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¿Soy yo Guarda de Mi Hermano?

(Génesis 4:9)

INTRODUCCION: ¿Saben quién es esta persona? (mostrar fotografía.) Liviu


Librescu fue el profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad Virginia
Tech que bloqueó con su propio cuerpo la entrada a su clase al darse cuenta de
que tenía enfrente a un asesino.

En lugar de pensar en salvarse (¿quién se lo hubiera reprochado?) decidió


interponer su propia vida entre el asesino y sus alumnos para permitir que
pudieran huir y escapar de la muerte a la que los había condenado un
perturbado.

Una de las preguntas más provocadoras, y que nos hace pensar, es esta que
hizo Caín. Caín mató a su hermano Abel porque Dios había aceptado la
ofrenda de Abel y la suya no (Génesis 4:3-8) Cuando el Señor preguntó
respecto a Abel, la respuesta de Caín fue: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi
hermano? (Génesis 4:9)

Es una pregunta que debemos hacernos hoy: ¿Somos guardas de nuestros


hermanos? ¿Tenemos que cuidarnos y mirar los unos por los otros? Cuando
vemos el NT miramos claramente que sí es nuestra responsabilidad.

1.- AMARNOS UNOS A OTROS

1.1.- Fue un mandamiento dado por Jesús


Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros. (Juan 13:34,35)
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Esto os mando:
Que os améis unos a otros. (Juan 15:12,17)

1.2.- Pablo lo enseñó
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha
cumplido la ley. (Romanos 13:8)
Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros
mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros… (1 Tesalonicenses 4:9)

1.3.- Pedro nos instruyó


Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro…
(1 Pedro 1:22)
1.4.- Juan lo exigió
Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a
otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató?
Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. (1 Juan 3:11,12,23)
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es
nacido de Dios, y conoce a Dios. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también
nosotros amarnos unos a otros… Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. (1 Juan 4:7,11,12)
…te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos
tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. (2 Juan 5)

¿Cómo expresamos ese amor? Estos pasajes nos dan la respuesta:

Recibiéndonos unos a otros:


Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de
Dios. (Romanos 15:7)

Edificándonos mutuamente:
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. (Romanos 14:19)

Sirviéndonos unos a otros:


Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad
como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. (Gálatas 5:13)

Llevando las cargas los unos de los otros:


Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros… (Gálatas 6:1,2)

Perdonándonos unos a otros:


Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (Efesios 4:32)

Sometiéndonos unos a los otros:


Someteos unos a otros en el temor de Dios. (Efesios 5:21)

Exhortándonos unos a otros:


Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
(Hebreos 3:12,13)
Estimulándonos a las buenas obras:
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24,25)

Siendo hospitalarios unos a otros:


Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de
pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que
ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia
de Dios. (1 Pedro 4:8-10)

¿Qué tan bien lo estamos haciendo?

2.- EVALUANDO NUESTRO PAPEL COMO GUARDA DE NUESTRO HERMANO

2.1.- Cuando alguien viene a ser hermano:

¿Les recibimos dentro de la familia de Dios o les ignoramos? ¿Les asimilamos


en la vida familiar de la congregación? ¿Se quedan al margen? ¿Ni siquiera
sabemos sus nombres? ¡Si es así podemos estar seguros que estamos fallando
como guarda de nuestros hermanos!
Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de
Dios. (Romanos 15:7)

¿Les ayudamos a edificarse o los hacemos a un lado?


Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. (Romanos 14:19)

Se dijo de Filemón que reconfortaba los corazones de los hermanos:


Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido
confortados los corazones de los santos. (v.7)

¿Lo estamos haciendo? ¿Les servimos o esperamos que ellos nos sirvan?
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la
familia de la fe. (Gálatas 6:10)

¿Les mostramos hospitalidad?


Ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de
pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que
ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia
de Dios. (1 Pedro 4:8-10)

¿Los visitamos en sus casas, los invitamos a la nuestra?


2.2.- Cuando algún hermano es sorprendido en alguna falta...

¿Los consideramos?
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24,25)

¿Estamos al margen de quienes son? ¿Ignoramos sus problemas? ¿Por qué?

¿Les exhortamos cuando han pecado?


Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque
somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra
confianza del principio… (Hebreos 3:12-14)

¿Tenemos miedo de enfrentarlos o de que se vayan? Si les amamos y ellos son


humildes no se irán. ¡Y si lo hacen no huyen de ti, sino de Dios!

¿Estamos dispuestos a llevar sus cargas?


Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. (Gálatas 6:1,2)

¿Somos prontos para perdonar cuando se arrepienten?


Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (Efesios 4:32)

¿Nos comunicamos lo suficiente para aceptarles con brazos abiertos y


completar el perdón?

CONCLUSION: Como la historia siempre se repite, la pregunta de Caín se


aplica a nosotros también. ¿Somos acaso guarda de nuestro hermano? La
respuesta sigue siendo la misma, ¡Sí! Soy responsable por mi familia,
amistades, conocidos y todos los que me rodean. ¿Por qué? Porque otros
fueron guarda de nosotros en algún momento. Alguien se preocupó, oró,
intercedió, derramó lágrimas, se angustió por nosotros. Tal vez fue un amigo,
la maestra de escuela dominical, el vecino que nos invitó a asistir a la iglesia,
nuestra madre que de noche y de día intercedía a Dios por nosotros cuando
vivíamos en pecado, alejados de Él.
Ahora es nuestro privilegio velar por ellos, no solamente por familiares, sino
por todos los que conocemos. Moisés intercedió por el pueblo de Israel cada
vez que pecaba y eso era siempre. Cristo oró por Sus discípulos en Juan 17.
Epafras oraba constantemente por los colosenses (Colosenses 4:12) La iglesia
siempre oraba por los cristianos. Cristo dice que oremos también por los que
nos ultrajan y persiguen (Mateo 5:44) Porque somos guardas de nuestros
hermanos debemos velar y orar por ellos. Dios nos salvó porque alguien nos
habló de Cristo y oró por nosotros.

¿Qué derecho tenemos nosotros de fallarle a la generación en que vivimos? Tu


familia, tus hermanos, tus conocidos son tu responsabilidad. ¿Qué tenemos
que hacer para velar por ellos? Orar por su salvación, si sabemos que no son
salvos. Hablarles de Cristo. Dios pondrá los medios para que ellos lleguen a
ser salvos. Tú puedes ser la persona que rescate un alma del infierno, tal vez
algún miembro de tu familia.

¿Eres guarda de tu hermano? ¿Te identificas en el cuidado entre unos y otros?

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