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Del aseo en general, dice que: “el aseo contribuye poderosamente a la conservación de
la salud, porque mantiene siempre en estado de pureza el aire que respiramos, y porque
despojamos nuestro cutis de toda parte extraña que embarace la transpiración, favorece
la evaporación de los malos humores, causa y fomento de un gran número de nuestras
enfermedades”.
Del aseo en nuestra persona, dice que: “El aseo en nuestra persona debe hacer un
papel importante en nuestras diarias ocupaciones; y nunca dejaremos de destinarle la
suma de tiempo que nos reclame, por grande que sea la entidad y el número de los
negocios a que vivamos consagrados”.
Del aseo de nuestros vestidos, dice que:” la limpieza de los vestidos no es la única
condición que nos impone el aseo; es necesario que cuidemos además de no llevarlo
rotos ni ajados”.
Del aseo de nuestra habitación, dice que: “El aseo en las habitaciones no debe
limitarse a los suelos y a los muebles es necesario que los techos, las paredes, las
puertas, las ventanas y todas las demás partes del edificio, permanezcan en estado de
perenne limpieza”.
Del aseo para con los demás, dice que: “Debemos, pues, abstenernos de toda acción
que directa o indirectamente sea contraria a la limpieza que, en sus personas, en sus
vestidos y en su habitación han de guardar aquellos con quienes tratamos, así como
también de toda palabra, de toda alusión que pueda producir en ellos la sensación del
asco”.
Esto nos quiere decir que mientras estemos aseados las enfermedades
estarás más lejos, más agradable será su compañía para otras personas, la
limpieza en su habitación causará buena impresión para los demás. Esto se puede
reafirmar, Según Karam (2011), cuando expresa que: “el aseo o higiene personal
nos ayuda en muchísimos aspectos, no solo para mantener nuestro cuerpo
saludable y aseado, sino también en nuestro aspecto y apariencia. El estar
aseado, bien peinado, con apariencia pulcra y ordenada, siempre será un punto a
nuestro favor, en reuniones, primeras apariencias, relaciones personales y
profesionales, como en cualquier aspecto de nuestra vida personal”.
Mantener los hábitos higiénicos o de limpieza diaria como bañarse, lavarse los
dientes, lavarse las manos, entre otros, puede evitar el contraer enfermedades
que pueden llegar hasta causar la muerte. Según estudios, realizados por
UNICEF, han comprobado que, con el lavado de manos regular, se puede reducir
casi en un 23 % la transmisión de enfermedades respiratorias, como la neumonía,
que puede llegar a causar la muerte en menores de cinco años. Otro caso de
enfermedad que se podría evitar con el lavado de las manos y que lo estamos
viviendo actualmente es el Covid-19. Este hábito de lavarse las manos está
establecido como una de las normas de bioseguridad. Otra de las normas es el
uso de guantes y tapaboca para evitar el contacto de la mano con la boca o nariz.
Y por último la careta para evitar llevar las manos a lo ojos y que las gotículas no
alcancen la boca, nariz.