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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL PERMANENTE

DE LA REPÚBLICA R. N. N° 3772 - 2009

LIMA

Lima, veintiséis de abril de dos mil diez.-

VISTOS; interviniendo como ponente

el señor Prado Saldarriaga; el recurso de nulidad interpuesto por el querellado MAX ORLANDO
PINEDO RUIZ contra la sentencia de vista de fojas doscientos sesenta y ocho, del once de mayo de
dos mil nueve; de conformidad en parte con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO: Primero: Que el querellado en su recurso formalizado de fojas doscientos
ochenta y uno alega que la Sala Penal Superior no valoró en forma objetiva las pruebas obrantes
en autos porque en el comunicado del diario La República aparece como autor el Colegio de
Contadores Públicos de Lima -y no su persona-, que el objetivo de dicha noticia era poner en
conocimiento a los miembros de la orden sobre lo ocurrido el día dos de octubre de dos mil siete,
que los hechos ocurridos no son falsos pues están sustentados en documentos públicos; agrega,
que existe un proceso en el Tercer Juzgado Especializado en lo Contencioso Administrativo de
Lima, que se encuentra relacionado con la restricción de ingreso que hubo al local de la institución,
por tanto, ello se hizo en virtud a un acto de función y no como un acto personal ya que no existió
un animus difamandi. Segundo: Que los hechos puntuales se delimitan a que el querellante
atribuye autoría y responsabilidad a los querellados MAX ORLANDO PINEDO RUIZ, Randolfo
Santiago Asenjo Dávila y Pedro Manuel Lorenzo Ramírez Rossell, por haber difundido a través del
diario La República del siete de octubre de dos mil siete, frases difamatorias con las

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que le imputan el ingreso violento a las instalaciones del Colegio de Contadores Públicos de Lima
el dos de octubre de dos mil siete, y que al fracasar en su intento, como medida de represalia,
trabó los candados y encadenó una puerta metálica con el propósito de impedir la salida de los
trabajadores de la institución -sesenta y tres personas- por un aproximado de seis horas. Tercero:
Que constituyen elementos objetivos en el delito de difamación que el sujeto activo, ante varias
personas reunidas o separadas -pero de modo que se pueda difundir la noticia-, atribuya a una
persona un hecho, cualidad o conducta que pueda perjudicar su honor o reputación, conducta que
se agrava si el agente act6a por medio de libro, prensa u otro medio de comunicación social; que
el elemento subjetivo del tipo es el dolo que importa la conciencia del contenido o carácter
ofensivo de las expresiones que se profieren. Cuarto: Que de la evaluación de los medios
probatorios que corren en autos se advierte que en la información publicada en el diario La
República -fojas once-, el querellante fue afectado en su honor con afirmaciones falsas, pues
según el acta fiscal, quienes cerraron las puertas del Colegio Público de Contadores de Lima fueron
los propios querellados [confróntese a fojas setenta, en el que se dejó constancia que la puerta se
encontraba can candado y encadenada, además aparecía un comunicado en una de las paredes:
"se comunica a los miembros de Ia orden que la sede institucional continuará cerrada hasta nuevo
aviso, Lima treinta de septiembre de dos mil siete. El Consejo Directivo"], lo cual se encuentra
corroborado con lo vertido por el testigo Zapata Ardile -declaración testimonial de fojas sesenta y
cuatro- quien señaló que las puertas de dicho local se encontraban cerradas desde el veintisiete de
septiembre de dos mil

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siete, para lo cual se colocaron cadenas y candados; que, por otro lado, la autoría de dicha nota
periodística fue reconocida por los querellados de forma uniforme [declaraciones instructivas de
fojas cuarenta y tres, cincuenta y uno y ochenta y seis], tanto más, si del tenor de la publicación, se
aprecia que se atribuye al querellante un acto delincuencial, lo cual resulta ofensivo a su honor y
reputación; que, finalmente, en cuanto a la existencia de un proceso en materia contencioso
administrativo, ello no enerva su responsabilidad en el hecho imputado. Quinto: Que, por ende,
las declaraciones de los querellados Pinedo Ruiz, Asenjo Dávila y Lorenzo Ramírez no eran
subjetivamente correctas, porque no estaban referidas a hechos ciertos; que, asimismo, no resulta
amparable haberlo realizado en cumplimiento de sus funciones, en representación del Colegio de
Contadores de Lima, toda vez que en la conducta desplegada por los querellados se encuentra
presente el elemento subjetivo del "animus difamandi" al tener conciencia y voluntad de lesionar
el honor del querellante Latinez Carpio; que, en consecuencia, los elementos de descargo alegados
por el condenado PINEDO Ruiz, en modo alguno enervan los medios de prueba precitados, en
tanto que fueron ponderados adecuadamente, lo que permite concluir que la sentencia recurrida
se encuentra arreglada a ley. Sexto: Que, por otro lado, la multa es una pena pecuniaria de
carácter principal, que se aplica de manera conjunta con la pena privativa de libertad, conforme a
lo dispuesto en el párrafo in fine del artículo ciento treinta y dos del Código Penal; que, en la
reserva del fallo condenatorio, como medida alternativa a la pena privativa de libertad, el Juez
deja en suspenso la condena y señalamiento de una pena para el sentenciado, en términos
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concretos, la medida supone que en la sentencia se declara formalmente la culpabilidad del


encausado, pero este no es condenado ni se le impone, por tanto, pena alguna, el fallo de condena
queda suspendido y se condiciona su pronunciamiento a la observancia de reglas de conducta
durante un régimen de prueba que señala el Juez; que, por consiguiente, es menester rescindir la
condena impuesta en este extremo. Séptimo: Que, además, en la sentencia de primera instancia -
fojas ciento veinticinco-, así como la sentencia de vista -fojas doscientos sesenta y ocho-, se
consigna en la parte resolutiva el nombre de uno de los querellados como Pedro M. Ramírez
Rossel; que, sin embargo, tanto en su declaración instructiva -fojas ochenta y seis- como en la
ficha del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil -RENIEC- -fojas ciento veintitrés-
aparece que el nombre correcto es Pedro Manuel Lorenzo Ramírez Rossell, que en este extremo,
tratándose también de un vicio procesal susceptible de ser subsanado, debe procederse de
conformidad con lo preceptuado en el articulo doscientos noventa y ocho del Código de
Procedimientos Penales. Por estos fundamentos: I. Declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia de vista de fojas doscientos sesenta y ocho, del once de mayo de dos mil nueve, que
confirma la sentencia de primera instancia de fojas ciento veinticinco, del diez de noviembre de
dos mil ocho, dictada contra MAX ORLANDO PINEDO RUIZ, Randolfo Santiago Asenjo Dávila y
Pedro Manuel Lorenzo Ramírez Rossell por delito contra el Honor - difamación agravada en
agravio de Luis Alberto Latinez Carpio, dispone la reserva del fallo condenatorio por el periodo de
prueba de un año bajo reglas de conducta, así como fijó en un mil nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil deberán pagar cada uno de los

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sentenciados a favor del querellante. II. Declararon NULA la misma sentencia en el extremo que
confirma la sentencia de primera instancia en cuanto impone el pago de doscientos días multa que
deberá pagar cada sentenciado a favor del Tesoro Público - Poder Judicial, a razón de un nuevo sol
por día. III. ACLARARON las sentencias de segunda y de primera instancia a fin de tener como
encausado a Pedro Manuel Lorenzo Ramírez Rossell y no a Pedro M. Ramírez Rossel; y IV.
Declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que la sentencia recurrida contiene y es materia del
grado; y los devolvieron.-

LECAROS CORNEJO

PRADO SALDARRIAGA

PRÍNCIPE TRUJILLO

CALDERÓN CASTILLO

SANTA MARÍA MORILLO

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