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Durante las décadas de 1960 y 1970 en nuestro país, atravesaba un período caracterizado por
el conflicto. En un contexto de dictadura militar, este conflicto se traduce en un proceso que
incorpora a la provincia de Neuquén al ritmo que venía teniendo la política nacional en la crisis
de la autodenominada Revolución Argentina. El Choconazo se produce cuando comienzan a
multiplicarse las protestas estudiantiles en contra de la dictadura en Rosario, Corrientes,
Resistencia y Córdoba.
Una de las principales tensiones que surgen al interior de la obra tiene que ver con las
condiciones de trabajo que, en ese contexto de aislamiento geográfico, atravesaban los
obreros. Las más significativas tienen que ver con despidos arbitrarios, el no reconocimiento
de diferentes pagos por categorías, como de turnos o trabajos extras, reflejando una
extenuante explotación laboral por las que los obreros cumplen 10 horas de trabajo diurnas y
15 nocturnas.
En segundo lugar, otra de las cuestiones que reaviva las tensiones a causa de las pésimas
condiciones de vida, ya que rápidamente se manifiestan problemas de hábitat, donde el
hacinamiento era la norma, tampoco se había considerado la instalación de agua caliente,
existen irregularidades en la provisión de gas y limpieza, los artículos de primera necesidad
eran extremadamente caros, la asistencia médica casi inexistente, consecuencia de ello
comienza a propagarse la tuberculosis. Un claro ejemplo de esta situación lo representa para
cada pabellón que aloja a unas 60 personas, tiene 5 inodoros a la turca y lluvia, de los cuales
algunos se encuentran obstruidos, existen cámaras sépticas inundadas, derrames que
provocan importantes proliferaciones de moscas.
Las condiciones laborales y de vida, derivaron en una denuncia ante la UOCRA Seccional
Neuquén, poniendo en evidencia lo que allí sucedía.
En este momento, el contexto del país era complejo debido que se encontraba desde 1966,
bajo la dictadura del general Onganía, la cual se conoce como la Revolución Argentina, lo que
significa un difícil momento para la organización sindical. A la disciplina que aplica esta
dictadura, se suman los efectos de la política económica que impone el ministro de economía
Krieger Vasena, la cual directamente perjudica a los trabajadores de todas las ramas.
Los reclamos de los trabajadores y sus familias fueron atendidos por los nuevos delegados,
quienes solicitan una reunión con la empresa para informar la elección y elevar una nota. En
este momento, la empresa IS, les informa que están despedidos y son detenidos por un
patrullero de la policía federal que los estaba esperando. El despido motivó un paro
espontáneo de 350 de los 400 trabajadores entonces ocupados en la obra, dando lugar a la
primera asamblea para elegir delegados.
Como consecuencia de esta situación, la inmediata respuesta de los obreros con el objeto de
evitar el despido, lograr el reconocimiento de los delegados y lograr la liberación de los
detenidos, fue organizar los llamados piquetes de huelga. Gracias a las acciones llevadas a
cabo por los obreros de El Chocón, Hacia fines de diciembre, se convoca a una nueva asamblea
donde los delegados son elegidos y mediante la firma de un acta, entre la empresa IS y la
UOCRA parece que llega al final del conflicto.
Durante las huelgas, las mujeres desempeñaron un papel muy significativo, ya que fueron las
encargadas de organizar las ollas populares, como también imponer su presencia ante
momentos de tensión con la policía. El Choconazo, involucra a familias de forma
inmediata. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en defensa de las
reivindicaciones laborales, tanto en la organización de las comidas comunitarias durante
las huelgas como en su efectiva presencia en los momentos de mayor tensión con la
policía. Las mujeres también cumplieron un papel destacado en el conflicto, junto a los
huelguistas, organizando la colecta de alimentos, en la olla popular, como es el caso de
Ana Egea; o en la articulación con otras organizaciones como Sara Garodnik y muchas
anónimas militantes desde adentro o fuera del obrador (Quintar, 1998, p. 117)
Ana Egea, esposa de un conductor de camiones Terex y pilar organizativo en la olla
popular, es rescatada desde la memoria histórica, como la máxima expresión de la
participación femenina en las huelgas.
La solidaridad también se hizo presente en toda la villa obrera, ya que …