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Una de las cosas mas difíciles por las que he tenido que pasar para poder estar
en la presencia del Señor es encontrar un lugar donde estar a solas.
Nuevamente, eso dependerá de las diferentes etapas que estés viviendo o
también dependerá del lugar en que estés viviendo. Cuando tenía mis niños
pequeños lo tenía que hacer en el baño, pues era el lugar más privado. A medida
que fueron cambiando las etapas de mi vida y las casas, siempre buscaba el lugar
más privado posible para estar a solas con el Señor y Su Palabra. En ese lugar
siempre tenía varias versiones de la Biblia, mi cuaderno de notas y mis
lapiceros de colores. En uno de los lugares en que llegué a vivir pude tener una
mesa especial con su mantel y una silla cómoda. En resumen, el lugar en donde
meditamos en la Palabra y oramos debe ser tranquilo y sin distracciones. Un
lugar especial para conocer más a nuestro Señor.
C. Encontrar un plan
ESTUDIAR LA PALABRA
Cuando comencé en los caminos del Señor, una de las primeras cosas que hice
fue comprar una Biblia, pero luego me pregunté: «Y ahora, ¿qué hago para
crecer en el conocimiento de Dios?» Comencé a ser discipulada y allí comencé a
comprender cómo podría estudiar la Palabra de Dios de forma ordenada.
El Señor nos deja muy en claro que hay promesa en meditar en la Palabra:
«Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los
escarnecedores, sino que en la ley del SEÑOR está su deleite, y en su ley medita
de día y de noche. Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de
agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que
hace, prospera» (Sal. 1:1-3).
Es importante meditar (estudiar) en la Palabra del Señor en todo tiempo
porque es donde podremos conocerle y reconocer la voluntad del Señor para
nuestras vidas. Santiago también nos enseña lo siguiente:
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