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¿Qué es el conocimiento científico?

El conocimiento científico es aquel que surge de aplicar un procedimiento


estructurado conocido como método científico. En esencia, el método científico se
basa en la formulación de una hipótesis y la posterior experimentación, a fin de
ponerla a prueba, para luego, a través de las conclusiones, aceptarla o
descartarla, produciendo así este tipo de conocimiento.
A menudo el conocimiento científico se presenta en oposición al conocimiento
empírico, entendiendo a este último como el conocimiento basado en la
experiencia o “en el hacer”, incluyendo la prueba y el error. Mientras que
prácticamente todas las personas a lo largo de su experiencia de vida acceden de
una u otra manera al conocimiento empírico, para acceder al conocimiento
científico se necesita una preparación especial.
El conocimiento científico requiere de un lenguaje especializado y técnico, y en
ciertos campos, también necesita de elementos de simbolización. La precisión y la
coherencia son requisitos esenciales en el proceso de comunicación científica.

Características del conocimiento científico:


Sistemático
conocimiento científico
Una cadena de observaciones y razonamientos llevan a un nuevo conocimiento.
Un pensamiento científico sirve de base al que le sigue y así sucesivamente, de
modo que una cadena de observaciones y razonamientos conducen al nuevo
conocimiento.
Verificable
Es este un requisito esencial, debe existir la metodología necesaria para
establecer el grado de certidumbre o exactitud de lo que ese conocimiento afirma.
Es impersonal.
Universal
Independientemente del lugar o la época, lo que señala un conocimiento científico
se cumple.
Transformador
Nadie duda hoy que el conocimiento científico transforma a las sociedades y a sus
modos de vida.
Analítico
Normalmente se accede a un conocimiento científico descomponiendo el todo en
sus elementos o partes, a fin de simplificar el abordaje y descubrir así relaciones y
mecanismos internos subyacentes.
Sintético
Una vez analizadas minuciosamente las partes del problema, se debe poder
relacionarlas para formular una idea abarcadora.
Específico
conocimiento científico
La ciencia analiza fenómenos y situaciones particulares.
La ciencia analiza fenómenos y situaciones particulares, pues resulta imposible
pensar en una ciencia de lo universal.
Explicativo
El objetivo último del conocimiento científico es tratar de entender y explicar los
hechos formulando leyes o principios.
Puede interesarte: Leyes de la termodinámica.
Comunicable
Un conocimiento científico debe poder expresarse de modo que los demás puedan
comprenderlo.
Fáctico
Se aferra a los hechos tal como son y se presentan.
Objetivo
Se abstrae de cualquier elemento afectivo y solamente atiende a cuestiones de la
razón.
Provisional
conocimiento científico
El conocimiento científico es un proceso que se retroalimenta permanentemente.
Un conocimiento científico no debe tomarse como definitivo o inmutable, pues
mantienen su validez en la medida que no existan nuevas investigaciones
científicas que los cuestionen.
El conocimiento científico es un proceso que se retroalimenta permanentemente,
la búsqueda de una explicación racional a la realidad circundante y la posibilidad
de prever eventos a futuro son sus principales motores.
Solo es posible generar conocimiento científico si se dispone de métodos
adecuados y de un pensamiento crítico, no atado a preconceptos ni intereses
particulares
INTRODUCCION
El método científico es una serie ordenada de procedimientos de que hace uso la
investigación científica para observar la extensión de nuestros conocimientos.
Podemos concebir el método científico como una estructura, un armazón formado
por reglas y principios coherentemente concatenados.
Quizás uno de los más útil o adecuado, capaz de proporcionarnos respuesta a
nuestras interrogantes. Respuestas que no se obtienen de inmediato de forma
verdadera, pura y completa, sin antes haber pasado por el error. Esto significa que
el método científico llega a nosotros como un proceso, no como un acto donde se
pasa de inmediato de la ignorancia a la verdad.
Dentro del Método Científico tenemos los siguientes pasos:
Observación: Consiste en la recopilación de hechos acerca de un problema o
fenómeno natural que despierta nuestra curiosidad
Hipótesis: Es la explicación que nos damos ante el hecho observado. Su utilidad
consiste en que nos proporciona una interpretación de los hechos de que
disponemos, interpretación que debe ser puesta a prueba por observaciones y
experimentos posteriores.
Experimentación: Consiste en la verificación o comprobación de la hipótesis
Teoría: Es una hipótesis en cual se han relacionado una gran cantidad de hechos
acerca del mismo fenómeno que nos intriga
Ley: Consiste en un conjunto de hechos derivados de observaciones y
experimentos debidamente reunidos, clasificados e interpretados que se
consideran demostrados.
METODO CIENTIFICO
Es una serie ordenada de procedimientos de que hace uso la investigación
científica para observar la extensión de nuestros conocimientos. Podemos
concebir el método científico como una estructura, un armazón formado por reglas
y principios coherentemente concatenados.
El método científico es quizás uno de los más útil o adecuado, capaz de
proporcionarnos respuesta a nuestras interrogantes. Respuestas que no se
obtienen de inmediato de forma verdadera, pura y completa, sin antes haber
pasado por el error. Esto significa que el método científico llega a nosotros como
un proceso, no como un acto donde se pasa de inmediato de la ignorancia a la
verdad. Este es quizás el método más útil o adecuado, ya que es el único que
posee las características y la capacidad para auto corregirse y superarse, pero no
el único. Aunque se puede decir también que es la conquista máxima obtenida por
el intelecto para descifrar y ordenar los conocimientos. Donde se debe seguir los
pasos fundamentales que han sido desarrollados a través de muchas
generaciones y con el concurso de muchos sabios.

PASOS DEL METODO CIENTIFICO


Observación: Consiste en la recopilación de hechos acerca de un problema o
fenómeno natural que despierta nuestra curiosidad. Las observaciones deben ser
lo más claras y numerosas posible, porque han de servir como base de partida
para la solución.
Hipótesis: Es la explicación que nos damos ante el hecho observado. Su utilidad
consiste en que nos proporciona una interpretación de los hechos de que
disponemos, interpretación que debe ser puesta a prueba por observaciones y
experimentos posteriores. Las hipótesis no deben ser tomadas nunca como
verdaderas, debido a que un mismo hecho observado puede explicarse mediante
numerosas hipótesis.
El objeto de una buena hipótesis consiste solamente en darnos una explicación
para estimularnos a hacer más experimentos y observaciones.
Experimentación: Consiste en la verificación o comprobación de la hipótesis. La
experimentación determina la validez de las posibles explicaciones que nos hemos
dado y decide el que una hipótesis se acepte o se deseche.
Teoría:Es una hipótesis en cual se han relacionado una gran cantidad de hechos
acerca del mismo fenómeno que nos intriga. Algunos autores consideran que la
teoría no es otra cosa más que una hipótesis en la cual se consideran mayor
número de hechos y en la cual la explicación que nos hemos forjado tiene mayor
probabilidad de ser comprobada positivamente.
Los límites del conocimiento
Racionalismo, empirismo, apriorismo e idealismo
Las críticas a la teoría del conocimiento y sus límites
Análisis de textos
La teoría del conocimiento supone la comprensión del conocer a través de la
relación entre unas facultades que conocen, que se encuentran en un sujeto, y un
objeto que es conocido, y que suele situarse en el mundo de la experiencia. Las
diferentes teorías que llenan la historia del pensamiento occidental han acotado el
alcance del conocimiento humano determinando la forma en la que se relacionan
ambas estancias, bien dándole mayor libertad al sujeto y reduciendo el alcance del
objeto; bien limitando las facultades del conocimiento y concibiendo el objeto como
una realidad que no puede ser ni manipulada ni transformada.
En esta delimitación del conocer humano es mucho lo que se pone en juego. Un
conocimiento ilimitado supone la aprehensión completa del mundo, y legitima al
ser humano para que lo utilice y lo explote como se le antoje, como si se tratase
de un nuevo dios racional que es capaz de crear y destruir. Por el contrario, un
conocimiento restringido por las circunstancias, la presencia del objeto de
conocimiento o unas facultades delimitadas conlleva un uso humilde y matizado
del planeta.
Por otro lado, la teoría del conocimiento y sus límites no afectan únicamente a la
concepción que la filosofía tiene del hombre y su mundo; también concierne a la
ciencia y a sus métodos, que son comprendidos dentro de una visión más amplia
del conocer.
Racionalismo, empirismo, apriorismo e idealismo
Los límites del conocimiento comenzaron a ser establecidos en los orígenes de la
filosofía. Heráclito y Parménides (hacia el siglo vi a.C.) desarrollaron una filosofía
fundamental en torno a la relación del logos, de la razón o la palabra, con el
mundo, buscando cuáles eran las vías apropiadas para alcanzar la verdad y en
qué sentido suponía el mundo un límite a la razón.
Los límites del conocimiento plantean la relación entre un sujeto, que intenta
conocer el mundo, y un objeto, que establece unas condiciones al saber. La
filosofía siempre ha intentado determinar la manera en la que el científico aborda
el conocimiento de la realidad. En la imagen, óleo de Robert A. Thom sobre la
figura de Galeno.
Sin embargo, fueron sobre todo Platón (427-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.)
los que finalmente sistematizaron el alcance del entendimiento humano y los que
trazaron los primeros límites alrededor del conocimiento. El primero describió en
sus Diálogos la manera en la que los sentidos generaban una ciencia corrompida,
al encontrase limitados por las apariencias del mundo. Aristóteles, por su parte,
desarrolló una ontología destinada a tratar el sentido del ser, de la realidad, y su
relación con el alma humana y sus facultades.
Fue, no obstante, a partir de la modernidad cuando la teoría del conocimiento
alcanzó un desarrollo autónomo y definitivo, gracias a la labor de pensadores de la
talla de René Descartes (1596-1650 a.C.), G. W. Leibniz (1646-1716), David
Hume (1711-1776), John Locke (1632-1704), Immanuel Kant (1724-1804) o Georg
W. F. Hegel (1770-1831).
Todas estas aportaciones teóricas pueden articularse alrededor de cuatro grandes
escuelas, cada una de las cuales considera los límites del conocimiento a partir de
unos presupuestos y unas ideas distintas. Estas corrientes son el racionalismo, el
empirismo, el apriorismo o idealismo trascendental, y el idealismo.

El racionalismo y los límites del conocimiento


Frente a la gnoseología antigua y medieval, que identificaba las facultades del
conocimiento con los objetos que se querían conocer, el racionalismo de René
Descartes empezó por señalar la problemática relación entre el sujeto y el objeto,
escindiendo el mundo en dos realidades distintas: la res cogitans y la res extensa.
Tal y como el pensador describe en sus Meditaciones metafísicas, después de
aplicar la duda metódica, que pone en entredicho la realidad de todo lo que existe,
lo único a lo que puede agarrarse el hombre en tanto que ser que conoce y existe
es a su pensamiento como acción. Lo que se conoce a través de los sentidos
puede ser falso, ya que éstos no son infalibles y cualquiera ha confundido alguna
vez una cosa con otra después de percibirla; y lo que se piensa también puede ser
falso, ya que nada garantiza que el pensamiento no se equivoque. Sin embargo,
de lo que no se puede dudar es del hecho de que se está dudando, de que el
pensamiento en tanto que actividad que duda, existe y es cierto.

Dependiendo de la corriente filosófica de la que se trate, los límites del


conocimiento han sido tratados de manera distinta. Mientras los racionalistas y los
idealistas los suprimieron prácticamente endiosando la razón como facultad, el
empirismo y el apriorismo los acentuaron hablando de la experiencia y el mundo,
que, en cierta medida, se oponen a la razón.

De esta forma, el mundo del pensamiento, al que Descartes llama res cogitans,
queda como lo único cierto; mientras que el mundo de la experiencia, donde se
encuentran las cosas y los objetos, y que el pensador francés llama res extensa,
queda puesto en entredicho.
Posteriormente, Descartes garantizó el conocimiento del mundo haciendo uso del
concepto de Dios, que se descubre en la intimidad de la conciencia y hace posible
que la razón no se equivoque, puesto que él es bueno y omnipotente por
naturaleza.
Sin embargo, a pesar de que el filósofo racionalista salvase finalmente la relación
entre el pensamiento y el mundo, los separó y dio mayor importancia a la res
cogitans, que al principio de sus meditaciones fue capaz de encontrar la verdad
por sí misma, al margen de los datos que se obtienen a través de la experiencia.
René Descartes distingue entre tres tipos de idea, cada una de las cuales posee
un valor de verdad y apunta a los límites del conocimiento. Éstos tipos son: las
innatas, las facticias y las adventicias.
Teniendo esto en cuenta surgen una serie de preguntas: ¿dónde se encuentran
los límites de la razón? Es más, si ésta ha sido capaz de descubrir su autonomía y
su verdad por sí misma, ¿qué necesidad tiene de la experiencia?, ¿por qué tiene
que contar con ninguna clase de límite? La respuesta a estas preguntas es mucho
más evidente cuando se comprenden los tipos de ideas que existen para
Descartes: las innatas, las facticias y las adventicias.
Ideas innatas. Las ideas innatas son aquellas que no tienen su origen en la
experiencia, sino que se hallan en la propia forma de ser del entendimiento
humano. Una idea innata es, por ejemplo, la de Dios, que no se debe a los
sentidos ni a la imaginación, sino a la propia lógica interna que regula el
pensamiento.

Según Descartes, cuando el sujeto encuentra en su mente la idea de algo


infinitamente bueno o infinitamente poderoso, su descubrimiento no puede
deberse a algún estímulo externo, puesto que no hay nada en el mundo que sea
infinito. Por tanto, la idea de infinidad procede del propio pensamiento. Por otro
lado, es imposible que la imaginación humana dé con una idea así, puesto que la
imaginación depende de lo que uno vive y lo que uno es, y el hombre, por
definición, no es infinito. En consecuencia, la idea de Dios sólo ha podido ser
introducida en la mente humana por el propio Dios, que así demuestra su
existencia.

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