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La admisión bíblica

Me gusta mucho cómo el Dr. Donald Whitney afirma «Ninguna disciplina


espiritual es más importante que la admisión de la Palabra». Quizás la
palabra les sueñe extraño, pero con «admisión» nos estamos refiriendo a la
«ingesta» de la Palabra de Dios como alimento espiritual para nuestra vida.
En su libro Disciplinas Espirituales, divide la admisión (el alimentarse de la
Palabra de Dios) en tres secciones:

1)Escuchar la Palabra de Dios

Ya les he contado que cuando conocí al Señor, una de las cosas que más
hacía era leer la Biblia en voz alta. Esa lectura audible me ayudaba a poder
enfocarme sin distracciones en lo que el Señor me iba diciendo. Oír la
Palabra de Dios es tan importante porque no podríamos tener fe sin ello. El
apóstol Pablo dijo: «Así que la fe viene del oír, y el oír, por la Palabra de
Cristo» (Rom. 10:17).

Una de las grandes bendiciones tecnológicas de hoy en día es poder tener


una aplicación de la Biblia en el teléfono móvil que cuenta con el Nuevo
Testamento audible. Mientras hago mis quehaceres del hogar, disfruto
escuchar y memorizar la Palabra.

Una de las tareas que más ha impactado mi vida es cuando mi esposo y yo


salimos a recorrer un lugar por el que hemos estado orando porque no hay
iglesia y realizamos caminatas de oración y de lectura de la Palabra de Dios
en voz alta. Uno de los lugares que visitamos una vez en México tenía una
plazoleta. Allí comencé a orar y luego a leer la Biblia en voz alta. Un señor me
escuchó y comenzó a llorar. Cuando terminé le pregunté qué le pasaba y me
dijo que ha orado por muchos años para que se pueda plantar una iglesia de
sana doctrina en su localidad. Las cosas que hace el Señor. Ya nuestra iglesia
está yendo a plantar una iglesia a ese lugar.

2)Leer la Palabra

Nosotras las mujeres pasamos por diferentes etapas de mucha ocupación en


nuestras vidas, pero eso no significa que tengamos el permiso para
descuidar nuestra lectura de la Palabra de Dios. Quisiera compartir con
ustedes algunas cosas que durante las diferentes etapas de mi vida han sido
de bendición para poder leer la Palabra y meditar en ella.

A. El horario adecuado para hacerlo

Dependiendo de la etapa que estemos viviendo podremos tener el horario


para poder leer la Palabra del Señor. Por ejemplo, cuando los niños están
pequeños podría ser en la noche después de acostarlos. Cuando ya van al
colegio, podría ser mientras ellos están en clases. lo que sí tenemos que
hacer es crear un hábito de disciplina para lograr avanzar, así como lo
hacemos con cualquier otra cosa que es importante para nosotras.

Cuando tenía mis tres hijos pequeños era muy dificultoso pues se llevan solo
22 meses de diferencia entre ellos; así que en mis diferentes etapas todo era
multiplicado por tres. Durante esta etapa el agotamiento es fuerte y muchas
vivimos lejos de nuestras familias, otras no tenemos los recursos para pagar
ni siquiera la limpieza de la casa, pero igual déjenme decirles que en todo
eso y a pesar de todo eso, el Señor está en control. Una de las cosas que me
ayudó mucho para poder leer la Palabra de Dios en esos tiempos fue
levantarme muy temprano, como a las 4:30 de la mañana, y así poder tener
un tiempo extendido con Dios y Su Palabra. Solo el Señor me daba las
fuerzas para hacerlo en esos días tan agitados. Lo cierto es que todas somos
diferentes y vivimos en condiciones diferentes. Por eso cada una debe ser
sabia en el uso y las posibilidades su horario.

Mantuve ese horario por muchos años, pero ya con el pasar el tiempo, con
el nido vacío y con enfermedad de fibromialgia que apareció en mi vida,
tuve que cambiar mi horario. Ahora lo hago a las 7 am, pero sigo orando al
Señor para que pueda perseverar cada día en la lectura y la meditación de
la Palabra.

Es posible que te preguntes si es que lo hice todos los días sin fallar
ninguno.

Querida hermana, sería mentirosa si te dijera que en mis 25 años de


cristiana no le he fallado a Dios en este sentido, pero sí he orado y he
tenido siempre a quien rendirle cuentas de mi caminar con Dios. Lo hermoso
es que siempre hay esperanza en Jesucristo y siempre nos da la oportunidad
para seguir perseverando. Lo que nunca ha menguado durante cada uno de
los días de mis años de cristiana, y hasta ha aumentado, es mi deseo de
estar sumergida en la Palabra no solo una vez al día, sino muchas veces al
día, disfrutando en la presencia del Señor. También tengo que contarles que
he tenido que ser intencional al quitar cosas en mi vida que no me
edificaban y ha sido una bendición. Oro al Señor para que cada día tú y yo
podamos perseverar y pasar tiempo en lo más importante que hay en la
vida, escuchar la voz de Dios.

Después de haber dicho lo anterior, ahora quisiera aclarar que no solamente


debemos leer la Palabra en alguna hora del día, sino que el salmista nos
exhorta a que meditemos en ella de día y de noche: «sino que en la ley del
Señor está su deleite y en su ley medita de día y de noche» (Sal. 1:2).

Debido a que sirvo al Señor en el campo misionero y al haber visitado varios


países e iglesias para enseñar, me he dado cuenta de que los cristianos
tienden a hacer mas énfasis en la oración que en leer la Palabra de Dios. La
oración es parte de estar en la presencia del Señor, pero, así como
queremos que el Señor escuche, también el Señor quiere que le
escuchemos. Ambas cosas van de la mano. Volvamos a recordar el consejo
de Pablo a Timoteo:
«No pierdas el tiempo discutiendo sobre ideas mundanas y cuentos de viejas.
En lugar de eso, entrénate para la sumisión a Dios. El entrenamiento físico es
bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque
promete beneficios en esta vida y en la vida que viene» (1 Tim. 4:7, NTV).

La exhortación es a pasar tiempo en sumisión a Dios. Dado que el tiempo es


preciado, no lo desperdiciemos en cosas que no benefician nuestra vida
espiritual.

B. Escoger un lugar apropiado

Una de las cosas mas difíciles por las que he tenido que pasar para poder estar
en la presencia del Señor es encontrar un lugar donde estar a solas.
Nuevamente, eso dependerá de las diferentes etapas que estés viviendo o
también dependerá del lugar en que estés viviendo. Cuando tenía mis niños
pequeños lo tenía que hacer en el baño, pues era el lugar más privado. A
medida que fueron cambiando las etapas de mi vida y las casas, siempre
buscaba el lugar más privado posible para estar a solas con el Señor y Su
Palabra. En ese lugar siempre tenía varias versiones de la Biblia, mi cuaderno
de notas y mis lapiceros de colores. En uno de los lugares en que llegué a
vivir pude tener una mesa especial con su mantel y una silla cómoda. En
resumen, el lugar en donde meditamos en la Palabra y oramos debe ser
tranquilo y sin distracciones. Un lugar especial para conocer más a nuestro
Señor.

C. Encontrar un plan

Es muy importante que seamos intencionales y disciplinadas para poder


escudriñar la Palabra de Dios. Hoy tenemos una ventaja grande al tener
varias versiones con un español muy popular y claro que nos ayuda a
comprender mejor lo que Dios está hablando a nuestras vidas. Debemos
evitar abrir la Biblia al azar porque nos hace perder la intención y la
disciplina que debemos tener al leer la Biblia en orden. No estamos pidiendo
nada diferente a lo que se nos pediría al leer un libro del colegio, la
universidad o cuando estudiamos una carrera técnica o cualquier otra cosa.
Todo debemos hacerlo en orden para poder conocer bien la materia y poder
alcanzar el resultado correcto. Bueno, con la Biblia sucede lo mismo.
Tenemos también que ser intencionales con respecto a qué libros de la Biblia
vamos a ir estudiando para conocer al Dios Santo y poder ser confrontadas,
restauradas y vivir de acuerdo con la Palabra del Señor.
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino» (Sal. 119:105).

Yo tengo diferentes planes de lectura y meditación para cada año. A veces


he leído diariamente un salmo, un proverbio, un capítulo de un libro del
Antiguo Testamento y otro del Nuevo Testamento. También me he enfocado
específicamente en algún libro de la Biblia, pero sin dejar de leer los Salmos
y Proverbios.

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