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EN CONTRA DEL TRABAJO INFANTIL

La OIT considera el trabajo infantil a toda actividad o trabajo que priva a los niños de su
infancia, su potencial y dignidad y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Lo
que puede significar explotación, muchas horas de trabajo, malas condiciones laborales y
pocas oportunidades de progresar.

La Organización Internacional del Trabajo es un organismo especializado de las Naciones


Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef.

La Línea de Política Pública para la prevención del trabajo infantil y la protección integral
al adolescente trabajador refiere, que el trabajo infantil es una violación a los derechos de las
niñas, los niños, y adolescentes, que afecta su proceso de desarrollo, genera condiciones que
vulneran el goce de los derechos y complejiza la construcción de proyectos de vida, que a su
vez inciden en el desarrollo del país.

En Argentina se estima que el 10% de niñas, niños y adolescentes de 5 a 15 años realiza


actividades productivas: asciende al 19,8% cuando se trata de áreas rurales.

Los niños y las niñas tienen derechos a estar protegidos contra la explotación económica y
contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación,
su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual moral o social. Tienen derecho a tener
una vida plena y decente que garantice su acceso a la salud, a la educación, al esparcimiento,
al juego y al descanso; tienen derecho a participar libremente en la vida cultural y en las artes.

En nuestro país la Ley 26.390 prohíbe que los menores de 16 años trabajen. La ley de
protección integral también prohíbe el trabajo infantil y protege al adolescente de 16 a 18
años de cualquier trabajo que pueda ser peligroso para su salud o para su desarrollo. Por lo
tanto, que un niño trabaje es ilegal.
Los datos recopilados son de 134.202 niños, niñas y adolescentes atendidos por el Programa
Proniño, de Fundación Telefónica. Los datos proceden de las ONG locales que atienden a los
participantes en el programa.

¿Por qué el trabajo infantil es un problema?


Desde lo ético, el trabajo infantil es preocupante desde el punto de vista de las políticas
sociales por sus potenciales efectos negativos sobre la situación actual y futura de los niños.
Ya que, reduce la posibilidad de que los niños puedan beneficiarse de la educación, porque el
trabajar les impide ir a la escuela, o los lleva a reducir las horas de estudio en la escuela o
casa, o afecta su capacidad de aprendizaje. Llevar a cabo actividades laborales agotadoras o
riesgosas pueden afectar la capacidad de aprendizaje y la salud de los niños. Esta pérdida de
acumulación de capital humano tiene efectos sobre el bienestar presente y futuro de los niños
y de sus hogares.

Los padres pueden decidir enviar a sus niños a trabajar, en vez de a estudiar, cuando sus
expectativas sobre su educación son muy bajos, sea por la calidad de la educación o por los
costos de la escuela. Las preferencias de los padres juegan un papel importante, quedando
expuesta su responsabilidad.

La Ley 26.390 prohíbe el trabajo infantil y eleva a 16 años la edad mínima de admisión al
empleo. El Estado argentino, como parte de la Convención sobre los Derechos del Niño de la
ONU, se compromete a proteger al niño contra la explotación económica y contra el
desempeño de cualquier trabajo peligroso o que entorpezca su educación, o sea nocivo para
su salud o su desarrollo físico, moral, espiritual o social. Por lo que en la Argentina, menores
de 16 años está prohibido y el tiempo de trabajo en adolescentes está regulado, porque los
expone a no poder ejercer su derecho a la educación, que es obligatoria hasta el ciclo
secundario.

Estudios indican que la mayoría de los chicos trabajadores no terminan la educación


secundaria y, en ciertos casos, continuará en el marco de trabajos precarios, inestables y en
condiciones nocivas para su salud física y psicológica.

Consecuencias de los niños

Consecuencias físicas
Los niños que trabajan pueden llegar a desarrollar enfermedades y dolencias crónicas,
desnutrición, sufrir cortes y quemaduras por trabajar con maquinaria y herramientas
inadecuadas para su edad o sufrir abuso por parte de los adultos.

Cualquier persona puede sufrir en el trabajo un accidente o enfermedad, pero la población


más joven es la que corre el mayor riesgo. Muchos de los peligros y riesgos que enfrentan son
similares a los de los trabajadores adultos, pero es un hecho que los niños son más propensos
a sufrir estos riesgos.

Además, los niños son más inexpertos, lo que los hace especialmente vulnerables a sufrir
accidentes laborales. Y al ser más inmaduros, son menos conscientes de los riesgos que
conllevan algunos trabajos. Cuanto menor sean el niño o la niña, serán más propensos a los
riesgos del trabajo.

Los niños trabajadores corren más riesgos en el lugar de trabajo que los adultos por ciertos
motivos como:

● Les falta madurez física.

● Tienen menos fuerza que los adultos. Su tamaño pequeño, y al realizar tareas que exceden
su fortaleza física, puede exponerlos a riesgos adicionales.

● La menor estatura los acerca más al suelo y, por ende, absorben o inhalan toxinas con más
facilidad.

● Los niños respiran más aire por kilogramo de peso corporal, beben más agua, ingieren más
alimentos y usan más energía que los adultos. Por lo que producen, por ejemplo, una mayor
exposición a las enfermedades y a los contaminantes o sustancias tóxicas.
● Tienen poca experiencia y escaso conocimiento de los riesgos y las reacciones adecuadas
en cada caso y no son capaces de tomar decisiones fundamentadas. Tienden a reaccionar de
manera diferente ante peligros como el fuego.

●Los niños también necesitan dormir más que los adultos. Se cansan más rápido y, al
disminuir su concentración, resultan más propensos a sufrir lesiones.

● Son objeto de hostigamiento (físico, sexual, etc.) y de explotación porque es fácil


intimidarlos.

● Suele asignárseles trabajo demasiado difícil o peligroso para ellos. A veces realizan tareas
que los adultos no quieren hacer.

● Pueden ser utilizados por delincuentes adultos para realizar actividades ilícitas (hurtos,
tráfico y/o comercialización de drogas).

● No tienen formación en salud o seguridad y aprenden conductas erróneas que observan en


los adultos.

● No tienen poder en términos sindicales o derechos.

Tienen salarios más bajos cuando son adultos.

Consecuencias psicológicas
Los pequeños pasan mucho tiempo en un ambiente hostil, lejos del amparo y protección de
sus familiares. Debido a las largas horas que dedican al trabajo, se ven obligados a dejar sus
estudios o a combinar ambas actividades. Esto trae consecuencias como estrés, angustia,
bajos niveles de autoestima y falta de esperanza en el futuro.

Los adolescentes pueden presentar comportamiento agresivo con sus compañeros y los
tutores, ser muy suspicaces y susceptibles a lo que ellos consideran amenazas, y no empatizar
con los demás. Sus emociones más características eran la ira y el miedo.

En general:

●Afecta a la calidad de la salud mental de los menores.

●Reduce su rendimiento académico y empeora su experiencia escolar

●Son vulnerables a abusos psíquicos.

●Puede acelera su proceso de maduración

●Genera que los niños se alejen de las actividades de su edad


●Y trae problemas de adaptación social y traumas.

Incidencia de enfermedades y/o accidentes según la ocupación


laboral

Enfermedades y accidentes asociados al trabajo infantil


en agricultura
La agricultura es la ocupación infantil más habitual en Latinoamérica. Sus tareas consisten en
cultivar y/o abonar la tierra, plantar y recoger frutas y verduras, vender productos agrícolas, cuidar de
los animales o del huerto.

Los niños que trabajan en la agricultura son generalmente trabajadores no cualificados, corren
riesgos por utilizar herramientas inseguras para su edad. Por ejemplo, los tractores y su mal manejo
son responsables de la mayoría de los accidentes. Otros de gran riesgo son, los aparatos para cortar,
vagones pesados, picas, molinos, etc.

Pueden sufrir intoxicaciones por exposición a pesticidas u otros tóxicos por inhalación, contacto o
ingestión, ya que pueden elaborar y aplicar mezclas de estas sustancias peligrosas para fertilizar
cultivos. Que afectan al sistema nervioso autónomo y central. La exposición crónica produce efectos
a largo plazo de carácter neurológico y tumores con actividad hormonal.

El trabajo de los niños en el campo constituye habitualmente una labor fatigante con largas jornadas,
desde la madrugada hasta tarde en la noche, horarios semanales y diarios extensos, en condiciones de
clima extremas y sin la mínima seguridad; a menudo deben pasar horas agachados seleccionando los
productos y0, además de cargar pesos inadecuados para su edad.

Por el trabajo que desempeñan, el esfuerzo excesivo, o posturas y maniobras inapropiadas o los
riesgos por el contacto con sustancias tóxicas, pueden sufrir lesiones musculares, alteraciones en el
crecimiento, fracturas, mutilaciones, pérdidas de visión, enfermedades crónicas e incluso accidentes
mortales.

¿Qué sucede en el cerebro de las niñas y los niños que


trabajan?
El caso del maltrato durante la infancia, que puede ser dividido en abuso y negligencia. En el primer
caso, se encuentran aquellos comportamientos de agresión física y emocional (provocar culpa;
vergüenza o miedo; denigrar, etc.). En el segundo caso, la negligencia física (falla en la satisfacción
de necesidades básicas, como comida, vivienda, ropa y supervisión) y la negligencia emocional (falla
en la satisfacción de necesidades emocionales, como no responder afectivamente a las niñas y los
niños, no cumplir sus necesidades sociales y exponerlos a situaciones más allá de su nivel de
madurez).

Esto que sufren las niñas y los niños que trabajan impactan de forma significativa su cerebro. A esa
edad, el cerebro se comporta casi como una plastilina: los estímulos del ambiente van a cambiar,
fortalecer o eliminar las conexiones entre estructuras. Aquí radica lo peligroso de la plasticidad
cerebral: si no se cuida el entorno, se afecta gravemente su construcción y desarrollo. Esto es lo que
sucede con esta población tan vulnerada.

Se altera el circuito de detección y respuesta a las amenazas:

Se ve seriamente afectado por el maltrato. Con una amígdala hipersensible a los rostros amenazadores
y a las señales de peligro; un funcionamiento reducido de la corteza anterior cingulada (ACC)
(regulación emocional y monitoreo cognitivo en los conflictos), del polo temporal y del giro frontal
medio (ambos involucrados en la empatía); y un patrón difuso en las conexiones de la corteza
prefrontal, es entendible que los adolescentes muestren conductas agresivas y se sientan amenazados
por los estímulos del ambiente. El maltrato ocasiona que el centro encargado de las reacciones de
temor e ira trabaje a mil por hora, mientras que el centro responsable de regular las emociones
funcione con desperfectos.

Como erradicar el trabajo infantil


Las estrategias de erradicación del trabajo infantil requieren considerar los múltiples aspectos
relacionados. Se trata de un fenómeno que se asocia a las estrategias de reproducción de los hogares, a
la informalidad laboral, y que encuentra una fuerte tensión con la continuidad educativa en la
secundaria. En la actualidad, para algunas juventudes la escuela no representa un vehículo de
movilidad social y el trabajo precario representa un medio de integración en el marco de la
reproducción intergeneracional de la pobreza.
Erradicar el trabajo infantil es una de las metas con que se ha comprometido el Estado argentino. La
obligatoriedad de la educación secundaria ayudará a producir sinergia entre las acciones del campo
educativo y las políticas de erradicación del trabajo infantil en la población adolescente. La solución
no es única y requiere de la asociación de muchos sectores, entre los cuales podrían destacar los
gobiernos locales y la ciudadanía informada y sensibilizada con el problema.

Para continuar disminuyendo el trabajo infantil es necesario seguir invirtiendo en políticas sociales.
Son numerosas las medidas a impulsar: los programas de transferencias condicionadas, destinados a
aliviar las restricciones económicas de los hogares; continuar mejorando la cobertura y reducción de
los costos para el acceso a la educación y mejorando su calidad; y diseñar políticas focalizadas en
aquellos niños en mayor riesgo de trabajar. Es también necesario reforzar los mecanismos de
detección y sanción de formas de trabajo infantil que, por su intensidad o por ser peligrosos, ponen en
riesgo el bienestar de los niños.

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