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INTERPRETACION RADICAL* DONALD DAvivson Kurt emite las palabras «Es regnet» y, bajo las condiciones correctas, sabemos que ha dicho que esta lloviendo. Una vez que hemos identificado suemisién como intencional y lingiistica, somos capaces de continuare inter- pretar sus palabras: podemos decir lo que sus palabras significaban en esa ‘ocasién. {Qué podriamos saber que nos capacitase para hacer esto? ;Cémo podriamos llegar a saberlo? La primera de esas preguntas no es la misma que la pregunta acerca de si sabemos eféctivamente lo que nos capacita para interpretar las palabras de otros. Pues podria fécilmente haber algo que podri- amos saber y no sabemos, cuyo conocimiento fuese suficiente para la inter~ pretacién, mientras que, por otra parte, no es absolutamente obvio que haya algo que de hecho sepamos y que desempefie un papel esencial en la inter- pretacion. La segunda pregunta, como podriamos llegar a tener un conoci- ‘miento que nos sirviese para producirinterpretaciones, no es algo que, desde luego, concierna ala historia efectiva de la adquisicidn del lenguaje. Se trata, pues, de una pregunta doblemente hipotética: dada una teoria que hiciera posible la interpretacién, ,qué evidencia plausiblemente disponible a un intér- prete potencial apoyaria la teoria hasta un grado razonable? En lo que sigue intentaré afinar esas preguntas y sugerir respuestas. El problema de la interpretacién es tanto doméstico como fordneo; se plan- tea enire hablantes del mismo lenguaje en la forma de la pregunta: ,c6mo se puede determinar que el lenguaje es el mismo? Los hablantes del mismo len- ‘guaje pueden proceder de acuerdo con la suposicién de que, para ellos, las mismas expresiones han de interpretarse de la misma manera, pero esto no indica lo que justfica la suposicién. Toda comprensién del habla de otro impli- ca interpretacion radical. Pero nos ayudard a mantener que las suposiciones ‘no pager inavertidas el eoncenuarnos en vasus douule mis Claranente se reyuie= re la interpretacién: la interpretacién en un idioma del habla en otro idioma’ + Versin castellana de Luis M. Valdés Villanueva, "Aqui, y alo largo de este articulo, mi deuda con ei trabajo de W. vO. Quine seri obvia. El término dinterpretacién radical» quiere sugeri una fuerte afinidad con la winterpretacin B74) INTERPRETACION RADICAL, 375 {Qué conocimiento serviria para la interpretacién? Una respuesta breve seria la siguiente: el conocimiento de lo que significa cada expresion signifi- cativa. En alemén, esas palabras que Kurt dijo significan que esta lloviendo y Kurt estaba hablando alemén. Asi, al emitir las palabras «Es regnet», Kurt dijo que estaba lloviendo. Esta réplica, como podria pensarse en principio, no ‘vuelve a enunciar meramente el problema. Pues sugiere que al pasar de una descripcién que no interpreta (su emitir las palabras «Es regnet») a una des- cripcidn interpretante (su decir que esta lloviendo) tenemos que introducir un mecanismo de palabras y expresiones (que pueden ono ejemplificarse en emi- siones efectivas), y esta sugerencia es importante. Pero la réplica no sirve de mas ayuda, pues no dice lo que es saber lo que significa una expresion. Hay ciertamente también una ligera indicacién de que correspondien- temente a cada expresién significativa hay una entidad, su significado. Se ha demostrado que esta idea, sino errénea, sirve de muy poca ayuda: en el mejor de los casos hipostatiza el problema. El desencanto respecto a los significados en tanto que Ilevando a cabo una explicacién viable de la comunicacién o interpretacién ayuda a expli- car por qué algunos fil6sofos han intentado abandonar no solamente los sig nificados, sino cualquier teoria seria en absoluto. Resulta tentador, cuando los conceptos que convocamos para intentar explicar la interpretacion resultan ser mds frustrantes que el explanandum, hacer la reflexion de que después de todo la comunicacién verbal no consiste en nada més que per- turbaciones elaboradas producidas en el aire que forman un eslabén causal entre las actividades no lingiifsticas de los agentes humanos. Pero aunque los discursos interpretables no son nada més que (esto es, son idénticos a) acciones realizadas con variadas intenciones no lingiiisticas (aconsejar, con- trolar, divertir,distraer, insultar), y esas acciones no son a su vez mas que (Son idénticas a) movimnientos intencionales de los labios y la laringe, esta observacién no nos hace avanzar nada hacia una explicacién general inte- ligible de lo que podriamos saber que nos permitiese redescribir emisiones no interpretadas como las emisiones correctamente interpretadas. La apelacién a los significados nos deja més varados atin que cuando empezabamos a partir de las actividades no lingiiisticas que tenian que pro- porcionar la base evidencial para la interpretacién; la actitud «nada més que» ‘no proporciona ninguna clave de cémo esté relacionada la evidencia con aque- Ilo para lo que con seguridad es evidente. ‘Otras propuestas para Ilenar el vacio fracasan de varias maneras. Las teo- tias «causales» de Ogden y Richards y de Charles Morris intentaban anali- zar el significado de las oraciones, tomadas una por una, sobre la base de radical» de Quine (Word and Object, Cambridge, Mass.,1960 [versin castellana: Labor, Bar- celona, 1968)). Sin embargo, afinidad no es identidad,e «interpretacidn» en lugar de tra ‘duecidmy marea una de las diferencias: un mayor énfasis sobre Io explicitamente semantico, 376 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO datos conductistas. Incluso si esas teorias hubiesen funcionado para las ora- ciones mas simples (que claramente no lo hacen), no han tocado el proble~ ma de extender el método a oraciones de mayor complejidad y abstraccién. Las teorias de otro género empiezan intentando conectar palabras mas bien que oraciones con hechos no lingiiisticos. Esto es prometedor puesto que las palabras son finitas en numero mientras que las oraciones no lo son, y sin embargo cada oracién no es mas que una concatenacién de palabras: esto ofrcce la oportunidad de una tcoria que intcrprete cada una de las infinitas oraciones usando solamente recursos finitos. Pero tales teorias fallan a la hora de alcanzar la evidencia, pues parece claro que las caracteristicas seman- ticas de las palabras no pueden explicarse directamente sobre la base de fené- menos no lingiifsticos. La razén es simple. Los fenémenos a los que tene- mos que volvernos son los intereses y actividades extralingiisticos. al servicio de los cuales esté el lenguaje, y as palabras estan al servicio de ellos solamente en la medida en que las palabras estin incorporadas (o siempre que sucede que lo estan) en oraciones. Pero no hay oportunidad de dar una explicacién fundacional de las palabras antes de darla de las oraciones. Por razones completamente diferentes, la interpretacién radical no puede esperar tomar como evidencia para el significado de una oracién una explicacién de las intenciones complejas y delicadamente discriminadas con Jas que se emite tipicamente la oracién. No es facil ver c6mo un enfoque tal podria habérsclas con cl rasgo estructural y recursive del lenguajc que cs ‘esencial para explicar cémo pueden entenderse nuevas oraciones. Pero la dificultad central es que no podemos esperar afiadir un sentido a la atribu- ccién de intenciones finamente discriminadas independientemente de la inter- pretacién del habla, La razén es que no podemos plantear cuestiones nece- sarias, sino que interpretar las intenciones de un agente, sus creencias y sus palabras son partes de un proyecto tinico, ninguna de cuyas partes puede asumirse que esté completa hasta que el resto lo esté. Si esto es correcto, no podemos hacer de la panoplia completa de intenciones y creencias la base evidencial de una teoria de la interpretacién radical. Estamos ahora en posicién de decir algo que sirva para hacer posible la interpretacién. El intérprete tiene que ser capaz de entender cualquiera de las infinitas oraciones que el hablante podria emitir. Si hemos de enunciar expli- citamente lo que el intérprete podria conocer de modo que lo capacitase para hacer esto, tenemos que ponerlo en forma finita:.Si ha de cumpliroe eoterequi » ken alguna épaca estuve convencido de que, a menos que una teria tal caracterizada finitamente per ser proporeionada paraun lenge, éste no podria ser aprendido por una ‘riatura con poderes nites. (Ver Donald Davidson, «Theories of Meaning and Leamable Lan {Buages», en Proceedings ofthe 1964 International Congress for Logic, Methodology and Phi- Tosophy of Sctence, Amsterdam, 1966, pp. 383-394 [version cstellana en: De fa verdad y la ‘nerpretaciin,Gedisa, Barcelona, 1990} ) Esto ain me parece igualmente correct, pero Geo™ ge Kreisel me/ha hecho comprender qu l idea noes obvia INTERPRETACION RADICAL 377 sito, cualquier esperanza de un método universal de interpretacién debe aban- donarse. Lomaximo que puede esperarse es explicar emo un intérprete podria interpretar las oraciones de los hablantes de un tinico lenguaje (o un nimero finito de lenguajes): carece de sentido pedir una teoria que proporcionase una interpretacin explicita para cualquier emisién en cualquier (posible) lenguaje. No esta atin claro, desde luego, en qué consiste para una teoria propor- cionar una interpretacién explicita de una emisién. La formulacién del pro- blema parece invitarnos a pensar en la teoria como la especificacién de una funcién que toma las emisiones como argumentos teniendo las interpreta ciones como valores. Pero entonces las interpretaciones no serian mejor que los significados y seguramente no mejor que entidades de algin género mis- terioso. Asi pues, parece prudente describir lo que se quiere de la teoria sin referencia aparente a significados o interpretaciones: alguien que conoce la teoria puede interpretar las emisiones a las que la teoria se aplica. El segundo requisito general que se impone a una teorfa de la interpreta- cin consiste en que pueda ser apoyada o verificada por evidencia plausible disponible a un intérprete. Puesto que la teoria es general —tiene que apli- carse a potencialmente infinitas oraciones— seria natural pensar en la evi- dencia que esta de su parte como instancias de interpretaciones particulares reconocidas como correctas. Y este caso surge, desde luego, para el intér- prete que trata con un lenguaje que ya conoce. El hablante de un lenguaje no puede producir una teoriafinita explicita para su propio lenguaje, pero puede poner a prueba una teoria propuesta puesto que puede decir si ésta propor- ciona interpretaciones correctas cuando se aplica a emisiones particulares. En la interpretacién radical, sin embargo, se supone que la teoria pro- porciona una comprensién de emisiones particulares que no se da de ante- ‘mano, de modo que la iltima evidencia para la teoria no puede consistir en interpretaciones correctas de muestras. Para habérselas con el caso gene- ral, la evidencia tiene que ser de una clase que tendria que estar disponible a cualquiera que no sepa previamente cémo interpretar las emisiones para tratarcon las cuales esta disefiada la teoria: tiene que ser evidencia que pueda ser enunciada sin uso esencial de conceptos lingilisticos tales como signi- ficado, interpretacién, sinonimia y cosas parecidas. ‘Antes de decir qué género de teoria pienso que cumplira estos propési- tos, quiero discutir una tltima sugerencia alternativa, a saber: que toda la teoria que se necesita es un método de traduccion del lenguaje que se va a interpretar al lenguaje del intérprete. Tal teoria consistiria en el enunciado de un método efectivo para pasar de una oracin arbitraria de la lengua aj auna oracién de un lenguaje familiar; de este modo satisfaria la exigencia de un método finitamente enunciado aplicable a cualquier oracién’. Pero » Laidea de un manual de traduccion con constrceiones empiricas apropiadas como un, recurso para estudiar problemas en a filosofia del lenguajees, desde luego, de Quine. Laidea 378 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO no pienso que un manual de traduccién sea la mejor forma que puede tomar una teoria de la interpretacién, ‘Cuando nuestro punto de mira es la interpretacion, un método de tra- duccién se ocupa de un asunto erréneo, una relacién entre dos lenguajes, donde lo que se desea es una interpretacién de uno (en otro, desde luego, pero esto no hace falta decirlo puesto que cualquier teoria est en algiin len- ‘guaje). No podemos sin ocasionar alguna confusién contar el lenguaje usado al chunciar la teorta come parte del tema de la teoria a menos que explici- tamente lo hagamos asi. En el caso general, una teoria de la traduccién com- porta tres lenguajes: el lenguaje objeto, el lenguaje sujeto, y el metalenguaje (los lenguajes a partir de que y en el cual tiene lugar la traduccién, y el len- guaje de la teoria, que dice qué expresiones del lenguaje sujeto traducen qué expresiones del lenguaje objeto). Y, en este caso general, podemos saber qué oraciones del lenguaje sujeto traducen qué oraciones del lenguaje objeto sin saber qué significa ninguna de las oraciones de cualquiera de los dos len- ‘guajes (en algin sentido esto permitiria, de todos modos, que alguien que entendiese la teoria interpretase las oraciones del lenguaje objeto). Siel len- ‘guaje sujeto resulta ser idéntico al lenguaje de la teoria, entonces alguien que entendiese la teoria podria sin duda usar el manual de traduccién para interpretar emisiones ajenas; pero esto sucede porque pone en uso dos cosas, que él sabe y que la teoria no enuncia: el hecho de que el lenguaje sujeto es clsuyy piupio, y su conocimicnto de cémo intespretar emisiones de su pio- pio lenguaje. Resulta complicado intentar hacer explicita la suposicién de que una ora- cién mencionada pertenece al lenguaje de uno mismo. Podriamos probar, por ejemplo, de esta manera: «“Es regnet” en el lenguaje de Kurt se tradu- ce como “Esta lloviendo” en el mio»; pero la autorreferencia indéxica esta fuera de lugar en una teoria que debiera funcionar para cualquier intérpre- te. Si decidimos aceptar esta dificultad, queda el hecho de que el método de traduccidn deja de manera ticita y fuera del alcance de la teoria lo que nece- sitamos saber de modo que nos permita interpretar nuestro propio lengua- je. Una teoria de la traduccién debe de leer algin tipo de estructura en las oraciones, pero no hay ninguna razén para esperar que proporcione intui- cién alguna respecto a cémo los significados de las oraciones dependen de su estructura. ‘Una tooria satiofactoria para intorprotar las emisiones de un Lenguaje, incluido el nuestro, habra de revelar estructuras semanticas significativas: inspiré mucho de mi pensamiento sobre el presente tema, y mi propuestaesté en importan- tes aspectos muy cercana.a la de Quine. Puesto que Quine puede no haber intentado respon- der las cuestiones que yo he establecido, la pretensién de que el método de traduccign no es aadecuado como solucion al problema dela interpretacin radical puede no ser una critica de ninguna doctrina de Quine. INTERPRETACION RADICAL 379 la interpretacién de las emisiones de oraciones complejas dependeran sis- temiticamente de la interpretacién, por ejemplo, de emisiones de oracio- nes més simples. Supongamos que hemos de afiadir a una teoria de la tra- duccién una teoria satisfactoria de la interpretacién para nuestro propio enguaje. Entonces tendrfamos exactamente lo que queremos, pero en una forma innecesariamente abultada. El manual de traduccién produciria mecanicamente, para cada oracién del lenguaie a traducir, una oracién del lenguaje del traductor; la teoria de la interpretacion da a continuacién la inter- pretacién de esas oraciones familiares. Claramente la referencia al lengua- je de casa es superflua; es un intermediario del que no hay necesidad entre la interpretacién y el idioma ajeno. Las tinicas expresiones que una teorfa de la interpretacién tiene que mencionar son aquellas que pertenecen al len- ‘guaje que ha de ser interpretado. ‘Una teoria de la interpretacién para un lenguaje objeto puede ser con- templada entonces como el resultado de la fusion de una teoria de la inter- pretacién para un lenguaje conocido que sea estructuralmente reveladora, yun sistema de traduccién del lenguaje desconocido al conocido. La fusion ‘onvierte en ociosa cualquier referencia al lenguaje conocido; cuando esta referencia se elimina, lo que queda es una teoria de la interpretacién estruc- turalmente reveladora para el lenguaje objeto —formulada, desde luego, en palabras familiares—. Tenemos tales teorias. sugiero. en las teorias de la ver- dad del género que Tarski mostré por vez primera cémo proporcionar*. Lo que caracteriza una teoria de la verdad en el estilo de Tarski es que entraiia, para toda oracién o del lenguaje objeto, una oracién de la forma: oes verdadera (en el lenguaje objeto) si y sélo sip Se obtienen instancias de la forma (que llamaremos V-oraciones) reem- plazando «o» por una descripcién canénica de o y «p» por una traduccién de o. Lanocién semantica importante no definida en la teoria es la de satis- faccién que pone en relacién las oraciones, abiertas 0 cerradas, con secuen- cias infinitas de objetos, que puede considerarse que pertenecen al rango de las variables de! lenguaje objeto. Los axiomas, en nimero finito, son de dos géneros: algunos dan las condiciones bajo las cuales una secuencia satis- face una oracién compleia sobre la base de las condiciones de satisfaccidn de oraciones mas simples; otras dan las condiciones bajo las cuales se sat facen las oraciones mas simples (abiertas). La verdad es definida para las oraciones cerradas en términos de la nocién de satisfaccién, Una teoria recur- siva como ésta puede convertirse, como Tarski muestra, en una definicién explicita de acuerdo totalmente con lineas familiares, en el supuesto de que «Alfred Tarski, «The Concept of Truth in Formalized Languages», en Logic, Semantics, Metamathematies, Oxford, 1956. 380 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO el lenguaje de la teoria contenga suficiente teoria de conjuntos; pero no nos, ‘ocuparemos de este paso adicional. Se presentan nuevas complejidades si los nombres propios y las expre- siones funcionales son rasgos irreductibles del lenguaje objeto. Un asunto ‘mis intrincado es el que atafie a los dispositivos indéxicos. Tarski estaba interesado en los lenguajes formalizados que no contienen aspectos indé- xicos o demostrativos. Por consiguiente, 1 podia tratar a las oraciones como ‘vehiculos de la verdad; la extension de la teoria a emisiones es, en este caso, trivial. Pero los lenguajes naturales estan indispensablemente repletos de rasgos indéxicos, como el tiempo verbal, y asi sus oraciones pueden variar por lo que a la verdad respecta de acuerdo con el tiempo y el hablante. El remedio es caracterizar verdad para un lenguaje relativamente a un tiempo y aun hablante. La extensién a emisiones es de nuevo sencilla’. Lo que sigue és una defensa de la afirmacién de que una teoria de la ver- dad modificada para aplicarla a un lenguaje natural, puede usarse como una teoria de la interpretacidn. La defensa consistird en intentos de responder a tres cuestiones 1, _jEsrazonable pensar que puede darse una teorfa de la verdad de la clase descrita para un lenguaje natural? 2. {Seria posible decir que tal teoria era correcta sobre la base de ia evidencia plausiblemente disponible a un interprete que no tenga ningtin conocimiento anterior del lenguaje que va a ser interpretado? 3. _Sise supiese que la teoria era verdadera, cseria posible interpretar cemisiones de los hablantes del lenguaje? Laprimera cuestién se dirige a la suposicién de que puede darse una teo- ria de la verdad para un lenguaje natural; la segunda y la tercera plantean si tal teoria satisfaceria las exigencias adicionales que hemos impuesto a la teo- ria de la interpretacion. 1. PUEDE DARSE UNA TEORIA DE LA VERDAD PARA UN LENGUAJE NATURAL? [Nos ayudard u apreciar el problei el considerar breveente el easy et el que se usa un fragmento significativo de un lenguaje (mas uno o dos pre- dicados seménticos) para enunciar su propia teorfa de la verdad. De acuerdo con la Convencién V de Tarski, es una prueba de la adecuacién de la teoria el * Para una discusién de cémo una teora de a verdad puede manejar demostrativos,y como IaConvencién V debe ser modificada, ver Scott Weinstein, «Truth and Demostratives», Nod, 1974, INTERPRETACION RADICAL, 381 ‘que ésta entrafie todas las V-oraciones. Esta prueba no puede aparentemente afrontarse sin asignara las oraciones del lenguaje algo muy parecido ala forma ‘cuantificacional estindar, y sin apelar, en la teoria, a una nocién relacional de satisfaccién’, Pero lo llamativo de las V-oraciones es que sea cual sea la maqui- naria que tenga que operar para producirlas, y sean cuales sean las ruedas onto- logicas que tengan que girar, al final una V-oracién enuncia las condiciones de verdad de una oracién usando recursos que no son mas ricos, puesto que son tos mismos, que aquellos de la oracion misma. A menos que la oracion original mencione mundos posibles, entidades intensionales, propiedades, 0 proposiciones, el enunciado de sus condiciones de verdad no lo hace. No hay un modo igualmente simple de proceder andlogamente respec- to de una lengua ajena sin apelar, como Tarski lo hace, a una nocién no ana- lizada de traduccién. Pero lo que podemos hacer para nuestro propio len- guaje deberiamos poder hacerlo para otro; el problema, resultard, serd el saber que estamos haciéndolo. Larestriccién impuesta al exigir que una teoria satisfaga la Convencién V parece ser considerable: no hay ningiin método generalmente aceptado que se conozea en este momento para tratar, dentro de la restriccién, con una hueste de problemas, por ejemplo, oraciones que atribuyen actitudes, moda- lidades, enunciados causales generales, contraficticos, adjetivos atribu- tivos, cuantificadores como «la mayor parte», y asi sucesivamente. Por otto Jado, hay 1o que me parece que es un progreso bastante impresionante. Para ‘mencionar algunos ejemplos, esti la obra de Tyler Burge sobre nombres propios’, la de Gilbert Harman sobre «debe», la de John Wallace sobre ‘términos de masa y comparativos’, y esté mi propia obra sobre atribucio- nes de actitudes y realizativos, sobre adverbios, eventos y enunciados causales singulares", y sobre el citar" Si estamos inclinados a ser pesimistas sobre lo que queda por hacer (jo sobre algo de lo que se ha hecho!) deberiamos pensar en el magnifico logro de Frege sometiendo bajo control lo que Dummett llama «genera- lidad miltiple»". Frege no tenia in mente una teoria de la verdad en el sen- * Ver John Wallace, «On the Frame of Reference», Synthese, vol. 22 (1970), pp. 61-94. 2 Tyler Durge, sReference and Propet Naiesy, Journal uf Philosophy, wh. 70 (1973), pp. 425-439, * Gilbert Harman, «Moral Relativism Defended», en prensa, * John Wallace, «Positive, comparative, Superlative, Jounal of Philosophy, vol 69(1972), pp. 773-782. " Donald Davidson, «On Saying Thabs, Synrhese, vol. 19 (1968), pp. 130-146 [Véanse pp. 183-198 de este volumen]. "Donald Davidson, «Causal Relations, Journal ofPhilasophy, vol 641967), pp. 691-703 " Donald Davidson, «Quotation», en The Structure of Truth, Oxford [version castelana cn obra citada en nota 2} "* Michael Dummett, Frege, Londees, 1973, 382 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO tido de Tarski, pero es obvio que buscaba, y encontré, estructuras de un zénero para el que puede darse una teoria de la verdad. El trabajo de aplicar en detalle una teoria de a verdad a una lengua natu- ral se dividird en la prictica con casi total certeza en dos estadios. En el pri- ‘mer estadio se caracterizaré la verdad, no para la totalidad del lenguaje, sino para una parte cuidadosa y astutamente separada del lenguaje. Esta parte, aunque sin duda gramaticalmente pobre, contendra infinitas oraciones que agotan el poder expresivo de vodo el lenguaje. La segunda parte apareara cada una de las oraciones restantes con una o (en el caso de ambigiiedad) mis de una de las oraciones para las que la verdad ha sido caracterizada. Podemos pensar en las oraciones a las que se aplica el primer estadio de la teoria como dando la forma ldgica, o estructura profunda, de todas las ora- ciones. 2, {PUEDE VERIFICARSE UNA TEORIA DE LA VERDAD APELANDO A LA EVIDENCIA DISPONIBLE ANTES DE QUE HAYA COMENZADO LA INTERPRETACION? LaConvencién V dice que una teoria de la verdad es satisfactoria si gene- ra una V-oracién para cada oracién del lenguaje objeto. Es entonces sufi- Cente para demostrar que una teoria de 1a verdad es empiricamente correc: ta verificar que las V-oraciones son verdaderas (en la practica, una muestra adecuada confirmaré la teoria hasta un grado razonable). Las V-oraciones ‘mencionan solamente las oraciones cerradas del lenguaje, de modo que la evidencia puede consistir enteramente en hechos sobre la conducta y acti- tudes de los hablantes en relacidn con las oraciones (sin duda por via de las, ‘emisiones). Una teoria practicable tiene, desde luego, que tratar a las oracio- ‘nes como coneatenaciones de expresiones de longitud menor que la oracional,, tiene que introducir nociones como las de satisfaccién y referencia, y tiene que apelar a una ontologia de secuencias y a los objetos ordenados por las secuencias. Todo este aparato se contempla propiamente como una cons- truccién te6rica més allé del alcance de la verificacién directa. Ha llevado a cabo su misin en el supuesto de que sélo entrafie resultados comproba- bles en la forma de V-oraciones, y éstas no hagan mencién de la maquinaria, ‘Una weorfa de la verdad recouvilia asf a exigenvia Ue una tcurfa que autivule Jaestructura gramatical con laexigencia de una teoria que pueda ser comprobada solamente por lo que dice sobre las oraciones. En la obra de Tarski las V-oraciones se considera que son verdaderas por- que se supone que la rama derecha del bicondicional es una traduccién de Ia oracién cuyas condiciones de verdad se estin dando. Pero no podemos ssuponer de antemano que puede reconocerse la traduccién correcta sin vaciar yael objetivo de la interpretacién radical; en las aplicaciones empiricas tene- ‘mos que abandonar la suposicién. Lo que propongo es invertir a direccién INTERPRETACION RADICAL 383 de explicacién: al suponer la traduccién Tarski era capaz de definir verdad, la idea presente es considerar la verdad como basica y extraer una explica- cidn de la traduccién o interpretacién. Las ventajas, desde el punto de vista de la interpretacién radical, son obvias. La verdad es una propiedad de una pieza que se agrega, o deja de agregarse, a las emisiones, mientras que cada ‘emisién tiene su propia interpretacién; y la verdad es mas propensa a conec- tar con actitudes bastante simples de los hablantes. No hay ninguna dificultad en volver a eapresat fa Convencion V sin upe- lar al concepto de traduccién: una teoria aceptable de la verdad tiene que entrafiar, para toda oracién o del lenguaje objeto, una oracién de la forma: oes verdadera si y sélo si p, donde «p» es reemplazada por alguna oracién que es verdadera si y solo si o lo es. Dada esta formulacion la teoria es pues- ta a prueba por la evidencia de que las V-oraciones son simplemente ver- daderas; hemos abandonado la idea de que tenemos también que decir silo que reemplaza a «p» traduce 0. Podria parecer que no hay oportunidad de que surja una teoria de la interpretacién, si exigimos tan poco de las V-ora- ciones. Y desde luego esto seria asi si considerdsemos las V-oraciones ai ladamente. Pero la esperanza es que imponiendo restricciones formales y empiricas sobre la teoria como un todo, las V-oraciones individuales sirvan de hecho para proporcionar interpretaciones. ‘Tenemos alin que decir qué evidencia esti disponible para un intérprete —evidencia, vemos ahora, de quc las V-uravivues sun verdateras—. La evi

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