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I.DESIGNACIÓN DE LOS ARBITROS.

El arbitraje al ser una jurisdicción voluntaria exige que la función que cumplan
los árbitros a los que se les encomienda la misión de dilucidar y resolver el tema
controversial que se les pone en conocimiento, se encuentre guiada por los principios
y/o valores éticos que todo arbitro debe demostrar al momento de cumplir sus
funciones, a fin de corresponder a la confianza que le fue conferida al ser designado
como tal.

I.1. Conformación del Tribunal arbitral.

Al encontrarnos ante una controversia que deriva de una contratación del Estado,
existirá una normativa reguladora propia del proceso arbitral para este tipo de casos,
siendo esta el Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado (D.S. N° 344-2018-
EF), que precisa que cuando surja un conflicto de esta índole en la que se vea
involucrada los intereses del Estado, se podrá recurrir a fueros arbitrales, pudiendo optar
un arbitraje ad hoc o institucional, siendo el punto dirimente la voluntad de las partes al
momento de estipular el convenio arbitral.

Cuando se encuentre debidamente aclarado el aspecto de la naturaleza del


arbitraje al cual se recurrirá, corresponde que se aborde el tema de la conformación del
Tribunal Arbitral, para lo cual las partes deberán consensuar si este será unipersonal (un
solo arbitro) o colegiado (tres árbitros); sin embargo, cuando no existe un acuerdo
explicito sobre este tema, se tendrá por implícita o tácitamente acordado que el Tribunal
Arbitral será unipersonal.

En lo que respecta a la designación de los árbitros, se encontrará establecida de


acuerdo a lo regulado en el Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado (en
adelante RLCE), que en su considerando 230.2 del artículo 230°, deja plasmado que en
este tipo de casos las personas que en representación de la Entidad del Estado que
asumirá la función de designar al arbitro será el titular o servidor a quien se le delego
dicha función, está decisión estará sujeta a verificación por parte de la Institución
Arbitral -cuando se trate de un arbitraje institucional- o el contratista, siempre que pueda
observarse alguna irregularidad objetiva o subjetiva que impida su participación como
arbitro en el proceso.
I.2. ¿Qué sucede en la Ley de Arbitraje cuando no se acuerda la conformación
del Tribunal Arbitral?

Cuando se presente el escenario en el cual las partes no llegaron a establecer la


conformación o cantidad de árbitros que conformaran el tribunal arbitral, deberá
recurrirse a lo regulado en la Ley de Arbitraje, que en su artículo 19° brinda una
solución ante este tipo de casos, señalando que las partes al no haber acordado la
conformación de los árbitros deberá asumirse que este estará conformado por tres
árbitros.

Está regulación encuentra su justificación en que, al momento de que nos


encontremos en la etapa de deliberación, necesariamente deberá recurrirse a un voto
decisión, que en este caso vendrá a ser el voto del tercer arbitro que conformará parte
del tribunal arbitral colegiado, ya que de lo contrario el proceso estaría expuesto a
quedar sin un veredicto sobre el hecho controvertido, pues si se presentase el caso en
que dos de los árbitros tienen posturas diferentes y emiten un voto contrario al otro, el
proceso arbitral no podría concluir con la emisión de un laudo arbitral, por eso es
importante que se cuente con un tribunal arbitral impar, que permita la resolución de la
causa sin ningún tipo de obstáculo.

Cabe mencionar que, si bien no es recurrente que en los procesos arbitrales se


designen a dos árbitros, esto podría suceder y nuevamente caeríamos en el problema del
voto dirimente, para ello la Ley de Arbitraje se ha encargado de establecer en su artículo
52° una solución, que va entorno a otorgarle el voto dirimente al presidente del Tribunal
Arbitral, a fin de que se vean frustradas las expectativas de las partes que recurren al
arbitraje para la resolución de una controversia.

I.3. Proceso de conformación, nombramiento y aceptación de árbitros cuando las


partes se sometan al Sistema Nacional de Arbitraje del OSCE.

Estos procesos se rigen por el principio de subsidiaridad, y encuentran amparado


en el RLCE, que en el numeral 236.2 del artículo 236 se encarga de establecer los
siguientes requisitos:

 Las controversias deberán derivarse de controversias respecto a contratos de


bienes y servicios en donde intervenga una Institución o Entidad del Estado.
 El valor de los bienes o el servicio deberá ser igual o menor a diez (10) UIT.

Este tipo de casos se suscitarán cuando las partes acuerden que la organización y
administración del proceso arbitral será asumido por el OSCE, que se encargara de
llevar a cabo el proceso arbitral de acuerdo con los reglamentos y directivas vigentes.
Para estos casos, existe un régimen arbitral propio que recibe la denominación de
Sistema Nacional de Arbitraje del OCSE, que cuenta con un proceso y procedimientos
particulares que lo distinguen del arbitraje ad hoc e institucional, que se encuentran
establecidos en la Directiva N° 004-2020-OSCE/CD (Reglamento del Régimen
Institucional de Arbitraje Especializado y Subsidiario en Contrataciones del Estado a
cargo del SNA-OSCE)

I.4. Conformación del Tribunal Arbitral en los Arbitrajes Ad hoc.

En los Arbitrajes Ad hoc donde se diluciden controversias que serán tramitadas


conforme a la normativa de la Ley de Contrataciones del Estado y su reglamento, es
necesariamente obligatorio que se recurra lo reglamentado en la Directiva N° 016-
2017-OSCE/CD (Procedimiento para la Instalación de Árbitro Único o Tribunal
Arbitral Ad Hoc), que brinda estipulaciones que deben regir todo proceso de
designación e instalación del tribunal arbitral.

En cuanto a la conformación del Tribunal Arbitral, este aspecto viene a ser una
discrecionalidad de las partes, pues serán los únicos legitimados a establecer si el
proceso arbitral será dirigido por un único arbitro o un colegiado, de ello puede
desprenderse que, la voluntad de las partes primara en este tipo de procesos
arbitrales, ya que serán quienes estipularan las reglas bajo las cuales se desarrollara
el arbitraje. De igual manera, sucede en la designación del árbitro, dado que no existe
un plazo previamente regulado para este aspecto, dado que serán las partes quienes
acordarán un plazo que consideren conveniente y razonable para poder designar al
árbitro.

I.4.1. Aceptación de los Árbitros designados.

La aceptación a la designación como árbitro tendrá que realizarse de manera


escrita, es decir, que la persona que fue designada para fungir como arbitro en un
proceso arbitral, deberá expresar su conformidad mediante un documento que
deberá ser notificado a las partes.

I.4.2. Solicitud para la instalación del Tribunal Arbitral.

Luego de la elección de la conformación y designación de los árbitros, se


procederá dentro de los veinte (20) días siguientes, con la solicitud de instalación del
Árbitro único o del Tribunal Arbitral, que deberá ser presentado ante el OCSE,
quien deberá responder dentro del plazo de quince (15) días, tal como se indica en el
TUPA, lo cual se encuentra regulado en el considerando 6.1 del Procedimiento para
la Instalación de Árbitro Único o Tribunal Arbitral Ad Hoc.

I.4.3. Participación del OSCE en la audiencia de instalación del Tribunal


Arbitral.

En el considerando 6.4 del Procedimiento para la Instalación de Árbitro Único o


Tribunal Arbitral Ad Hoc, se menciona que en la audiencia de instalación del
Tribunal Arbitral concurrirá un representante del OCSE, quien podrá participar de la
misma, pero solo como un orientador, a fin de que se cumpla con la normativa de la
Ley de Contrataciones del Estado y su Reglamento, contando la facultad de poder
dejar constancia de alguna irregularidad que ocurra durante el desarrollo de la
audiencia.

I.5. Designación Residual de los Árbitros ejercida por el OSCE.

Este tipo de designación de árbitros se encuentra regulada conforme a lo establecido en


el numeral 232.1 del artículo 232 del RLCE, donde señala que cuando concurra alguno
de los siguientes supuestos en el arbitraje ad hoc se tendrá que recurrir a la designación
residual:

 Cuando las partes hayan omitido la modalidad para la designación del árbitro.
 Cuando las partes no hayan acordado la designación de los árbitros.
 Cuando las partes no hayan arribado a un acuerdo para la designación del
presidente del Tribunal Arbitral.

Estos supuestos que fueron mencionados posibilitaran o facultaran a alguna de las


partes para que puedan acudir ante el OSCE para que se encargue de la designación de
los árbitros, siempre que demuestren y/o acrediten la preexistencia del convenio arbitral;
esta solicitud, deberá ser presentada de manera escrita por la parte interesada, debiendo
ser resuelta la solicitud en plazo de 30 días, de conformidad con el TUPA del OSCE.

De tratarse de arbitrajes institucionales, solo podrán designarse presidentes del


tribunal arbitral, tal como se prescribe en el numeral 232.2 del artículo 232 del RLCE,
debiendo ser designado un árbitro que se encuentre inscrito en el Registro Nacional de
Árbitros del OSCE.

Cabe precisar que, toda designación residual que fuera ejecutada por el OSCE tienen
el carácter de definitiva e inimpugnable, esto es, que las partes no podrán cuestionar la
decisión que fuera tomada por el OSCE, respecto a la designación de los arbitros.

I.6. Conformación del Tribunal Arbitral en el Sistema Nacional de Arbitraje del


OSCE.

Como se trata de un régimen arbitral propio del OCSE, presenta ciertas


particularidades, siendo una de estas la conformación arbitral, pues como se estipula
en el considerando 7.14.1 del Reglamento del Sistema Nacional de Arbitraje del
OCSE (en adelante RSNA-OCSE), el Tribunal Arbitral se encontrará compuesto por
un único arbitro, siendo esta una regla obligatoria para las partes, ya que no podrá
mediar un acuerdo que varie el Tribunal Arbitral Unipersonal por una Colegiado.

I.6.1. Designación de los árbitros en el Sistema Nacional de Arbitraje del


OSCE.

La designación del árbitro se encontrará supedita a una previa notificación de la


Secretaria Arbitral, que señalará un plazo de cinco (05) días para que las partes
puedan designar al árbitro que cumplirá las funciones de dirimir y emitir una
decisión respecto a la controversia surgida de una contratación pública. En el caso
de que, una vez se haya vencido el plazo y la partes no hayan designado al árbitro,
está facultad recaerá sobre el OCSE, de conformidad con lo regulado en el
considerando 7.15.1. del RSNA-OCSE.

I.6.2. Aceptación del árbitro designado en el Sistema Nacional de Arbitraje


del OSCE.
Este procedimiento se encuentra consagrado en el considerando 7.17 del RSNA-
OCSE, donde se precisa que el árbitro designado contara con un plazo de cinco (05)
días desde que la Secretaria Arbitral le corre traslado de la notificación, mediante la
cual se hace de conocimiento su designación como árbitro, debiendo pronunciarse
en dicho plazo aceptando o rechazando su designación

Cuando medie una aceptación del árbitro designado, este deberá suscribir una
declaración, por medio de la cual manifieste -de ser el caso- cualquier circunstancia
que pueda generar algún tipo de duda respecto a su independencia e imparcialidad
en el proceso arbitral en el cual participará.

I.7. Proceso de nombramiento de los árbitros regulado por la Ley de Arbitraje.

La Ley de Arbitraje es la norma que se encarga de sentar las bases regulatorias


del proceso arbitral, partiendo de ello, podemos mencionar su artículo 23°, que se
encarga de consagrar la libertad de las partes al momento de designar y/o nombrar a los
jueces que serán los encargados de resolver la controversia que ha surgidos entre los
primeros.

I.7.1. Plazo para el nombramiento y la aceptación de los árbitros.

El mismo artículo de la ley que antes fue mencionado, se encarga de prescribir


los siguientes plazos -no siendo aplicables estos para los arbitrajes institucionales-
que pasare a mencionar continuación

“a. En caso de árbitro único, o cuando las partes han acordado que el
nombramiento de todos los árbitros o del presidente del tribunal se efectúe de
común acuerdo entre ellas, tendrán un plazo de quince (15) días de recibido el
requerimiento de nombramiento para que cumplan con hacerlo.

b. En caso de tres árbitros, cada parte nombrará un árbitro en el plazo de


quince (15) días de recibido el requerimiento para que lo haga y los dos árbitros
así nombrados, en el plazo de quince (15) días de producida la aceptación del
último de los árbitros, nombrarán al tercero, quien presidirá el tribunal arbitral.

c. En caso de pluralidad de demandantes o de demandados, los demandantes


nombrarán de común acuerdo un árbitro y los demandados, también de común
acuerdo, nombrarán otro árbitro en el plazo de quince (15) días de recibido el
requerimiento para que lo hagan, salvo que algo distinto se hubiese dispuesto en
el convenio arbitral o en el reglamento arbitral aplicable. Los dos árbitros así
nombrados, en el mismo plazo, nombrarán al tercero, quien presidirá el tribunal
arbitral.

d. Si en cualquiera de los supuestos anteriores no se llegue a nombrar uno o


más árbitros, el nombramiento será efectuado, a solicitud de cualquiera de las
partes, por la Cámara de Comercio del lugar del arbitraje o del lugar de
celebración del convenio arbitral, cuando no se hubiese pactado el lugar del
arbitraje. De no existir una Cámara de Comercio en dichos lugares, el
nombramiento corresponderá a la Cámara de Comercio de la localidad más
cercana”.

Como puede advertirse, la Cámara de Comercio viene a convertirse en la


Organización que se encarga de salvaguardar que el proceso arbitral se desarrolle
con normalidad, es por ello que auxilia a una de las partes que se ve afectada por la
inacción de la otra en cuanto a la designación del árbitro, viene a cumplir un papel
fundamental en los arbitrajes ad hoc en la actualidad, pues garantiza que el proceso
arbitral no se vea frustrado y que se concluya con la emisión de laudo arbitral que
de por resuelta la controversia.

I.7.2. Incumplimiento en la designación de los árbitros.

Cuando la designación de los jueces le sea encomendada a un tercero o a una


institución en casos de arbitrajes institucionales, tal como lo regula el artículo 24°
de la Ley de Arbitraje, esta designación deberá realizarse duranta los quince (15)
días desde que las partes le requieren su intervención para la designación de los
árbitros, de lo contrario, una vez cumplido este plazo, se procederá con otorgarle
esta facultad a la Cámara de Comercio, quien procederá con cumplir esta labor
conforme a las atribuciones que les fueron concedidas en el artículo 23° del mismo
cuerpo legal.

I.7.3. Nombramiento efectuado por la Cámara de Comercio.


El artículo 25° de la Ley de Arbitraje se encarga de plantearnos los
procedimientos bajo los cuales debe ceñirse la actuación de la Cámara de Comercio
cuando asuma la función de designar a los árbitros, para lo cual pasaré a mencionar
cada una de ellas.

 Para esta designación la Cámara de Comercio deberá determinar a la


persona u organismo que se encargue de la designación de los árbitros; sin
embargo, cuando no existe esta determinación dicha facultad le será
atribuida al máximo órgano institucional, siendo su decisión inimpugnable.
 Los requisitos para solicitar el nombramiento de los árbitros por parte de la
Cámara de Comercio, son los siguientes: el nombre o denominación social y
domicilio de la otra parte, resumen de la controversia, la acreditación la
preexistencia del convenio arbitral, adicionalmente puede presentarse la
solicitud de arbitraje que se corrió traslado a la otra parte.
 En el caso de que, la Cámara de Comercio no haya establecido un
procedimiento para este tipo de supuestos, se procederá con la notificación
de la solicitud elaborada por la parte interesada, otorgándole cinco (5) días
para puedan expresar lo conveniente, al finalizar dicho plazo iniciará la
designación y/o nombramiento de los árbitros.
 Esta facultad de la Cámara de Comercio solo será aplicable en los supuestos
regulados en los artículos 23° y 24°. Será rechazada la solicitud de la parte
interesada, siempre que los documentos que fueron ofrecidos no demuestran
la existencia de un convenio arbitral.
 Esta designación se efectuará teniendo en consideración los acuerdos de las
partes respecto a este aspecto y tomando los recaudos necesarios para que
los árbitros cumplan con los requisitos que se estipulan en la ley, asimismo,
deberá garantizarse que su actuación se desarrollará con imparcialidad e
independencia.
 Cuando se traten de arbitrajes nacionales, la designación se realizará con
apoyo de la tecnología y aplicando un procedimiento de asignación
aleatorio, pero teniendo presente los criterios de especialidad.
 Cuando se traten de arbitrajes internacionales, en el nombramiento del
arbitro de un tribunal unipersonal o presidente de un tribunal arbitral
colegiado, se estimará por conveniente que se designe a un arbitro de
nacionalidad distinta al de las partes.
I.7.4. Acepción de los Árbitros designados.

La designación por si solo no convierte a una persona en árbitro, sino que


previamente deberá realizarse una aceptación a dicha labor que se piensa
encomendar, de lo contrario, no podrá ejercer legitima y legalmente las
competencias y funciones que se les confiere a los árbitros, para ello existe un plazo
razonable para que puedan confirmar su participación como árbitros, la cual se
encuentra regulado en el artículo 27° de la Ley de Arbitraje, donde se indica que:

 Cuando no existe un acuerdo diferente adoptado por las partes, se tendrá que
desde los 15 días posteriores a que la persona es comunicada de su
designación como árbitro, deberá proceder con manifestar su aceptación de
manera escrita. En el caso de que, no exprese lo conveniente en dicho plazo,
se tendrá que tácitamente está expresando que no acepta el nombramiento.
 Desde que el último arbitro haya expresado la aceptación al nombramiento
como árbitro, se considerará como válidamente constituido el tribunal
arbitral.
I.7.5. El Privilegio en el nombramiento.

Toda estipulación establecida en el convenio arbitral, que tenga por finalidad


que una de las partes intervinientes tenga algún tipo de privilegio al momento de
designar a los árbitros, traerá consigo la nulidad de esta estipulación, esto de
conformidad con lo regulado en el artículo 26° de la Ley de Arbitraje.

1.7. La imparcialidad e independencia del Árbitro desde comparación del


tratamiento efectuado por la Ley de Arbitraje y el Reglamento de la Ley de
Contrataciones del Estado.

La imparcialidad e independencia comúnmente son plasmados en cuerpos


normativos, a fin de garantizar que un proceso y/o procedimiento pueda desarrollarse
con legalidad y sin ningún vicio de nulidad que afecte su validez; pero, desde el enfoque
que le da el arbitraje, según como lo precisa Alonso (2007), podemos entender que:
“(…) la independencia es un concepto objetivo, apreciable a partir de las
relaciones del árbitro con las partes, mientras que la imparcialidad apunta más
una actitud o un estado mental del árbitro, necesariamente subjetivo, frente a la
controversia que se le plantea” (p. 2).

Entonces, podemos entender a estos términos desde dos dimensiones que los
diferencian uno del otro, en lo que respecta a la independencia, esta propiamente se
presenta de manera objetiva, por motivo de que entre una de las partes y el árbitro puede
existir una relación de consanguineidad o parentesco que los una, lo que permitiría
colegir que favorecerá a dicha persona o que está podría tener injerencia en la decisión
del árbitro, lo que contravendría el principio de independencia que debe guiar la labor
de todo árbitro; en lo concerniente a la imparcialidad, esta reside en la subjetividad,
dado que un árbitro puede tener un interés particular en el resultado del arbitraje, lo cual
puede influir en que se incline a favor de alguna de las partes al momento de resolver y
emitir su laudo arbitral, trayendo como consecuencia la transgresión al principio de
imparcialidad.

En concordancia con lo antes señalado, la Ley de Arbitraje ha regula las


consecuencias que acarrean la contravención a estos principios, que se encuentran
regulados en el artículo 28, donde se indica que el árbitro podrá abstenerse de tomar
conocimiento de la causa, cuando considere que su imparcialidad e independencia
pueda ser cuestionada, cuando no existe una abstención la parte que se considere
perjudicada con su intervención podrá solicitar su recusación para que pueda tomar
conocimiento de la causa y se designe a otro árbitro, siempre que existan indicios de que
no pueda actuar con imparcialidad e independencia en el proceso.

En cambio, el RLCE en el numeral 233.1 del artículo 233°, ha brindado una


explicación respecto a estos principios, ligándolos con la actuación de los árbitros,
expresando que tanto la independencia e imparcialidad están orientadas a prevenir que
los árbitros puedan verse influenciados por relaciones personas, profesionales o
comerciales, que pudieran direccionar su decisión y/o veredicto al momento de emitir el
laudo arbitral, por ello es una labor fundamental que en el procedimiento se cuente con
un filtro adecuado que evite que confluyan intereses comunes entre las partes y los
árbitros, dada la relevancia que tiene el interés del Estado al verse interrelacionada con
el bienestar de la población.

Ante la posibilidad de que pueda verse afectada la independencia e


imparcialidad de los árbitros se ha establecido en los numerales 233.2 y 233.3 del
artículo 233 del RLCE, un deber de información inherentes a las personas que fungirán
como árbitros en un proceso arbitral, ya sea que se trata de un arbitraje ad hoc o
institucional, lo que importante de este deber gira entorno a la posibilidad de que las
partes puedan tener información verídica de las personas que fueron designadas como
árbitros, a fin de puedan advertir cualquier tipo de circunstancia que haga dudar de su
independencia e imparcialidad que pueda incidir en su decisión al momento de dirimir
la cuestión controversial; es por eso que, cada aspirante a árbitro debe firmar una
declaración jurada donde manifieste que se encuentra desligado de cualquier tipo de
influencia que pudiera viciar su veredicto y asimismo, manifestando su disponibilidad
de tiempo ejercer las funciones de árbitro, para que de esa manera no se dilate el
proceso.

I.8.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
1. Alonso Puig, J. (2007). Los árbitros: selección, recusación y reemplazo.
THEMIS, Revista De Derecho, (53), pp. 161-166. Recuperado a partir de
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/8855

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