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Las investigaciones sobre el pensamiento y sobre el desarrollo de los procesos


cognoscitivos en el niño constituyen un gran aporte dentro de la psicología
científica del pensar, y sus resultados dan luz sobre algunas de las cuestiones
relativas a la génesis de estos procesos.
Concretamente Galperin (1959) diferencia tres tipos de aprendizaje en dependencia
de los elementos orientadores que se presentan al educando.
En el primer tipo de aprendizaje al niño se le presenta el objeto o acción a realizar
y se le exige un resultado. El niño espontáneamente, y por sí mismo busca los
elementos orientadores de la tarea, la mayoría de las veces los encuentra al azar,
por ensayo y error, en forma poco consiente. Hay un aprendizaje casual,
inconstante, susceptible de olvido fácil. Esta es una de las formas más difundidas
de analizar la formación de los conceptos en el niño.
En el segundo tipo de aprendizaje, se le dan al educando todas las indicaciones
necesarias y la orientación que le permita realizar la tarea desde el principio en
forma correcta. Los elementos orientadores se establecen en forma empírica, es
decir su elección se hace con el fin de eliminar los errores. En este tipo de
aprendizaje se adquieren conocimientos generalmente con base en la memoria o en
habilidades difíciles de generalizar. Ocurre un aprendizaje de tipo formal.
El tercer tipo de aprendizaje se lleva a cabo por el método de análisis de los
objetos, que le permite al niño establecer un sistema de orientación necesario, para
resolver cualquier otra tarea dentro de la misma área. Gracias a este análisis, el
niño distingue los rasgos y parámetros esenciales del material estudiado llegando
así a la estructura del objeto. El aprendizaje de acuerdo a este tipo de orientación
lleva a la formación de esquemas generales de orientación en la realidad, y por lo
tanto puede decirse que tiene una influencia directa sobre el desarrollo intelectual.
"En este sentido el aprendizaje constituye la forma del desarrollo intelectual"
(Galperin 1957 a). El proceso de aprendizaje realizado gracias al tercer tipo de
orientación, constituye uno de los elementos más importantes dentro de toda una
teoría orientada al estudio de la génesis de los procesos intelectuales (psíquicos).
Propuesta por Galperin (1957 a, b, c, 1959). la teoría de "la formación de las
acciones mentales a través de diferentes etapas", busca seguir el proceso de
establecimiento de los actos mentales, partiendo de la base de que la actividad
psíquica es el resultado del tránsito de los actos externos materiales al plan
perceptivo, de la representación y del concepto.

Neonato
s
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El primer mes es un periodo importantísimo porque el niño debe adaptarse a vivir


fuera del ambiente protegido del vientre materno. El primer mes es un periodo de
recuperación del proceso de nacimiento, en el que se ajustan funciones vitales
como la respiración, la circulación, la digestión y la regulación de la temperatura
corporal. Es, asimismo, un periodo en que se alcanza el equilibrio entre una
estimulación excesiva y una estimulación deficiente en un cambiante entorno físico
o social. Hasta la década de 1960, se pensaba que los neonatos eran incapaces de
una conducta organizada y auto dirigida. Así, no era infrecuente ver su mundo
como “una confusión radiante y estridente”, como lo describió William James en
1890. Los trabajos publicados sobre el desarrollo señalaban que los niños no
utilizaban los centros superiores del cerebro hasta que cumplían casi un año de
edad y que el recién nacido veía luz y sombras, pero que no percibía objetos ni
patrones. Se pensaba que la conducta, durante las primeras semanas de vida, era
casi por completo refleja.

Reflejos
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Los niños llegan al mundo con conductas biológicas que pueden clasificarse como
reflejos de supervivencia y reflejos primitivos. Los primeros no son más que eso:
reflejos indispensables para adaptarse y sobrevivir, sobre todo en las primeras
semanas de vida, antes de que asuman el control los centros superiores del cerebro.
Por ejemplo, la respiración pertenece a esta categoría, aunque está sujeta, además,
al control voluntario después de los primeros meses. La tos, el estornudo, la
náusea, el hipo, el bostezo y muchos otros reflejos también están presentes en el
momento de nacer y a lo largo de la vida. En cambio, el reflejo de búsqueda y el de
succión, muy importantes para localizar el pezón y obtener leche, tienen carácter
reflejo al inicio, pero se vuelven por completo voluntarios tras unos cuantos meses.
Se pueden presentar muchos eventos críticos en este período:

 Se establecen los patrones de


alimentación.
 Se empiezan a formar los vínculos
entre los padres y el bebé.
 El riesgo de infecciones que pueden
volverse más graves es más alto.
 Se notan por primera vez muchos
defectos congénitos o de nacimiento.
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El ombligo de un neonato

Al ser un recién nacido tu bebé aún tendrá restos del pinzamiento del cordón
umbilical, este tiene que secarse y normalmente se caerá a los 15 días. Pero
deberás prestar atención a los cuidados del cordón umbilical para no tener ningún
incidente. Igual no lo sabías, pero existen bancos de sangre de dicho cordón donde
puedes hacer una donación del cordón umbilical para que sea utilizado en
pacientes que lo necesiten.

En los neonatos también es algo común que tengan una hernia umbilical —un
pequeño bulto cerca del ombligo—, puesto que sus músculos del abdomen aún son
débiles y el intestino puede sobresalir por la abertura umbilical. Normalmente no
es necesario tomar medidas, puesto que con el tiempo el neonato va creciendo y
desarrollándose y se corrige por sí solo. Aun así, acude a un especialista para que
examine la situación y sea él quién te de las indicaciones oportunas para la salud de
tu bebé.

Como ves, el neonato requiere de mucha atención en sus primeros días de vida,
puesto que es donde más complicaciones pueden presentarse. Pero no te preocupes,
en las manos de especialistas la salud de tu bebé no correrá ningún riesgo. En esta
etapa el bebé empieza a crecer y es normal que te preocupe saber cómo se
desarrollan sus sentidos, entre ellos la vista del recién nacido.

La cabeza del bebé puede estar moldeada sobre todo si el parto fue muy
prolongado. Es muy común la forma alargada de la cabeza, aspecto que adquiere al
pasar por el canal de parto. Algunas veces, los recién nacidos pueden tener céfalo
hematomas, que son colecciones de sangre debajo del cuero cabelludo, causadas
por el traumatismo del parto, y que se reabsorben solos con el tiempo.
Todos los recién nacidos presentan las fontanelas permeables. Las fontanelas se
denominan habitualmente “molleritas” y son esas zonas blandas de la cabeza,
donde no se palpa hueso, que se cierran cuando el bebé crece, aproximadamente al
año de vida. Esta zona de la cabeza del bebé es muy frágil y se recomienda tratarla
con mucho cuidado. Evitar las caídas y los golpes, pero ¡no exagerar porque son
resistentes! Por otra parte, también es importante la observación por parte de un
profesional sobre la evolución de las fontanelas ya que determina el correcto
desarrollo óseo del bebé.
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Pueden tener los ojos hinchados, las orejas dobladas y la nariz tapada por
secreciones, características normales en los primeros días de vida. El ojo del recién
nacido es capaz de observar a 20 cm. de distancia, es muy sensible a la luz y ve en
tres dimensiones. La capacidad de prestar atención a estímulos auditivos se
desarrolla ya desde la semana 28 en la panza de la mamá. El bebé gira sus ojos y
luego su cabeza en dirección al estímulo auditivo.
La respiración es rápida y variable. Sucede lo mismo con los latidos del corazón.
Es muy común que presenten, ya sean varones o mujeres, sus pezones inflamados,
e incluso que secreten algo de leche, debido a las hormonas que reciben de la
mamá
durante
el

embarazo y en la lactancia.
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Los
primero
Los primeros cuatro meses Hacia los cuatro meses, la mayoría de los niños ya
duplicaron su peso. La piel pierde el aspecto que tenía cuando la criatura acaba de

s dos
nacer y el cabello fino con que nace empieza a reemplazarlo el cabello permanente.
Los ojos comienzan a enfocarse. Cuando está despierto, balbucea feliz y sonríe
ante los estímulos agradables. Al nacer, el tamaño de la cabeza representa casi la

años de
cuarta parte de la longitud total del cuerpo; pero a los cuatro meses el cuerpo
empieza a crecer y a alargarse con mucha mayor rapidez que la cabeza, y las
proporciones cambian de manera notable. En la juventud, la cabeza constituye
vida
apenas una décima parte de la altura total del cuerpo. Los dientes y los huesos del
niño también están cambiando. En algunos, el primer diente brota entre los cuatro
y los cinco meses. Muchos huesos son todavía cartílagos blandos. Tienden a
doblarse ante la presión y pocas veces se fracturan. En cambio, los músculos se
estiran con facilidad, aunque se lesionan cuando, por ejemplo, se toma al niño de
los brazos y se le columpia. La mayor parte de los reflejos del recién nacido suelen
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desaparecer al segundo y tercer mes, y los reemplazan de manera gradual acciones


voluntarias.
De los cinco a los ocho meses A los ocho meses, el aspecto general del niño no
difiere sustancialmente del que tenía a los cuatro meses, aunque ha ido ganando
peso de manera gradual. El cabello es más espeso y largo. Las piernas están
orientadas de modo que las plantas de los pies ya no quedan una frente a otra.
Hacia los cinco meses, la mayoría de los niños logran un importante hito
denominado alcance guiado por la vista: pueden extender las manos, tomar un
objeto atractivo y acercárselo; a menudo se lo meten a la boca. En cambio, durante
el primer mes de vida reaccionarán ante éste abriendo y cerrando las manos,
agitando los brazos y, quizás, abriendo la boca, pero todavía sin conseguir la
coordinación de esos movimientos en un acto completo. A los ocho meses casi
todos los infantes pueden pasarse objetos de una mano a otra, y algunos saben
utilizar el pulgar y el dedo para asir. Por lo común, pueden golpear dos objetos, a
menudo con alegría y sin interrupción.

En relación con el gateo que se da a los ocho meses y después, conviene mencionar
la interesante serie de estudios efectuados por Karen Adolph y sus colegas (1977),
que demuestran las capacidades de los niños cuando gatean hacia arriba y hacia
abajo de pendientes de diversos ángulos. Por ejemplo, sin entrenamiento previo,
niños de ocho meses y medio de edad subieron pendientes muy inclinadas sin
dudarlo; después, quizá tras examinar la bajada, siguieron subiendo y tuvieron que
ser rescatados por los experimentadores. En cambio, los niños mayores (de 14
meses) discriminaban más: subían caminando por las pendientes y luego se
deslizaban hacia abajo con mucha cautela. A los ocho meses, muchos niños
empiezan a participar en juegos sociales que los hacen reír, y a casi todos les gusta
darle y quitarle un objeto a un adulto. Otro juego que aprenden con rapidez
consiste en dejar caer un objeto, ver a alguien recogerlo y volverlo a tirar otra
fuente de interminable deleite para algunos pequeños.
De los nueve a los 12 meses A los 12 meses, la mayoría de los niños pesan el triple
de lo que pesaban al nacer. Las niñas tienden a pesar un poco menos que los
varones. la mitad de los niños de 12 meses se sostienen de pie sin ayuda y
empiezan a caminar. Como ya mencionamos, la edad en que comienzan a caminar
depende del desarrollo individual y de factores culturales. La capacidad de pararse
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y caminar le da al niño una nueva perspectiva visual. La locomoción le permite una


exploración más activa. Puede meterse en las cosas, subirse o colocarse debajo de
ellas. Su mundo se ha ampliado una vez más. El desarrollo motor se ve estimulado
por cosas nuevas e interesantes que lo invitan a verlas y examinarlas. A los 12
meses manipula en forma activa su entorno. Deshace nudos, abre armarios, jala
juguetes y trenza los cables de las lámparas. Su recién adquirida capacidad de
atenazar con el pulgar frente al índice, le permite recoger pasto, cabellos, cerillos,
insectos muertos, casi cualquier cosa. Ahora puede encender la televisión, abrir
ventanas e introducir objetos en los enchufes, por lo que es necesaria una
supervisión más o menos constante y una casa “a prueba de niños”.

Aunque no son frecuentes hasta más allá de los dos años, es posible que tu hijo
sufra algún despertar por culpa de una pesadilla. ¿Qué las caracteriza?:
- Las pesadillas nocturnas son sueños que tienen un contenido espantoso y que se
viven como algo real. 
- Se suele producir en el último tercio de la noche y hacen que el niño se despierte
aterrorizado.

 Se suelen manifestar entre los tres y los seis años y no deben alarmar si no son
frecuentes. No obstante, también pueden aparecer a una edad más temprana.
 En caso de que el pequeño esté sufriendo una pesadilla o un sueño
especialmente agitado, hay que acudir inmediatamente a consolarlo,
tranquilizarlo y mimarlo.
 Es aconsejable encender rápidamente la luz de la habitación, para que el niño
retome el contacto con la realidad rápidamente. Después, acompáñalo un ratito
hasta que vuelva a dormirse, pudiendo dejar un foco de luz encendido.
 Si, a la mañana siguiente, el pequeño tiene un recuerdo difuso y no habla del
tema, no es necesario recordárselo.
 Para prevenir las pesadillas, los miedos y las inquietudes nocturnas, es
conveniente respetar los horarios y las rutinas. Son técnicas que aportan
seguridad y confianza al niño, además de definir los límites que tanto necesita.
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Veinticuatro meses Al celebrar su segundo cumpleaños, los niños suelen pesar


cuatro veces más que al nacer y la tasa del crecimiento sigue estabilizándose. El
niño de esta edad, por lo general, pedalea un triciclo, salta con los dos pies en el
mismo sitio, logra hacer equilibrio por poco tiempo sobre un pie y arroja un balón.
Sube escaleras. Gatea y se mete en los objetos y a los muebles, se coloca debajo o
arriba de ellos. Vacía agua, moldea barro, estira lo que puede estirarse, dobla lo
maleable. Transporta objetos en carros y vagones. Explora, prueba y manipula su
mundo físico en todas las formas imaginables. Los niños de dos años también
pueden vestirse y desnudarse sin ayuda.

Visión
De las investigaciones sobre la anatomía sabemos que nacemos con una serie
completa e intacta de estructuras visuales. Aunque la mayor parte de ellas se
desarrollarán en los siguientes meses, los neonatos poseen algunas habilidades
visuales. Los ojos son sensibles a la brillantez; las pupilas se contraen bajo luz
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brillante y se dilatan en la oscuridad. Los neonatos tienen cierto control sobre los
movimientos oculares y pueden seguir visualmente un objeto —digamos un rostro
o la pluma luminosa del médico— mientras se mueve frente a su campo visual.
Enfocan de manera óptima la vista en objetos a una distancia de 17.8 a 25.4
centímetros, y los que se encuentran más lejos aparecen borrosos. Así, pues, casi
no distinguen los detalles de los objetos que están situados en el extremo más
distante de una habitación.
Desarrollo temprano de la percepción visual Entre los primeros cuatro y seis meses
de vida, mejoran con rapidez las capacidades visuales del niño. Explora con los
ojos su mundo aun antes de que pueda tomar las cosas o gatear. La capacidad de
enfocar mejora en forma acelerada; los niños de tres a cuatro meses enfocan la
vista casi con la misma eficacia que los adultos. La agudeza visual también mejora
de manera impresionante.

Audición
Es evidente que los recién nacidos oyen. Se sobresaltan al escuchar sonidos
fuertes. Se tranquilizan con sonidos de tono bajo como los arrullos, y se agitan
cuando oyen silbidos y chirridos. Pero ¿qué tan compleja es la audición en el
recién nacido? Las estructuras anatómicas del oído están bien desarrolladas en el
recién nacido. Sin embargo, en las primeras semanas de vida hay un exceso de
líquido y de tejido en el oído medio; y por tanto se considera que la audición está
tapada —como cuando tenemos un resfriado. Por otra parte, las estructuras del
cerebro que transmiten e interpretan la información auditiva no están del todo
desarrolladas al nacer el niño. Las estructuras cerebrales relacionadas con la
audición seguirán desarrollándose hasta los dos años de edad. Sin embargo, a pesar
de las limitaciones anteriores el recién nacido responde ante varios sonidos.
Incluso en el primer mes de vida es muy sensible a los sonidos del habla. Muestra
una preferencia por la voz humana. Por ejemplo, prefiere escuchar una canción
cantada por una mujer a oírla tocada en un instrumento musical. Puede localizar la
fuente de los sonidos. Desde los primeros días de vida vuelve la cabeza hacia el
sonido o la voz. Pero, curiosamente, se ha comprobado que los niños muestran una
pérdida temporal de esta capacidad en el segundo mes y la recuperan en el tercero.
Desarrollo temprano de la percepción auditiva La agudeza auditiva mejora de
manera considerable en los primeros meses. Aunque el líquido del oído medio
tarda meses en disiparse, los recién nacidos muestran cambios en sus frecuencias
cardiaca y respiratoria al escuchar niveles de tono como los de una conversación
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telefónica. En los siguientes ocho meses responden a sonidos cada vez más suaves.
Los sonidos pueden tranquilizarlos, ponerlos en estado de alerta o molestarlos. Los
sonidos rítmicos o de baja frecuencia por lo general los calman. Los tonos fuertes,
repentinos o de alta frecuencia los molestan. Tales conductas significan que su
percepción está bastante bien desarrollada en los primeros seis meses de vida.

Gusto, olfato y tacto


Los sentidos del tacto y del oído están bien desarrollados incluso en los niños
nacidos antes de término. Las caricias periódicas a niños prematuros en la
incubadora facilitan la regulación de la respiración y de otros procesos orgánicos.
El reflejo de búsqueda es uno de los más eficaces en ellos. Basta sostener sus
brazos o sus piernas para tranquilizarlos. Un efecto similar se consigue fajándolos.

Integración sensorial
Las investigaciones señalan que los sentidos están integrados al nacer o que se
integran pronto y con rapidez. En un estudio se permitió que un grupo de infantes
succionara dos chupones, uno con bordes y otro liso. Cuando se les quitaba y se les
mostraba los dos chupones, fijaban la vista más tiempo en el que acababan de
sentir en la boca. En otro experimento, a niños de cuatro meses se les mostraron
dos películas con una pista sonora que correspondía sólo a una de éstas. Preferían
ver la película correspondiente al sonido. Por supuesto, también debe aprenderse la
integración sensorial, y en especial la perceptual. El niño necesita aprender qué
sonidos corresponden a qué estímulos visuales, qué aspecto y textura tiene la piel
tersa, qué aspecto tiene un perrito ruidoso, etc. Al parecer posee una tendencia
innata a buscar este tipo de nexos cognoscitivos. Después, la integración se
desarrolla con rapidez durante el primer año. La conducta y las emociones se
integran con el tiempo debido a la interacción entre experiencia y maduración.
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Desarro
llo
El niño de 3 a 4 años La
maduración del sistema nervioso del niño le va a permitir
grandes avances en su desarrollo motor. Esto se nota en aspectos tales como:

Psicomo
 Mejor coordinación de los movimientos en actividades de saltar, correr, bailar.
 Mejor realización de movimientos para manejar objetos con los brazos y

tor
manos como lanzar y botar balones.
 Sus habilidades manuales han avanzado consiguiendo mayor precisión en sus
movimientos: pintar, garabatear…
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El niño de 4 a 5 años

En esta edad el niño perfecciona sus movimientos, se cae menos veces. Mejora
mucho su habilidad manual y puede realizar actividades escolares como: recortar,
puntear y colorear con cierta precisión de movimientos.

El niño de 5 a 6 años

El dominio del cuerpo se consigue casi


totalmente: salta, sube rampas, trepa, corre
por las escaleras y se cansa muy poco
porque sus movimientos son más
ajustados. Utiliza preferentemente la
misma mano para realizar actividades:
recortar, dibujar, dar cartas, pintar, etc.
Aquellas actividades que exigen habilidad
manual son cada vez más precisas (dibujar,
puntear, recortar). Estos avances son imprescindibles para el inicio del aprendizaje
de la escritura.

El desarrollo de la inteligencia
El desarrollo de la inteligencia supone para el niño un largo proceso hasta conocer
la realidad que le rodea y comprender lo que pasa a su alrededor. Al nacer, el niño
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no distingue entre él mismo y su entorno. Está dotado de unos reflejos a partir de


los cuales se alimenta, se protege, adopta determinadas posturas… Poco a poco y
en contacto con los objetos y personas, chupando, tocando, va conociendo las
cosas y mediante este juego se desarrolla su conocimiento. Todo esto irá
evolucionando hasta un momento en que no necesite tocarlas para conocerlas, sino
que las podrá recordar (representar) aunque no estén presentes. Podrá “pensar” que
existen la pala, el balón, la mamá e imaginarse cosas sobre ellos. De todas formas,
llegado este momento de desarrollo sabrá que existen la mamá, los juguetes, el
gato, pero siempre hará referencia a lo que conoce: su mamá, sus juguetes, su gato.

El niño de 3 a 4 años
El niño, debido a los avances antes comentados, aprende a través de la imitación de
situaciones reales, ve lo que hacen sus papás y hermanos en casa, lo que hace la
profesora en la escuela y los imita jugando. Es a través de este juego (mamás,
casitas, médicos, profesores) como el niño va conociendo lo que le rodea y las
formas de comportamiento de los adultos. A esta edad sólo entiende lo que ve y no
se da cuenta de las transformaciones de una misma persona u objeto. Por ejemplo:
no conoce al padre cuando se disfraza, aunque le oiga hablar. Para el niño, deja de
ser su padre y pasa a convertirse en “eso” en que se ha disfrazado. El papel que
juega el lenguaje en esta edad es fundamental porque da mayor riqueza a estos
juegos, ayudando a fijar los conceptos.
El niño de 4 a 5 años
El niño de cuatro años no es capaz
de dar explicaciones sobre las
cosas que pasan, de la misma
forma que lo hacen las personas
adultas. Lo que hace es unir cosas
sin entender la causa real: “las
nubes se mueven porque yo me
muevo”.

El niño de 5 a 6 años
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Progresivamente el niño de cinco a seis años va abandonando el tipo de


pensamiento que utilizaba antes y descubriendo las causas de lo que sucede a su
alrededor. A esto le ayuda
el hecho de estar en
contacto con niños de su
edad y con los adultos. Se
apoya mucho en el
lenguaje y gracias a él
busca explicaciones a las
cosas. No obstante, le
cuesta comprender las
cosas que pasan y cómo
se suceden en el tiempo.

El Desarrollo del Lenguaje


El niño de 3 a 4 años
El niño de tres a cuatro años está fijando definitivamente los sonidos elementales de la lengua.
Domina casi todos los sonidos, otros los va adquiriendo, pero no debe alarmamos el hecho de
que algunas veces se equivoque o los altere. Por ejemplo, “abe” por “abre”, “pato” por “plato”.
En su manera de hablar, las frases que utiliza son más largas que antes y con términos más
complicados. Aparecen artículos (el, la, unos unas) pronombres personales (yo, tú, él…), aunque
puede cometer errores a la hora de usarlos. Adquiere primero aquellos que se refieren a primera
y segunda persona (nosotros, vosotros…). Aparecen también adverbios y algunas preposiciones
expresando situación. Empieza a abandonar el estilo tan característico que tenía en las etapas
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anteriores (“a dormir”, “a comer”), e intenta adaptarse a una conjugación más parecida a la del
adulto. Entre los tres y cuatro años debe usar el lenguaje de forma que le permita entender y
realizar preguntas, comprender y producir frases que expresen negación, aunque la perfección
diste del modelo correcto y se conforme con
poner un “no” ante aquello que rechaza: “no,
sopa, no”, “no, nene, no”.

El niño de 4 a 5 años A lo largo de este año, la


articulación del niño experimenta una notable
mejoría. Van desapareciendo, aquellas incorrecciones
en la pronunciación que hacía el niño en un intento de
imitar palabras largas que había oído al adulto o los
sonidos que se presentaban complicados. Respeta el
orden de las sílabas al pronunciar y no modifica los
sonidos. Empieza a dominar la pronunciación aunque
a veces cometa errores (le cuesta pronunciar r, s , z,
ch, j, l). La utilización de aquellas partes de la oración que aparecieron en el año anterior y que daban
nuevas posibilidades a su forma de hablar (artículos, pronombres, preposiciones y adverbios), se van
consolidando y los utiliza de la misma forma que el adulto. Abandona las imperfecciones que tenía entre
los tres y cuatro años y podemos decir que, además de utilizar bastantes verbos, los usa en el tiempo
correcto, y no comete fallos en la conjugación. Alarga las frases y expresa en alguna de ellas relaciones
de causa y consecuencia: “gana porque va deprisa”, “es malo, por eso le pego”. Su lenguaje le permite las
mismas funciones que anteriormente (afirmar, exclamar, negar] pero con una mayor precisión. Es capaz
de incluir ya la negación dentro del enunciado de la frase. Ha dejado de decir “sopa no” para decir “no
quiero sopa”. Su vocabulario es muy amplio y le gusta explorar el lenguaje de los demás aprendiendo
palabras nuevas y tacos o palabras que, por su peculiar sonido y reacción del adulto, le hacen gracia y le
resultan divertidas. Disfruta con su repertorio y quiere enriquecerlo más.

El niño de 5 a 6 años
En esta edad el niño tiene que pronunciar correctamente todos los sonidos de la
lengua y sus errores habrán ido desapareciendo. No debemos olvidar que en el
curso siguiente empieza de forma sistemática la lectura y la escritura y los errores
que tenga en estos aspectos, le pueden perjudicar notablemente en dichos
aprendizajes. No obstante, no debemos alarmarnos en el caso de que algunos niños
tengan dificultades en la pronunciación de la “r”, la “s”, la “z” o “ch”; el ritmo de
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todos los niños no es el mismo y habrá algunos a los que cueste más pronunciar
estos sonidos y necesitarán del año siguiente para conseguirlo. En la utilización de
artículos, pronombres, preposiciones y adverbios, así como en los verbos y su
conjugación, el dominio debería ser total y no existir ningún tipo de problemas.

En el tipo de frases que utiliza


aparecen ya construcciones que
expresan tiempo: “juego un
poco con mis coches antes de ir
a comer”, “voy a jugar después
de los dibujos”. El aumento de
vocabulario se sigue
produciendo, pero no de forma
tan vertiginosa como en los
años anteriores. No obstante, y
a título orientativo, el número de palabras que el niño utiliza en esta edad se sitúa
alrededor de las dos mil quinientas, que corresponden a las preocupaciones e
intereses del niño.

Desarrollo afectivo-social. Hábitos

En esta etapa del desarrollo, el niño va


a experimentar importantes cambios en
su proceso afectivo-social, así como
una consolidación de sus hábitos de
autonomía. Como característica común
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a estos tres años el niño permanece


muy integrado en el entorno familiar,
siendo fundamentales para él los
puntos de referencia de sus padres y
hermanos.

El niño de 4 a 5 años El niño de esta edad generalmente está a gusto en su casa, en


la familia, entre extraños o con niños de su edad. Muestra grandes deseos de
agradar y de colaborar, escucha con atención lo que se le dice y realiza pequeños
encargos en casa, sintiendo satisfacción por sus éxitos. Sin embargo, puede
oponerse en muchos momentos a los deseos de los adultos, pero esto no es más que
un intento de ir marcando las diferencias respecto a los demás. Comienza a
compartir sus juguetes con otros niños, pero, aunque juegan juntos, no colaboran
entre ellos. Dos conductas frecuentes suelen aparecer en el niño durante este año:
 celos, especialmente ante el nacimiento de un nuevo hermano.
 miedos y temores hacia situaciones concretas y localizadas (truenos,
oscuridad, etc.)

El niño de 4 a 5 años Gracias a los avances en el


desarrollo de su pensamiento, el niño comienza a
comprender el mundo que le rodea (conoce a los
miembros de la familia, el nombre de sus compañeros
de clase) y el lugar que ocupa en él (el nombre de la
localidad o barrio y su dirección). Sigue dando
muestras de su incipiente “personalidad”: c se siente orgulloso de sus propias
creaciones c llama la atención sobre lo que hace -le gusta exhibirse y se manifiesta
seductor frente a los adultos. Se identifica con los adultos y tiende a imitarlos, le
gusta hacer las cosas de los “mayores”, por ejemplo, ponerse los zapatos de mamá.
Es capaz de mantener por breves instantes un juego de reglas sencillas, aunque al
final surge la anarquía y cada cual juega a lo suyo. Siente interés por las
diferencias anatómicas de los sexos.
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Ejemplo de esto: “Xabier y yo ayudamos en casa a hacer muchas cosas: poner la


mesa, limpiamos los zapatos y los domingos hacemos la cama con la ayuda de los
papás. Antes de acostarnos nos lavamos solos los dientes y nos ponemos el pijama.
Cuando estamos en la cama nos gusta que el papá nos lea un cuento antes de
dormirnos.”
Ya que a esta edad empiezan a existir hábitos de autonomía.

El niño de 5 a 6 años
La relación familiar sigue siendo muy positiva, centrada especialmente en la
madre, aunque el padre adquiere cada vez mayor
importancia para el niño. Se muestra servicial,
tiende a agradar porque es muy dependiente.
Además, es capaz de mantener un diá1ogo con
cualquier persona adulta. Con sus hermanos
pequeños adopta una actitud proteccionista, con
los otros niños juega y empieza a aceptar las
normas y reglas de los juegos. Siente fascinación
por la televisión, especialmente por los programas
infantiles.

Etapas del desarrollo para


niños de 7 años
Por lo general, los niños progresan de una
etapa del desarrollo a la siguiente en una
secuencia natural y predecible. Pero cada niño
crece y adquiere habilidades a su propio ritmo.
Algunos niños pueden estar adelantados en un
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área, como el lenguaje, pero atrasados en otra, como el desarrollo sensorial y


motor.

Las etapas del desarrollo suelen clasificarse en cinco áreas principales: crecimiento
físico, desarrollo cognitivo, desarrollo afectivo y social, desarrollo del lenguaje y
desarrollo sensorial y motor.

Crecimiento y desarrollo físico


Para cuando tienen 7 años de edad, la mayoría de los niños:

 Crecen aproximadamente 2.5 pulgadas (6 cm) y aumentan alrededor de 7


libras (3 kg) en un año.
 Pierden aproximadamente cuatro dientes de leche
cada año. Estos son reemplazados por dientes
permanentes.

La etapa anterior venía marcada por el


funcionamiento subjetivo, egocéntrico e intuitivo
de la inteligencia. Sin embargo, en esta etapa, el
niño/a poco a poco, irá siendo capaz de razonar y
comprender objetivamente dentro de los límites
de lo concreto. Conforme vaya avanzando la
etapa irá siendo capaz de abstraer y al final de la
misma será posible que el niño/a utilice una
inteligencia basada en la lógica abstracta. El
pensamiento intuitivo y subjetivo de la época
anterior va dejando hueco al pensamiento lógico. En esta etapa aumenta la
capacidad de razonar.

Muchos autores han coincidido en denominar a esta etapa la «edad de la razón». A


partir del sexto año, el pensamiento se hace más analítico y más sensible a las
relaciones objetivas. Aparece cierto espíritu crítico y un sentimiento de certeza
ante la percepción de la existencia de «lo imposible» o de «lo contradictorio»; El
niño/a empieza a ser capaz de entrar en mayor contacto con la realidad y de
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reflexionar. Esta mayor aceptación de la realidad trae como consecuencia una


mayor tolerancia a la frustración. Ya no está tan inmerso en su mundo de fantasías
y deseos y esto se aprecia en las explicaciones que da. Los niño/as entre los 6 y los
10 años sienten la necesidad de ser reconocidos como personas, tanto dentro de la
familia, como el ámbito escolar y de amigos. Hacerse un lugar entre los potros les
permite a su vez descubrirse a sí mismos. A lo largo de esta etapa el niño/a
empezará a sentirse más dueño de sí mismo. Esto favorece el progresivo
distanciamiento de sus padres/madres.
La capacidad del niño/a de dar paso al razonamiento, reemplazando a la intuición,
se debe a la aparición, hacia el séptimo año, de la reversibilidad del pensamiento
como demostró Piaget. El niño/a alcanza así el concepto de operaciones concretas,
que son un conjunto de transformaciones reversibles. Las operaciones concretas
más importantes son la seriación y la clasificación. Pasará a poner su atención
entonces en lo cuantitativo del objeto y no solo en sus cualidades.

Pensamiento y razonamiento (desarrollo cognitivo)


Para cuando tienen 7 años de edad, la mayoría de los niños:

o Tienen un sentido sólido del tiempo. Entienden segundos, minutos, horas,


días, semanas, meses, estaciones y, a veces, años.
o Comienzan a mostrar una preferencia por un estilo de aprendizaje. Por
ejemplo, a algunos niños les gustan las actividades prácticas, como un
experimento de ciencia con color. A otros les gusta trabajar en forma
independiente y tranquila, como practicar hacer letras de imprenta.
o Pueden resolver problemas matemáticos sencillos usando objetos (como
contar cuentas).
o Consideran cuestiones y problemas usando solo un factor a la vez.

Desarrollo afectivo y social


Para cuando tienen 7 años de edad, la mayoría de los niños:
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 Se vuelven más conscientes de los sentimientos de los demás y se vuelven


más sensibles a estos. Este rasgo se llama empatía.
 Superan algunos miedos que tenían cuando eran más pequeños, pero todavía
puede aterrorizarles lo desconocido. Por ejemplo, cambiar de escuela puede
ser un estrés tremendo para un niño de 7 años. Muchos niños también temen
que sus padres u otros adultos se enojen
con ellos. Suelen preocuparse por las
opiniones de los demás.
 Forman amistades, generalmente con
otros niños del mismo sexo.
 A veces juegan en grupos más grandes,
pero también necesitan tiempo a solas.

Desarrollo del lenguaje


Para cuando tienen 7 años de edad, la
mayoría de los niños:

Tienden a hablar mucho en situaciones


donde están cómodos.
Pronuncian las palabras correctamente. Por ejemplo, la mayoría de los niños
no reemplazan el sonido "b" por el sonido "g" en palabras como "vomitar".
Leen mejor, pero pueden tener dificultades para pronunciar algunos
fonemas.
Todavía tienen algunas dificultades con el deletreo básico.
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Desarrollo sensorial y motor


Para cuando tienen 7 años de edad, la mayoría de los
niños:

 Tienen cada vez mejor


coordinación en actividades
que usan músculos grandes,
como nadar o trepar.
 Usan tijeras de seguridad
con facilidad.
 Dibujan una persona con 12 partes.
 Usan un lápiz para escribir su nombre.
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Etapas del desarrollo a los 8


años
Cuando llegan a la edad de 8 años, se adentran en una etapa de desarrollo tanto
intelectual como física que llama mucho la atención de los padres. Tienen mayor
resistencia, mejor concentración y más capacidad para entender las emociones. En
el plano social, la amistad cobra cada vez más peso. Por todo esto, y por sus ganas
de descubrir el entorno que les rodea, tus hijos sentirán un gran interés por
experimentar, descubrir y aprender. 

El aprendizaje de un niño de ocho años. ¿Cómo va a ser


esta nueva etapa?
Cuando un niño o una niña llega a la edad de 8 años se suele decir aquello de
'¡cómo ha crecido!' o '¡vaya cambio!' Y es que crecen tanto, aprenden de forma tan
rápida y se vuelven tan independientes que parece que, de repente y de un día para
otro, se hayan hecho mayores. Desde el punto de vista sensorial y motor, son
muchas las cosas a destacar que bien se puede decir que coincide con la edad
anterior y la siguiente. Si se les da la oportunidad, se vuelven todos unos expertos
en el deporte y en el ejercicio físico. Tienen, además de mucha energía, la
musculatura muy desarrollada,

 Para cuando tienen 8 años de edad, la mayoría de los niños:


 Saben contar de dos en dos (2, 4, 6, 8, etc.) y de 5 en 5 (5, 10, 15, 20, etc.).
 Saben qué día de la semana es. Generalmente no saben la fecha entera ni el
año.
 Pueden leer oraciones sencillas.
 Completan problemas de sumas y restas sencillas de una sola cifra (como 1
+ 8, 7 + 5, 6 – 2, 4 – 3).
 Pueden diferenciar entre derecha e izquierda.
 La mayor parte del tiempo tienen una perspectiva en blanco y negro de las
cosas. Las cosas son fantásticas u horribles, feas o hermosas, buenas o
malas. Se concentran en un aspecto o una idea a la vez, lo cual hace difícil
que entiendan asuntos complejos.
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La mayoría de los niños:

Disfrutan de estar con sus amigos. Las opiniones de sus amigos se vuelven cada
vez más importantes. Y la presión de los pares puede volverse una preocupación.
Adquieren un sentido de la seguridad por participar con regularidad en actividades
grupales, como 4-H o Scouts.
Tienen más probabilidades de seguir reglas que ellos ayudan a crear.
Tienen emociones que cambian rápidamente. Los arranques de furia son comunes.
Muchos niños son críticos de los demás, especialmente de sus padres. Pueden
parecer histriónicos y, a veces, groseros.
Son impacientes. Les gusta la
gratificación inmediata y tienen
dificultades para esperar a tener lo que
quieren.
Se interesan en el dinero. Algunos niños
pueden obsesionarse con el ahorro y los
planes de ganar y gastar dinero.

En esta edad ya poseen:


 Un habla bien desarrollada y usan la gramática correctamente la
mayor parte del tiempo.
 Se interesan en leer libros. Para algunos niños, es su actividad
preferida.
 Todavía tienen que esforzarse con la ortografía y la gramática en
su trabajo escrito. Este aspecto del desarrollo del lenguaje no es
tan avanzado como el habla oral.

Desarrollo sensorial y motor


Para cuando tienen 8 años de edad, la mayoría de los niños:

 Se atan los cordones de los zapatos.


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 Dibujan un rombo.

 Dibujan una persona con 16 rasgos.

 Se vuelven cada vez más habilidosos en pasatiempos, deportes


y juegos activos.
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Etapas del desarrollo a los 9 a


10 años

Está dentro de la normalidad que la pubertad se inicie entre los 8 y los 13 años en


las niñas y entre los 9 y los 14 años en los niños. Este amplio intervalo de edades
está condicionado, en gran medida, por factores genéticos, responsables de
alrededor del 75-80 % de esta variabilidad.
Durante la pubertad tiene lugar el "estirón" puberal. Un rápido crecimiento, que
les hace ganar en torno a un 25 por ciento de la talla que tendrán de adultos, y un
40 por ciento de su peso final.
Pero el rango de edad en el que sucede este episodio es bastante amplio, por lo que
entre los ocho y los diez años podemos ver mucha disparidad en la talla de los
niños. Algunas niñas aún son muy pequeñitas, mientras que otras
han empezado a dar el estirón, y lo mismo ocurre entre los niños.

El primer cambio que se produce en las niñas es el desarrollo


mamario: los pechos comienzan a inflamarse y la zona del pezón se
endurece.

En el caso de los niños, se producen cambios es los testículos. Entre


los nueve y los 11 años el escroto se oscurece, se modifica el
aspecto de la piel y crecen de tamaño.
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Dolores de crecimiento
En esta etapa que da comienzo a los cambios físicos en niños y niñas, es posible
que se den los conocidos como dolores de crecimiento. Son dolores óseos causados
por el crecimiento de los huesos, el estiramiento de los músculos y con ellos los
vasos sanguíneos y los nervios.

Los dolores aparecen principalmente de noche, a


veces durante la siesta, y no son reumáticos ni
articulares, o sea no se localizan en rodillas ni
tobillos ni hay manifestaciones externas como
hinchazón o enrojecimiento.

Suelen aparecer aquellas noches que el niño ha


hecho mucha actividad física durante el día y en
el otoño, época en la que se producen “los estirones” con mayor frecuencia.

Alimentación y sueño del niño


Es muy importante afianzar correctos hábitos alimenticios en esta etapa. Para
comenzar el día, deben tomar un desayuno completo que incluya un producto
lácteo, cereales, fruta y una pequeña cantidad de materia grasa (mantequilla o
aceite de oliva) que aportan vitamina A y energía. El desayuno debe cubrir el 35%
de las necesidades energéticas. La comida el 35%, la merienda 10-15%, y la cena
el 25-30% de las necesidades energéticas.

Es recomendable que tomen cinco piezas de fruta al día, una


ración al día de carne, pescado o huevo, y aumentar la ingesta
de verduras y hortalizas en platos que les resulten atractivos.
Los cereales y las legumbres les aportan la energía que
necesitan para hacer frente a las rutinas cotidianas.

En cuanto al sueño, es recomendable no cenar muy tarde para no interferir en el


sueño. Según recomiendan los expertos, en esta etapa los niños deberían dormir
entre nueve y 11 horas diarias.
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Desarrollo cognitivo
Este es el periodo de las operaciones concretas, se comienzan a manejar conceptos
espaciales, temporales y numéricos, lo que abre paso a los aprendizajes escolares
que será uno de los hitos más importantes de esta etapa.

Los trastornos adaptativos o reactivos de carácter transitorio en este periodo se


caracterizan por la aparición de dificultades en los aprendizajes escolares, que a
menudo son fuente de preocupación y angustia en los padres, o bien pueden estar
determinados por exigencias excesivas y no acordes con las capacidades del niño.

Tienen un habla bien desarrollada y usan la gramática correctamente la mayor


parte del tiempo, aunque es posible que todavía deban esforzarse en ortografía y
gramática en su trabajo escrito.

Desarrollo emocional
El niño es ahora sumamente sensible y celoso de su intimidad. Debemos tener
mucho cuidado con lo que hablamos delante de otros, ya que puede sentirse
profundamente humillado si los padres o los profesores señalan en público sus
errores, sus miedos o inseguridades o hablan de él.

Su mundo ya no son sólo sus padres, sino que los amigos y compañeros comienzan
a ganar peso en su vida. Las opiniones de sus amigos se vuelven cada vez más
importantes. Es posible que no cuenten a mamá y a papá todo lo que les pasa, sino
que los amigos y compañeros pasen a ser sus confidentes. Los padres tienen que
tolerar y entender este paso no como una falta de confianza sino como un
desarrollo en la autonomía.

Es una etapa en la que comienzan a hacer preguntas sobre sexualidad y es


recomendable hablar con ellos con claridad y responder a sus dudas con total
naturalidad.
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El niño es cada vez más autónomo, por lo que es conveniente aumentar las
responsabilidades que tiene en la dinámica familiar, haciéndolo parte de los
quehaceres habituales como recoger la mesa, poner el lavavajillas o separar la ropa
para lavar.

Dependiendo de la madurez de niños, es posible que empieces a darle pequeñas


responsabilidades en las que tenga que salir solo a la calle como bajar a sacar la
basura o a comprar el pan (si está cerca), que vaya a la casa de una vecina a llevar
cualquier cosa, o a buscar el correo.

Son pequeños pasos que van fomentando su autonomía, a la vez que aprenden a


moverse solos en sitios públicos y a socializar con desconocidos.

En la etapa de la socialización y de los


aprendizajes escolares por excelencia.
Ahora el contexto extra familiar, el
colegio y el mundo de los pares son el
centro de atención y desarrollo del
niño.

La relación con sus pares comienza a


ser muy importante en su vida. Los
amigos se convierten en elemento
fundamental para consolidar la
identidad y la personalidad
independiente del niño.

Es posible que empiecen a hacer


planes con sus amigos los fines de
semana, pero todavía deben estar supervisados por un adulto que les vigile.
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REECOMENDACIONES
La crianza de los niños es una de las tareas más difíciles y satisfactorias del
mundo. En esta parte del libro daremos recomendaciones para que pueda sentirse
seguro y este informado de la forma en como criar y ayudar a los niños.

 Estimule la autoestima de su hijo


 Reconozca las buenas acciones
 Establezca límites y sea coherente con la disciplina.
 Haga tiempo suficiente para estar con ellos.
 Haga de la comunicación una
prioridad
 Sea flexible y esté dispuesto a modificar su estilo
de crianza.
 Demuestre afecto.
 Este consiente de sus propias necesidades y
limitaciones como padre.
 Este dispuesto a escuchar y
aprender.

Los niños son seres llenos de luz, son alegría pura y son
energía, es verdad cuando te dicen que, si un niño viene,
traerá alegría consigo. Pero nos necesitan, desde el primer
respiro.
Es complicado, los papas lo saben, el hecho de empezar a
formar a una persona nueva y pensar que tal vez no lo
hagamos bien. Nadie te dice como ser un buen padre ni
cómo convertirte en uno, pides opiniones y todos tienen
una opinión diferente con la cual aconsejarte que no sabes
cual tomar, ni cual sea la más correcta.
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A todos los papas que leen esto hoy, cada ser en este mundo es diferente, y cada
uno de ustedes tendrá una forma diferente de criar y pensara que es la correcta,
pero, sobre todo, el consejo más importante que deben de llevarse y deben de
aplicar, es que cualquiera que sea su forma de crianza, críen con amor.
Tal vez no todos los que leamos esto hoy tengamos hijos, pero todos alguna vez
fuimos niños, y todos alguna vez necesitamos algo.
Cuando nos convertimos en padres, queremos hacer todo lo correcto, es más
buscamos que sea perfecto y muchas veces no tenemos idea de cómo, pero siempre
hay que voltear atrás, siempre hay que recordar a nuestro yo de niño, y así
sabremos que es necesario, porque lo más importante es saber escuchar, saber
interpretar.
Y sabiendo esto, podremos dar una crianza llena de cariño, llena de amor y de
comprensión, una infancia segura.
Porque al final, lo que más necesitamos cuando somos unos niños y estamos
conociendo el mundo que nos rodea y haciendo preguntas, es ser escuchados con
amor.

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