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UNAN- LEÓN
Facultad de Ciencias Químicas
Carrera de Ingeniería en Alimentos IV Año
INTEGRANTES:
Sidar Antonio Espinoza Zavala
La sacarosa abunda en forma natural en casi todas las frutas, en algunas raíces
(como la remolacha, a partir de la cual se obtiene comercialmente, junto con la
caña de azúcar), en ciertos granos, y en leguminosas como los chícharos. Su
concentración en los diversos alimentos varía de manera considerable según el
grado de madurez de estos productos. Por ejemplo, antes de alcanzar la madurez
óptima para su cosecha, los chícharos (guisantes) contienen un porcentaje de
sacarosa que representa 95% del total de los azúcares (9.5% del peso de la
legumbre), y algunos monosacáridos como glucosa, fructosa y galactosa en baja
cantidad; además, como la proporción de sacarosa es mayor que la del almidón,
un chícharo inmaduro tiene un sabor dulce y una textura delicada.
Al continuar el proceso natural de maduración, la sacarosa se convierte en
almidón mediante una transformación bioquímica conocida, que continúa aun
después de que el grano se cosecha y almacena. En el producto maduro la
cantidad del polisacárido se incrementa de 2 a 16%, aproximadamente, debido a
un proceso contrario al del plátano (figura 2.l), que hace la textura más rígida y el
sabor menos dulce. El rendimiento máximo por hectárea se logra cuando la
proporción de almidón es mayor, a pesar de que las características sensoriales
más adecuadas se ubican en un punto anterior a éste.
Cambios como el anterior se observan también en otros alimentos, por ejemplo,
en garbanzos, ejotes, habas y maíz. En el caso de algunos tubérculos como la
papa (patata), la sacarosa (y algo de glucosa y de fructosa) se sintetiza a partir del
almidón por acción enzimática amilolítica que se favorece a temperaturas
inferiores a 12ºC, lo que provoca la transformación de almidón en glucosa.
Esto ocasiona que el producto sea inadecuado para la industrialización, ya que los
azúcares intervienen en reacciones de oscurecimiento durante el freído, o se
pierden por lixiviación en el lavado. Por otra parte, si el almacenamiento se lleva a
cabo a 25°C durante algunos días, la glucosa se transforma en almidón, haciendo
el producto adecuado para su transformación comercial.45
Desde hace tiempo se conoce la relación directa que existe entre el consumo de
azúcares —principalmente sacarosa— y la caries dental; esta enfermedad es el
resultado del crecimiento de bacterias tales como Streptococcus mutans y S.
sanguis, que utilizan el disacárido y lo transforman en los ácidos pirúvico, acético y
láctico, agentes que disuelven el esmalte de los dientes. Estos microorganismos
sintetizan, además, dextranas (polímeros de glucosa) que les sirven de soporte, y
crean un microambiente adecuado para su desarrollo.
Por otra parte, la sacarosa es un azúcar que el intestino utiliza fácilmente,
convirtiéndolo en sus correspondientes monosacáridos; la glucosa se absorbe con
rapidez e incrementa de manera violenta su concentración en la sangre, lo cual
puede provocar problemas en el sistema hormonal que la regula.
Azúcar invertido
Se conoce con este nombre a la mezcla de azúcares producida cuando la
sacarosa se hidroliza, química o enzimáticamente. El adjetivo “invertido” se refiere
al cambio del poder rotatorio que se observa durante dicha hidrólisis: la sacarosa
es dextrorrotatoria (_66º), pero al transformarse en glucosa (_52º) y en fructosa
(_92º), la mezcla resultante desarrolla un poder levorrotatorio (_20º) por la fuerte
influencia de la fructosa; es precisamente a este giro de _66º a _20º a lo que se le
llama inversión. La producción de azúcar invertido puede lograrse mediante acción
enzimática (el uso de una invertasa) o mediante tratamientos químicos que
involucran la ruptura del enlace acetal, adicionando un H del agua a la fructosa y
un O a la glucosa.
El azúcar invertido se produce naturalmente en la miel de abeja, razón por la cual
dicho producto es tan dulce; también en los jugos de frutas con pH ácido y que
sufren algún tratamiento térmico se percibe un ligero aumento de la dulzura,
debido a la hidrólisis de la sacarosa.
Comercialmente es fácil de producir, ya que el enlace glucosídico es muy lábil por
la influencia de la fructosa; en el cuadro 5.3 se observa que la energía de
activación necesaria para lograr esta transformación es baja, por lo que se pueden
emplear ácidos diluidos o enzimas de las llamadas invertasas. No es
recomendable usar ácidos fuertes ni temperaturas elevadas, pues en estas
condiciones, por procesos químicos que se estudiarán más adelante, no sólo se
provoca la hidrólisis del disacárido, sino también la deshidratación de los
monosacáridos y la formación de colores y olores indeseables.
Debido a la presencia de la fructosa, el azúcar invertido es un poco más dulce que
la sacarosa.
Si consideramos un valor arbitrario de 100 para el poder edulcorante del
disacárido, el de la fructosa es de 180 y el de la glucosa de 74;
consecuentemente, el del azúcar invertido será el promedio: (180
_ 74)/2_ 127; es decir, el azúcar invertido es 27% más dulce que la sacarosa. Otra
de sus características es que no cristaliza, por lo que se emplea en algunos
derivados de la confitería; además, es higroscópico, lo cual puede ser una
desventaja en algunos casos (figura 2.11). En la industria se han desarrollado
muchos jarabes de sacarosa con distintos grados de hidrólisis, que reciben el
nombre genérico de azúcar líquido. Su aplicación en productos comerciales es
importante, ya que ayuda a controlar la cristalización y a realzar el sabor en
productos derivados de fruta; también se puede aplicar en ciertos artículos para
reducir su actividad del agua y así apoyar su conservación. Asimismo, facilita la
compactación de nieves y helados, el manejo de productos de panificación que
van a ser sometidos a congelación, y da cuerpo a sustancias que serán utilizadas
como rellenos.
La caramelización de la sacarosa se ha estudiado con más detalle, lo que ha
permitido comprobar que, al calentarla a más de 160ºC, genera simultáneamente
la hidrólisis, la deshidratación y la dimerización de los productos resultantes: se
sintetiza la isosacarosana de sabor amargo, cuya fórmula condensada equivale a
la del disacárido menos una molécula de agua; al incrementar la temperatura se
acelera la deshidratación y se produce la caramelana (C24H36O18), que
corresponde a dos sacarosas eliminadas de 4 moléculas de agua. Posteriormente
se sintetiza el carameleno, C36H50O25, sustancia oscura y amarga que
representa tres residuos del azúcar menos ocho moléculas de agua.
Un calentamiento excesivo da origen a la caramelina o humina, de peso molecular
muy alto (C125H188
O80) y sabor desagradable. Cada una de estas sustancias se presenta en forma
de partículas coloidales cuyo diámetro varía de 0.46 a 4.33 nm.