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CATEGORÍAS DEL MATERIALISMO DIALÉCTICO

I. Categoría IX: Lo abstracto y lo concreto.


Según Rosental y Straks (1960) las categorías de lo abstracto y lo concreto, están
íntimamente relacionadas con el proceso del conocimiento y están estrechamente
vinculadas con las categorías de esencia y apariencia. Estas últimas nos orientan para
entender los aspectos internos y externos de los objetos, y lo concreto y abstracto son
categorías que nos guían en el descubrimiento de la esencia mediante la abstracción.
Lo concreto en el conocimiento refleja el hecho objetivo de que los fenómenos y objetos
de la realidad existen en una unidad, como un todo compuesto de diferentes aspectos,
cualidades y relaciones.
La imagen concreta cognoscitiva representa un reflejo unitario del objeto; es decir, sus
diferentes aspectos se presentan en una unidad, en una conexión recíproca.
Lo abstracto puede darse en el conocimiento porque los diferentes aspectos y las
diversas propiedades y relaciones de los objetos poseen una relativa autonomía, se
distinguen entre sí, se hallan en una distinta relación con la esencia; por ello, en el
conocimiento se pueden separar unos aspectos del objeto, abstrayéndolos de otros.
Lo abstracto surge al separar los aspectos secundarios de los fenómenos, con el fin de
captar su esencia. Esta actividad mental que permite prescindir de los aspectos
inesenciales para descubrir la esencia, se conoce como abstracción.
La práctica determina cual es la propiedad que debe destacarse como esencial.
La tarea de abstraer no solamente consiste en destacar lo que hay de común, de
idéntico, entre los objetos, sino principalmente en poner de relieve la esencia de las
cosas. La abstracción no estriba simplemente en separar lo general, sino en destacar al
mismo tiempo lo que es general y esencial en los procesos materiales.
Así pues, lo abstracto no solo refleja lo que hay de similar entre los fenómenos, sino su
esencia, su sujeción a leyes y su naturaleza universal.
Lo abstracto no es el punto final del proceso del conocimiento, sino una etapa para
elevarse a lo concreto.
En el movimiento de lo abstracto a lo concreto no se recrea el objeto sensible, que ya
existía antes e independientemente de que fuera conocido, lo que surge es el concepto
concreto de él; la verdad abstracta no existe, la verdad es siempre concreta. Esta
marcha ascendente hacia lo concreto significa una marcha hacia el conocimiento más
profundo de la esencia del objeto.
La Lógica Dialéctica considera que lo concreto es el punto de partida y de llegada del
proceso del conocimiento. Lo concreto sensible es el punto de partida del conocimiento,
lo concreto, a su vez, como síntesis y combinación de numerosas abstracciones, es la
meta del conocimiento científico y las abstracciones aisladas constituyen el medio para
alcanzar este fin.
La marcha de nuestro conocimiento desde lo concreto sensible a través de lo abstracto
hacia lo concreto, reproducido sobre la base del conocimiento de la esencia de los
fenómenos, expresa la negación de la negación del saber humano.
Lo abstracto es la negación de lo concreto sensible, y lo concreto, como síntesis de
innumerables abstracciones, es la negación de lo abstracto. Esto no significa la vuelta
a lo concreto que sirve de punto de partida, sino a lo concreto elevado a un nivel más
alto de desarrollo del conocimiento, en el que el objeto es captado de modo más
profundo y multilateral.
Kursanov (1966) escribe que Marx en su genial Introducción a la crítica de la economía
política (1857), pone de manifiesto la inconsistencia del método rudimentario que parte
inmediatamente del todo, sin analizarlo ni descomponerlo, por ejemplo, de la población,
ya que como es abstracción no es nada, si se prescinde de las clases de que se
compone. En esta trayectoria correcta de la ciencia, lo concreto se manifiesta como un
concepto rico, pleno del contenido del saber multifacético del mundo, como la
combinación de numerosas definiciones y de conceptos particulares que revelan las
multiformes facetas y relaciones de los individuos, sintetizadas en el concepto concreto
único. Lo concreto es la unidad de lo multiforme, la unidad de los conceptos abstractos
particulares que se crean como síntesis histórico-lógicas de éstos últimos. “Lo concreto
lo es precisamente –dice Marx- por ser la síntesis de muchas definiciones y, por
consiguiente, la unidad de lo multiforme”.
El proceso de la dinámica del pensamiento en el desarrollo de los conceptos de lo
abstracto a lo concreto, en línea ascendente, a través de un reflejo cada vez más
profundo y completo de la esencia de los objetos y de los fenómenos, es la ley dialéctica
universal del conocimiento. La riqueza del objeto determina la riqueza del contenido del
concepto y exige la creación en el desarrollo histórico del conocimiento de nuevos y
nuevos conceptos para su adecuada expresión. Cuanto más complejo y rico es el objeto,
tanto más rico y multiforme debe ser el concepto científico del mismo. Cada definición
abstracta es el componente necesario y un peldaño imprescindible en la formulación de
lo concreto, y solo la suma infinita de los conceptos universales nos ofrece lo concreto
en toda su plenitud.
Blauberg (1968) afirma que lo abstracto y lo concreto (del latín “abstractio”, aislamiento;
concreto de “concrescere» crecer por aglomeración) son dos categorías dialécticamente
vinculadas entre sí. Lo abstracto es un estado no desarrollado del objeto, un estado en
que todavía no se han puesto de manifiesto por completo todas sus propiedades, todas
sus particularidades; en tanto, lo concreto es el objeto en su integridad orgánica, en toda
la multilateralidad de sus aspectos y conexiones. Son relativas las diferencias entre lo
abstracto y lo concreto. Si un objeto concreto íntegro es examinado como parte de un
sistema más general, tal objeto puede resultar abstracto. Lo abstracto y lo concreto
ayudan de modo importante a caracterizar el conocimiento teórico acerca de los objetos.
Por abstracto se entiende el conocimiento no completo, unilateral. Este conocimiento
refleja distintos aspectos, rasgos y facetas de los objetos concretos, separados de otros
de sus aspectos y propiedades. Tal cosa posibilita examinar las propiedades de los
objetos en forma pura, al margen de cualesquiera influencias secundarias o casuales.
En este caso, sin embargo, los objetos quedan desarticulados, pierden su integridad, la
conexión interna de sus partes. En tanto, el conocimiento sólo es verdadero cuando es
concreto, cuando considera los objetos y fenómenos de la realidad, en la total unidad
de sus múltiples aspectos. El análisis concreto no puede ser logrado repentinamente:
es el resultado del movimiento del pensar desde las determinaciones unilaterales,
abstractas, del objeto, hasta las determinaciones cada vez más complejas y
dialécticamente contradictorias. Este proceso de movimiento del pensamiento es
denominado ascenso de lo abstracto a lo concreto. Fue Hegel quien quién lo describió
por primera vez en sus rasgos generales; sin embargo, lo hizo de forma idealista al
representárselo como un proceso en el que el pensamiento hace surgir, engendra los
objetos concretos mismos. Estos en realidad existen como todo lo concreto antes de
que emerja cualquier conocimiento; mas son reproducidos, reconstruidos mentalmente
en el pensamiento en el proceso de ascenso de lo abstracto a lo concreto. Lo concreto
es concreto porque es la síntesis de muchas determinaciones; es por consiguiente, la
unidad de lo diverso. Es por eso que en el pensamiento actúa como proceso de síntesis,
como resultado y no como punto de partida; aunque de hecho constituye el punto de
partida real y por eso mismo también el punto de partida de la contemplación y la
representación. La reproducción del objeto en el pensamiento como un todo vivo no es
la simple suma, la enumeración de las abstracciones que reflejan los diferentes aspectos
del objeto. En este proceso es superada su unilateralidad, su aislamiento y se ubican
con una lógica tal que refleja el nexo objetivo existente entre los aspectos del propio
objeto y el proceso de su desarrollo. El conocimiento no se queda en los marcos del
solo pensamiento: debe utilizar el material de la observación empírica, remitirse
frecuentemente a los hechos reales, a la práctica, sin lo cual no puede obtenerse el
cuadro acertado del objeto como un todo concreto.

II. Categoría X: Lo lógico y lo histórico.


Las categorías de lo histórico y de lo lógico son de gran importancia para comprender
la esencia del conocimiento, para captar el proceso del conocimiento de la realidad y
para abordar, en toda su profundidad, algunos problemas lógicos del método marxista
de investigación.

Estas categorías nos permiten abordar de un modo acertado la solución de las tareas
prácticas y nos permiten, asimismo, dar pruebas de la debida flexibilidad en las
condiciones de la lucha por el comunismo, condiciones que cambian históricamente.
La significación del problema de lo histórico y de lo lógico y de sus relaciones mutuas
estriba, ante todo, en que es el problema mismo de la unidad indisoluble entre la teoría
y la práctica. El marxismo es enemigo de toda escolástica mental, de toda teorización
que no esté enraizada en el suelo vivo del desarrollo histórico de la realidad y se halle
divorciada de la práctica progresiva de la vida social.

Uno de los rasgos decisivos de la nueva concepción del mundo, la única


verdaderamente científica, creada por los ideologos del proletariado revolucionario,
consiste en situar en el centro de todos los problemas la práctica, es decir, la
transformación revolucionaria del mundo. Los creadores de esa concepción no
consideraban la teoría, el conocimiento teórico, como una fuerza que se bastase a sí
misma, sino como un poderoso instrumento de actividad práctica, de transformación de
la naturaleza y de la sociedad. De aquí su decidida oposición a la logización abstracta,
que se sitúa por encima de las épocas históricas y sustituye la representación del
movimiento histórico real de la sociedad por el movimiento de su propia mente, como
dijo Marx dirigiéndose al socialista pequeño burgués Proudhon.

El criterio fundamental de verdad de todo razonamiento, de cualquier tesis teórica, es,


para el marxista, su concordancia con la práctica históricamente en desarrollo, y es,
asimismo, el grado y profundidad con que refleja la vida. El punto de vista de la vida, de
la práctica, dice Lenin, debe ser el punto de vista primero y fundamental de la teoría del
conocimiento. Para atender al postulado fundamental del marxismo acerca de la unidad
de la teoría y la práctica, del nexo de aquella con la vida, se necesita resolver
acertadamente el problema de las relaciones mutuas entre lo lógico y lo histórico.

El problema de lo -histórico y lo lógico reviste una enorme importancia para comprender


el carácter creador de la ciencia, para luchar contra el dogmatismo y el estancamiento
en ella. La ciencia solo puede progresar cuando tiene presente los nuevos datos de la
realidad y de la práctica, y los refleja en sus conceptos, categorías y leyes. Cuando en
cualquier ciencia se divorcian lo lógico y lo histórico, su movimiento se detiene y se
muestra incapaz de satisfacer las necesidades y las exigencias de la vida en desarrollo.

El problema de lo histórico y de lo lógico reviste también una importancia en nuestros


días a la luz de la lucha actual entre los dos campos opuestos en filosofia, y, por tanto,
a la luz de la necesidad de someter a critica las más recientes tendencias de la filosofía
y de la sociología idealistas. La logización abstracta, en la que se evapora toda relación
con la realidad histórica efectiva, se aviene en la filosofía burguesa actual con la
hostilidad positivista hacia las teorías generalizadoras, que reflejan la lógica objetiva,
sujeta a leyes, del desarrollo de la realidad. La concepción marxista de lo lógico y de lo
histórico contribuye a poner al desnudo a esta filosofía extraña a la ciencia y ayuda,
asimismo, a la lucha por abordar la realidad de un modo verdaderamente científico.

La solución acertada del problema de la unidad y de la interdependencia entre lo


histórico y lo lógico permite comprender las complejas relaciones mutuas existentes
entre ambas categorías en el proceso de conocimiento y evitar así un doble peligro: el
de la pura logización, y el de una superficial y empírica descripción de la realidad.

Por "histórico” hay que entender la realidad objetiva, que existe independientemente de
la conciencia, del sujeto cognoscente; la realidad que se desarrolla históricamente y se
halla en un estado de cambio constante. La categoría de lo histórico refleja el carácter
histórico y mutable del mundo objetivo.
Lo "lógico” es una forma del conocimiento, el reflejo de la realidad, la copia intelectual o
imagen de ella; es, asimismo, una determinada forma del movimiento del pensamiento
hacia el objeto.
Los conceptos de lógico e histórico, como podrá deducirse de lo que sigue, designan
también dos métodos distintos de investigación de la realidad.

De la unidad de lo histórico y lo lógico se deduce también la interdependencia entre


ambas categorías en el proceso del conocimiento de la realidad efectiva. Si lo lógico se
halla en unidad con lo histórico, el curso lógico del conocimiento debe reflejar el curso
histórico que sigue el objeto estudiado en su desarrollo.

III. Conclusión.
El universo deriva etimológicamente de uno y su unidad está en su naturaleza material,
ya que todo lo que existe es materia que se mueve. Específicamente el universo es la
unidad contradictoria de lo finito y lo infinito. Lo finito, como lo indica su nombre es lo
que tiene fin y desde luego principio, por consiguiente, se caracteriza por su continuo
aparecer y desaparecer. Para la ciencia no tendría sentido estudiar lo finito, ya que hoy
es una cosa y mañana es otra. Pero detrás de lo finito, debe existir algo que permanece
y que constituye su contra-parte: lo infinito, que se define como lo que no tiene fin, pero
que es relativamente constante y como tal debe ser objeto de la ciencia. En este sentido,
la dialéctica del conocimiento científico o método, se orienta al descubrimiento de lo
infinito que está oculto en lo finito cambiante. Para conocer lo infinito, la ciencia inicia
con lo finito sensible pero enfocado de distas formas para descubrir su esencia

IV. Fuentes.
 Rosental M. y Straks G. 1960. Categorías del materialismo dialéctico. Editorial
Grijalbo. S.A. México, D.F.
 Rosental y Iudin. 1965. Diccionario soviético de filosofía. Ediciones Pueblos
Unidos, Montevideo, Uruguay.

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