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Nº 45

(Viene de solapa portada)

Autores
Coordinador: Dr. José Pedro TOSAUS ABADÍA
Tomás OTERO LÁZARO
Profesor de Sagrada Escritura
en la Facultad de Teología de Burgos

Francisco RAMÍREZ FUEYO


Profesor de Sagrada Escritura PRIMAVERA 2005 • Nº 45

LA CARTA A LOS EFESIOS


en la Facultad de Teología de Comillas

Juan Miguel DÍAZ RODELAS Licenciado en Ciencias Bíblicas


Profesor de Sagrada Escritura LA CARTA A LOS EFESIOS por el Pontificio Instituto Bíblico de
en la Facultad de Teología de Valencia Roma y doctor en Filosofía y Letras por
“La Carta a los Efesios ante “Claves para una relectura actual la Universidad Pontificia de Salamanca,
la crítica moderna” de la teología de Efesios” es traductor de obras de teología y estudios
José CERVANTES GABARRÓN José Pedro TOSAUS ABADÍA Francisco RAMÍREZ FUEYO bíblicos. Uno de sus últimos trabajos en este
Profesor de Sagrada Escritura campo ha sido la versión española del
en el Instituto de Teología S. F. de Murcia “La relación entre Colosenses y Efesios” “La espiritualidad de la Carta a los Efesios” Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo
Tomás OTERO LÁZARO Juan Miguel DÍAZ RODELAS (Estella 2004), a la que ha contribuido con
su asesoramiento técnico y parte de la
Juan Carlos GARCÍA DOMENE
Profesor de Teología y Didáctica
“El himno de Ef 1,3-14”
José Pedro TOSAUS ABADÍA
“La disponibilidad como actitud cristiana”
José CERVANTES GABARRÓN
LA CARTA A LOS EFESIOS traducción. Colabora con el Centro Regional
de Estudios Teológicos de Aragón en la
de la Religión en la Universidad de Murcia difusión de la cultura bíblica. Es autor de
“Lectio divina sobre el himno numerosas recensiones y algunos artículos,
de la Carta a los Efesios”
así como de un libro relacionado con la

José Pedro Tosaus Abadía


Juan Carlos GARCÍA DOMENE
carta a los Efesios (Cristo y el universo:
estudio lingüístico y temático de Ef 1,10b
en Efesios y en la obra de Ireneo de Lyon,
Salamanca 1995). Ha escrito también otro
libro de tema bíblico: La Biblia como
literatura, Estella 1996.

editorial verbo divino P R I M AV E R A 2 0 0 5


Nº 45
(Continúa en solapa contraportada)

Avda. de Pamplona, 41 - Apdo. 34 • 31200 ESTELLA (Navarra) ESPAÑA Asociación VERBO DIVINO
Bíblica Española
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Revista trimestral de la
Asociación Bíblica Española

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José Cervantes Gabarrón

Consejo de Redacción:
José Pérez Escobar
José María Bravo Aragón
José Pedro Tosaus Abadía
Cristóbal Sevilla Jiménez

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PRIMAVERA 2005 • Nº 45

LA CARTA A LOS EFESIOS


Coordinador: Dr. José Pedro Tosaus Abadía

EDITORIAL ................................................... Pág. 2 SECCIÓN ABIERTA

SECCIÓN MONOGRÁFICA 6. “La disponibilidad como


actitud cristiana“......................................... Pág. 57
José CERVANTES GABARRÓN
1. “La carta a los Efesios ante
la crítica moderna” ...................................... Pág. 5
José Pedro TOSAUS ABADÍA
SECCIÓN DIDÁCTICA
2. “La relación entre Colosenses y Efesios” ...... Pág. 15
1. “Lectio divina sobre el himno
Tomás OTERO LÁZARO
de la carta a los Efesios” ............................ Pág. 65
3. “El himno de Ef 1,3-14” ............................. Pág. 25 Juan Carlos GARCÍA DOMENE
José Pedro TOSAUS ABADÍA

4. “Claves para una relectura actual SECCIÓN INFORMATIVA


de la teología de Efesios”............................. Pág. 37
Francisco RAMÍREZ FUEYO 1. Boletín bibliográfico................................. Pág. 69
2. Recensión................................................... Pág. 69
5. “La espiritualidad de la
carta a los Efesios” ....................................... Pág. 47 3. Noticias .................................................. Pág. 71
Juan Miguel DÍAZ RODELAS 4. Reseña bibliográfica bíblica ....................... Pág. 72
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Editorial

La carta a los Efesios (Ef) no es de las cartas paulinas más leídas. Entre los cristianos es, comúnmente,
mucho menos conocida que las grandes “estrellas” del epistolario del Nuevo Testamento. En la esti-
ma general queda muy lejos de cartas como Gálatas, Romanos o primera y segunda Corintios, llenas
de apasionamiento y vida y, también, de grandes ideas teológicas. Comparada con ellas, Ef parece
una carta poco vital y excesivamente grandilocuente, con ideas teológicas que, a primera vista al
menos, resultan casi siempre poco originales. No es una obra que suscite entusiasmos entre los fieles
ni ríos de tinta entre los exégetas. Esa índole propia de Ef ha quedado reforzada en los dos últimos
siglos por la polémica en torno a su autor y a la originalidad de sus materiales. Son muchos los que,
como resultado de dicha polémica, piensan que Ef no fue escrita por Pablo y que, además, fue redac-
tada tomando sus materiales de otras cartas paulinas, sobre todo de la carta a los Colosenses (véanse
sobre estos dos temas los dos primeros artículos de este número, especialmente el segundo, de Tomás
Otero Lázaro). Esta aura de carta doblemente inauténtica (por su autor y por sus materiales) ha con-
tribuido de hecho a que Ef no cotice tan alto como otras en la estima de los cristianos modernos.

Sin embargo, una mirada atenta a la historia de la interpretación moderna de Ef nos demuestra su
importancia en diferentes ámbitos: como banco de pruebas de numerosos métodos de exégesis; como
campo de batalla de las ideologías subyacentes a la cuestión de si Pablo pudo ser o no su autor; como
cristalización y punto de encuentro de numerosos sustratos culturales y religiosos en los que los es-
pecialistas ven las raíces de esta carta; como testimonio de la evolución del pensamiento paulino (en
él o en sus seguidores). (Sobre la historia de la interpretación moderna de Ef, véase el primer artícu-
lo, de José Pedro Tosaus).

Y no sólo eso: Ef es una carta que tiene mucho que decir al hombre de hoy. Muchas de sus ideas tie-
nen plena vigencia en el momento actual y pueden sugerir líneas de actuación y vías de solución en
un mundo marcado simultáneamente por la globalización y la división fruto de la injusticia (véase el
cuarto artículo, de Francisco Ramírez Fueyo). La misma actualidad tiene la espiritualidad de Ef en
sus líneas maestras. Su carácter cristológico, eclesiológico y existencial pueden ayudarnos a redescu-
brir lo esencial en una época de confusión y desaliento (veáse el quinto artículo, de Juan Miguel Díaz
Rodelas).

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El esfuerzo de leer Ef compensa, pues. Más aún


si es una lectura “acompañada” o “guiada”. A
falta del espacio para realizar ese acompañamien-
to en la lectura de toda la carta, se ofrece en el
tercer artículo (de José Pedro Tosaus) un peque-
ño ensayo de cómo se podría hacer. Se utiliza
para ello un texto de gran densidad (Ef 1,3-14),
dando pistas al lector para que afronte la lectura
del pasaje de manera activa.

Ef, fuera quien fuera su autor, es fruto de una


época de transición y de mezcla heterogénea de
gentes y culturas. Por eso es de desear que nos
sirva de modelo para vivir esta época nuestra,
también de transición, y este mundo nuestro,
crisol heterogéneo cuyo resultado sigue siendo
incierto, pero al que Ef aporta la certidumbre de
que Cristo “recapitula” todo para bien de la hu-
manidad.

José Pedro Tosaus

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En el presente artículo se intenta ofrecer


una síntesis de las principales líneas de

LA CARTA exégesis que se han desarrollado en re-


lación con la carta a los Efesios. Con

A LOS EFESIOS ello se pretende poner de manifiesto dos


cosas. La primera, el condicionamiento

ANTE que en toda interpretación de textos su-


pone adoptar una metodología concreta:

LA CRÍTICA limita la perspectiva del análisis. La


segunda, los temas y aspectos de la

MODERNA carta que más interés han suscitado


entre los investigadores por su trascen-
dencia histórica o teológica, por su pe-
culiaridad lingüística o por ambas
cosas a la vez.

José Pedro Tosaus Abadía

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1. La carta y los métodos traduce, por ejemplo, en los presupuestos de la Escuela de


Tubinga, en la afirmación de dos tipos de cristianismo to-

L
A cosa (como tantas otras) empezó en Inglaterra. talmente diferentes en Ef: el paulinista liberal (“tesis” en
En el calendario cristiano corría el año 1792. el proceso dialéctico del cristianismo primitivo) y el cato-
Tan sólo dos años antes, Paley había constatado licismo incipiente (“síntesis” final de tal proceso).
que la autenticidad de la carta a los Efesios (Ef)
no había sido puesta en duda nunca. Verdad era que Teo- El segundo factor decisivo que se ha de considerar en la
doro de Mopsuestia y Erasmo de Rotterdam habían expre- crítica histórica es su influencia. Por un lado hay que se-
sado algunas reservas en lo referente al peculiar estilo de la ñalar la consideración del carácter histórico del NT como
carta, pero no habían pasado de allí. Sin embargo, en el una de las aportaciones fundamentales de Baur a la exége-
mencionado año se negó por primera vez que Pablo hu- sis moderna, pero el estandarte de la no autenticidad de
biera sido el autor de Ef. El autor de tal hipótesis fue el Ef enarbolado por él se convirtió pronto en bandera dis-
británico Evanson. De Inglaterra, la idea pasó a Alemania, cutida. Por una parte, dentro de Alemania, numerosos
donde Usteri y De Wette acumularon argumentos contra autores, como Holtzmann o Von Soden, influidos por el
la autoría paulina. Baur y el resto de la Escuela de Tubin- ilustre profesor de Tubinga aceptaron su tesis, si bien
ga consolidan la opinión de la no autenticidad de Ef, que aportando sus matices propios tanto al método como al
consideran ya evidente. El carácter deuteropaulino de Ef contenido de su investigación. Otros, como Reuss y
se cimienta en diversos tipos de razones teológicas, lin- Ewald, aun aceptando el método histórico-crítico como
güísticas e históricas. En todas ellas, la línea fundamental válido en términos generales, se constituyeron en defen-
de argumentación suele ser la discontinuidad, supuesta- sores de la autenticidad de Ef. Por su parte, Von Harnack
mente demostrada, entre las cartas protopaulinas y Ef. se sitúa en el polo opuesto a las dos corrientes, pues reac-
ciona contra el método y genera una corriente nueva de
Nos encontramos de este modo en plena eclosión exégesis, liberal, en torno a su consigna de volver a la tra-
de la crítica histórica, cuya importancia se desprende dición.
de dos factores íntimamente unidos: su objetivo y su
influencia. Al otro lado del canal de la Mancha, las tesis de Baur en-
contraron muchos e importantes contradictores. Destacan
El primero consiste en responder a dos cuestiones centra- entre ellos “los tres de Cambridge”: Lightfoot, Westcott
les: por una parte, el valor histórico del NT en general y y Hort, quienes, además de aceptar la autenticidad de Ef,
de Ef, en nuestro caso, en particular, y, por otra, íntima- sometieron el método a una depuración tanto en sus pre-
mente unida a lo anterior, el significado teológico del supuestos como en sus resultados. Éstos y otros compa-
texto. Se subraya el hecho de que el NT no es un bloque triotas señeros en los estudios bíblicos, como Ellicott y
errático intemporal, en la marea de los siglos, sino una Headlam, entre otros, hicieron con su autoridad científica
realidad entretejida esencialmente en la historia. De aquí que la tesis deuteropaulinista de Ef, tan extendida en
podemos deducir la importancia que el tema de la auten- Alemania, tuviera una incidencia mucho menor en Gran
ticidad cobra para la exégesis: no se trata de una mera Bretaña, la tierra que la vio nacer.
cuestión histórica, discusión de eruditos sin trascendencia
alguna, sino de un dato que será clave a la hora de la in- En Inglaterra a comienzos del siglo XX, frente a esta co-
terpretación teológica del texto. En efecto, la diferencia rriente predominante, encontramos como defensor signi-
entre considerar o rechazar a Pablo como autor de Ef se ficativo de la no autenticidad de Ef a Moffat. Durante ese

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mismo período, en Alemania hay grandes divergencias. carta, ya señalado por Teodoro de Mopsuestia, puso en
Junto a la opinión llena de seguridad de Feine, que afir- duda la originalidad tanto del sobrescrito “A los Efesios”
ma la autenticidad de Ef, encontramos grandes reservas como de la lectura “en Éfeso” (Ef 1,1), variante que ha
en Haupt y Knopf. Por su parte, Wrede y J. Weiss se ma- hecho correr ríos de tinta en el campo de la crítica textual.
nifiestan seguros de su no autenticidad. Lueken indica Este interés por los pequeños detalles textuales ha de en-
que Ef es “paulina” aunque no proceda de Pablo. Dentro tenderse desde una convicción moderna fundamental: los
del continente, pero fuera de Alemania, podemos destacar estudios críticos necesitan asentarse sobre un texto firme
entre los que niegan la autenticidad a Goguel. para poder plantear desde allí la cuestión histórica. Di-
versas hipótesis se han elaborado para dar razón de los
La escisión de la opinión de los investigadores, en cual- destinatarios de Ef. Harnack retoma la opinión de Mar-
quier caso, se ha hecho más llamativa con el paso de los ción, de una carta a los Laodicenses. Orígenes parecía in-
años. El grupo partidario de la no autenticidad, inicial- dicar que la carta no habría llevado nombre alguno. La
mente formado en su mayor parte por exégetas protestan- propuesta de Beza y Grotius de la carta con un hueco en
tes alemanes, ha cobrado en los últimos setenta años un blanco donde en cada caso se escribiría el nombre de la
carácter interconfesional e internacional. A su vez, la ne- iglesia destinataria fue elaborada por Ussher y demostra-
gación de la autoría paulina ha suscitado la búsqueda de da como no imposible por Zuntz. Un numeroso grupo de
otro autor, llegándose a diversas atribuciones que, en al- autores se inclina por una variante de esta última hipóte-
gunas ocasiones, admitirán una autenticidad indirecta. sis, a saber, la de la carta circular, prescindiendo de la po-
Frente a esta postura, otro grupo de autores continúa sibilidad o no del hueco en blanco. En todo caso, poco a
siendo partidario de la autenticidad, bien inmediata, bien poco parece haberse creado cierto consenso de que Ef no
mediata, con diversas variantes. Un tercer grupo de inves- fue enviada a Éfeso o, al menos, no a Éfeso solamente.
tigadores, sin embargo, no llega a decidirse, perplejo ante
los diversos argumentos esgrimidos a favor y en contra. A partir de Jülicher (finales del siglo XIX), comienza a
plantearse la cuestión de la situación vital de la Iglesia
Íntimamente vinculada con la cuestión del autor, se plan- del siglo I que motivó la carta. En este punto, sin embar-
tea la pregunta sobre la fecha de composición de Ef. Los go, los exégetas distan mucho de haber alcanzado el con-
defensores de la autenticidad paulina la sitúan antes del senso. Unos consideran que el autor hace un planteamien-
año 65. Sus contrarios, con matices divergentes, hacia fi- to fundamentalmente positivo: instruir sobre el misterio
nales del siglo I. En cuanto al lugar de su emisión, encon- de la Iglesia, servir de introducción al corpus paulino, ins-
tramos también cierta polarización, motivada en parte truir a los catecúmenos con ocasión de su bautismo o sin-
por la postura tomada respecto a la autenticidad. Así, tetizar los nuevos temas surgidos a raíz de la problemática
frente a la opinión tradicional mayoritaria que la sitúa en de Col, por enumerar sólo algunas opiniones. Otros, más
Roma, otro grupo habla más bien de Asia Menor, que- numerosos, abogan por circunstancias menos positivas,
dando en franca recesión en los últimos años la postura peligrosas para las comunidades: problemas de relación
favorable a Cesarea. entre judeo-cristianos y pagano-cristianos, sincretismo,
tendencia al exclusivismo y la desunión, herejías, crítica
A propósito de los destinatarios, la polémica surgió pron- al tardío y pobre advenimiento de la Iglesia, dificultades
to. Ya Tertuliano reprochaba a Marción su discordancia en la misión a los paganos y en la convivencia con los ju-
con la veritas ecclesiae al transformar Ef en la epístola a los díos, falta de asimilación de la eclesiología y la moral
Laodicenses. Sobre todo, el carácter impersonal de la cristianas, competencia con los escritos joánicos para rea-

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firmar la autoridad de Pablo, destrucción del orden co- fuentes, aplicada sistemáticamente al NT a partir de la
munitario paulino con la introducción de la estructura segunda mitad del siglo XIX (Holtzmann); el otro, la
comunitaria episcopal. La misma pluralidad de explica- historia de las tradiciones entendida en su sentido más
ciones sugiere que quizá sería más adecuado pensar que Ef amplio, iniciada por el mismo Baur.
no se entiende desde una sola de estas hipótesis.
La crítica de las fuentes afronta la búsqueda de las relacio-
nes de dependencia literaria respecto a diversas fuentes
2. Las grandes líneas escritas. Esto supone el desarrollo de minuciosos análisis
metodológicas sobre el estilo de Ef, muchas veces conectados con el tema
de la autenticidad paulina. Quizá, el lugar común más
conocido de esta línea de trabajo sea la relación literaria

E
L doble objetivo marcado por la crítica históri-
ca, determinar el valor histórico y el significado entre Ef y Colosenses (Col), de la que se nos habla en el
teológico de los textos del NT, impulsó, desde siguiente artículo de este número de Reseña Bíblica.
el principio, dos grandes líneas metodológicas,
que debían proporcionarle los datos necesarios para alcan- b) El estudio del trasfondo
zar ambos fines. Nos referimos al estudio del lenguaje y
del trasfondo de los documentos. Por su parte, la crítica de las tradiciones rastrea la prehisto-
ria oral de Ef. Con ello se pretende esclarecer el trasfondo
donde se gestaron las diversas ideas, imágenes y motivos
a) El estudio del lenguaje presentes en la carta, para así poder hacer de ella una va-
loración histórica y teológica más exacta. La necesidad de
De hecho, los autores de finales del siglo XIX y princi- buscar más allá del texto un horizonte que le dé sentido
pios del siglo XX, como Westcott y Vosté, muestran un la percibió ya claramente la Escuela de Tubinga. De
interés filológico muy intenso. Etimologías, usos, significa- hecho, tanto Baur, con el gnosticismo, como Schwegler,
dos, sintaxis..., son cuidadosamente analizados para selec- con el montanismo, quisieron insertar Ef en la historia
cionar el término y la explicación adecuados. Se recurre concreta universal. Esta intuición metodológica se ci-
también a textos de la misma carta o de otras del corpus mienta sólidamente al inicio del siglo XX con el adveni-
paulino a fin de esclarecer en lo posible el sentido de cada miento de la escuela de la historia de las religiones, cuyos
versículo. guías reconocidos son Reitzenstein y Bousset. En los años
subsiguientes la búsqueda se ha diversificado notable-
En esta misma línea se sitúan los estudios de historia de mente, si bien subsiste en el conjunto de los estudios la
las formas, disciplina surgida a principios del siglo XX de polaridad básica en la que todavía se mueven los plantea-
la actividad de Schmidt, Dibelius y Bultmann. Aplicada mientos sobre el NT: judaísmo y helenismo, entendidos
a Ef, va a generar una investigación en doble dirección en ampliamente. Si a este binomio añadimos el indiscutido
el conjunto de la carta, determinando tanto el género li- componente de tradición cristiana presente en Ef, tene-
terario como la estructura. El mismo método se aplica a mos ante nosotros las grandes líneas de investigación que
algunos pasajes en particular. en este campo se han desarrollado.

Este sistema de trabajo se conecta con otros dos, ya en- Téngase en cuenta que tales trasfondos y tradiciones no
tonces largamente experimentados. Uno, la crítica de las implican necesariamente una influencia directa sobre la

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carta, pero pueden iluminar la prehistoria social y oral de adoptar, con mayor interés y profundidad, una metodolo-
sus diversos elementos. En todo caso, ninguna de las va- gía diacrónica.
riadas propuestas en este campo puede aspirar a ser la
única verdadera. Pero, aun sin excluir ninguna en princi- En segundo lugar se destaca la literatura apocalíptica,
pio, no podemos considerarlas todas con el mismo grado representada en el Antiguo Testamento (Dn, Ez, Is),
de importancia. De hecho, esta obligada valoración y, pero más abundante en textos extracanónicos tardíos. A
hasta cierto punto, “cuantificación” de la influencia de los la hora de valorar textos del Nuevo Testamento desde
diversos horizontes genera y explica las fuertes divergen- esta perspectiva, debemos tener en cuenta que, según
cias y contrastes entre los estudiosos. Schmithals, el rechazo de la apocalíptica por parte de la
Iglesia, al considerarlo un movimiento “entusiasta”,
M. Barth expone sucintamente las diferentes líneas expli- limitó el influjo positivo de esta corriente al uso de imá-
cativas. Su claro esquematismo nos servirá de cañamazo genes y motivos apocalípticos en textos de pensamiento
para la presentación de las diversas hipótesis. esencialmente no apocalíptico. Así, Dunn afirma la per-
sistencia de un residuo apocalíptico en Ef 1,10.20-23,
1. Trasfondo judío mientras que Gnilka y Schnackenburg encuentran la
misma presencia en Ef 2,19-22 y en el concepto de
El primero de los grandes trasfondos que se nos ofrecen al “plenitud de los tiempos” (cf. Ef 1,10), respectivamente.
estudiar Ef es el judío. En él podemos distinguir tres blo- También se encuentran en el siglo I especulaciones
ques: AT, judaísmo intertestamentario (Qumrán, litera- rudimentarias sobre la cabeza de un cuerpo cósmico en
tura apocalíptica, judaísmo helenista) y ámbito del culto. el Libro segundo de Henoc y el Libro de Elcasai que
podrían tener relación con la imagen efesina de Cristo
El Antiguo Testamento figura en gran parte de la literatura como cabeza del cuerpo cósmico-eclesial.
especializada como punto básico de referencia para la
comprensión de Ef en muy diversos elementos, como son: Finalmente, hay que destacar en el ámbito del judaísmo
estilo, géneros literarios, imágenes, conceptos, ideas. helenista la figura de Filón de Alejandría, cuyas especu-
laciones en torno a los temas del Logos (palabra) y del
Igualmente básica es la influencia del judaísmo intertesta- Anthropos (hombre) constituirían, a juicio de Colpe y
mentario, concepto que condensa una amplia gama de co- Gnilka, el lugar histórico-religioso del concepto eclesio-
rrientes y tendencias de pensamiento situadas “entre” el lógico de Ef.
AT y el NT. Se detecta su impronta tanto en imágenes y
conceptos como en lo relativo a sustrato ideológico.
Entre los influjos judíos en Ef no podemos dejar de seña-
Sin embargo, conviene destacar tres factores en el seno lar, por último, el culto, que podría explicar tanto la es-
del judaísmo. tructura de Ef 1-3 como ciertas peculiaridades de algunos
fragmentos de la carta.
El primero en importancia, aunque su aparición en el
campo exegético data sólo de mediados del siglo XX, es 2. Trasfondo cristiano
la literatura de Qumrán. Los estudios comparativos, inicia-
dos por Rigaux y Kuhn a raíz de su descubrimiento, arro- Por otra parte, dado su carácter de escrito cristiano, Ef
jaron mucha luz sobre Ef, inclinando a muchos exégetas a conecta necesariamente con la realidad vital de la Iglesia

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primitiva, que muestra su influencia fundamentalmente a


partir de dos trasfondos: la liturgia y la doctrina.

La liturgia es un ámbito rico y bien representado en la


carta. De hecho, para numerosos autores, la presencia de
materiales litúrgicos en Ef es evidente. En este campo,
podríamos distinguir, para mayor claridad, dos influen-
cias no siempre fácilmente separables: el lenguaje y las
ideas.

En cuanto al lenguaje, los autores destacan en Ef la presen-


cia exuberante de “prosa litúrgica” o de una lengua y un
estilo “litúrgicos”. Además, la estructura de Ef 1-3 coin-
cide con el esquema seguido por ciertas oraciones judías y
cristianas. Para algunos, el contexto litúrgico se manifes-
taría, además, en ciertos indicios de esquema homilético.

También se encontrarían en Ef conceptos teológicos de cuño


cultual, como la afirmación de la actual condición celes-
tial de los creyentes.

Sin embargo, dentro del campo litúrgico, el elemento de-


terminante del carácter de Ef lo constituirían sin duda los
sacramentos o, mejor dicho, un sacramento: el bautismo.
Éste no sólo desempeñaría un gran papel en la carta en
general, sino también en secciones menores y en algunos
versículos destacados. Todo ello se enmarcaría con la ima-
gen de “cuerpo de Cristo”, que sitúa el bautismo como
medio por el que los creyentes se incorporan a Cristo.

En íntima unión con la liturgia cristiana primitiva se en-


cuentran los himnos. Numerosos autores descubren restos
de tales composiciones en ciertos textos de Ef. La crítica de
la redacción, iniciada por los post-bultmannianos Born-
kamm, Conzelmann y Marxsen, ha producido abundantes
estudios sobre la elaboración redaccional de tales compo-
siciones por parte del autor de Ef. Con ello, estos trabajos
se vinculan a la crítica literaria (cuando tales textos son
escritos) y a la crítica de las tradiciones (cuando son com-
posiciones transmitidas oralmente, como podrían ser, por

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ejemplo, los himnos). Sin embargo, parece crecer entre más decisivas para comprender el trasfondo de la carta: el
los investigadores la convicción de que el autor de Ef usó estoicismo y el platonismo.
el lenguaje litúrgico para crear composiciones originales.
Esta tendencia de los estudiosos va acompañada, lógica- La vitalidad del estoicismo generó diversas corrientes de
mente, de un progresivo abandono de la idea opuesta, a tradición, algunas de las cuales habrían sido recogidas y
saber, que el autor de Ef habría reelaborado himnos pree- ampliadas en Ef: la noción de pléroma (plenitud), la ima-
xistentes. gen del cuerpo, materiales éticos, la fórmula de omnipo-
tencia...
Tras la liturgia, el segundo bloque de influencias cristianas
proviene de lo que hemos denominado “doctrina”. La Por su parte, el platonismo configuró las raíces de la cos-
mutua implicación de liturgia y doctrina hace que este mología y religiosidad populares del helenismo, que esta-
aspecto ocupe en los autores un puesto subordinado res- rían presentes en Ef. Su efecto sobre la mentalidad judeo-
pecto al de las ideas transmitidas en contexto litúrgico. cristiana fue el de sustituir lentamente el esquema
Pese a todo, podemos anotar dos líneas de contactos. histórico, “presente-futuro”, por el espacial, “arriba-
Una, vinculada a las antiguas “escuelas” cristianas, como abajo/cielo-tierra”.
la paulina, que sería para muchos investigadores el ámbi-
to donde surgió Ef; otra, relativa a diversas tradiciones En la encrucijada de lo religioso y lo filosófico encontra-
parenéticas. mos el gnosticismo, cuya doctrina sería, a juicio de muchos
autores, elemento clave para la explicación de Ef. Ya Baur
3. Trasfondo pagano recurrió a él para situar la carta en un marco histórico y
teológico concreto. La escuela de la historia de las religio-
La polifacética cultura pagana se destaca como la tercera nes lo elevó a categoría imprescindible del pensamiento
fuente de influencia. En este ámbito, como era de esperar, presente en la carta. Pero fue el comentario de Bultmann
los contrastes entre las diversas corrientes sociales, reli- al evangelio de Juan (1925-1926) el punto de partida de
giosas y culturales son mayores que en el seno del judaís- una de las discusiones exegéticas más significativas en
mo o de la primitiva Iglesia. Ello motiva divergencias no- torno a Ef. Siguiendo la tesis de Bultmann, Schlier (en un
tables entre las posturas sostenidas por los estudiosos a la primer momento) y Käsemann afirmaron el trasfondo
hora de precisar los orígenes de ciertas tradiciones de Ef. gnóstico de Ef.

La mitología griega y romana, en primer lugar, configuraría Las primeras reacciones fueron contrapuestas, desde el re-
según algunos la base de textos como 5,21-33 o de la chazo a la aceptación. Entre los críticos de la metodología
imagen del cuerpo cósmico con cabeza divina. de ambos autores en esa primera hora podemos destacar a
Schneider y Wikenhauser. Sin embargo, los dos recono-
Dentro del mismo ambiente de religiosidad pagana, al- cen cierto valor a la hipótesis propuesta, hasta el punto de
gunos autores subrayan el impacto del culto de Artemisa provocar este último la reacción de Benoit y Malévez con-
en Éfeso, de los cultos mistéricos o de la magia, casi siempre tra su opinión de un influjo del mito gnóstico del hom-
como catalizadores de la reacción de Ef. bre primordial redentor en la imagen y noción paulina de
la Iglesia en su relación con Cristo. Por otra parte, Schlier
Otra forma cultural eminente del mundo pagano es la fi- modificó más tarde su postura. Partidarios más recientes
losofía. Entre las escuelas y tendencias, dos se consideran de esta posición son Pokorn, Fischer y Lindemann. No

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podemos, sin embargo, pasar por alto el hecho de que las 4. El silencio de los sabios
críticas a la tesis gnóstica, y a la misma escuela de la his-

T
toria de las religiones, han ido creciendo con el paso de RAS este rápido bosquejo de métodos, en el
los años. que apenas encontramos resultados en que
haya unanimidad total, la impresión de plura-
Finalmente, la suma de todos estos elementos conforma- lidad y dispersión es tan fuerte que suscita un
ría el horizonte del helenismo, concepto no exento de am- profundo cuestionamiento hermenéutico. El hecho de
bigüedad, al que se recurre con frecuencia al hablar de in- que personas serias, preparadas e inteligentes, enfrentadas
flujos paganos en Ef tanto en el lenguaje como en las a los mismos datos objetivos, lleguen a conclusiones di-
ideas. versas, y aun contradictorias, debe obedecer a una razón
profunda que no sería sensato descuidar.

3. Los nuevos métodos Esta razón podríamos enunciarla genéricamente como


“presupuestos”: no la metodología o el campo de trabajo

S
ERÍA ingenuo pretender que, con los nuevos es- elegidos, sino aquellos puntos de partida que cada autor
tudios sincrónicos, la metodología más moderna asume sin discusión y las más de las veces de manera táci-
habría supuesto el abandono de la anterior. ta, y que condicionan totalmente el proceso de investiga-
Sólo se puede hablar de períodos de preponderan- ción y sus resultados. En otras palabras, la raíz de la mul-
cia, y aun en este supuesto sería aventurado precisar cro- tiplicidad exegética no es lo que los estudiosos dicen y
nológicamente con exactitud el paso de una etapa hacen, es decir, los métodos, sino lo que callan y dan por
a otra. sentado, esto es, los presupuestos.

En cualquier caso, la época reciente se distingue por un La gama de tales axiomas intangibles es tan variada como
redescubrimiento del texto en sí como objeto de estudio. las mismas líneas metodológicas, pero mucho más refrac-
Entre las diversas razones que podrían aducirse para ex- taria a cualquier sistematización, por lo que voy a intentar
plicar este cambio de orientación cabría señalar dos: una, presentar sólo aquellos que considero más importantes.
intrínseca a la misma metodología diacrónica, es la clara
percepción de sus propios límites; otra, extrínseca, pro- Primera y principal es la perspectiva filosófica, no en la
veniente de los grandes avances de la lingüística acepción técnica del término “filosofía”, sino en un senti-
moderna, que han permitido otros tipos de enfoque do lato, en el que se incluye también aquélla. Es el modo
de los textos. cultural, y como tal aprendido, de percibir y sentir la rea-
lidad, de interpretarla y estructurarla. Así, por ejemplo,
En este contexto deben situarse aproximaciones a Ef que una formación filosófica moderna de corte occidental, con
retoman métodos sincrónicos clásicos en nueva clave, su típico antropocentrismo racionalista, está en el cimien-
como el estudio retórico, o desarrollan nuevas líneas de tra- to de muchas elaboraciones exegéticas sobre Ef, condicio-
bajo, como el análisis de campos semánticos, el método prag- nando la valoración de un documento que fue escrito con
mático, el análisis de la carta como literatura y la aplicación otra visión “filosófica” de la realidad.
de perspectivas y modelos sociológicos para arrojar luz sobre
las situaciones tratadas y sobre el dinamismo interno La perspectiva teológica, fundamentada sobre la filosófica,
de la carta. no puede dejar de sufrir sus mismos condicionamientos.

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