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Deporte
Para llevar a cabo este ejercicio, el ser humano tiene una serie de sustratos
energéticos:
- Fosfocreatina: pequeñas cantidades, obtención de ATP muy rápida en
momentos puntuales.
- Hidratos de carbono: almacenados en hígado y músculo en forma de
glucógeno. Glucosa con niveles controlados en plasma sanguíneo.
- Grasa: almacenes mucho mayores que los de hidratos de carbono debido a que
se almacenan en forma anhidra y a que los adipocitos tienen la capacidad de
aumentar de tamaño. Sirven de sustrato bien como ácidos grasos o bien
indirectamente por la conversión del glicerol a glucosa.
La ingesta calórica óptima es aquella que permite mantener el peso corporal ideal del
atleta. Es común que los atletas caigan en una sobrealimentación, sobre todo en
situaciones en las que disminuyen la intensidad del entrenamiento o se anula
totalmente por incompatibilidad con otros aspectos de la vida del atleta (vacaciones,
estudios, trabajo…).
Se sabe la necesidad que tienen los atletas de un mayor aporte energético, pero es
incluso más importante determinar a partir de qué alimentos ha de ser suministrado,
cuáles pueden tener una mayor importancia y si hay alimentos prohibidos.
Se considera que la buena alimentación del atleta no difiere demasiado de la del resto
de la población, estando regida por los mismos principios:
1. Mantener el perfil calórico ideal.
2. Incluir una variedad energética de todos los alimentos.
3. Asegurar una ingesta de todos los nutrientes necesarios en cantidades óptimas.
Para ejercicios de corta duración e intensidad elevada, la vía de la glucólisis junto con
la de la fosfocreatina-ATP van a ser responsables de la producción de energía para el
trabajo muscular. A pesar de que, durante el ejercicio, se puede llegar a duplicar la
capacidad de almacenamiento de glucógeno en el músculo (alrededor de 1100g),
siempre serán limitantes del ejercicio. Por tanto, desde el punto de vista de la
Nutrición, será objetivo clave que el deportista consuma una cantidad suficiente de HC
para poder obtener un balance positivo de glucógeno y así poder aumentar las
reservas musculares y hepáticas.
Los aa no sólo son precursores de la síntesis proteica, sino que también ejercen
funciones reguladoras para estimular la síntesis neta de proteína muscular. Parece que
la captación de aa es máxima si se ingieren inmediatamente después de fuerza, no
estando claro el mejor momento de su ingesta para deportes de resistencia. Si esta
toma se combina con HC, la captación parece ser máxima a las dos horas del esfuerzo.
La toma de los aa antes del entrenamiento de fuerza parece contribuir a una mayor
hipertrofia muscular.
1.2.3.3 Grasas
Desde el punto de vista del rendimiento deportiva, la ingesta de grasas es la que
menos dificultad va a presentar si el deportista sigue una dieta adecuada. Su aporte
calórico debe estar entre el 15 y el 25% de las Kcal totales, siguiendo los mismos
criterios que en la dieta normal (AGM>AGP>AGS). En la elección del componente graso
de la dieta, debe ingerirse menos del 15% del total calórico, con el fin de garantizar el
aporte de AG esenciales y vitaminas liposolubles.
Vitamina D
Necesaria para la adecuada absorción del calcio, para regular los niveles de fósforo y
para promover la salud ósea. Además, está implicada en el desarrollo y homeostasis
del sistema nervioso y del músculo esquelético. En deportistas, una deficiencia está
asociada a un mayor riesgo de fracturas por estrés, disminución del rendimiento y
alteración del sistema inmunitario. Se han observado deficiencias en atletas que
entrenan en espacios cerrados si no toman alimentos enriquecidos con ella.
Vitaminas C y E
Actúan como antioxidantes protegiendo a las membranas celulares del daño oxidativo.
El ejercicio físico parece aumentar el estrés oxidativo debido al mayor consumo de
oxígeno, entre 10 y 15 veces más con respecto al valor de reposo. Se ha visto que,
aproximadamente, el 25% de los atletas tienen déficit de vitamina C, lo que parece
indicar que las ingestas de vitamina C en atletas deberían ser superiores a las de la
población sedentaria (se cifra el aumento en uno 250-500mg diarios de suplemento).
La vitamina E es un antioxidante que interrumpe la propagación en cadena de las
reacciones de los radicales libres, especialmente la peroxidación lipídica de los AG
poliinsaturados, que forman parte de los fosfolípidos de membrana y de las proteínas
plasmáticas. Se considera que lo suplementos de vitamina E pueden reducir el estrés
oxidativo producido por el ejercicio y el daño en el ADN, pero no mejoras en el
rendimiento. Lo que si se ha demostrado es que la deficiencia de vitamina E aumenta
el estrés oxidativo en el músculo esquelético, altera su composición y causa procesos
de degradación e inflamación que conducen a situaciones distróficas. La RDS de
adultos está situada en 15mg/día y la IMT = 1g/día.
Minerales
Intervienen en numerosos procesos metabólicos y son componentes estructurales de
distintos tejidos, enzimas y hormonas, a la vez que importantes reguladores del
metabolismo y del control neural. Pequeñas deficiencias de los mismos pueden
provocar disminuciones en la capacidad de realizar ejercicio y en el rendimiento del
mismo. Los minerales más importantes desde el punto de vista del rendimiento físico
son:
- Calcio: Papel importante en crecimiento, mantenimiento y reparación del tejido
óseo, así como en la regulación de la contracción muscular y el impulso
nervioso y en el mantenimiento de los niveles de calcio séricos. Bajos niveles de
calcio incrementan el riesgo de fracturas por estrés en el tejido óseo.
Suplementación beneficiosa en población susceptible de tener deficiencias
como mujeres atletas con una ingesta calórica inadecuada, riesgo de
osteoporosis o con algún tipo de disfunción menstrual. IR para poblaciones de
riesgo es de 1500mg/día junto con una adecuada ingesta de vitamina D.
Agua y electrolitos
La sudoración durante la práctica del ejercicio físico es esencial para una óptima
termorregulación. A las personas físicamente activas se les recomienda consumir,
además de 1,5-2L/día de agua, el 150% de lo perdido por sudor. Esta pérdida puede
variar entre 0,4-1,5L/hora, dependiendo de las condiciones ambientales, intensidad
del ejercicio… La bebida debe contener entre un 4-8% de HC y electrolitos,
especialmente en esfuerzos de más de una hora de duración y a temperaturas
elevadas.