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1. Premisa.
2. La Petición de Arbitraje.
3. La Conformación del Tribunal Arbitral.
4. Requisitos para ser Nombrado Arbitro.
5. El Nombramiento.
6. Formalidades del Nombramiento.
7. La Renumeración de los Arbitros .
8. Los Deberes de los Arbitros.
9. Renuncia de los Arbitros .
10. Recusación de los Arbitros.
11. La Responsabilidad de los Arbitros.
I.- PREMISA
1
Mantilla Serrano, Fernando. La Constitución del Tribunal Arbitral: Cómo escoger el Arbitro, en El
Arbitraje Comercial Internacional. Suplemento Especial. Boletín de la Corte Internacional de
Arbitraje de la CCI.
Si bien la LGA no establece más requisitos que los que quedan expuestos, su
art. 26 enumera los impedimentos o incompatibilidades para asumir la función
arbitral. Tales impedimentos o incompatibilidades alcanzan a los magistrados,
con excepción de los Jueces de Paz, que consideramos que deben ser los No
Letrados por estar fuera de la carrera judicial, los Fiscales, los Procuradores
V.- EL NOMBRAMIENTO.
El nombramiento de uno de los árbitros por cada parte y que los árbitros así
nombrados designen al tercero que actuará como dirimente y presidirá el
Tribunal Arbitral, es ya una práctica inveterada. En el Código de
Procedimientos Civiles de 1912 se disponía que los árbitros debían ser
nombrados por las partes y de común acuerdo (art. 551), pero la práctica
anteriormente indicada se impuso. El Código Civil de 1984 al entrar en
vigencia pretendió erradicar la práctica y estableció como regla general el
nombramiento por las partes, disponiendo en su art. 1918 que "Los árbitros
deben ser designados por las partes en número impar. Si son tres o más
formarán tribunal, presidido por el que ellos elijan. Es nulo el pacto de deferir a
una de las partes la facultad de hacer el nombramiento de alguno de los
árbitros". La regla, aunque con las excepciones que introdujo, fue mantenida
tanto por el Proyecto de Código Procesal Civil, que iba a derogar al de 1912,
como por la Ley General de Arbitraje promulgada mediante Decreto-Ley No.
25935 (art. 18), que vino a dejar sin efecto las normas en materia arbitral del
Proyecto de Código Procesal Civil, y a derogar las del Código Civil (Supra No.
3).
Puede ocurrir que las partes hayan convenido en nombrar a los árbitros de
común acuerdo y que no arriben a tal acuerdo, previendo, en tal caso, que el
nombramiento lo haga un tercero o una institución arbitral.
Puede ocurrir también que habiendo las partes acordado que cada una
nombre a un árbitro y que los así nombrados designen a quien deba actuar
como dirimente y presidir el Tribunal Arbitral, prevean que, en caso que los
árbitros nombrados no arriben a tal acuerdo, que el nombramiento lo haga un
tercero o una institución arbitral.
Así, puede ocurrir que las partes hayan convenido que cada una nombre a un
árbitro y una de ellas no cumple con hacerlo; o que los árbitros nombrados no
se pongan de acuerdo para el nombramiento del tercero y que las partes no
hayan previsto que en tal caso el nombramiento lo haga un tercero o una
institución arbitral. Puede ocurrir también que en el convenio arbitral se haya
pactado que ambas partes sean las que otorguen el nombramiento, sea
porque el arbitraje será conducido por un Arbitro Unico o por un Tribunal
Colegiado, y que no se formalice el acuerdo y que las partes no hayan previsto
que, en tal caso, el nombramiento lo haga un tercero o una institución arbitral.
El art. 21 de la LGA plantea la solución a cada uno de los casos que pueden
ocurrir y que hemos expuesto. Si una de las partes es renuente al
nombramiento que le corresponde, la otra parte puede requerirla para que lo
haga en el plazo de 10 días y, si no cumple con hacerlo, queda facultada para
recurrir a la jurisdicción ordinaria en pos del nombramiento. Si los árbitros
nombrados por las partes no se ponen de acuerdo para nombrar al tercero,
pueden las partes requerirlos en el mismo plazo de 10 días para que lo hagan
y, si no cumplen, el nombramiento lo hará la jurisdicción ordinaria a petición de
cualquiera de las partes. Si, por último, las partes han convenido en que
ambas nombren de común acuerdo a los árbitros o al árbitro único, y una de
ellas frustra el acuerdo, la otra puede recurrir a la jurisdicción ordinaria en pos
del nombramiento.
Las decisiones del Juzgado no son recurribles, salvo la resolución que le pone
fin al procedimiento, que es apelable con efecto suspensivo si desestima la
solicitud. Contra lo resuelto por la Corte Superior no procede recurso alguno.
La aceptación de los árbitros debe ser siempre expresa e incluso puede darse
en la oportunidad de la instalación del Tribunal Arbitral y hacerla constar en el
acta respectiva.
recusación (Infra No. 37), así como a revelar las circunstancias sobrevinientes
que pudieran suscitar dudas sobre su independencia e imparcialidad.
5. Por tener que ausentarse por tiempo indeterminado o por más de 30 días, si
las partes no excusan la inasistencia, y el plazo para laudar no lo permite; y, 6.
Cuando las partes suspenden el proceso arbitral (Infra No. 50) por más de 2
meses.
La recusación puede ser planteada por las partes no sólo cuando ellas son las
que han nombrado a los árbitros y los nombrados designaron al tercero, sino
también cuando éstos hayan sido nombrados por un tercero o por una
institución arbitral o por la jurisdicción ordinaria.