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En la conmemoración de los 40 años de la vuelta a la DEMOCRACIA, la sociedad en su totalidad y

la población docente en particular debiera tomar unos momentos para reflexionar sobre ¿cuáles
son los valores que rigen nuestra labor? ¿es posible construir un futuro favoreciendo la promoción
de la DEMOCRACIA sin valores comunes? ¿es posible educar en condiciones paupérrimas?
¿podemos continuar promoviendo el diálogo, cuando la única respuesta social que recibimos es la
falta de respeto o el silenciamiento?
En primera instancia sería propicio detenernos a repasar de qué hablamos cuando hablamos de
DEMOCRACIA. Según la Real Academia Española las definiciones encontradas fueron las
siguientes:

1. f. Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejer


ce directamente o por medio de representantes.

2. f. País cuya forma de gobierno es una democracia.

3. f. Forma de sociedad que reconoce y respeta como valores


esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos
ante la ley

4. f. Participación de todos los miembros de un grupo o de una


asociación en la toma de decisiones.
En esta comunidad de vecinos hay democracia.

Luego de la lectura de las cuatro definiciones arriba incluidas, podremos iniciar a reflexionar…
destacamos y resaltamos la tercera definición la cual afirma que la DEMOCRACIA es el reconocer
y respetar como valores esenciales la libertad y la igualdad. Es aquí donde nos preguntamos,
¿todos los ciudadanos que habitamos el territorio argentino somos conscientes que celebramos y
agradecemos vivir bajo los supuestos valores de “igualdad y libertad”?
Como docente, al recibir a nuestros grupos cada día, quienes provienen de diferentes estratos
sociales, con diversas realidades y miradas sobre el transitar cotidiano, encontramos que la labor
educativa se encuentra atravesada por las múltiples formas de interactuar, por múltiples valores
inculcados y promovidos socialmente. Es por esto, y porque parte de nuestra tarea es reflexionar
sobre nuestras prácticas cotidianas, es que nos interrogamos ¿valoramos la democracia? ¿abrimos
los espacios de debate y reflexión entre nuestros círculos de pertenencia respetando la libertad del
otro a expresarse en sus ideas y deseos?
En las escuelas procuramos promover espacios de diálogo, auto reflexión, introspección y debate.
Priorizando acercar a nuestros alumnos y alumnas a la posibilidad de realizar un recorrido
atravesado por asambleas donde se valore el respeto, la diversidad, sin prejuicios o supuestos que
puedan afectar negativamente nuestros encuentros diarios en las aulas. Pero ¿hasta dónde llegan
estas intervenciones? Es suficiente este trabajo, cuando al salir de nuestras aulas las reglas son
distintas…si en lugar de encontrar referentes o mediadores, socialmente encontramos
levantamientos violentos donde las voces son sofocadas por una autoridad que impone su creencia
y pensar sobre cualquier tipo de construcción democrática.
Sí, es necesario recordar que la labor docente está enmarcada en valores, que para avanzar en el
aprendizaje, en la construcción de subjetividades y en la conformación de un ambiente sano donde
el derecho y la democracia puedan ser ejercidas plenamente, es necesario que todos,
absolutamente todos los integrantes de este país comprendamos que es prioritario reconocer que
debemos compartir los mismos valores. Y ya que socialmente celebramos la DEMOCRACIA, sería
un buen comienzo defender los valores que conforman a este concepto tan deseado, valorado y
celebrado. La igualdad en derechos, en oportunidades, en el acceso a la salud, a la alimentación
entre otros tantos y la libertad de elegir, de expresarnos sin temor a represalias, a ser quienes
deseamos ser sin temor a sentirnos discriminados.
Repensar nuestra tarea como educadores y la manera de configurar recorridos en favor de los
niños y las niñas que transitan las diferentes instituciones públicas y privadas, es nuestra labor,
pero también de la sociedad que nos abraza y nos incluye en su vientre. Recordemos que somos
quienes somos ya que en la convivencia e interacción con los otros nos vamos conformando como
ciudadanos y ciudadanas. Nuestros alumnos y alumnas son el reflejo de la sociedad, la cual se
encuentra atravesada por innumerables confrontaciones, problemáticas y modelos que generan
interacciones impulsivas, reaccionarias y duras, donde se violenta el derecho que cada integrante
de la sociedad tiene y promoviendo ambientes poco saludables o propicios para construir miradas
reflexivas, inclusivas y libres.
La DEMOCRACIA, no debiera ser solamente un concepto a celebrar, sino que también debiera ser
defendido y promovido a viva voz para que en las sociedades y principalmente en las aulas
podamos sentar las bases necesarias para alcanzar recorridos conscientes y sensibles, donde no
sea un desafío valorar y respetar los valores principales: la LIBERTAD y la IGUALDAD.

Los valores enmarcan la tarea educativa y el sentido de nuestra labor, con una
mirada que construya futuro desde el hacer y un recorrido que transporte a un fin
compartido y derecho a un ambiente sano.

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