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El conocimiento científico supone y desarrolla el conocimiento humano; posee problemas

semejantes a éste, pero los estudia y analiza con mayor detalle y precisión. Por esto, si bien el
conocimiento científico implica el conocimiento humano, al estudiar a aquél podemos conocer
mejor a éste. El punto dinámico de partida del conocimiento humano en general y del científico,
en particular no consiste en intuiciones, sino en problemas.

El método científico, pues, exige que el problema del cual parte se formule en un lenguaje claro y
preciso, que se exprese una conjetura para resolverlo y que se pueda constatar la validez de esa
conjetura, a fin de eliminar el error. Para constatar la validez de una conjetura no es suficiente
creer en su validez; es necesario intentar refutarla, para que nuestra conjetura se vuelva racional
al basarse en la crítica.

La teoría del método científico continúa el método de conocimiento de todo organismo y del
conocimiento humano común. Como el conocimiento humano no comienza sin conocimiento
previo, así también el conocimiento científico presupone previamente expectativas, hipótesis,
mitos, conjeturas que entran en conflictos.

La ciencia, está constituida por un conjunto sistemático de proposiciones o teorías, es decir de


enunciados universales, conjetural y libremente inventados para resolver problemas. Una teoría
bien desarrollada es a su vez constituye de un sistema deductivo.

La ciencia no comienza con la observación ni con hechos puros sin teoría previa. Ella comienza con
los problemas. Éstos son los que motivan producir teorías. Es el hombre el que inventa las teorías
o soluciones tentativas con ocasión de los problemas. Pero si la ciencia no es ciencia por partir de
la experiencia o de la observación de los hechos, significa que el científico puede originar sus
teorías a partir de las más diversas fuentes: la imaginación, el mito y la invención arbitraria.

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