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KIT DE

Cuentos con Emociones


(vol.1)

HISTORIAS PARA
PENSAR Y SENTIR…

Nanci Mercado

Prof. Lic. En Lengua y Literatura


Grafóloga científica

Especializada en Grafopatologías

Diseño Gráfico: Lorena Mercado


Para comprender como funciona este Kit, te presentamos este primer
cuento, para que vos-terapeuta, counselor, coach, docente,
psicólogo, psicopedagogo, etc.- te sientas acompañado. Muchas
veces, hay que sentarse a esperar, tranquilos y pacientemente, el
proceso de cada ser que llega a nuestras vidas. No es mi tiempo, ni tu
tiempo, sino “su tiempo emocional”.

LA LECCIÓN DE LA MARIPOSA

Un día de primavera, un viajante descansaba tranquilamente al borde


del camino bajo un árbol. Mirando la naturaleza que le rodeaba,
observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse
paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo.
Estuvo largo rato contemplando cómo la mariposa iba esforzándose
hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal vez la mariposa –pensó
aquel hombre- había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir
más lejos.
Así que, decidido a ayudar a la mariposa, agarró unas tijeras de su
mochila y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma,
salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía
las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola
esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas,
las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso
ocurrió. La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las
pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas
hasta que, finalmente, murió.
Aquel caminante, cargado de buenas intenciones, con voluntad de
ayudar y evitar el sufrimiento a la mariposa, no comprendió que el
esfuerzo de aquel insecto para abrirse camino a través del capullo era
absolutamente vital y necesario, pues esa era, precisamente, la
manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de
su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez que
hubiera salido al exterior.

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Algunas veces, es justamente tiempo y esfuerzo lo que necesitamos
para evolucionar y crecer en nuestra vida. En realidad, si la naturaleza
nos permitiese vivir sin obstáculos, quedaríamos muy limitados en nuestro
inmenso potencial. Nunca llegaríamos a desarrollar nuestra verdadera
plenitud.

De esta manera, debemos comprender que estamos para acompañar


el proceso de un otro, llámesele “consultante, paciente, alumno”. Este
acto requiere de un profundo compromiso, responsabilidad,
conocimiento, paciencia, empatía y amor.

Nanci Mercado

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CUENTO: “LA TRISTEZA DEL MAYA”
Un día, los animales se acercaron a un maya y le dijeron:
-No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.

El maya dijo:
-Quiero ser feliz.

La lechuza respondió́:
- ¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.

-Bueno –añadió el hombre- quiero tener buena vista.


El buitre negro le dijo:
-Tendrás la mía.

-Quiero ser fuerte.


El jaguar le dijo:
-Serás fuerte como yo.

-Quiero caminar sin cansarme.


El venado le dijo:
-Te daré mis piernas.

-Quiero adivinar la llegada de las lluvias.


El ruiseñor le dijo:
-Te avisaré con mi canto.

-Quiero ser astuto.


El zorro le dijo:
-Te enseñaré a serlo.
-Quiero trepar a los árboles.
La ardilla le dijo:
Te daré mis uñas.

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-Quiero conocer las plantas medicinales.
La serpiente le dijo:
- ¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las
marcaré en el campo.

Y al oír esto último, el maya se alejó. Entonces, la lechuza dijo a los


animales:

-El humano ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero
siempre estará triste… Siempre estará en busca de la felicidad, pero
nunca la encontrará porque busca afuera lo que lleva en su interior.

CUENTO: CORAZÓN COMPARTIDO


Una leyenda tibetana asegura que en una pequeña aldea de la
meseta, sus pobladores tenían la facultad de ver el corazón de las
personas. Un día, un hombre joven proclamó que él poseía el corazón
más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a
su alrededor y todos admiraban y confirmaron que su corazón era
perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños.
Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran
visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con
mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto
lugar.

De pronto, un anciano se acercó y dijo:

- ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es, de ninguna


manera, tan hermoso como el mío?

Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón


del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba
cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos, y
éstos habían sido reemplazados por otros que no encajaban
perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares a
su alrededor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos
profundos.
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La gente no comprendía al anciano.

-¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?- pensaban.

El corazón del anciano era un conjunto de cicatrices y dolor. El del


joven, en cambio, era inmaculado.

Comprendiendo que lo estaban tomando casi por un loco, el anciano


dijo:

- Es cierto, tu corazón luce perfecto. Pero mira, cada


una de mis cicatrices representa una persona a la
cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi
corazón para entregárselos a cada uno de aquellos
que he amado. Muchos a su vez, me han
obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el
lugar que quedó abierto. Hubo oportunidades en las
cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien,
pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a
cambio. De ahí quedaron los huecos.

El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se


acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y
se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a
su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la
herida abierta del joven.

La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido


idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho


más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía con fuerza
en su interior.

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CUENTO: ¿CUÁN ALTO ES TU TONO DE VOZ?

Un día, el maestro preguntó:

- ¿Por qué grita la gente cuando está enojada?

Los monjes pensaron:

- Porque perdemos la calma - dijo uno de ellos


-por eso gritamos.
-Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona
está a tu lado?

Nadie dijo nada, al final el maestro dijo:


- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho.
Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras
más enojados estén, más alejados estarán, y más fuerte tendrán que
gritar para escucharse uno a otro.

Luego, el maestro preguntó:

- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Se hablan


suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre
ellos es muy pequeña. Se podría asegurar que sobran las palabras, es
suficiente la mirada, el pensamiento, el sentimiento. Y el corazón late
intensamente al escuchar esa frecuencia, esa vibración en el diálogo
vocalmente mudo.

Luego, les dijo:


-Cuando discutan, no dejen que sus corazones se alejen, no digan
palabras que los distancien más, pues llegará un día en que la distancia
sea tanta que no podrán encontrar el modo de entenderse ni el camino
de regreso.

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CUENTO: LA CAMISA BLANCA
Un día, un niño entró en su casa dando patadas en el suelo y gritando
muy molesto. Su padre lo llamó, pero él siguió diciendo irritado:

-¡Papá! ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedro no debió hacer eso
conmigo; por eso, espero que ¡todo le vaya mal! ¡Lo odio!

Su padre, un hombre muy sabio, escuchaba con calma a su hijo, quien


continuaba diciendo:

-Imagínate que ese estúpido me humilló frente a mis amigos ¡No acepto
eso! Ojalá que no vaya más a la escuela.

El padre siguió escuchando; se dirigió hacia una esquina del garaje de


la casa de donde agarró un saco lleno de carbón que llevó hasta el
final del jardín y le propuso a su hijo lo siguiente:

- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea


de que es Pedro y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un
mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en
el saco, hasta el último pedazo. Después, yo volveré para ver cómo
quedó.

El niño se lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones, pero


como el tendedero estaba lejos, pocos carbones acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó, le preguntó:

- Hijo, ¿Qué tal te sientes?

- Cansado, ¡pero mejor, papá! Mira, acerté algunos pedazos de carbón


a la camisa.

El padre tomó al niño de la mano y le dijo:

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- Ven conmigo, quiero mostrarte algo.

Lo colocó frente a un espejo en el que pudiera ver todo su cuerpo.

¡Qué susto! Estaba todo manchado y sólo se le veían los dientes y los
ojos. En ese momento, el padre dijo:

- Hijo, como pudiste observar, la camisa quedó un poco sucia, pero no


es comparable con lo sucio que quedaste tú. El mal que deseas a otros
se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que quieras o puedas
perturbar la vida de alguien con tus pensamientos, los residuos y la
suciedad siempre quedan en ti.

MORALEJA

- CUIDA TUS PENSAMIENTOS, porque se transforman en palabras...

- CUIDA TUS PALABRAS, porque se transforman en acciones...

- CUIDA TUS ACCIONES, porque se transforman en hábitos...

- CUIDA TUS HÁBITOS, porque moldean tu carácter.

- ¡Y CUIDA TU CARÁCTER, PORQUE DE ÉL DEPENDERÁ


TU DESTINO!

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CUENTO: LLORAR ES DE VALIENTES
-Papá, ¿me prometes que no te enojarás si te digo algo?

-¿Qué es?

-No, primero tienes que prometer.

-No me enojo, lo prometo.

- Hoy lloré frente a toda la clase.

- Y… ¿Por qué?

- Porque la maestra me dijo que no hice bien la tarea, y me salió


lágrimas en los ojos.

-Y, ¿crees que debería enojarme por esto?

- Mis amigos dicen que llorar es estúpido, que solo lloran los niños
débiles.

- Pero, ¿sabías que habías hecho mal la tarea?

- No. La hice con mamá ayer.

-Entonces escúchame bien. Hay dos cosas que te voy a decir, y tendrás
que recordarlas por siempre. Prométeme que no las olvidarás.

- Bueno papá, lo prometo.

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-Primero: Llorar es una bendición, las lágrimas no son algo malo, son algo
maravilloso. Créeme, llorar no es para nada estúpido. Si lloras, significa
que estás sintiendo emociones, que estás vivo, que no eres una
marioneta de madera sin ningún sentimiento, y apuesto a que tus
amigos también habrán llorado infinidad de veces, aunque quieran
hacerte creer lo contrario. Así que, llora cada vez que quieras, todos
lloran, y muy importante, nunca te avergüences de tus lágrimas, ellas son
parte de ti. A menudo son las lágrimas las que te hacen sentir mejor
cuando estás enfermo, cuando te duele aquí, justo dentro del corazón.

-¿Y lo segundo?

- Equivocarse es normal. Hacer mal las cosas es normal. Sabes que


mamá y yo también, nos hemos equivocado muchas veces. Es de los
errores que aprendes, nunca aprenderás nada de hacer las cosas bien,
siempre de una manera correcta. ¡Siéntete siempre libre de equivocarte!
Así que, no me voy a enojar porque tú y mamá se equivocaron al hacer
la tarea, y no me enojaré porque lloraste, al contrario, ¡estoy feliz! Amo a
los niños que se convirtieron en adultos y que todavía saben llorar...
Además, saben de su derecho a equivocarse.

Errar es de humanos; llorar, de valientes. Así que


levanta la cara y enfrenta la vida tal cual es.

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CUENTO: “HUANG Y LOS COSTALES*

Huang, cruzó la puerta con los puños apretados y sin escuchar a lo que
su madre le decía, se dirigió a casa del maestro samurái de la región:

-Maestro–dijo Huang-. Necesito urgentemente saber cómo usar una


espada para vengar la muerte de mi padre. Este odio no me deja en
paz, no veo luz para continuar.

–Claro -dijo el maestro sin inmutarse-, pero necesito que me hagas un


favor, debo llegar hasta la cima de aquella colina, podrías ayudarme a
cargar esos costales, y cuando lleguemos, te prometo que te enseñaré.

Huang pensó que era lo justo y sin decir palabra tomó los costales
pesados y ambos emprendieron el viaje. Aunque tuvo cierta inquietud
por saber que contenían, no preguntó nada, Empezó a subir, pero
pesaban demasiado, la cuesta hacia que resbalara y sus piernas le
temblaban. Exhausto, soltó los costales y dijo:

-¡No puedo más! Maestro, ¿qué demonios contienen?

El maestro sin inmutarse, tomó los costales, los abrió y sacó de su interior
montones de piedras que arrojó cuesta abajo diciendo:
-¡Ah, sólo piedras sin valor!
Al ver aquella escena Huang gritó como loco:

– ¿Qué? ¿He venido hasta aquí soportando este cansancio, cargando


esos costales inútiles que sólo contienen piedras sin valor,
y que aparte no sirven para nada? ¡Acaso está usted loco!

Sin cambiar su rostro tranquilo contestó:

– ¿Qué, has venido hasta mí, para aprender


el arte de la espada cargando ese odio y pretendes
encontrar paz? ¿Quién es el loco aquí?

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Suelta rencores, son como esas piedras, no te permitirán alcanzar tu
objetivo.

Cuando Huang llegó a su casa, abrió una carta que el maestro le había
dado al despedirse:

*Costal: Saco o bolsa grande de tela resistente y ordinaria que sirve para transportar grano,
semillas y otros géneros, y que puede llevarse a la espalda.

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CUENTO: UN "PEQUEÑO" MALENTENDIDO

Un día normal como cualquier otro, en un vagón del tren, iba sentado un
joven, tranquilamente leyendo su libro. Poco a poco el vagón se fue
llenando de gran cantidad de personas. Una de éstas era una señora de
no más de cuarenta años, que al ver al joven se situó cerca de éste, solo
para que la viera y le cediera su asiento. Al notar que no se lo cedía, ésta
comenzó a enojarse, y se podía notar su molestia,

Otra señora que también subió se acercó igualmente al joven para que
le cediera su puesto, pero nuevamente el joven no lo hizo. Por último,
una tercera señora se acercó a éste para probar suerte, pero la historia
se repitió, y el joven al estar rodeado de tres señoras enojadas se
sorprendió un poco, pero volvió a su lectura.

La primera señora comenzó a hablar mal del joven, solo para descargar
su enojo, las demás la siguieron y el vagón se llenó de un aire negativo.

El joven al darse cuenta de que su estación estaba cerca, se levantó y


guardó su libro. Es entonces cuando una de las señoras, solo por maldad,
le hace una zancadilla y el joven se desploma en el piso. La venganza de
las señoras fue dulce solo por unos segundos, hasta que todos notaron
que la pierna del joven se había desprendido de su lugar llegando a la
vista de todos. Era una pierna de metal que el joven usaba para
caminar. La sorpresa hizo eco por todo el vagón, y las señoras, llenas de
vergüenza, se bajaron inmediatamente.

El joven sin ninguna prisa, tomó su pierna y la volvió a colocar donde


estaba, es entonces cuando una niña le pregunta:

- ¿No estás enojado con esas brujas malas?

A lo que él responde:

- Por supuesto que no niña, ellas no sabían de la condición de mi pierna.


Simplemente, se dejaron llevar por lo que vieron o quisieron ver. Muchas
veces, realizamos juicios de valor a partir de lo que vemos. El tema está
en ver lo que no vemos.

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CUENTO: LA NARANJA EXPRIMIDA

Me estaba preparando para dar una conferencia y decidí llevar una


naranja al escenario como una proposición para mi clase.

Abrí una conversación con un joven brillante que estaba sentado en la


primera fila, y le dije:

- Si yo exprimiera esta naranja tan fuerte como pueda, ¿qué podría


salir?

Él me miró como si estuviera un poco loco y dijo:

- Jugo, ¡por supuesto!

- ¿Crees que jugo de manzana podría salir de ella?

- ¡No! -él se reía.

- ¿Y jugo de pomelo?

- ¡Tampoco!

- ¿Qué saldría de ella?

- Jugo de naranja, por supuesto.

- ¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimo una naranja sale jugo de
naranja?

- Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro.

Asentí con la cabeza y le dije:

- Cierto. Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que
eres tú y alguien te aprieta, pone presión sobre ti, y te dice algo que a ti
no te gusta; te ofende y fuera de ti sale ira, odio, amargura, miedo. ¿Por
qué sale esto?

La respuesta que dio el joven fue: 16


- Porque eso es lo que hay dentro.
CUENTO: SOLO TE AFECTA SI LO PERMITES

Cuando Mahatma Gandhi estudiaba Derecho en Londres, tenía por


profesor a un señor de apellido Peters.

Un día, Peters almorzaba en el comedor de la Universidad, Gandhi


venía con su bandeja y se sentó a su lado. El profesor muy altanero, le
dice:
- ¡Estudiante Gandhi! ¿Usted no entiende? Un puerco y un pájaro no se
sientan a comer juntos".

Gandhi le contesta:

- ¡Esté usted tranquilo profesor, yo me voy volando!


Y se cambio de mesa.

El profesor Peters lleno de rabia, porque entendió que el estudiante le


había llamado puerco, decidió vengarse en el próximo examen. Pero,
para su sorpresa, el alumno respondió con brillantez a todas las
preguntas.
Entonces, el profesor le hace la siguiente interpelación:

-Gandhi, si usted va caminando por la calle y se encuentra dos bolsas,


una de sabiduría y otra de dinero, ¿cuál de las dos se lleva?"-.

Gandhi responde sin titubear:

- ¡Claro que el dinero, profesor!

El profesor sonriendo le dice:

-Yo, en su lugar, hubiera agarrado la sabiduría, ¿no le parece?

Gandhi responde:

-Cada uno toma lo que no tiene, profesor.

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El profesor ya histérico escribe en la hoja de examen “IDIOTA" y se la
devuelve al joven.

Gandhi toma la hoja y se sienta. Al cabo de unos minutos se dirige al


profesor y le dice:

- Profesor Peters, usted me ha firmado la hoja, pero no me puso la nota.

MORALEJA

Si permites que una ofensa te dañe... Te dañará. Pero si no lo


permites, la ofensa volverá al lugar de donde salió.*

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CUENTO: EL ASILO Y LA ANCIANA

La hermosa y bien perfumada anciana de 83 años, completamente


vestida cada mañana a las 8 a.m. en punto, con su cabello arreglado
a moda y el maquillaje perfectamente aplicado, se muda hoy a un
asilo. Su esposo murió recientemente, lo que motivó la mudanza.

Después de muchas horas de esperar pacientemente en el recibidor


del asilo, sonrió dulcemente, cuando se le dijo que su cuarto estaba
listo.

Mientras se desplazaba con su andador hacia el ascensor, se le dio


una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las
cortinas que colgaban de su ventana.

-¡Me encanta!- afirmó, con el entusiasmo de una niña de 8 años al que


le acaban de entregar una nueva mascota.

- Sra. Jones, no ha visto el cuarto, espere.

- Eso no importa, respondió.

La felicidad es algo que decides con el tiempo. Si me gusta o no mi


cuarto, no depende de cómo estén arreglados los muebles, depende
de cómo arregle mi mente.

Ya decidí que me gusta. Es una decisión que hago


cada mañana, cuando me levanto. Tengo la
elección; puedo pasar el día en la cama, repasando
la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo
que no funcionan, o salir de la cama y estar
agradecida por las partes
que sí funcionan.

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Cada día es un regalo, y mientras se abran mis ojos, me enfocaré en el
nuevo día y los recuerdos felices que he almacenado solo por esta vez
en mi vida.

La FELICIDAD es como una cuenta de banco: tú retiras de ella, lo que


has depositado.

Así que mi consejo sería que deposites una gran cantidad de felicidad,
en la cuenta de tu memoria.

Recuerda estas cinco simples reglas para ser feliz:

1.- Libera tu corazón del odio.

2.- Libera tu mente de preocupaciones.

3.- Vive sencillamente.

4.- Da más.

5.- Espera menos.

CUENTO: EL HELECHO Y EL BAMBÚ


Un día, decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi
relación, en fin…a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano
que decían era muy sabio.

-¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido?-le


pregunté.

-Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú?

-Sí-respondí.

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-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy
bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo.
Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, no renuncié al
bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y
abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero
no renuncié al bambú. En el tercer año, aún nada brotó de la semilla
de bambú. Pero no renuncié al bambú. En el cuarto año, nuevamente,
nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. En el
quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En
comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e
insignificante. El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de
altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran.
Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para
sobrevivir.
-¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente
has estado echando raíces?-le dijo el anciano y continuó.

-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo,


ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso. Nunca te
arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los
malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. La
felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las
penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito
te mantiene brillante. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
quizá sólo estés echando raíces…

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CUENTO: EL NIÑO Y EL CABALLO

Un niño y su caballo están en el bosque y el niño le dice al caballo:

- No puedo ver el camino completo.

El caballo le pregunta:

-¿Puedes ver tu siguiente paso?

Y el niño responde:

-Sí.

Y el caballo le dice:

-Entonces solo da ese paso.

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CUENTO: LA SERPIENTE Y LA SIERRA
Una serpiente entró en un taller de carpintería, y al arrastrarse, pasó
por encima de una sierra y quedó ligeramente herida. De un momento
a otro, regresó y con toda su furia, mordió la sierra y, al hacerlo quedó
gravemente herida en la boca. Entonces, sin entender lo que estaba
sucediendo y pensando que la sierra estaba atacándola a ella,
decidió rodear la sierra para sofocarla con todo su cuerpo
exprimiéndola con todas sus fuerzas, pero terminó asesinándose ella
misma.

23
CUENTO: ¿CUÁL ES LA PARTE MÁS IMPORTANTE DEL
CUERPO?

Un día, mi madre me preguntó:

- ¿Cuál es la parte más importante del cuerpo?

A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta.

Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para
nosotros, por eso dije:

- "Mis oídos, Mamá".

Ella dijo:
- No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero
sigue pensando, te preguntaré de nuevo.

Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera. Desde aquella


primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta. Y es así
que le dije:

- "Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser


nuestros ojos.

Ella me miró y me dijo:

- "Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta


porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aun sin
sus ojos".

Continué pensando: ¿cuál era la solución? A través de los años, mi


madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la suya
era:

-No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto
acertarás.
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Hace algunos años, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos.
Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porque fue
la segunda vez que lo vi llorar.

Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar el adiós final al


abuelo. Entonces, me preguntó:

-¿No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?"

Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento. Yo siempre


había creído que ese era un juego entre ella y yo. Pero ella vio la
confusión en mi cara y me dijo:

- Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me diste


en el pasado, te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué.
Pero hoy es el día en que necesitas saberlo.

Ella me miraba como sólo una madre puede hacerlo, Vi sus ojos! llenos
de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me
dijo:

- "Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro".

Le pregunté:

-¿Es porque sostiene mi cabeza?

Y ella respondió:

- No, es porque puede sostener la cabeza de un ser


amado o de un amigo cuando llora. Todos necesitamos
un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío. Yo sólo espero
que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde
llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito el tuyo.

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CUENTO: "QUEMA TUS BARCOS"
Cuenta una leyenda japonesa que un día en la mañana, el emperador
recibió un mensaje de una de las islas de la península, en el mensaje se
le comunicaba que estaba desembarcando un ejército extranjero con
cierto número de hombres con la clara intención de invadir el Japón. El
emperador sin expresar ningún signo de preocupación mando llamar a
su mejor general.

El general, al estar en presencia del emperador, se entera de la


situación. El emperador se dirige a él y le da la siguiente misión:

-Tomarás 500 hombres y te embarcarás con ellos a repeler el avance de


los enemigos del Japón.

El general de inmediato le responde al emperador:

-Pero señor, nos superarán 3 a 1, necesitaré más hombres.

El emperador con seriedad y seguridad le contesta:

-Por eso te estoy mandando a ti, porque tú eres mi mejor general y sé


que si triunfas o fracasas lo harás con honor y dignidad.

El general sin más que decir se retira y se embarca así esa isla con sus
500 hombres. En el camino ve las caras de sus hombres los cuales solo
mostraban desaliento, derrota y preocupación, razón por lo cual se
pone a pensar qué hacer para motivarlos.

Al llegar a la isla y al desembarcar todos sus hombres se le ocurre una


idea. De inmediato, da la orden a sus arqueros de quemar los barcos.
Los arqueros sorprendidos obedecen la orden, los soldados al ver que se
empiezan a quemar los barcos, entre ojos se miran unos a otros
pensando qué le estará pasando a su general. Por su cabeza no se
podían imaginar qué estaba pasando, ni siquiera por su mente podían
pensar mal de su general. En ese momento, su general se dirige a ellos
y les dice:

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-Señores, no hay retirada, la única manera de salir con vida de esta

isla es con la victoria, para esto nos preparamos y fuimos entrenados,


tenemos los conocimientos, las habilidades, las armas y las
herramientas necesarias para triunfar-.

Y así fue que sus soldados totalmente empoderados obtuvieron la


victoria.

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CUENTO: MADERA DE EMPRESARIO
Dos muchachos trabajan en un club en el que los socios comparten su
pasión por los yates y los deportes náuticos. Es un club de gente con
dinero.

Estos dos muchachos trabajan porque la necesidad los obliga. Pero


pese a que vienen de condiciones muy parecidas, tienen diferente
mentalidad. Uno de ellos mira a los ricos y reniega. Tiene una suerte de
rabia y resignación. Y así se expresa:

- La gente que tiene plata es una porquería. La mayoría son bien


déspotas, a veces los saludas y ni si quiera te miran. Yo, por eso, al que
no me responde ya no lo saludo.

Luego agrega:

-Los jefes vienen aquí a divertirse y nosotros sacamos la mugre. Tienen


plata, pero son duros para pagar, pero así es la vida.

En cambio, su compañero, de nombre Luis, tiene madera de


empresario. Quiere alquilar un yate y ofrecer servicio a particulares. No
quiere quedarse como “encargado de limpieza”. Ve a los ricos y cree
que puede ser uno de ellos. De hecho, se ve a sí mismo entrando al club
no como empleado sino como socio. Quiere alquilar un yate, pero le
falta dinero. Pero al menos ya averiguó, ya se empapó del asunto. Esto
es lo fundamental: nuestro joven amigo no ha estudiado, pero quiere ser
libre. No tiene alma de esclavo.

Un día, se da cuenta que hay un señor de unos setenta años que llega
religiosamente los días jueves a tomar una cerveza y a ver el mar. A
diferencia del resto de sus socios este señor era más gente: más humilde,
más sencillo. Saludaba a los muchachos, dejaba propina, les daba
consejos. Pero nadie le prestaba tanta atención porque, a diferencia del
resto, no parecía tan rico. Es decir, se veía el más pobre de los socios.

Pero Luis quiere aprender, quiere crecer. Entonces, le pide consejos al


señor a quien empieza a ver como un maestro. Escucha sus
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historias, sus anécdotas. Y el viejo disfruta de ser escuchado. Le cuenta
sus anécdotas, pero no le dice quién es, ni qué negocio tiene.

Un día viendo la televisión ve que están entrevistando a un señor.

-¡Ese es mi jefe! – le dice entre sorprendido y orgulloso a su esposa.


Yo trabajo con él.

-¿Y quién es? -pregunta la chica.

La información en la pantalla decía:


Jaime Saraiva- Presidente. Asociación de
Exportadores

Resulta que el señor Saraiva no solo es presidente de la asociación de


exportadores, sino que es dueño de una prestigiosa cadena de hoteles
y de una empresa exportadora de harina de pescado. Es un hombre
de negocios. Un empresario consagrado.

Enterados de quién es realmente el señor Saraiva, los dos muchachos


conversan. El que tiene mentalidad de pobreza dice:
-Hay que decirle que nos dé otro trabajo, o que nos regale algo-.
El otro muchacho se opone:
-No, ni loco. Piensa en grande – le dice. Podemos hacer negocios.

Es la diferencia sustancial entre el pobre y el rico. Cuando un pobre ve


a un rico dice: “¿qué me podrá regalar? ¿Qué le pido?”

Cuando un rico ve a un rico dice: ¿Qué negocios puedo hacer?

Luis sigue conversando con el veterano. Le pide más consejos. Hasta


que semanas van, semanas vienen, corriendo el más grande de los
riesgos que es el rechazo, le lanza la propuesta que solo puede lanzar
una persona decidida:

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-Don Jaime, lo admiro muchísimo. Usted me ha comentado que viene
de abajo igual que yo, quiero que me deje demostrarle que puedo ser
algo más que empleado.

Y en un dos por tres le dijo que quiere ser proveedor de frutas y verduras
para su cadena de hoteles.

El muchacho ya había estudiado todo. Tenía sus cartas bajo la manga.


Todo calculado.

Naturalmente, el veterano no le dijo sí de buenas a primeras, pero


tampoco lo rechazó. Lo puso en contacto con su yerno, pero resulta
que el yerno era más burocrático que un ministerio. Después de idas y
venidas, Luis logró su cometido. Pasó de ser “encargado de limpieza” de
un club, a ser proveedor de una de las más prestigiosas cadenas
hoteleras de su país.

Pero eso no es todo: lo curioso es que con ese cliente no ganaba nada.
En la práctica era pan con pan. Encima, las políticas de pago de la
cadena de hoteles eran otras: pagaban después de 50 días.

¿Cómo puede resistir esto un muchacho que apenas empieza con lo


justo? Aquí es donde se pone a prueba a los ganadores.
Cuando su esposa y sus amigos le decían que por qué acepta ese
negocio si no gana dinero, él respondía con inteligencia:

-Porque este cliente no me va a dar dinero, este cliente me va a dar


clientes. Yo no podría tener una mejor carta de presentación que decir
que soy proveedor de la Andina Hotels & Resorts. ¿Me entienden? No es
cuestión de plata, es cuestión de nombre. Con ellos no gano ni un
céntimo, tampoco pierdo. Pero es una llave.

Lo que este muchacho había hecho era entrar al juego y había entrado
en grande.

Su lógica era muy simple: “Si tú eres socio de un grande, muchos


querrán ser tus socios.”

30
La moraleja de este cuento es:

No necesitas dinero, necesitas visión.

Si te faltan contactos, puedes hacer esos contactos.

Si te falta dinero, puedes conseguir ese dinero.

Si te faltan ideas, puedes conseguir esas ideas.

Lo que tienes que tener es mentalidad, sin importar la clase social de la que
provengas.

¿Tienes un sueño? Ve por tu sueño.

¿Quieres un negocio? Haz ese negocio.

El que quiere hacer, encuentra un medio. El que no quiere

hacer, encuentra una excusa o pretextos. Lo demás, es historia.

CUENTO: “¿TENER O SER?”


Un padre económicamente acomodado, quería que su hijo supiera lo
que es ser pobre. Lo llevó para que pasara un par de días en el monte
con una familia campesina. Al cabo de tres días y dos noches en la
vivienda del campo, volvió a buscarlo.

En el automóvil, retornando a la ciudad, el padre le preguntó a su hijo:

- ¿Qué te pareció la experiencia?

- Buena- contestó el hijo con la mirada puesta a la distancia.

- Y… ¿Qué aprendiste?-insistió el padre.

El hijo contestó:

1.- Que nosotros tenemos un perro y31ellos tienen cuatro.


2.- Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la
mitad del jardín… Y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde
hay pececitos, y otras bellezas.

3.- Que nosotros importamos linternas del Oriente para alumbrar nuestro
jardín… Mientras que ellos se alumbran con las estrellas y la luna.

4.- Nuestro patio llega hasta la cerca… Y el de ellos llega al horizonte.

5.- Que nosotros compramos nuestra comida;… Ellos, siembran y


cosechan la de ellos.

6.- Nosotros oímos CD’s… Ellos escuchan una perpetua sinfonía de


pájaros, pericos, ranas, sapos, cucarrones y otros animalitos….

7.- Nosotros cocinamos en estufa eléctrica… Ellos, todo lo que comen,


tiene ese glorioso sabor del fogón de leña.

8.- Para protegernos, nosotros vivimos rodeados por un muro, con


alarmas… Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad
de sus vecinos.

9.- Nosotros vivimos conectados al celular, a la computadora, al


televisor… Ellos, en cambio, están “conectados” a la vida, al cielo, al
Sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su
Familia, sobre todo a Dios.

El padre quedó impactado por la profundidad de su hijo y entonces, el


hijo terminó:

- ¡Gracias papá, por haberme enseñado lo pobres que somos!


Cada día estamos más pobres de espíritu y de apreciación por la
Naturaleza. Nos preocupamos por TENER, TENER, TENER Y MÁS TENER en
vez de preocuparnos por SER...

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CUENTO: “UN NUDO EN LA SÁBANA”

En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora


resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. Ella entendía
que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran
trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y
pasar con los niños.

Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se


levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante
la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo
todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy
tarde y el niño ya estaba acostado. Explicó además, que tenía que
trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia. Dijo
también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e
intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches
cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido
a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana.
Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí
y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió


aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los
mejores alumnos de la escuela.

Enseñanza:

Aquél padre
encontró su forma, una forma
simple pero eficiente.
Y lo más importante es que
su hijo percibía a través del nudo,
todo el afecto de su papá.

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CUENTO: “EL REGALO”
Un muchacho, de alrededor de doce años de edad, vestido y calzado
de forma humilde, entró en una tienda, eligió un jabón común y le pidió
al propietario que se lo envolviera para regalo.

-Es para mi madre- dijo con orgullo.

El dueño de la tienda se conmovió ante la sencillez de aquel regalo.


Miró con piedad a su joven cliente y, sintiendo una gran compasión,
tuvo ganas de ayudarlo.

Pensó que podría envolver, junto con el jabón, algún artículo más
significativo. Sin embargo, estaba indeciso: miraba al muchacho,
miraba los artículos que tenía en su tienda, pero no se decidía.

-¿Debía hacerlo o no?-pensó.

El corazón decía que sí, pero la mente le decía no.

El muchacho, notando la indecisión del hombre, pensó que estuviera


dudando de su capacidad de pagar. Llevó la mano al bolsillo, retiró las
moneditas que tenía y las puso en el mostrador.

Continuaba el conflicto mental. Ya había concluido que, si el


muchacho pudiera, le compraría algo mucho mejor a su madre.
Recordó a su propia madre. Había sido pobre y muchas veces, en su
infancia y adolescencia, también había deseado regalarle algo a su
madre. Cuando consiguió empleo, ella ya había partido para el
mundo espiritual.

El muchacho, con aquel gesto, estaba tocando lo más profundo de sus


sentimientos.

Del otro lado del mostrador, el chico empezó a ponerse ansioso.


En el campo de la emoción, dos sentimientos se entrecruzaban: la
compasión del hombre, la desconfianza por parte del muchacho.
Impaciente, le preguntó:

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-¿Señor, falta algo?

- No- contestó el propietario de la tienda.-Es que de repente recordé a


mi madre. Ella se murió cuando yo todavía era muy joven. Siempre quise
darle un regalo, pero, desempleado, nunca logré comprar nada.

Con la espontaneidad de sus doce años, el muchacho le preguntó:


-¿Ni un jabón?

El hombre se calló. Envolvió el sencillo jabón con el mejor papel que


tenía en la tienda, le puso una hermosa cinta de colores y se despidió
del cliente sin hacer ningún comentario más.

A solas, se puso a pensar. ¿Cómo nunca se le había ocurrido darle algo


pequeño y sencillo a su madre?

Siempre había pensado que un buen regalo tenía que ser algo
económicamente caro, por eso, sintió piedad de la humilde compra y
había pensado en mejorar el regalo adquirido.

Conmovido, entendió que ese día había recibido una gran lección.
Junto al jabón del muchachito, lo acompañaba algo mucho más
importante que no se puede comprar, que no tiene un valor
económico y resulta ser el mejor de todos los obsequios:
SU AMOR.

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Un empresario le dijo a su empleado:

-Quiero que me construyas una casa; aquí están los planos, ¡Quiero que
la hagas conforme este diseño! ¡No quiero que falte nada!

El empleado tomó los planos y molesto porque le faltaban sólo 3 meses


para jubilarse, comenzó a decirse:

-¡Me faltan 3 meses para jubilarme y este hombre me da un trabajo


para seis meses… pues lo haré! ¡Pero voy a utilizar materiales de
segunda, no me voy a esmerar mucho, haré lo que pueda, y así me
quedará dinero para mí!

Las columnas las hizo sin mucho esmero, usó materiales baratos y de
segunda. En toda la edificación de la casa utilizó materiales no acordes
a la estructura y solo se esmero en la fachada para engañar al dueño, y
lo que podía saltarse en la fabricación lo hizo, de tal manera se
"ahorraría" el tiempo que necesitaba normalmente para hacerlo y así
irse lo más pronto posible.

Cuando terminó la edificación, se presentó el dueño y miró la casa,


observó que había algunos detalles pero se acercó a su empleado y le
dijo:

-¡Toma las llaves! ¡Este es tu regalo! ¡Por todos los años que me has
servido! ¡Esta es tu casa!

Moraleja: Todo lo que hagas hazlo con AMOR, da lo mejor y recibirás lo


mejor.
¡La vida es un boomerang, todo regresa a ti!

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“Deseamos que estos Kits sean de ayuda para contribuir en el
desarrollo de la gestión emocional. Recuerda que aquellas emociones
que no expresas, que reprimes, que bloqueas, se acumula en el cuerpo
y pueden expresarse, con el tiempo, a través de patologías físicas o
psíquicas, permanentes o transitorias.

Sigmund Freud plantea que “Las emociones inexpresadas nunca


mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formas”.
Hoy en día, contamos con distintos recursos que contribuyen a
incentivar el autocontrol, el autoconocimiento, la empatía y la
asertividad. De nosotros depende elegir el camino que nos lleve a las
puertas del bienestar emocional, físico, mental, de las relaciones y
espiritual.”

Nanci y Lorena
Consciencia creativa

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Este material se encuentra registrado en la Dirección Nacional de
Derechos de Autor de la República Argentina, protegido por la ley
11723 de la Propiedad Intelectual. Solo puede ser comercializado por
los integrantes de Consciencia creativa.

Respecto a las imágenes, todos los derechos corresponden a las


páginas donde se han descargado.

Las historias presentadas forman parte de un trabajo de recopilación


académica.

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