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Para Aristóteles las sensaciones son el nivel basal de su gradación del conocimiento.
Estas son compartidas por todos los animales, incluido el ser humano. Tienen valor por sí
mismas y el amor por ellas nos acerca al conocimiento.
De las diferentes sensaciones la que tiene preeminencia es la visual, dado que es “la
que más nos hace conocer y muestra múltiples diferencias” (Met. LI 980a25). De esta forma
la imagen tiene la importancia de informar sobre la realidad mediante la visión.
Dentro de los animales, existen aquellos en los que se genera la memoria y estos son
más capaces de aprender. Para ello es necesario que cuenten con las sensaciones de manera
completa, a diferencia de, por ejemplo, la abeja. De esta manera, “el resto (de los animales)
vive gracias a las imágenes y los recuerdos sin participar apenas de la experiencia” (Met. LI
980b25).
Los siguientes niveles en esta escala de conocimientos propuesta por Aristóteles son
la experiencia, el arte y la ciencia.
La experiencia se genera en los hombres como una fuerza a partir de los recuerdos de
un mismo asunto gracias a la memoria (Met. LI 980b28). Esta constituye una especie de regla
práctica de acción por la cual dado una determinada situación se procedió de una determinada
manera y esta fue exitosa, se podrá repetir esperando similar resultado. No constituye una
regla general.
Por otra parte, el arte “se genera cuando a partir de múltiples percepciones de la
experiencia resulta una única idea general acerca de los casos semejantes” (Met. LI 981a5).
Constituye así una generalización de los casos individuales que proporciona una regla general
(kathólou) además de ser un conocimiento medido por causas a diferencia de la experiencia
(Met. LI 981a25).
Respecto de la ciencia (episteme), Aristóteles no se expresa de manera taxativa
exponiendo las diferencias con el arte (techne), no obstante en la siguiente cita de (Met. LI
981b20) puede distinguirse que la ciencia, además de ser un conocimiento por causas, es
diferenciada del arte por su carácter no-productivo: “A partir de este momento y listas ya
todas las ciencias tales, se inventaron las que no se orientan al placer ni a la necesidad…”
Esto puede entreverse también, de manera implícita, en la afirmación en la que
Aristóteles sostiene que el saber, cuyo fin es sí mismo se da en grado sumo en la ciencia de lo
cognoscible en grado sumo (Met. LI 982a30).
En la cita aludida, Aristóteles intenta recalcar las características distintivas del arte y
la experiencia y la importancia de esta última para la obtención de resultados exitosos
“los hombres de experiencia tienen más éxito, incluso, que los que poseen la teoría, pero no
la experiencia” (Met. LI 981a15).
El arte (techne) se ocupa de los casos generales mientras que la experiencia
(empeiría) se ocupa de los particulares.
“El médico no cura a un hombre” en sentido universal sino a uno en concreto, con sus
particularidades que lo individuan “a Calias o a Sócrates”. Es por ello que es necesaria la
experiencia además de la teoría para poder curar a un individuo.