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C.

ESCRIBIR TEXTOS QUE RESISTAN LOS ATAQUES DE UN ENTORNO


HOSTIL

David el científico lucha contra Goliat el retórico.

-Anatomía de la retórica científica.

Basada en los tecnicismos y la estratificación del texto, para dar por sentado
ciertos hechos que en verdad son controversias.

Siguiendo la línea de los capítulos anteriores: los científicos, a medida que aumenta la
bibliografía sobre un asunto, se tienen que buscar recursos más elaborados y complejos
para defenderse de los posibles golpes posteriores. Este proceso suele darse dando por
hecho resultados y tomando como verdaderos conceptos investigados en otras obras. Se
cita y arreglado el problema. Pero eso piensan también los citados al citar, y el mensaje
se difumina. Además, los escritores tienen muchas objeciones que evitar, por lo que se
vuelven más técnicos. El tecnicismo exacerbado como herramienta de autodefensa. De
esta manera, el lector tendrá que procesar muchas cosas antes de atacar la posición del
autor.

También, en menos casos, pero de manera más poderosa, se hace de otra manera: los
autores presentan en el texto la cosa misma que quieren que creas (Latour pone el
ejemplo de un gráfico), dándola por hecho. La creencia o disidencia del lector en la
postura del autor ya no depende de su palabra, sino de la propia inspección que se haga
de los gráficos. Si queremos tomar partido tendremos que seguir, entonces, una cadena
interminable de elementos técnicos que va más allá del alcance de casi cualquier lector.
Al estar las estadísticas o los gráficos a simple vista, pareciera que no es cuestión de
confiar o desconfiar, sino de ver o ser ciego. La cuestión del científico es encontrar
tantos partidarios como sea posible, para eso, crean un texto lleno de citas, tablas,
gráficos, elementos, etc. que segmentan y estratifican los argumentos. Latour llega a
decir “la transformación de la prosa lineal en una plegada formación de líneas de
defensa es el signo más seguro de que un texto se ha convertido en científico”. Esto
remarca la tesis de Latour: “ir de los estratos más externos de los artículos a las partes
internas (que es lo que plantea y propone) no es ir del argumento de autoridad a la
Naturaleza, sino de ir de las autoridades a más autoridades, de una gran cantidad de
aliados y recursos a una cantidad todavía mayor”
2. TÁCTICAS DE POSICIONAMIENTO

Estas estratificaciones no son aleatorias. Para que el lector encuentre más difícil la
lectura de un artículo científico conforme más información va procesando (lo que
venimos diciendo) es necesario que los abundantes recursos estén posicionados de una
manera específica. Es decir, incluir mucha información estratificada en un artículo
científico puede resultar fatídico si no se establece ningún orden. Las buenas tácticas de
posicionamiento de la información estratificada son aquellas en las que cada capa de
información se coloca sobre la anterior. Sigamos un ejemplo que pone Latour para
entender la cuestión: ESQUEMA BASADO EN EL CONCEPTO DE INDUCCIÓN DE
LOS FILÓSOFOS

Si se retira la confianza en el texto, este queda en un estadio de baja inducción (tres


trozos de carne o tres hamsters en un laboratorio). En cambio, si la mayoría de los
lectores no retiran su confianza en el texto (y dan por válidos los supuestos argüidos
sobre los escalones anteriores), se puede llegar a un nivel alto de inducción. Esto se
debe a que es la creencia y la no creencia lo que convierten las afirmaciones en más
reales o menos reales, en hechos o suposiciones.

Siguiendo esta lógica, Latour analiza las tres normas que siguen los científicos buenos
escritores.

1) No superponen las capas entre sí, causaría que el texto se repitiera a sí mismo.
2) No saltan en la inducción del primer estrato al último. No es legítimo pasar de
unos pocos retazos de evidencia a las afirmaciones mayores y más arriesgadas.
No se puede saltar de tres hamsters en un laboratorio a la estructura de los
mamíferos.
3) Son lo más simples posible. Tratan de decir lo máximo posible con el menor
número de palabras.

Puesta en escena y ensamblaje

Además, por muy bien recopilados, acumulados, estratificados y presentados que estén
los discursos, deben estar dirigidos a un tipo de lector en concreto para tener alguna
posibilidad. Para poder defenderse, el texto tiene que dejar claro por quién debe ser
leído. No necesariamente debe explicitarlo, pues el texto por sí solo ya trae una leyenda
(el lenguaje utilizado, por ejemplo). El lector corriente y no especializado debe sentirse
identificado al leer un texto de divulgación al igual que el científico al leer un artículo,
aunque el procedimiento que siguen estas dos modalidades son muy distintos. En los
artículos de divulgación se sigue la misma ruta que la controversia, pero en el sentido
opuesto. Se disminuye la intensidad de los debates para disminuir la tecnicidad y la
complejidad de los artículos.

Otro método de la retórica científica sería anticiparse a las objeciones que el lector ideal
seleccionado pudiera hacer. Se le quitan las palabras de la boca al disidente antes de que
supiera que quería decirlas. Así se consigue más efectivamente que el lector quede
aislado y sus creencias se vean vencidas, tomando partido por lo dicho por el escritor.

c) Captación. DILEMA DE LA VOLUNTAD DEL LECTOR EN LA CONVERSIÓN


A HECHOS DE LOS ENUNCIADOS

A pesar de todos estos ejercicios retóricos, los lectores son gente enrevesada, obstinada
e imprevisible y aún pueden llegar a conclusiones diferentes de las que se les pretende
guiar. Por esto, hay que controlar los posibles movimientos de los objetores. Deberían
darse de bruces con números impresionantes que dejen fuera de lugar cualquier
reinterpretación. A esto Latour lo llama captación (haciendo referencia a la captatio de
la antigua retórica) Se depende de la buena voluntad del lector y de su confianza para
que las afirmaciones de un autor se conviertan en hechos. Si no hay persuasión ni
literatura técnica, los lectores no asumirán las tesis. Si se da a los disidentes la libertad
para discutir y objetar, la tesis se modificará y los enunciados no se convertirán en
hechos.

He aquí un dilema. ¿cómo mantener al lector libre y obediente a la vez? Latour solo
encuentra una respuesta: solo dejar un camino para seguir. Que dondequiera que esté el
lector, solo haya una manera de continuar. Este proceso ocurre cuando “No importa en
qué lugar del texto esté el lector, él (o ella) se enfrenta a instrumentos difícilmente
discutibles, figuras de las que aún es más difícil dudar, referencias más difíciles de
disputar y despliegues de cajas negras acumuladas. Él fluye de la introducción a la
conclusión, como un río fluye dentro de cauces artificiales”.

Cuando esto ocurre (pocas veces), se dice que el texto es lógico. No es cuestión
puramente de convencer, sino de crear una lógica incontrovertible. Aquí entra en juego
el estilo. Un buen escritor científico tiene más posibilidades de conseguir más
fácilmente su propósito si es más lógico, si tiene un mejor estilo.
Conclusión. Sobre los límites de los enunciados

En un principio y, como venimos diciendo hasta ahora, parece que los enunciados no
tienen límites, pues el destino de las tesis está en manos de todos los usuarios por las
que pasa y, sobre todo de los últimos usuarios o lectores. Pero, aunque no pueda haber
un límite teórico por el propio carácter potencial de los “hechos”, Latour defiende que
se puede llegar a un límite práctico. Este se alcanza cuando el disidente ya no rebate los
juicios valorativos del escritor, sino a lo que miles de personas han pensado y se refleja
en la obra de un autor. Aquí está el límite, y no un límite natural de la cadena de
enunciados, sino uno más artificial y urdido. Si, como lector, decides luchar contra las
cajas negras, los hechos y lo considerado como lógico, te quedas solo. No puedes
pretender ser el científico David que vence a la retórica científica Goliat. Te encontrarás
aislado como lector, como profesional y excluido por los compañeros de oficio.

Pero, Latour no parece (al menos en este capítulo tratado) plantear ninguna solución al
problema y al dilema que presenta. Solamente se menciona al respecto en los últimos
párrafos del apartado. Plantea una segunda regla del método, además de estudiar la
ciencia en acción (que sería el primero). Esta regla es no buscar las cualidades
intrínsecas de un enunciado dado, sino que investiguemos, en su lugar, todas las
transformaciones por las que pasa más tarde en manos de otros. Esta regla es
consecuencia del primer principio (el destino de los hechos está en manos de usuarios
posteriores). Esto puede parecer una tarea difícil, pero Latour resume tres puntos a
seguir para su cumplimiento:

A) Observar en qué etapa se encuentra el enunciado elegido como punto de partida


B) Encontrar a la gente que procura que la afirmación se acerque más o menos a un
hecho
C) Comprobar en qué sentido se da la inducción y cuáles son las partes posteriores
e inferiores de la escala inductiva

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