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En el presente texto nos muestran las injusticias cómo las discriminaciones que
han pasado muchas mujeres en sus vidas, sus carreras y en el ámbito laboral ya
que las desmeritan por sus capacidades y su sexualidad, también se puede ver
en la cotidianidad que para muchas mujeres es muy difícil encontrar un trabajo
digno o poder mantener su puesto en una empresa, que a causa de sus
necesidades son violentadas física y sicológicamente ya que aún existe el
estigma de la meritocracia hacía la mujer
Hace 45 años que vivo en pareja con un ingeniero industrial. Me cuenta que
entre los estudiantes de su promoción había una rara avis: una chica. ¿Era
bonita?, o bien, ¿era ingeniera?, las dos cosas a la vez era algo imposible.
En cualquier caso, se la consideraba una foránea: no podía formar parte del
grupo de los ingenieros, una carrera de hombres. En el curso 2014-2015
había 6.522 titulados de grado y master... de este total, aproximadamente
600 eran chicas. Un escaso 10%. (elDiario.es 2017).
¿Qué podemos hacer? Soy de la opinión que se debería apostar por una
concepción social que reconozca la diversidad y la variabilidad humanas
como valor enormemente trascendente. Insistir en la riqueza que aportan
las diferentes identidades de género, raza, color y etnia cuando trabajan
juntas. (elDiario.es 2017).
La cultura en la que vivimos tiene una base que está centrada en el poder y voz
del varón, erigida sobre la expectativa que la misma cultura generó de los
significados de ser varón y ser mujer. Esta distinción se basa en las diferencias de
los cuerpos y a los roles que se les asignó a uno y otro, a causa de estas
características: la posibilidad de las mujeres de gestar, parir y lactar y el rol de
proveedor asignado al varón. Este podría ser el comienzo de toda una definición
de lo que significa ser varón y lo que significa ser mujer.
Las mujeres tienen una mayor representación en los roles que se están
automatizando (que son los menos calificados); no hay suficientes mujeres
entrando en profesiones donde el crecimiento salarial es más pronunciado (como
en el ámbito de la tecnología, aunque no es el único), y enfrentan el problema de
tener escaso o nulo acceso al capital financiero para emprender.
Desde el punto de vista puramente económico es una malversación no
aprovechar las potencialidades del 50% de la población que se ve
empleada por debajo de sus capacidades para una discriminación basada
en prejuicios y estereotipos. Es más, es una irresponsabilidad prescindir de
los nuevos puntos de vista, de los nuevos modos de enfoque de los
problemas y de las decisiones que pueden aportar las mujeres en todos los
ámbitos laborales y en las esferas del poder.(elDiario.es 2017).
Las mujeres luchan para mostrarle a la sociedad que ellas también pueden, que lo
que siempre estuvo en manos de los hombres ellas también pueden hacerlo, que
son competentes, que pueden administrar una casa o un país. El inconveniente es
que a los hombres no les interesa demostrar que ellos también pueden hacer las
cosas del hogar o criar a sus hijos. No quieren demostrarle a la mujer que saben
barrer, cocinar o sacar el sarro del inodoro, porque eso los rebajaría a hacer
tareas femeninas.