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Los árbitros

Los debates que existían sobre la designación, el número, la competencia y demás cuestiones
relacionadas con los árbitros han sido resueltos por la regulación del Código Civil y
Comercial de la Nación (C. C. y C. N.) en 2014. En esta lectura seguimos en el análisis de
los aspectos legales respecto de los árbitros y los comentarios realizados por la Dra. Verónica
Sandler Obregón a los artículos específicos del C. C. y C. N., publicados por el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Los árbitros

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Los árbitros

Designación

El número y modo de designación de los árbitros está establecido en el artículo 1659 del
C. C. y C. N., que se transcribe a continuación.

ARTÍCULO 1659.- Designación de los árbitros. El tribunal arbitral debe


estar compuesto por uno o más árbitros en número impar. Si nada se
estipula, los árbitros deben ser tres. Las partes pueden acordar libremente
el procedimiento para el nombramiento del árbitro o los árbitros.

A falta de tal acuerdo:

a) en el arbitraje con tres árbitros, cada parte nombra un árbitro y los dos
árbitros así designados nombran al tercero. Si una parte no nombra al
árbitro dentro de los treinta días de recibido el requerimiento de la otra
parte para que lo haga, o si los dos árbitros no consiguen ponerse de
acuerdo sobre el tercer árbitro dentro de los treinta días contados desde su
nombramiento, la designación debe ser hecha, a petición de una de las
partes, por la entidad administradora del arbitraje o, en su defecto, por el
tribunal judicial;
b) en el arbitraje con árbitro único, si las partes no consiguen ponerse de
acuerdo sobre la designación del árbitro, éste debe ser nombrado, a
petición de cualquiera de las partes, por la entidad administradora del
arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial.

Cuando la controversia implica más de dos partes y éstas no pueden llegar


a un acuerdo sobre la forma de constitución del tribunal arbitral, la entidad
administradora del arbitraje, o en su defecto, el tribunal judicial debe

designar al árbitro o los árbitros. 1

[1] Artículo 1659, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Este artículo sienta, como principio general, que las partes son libres de determinar la
cantidad de árbitros y el tribunal deberá integrarse con el número pactado, siempre que
sea impar. Esta condición se justifica porque las decisiones se toman por mayoría y un
número par de árbitros podría llevar a empates que harían más compleja la toma de
decisiones. Como regla supletoria, frente al silencio de las partes sobre el número, se
establece que deben ser tres.

También se establece la autonomía de la voluntad para acordar libremente el


procedimiento para el nombramiento del o los árbitros, siempre que se respete la norma
que prevé el artículo 1661 del C. C. y C. N. que plantea que “Es nula la cláusula que
confiere a una parte una situación privilegiada en cuanto a la designación de los

árbitros.”2 Lo que la norma postula es que ambas partes deben tener las mismas
oportunidades de intervenir en el proceso de designación. Pero, si una de ellas elige no
hacerlo, la constitución del tribunal será regular y válida. Y en el caso de que no se
pudieran poner de acuerdo o no cumplieran alguna de las partes con el nombramiento que
le correspondiere, será la autoridad administradora (en el caso de contratos de arbitraje
institucional, la institución elegida) o el tribunal judicial que correspondería para atender
los recursos en relación a ese arbitraje.

El último párrafo del artículo 1659 se refiere al caso de arbitrajes con partes múltiples,
casos cada vez más frecuentes, especialmente en arbitrajes internacionales, lo que
justifica plenamente su previsión, así como la solución que brinda, es decir, que los
árbitros sean designados por la institución que administre el arbitraje (arbitraje
institucional) o por la autoridad judicial. Esta norma ha tenido en cuenta la conflictiva
interpretación que, históricamente, se hacía del principio general que autoriza (y obliga) a
cada parte a designar un árbitro, en el sentido de que los varios demandantes o
demandados se pusieran de acuerdo en un mismo árbitro y que, a falta de ese acuerdo,
aplicaba la regla supletoria que manda designar ese árbitro por la entidad administradora
del arbitraje o el tribunal judicial.

“ARTÍCULO 1660. Calidades de los árbitros. Puede actuar como árbitro cualquier
persona con plena capacidad civil. Las partes pueden estipular que los árbitros reúnan

determinadas condiciones de nacionalidad, profesión o experiencia.”3 Siguiendo una


regla habitual en las legislaciones de arbitraje, el C. C. y C. N. establece apenas requisitos
básicos para ser árbitro.

El C. P. C. y C. N., por ejemplo, permite que lo sea cualquier persona mayor de edad y

que esté en el pleno ejercicio de los derechos civiles4. Aunque, con toda lógica, admite
expresamente que las partes puedan convenir cualificaciones especiales. A modo de
comentario práctico, conviene señalar que esta facultad de las partes debe ser ejercida con
prudencia. Por un lado, tiene la ventaja de que, al señalar ciertas condiciones en los
árbitros, las partes se aseguran que aquellos que, finalmente, sean designados tendrán el
perfil que ellas tuvieron en mira al pactar el arbitraje. Una estipulación en el contrato de
arbitraje que establezca ciertas cualidades es vinculante para cualquiera que deba
designar a los árbitros; la entidad administradora del arbitraje, la entidad nominadora de
los árbitros y, aun, el tribunal judicial deberá respetar esa condición. Sin embargo,
tampoco es razonable que se convengan tantas cualidades, para que luego no sea difíciles
de encontrar árbitros que las reúnan, lo que puede ser fuente de dificultades o demoras en
la constitución del tribunal.

[2] Artículo 1661, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

[3] Artículo 1661, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

[4] Artículo 743, Ley N.° 17454 (1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/3rVi

Recusación de los árbitros

Lo primero que se advierte en la regulación del artículo 1663, que establece las causas de
recusación de los árbitros, es que no son recusables sin expresión de causa, lo que es
coherente con las normas de derecho comparado sobre la materia. Ahora bien, el artículo
dispone que los árbitros pueden ser recusados por las mismas razones que los jueces, las
que, en ciertas circunstancias, no son del todo adecuadas para medir su independencia e
imparcialidad. A diferencia de los magistrados judiciales, los árbitros carecen de
incompatibilidades para ejercer la profesión o el comercio. En ese contexto, las
posibilidades de que surjan conflictos de intereses que afecten su imparcialidad o
independencia son infinitamente mayores. Esta diversidad y la imposibilidad de
establecer causales específicas y definidas, ha llevado a que las leyes y reglamentos de
arbitraje (en el derecho comparado) contemplen una única causal, genérica y sujeta a
interpretación “caso por caso”. A modo de ejemplo, la Ley Modelo de Arbitraje de la
Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (UNCITRAL)
prevé que los árbitros pueden ser recusados “si existen circunstancias que den lugar a
dudas justificadas respecto de su imparcialidad o independencia, o si no posee las

cualificaciones convenidas por las partes”5. Finalmente,

… la norma prevé expresamente la posibilidad de que las partes


convengan facultar a los árbitros a resolver la recusación de alguno de
ellos. Debe tenerse presente, sin embargo, que ello será posible siempre
que el recusado sea uno solo de los árbitros que compongan un tribunal de
tres, de modo que queden al menos dos árbitros no recusados que puedan
resolver. Si los recusados fuesen dos, o aun siendo uno solo, los dos
restantes no concordaran en la decisión, la cuestión debería remitirse a
decisión judicial ante la imposibilidad de decidirla con base en el
mecanismo pactado. (UniversoJus.com, s.f., t.ly/4F2c).

Se transcribe a continuación el artículo citado.

ARTÍCULO 1663.- Recusación de los árbitros. Los árbitros pueden ser


recusados por las mismas razones que los jueces de acuerdo al derecho de
la sede del arbitraje. La recusación es resuelta por la entidad
administradora del arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial. Las
partes pueden convenir que la recusación sea resuelta por los otros

árbitros.6

[5] Inciso 2, artículo 12, Ley Modelo de la CNUDMI Sobre Arbitraje Comercial Internacional (1985). Comisión de las

Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (con las enmiendas aprobadas en 2006). Recuperado de t.ly/5mHN

[6] Artículo 1663, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Retribución de los árbitros

La actividad de los árbitros, consistente en la prestación de un servicio, es usualmente remunerada. El costo de ese
servicio, por lo general, está a cargo de las mismas partes. Una de las obligaciones emergentes del acuerdo arbitral es
la de sufragar los costos que el arbitraje insuma. Ello incluye, cuando surge de las normas reglamentarias a las cuales
se sujetan, el deber de pagar las provisiones para los honorarios y los gastos que fije la entidad que administra el
arbitraje. El artículo 1664 establece que

Las partes y los árbitros pueden pactar los honorarios de éstos o el modo de determinarlos. Si no
lo hicieran, la regulación se hace por el tribunal judicial de acuerdo a las reglas locales aplicables

a la actividad extrajudicial de los abogados.7

El criterio general es, entonces, la libertad y la plena autonomía para convenir el régimen de honorarios de los
árbitros. Con todo, es preciso aclarar que ese pacto, de existir, debe ser hecho entre todas las partes y todos los
árbitros. Podemos, además, señalar que, si las partes adoptan un reglamento que establece un régimen de honorarios
para los árbitros y estos aceptan el cargo con base en dicho reglamento, lo que disponga este, en relación con su
remuneración, debe considerarse un acuerdo entre las partes y el árbitro. Recuérdese que el artículo 1657 del mismo

cuerpo normativo dispone que los reglamentos de las entidades administradoras “integran el contrato de arbitraje”8.
Como regla supletoria, para el caso en que no existiera acuerdo, la norma manda aplicar la escala de honorarios para
los abogados correspondiente a la actividad extrajudicial.

[7] Artículo 1664, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3


[8] Artículo 1657, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Competencia

ARTÍCULO 1654.- Competencia. Excepto estipulación en contrario, el contrato de arbitraje


otorga a los árbitros la atribución para decidir sobre su propia competencia, incluso sobre las
excepciones relativas a la existencia o a la validez del convenio arbitral o cualesquiera otras cuya
estimación impida entrar en el fondo de la controversia.

Luego de establecer el principio de autonomía de la cláusula arbitral, el C. C. y C. N. regula el principio kompetenz–


kompetenz. Aunque son principios que apuntan a cuestiones diversas, ambos forman parte de un esquema defensivo
común, en aquellos casos en que la incompetencia del tribunal arbitral está sustentada en la invalidez de la cláusula
arbitral, producto de la invalidez del contrato en que se hallaba incorporada.

El principio kompetenz-kompetenz es reconocido en el ámbito internacional y se utiliza para definir la capacidad


reconocida a los árbitros para decidir acerca de su propia competencia, cuando alguna de las partes la cuestione.
Generalmente, en la práctica, la aplicación de este principio se presenta de manera conjunta con el principio de la
autonomía de la voluntad, ya que son los árbitros los primeros que tendrán que determinar su propia competencia
para evaluar la validez o no de la cláusula arbitral contenida en un contrato eventualmente nulo.

Se ha reconocido que este principio genera un efecto positivo y otro negativo. El primero, tendiente a permitir que
sean los propios árbitros quienes decidan acerca de su competencia; y el negativo, se configura con la obligación
impuesta a los tribunales judiciales a declinar su competencia ante la invocación de un acuerdo arbitral, salvo que
este resulte manifiestamente nulo o inaplicable. Este segundo efecto se observa en la primera parte del artículo 1656
C. C. y C. N. Conforme esta norma,

El convenio arbitral obliga a las partes a cumplir lo estipulado y excluye la competencia de los
tribunales judiciales sobre las controversias sometidas a arbitraje, excepto que el tribunal arbitral
no esté aun conociendo de la controversia, y el convenio parezca ser manifiestamente nulo o

inaplicable.9

En relación a estas cuestiones de competencia, te invitamos a leer algunos párrafos del fallo de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Comercial, Sala/Juzgado A, del 6 de marzo de 2013 (Cita: MJ-JU-M-78855-AR | MJJ78855),
que resuelve sobre la competencia del Tribunal Arbitral para intervenir ante el incumplimiento del contrato entre
Grupo Propeller S.A. y Hincubu S.A. al ser esto pactado en el mismo, correspondiendo, además, una indemnización
por su rescisión. No se transcribe todo el fallo por su longitud:

Buenos Aires, 6 de marzo de 2013.- Y VISTOS: 1.) Apeló la actora la resolución dictada en fs.
200/202 que hizo lugar a la excepción de incompetencia opuesta por la parte demandada en fs.
158/159.- El Sr. Juez de Grado estimó que el reclamo indemnizatorio derivado de la rescisión por
incumplimiento del contrato celebrado entre las partes que constituye el objeto de este proceso, se
encuentra comprendido en los términos de la cláusula compromisoria contenida en dicho contrato
que, a efectos de resolver las diferencias relacionadas con la interpretación y ejecución del
acuerdo, fijó la jurisdicción del Tribunal Arbitral de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. …4.)
Así planteada la cuestión, cuadra poner de relieve que el arbitraje es un método de solución de
controversias al que las partes acuden de común acuerdo, o en ocasiones, por disposición del
legislador. Supone una controversia o conflicto de intereses entre partes que recurren a la decisión
de un tercero/s (árbitro/s) a quien le dan el carácter de juez para que resuelva el litigio. El arbitraje
es entonces, una jurisdicción especial, admitida como alternativa al ejercicio de la jurisdicción a
través de los órganos del propio Estado, tanto en el orden nacional como en el orden internacional
(véase: Uzal, María Elsa, "Solución de controversias en el comercio internacional", p. 52 y ss.). -
El compromiso arbitral constituye un convenio por el que las partes deciden someter algunos
asuntos a arbitraje, sustrayéndolos al conocimiento de los jueces ordinarios. En términos
generales se atribuye a este compromiso el doble carácter de convención civil, en su condición de
acuerdo de voluntades y de pacto procesal, en tanto su objeto es producir efectos netamente
procesales como la derogación de la jurisdicción estatal y la sumisión a un tipo particular de
resolución de disputas. La obligatoriedad que surge de este acuerdo se traduce en acciones y
excepciones tendientes a hacer efectivo el pacto arbitral. Por un lado, si alguna de las partes se
niega a celebrar el compromiso, la contraria tiene una acción judicial para compelerlo a fin de
determinar las cuestiones concretas sobre la que versará el arbitraje y todos los elementos
necesarios para que quede habilitada la instancia. Por el otro, si se inicia la demanda en sede
judicial, el accionado podrá oponer la excepción de incompetencia y el juez deberá declinarla en
favor de los árbitros (véase: Caivano Roque J., Arbitraje, p. 115).- A fin de evitar indebidas
intromisiones del Poder Judicial en la esfera de actuación de los árbitros, las legislaciones
modernas, basadas en la Ley Modelo de UNCITRAL, procuran reducir las vías de revisión
judicial de las decisiones arbitrales distintas del laudo definitivo o los canales de acceso a la
justicia ordinaria para cuestionar el alcance de la jurisdicción arbitral. Ello se logra,
principalmente, a través de tres reglas que operan de manera coordinada: a) un principio general
conforme al cual las únicas intervenciones judiciales son las previstas en la ley; b) el
reconocimiento de los principios conocidos como "kompetenz-kompetenz" y de la "independencia
del acuerdo arbitral"; y c) la obligación que se impone a los jueces de declararse incompetentes -a
pedido de parte- cuando se promueve una acción judicial relativa a una materia reservada a
decisión de árbitros de acuerdo con el convenio arbitral, salvo que la materia sea manifiestamente
no arbitrable o el acuerdo arbitral sea manifiestamente nulo (véase: Caivano Roque J., "El control
judicial en el arbitraje", LL, 2008-D, p.1274).- En el caso, la cláusula 28° del "Contrato de
prestación de servicios" objeto de este proceso refiere que las "divergencias respecto de la
interpretación y ejecución del contrato que no pudieran resolverse de común acuerdo entre las
partes, serán sometidas y/o dirimidas por decisión del Tribunal de Arbitraje de la Bolsa de
Comercio de Buenos Aires, con expresa sujeción a las reglas de arbitraje dicha entidad, vigentes a
la fecha de la controversia ." (fs. 66). Estímase claro pues, que dentro de la facultad de interpretar
el contrato a la que alude la cláusula arbitral se halla la de entender y dilucidar el alcance mismo
de la cláusula de compromisoria lo cual importa, en definitiva y en lo que aquí interesa remarcar,
que en ella va incluido el principio "kompetenz-kompetenz", en tanto faculta a los árbitros a
decidir, en primera instancia, sobre los límites de su propia competencia, aun cuando la validez
del contrato que contiene la cláusula arbitral hubiese sido cuestionada. …El principio
"kompetenz-kompetenz" manda entonces que sean siempre los árbitros quienes juzguen sobre su
competencia, cualquiera sea el argumento en que se base el cuestionamiento -la inexistencia o
invalidez general del contrato o, aún, la extensión misma de la cláusula arbitral en particular-
(véase:Caivano Roque J., "El control judicial en el arbitraje", cit.).- …Sobre tales bases,
recuérdase que en tanto la obligación de comprometer contenida en la cláusula compromisoria
implica una renuncia al principio general del sometimiento de los conflictos a los jueces naturales,
corresponde interpretar el alcance de aquélla con criterio restrictivo (cfr. Palacio, Derecho
Procesal Civil, T° IX, pág. 40 y ss.).- Desde tal prisma, no puede soslayarse entonces que el juicio
arbitral importa el sometimiento de un litigio a la decisión de jueces privados, apartándolos de los
magistrados que integran el Poder Judicial. …A esta altura, cuadra tener presente que la cláusula
28° del "Contrato de prestación de servicios" titulada "Jurisdicción", expresa que: "Las
divergencias respecto de la interpretación y ejecución del contrato que no pudieran resolverse de
común acuerdo entre las partes, serán sometidas y/o dirimidas por decisión del Tribunal de
Arbitraje de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, con expresa sujeción a las reglas de arbitraje
dicha entidad, vigentes a la fecha de la controversia". (véase fs. 66). - En este contexto, estímase
que la controversia objeto de esta acción se encuentra alcanzada por dicha cláusula, pues no es
posible soslayar. como se lo ha dicho, que de acuerdo a la exposición realizada por la accionante
en el escrito de inicio, la rescisión del vínculo negocial y los daños y perjuicios reclamados
encontrarían su causa en el incumplimiento de las obligaciones contractuales asumidas por la
demandada, extremo que aparece inescindiblemente vinculado a la "ejecución" del contrato. En
suma, la cláusula prevé el sometimiento a arbitraje de las diferencias que se suscitaren con
relación a la interpretación y ejecución del acuerdo, sin advertirse que hayan sido excluidas del
compromiso las controversias que debieran dilucidarse por efecto de la rescisión del acuerdo, en
tanto ninguna referencia obra allí que autorice a interpretar que las partes pretendieron excluir el
reclamo de daños y perjuicios por dicha causal, de la regla general plasmada en la cláusula 28°
analizada.- En el caso, la amplitud de lo acordado en tal sentido evidencia la intención de las
partes de excluir la intervención del órgano jurisdiccional en sus diferencias contractuales puesto
que la mentada cláusula arbitral alude inequívocamente al universo de las divergencias que podían
suscitarse en torno a la ejecución del contrato, lo cual incluye como nexo inexorable las conductas
llevadas a cabo por las partes durante el iter de la relación contractual en cumplimiento de las
diversas obligaciones asumidas.- Finalmente, ha de señalarse que el ordenamiento legal autoriza a
someter a arbitraje toda cuestión entre partes, con la única limitación de aquellas materias que no
resulten susceptibles de transacción (artículos 736 y 737 CPCC), por lo que no se visualizan
cuáles serían las razones de prudencia que llevarían a excluir del acuerdo arbitral el reclamo de
los daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento de un contrato comercial. …Con base
en todos estos antecedentes y sin perjuicio de señalar que hubiese correspondido incluso deferir a
los árbitros la decisión sobre su propia competencia, se torna procedente que la cuestión de fondo
sea resuelta mediante un tribunal arbitral en las condiciones pactadas en la cláusula

compromisoria de marras, por lo que se rechazará el agravio introducido sobre el particular…10

Aunque es reconocido que los árbitros cumplen funciones de naturaleza jurisdiccional, su jurisdicción, por ser
privada y nacer del contrato de arbitraje, es transitoria. La autoridad para juzgar y administrar justicia está
determinada caso por caso y, una vez agotado su cometido, esta se extingue. En otras palabras, quedan desinvestidos
de tales atribuciones al finalizar su cometido y solo las conservan para cuestiones residuales, como eventuales
recursos de aclaración o para pronunciarse acerca de la admisibilidad de los recursos que se interpongan contra el
laudo. Así lo establece el artículo 1665:
ARTÍCULO 1665. Extinción de la competencia de los árbitros. La competencia atribuida a los
árbitros por el contrato de arbitraje se extingue con el dictado del laudo definitivo, excepto para el
dictado de resoluciones aclaratorias o complementarias conforme a lo que las partes hayan

estipulado o a las previsiones del derecho de la sede.11

[10] Sala A, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial “Grupo Propeller S.A. y Hincubu S.A.” MJ-JU-M-78855-AR |

MJJ78855 (2013).

[11] Artículo 1665, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Medidas previas
ARTÍCULO 1655. Dictado de medidas previas. Excepto estipulación en contrario, el contrato de
arbitraje atribuye a los árbitros la facultad de adoptar, a pedido de cualquiera de las partes, las
medidas cautelares que estimen necesarias respecto del objeto del litigio. Los árbitros pueden
exigir caución suficiente al solicitante. La ejecución de las medidas cautelares y en su caso de las
diligencias preliminares se debe hacer por el tribunal judicial. Las partes también pueden solicitar
la adopción de estas medidas al juez, sin que ello se considere un incumplimiento del contrato de
arbitraje ni una renuncia a la jurisdicción arbitral; tampoco excluye los poderes de los árbitros.

Las medidas previas adoptadas por los árbitros según lo establecido en el presente artículo pueden

ser impugnadas judicialmente cuando violen derechos constitucionales o sean irrazonables.12

Este artículo deja atrás una histórica discusión acerca de las atribuciones cautelares de los árbitros, discusión que
tuvo lugar a partir de normas procesales que motivaron interpretaciones erradas, infiriendo que los árbitros no podían
dictar medidas cautelares (artículo 753 del C. P. C y C. N.). El acuerdo arbitral importa una prórroga de jurisdicción a
favor de los árbitros, desplazando la de los jueces del Estado, cuya sustracción se produce. Es por esta razón que los
árbitros serán los responsables del dictado de la medida cautelar, aunque requerirán del auxilio de los jueces para la
ejecución compulsiva de la misma. La falta de imperium, entendida como la falta de poder de coerción de los
árbitros, no perjudica la obligatoriedad de sus decisiones. Los árbitros serán, en consecuencia, quienes tengan la
potestad de evaluar la procedencia o improcedencia de las medidas cautelares que las partes le soliciten durante el
procedimiento, lo cual implica, también, reconocerle facultades para decidir sobre las condiciones para su dictado,
levantamiento, sustitución y eventuales pedidos de ampliación o mejora.

El C. C. y C. N. recepta la posición reconocida en numerosos instrumentos internacionales, en cuanto a la posibilidad


de que las medidas cautelares sean dictadas indistintamente por los tribunales judiciales o arbitrales, sin afectar la
competencia de los árbitros establecida contractualmente.

Con relación a las medidas cautelares, se permite la opción de impugnar judicialmente las que fueran tomadas por el
tribunal arbitral. Teniendo en cuenta la búsqueda constante por tratar de evitar los contactos con los poderes
judiciales locales (tratando de que sean mínimos y necesarios), con el fin de no dilatar ni atentar contra la naturaleza
arbitral, consideramos riesgosa esta regulación. Los tribunales judiciales habrán de ser muy cuidadosos para evitar
factores de conflicto entre ambas competencias.

[12] Artículo 1655, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Obligaciones de los árbitros


ARTÍCULO 1662. Obligaciones de los árbitros. El árbitro que acepta el cargo celebra un contrato
con cada una de las partes y se obliga a:

a) revelar cualquier circunstancia previa a la aceptación o que surja con posterioridad que pueda
afectar su independencia e imparcialidad;

b) permanecer en el tribunal arbitral hasta la terminación del arbitraje, excepto que justifique la
existencia de un impedimento o una causa legítima de renuncia;

c) respetar la confidencialidad del procedimiento;

d) disponer de tiempo suficiente para atender diligentemente el arbitraje; e) participar


personalmente de las audiencias;
f) deliberar con los demás árbitros; g) dictar el laudo motivado y en el plazo establecido.

En todos los casos los árbitros deben garantizar la igualdad de las partes y el principio del debate
contradictorio, así como que se dé a cada una de ellas suficiente oportunidad de hacer valer sus

derechos.13

El primero, y quizá el más importante, de los deberes del árbitro consiste en ser y permanecer independiente e
imparcial. Aunque apuntan al mismo objetivo, asegurar una adecuada administración de justicia, ambos conceptos
son diferentes: la independencia es una noción objetiva, que se relaciona con la inexistencia de vínculos del árbitro
con las partes o sus abogados que puedan condicionar su juicio; la imparcialidad, en cambio, es una cuestión
subjetiva, propia del estado de conciencia del árbitro, que le permite no tener favoritismos ni prejuicios respecto de
las partes. El deber de revelación al que alude el inciso a) de la norma en comentario es una herramienta preventiva
para asegurar la independencia e imparcialidad. Siguiendo las normas usuales del derecho comparado, el C. C. y C.
N. obliga a los árbitros a poner en conocimiento de las partes “cualquier circunstancia” que pueda afectar aquellas
condiciones. Algunas normas, sin embargo, van un poco más allá y lo obligan a revelar cualquier circunstancia
“susceptible, desde el punto de vista de las partes, de poner en duda su independencia, así como cualquier
circunstancia que pudiere dar lugar a dudas razonables sobre su imparcialidad”. Como puede apreciarse, el estándar
de revelación de esta última norma es más amplio que el de nuestro Código, pues incluye la revelación de
circunstancias que, aun cuando a criterio del árbitro puedan no afectar su independencia e imparcialidad, sean apenas
“susceptibles” de crear una “duda razonable” sobre esas cualidades, “a los ojos de las partes”.

La segunda obligación, que el C. C. y C. N. impone a los árbitros, es la de cumplir con su cometido hasta la
terminación del proceso, salvo impedimento o causa legítima de renuncia. Ello se justifica no solo por la índole de
las funciones que los árbitros están llamados a desempeñar, sino, también, porque dado que sus deberes nacen de un
contrato bilateral con prestaciones recíprocas, ninguna de las partes de este (las partes del arbitraje y los árbitros)
puede dejar, unilateralmente, de lado sus obligaciones o responsabilidades.

En tercer lugar, el C. C. y C. N. establece el deber de confidencialidad de los árbitros. La norma se justifica con el fin
de eliminar dudas, dado que, en el derecho comparado, se discute si este es un deber implícito de los árbitros o debe
ser expresamente contemplado. Sin embargo, la norma no determina de manera específica sobre qué materias o
aspectos recae la confidencialidad que impone a los árbitros. Asimismo, la disposición tampoco estipula cuáles son
las consecuencias de la infracción a ese deber, aunque es razonable pensar que podrá dar lugar al reclamo de los
daños y perjuicios que la divulgación produzca a las partes.
Las restantes obligaciones son una consecuencia del carácter intuitu personae de la actuación de los árbitros. La
atención de los actos procesales (incluyendo la asistencia a las audiencias, a las deliberaciones con los otros árbitros
y la redacción del laudo) es absolutamente personal e indelegable. La condición de juez que una persona adquiere por
su designación como árbitro y la responsabilidad de la tarea, que le cabe en la determinación de los derechos y
obligaciones de las partes, le exigen no solo una atención personal, sino diligente. La parte final de la norma
incorpora una regla que, si bien es una de las obligaciones de los árbitros, es, al mismo tiempo, un principio
fundamental del procedimiento arbitral. La igualdad de las partes y los principios de contradicción y audiencia se
vinculan con la garantía del debido proceso, capaz de afectar no solamente la responsabilidad de los árbitros, sino,
además, la validez del laudo. Justamente, una de las causales universalmente aceptadas de nulidad de los laudos es,
precisamente, la irregularidad en el procedimiento o la afectación del debido proceso.

[13] Artículo 1662, Ley N.° 26994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina. Recuperado de t.ly/UXo3

Actividad de Repaso

Une las siguientes frases estableciendo qué tema es al que se está refiriendo la situación
descripta extraída de fallos jurisprudenciales.

…aquellos de los jueces


privados (árbitros) no tienen
1. Retribución de los árbitros.
que serlo necesariamente, dado
que l

…hubiese correspondido
incluso deferir a los árbitros la 2. Determinación de la propia
decisión sobre su propia competencia.
competen

el accionado podrá oponer la


…el accionado podrá oponer la
excepción de incompetencia y 3. Competencia.
el juez deberá declinarla en fa

En el juicio arbitral pueden las


partes elegir libremente, para 4. Designación y calidades.
jueces, a personas que ten

SUBMIT
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Ley Modelo de la CNUDMI Sobre Arbitraje Comercial Internacional (1985). Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional (con las enmiendas aprobadas en 2006). Recuperado de
https://uncitral.un.org/sites/uncitral.un.org/files/media-documents/uncitral/es/07-87001_ebook.pdf

Ley N.° 17454 (1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
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