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LA FORMULA PARA LA UNIDAD

ESPIRITUAL II
FILIPENSES 2: 1-4
Dios desea enseñarnos qué significa el
tener unidad en el Espíritu y cómo se pone
en práctica:
2. ¿Qué significa la unidad del espíritu?
a. Que seamos de un mismo sentir.
(Filipenses 2: 2a completad mi
gozo, sintiendo lo mismo; Fili-
penses 3;15 Así que, todos los que
somos perfectos, esto mismo sin-
tamos; y si otra cosa sentís, esto
también os lo revelará Dios; 1
Corintios 1:10 Os ruego, pues,
hermanos, por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que
habléis todos una misma cosa, y
que no haya entre vosotros divi-
siones, sino que estéis perfec-
tamente unidos en una misma
mente y en un mismo parecer).
Dios nos habla de que seamos
de un mismo sentir, es decir,
que pensemos lo mismo, bus-
cando la unidad de pensa-
miento para alcanzar el objetivo
que Dios nos enseña en su
palabra. (Filipenses 2:5 y 6 Haya,
pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse; Colosenses
3:2 Poned la mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra;
Mateo 15:19 Porque del corazón
salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, las
fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfe-
mias). Y esto significa que pen-
semos conforme a los valores y
principios de Dios, que
pongamos nuestra ojos y mente
en las cosas importantes que
son las de Dios, y no en lo que el
mundo o mi carne me deter-
mina, pues es precisamente
cuando yo busco lo mío, que se
pierde la unidad en el Espíritu.
b. Que tengamos un mismo amor.
(Filipenses 2:2b teniendo el
mismo amor; 2 Tesalonicenses
1:3-4 Debemos siempre dar
gracias a Dios por vosotros,
hermanos, como es digno, por
cuanto vuestra fe va creciendo, y
el amor de todos y cada uno de
vosotros abunda para con los
demás; tanto, que nosotros mis-
mos nos gloriamos de vosotros
en las iglesias de Dios, por
vuestra paciencia y fe en todas
vuestras persecuciones y
tribulaciones que soportáis).
Una de las principales marcas
de que tenemos a Cristo en
nuestro corazón es precisa-
mente que Dios produce en
nosotros el deseo de amar a
nuestros hermanos aceptán-
dolos tal y como son, pues esa es
la convicción que Dios pone en
mi vida. El amor que Dios
produce, el amor Ágape, no es
un sentimiento es una con-
vicción, una determinación de
aceptar y amar a la persona por
que Dios quiere que lo ame,
independientemente que esa
persona merezca ser amada o
no. (1 Corintios 13: 4-7 El amor
es sufrido, es benigno; el amor no
tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no
hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injus-
ticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta). Estos
versículos no definen el amor
como un sentimiento, sino
como una acción un compro-
miso o convicción, que se lleva
al cabo en obediencia a Dios. Y
para estar en unidad en el
Espíritu, Dios desea que viva-
mos en ese amor. (1 Juan 3: 14 y
18 Nosotros sabemos que hemos
pasado de muerte a vida, en que
amamos a los hermanos. El que
no ama a su hermano, perma-
nece en muerte / Hijitos míos, no
amemos de palabra ni de lengua,
sino de hecho y en verdad)
c. Unanimidad en el objetivo.
(Filipenses 2:2c unánimes) Y
cuando vivimos en una misma
mente y en un mismo amor, la
unanimidad de objetivo o pro-
pósito se da de una manera
natural, pues el tener nuestra
mente en los valores de Dios y
vivir en el amor de Dios, nos
lleva a tener como objetivo el
vivir para los demás, para que
los demás conozcan y crezcan
en Cristo. Ese termina siendo el
fin común de todos los miem-
bros de la Iglesia, pues es el fin
al cual Dios nos lleva en unidad
y la iglesia en unidad, no
permite que diferencia de opi-
nión destruyan o afecten su
servicio a Dios. (Romanos 12:16
Unánimes entre vosotros; no
altivos, sino asociándoos con los
humildes. No seáis sabios en
vuestra propia opinión)
HABLANDO DE ESTOS TRES
OBJETIVOS. ¿CUÁL CREES QUE ES EL
QUE MÁS FALTA LE HACE EN TU VIDA Y
POR QUÉ?
3. Como se logra esa unidad en el
Espíritu: (Filipenses 2: 3 y 4 Nada ha-
gáis por contienda o por vanagloria;
antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores
a él mismo; no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también
por lo de los otros.)
a. Eliminando el egoísmo. (Filipen-
ses 2: 3a Nada hagáis por con-
tienda o por vanagloria) La
nueva versión internacional de
la Biblia, usa la palabra egoísmo
y no contienda que es una
traducción más adecuada de
éste versículo, pues el principal
pecado del ser humano es el
egoísmo, el pensar que pode-
mos solo sin Dios, esto fue el
pecado de Satanás y lo que llevó
a Adán y Eva a pecar. (Isaías 14:
12-17 ¡Cómo caíste del cielo, oh
Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que
debilitabas a las naciones. Tú
que decías en tu corazón: Subiré
al cielo; en lo alto, junto a las
estrellas de Dios, levantaré mi
trono, y en el monte del testi-
monio me sentaré, a los lados del
norte; sobre las alturas de las
nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo. Mas tú derribado eres
hasta el Seol, a los lados del
abismo. Se inclinarán hacia ti los
que te vean, te contemplarán,
diciendo: ¿Es éste aquel varón
que hacía temblar la tierra, que
trastornaba los reinos; que puso
el mundo como un desierto, que
asoló sus ciudades, que a sus
presos nunca abrió la cárcel?;
Génesis 3: 4-6 Entonces la ser-
piente dijo a la mujer: No
moriréis; sino que sabe Dios que
el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios, sabiendo el bien y el
mal. Y vio la mujer que el árbol
era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol
codiciable para alcanzar la sabi-
duría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su mari-
do, el cual comió así como ella.)
Es por eso que Dios lo pone
como el primer punto que debe-
mos de erradicar en nuestras
vidas para tener la unidad en el
Espíritu, el examinar nuestros
corazones y erradicar todo pen-
samiento egoísta, pues eso
genera división y contienda en
el grupo. Todo aquel que busca
lo suyo, no vive en el amor y
agradecimiento a Dios, pues con
su egoísmo destruirá lo que
Dios más ama: su iglesia.
b. No buscando la vanagloria. (Fili-
penses 2:3a Nada hagáis por
contienda o por vanagloria; Ro-
manos 11:25 Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis este
misterio, para que no seáis
arrogantes en cuanto a vosotros
mismos: que ha acontecido a
Israel endurecimiento en parte,
hasta que haya entrado la ple-
nitud de los gentiles; 1 Corintios
10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o
hacéis otra cosa, hacedlo todo
para la gloria de Dios.)
Dios desea que los cristianos
vivamos para glorificar a Dios y
que no busquemos nuestra
gloria, pues eso genera división
en el grupo, al tratar de
sobresalir por encima de todos
y perder la unidad. Es por eso
que Dios nos exhorta a no
buscar vanagloriarnos y para
eso es muy importante recordar
que todo lo que somos o
hacemos se lo debemos a Dios y
que por lo tanto no tenemos
nada de que vanagloriarnos. (1
Corintios 15:10 Pero por la
gracia de Dios soy lo que soy; y su
gracia no ha sido en vano para
conmigo, antes he trabajado más
que todos ellos; pero no yo, sino
la gracia de Dios conmigo)
c. Actuando con Humildad (Fili-
penses 2: 3 Nada hagáis por
contienda o por vanagloria;
antes bien con humildad, esti-
mando cada uno a los demás
como superiores a él mismo;
Proverbios 11:2 Cuando viene la
soberbia, viene también la
deshonra; Mas con los humildes
está la sabiduría.; 1 Pedo 5:5-6
Igualmente, jóvenes, estad suje-
tos a los ancianos; y todos, sumi-
sos unos a otros, revestíos de hu-
mildad; porque Dios resiste a los
soberbios, Y da gracia a los
humildes. Humillaos, pues, bajo
la poderosa mano de Dios, para
que él os exalte cuando fuere
tiempo;)
Cuando entendemos que no
tenemos nada de que vanaglo-
riarnos, pues todo se lo debe-
mos a Dios, esto produce de una
manera natural el ser humildes,
el tener una idea clara de
quienes somos, nuestra verda-
dera condición sin Cristo. Y esto
tiene un efecto maravilloso para
la unión en el Espíritu, pues
todos entendemos que nadie es
mejor que el otro y que todos
somos útiles para Dios, y que es
la interdependencia de los
miembros de la iglesia lo que
logrará vencer al enemigo, lo
que nos hace fuertes. (Efesios
4:15-16 sino que siguiendo la
verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza,
esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido
entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de
cada miembro, recibe su creci-
miento para ir edificándose en
amor.) Solo con humildad,
podemos edificarnos en el amor
de Dios, al considerar a los
demás como más importantes
que uno mismo. (Ro 12:16-17
Unánimes entre vosotros; no
altivos, sino asociándoos con los
humildes. No seáis sabios en
vuestra propia opinión. No pa-
guéis a nadie mal por mal;
procurad lo bueno delante de
todos los hombres.; Juan 13:13-
16 Vosotros me llamáis Maestro,
y Señor; y decís bien, porque lo
soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies,
vosotros también debéis lavaros
los pies los unos a los otros.
Porque ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, voso-
tros también hagáis. De cierto,
de cierto os digo: El siervo no es
mayor que su señor, ni el enviado
es mayor que el que le envió.)
Este fue una enseñanza de Jesús
a sus discípulos.
d. Vivir para los demás. (Filipenses
2: 4 no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual tam-
bién por lo de los otros; Mateo
20:25-28 Entonces Jesús, llamán-
dolos, dijo: Sabéis que los gober-
nantes de las naciones se ense-
ñorean de ellas, y los que son
grandes ejercen sobre ellas po-
testad. Mas entre vosotros no
será así, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre voso-
tros será vuestro siervo; como el
Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por
muchos.)
No hay nada que una más a la
iglesia, que genere un círculo
virtuoso de amor, que el que
vivamos buscando lo mejor
para los demás, tal como lo hizo
Cristo en la tierra, que es
nuestro ejemplo a seguir. Y esto
nos lleva a mostrar un genuino
interés por el bienestar y salud
espiritual de todos y cada uno
de los miembros de mi iglesia,
sin hacer distinción alguna.
(Romanos 15:1-3 Así que, los que
somos fuertes debemos soportar
las flaquezas de los débiles, y no
agradarnos a nosotros mismos.
Cada uno de nosotros agrade a
su prójimo en lo que es bueno,
para edificación. Porque ni aun
Cristo se agradó a sí mismo;
antes bien, como está escrito: Los
vituperios de los que te
vituperaban, cayeron sobre mí.)
A Dios lo glorificamos manteniéndonos la
unión de nuestra iglesia, por lo tanto, Dios
desea que tu asumas ese compromiso con
Dios. (Romanos 15:7 Por tanto, recibíos los
unos a los otros, como también Cristo nos
recibió, para gloria de Dios)
¿Qué crees que podrías hacer en el
grupo para que exista esta unidad
Espiritual?

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