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Señales Visibles de Una Fe Viva

(Santiago 2:14-26)

INTRODUCCIÓN: Santiago nos revela el altísimo concepto que tenía acerca de


la ética cristiana. El pasaje que ocupa nuestra atención es único para explicar esto.
Notemos que la preocupación de Santiago es más por las obras cristianas que por
la fe misma. Su intención es demostrar que la fe que tenemos necesita una
profunda relación con la acción. Una fe que solo se dice, pero que no se traduce en
actos de amor, es una fe que no sirve (2:14)

¿Significa esto que nuestra salvación es por las obras? ¿Hay alguna contradicción
entre Santiago y Pablo al hablar que la salvación es solamente por gracia por
medio de nuestra fe y no por las obras? ¿Quién de los dos tiene la razón?

Por supuesto que no hay contradicción entre los dos planteamientos. Lo que
necesitamos saber es que ambos escriben en contextos distintos. Santiago nos
habla de una fe que debe mostrarse, mientras que Pablo habla de una fe que debe
conocerse. Pablo habla de la raíz de la fe, mientras que Santiago habla de los frutos
de esa fe. Lo que ambos nos dicen es que la raíz va por debajo; en este caso sería la
experiencia de la salvación, mientras que el fruto está por encima del suelo, eso es,
lo que se ve como el producto que sale del interior.

De modo que mientras Pablo habla de los medios de nuestra salvación, Santiago
nos habla de la prueba de nuestra salvación. En fin, Pablo nos habla de las marcas
internas de la salvación, Santiago nos habla de las marcas externas de la salvación
a través de una fe que convence. Así, pues, no hay contradicción alguna entre estos
dos gigantes de la fe.

El asunto que hoy tomaremos en cuenta es que a Dios no le impresiona nuestra


ortodoxia, conocimiento bíblico, preparación académica, sabiduría humana, sino
una genuina demostración de la fe que profesamos. Conozcamos cuáles son las
señales de una fe viva.
1.- LA FE VIVA ES:
ALGO QUE VA MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS (v.14)

1.1.- La congregación de los que dicen tener fe

Santiago da por sentado que hay un grupo de personas que forman parte de una
congregación de los que dicen tener fe (v.14) Cuánta gente dice tener fe, pero sus
hechos contradicen lo que hablan. Pudiéramos aquí parafrasear lo que Pablo dijo a
los corintios: Si yo hablase cosas bonitas y muy espirituales, pero no tengo obras,
nada soy. Ya Santiago había escrito las palabras: Todo hombre sea pronto para
oír, tardo para hablar. (1:19) Somos dados a hablar y hablar. Pero una fe viva no
puede calificarse por las palabras. La fe viva habla poco, pero hace más.

1.2.- La fe necesita ser examinada

Los sermones y los estudios que se dan todas las semanas, que no transforman
nuestras vidas y convierten nuestros testimonios en actos de amor por el necesitado
es metal que resuena, que hace ruido y nada más.

Santiago quiere que pensemos en voz alta. Que nos examinemos. Que seamos
confrontados de la misma forma como lo hizo Pablo a los corintios: Examinaos a
vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a
vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
(2 Corintios 13:5) Una fe que va más allá de las palabras ha pasado el examen.

1.3.- La fe viva es una carta abierta

Un gran peligro que confronta la iglesia es el de aceptar una confesión falsa.


Decisiones que no son conversiones. Toda confesión de fe tiene que venir del
corazón y esa confesión no solo debe cambiar la vida, sino producir obras de amor.

La fe viva camina como una carta abierta ante los hombres. Sus obras delatan a
quien la posee como alguien que anda con Jesús. La verdadera fe no es sólo algo
que decir. Es algo que debe verse, señalarse.
2.- LA FE VIVA ES:
ALGO QUE VA MÁS ALLÁ DE LOS SENTIMIENTOS (v.15,16)

2.1.- La gente busca ritmo y movimiento

No podemos negar esta verdad. Estamos siendo invadidos por una corriente que
confunde las emociones y los sentimientos con la fe viva. Alguien pudiera todos
los domingos conmoverse con un mensaje y hasta tener hormigueos en la barriga o
tener la piel de gallina o llorar profusamente, pero al ver una necesidad que cubrir,
no actuar. Tengo la impresión que Santiago parecía ser un hombre de pocas
lágrimas. Le preocupaba más el hacer que el ser.
El ejemplo que pone es muy ilustrativo. Hermanos llenos de necesidad siempre los
hemos tenido. El caso que aquí se menciona no es imaginario, es real. Muchos
cristianos habían perdido todo por seguir el evangelio. Sus bienes eran confiscados,
y llegaban a las reuniones con la ropa que cargaban y sin comer.

2.2.- La fe viva es algo más que simpatía y sentimientos

Lo que Santiago plantea aquí es que la fe tiene que ir más allá de un simple saludo
para acallar la conciencia. La verdadera fe toma la iniciativa. La fe real es práctica,
envolviéndose con la gente. Cuando nos convertimos en una parte de la familia de
Dios, entramos en una responsabilidad con nuestra nueva familia.

No somos extraños. Así que un verdadero creyente se preocupa por los demás
según la visión de 1 Juan 3:17. Si cerramos nuestro corazón contra el necesitado,
no podemos hablar que tenemos el amor de Dios en nuestras vidas. No basta sentir
algo por ellos, hay que suplir sus necesidades.

3.- LA FE VIVA ES:


ALGO QUE VA MÁS ALLÁ DE UNA POSICIÓN INTELECTUAL (v.18)

3.1.- Más allá de la discusión sobre lo que creemos

¿Es posible que alguien crea en algo y no tenga obras? Para muchas personas el
asunto que concierne a su fe es un ejercicio de un investigar teológico. Es una
especie de estudios comparativos para verificar quién posee la fe auténtica, sobre
todo si lo que se defiende es una ortodoxia religiosa. Así que la fe de algunos no va
más allá de un debate doctrinal; una defensa de su fe, pero no una demostración de
la fe. En este v.18 es donde apreciamos la vehemencia de Santiago donde pide la
evidencia de la supuesta fe que se profesa.

El desafío que da es mordaz y punzante. Su argumento es que si alguno intentara


demostrar su fe sin sus obras no sólo no podría hacerlo, sino que se pondría a sí
mismo en ridículo. No hay manera de mostrar la fe sin las obras, porque la fe es
interior, del corazón, invisible, por lo tanto, debe demostrarse.

3.2.- Si no se demuestra no es fe

Sólo se ven las obras que parten de la fe y la demuestran visiblemente. Así que el
debate de Santiago es real entre una confrontación de un concepto y lo práctico.
¿Sabían que la fe es inodora, sin peso e invisible? ¿Quién sabe si alguien tiene fe?
Si afirmamos ser cristianos, los demás tienen el derecho de pedirle que lo
demuestre por su estilo de vida. La verdadera fe es más que algo que se piense. Tú
tienes fe, eso es solo pensamiento. Eso es solo intelecto. Pero una fe que no se
demuestre queda allí en su solo conocimiento. Esa es la fe que la mayoría del
mundo no cristiano posee. Una fe sin compasión, sin amor, sin acción. La fe tiene
que comprobarse para poder ser fe, si no será una fe muerta.

4.- LA FE VIVA ES:


ALGO QUE VA MÁS ALLÁ DE LAS CREENCIAS (v.19)

4.1.- No basta con decir que creemos en Dios

El problema de nuestro mundo no es una falta de creencia. Ahora hay menos ateos
que antes. Creo que los medios de comunicación han hecho posible que más
personas tengan nuevas creencias en Dios, la Biblia y también de Cristo. Podemos
creer en grandes doctrinas y citar de memoria versículos bíblicos. Pero sólo decir
que creo en Dios no es suficiente para llegar al cielo.

La razón es porque el diablo también cree, pero no va ir al cielo. El necio es el que


dice en su corazón no hay Dios. Así que mientras el necio es un ateo, el diablo no
es tonto. El diablo cree en Dios. Es más, el diablo es un gran teólogo. Sabe mucho
más sobre la Biblia que usted y yo. La sabía en el cielo. La supo en el Edén. La
supo cuando tentó a Jesús. Él cree, pero eso no basta, no es suficiente. Él cree en
Dios, pero irá al infierno.
4.2.- No basta con temblar delante de Dios

Aún más, sus demonios creen y tiemblan. La palabra griega es cerda, como cuando
los pelos están de punta. Es la palabra que usaríamos leyendo una novela o viendo
una película de terror y suspenso. ¿Por qué tiemblan? Porque conocen de la
majestad y la gloria de Dios. Tiemblan porque conocen Su Poder como Creador,
pero también Su ira por la sentencia que pesa sobre ellos.

Lo irónico es que los demonios creen y tiemblan, mientras nosotros tomamos las
cosas del Señor livianamente. La crisis de nuestra fe se debe a una gran falta de
temor a Dios. Cuando Dios hablaba a Moisés el pueblo temblaba y no quería estar
cerca por la santidad y poder de un Dios tan grande. La fe viva tiene que ir más allá
de creer porque será igual a la del diablo y sus demonios. ¿Cómo es tu fe?

5.- LA FE VIVA ES:


ALGO QUE SE DEMUESTRA CON HECHOS (v.21-25)

5.1.- La fe es activa, no puede ser pasiva

La fe es un compromiso que nos levanta para ser demostrada, para ser vista.
Santiago nos muestra dos ejemplos con extremos opuestos. Abraham es un
hombre, Rahab una mujer. Abraham era judío, Rahab, gentil. Abraham era un
patriarca, Rahab era una prostituta. Abraham tenía un grado honroso, Rahab era
una don nadie. Abraham es un personaje importante en la Biblia, Rahab es un
personaje secundario. ¿Qué es lo que nos quiere decir Santiago?

Los dos ejemplos nos ilustran que no importa lo que seamos, siempre y cuando
tengamos lo que más importa, una fe viva y real. Estos personajes tenían una sola
cosa en común, su fe en Dios. Una fe que se puso en marcha. Cuando fue probada,
fue demostrada. Dios pidió a Abraham que renunciara a su propio hijo, pero
cuando esto sucedió ya Abraham era creyente veinticinco años atrás.

5.2.- Una fe demostrada por la obediencia

Lo que aquí vemos es que la fe viva y real se demuestra con obediencia. Cuando
Dios le pidió Abraham que sacrificara a su hijo, su único, no hubo quejas ni
protestas. Abraham hizo todos los preparativos, desde la leña y el cuchillo,
sabiendo que la víctima no era un cordero sino su propio hijo.
Él no reservó nada para sí, sabía que Dios es digno de lo mejor que tengamos. Lo
mismo hizo Rahab. Ella creyó en el Dios de Israel, pero arriesgó su vida al ocultar
a los espías con lo que demostró que la fe debe tener hechos concretos.

Se dio cuenta del inminente juicio que venía contra la ciudad y demandó de los
espías que preservaran su vida y la de su familia. Por esta acción de fe forma parte
de los campeones de la fe de Hebreos 11, pero más aún, forma parte de la
genealogía de nuestro redentor Jesucristo. ¿Es mi fe una fe muerta o una fe viva?

CONCLUSIÓN: Se dice que Nerón tenía 40 hombres en su ejército, luchadores.


Cuando estos 40 hombres venían a pelear ante el emperador decían: Somos
cuarenta luchadores que luchamos por ti, oh emperador para ganar la victoria
para ti, y para ti, la corona del vencedor. Todos en el imperio sabían quiénes eran
estos luchadores. Eran algo así como los campeones olímpicos. Llegó a oídos de
Nerón que algunos de ellos se habían hecho cristianos.

El cristianismo comenzaba a expandirse y el ser cristiano era un crimen digno de


muerte. Los cristianos debían morir en la hoguera, la espada o la bestia. Nerón le
dio orden a su comandante general Vespasiano, diciéndole que necesitaba revisar a
su tropa y si encontraba algún cristiano debería ser ejecutado de inmediato.

Vespasiano alineó sus tropas y les dijo: Un edicto ha llegado del emperador. Si
existe algún cristiano le voy a pedir que lo confiese. Se me ha dicho que un
cristiano nunca niega ser cristiano. Pero quiero anticiparle que si confiesa ser
cristiano, ciertamente morirá. Entonces Vespasiano preguntó: ¿Hay algún
cristiano aquí?

Este hombre no estaba preparado para lo que estaba a punto de suceder. Porque
cuando algunos dieron un paso hacia delante, los demás lo dieron también. Los 40
luchadores habían entregado sus vidas a Jesucristo. Cuando Vespasiano vio aquello
pensó que era una equivocación, que no podían ser todos los 40. Vespasiano les
dijo que retrocedieran, que negaran su fe, pero ninguno se movió. Vespasiano no
quiso matarlos con su espada. Así que pensó en otro plan.

Era invierno para ese tiempo e ideó hacer una fogata al lado de un lago congelado.
Luego despojó a esos hombres de toda su armadura. Los puso desnudos en el hielo
y les dijo: Si alguno quiere negar a Cristo, lo único que tiene que hacer es
acercarse a la fogata. Vespasiano estaba seguro que regresarían, pero no estaba
preparado para lo que iba a escuchar. Él había escuchado lo que estos hombres
decían delante del emperador, pero ahora los escuchaba cantar.

Los soldados comenzaron a cantar: Somos cuarenta luchadores, luchando por ti,
oh Cristo, para ganar la victoria para ti y para ti la corona del vencedor.
Vespasiano pensó que solo era un canto y que pronto cambiarían de idea. Al pasar
la noche se puso más frío y seguían cantando lo mismo: Somos cuarenta
luchadores, luchando por ti, oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la
corona del vencedor. Pero el canto se hacía más y más débil. El frío los estaba
paralizando. Después el canto cesó.

De repente, Vespasiano se acercó y vio entre todos a un hombre que se levantaba y


daba la espalda a Cristo acercándose a la fogata. Y entonces Vespasiano pensó:
Aquí viene este, el resto lo seguirá pronto. Dijo que lo sabía porque los conocía,
los otros pronto vendrán. Pero no estaba preparado para lo que iba a oír.

Escuchó otra vez el canto que decía: Somos 39 luchadores, luchando por ti, oh
Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor. Y cuando
Vespasiano vio lo que hizo aquel traidor, se quito todo lo que tenía y se unió a los
39 soldados y comenzó a cantar con ellos: Somos 40 luchadores, luchando por ti,
oh Cristo, para ganar la victoria para ti, y para ti la corona del vencedor. Esa es
una fe viva.

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