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MARZO-ABRIL 2021 | $25 SIN COSTO

¿Hay un
propósito
glorioso en
la muerte? La Cena
del Señor

Las niñas
¡Bendito el y los niños
reino de nuestro en la Biblia
Padre David
que viene!
Guardando
nuestro
corazón
después del
Covid-19

LA IGLESIA SEGÚN LA TRADICIÓN CALVINISTA REFORMADA


Directorio
MARZO-ABRIL 2021
Director General
A. I. David Monroy Adame

Consejo de Administración
A. I. Samuel R. Moreno Rosete, Presidente
Pbro. Bani Cortés Sánchez, Secretario
¿HAY UN GUARDANDO
Vocales
Pbro. Adolfo Arias Job
Pbro. Rafael Rodríguez de León
PROPÓSITO MI CORAZÓN
Pbro. Juan Marcos Pérez Alonso
Pbro. Julián Hernández Moreno
Pbro. Felipe de Jesús Camacho Martínez
GLORIOSO EN DESPUÉS DEL
Dirección de arte y portada
LA MUERTE? COVID-19
Mario Balcázar Amador
MBA Estudio de Diseño
mbaestudio.com

Derechos de Autor y Derechos


Conexos. Año 4, núm. 6, Edición marzo-
abril 2021. Es una publicación bimestral
editada por: Publicaciones El Faro, S.A.
de C.V., Abasolo 93, Col. Del Carmen,
LA IGLESIA
Delegación Coyoacán, C.P. 04100, Tel.
5554 9795. Editor responsable: David ¡BENDITO
Monroy Adame. Reservas de Derechos
SEGÚN LA
EL REINO DE
al Uso Exclusivo núm. 04‑2013-
042512093300-102,

TRADICIÓN
issn: en trámite, ambos otorgados por
el Instituto Nacional del Derecho de

NUESTRO PADRE
Autor, Licitud de Título y contenido
número en trámite, otorgado por la

CALVINISTA
Comisión Calificadora de Publicaciones
y Revistas Ilustradas de la Secretaría
de Gobernación. Permiso sepomex Núm.
en trámite. DAVID QUE VIENE!
Las opiniones expresadas por los
autores no necesariamente reflejan la
REFORMADA
postura del editor de la publicación.
Queda estrictamente prohibida la
reproducción total o parcial de los
contenidos e imágenes de la publicación
sin previa autorización del Instituto
Nacional del Derecho de Autor.

¿OFRECEMOS LA
CENA DEL SEÑOR,
INCLUSO CUANDO LAS NIÑAS Y
DOS O TRES NO LOS NIÑOS EN
ESTÉN REUNIDOS, LA BIBLIA
INCLUSO DURANTE
LA PANDEMIA?

CARTA EDITORIAL SEMBLANZAS


CARTA
EDITORIAL
Un fuerte abrazo queridos hermanos y hermanas del campo nacional,
A pesar de los meses difíciles que hemos pasado y que seguimos pasando, la ben-
dición de Jehová Dios se ha manifestado día a día en nuestras vidas a ¡Él sea siempre
la gloria!
Nuestro número correspondiente a los meses de marzo-abril saldrá solamente en su
formato digital y también de manera gratuita, es nuestro deseo ser bendición a nues-
tros lectores en estos tiempos de pandemia.
ENERO-FEBREO 2021

Durante los últimos días del mes de marzo y los primeros del mes de abril habremos
de celebrar la Semana Santa, recordando el sacrificio que nuestro Señor Jesucristo
realizó por nosotros en la cruz. Por tanto, varios de los artículos del presente número
están relacionados con ese precioso gesto de amor por parte de nuestro misericordio-
so Dios a través de su Hijo Jesucristo. Queremos destacar el artículo del Pbro. Rafael
Rodríguez de León, vicepresidente de la R. Asamblea General, con el título ¿Hay un
PORTADA

propósito glorioso en la muerte?, así como otros artículos sumamente interesantes.


Por otra parte, queremos hacer de su conocimiento que, ante la gran demanda que
hemos tenido por parte del campo nacional para nuevamente poner a su disposición
la Biblia con Himnario en sus varias presentaciones, hemos iniciado los trámites ne-
ÍNDICE

cesarios para hacer una nueva impresión en los colores negro y café tamaño manual
letra grande, y azul y fiucsa en tamaño compacto. Próximamente iniciaremos la pro-
moción de una preventa especial con un precio preferencial.
Nuestro compromiso es y seguirá siendo brindar el mejor servicio al pueblo evangé-
LA LUZ DE EL FARO

lico presbiteriano, tal y como lo establecen nuestro libros de gobierno.


Oramos para que el Señor siga bendiciendo sus vidas, familia y minsiterios.

« Gozosos en la esperanza; sufridos en la


tribulación; constantes en la oración.»
Romanos 12:12

Atentamente
El Director General

A. I. David Monroy Adame


Pbro. Rafael Rodríguez de León

¿HAY UN
ENERO-FEBREO 2021

PROPÓSITO
PORTADA

GLORIOSO EN
ÍNDICE

LA MUERTE?
LA LUZ DE EL FARO

La muerte no es igual para todas las perso-


nas; no tiene solo un común denominador
para todos, sino dos, y es a uno de esos dos
lugares a los que se va al momento de morir.
El Señor Jesús, así lo confirmó, cuando dijo:
«E irán estos al castigo eterno, y los justos
a la vida eterna» (Mt. 25.46).
A mbos grupos están claramente definidos por Cristo: el pri-
mero que menciona el Señor es el grupo de los «estos», y el
segundo grupo es el de los «justos».
Por lo tanto, un exclusivo común denominador es
para los creyentes en Jesucristo, «los que mueren en el
Señor» (Ap. 14.13), que son bienaventurados, es decir,
doblemente felices, pues descansan de sus trabajos,
aunque sus obras con ellos siguen.
Para el cristiano la muerte es el cruce del umbral
de una vida temporal redimida y sostenida por
Cristo en medio de las miserias resultantes del pecado, a una vida eterna
maravillosamente perfecta, para el permanente gozo, contemplando, ado-
rando y sirviendo al bendito Salvador en los nuevos cielos y tierra.
ENERO-FEBREO 2021

Para el otro grupo también hay un exclusivo común denominador: el


castigo eterno, reservado para Satanás, sus demonios, y todos los que re-
chazaron al Señor Jesús en esta vida. Para ellos la muerte es el cruce del
umbral de una vida temporal de miserias a otra que multiplicará hasta el
infinito su castigo y sufrimiento por la soledad permanente en las tinie-
blas eternas.
PORTADA

Pero volvamos a lo nuestro, enfocándonos brevemente en la perspecti-


va bíblica de la muerte, y descubriendo el propósito glorioso de la misma.
Para hacerlo sucintamente nos apoyamos en el Catecismo Menor de
Westminster, en las respuestas que se dan a las preguntas 37 y 38.
ÍNDICE

En estas preguntas se revela que los creyentes recibimos invaluables


beneficios al experimentar la muerte, y al final de los siglos al experimen-
tar la resurrección.
Tres cosas maravillosas ocurren al momento de cerrar nuestros ojos
LA LUZ DE EL FARO

y morir: Primera, lo que nos llevó largos años en el proceso de nuestra


santificación, con tropiezos y restauraciones, en forma casi simultánea,
al momento de morir somos hechos totalmente perfectos, así apenas hu-
biera estado iniciando la etapa de nuestra santificación o estuviéramos
a medio camino. ¡Nada pecaminoso en nuestro ser! ¡Una mente y un co-
razón completamente renovados! Así tiene que ser, puesto que la segun-
da maravilla que recibimos es entrar totalmente santificados y en forma
inmediata a la gloria, el lugar y estado de nuestro Padre Celestial, de su
Hijo Bendito, y del Espíritu Santo. ¡Nada de lugares intermedios, morimos
y vamos directamente al Cielo! La tercer maravilla es que nuestros cuer-
pos terrenales, aún convertidos en polvo, quedan protegidos por el propio
Señor Jesús, es espera de la gloriosa resurrección.
El complemento final de tales bienaventuranzas en la muerte de los cris-
tianos es la epopeya de la resurrección. Otras tres maravillas ocurrirán
en ese grandioso evento: Primera, del polvo de la tierra el Señor levan-
tará nuestros cuerpos corruptibles transformados en gloriosos cuerpos
incorruptibles, sin ningún defecto de los que sufrimos en la vida terre-
nal. Segunda, públicamente formaremos parte de los millones y millones
de redimidos por la sangre de Cristo, a quienes Dios reconocerá delante
de toda la Creación como sus amados hijos. Tercera, experimentaremos
la plena bienaventuranza del goce eterno al lado de nuestro Dios Trino
y Uno.
Así que, al conocer el propósito glorioso de la muerte de los cristianos,
nada justifica entonces que nos atemoricemos al ver llegar el final de
nuestra vida terrenal, y con ella nuestra propia muerte. Pues, al igual que
ha ocurrido con nuestros seres queridos y hermanos en la fe que se nos
ENERO-FEBREO 2021

han adelantado, experimentaremos paradójicamente que, en el instante


de cerrarlos aquí en la tierra, estaremos abriendo nuestros ojos allá en el
Cielo, contemplando el hermoso rostro de nuestro Señor Jesucristo, quien
nos recibirá con los brazos abiertos, para iniciar nuestra adoración y ser-
vicio a él, ahora sí, sin ningún estorbo.
Así que, amemos y cuidemos nuestra vida terrenal, pero también man-
PORTADA

tengamos nuestra expectación y emoción por ver llegar el día glorioso de


nuestra muerte y encuentro con nuestro Señor. Y así, hagamos la excla-
mación emocionada del apóstol Pablo:
ÍNDICE

«¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde,


oh sepulcro, tu victoria? Mas gracias sean da-
das a Dios, que nos da la victoria por medio de
LA LUZ DE EL FARO

nuestro Señor Jesucristo» (1ª Co. 15:55, 57).

Referencias bíblicas
Pbro. Rafael Rodríguez de León
Vicepresidente de la R. Asamblea
Referencias bíblicas: Apocalipsis 14:13; 19.8; Lucas 23:48; General de la inpm.
Hechos 7.55-59; Filipenses 1:23; 2ª Corintios 5:8; 1ª
Tesalonicenses 4:14; Juan 5:28; 1ª Corintios 15:43; Mateo
10:32; 25:34; Salmo 16:11.
«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
porque de él mana la vida. Aparta de ti la
perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad
de los labios. Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus
párpados hacia lo que tienes delante. Examina
la senda de tus pies, y todos tus caminos sean
rectos.» Proverbios 4:23-26
ENERO-FEBREO 2021
PORTADA
ÍNDICE
LA LUZ DE EL FARO

Pbro. Edwin Vásquez Ramos


Parecía que
esa mañana era como todas, común, pero todo cambiaría por un mensaje
de WhatsApp que además de asociar mi apreciación de la pandemia con
el dolor, hizo crecer mi incertidumbre acerca del final que esta haya de
tener. El mensaje contenía una noticia inesperada, un hombre de más de
cincuenta años había muerto; saber de quién se trataba fue doloroso por-
que ese hombre era mi amigo, alguien que, aunque me adelantaba más de
dos décadas, supo ser mi amigo y alguien a quien siempre consideré como
puesto por Dios en momentos cruciales en mi vida.
Después de varias semanas desde aquella mañana no tan común, al día
de hoy, no sabemos cuántos estarán del otro lado del fin que tenga la pre-
sente pandemia, no sabemos cuántos no estarán, ni sabemos si llegare-
ENERO-FEBREO 2021

mos o no; pero, si llegamos, tampoco sabemos si esto será con nuestro nú-
cleo familiar completo, o si faltará mamá, papá, un tío, o un abuelo, un hijo,
o un nieto; algunos ya saben que su pastor no estará en el lugar de siem-
pre porque se adelantó a la patria celestial. Todos los que lleguen al otro
lado, hoy no saben cuán estigmatizados estarán por causa del Covid-19,
pues se estima que la población mundial se infectará sin que todos tengan
PORTADA

el cuadro sintomático visible o de gravedad, por lo que unos tendrán ma-


yores secuelas que otros.
Volviendo a las cosas comunes, es común que
a la mayoría de nosotros se nos haya enseñado
ÍNDICE

a administrar nuestra vida externa; lo cual se re-


fleja en el modo de acomodar nuestra ropa, za-
patos, y nuestro horario de actividades. Pero, pa-
reciera ser que nuestro corazón no fue de interés
LA LUZ DE EL FARO

común para nuestros instructores, como si se


tratara de un lugar inexplorable e impenetrable
que no permite acción alguna para organizarlo.
Es difícil poner orden en nuestro plano de vida
interior, en el corazón, sin embargo, este hecho y
el de no haber sido instruidos para poner orden en nuestro
corazón, no justifican que hoy pasemos por alto nuestro deber de
guardar nuestro corazón sobre todas las cosas, ni que olvidemos que la
condición que guarde nuestro corazón es crucial porque del corazón fluye
la expresión de la vida.
En el corazón albergamos nuestras emociones y pensamientos, en él
se define la moralidad de nuestra vida; allí también se define nuestra re-
lación con Dios porque desde el corazón le buscamos o le rechazamos y
porque el corazón es un lugar de adoración a Dios o de idolatría. Pero, es
de suma importancia saber que el corazón es menos manejable que las
cosas físicas que poseemos, es más difícil de moldear y limpiar y no se
puede sustituir, salvo que Dios lo haga en el plano espiritual.
Somos racionalmente emocionales
y emocionalmente racionales
Así como el hecho de ser criaturas racionales tiene peso suficiente para afirmar que
pensamos, el de ser criaturas emocionales tiene peso para dar por hecho que senti-
mos. Dios nos creó con emociones, nacemos con emociones y crecemos con emocio-
nes; por lo que la alegría, el asombro, el miedo, el enojo y el dolor son parte de nuestra
historia de vida personal.
En el estudio de las emociones se ha diferenciado el concepto de emoción del con-
cepto de sentimiento y se ha determinado la relación que ambos guardan. Las emo-
ciones son espontáneas, involuntarias y pasajeras, mientras que los sentimientos son
emociones procesadas de manera consciente. Los sentimientos son el resultado del
proceso de racionalización de las emociones, de modo que, cuando las emociones pa-
san por un proceso consciente, pueden tener un impacto mayor en la vida de la perso-
ENERO-FEBREO 2021

na, pues adquieren la potencialidad de convertirse en sentimientos viciosos dañinos


para la totalidad de la vida, desde el interior.
Del mismo modo que el ser racionales no hace que todo lo que pensemos sea jus-
to, el hecho de ser emocionales no justifica todo lo que podamos sentir, pues existe
un parámetro que está por encima de nuestra naturaleza racional y emocional, y ese
parámetro es Dios en su justicia, santidad y gloria; por lo cual, cuando nos pregunta-
PORTADA

mos si es justo lo que estamos sintiendo, debemos enmarcar esa pregunta


en el plano de la justicia y santidad de Dios, en el plano de lo que honra su
santidad o es una expresión de adoración a él por su majestad y gloria.
No existen pensamientos neutros emocionalmente
ÍNDICE

hablando, ni existen sentimientos neutros racional-


mente, pues hay interdependencia entre las emocio-
nes y los pensamientos, de modo que las emociones
LA LUZ DE EL FARO

se racionalizan y los pensamientos no están desli-


gados de las emociones; en consecuencia, los pen-
samientos pecaminosos pueden dar lugar a emocio-
nes pecaminosas, y las emociones pecaminosas pueden
dar lugar a pensamientos pecaminosos si no se tiene la sin-
cera intención de honrar a Dios por encima de todas las cosas.

Debemos racionalizar
bíblicamente nuestras emociones
involucradas en el duelo
Cuando un ser querido muere o está en el proceso que lo llevará a la muerte, variados
pensamientos tienen lugar en nuestro corazón que, de la mano de emociones vivas,
forman un cuadro completo que repercute en la totalidad de nuestra vida. Ahora, lo
que de este proceso debe preocuparnos no es el hecho de que pensamos
y sentimos, porque esto es parte de la vida ordinaria, sino el hecho de que
nuestros sentimientos y pensamientos sean aprobados por Dios, quien
es el único capaz de juzgar todas las cosas. Dicho de otro modo, debemos
preocuparnos de que Dios apruebe en su justicia lo que pensamos y senti-
mos, que él sea honrado por todo ello, que nuestros pensamientos y emo-
ciones le sean agradables, que le glorifique el cuadro que mis emociones y
pensamientos están formando.
Dios nos revela en la Biblia lo que quiere respecto de nuestros pensa-
mientos, pues dice: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es
de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad» (Fil. 4:8); en cuanto a nuestros sentimientos, en 2 Corintios
12:20, nos dice cuáles son pecaminosos, «contiendas, envidias, iras, divi-
siones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes».
En cuanto a ambos, sentimientos y pensamientos, el pasaje de Gálatas
ENERO-FEBREO 2021

5:19-26 dice: «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulte-
rio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemis-
tades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, ho-
micidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican
PORTADA

tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es


amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, tem-
planza; contra tales cosas no hay ley». Una herejía (en el área de la fe) es
una suposición mental equivocada; por su parte, la ira es una perversión
del ímpetu del espíritu, es el descontrol de las fuerzas internas; pero, en
ÍNDICE

realidad, todos estos pecados están combinados en la práctica. Vemos,


pues, que una persona envidiosa puede llegar a matar, un lascivo puede
llegar a adulterar y un hereje a dividir (la Iglesia); y en todos los casos, hay
LA LUZ DE EL FARO

una combinación de pensamientos y emociones fuera de control.


La Biblia está dirigida al entendimiento; por lo que aquel entendimiento
dirigido por ella filtrará las emociones para que honren a Dios, procesará
las emociones con la fe bíblica, la visión santa de la vida, que, como espa-
da de doble filo, lo ayuda a discernir los pensamientos según las cosas de
arriba para que filtre las emociones y las procese conforme a la mente de
Cristo.

Cristo y mi cuadro de
emociones racionalizadas
Cuando Cristo obra consolación por medio de su Espíritu en nuestros
corazones, lo hace ordenando nuestras emociones, después de ordenar
nuestros pensamientos, a fin de dar dirección espiritual a la totalidad del
ser desde el corazón; es así como lleva nuestro ser hacia Dios y lo postra
ante él. Cristo convierte el corazón en un verdadero lugar de adoración en
el que se demuestra el amor a Dios y, por consiguiente, amor a la voluntad
de Dios. En el libro de Eclesiastés Dios dice que las cosas pasan para
que aprendamos a temerle, es decir, a adorarle; de esto, resulta
evidente que el corazón que no está dirigido correctamente
no tendrá temor reverente a Dios, sino todo lo contrario.
Si nuestra visión de la vida tiene como cúspide la gloria
venidera, en esa visión se debe incluir la muerte en algún
punto; cuando es así, el dolor es previsto como parte del pe-
regrinar, de modo que cuando llega se ve de la manera co-
rrecta, se entiende de la manera correcta, y se procesa racio-
nal y emocionalmente de la manera correcta; pues, el dolor,
de la mano de pensamientos que honran a Dios, soberano, no
será capaz de hacernos perder el control, ni nos hará pensar
equivocadamente.
ENERO-FEBREO 2021

Hoy, mientras la gente que te rodea está más interesada por morbo en la
situación que vives, Dios mantiene firme su propósito para ti que incluye
todo en tu vida, incluso la muerte, la resurrección y la vida eterna en el
Paraíso restaurado; en cambio de que tú sientas enojo hacia Dios porque
no impidió la muerte de tu ser querido, o hacia el ser querido que falleció
PORTADA

por no haberse cuidado del Covid-19 o hacia el gobierno por alguna razón,
sin que ese sentimiento traiga beneficios a tu vida, Dios mira tu corazón,
lo que sientes y piensas, lo que quieres hacer o no quieres hacer, con in-
tenciones de extender su mano para poner todo en orden.
Por lo anterior, te invito a buscar a Dios en humillación, a que le pidas,
ÍNDICE

si crees que existe, acerca de tu enojo o de lo que estés sintiendo y pen-


sando por causa de lo que has vivido en esta pandemia; como resultado
de ese modo de buscarlo, tu corazón cambiará en su presencia por la obra
LA LUZ DE EL FARO

del Espíritu Santo.

Pbro. Edwin Vásquez Ramos,


Secretario de la R. Asamblea General
de la inpm.
LA IGLESIA
SEGÚN LA
TRADICIÓN
CALVINISTA
ENERO-FEBREO 2021

REFORMADA
PORTADA

Pbro. José Luis Velasco Medina


ÍNDICE
LA LUZ DE EL FARO
L La reforma de la Iglesia ha sido la constante preocupa-
ción de muchos cristianos sinceros a través de los siglos,
preocupación que surge a raíz de las formas diferentes
en que la Iglesia se ha desviado de las verdades básicas
del evangelio y no menos por la práctica corrupta de
tiempo en tiempo de sus dirigentes.
Desde antes de la reforma del siglo xvi, ya había algu-
nos cristianos trabajando por la reforma de la Iglesia.
Algunos nombres sobresalientes
son bien conocidos. Juan Wiclief
ENERO-FEBREO 2021

de Inglaterra, Juan Huss de Praga y


Jerónimo Savonarola de Florencia.
Estos cristianos del siglo xiv y xv
lucharon sin temor por reformar la
Iglesia y se le conoce como prerreformadores. Huss y Savonarola paga-
ron con sus propias vidas sus ideales de reforma.
PORTADA

En el siglo xvi, surge Martin Lutero como instrumento escogido de Dios


para iniciar lo que se llama La reforma protestante. Como el anhelo de to-
dos los reformadores, el propósito de Lutero era hacer volver la Iglesia a la
sencillez del evangelio y corregir muchas de las prácticas injustas del alto
ÍNDICE

clero y no la creación de otra Iglesia.


Posteriormente surgen otros reformadores en diferentes lugares de
Europa. Juan Calvino fue uno de ellos. Sobre su obra teológica y su prác-
tica eclesiástica y su propia vida cristiana, como hombre pobre y fiel se-
LA LUZ DE EL FARO

guidor de Jesucristo —al igual de la de Lutero— estaba llamado a ejercer


gran influencia en la continuación de la reforma de la Iglesia no solamente
en Europa y en su tiempo sino, más tarde, en todo el mundo en los siglos
por venir.
Calvino, distinguido joven estudiante de leyes, después de la muerte
de su padre, vive y trabaja en Francia. Era la Francia del Rey Francisco
I, quien había restablecido las relaciones con el papado dando margen
al movimiento de contrarreforma en Francia, y el establecimiento de la
Inquisición y la persecución de los protestantes especialmente de los lla-
mados hugonotes (calvinistas franceses).
Calvino, al identificarse decididamente con los protestantes tuvo que
huir varias ocasiones, alguna vez o dos fue encarcelado y en otras oca-
siones predicó a grupos protestantes escondidos en las cavernas de las
cercanías de Poitier. Vemos así un reformador identificado con el sufri-
miento de los cristianos perseguidos y oprimidos. Calvino no es un simple
teólogo empírico. Vive su fe con el pueblo.
Se menciona lo anterior para señalar que —al igual que los otros refor-
madores—, su concepción de la Iglesia y del Evangelio no son meramente
ejercicios académicos. Su compromiso con el Evangelio lo llevó a compro-
meterse con el pueblo cristiano francés perseguido por la intolerancia de
los representantes de una Iglesia que reusaba reformarse.
Su obra escrita llamada Institución de la Religión Cristiana, de la cual
surge la tradición calvinista de la Iglesia, fue escrita en defensa de quie-
nes se decía toda suerte de calumnias y de los cuales ya habían sido que-
mados muchos. La escribe también para aclarar al rey y a toda Francia
en qué consistía la fe y la creencia de los perseguidos. En su dedicatoria a
Francisco I le dice: (se respeta la ortografía)
«[…] viendo yo que el furor rabia de ziertos hombres impíos ha crezido
en tanta manera en vuestro reino que no ha dejado lugar ninguno a la
verdadera doctrina, pareziome que yo haría mui bien, si hiziese un li-
bro, el cual juntamente sirviese de intruczion para aquellos que están
ENERO-FEBREO 2021

deseosos de relijion y de confezion de fe delante de vuestra majestad


por el cual entendiese cual sea la doctrina, contra aquellos furiosos se
enfurecen con tanta rabia metiendo vuestro reino el día de hoy a fue-
go y sangre. Porque ni dudare de confesar que en este libro yo no haya
casi recopilado la suma de aquella misma doctrina que ellos a vozes di-
cen debe ser castigada con cárzeles, destierros, confizcazion y fuego y
PORTADA

que debe ser echada del mundo. Yo muy bien se con cuan horribles ru-
mores y chismes hayan henchido vuestras orejas y entendimiento fin
de haceros nuestra causa odiosísima […]» (Institución de la religión
cristiana, flr, pág. 25).
ÍNDICE

Juan Calvino tenía apenas 27 años cuando el 1° de agosto de 1536 pu-


blicaba su primera edición de la Institución de la religión cristiana.
Revisada y aumentada posteriormente, su edición final es de 1559. Llega
LA LUZ DE EL FARO

a nosotros en castellano gracias a la traducción de Cipriano Valera quien


la publicó en 1597. Esta obra expresa el pensamiento vigoroso de uno de
los reformadores latinos del siglo xvi. El redescubrimiento de la tradición
calvinista, puede ser sin duda alguna un elemento esencial en la forma-
ción y la reformación de la Iglesia en América Latina, comenzando con la
Iglesia protestante y en especial las llamadas iglesias presbiterianas.

Imágenes calvinistas de la Iglesia


«Más como nuestra ignorancia y pereza y hasta la vanidad de nuestra
alma tiene necesidad de ayudas exteriores por las que la fe se engen-
dre en nosotros, crezca y llegue a ser perfecta, Dios nos proveyó para
sostener nuestra flaqueza. Y a fin de que la predicación del evange-
lio siguiese su curso, puso como en depósito este tesoro en su Iglesia;
instituyo pastores y doctores mediante los cuales enseña a los su-
yos y les confió su autoridad (Ef. 4:11, 12) (Inst. R. C. flr, pág. 803).
Dios ha depositado su Evangelio en el seno de su Iglesia. El dueño
y Señor del Evangelio es Dios mismo. La Iglesia, por tanto, no pue-
de decir que este (el Evangelio es) su posesión. La Iglesia es sim-
ple depositaria de la Verdad, su deber es exponerlo a toda la huma-
nidad. Este Evangelio no es para venerarse como reliquia religiosa,
sino que debe compartirse en forma audible con todos los seres hu-
manos (Inst. R. C. flr, L iv, 1:5). Hay que aclarar que para Calvino el
evangelio es testimonio de la Ley, de los Salmos, de los profetas, de
los apóstoles (Inst. R. C., iv, 1:5). Es importante llamar la atención a
este aspecto del pensamiento de Calvino debido a que muchos, en
diferentes ocasiones de la historia de la Iglesia, tienden a olvidar en
su proclamación el contenido total de la Biblia.
En seguida delineamos cinco declaraciones principales de Calvino
ENERO-FEBREO 2021

en cuanto a la naturaleza de la Iglesia que es importante recordar


como esencial al pensamiento o tradición calvinista.

La Iglesia visible es la madre


de todos los creyentes
PORTADA

De acuerdo con Calvino, la Iglesia fue establecida por Jesucristo para


ser el medio por el cual Él realiza su obra redentora entre los seres
humanos. La Iglesia es la esfera de la revelación propia de Dios y el
ÍNDICE

lugar de encuentro con Jesucristo. En ella los creyentes son llama-


dos a creer, a permanecer a crecer a ser fieles hasta el fin. La Iglesia,
como una madre, da a luz, nutre y fortalece a los creyentes durante
LA LUZ DE EL FARO

todo el curso de su vida. Fuera de la Iglesia verdadera no hay posibi-


lidad de vida eterna, así lo asevera Calvino cuando dice.
«Mi intención es tratar aquí de la Iglesia visible y por eso apren-
damos ya de solo su título de madre qué provechoso y necesario
nos es conocerla, ya que no hay otro camino para llegar a la vida,
sino que seamos concebidos en el seno de esta madre, que nos dé
a luz, que nos alimente con sus pechos y que ampare y defienda
hasta que, despojados de esta carne mortal, seamos semejantes
a los ángeles (Mt. 22:30). Anotemos también que fuera del gre-
mio de la Iglesia no hay remisión de pecados ni salvación lo atesti-
guan Isaías y Joel (Is. 37:32; Jl. 2:32). Con esta palabra se restringe
el favor paternal de Dios y el testimonio de la vida espiritual de
las ovejas del aprisco de Dios, para que advirtamos que el apar-
tarse de la Iglesia de Dios es pernicioso y mortal.» (Institución
Religión Cristiana, libro iv, 4:4).
En lo anterior resaltan dos cosas: a) la dependencia de Calvino de
la interpretación patrística de la Iglesia («fuera de la Iglesia no hay
salvación» de Cipriano y desarrollada más tarde por San Agustín); b)
esta declaración, sin embargo, para Calvino, no está fundamentada
en la Iglesia por sí sola, sino que es una expresión de la voluntad del
Señor de la Iglesia. Decir que fuera de la Iglesia no hay salvación es
lo mismo que decir que fuera de Cristo no hay salvación. La imagen
de la Iglesia como como cuerpo de Cristo nos ayuda a comprender
más esa realidad.
Esta doctrina de la Iglesia se expresa en confesiones de iglesias re-
formadas posteriores como en la Confesión de la Iglesia de Escocia:
«Así como creemos en un Dios, Padre, hijo y Espíritu Santo, así
mismo firmemente creemos que desde el principio ha habido, hay
y habrá hasta el fin del mundo una sola Iglesia, es decir una com-
pañía y multitud de hombres escogidos por Dios, quienes le abra-
ENERO-FEBREO 2021

zan y le adoran por medio de la fe verdadera en Cristo Jesús, quien


la cabeza de la Iglesia, siendo el cuerpo y la Esposa de Cristo Jesús
[…] fuera de la Iglesia no hay posibilidad de felicidad ni vida eter-
na. Por tanto, aborrecemos absolutamente la blasfemia de aque-
llos que aseveran que los hombres que viven equitativa y justa-
mente serán salvos sin importar que religión profesen […] Porque,
PORTADA

así como no hay salvación sin Cristo Jesús, de la misma manera


ninguno tendrá parte de la vida, salvo aquellos quienes el Padre
les ha dado a Cristo Jesús…» (Confesión de Escocia, cap. xvi).
ÍNDICE

Esta tradición Calvinista de la Iglesia es básica y esencial en el en-


tendimiento profundo de la naturaleza y misión de la Iglesia a fin
de que los creyentes no tomen a la ligera la importancia de ser par-
te de ella.
LA LUZ DE EL FARO

Pbro. José Luis Velasco ha desempeñado


los cargos de Secretario de la Asamblea
General, Secretario Ejecutivo del
Ministerio de Educación y Director de
Casa Unida de Publicaciones (cupsa) entre
otros varios cargos. Pastor residente en el
los EE. UU.
ENERO-FEBREO 2021
PORTADA

¡Bendito
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LA LUZ DE EL FARO

el reino
de nuestro
Padre David
que viene!
Al leer en los evangelios de Mateo 21:1–11; Lucas 19:28–44; Juan 12:12–19 y Marcos
11:1–11 pasajes muy conocidos sobre la entrada triunfal de Jesús a la ciu-
dad de Jerusalén, llama hoy la atención la expresión: «¡Bendito el reino
de nuestro padre David que viene!» (Mr. 11:10). Quizá la expresión para
nosotros no tiene sentido o no nos dice algo esa exclamación dada en el
momento por las circunstancias descritas en esos pasajes. Es un enuncia-
do que, a decir verdad, tiene más significado de lo que se podría pensar.
Habría de aclararse que solo Marcos lo deja por escrito en su libro. Para
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ahondar en el sentido de esta cita, a continuación, se revisará el contexto


cultural de la época en la cual fueron dichas.
Comenzaba la semana de la Pascua, es decir, la fiesta más importante
del pueblo judío, en la que se conmemora la salida de las doce tribus de
Israel de la nación de Egipto. Misma que, sería celebrada año con año y
debía ser recordada, así como anunciada a las siguientes generaciones,
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por lo que Dios hizo en ellos y del cómo fueron liberados. Después de ser
esclavos por más de cuatro siglos (Éx. 12:40). Serían libres de ese punto
en adelante, con lo cual, comenzaba una nueva identidad, teniendo un
sistema de gobierno teocrático como forma y guía para todo el pueblo. La
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adoración a Dios era de importancia para todo israelita, al igual que cele-
brar lo acontecido aquella noche en que acabó con las vidas de los primo-
génitos egipcios. Sin olvidar que, habían sacrificado a un cordero y rocia-
do su sangre en sus puertas para que la tragedia no llegara a ellos.
LA LUZ DE EL FARO

Ahora, en cuanto al contexto de lo que atañe a este análisis, Marcos na-


rra la historia de Jesús cerca del año 70 d. C. fecha a la cual los eruditos
circunscriben este Evangelio. Casi cuarenta años después de los aconte-
cimientos de la última semana de Jesús en Jerusalén. Sabemos que desde
temprana edad iba a esa ciudad con sus padres (Lc. 2:41–52). Por lo cual,
para Jesús era de suma importancia celebrar la Pascua, estar en ese lugar
y en el templo de su Padre, así lo había aprendido de sus padres José y
María. En aquella época, la historia presenta una combinación entre re-
cordar e interpretar los eventos que pasaron en esa región. Entonces, el
conocer y adorar al Dios de sus padres, al Redentor de Israel era una ense-
ñanza que se daba desde la niñez y desde el hogar, para no olvidar al que
los había llamado a ser el pueblo escogido.
Dicho evento, en nuestro tiempo se conoce y celebra hoy como la
Semana Santa, es la fiesta más sagrada para el pueblo cristiano (o eso
se cree, pues varios la toman para descansar y vacacionar dando rienda
suelta a los placeres de la carne, lo cual deja vacíos a los templos). Esta
festividad comienza con el Domingo de Ramos, primer día de la semana.
En este día, tal parece que son más importantes las ramas y el esmero
por conseguir las mejores como ornatos de los templos para enfatizar, así,
nuestra celebración y estar acorde con nuestro año litúrgico. En ese día lo
visual es más bonito que el evento. Con lo cual, se pierde la esencia misma
de la narración histórica de los evangelios. Por lo mismo, se ha transmiti-
do mal a los hijos, jóvenes y nuevos creyentes lo que se celebra el domingo
en el que deben llevar o recibir sus palmitas en el templo y exclamar las
palabras de «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!», di-
ciendo que es una tradición o costumbre que se hace cada año, sin saber
en su totalidad los hechos. Por tanto, habría que preguntarse: ¿Conoces
el trasfondo del acontecimiento?, ¿qué pasaba en el contexto histórico de
aquella entrada triunfal de Jesús a Jerusalén? y ¿por qué precisamente la
ciudad de Jerusalén?
Hay aspectos que no se deben perder de vista y que hoy han sido olvi-
dados, ignorados, minimizados o pasados por alto. El evento de la entrada
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triunfal tiene más que decir hoy y su celebración en los tiempos que nos
ha tocado vivir. Sin limitarlo a una cita o una simple narración, no es solo
un evento. Leamos el Evangelio de Marcos quién fue un creyente fervo-
roso y que escribiera lo siguiente: «La historia de Jesucristo tal y como la
escuchaba predicar del apóstol Pedro», para que las generaciones venide-
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ras conocieran al Hijo de Dios.


Algunos dirán que ya lo saben todo y que no vale la pena hacer un alto
en este hecho; no obstante, se les invita a que la lectura se haga desde
una óptica de rememoración e interpretación de los eventos. Para seguir
la pauta de revisión propuesta se tiene que partir del lugar al cual llegan
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Jesús, sus discípulos y muchos peregrinos judíos para celebrar la Pascua,


es decir, Jerusalén.
LA LUZ DE EL FARO

Jerusalén En los tiempos de Nuestro Señor Jesucristo, Jerusalén no era cualquier


ciudad. Era la ciudad en donde se conmemoraba de manera más intensa
la fiesta de la Pascua. Gran número de personas viajaban de distintas re-
giones para llegar allí. Días previos a la celebración, todos los viajeros se
sumaban en el camino para llegar a tiempo. Arribaban de todas partes, al
entrar por las diferentes puertas y caminos que tenía la ciudad.
Este lugar había sido el centro del pueblo judío durante un milenio. Era
la capital del antiguo Israel en los tiempos del rey David, lo que continuó
con su hijo Salomón. La nación de Israel experimentó un periodo grandio-
so en su historia. El pueblo estaba unido, las doce tribus bajo un mismo
rey y en un lugar estratégico; era una nación poderosa y temida porque las
naciones vecinas sabían que había un Dios que peleaba en favor de ellos.
La gente estaba resguardada por la región, la cual presentaba unas carac-
terísticas favorables que impedían a sus enemigos entrar con facilidad,
además de ser velada por Jehová, el Dios de Israel.
El reinado de David era visto o recordado como la época de poderío y
gloria, pero también de justicia y rectitud en la tierra. Él comenzó a ser
relacionado con la bondad, el poder, la protección y la justicia; era pastor,
rey ideal, el preferido de Dios, incluso, se le conocía como el hijo de Dios.
Fue recordado como un líder de un tiempo ideal a tal grado que encon-
tramos la expresión «un siervo conforme al corazón de Dios» (Hch. 13:20).
Era tan venerado que se consideraba como el futuro salvador esperado,
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que sería «hijo de David», pero más grandioso que éste, un reino restaura-
do desde Jerusalén. Era la esperanza, la justicia y paz.
Salomón construyó un templo majestuoso en esta ciudad aproxima-
damente en los años 900 a. C., convirtiéndose en el centro sagrado. La
teología que se desarrolló desde ese lugar, considerado el «ombligo del
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mundo». conectaba su origen en Dios. El templo era considerado como


la morada de Dios en la tierra, Dios estaba presente en el templo. Ahora
bien, estar en el templo se relacionaba con estar en la presencia de Dios.
Por lo tanto, éste era el lugar del sacrificio. El sitio para la purificación y el
perdón de los pecados. El templo era un centro de devoción y el destino
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de todo peregrinaje, donde se componen los cánticos de ascenso (gradua-


les) mostrados en los salmos 120 al 134 (estos nos hablan de la ciudad de
Dios, la casa del Señor).
LA LUZ DE EL FARO

Sin embargo, con el pasar del tiempo y la sucesión de reyes en turno se


fue distorsionando el concepto que se tenía, en un principio, de la ciudad
y su templo de adoración. Por lo mismo, adquirió asociaciones negativas
a partir del medio siglo después del rey David. Este centro se convirtió en
el sistema de dominación, es decir, el punto de control social marcado por
tres grandes rasgos:
En primer lugar, la opresión política. La mayoría era dominada por la
minoría, las poderosas y adineradas élites (la monarquía, la nobleza y la
aristocracia), dominio que con el tiempo se fue marcando. El pueblo no
podía expresar su opinión respecto de la formación de la sociedad. Eran
sometidos a un sistema en el cual gobernaba más la ambición del hombre,
lo cual creía anular la participación de Dios en su escogido para gobernar
con justicia en esa nación.
En segundo lugar, la explotación económica. La riqueza, en su ma-
yoría, provenía de la producción agrícola, ésta se destinaba a los fondos
de los ricos y poderosos, por medio de las estructuras y leyes sobre la
posesión de la tierra, la obligación al trabajo por deudas y, por supuesto,
de los impuestos entre otras cosas; misma que, Dios le había advertido a
su pueblo mucho antes de la formación de un sistema monárquico, pero
ellos no hicieron caso, encaprichados por ser igual a las demás naciones
eligieron a un rey para que gobernara sobre Israel y con el pasar de los si-
glos las consecuencias eran visibles y tenían que rendir tributo a los im-
perios de su momento.
En tercer lugar, la legitimación religiosa. Al pueblo se le decía que el
rey gobernaba por derecho divino, se le hacía creer que el rey era el Hijo
de Dios, este orden social reflejaba la voluntad de Dios y los poderes eran
decretados por Dios. La religión había sido usada para favorecer a los ri-
cos y poderosos, con ello se imponían las ambiciones humanas a las divi-
nas. Lo anterior creó un sistema lleno de injusticia, corrupción, al vender
a sus hermanos y volverlos a una condición de esclavitud, lo cual les arre-
bató su libertad, dada por Dios en su pasado.
En tiempos del rey Salomón, el poder y las riquezas se concentraban
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cada vez más en Jerusalén. Este se había convertido en el nuevo Faraón,


quién había recreado a Egipto en Israel. Con su muerte en el año 922 a. C.
fue inevitable que el reino no permaneciera unido, se divide en dos (Reino
del Norte con diez tribus, Israel con su capital Samaria y el Reino del Sur
con dos tribus, Judá con capital en Jerusalén), el sistema no cambio, ni se
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modificó con este acontecimiento, sino que continúo con el sistema de


dominación y sometimiento hasta los tiempos de Jesús.
Jerusalén se convirtió en el centro de la injusticia y de la traición a la
alianza con Dios. Por lo tanto, no extraña que los profetas denunciaran
las injusticias que venían de los gobernantes, así como de los líderes para
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con el pueblo marginado o carente de esperanza. Ellos alzaron la voz en


su tiempo o momento, por lo que sus voces quedaron registradas en los
libros que llevan sus nombres respectivamente y que fueron Miqueas
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(2:9, 10; 3:1-2), Isaías (1:21, 23) y Jeremías (5:1; 6:6; 7:11). Como hechos que
denunciaban los atropellos de sus autoridades para con el pueblo.
Las advertencias de los profetas fueron un llamado a volver a las sendas
antiguas, al origen, a su principio, pero no hicieron caso y anduvieron en
sus propias concupiscencias, alejándose cada vez más de los mandatos di-
vinos. El resultado de sus decisiones se vio reflejado en su propia caída, la
cual fue una verdadera tragedia para el pueblo, que fue conquistado por
los babilonios en el año 586 a. C. Lo cual, se conoce como la destrucción
de Jerusalén, sus muros y por supuesto, su centro de adoración, el templo.
Muchos de los sobrevivientes de la guerra fueron tomados como prisione-
ros quienes fueron llevados a un exilio en una nación totalmente distinta,
Babilonia. Israel, volvió a la condición en que sus antepasados habían es-
tado en Egipto, en la esclavitud. Esto parecía el fin del pueblo judío, que
volvía a pedir por un libertador.
Los sobrevivientes de aquella época mantenían viva la esperanza y el
anhelo por volver a la ciudad de paz, de Dios, de Jerusalén. Dicha esperan-
za se refleja en el Salmo 137. Pasados los cincuenta años de exilio, se les
permitió regresar a su tierra de origen. Aproximadamente en el año 500
a. C., quienes reconstruyeron el templo como tarea primordial, el centro
del gobierno local en Judea. El sumo sacerdote, junto con sus autoridades
del templo eran los gobernantes del pueblo. Aunque ellos debían lealtad
y tributo a sus dominadores imperiales, principalmente, el Imperio Persa
quien dominaba a los judíos, continuó hasta el siglo ii a. C. cuando cayó
bajo el dominio de Roma en el año 63 a. C. Al inicio de su dominación so-
bre los pueblos conquistados, el cual era bajo un gobierno regido por me-
dio del sumo sacerdote en el templo, y de una aristocracia centrada en el
lugar de adoración. Esta era la forma tradicional en todo su territorio: de-
signaban colaboradores locales de la población nativa para gobernar en el
nombre de Roma y con ello, sometían o dominaban a los pueblos bajo su
imperio.
Roma, al tomar control de la patria judía, por influencia de Marco
Antonio nombró rey de los judíos a un hombre llamado Herodes, un
Idumeo, es decir, un descendiente de Esaú, cuya familia se había conver-
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tido recientemente al judaísmo. Tuvo un largo reinado, hasta el año 4 a. C.,


y pasó a la historia como Herodes el Grande. Nombró y depuso siete su-
mos sacerdotes durante sus treinta y tres años como rey, gobernó desde
Jerusalén. La ciudad se volvió esplendida durante su reinado. Tiempo en
el cual se reconstruyó y remodeló el templo rodeado de amplios patios y
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elegantes columnas, además, de mármol y oro, lo que lo convirtió en el


más esplendido del Imperio Romano. Este hombre financió la construc-
ción de templos dedicados a César Augusto con el dinero del pueblo y los
impuestos judíos. El pueblo sometido no le tenía simpatía a su goberna-
dor, puesto que algunos le llamaban «Herodes el Monstruo», por ser un
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asesino implacable (e inclusive se cuenta que mandó matar a su propia


esposa). Las condiciones de la vida del pueblo estaban empeorando cada
día más. El anhelo y el deseo de un libertador era el clamor constante.
LA LUZ DE EL FARO

En aquel tiempo, el templo vino a ser centro de un sistema de impuestos


tanto local como imperial y los archivos de deuda eran conservados den-
tro de ellas. Las autoridades de Jerusalén eran corruptas y fieles servido-
ras de Roma. El pueblo ya no veía con agrado el lugar de adoración, donde
se pudiera sentir el perdón, al igual que la reconciliación con su Dios, en
realidad, era más una carga de opresión y marginación, porque el robo y
la humillación se hacían presentes. El pagar o acumular deudas era una
frustración que se respiraba y vivía.
Esta era la Jerusalén en la cual le tocó a Jesús entrar el domingo de esa
semana de la celebración de la Pascua. Había toda una problemática des-
de el punto de vista político, económico y religioso, aunado a un desáni-
mo, así como a una pobreza espiritual. Existía una gran confusión en un
pueblo que esperaba con ansias a un Mesías que cambiaría la condición
de vida en términos meramente humanos. Anhelaban que destruyera la
dominación del imperio Romano y diera libertad, como lo habían presen-
ciado sus antepasados. Deseaban que Jerusalén volviera a ser la ciudad de
paz, que diera vida y esperanza a sus habitantes. El mensaje de Jesús era
profundamente crítico del templo y su rol en el sistema de dominación
sobre un pueblo marginado. Por lo cual, no resulta extraño lo que hace
Jesús al purificar el templo de su Padre Celestial y decir que ese lugar se
había convertido en una cueva de ladrones, donde se acumulaban tanto
la riqueza como el poder.
El profeta Isaías describe a Jerusalén como una fuente de instrucción
en la rectitud para el mundo entero (Is. 2:2, 3), con lo que se anunciaba
una nueva esperanza que habría de venir a esta tierra, una paz nueva, un
mundo de prosperidad y seguridad. Esto es lo que se quería ver en los
días de Jesús en esta tierra.

una procesión
imperial
ENERO-FEBREO 2021
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Domingo 9 del mes de Nisán, primavera del año 33 d. C. Había dos pro-
cesiones entrando en Jerusalén. Por el lado oeste de la ciudad, un hom-
bre llamado Poncio Pilatos, el gobernador romano de Idumea, Judea y
Samaria, que entraba con una columna de caballería y soldados a su man-
do. Haciendo notar la presencia de las autoridades de aquella región en
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las fechas más importantes de las fiestas de los judíos. Era una demostra-
ción tanto del poder militar romano como de la teología imperial romana
(que era famosa, lo mismo que habitual por lo menos durante el primer
LA LUZ DE EL FARO

siglo). Los habitantes de la ciudad y peregrinos de las demás regiones se


habían acostumbrado a ver año tras año la entrada de los gobernadores
en turno. Era inevitable que la presencia del imperio con todas sus clases
sociales del sistema llegara a la ciudad. Esto hacían no porque fueran muy
simpatizantes de las festividades religiosas de los judíos, sino para salva-
guardar el orden en caso de que se presentará un problema en esos días.
Para las grandes festividades judías, Pilatos, como sus predecesores y
sus sucesores, iban a Jerusalén desde Cesárea, unos 96 kilómetros aproxi-
madamente. Vivía en la nueva ciudad en la costa y llevaba con él a toda su
corte marcial para esas fechas cada año. El desfile de soldados de caballe-
ría, soldados a pie, armaduras de cuero, yelmos, armas, estandartes, águi-
las reales montadas sobre lanzas, el sol brillando sobre el metal y oro que
llevaba esta procesión eran una costumbre. La sonoridad de la marcha de
soldados, el redoblar de los tambores y el anuncio de la llegada de un po-
deroso a aquella región. Todo lo anterior, era la manera de amedrentar y
atemorizar a los participantes de la festividad de la Pascua, con miedo a
que se desatara una revuelta, una rebelión o una guerra contra al imperio.
De acuerdo con la Teología Romana, el emperador no era simplemen-
te un gobernador de Roma, sino que ellos creían que era el Hijo de Dios.
«Esto comenzó tiempo atrás con el más grande emperador, Augusto,
quien gobernó Roma desde el 31 a. C. al año 14 d. C. Su padre era el dios
Apolo, que lo habría engendrado en su madre, Atia». Esto muestra que
ellos creían y enseñaban que cada gobernador en turno era el «hijo de
Dios», «señor», «salvador», quien «había traído paz a la tierra». Con lo que
se aprecia el cómo se apropiaban de los títulos solo dados al Mesías, el en-
viado de Dios. Así, existía cada vez más confusión que dividía al pueblo.
La procesión de Pilatos representaba la dominación y no solo un orden
del sistema social, sino también, una teología rival. No sorprende, enton-
ces, que todo judío tuviera un odio al imperio de Roma. Estaban dispues-
tos a matar a quien sea que llevara ese título de Hijo de Dios. Por otro lado,
los del imperio defendían a capa y espada ese título, matando a los que se
ENERO-FEBREO 2021

levantaran contra ellos, sometiéndolos a su sistema, castigándolos e, in-


cluso, crucificando a todo hombre que se revelara (la muerte más brutal
que se podía aplicar).

una procesión de
campesinos
PORTADA
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LA LUZ DE EL FARO

Jesús con un grupo de hombres viajaba a Jerusalén para celebrar la


Pascua. El viaje había comenzado desde Galilea, unos 160 kilómetros de
recorrido aproximadamente. Una vez llegado al lugar de la festividad es-
taban por sumarse a la celebración más importante. Al acercarse a la ciu-
dad permanecían con Él un grupo muy pequeño de hombres, a quienes
tiempo atrás los llamó diciendo: «Sígueme». Ellos fueron enseñados e ins-
truidos, convirtiéndose, así, en discípulos. Jesús había planeado su viaje
con anticipación. Había recorrido todas las regiones, presentándose como
el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador y Rey de los judíos. La gente lo co-
nocía, lo había visto, escuchado y participado de sus enseñanzas, presen-
ciado sus milagros, sabían que tenía poder, que había resucitado a su ami-
go Lázaro a quien levantó de entre los muertos una semana antes de la
Pascua. Recordaban que había dado de comer a 4 mil personas y otros
decían que también lo había hecho con 5 mil personas en otra ocasión.
Ellos creían que Jesús era el verdadero Mesías del cual los profetas habían
anunciado en el pasado, asimismo, querían hacerlo su rey.
Jesús era de la región de Nazaret, una comunidad de campesinos. El
mensaje que proclamaba era acerca del Reino de Dios, quien era dirigi-
do a ellos (en el estatus social eran los de abajo). De acuerdo con lo que
nos dice el evangelio de Marcos 11:1–11, Jesús les dice a dos de sus discí-
pulos que vayan al próximo pueblo y traigan a un asno que encontrarían
allí. Los hombres cumplen con la orden trayendo la encomienda, Jesús lo
monta y comienzan a bajar del Monte de los Olivos dirigiéndose a la ciu-
dad de Jerusalén, rodeado por una multitud de seguidores y simpatizan-
tes entusiastas que tienden sus mantos, esparcen ramas que encontraban
a su paso, todo mientras gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito es el que viene en
nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino que se aproxima, el reino de nues-
tro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» Con lo cual, podemos visualizar
en la entrada del lado este de la ciudad, al Maestro montado en un asno y
con él hombres, mujeres y niños que le seguían o acompañaban en su en-
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trada a la ciudad de Dios.


Esta procesión tiene muchos simbolismos del profeta Zacarías, en el
cual encontramos que habla de un rey que vendría a Jerusalén (Sion),
«humilde y montado sobre un asno, sobre la cría de un asna» (Zc. 9:9). Lo
que el mismo evangelio de Marcos narra.
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Muchos hombres perversos y enemigos de Jesús, los que no querían


que fuera su rey, al ver la aceptación que tenía de la gente, comenzaban
a orquestar su muerte, esto ocurrió días más tarde en torno a esa sema-
na de celebración durante los festejos de la Pascua. Jesús caminó los pa-
sos para iniciar las actividades que le llevarían a su muerte en la cruz;
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pero también a la resurrección, el paso más importante de la Redención


para los que habrían de creer en su nombre, el de verdaderamente ser el
Salvador. Esa semana fue su sufrimiento, pero también la manifestación
LA LUZ DE EL FARO

del Padre Celestial por la humanidad.

nuestra
celebración
hoy
Estas procesiones representan el conflicto central de la semana que cami-
nó Jesús en la tierra yendo a la crucifixión. La procesión de Jesús se opo-
ne deliberadamente a lo que estaba sucediendo en el otro lado de la ciu-
dad. La procesión de Pilatos representaba el poder, la gloria, y la violencia
del imperio que dominaba el mundo. La procesión de Jesús anunciaba el
Reino de Dios. La Semana Santa es la historia de estos enfrentamientos.
Este contraste entre el Reino de Dios y el reino del hombre. Una confron-
tación tanto religiosa como social, tanto humana como divina.
Hoy, es nuestro enfrentamiento entre lo sacro y lo profano, pero desde
una forma interna y que el ser humano tiene, el de celebrar y reconocer
a Jesús como Rey, aceptar que es el Hijo de Dios quien nos da salvación
y vida. Que a través del Mesías tenemos redención de la condición en
la que nos encontramos atados a nuestros pecados y que muchas veces
clamamos al Padre Celestial para ser liberados de los que nos oprimen,
marginan, dominan o atan a una esclavitud, no dejándonos ser libres en
Cristo. Sin embargo, el dejar que los placeres de la carne nos gobiernen
auto engañándonos que somos libres, que no necesitamos a un salvador
y que estamos felices rindiendo tributo a los señores que gobiernan nues-
tro corazón complaciéndolos, adquiriendo deudas cada día con ellos, ale-
jándonos así de Dios.
El Domingo de Ramos, conocido así por muchos, es de prestar atención
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hoy. Las ramas no tenían que ver con el evento. Lo narrado en el evange-
lio de Marcos debe verse como un elemento y parte de una escena que
se nos da. No como la parte principal de la celebración de lo que ocurrió
en ese día. La entrada triunfal de Jesús ha sido escrita en los evangelios a
manera de narrar la historia, de darla a conocer, preservarla y no olvidarla
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con el pasar de los tiempos. Por tanto, debe continuar siendo estudiada e
interpretada para nuestros días.
Al celebrar una vez más esta Semana Santa y con lo que has leído aquí,
quiero preguntarte: ¿En cuál procesión participas?, ¿de cuál procesión
eres parte?, ¿quién está entrando a tu corazón y triunfando? Podrás de-
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cir: «¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene!» Con una
nueva forma.
LA LUZ DE EL FARO

Bibliografía

• Borg, Marcus J. y John Domnic Crossan. La última semana,


un relato diario de la última semana de Jesús en Jerusalén.
Editorial rayo, una rama de HarperCollinsPublishers. 2007. El Pbro. David Torres Díaz.
• Halley, Henry H. Compendio Manual de la Biblia. Casa Pastor de la Iglesia Nacional
Bautista de Publicaciones. 1987. Presbiteriana de México Emanuel,
• Holman. Bíblia de Estudio RVR 1960. 2014. Ciudad de México. Miembro del
Presbiterio Berea.
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LA LUZ DE EL FARO

¿Ofrecemos la Cena del Señor, incluso


cuando dos o tres no estén reunidos,
incluso durante la pandemia?
Compartiré mi conclusión por adelantado: ¡por
supuesto que sí! Y si podemos resolver eso, el princi-
pal problema se convierte ahora en la logística, no en la
teología.

Primero algunos antecedentes. Las iglesias ofrecen servicios de adora-


ción en línea: cultos o estudios bíblicos, por ejemplo, o grupos pequeños.
Una iglesia menonita de que he escuchado está ofreciendo «auto-ora-
ENERO-FEBREO 2021

ción»: el pastor dijo que esperaba que las personas no de la Iglesia les hi-
cieran su primera visita en su propio carro, ya que no se sentirían «enca-
jonadas» por el edificio físico.
Así que, vemos los muchos dones de Dios a través de su Iglesia siendo
entregados a distancia: la enseñanza de la Palabra; adoración; oración.
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Pero ¿dónde deja eso la pieza faltante, la Cena del Señor?


Creo que muy pocos evangélicos le dan el peso adecuado a la Cena del
Señor; por lo tanto, no considero que la «demora indefinida» para celebrar
la muerte del Señor sea una pérdida aceptable, ni creo que sea demasia-
do difícil practicar la Cena del Señor en condiciones de distanciamiento
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físico.
Como cristianos, debemos dejar que nuestra teología (¿qué debemos
hacer?) venga primero y conduzca nuestro ministerio; y solo entonces, lo
LA LUZ DE EL FARO

práctico (¿cómo hacemos lo que debemos hacer?) venga en segundo lu-


gar, una vez que se decide lo primero.
Y yo diría que tenemos una base bíblica para compartir la Cena del
Señor, incluso cuando nos vemos obligados a permanecer separados.
Cuando no estamos reunidos físicamente, todavía hay una conexión en-
tre todos los miembros de la Iglesia de Cristo: «Porque aunque estoy au-
sente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome
y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo»
(Col. 2:5); «Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en el
espíritu» (1 Co. 5:3). Estos versículos quizás tengan una aplicación espe-
cial para un apóstol, pero siguen siendo una verdad para todos los creyen-
tes. Este es un vínculo que trasciende el espacio, y durante los tiempos o
la separación forzada —y solo entonces— parece un salto lógico agregar
que el pueblo disperso de Cristo puede comunicarse con el Señor como
cuerpo. Como se dice en el credo: «Creo en la comunión de los santos».
La Biblia tiene la última palabra sobre esto. No obstante, las lecciones
de la historia también sugieren cómo podríamos actuar, ya que no somos
llaneros solitarios aislados para resolver las cosas, sino parte de un largo
desfile de creyentes. Y la historia muestra que ciertamente no somos los
primeros cristianos en enfrentar pandemias.
Sugiero estos dos ejemplos, uno del siglo ii (que habla de enfermedades
normales) y luego del siglo xvi (que habla de una plaga):

Ejemplo 1. Justino Mártir, alrededor del año 155 d. C., escribió una de las
primeras descripciones de una reunión de la Iglesia. Sugiere que la Cena
del Señor puede ser —¡debe ser!—, llevada a los enfermos después de la re-
unión matutina de la Iglesia.
Entonces todos nos levantamos unidos en oración.
Cuando nuestra oración termina, se traen pan y vino,
y el líder del servicio ofrece oraciones y acciones de gracias.
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La gente dice: «Amén».


El pan y el vino por los que ha dado gracias
se distribuyen luego a cada persona.
Luego los diáconos toman una porción del pan y el vino
para aquellos que están ausentes.1
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Note que Justino aparentemente supone que la Cena del Señor, que re-
fleja la comunión de los santos, es válida a través del espacio, pero tam-
bién a través del tiempo (un tiempo relativamente breve, para estar se-
guro). Y parece creer que el mismo pan y vino, que después de todo fue
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bendecido en la reunión física, debe ser lo que se comparte con los que no
están presentes.

Ejemplo 2. Martin Lutero. En 1527, «la Peste» se extendía por Alemania.


LA LUZ DE EL FARO

Este no era un coronavirus relativamente ligero, sino la temida peste bu-


bónica, la que aniquiló gran parte de Europa en el siglo xiv y tuvo una tasa
de mortalidad del 30 al 90 % (en comparación con el 2 a 3 % de Covid-19);
una persona podía irse a la cama sintiéndose perfectamente bien y nun-
ca despertarse. La sociedad, por supuesto, se puso patas arriba. Durante
todo esto, Lutero escribió una carta intitulada, «Sobre si se debe huir de
una plaga mortal.» Su punto era que «Aquellos que se dedican a un minis-
terio espiritual como predicadores y pastores también deben permanecer
firmes ante el peligro de muerte.» Pero es una de sus pruebas de su creen-
cia que nos interesa hoy:
Porque cuando la gente está muriendo,
más necesitan un ministerio espiritual que
fortalezca y consuele sus conciencias
por palabra y sacramento
en fe vencer la muerte. [2]
¿Cómo en términos prácticos servimos la comunión? Puedo pensar en
algunas formas, y si una Iglesia llega a la conclusión de que es importante,
deberían poner sus mentes y corazones al problema.
Aquí hay una sugerencia:

1. Anuncie de antemano que la comunión se compartirá, en vivo o me-


diante grabación, en cualquier momento en línea.
2. Invite a las personas a prepararse.
3. Pídales que preparen un poco de pan y jugo.
4. En el servicio de comunión, invítelos a confesar sus pecados.
5. Ore por la bendición del pan y el vino.
6. Invítelos a tomarlo, recibiendo el cuerpo y la sangre de Cristo por fe
en sus corazones.
7. Pronuncie una bendición sobre quienes la recibieron.

¡Lo más simple es lo mejor!


ENERO-FEBREO 2021

Terminaré con una historia que, confío, no molestará a mis compañe-


ros protestantes, ya que su lección es relevante. En la poderosa novela de
Graham Greene, El poder y la gloria existe una persecución generalizada
en México y todas las iglesias han sido clausuradas. Un sacerdote católico,
a quien Graham nunca nombra, está siendo acosado de pueblo en pueblo.
PORTADA

Está abatido, ya que no puede oficiar misa: no hay vino, por lo tanto cree,
¡no es posible ningún sacramento! Parte del punto de Greene es que Dios
no depende del líquido utilizado y que su gracia supera todos los impedi-
mentos físicos.
Nosotros los evangélicos, nosotros los que ministramos la Palabra y el
ÍNDICE

sacramento / ordenanza con muchas menos barreras que ese sacerdote


anónimo o Martín Lutero, tenemos un deber para con Dios y nuestros re-
baños que debemos asumir.
LA LUZ DE EL FARO

Notas

1. Mi ¿paráfrasis de Justino Mártir, Primera Apología? Justino rechazó así la noción, fomentada por la
creciente ola de gnosticismo, de que uno podría disponer de los elementos físicos de la Cena del Señor
y simplemente celebrarlo «en abstracto.» Ireneo hizo un fuerte caso anti gnóstico sobre el mismo punto
en su libro Contra las Herejías, escrito 20 años después. ¡Mi impresión es que Graham Greene se habría
puesto del lado de Justino e Ireneo sobre el punto de vista gnóstico!
2. Véase Martin Lutero, Sobre si se debe huir de una plaga mortal. Lutero estaba enseñando que la
confesión y el sacramento prepararían al individuo para enfrentar la muerte. Si aceptemos o no su
doctrina particular, aun así, la ayuda pastoral, el ministerio de la Palabra y la Cena del Señor son
necesarios para la salud del alma. Una nota al margen: Lutero también denunció a quienes no tomaron en
serio la plaga; y sospecho que no habría salido de la casa para demostrar que podía hacerlo.

Gary S. Sjögren, PhD en Exégesis del Nuevo Testamento, Profesor en el Seminario evangélico ESEPA, San
José, Costa Rica
https://razondelaesperanza.com/2020/03/25/coronavirus-ofrecemos-la-cena-del-senor-incluso-
cuando-dos-o-tres-no-esten-reunidos/
Pbro. Caleb Díaz López

Las
niñas
y
ENERO-FEBREO 2021

niños
PORTADA

en la
ÍNDICE

Biblia
LA LUZ DE EL FARO

—¿Quién es ese niño que va corriendo


aprisa?
—Sé.
—Yo le conozco de algún sitio tan bien…
¿O será el niño que pasó para no volver
—¡Oh, no!— ¿Solo el niño que fui yo?
—Eliseo Diego, poeta cubano
La Biblia como Palabra de Dios tiene mucho qué decir respecto a cada una de las
etapas de la vida de los seres humanos. Casi en cada libro de la Biblia, desde Génesis
hasta Apocalipsis, hay mucho que decir respecto a los niños y niñas; basta con tomar
un diccionario o concordancia bíblica para ver todas las citas que se refieren a los ellos.
La etapa de los niños y niñas va desde cero hasta once años. Hagamos un breve recorri-
do de los textos bíblicos donde se menciona a los niños y niñas, tenemos los siguientes
pasajes: Génesis. 21:8; 33:1, 2, 5, 6, 7, 13, 14; Éxodo 1:17; 2:6; Rut 4:13; 1º Samuel 1:19-28; 1º
Reyes 17:21; 2º Reyes 4:18; 5; Salmo 8:2; Proverbios 22:6; Isaías 9:6, 7; 11:6; 13:16; 65:20;
Jeremías 1:6; Joel 3:3; Lamentaciones 2:19, 21; 4:4; Mateo 2:8; 11:25; 18:2, 3; 19:13-15;
21:16; Marcos 9:37; 10:14, 15; Lucas 1:66, 76, 80; 2:12, 38, 41-52; 1ª Corintios 3:1; 13:11;
14:20; Gálatas 4:1; Efesios 4:14; 2º Timoteo 3:15; Hebreos 5:13; 1ª Pedro 2:2.

Síntesis teológico-pastoral de algunos textos:


Génesis 33:1-20. Es evidente el miedo que sentía Jacob en el encuentro con
ENERO-FEBREO 2021

su hermano Esaú, pero lo que no se vale es que los adultos pongamos a los niños/as
como carne de cañón para arreglar nuestros problemas, como desafortunadamente
vemos aquí. Jacob pone a los niños/as y mujeres en caravanas por si hay una reacción
violenta de parte de su hermano, «delante, aquellos que estaban menos ligados a él, es
decir, Zilpa y Bilhá, y luego, a Lía. Los exponía así al primer encuentro, sobre el que Jacob
PORTADA

no sabía si sería amistoso u hostil. En último extremo, Raquel, tendría ocasión de huir,
mientras Esaú caía sobre los que iban delante». Esta barbaridad de usar a los niños/as
se da, desde los problemas conyugales hasta los conflictos bélicos entre los pueblos y
grandes líderes de las naciones. Con gran tristeza leemos que bombardean escuelas, ja-
ÍNDICE

lonean a los hijos/as en los juzgados, como si los niños/as fueran monedas de cambio;
¡terribles escenas injustificadas, trayendo grandes afectaciones a los niños/as!

Éxodo 1:17; 2:6. Uno de los problemas sociales desde la antigüedad, es el fe-
LA LUZ DE EL FARO

nómeno muy actual de la migración, incluido por supuesto la migración infantil. Este
pasaje de Éxodo 1:2 plantea el problema de la migración; el nuevo rey de Egipto, como
los imperios de hoy, se da cuenta que «el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más
fuerte que ellos». Por lo que toma sus propias medidas, aumentándoles largas jornadas
de trabajo, pero sin resultado alguno; hasta llegar a tomar la decisión del infanticidio, es
decir no dejar nacer a los niños de las mujeres hebreas, a través de las parteras Sifra y
Fúa, para su sorpresa estas dos mujeres eran respetuosas de Dios y de la vida, «preser-
varon la vida de los niños», 1:17; por ende, prosperó el pueblo de Israel y las familias de
las parteras; porque Dios bendice cuando se opta por la vida, más por los niños/as que
son seres inocentes. Dios actuó por medio de las parteras y por la misma hija del Faraón
liberando al pequeño Moisés del río. «Y teniendo compasión de él» (v. 2:6). Compasión,
es muy diferente de lástima, la compasión, nos lleva a actuar, mientras que la lastima, se
queda en un mero sentimiento. Hoy somos llamados a ser esas mujeres y varones lla-
mados a actuar en favor de los niños y niñas, como las parteras Sifra y Fúa, y la hija de
Faraón, denunciando esos actos de opresión, maltrato, violencia sexual, física y psicoló-
gica en contra de los más pequeños del reino de los cielos.
1º Samuel 1:27. Cuando no se tiene posibilidad de procrear un hijo,
hay esperanza en Dios para los cónyuges estériles; es el caso de Ana y Elcana.
Quienes tienen esa posibilidad de procreación deben valorar a los niños y ni-
ñas, proveyendo para ellos, cuidado físico (alimentación, techo, vestido), edu-
cación (bíblica y secular) y espiritual (oración, cultivo de emociones adecua-
das, buen ejemplo). Todo esto lo vemos reflejado en Ana madre del pequeño
Samuel, aun cuando su padre no fue buen ejemplo. Los primeros cinco años
de los niños y niñas, son fundamentales, es donde se deben poner todos los
fundamentos educativos, incluyendo los valores por supuesto; así, aunque es-
tén rodeados de ejemplos pecaminosos, como en el caso de Samuel y los hijos
malvados del sacerdote Elí, salen adelante, sobre todo por la gracia y bendi-
ción de Dios.

Salmo 8:2. El autor del Salmo alaba la grandeza de Dios mostrada en


toda la creación, pero también en la vida de los niños y niñas de pecho y más
ENERO-FEBREO 2021

grandecitos; ellos en su pequeñez nos dan lecciones de los cuidados perfec-


tos de Dios en sus vidas, porque las mamás y papás por más que queramos
cuidar de ellos siempre nos llevamos buenos sustos; por ejemplo, los niños y
niñas, tienen dependencia y confianza total en mamá y papá, de manera que
si abrimos los brazos para recibirlos, ellos no dudan en aventarse, los adultos
PORTADA

nos cuesta depender y confiar en Dios. Pero el Salmo 8, también nos enseña
que la mejor alabanza a Dios brota de los niños «y de los que maman».

Proverbios 22:6. El imperativo de la educación es a los padres, ellos


tienen el privilegio y responsabilidad de educar a los niños y niñas. El primer
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espacio para la educación es el hogar. En el hogar se aprende todo, a reír, a llo-


rar, a amar, odiar, hacer tareas de casa y de la escuela, etc. Los padres son los
inmediatos responsables de lo que ese niño/a sea en el presente y futuro. «En
LA LUZ DE EL FARO

la casa es donde surgen, se desarrollan y se reproducen las primeras afirma-


ciones de la fe. En muchos casos, esas afirmaciones serán las declaraciones y
vivencias más elocuentes que tiempo después repercutirán en la vida adulta.
Entre los juegos, las bromas y las conversaciones francas se hace la teología
casera». Esto va de la mano con otro gran texto muy amado por los hebreos
es, Deuteronomio 6:6-9. Al respecto el Dr. Edesio Sánchez dice: «este pasaje
nos ofrece entretejidos de manera magistral, el qué y el cómo, el contenido y
el proceso de la enseñanza. En el pasaje encontramos el sujeto: los padres; el
receptor: los hijos; el contenido: «estas palabras»; el lugar: el hogar; el tiem-
po: toda la actividad humana habitual; la forma: la comunicación oral, escri-
ta y práctica». El famoso erudito filósofo y pedagogo estadounidense, John
Dewey afirmó que la educación recibida en las instituciones escolares repre-
sentaba una mínima parte de la educación global. Por su parte Leonardo Boff,
dice: «Se aprende no solo en la escuela. Se aprende durante toda la vida y me-
diante todas las formas de vivir».
Lucas 2:52. El Evangelio de Lucas presenta cuatro aspectos importantes del niño
Jesús: crecimiento intelectual, físico, espiritual y social. En una palabra, diríamos ahora,
crecimiento integral. Jesús es modelo desde su infancia. Su crecimiento en sabiduría
tuvo que ver con la influencia positiva de sus padres. Los hebreos se ocupaban primor-
dialmente de cultivar a sus hijitos/as en el conocimiento del Antiguo Testamento; te-
niendo como forma pedagógica la memorización, Jesús sabía de memoria pasajes del
Deuteronomio, los Salmos, porciones del profeta Isaías, etc. La sabiduría para los judíos
era desarrollo cognitivo, pero también de obediencia a la Palabra de Dios, mostrada
en una vida moral según la voluntad de Dios. Crecimiento físico, aunque José y María
eran de pocos recursos económicos, siempre procuraban alimentar sanamente la vida
de sus hijos; Jesús se desarrolló normalmente, su platillo favorito fueron los pescados.
Para que haya buen desarrollo físico de los niños y niñas, es necesario el afecto, buena
alimentación, vestido y techo. Crecimiento espiritual, Lucas 2:21, 39, 41, nos dice que
María y José, cumplieron con su pequeñito todo lo que estaba estipulado por la ley; no
descuidaban nada como familia; Jesús creció siempre en comunión con su Padre, nunca
ENERO-FEBREO 2021

fue un verdadero desconocido. Impactó la respuesta que le dio a María: ¿No sabíais que
en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Su pasión era estar con su Padre.
Crecimiento social, tenía la aceptación de sus padres, aunque nunca terminaron de asi-
milar quien era su hijito; tenía la aceptación de sus demás familiares, amigos y vecinos.

Marcos 10:13-16. Esta escena marca un contraste muy grande entre la actitud
PORTADA

de los apóstoles y la de Jesús. En este pasaje se habla de madres y padres deseosos de


traer a sus hijos, para (que los tocase) ver y recibir la bendición del Maestro; frecuen-
temente hacían esto con los rabinos, los padres y abuelos también daban la bendición
a los suyos. De pronto aparecen los apóstoles con una actitud insana hacia los padres
ÍNDICE

y niños, cómo les habrá dolido a los padres que los apóstoles hicieran a un lado a sus
hijos. Los apóstoles tenían una actitud adulto-céntrica, como desafortunadamente
sufrimos hasta hoy. «Los discípulos se comportan como aquellos judíos que despre-
ciaban a los niños por inmadurez y desconocimiento de la ley. En el terreno de juego
LA LUZ DE EL FARO

vemos nuevamente el mundo de los adultos en contra del mundo infantil y los prime-
ros salen con todas las ventajas acostumbradas, solo que ahora el árbitro está de su
lado». Los apóstoles pensaron que a Jesús solo le interesaban los adultos, pero no los
niños. Afortunadamente Jesús vio la mala actitud de los apóstoles y salió en defensa de
los niños y niñas haciendo una declaración profunda «de los tales es el reino de Dios».
«Jesús rectifica y dice que las niñas y los niños, lejos de ser insignificantes, son los he-
rederos del reino. El Maestro afirma también que los más pequeños son el modelo para
los que han de recibir el reino de Dios». Los adultos mucho tenemos que aprender de
la hermosa etapa de la infancia, la nobleza de los niños y niñas, su sinceridad, su actitud
de perdón, olvido, pureza, con razón la declaración contundente del Maestro, «el que no
reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». Si la escena inicia con «indigna-
ción», por parte de Jesús con los apóstoles, termina con gran ternura hacia los niños y
niñas, «El pasaje de Marcos usa tres verbos para describir este trato: abrazar, bendecir
y poner (10:16). Jesús demuestra tener hacia los niños y las niñas un trato diferente al
que le dan los discípulos y les asegura de esa manera un lugar importante dentro de la
comunidad de fe».
Hoy las familias, la Iglesia, y la sociedad en general, tenemos un gran reto con nuestros
niños y niñas. No solo por la pandemia que ha obligado a que el ciclo escolar se desa-
rrolle en casa, y por lo cual, los padres deben de tener toda la paciencia, sabiduría y to-
lerancia, con los niños y niñas, a fin de hacer equipo entre alumnos, padres, maestros y
gobierno, para sacar adelante el ciclo escolar, que es y será de los más bajos en aprove-
chamiento durante muchos años. Miles de niños y niñas, no cuentan con una computa-
dora o teléfono para tomar sus clases, peor aún, otros ni siquiera la señal de radio les
llega, porque viven en comunidades muy apartadas; por lo mismo hay mucha deserción
escolar. Pero también es cierto que los niños y niñas están abusando en el uso de la
tecnología, se quedan hasta la madrugada y no precisamente haciendo sus tareas, sino
metidos en los juegos, es allí donde entra la supervisión rigurosa de los padres. Los pa-
dres tenemos que amar mucho a nuestros hijitos/as; como parte de amarlos es también
velar por su educación, mamás y papás deben verter en los niños y niñas toda la ense-
ñanza que sea útil; no descuidar la enseñanza bíblica, escolar; procurando crecimiento
integral en la vida de los niños y niñas. La mejoría de las Iglesias y de la sociedad en ge-
neral, depende cómo llevemos las riendas del hogar. La Iglesia tiene el gran reto de ha-
ENERO-FEBREO 2021

cer llegar a los niños y niñas las lecciones bíblicas, usando la mejor trasmisión e imáge-
nes por medio de las plataformas digitales de hoy, y cuando regresemos a los templos,
se deberá el tiempo que se dedique a los niños dentro de sus instalaciones, dotarles de
los mejores maestros/as, materiales, equipos tecnológicos, jugar con ellos/as, incluirlos
dentro de las predicaciones y direcciones de cultos, impartirles la Cena del Señor, así
PORTADA

como se les hace partícipes del bautismo. Pero, sobre todo, desterrar el adulto centris-
mo. Porque de los niños y niñas «es el reino de Dios».
ÍNDICE
LA LUZ DE EL FARO

Bibliografía

1. La Biblia de estudio. Traducción en lenguaje actual. Sociedades Bíblicas Unidas.


2012.
2. La Biblia Latinoamericana. Editorial Verbo Divino. 1989.
3. Biblia de Jerusalén. Desclee de Brouwer, Bilbao.
4. Santa Biblia Reina Valera 1960. Edición Especial 2017.
5. Betty S. de Constance. Más que maestros. Ayuda para el cuidado pastoral del
niño. Publicaciones Alianza. 152 páginas. Pbro. Caleb Díaz López. Secretario del
6. Edesio Sánchez C. El reino y la niñez. Un recorrido biblico entre fe, niñez y Ministerio de Educación de la RAG.
juventud. Ed. JUANUNO1. 298 páginas. Miembro del H. Presbiterio Berea.
7. Edman Orel López Díaz. Dejen que los niños vengan a mí: Una mirada infantil de Pastor de la Iglesia Monte de los Olivos.
la basilea (reino) de Dios. Edición conjunta. 90 páginas.
8. Harold Segura. Teologia con rostro de niñez. Una perspectiva teologica de la
infancia. 147 páginas.
Pbro. Juan García Martínez
Semblanza, 1940–2021
Por Joel García Arroyo,
hijo del Pbro. Juan García
2021

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que
noviembre-diciembreENERO-FEBRERO

trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae
nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a
Sion: tu Dios reina!
2018

Isaías 52.7
PORTADA

E
l nació por la mañana del 10 de marzo del año 1940, en el pueblo de San Andrés
Totoltepec, Tlalpan, Ciudad de México. Su nacimiento fue después de una intensa
nevada en el Ajusco, que llegó hasta las calles empedradas de este pueblo. Y fue
de el faro 39

el quinto vástago del matrimonio formado por Práxedis Martínez y de Catarino García.
LA LUZ DE EL FARO la luzÍNDICE

La familia García Martínez se distinguió por tener una membresía muy activa en la
Iglesia Nacional Presbiteriana Bethel, la cual se encuentra en dicho pueblo. Siendo de
origen muy humilde, se caracterizó por el trabajo arduo tanto en las labores del campo
como en las actividades de la Iglesia. Juan, como su familia lo identificaba desde siem-
pre, fue una persona con virtudes y muchos más errores que virtudes, pero siempre con
un inmenso amor hacia Dios, hacia su obra y hacia sus semejantes. Las actividades del
campo fueron un gozo para él, principalmente en la labor de pastoreo de ganado menor.
Entre las actividades que Juan disfrutó con mayor agrado en la Iglesia, fue la de en-
tonar himnos para alabar a su Dios. Su Himno favorito: Jesús es mi Rey Soberano, de
autoría del Pbro. Vicente Mendoza, fue la inspiración en la vida de Juan García. El Pbro.
Vicente Mendoza, siendo seminarista muy joven, estuvo a cargo de la Congregación
Presbiteriana de San Andrés Totoltepec y posteriormente cuando ya se organizó como
Iglesia, siendo presbítero itinerante de la Iglesia Metodista de México. El Pastor Vicente
Mendoza predicó en varias ocasiones en el Templo de la Iglesia Bethel de San Andrés ya
que todos los años tenía la costumbre de visitarla. Fue en una de estas visitas en el ani-
versario de dicho templo, que el Pbro. Vicente Mendoza conoció al entonces niño Juan
García.
A la edad de 15 años, Juan recibe la misma encomienda que Pedro el Apóstol: «Juan
García, apacienta mis ovejas». Siendo así, que él decide enlistarse en el Seminario
Nacional Presbiteriano del Presbiterio Nacional de la Ciudad de México, donde tuvo
grandes maestros que influyeron en su vida espiritual, como lo fueron los presbíteros
Eleazar Z. Pérez y Gregorio R. de la Vega.
Juan, a la edad de 16 años, siendo seminarista, recibe su primer cargo para apoyar a
la Iglesia El Divino Salvador de Tepecoculco Atlautla, Estado de México. A la edad de 17
años, a la Iglesia El Divino Redentor en El Capulín, Estado de Hidalgo.
Durante su vida de seminarista colaboró en varias Iglesias del campo presbiterial,
como El Divino Redentor de Tizapán, San Ángel. Dicha Iglesia Presbiteriana es recono-
cida como la más antigua de la ciudad de México.
Al terminar sus cursos en el Seminario es enviado a la Iglesia Nacional Presbiteriana
de Castaños, Coahuila. En esta región del país es donde conoce a la consierva Lupita
Arroyo Martínez, con quien contrae nupcias en el año de 1964. A partir de entonces unen
sus vidas ministeriales y reciben el cargo pastoral en la Iglesia Nacional Presbiteriana
Betania de Saltillo, Coahuila.
Esta pareja de siervos, en el año de 1969 reciben el cargo pastoral de la Iglesia Nacional
Presbiteriana El Mesías en la ciudad de Coatzacoalcos, Veracruz. En 1973 ven corona-
2021

dos los esfuerzos con la consagración del santuario realizada por el entonces Presidente
de la Asamblea General, Pbro. Saúl Tijerina. En esta Iglesia se desarrollan importantes
noviembre-diciembreENERO-FEBRERO

misiones evangelizadoras en la comunidad Popoluca de Ocotal Chico y en el Municipio


de Allende, Veracruz.
2018

En el año 1974 Juan y Lupita reciben el encargo pastoral en la Iglesia Nacional


Presbiteriana La Santísima Trinidad en Orizaba, Veracruz. En 1982 celebran el primer
PORTADA

centenario y es consagrado su Edificio Educacional. En esta, se realizan actividades mi-


sioneras en los municipios circunvecinos de Atzacan, Río Blanco, y en la colonia Emiliano
Zapata. Todas estas Congregaciones, por la gracia de Dios, ahora son Iglesias jurisdic-
cionadas al H. Presbiterio Nacional Veracruzano.
de el faro 40

Durante toda su vida ministerial, el Pbro. Juan García Martínez colaboró con las direc-
LA LUZ DE EL FARO la luz ÍNDICE

tivas presbiteriales, sinodales y de la Asamblea General. En el año de 1980 recibe el en-


cargo de presidir la Respetable Asamblea General de la Iglesia Nacional Presbiteriana
de México, para el periodo 1980-1982. El nombramiento se realizó en el templo de la
Iglesia Nacional Presbiteriana Nueva Jerusalén de la Ciudad de Villahermosa, Tabasco.
En el año de 1982, el Pbro. Juan García Martínez recibe el encargo de Secretario
General para la Asociación de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina
(aipral), para el periodo 1982-1984.
Otras Iglesias donde el Pbro. Juan García ejerció su ministerio fueron Jamapa, Rio
Blanco, Santa Ana Atzacan y Buenavista, Córdoba, todas ellas en el estado de Veracruz.
Desde su llegada a la parte central del estado de Veracruz, colaboró con el Dr. John
Hall en el Centro Educativo Indígena. El Reverendo Hall lo invitó a tomar una posición
docente de tiempo completo, a partir de la segunda mitad de la década de los noven-
tas. En esta casa de profetas, es también donde concluye su ministerio aquí en la tierra.
Predicar y enseñar el Evangelio fue su pasión y en innumerables ocasiones recibió
la colaboración de Siervos del Señor como Luis Palau, Frank Gonzales, Juan M. Isaías
y Guillermo Villanueva, con quienes siempre tuvo una relación ministerial de gran
bendición.
El Pbro. Juan García Martínez, recorrió todos los rincones de la República Mexicana,
llenándose de especial gozo cuando visitó las comunidades tzeltales, choles, popolucas
y pueblos de la Sierra de Zongolica. El Pbro. García también llevó el Evangelio a lugares
lejanos de México.
Varias iglesias y congregaciones antes mencionadas han cambiado de nombre deno-
minacional a partir de la ley de Asociaciones Religiosas del año de 1993. Lo importante
de todo esto, es que el Pbro. Juan García ministró en la Iglesia de Cristo, una sola Iglesia,
con una sola Escritura, la Santa Biblia, con una sola fe, por una sola gracia, anunciando
las buenas nuevas de salvación, a Jesucristo el Rey de Reyes y Señor de Señores, quien
es el único camino al Padre.
En el año 2013, preside el Culto de acción de gracias por la vida de la compañera de su
vida, Lupita Arroyo Martínez. A Dios y solo a Dios sea la gloria por el ministerio llevado a
cabo por esta pareja de siervos del Señor.
El Pbro. Juan García fue miembro de diferentes asociaciones de pastores, siendo la
Asociación de Pastores del Valle de Orizaba, su membresía más larga, hasta el último
día de vida.
Juan es llamado a la presencia del Padre el 21 de enero del 2021 en el Valle de Orizaba
2021

después de una fuerte nevada en el Pico de Orizaba.


noviembre-diciembreENERO-FEBRERO
PORTADAde el faro 412018

Pbro. Salatiel Vázquez Salas


la luzÍNDICE

Semblanza, 1925–2020
Con gratitud a Dios por la vida de mi padre,
LA LUZ DE EL FARO

Pbro. J. Isaac Vázquez Trujillo

«Estimada es a los ojos de Jehová


la muerte de sus santos».
         Salmo 116:15

E
l Pbro. Salatiel Vázquez Salas vio la luz en la entonces villa de Xochimilco, en la
Ciudad de México, el 7 de mayo de 1925, en el seno de una familia cristiana presbi-
teriana. Los Vázquez ya eran cristianos de cuarta generación y los Salas de tercera
generación; siendo sus padres el Sr. Cuauhtémoc Vázquez Sánchez y la Sra. Esperanza
Salas Jiménez. Fue bautizado en la Iglesia Presbiteriana El Divino Maestro de su lugar
natal por el Pbro. Asunción Blanco Rosado.
Él pastor Vázquez contaba que desde los cuatro años se sintió llamado al Ministerio
cuando oyó decir a su abuelo paterno (El Pbro. Francisco Vázquez Aranda) que tenía
que recorrer más de veinte pueblos al mes en la Mixteca Oaxaqueña, para atender las
congregaciones. También lo oyó comentar en esa ocasión: «Dios quiera que muchos jó-
venes deseen servir en la Obra del Señor».
Con el correr el tiempo no se olvidaba del llamamiento al ministerio pastoral, por
lo que, al acudir a una convención del Esfuerzo Cristiano en Zitácuaro, Mich., el Pbro.
Benjamín Álvarez hizo un llamado a los esforzadores para dedicarse al ministerio y el
joven Salatiel respondió positivamente confirmando de esta manera su llamado de la
infancia.
En vista de que a los trece años no podía ser admitido en el Seminario, cursó los seis
años que integraban la preparación que se impartía en la Escuela Nacional de Maestros,
se aplicó mucho al estudio obteniendo excelentes calificaciones y casi siempre siendo
el mejor de su clase, al punto de que al terminar sus estudios como normalista recibió la
distinción Magna cum Laude.
A los dieciséis años fue recibido en plena comunión en la Iglesia El Divino Redentor, de
la Col. Nativitas.
Inmediatamente después de recibirse como Profesor de Primaria comunicó a su fa-
2021

milia el deseo de entrar al Seminario Teológico Presbiteriano de México. A pesar de la


noviembre-diciembreENERO-FEBRERO

oposición de su madre, el lunes 5 de febrero de 1945 se internó en dicha institución.


Gracias a Dios unos meses después su madre estuvo conforme y lo apoyó. Perteneció a
la primera generación de seminaristas que cursaron cuatro años de estudio, pues antes
2018

solo eran tres.


En el seminario tuvo entre sus maestros a uno que le dio un buen ejemplo de servicio:
PORTADA

El Pbro. Eliseo S. Vázquez, quien además de ser su tío, había sido su pastor, por lo que,
en todo momento estuvo dispuesto a ir a cualquier campo, en la montaña o en la ciudad,
a donde el Presbiterio lo enviara. Se graduó del seminario el 28 de noviembre de 1949.
Como seminarista o como pastor ordenado, estuvo a cargo de las siguientes Iglesias
de el faro 42
LA LUZ DE EL FARO la luzÍNDICE

y congregaciones: Betania, Minatitlán, Ver.; El Divino Redentor Puebla, Pue.; Bethel,


Telixlahuaca, Oax.; Sion, San Luis Potosí, SLP.
Príncipe de Paz, Centro; Bethel, del Peñón; Dios con Nosotros, Casas Alemán; El Divino
Salvador, San Lorenzo Tezonco; Roca de la Eternidad, San Antonio Tecómitl, Milpa Alta;
en la Ciudad de México.
Y El Divino Redentor, Tepecoculco; El Divino Redentor, Ecatzingo, Adalides del Señor,
El Molinito, Naucalpan; El Divino Salvador, Xonacatlán, en el Estado de México.
Además, fue director del Instituto Teológico Sinódico en Telixtlahuaca, Oax. y funda-
dor del extinto Presbiterio Nacional del Distrito Federal.
Se casó con la misionera Ruth Mabel Trujillo González y procrearon cuatro hijos:
Jonatán Isaac, Astrid Elizabeth, Jaime Obed y Mabel Dámaris.
Sin dejar el Ministerio realizó los estudios necesarios para ser maestro de Secundaria
y Preparatoria. El estudio siempre fue su pasión por lo que también llegó a obtener dos
doctorados (en pedagogía y en filosofía cristiana).
Por más de cincuenta años colaboró como maestro, consejero o directivo en diver-
sas instituciones teológicas de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, junto con
la obra de predicación. Murió dos meses después de haber cumplido 95 años, el 29 de
junio del 2020.

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