Está en la página 1de 6

Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

4. Elementos que originan la fobia

¿Por qué tengo este miedo?

Desde un punto de vista fisiológico, se ha postulado que la fobia es producto de la


aparición de una variación a nivel neuroendocrino.

A nivel experimental está suficientemente bien demostrado que un estímulo neutro


(por ejemplo: un caballo), si se asocia con un estímulo emocionalmente intenso capaz
de causar ansiedad (por ejemplo: un accidente de coche contra un caballo), puede
llegar a tener también la capacidad de causar ansiedad. Incluso si ese estímulo neutro
se asocia con un estado de ansiedad que no responde a ningún estímulo concreto,
también genera una asociación entre el estímulo neutro y la ansiedad, es decir, que
podría generar una fobia. Esto último es lo que sucede con frecuencia en el caso de las
crisis de ansiedad o ataques de pánico, en donde las reacciones fisiológicas del
individuo se “disparan” sin causa aparente (taquicardia, dificultad para respirar,
sensación de pérdida de control, etc.). En el caso de que esta aceleración se produzca
en un autobús, el individuo puede generar respuestas fóbicas ante subir en un
autobús, que luego se pueden extender a viajar en cualquier tipo de transporte.

Si desarrollamos este planteamiento, nos encontramos con tres posibilidades de inicio


de la fobia:

a) Haber vivido una situación en primera persona.


Entendemos que la fobia es un aprendizaje desde el punto en el que una persona lleva
a cabo comportamientos nuevos, o piensa de forma diferente, como resultado de la
experiencia.

Tomás se quedó encerrado cuando tenía 23 años en un ascensor de la facultad en la


que estudiaba. En ese mismo ascensor viajaban tres personas más, de unas edades
similares a la suya. Todos tuvieron una reacción de pánico, en distintas intensidades.
En el momento en el que se detuvo el ascensor le sobrevino un miedo repentino a
morirse asfixiado allí. Este miedo se acrecentó cuando vio que el espejo que cubría una
de las paredes del ascensor estaba empañado con vaho. Notaba realmente la falta de
Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples
18
Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

aire (provocada realmente por una reacción normal de ansiedad). Su estado de pánico
se mantuvo muy alto hasta que consiguieron entreabrir ligeramente las puertas del
ascensor. En ese momento Tomás acercó la boca a la pequeña apertura y poco a poco
se fue tranquilizando. A lo largo de los siguientes 10 años, hasta comenzar su
tratamiento psicológico, Tomás desarrolló una fobia a subirse en ascensores, que se
fue extendiendo hasta abarcar cualquier espacio cerrado (farmacias, autobuses,
garajes, etc.)

Uno de los elementos que se encuentran en el origen de muchas fobias de las que
hemos tratado en consulta es el haber sufrido alguna situación en la que se haya
vivido una tensión emocional muy elevada. Como resultado se crea una conexión
entre la aversión que produce el miedo intenso y una representación mental de la
situación. Ese aprendizaje que se produce de forma automática tiene como fin el
preservar nuestra vida del peligro, activando la sensación de miedo de forma
automática ante las situaciones que ha aprendido a temer.

Este tipo de asociaciones son necesarias porque nos alejan de peligros. El problema
viene cuando el peligro está sólo en nuestra mente, y no se manifiesta en la realidad,
o, si se manifiesta, lo hace con una probabilidad infinitamente menor de la que le da la
mente de una persona fóbica.

Esperanza, una auxiliar de geriatría de 40 años, padecía fobia a los perros, hasta el
punto de que estaba empezando a dejar de bajar a la calle por miedo a encontrarse
con uno. Trataba siempre de aparcar justo delante de su puerta para caminar lo
mínimo posible por la acera, y así poder coger fácilmente el coche en el que iba a su
trabajo, en una residencia de ancianos. No conoció el origen de esta fobia hasta que
viajó a los Estados Unidos para ver a unos tíos suyos que visitaba cada cinco o seis
años. En su último viaje les contó su problema con los perros, y su tía comentó que a
Esperanza siempre le habían encantado los perros hasta que fue atacada por un perro
en Washington cuando tenía unos 12 años. Esperanza no sufrió ningún gaño grave en
el ataque, pero su madre sufrió un ataque de ansiedad. Esperanza no recordaba en
absoluto aquel evento, algo que no es raro, en función del funcionamiento de la

Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples


19
Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

memoria humana que tiende a reprimir y esconder aquellos sucesos angustiosos o


traumáticos.

b) Haber visto cómo la vivía otra persona.


El aprendizaje por observación, o aprendizaje vicario, es una de las formas más
frecuentes que tiene el ser humano de hacer propios comportamientos, pensamientos
o ideas ajenas. Los estudios empíricos del psicólogo canadiense Albert Bandura así lo
encuentran. De entre estos estudios, uno de los más conocidos es el del muñeco bobo.
El muñeco bobo es un muñeco hinchable con forma de huevo alargado, con peso en su
base que hace que al tambalearse recupere su posición vertical. En su experimento le
ponía una película a un grupo de niños en la que aparecía una joven golpeando de
forma agresiva y pisando el muñeco bobo mientras gritaba: “¡estúpido!”.

Utilizó a otro grupo de niños a los que no les puso la película. A ambos grupos, se les
dejó después jugar en un salón en donde había varios juguetes, entre los que se
encontraba un muñeco bobo. Bandura observó la reacción de los niños a los que se les
había puesto la película, y ellos jugaban golpeando de forma agresiva el muñeco bobo
y gritando “¡estúpido!” de una manera similar a la que habían visto en las imágenes.
Los niños que no habían presenciado la película no llevaban a cabo esta conducta y se
entretenían con otros juguetes.

Según lo que acabo de plantear, los pensamientos o comportamientos fóbicos pueden


ser el resultado de la observación de otros comportamientos que hayamos visto a lo
largo de nuestra vida. Entendemos que las reacciones de miedo de los padres ante
determinados estímulos pueden hacer que el niño aprenda que la forma en la que
debe reaccionar ante esos estímulos es la que está observando en sus padres.

De este modo, resulta muy difícil hablar del componente hereditario de las fobias. Se
han encontrado, efectivamente, muchas fobias compartidas entre padres e hijos, sin
embargo, es difícil identificar si estas fobias son fruto de un legado genético, o es más
bien el producto de diferentes experiencias en la vida en las que el niño ha visto al
progenitor reaccionar de un modo alterado ante ciertos estímulos.

Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples


20
Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

He citado a los progenitores porque son los agentes de aprendizaje más importantes
durante los primeros años de vida, sin embargo entiendo que esta influencia la
desarrolla también todo el conjunto de personas que en algún momento toman
contacto con una determinada persona. Esta influencia es la razón por la que, en
consulta, aconsejo a las personas con fobias, que tengan hijos, que no manifiesten
comportamientos fóbicos ante ellos. El aprendizaje por observación resulta
particularmente intenso cuando se añaden otros elementos, como que la persona que
se observa obtenga unos resultados positivos, o bien negativos, de su acción. El
observador, en este caso, puede asociar la acción que ha observado con los resultados,
y de este modo reproducir la acción con la idea de obtener unos resultados positivos
similares, o bien evitar la acción por huir de unos resultados negativos indeseables.

Ana sitúa el origen de su fobia a estar en lugares elevados cuando ella tenía 11 años.
En esa época comenta que una de las cosas que le marcó más fue el ver a una de sus
vecinas muerta en el suelo, después de una caída desde un onceavo piso. Su vecina se
precipitó al vacío cuando estaba limpiando las ventanas de su piso. Desde ese día Ana
empezó a preferir alejarse de las ventanas de su casa, que estaba en el piso diez. Al
principio lo veía como algo que ella elegía, pero poco a poco pasó a ser algo más que
una elección, debido a que ya necesitaba alejarse sistemáticamente de las ventanas.
Con el tiempo sus padres y amigos veían cómo tampoco se acercaba a las ventanas de
las habitaciones de otros edificios, como en casa de sus primos, que vivían en un
primero. En consulta comentaba que le era imposible estar en un balcón.

c) Haber recibido información relacionada con comportamientos fóbicos.


Como hemos visto, no es necesario haber vivido en primera persona una experiencia
para aprender determinados comportamientos nuevos. Podemos adquirir esos
aprendizajes habiendo visto a otra persona cómo ejecuta una tarea. Sin embargo, en
muchas ocasiones, para obtener aprendizajes ni siquiera tenemos por qué haber
estado presentes durante la acción, sino que basta con que recibamos una información
determinada de alguien.

Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples


21
Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

Cuando una persona tiene una imaginación muy vívida y escucha una historia que le
están relatando, normalmente es susceptible de experimentar unas sensaciones físicas
muy similares a las que experimentaría si estuviese viendo directamente o viviendo
esa escena. En estas situaciones el individuo es capaz de ponerse en la piel del
protagonista del relato y hacer una imagen mental claramente definida de las
reacciones que siente en ese momento el protagonista, de tal manera que entre la
situación y las respuestas de miedo o ansiedad quede establecida una conexión bien
constituida.

d) Cambios bioquímicos asociados con el aprendizaje del miedo.

En algunos experimentos de laboratorio se han encontrado proteínas asociadas con el


miedo, como los estudios que llevaron a cabo George Unger y sus colaboradores, en
donde encontraron una proteína asociada con el miedo a la oscuridad, a la que
denominaron escotofobina.

La primera línea de investigación que manejan algunos investigadores se centra en los


aspectos biológicos. Se ha llegado a hablar de una pequeña región del cerebro
llamada amígdala del miedo, que sería la responsable de regular la cantidad de pánico
que una persona puede sentir. Todos sentimos miedo de la misma forma, pero no con
la misma intensidad.

En este aspecto puede tener algo que ver el umbral de ansiedad de cada persona; es
decir, se puede tener una predisposición genética, pero si no se sufre una experiencia
traumática, la persona puede que nunca llegue a desarrollar una fobia.

- Modificación de las conexiones neuronales.

Estudios científicos como los de Gary Lynch en 1986 evidencian la modificación


estructural de las neuronas cuando se produce un aprendizaje.

El aprendizaje en el ser humano se define como el cambio de pensamiento y/o


comportamiento como producto de la experiencia.

Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples


22
Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS

Ejercicio número 2

Explica, al menos, dos formas diferentes por las que podemos empezar a tener una
fobia.

Curso sobre el Tratamiento de las Fobias Simples


23

También podría gustarte