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Madres solteras: historia y literatura

Historia social Argentina – Cátedra Mallimaci


1er Cuatrimestre 2022

Práctico de literatura e imaginarios sociales

Resumen:

El trabajo coteja una serie de procesos históricos vinculados a los


imaginarios sociales en circulación respecto de las madres solteras en el
período posterior a los dos primeros gobiernos peronistas en la Argentina.
Para ello, se apela al discurso literario a través de la obra “Rayuela” con el
fin de recuperar la imagen de La Maga en su condición de mujer-madre
soltera y objeto de deseo femenino del personaje principal de la obra:
Horacio Olivera. Siendo la mirada de este último un interesantísimo registro
discursivo de las miradas normativas y conservadoras respecto de la
maternidad en boga en la época referida. Por último, también se abordan de
manera somera algunos cambios jurídicos e institucionales respecto del
entramado jurídico de la época en función de las responsabilidades para
con los hijos con el fin de indagar en el registro empírico de estos
imaginarios.

Alumno: Fagundez, Nicolás


“que-para-ser-hembra-la-Maga-se-las-traía”
Rayuela 1963

El objetivo central del siguiente trabajo es el de indagar de manera aproximativa en los


imaginarios sociales ligados a la maternidad en el período posterior a los dos primeros
mandatos peronistas en la Argentina atendiendo en particular el fenómeno de las madres
solteras. Para ello, propongo reponer una parte acotada del raconto histórico relevante a la
temática con el fin de llevar adelante un contrapunto con la literatura a través del personaje
de “la Maga” en la obra “Rayuela” publicada en el año 1963 por el escritor argentino Julio
Cortazar. Este ejercicio plantea una serie de dificultades que, dependiendo de cómo se las
afronte, pueden transformarse en grandes potencialidades. En primer lugar, apelar a una
mirada sociológica nos permite captar el dinamismo de los hechos históricos y sus
consecuencias en el corto, largo, o mediano plazo en función de la problemática que nos
compete. En este sentido, sabemos que debido a su naturaleza disruptiva, el peronismo
despertó en la sociedad una serie de debates acalorados acerca de las concepciones
decimonónicas de maternidad y las miradas tradicionalistas respecto de la legitimidad de los
hijos. No obstante, sabemos que los procesos sociales siempre traen aparejadas rupturas y
continuidades en relación a un estado anterior de cosas, en ese sentido, a bosquejar
algunas de estas últimas a través de la literatura cortazariana es que se dirige este escrito.
Por último, no es de mi interés entrar en las querellas filosóficas que caracterizan al autor
que nos convoca ni en las particularidades personales del mismo, si no que más bien
pretendo profundizar respecto de los imaginarios sociales que el autor puso en juego a la
hora de construir el personaje que nos interesa y las miradas que esgrime este
fundamentalmente a través de los aforismos de Horacio Oliveira, amante de La Maga y
presumiblemente el alter ego del autor dentro de su obra.

Reconstruir los imaginarios ligados a la maternidad y al rol de la mujeres en las familias


Argentinas suscita una serie de tópicos que se relacionan con los modelos de país en
pugna que se sucedieron en la escena política del siglo XX, al representar un objeto
relativamente intangible y sumamente variable en el tiempo, el abordaje de tales
concepciones conlleva una revisión no solo de las visiones de los agentes del poder político,
si no también de los poderes eclesiásticos que ejercen su poderío dogmático en esta área
incluso hasta el día de hoy. Por otro lado, pretendo evitar un abordaje meramente
“superestructural” ya que considero que en función de lo que aquí nos interesa, puede
derivar en inconsistencias analíticas que dejan de lado el rol protagónico de los agentes de
la sociedad civil que reproducen y hacen carne estos imaginarios a través de la
reproducción de sus propias familias; unidades nucleares1 que refieren no solo al lugar de
donde todos provienen, si no también al lugar primigenio en donde el orden social se habita
y -en ocasiones- se reproduce. Son muchos los trabajos que circulan en relación a las
concepciones de familia del período tratado, sin embargo, llama la atención la escasez de
los mismos en relación a las madres solteras, algo que dificulta en cierta medida el recorte
del fenómeno y me obliga a definirlo por la negativa, es decir, analizar el modelo familiar de
la época y contrastarlo con el de las madres en solitario. Es a partir de mis lecturas de
1
Esta aseveración podría ser errónea en la medida en que profundizamos respecto del concepto en
apariencia unívoco de familia y su tendencia persistente aún en nuestros días de amalgamar la
“familia” con la procreación. No obstante, tal escisión analítica supera los límites de este trabajo,
permítaseme la generalización para este caso.
algunos de estos trabajos que considero pertinentes junto con mis reflexiones personales al
respecto que propongo este recorrido. Fundamentalmente es el panorama que nos presenta
Isabella Cosse en “Estigmas de nacimiento: Peronismo y orden familiar (1946-1966)” el que
me dio el puntapié inicial para interiorizarme en el tema. Repondré algunas cuestiones
históricas a lo largo del texto con el fin de dar pie al contrapunto literario.

Al adentrarse en el estudio de las unidades familiares de mediados del siglo XX en


Argentina, Cosse nos advierte de una serie de situaciones paradigmáticas que complejizan
la visión romántica de la familia tradicional representada a través de una armoniosa unidad
doméstica cimentada sobre la influencia católica y los consecuentes vínculos filiales
legítimos que de allí se derivan. En primer lugar, podemos decir que según las estadísticas,
para mediados del siglo pasado uno de cada tres niños recién nacidos era catalogado como
“ilegítimo” con lo cual podemos asumir que la “problemática” de la procreación al margen
del modelo típico ideal de familia no es una contingencia en la historia de nuestro país sino
que es una práctica de larga data que se sostiene en el tiempo (Cosse, 2006; Lúpica, 2011).
Las peculiaridades que engendra la categoría social de hijo ilegítimo pueden retrotraernos
hasta la etapa colonial y la importancia que adquirió en este contexto la herencia y el legado
de la sangre en tanto instituciones elementales que garantizaban la permanencia y la
reproducción de las elites criollas. En este sentido, aún en el período que nos compete y
-podríamos adelantar, recién veremos cambios significativos en el segundo mandato
peronista- existía una reglamentación jurídica que instauraba un orden de jerarquías para
los nacimientos por fuera de la convención matrimonial, la distinción se hacía entre hijos
naturales e hijos adúlteros. Los primeros representaban la facción menos pecaminosa ya
que devenían de uniones conyugales sin filiación matrimonial pero que estaban en miras de
contraer casamiento mientras que, por el contrario, los adúlteros carecían de todo tipo de
legitimidad eclesiástica y representación legal2.

En relación a este punto, sabemos que se desconoce el paradero del padre de


Rocamadour, hijo adúltero de La Maga en Rayuela, en este sentido, no resulta sorpresivo
que la mirada de Horacio siempre resulte esquiva con respecto a este tema. Como
sabemos, el personaje cortazariano entabla un idilio romántico con La Maga en carácter de
amante, no obstante, a lo largo de la novela nos deja claro en todo momento su repudio en
relación a este hecho; el niño nunca forma parte activa en su romance idealizado, pero a su
vez el autor nunca se priva de compartir con sus lectores una serie de largos reproches
morales hacía la figura de la Maga atancandola incesantemente en su condición de mala
madre. La primera impresión que aparece es que La Maga representa una pieza crucial en
este relato que retoma la vieja línea del amor romántico dualista y heterosexual -adaptada al
contexto parisino y vanguardista de la época- pero en la medida en que esta mujer ocupa
un lugar en este esquema lo hace únicamente en carácter de objeto femenino de deseo,
mientras que el reconocimiento de su realidad constitutiva de madre soltera queda vedada
en todo momento o, lo que es lo mismo, la maternidad representa en el relato una “mancha”
seductora y atractiva a la vez que sumamente reprochable desde la óptica del protagonista
masculino. El recurso literario de proponer la atracción hacía aquello que (al autor) le
genera rechazo es recurrente en su trabajo, también percibimos esto en el cuento “Las
2
A diferencia de los hijos naturales, los adúlteros no tenían derecho a reclamar una revisión filial.
Esto se traducía las más de las veces en el total desconocimiento de una parte de la herencia y el
rechazo de la parte paterna o materna además de la gran cuota de estigma social que implica
pertenecer a la “categoría residual” en cualquier ámbito de la sociedad.
puertas del cielo” en donde el protagonista cae cautivo ante los encantos del bailongo, en
este caso, la seducción se materializa en la figura de una mujer difunta cuyas cualidades
plebeyas adquieren prominencia en el relato.

Revisando algunos datos del período podemos caracterizar brevemente la etapa aledaña al
primer peronismo, en primer lugar, como bien sabemos, el matrimonio era la unión conyugal
legítima del statu quo vigente hacía mediados de siglo pasado, ahora bien, lo cierto también
es que las tasas de nupcialidad de las provincias eran significativamente bajas en relación a
las de la capital del país3, lo que deja manifiesta la gran heterogeneidad existente en
materia de hábitos conyugales y sexuales por fuera de la metrópoli porteña. A su vez,
sabemos que los aluviones migratorios internos son característicos de este período según
los trabajos de Germani (1955) con lo cual debemos considerar también los grandes
cambios estructurales que la sociedad Argentina experimentó en su interior sobre todo
durante el período pre-peronista teniendo en mente no solo el aspecto demográfico si no
también el de los intercambios culturales y la diversidad de experiencias que ocasionó esta
diversificación de las costumbres en la metrópoli. Cortazar fue testigo de los nuevos aires
del centro porteño y a juzgar por sus producciones literarias de la época no le hicieron tanta
gracia. Dejando de lado el aspecto biográfico de que él mismo fue un acérrimo anti
peronista, en la novela podemos ver la primacía desmesurada del orden de la razón por
sobre el sentido común del resto de las existencias que el protagonista considera vulgares,
un vulgarismo que le resulta atractivo en la medida en que se reconoce impedido de
acceder a ese pragmatismo típico de las clases populares:

“No necesita saber como yo, puede vivir el desorden sin que ninguna conciencia de orden la
retenga. Ese desorden que es su orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le
abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí,
enterrado en prejuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser
absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah, dejame entrar,
dejame ver algún día como ven tus ojos”
Horacio Oliveira

En este sentido y permítaseme la generalización de fronteras4, no resulta sorpresivo que La


Maga sea una inmigrante uruguaya pobre que viaja a París para estudiar canto, una
actividad artística destacable aunque simbólicamente distinta del rigor intelectual que
caracteriza a los hombres cool del “Club de la serpiente''. A mi juicio, el carácter plebeyo de
La Maga no se representa únicamente en la ficción a través de su ignorancia intelectual y su
naturaleza torpe5 e irreflexiva, si no también en su condición de madre soltera de un hijo sin
padre condenado a las contingencias del porvenir. Este es un hecho “ilegítimo” que, a
diferencia del resto de su simpleza seductora, es repudiado por Horacio por el hecho de que
compromete su masculinidad, una variable que permanece inalterada a pesar de sus

3
Isabella Cosse, Estigmas de nacimiento: peronismo y orden familiar 1946-1955, Fondo de Cultura
Económica, 2006, p 25.
4
Sabemos que algunas características del fenómeno migratorio del período se comparten con
algunos países de la región.
5
Tristemente no puedo ubicarla en el extenso libro, pero sí recuerdo las referencias a la torpeza
corporal de La Maga incluso a la hora de cocinar unas papas fritas (quizá tampoco sea casual que
justo haya hecho esta referencia en relación a una actividad ligada a la labor doméstica).
cualidad de bohemio incomprendido, transgresor, outsider6, etc. A mi parecer, encuentro
una serie de afinidades -azarosas quizás- entre las cualidades de La Maga y algunas
peculiaridades de la figura Eva Duarte, la vocación artística “manual”, su personalidad
genuflexa e intempestiva para con los parámetros del contexto, el apelar a las experiencias
pasadas como mujer; un recurso que claramente va a contracorriente de la castidad
femenina pregonada en la época: “Andate, Horacio, no tenés por qué quedarte. A mi ya me
ha pasado tantas veces…” En fin, en ambas figuras encontramos detalles que resultan
heréticos si se los juzga desde el conservadurismo político y de algunos vectores del
catolicismo7 de la época (Mallimaci, 2015; James, 1988).

Encuentro necesario en este punto el repasar algunas cuestiones históricas con el fin de dar
cuerpo y sustento a los imaginarios referidos a la maternidad que sin duda lograron
experimentar algunos cambios desde las políticas públicas. En primer lugar, la
caracterización que se suele hacer del primer peronismo (1946-1952) como conciliador con
los derechos de familia y el orden eclesial mientras que al segundo mandato lo asume como
combativo y revisionista (1952-1955) resulta algo burda en materia de rigor histórico, pero
bajo la lupa sociológica podemos complejizar estos abordajes para enriquecer sus fines
explicativos. La figura más radical que deja en evidencia por un lado el carácter sumamente
heterogéneo en términos ideológicos que supo captar el peronismo a la vez que nos
muestra la arista más reivindicativa y contestataria fue la del pensamiento de Cipriano
Reyes, quien en 1946 ya entrelazaba de manera prematura las premisas de la justicia social
con las cuestiones de familia pregonando que la igualación en términos jurídicos de los hijos
ilegítimos con los naturales era un asunto de estado y una responsabilidad del gobierno
peronista (ex laborista). Desde luego, es conocida la suerte que corrió este primer peronista
revolucionario que rápidamente quedó tras las rejas debido a sus lecturas radicales de las
premisas de justicia social pregonadas por el líder. Considero de todos modos, que este
hecho no significa necesariamente que el primer peronismo se haya acoplado
armoniosamente al statu quo decimonónico adscribiendo a la representación convencional
de la familia tradicional católica, el primer peronismo también fue reivindicativo en esta
materia aunque no haya sido revolucionario. No podemos dejar de lado la filiación
primigenia que liga al primer peronismo con su lectura revisionista del dogma católico
caracterizado fundamentalmente a partir de la figura de Eva Duarte, a la vez que tampoco
debemos olvidar la proveniencia ilegítima de ambas partes de la pareja presidencial. Este
último es un dato que les encantaba a los acérrimos antiperonistas de la época que
supieron articular estos elementos biográficos denotando la ilegitimidad de la pareja
presidencial en aras de la desacreditación de su proyecto político.

Si decimos que el primer peronismo fue reivindicativo en términos ideológicos y culturales,


debemos decir que el segundo (1952-1955) lo fue en términos materiales y concretos.
Como sabemos, este período se caracterizó por la lucha abierta contra la “oligarquía” y los
cuadros más conservadores de la iglesia católica que quedaron fuera del catolicismo sin

6
Cabe preguntarse en qué medida su personaje lo era tanto como lo expresaba. Como se ha dicho,
el propósito de este trabajo es dejar en evidencia la continuidad en materia de la reproducción de un
imaginario que concibe la maternidad desde una matriz meramente conservadora.
7
Pienso en las corrientes que conciliaban con la política liberal y se mostraron opositores al
peronismo desde un principio, pero también en los cuadros que fueron reafirmando su faceta
conservadora hasta formar la oposición en el segundo mandato. (Mallimaci, 2015. cap IV)
iglesia8 peronista (Mallimaci, 2015) y sus prédicas de la justicia social redistributiva. A partir
de amplias discusiones en el período previo y con la inercia de su poder político y la lectura
justicialista del dogma católico, en su segundo mandato el peronismo lanzó el primer
proyecto de ley para modificar los estatutos de las uniones conyugales y los derechos de
familia en el marco de una confrontación directa con la iglesia y la oligarquía pero también
en un intento de avance y consolidación de su doctrina. En un principio la ley fue delineada
por el presidente de la Cámara de diputados Antonio Benitez quien proponía una igualación
plena entre los hijos de los argentinos igualandolos a todos en el carácter jurídico de
“legítimos”, este proyecto denominado “supresión de la filiación discriminante” estaba
enmarcado en una discusión más grande que comprendía una revisión holística de los
asuntos familiares comprendiendo a su vez la sanción del divorcio, la modificación del
estatuto de adopción, etc. Desafortunadamente, la postura de Benitez también transgredia
los límites de lo posible (o quizá atentaba demasiado contra la propensión armoniosa del
peronismo) y finalmente fue sancionado otro proyecto menos disruptivo respecto de las
concepciones tradicionales del modelo familiar convencional del momento. En el proyecto
de ley sancionado en el ‘54 se “solventó” la jerarquización que distinguía entre hijos:
legítimos, naturales y adúlteros, estableciendo una nueva distinción entre los hijos
matrimoniales y extramatrimoniales.

Sin ánimos de extenderme en la revisión histórica, me interesa dejar claro que entiendo que
la nueva distinción sancionada en el ‘54 se rige bajo la misma lógica discriminatoria y
estigmatizante ahora hacía los hijos “extramatrimoniales”, de todos modos,
resguardandome de cualquier anacronismo, lo cierto es que se ampliaron de manera
relativa los recursos a disposición de las madres para mediar con los padres de sus hijos en
su condición de solteras. La patria potestad, la duplicación de los derechos de sucesión y la
agitación cultural que despierta cualquier modificación de las raigambres jurídicas
tradicionales de una sociedad no deben ser desmerecidas en función de nuestras
pretensiones igualitarias modernas y contemporáneas.

Existe una coincidencia entre los mitos peronistas y antiperonistas según Cosse (2008) y es
que; a pesar de su antagonismo, ambas posturas comparten su estructura de valores aún
cuando estas operasen de distinto modo. Esta aseveración puede explicar en partes la
permanencia y reproducción en el tiempo de los imaginarios peyorativos o, dicho de otro
modo, de aquellos imaginarios que reproducen la mirada conservadora acerca de los
modelos de familia estigmatizando en mayor o menor medida a todas aquellas que no se
correspondan con la unidad nuclear básica que comprende una filiación matrimonial ligada
a un vínculo amoroso, algunos hijos y un rol de la figura femenina ligada a las tareas de
cuidado acompañada de una contraparte masculina que se mantiene como la cabeza del

8
Si bien no es de mi interés reponer en su totalidad la disputa ideológica del peronismo con el dogma
tradicionalista católico, podemos destacar que resulta interesante el “enfrentamiento de dogmas” que
se libró a partir del segundo mandato peronista. Como sabemos, el peronismo poco a poco fue
revisionando y resignificando espacios de poder sustanciales de la iglesia católica de nuestro país
ocasionando la ruptura entre ambos actores. En lo referente al tema que nos compete es interesante
pensar que en materia del “modelo de familia predilecto para la nación” la iglesia católica nunca
podría haber aceptado este relegamiento ya que en la práctica hubiera implicado el ceder el lugar al
peronismo de líder espiritual de la nación, dejando en manos de este no solo la conducción política
de sus ciudadanos si no también las relaciones de su órbita privada entrometiendose así también en
sus hábitos conyugales.
oikos y las decisiones del hogar en tanto “jefe” responsable de la unidad familiar (Jelin,
2007).
En este punto me gustaría agregar algunas palabras respecto de una frase que considero
sumamente elocuente desde los aspectos que pretende resaltar este trabajo:

“En esos días del cincuenta y tanto empecé a sentirme como acorralado entre la Maga y una
noción diferente de lo que hubiera tenido que ocurrir. Era idiota sublevarse contra el mundo
Maga”
Horacio Oliveira

En primer lugar, la analogía entre la naturaleza del personaje femenino en la ficción y el


peronismo queda casi explicitada en esta referencia del propio autor de la obra. Una de las
mayores dificultades que me planteó este trabajo fue la de ¿cómo justificar en términos
metodológicos que el peronismo estaba presente en Rayuela teniendo en cuenta el
desfasaje temporal entre ambos hechos?, evitando generalidades y absteniendome al tema
que me compete, elegí indagar en los gobiernos peronistas porque fueron los procesos más
agitados en materia de revisión de los modelos de familia (y la cuestión de los hijos) desde
la órbita jurídica, social, política y religiosa a mediados del siglo XX. En este sentido, reitero
que mi interés es el de dilucidar los imaginarios conservadores y tradicionalistas que el
autor esgrime a través de sus personajes a la hora de juzgar la naturaleza burda y
elemental de La Maga que, retomando las ficciones fundacionales de la historia literaria de
nuestro país, también podría hacerse desde la óptica de la ya conocida dicotomía entre
Civilización y Barbarie9.

“Ya no lloro más, estoy contenta, pero es tan difícil entender un poco eso que Horacio y los
otros entienden en seguida, pero ellos que todo lo entienden tan bien no te pueden entender
a ti ni a mí, no entienden que yo no puedo tenerte conmigo, darte de comer y cambiarte los
pañales, hacerte dormir o jugar, no entienden y en realidad no les importa, y a mí que tanto
me importa solamente sé que no te puedo tener conmigo, que es malo para los dos…”
La Maga

Retomando estos sentimientos de La Maga, propongo indagar por último en algunos


detalles de la novela que aseveran algunos prejuicios y realzan la visión normativa y
tradicionalista del rol de la “mujer madre” dejando en evidencia todas las falencias que el
personaje masculino (Oliveira) le encuentra a la “responsable” de Rocadamour al
presentarla como una individua autónoma y responsable en última instancia de todas sus
condiciones de existencia y, por lo tanto, invisibilizando casi en su totalidad su trasfondo
social y sus condicionantes en tanto mujer, madre soltera a cargo de un niño, inmigrante,
entre otras intersecciones. En primer lugar, esta perspectiva de la mujer “a cargo” de su
presente es un reflejo de los abordajes jurídicos de la época que aún legitimaban una
distinción tajante entre hijos matrimoniales y extramatrimoniales, en este sentido, a través
de esta representación literaria pero también de producciones cinematográficas10 de la

9
Esta referencia está presente en varios artículos que retoman la relación de Oliveira y La Maga
desde la crítica literaria feminista.
10
En la década del 30’ comenzaron a aparecer en nuestro país una serie de películas en las cuales
se reflejaban algunos de los imaginarios ligados a las madres solteras que reflejaban lo que Cosse
denominó en un interesantisimo articulo como las “minusvalías de origen” de los hijos legítimos
(extramatrimoniales en períodos posteriores). Estas producciones comienzan a reproducir la imagen
época, se puede percibir como todo el peso y la responsabilidad de los nacimientos no
tradicionales recaen sobre la figura de la madre, lo que establece a su vez una serie de
dificultades abrumadoras para la crianza de los niños. Quizá el ejemplo más claro en esta
novela sea la muerte de Rocamadour, como sabemos, el bebe sufre una muerte súbita en el
mismo piso en donde los integrantes del club se embebían de discusiones existencialistas y
gozaban de la vida bohemia. En cierto sentido, podría pensarse que el niño fue víctima de la
vida disruptiva y transgresora de su madre, o por lo menos, es una interpretación viable
cimentada sobre la reacción de los protagonistas de la escena11.

Conclusiones

Reponer un modelo de familia que desde el punto de vista hegemónico no termina de ser
una “familia” es una labor complicada e infructuosa. Sobre todo por el hecho de que
corremos el riesgo de centrarnos en las consecuencias de estos hechos al mismo tiempo
que hacemos aguas respecto de las causas que producen estas maternidades alternativas.
En primer lugar, podemos decir que el carácter “premeditado” de la familia no está presente
en el fenómeno de las madres solteras, por eso hablo del fenómeno de las madres solteras
particular y no de un modelo de familia deliberadamente construido como podría ser el de la
familia convencional o el del régimen de adopción. Por supuesto, esta modesta explicación
no puede ni pretende echar luz sobre situaciones excepcionales en las que la mujer desee
ser madre en solitario por motus propio.

En todo caso lo que podemos reponer en base a lo trabajado es como el imaginario de la


familia tradicional juega un rol activo en la construcción de los puntos de vista que esgrimen
los interlocutores a la hora de juzgar este fenómeno cuando se impone en sus vidas
cotidianas. En este sentido, mi opinión es que mientras que La Maga hizo lo que pudo,
Horacio nunca se comprometió del todo en una situación que posiblemente lo superaba.
Ahora bien, enfatizando en las continuidades de los imaginarios tradicionalistas, el hecho de
que Horacio no se haya comprometido más que en carácter de “testigo” de la maternidad de
su pareja nos habla de la fuerte adscripción del mismo al paradigma convencional que
sostiene a la madre como única responsable de su destino en tanto única responsable de

de la madre soltera como un hecho típico de las mujeres provenientes de las clases populares o del
interior del país, caracterizandolas de ingenuas y vulnerables ante los comportamientos de hombres
de sectores acomodados que, eventualmente, eligen no responsabilizarse de las consecuencias de
sus tentaciones. Al mismo tiempo, también podemos distinguir otra línea de películas de la época que
resaltan la fortaleza y el empoderamiento de algunas maternidades en solitario que eligen
empoderarse y esgrimen una posición proactiva frente a tales hechos de abandono y de injusticia
jurídica, social y sobre explotadora en términos económicos (ya que como es recurrente, sobre la
madre termina recayendo la totalidad de las responsabilidades más allá de las tareas de cuidado).
(Cosse, 2008)
11
De todos modos, es importante tener en mente que Rocamadour no muere por falta de cuidados
de su madre, el niño padecía una enfermedad que lo aquejaba de nacimiento y finalmente lo lleva a
su muerte. Lo disruptivo de este hecho, a mi juicio, es que la muerte acontece en circunstancias
excepcionales tales como las que su madre podía ofrecerle, quizá lo “normal” hubiese sido que esta
familia monoparental haya experimentado este acontecimiento trágico en un hospital pediátrico de la
metrópoli parisina en el mejor de los casos, en donde podríamos fantasear sugerentemente si
Horacio los hubiera acompañado o no, por supuesto, a juzgar por la personalidad del personaje, mi
respuesta es que no, pero es tan solo una conjetura.
su hijo. Esto puede explicarse partiendo de la base de que si bien el fenómeno de las
madres solteras fue un hecho más que latente en la Argentina de mediados de siglo, en la
práctica nunca hubo un reconocimiento de derecho que rompa con el esencialismo que
sostiene a las madres como ápice de la crianza. El avance en materia del reconocimiento
de los hijos ilegítimos en el segundo mandato peronista no se traduce en una redistribución
de tareas de cuidado y responsabilidades entre ambas partes responsables de traer un niño
al mundo. A su vez, existen otros condicionantes a tener en cuenta como los que menciona
Barrancos (2008)12 ligados a la presión que sufrían las mujeres que quedaban embarazadas
y se veían obligadas a maternar a cualquier costo ya que el abandono materno era visto
durante el período como un acto asimilado a la prostitución y la mala vida mucho menos
tolerado que el paterno que era visto como un simple “deficit” a corregir. En resumen, las
penalizaciones sociales hacía la mujer en caso de interrumpir el embarazo o no hacerse
cargo de un nacimiento eran muchísimo más severas que las de los hombres que se
borraban.
Es sugerente a este respecto que la relación de Horacio y La Maga se termine por completo
tras la muerte de Rocamadour, la muerte del niño no solo llega para anunciar la ruptura del
biombo idealista que supo construir la mirada falogocentríca13 de Horacio, sino que también
da por terminada la travesía bohemia de La Maga que vuelve a latinoamérica tras
experimentar esta pérdida14 “Y ahora se va a volver a Montevideo y va a recaer en esa vida
de…”
La maternidad ficcional de La Maga quizá haya sea parecida a la de otras tantas mujeres
que hasta el día de hoy15 padecen el abandono y la irresponsabilidad de una contracara
masculina igual de responsables de los nacimientos que ellas mismas pero que, desde la
mirada de la sociedad a la que ambos pertenecen, no están sometidos a la misma coacción
que ellas a la hora de encauzar sus responsabilidades y obligaciones.

12
En Cosse.
13
Este es un término del filósofo argelino Jacques Derrida que me resulta muy sugerente para la
temática en cuestión. El falogocentrismo refiere a la primacía del orden de la razón masculinizada y
occidental por sobre todos los órdenes restantes. Desde esta óptica, podemos problematizar y
revisar la escasa participación de las mujeres en los debates de familia de la época. Algo que se
ejercita desde nuestro presente (Cosse, Barrancos, Lúpica, etc) pero brilla por su ausencia en las
producciones de la época.
14
Alguna vez escuché en alguna clase que nuestra cultura tiene latiguillos para nombrar casi todas
las pérdidas familiares: viudez, orfandad, etc. Pero no existe un término dentro de los límites de lo
decible para referir a la pérdida de un hijo. En función de lo que nos interesa, esto resalta a mi juicio,
el estigma que asomaba para todas aquellas mujeres que osaran desafiar el régimen de maternidad.
15
Carina Lupica es una autora interesantísima que trabaja este tema en la contemporaneidad, sobre
la lectura de algunos de sus trabajos es que sostiene esta analogía. Decidí dejar fuera la referencia al
presente con datos concretos para no enrevesar el trabajo en términos cronológicos.
Bibliografía

- COSSE, Isabella: “Ilegitimidades de origen y vulnerabilidad en la Argentina de


mediados del siglo XX”. 2008.
- COSSE, Isabella: “Estigmas de nacimiento, Peronismo y orden familiar”
(1946-1955). 2016.
- DOMÍNGUEZ, Nora: “Las representaciones literarias de la maternidad: literatura
argentina, 1950-2000. 2004.
- MALLIMACI, Fortunaro: “El mito de la argentina laica”. 2015.
- CORTÁZAR, Julio: “Rayuela”. 1963.
- CORTÁZAR, Julio: “Las puertas del cielo”. 1951.
- JAMES, Daniel: Daniel James, Resistencia e Integración: El Peronismo en la Clase
Trabajadora, Argentina 1946-1976. 2005.
- JELIN, Elizabeth: “Pan y afectos”. 2007.
- LUPICA, Carina: “Madres solas en la Argentina. Dilemas y recursos para hacer
frente al trabajo remunerado y al cuidado de los hijos”. 2011.

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