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LOS ORGANOS DE LA DESCENTRALIZACION EN NUESTRA EVOLUCION

CONSTITUCIONAL

1. Antecedentes y situaciones previas

Para entender la situación actual por la que atraviesa el Perú en materia de


descentralización, nada mejor que echar una ligera ojeada sobre los antecedentes y la
forma como los hechos se fueron sucediendo a través del tiempo. Lo primero que hay
que señalar es que el Perú, al igual que los demás países de la América Latina, se forma,
en realidad, a partir de los sucesos ocurridos en el siglo XVI, cuando las coronas
españolas, primero, y portuguesa, después, inauguran nuevas rutas oceánicas.

Lo cierto es que, a partir del siglo XVI, las tierras descubiertas por España, son
divididas territorialmente y en forma muy gruesa en dos grandes espacios geográficos:
el norte que será el Virreinato de Nueva España en 1534 (México y los países
centroamericanos) y en el sur, el Virreinato del Perú en 1543, que cubría toda la
América del Sur. Más adelante, surgirán otras divisiones, en especial, las llamadas
capitanías generales (Guatemala, Venezuela, Chile) que se desenvolvían con cierta
autonomía, pero que dependían de un virreinato. Y por fin, en el siglo XVIII, algunos
desmembramientos en el sur: el Virreinato de Nueva Granada (1717) y el Virreinato del
Río de la Plata (1777). Esto es, en las postrimerías del dominio español, ya que el
periodo independentista, iniciado desde entonces, se afirmaría en el breve espacio que
va desde 1810 a 1824, fecha esta última en la cual todo el continente quedará en forma
independiente, con excepción de las islas de Cuba y Puerto Rico. Y el Imperio del
Brasil, que se hizo independiente en 1822, para convertirse en república en 1889.

Pues bien, si nos situamos en el periodo virreinal que más nos interesa, cabe destacar
que, como aspecto central, se tuvo una política centralizadora, esto es, todo dependía de
los Virreyes y en última instancia, de las autoridades en la península. Pero
curiosamente, las inmensas extensiones que había desde el norte hasta el sur, facilitaron
la aparición de ciudades de cierta importancia, que con el tiempo tuvieron vida propia
en diversos aspectos (Guatemala, Caracas, Quito, Santiago de Chile), dándose así una
paradoja centralista en teoría, pero con un buen margen de autonomía en la práctica.
Esto es, las órdenes venidas desde España, se diluían conforme atravesaban los vastos
espacios en los cuales América estaba dividida. Y de ahí la famosa frase de “se acata,
pero no se cumple”, basándose en el hecho de que las directivas no se discutían, pero no
se aplicaban por no haber forma de hacerlo, o porque la realidad se resistía a ellas.

2. El dilema de la época

García (2005) refiere que “el proceso independentista, que se inicia, por así
decirlo, bastantes años antes, y del que es muestra evidente la Carta a los españoles
americanos que escribe el jesuita Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (1792) y que
divulgará su amigo Francisco de Miranda, se concreta en 1810, como ya se dijo, y
terminará años después” (p. 25).

Y en este proceso, al margen del fuego de artillería que se consumió en aquel entonces,
hubo también un marcado debate ideológico sobre los nuevos estados que empezaban su
aprendizaje independiente, casi sin ninguna experiencia, pues no habían tenido la
experiencia del self government, que sí lo tuvieron las colonias inglesas. Y los dos
grandes debates fueron los siguientes: si se eran repúblicas o monarquías independientes
(como se intentó en México y en el Perú, y con más éxito en Brasil) o si eran unitarios o
federales.

La gran influencia que pesó en aquellos tiempos fue, sin lugar a dudas, la de los Estados
Unidos de América, la primera nación moderna que apostó por la República, y que
además creó el federalismo como forma de Estado, que tuvo muchos imitadores.

La República fue al final la que venció (Brasil dejó de ser Imperio en 1889 y se
convirtió en República) y el federalismo tuvo mucho predicamento, pues se discutió en
todas partes y fue adoptado por países con grandes extensiones territoriales. Federales
son hoy día México, Venezuela, Brasil y la Argentina. Y Colombia lo fue hasta 1886.

En los demás países, se adoptó la fórmula unitaria, pero en todos ellos se ensayaron
formas de descentralización, que han tenido diversas vicisitudes a través del tiempo.

La descentralización:

Es un proceso político-técnico que forma parte de la reforma del Estado peruano y está
orientado a alcanzar un buen gobierno, es decir, un gobierno efectivo, eficiente y al
servicio de la ciudadanía. Este proceso tiene como finalidad el desarrollo integral,
armónico y sostenible del país en beneficio de la población.
Como refiere Acuña (2011) “Para implementar un ejercicio equilibrado del
poder estatal y dar paso a la descentralización, se han distribuido las competencias,
funciones y recursos del Estado entre los tres niveles de gobierno: Gobierno Nacional,
gobiernos regionales y gobiernos locales. De esta manera, se busca organizar nuestro
territorio de manera racional para garantizar la adecuada prestación de servicios a la
ciudadanía” (p. 102).

Objetivos de la descentralización:

 Transferencia ordenada de competencias públicas del Gobierno Nacional a los


gobiernos regionales y locales.
 Redistribución de los recursos del Estado entre los tres niveles de gobierno, con
el objetivo de promover el desarrollo eficiente y equitativo del territorio
Nacional.
 Desarrollo económico, auto sostenible y promoción de la competitividad de los
departamentos y localidades del país.
 Participación y fiscalización por parte de la ciudadanía.

Dimensiones del proceso de descentralización:

“La descentralización puede ser examinada a partir de 8 dimensiones, mediante las


cuales se puede analizar el proceso desde sus diversos componentes, los cuales se
conjugan y complementan” (Cunya, 2008; p. 87).

1. Transferencia de responsabilidades y gestión descentralizada. – “Supone la


transferencia de responsabilidades del gobierno nacional a los gobiernos regionales,
provinciales y distritales para reestructurar el reparto de competencias estatales, con el
objetivo de permitir a la población el acceso a la toma de decisiones y la gestión de los
bienes y servicios que presta el Estado” (Ibid.; p. 89).

2. Demarcación y organización territorial. – “Se refiere a la necesidad de ordenar el


territorio del Estado, de manera racional, a través de la conformación de bloques
políticos y económicos que hagan contrapeso a la fuerza de la capital. El objetivo es
promover la integración de los departamentos en regiones para superar sus actuales
limitaciones, así como determinar bien los límites para erradicar los repetidos conflictos
que se presentan al respecto. Esto favorece que las provincias y distritos se vinculen con
los espacios regionales” (Ibid.; p. 89).
3. Democratización de las decisiones públicas y concertación. – “Se trata de
fortalecer el proceso de descentralización a través de la participación de la ciudadanía
en la planificación de su desarrollo (plan de desarrollo concertado y presupuesto
participativo), y en la vigilancia de sus autoridades, mediante prácticas de transparencia
y mecanismos de rendición de cuentas” (Ibid.; p. 90).

4. Fortalecimiento institucional. – “Alude al desarrollo y fortalecimiento de


capacidades y prestación de asistencia técnica al Gobierno Nacional, los gobiernos
regionales y locales, y a los representantes de la sociedad civil que participan
activamente en la gestión descentralizada para que alcancen un exitoso cumplimiento de
las nuevas tareas que gradualmente vienen asumiendo” (Ibid.; p. 90).

5. Adecuación e implementación de sistemas administrativos. – “Indica la necesidad


de que los sistemas administrativos del Estado, que son de aplicación de los tres niveles
de gobierno, respondan a la realidad heterogénea del universo de gobiernos regionales y
municipalidades del país. Tiene por objetivo que los sistemas administrativos, como son
los de presupuesto, abastecimiento, inversión pública o tesorería, se conviertan en
verdaderas herramientas de gestión del Estado descentralizado” (Ibid.; p. 90).

6. Descentralización Fiscal. – “Se refiere a la autonomía financiera que deben alcanzar


los gobiernos descentralizados para cumplir con sus responsabilidades, a través de la
asignación de lo recaudado por determinados tributos en su zona y definiendo un
sistema de transferencias intergubernamentales para complementar lo que recauden, en
especial en las zonas pobres y de bajo desarrollo” (Ibid.; p. 90).

7. Información para la descentralización. – “La descentralización requiere que las


autoridades de los distintos niveles de gobierno, instituciones públicas y la población
reciban información constante sobre los avances y nuevos pasos del proceso. De esta
manera, se podrá mantener su compromiso e interés en el proceso de descentralización,
así como la legitimidad de los ajustes y precisiones que se adopten sobre el mismo”
(Ibid.; p. 91).

8. Descentralización económica. – “Se orienta a favorecer el desarrollo económico en


los distintos territorios, lo cual requiere que el Estado –y en especial los gobiernos
regionales- establezcan condiciones favorables para la iniciativa privada y que los
empresarios apuesten a dar valor a las potencialidades de los distintos departamentos y
localidades” (Ibid.; p. 91).
Pons (2007) señala que “Estas dimensiones dan cuenta del proceso político-técnico que
constituye la descentralización, entendida como la transferencia de poder del nivel
nacional de gobierno a los niveles descentralizados, a los que se les reconoce la potestad
para decidir sobre el desarrollo y gestión de sus territorios respetando el carácter
unitario del Estado. Con esa finalidad es que se eligen autoridades regionales y locales
mediante votación popular” (p. 53).

El Estado descentralizado:

Céspedes (2005) “Un Estado descentralizado es un tipo de Estado que ha distribuido


territorialmente su poder en niveles de gobierno y cada nivel de gobierno cuenta con
autonomía política, económica y administrativa para el ejercicio de sus competencias y
funciones” (p. 84).

La Constitución Política del Perú establece que el Estado Peruano es unitario y


descentralizado, y cuyo gobierno se ejerce en tres niveles:

 Gobierno Nacional. - Poder Ejecutivo Nacional y Congreso de la República.


 Gobiernos Regionales. - 25 Gobiernos Regionales.
 Gobiernos Locales. - 195 Provinciales 1,639 Distritales.

Distribución del poder estatal en un Estado unitario y descentralizado:

La distribución del poder se realiza en dos sentidos: Distribución funcional y


Distribución territorial.

A. Distribución funcional del poder

Consiste en distribuir el poder del Estado en base a competencias y funciones que deben
ser cumplidas por las distintas entidades y niveles de gobierno del Estado.

Por ejemplo: el Poder Judicial debe cumplir funciones jurisdiccionales, el Congreso de


la República debe cumplir funciones legislativas y de fiscalización, y los Gobiernos
Descentralizados deben cumplir funciones ejecutivas y de gestión en sus territorios.

B. Distribución territorial del poder

Consiste en el reconocimiento de la autonomía política, económica y administrativa a


entidades territoriales que tienen la capacidad de decidir y administrar sus propios
asuntos, es decir, se descentraliza la decisión y la gestión en cuanto al cumplimiento de
competencias y funciones ligadas a la provisión de bienes y servicios a la población.
Ejemplo de ello son los Gobiernos Regionales y Locales.

BIBLIOGRAFIA:

Acuña, Z. (2011). “ABC de la Descentralización”. Artículo recuperado de:


https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con3_uibd.nsf/E070EC768725C4620525
78F700585943/$FILE/ABC_de_la_Descentralizacion.pdf

Céspedes, A. (2005). “Derecho Regional”. Edit. Jaime Campodónico. Lima.

Cunya, S. (2008). “Derecho Municipal y Regional”. 1° Edición. Universidad Nacional


de Huancavelica.

Pons, J. (2007). “Derecho Municipal”. Ediciones Jurídicas. Lima.

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