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¡Oh gracias, muchas gracias! ¡Esa es la mía! Dijo contento el leñador.

Si pero como eres honrado y no mentiste sobre el hacha de oro y de plata te voy a regalar las
dos.
El leñador volvió feliz a su casa.
de repente, cruzando el puente sobre el rio, se le cayó su hacha y se fue a la profundidad. Y se
lamentaba muy triste: ¿ Y ahora cómo trabajaré para alimentar a mi familia? Y se puso a llorar.
En ese momento apareció una sirena y le preguntó ¿ porqué lloras? El leñador le contó lo que le
había pasado y ella decidió ayudarlo.
Se hundió en l oscuridad del agua y le trajo un hacha de oro. Pero el leñador le dijo ¡Esa no es la
mía! Luego la sirena trajo un hacha de plata y el leñador le vuelve a decir lo mismo. Hasta que
por fin le trae un hacha de hierro.
Había una vez, hace muuuucho tiempo, en un bosque lejano un leñador muy pobre, que vivía
trabajando de sol a sol para llevar el alimento a su familia. Un día mientras regresaba a su casa
del bosque

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