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¿Y si hubiesen vidas paralelas?

Fernando Alexis Jiménez

El centro comercial colmado de compradores. Los pasillos se pierden en todas


direcciones con almacenes que ofrecen variedad de artículos. Las vidrieras exhiben
anuncios sobre promociones y los empleados invitan a aprovechar los saldos que,
aseguran, “están al mejor precio de la ciudad”.

Justo cuando va camino de una librería, se encuentra a alguien quien, al


repararlo detenidamente, encuentra que es exactamente igual a usted. “No puede
ser”, murmura mientras intenta proseguir su camino. Una nueva mirada y
corrobora que, salvo unos pocos kilos de menos, es idéntico. ¿Un hermano gemelo?
Improbable. Jamás tuvo conocimiento de alguien más en la familia.

Intrigado regresa sobre sus pasos y lo aborda: --Disculpe, yo... –no sabe
cómo proseguir, pero vuelca su interrogante--.¿Acaso no es de usted de esta
ciudad?--. La respuesta es afirmativa, y suma entonces un nuevo interrogante---:
¿No pertenece o al menos tiene relación con tal familia?--. Una nueva afirmación.
Usted no sale de su asombro.

--No lo comprendo—prosigue--, pero usted es idéntico a mí...—

Su interlocutor no luce asombrado. Por el contrario, está en absoluta calma.


—Yo soy lo que usted hubiese podido ser, en caso de haber caminado conforme a la
voluntad de Dios--.

--¿Y por qué en algunas cosas soy diferente a ti?—pregunta usted.

--Por qué tomaste tus propias decisiones, algunas erradas, otras inocuas y
solo unas cuantas acertadas. La razón y las corazonadas te llevaron a
determinaciones desacertadas—le responde.

--¿Qué pasaría si yo caminara como desde siempre, desde la fundación del


mundo, Dios hubiese anhelado que yo caminara?—interroga, porque a decir verdad
no entiende mucho de cuanto ocurre.

--Sencillo, yo desaparecería y en mi lugar estarías tú. La historia de tu


existencia sería diferente. Jamás olvides que hay dos únicas alternativas: Vives en
el centro de la voluntad de Dios o te mueves en consonancia con lo que desea tu
corazón—responde y se aleja en medio del río humano que atraviesa el centro
comercial.

¿Ha pensado qué pasaría con una escena similar? Sin duda se vería
confrontado con usted mismo y la realidad que vive ahora. Es probable que esté
caminando conforme cree que debe andar pero no en la voluntad del Hacedor. Al
respecto escribió el apóstol Pablo: “Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”(Efesios 5:17).

Transitar el sendero que Dios tiene trazado para nosotros desde antes de la
creación del mundo, nos asegura la victoria. El mira mucho más allá de lo que
nosotros podemos apreciar. Sin embargo desde siempre nos ha dado la
oportunidad de elegir. Y esa libertad no siempre tiene buenas consecuencias. Caer,
levantarnos y volver a caer, explica el por qué. Hoy es el día de reevaluar su
existencia y reorientar sus caminos. ¡Dios marcará la diferencia en su ser!

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