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EL INTERROGATORIO

AUTOR: DIEGO VALDERRAMA MACERA

¿QUÉ ES?

Oportunidad para crear CREDIBILIDAD de nuestra teoría del caso.

Momento donde se actúan los medios probatorios MENCIONADOS en el Alegato de apertura

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE TENER?

1. Cronológico.
2. Descriptivo.
3. Ritmo

¿CÓMO SE ORALIZA?

Escucha activa

PREPARAR AL TESTIGO

Uniformizar declaraciones

Resaltar sus fortalezas

Adelantar debilidades

Uniformizar declaraciones Resaltar sus fortalezas Adelantar debilidades


EL INTERROGATORIO DIRECTO

AUTOR: MOISÉS N. PAZ PANDURO

“En los sistemas acusatorios de naturaleza oral y adversativa se depende fundamentalmente


de la prueba testifical para establecer todas las alegaciones en el caso”

De esta manera a través del interrogatorio vamos a poder establecer nuestro “caso”. Por ello
es importante establecer no sólo los elementos sustanciales que permitan resolver el caso,
sino que debemos ir más allá, debemos convencer al Juez que nuestra prueba es creíble.

Existen Técnicas para lograr un interrogatorio directo que sea eficaz y útil a nuestro caso:

ACREDITAR AL TESTIGO

Todo interrogatorio directo debe empezar con una breve acreditación del Testigo.
¿En qué consiste la acreditación?
La acreditación es mostrar al Juez quién es la persona que va a declarar, para que lo
conozca y sepa de quien se trata.

HACER UN INTERROGATORIO SENCILLO

Las preguntas y las interrogaciones deben ser sencillas, claras y directas. El abogado
deberá hacer destacar lo indispensable e importante de una manera sencilla y clara.
DEBE UTILIZARSE PREGUNTAS DE ORIENTACIÓN Y TRANSICIÓN

El testigo muchas veces debe reconstruir hechos complejos que, además en la mayoría
de ocasiones se encuentran plagados de fechas y, que si no se relata adecuadamente
el Juez NO lo entenderá y se perderá este testimonio. Lo peor en este supuesto es que
el testigo tampoco recordará las fechas.

DEBE SER DESCRIPTIVO

Los hechos de cualquier caso acontecen en lugares imprevistos, muchas de las veces
desconocidos para el juzgador. Esto implica que, el abogado deberá ubicarlos en el
lugar de los hechos de manera que se entienda mejor lo acontecido.
DEBE CONTROLARSE EL RITMO DEL DIRECTO

Para que el juzgador tome atención y escuche el testimonio, debe hacerse un


testimonio ameno e interesante. Para conseguir que el testimonio sea ameno e
interesante el abogado debe llevar un ritmo adecuado para la declaración, a fin que
todo el discurrir de esta sea escuchada por el juzgador.

En cuanto a ritmo, no está referido a la velocidad de las preguntas y contestaciones,


sino al detenimiento que el testigo debe encontrar en las diferentes áreas de su
testimonio.
NO DEBE HACERSE PREGUNTAS SUGESTIVAS

Está prohibido hacer preguntas sugestivas durante el interrogatorio, debido a que es


contraproducente a nuestro caso.

Las preguntas sugestivas revelan una mala e inadecuada preparación del abogado, un
testigo a quién se debe sugerir como hablar y, se invierte el papel protagónico al
abogado, dejando de lado al verdadero protagonista (El testigo).

¿DEBEMOS ANUNCIAR DEBILIDADES?

Está referido a definir si durante el interrogatorio debemos presentar la información


que nos puede ser perjudicial.
No es una decisión fácil, por un lado presentarla nosotros mismos hará que cuando la
presente la contra parte ya habrá restado el impacto que le hubiese querido dar,
redundando en un beneficio para nuestro caso. Por otro lado, es importante recordar
que, la experiencia humana señala que, mientras más veces se repita un hecho o un
dato, más cala en el recuerdo y mente del juzgador.

HAY QUE ESCUCHAR LA CONTESTACIÓN DEL TESTIGO

No debemos meramente oír las contestaciones, sino DEBEMOS ESCUCHARLAS, sólo


prestándoles atención podremos recordar lo que declaró y qué es lo que hemos
logrado establecer con esta declaración.

En este sentido es necesario recordar que, cada testigo tiene durante el juicio
establecer un propósito determinado.

Hay que estar atentos al tono de voz del testigo, puede ser que nosotros lo
escuchemos, pero el juzgador NO.

LA POSICIÓN DEL ABOGADO

El rol del abogado es mas bien la de un “director” de cine.


Este rol de director no quiere decir que va a estar estático, al contrario.
Deben descartarse gestos y amaneramientos innecesarios.
Cabe la posibilidad de usar una agenda de notas, sin embargo, no es lo recomendable.

LA ORGANIZACIÓN DEL INTERROGATORIO


Para que el interrogatorio sea RECORDADO por el juzgador, es necesario que sea
“organizado”.
Seguir un orden cronológico facilitará la organización.

En ocasiones no será recomendable seguir siempre un orden cronológico, al contrario.


Es importante señalar al inicio y al final del interrogatorio lo sustancial y hacerlo sea
impactante al juzgador.

DIFERENCIA DE ENFOQUE CON EL INTERROGATORIO DIRECTO

AUTOR: EDUARDO JAUCHEN

En el interrogatorio directo preguntamos a nuestros testigos procurando introducir con sus


relatos la demostración, al tribunal, de nuestra versión sobre los hechos.
Es necesario que técnicamente el abogado se posicione en segundo lugar otorgándole un
protagonismo principal al declarante, guiándolo con cada pregunta para extraer de él, en lo
posible, toda la información que conoce útil en apoyo de su planteo del caso.

El hecho de que el testigo sea el principal actor le otorga mayor credibilidad, ya que los jueces
quieren saber qué ocurrió y, si el testigo lo sabe, que lo narre él mismo con la mayor amplitud.

Si, en cambio, el abogado interviene excesivamente mediante preguntas con contenido


explicativo o abusa innecesariamente de las preguntas cerradas pasa a ocupar él una posición
de mayor protagonismo que el testigo y de este modo le hace mermar la credibilidad, pues si
se advierte que quien más habla es el abogado que interroga y el testigo poco aporta con
respuestas meramente afirmativas, negativas o de simple agregado a lo que el abogado
expresó en el contenido mismo de las preguntas, revelará un desarrollo que ofrece la imagen
de que el testigo no conoce bien los hechos o que tiene dudas sobre lo que ha percibido, y
esto conduce a desconfiar de su eficacia.

Por ello, además, las técnicas del interrogatorio directo pueden ser temáticas o en la mayoría
de los casos cronológicas como las más aconsejables.

En el contrainterrogatorio, en cambio, el enfoque se altera inversamente. Vamos a


preguntarle a testigos de la contraparte, que han sido ofrecidos por ella, porque sus
versiones son compatibles con su versión de los hechos, y por lo tanto contrarias a la
nuestra.

Y ya han declarado en el interrogatorio directo. Será un testigo hostil, pues se aferrará a lo que
ha narrado, y si le preguntamos sobre la posibilidad de que los hechos hayan acontecido de
otro modo, responderá negando y añadiendo para ello explicaciones, justificaciones,
argumentos y demás conclusiones con las cuales intentará siempre corroborar su relato.

El único medio para confrontar al testigo de la contraparte con la posibilidad de que los hechos
hayan acontecido de otro modo:

La única forma de confrontarlo con la posibilidad de que los hechos hayan acontecido de otro
modo es mediante la técnica de las preguntas sugestivas, las que le darán la alternativa de
negar o aceptar las circunstancias que se afirman en el contenido de la pregunta, pero sin
dejarle margen para añadir explicaciones. De este modo es el abogado que contrainterroga
el que pasa a tener un principal protagonismo y el declarante se ubica en un segundo plano.

Objetivo del contrainterrogatorio:

Se busca disminuir o anular la credibilidad del testigo y la de su testimonio; en consecuencia,


las preguntas no tienen ya un plan cronológico, sino por el contrario siempre exclusivamente
temático, ligado a aquellas circunstancias que concretamente habremos de atacar sobre la
versión que ha expresado el declarante.

La regla primaria a tener presente en el contrainterrogatorio:

Antes de decidirse a realizar un contrainterrogatorio, debe existir algún propósito u objetivo


que justifique asumir el riesgo. O el testigo ha lastimado el planteo de su caso, y debe ser
corregido, o el testigo ha mentido sobre un hecho importante en disputa y debe ser
denunciado, o ambas cosas. En algunas ocasiones, incluso cuando el testigo no ha
mencionado ningún hecho que pueda perjudicar su caso, también puede ser
contrainterrogado cuando se sabe fehacientemente que tiene información que realmente es
útil y que fue omitida en el examen directo.

Lo que no vale la pena es el hábito de lanzarse al contrainterrogatorio de cada testigo que es


llamado a declarar. El tribunal o jurado se aburre y se torna impaciente. El hecho de que el
interrogador logre muy poco, incluso que el testigo repita la mayoría de las cosas que dijo en
el examen directo, resulta contraproducente. Esto malogra cualquier beneficio que pueda
haber sido obtenido con uno o dos testigos, empaña y entorpece el proceso y disminuye la
estatura del examinador en la mente del juzgador. Sin embargo, de todas las lecciones que
deben aprenderse a lo largo del camino para alcanzar la excelencia en el contrainterrogatorio,
ésta parece ser la última en ser comprendida.

Un abogado litigante exitoso es lo suficientemente inteligente como para evitar el impulso y


explicar al cliente las razones por las cuales el testimonio del testigo, en su caso, no resulta
merecedor o conveniente de ser contraexaminado.

CUALQUIER CIRCUNSTANCIA NO MENCIONADA EN EL INTERROGATORIO DIRECTO

Si bien semejante al anterior, éste es un supuesto en que la parte contraria. omite preguntar al
declarante sobre un hecho o circunstancia que en alguna medida lo perjudica. La omisión
puede referirse a una circunstancia real, en cuyo caso, obviamente estando en conocimiento
de ella y pudiendo acreditarlo fácilmente, en oportunidad del contraexamen introduciremos
al declarante en forma desgranada hasta llegar al tema omitido, y una vez obtenida esta
información adoptaremos la técnica de la detención, esto es, no continuar discutiendo con el
testigo sobre las razones de su omisión previa, ni formulando la pregunta de más, no sólo
porque la estrategia así lo indica, sino porque tratándose generalmente de circunstancias que
por su propia naturaleza y características son por sí solas desacreditantes para el testigo o el
planteo del caso contrario, el tribunal o jurado advertirá fácilmente los motivos de la
intencional omisión que se había hecho de ella. Ello sin perjuicio, claro está, de la utilización
que haremos al argumentar en los alegatos finales, poniendo de manifiesto expresamente esta
actitud con el énfasis que merece.

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