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Signos de puntuación

Nombre completo: Mariangel Alvarado Ruiz

Nombre completo____________________________________________________________________

Instrucción: Coloque dentro del rectángulo el signo de puntuación que corresponde, según lo visto en la
clase.

Este era un viejo leñador que vivía en una pequeña cabaña , un pequeño pueblo junto , a un gran bosque por donde
corría un enorme río. Cada mañana el viejo leñador tomaba su vieja y oxidada hacha, se despedía de su mujer con
un beso y se iba al bosque a cortar leña. Todos los días hacía lo mismo. Era un buen leñador y un buen hombre.

Quiso el infortunio que cierto día que el leñador cortaba leña a la orilla del río, diera un golpe falso y perdiera su
hacha en lo profundo del río. Era una tragedia , pues aquella hacha era su única herramienta de trabajo.
Además, el leñador no sabía nadar así que no podría lanzarse al río para intentar recuperarla .

Abatido por la situación, el leñador se sentó a la orilla del río a llorar su mala suerte En ese momento, surgió del
río una mujer clara, tan clara que se podría mirar a través de ella. Era el espíritu de las aguas, quien le preguntó
:

- ¿ Qué te pasa viejo leñador? ¿ Por qué estás llorando?

- He perdido mi hacha, mi única herramienta de trabajo, y no sé nadar.

- No te preocupes - dijo el espíritu - , yo te la traeré.

El espíritu de las aguas se sumergió en lo profundo del río y en pocos segundos volvió a salir. Traía en sus manos
una hermosa hacha de plata reluciente y valiosa.

- ¿Es esta tu hacha , leñador? – preguntó el espíritu de las aguas.

El viejo leñador al ver aquella hacha reluciente y valiosa contestó:

- No , señora , esa no es mi hacha.

El espíritu de las aguas se volvió a sumergir en lo profundo del río y esta vez salió con un hacha de oro, brillante,
de un valor incalculable.

- ¿Es esta tu hacha, leñador?

El viejo leñador al ver aquella hacha dorada y de valor incalculable contestó:

- No, señora, esa tampoco es mi hacha.

Nuevamente, el espíritu de las aguas se sumergió en el río y en un abrir y cerra de ojos regresó con una vieja y
oxidada hacha de mango de madera.

- ¿Es esta tu hacha, leñador?

El viejo leñador reconoció su hacha y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

¡ Sí, señora, esa es mi hacha !

El espíritu de las aguas, maravillado con la honradez de este viejo leñador, lo premió devolviéndole su hacha y
regalándole el hacha de plata y la de oro.

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