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Procedimiento Directo

Introducción

Para la audiencia de Procedimiento directo se considera que el desarrollo de esta es


“oral, pública y contradictoria, seguirá los mismos lineamientos que señala el COIP para
las audiencias que contempla el procedimiento ordinario a partir del artículo 563 del
COIP” (Blum Carcelén, 2015).

La misma se encuentra bajo dirección del juez, cumpliéndose los principios de


inmediación y contradicción para la exteriorización de elementos de convicción,
considerando que las partes de la audiencia se ejecutan al igual que la audiencia de
juicio en el procedimiento ordinario. La audiencia toma lugar cuando el juez de
garantías penales ha constatado la presencia del fiscal, el procesado con su defensa
técnica particular o defensor público, testigos quienes se encuentran en otro sitio para
que conozcan el desarrollo de la audiencia y finalmente la presencia de la víctima o
acusador.

Características del Procedimiento Directo

El Procedimiento Directo dentro de la Legislación ecuatoriana se manifiesta como el


pleno ejemplo de celeridad procesal en el marco jurídico. Debido al requisito primordial
para se suscite y es la flagrancia. Este procedimiento resulta una medida eficaz para
inhibir el ritualismo jurídico y en consecuencia asegurar el correcto funcionamiento de
la justicia penal de la sociedad ecuatoriana (Cornejo A., 2016).

Es necesario resaltar que según la resolución No. 09-2016 de la Corte Nacional de


Justicia del Ecuador el procedimiento directo se aplica únicamente en delito flagrantes
“sancionados con pena máxima de hasta cinco años de privación de la libertad, y delitos
contra la propiedad cuyo monto no exceda treinta salarios básicos unificados del
trabajador en general” (pág. 16). El Procedimiento Directo se encuentra tipificado en el
Título VIII “Procedimientos Especiales” del COIP. En la sección segunda enmarca el
Procedimiento Directo donde artículo 640.2 donde se establece las excepciones
específicas para que no se ejecute este procedimiento, del mismo modo alude
claramente que los demás delitos de ejercicio público se regirán a procedimiento
ordinario.
El Procedimiento Directo debe estar sustanciado con las disposiciones del COIP y las
siguientes reglas enmarcadas dentro del artículo 640 de este ordenamiento que señala:

1. “Este procedimiento concentra todas las etapas del proceso en una sola
audiencia”. El procedimiento Directo concentra de este modo la audiencia de
calificación de Flagrancia y audiencia de Formulación de Cargos, concomitante
con el art.5.12 del COIP este procedimiento aduce al principio de concentración
que implica realizar la mayor cantidad de actos procesales con el fin de manejar
la justicia de forma expedita siempre y cuando se respeten las reglas generales y
sea posible la ejecución de este proceso.
2. La aplicación del Procedimiento Directo tendrá lugar únicamente en delitos de
flagrancia sancionados con máximo 5 años de privación de libertad y referente a
los delitos de la propiedad que no excedan los treinta salarios básicos unificados
del trabajador. Este numeral establece las excepciones para la aplicación de este
procedimiento “se excluirán las infracciones contra la eficiente administración
pública, delitos contra la inviolabilidad de la vida e integridad y libertad
personal con resultado de muerte”
3. “El juez de garantías penales será competente para resolver y sustanciar este
proceso” Para el procedimiento Directo el juzgador debe ser competente y
adecuado para conocer la causa, es este sentido el juez de garantías penales
perteneciente a la unidad de flagrancia es el más apropiado para sustanciar y
resolver dicho procedimiento, cabe mencionar que en este caso no es competente
el Tribunal de garantías penales (Blum Carcelén, 2015).
4. Una vez calificada la flagrancia el juzgador señala el día y hora en que se llevará
a cabo la audiencia de juicio directo en un plazo máximo de 10 días. Por esta
razón, cuando se pretenda concurrir al procedimiento directo se debe tener la
seguridad de recabar los elementos de convicción necesarios en el tiempo
correspondiente. El mismo que se menciona en el numeral siguiente.
5. Los elementos de convicción deben ser presentados hasta tres días antes de la
audiencia, dichos elementos deben ser presentados de forma escrita.
6. “De considerarlo necesario y de forma motivada o a petición de parte el juez
puede suspender el juicio por una sola vez, indicando el día y hora para su
reanudación, plazo que no excede de los quince días” Esta acción puede ser
tomada pero no con la finalidad de declararla fallida, sino en virtud de
precautelar el debido proceso aunque de ser el caso en el art. 613 del COIP
aduce que se declarará fallido cuando existen causas imputables al juez o fiscal
donde se informará al Consejo de la Judicatura para las sanciones
correspondientes. De igual forma sucede si se trata de otros funcionarios
públicos (Blum Carcelén, 2015).
7. En caso de que el procesado sea el ausente el juzgador ordenará su inmediata
detención no como prisión preventiva sino como medida cautelar alternativa
para su obligatoria asistencia a juicio.
8. “La sentencia dictada en esta audiencia es condena o ratificatoria de inocencia y
podrá ser apelada ante la Corte Provincial”. Finalmente una vez que el juzgador
ha resuelto el caso el procesado mediante su defensor público puede apelar ante
la Corte Provincial si existe sustanciación y motivación para recurrir al fallo de
su sentencia.

Referencias

Alcántara Sáez, Manuel; García Montero, Mercedes & Sánchez López, Francisco
(2012). El poder legislativo en América Latina a través de sus normas. Universidad de
Salamanca – 476 páginas.

Bibliografía
Blum Carcelén, J. M. (19 de enero de 2015). derechoecuador.com. Obtenido de
https://www.derechoecuador.com/procedimiento-directo-en-el-proceso-penal--

Cornejo Aguiar, J. S. (18 de abril de 2016). derechoecuador.com. Obtenido de


https://www.derechoecuador.com/procedimiento-directo-en-el-coip

Corte Nacional de Justicia. (1 de diciembre de 2016). cortenacional.gob.ec. Obtenido de


http://www.cortenacional.gob.ec/cnj/images/pdf/resoluciones/2016a/16-
09%20Juzgamiento%20delitos%20transito.pdf
¿Qué leyes se han creado para disminuir los accidentes de tránsito vinculados con
el alcohol?

El Gobierno colombiano impulsa las sanciones frente a las infracciones de tránsito


vinculadas con los conductores alcoholizados con el objetivo de disminuir la tasa de
mortalidad que producen dichos accidentes. Según las cifras de la Policía de Tránsito
Colombiana en 2017 se registraron 877 accidentes de tránsito por conducir alicorados y
en total fueron sorprendidas 10.744 personas borrachas al volante (Moreno, 2018).

En tal virtud, la Policía de tránsito ha impulsado los controles viales que logran
sancionar a conductores en estado de embriaguez. En el año 2017 se emitieron 91.225
“comparendos” que resultan una medida de prevención de accidentes viales vinculados
con el alcohol (Justicia, 2017). El comparendo en la legislación colombiana está
tipificado en el artículo 2 del Código Nacional de Tránsito de Colombia que establece la
siguiente definición: “comparendo es una orden formal de notificación para que el
presunto contra ventor o implicado se presente ante la autoridad de tránsito por la
comisión de una infracción”.

La aplicación de comparendos y multas muestra una disminución de accidentes de


tránsito en las vías colombianas, puesto que se toma como referencia al puente festivo
del 11 de noviembre del 2017 que, la Policía de Tránsito reportó 38 muertes, lo que
representa una reducción del 42 por ciento frente al mismo puente del 2016, cuando
murieron en accidentes viales 65 ciudadanos.

En concordancia con este tipo de sanción se encuentra también la Ley 1696 aprobada en
el 2013, debido a la ineficacia de la ley anterior. Esta ley fue sancionada el jueves 19 de
diciembre de 2013 y entra en vigencia tan pronto quede publicada en el Diario Oficial.
El Presidente de la República dio instrucciones al Ministerio de Transporte y a la Policía
Nacional para que se aplique dicha ley en virtud de las medidas de celeridad y eficacia.

Ramirez, (2015) asevera que la Ley 1696 “implica un freno drástico para aquellos
conductores acostumbrados a conducir en estado de embriaguez”. Esta ley se caracteriza
por el aumento de multas donde la mínima es de $1'768.500 pesos colombianos y
dependiendo del grado de alcohol puede alcanzar la suma de 28 millones y en caso de
reincidencia el infractor deberá pagar el valor comercial del 15% del vehículo como
multa, además la suspensión de la licencia de conducir es mínimo un año o de manera
definitiva. En el ámbito en el caso de homicidio por conducción bajo efectos del
alcohol, la pena aumenta de dos terceras partes al doble, y puede llegar hasta 18 años de
cárcel (Ramirez, 2015).

De forma detallada las sanciones económicas y administrativas de la Ley 1696 son:

Primera vez

Suspensión de la licencia: 1 a 10 años; Multa: 90 a 720 días de salario mínimos


vigentes; Inmovilización del vehículo: 1 a 10 días; Trabajo comunitario: 20 a 80 horas

Segunda vez

Suspensión de la licencia: 1 año a cancelación; Multa: 135 a 1080 días de salario


mínimos vigentes; Inmovilización del vehículo: 1 a 20 días; Trabajo comunitario: 20 a
80 horas

Tercera vez

Suspensión de la licencia: 3 años a cancelación; Multa: 180 a 1440 días de salario


mínimos vigentes; Inmovilización del vehículo: 3 a 20 días; Trabajo comunitario: 30 a
90 horas.

Considerando la dogmática penal el sancionar de forma independiente la conducción en


estado de embriaguez; implica que quien maneja un vehículo en dicho estado realizaría,
por ese solo hecho, una conducta penalmente relevante. Esta idea, sin embargo, no está
exenta de objeciones teóricas y de dificultades prácticas que conviene indicar, no sin
advertir que la primera de ellas es la relativa al concurso entre la conducción en estado
de embriaguez y el delito correspondiente al resultado producido, por ejemplo, la
muerte o la lesión de otro (Obregón, 2012).

CONCLUSIÓN

Los accidentes de tránsito vinculados con el alcohol en Colombia ocupan un alto índice
dentro de las estadísticas nacionales que provocan una tasa de mortalidad crítica, sin
embargo, los índices de accidentes han disminuido debido a la aplicación de la Ley
1696 aprobada en 2013 que está dirigida plenamente al castigo de los conductores en
estado de embriaguez. La aplicación de multas económicas y administrativas son más
severas.

REFERENCIAS

Renato, V., & Laura, C., (2016). La sanción penal de los conductores ebrios en
Colombia: entre las dificultades dogmáticas y la ausencia de una política criminal
coherente. Civilizar 14 (26): 67-86. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/ccso/v14n26/v14n26a05.pdf.

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