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Ya les he contado que cuando conocí al Señor, una de las cosas que más
hacía era leer la Biblia en voz alta. Esa lectura audible me ayudaba a poder
enfocarme sin distracciones en lo que el Señor me iba diciendo. Oír la
Palabra de Dios es tan importante porque no podríamos tener fe sin ello. El
apóstol Pablo dijo: «Así que la fe viene del oír, y el oír, por la Palabra de
Cristo» (Rom. 10:17).
2)Leer la Palabra
Cuando tenía mis tres hijos pequeños era muy dificultoso pues se llevan solo
22 meses de diferencia entre ellos; así que en mis diferentes etapas todo era
multiplicado por tres. Durante esta etapa el agotamiento es fuerte y muchas
vivimos lejos de nuestras familias, otras no tenemos los recursos para pagar
ni siquiera la limpieza de la casa, pero igual déjenme decirles que en todo
eso y a pesar de todo eso, el Señor está en control. Una de las cosas que me
ayudó mucho para poder leer la Palabra de Dios en esos tiempos fue
levantarme muy temprano, como a las 4:30 de la mañana, y así poder tener
un tiempo extendido con Dios y Su Palabra. Solo el Señor me daba las
fuerzas para hacerlo en esos días tan agitados. Lo cierto es que todas somos
diferentes y vivimos en condiciones diferentes. Por eso cada una debe ser
sabia en el uso y las posibilidades su horario.
Mantuve ese horario por muchos años, pero ya con el pasar el tiempo, con
el nido vacío y con enfermedad de fibromialgia que apareció en mi vida,
tuve que cambiar mi horario. Ahora lo hago a las 7 am, pero sigo orando al
Señor para que pueda perseverar cada día en la lectura y la meditación de
la Palabra.
Es posible que te preguntes si es que lo hice todos los días sin fallar
ninguno.
Una de las cosas mas difíciles por las que he tenido que pasar para poder estar
en la presencia del Señor es encontrar un lugar donde estar a solas.
Nuevamente, eso dependerá de las diferentes etapas que estés viviendo o
también dependerá del lugar en que estés viviendo. Cuando tenía mis niños
pequeños lo tenía que hacer en el baño, pues era el lugar más privado. A
medida que fueron cambiando las etapas de mi vida y las casas, siempre
buscaba el lugar más privado posible para estar a solas con el Señor y Su
Palabra. En ese lugar siempre tenía varias versiones de la Biblia, mi cuaderno
de notas y mis lapiceros de colores. En uno de los lugares en que llegué a
vivir pude tener una mesa especial con su mantel y una silla cómoda. En
resumen, el lugar en donde meditamos en la Palabra y oramos debe ser
tranquilo y sin distracciones. Un lugar especial para conocer más a nuestro
Señor.
C. Encontrar un plan