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I. INTRODUCCION
Las reformas del financiamiento del sector de la salud se iniciaron durante los
años ochenta como respuesta a la necesidad de compensar la reducción del
aporte fiscal y tuvieron como principal objetivo aumentar los recursos financieros.
En los países industrializados el financiamiento ha sido mayoritariamente público,
en tanto que en la Región de las Américas el financiamiento proviene
principalmente de los hogares. Mientras que, en los países industrializados,
incluidos los Estados Unidos, la participación del financiamiento público (a través
de impuestos y cuotas de seguridad social) en el sector está creciendo, en la
Región de las Américas se percibe una tendencia opuesta, al mismo tiempo que
se empiezan a incentivar los seguros privados y el pago por parte de los hogares.
II. DESARROLLO
SISTEMA DE FINANCIAMIENTO:
El sistema de salud chileno es mixto, compuesto de fondos y prestadores públicos
y privados. Corresponde a lo que se define como un sistema de aseguramiento
mixto regulado.
El sector público lo integran los organismos que componen el Sistema Nacional de
Servicios de Salud (SNSS): el Ministerio de Salud (MINSAL) y sus organismos
dependientes (los 28 servicios de salud), el Instituto de Salud Pública (ISP), la
Central de Abastecimiento (CENABAST), el Fondo Nacional de Salud (FONASA) y
la Superintendencia de Salud.
El sector privado está compuesto por aseguradoras llamadas ISAPRE
(Instituciones de Salud Previsional) y una gran cantidad de prestadores
individuales e institucionales. Las fuentes de financiamiento predominantes del
sistema son los impuestos generales, las cotizaciones obligatorias de los
trabajadores (7% del salario tanto para ISAPRE como para FONASA) y el gasto
de bolsillo.
MODELO IMPLEMENTADO
TIPOS DE FINANCIAMIENTO
En relación al sector privado, a nivel del aseguramiento su principal actor son las
ISAPRE, entidades privadas con fines de lucro, que cubren aproximadamente al
15% de la población
Los fondos que administran provienen principalmente de la captación de los
aportes de las cotizaciones obligatorias de la seguridad social de los asegurados,
cuya base es el 7% del sueldo bruto del cotizante, más un monto adicional
voluntario que varía dependiendo del plan de coberturas y el perfil de riesgo del
cotizante, alcanzando en promedio un 3% adicional de cotización por esta vía.
Las ISAPRE reciben estos recursos y los administran conforme a un modelo
seguros privados individuales, en el cual el riesgo de cada individuo debe ser
compensado por sus aportes personales.
Por tanto, prácticamente no existe mancomunamiento, con la excepción de un
pequeño fondo de compensación inter-ISAPRE creado en el contexto de la
reforma del sector salud que instala el sistema de Garantías Explícitas en Salud.
Estas entidades pueden apropiarse de los recursos provenientes de cotizaciones
obligatorias no utilizadas para financiar prestaciones de salud, además de contar
con facultades para subir unilateralmente sus primas, ambos fenómenos que
explican, al menos en parte, sus altas ganancias. Debe mencionarse que el
incremento de las primas ha permitido que la rentabilidad media de las ISAPRE
nunca haya sido negativa, reportando una tasa de rentabilidad media de un 30%
en el período 1990-2015, una de las más altas del mercado chileno
El "gasto de bolsillo" se define como un pago directo por los servicios de salud y cuyo
costo sale de los ingresos o ahorros primarios del hogar. El porcentaje se calcula
descontando todos los reembolsos estatales o de seguros de salud, Chile supera
este promedio en 15,1%, llegando a ser de los países con más gastos de parte de
los usuarios.
Entre los países OCDE los hogares son directamente responsables de más del
20% del gasto en salud en promedio, lo que equivale a unos 700 dólares por
persona. Pero como vemos en el gráfico, Chile supera este promedio en 15,1%,
llegando a ser de los países con más gastos de parte de los usuarios.
Letonia y México son los que están a la cabeza con el 40% o más, mientras que
Chile se encuentra en los 35,1%, arriba de Grecia (34,8%, Korea (32,9%) y
Lituania (32,3%).
En el otro extremo está Francia (9,4%) y Estados Unidos (11%), en este último los
pacientes gastan más de 1.000 USD per cápita.
"La carga financiera directa sobre los hogares puede tener implicaciones en el
acceso a la atención y la protección financiera", sostiene el análisis del organismo.
En las últimas décadas, las Asociaciones Público Privadas (APP) han adquirido
gran relevancia a nivel mundial. Con respecto al sector Salud, estas han permitido
reducir las necesidades de infraestructura y servicios de salud. Los proyectos de
sector Salud involucran elevados montos de inversión -sobre todo en la
construcción y operación de Hospitales- lo cual imposibilita a los gobiernos
financiarlos fácilmente; sin embargo, gracias a las alianzas público privadas estos
proyectos han podido llevarse a cabo exitosamente, logrando mejorar la calidad de
vida de la población.
En el ámbito de la salud se han convertido en una estrategia plausible para
mejorar el acceso, la disponibilidad y la calidad de los servicios, particularmente
aquellos orientados a la población más vulnerable. Sin embargo, a pesar de los
beneficios que brinda este modelo, persiste la resistencia en muchos países de la
región debido a la percepción de que los modelos tradicionales de contratos en el
sector público ya funcionan lo suficientemente bien y que no es necesario
cambiarlos
.
EXPERIENCIAS DE APP EN EL SECTOR SALUD
En Chile, la primera APP en el sector Salud se inició en el año 2004 para el
Complejo Hospitalario Salvador, el cual fue reemplazado en el 2006 por dos
proyectos en Maipú y La Florida, los cuales han incorporado al sector privado para
el diseño, construcción, provisión y montaje del equipamiento industrial,
mantenimiento de la infraestructura y prestación de servicios no clínicos de apoyo
para los dos hospitales de mediana complejidad ubicados en las comunas de
Maipú y La Florida de la Región Metropolitana de Santiago. El diseño, provisión,
montaje y mantenimiento del equipamiento clínico, así como los servicios clínicos,
serán de exclusiva responsabilidad del Ministerio de Salud del Gobierno de Chile.
La experiencia chilena en APP hospitalarias muestra cómo los contratos de bata
gris son más eficientes que el modelo de inversión y operación tradicional. El
Ministerio de Salud de Chile encargó un estudio para compare los modelos de
contratación tradicional con los de APP en el sector. En dicho estudio, Saint-Pierre
et al (2017) señalan que el precio promedio de construcción de los proyectos APP
es un 22 por ciento más bajo que los ejecutados vía tradicional, adicionalmente el
plazo de construcción fue un 35 por ciento inferior.
Los contratos de APP es Chile incluyen servicios no clínicos tales como aseo,
alimentación, vigilancia entre otros. El costo de operación del contrato APP mostró
ser un 9 por ciento más económico que el tradicional, con un contrato que asegura
el cumplimiento de los estándares, situación que no se daba bajo la gestión
tradicional.
A comienzos de 2020, la COVID-19 cambió la realidad mundial y ha afectado
particularmente a la región de América Latina y el Caribe, generando una crisis
(sanitaria en primer término y luego económica) sin precedentes.
Si bien las necesidades corrientes y de capital inmediatas en el sector salud por la
pandemia deben y deben ser cubiertas de manera rápida y con los recursos
públicos existentes, el medio plazo del sector salud deber considerar alternativas
de inversión que, a través de ganancias de eficiencia y en ningún lugar a costa de
la calidad reduzcan costos operativos y, por tanto, alivien la presión fiscal que
seguirá experimentando la región.
Si bien las APP en el sector salud son más desconocidas y sus características
han sido menos exploradas y comparadas que en otros sectores de la
infraestructura (como pueden ser los de transporte, energía, o incluso agua y
saneamiento), varios países de la región han tenido diversas experiencias que
permiten ser analizada
El éxito de la APP como instrumento para mejorar los servicios en salud, falta de
la selección y preparación de proyectos que incorporen eficiencias de los privados
y que sean sostenibles fiscalmente (Turolla et al, 2019), y que de manera
supongan un mejor uso de los recursos públicos para el bienestar del conjunto de
la sociedad. Bajo las condiciones adecuadas y con proyectos bien preparadas, las
APP pueden constituir una política pública clave para mejorar la calidad, costo y
efectividad de los servicios de salud público
La meta de inversión en salud es del 6% del Producto Interno Bruto. Hasta 2017
eran 5 países de América Latina y el caribe que había logrado esta meta, pero al
2020, solo 3 países habían logrado invertir más del 6% del PIB. Esta situación es
consecuencia de las decisiones políticas y económicas que no han priorizado la
salud en la región, como en el Perú. A pesar que, en el presupuesto nacional, la
salud se considera como una fuente importante para financiar, pero encuentra
limitaciones por la estructura rígida y fragmentada del sistema de salud.
Los espacios fiscales para generar financiamiento para el sistema de salud son
diversos, pero si no existe la voluntad política para invertir en salud, esta
recaudación tributaria será distribuido en otros rubros prioritarios, dejando al
sistema de salud abandonado. Esta voluntad y decisión política depende del
modelo o sistema económico que rige en cada gobierno y en la voluntad de
beneficiar a la población con un sistema de salud de calidad y cuyos servicios
logren cubrir los requerimientos de salud. En las últimas décadas, el sistema
económico no ha logrado priorizar la salud dentro de los ingreso y gastos público
es por eso que el presupuesto nacional no logra la meta recomendada por el
Organismo Mundial de Salud; aun cuando se incremente la recaudación fiscal, no
se destinara recursos financieros a salud.
IV. CONCLUSIONES
V. BIBLIOGRAFIA