
antiguos guaiqueríes continúan asentados en el mismo lugar, en el actual
caserío francisco lópez del municipio gómez.
b) juan griego: situado al norte de la isla de Margarita. descendientes de los
antiguos guaiqueríes continúan habitando en la salina sur o Barrio salazar
de juan griego, en el municipio Marcano.
c) Macanao: península ubicada al oeste de la isla de Margarita. descendientes
de los antiguos guaiqueríes continúan habitando dispersos en la península
del mismo nombre. fueron muy diezmados debido a que en 1520 los
trasladaron a santo domingo como esclavos (comunicación personal de
ángel félix gómez, historiador de la isla de Margarita, 2007).
los cinco primeros asentamientos conformaron los resguardos o «doctri-
nas» indígenas de Pueblo de la Mar (Porlamar), El tirano, El Manzanillo, El Valle
de Pedro gonzález y los cerritos (Mapa 1), que prácticamente representan en
conjunto al único pueblo indígena sobreviviente del nororiente venezolano que
resistió al choque inicial europeo8, sobrevivió tres siglos de dominación española, y
luego mantuvo su sistema comunal de tenencia de la tierra hasta mediados del siglo
XX, pese al colosal poder socioeconómico y político de una nación que se planteó
desde sus inicios como república demoler la comunidad local para someterla a la
autoridad nacional y propiciar la homogenización cultural dentro de un patrón de
uniicación foráneo continuo y demoledor.
En la actualidad, aún existen fracciones comunales de tierras que están
bajo querella legal por las constantes invasiones a que han sido sometidas por
las grandes empresas transnacionales, perjudicando la propiedad que tienen los
guaiqueríes sobre sus tierras al no poder afrontar los gastos judiciales que genera
la defensa de las mismas en los tribunales de la república. sin embargo, ellos se
mantienen en resistencia y irmes en la determinación de propiedad de sus terri-
torios colectivos ancestrales.

8
Aunque hay referencias acerca de resguardos entre los Píritu-Chacopata aún hasta nuestros días, cuya reair-
mación jurídica fue gestionada con apoyo de investigadores de la universidad central de Venezuela durante
la década de los 80, las lagunas de información documental sugieren cierta discontinuidad en esa modalidad
de tenencia de tierras, más evidente entre los guaiqueríes.

Á22á
introducción

MaPa 1
distribución de los resguardos guaiqueríes en la isla de Margarita

Mar Caribe
1
3 2

4
Macanao

Isla de Margarita 5

Situación Relativa Regional

Venezuela Cubagua
Coche
Colombia
Brasil
Sucre

Resguardos indígenas: 1. El Manzanillo; 2. El Tirano; 3. El Valle de Pedro González; 4. Los Cerritos; 5. El Poblado
de Porlamar

Á23á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Á24á
Capítulo 1

Período prehispánico

N o es posible deinir con exactitud cuáles fueron las tierras que durante
el período prehispánico ocuparon los antepasados de los actuales guaiqueríes del
estado nueva Esparta, pues aquellos habitaron indistintamente en los diversos
valles y puertos de la isla. sin embargo, las evidencias arqueológicas tardías e
historiográicas indican que los asentamientos prehispánicos guaiqueríes de la isla
de Margarita fueron ocupados o reocupados hasta después de la llegada de los
europeos: 1) a lo largo de la costa inmediatamente al norte del puerto El tirano,
en Playa guacuco (cruxent y rouse 1982: 199); 2) en Porlamar, en los alrededores
del suburbio de Bella Vista; y 3) al este de Porlamar, en guamo (alexander 1958:
117). Estos asentamientos coinciden con los lugares más densamente poblados de
la isla para el momento del contacto.

Otros pueblos indígenas originarios están claramente identiicados en la


historiografía de Margarita, como es el caso de los dos asentamientos situados al
norte, en El tirano y El Manzanillo, ambos en el Valle de Paraguachí9, donde en
1499 los guaiqueríes canjearon sus perlas con alonso de ojeda y juan de la cosa,
los primeros europeos que pusieron pie en la isla (ojer 1966: 17; Vila 1991: 342-
344; gómez 2001, t. ii: 372).
otro asentamiento de origen prehispánico importante hallado por los
conquistadores a su llegada a la isla fue la aldea de Paraguarime10, ubicada a unos

9
El topónimo signiica: Parawa=mar; chich=sol. «Sol y mar» (Montenegro 1983: 221).
10
El topónimo signiica: Parawa=mar; ime o ima=sitio o lugar. «Sitio o lugar en el mar».

Á25á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

2,5 kilómetros hacia el norte del Morro de charamaya (hoy Morro de Porlamar).
allí residía la familia de la cacica isabel, hija del cacique charamaya, precisamente
el lugar donde en 1527 nacería el primer mestizo histórico de Venezuela, francisco
fajardo. El territorio que comprendía esta antigua localidad indígena abarcaba desde
las vertientes de la serranía central, conocida hoy como la sierra, hasta las tierras
regadas por el río El Valle, aguas abajo hacia el sur, hasta su desembocadura en la
bahía de guaraguao11, región esta en la que se hallaban sus lugares sagrados (cueva
del Piache), y áreas de horticultura, cacería y pesca (ayala lafée 1994-96: 61-67).
la aldea de Paraguarime, constituía el núcleo sociopolítico de otras viviendas que,
aunque disgregadas a lo largo y ancho del Valle de charaguaray (actual Valle del
Espíritu santo), se hallaban próximas unas de otras. sus habitantes generalmente
vivían en las inmediaciones de sus conucos, aunque erigían en las costas una suerte
de cobertizos de palma que utilizaban para resguardarse del sol mientras realizaban
labores de pesca (rancherías), muy posiblemente levantados en las cercanías de la
boca del río El Valle a objeto de aprovechar el agua dulce. El Valle de charagua-
ray, para ines del siglo XV y comienzos del XVI, al parecer estuvo habitado por
unas 200 personas (oviedo y Valdés 1962: 65; otte 1977: 356).12 la población de
Paraguarime, o Palguarime como se la conoce en la actualidad, continúa asentada
en el mismo lugar de hace cinco siglos atrás.
Pamopatar13 (hoy Pampatar) fue otro de los pueblos guaiqueríes que halla-
ron los españoles a su arribo a la isla de Margarita. su antigüedad puede establecerse
por la presencia de uno sus primeros pobladores, Pedro Moreno, quien para 1528
ya se hallaba en la isla (silva Montañes 1983, t iii: 268). Este personaje se instaló
al comienzo hacia Pampatar, quizás en las cercanías de Playa Moreno localidad a
la que, como sugieren subero (1981: 265) y gómez (2001, t. ii: 445), le quedaría
como topónimo el nombre de este personaje tan inluyente en la vida colonial de
Margarita. Posteriormente, se trasladaría al Valle de arimacoa.14
de igual forma, son de data muy antigua los asientos originarios de otros
pueblos guaiqueríes emplazados al norte de la isla, como aquel a que hace alusión

11
El topónimo signiica: Gavilán o Zamuro (Cathartes aura) (Montenegro 1983: 171).
12
algunos autores han manifestado que en los comienzos de la conquista éstos eran bastante numerosos (suárez
y Bethencourt 1994: 29). No obstante, los datos son escasos e insuicientes como para determinar la cifra
poblacional que componía esta sociedad para aquellas fechas.
13
El topónimo signiica: Pamo=sal; patar=casa, o sitio donde abunda alguna cosa (Montenegro 1983: 224).
«casa de la sal» o «salina».
14
agi, justicia, legajo 64, n° 2, ramo 2. f. 47. declaración de Hernando riberos.

Á26á
PEríodo PrEHisPánico

oviedo y Valdés (1962: 88), en 1535, ubicado en juan griego en: «un buen puerto
y ancón de la parte del norte».15
finalmente, tenemos que en el Valle de arimacoa existían dos poblados
guaiqueríes: El cercado y Pedro gonzález.16

15
Este es el actual pueblo de la salina (comunicación personal de ángel félix gómez, 2008).
16
con relación a la localidad de Pedro gonzález, sus actuales pobladores guaiqueríes erróneamente comentan
que este poblado era el que antiguamente se conocía como arimacoa. no obstante, castellanos (1987: 119)
al describir la geografía margariteña señala claramente a arimacoa como un valle: «Hay aguas represadas y
corrientes/ a lo menos en valles eminentes./ El del charaguaray da grande parte/ a la parte del sur do va su
proa/ y á los vapores frígidos del norte/ El de Paraguachí y arimacoa». Es decir, arimacoa era el nombre
de un valle y no de una localidad especíica. Por otra parte, hemos visto que el signiicado del topónimo Ari-
macoa, «pueblo de los olleros», podría estar asociado más bien con el antiguo caserío de guaiqueríes conocido
como El cercado, famoso por su tradición alfarera (aretz 1954: 117; armas Hernández 1990:59; ocanto y
Baptista 1998). En este sentido, salazar franco (en: ocanto y Baptista 1998: 37) apoyándose en el juicio de
residencia que llevó a cabo en 1533 el lic. Prado contra juan suárez de figueroa, teniente de gobernador de
la isla de Margarita (agi. sevilla. justicia. leg. 53, folio 852 Vto.), alega que el «Pueblo de los olleros» y «El
cercado» son el mismo lugar. Exponía que suárez de figueroa vivía en cubagua y cuando venía a Margarita
desembarcaba por Punta de Piedras y para llegar a su hato, obligatoriamente, tenía que pasar por el «Pueblo
de los olleros» donde robaba piezas de barro a los guaiqueríes alfareros que allí las fabricaban: «...entonces si
entraba por Punta de Piedras y venía por el Valle de san juan hacia su hato [...] pasaba obligatoriamente por
el pueblo de olleros que es El cercado». además, en nuestro trabajo de campo, no pudimos hallar entre los
pobladores de Pedro gonzález ningún testimonio sobre la práctica de la manufactura de ollas de barro. En
contraste, existe una fuerte tradición del trabajo con ibras de la palma carana (Coccothrinax barbadensis) en la
elaboración de cestería que ha tenido continuidad hasta el presente.

Á27á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Á28á
Capítulo 2

Período de la conquista y colonización

E l origen del complejo proceso de la formación socioeconómica de la


actual Venezuela se inició con el arribo al oriente venezolano de cristóbal colón, en
149417 o 1498, de alonso de ojeda en 1499, y de cristóbal guerra y Pero alonso
niño aquel mismo año. El inmediato descubrimiento de los ricos ostrales perlíferos
en la contigua y desierta isleta de cubagua fueron determinantes en el proceso de la
conquista de la tierra, posterior colonización, y en la instauración de instituciones
políticas, religiosas, económicas y culturales traídas de España.
En un comienzo, durante el primer cuarto del siglo XVI, los primeros
pobladores de cubagua, armadores, rescatadores y comerciantes de sevilla y de
la Española (santo domingo) dedicados al comercio perlífero, tuvieron que apo-
sentarse en las rancherías de los pescadores de perlas, que no eran otra cosa más
que tinglados armados cerca del ostral en producción. Pero, en 1528, el creciente
número de hombres dedicados a esta actividad, unos 933 individuos entre españoles
y aborígenes (Vila 1991: 127), de alguna manera planteó la necesidad de resolver el
problema de abastecimiento de agua y alimentos que se presentó entre este naciente
núcleo poblacional. El interés por impulsar la producción agrícola y pecuaria los
obligó entonces a establecerse en los valles margariteños pues requerían de tierras
de labranza y pastoreo.18

17
Manzano (1972).
18
Hacia 1528, Pedro de alegría estableció en el Valle de san juan, el mayor hato de ganado vacuno y porcino
(otte 1977: 264). Morón (1987; t. 2: 69) menciona a Pedro de Villardiga. también entre los primeros pobla-
dores se encontraban Pedro gallo, Pedro Moreno y Pedro Herrera (castellanos 1987: 120).

Á29á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Poco tiempo después comienzan a originarse los primeros poblados


españoles de la isla de Margarita, Pueblo de la Mar y la Villa del Espíritu santo,
al agregarse al conjunto existente de chozas indígenas las viviendas de un grupo
de españoles procedentes de cubagua. Pese a que en 1531 carlos i de España
(1516-1556) había determinado que la concesión de tierras para los españoles
fuera precedida de la toma de información de testigos a manera de protección de
los indígenas (arcila farías 1979: 292), el 13 de noviembre de 1534 se autorizó al
alcalde Mayor de aquella isla a repartir entre sus pobladores españoles, tierras y
solares en la isla de Margarita: «e a vos mandamos que repartáis los solares e tierra
que en la dicha isla de Margarita hay, así a los vecinos de la dicha isla de cubagua
que allá quisieren tener sus granjerías <o> como [a] las otras personas que de
cualesquier partes se fueren a se vezindar y morar en ella.»19
Esto trajo en consecuencia que el hábitat de los guaiqueríes, es decir, las
áreas más fértiles de la isla, sus valles, en donde la mayoría de las familias tenían
sus sembradíos, se fueran reduciendo al ser repartidas entre los vecinos españoles
pobladores de cubagua. debido a esta circunstancia, los guaiqueríes comenzaron
a presenciar cómo en su entorno se consolidaba el despojo de sus mejores tierras
que, bajo engaño o a la fuerza, tomó para sí aquel emergente núcleo poblacional
de colonizadores, tal como lo comenta castellanos (1987: 120) en sus Elegías: «Hi-
ciéronse muy buenas heredades / En los lugares más acomodados / y tomáronse
muchas propiedades / de sitios para hatos de ganados».
Entre aquellos que primero se asentaron en las tierras de los guaiqueríes
iguran: Pedro de Alegría, Bartolomé Jiménez de Pineda, Rodrigo de Navarrete,
sebastián de Villena, juan de Briones, diego jiménez, juan guillén, Pedro ruiz
de Barrasa, Pedro Moreno y otros más.20 Estas frecuentes usurpaciones de las
tierras de los guaiqueríes se ven relejadas en la deposición de testigos del Juicio
de residencia seguido a Pedro ortiz y a aldonza de Villalobos, en 1545, por el
Licenciado Juan de Frías, en el cual uno de los declarantes, maniiesta:
una yndia llamada Catalinylla Corecore que tenya ciertas tierras entre las haziendas
de Rodrigo de Nabarrete y Bartolome Ximenez de Pineda... que sabe que el dicho
Pineda dio a la dicha yndia una camysa y dos hachas y la camysa fueron depositadas
en poder deste testigo... este testigo las restituyo al dicho Pineda y que cree que la yndia
se quedo sin sus tierras y sin las dichas hachas y camysa...21
19
cédula real 198. cedularios de la monarquía española relativos a la isla de cubagua. 1523-1534. (otte 1961,
t. i: 267-268).
20
agi, justicia. legajo 64, n° 2, ramo 2. f. 18 Vto.
21
Sup. Cit. f. 42 y 42 Vto. declaración de sancho de carrión.

Á30á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

otro deponente expuso que «...todas las mas haziendas de tierras e aguas
que los vecinos desta ysla tienen y poseen son de los yndios...»22 y otro «...a bisto
que los dichos yndios guaiquiries andan medio muertos de ambre porque les han
tomado sus tierras e aguas y no tener en que sembrar...»23

aunque los guaiqueríes, igual que otros pueblos indígenas americanos,


no concebían la tierra que ocupaban como territorio-propiedad en el sentido de
posesión particular de determinado ámbito geográico, sus tierras sí constituían un
elemento trascendente de su asociación identitaria. Era el hábitat o lugar geofísico
de residencia propia donde proyectaban su vida comunitaria en un espacio deinido
para sus viviendas, áreas de sembradíos, pesca, cacería y lugares sagrados. En su
entorno se coniguraba su mundo mítico y religioso, se realizaban diversos rituales
familiares y colectivos, yacían sus muertos, y por ende, habitaban los espíritus de
sus antepasados.

las tierras guaiqueríes se vinculaban a un sistema de posesión colectiva.


la valoración de las mismas no era entendida como una propiedad de evaluación
comercial sino como parte esencial de sus modos de vida y producción dedicadas
a la propia supervivencia, tanto en el manejo de sus recursos naturales como para
el uso telúrico y cosmológico, que probablemente no diferenciaban. En conjunto,
las tierras eran vida, la raíz de su fuero étnico, la base de su crecimiento como
pueblo y, ante todo, pertenencia cognitiva de su etnicidad.

la práctica ancestral sobre la tenencia colectiva de tierras, donde el paren-


tesco normaba el acceso a los recursos productivos, comenzaba a ser intervenida. la
depredación de las tierras trajo consigo el menoscabo de la autonomía sociopolítica
dentro de su organización social, pues fue minando la jerarquía de los líderes en
provecho de la autoridad de los colonos y de sus capataces, causa principal de que
los guaiqueríes, « [...] las han dexado por no estar en vecindad / de los cristianos
y se yban a labrar a otras partes [...] »24

Mientras la reacción de algunos indígenas fue retirarse de sus territorios


tradicionales a lugares más alejados dentro de la isla, otros amenazaron con emigrar
a tierra irme:

22
Sup. Cit. f. 48 Vto. y 49. declaración de juan Vásquez de ulloa.
23
Sup. Cit. f. 26. declaración de diego de Montemayor.
24
Sup. Cit. f. 55. declaración de diego gómez.

Á31á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

que muchas bezes bido este testigo quexarse a muchos yndios naturales desta ysla
especialmente a Pero Martin y a Doña Ana y a Canoan caciques diziendo que Pedro
Moreno y Bartolomé Ximenez de Pineda y Domyngo Alonso y de otras muchas
personas diciendo que los suso dichos les abian tomado sus tierras e aguas e pueblos
y que no tenyan en que sembrar para mantener sus hijos y mugeres y que por ello se
querian pasar a la tierra irme...25
que cierta hazienda que Pedro Moreno tiene de tierras e aguas en el Valle de Arimacoa
que hizo despues que vendio la otra hazienda que bendio a Bartolome Lopez y a
Felipe Jorge que la otra hazienda que hizo de las dichas tierras e aguas oyo decir que
eran de los yndios guayqueries del dicho valle y que no embargante que se dize que se
las a pagado que los dichos yndios se quexan de que les a tomado sus tierras e aguas
e que no tienen donde sembrar...26
la tensión generada por la depredación territorial por parte de los es-
pañoles impuso el destierro forzado y algunos desplazamientos de sus unidades
domésticas hacia otros territorios dentro de la misma isla. Tal y como maniiesta
amodio (1996: 52): «los nuevos grupos conllevaban un horizonte cultural y una
historia diferentes, con una pretensión exagerada de superioridad humana y cultural
y una profunda necesidad de espacio territorial,...».
Estos cambios debieron haber propiciado una grave crisis entre los guai-
queríes y los miembros de la naciente colonia, pues el 3 de noviembre de 1536, se
hace necesario que juana de aragón, la reina española, emita una real cédula dirigida
a los «alcaldes ordinarios e otras justicias de la isla de cubagua», prohibiendo a los
vecinos españoles tanto de esa isla como la de Margarita comprar aguas y tierras
de estos indígenas:
que los dichos indios Ann recebado agravio por ser incapaces, y que, así por esto como
por no tener en qué sembrar cazaba ni maíz, los dichos indios se van dehesas islas
a otras partes a buscar la comida, a cuya causa se Ann despoblado, [...] por la cual
vos mando que, luego que la recibáis, hagáis pregonar en esa dicha isla y en la de la
Margarita que ninguna persona sea osado de comprar de los indios aguas ni tierras
ni otra cossa alguna [...] y repartiréis a los dichos indios el agua y tierras que os
pareciere que buenamente avrán menester para sembrar su cacabí y maíz, y enbiaréis
al nuestro consejo de las Indias relación de cómo lo avéis fecho...27

25
Sup. Cit. f. 32 y 32 Vto. declaración de francisco gago.
26
Sup. Cit. f. 37. declaración de Hernando riberos.
27
cédula real 262. cedularios de la monarquía española relativos a la isla de cubagua. 1535-1550 (otte 1961,
t. ii: 61-62; cedulario indígena Venezolano 1501/1812: 55-56; 1977).

Á32á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

El análisis de esta primera ordenanza indiana relativa a la posesión de la


tierra por parte del indígena margariteño, indica el conocimiento que comenzaba
a tener la corona española sobre la realidad social americana, pese a que en la
práctica estas disposiciones poco se tomaban en cuenta, ya que la mayoría de los
conquistadores españoles consideraron los territorios guaiqueríes como tierra de
nadie o haberes de colonización. Es por esto que, desde temprano, la legislación
indiana tendió a proteger los primeros núcleos de poblamiento guaiquerí intervi-
niendo para que conservaran sus tierras y el derecho a explotarlas.
Vale la pena recalcar, que esta cédula real no signiicó que esos repar-
timientos guaiqueríes obtuvieran títulos legales que avalarán la propiedad de la
tierra, conferidos directamente por la potestad real. los reyes de España poseían el
dominio jurisdiccional y privativo sobre todo el territorio de sus colonias y, siendo
los guaiqueríes vasallos libres de la corona, las tierras que les asignaron, aunque
inalienables, fueron dadas en usufructo colectivo, mas siguieron formando parte
del patrimonio regio. los reyes de España no consideraron oportuno, al menos en
los comienzos de la administración colonial en las indias, titular explícitamente
tales repartimientos (Bello lozano 1966: 519; álvarez 2003: 117).
Por otra parte, no hemos hallado documentación que evidencie el cum-
plimiento de esta cédula real, es decir, la entrega de tierras a los guaiqueríes por
parte de alguna autoridad competente, civil o eclesiástica encargada de cumplirla.
no obstante, sí debió hacerse efectiva en la práctica pues a esta cédula real debie-
ron referirse los guaiqueríes de El Poblado de Porlamar 291 años más tarde, el 1°
de abril de 1827, cuando solicitaron ante el gobierno Provincial de Margarita la
demarcación de sus tierras y, al exigirles aquel ente los títulos que los amparaban
en la posesión de las mismas, respondieron éstos «que por causa de la guerra de
la independencia de Venezuela, se les habían extraviado los títulos», «que desde
la fundación de Porlamar les había concedido el rey de España»28. En efecto, la
fundación de Porlamar (Pueblo de la Mar), se realizó el año de 1536,29 el mismo
año en que fue emitida la cédula real antes mencionada.

28
documento impreso en facsímile de la comunidad de indígenas del caserío fajardo, Porlamar, Margarita,
titulado: “Estudio de los títulos de los terrenos de la comunidad de indígenas del caserío fajardo del dto.
Mariño del estado nueva Esparta, por el ilustre dr. Manuel díaz rodríguez en el año 1927 bajo la represen-
tación de los ciudadanos: Esteban fernández a., Marcelino alfonso, jesús María suárez, Heraclio suárez,
florentino rivera, Pedro P. lozada, Eligio león, Miguel fernández, josé saturnino fermín, tomás suárez
y otros». (reproducido también en: Mccorkle 1965: 150-152; diario El sol, 4/07/77; gómez 2001, t. ii:
589-592; silva suniaga 2006: 93-98).
29
El 26 de marzo de 1536, el cura de cubagua, francisco de Villacorta, fundó Porlamar con el nombre de Villa
del Espíritu santo (Morón 1987; t. 2: 64-65).

Á33á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

aun cuando, hipotéticamente, con esta medida la legislación indiana


tendió a favorecer los derechos territoriales de los guaiqueríes margariteños, el
despojo de sus tierras continuó y, éstos «...se vieron obligados a refugiarse en los
montes y hasta amenazaron con abandonar la isla y trasladarse a costa firme»
(subero 1980: 6).

la ocupación de territorios y la usurpación de tierras fue la constante segui-


da por la mayoría de los conquistadores españoles en todo el continente americano.
En consecuencia, debió haber sido problemático y contradictorio para la corona
española conciliar la empresa de conquista de territorios y la estrategia poblacional,
operadas ambas bajo el paradigma del conquistador, con las políticas de evange-
lización y la necesidad de garantizar la supervivencia y necesidades materiales del
indígena. En este último sentido, carlos i de España, en 1546, trata de concretar
una política fundacional de comunidades indígenas en la que surge como condición
conferir áreas colectivas para el cultivo y aprovechamiento de la tierra (samudio
1992-93: 19). como protección a la población autóctona acordó que los indígenas:
«...fuesen reducidos a pueblos, y no viviesen divididos, y separados por las sierras, y
montes...»30. seis años más tarde, en 1552, la corona encarga a los visitadores reales
llevar el seguimiento de las reducciones indígenas. Posteriormente, felipe ii, el 19
de febrero de 1560, dispuso: «Que á los indios reducidos no se quiten las tierras,
que antes huvieren tenido»31. además, urgía que los congregaran en poblaciones
para que cultivaran sus tierras, criaran sus animales y se beneiciaran de su trabajo
en comunidad.
Con Mas voluntad, y promptitud se reducirán á poblaciones los Indios, si no se les
quitan las tierras, y granjerías, que tuvieren en los sitios, que dexaren. Mandamos,
que en esto no se haga novedad, y se les conserven como las huvieren tenido antes,
para que las cultiven, y traten de su aprovechamiento.

Asimismo, en diciembre de 1573, Felipe II, con el in de reglamentar e


impedir que continuaran los abusos contra los indígenas, y el despojo de sus tierras,
expide otra ordenanza sobre las reducciones y Pueblos de indios.

30
recogida en el libro Vi, titulo tercero, ley i de la recopilación de leyes de indias.
31
Recogida en el Libro VI, Título Tercero, Ley IX de la Recopilación de Leyes de Indias. Es necesario advertir
que desde la segunda mitad del siglo XVI las disposiciones sobre tierras concedidas por la Corona fueron de
aplicación general para el conjunto de las indias (álvarez 2003: 119).

Á34á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

Ley viii. Que las Reducciones se hagan con las calidades de esta ley.
Los Sitios en que se han de formar Pueblos, y Reducciones, tengan comodidad de
aguas, tierras y montes, entradas, y salidas, y labranzas, y vn exido de vna legua de
largo, donde los Indios puedan tener sus ganados, sin que se rebuelvan con otros de
Españoles.32
En lo que respecta a los guaiqueríes, esta ley originó entidades jurídicas
de índole bien determinada, con el potencial de poseer, explotar y disponer de
manera colectiva o en comunidad, una legua de tierra que a nombre del rey de
España les había sido concedida, y que posteriormente recibirían la designación
de resguardos. Fue esta la primera ordenanza en la que se señala la supericie de
terreno que sería destinada a los resguardos indígenas: «vn exido de vna legua
de largo».
En el caso especíico de las reducciones guaiqueríes de la isla de Margarita
correspondió a los funcionarios de la real audiencia de santo domingo, bajo cuya
jurisdicción se encontraba la isla, el dar cumplimiento a estas disposiciones reales.
Con este in, en 1576, García Fernández de Torrequemada, miembro y delegado
de la real audiencia de santo domingo inspeccionó la isla de Margarita en calidad
de Visitador y, observó que, pese a que felipe ii tres años antes había aprobado
la reducción de indios en pueblos, una gran parte del conglomerado guaiquerí
continuaba habitando en ensenadas y puertos de la isla hallándose muy esparcidos
para que pudieran ser atendidos espiritualmente (nectario María 1960:68). Empe-
ñado entonces en hacer cumplir las ordenanzas de la corona española, en cuanto
a la reducción de los guaiqueríes, organizó la formación de tres pueblos y para
esta labor contó con la colaboración de fray Manuel Mercado, obispo de Puerto
rico. sin embargo, al año siguiente el obispo informaba que sólo uno de los tres
pueblos ordenados por fernández de torrequemada había logrado concretarse:
el poblado del Valle del Espíritu santo (nectario María 1960: 97-100), que no era
otro que la aldea originaria de Paraguarime, existente desde antes del período de
la conquista.
En la documentación que contienen los expedientes de disolución y parti-
ción de los resguardos guaiqueríes, puede observarse la forma en que las autoridades
españolas, desde las primeras décadas del siglo XVI, gradualmente fueron confor-
mando dichos resguardos conocidos también como «comunidades de indígenas»,
agrupando los núcleos de población autóctona en sus propios territorios y bajo los

32
recogida en el libro Vi, título tercero, ley Viii de la recopilación de leyes de indias.

Á35á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

mismos patrones de asentamiento y organización social de origen prehispánico. de


esta manera, se fue diferenciando y desarticulando la «cabecera» o poblado central
prehispánico y su agrupación de chozas aisladas, como fue el caso de Paraguarime,
de la aldea de Pampatar, para formar por separado dos comunidades indígenas: El
Poblado de Porlamar y los cerritos, en Pampatar.
los resguardos guaiqueríes de la isla de Margarita, llamados también por
las autoridades eclesiásticas «pueblos de doctrina», se conformaron dentro de
esos espacios geográicos donde estuvieron asentados al momento del contacto.
se trataba de una institución sociopolítica, con cuerpo jurídico, de fundación doc-
trinaria, conformada por unidades de tierra colectiva para ser usufructuada por
una comunidad indígena que se regía por disposiciones autónomas, con normas y
prácticas socioculturales propias, ajustadas al proceso de adoctrinamiento cristiano
a través de un cura doctrinero.
En un principio, los resguardos guaiqueríes de la isla de Margarita tuvieron
un proceso organizativo con dos elementos claves: terrenos comunales para las
siembras y casas de comunidad. los bienes de las doctrinas –incluidas las tierras–
no podían ser enajenados ya que pertenecían al patrimonio de cada comunidad.
El interés de la corona española al patrocinar esta institución fue la protección del
indígena de los constantes abusos y despojos de sus bienes a que fue sometido por
el colonizador, especialmente sobre sus tierras y aguas. Pese a que las disposiciones
legales disponían que los bienes materiales de los resguardos fueran inalienables,
no pudo evitarse que los guaiqueríes se vieran constantemente amenazados con la
pérdida de sus tierras debido a la ambición de españoles y criollos margariteños.
Hay que enfatizar que los guaiqueríes de Margarita, y también los de cu-
maná, nunca estuvieron sujetos al régimen de encomiendas por ser «indios de la
real corona» (armellada 1988: 1089; da Prato-Perelli 1990: 97), ya que desde los
inicios de la conquista fueron considerados por el rey de España como «caualleros
y nobles, por merced que su majestad les ha hecho, por lo bien que le han seruido
con idelidad y lealtad en todas las ocasiones que se han ofrecido» (Vázquez de
Espinosa 1948: 45). asimismo, según las disposiciones legislativas, se los exoneró
del pago de tributos y de prestar servicios personales, y mucho menos podían ser
esclavizados. Estuvieron gobernados por oiciales reales y protegidos por curas
doctrineros pagados directamente por el rey. Estas exenciones permitieron que
algunos fueran tratados como súbditos libres de la corona española, aun cuando
muchos de ellos sirvieron a los españoles asentados en cubagua, Margarita y cu-
maná como naborías o criados.

Á36á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

con relación a la reducción de los guaiqueríes a poblado, vemos cómo


entre 1575-1576, don Miguel Maza de lizana, gobernador de la isla de Margarita,
declara a la real audiencia de santo domingo que: «conviene que guarden la
orden de los cinco pueblos que este testigo dejó fundado, y el otro en la cañaveta
del Portezuelo del norte a donde hagan asiento y pueblo los indios de tacariba»
(salazar franco 1971: 8; armas Hernández 1990: 59).

Posteriormente, en 1580 durante su segundo gobierno en la isla (1578-


1581), este mismo gobernador dice haber fundado cinco pueblos de doctrina, tres
cerca de la ciudad y dos en la costa: «en la sabana de Pampatare» [los cerritos], «en
cocheima», «en la çabaneta del Portezuelo de la banda del norte» [tacarigua], «los
otros dos pueblos principales del Puerto de Paraguachí [El tirano y Manzanillo]
y del Pueblo de la Mar [El Poblado de Porlamar] donde hay la mayor cantidad de
[guaiqueríes] ellos».33 En estos pueblos hizo construir iglesias y nombró capellanes
(Morón 1987, t. 2: 75). suponemos que hubo cierta discrepancia de opiniones entre
el gobernador y las autoridades eclesiásticas de la isla, en cuanto a la ubicación y al
número de pueblos indígenas que deberían constituirse, pues aquél diiere sobre la
conveniencia de que se agruparan los tres primeros pueblos en uno solo, y menos
que los cambiaran de lugar «que en mudandolos de su sitio donde nacieron se
mueren...» (sic).34

las reducciones de indios en pueblos se hacían sin que éstos tuvieran


que dejar sus tierras pues «la congregación de los indios en un lugar para su mejor
gobierno y adoctrinamiento, tenía como asiento las propias regiones que habitaban
sin sacarlos de su naturaleza» (arcila farías 1979: 293).

no obstante, 22 años más tarde, en 1602, pareciera que no se había logra-


do concretar ninguno de estos pueblos guaiqueríes, exceptuando la antigua aldea
de Paraguarime, pues cuando el obispo Martín Vásquez de arce realiza su visita
pastoral a la isla de Margarita, insiste en que a los guaiqueríes hay que «...reducirlos
a poblado...» (subero 1980: 23).

un año después, el 4 de agosto de 1603, la corona española emite una


cédula real dirigida al gobernador de la isla de Margarita, fadrique cáncer, por
medio de la cual el rey maniiesta que a los guaiqueríes: «conbernía reduzirlos a
poblado donde comunicasen con los españoles, puniéndoles un sacerdote que los

33
agi. santo domingo. legajo 96, f. 9.
34
agi. santo domingo. legajo 96, f. 9.

Á37á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

doctrine...». con este propósito ordena que se otorguen «...de cualquier hazienda
mía desa caxa hasta mill y quinientos ducados.»35
la historia indica que quien cumplió con este mandato real fue el gober-
nador Bernardo de Vargas Machuca, entre 1609-1614, quien durante su gobierno
«reduxo los indios naturales de la isla, que llaman guaiqueríes» (Vásquez de Es-
pinosa 1948: 45). Por su parte, este mismo cronista menciona los lugares donde
habitaban para aquellas fechas los indígenas «...que viuen en los dichos valles,
que son tacarigua, Pedro gonçález, el valle de la Margarita, Paraguachí, el de
san juan, en todos los quales estan poblados los indios guaiqueríes...» (Sup. Cit.
45). también informaba que había guaiqueríes en «el Pueblo de la Mar» y en «el
puerto principal della es de Mampatare [Pamopatar o Pampatar] a 4 leguas» (Sup.
Cit. 45).
a pesar de la información que proporciona Vásquez de Espinosa, por
los topónimos y ubicación de los pueblos que éste menciona fueron «reducidos»
por el gobernador Vargas Machuca, caemos en cuenta que estas reducciones no
se conformaron en otros pueblos diferentes sino en los antiguos asentamientos
indígenas que hallaron los españoles a su llegada a la isla de Margarita.
Es posible que el gobernador Vargas Machuca, ajustado a lo determinado
en las Leyes de Indias, hubiera sido la persona que, oicialmente, les extendiera el
traslativo de dominio sobre la tenencia de las tierras comunales que ancestralmente
habían pertenecido a estos cinco asentamientos, y que los guaiqueríes, una vez en
posesión de las mismas, hubieran permanecido alertas y en continuo usufructo
de ellas.
de los resguardos guaiqueríes que se conformaron en la isla de Margarita
no existen documentos legales o eclesiásticos donde pueda precisarse la fecha de
su fundación, ni la extensión o supericie de terrenos colectivos que le asignaron
a cada uno en el momento de su constitución doctrinaria. sin embargo, a medida
que se les fueron concediendo tierras, el conjunto de las leyes de indias los iba
amparando, ya que, como se ha dicho, desde un principio la corona trató de evitar
que los despojaran de las mismas.
En el año 1618, felipe iii de España, a través de una nueva ordenanza
establece:

35
cédula real 303. cedularios de la monarquía española de Margarita, nueva andalucía y caracas 1553-1604.
(otte 1967, t. i: 352-353). Bentivenga de napolitano (1977: 87).

Á38á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

Ley xv. Que en las Reducciones haya Alcaldes, y Regidores Indios.


Ordenamos, Que en cada Pueblo, y Reducción haya vn Alcalde Indio de la misma
Reducción, y si passare de ochenta cassas, dos Alcaldes, y dos Regidores, también
Indios, y aunque el Pueblo sea muy grande, no haya mas que dos Alcaldes, y cuatro
Regidores; y si fuere de menos de ochenta Indios, y llegare á cuarenta, no mas de vn
Alcalde, y vn Regidor, los quales han de elegir por Año Nuevo otros, como se practica
en Pueblos de Españoles, e Indios en presencia de los Curas.36
así, en conformidad a esta ley, en los resguardos guaiqueríes de Margarita
se formaron cabildos de indígenas dirigidos por un líder escogido por ellos mismos,
a quien comenzaron a llamarlo «capitán», excepto en el resguardo de El tirano que
lo llamaron «príncipe»37. Estos cabildos elevaban sus descontentos ante las auto-
ridades civiles procurando se guardaran sus derechos, y que se vigilara y accionara
contra quienes trataban de perjudicarlos en la tenencia de sus tierras, presionando
a las autoridades a intervenir cuando fuera necesario.
a partir de entonces, los cabildos guaiqueríes comenzaron a funcionar
regularmente y en cohesión con su propia gente, encargándose de la distribución
de la tierra entre familias para las labores agrícolas y garantizaron hasta donde fue
posible la articulación de su propia organización social. Esto se desprende de la
serie de oportunidades en que aquellos interpusieron ante las autoridades españolas,
reclamos y solicitudes para que les conirmasen los derechos de dominio sobre sus
territorios comunales.
En este sentido, vemos que un poco antes de 1677 los guaiqueríes de El
Manzanillo solicitaron al gobernador y capitán general de la isla de Margarita,
Juan Muñoz de Gadea (1676-83), les conirmase los derechos sobre las tierras
de su resguardo, pues éste el 20 de agosto de ese mismo año, expidió un docu-
mento a favor de «Don Cristóbal Caballero Zapata, Noble Guaiquerí y Capitán
del Valle de Mansanillo...», mediante el cual ordenaba «...que ninguna persona
de cualquier calidad y estado que sea, le inquiete ni perturbe al susodicho y á
los demás guaiqueríes de dicho Valle en sus tierras y posesión que tienen sus
sembrados y viven.» 38

36
Recogida en Libro VI, Título Tercero, Ley XV de la Recopilación de Leyes de Indias.
37
como en tiempos de la colonia, en la actualidad, en la comunidad de indígenas de El tirano, a su líder josé
lugo, lo llaman «Príncipe».
38
Expediente relativo a la Partición de los bienes de la comunidad de indígenas de El Manzanillo. registro
Principal del estado nueva Esparta, primera pieza. f. 20 y 20 Vto.

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cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Posteriormente, una década más tarde, el 14 de junio de 1688, el documento


anterior fue certiicado y ratiicado por el licenciado Don Fernando de Araujo y
rivera, quien para entonces fungía como gobernador y capitán general de la isla
de Margarita. El oicio es como sigue:
El Licenciado Don Fernando de Araujo y Rivera, del Concejo de su Majestad y vidor
de la Real Audiencia de Santo Domingo, que al presente hago oicio de Gobernador y
Capitán Gral. [1686-1687] de esta ciudad de nuestra Señora de la Asunción de la
Margarita y su Isla por su Majestad, por la presente conirmo la cedula Despachada
por mandada del Señor Don Juan [Muñoz] de Gadea, Gobernador que ha sido de
dicha Isla, á favor de Don Cristóbal Caballero Guaiquerí y Capitán del Valle de
Mansanillo, su data en esta ciudad en veinte del mes de agosto de [mil seiscientos]
setenta y siete; y mando que ninguna persona de cualquiera estado y calidad que sea
le inquiete ni perturbe al susodicho ni á los demás Guaiqueríes de dicho Valle, en
las tierras y poseciones en que viven y tienen sus sembrados debajo de la misma pena
de «cincuenta pesos» aplicados por mitad camara de su Magestad, y reparos de los
Castillos de esta Isla. Dada en dicha ciudad á catorce de junio de mil [seiscientos]
setecientos39 y ochenta y ocho. Dn. Fernando de Araujo y Rivera (sic).40
cuatro meses y medio después, el 30 de octubre de 1688, fue nombrado
gobernador de Margarita el maestre de campo don Sancho Zapata de Mendoza.
los guaiqueríes de Manzanillo, representados por su capitán don cristóbal caba-
llero Zapata, se apresuraron a solicitar nuevamente ante el Gobernador entrante
la ratiicación de sus derechos de posesión sobre las tierras de su resguardo. El
documento es como sigue:
Por la presente conirmo el despacho de esta otra parte dado por el Señor Licenciado
Don Fernando de Araujo y Rivera, oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo
de la Isla Española del Concejo de su majestad, Alcalde de casa y Corte y á cuyo
cargo estaba el Gobierno y asi mismo conirmó el Despacho que en él está, del
Sargento Mayor Don Juan Muñoz de Gadea y Capitán Gral. que fue de esta Isla
á favor de Don Cristóbal Caballero Zapata, Noble Guaiquerí y Capitán del Valle
de Mansanillo y mando que ninguna persona de cualquier calidad y estado que sea,

39
En el documento que manejamos aparece erróneamente el año mil setecientos y ochenta y ocho como la fecha
de conirmación, por Fernando Araujo y Rivera, de la cédula de Muñoz de Gadea. No pudo haber sido ese
año puesto que araujo y rivera asumió el gobierno de la isla el 5 de julio de 1686 (subero 1980: 39; garcía
castro 1988: 165). Por tanto, es obvio que hubo un error al transcribir la fecha del documento original, con
relación al año en que realmente se expidió dicha cédula.
40
Expediente relativo a la Partición de los Bienes de la comunidad de indígenas de El Manzanillo. registro
Principal del estado nueva Esparta, primera pieza. f. 20 y 20 Vto.

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PEríodo dE la conQuista y la colonización

le inquiete ni perturbe al susodicho y á los demas Guaiqueríes del dicho Valle en


sus tierras y posecion que tienen sus sembrados y viven, debajo de la misma pena
de Cincuenta pesos... Dada en dicha ciudad en treinta días del mes de octubre de
mil [seiscientos] setecientos41 ochenta y ocho años. Maestro Dn. Sancho Zapata de
Mendoza.42
tres años más tarde, el 12 de diciembre de 1691, la corona española
basándose en la recopilación de las leyes de indias de 1680, que se ocupaba fun-
damentalmente de la situación social de los indígenas americanos, establece como
norma general para la Provincia de Venezuela que se haga efectiva la reglamentación
de los llamados resguardos o como los designa arcila farías (1979: 299), «siembras
de comunidad». En esta recopilación, se amplió el texto de la ley disponiendo se
regularan las siembras de comunidad, y habilitó, para todos aquellos que tenían o
no pueblos establecidos, las normas que formalmente deberían regir en cuanto al
uso y administración de las zonas de terreno asignadas por felipe ii, en 1573.
En esta oportunidad, el texto de la ley viii de 1573 43 fue más especíico en
lo referente al tamaño de la extensión de la tierra que para entonces conformaban
los resguardos y que, hasta esa fecha, contemplaba sólo «vn exido de vna legua de
largo». la nueva recopilación expresamente determinaba:
se les señalará a cada pueblo una legua de distrito en cuadro principal, como se previene
en la ley ocho, titulo 3°, libro 6°, de la nueva recopilación, fundándose dichos pueblos,
si ya no lo estuvieron, en sitios y parajes cómodos, donde haya aguas, fertilidad de
tierras para las sementeras y montes para los ejidos y pastos de los ganados, tomando
el centro para la demarcación de dicha legua en cuadro desde la plaza y, después de
haber señalado sitio para ella y para la iglesia, casa de comunidad y distribuido los
solares, dejando capacidad para otros... (Bentivenga de napolitano 1977: 205;
carrocera 1968: 233).
Es signiicativo destacar que, en la isla de Margarita, las tierras comunales
fueron otorgadas diecisiete años antes de que el gobernador y capitán general,
francisco de Berroterán, determinara, en 1694, conferir las de la Provincia de Ve-
nezuela, y 23 años antes de que el gobernador josé ramírez de arellano, en 1700,
hiciera efectiva la dotación de tierras a las comunidades indígenas de la Provincia

41
nuevamente encontramos errada la fecha con respecto al siglo. El 23 de junio de 1688, el Maestre de campo
Sancho Zapata de Mendoza, sustituye al gobernador interino de la isla de Margarita, Martín Cabeza de Vaca.
Por tanto, no pudo haber sido en 1788, como señala la transcripción del documento.
42
Sup. Cit. f. 20 Vto.
43
Ver página 35.

Á41á
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de cumaná (samudio 2003: 5). ya vimos que para 1677, el gobernador Muñoz de
Gadea está ratiicando a los guaiqueríes de Manzanillo «...que ninguna persona de
cualquier calidad y estado que sea, le inquiete ni perturbe al susodicho y á los demás
guaiqueríes de dicho Valle en sus tierras y posesión que tienen sus sembrados y
viven.» 44
Por su parte, los guaiqueríes de cumaná, quienes desde comienzos de la
colonia se habían visto despojados de sus territorios, no lograron sino hasta el
año de 1703 que les fuesen adjudicadas algunas tierras. se precisó para realizar
el repartimiento de ejidos y labores de comunidad que se coniscaran algunas
tierras habitadas por españoles para entregárselas a aquéllos (da Prato-Perelli
1986: 445).
siempre vigilantes de su territorio, en 1719, los guaiqueríes de la isla de
Margarita, esta vez representados por el capitán luís gonzález Mariño, de la co-
munidad de indígenas de El Manzanillo, en representación del cabildo indígena y
demás miembros que componían este resguardo, nuevamente solicitaron ante el
gobernador de la isla de Margarita, ahora don José de Arias, la conirmación de la
posesión de las tierras de su resguardo. El texto es como sigue:
El capitán Luis Gonsales Mariño del partido del puerto que llaman de Mansanillo
de la costa de la isla, por mí y á nombre de todos los naturales Guaiqueríes de dicho
partido pr. falta de Protector paresco ante Ud. permiso lo necesario y digo: Que hago
presentacion con el juramento necesario de estos instrumentos de la tierra de pan llevar
que habemos y tenemos en dicha costa del Mar de dicho puerto segun ordenes de su
Majestad (Dios le guarde) para nuestros sembrados las cuales tenemos y poseemos y
por cuanto con el tiempo estan deterioradas, se ha de servir Usted justicia mediante
de mandar que á continuacion de este nuestro escrito y su decreto se nos de testimonio
autorizado de manera que haya fe en su juicio y fuera de él para guarda de nuestro
derecho que estoy pronto a pagar los debidos derechos; por todo lo cual a usted pido y
suplico se sirva hacer y mandar segun y como dejo pedido, devolviendome el original
como dicha copia, que en ello recibiré merced con justicia y pido por mi y en nombre
de dichos naturales para guarda de derecho que asi lo pido costas y en lo necesario.
Luis Gonsales Mariño. (sic).45

44
Expediente relativo a la Partición de los Bienes de la comunidad de indígenas de El Manzanillo. registro
Principal del estado nueva Esparta, primera pieza. f. 20 y 20 Vto.
45
Sup. Cit. Expediente de Partición. f. 20 Vto.

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PEríodo dE la conQuista y la colonización

un año más tarde, el 20 de enero de 1720, luís cedeño de alva, alcalde


ordinario de la asunción, tramitó y autenticó el testimonio que solicitaba el capitán
guaiquerí, Luís González Mariño, mediante certiicación que expidió en esa misma
fecha.46
En el documento anterior observamos la adaptación de la terminología de
«tierras de pan llevar» que utiliza el capitán guaiquerí de la comunidad de indígenas
de El Manzanillo, al referirse a las que poseían por órdenes de la corona española.
Es importante aclarar que las tierras así denominadas eran aquellas que, durante el
período colonial, estuvieron destinadas para los cultivos de comunidad y para la cría
de ganado con el que se abastecía el conglomerado indígena de cada comunidad, y
con el excedente, una parte de la población que habitaba en las inmediaciones.47
al parecer, este sistema no se desarrolló entre los guaiqueríes ni tampoco
entre otras etnias aborígenes de Venezuela, pues la modalidad de propiedad co-
lectiva indígena que prevaleció durante todo el siglo XVIII, «resultó ser objeto de
controversia entre la metrópolis y los colonizadores y criollos, quienes argumen-
taban que estas extensiones de tierras no eran adecuadamente aprovechadas por
esos indígenas» (caballero arias 2007). tendríamos entonces que considerar la
explicación de amodio (1997: 32) al referirse al concepto de uso de la tierra entre
los indígenas del oriente de Venezuela:
Hubo una mediación entre dos conceptos diferentes de utilización de la tierra, pero
a partir de la percepción española de las costumbres indígenas y no de la forma real
de aprovechamiento de las tierras por parte de estos pueblos. Desde el comienzo de
la conquista los españoles habían notado la ausencia de propiedad individual de la
tierra entre los indígenas y, en consecuencia, asumieron que la propiedad debía ser
colectiva. En realidad, existía un concepto de territorialidad de cada pueblo, pero
no uno de propiedad colectiva de la tierra. La demostración de este hecho se puede
encontrar tanto en las guerras intertribales para defender un territorio considerado
de «uso» propio (también en términos «religiosos»: el espacio como ámbito interno
de cada cultura, lugar de orígenes, etc.), como en el aprovechamiento familiar y no
comunal de las tierras (aparte de algunos trabajos de grupo, como los de preparar
comida destinada a una iesta o a alguna empresa bélica, etc.).

46
Sup. Cit. Expediente de Partición. f. 21.
47 En España, la expresión «tierras de pan llevar» era muy común en el siglo XVII, se usaba para denominar las
tierras destinadas a la siembra de cereales, especialmente el trigo, con el que se abastecía de harina el pueblo
o la ciudad.

Á43á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

En este sentido pareciera que los guaiqueríes no fueron la excepción, pues


del conjunto de declaraciones de testigos asentadas en el juicio de residencia del
gobernador de la isla de Margarita, joaquín Moreno de Mendoza, efectuado unos
años más tarde, en 1757, por el juez Pedro de la Moneda y Mota, se deduce que
pese a habérseles concedido la tierra para que la cultivaran colectivamente, éstos no
cumplían con las labranzas de comunidad, pues cada familia se limitaba a sembrar
lo que necesitaba para su sustento y, en algunos casos, el excedente lo vendió para
su propio peculio.48
Estas noticias se ven conirmadas por la información que releja el censo
realizado por el gobernador de la isla, alonso del río y castro (1757-1764), ese
mismo año de 1757, en el cual quedaron señalados los oicios que ejercían los
guaiqueríes que conformaban las cinco comunidades indígenas de la isla, donde
en conjunto se censaron 1.484 guaiqueríes (gómez 2004: 130).49 Vemos que de
363 cabezas de casa sólo se mencionan 29 dedicados a la labranza. En su gran
mayoría, 244 jefes de familia (67,21%), estaban dedicados a la pesca. de los res-
tantes 119 cabezas de familia, 73 no declararon ningún oicio especíico. El resto:
uno era carpintero, 10 iguraban como militares y seis se ejercitaban en el oicio
de marineros (tabla 1).
no extraña el hecho que de 363 jefes de familia que conformaban las
cinco comunidades indígenas de la isla, solamente 29 se declararan dedicados a
las siembras de comunidad. las comunidades de indígenas de Margarita, aunque
tuvieron bajo su dominio extensos territorios cedidos por la corona española
como –tierras de pan llevar– para que cultivaran y criaran su ganado, éstos, al igual
que la mayoría de las otras etnias indígenas venezolanas practicaban la llamada
horticultura, lo que apenas les permitía la producción necesaria para alimentarse
y, sólo en limitadas ocasiones obtuvieron excedentes que, con seguridad, fueron
utilizados como trueque por otros productos.
Por otra parte, podemos airmar que para los guaiqueríes estas actividades
de autosubsistencia no fueron consideradas por ellos como un oicio –en el con-
texto europeo de profesión o función propia de algún arte mecánica–, sino más
bien como una actividad cotidiana realizada en el contexto familiar y por iniciativa
personal para la producción de alimentos.

48
agi. Escribanía de cámara 149 B. Primera pieza. f. 100 Vto. 107 Vto. 112 Vto. 119 Vto. 137 Vto. 148 Vto.
156 Vto. 162 Vto. 202 Vto. 210 Vto. y 220.
49
En esta cifra no aparecen contados los que conformaban los pueblos guaiqueríes de El cercado y juan griego
que, entre ambos, había un total de 403 guaiqueríes.

Á44á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

taBla 1
Estructura por ubicación, población total y oicios en los resguardos
de indígenas guaiqueríes de la isla Margarita en 1757

cabezas de familia
localidad

Población total

carpintero

agricultor

Sin oicio
Marinero
Pescador
Militar
El tirano 223 58 - 9 4 45 - -
El Manzanillo 108 28 - 3 4 21 - -
Pedro gonzález 143 33 - - - 23 - 10
los cerritos 389 100 1 17 2 48 6 26
El Poblado de Porlamar 621 144 - - - 107 - 37

totales 1.484 363 1 29 10 244 6 73

Fuente: (Gómez 2004: Tablas XXIV y XXVI)

un claro ejemplo que ilustra el sentido de lo expuesto más arriba puede


observarse hoy en día entre los waraos del delta del orinoco. los hombres pescan
o cazan a diario la ingesta proteica familiar, las mujeres siembran y cosechan sus
conucos de ocumo, sin que por esto consideren que ejercen el oicio de pescado-
res, cazadores o agricultoras. Su in es satisfacer las expectativas que socialmente
determinan los procesos productivos acondicionados al medio ambiente físico:
el territorio.
de igual modo, los guaiqueríes de Margarita, obtenían de sus territorios
los productos necesarios para su manutención. sus conucos les proporcionaban los
carbohidratos en forma de yuca o maíz y, la pesca, abundante proteína. Por tanto,
sus tierras no podían ser mercantilizadas o cambiadas por otras en zonas diferentes.
como otras etnias caribe, en su cosmovisión posiblemente el uso continuo de la
tierra abarcaba un amplio concepto de integralidad con la naturaleza siendo el bien
colectivo de subsistencia y fortalecimiento espiritual.
Por estas causas es que hemos visto reiteradamente a los guaiqueríes de
El Manzanillo solicitando constancias de la propiedad comunitaria de sus tierras
y, nuevamente, así lo hacen en el año de 1775, cuando requieren del gobernador

Á45á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

de la isla de Margarita, teniente coronel josé de Matos y rabel (1765-1775), les de


una justiicación del dominio de la tierras de su resguardo:
Domingo José de Vargas Capitán Guaiquerí del partido de Mansanillo por mí mismo
y á nombre del Cabildo y demás cuerpo de naturales Guaiqueríes que compone la
doctrina de él como idelisimos y leales vasallos de su Majestad (que Dios guarde)
ante ud. parecer por falta de Protector y digo: que al derecho mío y de dicha Doctrina
conbiene el que se nos de testimonio probante del escrito y copia que contiene del título
de propiedad de las tierras donde nos hayamos situados para nuestra vivienda y
sembrados, despachado por el Maestre de campo Dn. Sancho Zapata de Mendoza,
Gobernador y Capitan Gral. que fue de esta Isla, á causa de hallarse algo viejo y
consumido parte de su letra y fecha se me entregue original y testimonio para guarda
del derecho de Ntra. Doctrina...50
Pese a los esfuerzos realizados por historiadores y personas interesadas
en la documentación relativa a los resguardos guaiqueríes, no se han hallado do-
cumentos originales de títulos de posesión, o de cesión de la «legua de tierra» que
pudo haber expedido la corona de España.
creemos que, estos «títulos de propiedad» en el sentido estricto del
derecho, jamás existieron, cuando más, en su oportunidad se levantaría un acta
de amparo sobre el dominio de usufructo de la tierra que los reyes de España
concedieron como privilegio a los guaiqueríes desde los comienzos de la colonia,
según las ordenanzas compiladas en «la ley ocho, titulo 3°, libro 6°, de la nueva
recopilación» de las leyes de indias de 1680.
El 9 de mayo de 1775, domingo josé de Vargas, el capitán guaiquerí de
El Manzanillo, en representación del cabildo indígena y de los guaiqueríes de la
sabana, Puerto abajo y de El tirano, entabla litigio contra el clérigo don francisco
de rojas, cura de Paraguachí, por «...tenerle cojido un pedazo de tierra el dicho
Beneiciado por parte del Norte donde llaman COSTANZA...».51 En aquella opor-
tunidad no aceptaron recibir el precio que les fue ofrecido por sus tierras, sino que
continuaron luchando legalmente hasta lograr que dicho cura las abandonase.
del mismo modo y hacia las mismas fechas, los guaiqueríes de la comu-
nidad de indígenas de El Valle de Pedro gonzález también se vieron amenazados
con la pérdida de una porción de sus tierras por parte de algunos de sus colindantes.

50
Sup. Cit. Expediente de Partición. folios 19 y 19 Vto.
51
Sup. Cit. Expediente de Partición. f. 21.

Á46á
PEríodo dE la conQuista y la colonización

Por esta razón, en 1791, acudieron ante las autoridades españolas ayudados por
el Protector de indios juan josé Barandica y entablaron una demanda que duraría
varios años contra el Pbro. josé cayetano guerra, josé Baltasar gonzález, fran-
cisco Verde, Bernardino garcía, josé antonio Marcano y otros (salazar franco
1984: 25).

Á47á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Á48á
Capítulo 3

Período republicano

L a historia testimonia que los líderes políticos que dieron inicio al período
republicano promovieron el concepto de una igualdad colectiva en la estructura-
ción étnica y social de los venezolanos, al insistir que los indígenas debían tener la
condición de ciudadanos.
En 1811, al inicio del período histórico de la independencia se promulgó
la Constitución Federal de los Estados Unidos de Venezuela. Esta legislación dictada por
el soberano congreso y el Ejecutivo federal tendía a abolir la propiedad colectiva
alegando que las leyes coloniales no estaban acorde al pensamiento humanitario y a
las garantías individuales del indígena, ni a su reconocimiento y reivindicación civil.
En su artículo 200, corren los textos concernientes a indígenas y a la propiedad
de sus tierras, donde se les permite «el reparto en propiedad de las tierras que les
estaban concedidas y de que están en posesión, para que a proporción entre los
padres de familia de cada pueblo, las dividan y dispongan de ellas como verdaderos
señores, según los términos y reglamentos que formen los gobiernos provinciales»
(armellada 1954: 18; Pérez Vila 1988: 374).
Pero la nueva carta Magna no tuvo el tiempo necesario para que se cum-
pliera, pues un año más tarde se pierde la Primera república y se transforma en
letra muerta.
Posteriormente, el 20 mayo de 1820, simón Bolívar, presidente de la gran
colombia, reglamenta sobre la distribución de los resguardos entre las familias

Á49á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

indígenas y, dispone, que éstos no necesariamente tienen que ser destinados a


tierras de cultivos, como lo habían sido hasta entonces, sino que «se les repartirán
en pleno dominio y propiedad...» (armellada 1954: 19).

de esta disposición presidencial debió hacerse eco inmediatamente el


entonces gobernador de Margarita, coronel de brigada, francisco Esteban gó-
mez, cuando el 2 de agosto de ese mismo año decretó le fueran reconocidos a los
guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El Valle de Pedro gonzález, quienes
venían luchando legalmente desde hacía unos 30 años por la conservación de sus
tierras, todos los derechos jurídicos sobre las mismas «en la persona de su capitán
guaiquerí luís Vicente»52 (salazar franco 1984: 25).

los guaiqueríes de Margarita se habían destacado durante la guerra de


independencia venezolana, entre 1810 y 1820, por formar una sólida unidad en
defensa de su isla contra el ejército español. Es por esto que al culminar la guerra, el
general francisco Esteban gómez53 les brindó todo su apoyo para que obtuvieran
los títulos legales sobre sus tierras.

un año más tarde, en octubre de 1821, se revalidaba el decreto de Bolívar


inherente a los indígenas de colombia, promulgado el año anterior, haciéndolo
extensivo a los de Venezuela, en el cual en su artículo 1° se establecía: «se devol-
verá a los naturales, como propietario legítimo, todas las tierras que formaban
los resguardos según títulos cualquiera que sea el que aleguen para poseerla los
actuales tenedores». además, se instruía a los jueces políticos de cada provincia
para que reintegraran a los resguardos las tierras que les hubieran sido usurpadas,
y ordenaba que se distribuyeran «...a cada familia tanta extensión de terreno cuanto
cómodamente pueda cultivar cada una teniendo presente el número de personas
de que conste la familia y la extensión total de los resguardos» 54.

Estas nuevas disposiciones legislativas y el concurso del gobernador


margariteño francisco Esteban gómez, a la causa guaiquerí, debieron haber pro-
piciado que los integrantes de las comunidades de indígenas existentes en la isla
de Margarita (las de El tirano, El Manzanillo, Pedro gonzález, los cerritos y El

52
En documentos posteriores aparece «Vicent», sin la «e» inal.
53
Fue oicial de las campañas de liberación de la isla de Margarita en 1810, 1815, 1816 y 1817. Este último
año comandó las acciones de guerra contra el general Pablo Morillo en la Batalla de Matasiete que selló la
independencia de Margarita.
54
decreto de simón Bolívar. En: la iglesia en amazonas 1988: 42-43.

Á50á
PEríodo rEPuBlicano

Poblado de Porlamar) comenzaran a gestionar jurídicamente la titularidad de sus


tierras (Pérez Vila 1988: 376).
a mediados de 1824 surgió una fuerte controversia entre los guaiqueríes
que conformaban la comunidad de indígenas de El tirano y el capitán de milicias
Vicente guerra. éste había solicitado ante las autoridades competentes le fueran
asignadas como haberes militares de guerra las tierras situadas en la chica y Puerto
abajo pertenecientes a la mencionada comunidad de indígenas, siéndole concedidas
por el congreso constituyente.55

El 22 de octubre de ese mismo año, el intendente del departamento


Veinticuatro de julio ordena se proceda la entrega al capitán Vicente guerra de
treinta fanegas,56 equivalentes a unas 21 hectáreas de tierra ubicadas en Puerto
abajo, en las inmediaciones de la parroquia de Paraguachí, y otras veinticinco
fanegas, unas 17 hectáreas, en la chica. tres días más tarde, el alcalde de Pa-
raguachí, ramón subero, siguiendo el mandato del gobernador político de la
isla, juan antonio silva, procedió a citar a los guaiqueríes que habitaban en esas
tierras para que en lo sucesivo se entendieran con guerra como dueño de ellas.57
ante esta situación, los guaiqueríes de El tirano como los de El Manzanillo, se
unieron para defender sus tierras, e indignados, manifestaron no estar confor-
mes y se opusieron alegando que habiendo sido considerados dueños de dichas
tierras desde su nacimiento, con más razón ahora, después de haber luchado en
la guerra de independencia y habérselas disputado palmo a palmo a los tiranos,
no iban a permitir que se las coniscasen.

En consecuencia, se comisionó al alcalde ordinario de segunda Elección


josé dolores salazar, para que fuese hasta el lugar donde habitaban los guaiqueríes
de El tirano y les exigiera los títulos de propiedad sobre las tierras de Puerto abajo
del tirano y las de la chica. éstos fueron citados en la casa del ciudadano fausto
Bejarano, alcalde pedáneo58 del lugar de aricagua, pero no fue posible la reunión
pues la mayoría de ellos se hallaban en el mar pescando59. no obstante, en escrito

55
registro Principal del estado nueva Esparta. Expediente de Partición de El Manzanillo. tercera pieza. f. 4.
56
El Congreso de la recién creada República modiicó mediante la ley de 1821 las equivalencias de las medidas
usuales. la fanega comprendía 6.987 m2.
57
Expediente de Partición de El Manzanillo. Sup. Cit. f. 4 Vto.
58
El de barrio, designado para aldeas o partidos rurales en municipios dispersos, que sólo podía entender en
negocios de escasa cuantía, castigar faltas leves y auxiliar en las causas graves al juez letrado.
59
Sup. Cit. f. 5 Vto.

Á51á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

de fecha 27 de octubre de 1824 consignado ante el gobernador político de la isla,


unos 35 guaiqueríes60, textualmente exponían:
Que se consideran con derecho y propiedad á las tierras comprendidas en las Sabanas
del Tirano, Puerto Abajo y de La Chica, en consideración á que el Rey de España
se las donó á los leales Guaiqueríes según tienen noticia de sus antecesores: que al
presente no pueden exivir documentos algunos que acrediten su propiedad y derecho
á motivo de que estos fueron consumidos por el incepto [incendio], que estan prontos
á constituir su apoderado instruido y espensado suicientemente para que les deienda
en el asunto y que lo veriicaran dentro del termino ordinario, y que si asino lo
cumplieren se sujetan á sufrir y conformarse con cualquiera providencia que libre el
Superior tribunal (sic)61
El 3 de diciembre de ese mismo año, el sr. josé dolores salazar, se reunió
con algunos guaiqueríes de El tirano y de El Manzanillo, representados por el
capitán de esta última comunidad de indígenas, Manuel de Vargas, en la casa del ya
mencionado fausto Bejarano. En esta reunión, los guaiqueríes quedaron en redactar
nuevamente una comunicación dirigida al gobernador político de Margarita que
entregaron tres días más tarde. textualmente la declaración decía así:
6 de diciembre de 1824. Los que suscriben á esta representación, naturales de esta
Isla, por sí y á nombre de los demás vecinos del poblado de Guaiqueríes del pueblo
de Paraguachí; por quienes prestan voz y canción de valor en grato, á Ud. con el más
proiciado respeto exponen: Que movidos por la necesidad de conservar sus casas y
hogares y la tranquila y pacíica posesión del lugar que habitan y les fue trasmitido
por sus antepasados como fundadores del expresado pueblo establecido como los demás
de la Isla, desde tiempos remotos, con privilegio especial para no poder ser molestados
por persona alguna, se ven ahora precisados á abandonar sus que haceres para
ocurrir á la autoridad de Ud. haciendole presente la injusticia con que se pretende
desalojarlos de su pueblo y dispersarlos para vivir errantes como hombres indignos
de representación en sociedad, bajo el vano pretexto de haver concedido el «Gobierno
de Colombia al ciudadano Vicente Guerra cierta cantidad de tierras (roto) de las
realengas ó valdías que acaso (roto) valle en pago de su haver militar conforme á
lo dispuesto en la lei de repartimiento de los bienes nacionales. Los que representan

60
Estos eran: tomás, ramón, josé, julián, asunción y Pedro Hernández, josé Hernández segundo y josé Her-
nández tercero, josé, luís, lorenzo, silvestre, francisco, Esteban, Manuel y antonio Martínez, josé Martínez
segundo, josé Martínez tercero, cecilio, josé y juan días, josé domínguez, antonio del (roto), Manuel del
Pino, francisco del Pino, antonio del Pino segundo, rafael jiménes, francisco jiménes, anselmo (roto),
jorge Patiño, Miguel de Mata, calixto de Mata, Pedro de Mata, diego de Mata, Manuel de Brito.
61
Sup. Cit. f. 17.

Á52á
PEríodo rEPuBlicano

por sí y a nombre de sus consistentes en uno de sus derechos no pueden menos que
oponerse y resistir a dicha operación, tanto por que ignoran la autoridad que ha podido
decretar extitución de aquel poblado cuanto por que están seguros y satisfechos de que
por el contrario la lei los há protegido y escudados aun en el tiempo que dominaba la
tiranía. Es mas que notorio que desde el establecimiento de Las Americas se concedió
á los Guaiqueríes el terreno suiciente para cituar sus poblados en aquellos parajes
que fueron mas propios a sus elaboraciones, concediendoles igualmente el derecho
de ocupar cierta porción de tierras en contorno para hacer en ellas sus sembrados y
mantener los animales que necesitasen para su sucistencia, y la de la cual no hay
razon para privarseles por ningun particular bajo ningun pretexto ni causa solo por
el estado, y en caso de aquel terreno se necesitase para algun establecimiento público,
Ciudad, fortiicaciones Va. con la presicion de mediar una justa compensación y de
darseles donde establecerse de nuevo con las mismas comodidades que antes disfrutaba.
Así sucedió con los Guaiqueríes del Pueblo de la Mar en tiempo de la dominación
española, cuando se trató de formar la población que hoy existe. Los que representan
no pretenden impedir el cumplimiento de la orden del Gobierno que ha concedido al
ciudadano Vicente Guerra las tierras que tienen acusadas en el Valle de Paraguachí
y solo procuran defender sus propiedades y el derecho con que habitan el terreno de que
se les quiere expulsar. Si las razones que tiene el ciudadano Guerra para sostener su
injusta pretencion son las de haber servido á la patria, ninguno en esta parte es más
acreedor que los representantes á las consideraciones y beneicencias del Gobierno,
pues que desde los primeros momentos de nuestra transformación política adoptaron
el Sistema Republicano, y lo han seguido constantemente á costa de su sangre como es
bien notorio, ademas de que parece mostruoso que no siendo el terreno que ocupa el
poblado de Paraguachí ni realengo ni valdío, (pues que está ocupado por todo un pueblo)
ni tampoco útil para la cría ni para la agricultura se quiera de hecho incorporarlo á
la conseción hecha al ciudadano Guerra... (sic)62
tras una serie de gestiones probatorias que tuvieron que realizar los
guaiqueríes de ambas comunidades sobre la antigüedad que tenían habitando en
aquellas tierras, entre las cuales presentaron la sentencia judicial de 1677 expedida
por la Real Audiencia de Santo Domingo a favor de «Don Cristóbal Caballero Za-
pata guaiquerí»63; el asesor general del departamento, lic. Matías lovera, a quien
se había elevado la consulta de este caso, respondió el 7 de febrero de 1825, a la
instrucción del gobernador de Margarita, rafael guevara, así: «Por lo que soy de
sentir que los ciudadanos guaiqueríes permanecen en quieta y tranquila posesión

62
Sup. Cit. tercera pieza. f. 7 su Vto. y 8.
63
Sup. Cit. Primera pieza. f. 20

Á53á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

de las expresadas tierras, en virtud de lo que previene el artículo dos de la lei de


once de octubre de 1821, undécimo».
El 3 de marzo siguiente, los guaiqueríes tanto de El Manzanillo como de
El tirano se enteraban del siguiente dictamen gubernativo:
Conformándose este Gobierno con la consulta del Asesor del Departamento, declara
por de propiedad de los Guaiqueríes las tierras en cuestión y que motiban este
expediente; y en consecuencia hagaseles saber para que inteligenciados saquen los
correspondientes testimonios que autentican la propiedad que le es conferida bajo las
presentaciones que las leyes señalan. (sic)64
Poco menos de una década más tarde, los guaiqueríes de la comunidad
de indígenas de los cerritos solicitaron ante el jefe superior o gobernador de la
Provincia de Margarita, simón de irala, les fuera otorgado el título de propiedad
de las tierras que conformaban su resguardo. En esta ocasión, el 10 de julio de
1834, el gobernador insta al alcalde segundo municipal del primer cantón, joaquín
Narváez, a in de que instruya una prueba «para justiicar la propiedad de las
tierras de los cerritos antiguo poblado guaiquerí», a través de un interrogatorio
que debería realizar «a siete personas ancianas, idedignas é intachables», con el
in de conocer:

Primero: Si las tierras en que está el poblado de los cerritos [Pampatar] son baldías
o pertenecieron en propiedad a los indígenas que lo moraban: de quien las hubieron:
y quienes pueden dar razón de esta pregunta.
Segundo: qué cantidad de tierras pueden ser...
Tercero: la clase de las tierras ó su aptitud para cría ó cultivo.
Cuarto: qué número de familias pueden hoy existir... 65

tres meses más tarde, el 17 de octubre, Manuel Muñoz tebar, juez de


letras de hacienda de esa provincia, después de veriicar el resultado del interroga-
torio en el cual, «por unánime deposición de los testigos» se corroboró la antigua
posesión y dominio por parte de los guaiqueríes sobre las tierras de los cerritos

64
Sup. Cit. tercera pieza. f. 13 y su Vto.
65
documento inserto en el Expediente relativo a la Partición de bienes de la comunidad de indígenas los
cerritos, marcado con la letra «f». f. 18 a 36 y su Vto. registro Principal del estado nueva Esparta.

Á54á
PEríodo rEPuBlicano

«por donación que les hizo el rey de España», irma la resolución que legaliza la
propiedad de sus tierras. 66

El 2 de abril de 1836, el congreso nacional dictó otra ley que ordenaba


el repartimiento de los resguardos indígenas, «y se practicará la mensura, valúo y
reparto de las tierras con citación del síndico parroquial en clase de protector»
aunque dejaba esta partición a juicio de las diputaciones de provincia (armellada
1954: 40; Pérez Vila 1988, t. 3: 376).

dos años más tarde, en 1838, nuevamente el senado y cámara de repre-


sentantes de la república de Venezuela, derogaba la ley anterior sobre repartimiento
por no haber «producido los efectos que se propuso el legislador», y decretaba en
su artículo 1°: «Que los indígenas podrán proceder a la división de sus resguardos
como propietarios absolutos de ellos, con arreglo a las leyes comunes...» (armellada
1954: 42).

Mientras tanto, la comunidad de indígenas de los cerritos, en Pampatar,


procedió a solicitar el deslinde de su territorio, efectuándose durante el mes de
octubre de 1846. no obstante, los guaiqueríes que conformaban las cinco comu-
nidades indígenas de la isla de Margarita, optaron por no dividir sus tierras mante-
niendo en conjunto las posesiones comunales de sus territorios. aun cuando, esta
acción pudo catalogarse como ilícita, éstos se ampararon en la misma ley que los
había titulado propietarios de las mismas. de esta forma, las cinco comunidades
indígenas de la isla de Margarita continuaron manteniendo indivisa la propiedad
colectiva de sus tierras.

casi cuatro décadas más tarde, los guaiqueríes de las comunidades indí-
genas de El tirano y de El Manzanillo, previendo las disposiciones de la nueva ley
promulgada el 2 de junio de 1882 sobre Reducción, Civilización y Resguardos de Indígenas,
la cual eliminaba los antiguos resguardos y los privilegios concedidos durante el
período colonial permitiendo únicamente aquellos que existían en los territorios
amazonas, alto orinoco o la guajira (art. 1), resuelven enviar al ministro de
relaciones interiores, general Vicente amengual, «...una representación para el
Ejecutivo Federal, en que solicitan el beneicio que les acuerda la novísima ley
sobre indígenas i sus resguardos, fecha 2 de junio de 1882.»67 En esa oportunidad,

66
Sup. Cit.
67
documento recibo inserto en la «información Ad perpetuam relativa a la posesión nombrada la chica perte-
neciente a los indígenas de El tirano». 1892. Expediente relativo a la Partición de Bienes de la comunidad
de indígenas de El tirano. tercera pieza. registro Principal del estado nueva Esparta.

Á55á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

febrero de 1883, enviaron también: «un expediente con cincuenta i tres folios útiles
que constituye el título de propiedad de los resguardos de indígenas de El tirano
i Manzanillo, con el cual han poseído los postulantes los terrenos expresados».68
no sabemos si de esta gestión obtuvieron respuesta. no obstante, un
año más tarde, el 16 de junio de 1884, los representantes de la cámara del senado
y de la cámara de diputados, promulgaron otra ley Sobre Reducción, Civilización y
Resguardo de Indígenas, en la cual en su artículo 4° decretaba:
Las comunidades de indígenas continuarán como dueños reconocidos de sus respectivos
Resguardos y procederán irremisiblemente a su división como propiedades de ellos,
dentro del término improrrogable de dos años, so pena de quedar declarados ipso facto
baldíos o incorporados a los terrenos de esta denominación que administra el Ejecutivo
Nacional, si al vencimiento de dicho término no se hubiere concluido el correspondiente
juicio (armellada 1954: 192-196).
un año más tarde, otra ley Sobre Resguardos de Indígenas promulgada el
25 de mayo de 1885, reconocía únicamente para los efectos de esa ley, lo que
decretaba en sus dos primeros artículos: 1°. «las comunidades de indígenas
que tengan el título auténtico de su fundación doctrinaria»; y 2°. «las que no
teniendo dichos títulos auténticos, los hayan suplido con todas las formalidades
y requisitos que el derecho establece». además, extendía el plazo «de dos años»
para proceder a la partición de los resguardos indígenas y, derogaba la ley de 16
de junio del año anterior (armellada 1954: 211). cuatro años más tarde, el Eje-
cutivo federal, mediante resolución de fecha 26 de abril de 1889, dispone «que
las comunidades indígenas continúen en posesión pacíica de sus Resguardos,
hasta que sea reglamentada la ley respectiva» (armellada 1954: 217).
con el objeto de cumplir con el art. 2° de la ley de 1885, es que el 20 de
diciembre de 1892, los guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El tirano
solicitan, ante el juez de Primera instancia en lo civil y Mercantil de la sección
Margarita, a través de andrés Hernández capitán de su comunidad, que efectúe
una información Ad Perpetuam 69, con el objeto de promover una justiicación que
sirviera de título supletorio de la porción de tierras que, «desde hace más de un
siglo han poseído mis causantes la posesión nombrada la chica, ubicada en el
municipio san josé de Paraguachí, perteneciente al distrito arismendi». la pérdida

68
Sup. Cit. f. 16 Vto.
69
Expediente de la «información Ad Perpetuam relativa a la posesión nombrada la chica perteneciente a los
indígenas de El tirano». 1892. tercera pieza. registro Principal del estado nueva Esparta. la asunción.

Á56á
PEríodo rEPuBlicano

del título de su fundación doctrinaria o traslativo de dominio sobre las tierras de


la chica, según manifestó entonces Hernández, había ocurrido a consecuencia
de las frecuentes gestiones que tuvieron que hacer en los tribunales de la isla, y
en otras oicinas, desde 1882, y «es probable que el título primitivo se encuentre
depositado en los archivos de la Victoria o ciudad de cura, o del Ministerio de
fomento en caracas».70
así, el 23 de diciembre de 1892, a tres días de introducida la petición ante
el juez de Primera instancia en lo civil y Mercantil de la sección Margarita, dr.
faustino ríos, éste dictaba sentencia:
«...de acuerdo con lo que dispone el artículo 554 del Código de procedimiento civil,
administrando justicia, en nombre de los Estados Unidos de Venezuela i por autoridad
de la ley, se aprueba dicha justiicación cuanto ha lugar en Derecho, declarándola en
consecuencia, título supletorio de la mencionada posesión a favor de los indígenas de
El Tirano, todo sin perjuicio de tercero...» 71
no pasaría mucho tiempo antes que el presidente de la república, cipriano
castro (1899-1908), promulgara otra ley Sobre Resguardos de Indígenas, que refrendó
el 8 de abril de 1904, la cual obligaba a ejecutar el reparto de «los terrenos de los
resguardos de indígenas, que aún se conservan en comunidad, se adjudicarán a sus
actuales poseedores por los límites que tienen entre sí reconocidos, en las partes
que se hallan respectivamente ocupados».
En esta oportunidad, los guaiqueríes de las cinco comunidades indígenas
de la isla de Margarita, quienes por más de cuatrocientos años habían logrado
mantenerse étnicamente agrupados y conservar la posesión colectiva de las tierras
de sus resguardos, unidos iniciaron casi de inmediato las gestiones conducentes a
legalizar judicialmente ante las autoridades provinciales, la partición y distribución
de sus tierras.
a través de lo expuesto anteriormente puede observarse como los guaique-
ríes de las comunidades de indígenas de El tirano y El Manzanillo, durante toda
la época colonial, no dejaron de luchar por conservar los derechos que la corona
de España les había otorgado sobre las tierras de sus respectivos resguardos. sin
embargo, pese a la colonización, mestizaje y reducción, se destacan sus acciones
litigantes y probatorias sobre la posesión de sus tierras que, aunque fragmentarias,
quedaron sustentadas en algunas fuentes oiciales de los años de 1677, 1688, 1719,

70
Sup. Cit. f. 1.
71
Sup. Cit. f. 12 Vto y 13.

Á57á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

1720, 1775, 1824, 1836, 1883 y 1892, referidas anteriormente. Es importante que
se preste atención a las veces que actuaron conjuntamente los guaiqueríes de la
comunidad de indígenas de El tirano y los de El Manzanillo, representados unas
veces por los capitanes de una u otra comunidad, lo que nos indica el fuerte sentido
de apoyo que les proporcionó su identidad étnica y que permitió a sus integrantes
darle un sentido claro del rumbo a seguir en la conservación de sus territorios.

Partición de las Comunidades Indígenas

Comunidad de Indígenas de El Tirano


con relación a esta comunidad de indígenas el procedimiento de partición
y adjudicación de terrenos se llevó a cabo mediante un juicio interpuesto por los
guaiqueríes ramón Hernández Vargas y josé de la cruz Hernández, vecinos del
caserío El tirano del municipio san josé del distrito Paraguachí, ambos miembros
de la comunidad de indígenas de El tirano, quienes otorgaron poder legal al dr.
Eliodoro ríos salazar, para que en su nombre y de conformidad con el artículo
662 del código civil vigente para entonces y, especialmente, la ley del 25 de mayo
de 1885 Sobre Resguardos de Indígenas promoviera la partición, distribución y adjudi-
cación de los lotes de terreno a que tenían derecho las personas a quienes se refería
el artículo 3° de la citada ley.72
la comunidad de indígenas de El tirano contaba para entonces con «mil
hectáreas, 34 áreas y setenta y siete centiáreas (1.000ha. 34a. 77ca)» 73, es decir,
diez millones tres mil cuatrocientos setenta y siete metros cuadrados (10.003.477
m2) que, según la ponderación sobre el uso de terrenos de agricultura existente
para aquellas fechas, se clasiicaban así: Primera clase: los sectores de La Chica
(111,612000 ha. = 1.116.120 m2) y Bajos de Agua (58,488000 ha. = 584.880 m2);
Segunda clase: Parinao (78,026100 ha. = 780.261 m2); Tercera clase: Sabanas de El Ti-
rano (315,472300 ha. = 3.154.723 m2) y de La Mira (81,570600 ha. = 815.706 m2);

72
registro Principal del estado nueva Esparta, Expediente relativo a la Partición de Bienes de la comunidad
indígena de El tirano. Primera pieza. número 2. f. 1.
73
La equivalencia de las medidas de supericie utilizadas entonces eran: Miliárea, equivalente a la milésima parte
de un área, o sea, diez decímetros cuadrados (simb. ma); centiárea, centésima parte de un área, es decir, un
metro cuadrado (Símb. ca); Área. Unidad de supericie equivalente a 100 m2. (símb. a). Héctarea, equivalente
a 100 áreas (simb. ha.)

Á58á
PEríodo rEPuBlicano

Cuarta clase: el sector de La Montaña (58,333200 ha. = 583.332 m2); y Quinta clase: las
porciones de Cimarrón (213,200100 ha. = 2.132.001 m2) y el cerro Parinao (83,645400
ha. = 836.454 m2) (Sup. Cit. F. 2).
Para entonces, los linderos de esta comunidad de indígenas eran:
Este: De la Punta del Cabo Blanco siguiendo las riberas del mar Caribe que
comprende las denominaciones de Puerto de Pargo, Punta de Pargo, Puerto Abajo,
Punta del Caballo, Punta del Tirano y Puerto del Tirano, hasta Boca de Punique,
donde se ijo un botalón que es el punto de partida de la línea que en dirección al
Poniente divide a la Comunidad con terrenos de José María Andarcia, hasta otro
botalón ijado en el encuentro con el camino público que conduce a «San José» y que
levantado matemáticamente continúa formando el lindero referido intermediario entre
la misma Comunidad y terrenos del propio Andarcia y José de los Santos Figueroa,
Valerio Aguilera, los sucesores de Anacleto Roget y Vicente Tineo hasta un nuevo
botalón o sea número 3° á partir del cual hacia el Oeste llegando al Camino de la
Ronda donde se encuentra el botalón número 4, se quedó dividida por esta línea con
terrenos de Andrea Caraballo; y siguiendo por el mismo camino hacia el Sur, hasta
el botalón número 5, se dejó establecido aquel camino como lindero intermediario
con el terreno dicho de la misma Andrea Caraballo y Candelario González y
Román Rodríguez; con todo lo cual quedó precisamente determinado el lindero
Este ó Naciente de la Comunidad. Continuando las operaciones para demarcar el
lindero Sur. –Lindero Sur– girando del último botalón designado con el numero
5, sobre el Oeste, hasta el camino público que va de San José a «El Manzanillo»,
donde se ijó el botalón número 6, se dejó establecido el deslinde con otro terreno de
Andrea Caraballo y de allí siguiendo igualmente sobre el Oeste, se llegó a un toco
en cuyo pié, ijado el botalón número 7, quedóse deslindado del terreno de Crispín
Malavé; tirada desde este punto, sobre el mismo rumbo, una recta que remata en la
«Cuchilla Macaurel», donde se ijó el botalón número 8, después de haber pasado
por un antiguo quiebrahacha de que hacen referencia las escrituras, se deslindó de
terrenos de la sucesión Hernández y de Juan Fermín Caraballo, sucesivamente; de
este botalón y cambiando hacia el Nornoroeste hasta la «Cumbre Macaurel», se ijó
el botalón número 9, luego hacia el Noroeste hasta una cruz que está en el camino del
río de «La Chica», en donde empieza la cuesta de la montaña de la «Palma Real»,
cruz a cuyo pié se ijó el botalón número 10, en seguida sobre el Oes-suroeste, por las
cuchillas de dicha montaña aguas vertientes a «La Estancia» y á «La Chica» hasta
un guaro y continuando sobre el Oes-noroeste se llegó al tercer pico sobre saliente en el
Sur de la cima de la misma montaña donde se ijó el botalón número 11, quedándose
por estos puntos deslindada con la posesión de Policarpo Mata Godoy, denominada
«La Estancia» y rematado en ese último botalón el lindero Sur de la Comunidad.
Á59á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Oeste ó Poniente: y tomando como inicial el botalón 11, se sigue sobre el Norte por
las cumbres de la dicha montaña, aguas vertientes a «La Chica» hasta llegar a la
«Cumbre Conoma» donde se ijó el botalón 12, dejándose deslindada la inca de los
terrenos de Antonio Alfonso Rodulfo y sucesores de Tomás Vásquez, respectivamente;
de este punto y conforme a acta del deslinde último de la posesión de «El Toco» y la
Comunidad, veriicado el 17 de diciembre de 1.892 entre José de la Cruz Gamboa
Moya y el entonces Capitán de indígenas Andrés J. Hernández, se trazaron las
siguientes líneas: una recta sobre e1 Es-noreste por la pendiente hasta otro punto
denominado «Peñón» en que se colocó el botalón 13 y de aquí sobre el Es-sureste otra
recta hasta un guayacán donde se ijó el botalón 14 siguiendo sobre el mismo rumbo se
llegó al sitio cerca de un quiebra hacha donde empezose a encontrar amojonaduras que
determinan las líneas que se respetaron, comprendidas entre los puntos denominados
en el referido deslinde, «Mojón de la Sabana», «Mojón de la falda de un cerrito cerca
del lugar donde existió la casa de Antonio José Martínez», Mojón del camino del
Río de la Chica en el antiguo pachaco» (que no existe) y «mojón del camino público
que va de San José a El Manzanillo», camino que desde este punto se sigue sobre
el Nornoroeste, en toda su proyección matemática hasta el botalón 15, que se situó
frente al encuentro del remate de la posesión de «EI Toco», de Gamboa Moya, de
que se queda así deslindado para continuar describiendo. Como se describió el mismo
camino, hasta el botalón 16 que se ijó en la margen derecha de aquel, próximo a
la casa de la Señora Justa González y en que termina el lindero Occidental de la
Comunidad, que a la vez queda separada así de los terrenos de Silvano Rojas. Norte:
de los terrenos de los mismos indígenas, síguese del botalón 16 con rumbo sobre el
es-noreste en línea recta a «La Uva de la Negra», en que se colocó el botalón 17 que
deja deslindada la posesión de la Comunidad de Indígenas de «El Manzanillo»; y
continuando el levantamiento de las riberas del mar que extreman el lindero Norte
ya mencionado, comprendiéndose en éste la punta del «El Agua», la «Ensenada de
la Piragua», «Culo de la Piragua», «Puerto de los negros» y, inalmente, la Punta
del Cabo Blanco, donde se cerró el perímetro del terreno.74 (Mapa 2).
de toda esta área, 15 ha. (150.000m2) le fueron adjudicadas a la municipali-
dad para el ensanche de las poblaciones de El tirano y aricagua. Para la protección
de las fuentes de agua 1 ha. (10.000 m2). otra parte, compuesta por 262,760183
ha. (2.627.601,83 m2) fue destinada al pago de los gastos de mensura. En total se
adjudicaron 721,587517 ha. (7.215.875,17 m2) a las doce familias extendidas que
habitaban en la región, compuestas por 231 guaiqueríes (tabla 2), regidos por su
«capitán» Balbino Hernández, quien presidía el cabildo indígena.
74
registro Principal del estado nueva Esparta, Expediente relativo a la Partición de Bienes de la comunidad
indígena de El tirano. acta de deslinde. séptima pieza. f. 1 a 3.

Á60á
PEríodo rEPuBlicano

MaPa 2
rEsguardo indígEna dE El tirano
63º 55' H 63º 50' I

Mar Caribe Situación Relativa Regional


11º 10'

Manzanillo

Pl
ay
aE
lA
gu
La Mira
a
Pta. El Agua
Guayacan
C. Palacio Real

C. La Valla Pta. Cabo Blanco

2
Pedro González Puerto Fermin
La Chica
(El Tirano)
10.003.477 m�
Pla

El Tanque C. Tragaplata
ya E
lT
iran

La Plaza de
ALTAGRACIA Paraguachí
o

El Salado
11º 05'

JUANGRIEGO

Santa Ana
La Vecindad

Las Tapias
El Cercado
Tacarigua

El Maco
San Sebastián LA ASUNCIÓN
3

Resguardo El Tirano Ciudad


Escala
División municipio Pueblo grande 1 0 1 2 3 4 Km

Carretera pavimentada Caserío

Línea demarcatoria aproximada del área de los terrenos del resguardo indígena de El Tirano, según la demarcación
aprobada por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de lo que fue la Sección Oriental del Distrito
Federal, hoy estado Nueva Esparta, en el año 1904.

Á61á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

la disolución de esta comunidad indígena se llevó a cabo con el fracciona-


miento de los terrenos del resguardo realizada por el ingeniero amador Hernández,
el 5 de diciembre de 1904.

taBla 2
coMPosición dE faMilias dE El tirano a QuiEnEs sE lEs adjudicaron tErrEnos
dEl corrEsPondiEntE rEsguardo indígEna

familias número de Hectáreas asignadas m2


miembros por familia

Brito 8 30,232415 302.324,15


delpino 1 3,169578 31.695,78
díaz 48 140,704919 1.407.049,19
giménez 14 44,935350 449.353,50
guerra 2 7,808394 78.083,94
Hernández (a) 63 211,306961 2.113.069,61
Hernández (b) 30 60,0839 600.839,00
Martínez (a) 15 45,293727 452.937,27
Martínez (b) 9 28,526155 285.261,55
Martínez (c) 27 107,295309 1.072.953,09
Martínez (d) 7 20,043990 200.439,00
Mata 7 22,187009 221.870,09

total 231 721,587517 7.215.875,17

Á62á
PEríodo rEPuBlicano

Comunidad de Indígenas de El Manzanillo


con relación a este resguardo el procedimiento de partición y adjudica-
ción de terrenos se llevó a cabo mediante un juicio interpuesto por los guaiqueríes
francisco javier, Miguel y julián rodríguez, vecinos del caserío El Manzanillo del
Municipio san josé del distrito Paraguachí, todos miembros de la comunidad de
Indígenas de El Manzanillo, cuyo oicio era el de pescadores, quienes otorgaron
poder legal al dr. Eliodoro ríos salazar, para que en su nombre y de conformidad
con el artículo 662 del código civil vigente para entonces y, especialmente, la ley
del 25 de mayo de 1885 Sobre Resguardos de Indígenas promoviera la partición, distri-
bución y adjudicación de los lotes de terreno a que tenían derecho las personas a
quienes se refería el artículo 3° de la citada ley.75
la comunidad de indígenas de El Manzanillo contaba entonces con «1.050
hectáreas, setenta y siete áreas y diez centiáreas (1.050ha. 77a 10ca)» es decir, diez
millones quinientos siete mil setecientos diez metros cuadrados (10.507.710 m2) que,
según la ponderación sobre el uso de terrenos de agricultura existente para entonces,
se clasiicaban así: Terreno de labor de primera clase: El Cacao (27,076275 ha. =
270.762,75 m2); Segunda clase: otra porción de El Cacao (2,795600 ha. = 279.560
m2); El Cachicamo (6,228750 ha. = 622.875 m2) y El Chaparro (11,015000 ha. =
110.150 m2); tercera clase: 2 lotes en la llanada de El Manzanillo (123,371401 ha.
= 1.233.714,01 m2); Cuarta clase: Constanza (124,251250 ha. = 1.242.512,50 m2).
Quinta clase: en parte de la Llanada de El Manzanillo (15,024575 ha. = 150.245,75
m2); Sexta clase: Llanada de El Manzanillo (217,804123 ha. = 2.178.041,23 m2);
Séptima clase: Serranías de El Manzanillo (133,870800 ha. = 1.338.708 m2); octava
clase: Llanada del puerto de El Manzanillo (8,306250 ha. = 83.062,50 m2); novena
clase: Serranías de El Manzanillo (74,810550 ha. = 748.105,50 m2). Había también
tierra para la cría de primera clase, dos lotes en Constanza (164,693450 ha. =
1.646.934,50 m2); y de segunda clase: en las serranías del cabo negro (137,464600
ha. = 1.374.646 m2).76
como la población de Manzanillo comprendía 4,058376 ha. (40.583,76
m2) y no estaba comprendida en el Acta de Avalúo, una vez restada su supericie
quedaron 1046,412624 ha. (10.464.126,24 m2) correspondientes a la supericie de
terreno clasiicado y valorado. Como la ley Sobre Resguardos de Indígenas señalaba 15

75
registro Principal del estado nueva Esparta, Expediente relativo a la Partición de los Bienes de la comunidad
de indígenas de El Manzanillo. Primera pieza. f. 1.
76
Sup. Cit. cuarta pieza. f. 24 y 24 Vto.

Á63á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

ha. de terreno para el aumento de la población comprendida dentro del resguardo,


se hizo el correspondiente descuento.
Para entonces, los linderos de esta comunidad indígenas eran:
Norte, las costas del mar; Sur, terrenos de la Comunidad de Indígenas del Valle de
Pedro González, y terrenos también de Silvano Rojas y José Ángel Ordaz y José de
la Cruz Gamboa; Este, costas del mar y terrenos de la Comunidad de Indígenas de
El Tirano; y Oeste, terrenos de la sucesión del General Bartolomé Ferrer.77
En el acta de deslinde que se registró el 14 de diciembre de 1904, las tie-
rras de la comunidad de indígenas de El Manzanillo quedaron demarcadas así:
por el lindero Sur, de un botalón situado en «La Uva de la Negra», marcado con el
número 17 que es el punto de partida de la línea que en dirección aproximada hacia
el Oeste-Suroeste divide la Comunidad con lote de terreno perteneciente a la familia
Díaz, de la extinguida Comunidad de Indígenas de El Tirano, ya mencionada,
hasta otro botalón situado cerca de la casa de la señora Justa González, signado
con el número 16; partiendo de allí en dirección aproximada hacia el Noroeste por
camino real de El Manzanillo hasta un botalón marcado con el número 1 que se
ijó cercano á la casa de Juana Rondón a orillas del mismo camino; y, girando de este
punto en dirección aproximada hacia el Sur-Suroeste hasta la Punta Alta de La
Mira, llamada también «Cumbre Arismendi» donde se situó otro botalón marcado
con el número 2, dejóse deslindada la propiedad con terrenos de Silvano Rojas;
de aquí continuando en dirección aproximada hacia el Oeste, por cuchillas aguas
vertientes, hasta un punto en que se ijó un botalón marcado con el número 3, quedó
deslindada la propiedad con terrenos de José de la Cruz Gamboa Moya; siguiendo
en dirección aproximada hacia el Oeste por cuchillas aguas vertientes hasta un punto
donde se ijó otro botalón señalado con el número 4, fue deslindada la propiedad de los
terrenos de la Comunidad de Indígenas de «El Valle de Pedro González»; girando
de este último punto en dirección aproximada hacia el Noroeste hasta la cumbre del
«Cerro de la Valla», en que fue colocado un botalón signado con el número 5; de
allí, siguiendo aproximadamente sobre el mismo rumbo hasta otro botalón situado
en la loma nombrada «Ausente del Guarataro», marcado con el número 6, de aquí
siguiendo la prolongación de la línea comprendida entre este último punto y el botalón
número 5, hacia las riberas del mar hasta otro botalón señalado con el número 7 que
se ijó sobre un guarataro que se encuentra en la playa denominada «Ausente», dejóse
deslindada la propiedad con terrenos de los sucesores del general Bartolomé Ferrer,

77
Sup. Cit. Primera pieza. f. 1.

Á64á
PEríodo rEPuBlicano

con todo lo cual quedó precisamente determinado el lindero Sur. Continuando las
operaciones de deslinde hasta el punto de partida indicado por el botalón número 17,
encontramos que la propiedad está limitada por el Oeste, Norte y Este con riberas
del mar.78 (Mapa 3)
MaPa 3
rEsguardo indígEna dE El Manzanillo
63º 55' H 63º 50' I

Mar Caribe Situación Relativa Regional


11º 10'

Manzanillo
Pl
ay
aE

10.507.710 m�
lA
gu

La Mira
a

Pta. El Agua
Guayacan
C. Palacio Real

C. La Valla Pta. Cabo Blanco

2
Pedro González Puerto Fermin
La Chica
(El Tirano)
Pla

El Tanque C. Tragaplata
ya E
lT
iran

La Plaza de
ALTAGRACIA Paraguachí
o

El Salado
11º 05'

JUANGRIEGO

Santa Ana
La Vecindad

Las Tapias
El Cercado
Tacarigua

El Maco
San Sebastián LA ASUNCIÓN
3

Resguardo El Manzanillo Ciudad


Escala
División municipio Pueblo grande 1 0 1 2 3 4 Km

Carretera pavimentada Caserío

Línea demarcatoria aproximada del área de los terrenos del resguardo indígena de El Manzanillo, según la demarcación
aprobada por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de lo que fue la Sección Oriental del Distrito
Federal, hoy estado Nueva Esparta, en el año 1904

78
Sup. Cit. cuarta pieza. f. 44 y 44 Vto.

Á65á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

de toda esta área, 15 ha. (150.000 m2) le fueron adjudicadas a la munici-


palidad para la protección de las fuentes de agua y ensanche de las poblaciones.
otra parte, compuesta por 320,9546 ha. (3.209.546 m2) fue destinada a los gastos
generales de la partición. En total se adjudicaron 710,7574 ha. (7.107.574 m2) en-
tre las nueve familias extendidas que allí habitaban (tabla 3), con un total de 298
herederos79, regidos por su «capitán», Eugenio Patiño, quien presidía el cabildo
indígena.
la disolución de esta comunidad indígena se llevó a cabo con el fracciona-
miento de los terrenos del resguardo realizada por el ingeniero amador Hernández,
el 14 de enero de 1905.

taBla 3
coMPosición dE faMilias dE El Manzanillo a QuiEnEs sE lEs adjudicaron
tErrEnos dEl corrEsPondiEntE rEsguardo indígEna

familias número de Hectáreas asignadas m2


miembros por familia

díaz 6 9,4564 94.564,00


domínguez 11 21,2344 212.344,00
Hernández 12 23,6420 236.420,00
natera 32 69,3497 693.497,00
reyes 14 33,7046 337.046,00
rodríguez 160 378,4906 3.784.906,00
rondón 4 6,3043 63.043,00
subero 29 70,3367 703.367,00
Vargas 30 98,2387 982.387,00

total 298 710,7574 7.107.574,00

79
Sup. Cit. Primera pieza. f. 25

Á66á
PEríodo rEPuBlicano

Comunidad de Indígenas de El Valle de Pedro González


con relación a este resguardo el procedimiento de partición y adjudica-
ción de terrenos se llevó a cabo mediante un juicio interpuesto por los guaiqueríes
Pedro María Mata, Eleodoro Hernández, josé francisco Mata y antonio María
gómez, vecinos del caserío El Valle de Pedro gonzález, municipio sucre del dis-
trito gómez, todos miembros de la comunidad de indígenas de El Valle de Pedro
gonzález, quienes otorgaron poder legal al dr. Matías Velásquez Borra, para que
en su nombre y de conformidad con el artículo 662 del código civil vigente para
entonces y, especialmente, la ley del 25 de mayo de 1885 Sobre Resguardos de Indígenas
promoviera la partición, distribución y adjudicación de los lotes de terreno a que
tenían derecho las personas a quienes se refería el artículo 3° de la citada ley.80

la comunidad de indígenas de El Valle de Pedro gonzález contaba enton-


ces con «cuatrocientas noventa y ocho hectáreas, noventa y cuatro áreas, sesenta y
dos centiáreas y ochenta y ocho miliáreas (498ha.94a.62ca.88ma.)», es decir, cuatro
millones novecientos ochenta y nueve mil cuatrocientos setenta metros cuadra-
dos con ochenta y ocho centímetros cuadrados (4.989.462,88 m2), que, según la
ponderación sobre el uso de terrenos de agricultura o de labor, se clasiicaban así:
Primera clase: la fuente, El coco, y la Valla; segunda clase: la llanada de Pedro
gonzález; tercera clase: Pozo de la chica; cuarta clase: Manglares y salina.
según el acta de avalúo realizada por los peritos domingo rísquez
Marcano, alejandro rodulfo y nicanor Mata, las tierras que conformaban la co-
munidad de indígenas del Valle de Pedro gonzález, fueron valoradas en treinta
y un mil quinientos cincuenta y cinco bolívares y ochenta y tres céntimos (Bs.
31.555,83).81
El territorio de la comunidad indígena de Pedro gonzález estaba delimitado
dentro de los siguientes linderos:
por el Norte, terrenos de la Comunidad de Indígenas de «El Manzanillo» y de Crispín
Rodríguez, Braulio Brito y Elena Brito Arocha; por el Sur, terrenos de Pedro María
Mata, Segundo Mata, Matías Velásquez, Antonio Mata y Damasa Quijada; por
el Este, terrenos de las sucesiones Alfonso Córdova, Vásquez Desmoulin y José

80
registro Principal del estado nueva Esparta, Expediente relativo a la Partición de los Bienes de la comunidad
de indígenas de El Valle de Pedro gonzález. Pieza número 8. f. 1.
81
Sup. Cit. acta de avalúo. f. 23 a 25 Vto.

Á67á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

de la Cruz Gamboa Moya; y por el Oeste, costas del mar y terrenos de Francisco
Alfonso.82 (Mapa 4)

MaPa 4
rEsguardo indígEna dE El VallE dE PEdro gonzálEz

63º 55' H 63º 50' I

Mar Caribe Situación Relativa Regional


11º 10'

Manzanillo
Pl
ay
Ela
Ag

La Mira
ua

Pta. El Agua
Guayacan
C. Palacio Real

C. La Valla Pta. Cabo Blanco


4.989.470 m�
2
Pedro González Puerto Fermin
La Chica
(El Tirano)
Pla

El Tanque C. Tragaplata
ya E
lT
iran

La Plaza de
ALTAGRACIA Paraguachí
o

El Salado
11º 05'

JUANGRIEGO

Santa Ana
La Vecindad

Las Tapias
El Cercado
Tacarigua

El Maco
San Sebastián LA ASUNCIÓN
3

Resguardo Pedro González Ciudad


Escala
División municipio Pueblo grande 1 0 1 2 3 4 Km

Carretera pavimentada Caserío

Línea demarcatoria aproximada del área de los terrenos del resguardo indígena de El Valle de Pedro González,
según la demarcación aprobada por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de lo que fue la Sección
Oriental del Distrito Federal, hoy estado Nueva Esparta, en el año 1904.

82
Sup. Cit. demanda de Partición. número 1. f. 1.

Á68á
PEríodo rEPuBlicano

de toda esta área, 15 ha. (150.000 m2) le fueron adjudicadas a la munici-


palidad para la protección de las fuentes de agua y ensanche de poblaciones. otra
parte, compuesta por 276 ha. (2.760.000 m2) fue destinada a los gastos generales
de la partición. una porción de 26,260 ha. (262.600 m2) estaba conformada por
salinas y otra de 24,757 ha. (247.570 m2) por manglares. En total se adjudicaron
133,1238 ha. (1.331.238 m2) entre las ocho familias extendidas que allí habitaban
(tabla 4), compuestas por un total de 319 herederos.83

taBla 4
coMPosición dE faMilias dE El VallE dE PEdro gonzálEz a QuiEnEs
sE lEs adjudicaron tErrEnos dEl corrEsPondiEntE rEsguardo indígEna

familias número de Hectáreas asignadas m2


miembros por familia

Pino (4 ramas) 52 3,6750 36.750,00


rodríguez 135 61,3210 613.210,00
serrano 12 5,8559 58.559,00
Vicent 61 33,4838 334.838,00
Zacarías 59 28,7881 287.881,00

total 319 133,1238 1.331.238,00

la disolución de la comunidad indígena se llevó a cabo con el fracciona-


miento de los terrenos del resguardo realizada por el ingeniero amador Hernández,
el 4 de abril de 1904.

Comunidad de indígenas de Los Cerritos


con relación a esta comunidad el procedimiento de partición y adjudica-
ción de terrenos se llevó a cabo mediante un juicio interpuesto por los guaiqueríes
Miguel y nicolás gonzález, Braulio y Pablo reyes, canuto Pino, rosendo lópez,
josé E. cazorla y catalino Millán, vecinos del caserío los cerritos, distrito Ma-

83
Sup. Cit. Padrón de familias. f. 26 a 41.

Á69á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

neiro, jurisdicción de la parroquia de Pampatar, todos miembros de la comunidad


de indígenas de los cerritos, quienes otorgaron poder legal a los dres. Eliodoro
ríos salazar y rafael rodríguez, para que en su nombre y de conformidad con el
artículo 662 del código civil vigente para entonces y, especialmente, la ley del 25
de mayo de 1885 Sobre Resguardos de Indígenas promoviera la partición, distribución
y adjudicación de los lotes de terreno a que tenían derecho las personas a quienes
se refería el artículo 3° de la citada ley.84
Contaba entonces la comunidad con una supericie total de «quinientas
diez hectáreas, sesenta y dos áreas y cuarenta y dos centiáreas (510ha.62a. 42ca.)»85,
es decir, cinco millones ciento seis mil doscientos cuarenta y dos metros cuadra-
dos (5.106.242 m2), «restada ya la que ocupan los caminos, veredas y callejones,
suma que se descompone en diez hectáreas, cuarenta y seis áreas y setenta y un
centiáreas (10ha.46a.71ca)», equivalente a ciento cuatro mil seiscientos setenta y
un metros cuadrados (104.671 m2) que correspondían según la ponderación sobre
el uso de terrenos de agricultura o de labor a tierras de Primera clase: 398,2930
ha. (3.982.930 m2) y de segunda clase «que son los llanos, entrellanos y vertientes
de suaves pendientes, y a los cerros de 3a. clase corresponden 101ha.86a.41ca»
(1.018.641 m2).
luego de restadas las tierras que correspondían a los ejidos de las po-
blaciones de los cerritos y agua de Vacas, quedaron para distribuir entre los
guaiqueríes de esta comunidad un total de 320,0308 ha. (3.200.308 m2), cuyo valor
fue calculado en dieciséis mil setecientos cuarenta y cuatro bolívares con dieciocho
céntimos (Bs. 16.744,18).86
según el acta de deslinde fechada a 30 de octubre de 1846, el territorio
de la comunidad indígena de los cerritos, estaba delimitado por los siguientes
linderos:
[...] por el Oeste, con tierras de Doña Juana Marcano, dividiendola una empalizada
de Maras línea recta al camino que va de Los Robles á la Ciudad; por el Sur con
tierras pertenecientes á Manuel Morales por el camino real que vá de la Ciudad a
Pampatar hasta encontrar en línea recta con un Guatapanare donde se puso una
mojonadura, y de esta corriendo por el mismo viento hasta llegar á otro Guatapanare

84
documento de Partición de Bienes de la comunidad de indígenas de los cerritos. registro Principal del
estado nueva Esparta. f. 37 a 48 Vto.
85
Sup. Cit. f. 38
86
Sup. Cit. f. 39

Á70á
PEríodo rEPuBlicano

cuyo punto para el camino carretero que vá al morro de dichas tierras; por el Este
con tierras de José Vicente Piñerúa dividiéndolas por el Sur un quebrahacho grande
el que dispuso el señor Alcalde ponerle al pie una mojonadura y de este punto línea
recta hasta la cuchilla de cerro aguas vertientes. Se procedió a deslindar por el norte
cuchilla de cerro aguas vertientes que es el lindero que expresa la escritura de las
tierras de la Ceiba que se deslindan, y Justo Silva apoderado de los indígenas manifestó
oposición y no recibió sus títulos de propiedad por estar agregados a este expediente,
expresando que el lindero de las tierras de sus poderdantes por esta parte, principia
desde un Guamache que está en el llano línea recta con la cuchilla de cerro, y que
desde aquel corriendo línea recta así al poniente hasta la Cruz de Los Robles, que es
el punto donde terminan sus linderos por el sur de sus tierras; que funda su opinión
en la tierra llana que hay desde el guamache hasta la cuchilla de cerro aguas vertientes
por que estas hacia el sur pertenecen a las tierras denominadas cerritos de la propiedad
de sus poderdantes (sic)87 (Mapa 5).
Para 1904 habitaban en toda esta área un total de 178 guaiqueríes que
conformaban diez familias extendidas que iguran en el Padrón de Familias levan-
tado por dos de sus capitanes indígenas, Pedro urbaéz y josé del carmen Millán88
(tabla 5).
Estaban regidos por su «capitán» guaiquerí Pedro urbáez quien presidía
el cabildo indígena. la disolución de esta comunidad indígena se llevó a cabo con
el fraccionamiento de los terrenos del resguardo realizada por el ingeniero carlos
Monagas, el 1 de diciembre de 1904.
de esta manera, todo el proceso jurídico promovido durante el período
republicano, incluyendo las leyes de 1864, 1882 y 1885, que tendieron a eliminar
los resguardos indígenas bajo el pretexto que éstos deberían integrarse a la so-
ciedad nacional y poseer libertad individual, culminó con la ley de 1904, al abolir
la propiedad colectiva y coadyuvar a la disolución de las comunidades indígenas,
cuyos miembros se disgregaron en otras localidades pasando a formar parte de
la clase obrera o campesina, disfrazando al mismo tiempo la multiplicidad étnica
del país.
Ese mismo año de 1904, los líderes de las 4 comunidades guaiqueríes de:
El tirano, El Manzanillo, Valle de Pedro gonzález y los cerritos, acatando la ley
de 1885, entablaron juicio por ante el tribunal de Primera instancia en lo civil y

87
Sup. Cit. acta de deslinde.
88
Sup. Cit. f. 37 a 48 Vto.

Á71á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

MaPa 5
rEsguardo indígEna dE los cErritos
63º 55' H 63º 50' I

Mar Caribe
11º 10'

Manzanillo

La Mira
Guayacan Situación Relativa Regional

2
Pedro González Puerto Fermin
(El Tirano)

ALTAGRACIA

El Salado
11º 05'

JUANGRIEGO

Santa Ana
La Vecindad

Las Tapias
El Cercado
Tacarigua

El Maco
San Sebastián LA ASUNCIÓN
3

Boqueron Laberinto
El Copey 5.106.242 m�
Agua de Vaca
Los Fermines
Fuentidueño Apostadero

San Juan La Sierra


Bautista El Pilar Pampatar
(Los Robles)
11º 00'

Guatamare
El Valle del
Espíritu Santo Pto. Moreno

Resguardo Los Cerritos Ciudad Escala


1 0 1 2 3 4 Km
División municipio Pueblo grande
Carretera principal Caserío
Carretera pavimentada
Línea demarcatoria aproximada del área de los terrenos del Resguardo indígena de Los Cerritos, según la demarcación
aprobada por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de lo que fue la Sección Oriental del Distrito
Federal, hoy estado Nueva Esparta, en el año 1904.

Á72á
PEríodo rEPuBlicano

Mercantil de lo que fue la sección oriental del distrito federal89, a in de realizar


la partición de las tierras entre sus descendientes.90 las tierras fueron distribuidas
por estirpe, quedando registrados en cada comunidad indígena, los nombres de
sus dueños, en el documento o Padrón de familias, a quienes se les asignaron
algunos derechos.

taBla 5
coMPosición dE faMilias dE los cErritos a QuiEnEs sE lEs adjudicaron
tErrEnos dEl corrEsPondiEntE rEsguardo indígEna

familias número de Hectáreas asignadas m2


miembros por familia

Millán 53 98,4964 984.964


Pino 17 36,1439 361.439
lunar 18 29,7000 297.000
gonzález 25 43,7185 437.185
lópez 9 19,7524 197.524
reyes 17 31,9616 319.616
suárez 3 4,9500 49.500
luna 19 28,1220 281.220
Martínez 11 17,2480 172.480
ramos 6 9,9380 99.380

total 178 320,0308 3.200.308,00

89
Entidad Política territorial a la que pertenecía a la sazón la isla de Margarita
90
Para 1904, estas 4 comunidades indígenas contaban con un total de 1.026 guaiqueríes.

Á73á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Á74á
Capítulo 4

Comunidad de Indígenas «Francisco Fajardo»

Los guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar,


igual que las otras cuatro comunidades hermanas de la isla de Margarita, se vieron
obligados por la ley de 20 de mayo de 1820 a iniciar las gestiones pertinentes para
obtener la titularidad de sus tierras (Pérez Vila 1988:376). Con este in, en 1821,
solicitaron formalmente ante el gobierno Provincial de Margarita «...la demarca-
ción, linderos y posesión de una legua cuadrada de terrenos incultos, que desde
tiempo inmemorial les habían donado los reyes de España, y que por causa de la
guerra de la independencia de Venezuela, se les habían extraviado los títulos.» 91
En relación a esos títulos cabe observar que en todo caso debieron consistir en
un acta formal de dominio sobre la posesión del sitio respectivo, levantada con la
intervención de alguna autoridad civil o eclesiástica española, al igual que se hizo
en otras regiones de Venezuela, especialmente en Paraguaná, estado falcón.
las familias más antiguas del poblado de Porlamar eran: los fajardo,
carreño, Patiño, suárez, alfonso, fermín, núñez, gonzález, fernández, gómez,
lozada, Vásquez, Mujica, entre otros.
con todo, no es sino hasta el 1° de abril de 1827, en que el gobierno
Provincial de Margarita pidió asesoría legal al lic. josé grau, para entonces juez de
la corte superior de justicia del departamento del orinoco, quien aconsejó que
los guaiqueríes de El Poblado de Porlamar, a falta de la titularidad de sus tierras
deberían presentar un instrumento probatorio que demostrara la autenticidad de la

91
documento en el registro Principal del estado nueva Esparta, Protocolo Primero, cuarto trimestre de 1949,
correspondiente al distrito Mariño, bajo el n° 12, folios 11 al 14 y sus vueltos.

Á75á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

cesión de la tierra, la carencia de los títulos y la supericie que ocupaban las tierras
en cuestión.92
los guaiqueríes de El Poblado se abocaron para entonces a instruir este
justiicativo y una vez que lograron revalidar los particulares pertinentes, el gobierno
provincial aceptó su petición y nombró un perito para que la efectuase. según el
Estudio de los títulos de los terrenos indígenas, los guaiqueríes de El Poblado
presentaron «...una certiicación del Gral. Rafael de Guevara,93 una exposición de
Dn. Nicolás de Guevara, un documento de venta irmado por Vicente Rodríguez y
tres concesiones de solares hechas por el gobernador Español de Margarita [Miguel
de Herrera] en 1798 y 1801 a vecinos del Pueblo de lamar». no obstante, para
aquellas fechas, la delimitación de la legua cuadrada perteneciente a los guaiqueríes
de El Poblado, no se llevó a efecto por dos motivos. «El primero por el descontento
de los interesados en el trazado de la primera línea de demarcación, y el segundo
por haberse opuesto dos colindantes en la línea que se trazara después».
En el ínterin, los guaiqueríes de El Poblado, quienes habían continuado
diligenciando la demarcación de los terrenos indígenas de su comunidad, vieron al
in cumplidas sus expectativas, pues, el 2 de abril de 1835, luego de transcurridos
catorce años desde que solicitaran el deslinde de sus tierras:
el Gobierno de la Provincia, a solicitud de parte, nombró dos peritos para la mensura
y demarcación de los linderos de los territorios indígenas, constante de una legua
cuadrada, quedando efectuado en los días 30 y 31 de marzo y 1° de abril de aquel
año, y puestos en posesión el siguiente día por la Junta que presidía el Alcalde del
Primer Cantón de la Provincia, que asistió a todos los actos efectuados en aquellos
días...94
Pero, justamente un año después, el 2 de abril de 1836, el congreso
nacional dictó otra ley en la que ordenó quedara en manos de los indígenas la
distribución entre familias individuales de las tierras de sus resguardos, aunque

92
Véase nota 28. Estudio de los Títulos de los Terrenos de la Comunidad de Indígenas del Caserío Fajardo...
93
nació en Porlamar, isla de Margarita, el año 1751. tomó parte activa en el movimiento emancipador de
Margarita iniciado el 4 de mayo de 1810. desempeñó el cargo de comandante general de la armada, por
aclamación, el año 1812. jefe de la segunda comandancia de las tropas. Bajo las órdenes de Mariño combate
en cumaná y Barcelona en 1817 y al lado del libertador pelea en la urbina del orinoco, Quebrada de semen,
calabozo y otros sitios. fue uno de los representantes de la Provincia de Margarita al congreso de angostura
el año 1819. En 1826 se le concedió el ascenso a general de Brigada. ocupó la gobernación y comandancia
de armas de Margarita en 1829, en 1830 es designado diputado por Margarita al congreso constituyente
de Valencia. El general rafael de guevara murió en carúpano el 25 de mayo de 1847. (subero 1988: 3).
94
Estudio de los Títulos de los Terrenos de la Comunidad de Indígenas del Caserío Fajardo... Parágrafo 4°.

Á76á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

dejaba esta partición a juicio de las diputaciones de provincia (Pérez Vila 1988,
t. 3: 376). En vista de esta nueva ley, los guaiqueríes de El Poblado de Porlamar
optaron por no dividir sus tierras manteniendo en conjunto la posesión comunal
de su territorio.
sin embargo, pese a que el gobierno Provincial de Margarita había re-
conocido la jurisdicción y pertenencia legal de sus tierras colectivas que, por la
recopilación de las leyes de indias de 1680, les había otorgado la corona española
en 1691, y los habían puesto en posesión de las mismas, algunos inconvenientes
debieron haberse presentado, pues nuevamente el 19 de febrero de 1838 los guai-
queríes «del Pueblo de lamar, demandaron por ante el juez de Primera instancia de
la Provincia, el deslinde de las tierras indígenas con la legua de terreno en contorno,
que desde la fundación de Porlamar les había concedido el rey de España...»95 a esta
solicitud, anexaron de nuevo los recaudos que, diez años antes, habían conformado
el instrumento probatorio con el cual tuvieron que comprobar la autenticidad de
la posesión de sus terrenos. la demanda fue admitida y en la resolución judicial se
mandó a efectuar el deslinde, quedando la antigua legua cuadrada demarcada así:
1°.- Que una legua cuadrada la constituye un cuadrado perfecto, limitado por 20
mil pies de lado si la legua es española, o por 18 mil si colombiana, encerrando una
supericie de 36 millones de varas en este último caso o 30 millones 250 mil metros
cuadrados o 3.025 hectáreas.
2°.- Que habiendo empezado la mensura de la legua cuadrada indígena por su lado
oriental y en la Boca de San Jerónimo, en línea recta hacia el Norte, dividiendo límites
con Luisa Fermín, se llegó hasta el punto nombrado La Segunda Loma, donde se
encontró con linderos de Miguel Jiménez, habiéndose medido 168 cordeladas de a 25
varas lineales una (4.200 varas). (foto 4)

foto 4. segunda loma o cerro de rojas.


95
Sup. Cit. Parágrafo 5°.

Á77á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

3°.- Que terminado el lindero oriental, se empezó el del Norte, con rumbo de Este a
Oeste, se midieron 86 cordeladas de a 25 varas hasta el punto nombrado El Yaque
de tío Cruz en el camino que conduce de Porlamar a La Asunción, dividiendo límites
con terrenos de José Gabriel Deiz (2.150 varas).
4°.- Que habiendo continuado la mensura por el Camino Público en su lindero
Oeste con dirección al Sur, se llegó hasta la Cruz Grande midiéndose 10 cordeladas;
se prosiguió hacia el Sur cayendo al Río Espíritu Santo en el lugar nombrado La
Poza Blanca, midiéndose 15 cordeladas; y por el cauce del mismo Río se midieron
18 cuerdas hasta un árbol de Cotopríz, lindero de Lucas Ortega, que junto con Rosa
Cedeño y Manuel de León, eran los colindantes de esa línea desde la Cruz Grande.
Desde allí por el mismo Río, hasta su boca en el mar y de ahí a la boca de San
Jerónimo, se midieron 163 cordeladas, en las que hubo algunas de playa, quedando
así cerrado el terreno indígena.
5°.- Que habiendo quedado incompleta la legua de terreno indígena, y en conocimiento
la Junta Mensuradora de que existían más terrenos baldíos colindantes con los ya
medidos y hacia el Sur, tomó como punto de partida, el árbol de Cotopríz, lindero de
Lucas Ortega, y de allí hizo rumbo al Sur, hasta la Piedra Báquira en la orilla del
mar, midiendo 114 cuerdas, como termino de la línea occidental del terreno, que en
toda su extensión midió 157 cuerdas equivalentes a 3.925 varas.
6°.- De la Piedra Báquira, siguiendo al Naciente [este] para medir la línea Sur del
terreno, por la orilla del mar, se llegó hasta la boca nombrada Punta de Marcano
hasta donde se midieron 34 cuerdas, que sumadas con las de la boca del Río hasta la
boca de San Jerónimo, dan un total de 64 cuerdas por el Sur, o sean 1600 varas.
7°.- De la punta de Marcano, siguiendo hacia el Norte y separando límites con los
Egidos de Pueblo de Lamar, se encontró con el Río Espíritu Santo en un árbol de
Aco grande situado en la orilla del Río y muy próximo al Camino que va de Pueblo
de Lamar a la Asunción, midiendo 114 cuerdas y siguiendo el cauce del Río arriba,
se llegó hasta el Cotopriz de Lucas Ortega, lugar de donde se había salido y midiendo
34 cuerdas o sean 850 varas.
8°.- Que hecha la mensura del terreno indígena no quedó completa la legua cuadrada
solicitada por los interesados, pues a mi ver, requería un contorno de 24.000 varas
lineales, no teniendo sino 11.950, distribuidas así: Línea oriental 4.200; línea del
Norte 2.150; línea occidental 3.925; y línea del Sur, interrumpida por la Playa de
Porlamar, 1600 varas.96 (tabla 6)

96
Sup. Cit.

Á78á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

taBla 6
Posición gEorEfErEnciada dE los lindEros dE la
coMunidad dE indígEnas «francisco fajardo» En El año 1927

Punto Posición

Boca de san jerónimo 10° 57’ 28.76” n – 63° 49’ 49.73” o


segunda loma o cerro de rojas 11° 06’ 02.10” n – 63° 50’ 48.15” o
El yaque de tío cruz 10° 58’ 37.46” n – 63° 51’ 50.59” o
cruz grande 10° 58’ 25.18” n – 63° 51’ 49.19” o
la Poza Blanca 10° 58’ 13.46” n – 63° 51’ 51.29” o
árbol de cotopríz, o aco, lindero de
lucas ortega 10° 58’ 00.98” n – 63° 51’ 48.64” o
Piedra Báquira 10° 56’ 41.82” n – 63° 51’ 55.15” o
Punta de Marcano 10° 56’ 41.41” n – 63° 51’ 41.64” o

como se desprende del Parágrafo 1° del Estudio, los guaiqueríes de El


Poblado perdieron una buena porción de tierras en el momento del deslinde de su
territorio, pues de las 24.000 varas lineales (30.250.000 m.) que les correspondían y
circunscribían una legua cuadrada, de hecho, en el terreno sólo les fueron demar-
cadas 11.950 varas lineales (15.061.979 m.), algo menos de media legua cuadrada;
irregularidad esta que nunca fue rectiicada, «con la circunstancia de haberse hecho
constar que se dejaban a salvo los Ejidos de Pueblo de lamar».97 (Mapa 6)
Es obvio que antes de 1839-40, fecha en que se efectúa el deslinde, ya los
guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar, habían sido
despojados de la mitad de sus tierras, y esto se maniiesta en el Estudio..., cuando se
dice: «Que la legua de tierra concedida al Pueblo de lamar, desde su fundación, es
la misma que poseen los indígenas, pues fuera de esa legua, no había más terrenos
que ceder, siendo de propiedad particular los predios colindantes a ella»98. Es decir,
que la otra media legua cuadrada de tierra que les pertenecía, ya era para entonces
propiedad privada de los vecinos no indígenas de Porlamar.

97
Sup. Cit.
98
Sup. Cit.

Á79á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

MaPa 6
coMunidad dE indígEnas «francisco fajardo»

63º 55' H 63º 50' I

Fuentidueño Apostadero
San Juan La Sierra
Bautista El Pilar Pampatar
(Los Robles)
11º 00'

Guatamare
El Valle del
Espíritu Santo Pto. Moreno

Porlamar

El Piache
4
San António
El Cuarto
Macho Muerto

El Silguero Mar Caribe


10º 55'

Situación Relativa Regional

Pueblo de Lamar Carretera principal Ciudad Escala


1 0 1 2 3 Km
Resguardo Fco. Fajardo Carretera pavimentada Pueblo grande
División municipio Caserío
Línea demarcatoria aproximada del área de los terrenos de la Comunidad Indígena de El Poblado de Porlamar, según
el Estudio realizado por el Dr. Manuel Díaz Rodríguez en el año 1927.
«Pueblo de Lamar [Porlamar] quedó circundado por el terreno indígena, limitado por el este y norte, con el cauce
del río Espíritu Santo y por el Oeste con la línea divisoria, que desde el Sur y en la orilla del mar, arranca de la Punta
de Marcano hasta el Aco Grande en la margen del río Espíritu Santo»

En esa oportunidad, los comuneros guaiqueríes no emplazaron a las au-


toridades competentes para que les fuera reconocida, de alguna manera, la pérdida
de la otra mitad de sus tierras, silencio que fue tomado por los árbitros del caso,
como una aprobación de conformidad por parte de los primeros. de esta manera,
Porlamar quedó circunscrita por los terrenos indígenas que limitaban «por el Este

Á80á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

y norte, con el cauce del río Espíritu santo y por el oeste con la línea divisoria,
que desde el sur y en la orilla del mar, arranca de la Punta de Marcano hasta el aco
grande en la margen del río Espíritu santo.»99
En la isla de Margarita, a partir de mediados del siglo XIX, la actitud oi-
cial con respecto a las comunidades de indígenas que persistían en mantener sus
territorios comunales indivisos se tornó muy hostil. Mientras el gobierno local
presionaba por la disolución de estas comunidades, los líderes de las mismas trataban
por todos los medios posibles de ganarse la voluntad de aquellos comuneros que
compartían la idea de la partición de las tierras, y evitar así que fuesen desmembra-
das. aparentemente, el concepto de la disolución de las comunidades de indígenas
no cuajó en la mayoría, y se optó por esperar una situación o circunstancias más
favorables para realizarla. Mientras tanto, la comunidad de indígenas de El Pobla-
do continuaba siendo dirigida por un líder escogido entre todos los comuneros,
quien que se ocupaba fundamentalmente de las mejoras socioeconómicas y de los
asuntos legales que concernían a todos.
comenzando el gobierno de guzmán Blanco, en 1870, la comunidad de
indígenas de El Poblado hizo donación a la municipalidad de Porlamar de una
extensión de terreno para que se construyera el cementerio público. En compen-
sación, solicitaron se les otorgara a los comuneros guaiqueríes, un área especíica
para enterrar a sus muertos (comunicación personal de jesús rodríguez Mujica y
de Edwin díaz, 2007).100
catorce años más tarde, el 16 de junio de 1884, el congreso decreta una
nueva Ley de Reducción, Civilización y Resguardos de Indígenas, en la cual restablecía los
derechos indígenas que durante la época de la colonia habían tenido estas comu-
nidades. sin embargo, decretaba que, «dentro del término improrrogable de dos
años» deberán proceder a su división «so pena de quedar declarados ipso facto
baldíos...» (armellada 1954: 192). Pero, un año después, el 25 de mayo de 1885, los
guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar, se acogían
a otra ley Sobre Resguardos Indígenas que derogaba la anterior y extendía el lapso para
la división de los mismos durante dos años más.
Pese a la serie de leyes que durante el período republicano obligaban a la
partición de los resguardos indígenas, la lenta evolución interna de la tenencia de

99
Sup. Cit.
100
El primero, expresidente de la comunidad de indígenas «francisco fajardo», y el segundo es el presidente
actual.

Á81á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

la tierra no produjo cambios a corto plazo (Herrero 1988: 332). Ejemplo de esto
es la resolución expedida por el Ejecutivo federal, el 26 de abril de 1889 «dispo-
niendo que las Comunidades de indígenas continúen en posesión pacíica de sus
resguardos, hasta que sea reglamentada la ley respectiva» (armellada 1954: 217).
Es por esto que todavía para el 8 de abril 1904, fecha en que se promulga
una nueva ley Sobre Resguardos de Indígenas (armellada 1954: 261-262), los terrenos
de los resguardos en la isla de Margarita continuaban indivisos. sin embargo, sería
esta ley la que los obligaría a iniciar la partición y distribución de sus tierras entre
los miembros que los componían.
Para entonces, la comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar,
según el testimonio oral de varios participantes de esta investigación, era entre las
cinco comunidades hermanas de la isla, la más dinámica y consistente, conformada
por gente de acendrados valores morales y una fuerte cohesión étnica, razón ésta
por la que evitó a toda costa su partición y disolución. Por otro lado, se dice que
la división de sus tierras no se efectuó debido a la amistad e inluencia que tenía
para aquel entonces el guaiquerí asunción rodríguez, líder de la comunidad de
indígenas de El Poblado de Porlamar, con el entonces presidente de la república
cipriano castro (Mccorkle 1965: 37; y comunicación personal de jesús rodríguez
Mujica 2007).
En contraposición a lo que sucedió con las otras cuatro comunidades de
indígenas de la isla de Margarita, que en 1904 acabaron fraccionándose, la de El
Poblado de Porlamar a medida que pasaba el tiempo se fortalecía cada vez más.
durante la Primera guerra Mundial en la ciudad de Porlamar se registró
un fuerte incremento en el número de personas que atraídas por las inversiones
extrajeras en la pesquería de perlas y en la explotación de la magnesita, convirtió a
Porlamar en el puerto oicial de la isla. Bajo estas condiciones, Porlamar comenzó
a extenderse dentro del territorio guaiquerí hacia guaraguao, Punda y Pueblo
nuevo (Mccorkle 1965: 106). también para esta época surgió el asentamiento
guaiquerí de Bella Vista, en Porlamar, formado por pescadores de la zona de El
Morro de Porlamar.
En ese tiempo la comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar
estaba conformada por unos cuatro mil guaiqueríes (Mccorkle 1965: 117) que
habitaban en las tierras colectivas que le habían sido concedidas por la corona
española. los comuneros, en forma tácita, pagaban una cuota que no excedía de
3,00 a 5,00 bolívares mensuales por las casas levantadas en terrenos de la comunidad
de indígenas. las tierras seguían perteneciendo a la colectividad y las bienhechurías

Á82á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

eran para el disfrute de quienes las construían. a los terrenos comunales dedicados
al cultivo o a la cría de ganado también se les ijaba una tarifa proporcional. Con el
dinero recaudado la comunidad recibía recursos para cubrir las ayudas que presta-
ba a sus miembros, en casos de necesidad (asistencia médica, gastos de entierros,
trámites legales, etc.).
En 1927, a modo de ratiicación, la Comunidad de Indígenas de El Poblado
de Porlamar solicitó de nuevo una segunda mensura de sus tierras. la llevó a cabo
el ing. amador Hernández, quien para entonces levantó un plano e instruyó un
expediente ante el registrador Público de Porlamar.
desde 1926 varios guaiqueríes ejercieron el liderazgo de la comunidad
de indígenas de El Poblado de Porlamar (tabla 7), entre ellos, jesús María suárez
suárez (1934-1938), quien compra a nombre de la comunidad de indígenas y lo
anexa a ella, una extensión de tierra de un millón doscientos setenta y un mil metros
cuadrados de terreno (1.271.000 m2), conformada por el hato de los ortega (Mapa
7). Esta compra se efectuó por la suma de diez mil bolívares (Bs.10.000). dicho
hato estaba ubicado «en un sitio de hato, situado en el Morro de este Puerto» al
este de la ciudad de Porlamar.101 sus linderos eran:
Partiendo de la boca de san Gerónimo punto de referencia situado en la orilla del
mar a mil quinientos treinta metros línea recta de la desembocadura en el mar, del
río Espíritu Santo que nace en el Valle del mismo nombre, una línea recta en su
trayectoria hacia el Norte que pasa por la casa de Marcelina Cazorla y se desvía
hacia el Noreste hasta llegar a la punta del Cerro de Rojas constituyendo dicha línea
el lindero Oeste. El lindero Norte partiendo de la punta del Cerro Alto de Rojas,
se tira una línea recta hasta la boca de Salineta de Moreno. El lindero Este lo
constituye una línea que partiendo de la boca de Moreno ya expresado va bordeando
las orillas del mar hasta la punta del Morro de Porlamar; y el lindero Sur, desde la
punta del Morro de Porlamar también bordeando la orilla del mar, hasta la Boca
de San Gerónimo punto de referencia.102
los terrenos de la comunidad de indígenas «francisco fajardo» tenían
fundamentalmente dos usos: de cultivo y de construcción de viviendas. El área
principal dedicada a la horticultura de conucos se encontraba en achípano. cuando
algún indígena deseaba hacer un conuco y cultivar productos de la tierra, simple-

101
Documento registrado en la Oicina Subalterna de Registro Público del Distrito Mariño, Porlamar, estado
nueva Esparta, bajo el no. 32, Protocolo 4to. f. 38 Vto al 41. año 1938.
102
Sup. Cit.

Á83á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

taBla 7
PrEsidEntEs dE la coMunidad dE indígEnas «francisco fajardo»
1926-2011
n° anteriores a la Personería Período observaciones
jurídica (Presidentes de hecho) de gestión
01 Ventura gómez 1926/1930
02 Pedro Pablo lozada 1930/1934
03 jesús María suárez 1934/1938
Presidentes de derecho
04 jesús María Patiño 1938/1944 gestiona y obtiene la Personería
jurídica de la comunidad
05 jesús María Patiño 1944/1951 segundo período. inaugura la
sede.
06 arévalo fernández Millán 1951/1955
07 jesús rafael Patiño 1955/1957
triunviratos de:
08 luís alejandro fermín Patiño 1957/1959 se rotaban en la Presidencia
cada tres (3) meses, confor-
mando el único triunvirato
09 directivo.
Marino gonzález
10 Pedro segundo suárez fermín
11 luís alejandro fermín Patiño 1959/1961
12 cruz alberto Marquez 1961/1963
13 jesús rafael Patiño 1963/1965
14 jesús gonzález 1965/1967
15 jesús gonzález 1967/1969 segundo período consecutivo
16 rafael gonzález 1969/1971
17 arevalo fernández Millán 1971/1973
18 germán alfonzo 1973/1975
19 tomás josé Vásquez ordaz 1975/1977 administración anulada por
sentencia firme de tribunal,
provocando un paralelismo de
juntas directivas.
20 jesús s. fernández Hurtado 1975/1977 Presidió por dos (2) períodos
consecutivos.

Á84á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

cont. tabla 7
n° anteriores a la Personería Período observaciones
jurídica (Presidentes de hecho) de gestión
21 jesús s. fernández Hurtado 1977/1979 segundo período ejercido en
juntas paralelas.
22 jesús salazar rodríguez 1977/1979 Primer período en paralelo con
su antecesor.
23 jesús salazar rodríguez 1979/1981 segundo período consecutivo.
24 jorge nicolás suárez 1981/1983
25 césar rodríguez Mujica 1983/1985 Este período y el siguiente se
caracterizaron por desarrollarse
en una pugna constante por el
poder entre c. rodríguez y f.
núñez. cada uno se atribuía la
legalidad.
26 césar rodríguez Mujica 1985/1987 segundo período consecutivo.
27 federico núñez fermín 1987/1989 logra formal y legalmente asu-
mir su período.
28 josé rafael «joche» Patiño 1989/1991
29 josé rafael «joche» Patiño 1991/1993 segundo período consecutivo.
30 jesús «chú» rodríguez Mujica 1993/1995
31 jesús «chú» rodríguez Mujica 1995/1997 segundo período consecutivo
32 josé rafael «joche» Patiño 1997/1999 Presidió por cuatro (4) períodos
consecutivos
33 josé rafael «joche» Patiño 1999/2001 segundo período
34 josé rafael «joche» Patiño tercer período
35 josé rafael «joche» Patiño 2003/2005 cuarto período
36 Edwin díaz 2005/2007 llega a la presidencia de la mano
de su antecesor con quien for-
maba equipo directivo.
37 Edwin díaz 2007/2009 logra la presidencia para un se-
gundo período. se dice que a tra-
vés de manipulaciones políticas
del alcalde Eligio Hernández.
38 Edwin díaz 2009/2011 se deben realizar elecciones que
tradicionalmente se efectúan en
el mes de febrero.
Fuente: Jesús Rodríguez Mujica y Fernando Fernández Fermín

Á85á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

MaPa 7
ExtEnsión dEl tErritorio dE la coMunidad dE indígEnas
«francisco fajardo» Para El año 1938

63º 55' H 63º 50' I

Fuentidueño Apostadero
San Juan La Sierra
Bautista El Pilar Pampatar
(Los Robles)
11º 00'

Guatamare
El Valle del
Espíritu Santo Pto. Moreno
1.271.000 mts2
m2
Porlamar

El Piache
4
San António
El Cuarto
Macho Muerto

El Silguero Mar Caribe


10º 55'

Situación Relativa Regional

Pueblo de Lamar Carretera principal Ciudad Escala


1 0 1 2 3 Km
Resguardo Fco. Fajardo Carretera pavimentada Pueblo grande
División municipio Caserío
Terreno del Hato Ortega, adquirido en 1938 por la Comunidad de Indígenas «Francisco Fajardo», y anexado
a ella

mente, se dirigía a los miembros de la junta directiva de la comunidad y solicitaba


una parcela para este in. Para registrarse como parcelero debía pagar un pequeño
emolumento que iba a parar a los fondos de la comunidad. los dueños de los
conucos tenían sus derechos sobre el terreno por ser pisatarios pero no tenían la
posesión legal de la propiedad. las diversas parcelas se demarcaban por medio de
cercas de cactáceas columnares (foto 5), y debido a la extrema sequía del suelo
las cosechas dependían de la temporada de lluvias y de los pozos artiiciales que
Á86á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

foto 5. cerca de cactáceas utilizada para demarcar parcelas.

fabricaban con el objeto de recolectarla. utilizaban el caracuey (Bromelia humilis)


como fertilizante. «Habían parcelas que medían 100 m. de largo por 100 m. de
ancho, y otras eran del doble y más» (comunicación personal de jesús rodríguez
Mujica, 2007). si el individuo que había solicitado una parcela para ser cultivada
no la trabajaba, o dejaba de cultivarla, de inmediato pasaba de nuevo a formar
parte de las tierras disponibles de la comunidad para este in. Sin embargo, igual
que en siglos anteriores, la cosecha en estos conucos se utilizó básicamente para
alimentar a la familia del conuquero. solían sembrar auyama (Cucurbita maxima),
tomate (Lycopersicon esculentum Mill.), patilla (Citrullus lanatus), melón (Cucumis melo),
maíz (Zea mays) y yuca (Manihot esculenta crantz).
El acuerdo con la comunidad era que el 50 % de la cosecha se la quedaba
el conuquero y el otro 50 % iba a parar a manos de los miembros directivos de
la comunidad de indígenas, quienes la repartían entre aquellos que tenían más
necesidad, o la vendían para obtener recursos con que prestar ayuda a quienes así
lo solicitaran. cuando una familia cumplía con la entrega de sus productos a la
comunidad y todavía llegaba a tener excedentes en la producción de alimentos, las
mujeres los trasladaban hasta Porlamar y los vendían en el mercado local.
de la misma manera en que se otorgaban las parcelas para hacer conu-
cos así se obtenían las que estaban destinadas a la fabricación de viviendas. éstas
tenían dos medidas estándar: 1) de 10 m. de frente por 33 m. de fondo; y 2) de

Á87á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

12 m. de frente por 33 m. de fondo (comunicación personal de jesús rodríguez


Mujica, 2007). El indígena interesado en ediicar su casa de habitación tenía que
hacer la «petición» y solicitar el permiso de construcción a la junta directiva de la
comunidad de indígenas, al mismo tiempo que debía de presentar los planos de
la vivienda.
según Mccorkle (1965: 49) al solicitante se le daban tres meses de plazo
para comenzar a construir, en caso contrario la tierra pasaba de nuevo a manos de
la comunidad. En un comienzo las casas eran hechas de bahareque; más tarde, en
la década de los 50, empezaron a construirse con paredes de concreto (fotos 6, 7
y 8)
Este tipo de transacciones no quedaron legalizadas en las Oicinas de Re-
gistro Público, ya que la comunidad de indígenas no poseía un catastro comunero
(comunicación personal de jesús rodríguez Mujica, 2007). «las zonas de Bella Vista
y genovés estaban casi deshabitadas, en esta última lo que habían eran conucos.
cuando alguien venía a la casa de la comunidad a solicitar un terreno para hacer
su casa, todos pedían que se los dieran en El Poblado» (comunicación personal de
cruz amada de fernández, comunera, 2008).

foto 6. casa de bahareque, en la cruz grande, Porlamar.

Á88á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

foto 7. casa de los años 50.

foto 8. casa remodelada.

Á89á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

durante la administración de jesús María Patiño se construyó la casa o sede de la


comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar, ubicada en la calle principal
de El Poblado (fotos 9 y 10).
un año después, en 1945, la comunidad de indígenas de El Poblado de
Porlamar, arrendó al gobierno un terreno para construir el aeropuerto viejo de
Porlamar. recuérdese que estas tierras originalmente habían pertenecido a la suce-
sión ortega y que la comunidad de indígenas las había comprado en el año 1938.
igualmente, alquiló otros terrenos a la línea aeropostal Venezolana, al servicio
Radiotelegráico, y al Banco Agrícola y Pecuario, así como también arrendó a la
Petroleum corporation una zona en el Morro de Porlamar para la construcción
de unos depósitos para petróleo. también celebró contrato de venta de terrenos
con la compañía Hoteles y turismo de Margarita (comunicación personal de jesús
rodríguez Mujica, 2008).

foto 9. casa o sede de la comunidad de indígenas «francisco fajardo». El Poblado,


Porlamar.

Á90á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

foto 10. Placa en el frontis


de la casa de la comunidad
de indígenas «francisco
fajardo», El Poblado,
Porlamar.

Para esas mismas fechas, la comunidad de indígenas donó otro lote de


terreno para la construcción de un segundo cementerio. dos años más tarde, en
1947, el gobierno regional y municipal del estado nueva Esparta solicitó a la co-
munidad de indígenas de El Poblado de Porlamar le concediera «una cantidad de
tierras, de varias hectáreas» para construir un hospital. Esta solicitud fue aprobada
por todos los comuneros guaiqueríes y, una vez discutida, y aceptado el acuerdo
de sus límites y dimensiones, se realizó la operación del traspaso del lote de tierra
donde se construiría el actual hospital estadal «dr. luis ortega».
la comunidad prácticamente hizo donación de este terreno, pero estableció
en el documento de traspaso del mismo que el centro asistencial se comprometía a
cancelar el terreno con la exoneración del pago a los comuneros guaiqueríes cuando
éstos necesitasen de cuartos especiales o semiprivados, cuyo costo correspondería
a un valor de 10 bolívares diarios (rodríguez gamero 2007:18).
Para aquellas fechas, la comunidad de indígenas comenzó a organizarse
a in de actuar con personalidad jurídica propia y salvaguardar su patrimonio: las
tierras que desde tiempo inmemorial poseía y aquellas otras que había comprado a
los Ortega. Con este in, a inales de la década de los 40, el líder de la Comunidad de
indígenas de El Poblado de Porlamar, jesús María Patiño, solicitó legalmente ante
la dirección de justicia del Ministerio de relaciones interiores, le fuera concedida a
la comunidad de indígenas del Poblado de Porlamar, la Personalidad jurídica, bajo
la denominación de comunidad de indígenas «francisco fajardo». El 30 de julio de
1949, el director de justicia del mencionado ministerio, dr. j. M. Pérez Machado,
en Oicio N° 5420, transcribe dicha solicitud, mediante informe, al Procurador

Á91á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

general de la nación, dr. antonio Pulido Villafañe para que emitiera opinión de
juicio. El dictamen es como sigue:
que la nombrada Comunidad no ha tenido ni tiene problemas originados por disputas
o litigio sobre su patrimonio tradicional circunstancia ésta que la sitúa en un plano
favorable para realizar el objeto que se proponen los asociados cual es el de investirla
de personalidad jurídica conforme a nuestras Leyes. Y en este sentido es como el
mencionado Presidente ha solicitado la colaboración que tenga a bien prestarle el
ciudadano Ministro de Relaciones Interiores. A ese respecto opino correctamente que
los actuales comuneros gozan de derechos suicientes para investir de personalidad
jurídica a la asociación lícita y de carácter privado que ha existido en el Estado
Nueva Esparta desde época muy remota...[...] cumpliendo para ese efecto con los
requisitos establecidos en el artículo 19 del Código Civil pues considero que su régimen
la ha diferenciado suicientemente de los extinguidos o por extinguirse resguardos de
Indígenas y que no existen impedimentos legales que lo prohíban y en cuanto a la
colaboración que a este in se recaba del ciudadano Ministro, aparte cualquiera otra
que se considere conveniente dispensar.103
una vez obtenida la anuencia gubernamental, el 17 de octubre de 1949,
la antigua comunidad de indígenas de El Poblado de Porlamar, se convirtió en la
Comunidad de Indígenas «Francisco Fajardo», inscrita ante la Oicina de Registro
Público del distrito Mariño del estado nueva Esparta.104 sus estatutos, redactados
un año antes, entraron en vigencia a partir de esta última fecha.
Entre los principales ines de la comunidad estaba el de colaborar con las
autoridades nacionales, estadales y municipales en todo lo que signiicara progreso
para el Estado. «ofreciendo su respaldo material y moral a las obras que proyecten
la Municipalidad, el Estado o la república; tomando la iniciativa de obras por cuenta
propia; buscando a su vez que los intereses de la comunidad sean respetados por
los Poderes Públicos.»105 asimismo, quedó asentado el compromiso de cuidar «que
no se malgasten los fondos de la comunidad, y sus tierras y bienes sean defendidos
como patrimonio común.»
la asamblea general, como máximo organismo deliberante de la comuni-
dad, ejercía sus resoluciones por medio de una junta directiva que designaba dicha

103
Documento registrado en la Oicina Subalterna de Registro Público del Distrito Mariño, Porlamar, estado
nueva Esparta, bajo el n° 12. Protocolo Primero. f. 12 al 14. año 1949.
104
Sup. Cit. n° 12. Protocolo Primero. f. 12 al 14. año 1949.
105
la redacción completa de los estatutos puede verse en: Mccorkle (1965: 155-159); silva suniaga (2006: 99-
107)

Á92á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

asamblea. Esta junta estaba encargada de la supervisión general de la comunidad,


«trabajar denodadamente por el mejoramiento de las condiciones de vida material
y cultural de los comuneros», y mantener la cordialidad y respeto colectivo para
garantizar la tranquilidad en forma permanente. se reunían en asamblea general,
y celebraban elecciones para nombrar presidente, secretario y demás miembros de
la junta directiva. sus funciones tenían un término de dos años.
El patrimonio de la comunidad estaba constituido «por las tierras y bienes
que desde tiempo inmemorial posee» y «por las tierras y bienes adquiridos o que
pueda adquirir por compra, donación o cualquier otro título legal.»106
la asamblea general como máxima instancia de autoridad y eje de la vida
comunitaria ejercía sus facultades en el ámbito económico de los recursos de la
comunidad y las manifestaciones sociales. Entre sus atribuciones estaba la de «fijar
de acuerdo con la directiva, el canon de arrendamiento de los terrenos y bienes que
otorgue la Comunidad...», y estaba obligada a presentar la relación inanciera de los
recursos monetarios que recibía como aporte de los comuneros (lámina 1). Eran
considerados miembros de la comunidad de indígenas «francisco fajardo» todas
aquellas personas que descendían de padre y madre de indígenas guaiqueríes.

lámina 1. relación financiera de la comunidad de


indígenas «francisco fajardo», en el año 1950. El Heraldo,
11/11/1950.

106
Sup. Cit. art. 17.

Á93á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Entre las disposiciones inales, se consideraba que, «Como ha sido cos-


tumbre desde tiempos inmemoriales, la comunidad seguirá aportando su colabo-
ración para la festividad de nuestra señora del Valle de Espíritu santo, Patrona
de la comunidad fajardo; guardando a la vez respeto por la libertad religiosa y las
creencias de los individuos.»107
Entre los deberes de los comuneros se estipulaba: cumplir con los estatutos
de la comunidad, estimular las tradiciones culturales en la vida social, defender
los derechos comunitarios, cooperar en labores de utilidad social, y velar por la
conservación y desarrollo del patrimonio de la comunidad. se otorgaron creden-
ciales intrasmisibles a modo de cédula de identidad a cada uno de los comuneros y,
éstas, quedaron registradas en el libro de miembros para certiicar su autenticidad
(lámina 2).

lámina 2. credencial emitida


por la comunidad de indígenas
«francisco fajardo», a la
comunera leocadia loreta
carreño, en el año 1963
107
Sup. Cit.

Á94á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

Mccorkle (1965: 41) informa que a comienzos de la década de los 50,


habitaban en terrenos indígenas comunales alrededor de Porlamar unos 3.244
guaiqueríes, distribuidos en ocho caseríos (tabla 8). Este mismo autor da una cifra
de alrededor de otros 1.500 guaiqueríes que habitaban en la ciudad de Porlamar y
en el resto del país, para un total estimado de 4.744 guaiqueríes en el año 1952.
durante toda esa década, la casa de la comunidad de indígenas cumplió
con la misión social para la cual había sido creada.
Cuando un comunero cosechaba su conuco se quedaba con una parte para alimentar
a su familia y la otra parte la llevaba a la Casa comunal. Así se hacía siguiendo la
costumbre indígena. Esa otra parte que se consignaba en la casa comunal se repartía
entre quienes tuvieran necesidad de alimentos y el resto se vendía a in de conseguir
recursos para otros gastos de la comunidad (comunicación personal de cruz
amada de fernández, comunera, 2008).
A esta Casa acudían los comuneros cuando necesitaban de servicios médicos, vacunas
y medicinas de manera gratuita. Los niños recibían un vaso de leche diario y, aquellos
que no podían costearse sus estudios, la Comunidad los becaba y les proporcionaba
los útiles escolares. Asimismo, se facilitaban ayudas para servicios mortuorios a
quienes no podían sufragar estos gastos (comunicación personal de Edwin
díaz, 2008).
En el año 1958, la junta directiva de la comunidad de indígenas «francisco
fajardo», presidida por luis fermín Patiño, aprobó un cambio en los estatutos de
dicha asociación, por medio del cual la «petición» pasaba a ser un título de propiedad,

taBla 8
distriBución dE guaiQuEríEs En PorlaMar Para El año 1952

localidad número
Bella Vista 338
Barrio genovés 123
fajardo (achípano, cruz grande, la Manita y Palguarime) 2.133
guaraguao (Boca del río) 120
conejeros 30
Pueblo nuevo 500

(fuente: Mccorkle 1965: 41)

Á95á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

lo que permitió a los comuneros la venta de los terrenos. asimismo, implementó


la obligatoriedad de inscribir y anotar ante el registro Público competente, los
documentos de los actos o negocios jurídicos relativos al dominio que afectaran la
compra-venta de los mismos. si la venta se efectuaba a uno de los miembros de la
comunidad su valor sería de un 50 % por debajo del monto estipulado en el mer-
cado local de bienes raíces y, si a terceros, en su precio real (lámina 3). una de las
primeras ventas a particulares que se concretó fue al año siguiente, con el dr. luis
rodríguez azpúrua de «... un terreno denominado «caiguire.»108 En los terrenos
indígenas que hoy día atraviesan las avenidas santiago Mariño y 4 de Mayo, hubo
un momento en que sus dueños indígenas pidieron rectiicaciones de medidas y
linderos, porque la venta a particulares se hacían por una determinada supericie,
y los compradores la demarcaban por el doble o más (comunicación personal de
jesús rodríguez Mujica, 2007).

Comenzando la década de los 60, la Comunidad de Indígenas «Francisco Fajardo»,


pensando en el bien común, le donó a la municipalidad una buena porción de tierras,
partiendo del puente Fajardo hasta la desembocadura del río [Valle] colindando con la
calle Martínez, pues el Municipio no tenía ejidos; ¿y qué hicieron?, lo vendieron todo,
negociaron con esos terrenos (comunicación personal de Manuel Villarroel,
asesor de la junta directiva de la comunidad de indígenas «francisco
fajardo», 2008).

Hasta el año 1966, en la casa comunal funcionaba un dispensario médico


para la colectividad. En el corral, o patio trasero, se hacían representaciones cultu-
rales y, hasta se llegaron a realizar cursos de promoción y capacitación de hombres
y mujeres.

No obstante, la apertura de la Zona Franca aprobada mediante ley del


19 de agosto de 1966 (gómez 2001: 462) y, posteriormente, la creación en 1974
del Puerto libre de Margarita, produjo grandes cambios no sólo en la economía
margariteña sino también en su cultura, a consecuencia del dinamismo comercial
derivado de sus actividades. El espectacular auge económico que experimentó,
principalmente la ciudad de Porlamar, se manifestó a nivel urbano y, en conse-
cuencia, la demanda de terrenos para la construcción de nuevas casas comerciales,
bancos, hoteles y conjuntos residenciales, se hizo obligatoria. Para entonces, las
únicas tierras disponibles circundantes a Porlamar pertenecían a la comunidad de

108
Documento registrado en la Oicina Subalterna de Registro Público del Distrito Mariño, Porlamar, estado
nueva Esparta, bajo el n° 63. Protocolo Primero. tercer trimestre del año 1959.

Á96á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

lámina 3. documento de compra-venta de una casa en el año 1955.

Á97á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Indígenas «Francisco Fajardo» que, debido a su ubicación especíica en el propio


corazón de esta vorágine de intenso mercadeo, de un día para otro se tornaron
altamente cotizadas. En contraposición, e irónicamente, la sede o casa comunal de
la comunidad poco a poco se fue dejando en el abandono.
El hecho de la valorización de los bienes raíces condujo a que en los
años subsiguientes la comunidad de indígenas «francisco fajardo» comenzara a
desprenderse y a vender su antiguo patrimonio: sus tierras comunales. como lo
ha comentado una buena parte de los guaiqueríes de Paraguarime, El Poblado y
la cruz grande, más que el desgano y el desinterés por el colectivo, más que el
desorden jurídico administrativo que hubo en aquellos días, la pérdida de una gran
parte de las tierras colectivas sobrevino cuando la ambición tanto de particulares
como de algunos directivos de la comunidad, burlando a los comuneros, los llevó a
enriquecerse con el producto de la venta de terrenos legítimamente pertenecientes
a la comunidad guaiquerí.
sin embargo, un grupo de guaiqueríes liderados por gladiano suárez
Mújica, Víctor figueroa, Miguel fernández y severo Patiño, junto a un nutrido
grupo de comuneros, encabezaron en la década de los 80 la acción de recupera-
ción y puesta en funcionamiento de la casa comunal, y ésta comenzó de nuevo a
desempeñar las funciones para la cual había sido ediicada treinta años atrás. Se
instaló una sección del cuerpo de bomberos y se ofrecieron primeros auxilios;
allí tuvo su sede la Escuela de Softball «francisco fajardo», y también una escuela
de karate de los muchachos de achípano. servía también de centro cultural para
las diversas manifestaciones folclóricas y culturales que se desarrollaban entre la
comunidad guaiquerí (comunicación personal de fernando fernández fermín,
2007).
En los últimos años, los pleitos jurídicos entablados entre las diferentes
y sucesivas juntas directivas de la comunidad, condujo de nuevo al cierre de la
casa comunal. Pero, pese a todos estos inconvenientes, e independientemente que
la casa sede ha permanecido cerrada, la semana previa a la celebración del «día
de los guaiqueríes», el 9 de septiembre, la abren y se reúnen allí para organizar
las iestas. Esta celebración comienza en la iglesia del Poblado (Foto 11) con una
procesión destinada a trasladar una réplica de la imagen de la Virgen del Valle que
allí se encuentra, hasta el santuario ubicado en el Valle del Espíritu santo.

En la actualidad –según maniiestan muchos comuneros– «a la casa de


los guaiqueríes se le está dando vida otra vez».

Á98á
coMunidad dE indígEnas “francisco fajardo”

foto 11. iglesia de los guaiqueríes. El Poblado, Porlamar

Á99á
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foto 12. josé lugo. Presidente de la comunidad de indígenas de El tirano.

Á100á
Capítulo 5

Prioridades presentes

S egún informan los guaiqueríes de la comunidad de indígenas de El


tirano, y su presidente josé lugo (foto 12), son muchos los casos en que los
terrenos que les pertenecen por herencia han sido invadidos por las grandes em-
presas transnacionales. «Especialmente los hoteles, hay uno que hasta ha llegado
al límite de cerrarnos la entrada a la playa donde hemos pescado desde tiempos
ancestrales» (comunicación personal de josé lugo. aricagua, 2008). «tenemos más
de 30 años luchando contra la usurpación de nuestras tierras. Hemos contratado y
pagado abogados, pero cuando comienzan a trabajar, al poco tiempo empiezan a
sacarnos el cuerpo y no obtenemos una respuesta clara» (comunicación personal
de liduvina Hernández, El tirano, 2008). «los cerros de Parinao y de la chica,
eran de mi abuelo, ahora esos terrenos los tienen ocupados otras personas que
no son sus dueños» (comunicación personal de Maura Bello, El tirano, 2008).
«nosotros pensamos que las compañías grandes que nos han quitado tierras y
playas se han puesto de acuerdo con los abogados que hemos contratado para
que no nos deiendan» (comunicación personal de Edith Acosta, 2008; (Foto 13).
«seguiremos luchando hasta que nos devuelvan lo que nos pertenece, nuestras
tierras» (comunicación personal de Eliana lugo, El tirano, 2008). como puede
verse, aún los guaiqueríes de estas comunidades se mantienen en resistencia sobre
la determinación de propiedad de sus territorios comunales.
Por su parte la comunidad de indígenas «francisco fajardo» está represen-
tada por una junta directiva compuesta por su actual presidente, Edwin díaz y su
asesor Manuel Villarroel (foto 14), quienes junto a otros miembros de la comunidad
trabajan para realizar un cambio en el artículo 34 de los estatutos que la rigen, el

Á101á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

foto 13. Mujeres de la comunidad de indígenas de El tirano.

foto 14. Manuel Villarroel, Edwin díaz y la autora.

Á102á
PrioridadEs PrEsEntEs

cual trata sobre el tiempo en la duración de funciones de dicha junta, que es de


dos años, para llevarlo a seis años, y así poder ejecutar los planes que proyectan
sobre la comunidad. En la actualidad, le están dando prioridad a la legitimación
de los terrenos comunales, y a la revisión de ventas ilegítimas que se realizaron en
el pasado.
La Comunidad de Indígenas «Francisco Fajardo» existe. Nosotros somos el ente
regulador de la tierra, de nosotros salieron las propiedades, y cualquier problema
que surja quienes lo podemos resolver somos nosotros. Vamos a obligar a la gente a
que ponga sus propiedades al día, como manda la ley, estamos ordenando la parte
legal relacionada con la titularidad de las tierras indígenas y, quienes despojaron a
la comunidad de sus tierras, los vamos a obligar a que las devuelvan para vender o
donarle a aquellos indígenas que no tienen lotes de terreno. De la legua de tierra que
nos donaron los reyes de España, mucha gente que no son guaiqueríes sacaron títulos
falsos, los inventaron. No es justo que haya tantos guaiqueríes sin tierras. Hoy en día
hay muchas familias guaiqueríes que construyen sus viviendas en la misma parcela de
sus padres (comunicación personal de Edwin díaz, 2008).
En efecto, la construcción de viviendas múltiples en una sola parcela lo
pudimos constatar en la ciudad de Porlamar, especíicamente en el sector Genovés,
donde hallamos hasta seis familias que habían construido sus casas en la parte de
atrás y en los costados de la casa de habitación de sus padres (foto 15), compar-
tiendo espacios comunes y de uso privativo a cada núcleo familiar.

1 5
3
2 6
4

foto 15. Viviendas múltiples construidas en una sola parcela.

Á103á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

También nuestra función es social, tal como lo era hace muchos años atrás, y tenemos
que buscar la manera para lograr concretar esta tarea, porque no hay derecho que
ahora una familia guaiquerí tenga que solicitar recursos para el entierro de un
familiar en la Alcaldía Municipal, siendo nosotros propietarios de unas tierras tan
costosas, prácticamente toda Porlamar (comunicación personal de Manuel
Villarroel, 2008).
uno de los principales objetivos que persigue hoy la comunidad de in-
dígenas «Francisco Fajardo» es la reactivación de la Asamblea. El in que aspiran
lograr está dirigido al bienestar comunal, especíicamente en las áreas de educación,
salud y el cuidado de los ancianos.
Tenemos proyectado hacer una ediicación de una planta, es posible que sea en la parte
posterior de la Casa Indígena, para que sirva como sede de varios servicios públicos,
como era antes. Que el muchacho indígena que llegue allí pueda conseguir una beca
para estudiar, o los libros que le pide el colegio, y una biblioteca. Si logramos hacer
todo esto, podremos decir que triunfamos (comunicación personal de Manuel
Villarroel, 2008).
adicionalmente, consideran fundamental la promoción de la cultura
guaiquerí dentro de las poblaciones que conforman El Poblado, Palguarime y
la cruz grande. se tienen planes concretos para que en un futuro muy cercano
entre en funcionamiento en la sede de la comunidad indígena, un infocentro y un
dispensario médico, así como también la galería de Presidentes que han estado al
frente de la comunidad (comunicación personal de Manuel Villarroel, 2008). En
la actualidad, la comunidad de indígenas «francisco fajardo» cuenta con más de
1.500 miembros inscritos en su censo Electoral, todos en edad de votar y elegir
las autoridades de la junta directiva.
Para el año 2001, la población guaiquerí del estado nueva Esparta, según
el XIII Censo de Población y Vivienda, estaba compuesta por 2.767 personas.
Solamente en Porlamar se identiicaron un total 1.199 hombres y 1.183 mujeres,
conformando un total de 2.382 guaiqueríes. la diferencia de 385 individuos fue
censada en otros lugares de la isla 109 (inE 2003) (tabla 9). En otros estados del
país fueron censados 70 guaiqueríes (tabla 10)

109
Hacemos la observación que los integrantes de las comunidades de indígenas de El Manzanillo, El tirano y
Pedro González, nos comunicaron que no tuvieron conocimiento que podían identiicarse como guaiqueríes,
al momento del censo.

Á104á
PrioridadEs PrEsEntEs

taBla 9
distriBución dE guaiQuEríEs En El Estado nuEVa EsParta Para El año 2001

nombre del centro Poblado Hombre Mujer total


Plaza Paraguachi (capital) 9 5 14
la asunción (capital) 9 5 14
san juan Bautista (f) (capital) 28 27 55
la guardia (capital) 3 1 4
las guevaras 1 4 5
El Valle del Espíritu santo (capital) 34 28 62
Villa rosa (capital) 68 75 143
Pedro gonzález (capital) 1 3 4
altagracia (capital) 3 0 3
Pampatar (capital) 13 4 17
El Pilar (los robles)(capital) 9 6 15
juan griego (capital) 1 1 2
los Millanes (capital) 1 0 1
Porlamar (capital) 1.199 1.183 2.382
Boca de río (capital) 6 1 7
guayacancito 0 1 1
Punta de Piedras (capital) 2 2 4
las Hernández 8 17 25
El guamache (la Blanquilla) 3 3 6
El guamache (capital) 1 0 1
El guamache de coche 1 0 1
total 1.400 1.367 2.767

(fuente: instituto nacional de Estadística, 2003)

Á105á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

taBla 10
distriBución dE guaiQuEríEs En VEnEzuEla Para El año 2001

nombre del estado total


distrito capital 32
amazonas 1
anzoátegui 5
Barinas 1
Bolívar 2
carabobo 4
guárico 5
Miranda 4
Monagas 3
nueva Esparta 2.767
sucre 3
Zulia 1
Vargas 9
total 2.837
(fuente: instituto nacional de Estadística, 2003)

sin duda alguna, el caso de los guaiqueríes de El Poblado constituye


antecedentes de valor jurídico preponderante, por medio del cual se certiica la
preexistencia legítima de propiedad absoluta a su favor, ya que estaría sustentada
en la posesión continua, secular y sin interrupción, ejercida sobre una supericie
territorial habitada por una comunidad humana originaria arraigada en esa área antes
del siglo XV y durante tres períodos históricos diferentes entre sí: el prehispánico,
el colonial y el republicano.

Á106á
Capítulo 6

Discusión

L
os cinco resguardos guaiqueríes del estado nueva Esparta representan
quizás los únicos en el país que conservaron una documentación tan consistente y
detallada a lo largo de cuatro siglos de la historia venezolana. la razón no fue tanto
lo codiciado o conlictivo de estas tierras para el sector no indígena sino, la simple
y tenaz persistencia por parte del liderazgo guaiquerí de exigir constantemente el
reconocimiento oicial de la posesión y de los límites de sus tierras con cada cambio
de autoridad gubernamental asignada o elegida en su isla.
la participación decisiva de esta etnia en la negociación y estrategia que
permitió la fundación de ciudades iniciales como nueva cádiz110 y caracas111, y
en numerosas batallas durante la guerra de independencia, que salvaguardaron la

110
En 1528 la isla de Cubagua fue tomada por el pirata Diego Ingenios con una lota de tres navíos franceses
armados con piezas de artillería y 170 hombres: «...y la principal cosa con que se defendieron fueron los
indios lecheros, los cuales hirieron con hierba [veneno] a los franceses...» [1545]. AGI. Justicia. Legajo 64.
n°. 2. ramo 2. fol. 68 v.; Herrera 1962: 68). otte (1977: 334) por su parte, informa sobre este hecho en
defensa de la isla que hicieron los guaiqueríes: «...librada entre una carabela latina acompañante del galeón
«sainte anne» y las fuerzas navales de cubagua –un bergantín de remos y dos canoas, con 30 españoles y 50
indios margariteños, reforzadas después por otras dos canoas «de socorro»- y ganada exclusivamente gracias
al veneno de los indios lecheros...».
111
Entre 1555 y 1557, francisco fajardo, el mestizo histórico, y sus hermanos, alonso y juan carreño, hijos de
la cacica guaiquerí isabel, con un contingente de 100 guaiqueríes margariteños, vasallos de su madre, pasaron
al litoral central de tierra irme y fundaron un poblado «más a sotavento del puerto de Chuspa» (Núñez 1952:
54), en el sitio del Panecillo, al que denominaron El rosario. asimismo, tres años más tarde, con un grupo
de 200 guaiqueríes, francisco fajardo, funda el Hato de san francisco con ganado que llevó desde Valencia,
y donde posteriormente se asentaría caracas. se dirige de nuevo a la costa y funda la Villa del collado en la
actual localidad de caraballeda (Möller 1957: 22; Montenegro 1974: 65).

Á107á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

isla de una reocupación española, demuestra no sólo la capacidad diplomática de


sus líderes sino también sus destrezas bélicas112. sin embargo, se observa con ad-
miración que, teniendo la organización social y la capacidad técnica para defender
su territorio desde la época precolombina, los guaiqueríes nunca optaron por el
camino de la violencia para conservar la tenencia de sus tierras ante la población
criolla. En lugar de emplear la fuerza desarrollaron y lograron implementar más bien
dos exitosas estrategias socioeconómicas para hacerse indispensables a la sociedad
foránea que ocupó la región desde los mismos comienzos del siglo XVI.
Primero, manipularon la creación de una relación interétnica simbiótica,
identiicando e insertándose en los vacíos de la nueva economía como mano de
obra y proveedores de agua y alimentos. a cambio, obtuvieron productos que no
producían por desconocer la tecnología y las materias primas para manufacturar-
los. Segundo, aprendieron y asimilaron la manera de beneiciarse del sistema de
derecho impuesto por los extraños, para así prescindir de la necesidad de «suplicar
la misericordia de las autoridades de turno» y poder exigir con señorío el debido
proceso para mantener a salvo sus derechos de heredad y dominio relacionados a
la posesión de sus tierras. Hoy día se palpa de primera mano el resultado de dichas
estrategias en la actitud soberana que distingue a la sociedad guaiquerí contempo-
ránea, en la cual, ninguno de sus miembros muestra la menor duda con respecto
al legítimo derecho que tienen sobre las tierras que una vez formaron sus respec-
tivos resguardos, y especialmente con respecto a las porciones de aquellas que aún
permanecen como tierras comunales. lo asumen como un simple e indiscutible
hecho cuando responden esto: «Esas tierras fueron y siguen siendo nuestras», y
lo hacen de forma enfática pese a la pérdida de otros muchos elementos propios
de su cultura. Efectivamente, aun cuando la implementación de sus estrategias
económicas les permitió esquivar el genocidio sufrido por la gran mayoría de las

112
Sobre la participación de los guaiqueríes en las cruentas luchas que se esceniicaron en aquellos días, baste
con el testimonio que dejó el propio general Morillo, en el parte oicial de guerra, el 8 de agosto de 1817,
después de haberle ganado a los margariteños en la laguna salada (laguna de los Mártires), la batalla del
fortín de juangriego: «desde este momento presentó el ataque de aquel fuerte el aspecto más espantoso.
Pasaban de 500 rebeldes de la canalla más atroz y desalmada de la isla los que la defendían, hombres feroces
y crueles, famosos, y nombrados entre los piratas de las lecheras, el terror de las costas de Venezuela... Estos
malvados, llenos de rabia y de orgullo con su primera ventaja en la defensa, parecía cada uno de ellos un
tigre y se presentaban al fuego y a las bayonetas con una animosidad de que no hay ejemplo en las mejores
tropas del mundo [...] de esta suerte se concluyó una acción tan sangrienta y empeñada, y allí quedaron
tendidos más de quinientos forajidos, que ni aún en el último momento quisieron rendirse» (Briceño 1970:
234). Por su parte, Marcano rosas (1978: 191) nos aclara la intervención de los guaiquerí en esta batalla: «la
guarnición era la mayor parte de guayqueríes y gente de mar, acostumbrados a batirse con los corsarios...».
En esta batalla murió el teniente de navío, guaiquerí, francisco antonio adriano, quien era originario de la
comunidad indígena de El cercado.

Á108á
discusión

etnias de tierra irme (Wilbert, W. y C. Ayala Lafée-Wilbert 2009: 13), esas mismas
destrezas les cobraron un precio considerable en cuanto a su tradición étnica. tanto
es así que la población y su entorno físico es semejante a la de un típico pueblo
litoral del oriente venezolano, aculturado pero exitosamente asimilado a la sociedad
criolla. se perdió el idioma guaiquerí y el único que emplean ahora, hablado con
una sorprendente modulación y velocidad por todos, es el español.
En las tierras que conformaron los cinco resguardos se observan viviendas,
iglesias, colegios, bodegas, talleres, vehículos y embarcaciones de pesca perteneciente
a un sector popular que en su mayoría es guaiquerí y demuestra ser relativamente
humilde. los habitantes, de disposición orgullosa, amable y seguros de si mismos
carecen, a primera vista, de un fenotipo resaltante que pudiera sugerir su procedencia
amerindia. su cultura material, incluyendo sus formas de vestir es típicamente crio-
lla, y sus rituales, con unas pocas excepciones o modiicaciones, están fuertemente
vinculados con el catolicismo. su organización social es matrifocal, y se basa en
la familia extendida. la residencia postmatrimonial depende de la disposición del
espacio físico para alojar a la nueva pareja. Por lo tanto se observan residencias
neo-, patri- y matrilocales. la nomenclatura del parentesco es la criolla (terminología
hispana), con pocas variaciones, y se percibe una descendencia de forma matrilineal
no muy diferente a la conocida tendencia mestiza en los países latinoamericanos.
Contando con la lota pesquera artesanal pargo-mero más grande del mundo, en la
península de Macanao, la economía principal de la comunidad guaiquerí continúa
estando relacionada fundamentalmente con este rubro. la actividad agrícola ha
disminuido dramáticamente desde 1975, cuando la isla de Margarita fue declarada
Puerto libre. un número considerable de población indígena, especialmente los
jóvenes, se encuentra trabajando en el mercado no formal y, en menor grado, como
empleados del sector comercial criollo y el sector gubernamental público.
no obstante esas transformaciones, se ha constatado la presencia de
un alto grado de autoestima e identidad étnica. durante los últimos años se ha
visto un resurgimiento en la búsqueda de sus raíces socioculturales, a través
del arte, rituales, folclore, e historia, para volver a rellenar los vacíos culturales
mermados durante tantos siglos de contacto intenso con la cultura criolla y
otras culturas foráneas.
del mismo modo, y pese a la experiencia acumulada de frustraciones, se
ha observado una irme resolución de persistir como pueblo de origen amerindio
fomentada sobre la tenencia de sus tierras. Están conscientes de sus derechos
sobre la posesión de las mismas, tal como lo hicieron sus antepasados, y conti-
núan aferrándose a las pautas legales establecidas por la nación, para lograr que

Á109á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

los espacios comunales que aún mantienen y, aquellos que están bajo litigio, les
sean devueltos.
Los descendientes de los guaiqueríes históricos, en su gran mayoría es gente trabajadora
y conforma una de las capas poblacionales mas desposeída de la población insular. A
lo largo de las últimas cinco décadas han presenciado el despojo de sus tierras debido
a las maniobras de poderosos grupos económicos, nacionales y extranjeros, promotores
de modelos urbanísticos y hoteleros depredadores de su territorio que, prevalidos del
estado de indefensión y deterioro que venía y continúa sufriendo el Poder Judicial,
y desasistidos de las estructuras de la Administración Pública ciega ante las graves
violaciones que se producen en sus derechos ancestrales, siguiendo en la posición de
alerta sobre el dominio de sus tierras comunales que mantuvieron durante los últimos
cinco siglos, en la actualidad, asistidos por un grupo de abogados guaiqueríes, preparan
un papel de trabajo para ser presentado ante el Ministerio del Poder Popular para
los Asuntos Indígenas con el objetivo de lograr se restituyan o rescaten los derechos
de las Comunidades Indígenas de la isla de Margarita (comunicación personal
de ramón Borra ortiz, abril 2009).
Hasta hace muy poco tiempo no habían intentado acogerse a la Ley de
Garantía del Hábitat y las Tierras de las Comunidades y Pueblos Indígenas, promulgada por
el gobierno nacional el 21 de diciembre de 2000.113 al parecer, el factor principal
sobre el que fundamentaban esta actitud era la convicción de que otros pueblos
indígenas no habían logrado mucho al respecto y continuaban a la espera de los
dictámenes gubernamentales para la demarcación de sus tierras. Esta opinión de
algunos líderes de las comunidades de indígenas de la isla los mantuvo a la expec-
tativa. sin embargo, pese a estar conscientes que lanzarse a una lucha frontal contra
intereses económicos poderosos, «incluso insertados en la política insular...», no es
tarea fácil de alcanzar y, como ellos mismos señalan: «estamos decididos a valernos
de cualquier instrumento legal que pueda servirnos para no dejarnos arrebatar lo
que nos pertenece».
de las concesiones de porciones de terrenos que se hicieron a los miem-
bros de la comunidad de indígenas de Pedro gonzález, y que no fueron objeto
de adjudicación en el juicio de disolución de la comunidad en 1904, aún quedan
tierras comunales, como en el caso de los terrenos aledaños a las nacientes de
aguas de los cerros de la Valla y cusma, así como los terrenos circundantes a la
salineta o laguneta de la Playa (comunicación personal del dr. ramón Borra ortiz,
abril 2009).
113
Gaceta Oicial de la República Bolivariana de Venezuela. Año CXXVIII. Caracas, viernes 12 de enero de
2001. n° 37.118.

Á110á
discusión

En el caso de los cerritos, la laguna de gasparico y los terrenos adyacentes


a ella que no fueron objeto de adjudicación en el juicio de 1904, aún se mantienen
como terrenos comunales de los guaiqueríes.
En estas tierras siempre habían realizado actividades de caza y pesca. Pero de unos
años a esta parte, un importante y conocido desarrollo turístico viene hostigando a los
pobladores de Agua de Vaca y de Pampatar frenándoles las actividades comunales
de la cacería tradicional del conejo, que se realiza mediante la conformación de grupos
o piquetes de personas que azuzan a los conejos conduciéndolos a cerco, donde son
capturados. Otro tanto sucede con las actividades de pesca en la Laguna de Gasparico
(comunicación personal del dr. ramón Borra ortiz, abril 2009).
Por otra parte, las comunidades indígenas de El tirano y El Manzanillo
mantienen demandas instauradas contra grandes consorcios hoteleros que, desde
guacuco hasta Manzanillo, se han posesionado de las zonas costeras y playas
desplazando a sus pobladores originarios, siendo la mayoría de ellos pescadores
guaiqueríes. «reclamamos los legítimos derechos de los descendientes de los guai-
queríes, a quienes les fueron asignados derechos tal y como consta escrito en los
Padrones levantados en ambos juicios en el año 1904. Estamos a la espera de la
sentencia judicial que con seguridad nos va a favorecer» (comunicación personal
de oscar r. Hernández, El Manzanillo, abril 2009).
Los pescadores de Manzanillo están cansados que les pongan trabas, ya son muchos
años que estamos tratando por las buenas que se nos respeten nuestros lugares
tradicionales de pesca. Entre Playa de Humo y Puerto Fino construyeron un conjunto
habitacional y pusieron vigilantes para que no tuviésemos acceso a la playa. Pero allí
nos presentamos más de cien guaiqueríes y por nuestra cuenta abrimos una carretera en
terrenos que nos pertenecen porque son tierras comunales indígenas. Incluso solicitamos
a la Alcaldesa de Antolín del Campo, que celebrara un cabildo abierto, a in de
discutir este asunto públicamente. Si es verdad, como dice esa gente, que poseen título
de propiedad de esos terrenos, nosotros exigimos que los presenten. La única manera
de que sean dueños de esos terrenos es que se los hayan comprado a algún indígena
y, sabemos con certeza, nadie les ha vendido. Nosotros sí tenemos en nuestro poder
los títulos que nos hacen propietarios de toda esa zona. Mantendremos la legalidad.
También nos desforestaron un manglar en Playa Cazonero y este tipo de cosas no
las vamos a permitir (comunicación personal de oscar r. Hernández, El
Manzanillo, abril 2009).
Es digno de admiración, la constancia y tenacidad que los guaiqueríes aún
mantienen sobre la decisión de conservar sus posesiones comunales.

Á111á
cEcilia ayala laféE-WilBErt & WErnEr WilBErt

Esperamos haber contribuido, con la ayuda de una multitud de participantes


interesados, a la recopilación y análisis de la memoria histórica de los resguardos
guaiqueríes. Coniamos que esta investigación rinda un testimonio digno del in-
domable espíritu étnico del guaiquerí.

Á112á
Archivos

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Á119á
Este libro se terminó de imprimir en
el mes de diciembre de 2011en los
talleres de grupo intenso.

Á caracas, Venezuela
á

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