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Cuidador

Teniendo en cuenta lo que significa la vejez, Burke y Walsh (1998) mencionan un


esfuerzo psicológico, que significa asumir papeles, los cuales el hijo adulto enfrenta con el
cuidado de sus padres dependientes. A esto se le agrega que a medida que la dependencia que se
refleja en los padres que están en el proceso de envejecimiento aumenta, el hijo empieza a asumir
de forma progresiva el rol de cuidador; esto da lugar a un escenario en el que hay una
dependencia psicológica progresiva por parte de los padres. La inversión de roles que genera esta
situación puede ser, consciente o inconsciente, también reconocida y perpetuada o simplemente
conscientemente reconocida y limitada. Algunos hijos adultos manifiestan sentimientos
negativos, lo cual genera que se presenten vínculos tensos entre los miembros de la familia. En
otros casos, muchos hijos logran desarrollar vínculos emocionales de gran importancia con sus
padres adultos mayores, los hijos manifiestan que a pesar de las dificultades, tienen un nivel alto
de satisfacción personal y un nivel alto de aceptación de sus responsabilidades con la familia.

A partir de lo mencionado anteriormente se evidencia lo que implica que un familiar


asuma el rol de cuidador del adulto mayor, pero en algunas situaciones se presenta el abandono
por parte de los familiares. Según Burke y Walsh (1998) una teoría que puede dar una
explicación a esto es la teoría del desligamiento, la cual menciona que los adultos mayores
manifiestan un interés menor por la vida a comparación de cuando eran jóvenes. Durante la edad
madura los adultos generalmente establecen un equilibrio entre ellos mismos y la sociedad, pero
en la medida en que envejecen este equilibrio se altera y se genera un nuevo equilibrio en el cual
las personas mayores experimentan un alejamiento de la sociedad y comienzan a desarrollar una
clase de relaciones nuevas con esta. En el caso de Norteamérica se evidencia que la sociedad
impone el abandono del adulto mayor sea deseado por el o no.

En los casos en los que se presenta el abandono del adulto mayor y se buscan cuidados
externos a los familiares, algunas veces el adulto mayor es internado en un centro de cuidado allí
el rol de cuidador lo asume un la persona profesional en enfermería. Según Burke y Walsh (1998)
los enfermeros deben reunir y analizar datos sobre el paciente para la resolución de problemas. El
personal de enfermería tiene tres clases de cualificaciones que están para aplicar de forma
correcta y satisfactoria el proceso de enfermería, estas cualificaciones son el conocimiento, el
cual debe ser sólido para proporcionar una buena base a partir de la cual se posibilita desarrollar
todos los aspectos del proceso. La segunda cualificación hace alusión a las habilidades técnicas
permiten al personal de enfermería llevar a cabo las actividades que conforman lo que es la
enfermería. La última cualificación se denomina las actividades interpersonales, estas facilitan
que se establezcan buenas relaciones entre el enfermero o enfermera y el adulto mayor. Para
alcanzar esta última dimensión debe haber una comunicación asertiva, además de confianza y
respeto mutuo en los sucesos íntimos y vitales que hacen parte del cuidado de enfermería. Con
todo el conocimiento de su responsabilidad en el cuidado de los adultos mayores en cualquier
dimensión, el personal de enfermería deben establecer y mantener, comunicaciones sinceras con
el adulto mayor, una sensación de confianza mutua con el adulto mayor y la confianza que el
adulto mayor debe tener en el personal de enfermería para que este cubra sus necesidades y lo
ayude a prevenir problemas como también a solucionarlos. Esta clase de relación entre el
personal de enfermería el adulto mayor puede ser una base para el mantenimiento de una buena
calidad de vida en adultos mayores que posiblemente sufran numerosas agresiones y dificultades.

Referencias

Burke, M., Walsh, M., (1998). Enfermería Gerontológica. España. Harcourt Brace de España,
S.A.

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