Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La educación es un acto político y exige de la educadora asumir su identidad política y que viva
coherentemente su opción (progresista, democrática o autoritaria) reaccionaria o espontánea.
El espontáneismo acaba trabajando contra la libertad, niega la formación del demócrata, del
hombre y de la mujer liberándose en y por la lucha en favor del ideal democrático. El
espontáneista necesita superar su indecisión política y decidirse en favor de la libertad,
viviendola de manera auténtica, o que este contra ella.
Hablar "a" y "con" los educandos es una forma sin pretenciones pero altamente positiva que la
maestra demócratica tiene de dar, dentro de su escuela, su contribucion de ciudadanos
responsables y críticos. La viabilizacion de un país pasa por la escuela democrática, de
formadora de ciudadanos críticos y capaces, la necesita y no hace sin ella. Y es en ella donde la
maestra habla "a" y "con" el educando, oye al educando sin importar su edad y así es oída por
él. Es escuchándolo como la maestra demócratica se prepara cada vez más para ser oída por el
educando. Y al aprender con el educando a hablar con él porque lo oyó, le enseña a escucharla
también.
Nadie vive la democracia plenamente, ni la ayuda a crecer, primero, si es impedido en su
derecho de hablar, de tener voz, de hacer su discurso crítico, y en segundo lugar, si no se
compromete de alguna manera con la lucha por la defensa de ese derecho, que en el fondo
también es el derecho de actuar. La libertad del educando en clase necesita límites para no
perderse en la licenciosidad, la voz de la educadora necesita de límites éticos para no deslizarse
hacia el absurdo.
La democracia se hace con la reflexión y con la práctica. Es lo que hago lo que habla de mi
lealtad o no hacía lo que sigo. En esa lucha entre el decir y el hacer, en la que debemos
comprometernos para disminuir la distancia entre ambos, es posible reconstruir el decir para
adecuarlo al hacer y cambiar el hacer para ajustarlo al decir.
Cómo educadores somos políticos, hacemos política al hacer educación. Y si soñamos con la
democracia debemos luchar día y noche por una escuela en la que hablemos "a" los educandos
y "con" los educandos, para que escuchandonos podamos también ser oídos por ellos.