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Esquema del trabajo

1. Introducción
2. Historia
3. Clasificación
4. Mecanismo de acción
5. Rango de Eficacia
6. Tipos de antibióticos
6.1 Penicilinas
6.2 Cefalosporinas
6.3 Aminoglucósidos
6.4 Tetraciclinas
6.5 Macrólidos
6.6 Sulfonamidas
6.7 Quinolonas
6.8 Lincosamidas
6.9 Otros antimicrobianos
7. Producción
8. Riesgos y Limitaciones
9. Conclusión y recomendaciones
10. Bibliografía
11. Anexos

Antibióticos
1 INTRODUCCIÓN

Antibiótico (del griego, anti, ‘contra’; bios, ‘vida’), es cualquier compuesto químico utilizado para eliminar o inhibir el
crecimiento de organismos infecciosos. En un principio, el término antibiótico sólo se utilizaba para referirse a los
compuestos orgánicos producidos por bacterias u hongos que resultaban tóxicos para otros microorganismos. En la
actualidad también se emplea para denominar compuestos sintéticos o semisintéticos. Una propiedad común a todos los
antibióticos es la toxicidad selectiva: la toxicidad es superior para los organismos invasores que para los animales o los
seres humanos que los hospedan. En odontología están indicados en las infecciones bacterianas orales (como por
ejemplo las que se producen en los tejidos pulpares y periodontales) tanto desde el punto de vista terapéutico como
preventivo.

El principal objetivo del presente trabajo es definir y explicar el mecanismo de acción de los antibióticos, haciendo
énfasis en aquellos que se utilizan habitualmente en odontología. Así como también aclarar los criterios que se deben
considerar a la hora de recetar un antibiótico.

2 HISTORIA

Penicillium notatum
Colonias de Penicillium notatum en las que se observa el anillo de inhibición bacteriana. Alexander Fleming descubrió en 1928 que
alrededor de este moho había una región circular donde las bacterias no podían crecer. Este fenómeno le llevó al descubrimiento de la
penicilina, un antibiótico muy efectivo contra un gran número de bacterias patógenas sobre las que actúa inhibiendo su crecimiento.
Corbis

El mecanismo de acción de los antibióticos no ha sido conocido de forma científica hasta el siglo XX; sin embargo, la
utilización de compuestos orgánicos en el tratamiento de la infección se conoce desde la antigüedad. Los extractos de
ciertas plantas medicinales se han usado durante siglos, y también existe evidencia de la aplicación de extractos de
hongos que crecen en ciertos quesos para el tratamiento tópico de las infecciones. La primera observación de lo que
hoy en día se denominaría efecto antibiótico fue realizada en el siglo XIX por el químico francés Louis Pasteur, al
descubrir que algunas bacterias saprofíticas podían destruir gérmenes del carbunco (enfermedad también conocida
como ántrax). Hacia 1900, el bacteriólogo alemán Rudolf von Emmerich aisló una sustancia, capaz de destruir los
gérmenes del cólera y la difteria en un tubo de ensayo. Sin embargo, no eran eficaces en el tratamiento de las
enfermedades.

En la primera década del siglo XX, el físico y químico alemán Paul Ehrlich ensayó la síntesis de compuestos orgánicos
capaces de atacar de manera selectiva a los microorganismos infecciosos sin lesionar al organismo huésped. Sus
experiencias permitieron el desarrollo, en 1909, del salvarsán, un compuesto químico de arsénico con acción selectiva
frente a las espiroquetas, las bacterias responsables de la sífilis. El salvarsán fue el único tratamiento eficaz contra la
sífilis hasta la purificación de la penicilina en la década de 1940. En la década de 1920, el bacteriólogo británico
Alexander Fleming, que más tarde descubriría la penicilina, encontró una sustancia llamada lisozima en ciertas
secreciones corporales como las lágrimas o el sudor, y en ciertas plantas y sustancias animales. La lisozima presentaba
una intensa actividad antimicrobiana, principalmente frente a bacterias no patógenas.

La penicilina, el arquetipo de los antibióticos, es un derivado del hongo Penicillium notatum. Fleming descubrió de
forma accidental la penicilina en 1928; esta sustancia demostró su eficacia frente a cultivos de laboratorio de algunas
bacterias patógenas como las de la gonorrea, o las de la meningitis o la septicemia. Este descubrimiento permitió el
desarrollo de posteriores compuestos antibacterianos producidos por organismos vivos. Howard Florey y Ernst Chain,
en 1940, fueron los primeros en utilizar la penicilina en seres humanos.

La tirotricina fue aislada de ciertas bacterias del suelo por el bacteriólogo americano René Dubos en 1939; fue el
primer antibiótico utilizado en enfermedades humanas. Se emplea para el tratamiento de ciertas infecciones externas, ya
que es demasiado tóxico para su utilización general. Los antibióticos producidos por un grupo diferente de bacterias del
suelo denominadas actinomicetos han resultado más eficaces. La estreptomicina pertenece a este grupo; fue descubierta
en 1944 por el biólogo americano Selman Waksman y colaboradores; es efectiva en el tratamiento de muchas
enfermedades infecciosas, incluidas algunas contra las que la penicilina no es eficaz, como la tuberculosis.

Desde la generalización del empleo de los antibióticos en la década de 1950, ha cambiado de


forma radical el panorama de las enfermedades. Enfermedades infecciosas que habían sido la
primera causa de muerte, como la tuberculosis, la neumonía o la septicemia, son mucho menos
graves en la actualidad. También han supuesto un avance espectacular en el campo de la
cirugía, permitiendo la realización de operaciones complejas y prolongadas sin un riesgo
excesivo de infección. Se emplean igualmente en el tratamiento y prevención de infecciones por
protozoos u hongos, especialmente la malaria (una de las principales causas de muerte en los
países en desarrollo). Sin embargo, los avances han sido pocos en el campo del tratamiento de
las infecciones virales. Existen fármacos para el tratamiento del herpes zóster o de la varicela. Se
está realizando una intensa labor investigadora para encontrar un tratamiento eficaz contra la
infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

3 CLASIFICACIÓN

Existen multitud de clasificaciones de los antibióticos. La más habitual los agrupa en función de su mecanismo de


acción frente a los organismos infecciosos (Bactericidas / Bacteriostáticos). Algunos lesionan la pared de la célula;
otros alteran la membrana celular, la mayor parte de ellos inhiben la síntesis de ácidos nucleicos o proteínas, los
polímeros constituyentes de la célula bacteriana. Otra clasificación agrupa a los antibióticos en función de las bacterias
contra las que son eficaces: estafilococos, estreptococos y Escherichia coli,
por ejemplo. También se pueden
clasificar en función de su estructura química, diferenciando así las penicilinas, cefalosporinas,
aminoglucósidos, tetraciclinas, macrólidos, sulfamidas u otros.

4 MECANISMO DE ACCIÓN

Los antibióticos pueden lesionar de forma selectiva la membrana celular en algunas especies de hongos o bacterias;
también pueden bloquear la síntesis de proteínas bacterianas. La anfotericina, un fármaco antifúngico, altera la
estructura química de la membrana celular de algunos hongos, permitiendo la entrada de algunas toxinas e impidiendo
la entrada de ciertos nutrientes vitales para el hongo.

La mayoría de los antibióticos inhibe la síntesis de diferentes compuestos celulares. Algunos de los fármacos más
empleados interfieren con la síntesis de peptidoglicanos, el principal componente de la pared celular. Entre éstos se
encuentran los antibióticos betalactámicos que, dependiendo de su estructura química, se clasifican en penicilinas,
cefalosporinas o carbapénem. Todos los antibióticos betalactámicos comparten una estructura química similar en forma
de anillo. Este anillo impide la unión de los péptidos a las cadenas laterales en el proceso de formación de la pared
celular. Estos compuestos inhiben la síntesis de peptidoglicanos pero no interfieren con la síntesis de componentes
intracelulares. De este modo, continúan formándose materiales dentro de la célula que aumentan la presión sobre la
membrana hasta el punto en que ésta cede, el contenido celular se libera al exterior, y la bacteria muere. Estos
antibióticos no lesionan las células humanas ya que éstas no poseen pared celular.

Muchos antibióticos actúan inhibiendo la síntesis de moléculas bacterianas intracelulares como el ADN, el ARN, los
ribosomas o las proteínas. Las sulfonamidas son antibióticos sintéticos que interfieren la síntesis de proteínas. La
de ácidos nucleicos puede ser detenida por los antibióticos que inhiben las enzimas que
síntesis
realizan el ensamblaje de los polímeros —por ejemplo, la ADN polimerasa o ARN polimerasa.
Entre éstos, se encuentran la actinomicina, la rifamicina y la rifampicina (estos dos últimos
empleados en el tratamiento de la tuberculosis). Las quinolonas son antibióticos que inhiben la
síntesis de una enzima que realiza el proceso de enrollado y desenrollado de los cromosomas:
este proceso es fundamental para la replicación y transcripción del ADN en ARN. Algunos
fármacos antibacterianos actúan sobre el ARN mensajero, alterando su mensaje genético. Así, al
realizarse el proceso de traducción del ARN defectuoso, las proteínas producidas no son
funcionales. Las tetraciclinas compiten con alguno de los componentes del ARN impidiendo la
síntesis proteica; los aminoglucósidos producen una alteración del proceso de lectura del
mensaje genético, produciéndose proteínas defectuosas; el cloranfenicol impide la unión de
aminoácidos en la formación de las proteínas; la puromicina interrumpe la formación de la
cadena proteica, liberándose una proteína incompleta.

5 RANGO DE EFICACIA

Algunas especies de bacteria tienen una pared celular gruesa compuesta de peptidoglicanos. Otras especies bacterianas
tienen una pared celular mucho más delgada y una membrana externa. Cuando las bacterias se someten a la tinción de
Gram, estas diferencias estructurales se traducen en una tinción diferencial con el producto denominado violeta de
genciana y otros líquidos de tinción. Así, las bacterias Gram positivas, aparecen de color púrpura, y las bacterias Gram
negativas son incoloras o rojizas, dependiendo del proceso empleado para su tinción. Esta es la base de la clasificación
que diferencia las bacterias Gram positivas (con gruesa pared de peptidoglicanos) y Gram negativas (con fina pared de
peptidoglicanos y membrana externa); las propiedades de tinción se correlacionan con otras propiedades bacterianas.
Los fármacos antibacterianos pueden ser subdivididos en agentes de amplio espectro y agentes de espectro restringido.
Las penicilinas de espectro restringido actúan frente a multitud de bacterias Gram positivas. Los aminoglucósidos,
también de espectro restringido, actúan frente a bacterias Gram negativas. Las tretraciclinas y el cloranfenicol son
antibióticos de amplio espectro, eficaces frente a bacterias Gram positivas y Gram negativas.

6 TIPOS DE ANTIBIÓTICOS

Los antibióticos se pueden dividir en bactericidas (capaces de eliminar las bacterias), o bacteriostáticos (bloquean el


crecimiento y multiplicación celular). Los fármacos bacteriostáticos resultan eficaces debido a que las bacterias
inhibidas en su crecimiento morirán con el tiempo o serán atacadas por los mecanismos de defensa del huésped. Las
tetraciclinas y las sulfonamidas son antibióticos bacteriostáticos. Los antibióticos que lesionan la membrana celular
producen una liberación de los metabolitos celulares al exterior, y por tanto su muerte. Tales compuestos, como las
penicilinas o cefalosporinas, son por tanto bactericidas.

6.1 Penicilinas

Descubrimiento de la penicilina
El descubrimiento de la penicilina fue realizado de forma accidental por Alexander Fleming en 1928 durante sus investigaciones sobre
la gripe.
St. Mary's Hospital Medical School/Science Source/Photo Researchers, Inc.

Las penicilinas son el grupo más antiguo y seguro de antibióticos. Son antibióticos bactericidas que inhiben la
formación de la pared celular. Se pueden distinguir varios grupos de penicilinas: las naturales (penicilinas G y V) de
espectro reducido, las resistentes a microorganismos productores de penicilinasas, las antipseudomonas, las
aminopenicilinas (amoxicilina y ampicilina) y las asociaciones de penicilinas con inhibidores de las betalactamasas.

Los efectos colaterales de las penicilinas son poco frecuentes. Cuando aparecen, consisten en hipersensibilidad
inmediata o retardada, erupciones cutáneas, fiebre y shock anafiláctico (reacciones anormales al fármaco). La
ampicilina puede producir más efectos colaterales que las penicilinas; consisten en náuseas, vómitos y diarrea. La
amoxicilina tiene menos reacciones adversas.

Debido a que la absorción de la penicilina tras su administración oral se ve influida por la presencia de alimentos en el
estómago, los valores sanguíneos son más previsibles cuando se administran con el estómago vacío o cuando son
administradas vía parenteral.

Una vez absorbida, la penicilina se distribuye ampliamente en el organismo incluido la saliva y el líquido gingival
crevicular. No atraviesa la barrera hematoencefalica en pacientes sanos, aunque si lo hace en pacientes con meningitis,
y es eficaz desde el punto de vista clínico. La penicilina se elimina rápidamente del plasma por los riñones, atraviesa la
barrera placentaria y se ha detectado en la sangre del cordón umbilical y en el líquido amniótico (por lo que deben
utilizarse en el embarazo solamente cuando sea estrictamente necesario ya que tienen efectos sobre el feto).

Las penicilinas se excretan en la leche materna a concentraciones bajas. Aunque no se han descrito problemas
significativos en humanos, debe considerarse la relación riesgo-beneficio (doble efecto), porque la administración de
penicilina en mujeres lactantes puede provocar sensibilización, diarrea y candidiasis.

6.2 Cefalosporinas

Las cefalosporinas tienen, como las penicilinas, un anillo betalactámico que interfiere con la síntesis de la pared celular
bacteriana y son también antibióticos bactericidas. Se pueden dividir en cefalosporinas de primera, de segunda, de
tercera y de cuarta generación variando tanto el espectro de actividad como la vía de administración según cada uno de
los grupos. Son más eficaces que la penicilina frente a los bacilos Gram negativos, e igual de eficaces frente a los cocos
Gram positivos. Las cefalosporinas se emplean en el tratamiento de la mayoría de las meningitis, y como profilaxis en
cirugía ortopédica, abdominal y pélvica. A pesar de ser en general más costosas que las penicilinas, se emplean con
frecuencia debido a su amplio margen de seguridad. También se recomienda su utilización en la profilaxis debido a su
eficacia frente a las bacterias Gram negativas. Las reacciones de hipersensibilidad a las cefalosporinas son raras:
incluyen erupciones cutáneas y, con menos frecuencia, shock anafiláctico.

Las cefalosporinas se encuentran en la mayoría de fluidos y tejidos corporales en concentraciones adecuadas que
permitan su utilización en el tratamiento de la mayoría de infecciones. Atraviesan la membrana placentaria y se
detectan en pequeñas cantidades en la leche materna. La mayoría de las cefalosporinas se excretan inalteradas por la
orina.

En el apartado #11 de este trabajo (anexos), en las tablas 7-1, 7-2, 7-3 y 7-4, tomadas del capítulo 7 del libro de
terapéutica dental de la ADA (American Dental Association) se aporta información referente a las indicaciones,
posología, interacciones farmacológicas, efectos secundarios precauciones y contraindicaciones de las penicilinas y
cefalosporinas.

6.3 Aminoglucósidos

La estreptomicina es el más antiguo de los aminoglucósidos y, después de la penicilina, el


antibiótico que ha sido más empleado. Los aminoglucósidos son antibióticos de espectro
restringido que inhiben la síntesis de proteínas bacterianas en bacilos Gram negativos y
estafilococos. En ocasiones se utilizan en combinación con la penicilina. Todos los miembros de
esta familia —en especial la neomicina— tienen mayor toxicidad que la mayor parte del resto de
los antibióticos. Los efectos adversos asociados con la utilización prolongada de
aminoglucósidos son infrecuentes e incluyen lesión de la región vestibular del oído interno,
pérdida auditiva y lesiones en el riñón. Por este motivo su uso está prácticamente restringido al
ámbito hospitalario.

6.4 Tetraciclinas

Las tetraciclinas son antibióticos bacteriostáticos que inhiben la síntesis de proteínas bacterianas. Son antibióticos de
amplio espectro eficaces frente a cepas de estreptococos, bacilos Gram negativos, las bacterias del género Rickettsia ¨
que producen el tifus (enfermedades infecciosas, graves, con alta fiebre, delirio o postración, aparición de costras
negras en la boca y a veces presencia de manchas punteadas en la piel) ¨ y espiroquetas (las bacterias que producen la
sífilis). Se emplean también en el tratamiento del acné, la enfermedad inflamatoria pélvica (inflamación de órganos
genitales internos), las infecciones del tracto urinario, las bronquitis y la enfermedad de Lyme (enfermedad
inflamatoria aguda, caracterizada por cambios en la piel, unida a síntomas "como de gripe", causados por la bacteria
Borrelia burgdorferi, y transmitida por la picadura de una garrapata de ciervo o rata). Debido a su amplio espectro, las
tetraciclinas pueden, en ocasiones, alterar el equilibrio de la flora bacteriana interna que normalmente es controlada por
el sistema inmunológico del organismo; esto puede producir infecciones secundarias en el tracto gastrointestinal o la
vagina, por ejemplo. Las tetraciclinas se emplean cada vez menos debido a la aparición de gran número de cepas
bacterianas resistentes. Su uso está contraindicado en niños menores de ocho años y mujeres embarazadas por su
acumulación en las zonas de crecimiento del hueso y en los dientes, produciendo una pigmentación característica.

Entre las tetraciclinas, la tetraciclina, la doxiciclina y la minociclina, tienen esencialmente el mismo espectro de
actividad. Son consideradas bacteriostáticas a dosis habituales, inhiben la síntesis de proteínas bacterianas en bacterias
sensibles, al unirse a las subunidades ribosómicas 30 S y evitar la unión de los aminoácidos a la cadena peptídica que se
va formando.

Los ribosomas, estructuralmente, están compuestos por 2 sub-unidades (una grande y una pequeña). Los ribosomas
procarióticos tienen un coeficiente de sedimentación de 70S, la subunidad menor posee un coeficiente de
sedimentación es de 30S. La subunidad mayor tiene un coeficiente de sedimentación 50S.

Los ribosomas eucariotas son mayores. Estos presentan un coeficiente de sedimentación de 80S. Se disocian en una
subunidad mayor y una menor de coeficiente de sedimentación 60S y 40S respectivamente.

Un buen ejemplo de la toxicidad selectiva se puede apreciar en el mecanismo de acción de las tetraciclinas, ya que a
concentraciones y dosis habituales afectan las subunidades ribosómicas 30S, las cuales solo forman parte de los
ribosomas de las bacterias (procariotas) y no asi a los ribosomas de las células eucariotas (del huésped). Hay que tener
en cuenta que a concentraciones elevadas, las tetraciclinas son bactericidas y pueden inhibir la síntesis de proteínas en
células de mamíferos.

La ventaja de utilizar tanto la doxiciclina como la minociclina, en vez de tetraciclina, reside en que estos dos
antibióticos se absorben mejor tras su administración oral. Esta gran absorción produce valores séricos elevados y
menor necesidad de administrarlas con mayor frecuencia. Por desgracia la resistencia a una tetraciclina indica
resistencia a todas ellas.

En odontología las tetraciclinas de emplean en el tratamiento de periodontitis resistente, periodontitis juvenil, abscesos
dentales, abscesos de tejidos blandos y como alternativa cuando las penicilinas están contraindicadas o la infección se
debe a microorganismos productores de betalactamasa.
Hay que tener en cuenta que aunque in vitro su actividad es más amplia, in vivo nos encontramos con otros muchos
antibióticos que pueden resultar más efectivos o con menos efectos adversos que las tetraciclinas, por lo que éstas
quedan relegadas a antibiótico de segunda elección, cuando fallan los de primera elección.

Las indicaciones habituales, posología, interacciones con otros fármacos, efectos secundarios, precauciones y
contraindicaciones se exponen en las tablas 7-9,10,11 y 7-12 tomadas del libro ¨terapéutica dental¨ de la ADA
(American Dental Association) presentes en el apartado de anexos.

6.5 Macrólidos

Los macrólidos son bacteriostáticos. Se unen a los ribosomas bacterianos para inhibir la síntesis de proteínas. La


eritromicina es un macrólido con un amplio margen de seguridad y mínimos efectos adversos. La eritromicina es eficaz
frente a cocos Gram positivos, y muchas veces se emplea como alternativa a la penicilina frente a infecciones por
estreptococos o neumococos. Los macrólidos también se emplean en el tratamiento de la difteria y de las bacteriemias.
Los efectos secundarios incluyen náuseas, vómitos y diarrea; pueden producir, de forma excepcional, alteraciones
auditivas transitorias.

La claritromicina, un macrólido semisintetico, es similar a la eritromicina, pero tiene un espectro de actividad más
amplio. Ambas presentan una buena actividad frente a la mayoría de las bacterias grampositivas asociadas a la cavidad
oral. A diferencia de la eritromicina tiene una relativamente buena actividad frente a ciertas bacterias gramnegativas.

Los azálidos, una nueva clase de antibióticos derivados de los macrólidos son superiores a la eritromizina y
claritromicina en sus propiedades farmacocinéticas, su exelente distribución tisular, su mayor vida media terapéutica y
su actividad frente a muchas bacterias grampositivas y gramnegativas. De los azálidos, la azitromicina es la que más se
emplea en clínica con mayor frecuencia.

Los 3 macrólidos ya mencionados están indicados en las infecciones moderadas o ligeramente moderadas del aparato
respiratorio superior e inferior, y de la piel y estructuras anejas causadas por cepas sensibles de Staphylococcus aureus,
Streptococcus pyogenes o S. agalactiae. Estos fármacos se emplean como alternativas en pacientes con
hipersensibilidad a la penicilina. La azitromicina no está indicada en menores de 16 años ni en pacientes con neumonía
a quienes se considere no aptos para recibir tratamiento oral ambulatorio.

Los macrólidos inhiben la síntesis de las proteínas bacterianas al unirse de un modo reversible a las subunidades
ribosómicas 50 S de las bacterias sensibles. La eritromicina base se absorbe de forma incompleta en la parte superior
del intestino delgado. Los acidos gástricos inactivan el fármaco por lo que se administran en forma de tabletas
protegidas o capsulas que se disuelven en el duodeno. El alimento en el estomago retrasa la absorción ultima del
fármaco. Los esteres de eritromicina, el estearato de eritromicina y el etilsuccinato de eritromicina le confieren mayor
estabilidad y facilitan la absorción. Tanto la claritromicina como la azitromicina se absorben mejor que la eritromicina
y alcanzan valores séricos elevados.

Los macrólidos se difunden con facilidad en los líquidos intracelulares, por lo que se consigue actividad antibacteriana
esencialmente en todas las localizaciones del organismo con la excepción del cerebro y el líquido cefalorraquídeo.
Para más información sobre indicaciones, posología, interacciones farmacológicas, efectos secundarios, precauciones y
contraindicaciones, ver las tablas 7-5,6,7 y 7-8 tomadas del libro terapéutica dental de la ADA (American Dental
Association), en el apartado reservado para los anexos de la investigación.

6.6 Sulfonamidas

Las sulfonamidas son antibióticos bacteriostáticos sintéticos de amplio espectro, eficaces contra


la mayoría de las bacterias Gram positivas y muchas bacterias Gram negativas. Sin embargo, la
aparición de resistencias entre las bacterias Gram negativas a las sulfonamidas, hacen que estos
antibióticos se empleen hoy en día en situaciones muy concretas, como el tratamiento de las
infecciones del tracto urinario, contra ciertas cepas de meningococo, o como profilaxis de la
fiebre reumática. Los efectos colaterales incluyen alteraciones del tracto gastrointestinal e
hipersensibilidad.

6.7 Quinolonas

Se pueden distinguir dos grupos: las quinolonas de primera generación (ácido nalidíxico) y las de segunda generación
(fluorquinolonas).

El ácido nalidíxico es activo frente a enterobacterias y microorganismos enteropatógenos. Se utiliza en el tratamiento


de infecciones del tracto urinario no complicadas.

Las fluorquinolonas son activas frente a la mayoría de los microorganismos Gram negativos y Gram positivos aerobios.
Ejemplos de este grupo son la ciprofloxacina, la norfloxacina y la ofloxacina.

6.8 Lincosamidas

La clindamicina, un antibiótico de amplio espectro del grupo de las lincosamidas, está relacionada con los macrólidos
en cuanto a su mecanismo de acción y presentación de resistencias cruzadas. Se usa frecuentemente en infecciones
producidas por microorganismos anaerobios.

Este antibiótico es excelente para prevenir infecciones post extracción, la clindamicina es popularmente considerada
como un antibiótico alternativo en pacientes alérgicos a las penicilinas, pero algunos doctores optan inicialmente por
este antibiótico para tratas infecciones odontogénicas en todos sus pacientes. Justifican esta elección en que además de
su poder bactericida, la clindamicina posee una elevada absorción oral, una notable distribución tisular (logrando altas
concentraciones de esta droga en el hueso), así como un bajo índice de resistencia.

Por otro lado, la clindamicina produce infecciones en la flora intestinal de los niños, por lo tanto no deben
administrarse a madres lactantes si no existen suficientes garantías clínicas. También produce ictericia ( Enfermedad
producida por la acumulación de pigmentos biliares en la sangre, cuya señal exterior más perceptible es la amarillez de
la piel y de las conjuntivas) y alteraciones en las pruebas de función hepática. No se ha establecido la seguridad de las
clindamicinas durante el embarazo. No deben administrarse en ancianos con enfermedades importantes asociadas que
los hagan más sensibles a la diarrea. Debe administrarse con precaución en pacientes con antecedentes de enfermedades
digestivas, en especial colitis, o con enfermedad renal y/o hepática grave.
Cualquier tratamiento antibiótico de amplio espectro puede producir alteraciones de la flora intestinal normal y la
posterior colonización por Clostridium difficile, un patógeno oportunista. Produciéndose una ¨colitis
seudomembranosa¨ de consecuencias, en ocasiones, muy graves. Por esta razón este fármaco debe de usarse con
precaucion y reservarse para infecciones graves que no responden a otros tratamientos.

La clindamicina se absorbe por completo tras su administración aral y no se ve afectada por la presencia de alimentos.
Se distribuye ampliamente en líquidos y tejidos, incluido el hueso. No se halla en concentraciones significativas en el
líquido cefalorraquídeo sano ni en caso de inflamación meníngea. Atraviesa fácilmente la barrera placentaria y penetra
en la circulación fetal. Se concentra en los leucocitos PMN y macrófagos alveolares, asi como en los abscesos de
tejidos blandos. Se excreta por la orina y las heces. La actividad antimicrobiana persiste en el contenido colónico
durante más de una semana tras el cese del tratamiento, y el crecimiento de microorganismos sensibles en el colon
permanece suprimido durante 2 semanas.

6.9 Otros antimicrobianos

El metronidazol es un antimicrobiano bactericida con actividad exclusiva frente a bacterias anaerobias y protozoos
flagelados. Se introdujo en los años 60 para el tratamiento de las vaginitis por tricomonas. Se observó que el fármaco
producía un efecto beneficioso en las gingivitis ulcerativas y posteriores investigaciones instauraron su utilización
como antibiótico para el tratamiento de las infecciones bacterianas anaerobias. Sin embargo su utilización principal es
en el tratamiento de las infecciones por bacterias anaerobias obligadas (bactericida) del intestino, aparato genital
femenino y cavidad oral. Se ha utilizado con un notable éxito como coadyuvante en el tratamiento de la periodontitis,
lo que se relaciona, probablemente, con su gran actividad frente a bacilos anaerobios gramnegativos que se asocian con
la enfermedad. La administración oral simultanea de metronidazol y amoxicilina o amoxicilina/ácido clavulánico se ha
utilizado con éxito en el tratamiento de la periodontitis juvenil y en las periodontitis del adulto. Cambian se ha utilizado
con éxito en combinación con la penicilina V en infecciones mixtas odontológicas. En caso de periodontitis juvenil en
adultos jóvenes y adolescentes mayores, y en el tratamiento de la periodontitis resistente que no responde de manera
favorable a otras formas de tratamiento periodontal, las dosis utilizadas en esta combinación son habitualmente 250 mg
de metronidazol y 250 mg de amoxicilina, o amoxicilina/ácido clavulánico, cada ocho horas y durante un período de
siete a 10 días.

El metronidazol suele reservarse para el tratamiento de las infecciones graves del aparato respiratorio inferior, piel y
tejidos blandos, aparato genital femenino, de las infecciones intra-abdominales y abscesos, de huesos y articulaciones,
y en la septicemia bacteriana producida por cocos anaerobios grampositivos obligados, bacilos anaerobios
grampositivos y cepas de Clostridium. El fármaco está indicado en el tratamiento de la tricomoniasis sintomática y
asintomática, tanto en varones como en mujeres, en el tratamiento de la disentería amebiana. Se emplea también en el
tratamiento de la colitis asociada con antibióticos y en colitis seudomembranosa producida por Clostridium difficile.
Debe utilizarse con precaución en mujeres embarazadas. Las investigaciones de reproducción animal no han
demostrado efectos teratogénicos en el feto y tampoco se dispone de estudios adecuados en mujeres embarazadas. El
metronidazol está presente en la leche materna y se ha observado en estudios realizados con animales que tiene un
efecto cancerígeno y probablemente efectos secundarios en niños. Por este motivo, no se recomienda en mujeres
lactantes. La fármaco cinética del metronidazol puede estar alterada ancianos, por tanto debe administrárseles con
precaución y sólo cuando no se dispone de otro antibiótico alternativo. No se ha establecido la seguridad y la eficacia
del metronidazol en niños. Los pacientes con enfermedad de Crohn (mal crónico autoinmune en el cual el sistema
inmunológico del individuo ataca su propio intestino produciendo inflamación) no deben recibir tratamiento con
metronidazol ya que éste puede potenciar una tendencia a la formación de neoplasias gastrointestinales y
extraintestinales.

El metronidazol se absorbe rápidamente y por completo tras su administración oral y alcanza valores terapéuticos en el
plazo aproximadamente una hora después de la primera toma. Se distribuyen con facilidad por todo el organismo y
alcanza los tejidos y líquidos corporales, diluidos las secreciones vaginales, saliva, leche materna y líquido
cefalorraquídeo. En el embarazo, atraviesa la barrera placentaria y penetra en la circulación fetal. Se metaboliza en el
hígado, donde se produce el aclaramiento sistémico 50% del fármaco. No obstante, el metronidazol y sus metabolitos
se excretan en proporciones variables en la orina.

Las indicaciones, posología, interacciones con otros fármacos, efectos secundarios, precauciones y contraindicaciones
se exponen en las tablas 7-17,18,19 y 7-20 tomadas del libro ¨terapéutica dental¨ de la ADA (American Dental
Association) presentes en el apartado de anexos.

La nitrofurantoína es útil en el tratamiento de infecciones urinarias no complicadas. Tiene numerosos efectos


secundarios, lo que limita su uso.

La fosfomicina se usa para el tratamiento de infecciones urinarias de las vías bajas.

El cloranfenicol es un antibiótico de amplio espectro de actividad, pero con facilidad para producir efectos tóxicos.

La rifampicina se utiliza en el tratamiento de la tuberculosis y la brucelosis. También hay que considerarlo el fármaco


de elección en la quimioprofilaxis de infecciones meningocócicas y de aquellas causadas por el Haemophilus
influenzae tipo b.

7 PRODUCCIÓN

El proceso de elaboración de un nuevo antibiótico es largo y costoso. Primero debe identificarse el organismo


productor del antibiótico, y el antibiótico debe probarse frente a una amplia variedad de especies bacterianas. A
continuación el microorganismo debe cultivarse a gran escala para permitir la purificación y el análisis químico del
antibiótico y para diferenciarlo de otros antibióticos. Este es un proceso complejo debido a que existen miles de
compuestos con actividad antibiótica y tales compuestos son redescubiertos de manera cíclica. Cuando el antibiótico ha
demostrado su eficacia en el tratamiento de infecciones en animales, se puede iniciar su preparación a gran escala.

En el proceso de comercialización se requiere un método de purificación económico y productivo. Se realiza una


intensa labor investigadora para aumentar la productividad seleccionando cepas mejoradas del microorganismo o
cambiando el medio de cultivo. Se cultiva entonces el microorganismo en grandes tinajas de acero con sistemas de
ventilación forzada. El producto fermentado de forma natural puede ser modificado químicamente para producir
antibióticos semisintéticos. Tras el proceso de purificación, los efectos del antibiótico en los órganos y tejidos del
huésped (su farmacología), así como los posibles efectos tóxicos (toxicología), deben ser analizados en gran número de
animales de diferentes especies. Además se deben determinar las formas de administración más efectivas. Los
antibióticos pueden ser tópicos (aplicados en la superficie de la piel, ojo, u oído en forma de cremas o pomadas), orales
(se administran por la boca y se disuelven en la boca o se ingieren, para su absorción posterior en el intestino y su paso
a la corriente sanguínea), o también pueden administrarse de forma parenteral (por inyección intramuscular,
intravenosa o subcutánea); se utiliza esta vía de administración cuando se requiere una absorción rápida.

En distintos países, una vez completados estos pasos previos, el productor solicita un ensayo


clínico a la agencia de control de medicamentos. Si se aprueba la solicitud, el antibiótico se
prueba en voluntarios para determinar la toxicidad, tolerancia, absorción y excreción (fase 1). Si
las pruebas sucesivas en un pequeño número de pacientes se realizan con éxito (fase 2), el
fármaco puede emplearse en un grupo más amplio de varios cientos de personas (fase 3). Más
tarde, se solicita a la agencia de control de medicamentos la inclusión como fármaco nuevo;
debe obtenerse una autorización comercial para la utilización generalizada del medicamento en
la práctica médica. El proceso que va desde el descubrimiento del antibiótico en el laboratorio
hasta su ensayo clínico se suele prolongar a lo largo de varios años.

8 RIESGOS Y LIMITACIONES

La utilización de antibióticos debe realizarse con receta médica debido a la aparición de resistencias bacterianas frente a
ciertos antibióticos. Uno de los principales mecanismos de defensa es la inactivación del antibiótico. Éste es el
mecanismo de defensa más frecuente frente a las penicilinas y el cloranfenicol. Otras formas de resistencia consisten en
mutaciones que cambian la enzima bacteriana contra la que se dirige el antibiótico, de manera que éste no pueda ya
inhibirla. Éste es el mecanismo más habitual frente a los compuestos que inhiben la síntesis de proteínas, como las
tetraciclinas.

Todas las formas de resistencia se transmiten a través de los genes de la bacteria a su progenie. Además, los genes que
producen resistencia también pueden transmitirse de unas bacterias a otras a través de plásmidos, que son fragmentos
cromosómicos que contienen sólo una pequeña cantidad de genes (entre éstos, el gen de la resistencia). Así, algunas
bacterias se unen a otras de la misma especie de forma transitoria, transmitiéndose los plásmidos. Si una bacteria recibe
dos plásmidos portadores de genes de resistencia a diferentes antibióticos, estos genes se pueden unir en un único
plásmido. La resistencia combinada puede así ser transmitida a una nueva bacteria, en la que puede unirse a otra forma
de resistencia. Se generan así plásmidos que son portadores de resistencia a diferentes clases de antibióticos. Existen
además plásmidos que pueden ser transmitidos entre especies diferentes de bacterias, permitiendo la transferencia de
resistencias a múltiples antibióticos entre especies bacterianas muy dispares.

La utilización de antibióticos de forma profiláctica (antes de que aparezca la infección, para intentar prevenirla) ha
agravado el problema de las resistencias. Su uso inadecuado e indiscriminado para el tratamiento de catarros u otras
infecciones virales comunes, contra las que estos fármacos no tienen ningún efecto, elimina las bacterias sensibles a los
antibióticos y permite el desarrollo de bacterias resistentes. La utilización de antibióticos en el ganado y las aves de
corral ha supuesto la aparición de resistencias generalizadas y la contaminación de aves y productos ganaderos por
bacterias resistentes a los antibióticos, como las del género Salmonella.

En la década de 1970, la tuberculosis estaba prácticamente erradicada en los países desarrollados, aunque seguía siendo
una enfermedad prevalente en los países en desarrollo. En la actualidad, su incidencia está en aumento debido en parte
a la resistencia del bacilo de la tuberculosis a los antibióticos. Algunas bacterias, y en particular algunas cepas de
estafilococo, son resistentes a casi todos los antibióticos, de forma que las infecciones que producen no responden a
ningún tratamiento. Cuando una cepa de estas características aparece en una planta de un hospital, a veces es necesario
cerrarla durante una temporada. Algo similar ocurre con el plasmodio, el organismo responsable del paludismo o
malaria: la resistencia de éste a los antibióticos, así como la resistencia del mosquito portador a los insecticidas que
antes eran eficaces para su control, es cada vez más frecuente. En consecuencia, la incidencia del paludismo está
aumentando de nuevo en algunas zonas de África, de Oriente Próximo, del Sureste asiático y de Latinoamérica.

9 CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES

Debido a lo delicado que debe ser el uso de los antibióticos ya que éstos pueden producir consecuencias indeseadas,
antes de poner en marcha un tratamiento antibiotico, el profesional debe determinar la necesidad establecida de este,
realizar una cuidadosa historia clínica para saber paciente ha experimentado con anterioridad una afección secundaria o
hipersensibilidad ante un antibiótico específico, escoger que antibiótico es más eficaz frente a una determinada bacteria
y asegurarse de que conoce los efectos secundarios y las reacciones cruzadas del antibiótico prescrito. Se aconseja el
control de la evolución del paciente mediante la observación del mismo entre 24 y 72 horas para asegurar la eficacia de
fármacos de elección. Cuando los pacientes no responden al antibiótico utilizado en principio, hay que tener en cuenta
y considerar, realizar cultivos de las infecciones orales, así como la determinación del la sensibilidad del antibiótico. La
penicilina es el fármaco de elección en el tratamiento de infecciones orales y periorales. En pacientes alérgicos a la
penicilina, la eritromicina constituye una alternativa válida. La clindamicina es una alternativa correcta a la penicilina y
la eritromicina. Finalmente, si no se produce respuesta a la penicilina V, la amoxicilina con ácido clavulánico
constituye una buena alternativa en pacientes no alérgicos a la penicilina, pues el espectro de sensibilidad esta alterado.

El uso indiscriminado de antibióticos puede tener consecuencias nefastas y el profesional debe considerar con
detenimiento e informar al paciente las ventajas e inconvenientes de prescribir un determinado antibiótico. Debe
considerarse que según la necesidad del paciente y la condición de la infección se elegirán antibióticos bactericidas o
bacteriostáticos, por ejemplo, no es mejor elegir un bactericida frente un bacteriostático para el tratamiento de
individuos sanos.

Para que un agente antimicrobiano sea eficaz en el tratamiento de los microorganismos patógenos deben cumplirse los
siguientes criterios:

 El microorganismo debe ser sensible al agente farmacológico.


 El fármaco debe ser capaz de alcanzar la zona de la infección.
 Deben conseguirse y mantenerse concentraciones adecuadas del fármaco en la zona de la infección.
 El agente farmacológico debe tener baja toxicidad para el huésped y toxicidad selectiva para el
microorganismo.
 La gente no debe provocar resistencias o alterar de modo importante la flora bacteriana habitual del huésped.

10 Anexos
11 BIBLIOGRAFíA

1. Diccionario de la real academia española (DRAE). Microsoft® Encarta® 2009 [DVD].


Microsoft Corporation, 2008.

2. "Antibiótico." Microsoft® Encarta® 2009 [DVD]. Microsoft Corporation, 2008.

3. Jacobson JJ, Walker C. “Antibióticos.” Cap. 7. En: ADA, American Dental


Association “Terapéutica dental”. Elsevier España, 2003.

4. “Los ribosomas.” En: Traducción de la información génica. [Disponible en:


http://fbio.uh.cu/genmol2/temas/traduccion.htm]

5. “Indicaciones” En: Tetraciclina, Wikipedia. [Disponible en:


http://es.wikipedia.org/wiki/Tetraciclina]

6. Sancho-Puchades M, Herráez-Vilas JM, Berini-Aytés L, Gay-Escoda C. Antibiotic


prophylaxis to prevent local infection in Oral Surgery: Use or abuse?. Med Oral Patol
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