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I. INTRODUCCION:
Todos los seres vivos estamos dotados de un sistema biológico que nos permite
experimentar ansiedad o temor. La emoción del miedo puede funcionar como
señal de alarma y como barrera contenedora para impedir que el niño se aventure
en situaciones para las que todavía no ha desarrollado las habilidades necesarias.
Sentimientos tales como el miedo, la ansiedad, la tristeza ocurren de forma normal
en algún momento del desarrollo. Las causas de las mismas, la forma en que se
manifiestan y sus funciones adaptativas cambian conforme el niño crece y pasa de
la infancia a la adolescencia. En su forma mórbida o patológica constituye, en
muchos casos, una forma extrema de presentación de los miedos o vivencias
normales en la infancia y, por tanto, la forma en la que se presentan los trastornos
de ansiedad o afectivos están determinados por el momento del desarrollo en el
que aparecen.
LA ANSIEDAD:
Se considera que los trastornos de ansiedad ocupan el tercer lugar en cuanto a los
trastornos que generan mayor demanda en la red asistencial por parte de niños,
siendo más prevalentes los trastornos por conductas perturbadoras (T Déficit de
Atención con Hiperactividad, Negativismo Desafiante, Trastorno de Conducta) y
los trastornos del humor (depresión). La prevalencia de los trastornos de ansiedad
varía en función del sexo y la edad, en general suelen darse con mayor frecuencia
en niñas que en niños.
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Fobias
Las Fobias son como un tipo específico de ansiedad ante determinados objetos o
situaciones, se definen como un miedo muy intenso, persistente e irracional a un
objeto, situación o actividad específica que ocasiona el deseo y la conducta
compulsiva de evitar el objeto temido. Esta evitación irracional y compulsiva,
puede tener un efecto más o menos desorganizador en la conducta adaptativa del
sujeto, en función del tipo de objeto, situación o actividad temido.
Las fobias que se inician en la infancia son fobias simples, pero suelen
desaparecer con la evolución del sujeto. Solamente aquellas que no lo hagan,
necesitarán tratamiento en la edad adulta para su desaparición. Las fobias más
comunes en la infancia parece ser que están relacionadas con el rendimiento
fuera de casa, sobre todo con el rendimiento escolar; al menos la fobia escolar es
una de las que con más frecuencia es motivo de consulta.
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El Miedo
El miedo es una emoción adaptativa que nos sirve para evitar posibles peligros; en
este contexto, todas las personas aprendemos a identificar y gestionar este
sentimiento. Cuando esa sensación de peligro se produce siempre ante unos
mismos estímulos, por ejemplo: arañas, perros, etc. hablamos de miedos. Así,
cada etapa evolutiva tiene unos miedos frecuentes, que se superan antes de
pasar a la siguiente etapa.
Hasta los 6 meses de edad el niño puede tener miedo a perder la base de la
sustentación, el soporte o el equilibrio en el espacio, y a los ruidos fuertes,
intensos y desconocidos. Es característico en los dos primeros años de vida tener
miedo a los extraños, sean personas u objetos: el miedo a los desconocidos, a ser
abandonado, a ciertos objetos, a lugares no comunes.
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El miedo a los extraños se modula por la experiencia, es menor si el contacto con
los extraños se realiza en compañía de personas con las que el niño mantiene un
vínculo afectivo por ejemplo los padres, si el contacto con la persona extraña no
se realiza bruscamente, sino de forma gradual, y si no es de corta duración.
Cuanto mayor sea la exposición del bebé a personas desconocidas menor será su
temor porque se adaptará a esta nueva situación más fácilmente.
En los niños de 2-4 años puede aparecer el miedo a los animales, a la oscuridad,
a los ruidos fuertes provocados por truenos o tormentas, por ejemplo. Entre los 4-6
años se mantiene el miedo a los animales, a la oscuridad y a los ruidos fuertes,
disminuye el miedo a los extraños pero surge el miedo a las catástrofes y a los
seres imaginarios (brujas, fantasmas, monstruos, etc.).
Las causas concretas de cada una de las fobias y miedos en los niños pueden
variar de manera significativa. Algunas de ellas vienen motivadas por una mala
experiencia, o bien por una sugestión al respecto; otras veces, pueden deberse a
refuerzos por parte de la familia, o bien a rasgos de la personalidad del niño. Sea
como sea, no existe una única causa, sino que cada caso en concreto suele
deberse a unos factores específicos.
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La aparición de las fobias y miedos en los niños es un proceso totalmente normal;
al igual que todas las demás emociones, el menor irá experimentando distintas
sensaciones a medida que crezca. En este proceso, entrará en contacto con los
sentimientos de indefensión, amenaza o temor. Se trata de una forma de
maduración, en la cual pasará por distintas etapas y fases.
Uno de los criterios que más se han utilizado para diferenciar miedo de ansiedad
es la referencia al “objeto”. En el miedo existe un objeto amenazador claramente
identificado ya sea real o imaginado; en cambio en la ansiedad no existe ningún
objeto desencadenante claramente identificado.
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El miedo surge ante “objetos” concretos evidentes o imaginados que el niño
percibe como peligrosos para su integridad física o psicológica; la ansiedad surge
con o sin la presencia de esos “objetos” amenazantes, en las situaciones de
amenazas futuras o ante situaciones de incertidumbre.
Coderch (1975), señala que miedo y ansiedad tienen síntomas similares, pero
mientras en el miedo la causa es conocida, en la ansiedad permanece oculta.
Otro criterio para establecer la diferencia entre miedo y ansiedad, hace referencia
al «modelo de respuesta» emitida frente al estímulo amenazante; en el miedo
destacarán más las conductas motoras de evitación y de huida que en la ansiedad
en la que predominará la vivencia interna del sujeto frente a la situación
amenazante.
Cuando los niños experimentan estos temores con una ansiedad elevada, evitan
situaciones relacionadas con ellos y la presencia de los mismos altera el
funcionamiento normal en la escuela (por ejemplo, el niño tiene problemas para
concentrarse o hacer los deberes), los amigos (deja de realizar actividades con
ellos debido a estos miedos) o la familia. En estos casos, estos miedos reciben el
nombre de fobias, y pueden ser objeto de atención clínica.
II. ANTECEDENTES
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La primera fobia en la historia de la que tenemos noticia la sintió un hombre al que
le aterrorizaba la música de flauta, pero solo si la escuchaba de noche.
Fue descrita hace 2.500 años por Hipócrates, el padre griego de la medicina,
aunque él no usó la palabra fobia, esto ocurrió 500 años después, cuando el autor
romano Celso la usó en 30 d.C.
Uno de los casos más célebres del psicoanálisis es el que Sigmund Freud
describió en "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" en 1909.
Ese niño, conocido como "El pequeño Hans", había sido testigo a la edad de 4
años de un evento que lo aterró cuando estaba en el parque local en compañía de
la criada de la familia.
Eso llevó a que desarrollara un miedo de salir a la calle, centrado en un terror a los
caballos “equinofobia” y a las cargas pesadas.
Los psicoanalistas modernos todavía creen que las fobias pueden ser causadas
por conflictos internos secretos como este.
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En un estudio que parece avalar esta teoría los investigadores le mostraron
imágenes de arañas y serpientes a bebés pequeños y descubrieron que sus
pupilas se dilataban, una señal de miedo. O de intensa concentración.
Y quizás el mismo mecanismo nos dejó con otras fobias comunes, como el miedo
a las alturas, la oscuridad, los espacios confinados, todo ello peligroso cuando
estábamos evolucionando.
Sin raíces
Desde la época del pequeño Hans han sido detectadas y nombradas una gran
cantidad de fobias, desde la iatrofobia “miedo a los médicos” hasta la pogonofobia
“a las barbas”, pasando por la deipnofobia, el miedo irracional y patológico a
mantener una conversación durante una cena, comida o sobremesa.
Las fobias son una manera muy eficaz que utiliza nuestra mente para deshacerse
de la angustia interna que sentimos, por lo tanto las fobias son una creación, un
síntoma donde se produce un desplazamiento de una angustia interna hacia otra
representación fuera de nuestra psique que sería el objeto fóbico. La angustia es
la que siempre está detrás de esos temores que proyectamos en objetos o
situaciones concretas, son memorias de miedos primitivos.
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O te pueden "enseñar" una fobia: aprender sobre los gérmenes, por ejemplo,
puede conducir a la bacilo fobia.
Curiosamente, las fobias comunes son muy similares en todas las culturas.
III. JUSTIFICACIÓN
El propositito del presente trabajo es dar a conocer las diferentes pautas que se
deberán seguir para realizar una intervención.
Tiene como objetivo demostrar la importancia de tratar las fobias en los niños
desde un principio para poder evitar de esta manera los posibles daños que
podrían surgir con el transcurso del tiempo. Como ser la ansiedad, estrés etc.
Del mismo modo se dará a conocer la importancia de realizar una distinción entre
los miedos normales y las fobias. Debido a que la distinción entre ambos no es
sencilla
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La terapia es muy importante ya que esta puede ayudar de gran manera, se
estima que a nivel mundial el 8% de las personas sufren de fobias, pero solo el 1%
de los afectados son los que llegan a pedir ayuda, debido a la falta de información
o conocimiento con respecto al tema.
El tratamiento psicológico hace que las fobias puedan ser controladas y hasta
desaparecerlas mediante terapias continúas
IV. DESARROLLO
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• Trastorno de ansiedad social (fobia social), la persona siente miedo o
ansiedad ante las interacciones sociales y las situaciones que implican la
posibilidad de ser examinado, o bien las evita. Esto incluye interacciones sociales
tales como reuniones con personas desconocidas, situaciones en las que la
persona puede ser observada comiendo o bebiendo, y situaciones en las que la
persona ha de actuar ante otros.
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Según el DMV y el CIE 10 las fobias se dividen en do grandes grupos:
Los niños pueden tener preocupaciones similares a las de los adultos, pero
también pueden preocuparse en exceso por lo siguiente:
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• Sentirse demasiado ansioso por tratar de integrarse
• Ser un perfeccionista
• Carecer de confianza
2. Criterios Diagnostico.-
Según DSM-IV:
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F. En los menores de 18 años la duración de estos síntomas debe haber sido de 6
meses como mínimo.
Según CIE-10:
Entre los objetos o situaciones más frecuentes están los animales, los pájaros, los
insectos, las alturas, los espacios pequeños y cerrados, la visión de sangre y
heridas, las inyecciones, los dentistas y los hospitales
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D. Los síntomas se limitan o predominan en las situaciones temidas o al pensar en
ellas.
V. INTERVENCIÓN
1. Diagnostico. –
2. Terapia. –
La terapia de conducta es uno de los tratamientos más efectivos para las fobias,
en ocasiones puede ser preciso combinarlo con tratamiento psicofarmacológico
para disminuir los síntomas físicos que acompañan a la fobia y ayudar así a la
persona a afrontar la situación.
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El tratamiento para niveles de leves a moderados de severidad usualmente se
toma de 8 a 12 sesiones, y algunos niños logran más progreso si también están
tomando medicamentos para reducir su ansiedad, lo cual puede hacer que sean
más capaces de involucrarse en la terapia
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la parte del comportamiento del CBT puede ser más efectivo. El objetivo,
esencialmente, es desaprender el comportamiento de evitación.
Una de las técnicas más importantes en CBT para los niños con ansiedad es
llamada “Exposición y prevención de respuesta”. La idea básica es que los niños
son expuestos a las cosas que desencadenan la ansiedad en base a ese miedo
en pasos estructurados e incrementados y en un ambiente seguro. Según ellos se
van acostumbrando a cada uno de los desencadenantes uno por uno, la ansiedad
desaparece, y ellos están listos para enfrentar los que son cada vez más
poderosos.
Diseñamos una “jerarquía de miedos”, una serie de retos que van en incremento,
cada uno de ellos tolerable, y los cuales juntos van construyendo un progreso
significativo. En vez de pensar en términos de blanco y negro (no puedo tocar un
perro o no puedo cruzar un puente) se les pide a los niños que piensen en niveles
de dificultad.
Por ejemplo, en niveles del 1 al 10, para un niño con miedo a vomitar, podríamos
preguntar: ¿Qué tan difícil sería escribir la palabra vómito? Si eso es un 3, decir,
‘voy a vomitar hoy’ podría ser un 5. El ver una caricatura de alguien vomitando
podría tener una calificación de 7. El ver un video real de alguien vomitando podría
ser un 9.
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En el tope de la jerarquía probablemente estaría el comer algo que el niño piensa
que lo hará vomitar. Al calificar estos distintos miedos, los niños se van dando
cuenta de que algunas cosas son menos extremas, y más manejables de lo que
ellos pensaban.
3. Tratamiento intensivo:
Con un niño que está severamente ansioso, que puede, por ejemplo,
precariamente salir de su habitación por miedo que sus padres van a morir, o debe
lavarse las manos docenas de veces al día para evitar la contaminación, puede
funcionar trabajar con él varias veces por semana, durante varias horas por
sesión. Hacemos terapia de exposición en la oficina y entonces, cuando un niño
está lo suficientemente cómodo, lo hacemos afuera. Para alguien con fobia social,
por ejemplo, podríamos ir afuera usando sombreros graciosos, o caminar llevando
una banana amarrada con una soga. Para alguien que tiene miedo a la
contaminación, podríamos subirnos al autobús juntos, o darles la mano a extraños
y luego comer papitas sin lavarnos las manos.
Una vez que hayamos trabajado con algunas exposiciones, y él se sienta más
seguro, le asignaría una tarea para practicar lo que hicimos en las sesiones.
Queremos que los niños realmente dominen las exposiciones antes de continuar
avanzando. Y se les enseña a los padres a ayudar a los niños a progresar al
estimularlos a tolerar los sentimientos ansiosos, en vez de saltar a protegerlos de
su ansiedad.
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Es importante entender que la terapia de exposición es trabajo duro tanto para los
niños como para los padres. Pero según el miedo disminuye, los niños vuelven a
hacer las cosas que les gusta hacer, y la familia recibe de nuevo a un niño que
ellos temían que habían perdido; y ésa es una gran recompensa.
VI. CONCLUSIONES
• Las fobias pueden causar daño en el niño tanto cono en su vida social.
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• La mayoría de las personas no conoce a profundidad el término de fobia.
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