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Confianza

Creer en la fiabilidad, verdad o fuerza de otro.

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SINOPSIS

Hasta ahora, Logan Mitchell nunca ha tenido muchas


razones para confiar en nadie.
Después de haber luchado con una crisis de
autoidentidad a lo largo de la universidad, pasó años
creando una sofisticada fachada para presentar al mundo.
Es una armadura que creía impenetrable, hasta que
conoció a Tate Morrison.
El magnífico y atractivo camarero frente al que se
sentó hace solo unos meses se ha apoderado de su
corazón y Logan está descubriendo que es hora de dejarse
ir.
Es hora de dejar entrar a alguien.

Después de años de poner sus sueños en espera para


complacer a su familia, Tate finalmente ha elegido hacer lo
que le hace feliz y seguir a su corazón.
Lo único que nunca hubiera imaginado es que lo
llevaría a los brazos de un hombre, y no de cualquier
hombre, el sorprendente Logan Mitchell, que nunca toma
un no por respuesta.
Tate está enamorado, y mientras su mundo gira en
torno a Logan avanzando juntos, encuentra que su vida se
entrelaza cada vez más con la del exitoso y sabelotodo
abogado.
Aunque ninguno de los dos esperaba al otro, es hora de
confiar en su relación, pero no todo es tan fácil para ellos...

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Dedicatoria

Para Tate,
Antes de esto, no sabía que eras esencial para que me
sintiera vivo.
Logan

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Primera Parte

Autoconfianza

La creencia en los propios instintos, elecciones y


opiniones.

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CAPÍTULO 1
LAS BRILLANTES LUCES DE LA CIUDAD de Chicago
se reflejaron en el espejo retrovisor de Logan cuando comprobó el carril
detrás de él para desplazarse a la izquierda. Con la ventana baja y la brisa
alborotando su cabello, se desplazó por la calle vacía, agradecido que
todavía no fuera la época más fría del año.

Sin embargo, eran las cuatro y cuarto de la madrugada.


Joder.

Joder. Tate no iba a estar muy feliz cuando golpeara la puerta de su


casa. Pero esto lo hacía real y malditamente malo. Él había hecho un trato
con el señor Morrison no hacía mucho tiempo, y si recordaba
correctamente, y sé que jodidamente lo hago, ellos habían estipulado nada
de silencios y espacios de tiempos muertos entre ellos.

De acuerdo, en ese momento, se había referido más a la variedad de


días y semanas, pero después de la noche que habían tenido, y el hecho de
que había perdido la oportunidad de quitarle a Tate su esmoquin, las
últimas tres horas y quince minutos se habían sentido como una eternidad.

Más temprano, había tenido sentido dejar a Tate en su casa,


especialmente porque ambos tenían sus lugares propios para descansar.
Pero cuando Logan entró en su apartamento y se arrastró entre sus
sábanas, había descubierto que su cama sin Tate ya no ofrecía un lugar
cómodo para reposar. En lugar de eso, se había puesto muy ansioso e
hiperactivo de lo mucho que deseaba la compañía del hombre sexy y
testarudo.

Dios, lo extraño.

En solo unos meses, había pasado de ser un hombre que huía de los
compromisos, a ser un hombre que ahora estaba en su coche, maquinando
en su cabeza involucrarse en un compromiso mayor. Había pensado en eso
y nada más que en eso mientras intentaba agotarse en la cinta de correr
eléctrica, y mientras sus pies habían golpeado a un ritmo constante, había
tenido tiempo de pensar exactamente en lo que quería… y ahora, lo sabía.

Su lema de intentar, tomar y vencer había cambiado.


Oh, él había intentado de todo con Tate, y había salido bien, y ambos
habían hecho y se habían probado muchísimas veces el uno al otro, pero
por una vez en su vida, Logan no sentía el deseo de ganar, de vencer, de
huir. No necesitaba salir huyendo, ni ganando.

Lo que quería era la confianza de Tate… su absoluta confianza.

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TATE YACÍA EN LA CAMA Y SE OBLIGÓ A
DORMIRSE. Esa noche no había ido de acuerdo a lo planeado. Estar allí
en su cama solo, era prueba suficiente de ello, pero también era
malditamente deprimente.

Había tenido grandes esperanzas de lo que sucedería esta noche. Una


de ellas implicaba ser introducido como la pareja de Logan y había estado
esperando eso. Lo que no había previsto era que Christopher Walker fuera
un problema tan grande como lo había sido.

Tate había estado casi seguro de que Chris no tendría las pelotas
para caminar hasta Logan y confrontarlo. Así que pensó que en realidad no
tendrían que tratar con él. ¿Qué tan equivocado estaba? No, Chris no había
enfrentado a Logan exactamente, pero seguro que había encontrado una
manera efectiva de llamar su atención...

—SEÑOR WALKER, USTED ES NUEVO EN


MITCHELL & MADISON Y UN INVITADO MÁS AQUÍ
ESTÁ NOCHE, ASÍ QUE TAL VEZ NO me conoce, pero por
favor permítame presentarme, Soy Logan Mitchell y este es Tate Morrison,
mi pareja.

Tate notó la forma en que Logan mantenía los ojos concentrados


únicamente en el hombre frente a ellos.

—Señor Mitchell, dice. ¿No es uno de los propietarios? —preguntó


Chris, muy consciente de cuál sería la respuesta.

—Basta de mierda, Walker —dijo Logan, mientras Tate seguía


observando silenciosamente al otro hombre.

Las cejas de Chris se alzaron mientras miraba a Logan de una


manera que hizo que Tate quisiera darle un puñetazo en la cara… duro.

—Ahí estas. Conozco al bocazas de Logan.

La tensión que se desprendía del cuerpo de Logan era palpable


mientras gritaba en voz baja:

—Usted no me conoce en absoluto.

—En realidad, te conozco muy bien.

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Ese fue el momento en que la paciencia de Tate se rompió. Mientras
la provocación se detenía en el aire, se movió hacia adelante, gruñendo las
palabras,

—Cierra la maldita boca.

Chris se echó a reír y sus ojos se movieron hacia donde Tate se había
interpuesto entre Logan y él.

—Sexy y protector. Tranquilo chico. No estoy detrás de tu hombre. Ya


lo he tenido.

Tate apartó los dedos de Logan y los puso en puños.

—Escúchame, pedazo de mierda. No estoy ni un poco preocupado por


lo que quieres.

Un par de personas en el bar se volvieron para obsérvalos y Logan se


acercó a él y una vez más tomó su mano. Tate captó a Chris observando el
gesto antes de que sus ojos volvieran a conectar con los de Logan.

—Por favor —dijo Logan con voz una tan tranquila, que Tate apenas
la reconoció—. Disfrute de su cena y del entretenimiento de esta noche,
señor Walker.

La cabeza de Tate giró bruscamente, y lo miró con tanta fuerza y


furia que casi perforó un agujero en el costado de Logan. Pero estaba claro
que el abogado había terminado de hablar y pronunciarse, y sin lugar a
dudas, lo invitaba a hacer lo mismo a él también.

—Oh, ha sido muy entretenido hasta ahora —respondió Chris, su tono


deslizándose por la columna vertebral de Tate—. Y me imagino que solo
seguirá mejorando a partir de ahora...

QUÉ PESADILLA. LA APARICIÓN DE CHRIS EN LA


FIESTA EMPRESARIAL HABÍA SIDO EXACTAMENTE
ESO… UNA MALDITA pesadilla. No solo por ser quien era, sino
también porque parecía que le gustaba agitar la mierda.

Tate sabía muy bien que Chris no era de los que anunciaban sus
preferencias sexuales, pero no había mostrado absolutamente ningún temor
mientras los atacaba llevando su anillo de bodas. Eso significaba que,
incluso con la señora Walker dando vueltas por algún lugar, había estado
decidido a llamar la atención de Logan, a cualquier precio… ¿Arrogante o
estúpido? Tate no tenía ni idea, pero no le gustaba nada. Añádase la

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expresión de burla que había cruzado la cara de Chris ante la interferencia
de Logan y, sí, estaba claro que el hombre sabía muy bien lo que estaba
haciendo.

Sin embargo, Tate tuvo que darle crédito a Logan. Lo había


sorprendido la facilidad con la que se había recuperado y manejado la
situación. Lástima que no podía decirse lo mismo de su propia reacción.

—¿LOGAN? —PREGUNTÓ TATE MIENTRAS SE


ALEJABAN DE CHRIS Y SE DIRIGÍAN A SU MESA.

—¿Qué? —Logan no le echó ni una ojeada mientras continuaban


caminando en medio de la multitud, entre las mesas, pero cuando Tate le
soltó la mano, se detuvo rápidamente.

—¿Podrías esperar un minuto? —preguntó.

Los pies de Logan se detuvieron cuando se giró para mirarlo.

—¿Cuál es el problema?

—Es... ¿Hablas en serio?

La mandíbula de Logan se endureció, todavía estaba muy tenso


después de tratar con Chris, luego se inclinó, por lo que estaban a pocos
centímetros el uno del otro.

—Ahora no, Tate. No es ni el momento ni el lugar. —La voz de Logan


se oyó cuidadosamente contenida para no les oyera ningún espectador.

Podía darse cuenta de que Logan estaba tratando de calmarlo, así


que cuando le pasó su mano en un gesto de unidad, Tate se la tomó
automáticamente.

—Aunque me encanto cómo querías defenderme. Eso fue muy


caliente.

—Simplemente... ahora no, ¿verdad? —preguntó Tate, su voz sonó


baja mientras trataba de moderar su propia molestia.

—Sí. Ahora no es el momento.

Tate asintió.

—Tú eres el jefe. Quieres que cierre la boca. Considérala cerrada.

—No es eso…

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—Sí, lo es… —interrumpió Tate. Pero se apresuró a añadir—: Está
bien. Lo entiendo.

Los ojos de Logan se movieron más allá de él y Tate sabía que estaba
mirando a Chris de nuevo. Se preguntó qué estaba pasando por su mente y
odiaba el hecho de querer preguntar y saber. Sentirse inseguro no era una
emoción con la cual se sintiera cómodo. Entonces Logan le devolvió la
mirada y le sonrió.

—¿Por qué no te vas a sentar? La cena está a punto de ser servida.


Estaré allí en un minuto.

TATE SE SENTÓ EN LA CAMA, MIRÓ EL RELOJ


DE LA PARED Y LANZÓ UN GEMIDO, ESTABA A
PUNTO DE AMANECER. TENÍA QUE IR A trabajar dentro de
unas horas, por la tarde, y nunca había aprendido a dormir durante el día,
así que el hecho de que estuviese despierto en el maldito crepúsculo, era
justo un problema jodidamente grande.

Después de apartar las sabanas, salió a la cocina para tomar un vaso


de agua. Tal vez, con un poco de suerte, podría volver a la cama y dormir
un par de horas antes de que el sol se decidiera a levantarse de lleno.

Cuando estaba a medio camino de la cocina, un rápido golpe de


nudillos en la puerta le llevó a detenerse. Pensando que se habían
equivocado, siguió al otro lado del pasillo hasta que, de nuevo, hubo otros
golpes de nudillos llamando más urgentes.

Qué…

—Está bien, está bien —gritó y se pasó una mano por el pelo.
Una vez que llegó a la puerta, encendió la luz y se estremeció por el
resplandor que reflejaba la pintura de color crema de la pared. Cerró un
ojo, y con el otro presionó en la mirilla, sorprendiéndose al ver a Logan de
pie al otro lado.

Había estado esperando a algún vecino que se hubiese quedado fuera


de su apartamento con las llaves dentro, pero no al hombre que lo había
dejado en casa hacia algunas horas atrás y que se había despedido con un
besó en la mejilla. En realidad, ahora que pensaba en eso...

Abrió la puerta y los ojos de Logan se abrieron con sorpresa.

—¿La mejilla? Me besaste en la jodida mejilla cuando me dijiste


buenas noches. ¿Qué fue eso?

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LOGAN ESTUDIÓ EL CAMINO DELANTE, MIRABA
HACIA CUALQUIER LUGAR, EXCEPTO A SU
PASAJERO, MIENTRAS AVANZABA POR EL TRÁFICO.

—¿Quieres hablar acerca de lo sucedido?

Tate se movió en el asiento a su lado, y Logan supo que se había


vuelto para mirarlo. Esa era una de las cosas que le encantaba de Tate. Sí,
se acercaba a ti siempre con la verdad, especialmente con las cosas difíciles
que no quería escuchar, y pese a eso, nunca retrocedía. Siempre lo hacía
con los ojos fijos en su objetivo.

—No entiendo cómo lograste sentarte allí por el resto de la noche y


actuar como si todo estuviese bien. Era como si ni siquiera te molestara,
viéndolo y hablando con él. Supongo que estoy solo... confundido, por lo
fácil que lo hiciste parecer. Eso es todo —dijo Tate dentro de la oscuridad
que reinaba dentro del coche.

—No fue fácil. Actuar así… —manifestó Logan, pensando en la forma


en que se había forzado a sonreír y saludar a todos los que habían pasado
por su mesa. Fue un milagro que incluso se las arreglará bastante bien
considerando que había querido encontrar a Chris y decirle que tomara su
negocio y se lo metiera por el culo.

—Te aseguro que parecía así.

—Bueno, pero no lo fue —reiteró—. Esta noche se suponía que


debíamos ser tú y yo. Estaba simplemente eligiendo no jugar sus juegos.

—¿Permitiendo que dijese la última palabra? —preguntó Tate, su tono


se elevó con incredulidad.

—Sí. Si la elección estaba entre una retirada o una repetición pública


de mi pasado, entonces sí, consiguió la última palabra esta noche. No yo.

—Mierda —Tate escupió, disgustado de nuevo por toda la situación.

—¿Qué querías que hiciera? Era uno de los anfitriones. La gente de


toda esa habitación maneja sus negocios legales a través de mi oficina.
Dime, Tate. ¿Crees que quieren verme a mí o a mi novio en una pelea con
mi ex? —preguntó Logan, volviéndose para ver la expresión enojada de
Tate antes de volver a mirar el camino—. Ellos quieren confiar en la persona
a la que pagan miles, y a veces hasta cientos de miles de dólares… para que
los proteja. ¿Qué tipo de mensaje estoy enviando si no puedo comportarme
como un adulto por cinco jodidas horas? Ahora, déjalo, ¿quieres?

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El silencio en el coche fue pesado, permanecieron así durante varios
minutos hasta que Tate dijo:

—Considéralo abandonado.

—Bien. —Cristo, ésta no era la noche que tenía en mente.

—Por cierto —admitió Tate, con su voz cortando el tenso espacio—.


Tu hermano se enteró de lo que tenías oculto acerca de Chris. Rachel me lo
dijo antes y pensé que podrías apreciar el aviso.

Logan se detuvo ante una luz roja y giró la cabeza sobre el


reposacabezas.

—¿Tate?

Los ojos castaños de Tate se encontraron con los suyos, y como


siempre, hicieron que el latido del corazón de Logan se acelerara.

—¿Qué?

—Lo siento, por todo lo sucedido esta noche.

Tate no sonrió. En su lugar, mantuvo una mirada fija en él cuando


respondió:

—No es conmigo con quien necesitas disculparte. Sabía lo que


ocurría. En cambio Cole… no lo sabía.

—¿LOGAN?

Logan fue sacado de sus pensamientos y traído de vuelta al presente


cuando Tate cruzó los brazos sobre su pecho.

Se veía bien. Demonios, se veía mejor que eso. Se veía increíble con
sus pantalones de chándal grises y su camiseta blanca.

—Te pregunté por qué me besaste en la mejilla esta noche. ¿Es una
especie de castigo por perder la paciencia?

Logan estaba seguro de que no debía sentirse tan feliz, pero estaba
bastante satisfecho de que Tate pensara que un beso en la mejilla de su
parte, era algo malo.

—No recuerdo que perdieras la paciencia. De hecho, creo que te


mantuviste muy bien considerando todo lo sucedido. Cuando te dejé, tenía
muchas cosas pasando por mi cabeza. Solo fue un gesto distraído. Eso es
todo. No es un castigo. ¿De verdad crees que yo haría algo así?

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Tate soltó un suspiro irritado.

—No sé qué pensar. Son las cuatro y media de la mañana. Estoy


sorprendido de que pueda pensar en algo a estas alturas —Hizo una pausa
y finalmente se percató de su apariencia—. ¿Qué llevas puesto? Parece que
has corrido un kilómetro.

Logan miró abajo a su sudadera negra, pantalones cortos grises y su


camiseta azul marino de Northwestern University.

—Siete en realidad, pero ¿quién está contando?

Tate se burló.

—Tú, aparentemente.

—Bueno, no puedo permitir que pienses que me falta vigor.

Tate rodó los ojos y se apartó.

—Ese pensamiento nunca se me ha pasado por la cabeza. ¿Quieres


entrar de una vez? ¿Supongo que no estás aquí para pararte en mi puerta?

—Y veo que todavía estás un poco...

—¿Irritable? —preguntó Tate.

Logan dio un paso hacia adelante y pasó su mirada por la maraña de


rizos marrones que caían por la cara de Tate.

—Sí. Irritable parece ser muy acertado.

Tate no se movió, se mantuvo firme.

—Bueno, ¿me culpas? Esta noche fue...

—¿Un desastre total? —exclamó Logan, arriesgando una conjetura.

—Algo como eso.

Entró y escudriñó el apartamento de Tate mientras se metía las


manos en los bolsillos de su sudadera.

—No podía dormir —admitió. Cuando Tate no respondió, continuó—:


Estuve pensando en el momento en que Chris puso su mano sobre ti, y todo
lo que quería hacer era patear su trasero. Pero entonces… —Observó cómo
Tate cerraba la puerta y apoyaba la espalda contra ella… silencioso y
concentrado en él—. Pero entonces me acordé de la última vez que lo había
visto. Había estado haciendo exactamente eso. Pateando su trasero. —Se
acercó a donde Tate estaba de pie e… inesperadamente… confesó—: Tengo
problemas para dormir sin ti.

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La boca de Tate se abrió como si estuviera a punto de decir algo, y
luego la cerró y, en cambio, sonrió.

—¿Parece como si estuviera castigándote? —preguntó Logan. Amaba


la forma en que los ojos de Tate se oscurecían mientras bajaban a su boca.

—No.

—¿No? Entonces, ¿cómo suena? —preguntó, continuando hacia


adelante hasta que estuvo entre las piernas de Tate.

—Suena…

—¿Sí?

—No me interrumpas.

—Lo siento —dijo Logan, tratando de parecer contrito—. ¿Estabas


diciendo?

—Suena como si yo te gustase —dijo Tate. Luego agregó con una


sonrisa arrogante—, y mucho.

El corazón de Logan golpeó su pecho mientras se concentraba en lo


que había venido a hacer. Pero cuando Tate alcanzó sus caderas y lo
empujó contra su cuerpo, todos los pensamientos de Logan se esfumaron.

—Mhmm, lo haces —dijo Logan—. Sin embargo, va más allá de


gustarme.

Una de las manos de Tate acarició todo el camino hacia su culo, y


cuando se apartó de la puerta y colocó sus labios en su garganta, se
preguntó si recordaría su propio nombre en los próximos diez segundos.

Entonces la voz de Tate resonó en el silencioso apartamento.

—Pero tú me enviaste a dormir con un beso en la mejilla.

Logan sacudió la cabeza hacia atrás.

—Eso realmente te molesta, ¿no?

—Sí, lo hace. Entiendo que estabas tenso...

—Joder, sí, estaba tenso —reconoció Logan, tratando de hacer que


Tate comprendiera de dónde venía su estrés—. Después de ver a Chris y
luego tratar con Cole, estaba increíblemente tenso.

Los dedos de Tate lo dejaron y comenzó a alejarse, lo más lejos que


podía en el apartamento.

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—Pero cuando estábamos en el coche viniendo a casa, deberías haber
hablado conmigo. Comunicarnos.

Como un rayo, Logan agarró el brazo de Tate y lo detuvo en seco.

—Dilo otra vez.

Tate entrecerró los ojos y empezó a repetirse:

—Deberías haberte comunicado conmigo. ¿Cómo voy a saber...?

Logan sacudió la cabeza.

—Eso no. Retrocede un poco más.

La confusión de Tate era evidente cuando le dijo:

—No te entiendo.

Logan tomó su barbilla entre sus dedos y presionó un beso en los


labios de Tate.

—Nos dirigíamos a casa. Me gusta eso. Nosotros, volviendo a casa,


juntos. Es por eso que estoy aquí.

—Bueno, estoy bastante seguro de que ese pájaro ha volado del


gallinero, Logan. Ya que me dejaste en la entrada del edificio...

—Con un beso en la mejilla. Sí —gimió Logan—, noté eso abajo, y


juro solemnemente que nunca más lo volveré a hacer. Aunque, por cierto,
te he besado en la mejilla antes, y nunca te has quejado con tanto énfasis.
Pero eso no es lo que quiero decir en este momento.

Tate le frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué quieres decir?

—Quiero decir, no. Quiero... —Logan hizo una pausa y su nudo en el


estómago se hizo más grande cuando los ojos de Tate y sus manos se
levantaron como si le rogase que hablara.

—¿Qué? ¿Qué quieres, Logan? Porque, personalmente, me gustaría


poder tomarme un par de horas para dormir…

Logan tragó saliva, y antes de que perdiera los nervios, se oyó decir:

—Quiero que te mudes a vivir conmigo.

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CAPÍTULO 2
TATE ESTABA seguro de que había malinterpretado lo que
Logan acababa de decir.

Estaba amaneciendo y todavía estaba medio dormido. Eso tenía que


ser, porque por un loco minuto, estaba seguro de que había oído...

—¿Tate? ¿Escuchaste lo que dije? Quiero que te mudes conmigo.

Tate se llevó una mano a la cara y se frotó la frente. Luego, sin decir
una palabra, giró sobre los dedos de los pies y regresó a su cocina. Podía oír
a Logan venir detrás, pero Tate no confiaba en lo que podía salir de sus
labios en ese momento.

Se detuvo frente a la nevera, la abrió y escaneó el contenido. Leche,


agua y zumo de naranja. Ninguna de esas bebidas le podría ayudar
con esto. Después de cerrar la puerta de la nevera, recordó dónde se
encontraba una bebida que estaba seguro le ayudaría con esto. Al abrir el
gabinete sobre la nevera, encontró una botella de tequila.

Sí, a la mierda. Esto requiere algo bien fuerte.

Vertió una pequeña cantidad de líquido en un vaso antes de cogerlo y


beberlo de un solo trago.

—Wow —dijo Logan mientras se detenía en el lado opuesto del


mostrador de la cocina—, no pensé que mi invitación te llevara a beber.

Tate apretaba el vaso de manera inestable en su mano y se agarró al


fresco mármol.

—Deja de bromear.

Logan alzó las manos con las palmas hacia afuera, y preguntó:

—¿Quién está bromeando? Estoy hablando en serio. Como nunca


antes lo he hecho.

—Entonces estás loco —murmuró Tate, soltando el vaso mientras se


abría paso hasta donde estaba Logan—. ¿Así es como me lo preguntas?
¿Este es el momento que escoges para proponerme algo así?

Los ojos de Logan escudriñaron su rostro, y Tate pudo ver por la


forma en que su mandíbula se apretaba que se estaba enfadando.

—¿Qué pasa ahora?

Tate soltó un sonido de incredulidad y caminó hacia su dormitorio.

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—¿Aparte de que tuvimos una noche terrible, que estamos en medio
de una discusión y que son casi las cinco de la madrugada?

—Oh, vamos. Eso no es realmente un argumento —señaló Logan—.


¿Tate? Espera, ¿lo harás?

Tate tomó una respiración profunda y se volvió para mirar a esos ojos
azules tratando de calibrar su estado de ánimo.

—No puedo mudarme contigo.

Logan asintió lentamente antes de preguntar:

—¿No puedes o no quieres?

Se preguntó cuál sería la diferencia para Logan, pero repitió:

—No puedo.

La boca de Logan se dividió en una amplia sonrisa mientras caminaba


hacia donde Tate se encontraba quieto y tan... jodidamente tenso como una
cuerda de violín.

—¿Por qué estás sonriendo? —Tate sabía que su tono era hosco, pero
es que éste era Logan. Impulsivo, descarado y siempre escogiendo el peor
momento posible para decir toda su mierda. Él no se había detenido ni una
sola vez a pensar en cómo su petición pudiese hacerlo sentir. Seguramente
Logan pensó que, que ya que creía que era una gran idea, todo el mundo a
su alrededor debería pensar igual.

El problema era que Tate al instante de escuchar su invitación se


sintió... inadecuado. Aunque estaba seguro de que Logan le daría patadas
en el culo si alguna vez se lo dijera.

—Puedo trabajar con un no puedo —dijo Logan mientras lo empujaba


hacia el dormitorio—. Ahora, ¿quieres dejar de discutir conmigo para que
podamos dormir un par de horas?

Logan se quitó la sudadera y la camiseta antes de caminar hacia el


lado izquierdo de la cama para quitarse los zapatos. Luego retiró la colcha,
se quitó el resto de su ropa y se subió al interior como si esa fuera su
propia cama. Una vez que se sintió cómodo, colocó las manos detrás de su
cabeza y dirigió sus ojos hacia Tate.

—No actúes como si durmieras más que yo cuando estás solo. No te


creeré.

Tate se apartó del marco de la puerta y se acercó a su lado de la


cama.

—Eres un bastardo arrogante.

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Se quitó la camiseta y los pantalones de chándal y se deslizó de
nuevo por debajo de las sábanas; la calidez de la piel de Logan lo atrajo y
Tate se acomodó automáticamente a su lado.

—Me lo han dicho una o dos veces antes. Hmm. —Logan suspiró,
pero el sonido era de pura satisfacción, no de frustración—. Dirás que sí. Es
solo cuestión de tiempo. Ahora, shhh, para que podamos dormir.

Tate sintió una pequeña sonrisa cruzar sus labios mientras los
presionaba contra el pecho de Logan en un ligero beso. No estaba seguro
de que podría decir que sí a lo que Logan quería en un futuro próximo, pero
por el momento, estaba contento de poder cerrar los ojos y finalmente
descansar un poco.

TRES HORAS MÁS TARDE CUANDO LOGAN


ABRIÓ UN OJO, VIO LA CARA DE TATE PRESIONADA
EN LA ALMOHADA JUNTO a la suya. Sus pestañas oscuras y
tupidas descansaban sobre su mejilla, sus labios separados ligeramente y la
barba de un día que cubría su mandíbula se había alargado durante la
noche. A Logan le costó mucho mantener las manos y... los labios... bajo
control.

—Deja de mirarme. Me estás dando un complejo.

La voz grave le hizo sonreír mientras Tate se alejaba y le daba la


espalda. Nunca perdiendo una oportunidad, Logan se movió detrás de él y
acarició su nariz en su pelo.

—Mentiroso —susurró antes de besarle el cuello.

—Dios, ¿qué hora es? Tu alegría por madrugar es realmente


inquietante.

Logan alineó toda la longitud de su cuerpo a lo largo de Tate y


envolvió un brazo alrededor de su cintura para rodear su ombligo.

—No es tan temprano, pero es hora de levantarse.

Una de las manos de Tate aplastó la de Logan y la mantuvo en su


lugar mientras se daba vuelta y lo miraba fijamente.

—Ya estás levantado.

Logan inclinó el codo y apoyó la cabeza contra la palma de la mano,


mientras dibujaba una línea en el centro del pecho de Tate.

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—Me alegra que lo hayas notado.

—Difícil no hacerlo cuando algo grande está clavándose en mi


espalda.

Cuando su dedo alcanzó la base de la garganta de Tate, Logan tomó


su mano y la apoyó en su propia cadera.

—Puede ser así, pero no trates de distraerme con elogios.

Tate se rió.

—¿Eso es lo que estaba haciendo?

Logan asintió y cuando su cabello cayó en sus ojos, Tate lo apartó de


su rostro.

—Necesito un corte de pelo —comentó.

—Me gusta de esta manera, más largo en la parte superior.

Logan tocó con sus labios los de Tate y su cabello cayó a su


alrededor.

—Bueno, ya que te gusta...

—¿Sí? —preguntó Tate, con la boca curvada bajo la de él.

—Podría mantenerlo, pero no creas que lo voy a dejar crecer tan


largo como el tuyo.

—¿Qué pasa con mi pelo? ¿Estás diciendo que necesito cortarlo?

—No, tu pelo me tiene jodido —dijo Logan mientras le tocaba el pelo


a Tate—. Y lo sabes.

—¿Qué harías si me hiciera afeitar la cabeza?

—¿Matarte? Y probablemente me salga con la mía, ya que tengo


conexiones con un bufete de abogados muy reconocido.

Tate se rió entre dientes y empujó a Logan hasta que estaba de


espaldas junto a él.

—Sé serio.

Logan volvió la cabeza en la almohada y pasó los ojos por la cabeza


de Tate. Luego volvió su mirada a esos ojos marrones que lo observaban.

—Me pondría a llorar. Por días.

—¿Por mi cabello? Crecería de nuevo, lo sabes, ¿verdad?

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—Sí, pero tardaría meses —gruñó—. ¿Puedes dejar de hablar tan
tranquilamente sobre esto? Me estás poniendo nervioso.

Tate se movió hasta que su cuerpo largo y delgado se extendía por


encima de él, y Logan ensanchó sus piernas para permitir que se asentase
en el medio.

—No te preocupes —le aseguró Tate mientras bajaba la cabeza para


besarle la comisura de la boca. Entonces movió esos labios burlones al oído
de Logan y susurró—: Me gusta demasiado tus manos sobre mi pelo como
para cortarlo.

Logan pasó los dedos por las espesas ondas y le preguntó:

—¿Te gusta así?

Con un gemido, Tate sacudió sus caderas contra él y Logan retorció


los dedos más fuerte.

—Exactamente como eso.

—Bien —dijo mientras envolvía a Tate con sus piernas—. Porque de


esta manera, puedo tenerte muy apretado e inmovilizado cuando
estás tratando de distraerme. Estoy a tu favor, Sr. Morrison. No trates de
usar tu cuerpo contra mí.

Casi perdió toda su fuerza de voluntad cuando Tate, el jodido


engreído, colocó sus manos a cada lado de su cabeza y comenzó a frotar
sus erecciones.

—¿No quieres que use mi cuerpo contra ti?

—Vete a la mierda —dijo Logan, sabiendo perfectamente que, si no


cambiaba de tema o se quitaba a Tate de encima, todo se iba a torcer y e
iba a dejar de hablar por completo.

Por lo general, no quería nada más que sexo caliente con Tate, pero
en este momento quería saber por qué había reaccionado tan fuertemente a
su pregunta de la noche anterior... bueno, realmente había sido a
la madrugada.

—Necesitamos hablar.

—Entonces deberías haberte levantado, vestido y luego haberme


despertado.

Tenía un punto, pero Logan no lo iba a admitir.

—¿Por qué estás tan asustado de la idea de vivir juntos?

—No lo estoy.

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—Sí, lo estás. Y tarde o temprano me vas a decir porqué.

Mientras Tate estaba a punto de responder, el teléfono de Logan


empezó a vibrar en la mesita de noche y ambos lo miraron. Cuando Tate le
dijo que era Cole, Logan inmediatamente perdió el deseo de seguir jugando
mientras recordaba las palabras de su hermano la noche anterior…

—TU EX NOVIO ES UN IDIOTA HABLADOR.

Logan se estremeció ante las palabras de Cole, que estaba


sosteniendo una bebida rosa congelada con un paraguas de color azul
brillante. Estaba a punto de preguntarle qué quería decir, pero antes de que
las palabras pudieran deslizarse libres, Cole continuó:

—No podemos pasar la noche tratando con tu mierda, ¿entendido?


Hay demasiadas personas importantes en esta sala para un espectáculo.
Trata con esto, Logan. Quiero que te vayas y te lleves a Tate. Si estás
tranquilo, entonces Tate estará calmado. Haz lo que sea que tengas que
hacer. O no voy a ser responsable de mis actos.

Logan miró a Chris, el cual los estaba mirando a ambos, junto a una
mujer alta y musculosa.

—¿Logan?

Su atención se dirigió a Cole. Odiaba la idea de marcharse, pero sabía


que tenía que hacerlo.

—Arréglalo.

LOGAN ESTABA CONVENCIDO DE QUE, DESPUÉS


DE SU CONVERSACIÓN CON TATE DURANTE EL VIAJE
A CASA Y su improvisada visita, él parecía estar relativamente bien con
respecto a los acontecimientos de la noche anterior. Cole, seguro como el
infierno, sería una historia completamente diferente.

De mala gana, dejó que Tate se quitara de encima, y cuando se alejó,


Logan se aseguró de decir:

—No hemos terminado de hablar.

21
Tate apartó las mantas sin responder y se levantó de la cama. Luego
entró en su baño y cerró la puerta. De acuerdo, así que este era un tema
que necesitaba tratarlo con más cautela.

¿Cómo demonios iba a saberlo?

Logan cogió el teléfono, se lo llevó a la oreja y gritó:

—¿Qué?

El silencio que encontró en el otro extremo era exactamente lo que


había esperado. Había sabido que esto se veía venir.

Entonces Cole habló:

—Levántate y trae tu culo a mi casa. Ahora.

Cerrando los ojos, Logan contó hasta diez, tratando de frenar el


instinto de decirle a Cole que se fuera a la mierda.

—Buenos días a ti también, Cole.

Apenas había terminado de hablar cuando Cole replicó:

—No estoy de humor, Logan. Ven aquí, y de paso sé útil... compra


unos donuts en el camino. Rachel tiene hambre.

—Rachel odia los donuts comprados en la tienda.

—No esta mañana, hoy no los odia.

Estaba a punto de preguntar si había algún sabor en particular, pero


Cole ya había colgado. Sí, esto se va a poner feo.

De alguna manera, Cole se había enterado de su pequeño, bueno,


no... tan pequeño... secreto, y Logan sabía que no había manera alguna de
evitar hablarle al respecto.

A menos que salir del país fuera una opción.

TATE ESCUCHÓ A LOGAN A TRAVÉS DE LA


PUERTA CERRADA, COMO HABLABA CON SU
HERMANO. NO ENVIDIABA la posición de Logan en este
momento. Sabía cómo se sentía el haber estado manteniendo oculto algo a
aquellos a que amas, y cuando se enteraban… bueno, mejor estar listo para
las consecuencias, ya sean buenas o malas.

22
En el caso particular de Logan, Tate no estaba seguro de cómo
reaccionaría Cole. Pero a juzgar por la fría recepción a la que habían sido
sometidos durante la mayor parte de la noche anterior, supuso que no iba a
ser una conversación fácil.

Caminó hasta el lavabo y encendió el agua caliente, dejando que se


llenara para su afeitado matutino mientras contemplaba su reflejo en el
espejo. Allí, mirándose, era alguien que finalmente estaba empezando de
nuevo. Pero también era alguien que tenía un largo camino por recorrer.

Durante mucho tiempo, había vivido su vida para los demás. Siempre
haciendo lo que se esperaba de él. De un matrimonio que había sido un
impulso de juventud, lleno de lujuria, a permanecer silencioso ante esa
horrible relación porque había pensado que era lo correcto para los
involucrados, algo que nunca volvería a hacer. Estaba decidido a no
cometer los mismos errores, especialmente con Logan.

El hecho era que Logan Mitchell era una figura influyente en la ciudad
de Chicago. Era uno de los socios de un prestigioso bufete de abogados, era
rico, respetado e inteligente como el infierno, y cuando Tate pensó en las
cosas que tenía para ofrecer a cambio, fue lo suficientemente realista para
darse cuenta de que solo tenía un montón de mierda. Por eso, cuando
Logan había sugerido que se mudara a su apartamento con él... Sí,
jodidamente me asusté, y mucho.

Después de cerrar el agua y pasar la navaja por su mejilla, llamaron


a la puerta y Logan la abrió. Sus ojos se encontraron con los de Logan en el
espejo, y se enderezó, sorprendido de verlo completamente vestido con su
ropa de la noche anterior.

—No, no te detengas —dijo Logan, dirigiendo los ojos a Tate de una


manera que sugería que le gustaba lo que veía—. Solo vine a decirte que
tengo que salir. Cole está en pie de guerra, y si no estoy allí pronto, podría
enviar a alguien para atraparme y llevarme ante él.

Tate se volvió hacia él y apoyó su culo contra el lavabo, con la navaja


todavía en la mano.

—De acuerdo —dijo, y luego preguntó—: ¿Quieres que vaya contigo?

Logan sacudió la cabeza mientras se acercaba.

—No, está bien. Este es mi lecho de mentiras, y tengo que


arrastrarme fuera de él. Tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo.

Logan se detuvo cuando estaba directamente frente a él. Luego alzo


un dedo para rozar la piel que acababa de afeitar.

23
—Agradable y suave —comentó Logan y bajó los ojos sobre el pecho
desnudo de Tate—. Al igual que el resto de tu cuerpo. —Rozó con un beso
los labios de Tate—. Mantén esa navaja en tu cara, ¿entendido? Si estos
rizos van a cualquier otra parte, no puedo prometer que mi reacción sea
amable.

Cuando Logan levantó la cabeza, Tate sonrió ante la crema de afeitar


que ahora se aferraba a su barbilla. Lo limpió con el pulgar y se burló de él.

—Eres tan mandón.

Los labios de Logan se curvaron, y mientras se dirigía hacia la puerta,


le habló por encima del hombro.

—¿Y?

Y, Tate pensó mientras se volvía hacia el espejo con una enorme


sonrisa de mierda, me encanta.

24
CAPÍTULO 3
LOGAN CAMINABA por el pasillo hacia el apartamento de Cole
como si fuera un hombre dirigiéndose a su propia ejecución.
Aparentemente, Chris había decidido que la mejor manera de fastidiarlo
sería informar a Cole de su... ¿qué? ¿Relación pasada? No, desde luego no
la llamaría así.

Sin embargo, ya no importaba el nombre que le dieran a aquella


relación. Chris había puesto la mira en el objetivo, apuntado y disparado. Y,
había dado en el blanco. Cole había estado muy frío durante el resto de la
noche después de que le informara que su ex era un bastardo hablador.

Logan había estado temiendo este día... el día en que Cole finalmente
se enterara de su implicación adicional con Chris. Y, lo peor de todo, era
que todavía no estaba muy seguro de cuánto sabía.

Así que allí estaba, con una bolsa de donuts en la mano y una mueca
en su rostro. Decidiendo que era mejor acabar con este infierno de una vez,
Logan llamó y esperó a ver cómo se desarrollaría todo.

Cuando la puerta se abrió, esperaba ver el fulminante ceño de Cole.


Pero lo que encontró fue a Rachel con los ojos muy abiertos. No se molestó
en decir una palabra mientras le arrancaba la bolsa de papel blanco que
tenía y la abrió para tomar una profunda inhalación de la dulzura
azucarada.

—Oh. Mi. Dios. Esto es exactamente lo que quería —ella gimió.

La bolsa se arrugó mientras miraba en el interior, y Logan no pudo


evitar que se le escapara una sonrisa.

—¿Qué le pasó a la chica que no tocaría un donut de una tienda así


se muriese de hambre, y fuese el último trozo de comida que quedara en el
mundo?

Rachel levantó la cabeza y lo inmovilizó con una mirada salvaje.

—Ella quedó embarazada por culpa de tú hermano, y ahora es una


loca furiosa si sus requerimientos de comida no se cumplen. Lo quería
caliente, barato y fácil.

—Eso suena sucio, señora Madison —dijo Logan en broma—. ¿Su


marido la deja hablar de esa manera con todo el mundo?

25
—Oh, cállate —dijo mientras sacaba un donut de la bolsa para tomar
un bocado enorme. Mientras masticaba el bocado, le dio a Logan una
brillante sonrisa llena de picardía—. Estás en problemas.

Sintiendo que Rachel no merecía disfrutar de tanta diversión a su


costa, Logan le arrebató la bolsa de sus manos y la puso detrás de su
espalda. Tuvo una inmensa satisfacción cuando ella dio un pequeño gruñido
de molestia y luego frunció el ceño.

—Devuélvemelo. —Se las arregló para dar otra mordida.

—No hasta que te disculpes...

—¿Por disfrutar de tu inminente destino?

Logan entrecerró los ojos, y cuando ella se apartó y le dio una sonrisa
pícara, le preguntó:

—¿Alguna vez Cole gana contigo?

—No, si es inteligente.

Logan se inclinó y le besó la coronilla. Luego sacó la bolsa de su


espalda y se la dio.

—Aquí. Tómalos de una vez o quizás que tengas que sacarlos de mis
dedos fríos y sin vida una vez que Cole haya terminado conmigo.

Rachel tomó la bolsa y puso los ojos en blanco.

—Eres tan dramático.

—Bueno, ¿me echas la culpa? —Logan siguió por el pasillo y volvió a


mirar a Rachel—. ¿Está muy enfadado?

La forma en como arrugo la nariz y se encogió de hombros no le


auguraba nada bueno. Le hacía querer sacar su culo corriendo de allí, algo
que nunca solía hacer.

—Está bien. ¿Dónde está él?

Le señaló la segunda puerta cerrada a la izquierda.

—En la biblioteca.

Con un movimiento de cabeza y una sonrisa tensa, murmuró:

—Deséame suerte.

Antes de que se alejara dos pasos, oyó a Rachel llamarlo por su


nombre. Cuando Logan la miró por encima del hombro, ella le dirigió una
sonrisa suave que le hizo pensar qué sería una madre maravillosa.

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—No necesitarás suerte. Está molesto porque le importas. Los dos te
queremos. Te mereces algo mucho mejor que lo que te dio Chris. Y ahora,
lo tienes con Tate.

Tragó saliva y se preguntó si eso era verdad. ¿Se merecía algo mejor
que Chris? ¿Merezco a Tate?

Desde luego, no había sido un ángel y era el primero en reconocer


que no se había alejado de Chris cuando debería haberlo hecho. Se había
quedado, y había permitido que años de estarse ocultando sin sentido lo
empujaran a una noche que haría cualquier cosa para olvidar.

No pudo encontrar ninguna palabra para ella en ese momento, así


que le dio un guiño y abrió la puerta de la biblioteca de su hermano.

Cuando entró, esperaba ver a Cole como usualmente lo encontraba…


detrás de su escritorio, trabajando en su ordenador. En su lugar, tenía un
teléfono pegado a la oreja y la espalda vuelta hacia él. Así que Logan vagó
hasta la pared llena de libros desde el suelo hasta el techo, fingiendo tener
mucho interés en ellos, pero realmente todo el tiempo estaba pensando de
nuevo en la negativa de Tate a vivir con él.

Dijo que no podía vivir conmigo, pero ¿por qué? ¿Debido a todo lo
sucedido con Chris?

Logan sacó su teléfono y abrió un nuevo mensaje. Decidió recordarle


a Tate que no había olvidado lo que habían estado hablando, y que solo
sería cuestión de tiempo antes de que el tema estuviera de nuevo en
discusión.

Quería a Tate en su casa, en su cama y en su vida las veinticuatro


horas, los siete días de la semana. Y, si le tomaba horas de conversación, y
semanas de constantes recordatorios de porqué vivir con él era una
increíble jodida idea, entonces eso era exactamente lo que haría.

TATE SE PARÓ DELANTE DE SU ESPEJO Y ATÓ


SU CORBATA NEGRA DEL TRABAJO. NECESITABA
ESTAR FUERA DE SU APARTAMENTO en los próximos cinco
minutos si quería llegar a tiempo. Tenía que trabajar turnos dobles en los
próximos dos fines de semana después que Logan y él los hubieran
intercambiado con Amelia por sus días libres. Así que básicamente
significaba que no tenía vida en un futuro previsible. Por lo menos, no uno
que involucrara fines de semana.

27
Apretó el nudo en la base de su garganta antes de alisar una mano
por el frente del estrecho material y levantarlo para meter la tira más
delgada en su camisa blanca. Encogiéndose de hombros en su chaleco
negro con las palabras After Hours bordadas en el bolsillo, se acordó de su
primer día de trabajo en el bar de lujo.

El día que conocí a Logan. El día que cambió su vida para siempre.

Tate podía recordar cada detalle de esa primera reunión. Se acordaba


de la manera confusa que se había sentido y había respondido, y recordaba
exactamente lo que Logan llevaba puesto ese día. Era increíble pensar
ahora y darse cuenta de que, en ese preciso momento, había conocido a
una persona que resultaría ser la más esencial e importante de su vida.

¿Quién lo hubiera adivinado? Dos personas de diferentes rumbos en


la vida colisionando y encontrándose en un momento determinado.
Hubo un zumbido en el lavabo del baño, y miró hacia abajo donde se
encontraba su móvil para ver un mensaje del hombre que ocupaba sus
pensamientos.

Logan: Ya estoy aquí. Si no salgo vivo, te amo. Si lo hago, tú y


yo tenemos algo que discutir.

Con una sonrisa, Tate agarró su teléfono y escribió:

¿Así que el miedo a la muerte saca una proclamación de amor


por escrito de Logan Mitchell? Es bueno saberlo. También te amo. Y
déjalo ir, ¿quieres? Eres como un perro con un hueso.

Lo metió en su bolsillo trasero y salió de su habitación, apagando las


luces cuando se fue. Agarrando el casco y la chaqueta, caminó por el pasillo
hasta la puerta principal y cogió sus llaves de la mesa lateral antes de salir.
Cuando llegó al ascensor, el teléfono volvió a vibrar. Metió la mano en su
bolsillo, la sacó y se rió entre dientes ante el mensaje.

Logan: No... No le tengo miedo a la muerte. Pero gracias por


preocuparte por mi seguridad en este momento ¿Realmente
utilizaste la palabra —proclamación— a las diez de la mañana?

Al entrar en el ascensor, Tate apretó el botón del garaje y se recostó


contra la pared escribiendo:

Son las 10:13, y sí, lo hice. Conozco algunas palabras


importantes, Sr. Abogado de Lujo. Incluso puedo deletrearlas.

Cuando el ascensor alcanzó la planta baja y las puertas se abrieron,


Tate salió al aire fresco de la mañana y cruzó el espacio hasta donde estaba
su moto estacionada. Se subió y se sentó en el asiento antes de mirar el

28
teléfono para revisar el mensaje, incapaz de detener la sonrisa que se
extendía por su rostro.

Logan: Esto es algo que deberíamos explorar más a fondo.


¿Puedes deletrear mientras estás distraído? Este Abogado de Lujo
quiere saber lo bueno que serías de-le-tre-an-do en esa situación.
Ya sabes, en caso de emergencia.

La boca inteligente de Logan siempre conseguía atraparlo. Había algo


tan increíblemente sexy en su ingenio rápido y su rostro sonriente, y Tate
podía imaginárselo diciéndole esas palabras deletreadas exactamente.

Esta era otra cosa que amaba sobre el hombre. Cualquier cosa que
Logan dijera o insinuara, seguro que no tendría problemas para decírselo a
la cara. Y eso hizo que Tate quisiera besar esos arrogantes labios hasta que
Logan gimiera.

Dado que esa opción no estaba disponible en ese mismo momento,


Tate decidió que bromear con él sería igual de divertido.

¿Estoy siendo entrevistado para una posición específica que


no conozca?

Después de ponerse el casco, giró la llave en el encendido y sintió


que su teléfono zumbaba.

Logan: Aunque hay muchas posiciones en las que estoy seguro


que usted calificaría, creo que lo seleccionare. Estoy buscando un
Asistente Personal muy privado y discreto. Pero necesito algunos
detalles más antes de invitarle a mi oficina para una entrevista
personal donde sentarnos y conocernos mejor.

Tate apretó una mano contra la erección que ahora estaba


luciendo. Joder. Podía imaginarse cómo sería una entrevista privada con
Logan. Tortura. Treinta minutos de tortura.

Logan en uno de esos impecables trajes de tres piezas que llevaba


como una segunda piel. Ese pelo negro como carbón estilizado
perfectamente y su fuerte mandíbula cincelada. Añádale esas gafas sexys
como el infierno que enmarcaban sus ojos azules y mierda… tal vez debería
ir y hacerle una visita esta noche y llevar la cena.

Antes de encender el motor, rápidamente le devolvió el texto:

Voy a llegar tarde a mi trabajo actual. Dime dónde debo


encontrarte para este arreglo de sentarme en tu regazo, o déjame ir
ya que mi trabajado actual es remunerado, SEÑOR.

29
LOGAN SINTIÓ QUE SU POLLA SE PONÍA RÍGIDA
CON ESA ÚLTIMA PALABRA ESCRITA EN
MAYÚSCULAS.

Joder. Quería oírlo de la boca de Tate en persona. Nunca había sido


una persona muy dispuesta a salir y jugar los roles de dominante y sumiso,
pero...

—¿Logan? —la voz de Cole penetró a través de sus pensamientos con


tanta eficacia como un balde de agua helada.

Bueno, mierda. Tiempo para hacer frente a la música.

Tal vez, si sobrevivía, podría convencer a Tate de venir y...

—Hola —dijo Cole.

Logan se volvió para verlo de pie detrás de su escritorio con los


brazos cruzados. Su cabello rubio tenía mechones desordenados por donde
había pasado los dedos. Probablemente molesto por mí.

—Quiero que te sientes en una silla y me hables de esa pequeña


sorpresa que Christopher Walker dejó caer sobre mí anoche.

Realmente no…

—No era una pregunta —Cole le informó como si pudiera leer su


mente—. Siéntate. Ahora.

El tono de Cole no le dejó más remedio que hacer lo que le había


dicho, y Logan sabía que no debía discutir con Cole cuando estaba en uno
de sus estados de ánimo. Así que se sentó.

Puesto que no estaba seguro de lo que Chris le había dicho la noche


anterior, Logan permaneció en silencio mientras Cole lo fulminaba con la
mirada y, de repente, se encontró sonriendo.

—¿Qué demonios puede ser tan divertido en este momento?

Logan se metió las manos en los bolsillos y se dejó caer hacia atrás
en la silla.

—Estás actuando muy parecido a un padre en este momento, a punto


de enviarme castigado a mi habitación. Y justo antes, yo estaba pensando
cómo Rachel parecía tan maternal. Todo esto del embarazo ha servido
realmente para sacar lo mejor de vosotros.

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Una risita se le escapó mientras las cejas de Cole prácticamente le
llegaban a la línea del pelo.

—¿Qué? lo hiciste. Y no es que sepa algo de esto. No es como las


otras veces que te has molestado conmigo.

Cole tiró de su silla y se sentó, pareciendo pensar en sus siguientes


palabras cuidadosamente. Abrió la boca, pero antes de que pudiera decir
algo, Logan volvió a hablar.

—Por favor, no me des un discurso acerca de que no me perdí mucho


teniendo a mi padre ausente. Eso ya lo sé. Pero apuesto a que él se parecía
a ti cuando estaba enojado, o todo asustado hasta la mierda. Tenía el color
de tu cabello y mis ojos. He visto fotos. Mamá solía tratar de ser estricta
conmigo, pero realmente, ¿con esta cara? —dijo, señalándose mientras
daba su más encantadora sonrisa—. Siempre se desmoronaba. Ella es… un
poco excéntrica.

Una vez que finalmente dejó de hablar, Cole se recostó en su silla y


preguntó:

—¿Has terminado?

Logan hizo una demostración de mantener la boca cerrada y esperó a


que Cole continuara.

—Jesús. Cuando estás nervioso, no sabes cómo callar. Ha pasado


tanto tiempo desde la última vez que he visto ese lado tuyo que se me
olvidó incluso que existía. Es bueno saber que ese niño nerd de la escuela
con las piernas flacas, las gafas grandes y el pelo enmarañado todavía está
al acecho allí adentro, debajo de toda esa arrogancia sofisticada.

—Oh, vete a la mierda. Mira quien habla —replicó Logan, pero


apreciaba que Cole estuviera tratando de aliviar la tensión en la habitación

Realmente no quería entrar en esto. No con Cole… la única persona


que lo conocía desde que era un adolescente. La única persona que había
presenciado la forma en que Chris lo había tratado en la universidad.
¿Cómo podía admitir que él... qué? ¿Había vuelto a por más siendo ya un
adulto? ¿Durante dos años?

Dios, estaba disgustado consigo mismo.

—Entonces, ¿quieres hablar primero? —preguntó Cole.

La frente de Logan se alzó y preguntó:

—¿Qué es esto, una exposición? Solo pregunta lo que quieres saber y


hazlo de una maldita vez.

31
Cole lo miró como si decidiera por dónde empezar, y luego le
preguntó algo que Logan no se esperaba.

—¿Tate sabe todo lo que pasó con Chris? ¿O solo las partes que
decidiste contarle?

Típico de un maldito abogado, directo a la yugular.

—Él lo sabe todo.

Logan no podía estar seguro, pero le pareció ver un destello de dolor


detrás del shock en el que entraron los ojos de Cole.

La mandíbula de Cole se apretó.

—Entonces, ¿soy yo quién estaba en completa oscuridad?

Logan se preguntó cuánto tiempo tendría hasta que el genio de su


hermano que estaba empezando a levantarse, explotara. Decidiendo que
debía dejarlo todo sobre la mesa, ofreció los detalles antes de que Cole los
pidiera.

—Le hablé de Chris cuando estábamos en la cabaña.

Los ojos color avellana que lo perforaban parecían duros como la


piedra, y Cole parecía inmóvil. Pero lo más desconcertante era
que todavía no había revelado lo que Chris le había dicho.

—Qué bonito —dijo Cole, pero su voz ciertamente no coincidía con


sus palabras—. ¿No se te ocurrió en algún momento, cuando te enteraste
de que Chris estaría en la Fiesta Empresarial, que podría ser un buen
momento para decirme que tú, oh, no sé, tuviste una maldita aventura con
él durante dos años?

Mierda. Había imaginado que Cole lo sabía todo, pero no estaba


seguro de que se lo creyera... bueno, ¿cómo hizo Chris siquiera para
mencionar aquello?

—¿Logan?

—¿Qué? —espetó, creciendo su irritabilidad por segundos.

—Por favor, dime que estaba mintiendo. Que solo trataba de


molestarme por haberle dado un puñetazo hace tantos años atrás.

Deseó poder decirle a Cole que ese era el caso, pero mientras estaba
allí sentado mirando la cabeza de su hermano, se hizo evidente que no iba a
refutar la afirmación.

—Mierda, Logan. ¿Cuándo lo viste? ¿Por qué…? ¿Sabes qué? Eso no


es importante en este momento.

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Logan no ofreció palabras. Ahora no era el momento para
disculparse, y ciertamente no era el momento para una broma, por lo que
se imaginaba que su mejor curso de acción era el silencio, porque no había
manera de que Cole hubiese terminado con él todavía.

—Necesito saber si podremos trabajar con ellos, con él, ¿va a ser un
problema? LPCW Arquitectura sería una cuenta enorme. No eres estúpido —
Cole hizo una pausa por un momento como si quisiera apuntar algo después
de esa afirmación, pero entonces, siguió adelante—. Sabes perfectamente
cuánto dinero recaudaría esto. Pero si no te sientes cómodo trabajando con
Chris...

—Estoy bien —dijo Logan, interrumpiéndolo.

—Si no es así, lo comprendería.

—Te dije que estoy bien, y lo estoy —subrayó Logan.

—¿Y Tate?

La sala quedó en silencio mientras la cuestión quedó entre ellos, y


Logan se horrorizó al darse cuenta de que ni siquiera había considerado
eso.

—¿Y bien? —Empujó Cole—. ¿Él estará bien?

Buena jodida pregunta...

Logan se paró como si el asiento estuviera en llamas, haciéndolo


retroceder. Luego sacó el teléfono de su bolsillo y miró la pantalla en
blanco. Tate no había dicho que estuviese molesto por que él trabajara con
Chris... pero ¿estaría bien?

—Tengo que irme.

—Logan, no he terminado de hablar contigo.

—Es una pena —dijo, su tono era cortante mientras caminaba


alrededor de la silla y se dirigía a la puerta. Cuando llegó hasta allí, tomó el
picaporte y se dio la vuelta para ver a Cole con el ceño fruncido—. El
resumen corto es el siguiente: me encontré con él hace algunos años,
nosotros, como tú tan bruscamente dices, tuvimos una maldita aventura
durante dos años, y entonces se acabó. Eso es. Nada más y nada menos.

Cole se puso de pie, se metió las manos en los bolsillos de los


pantalones, y vio una mirada que Logan despreció en los ojos de su
hermano… Lástima.

—No necesito saber los detalles, Logan. Esta no es la universidad, y


tú ya no eres un niño. Pero…

33
Logan tragó, en realidad no quería escuchar nada más.

—Ten cuidado. El primer amor es muy difícil de olvidar, y creo que tú


ya lo sabes, cuesta mucho dejarlo ir. Tienes algo real con Tate, incluso se
podría decir que tienes algo de la especie para siempre.

Logan reprimió el impulso de decirle a Cole que se fuera a la mierda,


pero como de costumbre, recurrió a su habitual sarcasmo… mordaz.

—Gracias por eso, doctor. ¿Cuánto te debo?

—Por el momento nada, listillo. Pero te juro que, si siento que esto no
nos está haciendo bien en su conjunto, pongo fin a su contrato. No importa
la cantidad de dinero que aporten. No vale la pena afectar a mi familia.
Recuerda eso.

Logan levantó la barbilla y miró a Cole mientras sentía su propio


temperamento romperse.

—Tienes que confiar en mí. Cuando juntamos por primera vez


nuestro dinero, el que nos dio nuestro ilustre padre, decidimos que éramos
nosotros contra el mundo. Especialmente contra nuestro querido y viejo
padre. Desde entonces, hemos demostrado que cada uno puede tener éxito
desarrollándonos de manera independiente en nuestro propio negocio y
hemos construido uno de los mejores bufetes de derecho en la ciudad.
Nunca te pondría en peligro, ni a Rachel o al bebé. Eres mi familia, y Tate
también lo es. Y seré un maldito si lo arruino por culpa de Christopher
Walker. No voy a arruinar esto para nadie. Recuerda eso.

Y antes de que Cole pudiese ofrecer una respuesta, Logan salió por la
puerta.

34
CAPÍTULO 4
ERA BASTANTE TARDE cuando Tate aparcó su moto en el
garaje de su casa y apagó el motor.

Los sábados por la noche en After Hours siempre estaban muy


ocupados, pero esta noche especialmente lo había sido aún más. Había
estado lleno hasta el tope desde el momento en que había entrado hasta el
momento en que registró su salida, sin duda debido al fuerte frío que había
caída sobre la ciudad. Eso siempre llevaba a los clientes al bar,
recordándoles que el invierno lleno de nieve estaba a la vuelta de la
esquina.

Con el casco bajo el brazo, subió a su piso y ahogó un bostezo


mientras caminaba por el pasillo. Dios, no podía esperar a meterse en la
cama. Estaba hecho polvo.

Estaba casi en su casa cuando vio a Logan sentado en el suelo


alfombrado con la espalda presionada contra la puerta cerrada con llave.
Había flexionado sus piernas, así que tenía las rodillas en el pecho y los
brazos apoyados sobre ellas y hacía girar su móvil en una de sus manos.
Había estado en su casa, ya que ahora llevaba puesto unos vaqueros y un
suéter negro, pero el hecho de que estuviese sentado en el suelo tenía a
Tate preguntándose el motivo cuando se detuvo a su lado:

—¿Te has perdido en tu camino a casa?

Tate extendió una mano hacia él cuando Logan inclinó la cabeza para
que poder mirarlo desde detrás de sus gafas. Sin decir una palabra, la tomó
y se puso de pie.

—No. Estoy exactamente donde quiero estar. Hoy te he echado de


menos.

Cuando los dos estaban de pie, Tate le dio una sonrisa torcida y luego
bajó los ojos al teléfono en la mano de Logan.

—Sí, lo siento, no contesté los mensajes. Estábamos ocupados como


el infierno. Apenas tuve tiempo para respirar.

Eran casi las dos, y él había estado planeando llamar a Logan a


primera hora de la mañana para pedirle que pasaran el rato la noche del
domingo comiendo pizza. ¿Pero esto? Esta era una forma mucho mejor para
hablar y poder pasar tiempo juntos.

—Es tarde —le dijo mientras tiraba más cerca de Logan—. No podías
esperar a verme, ¿eh?

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Logan lo besó en los labios, y su polla se movió cuando susurró:

—Tal vez sólo quería verte con este uniforme tuyo. No sé qué tiene,
pero...

—¿Sí? —lo animó Tate, a sabiendas de que Logan sentía una cosa
extraña por su atuendo de After Hours.

—Me dan ganas de desnudarte y hacerte todo tipo de cosas


indecentes.

Después de reírse contra la boca de Logan, Tate apartó la cabeza.

—Entonces entra y veré qué puedo hacer para complacerte.

—¿Lo harás ahora?

Maldita sea, por supuesto que lo haré. No importaba lo tarde o lo


cansado que estuviese… a Tate siempre le encendía ese tono de burla en la
voz de Logan. El hombre era sexo andante, y él lo deseaba, esto hacia que
Tate se sintiese el hijo de puta más afortunado del planeta.

Lamiéndose los labios mientras abría la puerta, pensó en sus


mensajes de antes.

—Si lo recuerdo bien, querías saber algunos detalles adicionales antes


de que me consideras un candidato para algunas posibles posiciones.

El cuerpo de Logan le rozó y se posicionó en su espalda cuando


entraron, y cuando sus fuertes dedos se aferraron a la cintura de Tate, la
sangre que quedaba dentro de su cabeza encontró la ruta más rápida hacia
su polla.

—Oh, confía en mí cuando te digo que ya te he considerado en cada


posición posible. El problema es reducir la lista para saber en qué
entrenarte en primer lugar.

Tate cerró los ojos y apoyó su espalda contra el pecho de Logan


mientras sus brazos se envolvían alrededor de su cintura y bajaba una
mano para aprisionar su rápida y creciente erección.

—¿Entrenarme, eh? ¿Y exactamente cuánto tiempo tomaría este...


entrenamiento?

Oyó que se cerraba la puerta y sabía que Logan debía de haberla


pateado. Luego, los cálidos labios presionaron besos por el costado de su
cuello.

—No lo sé. Mucho tiempo. Pero no quiero esperar fuera de tu


apartamento cada noche del resto de mi vida.

36
Tate ladeó la cabeza para encontrarse con los ojos de Logan. Pero
antes de que pudiera contestar, Logan apretó sus dedos alrededor de su
erección, haciéndole caer su casco al suelo.

—Dios, Logan.

—Hmm. Fui persuadido a esperar por este sonido. Solía soñar contigo
gimiendo mi nombre. Es tan jodidamente caliente. Como si ya estuviera
dentro de ti. ¿Quieres eso? Yo dentro de ti ¿Aquí? ¿Ahora mismo?

Tate trató de concentrarse en lo que le pedía, pero la voz de Logan


era casi hipnótica mientras continuaba haciéndole masajes a su erección a
través de sus pantalones.

—Sí —se las arregló para decir, y luego llevó una de sus manos hacia
abajo para empujar más duro a Logan contra sí mismo—. Quiero eso.

Podía sentir la excitación de Logan contra su culo mientras su otra


mano se acercaba a la hebilla de su cinturón.

—De hecho, creo que deberíamos ver lo que sería si volvieras a mi


casa cada noche. Cuidaría de ti. Especialmente cuando estás tan cansado y
molido.

Tate cerró los ojos ante la sugerencia persuasiva y se recordó que


tenía buenas razones para rechazar la invitación inicial de Logan, aunque…
por su vida, ahora no podía pensar en ninguna.

Logan besó y succionó hasta el cuello de su camisa de trabajo, su


colonia llenando la nariz de Tate y nublando sus sentidos mientras su
cabello negro le hacía cosquillas en la mejilla.

—Bueno... ¿qué te parece?

No había nada que Tate deseara más que decir que sí, pero...

—Podría darte una copia de mis llaves.

Logan levantó la cabeza y movió su lengua sobre el lóbulo de Tate.

—Podrías, o...

—¿O?

—Podrías vivir conmigo.

Tate sabía que estaba en un buen lío. Cuando Logan quería algo, era
implacable hasta que lo conseguía o se le decía la razón real del porqué se
le estaba negando algo. Había estado en ese escenario con él cuando se
conocieron. Logan se había empeñado en meterlo en su cama y nada le

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había impedido ir tras lo que quería. Ni siquiera informarle con
vehemencia soy hetero habían sido un impedimento.

Ahora míranos, Tate pensó mientras el botón de sus pantalones


estaba abierto y su cremallera estaba tirada hacia abajo. Estaba
encontrando cada vez más difícil mantener el hilo de la conversación
mientras Logan deslizaba su mano en su bóxer, todo el tiempo haciendo
promesas que sonaban jodidamente increíbles.

—En mi cama todas las noches. El despertar juntos todas las


mañanas. No habría más viajes nocturnos. No más mensajes de… cuando
nos vemos… Solo nosotros. Juntos. Siempre.

Pero mientras que sus palabras corrían una y otra vez en la mente de
Tate, había dos que seguían machacando su mente.

Mi cama. Mi cama. Es la cama de Logan. No es mía.

—Logan —dijo cuándo unos dedos cálidos finalmente se envolvieron


alrededor de su pene desnudo.

—¿Hmm?

—No puedo.

El cuerpo de Logan se tensó detrás de él, pero su mano no se detuvo


en lo que estaba haciendo cuando preguntó:

—¿Por qué?

Tate estaba cerca de rogarle que se detuviera o acabara de una vez


con él, pero…

—¿Por qué, Tate?

Jesús, ¿cuáles son mis razones? Apretó los dientes, reprimiendo una
maldición de placer.

—Yo... Maldición, Logan. No puedo pensar en nada cuando estás


haciéndome esto.

Oyó un gemido ahogado de frustración detrás de él, y luego unos


fuertes dedos se retorcieron en su cabello y tiraron de su cabeza hacia un
lado. La lengua de Logan trazó una línea por todo su cuello hasta su oreja.

—Eres un atractivo hombre terco.

Tate permaneció en silencio mientras Logan los llevaba por el pasillo


hasta su dormitorio, y cuando se detuvieron y una luz se encendió, Logan le
dijo:

38
—No muevas un músculo.

A LOGAN LE ENCANTABA CUANDO TATE SE


QUEDABA ASÍ. CUANDO OBEDECÍA SIN CUESTIONAR.
Era un indicador bastante bueno de que había dejado de pensar y estaba
dejándose llevar en ese momento.

Había estado impaciente todo el día por reunirse con Tate, con ganas
de hablar con él acerca de lo que Cole le había preguntado. Pero como de
costumbre, en cuanto lo había visto, no había querido nada más que
acercarse y recordarse a sí mismo que lo que tenían… aunque progresaba a
un ritmo rápido… era muy real.

No había estado mintiendo la noche anterior, y desde que había


admitido que quería a Tate en su casa, para compartirlo todo con él, se
había preguntado si Tate se sentía de la misma manera… o si alguna vez lo
haría. Caminó alrededor de Tate hasta estar de pie delante de él, Logan
pasó sus ojos en él, y joder, estaba muy agradecido de que ese hombre
fuera suyo.

Oh sí. Este hombre de rizos suaves, con los pantalones


desabrochados y con esa mirada de jódeme ahora. Es todo mío... incluso si
está siendo un culo testarudo en este momento.

Extendió la mano y tocó el lazo anudado en la base de la garganta de


Tate antes de sacarla del chaleco. Cuando se soltó la estrecha tira de
material, Logan la enrolló en su mano, tirando de ella hasta que la boca de
Tate estaba solo a un centímetro de la suya propia, y levantó una ceja.

—Quiero follarte mientras llevas solo esto.

La nuez de Adán de Tate se balanceaba mientras tragaba. Al parecer,


Tate estaba tan excitado por la idea como él.

—¿Mi corbata?

Logan liberó el material y acarició con la palma hacia abajo la camisa


que cubría el pecho de Tate, y entonces él envolvió sus dedos alrededor de
su longitud rígida y comenzó a masturbarlo lentamente.

—No. Este uniforme… —dijo mientras besaba la barba en la


mandíbula de Tate—. Te quiero en tus manos y rodillas con estos
pantalones lo suficientemente abajo como para ver tu culo perfecto.

—Joder, Logan.

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—¿Y tú camisa y este chaleco? Quiero que los mantengas también.
Quiero sentirlos contra mi piel mientras me hundo dentro de ti.

Logan soltó su agarre antes de volver a tomar la corbata. Tirando de


él, llevó la cabeza de Tate hacia adelante para poder aplastar sus bocas
juntas en un beso exigente, y cuando los labios de Tate se separaron,
Logan deslizó su lengua dentro para probar al flexible hombre que se
balanceaba hacia él.

Cuando un gemido salió disparado de la parte posterior de la


garganta de Tate, Logan se apartó y le dio la vuelta para susurrarle al oído:

—Ponte en la cama, Tate.

Observó en silencio como Tate se quitó los zapatos, se dirigió a su


mesilla de noche para tomar una botella de lubricante y un condón, y se
metió en su cama exactamente como se lo había solicitado. Sin un rastro de
duda, dejo caer sus piernas sobre la cama y se colocó sobre sus manos y
rodillas, esperando.

Logan se paró al pie del colchón y grabó la imagen de Tate en esa


posición, mientras le agradecía a Dios que tuviera permiso para tocar lo que
estaba viendo. Porque no había ninguna maldita forma de que tuviese la
fuerza de voluntad para irse o detenerse.

—Te ves jodidamente irreal —murmuró, echando mano a su cinturón.

Al desabrocharlo, el sonido metálico de la hebilla hizo que Tate le


mirara por encima del hombro con ojos brillantes. Logan le dio una sonrisa
desvergonzada y lentamente sacó el cinturón por las trabillas de sus
vaqueros antes de dejarlo caer en el suelo. Después de quitarse el suéter y
echarlo a un lado, se quitó los zapatos y se quedó solo con los vaqueros y
los calcetines.

Los ojos de Tate lo recorrían por todas partes, su piel se calentaba a


medida que lo miraba, y cuando se lamió el labio inferior como si no pudiera
esperar a lo que estaba a punto de suceder, Logan sintió que su polla se
movía detrás de su cremallera.

Jodido infierno, el hombre va a hacer que me corra incluso antes de


que me acerque lo suficiente como para poder tocarlo.

Tate debió haber notado el efecto que su mirada estaba teniendo,


porque sus ojos bajaron a la parte más abultada, que era muy evidente en
sus pantalones, y lo observó con una expresión voraz cuando Logan se
desabrochó la cremallera.

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Empujó sus vaqueros y su bóxer al suelo y se quitó los calcetines
para pararse desnudo. Luego colocó una rodilla en el extremo de la cama y
preguntó:

—¿Estás listo para esto, Tate?

Si la forma en que Tate empujaba su culo en el aire hacia él era una


clara invitación, estaba más que listo. Pero Logan quería una respuesta
verbal antes de ir más lejos. Se subió a la cama y agarró los lados de los
pantalones y el bóxer de Tate y los arrastró sobre la curva de su culo.

—Perfecto —comentó Logan mientras pasaba la palma de su mano


sobre las bronceadas las nalgas de Tate—. Sé que he dicho esto antes, pero
tu culo es jodidamente perfecto.

—Hmm. —Un profundo gemido dejó la garganta de Tate cuando


Logan clavó los dedos de su mano en un lado de su cadera y tiró hacia él—.
Logan.

—Me encanta la forma en que dices mi nombre así —confesó, y luego


cogió el otro lado de la cadera de Tate para poder frotar su erección
palpitante contra toda esa piel desnuda—. Dilo otra vez.

Tate dejó caer la cabeza desordenada de rizos hacia adelante y con


voz ronca dijo:

—Logan...

Logan pasó un dedo juguetón por la base de la columna vertebral de


Tate, y cuando llegó a la hendidura, coqueteó con ella, empujando su dedo
entre la grieta caliente.

—Sí, así es como me gusta. Quiero oírlo justo así cuando empuje mi
polla dentro de ti. ¿Lo entiendes?

El cuerpo de Tate vibró bajo sus manos, y Logan dejó escapar una
risa seductora mientras se inclinaba sobre él y le apartaba el pelo a un lado.
Cuando colocó sus labios en el oído de Tate, Logan lo acarició con sus
manos por los lados de sus muslos y apoyó su dura erección contra él,
deleitándose en el grito áspero que dejó la garganta de Tate.

—Lo quieres, ¿no es así, Tate?

Cuando Tate no respondió de inmediato, Logan arremetió las


caderas… duramente contra Tate.

—Puedes tenerlo. Puedes tenerme cuando quieras. Como sea que te


guste. Pero sería mucho más fácil si viviéramos juntos. ¿No crees?

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—Jesús —maldijo Tate, agarrando la mano de Logan, que descansaba
en la parte superior del muslo—. ¿En serio estas pidiéndome esto ahora?

—Solo estoy tratando de demostrar mi punto...

Tate se levantó, y cuando ambos estaban arrodillados y el chaleco


que cubría su espalda estaba contra el frente de Logan, giró su cabeza para
hacerle frente.

—¿Qué tal si lo haces después de que me folles?

Logan mordió el labio inferior de Tate, luego sonrió contra esa boca
irritada y empujó su hombro para que volviera a cuatro patas.

—Eres un hombre muy mandón, señor Morrison.

—Al igual que tú —murmuró Tate, y luego gruñó cuando Logan le


pellizcó el culo.

—No estamos hablando de mí —le recordó Logan al tiempo que cogía


la botella de lubricante, abriéndola. Con un dedo resbaladizo, siguió hasta el
agujero de Tate y lo presionó suavemente dentro.

—Santa mierda —susurró Tate, agarrando su polla y empezando a


meneársela.

—Creo que estábamos discutiendo tu inclinación a ser terco y, en


ocasiones... mandón. —Logan apartó el dedo del agujero caliente donde
había estado, y cuando lo empujó lentamente de nuevo, Tate dejó escapar
un silbido de aire—. Cuando te pones así de bocazas, me vuelves
jodidamente loco.

Una respiración áspera llenó el dormitorio mientras Logan trabajaba a


Tate con un dedo a la vez. Podía decir por el modo en que el brazo de Tate
había comenzado a moverse más rápido debajo de él, que su excitación
estaba llegando a un punto de ruptura. Ese borde febril cuando, pronto, a él
no le importaría una mierda lo que le hicieran. Solo querría correrse... y eso
era exactamente lo que Logan quería darle.

Con los dedos enterrados profundamente dentro, Logan se aseguró


de ensanchar y luego arrastrarlos hacia afuera, golpeando el pequeño
manojo de nervios que tenía Tate, mientras caía hacia adelante y
presionaba su mejilla contra la almohada. Logan apretó hacia abajo sobre él
y sacó los dedos, para luego plantar ambas manos sobre la cabeza de Tate
mientras encajaba su polla contra su culo.

—Ahora ya está listo, ¿verdad?

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—SÍ —RESPONDIÓ TATE SIN DUDAR—. CLARO
QUE SÍ, LOGAN. HAZLO.

Tate estaba bastante seguro de que, si estuviera más listo, se habría


corrido por todas sus sábanas antes de que la polla de Logan se metiera
dentro de él. Apretando los dientes, cerró los ojos y bombeó sus caderas,
deslizando su polla a través de su puño cerrado mientras la gruesa longitud
de Logan se burlaba de él y lo atormentaba con cada deslizamiento entre
las mejillas de su culo.

—Otra ventaja… y solo estoy agregando esto porque, honestamente,


parar por un condón ahora mismo va a matarme. Si te mudas conmigo,
podríamos discutir la renuncia a este paso y ser capaz de corrernos todo
caliente y pegajoso dentro…

—¡Oh, mierda... mierda! —clamó Tate, y no había nada en el


infierno que pudiera detener su orgasmo cuando explotó en toda su mano y
en las sabanas. Sintió que Logan seguía detrás de él y estaba a punto de
hablar cuando una fuerte mano se aplastó sobre su hombro y lo empujó
hasta dejarlo sobre su estómago.

—Tú no acabas de correrte —gruñó Logan con incredulidad.

Tate intentó contener la risa al oír el tono sorprendido de Logan.

Pero cuando los labios de Logan encontraron su oreja y le susurró:

—Eres un cabrón. —Tate no pudo contener más la risa y se le escapó.

—Oh, piensas que esto es divertido ¿verdad? —preguntó Logan,


claramente frustrado y excitado.

Tate se apoyó contra la pared sólida de músculo que lo clavaba


contra el colchón y se deleitó en la dura longitud que todavía se frotaba
sobre su culo.

—No es mi culpa que nunca te calles. Te lo dije.

—¿Sabes lo que pienso? —preguntó Logan antes de presionar los


labios contra la mejilla de Tate cuando volvió la cabeza en la almohada—.
Creo que la idea de que me corra en tu culo apretado te puso tan
jodidamente caliente que por eso te corriste.

No podía negar eso. Había sido aquella imagen visual la que lo había
enviado sobre el borde, pero también había sido la idea de correrse dentro
de Logan la que finalmente lo había hecho llegar al límite.

—¿Estoy en lo cierto? —presionó Logan.

43
No pudo resistirse a burlarse de Logan mientras rodaba por debajo de
él y le besaba en la boca.

—Estas en lo cierto.

—Y todavía estoy completamente duro.

Tate amplió sus piernas, y cuando Logan encajó su cuerpo contra él,
la forma en que se encontraron sus pollas le hizo arquear las caderas.

—Bueno, si no hubieras estado tan ocupado hablándome, estarías


dentro de mí ahora mismo en lugar de estar acostado aquí, frustrado.

Los ojos de Logan escanearon su rostro, y después se inclinó y tomó


sus labios en un beso feroz, y le dijo:

—No te preocupes por mí. Puedo trabajar muy bien con esto.

Tate lo observó con suma atención mientras Logan levantaba las dos
manos y arrastraba la mitad inferior de su cuerpo sobre el suyo con un roce
sensual.

Con Logan desnudo y arrastrándose por encima de él, Tate estaba


más que feliz de estar allí y disfrutar de la vista. Sabía lo que Logan estaba
a punto de hacer y no tenía absolutamente ningún problema en ser utilizado
por este hombre para su placer.

Los músculos de los brazos de Logan se ensancharon cuando flexionó


sus caderas y empujó su erección llena de sangre sobre la carne pegajosa
de Tate, conectando sus pollas en cada golpe de su cuerpo. Sus ojos se
clavaron en Tate y se quedó allí mientras sus labios se separaban y pasó su
lengua sobre ellos.

Tate no podía apartar los ojos de él, y se preguntó cómo reaccionaría


Logan si empezara a hablar. Así que, cuando tiró de Logan para molerse
contra él un poco más fuerte, comenzó a hacer precisamente eso.

—Te ves tan caliente cuando me utilizas para darte placer.

Los ojos de Logan se oscurecieron ante sus palabras y sus golpes se


aceleraron.

—La forma en que tu cara se pone tan seria, como si fueras a matar
a cualquiera que se atreva a interrumpir tu placer. Y estoy seguro de que lo
harías, ¿por qué, Logan? —bromeó él, inclinándose para poder hundir los
dientes en la mandíbula de Logan—. Te ves muy sexy cuando estás
encendido. El pensamiento de que tú te corras dentro de mí sin duda me
hizo doler las bolas, pero fue el pensamiento de llenar tu culo con mi semen
caliente lo que realmente me envió por el borde.

44
Logan apretó la mandíbula mientras su cuerpo se tensaba sobre él, y
luego cerró los ojos y gritó el nombre de Tate tan fuerte que le hizo doler
sus oídos. Cuando su grito de placer finalmente se calmó, Tate sintió un
fluido caliente por su bajo vientre.

—Estás hablando tonterías —admitió Logan mientras bajaba de su


cuerpo.

—Una de mis mejores cualidades, ¿no te parece?

Los labios de Logan rozaron su barbilla cuando estuvo de acuerdo.

—Por supuesto que sí.

—Lo sé —dijo Tate, sintiéndose presumido de que, a su manera,


había ganado esta ronda con Logan. Era un evento raro. Eso era seguro.

—¿Oye? —preguntó Logan, interrumpiendo sus pensamientos.

—¿Sí?

—¿Confías en mí? ¿Verdad?

La pregunta estaba tan fuera de lugar y tan grave que sacó a Tate de
su relajado letargo sexual rápidamente.

—Por supuesto —respondió él y se incorporó mientras Logan se


alejaba para acostarse a su lado—. ¿Por qué me preguntaste eso?

Logan se lamió el labio superior y miró más allá de su hombro.

—¿Logan? —preguntó Tate, esperando volver a tener su atención—.


¿Por qué me preguntas eso? Sabes que confío en ti o no estaría contigo.

Entonces Tate recordó donde había estado Logan de visita ese día.

—¿Qué pasó en casa de Cole esta mañana?

Logan rodó sobre su espalda y miró al techo.

—Nada.

—Eres un mentiroso terrible —le dijo Tate mientras se desabrochaba


el chaleco y la camisa.

Logan negó con la cabeza sobre la almohada y dijo:

—Joder, espero que no. La mayoría de los días, mi carrera depende


de ello.

—¿De la mentira?

—De ser… convincente.

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Tate se movió a un lado de la cama y terminó de desnudarse. Luego
apagó la luz y volvió de nuevo a la cama.

—Bueno, nunca has tenido ningún problema con ser convincente.


Pero todavía no me has contestado.

—Tú tampoco me has respondido…

—Sí, lo hice. Te dije que confío en ti. —Tate pudo distinguir los ojos
de Logan a través de la luz de la luna… estaba muy serio.

—No me refería a eso —dijo Logan.

Se miraron uno al otro en una silenciosa batalla de voluntades, y


finalmente, Tate se volvió, dándole la espalda.

—¿Podemos hablar de ello mañana cuando no este medio dormido?

Logan se acercó más y puso una mano sobre su pecho.

—¿Vas a hablar conmigo? ¿O vas a cerrarte y huir?

Tate pensó en todas las cosas que quería decir y no tenía idea de
cómo empezar. Pero sabía que, si no decía algo pronto, Logan sin duda se
haría una idea equivocada.

—Hablaré, pero tienes que prometerme que vas a escucharme y


trataras de entenderme. ¿De acuerdo?

La mano de Logan se detuvo donde había estado dibujando círculos


sobre su piel, y luego le dio un beso.

—De acuerdo. Pero eso no significa que no voy a tratar de hacerte


cambiar de opinión.

Tate cerró los ojos mientras Logan se acomodaba en su lado.


Mientras yacía allí, trató de pensar en una manera de explicar a este
hombre lleno de confianza en sí mismo que necesitaba llevar su propio
paso. Que necesitaba poder ponerse de pie por sí mismo antes de que
pudiera pensar en mudarse y compartir esa responsabilidad con otro. Pero
estaba dibujando en un espacio en blanco. ¿Cómo podía admitir a un
hombre como Logan que se sentía como si estuviera empezando desde cero
y que eso lo asustaba casi hasta la muerte?

No tenía ni idea, pero tenía varias horas para pensar en algo, porque
no había forma en el infierno de que Logan dejara ir esta conversación.

46
CAPÍTULO 5
LOGAN SE DESPERTÓ a la mañana siguiente, debido al
sonido amortiguado de la música que se filtraba a través de la puerta del
dormitorio. Movió su cabeza sobre la almohada para ver la hora y eran tan
solo las ocho y media de la mañana. Era relativamente tarde para él en un
domingo, pero sabía muy bien que era muy temprano para Tate.

Alguien no puede dormir esta mañana. Interesante…

Ahogó un bostezo y se pasó una mano por la cara cuando un ruido


fuerte vino desde la cocina seguida de un suave:

—Mierda.

Sonriendo, Logan se levantó de la cama. Recogió los pantalones del


suelo y se metió en ellos, decidiendo que debía entrar en la cocina antes de
que Tate se lastimara o quemara el edificio.

Cuando abrió la puerta del dormitorio y entró en el pequeño salón,


vio a Tate delante de su horno, usando un par de pantalones de chándal
negros y una camiseta roja. Con los pies desnudos y de espaldas a él, era la
oportunidad perfecta para mirarlo desprevenido.

Apoyándose contra el marco de la puerta, actuó como el voyeur


silencioso del hombre que estaba ajeno en la cocina. Tate estaba
tarareando la música suave que había colocado, moviendo algo en la
cocina, completamente inconsciente de que tenía una audiencia.

Esto era lo que Logan quería más que cualquier otra cosa…
momentos como este, donde veía atisbos de Tate que nadie más veía.

Cuando uno de sus artistas favoritos continuó llenando la habitación,


Logan se encontró incapaz de permanecer en silencio por más tiempo.

—Peter Gabriel, ¿eh?

La cabeza de Tate dio la vuelta, y cuando sus ojos se encontraron,


dejó de cantar y sonrió.

—Sí. Es uno de mis favoritos, entre otros.

Cuando Tate giró nuevamente su rostro para continuar con lo que


estaba haciendo, Logan se apartó de la pared y se dirigió hasta quedar de
pie detrás de él. No pudo resistir la tentación de poner una mano en la
cintura de Tate mientras miraba por encima de su hombro para ver lo que
estaba preparando en la cocina… una salsa cremosa con salchicha en ella.
Eso olía delicioso y se le hizo la boca agua, y cuando Logan empujó su nariz

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por el cabello de Tate y llegó hasta su oído, se dio cuenta de que Tate
estaba preparando también para él.

—¿Me estás preparando el desayuno?

Tate se rio entre dientes, la vibración retumbó contra el pecho de


Logan.

—Supuse que te lo debía.

—¿Oh... así que este desayuno es… un lo siento por haberme corrido
antes que tú…? ¿Por qué no me lo dijiste? Me habría vestido
considerablemente menos y te habría hecho disculparte.

Cuando Tate volvió la cabeza, Logan se aseguró de lamer sus labios y


Tate se concentró en ellos con evidente interés.

—¿Considerablemente menos que un par de vaqueros? —preguntó


Tate.

Logan asintió y le dio un beso.

—Sí. Pero no lo sabía, así que por desgracia, ahora estoy vestido.

—Es una pena. Ambos sabemos lo molesto que encuentras la ropa.

Logan metió los dedos debajo de la camiseta de Tate y alrededor de


la cintura de su chándal. Cuando comenzó a coquetear con el vello sedoso
de su entrepierna, Tate dejó caer la cuchara de su mano.

—También encuentro tu ropa molesta.

Con una carcajada, Logan se apartó y señaló la cocina.

—Pero probablemente sea lo mejor. No quiero que te quemes a ti


mismo… ni tampoco a mí.

—Que te jodan —dijo Tate con un ligero ceño fruncido y los labios
temblando mientras dejaba ver una sonrisa—. Ve y siéntate, alborotador.

Logan se acercó a la pequeña mesa en la zona de comedor y oyó


decir a Tate:

—Súbele el volumen, ¿te gusta? Es una de mis favoritas.

Tomó el mando a distancia para el equipo de música y subió el


volumen de Solsbury Hill… que era también una de sus favoritas. Tomando
asiento, Logan se inclinó para poder ver a Tate mientras trabajaba
alrededor de la cocina y descubrió que, por primera vez en toda su vida,
estaba realmente contento.

48
TATE CANTÓ LA LETRA DE LA CANCIÓN
MIENTRAS ABRÍA EL HORNO Y SACABA UNA
BANDEJA CON PANECILLOS. Normalmente no cocinaba. En
realidad, nunca cocinaba. Pero cuando se había quedado allí en la cama
pensando en lo que quería decirle a Logan esa mañana, se había puesto
más y más nervioso. Así que pensó que lo mejor que podía hacer era
levantarse y hacer algo… cualquier cosa que distrajera a su mente de
intentar explicar a Logan lo que le pasaba por la cabeza.

—Sabes, para ser su debut en solitario, esta fue una muy buena
canción —dijo Logan, cortando sus pensamientos.

Tate alcanzó dos platos y luego se acercó a ponerlos sobre la mesa.


Uno de su lado y el otro frente a Logan.

—Sí. Siempre me ha gustado mucho esta canción. Probablemente


más que cualquiera de sus otras canciones.

—Oh, vamos. Algunos de sus mejores trabajos los hizo con Génesis.

Tate asintió y volvió de nuevo a la cocina para traer la comida.

—Hay algo en su música. Lo he estado escuchando mucho


últimamente.

—¿Algo en su música? —preguntó Logan, y su tono hizo que Tate


mirara hacia él.

—Sí. ¿Por qué? —Llevaba un plato con los panecillos y en la otra una
cazuela llena de la salsa, mirando a Logan de cerca.

—No hay ninguna razón en particular. Estaba pensando en la


coincidencia. En una entrevista, él dijo, estoy preparado para perder lo que
tengo, por lo que puedo llegar a obtener. Se trata de dejar ir.

Después dejar la comida, Tate apoyó una palma sobre la mesa para
inclinarse y frotar su boca con la de Logan.

—Me encanta lo que tenemos —dijo, y deslizó su lengua a través del


labio inferior de Logan para probarlo lentamente.

—¿Si —Los ojos de Logan prácticamente brillaban mientras acariciaba


la mejilla de Tate.

—Mhmm —tarareó antes de sentarse en la silla de enfrente.

Amaba la forma en que Logan lo estaba mirando fijamente. Era como


si acabara de ofrecerle el mundo… lo hacía sentir como un maldito rey.

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—Así que... esta mañana voy a probar tu cocina, ¿eh? ¿Es este un
preludio de lo que tengo que esperar?

Y con esas pocas palabras, Tate se acordó del porqué había cocinado.
Había sido incapaz de conciliar el maldito sueño, y ¿por qué? Porque no
tenía ni la más remota idea de cómo explicarse con Logan... y él merecía
una explicación.

Tomándose un momento para pensar, metió dos panecillos en un


plato y luego vertió la salsa con salchichas sobre ella antes de entregar el
plato a Logan. Logan lo tomó con calma.

—Gracias. —Y Tate sabía que estaba esperando... esperando a que


abriera su boca e iniciara una conversación que no quería tener.

¿Cómo diablos puedo empezar?

Vertió sobre sus panecillos la salsa cremosa, y cuando puso el


recipiente en la mesa, notó que Logan seguía observándolo. Pero esta vez,
la mirada en sus ojos era... pensativa.

—¿No vas a comer? —preguntó Tate, dándose patadas mentalmente


a su propio culo por ser un cobarde de mierda.

—Claro que sí —dijo Logan y recogió su tenedor—. ¿Y tú vas a


hablar? ¿O vas a sentarte ahí con el ceño fruncido mirando tu plato?

—No estoy con el ceño fruncido.

—Si lo estás.

—Estoy pensando —explicó Tate—. Hay una diferencia. Y creía que ya


estarías acostumbrado a esta cara.

—Oh, claro que ya conozco muy bien todas tus caras. Solo te estaba
observando. Está bien, entonces. Me sentaré aquí y comeré mi delicioso
desayuno en silencio hasta que estés listo.

Tate sonrió mientras estiraba una de sus piernas frente a él.

—¿Tú vas a sentarse en silencio?

—Sí —le dijo Logan antes de llevar el tenedor a su boca, empujando


la comida entre sus labios. Le enseñó todos los dientes a Tate y arrastró el
tenedor fuera de su boca, dándole una sonrisa—. Puedo estar en silencio

—No, no puedes.

—Sí. Puedo.

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Tate no respondió. En su lugar, comenzó a comer su desayuno en
completo silencio. Observó a Logan hacer lo mismo, y cuando pasaron los
segundos que se volvieron minutos, Logan se inclinó hacia delante en su
silla.

Tate tomó su zumo de naranja y se lo llevó a los labios. Después de


tomar un sorbo, lo puso de nuevo en la mesa y actuó como si estuviera a
punto de hablar. Los ojos de Logan se abrieron un poco, expectante, pero
Tate empezó a comer de nuevo, disfrutando del inmensamente juego.
Al darse cuenta como la mandíbula de Logan se contraía como si estuviera
apretando sus dientes, posiblemente mordiéndose la lengua en un intento
por mantenerla cerrada, Tate estaba a punto de ceder pero Logan se dio
por vencido primero.

—Bueno, por lo visto, no puedo mantener mi boca cerrada.


¿Contento?

Tate cruzó sus brazos sobre el pecho.

—No. Me gustas más con la boca abierta. Pero…

—Sin embargo, la respuesta sigue siendo no, ¿verdad?

NO ME DEJES TENER LA JODIDA RAZÓN, ERA


TODO LO QUE LOGAN PODÍA PENSAR CUANDO TATE
SE SENTÓ DERECHO EN SU SILLA y respondió:

—Sí.

Apenas pudo contener el impulso de demandar un porqué. Así como


estaban las cosas, estaba tratando duramente de ser paciente, pero Tate
necesitaba hablar. Necesitaba ayudarlo a entender lo que estaba pasando.

—¿Es por mí? ¿Crees que no te gustaría vivir conmigo?

Los ojos de Tate se encontraron con los suyos, mientras negaba


categóricamente esa afirmación.

—No. No. No es nada de eso. No eres tú…

—Si terminas esa frase con soy yo, te podría patear.

Tate se llevó una mano a su cabello y empujó sus dedos a través de


él. Parecía muy incómodo y Logan odiaba eso, pero al mismo tiempo, quería
respuestas. Luego, con un largo suspiro, Tate dejó caer su mano sobre su
pierna y apretó los dedos contra su muslo.

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—¿Es por Chris? —sondeó Logan, preguntándose si tal vez la
reaparición de su ex había de alguna manera hecho que Tate dudara de él
tal como Cole había sugerido. Joder, esperaba que no fuera así. Había
hecho todo lo que estaba a su alcance para ganar la confianza de Tate y el
jodido Christopher Walker estaba a punto de arruinarlo todo.

—No. No me gusta que esté de vuelta en tu vida. Pero él me importa


una mierda —dijo Tate y luego se encontró con la mirada de Logan—.
¿Debería importarme?

Inclinándose hacia delante en su silla, Logan puso su mano sobre la


de Tate, que permanecía aún en su muslo.

—Por supuesto que no. No necesitas preocuparte por él —dijo,


rodeando los dedos de Tate—. Si no es por Chris, y no soy yo, ¿entonces
qué es?

Tate entrelazó sus dedos, un hábito que siempre recordaba a Logan


cuán lejos habían llegado desde su primera cita en el café The Daily Grind.

—Yo... —se detuvo Tate y Logan esperó, pensando que era mejor
dejar que Tate sacara todo lo que tenía entre pecho y espalda y que lo
hacía sentirse tan incómodo—. No me siento cómodo mudándome contigo
porque… —Alzó la mirada entonces, y la emoción en sus ojos hizo que
Logan se sintiera ansioso.

—¿Por qué? —le animó.

—No tengo una jodida mierda que ofrecerte —dijo Tate, finalmente,
en un solo soplo de aire.

Espera. Qué él...

—¿De qué estás hablando? No necesito nada…

—Exactamente. Ese es exactamente mi punto —Tate se soltó de su


mano y se sentó derecho en su silla, frotándose la cara con una mano—.
Eres Logan Mitchell.

Logan estaba seguro de que Tate no había tenido la intención de que


sonara como si fuese una cosa mala, pero en ese momento, era
exactamente como había sonado.

—¿Y qué significa eso?

Tate se levantó abruptamente de su silla como si no pudiera quedarse


quieto y se apartó de él.

—Significa que tienes treinta y cuatro años y eres dueño de tu propia


compañía, por no hablar de una cabaña con prácticamente todo un bosque

52
detrás de ella. Llevas la mejor ropa, conduces el mejor coche, y vives en un
jodido edificio alto en el centro de Chicago. —Tate dejó de hablar y se volvió
con el ceño fruncido—. Solo significa que es un poco intimidante, eso es
todo. Tenía tantos planes para mí... todavía los tengo.

Por una vez en su vida, Logan no supo qué decir. No tenía ni idea de
que eso que acababa de confesar Tate era lo que le había molestado tanto.
Nunca se le habría ocurrido. Pero mientras permanecía sentado y Tate entró
en la sala de estar, Logan sabía que necesitaba más información.

Si eso era lo que estaba interponiéndose entre Tate y él para poder


vivir juntos, entonces necesitaba saber exactamente lo que él quería.

—Cuéntamelos.

Tate se enfrentó a él, apoyando la espalda contra la pequeña ventana


y cruzando los brazos.

—Son solo ideas en mi cabeza. Es probable que no sucedan nunca.

Logan se levantó y se dirigió hacia Tate, pero la sensación de que él


todavía podría necesitar su propio espacio, lo detuvo en el sofá, y se sentó.

—Cuéntamelos de todos modos.

—Bueno… —comenzó y luego se echó a reír con un tono


menospreciado, mientras negaba con la cabeza—. No puedes reírte de mí.

—¿Por qué me reiría?

—No lo sé. Siempre que le he contado esto a alguien, se han reído


como si nunca fuese a suceder.

Logan ladeó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos en él.

—¿Alguien como Diana?

Tate no dijo nada, y Logan supo que tenía razón.

—En caso de que no te hayas dado cuenta, hay un montón de


maneras en las que Diana y yo somos diferentes.

Los ojos de Tate vagaron por encima de él.

—Créame. Me di cuenta.

—Bien— dijo Logan—. Entonces también sabes que mis reacciones a


la mayoría de las cosas también difieren de las de ella. Una vez me dijiste
que no te comparara con Chris. Ahora yo te digo a ti... deja de compararme
con ella.

53
Logan pudo ver lo que había causado el tono de su voz a través de
los tensos labios de Tate, y respondió con un seco:

—Está bien.

Asintió y se relajó de nuevo en el sofá, poniendo un tobillo sobre su


rodilla. Se tocó varias veces el muslo, esperando el próximo movimiento de
Tate, y cuando él se acercó y se sentó junto a él, Logan le dijo de nuevo:

—Por favor, cuéntame tus planes.

TATE LADEÓ SU CUERPO HACIA LOGAN Y PENSÓ


EN SUS SIGUIENTES PALABRAS CON CUIDADO.
DURANTE AÑOS, había tenido una idea que se había mantenido en
un segundo plano, esperando la oportunidad adecuada, y no fue sino hasta
hace poco que en realidad había empezado a pensar en las posibilidades.

—Bueno, ¿sabes que he trabajado detrás de una barra la mayor parte


de mi vida adulta?

La frente de Logan se arrugó, y cuando sus labios se curvaron en una


sonrisa, Tate se preguntó lo que estaría pensando. No tuvo que esperar
mucho tiempo, sin embargo, porque le dijo:

—Sí, me parece recordar que frecuentaba uno solo para poder verte.

Tate entrecerró los ojos y le recordó:

—Ibas allí mucho antes de que me conocieras.

—Solía ir una vez a la semana, tal vez dos. No comencé a llevar mi


culo todos los días hasta que llegaste tú.

Tate bajó los ojos hacia los dedos de Logan, que seguían golpeando
contra su muslo y luego los arrastró sobre su torso desnudo y su pecho de
suave vello.

—Solía vigilar la puerta esperándote.

—¿Lo hacías?

—Sí —admitió Tate—. Al principio, pensé que estaba buscando al


hombre que me dio una buena propina, pero ahora…

Logan movió el brazo por el respaldo del sofá… una invitación que
Tate no pudo resistir cuando se acercó a toda esa piel desnuda.

54
—¿Pero ahora?

—Ahora, sé que no podía esperar para verte. —Observó cómo las


gruesas pestañas de Logan se deslizaban contra sus mejillas mientras él
parpadeaba, y luego se inclinó para besarle la oreja—. Me alegra que hayas
seguido volviendo cada día. ¿Alguna vez te lo dije?

—Estás siendo muy dulce conmigo esta mañana. No es que me queje


—rió Logan, girando la cabeza hasta que sus narices casi se tocaron—. Pero
deja de evadir el tema y habla conmigo. Dime que es lo que quieres hacer
con tu vida, para yo pueda entrar a formar parte de ella.

Tate puso una mano sobre el pecho de Logan y tomó sus labios en un
beso lento. Cuando su boca se abrió, Tate se deslizó dentro y gimió por la
forma en que la lengua de Logan se enredó con la suya. El beso fue sin
prisas; familiar. Y cuando los dedos de Logan llegaron hasta rozar su
mejilla, Tate saboreó el calor que bullía a fuego lento justo debajo de la
superficie. Con Logan, estaba siempre allí, siempre el mismo, aun cuando la
emoción detrás de la acción fuera diferente, y Tate se preguntaba cómo
había podido vivir sin ello.

A regañadientes, se apartó y descansó la cabeza en el brazo que


Logan había apoyado en el respaldo del sofá. Luego miró los ojos azules
observándolo y dijo:

—Siempre he querido abrir mi propio bar.

Esperó, casi expectante a que Logan se riera, aunque ya le había


dicho que no lo haría.

—Sé que sería un montón de trabajo duro y probablemente más caro


de lo que podría imaginar. Pero tengo mi título en negocios específicamente
para ello. Siempre he querido dirigir mi propio sitio.

Mientras Logan permanecía en silencio, Tate empezó a sentirse


cohibido. No sabía lo que pensaba Logan. Dado que seguramente trabajaba
estrechamente representando a personas que eran dueños de estos
establecimientos, se dio cuenta de que este sueño era una quimera.

Probablemente piense que estoy loco.

—Creo que dirigirías un bar fantástico —dijo finalmente Logan,


sorprendiéndolo.

—¿Lo crees?

La genuina sonrisa que cruzó los labios de Logan hizo a Tate


devolverle el gesto.

55
—Sí, lo creo. Eres una increíble persona y yo, al menos, he visto que
tienes una muy buena relación con los clientes. ¿Has hecho algunas
averiguaciones? ¿Para tener tú propio sitio?

Tate sabía que debía parecer aturdido porque Logan sonrió.

—¿Por qué estás tan sorprendido?

—No sé —admitió—. Yo…

—¿Tate? —interrumpió Logan, agarrándolo y tirando de él en sus


brazos—. Creo que podrías hacer cualquier cosa que pasara por tu cabeza,
¿pero esto? Definitivamente puedo verte haciéndolo. Por cierto, ¿cómo es
que no sabía que habías ido a la universidad de negocios?

Tate se encogió de hombros.

—Nunca se me ocurrió decírtelo, supongo. No quise ir directamente a


la universidad después del instituto, así que conseguí un trabajo a tiempo
completo y luego hice mis estudios a través de la universidad nocturna.
Cuando cumplí veintiuno, conseguí un trabajo en un pub local, y el resto es
historia.

—Huh. ¿Algún otro secreto que escondas?

Tate fingió pensarlo.

—Hmm. No que recuerde en este momento.

—¿Estás seguro de eso?

—Sí.

Logan se sentó más profundo en el sofá, atrayendo a Tate con él.

—¿Así que, de verdad crees que podría hacer esto? —preguntó Tate,
trazando un dedo sobre el pecho de Logan y arremolinándose alrededor de
su pezón—. Quiero decir, tendría mucho que investigar antes de que
pudiera siquiera considerarlo plausible. Préstamos, licencias, propiedades...
sería un trabajo enorme.

—Lo sería —estuvo de acuerdo Logan, jugando con su cabello—. Si


quieres... —Comenzó, pero se detuvo como si no estuviese seguro de si lo
que iba a decir sería bien recibido.

Tate lo empujó un poco y preguntó:

—Si quieres... ¿qué?

—Iba a decirte que, si querías ayuda, estaría más que feliz de


ayudarte de alguna manera. —Logan se encogió de hombros como si

56
estuviera bien, independientemente de cual fuera su respuesta. Pero de
alguna manera, Tate sabía que Logan quería estar más involucrado de lo
que estaba dejando ver en ese momento.

—Me encantaría —le dijo, y la expresión que tenían los ojos de Logan
valía la pena todos los nervios y la vergüenza que sintió al decirle todo lo
que quería hacer con su futuro.

LOGAN NO PUDO EVITAR LA SONRISA QUE


SABÍA ESTABA MOSTRANDO A TATE. CUANDO
FINALMENTE TATE LE DIJO lo que había estado pensando,
Logan no podría haber estado más emocionado por él. Sabía que Tate sería
un excelente dueño de cualquier bar, pub o restaurante que decidiese abrir.
La única duda que quedaba en la mente de Logan era si iba a querer
hacerlo todo solo o si estaría abierto a un poco de ayuda.

Mi ayuda.

Pero cuando Tate asintió y le dijo que sí, que aceptaría su ayuda,
Logan casi lo tiró debajo de él en el sofá.

—Aceptarías mi ayuda ¿eh? —respondió finalmente Logan, tratando


de hacer las cosas bien.

—Sí. Es decir, solo si tú quieres, por supuesto.

Inclinándose, Logan besó sus labios.

—No me habría ofrecido si no quisiera.

Tate puso ambas manos sobre el pecho, sorprendiendo a Logan


empujándolo hacia atrás en el sofá para poder pasar por encima de él.

—¿Sinceramente crees que esto es una buena idea? ¿O solo lo dices


por decirlo?

Logan se apoyó en el cuero, acomodando su cabeza en el


apoyabrazos mientras Tate le aferraba las caderas entre las piernas
abiertas.

—Sí, de verdad. Ya sabes, por casualidad soy muy buen amigo de un


par de personas que saben una cosa o dos acerca de este negocio.

Tate inclinó la cabeza hacia un lado, y Logan continuó:

57
—Tú también los conoces. Especialmente una mujer embarazada en
particular que sé que estaría muriéndose por hablar contigo hasta por los
codos sobre esto.

Como ni siquiera se le hubiera ocurrido, Tate abrió mucho los ojos


cuando hizo la conexión.

—¡Rachel! Ni siquiera pensé en eso.

Logan se rió entre dientes.

—Lo sé. Pero no puedo pensar en una mejor persona para preguntar
sobre este negocio ya que ella y Mason dirigen uno de los restaurantes más
populares en Chicago.

—Sí, pero no quiero que piensen que tienen que ayudarme porque…

—Tate. Has conocido a Rachel. Realmente piensas que ella: A: ¿haría


algo que no quisiera? o B: ¿Qué no se ofendería si no le preguntaras? Me
mataría si supiera que estás haciendo esto sin hablar con ella.

Tate se inclinó y le besó el pecho.

—Hmm, puede que tengas razón —le dijo, y luego movió su lengua
por el pezón—. Debería llamarla.

Con la boca de Tate susurrando sobre su piel desnuda, Logan estaba


empezando a perder el hilo de la conversación.

—¿Huh?

Tate levantó la cabeza y lo miró a los ojos con una sonrisa.

—Debería llamarla.

—Sí. Buena idea. —Logan estuvo de acuerdo con aire ausente y


arqueó las caderas cuando Tate abrió la boca y le dio a su pezón un bocado
suave. Estaba a punto de decirle que debería llamar más tarde, pero Tate
se empujó y se levantó del sofá. —Espera. ¿Vas a llamarla ahora?

Tate entró en su habitación, gritando:

—Sí. Tal vez ella este libre mañana, y mañana tengo descanso.

Logan suspiró con frustración mientras se incorporaba y se llevó una


mano a los vaqueros.

Yo y mi gran boca. No podría haber esperado hasta que lo tuviese


desnudo y debajo de mí para mi brillante plan, ¿no?

58
—Estoy seguro de que ella estará más que dispuesta a adaptarse a ti.
Así como yo, que siempre lo estoy. De hecho, estaría más que dispuesto a
encajar en este momento.

Tate regresó, con su teléfono móvil al oído, se sentó a su lado y se


echó a reír, murmurando:

—Estoy seguro de que lo harías.

Logan lo empujó hacia atrás para acercarlo de manera que estaba


prácticamente tendido sobre él, y cuando Tate estiró las piernas a lo largo
del sofá y puso su cabeza en su muslo, Logan pasó sus dedos por su
cabello.

Los cálidos ojos de Tate, de color castaño, encontraron los suyos, y


justo cuando abrió la boca como para hablar, su mirada cambió y dijo:

—Hola, Rachel. Soy Tate.

59
CAPÍTULO 6
EL LUNES POR LA MAÑANA MIENTRAS EL
ASCENSOR LLEGABA AL PISO DE MITCHELL &
MADISON, Logan miró su reloj por segunda vez y maldijo su mala
suerte.

El maldito tráfico lo había hecho llegar tarde. Una vez que las puertas
se abrieron, se apresuró por el vestíbulo, dándole a Tiffany un pequeño
saludo mientras se dirigía por las puertas de cristal a su oficina.

Era lo suficientemente malo que Cole siguiera enfadado por todo lo


que había pasado el viernes por la noche, pero añádele que llegaba tarde
para la cita que Cole había programado para esta mañana, y Logan estaría
muy sorprendido si no saliera humo por las orejas de su hermano cuando
llegara.

Tal vez, si tengo suerte, entrare en mi oficina antes de que eso


ocurra.

Cuando llego dónde su asistente personal, quien cargaba varios


archivos, ella le susurró un buenos días, Logan le ofreció una sonrisa rígida
y respondió:

―Buenos días, Sherry, ¿mi cita de las nueve en punto ya está aquí?

Ella asintió rápidamente y tomó su maletín, señalando los archivos


que le entregaba.

―Todo lo que necesita está justo aquí. Llegó aquí hace casi diez
minutos, así que lo deje en tu oficina con un café. Se veía cómodo. Un
hombre encantador.

Logan miró al archivo en sus manos mientras caminaba a su oficina y


se detuvo. Arquitectura LPCW. Maldición.

Bueno, si esto no era un gran jódete de Cole, no sabía que era.

Volviendo a dónde Sherry estaba sentada, Logan preguntó:

—¿Han venido ambos dueños hoy?

Sherry negó, mientras las palabras, el Señor Walker, salían por su


boca, y cualquier otro sonido desapareció.

60
Christopher Walker estaba esperando en su oficina ahora mismo, y
por supuesto estaba llegando jodidamente tarde. Muchas gracias, Cole. Y si,
gran manera de mostrarme quién tiene la sartén por el mango.

―¿Señor Mitchell? —Su nombre lo saco de sus pensamientos, miró


con el ceño fruncido hacia la cara de Sherry—. ¿Debería haberlo hecho
esperar en el vestíbulo? Supuse que quería que estuviera cómodo, como es
uno de nuestros nuevos clientes.

―No, no. Hiciste bien. Solo me estoy poniendo al día. Llegar tarde me
tiene un poco desorganizado.

―Por eso me contrató, ¿recuerda? Déjeme saber si necesita algo


más.

Una ruta de escape, ¿quizá?

―Gracias, Sherry. Lo haré ―terminó por decirle. Se dirigió al


problema que sin duda lo esperaba, jodidamente delante.

TATE LLEVÓ SU MOTO AL PEQUEÑO


APARCAMIENTO DETRÁS DE LA DIRECCIÓN QUE LE
HABÍA DADO RACHEL EL día anterior y apagó el motor.

Exquisite. No había sido difícil de encontrar una vez que lo buscó.


Ubicado en el centro de Chicago, estaba en una de las áreas que, en los
últimos años, había experimentado una reforma para verse revitalizado, de
moda, y, por lo que se veía en su sitio web, increíblemente popular.

Mason Langley y Rachel Madison, eran los orgullosos dueños del muy
conocido y adorado bar y restaurante de lujo que había obtenido críticas
favorables y un 4.9 estrellas.

Después de asegurar su casco en la parte de atrás de su moto, Tate


se dirigió a la puerta trasera, por dónde Rachel le había dicho que entrara.
Se quitó los guantes y los metió en el bolsillo de su chaqueta mientras la
grava del estacionamiento crujía bajo sus botas.

¿Estoy, realmente, pensando en hacer esto? Lo había querido por


años pero nunca había tenido el apoyo de nadie para llegar más allá de solo
pensarlo. Pero después de hablarlo con Logan y pasar el día anterior
buscando áreas potenciales en el centro de Chicago con él, Tate estaba
pensado en que podría sacar adelante esto.

61
Deteniéndose frente a la puerta golpeó varias veces, luego metió sus
manos en los bolsillos de sus vaqueros y espero. El aire estaba empezando
a enfriarse por estos días, y no debería pasar mucho antes de que el feo frío
de Chicago regresara.

Estiró el cuello para mirar a los altos edificios rodeándole, le


recordaban el condominio de Logan y su proposición de mudarse. La idea de
vivir con Logan le asustaba tanto como le excitaba.

Sabía que, si no hubiera pasado por un divorcio y visto su vida al


revés una vez antes, hubiera dicho si en un solo latido, pero no era el caso.
Había estado en una relación complicada, una dónde la confianza que era el
factor más importante se había roto, pero confiaba en Logan, solo quería
asegurarse de ser capaz de ponerse de pie antes de inclinarse hacia él por
apoyo.

Después de que la cerradura de la puerta trasera chasqueara y se


sacudiera, se abrió y la Sra. Rachel Madison apareció.

―Bueno, hola ―saludo y abrió sus brazos para un abrazo.

Tate subió las escaleras y abrazó a la radiante mujer que lo había


recibido en su familia cuando se conocieron.

―Hola, Rachel. Gracias por encontrarte conmigo hoy.

Ella se apartó un poco y le pegó juguetonamente en su pecho. Se


apartó y lo acompañó.

―No me lo agradezcas, tonto. Soy feliz de ayudarte. ¡Esto es tan


emocionante!

Su exuberancia era contagiosa mientras la seguía por un estrecho


pasillo y pasaban varias oficinas. Se detuvieron en una gran cocina llena de
electrodomésticos de acero inoxidable y mostradores.

―Entonces… ―dijo, frotando sus manos juntas con una gran


sonrisa―. ¿Por dónde quieres empezar?

LOGAN SE TENSÓ MIENTRAS ALCANZABA EL


POMO DE LA PUERTA DE SU OFICINA Y RESPIRÓ
HONDO. Puedes hacer esto. Él no es nada para ti. Recuerda, te alejaste
de él.

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Empujando la puerta, entró e inmediatamente buscó a Chris. Cuando
no lo vio inmediatamente delante suyo como esperaba, frunció el ceño…
hasta que una mano lo agarró por el costado.

―Ya era hora de que llegaras ―dijo Chris, su voz familiar llenaba el
aire.

Logan observó al hombre que se sentaba en el borde del sillón y lo


miraba. Sus ojos azules le recorrían de la manera en que solía hacer subir
su temperatura, pero ahora, todo lo que sentía era frío.

Liberando su mano, caminó hacia su escritorio sin decir una palabra y


dejo los archivos encima mientras Chris se ponía de pie. Vestía un traje
negro a medida, una camisa azul marino y una corbata, e incluso cuando
estaba tan atractivo como Logan lo recordaba, mirarlo lo hacía sentir
enfermo.

―Tengo que decirlo, Logan, para primeras impresiones, llegar tarde


no es una buena idea.

Los ojos de Logan se entrecerraron mientras Chris empezaba a


caminar en su dirección, y se ordenó a si mismo quedarse jodidamente
quieto. No sabía que haría si se movía, temiendo lanzarle un puñetazo al
presumido bastardo.

―Tu cita no era hasta las nueve. Han pasado cinco minutos. No es mi
culpa que llegaras antes.

Chris se detuvo cuando solo unos pocos pasos los separaban, bajando
su mirada a la boca de Logan.

—Ciertamente no es así como lo recuerdo. Solías ser siempre la razón


por la cual llegaba temprano. Eras tan jodidamente sexy ―reflexionó―. Aun
lo eres.

Logan se apartó de su escritorio y se enderezó, diciéndose que debía


mantener la boca cerrada. Nada bueno podría venir de incitar un camino a
la memoria de Chris.

―Estas bastante callado esta mañana ―continuó―. No es propio de


ti. ¿Realmente no tienes nada que decirme después de todo este tiempo?
¿Después de cómo dejaste las cosas?

Las náuseas apretaron el estómago de Logan recordando la manera


en que había terminado con Chris. Había estado acostado en una habitación
de hospital… en la que él lo había puesto. Luego recordó todo lo sucedido y
qué los había llevado hasta ese momento y desafiante levantó la barbilla.

63
―Si no hubiera terminado las cosas de esa manera, tú lo hubieses
hecho. Ya lo habías hecho antes.

Chris se acercó otro paso y recorrió con sus ojos toda su cara, lo que
hizo que la armadura de Logan se desvaneciera realmente rápido. Quería
salir de ahí. Estar alrededor de este hombre le hacía sentir débil, la versión
patética que solía ser delante de Chris… no el hombre seguro de sí mismo
que era con Tate.

Tate… Dios, ¿qué diablos hice para merecerlo?

Cuando miró de vuelta a Chris, honestamente no tenía ninguna jodida


pista. Lo empujó cuando paso a su lado, cuando sus hombros chocaron,
Chris lo agarró del bíceps, lo empujó contra su lado y bajo su boca a su
oído.

―¿Realmente no piensas en mí para nada? Vamos, Logan. Tu perro


guardián no está aquí ahora para ladrarme si me acerco mucho. Cuando
viste mi nombre en la lista de invitados ¿Cómo te hizo sentir? A mí me hizo
sentir… excitado. Sabiendo que te iba a ver de nuevo.

La mandíbula de Logan crujió mientras los dedos de Chris se


flexionaron es su brazo, movió su cabeza para estar frente a frente.

―Suéltame.

Chris lo empujó más cerca y siguió como si Logan no le hubiese


hablado.

―¿No extrañas la manera en que solíamos ir el uno sobre el otro?


Nunca tenías suficiente. Cuanto más te maltrataba, más querías. Lanzarte a
una cama y fijarte en ella era la manera más fácil de obtenerte.

―Saca tu maldita mano de mí, Chris.

En vez de hacer lo pedido, Chris frotó su erección en la pierna de


Logan, mientras lo incitaba.

―Oblígame.

Logan estaba a punto de empujarlo cuando un golpe en la puerta


llamó su atención. Antes de que cualquiera de los dos reaccionara, se abrió
y Cole entró.

TATE SE PARÓ EN EL CENTRO DEL COMEDOR


DEL EXQUISITE Y SILBÓ. EL LUGAR gritaba elegancia y
sofisticación. Los manteles crema, las servilletas perfectamente dobladas

64
alrededor de los cubiertos y una serie de copas de vino adornaban cada
mesa, a un lado una gran barra caoba. Bastante impresionante.

―¿Qué piensas? ―preguntó Rachel poniéndose junto a él.

Tate sonrió y asintió.

―El lugar es maravilloso.

―Gracias ―sonrió, puso sus manos en su hinchado vientre―. A


nosotros nos gusta mucho.

―Deberíais. Es impresionante y no tiene nada más que buenas


críticas.

―Excepto por esa chef de repostería que se volvió un poco loca por
que un cliente dijo que su pastel estaba seco. Pero Mase me lo dejó pasar
por eso de que estoy hormonal y todo eso.

Tate se rió mientras caminaban hacia el bar, la ayudó a sentarse en


uno de los taburetes. Ella llevaba puesta una camiseta purpura que tenía
escrito F.B.I.1 sobre el pecho y abajo se leía: Bebé Apestoso Dentro.

Eso resumía a Rachel Madison, con su cabello negro y azul y sus


ropas coloridas. Apestoso. Parecía casi gracioso que estuviera casada con
Cole, porque por lo que había visto del hombre, era increíblemente serio.

―Quiero oír todo sobre tus planes. Recuerdo cuando Mason vino a mí
sobre abrir este lugar. Se sentía tan abrumador. Hay que encontrar el lugar
perfecto, obtener un préstamo, luego… oh mi Dios, el nombre. Eso fue
estresante por sí solo. Luego añádele todo el papeleo… pero tú tienes a
Logan, te puede ayudar con eso ―dijo con un guiño.

Tate se había sentado junto a ella y paso una mano por su cabello
mientras pensaba en todo lo que dijo. ―Sí, es bastante abrumador.

Rachel golpeó sus uñas en el bar y se inclinó. ―Lo sé, pero no dejes
que te detenga. Me tienes a mí y a Mase. Josh es constructor, Logan es
bueno para las licencias y cosas legales, y los demás, bueno… les gusta
comer y beber. ¿Ves? Ya tienes un gran equipo que les gustará ayudarte.

Tate puso una mano encima de ella y le dio un leve apretón.


―Gracias.

―No me agradezcas más. Somos prácticamente familia.

Pensó en ello por un segundo y se sorprendió que no le asustara ni


un poco. Después de todo, la única manera de que Rachel fuera familia era

1
F.B.I. en este caso abrevia Funky Baby Inside.

65
si se casaran… Bueno, sí. Me equivoque. Ese pensamiento realmente me
asusta.

―¿Cómo esta Logan? ―preguntó, cambiando el tema―. Parecía


enojado el otro día cuando se fue y Cole no quería hablar, ¿así que asumo
que ambos están siendo tercos e idiotas?

Logan no había dicho mucho sobre su visita a Cole, excepto que su


hermano estaba enojado por la situación de Chris. Pero Tate también sentía
que, de alguna forma u otra, Cole había plantado una semilla de duda en la
cabeza de Logan sobre confiar en él… y eso lo irritaba malditamente mucho.
Confiaba en Logan en cuanto a Chris, lo último que necesitaba era a Cole
jugando al hermano mayor y arruinándolo todo.

―¿Tate?

―Lo siento. Sí, pienso que están siendo… obstinados.

Rachel suspiró y sacudió la cabeza.

―Lo juro, esos dos pelean peor que mujeres. Solo Dios sabe cómo
trabajan juntos sin matarse el uno al otro.

Tate estuvo de acuerdo. Pensó en los dos hombres discutiendo. Los


había visto a ambos en acción, y ambos eran igualmente formidables
cuando lo querían ser.

―Estoy segura que lo arreglaran pronto. Pero por ahora, planeo


quedarme fuera de esto ―dijo, mirando las botellas de licor detrás del
bar―. Es una pena estar embarazada. De lo contrario te haría prepararme
una bebida o tres.

―¿A las nueve de la mañana?

La risa de Rachel lleno la habitación y asintió.

―Oye, a veces, vivir con Cole te lleva a beber.

―Eso sí que me lo puedo creer.

Ella chocó sus hombros con él, luego dijo con un guiñó conspirativo:

―Estoy segura de que será igual cuando te mudes con Logan.

Su boca prácticamente se cayó cuando él volvió su cabeza hacia ella


y pensó, ese idiota arrogante.

―¿Cuándo te llamo para contártelo?

Rachel se sentó y llevó una mano a su pecho, simulando shock.

―No sé de qué estás hablando.

66
―Mentira ―dijo con buen humor.

―Realmente no sé de qué estas…

―Es increíble ―dijo en voz baja. Le sonrió―. ¿Cuándo te llamo?

Ella trato fuertemente de no sonreír, pero se rindió y lo admitió:

―Anoche.

―Por supuesto esa mierda astuta espero a llegar a su casa.

―Así que te estás haciendo el difícil. Lo entiendo totalmente.

Tate se puso de pie rápidamente, incrédulo por a donde había ido la


conversación.

―No estoy… ¿Qué? No me estoy haciendo el difícil. Él ya me


consiguió. Obviamente.

Aun no se sentía cómodo hablando de su relación, cruzó sus brazos y


miró por el restaurante.

―Está bien. Te dejaré en paz ―cedió Rachel y se levantó del taburete


poniéndose detrás de él―. Entonces, ¿cuándo empezaremos a ver
localizaciones?

LOGAN TRAGÓ DESHACIENDO EL NUDO QUE SE


LE HABÍA FORMADO EN SU GARGANTA CUANDO
COLE ENTRÓ POR LA PUERTA de su oficina, cerrándola tras él.
Chris aún tenía sus dedos en su brazo y estaba demasiado cerca para su
gusto… y el de Cole, si la fulminante expresión que cruzaba su cara decía
algo.

―Espero no interrumpir nada ―fue la primera cosa que salió de la


boca de su hermano, y el mensaje no podía ser más claro que si hubiera
dicho: Espero jodidamente no estar interrumpiendo nada.

Logan tiró de su brazo, y esta vez, Chris fue lo suficientemente


inteligente como para dejarlo ir.

―No, no lo estás. No es nada importante de todos modos.

Los ojos de Cole continuaron cambiando de él a Chris, y finalmente


volvieron a él.

67
―Bueno. Confío en que tengas los archivos que necesitas para
ayudar al Sr. Walker.

Con cada segundo que pasaba se irritaba más, entonces Logan miró a
Cole y pronunció la palabra:

―Sí.

—Bien. Y, Sr. Walker, ¿tiene alguna pregunta?

Logan se preguntó si Chris sería lo suficientemente tonto para ir


contra Cole, pero lo conocía mejor. Parecía que su propósito de hoy era
provocar.

—No. Hasta ahora, el Sr. Mitchell está manejándome justamente de


la manera en que me gusta.

Logan nunca había visto a Cole perder su profesionalismo, pero


cuando las palabras de Chris se desvanecieron, pensó que vio el puño de su
hermano contraerse en su costado. Decidiendo que era mejor mover a Cole,
Logan se adelantó y colocó una mano en su brazo, apartándolo del idiota
detrás de él.

―Todo está bien ―mintió, llevándolo de vuelta a la puerta.


Cuando llegaron allí, Logan la abrió para él. La ceja de Cole se arrugó, la
mirada bordeaba molestia y preocupación.

―Estoy bien ―dijo Logan, tratando de tranquilizarlo―. Solo tenemos


que ir a través de los formularios, firmará, y todo estará listo.

Cole no parecía convencido, pero sin más palabras, se fue y Logan


cerró. Miró la puerta durante varios segundos antes de juntar su mierda
para girar y enfrentarse al mayor error de su vida. Chris lo miraba, con las
manos en los bolsillos, y Logan llevó sus ojos por encima de él. Mientras los
hacía subir de nuevo para enfocar los del presumido bastardo frente a él,
una expresión de desprecio se agazapó en sus labios.

―No sé de qué vas con todos estos delirios del recuerdo, pero el día
que te deje en tu apartamento, esta cosa venenosa que teníamos terminó.
―Logan paseó por la habitación, ganando más confianza con cada paso que
daba, y cuando se detuvo justo enfrente de Chris, mantuvo los ojos
clavados en el hombre del que, una vez estúpidamente, se creyó
enamorado.

¿Cómo de jodido estaba?

—Y para dejarlo claro —continuó—: No era la manera en la que me


tratabas lo que me hizo huir. Era la creencia errónea de que yo te
importaba lo suficiente para saber lo que me gustaba o lo que quería. ¿Pero

68
sabes lo que realmente me vuelve loco, Chris? ¿De lo que no puedo obtener
suficiente? Cuando el hombre al que amo es lo suficientemente fuerte como
para pararse a mi lado y sostener mi maldita mano, pero también es lo
suficientemente fuerte para lanzarme y joderme contra mi colchón. —Logan
le dio su mejor mirada de jódete y se alejó para tomar asiento—. Así que, si
has terminado de intentar hacer que mi polla se acuerde de que una vez…
hace mucho tiempo… te deseaba, sienta tu culo para que podamos ir a
través de este archivo, o sal ya mismo de mi oficina.

69
CAPÍTULO 7
ESA MISMA TARDE, Logan miraba por la ventana de su
oficina, pensando de nuevo sobre lo sucedido esa mañana. Desde que Chris
había firmado en la línea de puntos y se había ido con los documentos para
que su socio hiciese lo mismo, había sentido una sensación de malestar
agitando su estómago.

Una vez que le había dado el ultimátum para que se sentara o se


fuera, Chris se había sentado, le había seguido la corriente y había hecho lo
que Logan le había pedido. No fue hasta que se marchó con una mirada que
brilló en sus ojos, haciendo que Logan se volviera cauteloso como el
infierno, ya que Chris parecía desafiarlo, con su:

—Te veré pronto, Sr. Mitchell. —Mientras se marchaba, solamente


solidificó aún más su cautela.

Era solo su maldita mala suerte que, justo cuando se estaba tomando
en serio a alguien, Christopher Walker tenía que aparecer y tratar de
arruinarlo. Tal vez este era su karma y de alguna manera se lo merecía. No
estaba seguro, pero fuera lo que fuese, no había manera en el infierno de
que dejara que su pasado estuviera cerca de su presente.

Acababan de dar las cinco de la tarde y estaba a punto de recoger y


volver a casa cuando su teléfono móvil comenzó a vibrar en el escritorio.
Volviéndose a agarrarlo, sintió una sonrisa en sus labios, y cualquier
incomodidad que hubiera sentido durante el día, desapareció. Allí,
iluminando su día de la manera que solo él podía, estaba la única persona
por la que sabía que haría cualquier cosa para proteger... Tate.

—Buenas tardes, señor Morrison.

La risa cálida de Tate llenó su oído y Logan podía imaginar su


hermosa cara preciosa en ese instante.

—Buenas tardes, abogado.

Logan cerró los ojos cuando la voz profunda viajó a través del
teléfono.

—Oh, entonces ahora soy abogado, solo por hoy, ¿eh? ¿Por qué? ¿Te
has metido en problemas y necesitas uno?

—No —dijo Tate—. Nunca me meto en problemas.

—¿Estás bien? Entonces, ¿te gustaría meterme en problemas? —


preguntó Logan mientras se relajaba en su silla.

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El tintineo de las llaves llegó a través del teléfono antes de que la voz
de Tate volviera, diciéndole:

—No lo sé. Es difícil encontrar un buen abogado en estos días. Eso


me hace pensar que debo caminar en línea recta y no desviarme.

Logan no pudo evitar lanzar su comentario. No había manera.

—Definitivamente no debes caminar en línea recta, señor Morrison.


Pero entiendo si no te sientes cómodo con mi experiencia. Tal vez
deberíamos reunirnos y discutir lo que necesita con más detalle…

La risa de Tate había hecho que desapareciera cualquier pensamiento


de la mente de Logan.

—Puede que tengas razón. Quizá deberíamos preparar algo.

Un agradable zumbido que dejo claro que estaba de acuerdo salió de


la garganta de Logan.

—Estoy a punto de dejar mi oficina por el día de hoy, y no he comido


todavía. Pero siempre encuentro que las reuniones en los restaurantes
hacen que sea más difícil llegar realmente a los hechos concretos. Así que
tal vez, sería mejor reunirse en algún lugar más tranquilo.

Un silencio se extendió entre ellos, y aunque estaban a kilómetros de


distancia, la tensión sexual zumbaba a través de las ondas de radio y tenían
a Logan anticipando las siguientes palabras que vendrían de la deliciosa
boca de Tate y... no lo decepcionó.

—¿Tiene algún lugar en mente... señor?

Oh jodido infierno, con el señor, otra vez. Ese hijo de puta bromista
sabía que había tropezado con algo que lo volvía loco, porque esa palabra
saliendo de la boca de Tate era mucho más efectiva que en un mensaje.
Logan tosió, aclarándose la garganta un poco, antes de recitar su discurso
como si nunca se hubiesen conocido.

—Creo que puedo estar allí en… —había un murmullo, Tate


comprobando la hora en su teléfono sin duda—. ¿En veinte minutos? Puedo
parar y recoger algo de comida en el camino si quieres.

¿A quién le importa la comida? Quiero…

—¿Qué te gustaría comer? —interrumpió Tate sus pensamientos en


un tono que gritaba que sabía exactamente lo que Logan quería—. Quiero
decir, ya que estás de acuerdo en reunirnos después del trabajo, lo menos
que puedo hacer es llevar algo de comida.

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Logan giró su silla y se inclinó para recoger el maletín. No estaba
dispuesto a esperar un segundo más para poner su culo en el coche e ir de
camino a por su comida.

—Sorpréndeme —sugirió mientras se levantaba para apagar la


pequeña lámpara del escritorio y dirigirse a la puerta—. Solo sé que, esta
noche, planeo saborear mi comida. Así que espero que no tengas prisa y
puedas mostrar un poco de paciencia.

El estruendo de la moto de Tate rugiendo a la vida llegó a través del


teléfono y Logan sintió que su polla se endurecía ante la visión de él
encima.

—Me voy a portar muy bien. Ya te dije que no voy a buscar


problemas, abogado. A veces, ellos me encuentran a mí.

Con eso, Tate terminó la llamada y Logan golpeó el botón del


ascensor un poco más fuerte de lo necesario. Cuando llegó, entró
rápidamente para poder encontrarse con Tate.

TATE LLEGÓ ANTES A CASA DE LOGAN COMO


HABÍA PREVISTO Y TOMÓ EL ASCENSOR HASTA SU
PISO. En algún momento en el futuro cercano, realmente tenían que
intercambiar las llaves, pero por ahora, esto le convenía perfectamente.
Había comprado lasaña en el camino, sabiendo la preferencia de Logan por
la comida italiana, y ahora estaba esperando a su abogado.

Cuando terminó con Rachel alrededor de la hora del almuerzo, había


comprado algo de comer y luego se había dirigió a su casa para investigar
las áreas que ella le había mencionado y las licencias que necesitaba para
empezar a buscar. Eso pronto le trajo a la mente pensamientos del otro día,
de sentarse en una reunión con Logan, y se preguntó de nuevo lo que sería
verlo en modo de trabajo.

Hmm. Sí, el pensamiento de eso realmente me vuelve loco.

Comprobó su teléfono y vio que habían transcurrido unos treinta


minutos desde que había terminado su llamada. Y su deseo se elevó con las
fantasías que había estado teniendo toda la tarde, y que continuaban
repitiéndose en su cabeza.

Varios minutos después, el timbre del ascensor resonó en las paredes


del pasillo y Logan salió al vestíbulo.

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Con cada paso que Logan daba, Tate se bebía su imagen... y lo que
veía era muy atractivo. Su traje de color carbón mostraba sus amplios
hombros y su cintura y, mientras sus largas piernas cerraban la distancia
entre ellos, Tate casi deseaba estar caminando detrás de él para poder ver
lo bien que esos pantalones se ajustaban a su culo.

Cuando Logan se acercó, Tate notó la camisa blanca y la corbata azul


claro que estaba perfectamente anudada en la base de su garganta, y su
polla pasó a estar totalmente rígida. Y, si le añadía esas gafas de marco
negro, Tate estaba ya muy cerca del sobrecalentamiento en el pasillo.

Este lado sofisticado de Logan lo excitaba tanto como el desinhibido


donde se desnudaría y se complacería a sí mismo. Lo que siempre
permanecía igual, sin embargo, era la sensual promesa en esos ojos azules,
y cuando Logan finalmente se detuvo delante de él, Tate supo que llegaría a
ver ambos lados esta noche, con el tiempo.

—Buenas noches, señor Morrison.

Contento de que Logan todavía estuviera a bordo con su pequeña


fantasía, Tate inclinó la cabeza y respondió:

—Abogado.

—¿Confío en que no haya estado esperando demasiado tiempo?

Tate bajó los ojos a la boca de Logan y luego regresó a los diabólicos
ojos que lo observaban.

—No he esperado demasiado. Pero no me importa. Como he dicho


antes, un buen abogado es duro de encontrar.

Logan abrió la puerta y, cuando dio un paso adelante, le dio de nuevo


una mirada sexy y luego le guiñó un ojo.

—O simplemente duro en general.

Tate se tragó un gemido mientras Logan encendía una luz y colocaba


su maletín y sus llaves en la mesa del vestíbulo.

Claro que sí, esos pantalones se ajustan perfectamente a su culo.

Podía darse cuenta de que Logan estaba haciendo todo lo posible por
jugar con tranquilidad mientras caminaba por su apartamento, pero Tate
pudo ver lo tensos que tenía sus hombros y la línea apretada de su boca.
Ambos eran indicadores claros de que Logan no estaba tan relajado como le
quería dejar ver.

—¿Por qué no me pasas la comida? —sugirió Logan—. Voy a


guardarla para después.

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Tate le tendió la bolsa, y cuando sus dedos se rozaron, miró a los
ojos de Logan y levantó una ceja.

—¿Después?

—Sí. Después de que me digas un poco acerca de qué es lo que


necesitas y decidas si deseas o no usarme.

Jesús, Tate pensó mientras la lengua de Logan salía para deslizarse


por completo sobre su labio inferior, definitivamente he encontrado un
problema. Y por el aspecto de las cosas, iba a tener un montón de ellos.

—¿Por qué no vas y te sientas allí? —dijo Logan mientras caminaba


por la isla de la cocina—. Ponte cómodo. Estaré contigo en un minuto.

Tate reajustó sus vaqueros y se acercó al sofá de la sala de Logan.


Después de colocar su casco en el suelo, se sentó a esperar no tan
pacientemente por lo que estaba a punto de suceder.

LOGAN se quitó la chaqueta y se dirigió al mostrador de la cocina,


donde había dejado su ordenador portátil conectado para cargar. La sonrisa
que había estado reteniendo había salido a la luz finalmente cuando Tate
fue y se sentó en el sofá.

Cuando salió del ascensor y lo vio esperando junto a su puerta, Logan


tuvo que resistir el impulso de acercarse a él y atraerlo para darle un beso.
Sabía que sería bienvenido, pero por alguna razón, tuvo la impresión de
que, esta noche, Tate quería algo un poco diferente. Algo para aligerar el
estado de ánimo serio que parecía estar siguiéndolos últimamente... y
joder, estaba más que feliz de complacerlo.

Eligió ir a través de alguna fantasía del fin de semana, por lo cual


Logan cogió su ordenador portátil y cruzó los pisos de madera hasta el sillón
reclinable frente a Tate. Mientras se sentaba y abría el ordenador, notó que
Tate inclinaba su cuerpo hacia él y estiraba las piernas.

—Está bien, señor Morrison. —Empezó como la persona más


profesional que podría ser y abrió una página en blanco para que pudiera
pretender que escribía. Pensó que estaba haciéndolo muy bien... hasta que
levantó la vista. Tate colocó un brazo a lo largo del respaldo del sofá y su
camiseta negra se alzó para exponer una franja de su piel bronceada. —
Vamos a repasar algunas cosas que necesito de los clientes antes de entrar
en una nueva relación con ellos.

La mirada ardiente que Tate pasó por encima de su cuerpo era tan
condenadamente sexy que tenía a Logan moviéndose en su asiento y

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apuntando sus propios ojos a la pantalla delante de él en un intento de
sacar este juego adelante.

—En primer lugar —dijo—. Creo que es importante revelar toda la


información importante de manera directa para que seamos honestos los
unos con los otros. De esa manera, puedo darte toda mi atención cuando
finalmente llegamos a las cuestiones más profundas… ¿no te parece?

Tate movió la mano apoyada en su muslo hacia la entrepierna de sus


vaqueros y asintió.

—Eso suena bien. ¿Es aquí donde revelo el hecho de que he estado
pensando en ti con un traje, igual a este, toda la tarde?

Logan mordió la comisura de su labio superior y asintió, ya que era


más fácil que hablar.

—También debería decirte… —prosiguió Tate—. Realmente quiero


jodidamente besarte en este momento.

Coqueto hijo de puta, pensó Logan mientras miraba por encima del
ordenador portátil.

—No estoy seguro de cómo eso se relaciona con lo que estamos


discutiendo, señor Morrison.

Tate se encogió de hombros indiferente.

—Me dijiste que fuese honesto.

—Tienes razón. Eso te dije. Pero no estoy seguro de que lo hayas


entendido.

—¿Oh? —preguntó Tate, sentándose derecho en el sofá—. ¿Qué no


entendí?

Logan ensanchó ligeramente las piernas, su polla estaba dura como la


mierda, lo que hacía imposible ponerse cómodo, y pudo ver como los ojos
de Tate trataban de darle un vistazo a su incomodidad de más abajo.
Cuando Tate se dio cuenta de que no había manera de ver nada, la
frustración en su rostro casi hizo que Logan se quebrara… casi.

En su lugar, esperó a que la atención de Tate volviese a él y luego


dijo:

—Necesito un acceso completo, señor Morrison. Necesito saberlo


todo. Todos los hechos al desnudo.

Cuando los dientes de Tate se hundieron en su labio inferior y se le


escapó un leve gemido, Logan sintió una sonrisa juguetona en su boca, y se

75
acomodó en su asiento como si estuviera completamente relajado… una
falsedad total.

—¿Y cómo suele conseguirlos? —preguntó Tate, como Logan estaba


esperando que lo hiciera.

Encendió la cerilla, y ahora era el momento de que la llama ardiera.

TATE ESTABA TAN ENCENDIDO QUE ERA UN


MILAGRO QUE FUESE CAPAZ DE ENLAZAR DOS
PALABRAS JUNTAS. Con Logan frente a él, mirándolo por encima
de su ordenador portátil, estaba a punto de terminar el juego y suplicarle
que le follara en el suelo.

Tal y como estaban las cosas, la forma sexy en que Logan levantó
solo sus ojos detrás de sus gafas y le clavó una mirada que decía: Cuando
finalmente ponga mis manos sobre ti, vas a conseguirlo, Tate se sorprendió
de que Logan hubiera tenido el control hasta ahora de mantener las manos
fuera de sus malditos pantalones.

La expresión de Logan era de lujuria concentrada, y con cada toc,


toc, toc del teclado, Tate sintió que su polla palpitaba cada segundo. No se
atrevió a apartar la mirada del hombre de negocios pecaminosamente
atractivo que lo desnudaba con los ojos. Entonces Logan cerró lentamente
su ordenador portátil y lo puso en la mesita al lado de su silla, y Tate
contuvo el aliento para lo que estaba a punto de suceder.

—Ven aquí —ordenó Logan, haciendo un gesto con el dedo—. Voy a


mostrarte, cómo suelo conseguir mis hechos.

Tate estaba fuera del sofá y de pie delante de Logan sin pensarlo dos
veces. Bajó la vista hacia donde Logan estaba sentado en su asiento y vio la
rígida longitud de su erección trazada en sus pantalones. Cristo, lo quiero.

—Quítate la camiseta —instruyó Logan.

Tate cogió el dobladillo de su camiseta y se la sacó por la cabeza.


Lanzándola al suelo, lo miró con interés mientras Logan se desabrochó el
puño de la manga y la enrolló en su antebrazo. Luego repitió el movimiento
en la otra, todo el tiempo actuando como si Tate de pie allí medio desnudo
no le molestara en lo más mínimo. Tate, sin embargo, estaba teniendo un
momento difícil para permanecer como si no estuviera afectado, y se
recordó mantener el tipo para no lanzarse a por él.

76
—Muy bien, ¿lo ves? Ahora estamos empezando a llegar a las
verdades reales —dijo Logan, y dirigió sus ojos hasta la cintura de sus
vaqueros—. Dame tu cinturón.

Tate se desabrochó el cinturón y lo sacó de sus vaqueros, y cuando


se lo tendió a Logan, se negó a soltarlo del todo y fue tirando hacia
adelante hasta que tropezó. Tuvo que agarrarse del brazo de la silla para
estabilizarse, y cuando su boca se acercó a la de Logan y se inclinó para
tomarla, Logan en el último minuto se apartó y se sentó en el sillón con el
cinturón en la mano.

—Quítate los vaqueros.

Las órdenes estaban siendo dirigidas con una voz muy autoritaria, sin
tonterías, que Logan parecía haber perfeccionado, y tenían la polla de Tate
goteando. Sabía que, una vez que los vaqueros se hubieran ido, Logan
llegaría a ser extremadamente consciente de lo excitado que lo tenía este
juego de rol... y no podía esperar.

Se quitó las botas y los calcetines. Luego dejó caer sus vaqueros al
suelo y salió de ellos, solo llevaba puesto su bóxer ajustado. Tate
permaneció lo más quieto posible mientras los ojos de Logan le
inspeccionaban cada centímetro. La emoción que se arremolinaba en su
interior era tan potente que juró que se sentía como si fueran las manos de
Logan... las mismas que estaba usando actualmente para frotar su propio
eje rígido a través de sus pantalones. Sin poder evitarlo, Tate se agachó y
masajeó su propia erección mientras miraba a Logan, que estaba
completamente vestido y se le acercaba casi desnudo, entre sus piernas.

Respirando con dificultad, Tate deslizó su mano en el interior del


bóxer de algodón. Un sonido desigual vino de Logan cuando exigió:

—Quítate el jodido bóxer.

Tate mantuvo los ojos clavados en los de Logan mientras se inclinaba


hacia su cintura y se quitaba la última pieza de ropa. Había algo muy
excitante al estar totalmente desnudo mientras la otra persona permanecía
vestida, y cuando Logan levantó la mano de nuevo y le hizo un gesto para
que se acercara, Tate cayó de rodillas en un latido del corazón.

Pasó las manos por los muslos de Logan para masajear la


protuberancia que había estado observando y luego se inclinó para besarla.
Sin embargo, antes de tocarla con la boca, la mano de Logan le acarició la
nuca y con un susurro:

—Mi corbata, señor Morrison. Quítamela.

Tate estaba prácticamente jadeando cuando el aliento de Logan caía


sobre sus labios antes de llegar a la corbata y tiró del nudo. Cuando la

77
deshizo y empezó a tirar de ella libremente, le mantuvo la mirada a Logan y
dijo lo único que pensó podría conseguir una reacción más intensa.

—¿Algo más, Señor?

EL CONTROL DE LOGAN ERA CASI INEXISTENTE


MIENTRAS TATE SE ARRODILLABA ENTRE SUS
MUSLOS, DESNUDO, CON UNA MANO masturbando su polla y
la otra quitándole su corbata. Entonces el maldito burlón arrojó la única
palabra que, por alguna razón, estaba realmente volviéndolo loco esta
noche.

Movió su mano para agarrar el cabello de Tate y estiró el cuello de


este hacia atrás mientras avanzaba hacia el borde del sillón reclinable.
Cuando los labios de Tate se separaron, Logan bajó la boca y trazó su
lengua a lo largo de su labio inferior antes de que susurrara:

—Justo esto —y luego juntó sus bocas.

Logan se hundió su interior y frotó su lengua contra la de Tate con


una sensual caricia. La mano entre sus piernas le apretaba más fuerte a
través de sus pantalones, y Tate gimió en su boca. Podía sentir la otra
mano de Tate sobre su muslo, usándola para equilibrarse, mientras seguía
devorando su boca con un beso caliente, sucio, y cuando finalmente soltó
los labios de Tate, le dijo:

—Quítame la ropa.

Logan se recostó contra el sofá y observó cómo las manos de Tate se


movían hacia los botones de sus pantalones. Cuando la cremallera bajó y el
material se separó, los ojos de Tate se alzaron en los suyos y Logan
maldijo.

—Joder, eres una visión ahora mismo.

El pecho de Tate estaba subiendo y bajando con cada respiración


laboriosa, y mientras sus ojos bajaban a la ingle de Logan, este sabía que
necesitaba meterlos en su dormitorio antes de follar a Tate en el piso donde
estaba arrodillado.

—Ve y espérame en mi habitación. Con la cabeza a los pies de la


cama y una almohada debajo de las caderas.

Tate se puso en pie lentamente, y cuando estaba a punto de alejarse,


Logan se levantó y tomó su mano. Después de girarlo para tenerlo de

78
frente, tomó sus labios de nuevo en un feroz beso, y cuando Tate se apartó,
apretó sus dedos con fuerza.

—Te amo. Ahora ve.

TATE NO ESTABA SEGURO DE CÓMO LOGRÓ


CAMINAR DESDE LA SALA DE ESTAR HASTA EL
DORMITORIO DE LOGAN, pero de alguna manera, lo hizo y ahora
estaba acostado según le habían ordenado, con la cabeza a los pies de la
cama y una almohada debajo de las caderas. También había cogido una
para su cabeza, y con los ojos puestos en la puerta, esperó una vez más a
Logan.

Su paciencia fue recompensada cuando, varios frustrantes minutos


más tarde, Logan apareció. Se había quitado cada pieza de ropa y estaba
gloriosamente desnudo mientras caminaba hacia el dormitorio. Tate no lo
pudo evitar y empujo sus caderas en la almohada en la que estaba su polla,
provocando una sonrisa perversa en los labios de Logan.

—Hmm. ¿Te gusta lo que ves, señor Morrison? Sé que te gusta. Haz
eso de nuevo.

Tate sostuvo la mirada fija de Logan mientras empujaba sus caderas


hacia abajo, en la almohada, otra vez.

Logan envolvió sus dedos alrededor de su pene.

—Tu piel contra mis sábanas se ve jodidamente increíble. De ahora


en adelante, solo compraré sábanas blancas. Esa fue una de las primeras
cosas de las que me di cuenta de ti. Bueno, después de tu sexy pelo rizado,
tu hermosa cara y tu culo apretado.

Con cada palabra que salía de la boca de Logan, Tate continuó


balanceando sus caderas sobre la almohada. Entonces Logan se acercó a la
mesilla de noche y oyó abrir y cerrar el cajón. Poco después, la cama se
hundió, y Logan estaba subiendo encima de ella.

Tate se sorprendió de que hubiera podido aguantar durante tanto


tiempo como lo había hecho, pero estaría condenado si se corría antes de
sentir a Logan dentro de él esta noche. Había estado pensando... demonios,
fantaseando... que quería ser follado toda la tarde, y eso era lo que más
deseaba... aunque aquello lo matara.

—Abre tus piernas.

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La voz de Logan penetró en su cerebro lleno de lujuria y, cuando Tate
separó las piernas, sintió las palmas de Logan suavizar la parte de atrás de
sus muslos hasta cubrir su culo.

—Maldita sea, Tate —susurró Logan mientras separaba sus mejillas, y


Tate empujó sus caderas hacia el reverente hombre detrás de él—. Te
deseo y te quiero tan desesperadamente.

Antes de que supiera lo que saldría de su boca, Tate dijo:

—Me alegro de que ser solo tuyo entonces.

Sintió la polla de Logan entre las mejillas de su culo mientras se


acomodaba sobre él, y cuando un fuerte roce de los dientes de Logan se
clavó en su hombro, sacudió sus caderas hacia atrás.

—Sí, con lo que he planeado, es algo muy bueno que seas mío. —
Logan le dio un beso en la oreja y le preguntó—: ¿Ves esa esquina del
colchón?

Tate se concentró en el borde de la cama y se preguntó a qué se


refería... entonces Logan le dijo.

—Siéntete libre de morderlo cuando te esté follando muy fuerte y tu


garganta se ponga ronca de tanto gritar.

Oh mierda. El problema una vez más lo había encontrado, y su


nombre era Logan Mitchell.

LOGAN APRETÓ SU CUERPO CONTRA TODA LA


PIEL DESNUDA DE TATE, Y MIENTRAS RODABA SUS
caderas sobre las que empujaban contra él, un gruñido bajo resonó en su
garganta. Se había preguntado cuál sería la reacción de Tate a las palabras
que salían de su boca, y con cada promesa cruda y sin filtrar que le había
dado, la excitación de Tate había aumentado hasta que prácticamente
estaba jodiendo la almohada para conseguir algún tipo de liberación.

Los sonidos provenientes del hombre que se retorcía debajo de él


eran tan jodidamente eróticos que el deseo de Logan de esperar
desapareció. Moviéndose hacia atrás para quedar arrodillado entre las
piernas de Tate, rodó un condón sobre su polla y luego agarró la botella de
lubricante para verter una buena cantidad por la grieta del culo de Tate.
Cuando sus nalgas se contrajeron por la caída del líquido frío, la boca de
Logan se detuvo en una sonrisa apretada. Pero Tate no tenía nada de qué
preocuparse, porque en unos cinco segundos, las cosas iban a calentarse
muy rápido.

80
Lanzando la botella fuera de su camino, Logan bajó sobre Tate,
acarició con su dedo a lo largo del resbaladizo pliegue, y empujó la punta
contra el pequeño fruncido. Un fuerte gemido dejó a Tate, y cuando volvió
su cabeza sobre la almohada, el deseo de Logan se intensificó ante la
mirada de aquellos ojos.

—Te gusta esto, ¿verdad? —bromeó Logan y avanzó un poco más


profundo con su dedo.

Los labios de Tate se separaron mientras asentía.

—Sí.

Logan tomó su boca en un duro beso, y empujó su dedo todo el


camino, provocando que una maldición se le escapara cuando el agujero
apretado de Tate se cerró a su alrededor. Deslizó su dedo dentro y fuera
varias veces. Luego se apartó para arrodillarse nuevamente entre sus
muslos.

—Perdona mi impaciencia, pero es culpa tuya. —Hizo una pausa


cuando vio los brazos de Tate envolviendo la almohada debajo de él y la
levantó contra su pecho—. No solo eres la cosa más excitante que he visto,
sino que sé que te excitas muy jodidamente cuando mi dedo está en tu
culo. Así que esta vez, voy a poner mi polla en ti antes de que explotes
sobre mi almohada.

Un gruñido dejó a Tate mientras su cabeza caía al colchón y


levantaba sus caderas hacia atrás. Logan agarró su cadera para mantenerlo
en su lugar y utilizó su otra mano para alinear su polla. Entonces rechinó los
dientes y se deslizó lentamente dentro del cuerpo de Tate.

—Ah, Jesús, Tate —gruñó, y cuando Tate se impulsó hacia atrás y se


hundió completamente, una maldición se desgarró de Logan—. Joder sí. Eso
es. Toma todo de mí.

Pasó las manos por las nalgas de Tate, separándolas un poco, y luego
hacia arriba por su espalda, antes de plantar las manos a los lados e
inclinarse para besarle la columna vertebral. Tate se movió y sus omóplatos
se juntaron, y Logan sonrió contra su piel, sabiendo exactamente lo que
necesitaba.

Con su cuerpo moldeando cada centímetro del magnífico hombre


debajo de él, Logan comenzó a moverse. Tiró de sus caderas y luego
comenzó a conducir su longitud de acero dentro y fuera de Tate,
consiguiendo más impulso con cada empuje duro.

Besó y chupó la línea de su hombro mientras entraba más profundo


con cada golpe sólido de sus caderas. Tate se arqueó hacia atrás y volvió la

81
cabeza hacia él. Logan le rodeó el cuello con un brazo y lo sostuvo en su
lugar, lanzando su lengua entre esos labios desesperados y hambrientos.

Nunca había ido a por Tate con tanta ferocidad, y Tate nunca lo había
deseado tanto de esa manera como ahora. Pero cuando sus bocas se
separaron y sus ojos se enfrentaron, Tate emitió su propia petición con una
simple palabra.

—Duro.

TATE APRETÓ LA ALMOHADA DEBAJO DE ÉL


MIENTRAS LA POLLA DE LOGAN SE EMPUJABA
DENTRO CON suficiente fuerza para impulsarle hacia arriba de la
cama. Un grito duro salió de su garganta y extendió la mano y apretó la
esquina del colchón, justo como Logan le había sugerido al principio, tirando
de sí mismo hacia ella.

El ritmo del cuerpo de Logan no vaciló cuando lo siguió muy de cerca


y se estiró para cerrar su mano sobre la suya. Entrelazó sus dedos y
comenzó a estrellar sus caderas contra él a un ritmo imparable, y Tate
podía sentir su aliento caliente contra su cuello mientras jadeaba y maldecía
con cada encuentro de sus caderas.

Era desenfrenado, apasionado, y mientras los dientes de Logan se


hundían en la piel de su hombro, Tate pensó que era la perfección absoluta.
Logan finalmente se había soltado y lo estaba follando como Tate sabía que
siempre había querido.

Cada vez que lo habían hecho antes, siempre había sido cuidadoso,
amable y algo considerado... pero no esta vez.

El hombre que estaba estrellándose en él una y otra vez había


perdido cualquier decoro que su traje y su corbata le daban, y se había
transformado en un hombre que estaba tomando exactamente lo que
quería, de la manera en que lo quería… y a Tate le encantaba.

—Sí. Más duro, Logan —dijo con voz áspera y luego hizo lo que Logan
le había aconsejado antes. Apretó los dientes en el colchón mientras Logan
se tensaba detrás de él y gritaba su nombre con un empuje final de sus
caderas.

Lo increíble de saber que Logan se acababa de correr tan


espectacularmente hizo que Tate se empujara hacia atrás, tratando de
obtener más. Cuando Logan se retiró, casi lloró por la pérdida hasta que le
giró y le envolvió los dedos alrededor de su polla.

82
Sin decir una palabra, Logan bajó la cabeza sobre él y tomó su
erección en la garganta, haciendo que Tate balanceara las caderas en un
esfuerzo por acercarse. Sus manos comenzaron a acariciar el cabello de
Logan, pero cuando la boca de Logan se deslizó arriba y abajo en su polla,
Tate perdió la capacidad de pensar y se encontró con los nudillos blancos
apretando las sabanas a cada lado para poder follarse esa boca malvada.

Los sonidos de placer que provenían de Logan mientras lo tragaba


con avidez una y otra vez llevaban a Tate más allá de la cordura. Cerró los
ojos, dejándose perder en el momento, y luego dio un último empujón en la
garganta de Logan y se corrió con un rugido estruendoso. Nadie nunca en
toda su vida se había acercado tanto a comprender lo que realmente quería
en la cama, no como lo hacía Logan.

Una vez que la calma después de la tormenta se había asentado,


Logan subió por su cuerpo y Tate envolvió sus brazos alrededor de él.
Mientras ambos estaban allí, en el silencio de la habitación, ninguno dijo
una palabra, porque, en realidad, no había nada que añadir a esa
perfección.

83
CAPÍTULO 8
—¿TATE? ―dijo Logan suavemente desde donde yacía con la
cabeza apoyada en su hombro. Había estado allí durante una hora, más o
menos, y cuando Tate se movió debajo de él, rodó hacia su lado para ver
sus ojos somnolientos abriéndose.

―Lo siento. No me di cuenta de que estabas durmiendo.

―Nah, estaba simplemente relajándome. Me has agotado.

Colocó sus labios contra la oreja de Tate y la besó suavemente.

―Entonces mi trabajo aquí está hecho.

El pecho de Tate retumbó en una carcajada mientras se acercaba


para trazar una línea a lo largo de su mandíbula.

Logan cerró los ojos bajo su toque y luego dijo en la tranquila


habitación:

―Quiero decirte algo antes de que lo oigas en otro lugar... Chris


estuvo en mi oficina hoy. Cole programó la reunión. Probablemente era su
manera de ver si podría manejarlo como cliente o si terminaría siendo nada
más que una molestia.

Los dedos de Tate se detuvieron antes de llevarlos hasta su barbilla y


la agarró con fuerza, inclinando su cara hacia arriba para que lo mirara
directamente a los ojos. Logan esperaba preguntas como porqué o qué
pasó, pero en cambio, los ojos de Tate le dieron una mirada en la que su
corazón y su polla palpitaron. Era de enfado y de posesión.

E infierno, si eso no me excita.

―¿Te tocó?

Logan pensó en aquel momento en su oficina y se preguntó si


debía...

―¿Te tocó, Logan? ―La ruda pregunta y los dedos en la barbilla eran
indicadores bastante claros de que Tate esperaba una respuesta... Ahora.

―Agarró mi brazo…

Antes de que pudiera terminar su pensamiento, Tate lo interrumpió:

―¿Y?

84
―Y ―añadió Logan―, eso fue todo. Quería hablar de nuestro pasado.
No lo hice. Fin de la historia.

Tate lo midió como si intentara decidir si creía o no lo que le estaba


diciendo, y entonces lo empujó sobre su espalda y se subió encima de él.
Logan sintió que su corazón retumbaba mientras esperaba por lo que
parecían horas hasta que Tate se inclinó y junto sus bocas.

El beso fue rápido y duro, como un sello de propiedad, y cuando alzó


la cabeza, le prometió:

―Si te toca de nuevo, voy a ser la tercera persona en golpear a ese


jodido en la cara.

Logan hundió sus dedos en el cabello de Tate y lo tiró hacia abajo


para chuparle el labio inferior.

―Tan posesivo. Tengo que decirlo, soy un fan.

―Te quiere de vuelta, ¿verdad? ―preguntó Tate como si Logan no


hubiera hablado.

Logan no estaba seguro de si esa posibilidad preocupaba a Tate o


simplemente le enfadaba. De cualquier manera, necesitaba asegurarse de
que Tate sabía que no tenía nada de qué preocuparse.

Envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Tate y trazó


suavemente su camino desde la mandíbula hasta la oreja.

―Si ese es el caso, entonces él no tiene jodidamente suerte. Tú eres


a quien quiero, y eso es todo lo que importa.

―Hmm ―suspiró Tate en su cuello―. Me gusta eso.

―Bien ―dijo, y pasó una mano sobre la espalda de Tate hasta su


culo―. Porque al no haber preguntas, es porque no hay dudas. En realidad,
hablando de cosas que queremos…

Tate levantó la cabeza, y cuando estaban cara a cara, Logan de


repente perdió el coraje. ¿Qué pasa si sugiero esto y dice que no?

Antes de que pudiera reunir la valentía para expresar su petición,


Tate retiró un mechón de cabello que tenía contra su frente y le preguntó:

―¿Quieres que me haga la prueba?

Logan aspiró temblorosamente ante la pregunta, sin darse cuenta


hasta entonces de cuánto lo quería. Estar cien por cien desnudo con Tate,
estar dentro de él de una manera que nunca había estado con otro.

Joder sí, quiero eso.

85
―Si ―admitió él, arqueando su cuerpo contra el de Tate―. ¿Es algo
qué quieres?

Contuvo la respiración cuando Tate colocó sus antebrazos al lado de


su cabeza en el colchón, y apoyó la frente en la suya.

—Sí. Quiero estar dentro de ti sin nada de por medio.

―Mhmm.

―¿Te gusta la idea de eso, eh? ―preguntó Tate.

Logan cruzó los tobillos por su culo, bloqueándolo en su lugar y se


levantó para frotar sus erecciones.

―Oh, me gusta ―le aseguró―. No puedo esperar a sentirlo cuando te


pierdas dentro de mí. Quiero que nos despojemos de todo, excepto tú y
yo... y ¿Tate?

Esta vez, fue la voz de Tate que sonó inestable.

―¿Sí?

―Voy a volverme jodidamente loco cuando lo consiga.

TATE NO TENÍA ABSOLUTAMENTE NINGÚN


PROBLEMA CON ESO, Y COMO LAS MANOS DE
LOGAN SEGUÍAN ACARICIANDO SU ESPALDA, no podía
permanecer quieto, no lo podía evitar. Su deseo de estar cerca de Logan, de
darle todo a él, debería haber sido alarmante, pero el asunto era que se
sentía jodidamente increíble. Estar y querer a Logan se estaba volviendo
tan natural como respirar.

Sabía que con lo lejos que habían llegado en tan poco tiempo, dar
estos pasos adicionales, estos gestos de confianza que se estaban
extendiendo entre ellos, haría que la conexión que compartían fuera más
fuerte... y quería eso más de lo que jamás hubiera imaginado posible.

―Mañana ―dijo.

Cuando los dedos de Logan encontraron su cabello y tiró de su


cabeza, Tate vio la pregunta en sus ojos.

―Mañana pido una cita. ¿Y tú?

El rostro de Logan se suavizó y una expresión de profundo afecto y


un poco de sorpresa cruzó su rostro.

86
―Umm...

Tate se rio entre dientes de la respuesta poco inteligente y le repitió:

―¿Umm?

Logan parpadeó varias veces y sacudió la cabeza contra el colchón.

―Lo siento. Creo que mi cerebro se detuvo cuando estuviste de


acuerdo tan fácilmente.

Una sonrisa golpeó los labios de Tate, y no pudo evitar preguntar.

―¿Por qué?

―¿Po-por qué? ―preguntó Logan, y antes de que Tate lo supiera, lo


rodaron hasta caer sobre su espalda y Logan estaba sobre él―. Estoy
sorprendido porque esperaba tener que discutir todas las razones por las
que esto es una muy buena idea para nosotros.

―Oh, ya veo ―dijo y reprimió una risa, poniendo sus manos detrás
de su cabeza.

Logan bajó la boca para morder su bíceps, gruñendo contra su piel.

―Maldición, eres hermoso. Llamare también mañana.

―Creo que esto es una muy buena idea si tu polla es algún tipo de
indicación.

Un gruñido sonoro de aceptación salió la garganta de Logan mientras


asentía.

―Tú también, por lo que veo.

―Creo que te mostré lo mucho que me gustó la otra noche cuando lo


sugeriste por primera vez.

―Creo que lo recuerdo. Tu falta de control fue...

―¿Sí? ―presionó Tate.

―Prometedora para mi desafortunada situación, por decir lo menos.

Abrió las piernas y las dobló para que Logan se acunara entre ellas
antes de preguntar:

―¿Has estado, ya sabes, alguna vez con alguien así antes? —Logan
sacudió la cabeza. Pero Tate tenía que preguntar―. Ni siquiera con...

―¿Chris? ―contestó Logan, arrugando su nariz con tanta


repugnancia que Tate supo que ahí tenía su respuesta―. Demonios no.

87
Nunca he estado con alguien así. Nunca lo he querido... hasta que llegaste
tú.

La sinceridad detrás de esas últimas palabras era obvia, y cuando


Logan apoyó su mejilla contra su hombro, Tate cerró los ojos y disfrutó de
la sensación de su cuerpo presionado contra él.

―Nunca imaginé que pudiera ser así. No para mí. Y ciertamente no


contigo ―dijo Logan.

Tate apretó los brazos alrededor de Logan.

―Yo tampoco. Nunca hubiera imaginado la primera vez que nos


conocimos que terminaríamos aquí. Ni en un millón de años.

―Sí, me parece recordar eso. No me importaba, sin embargo. Tenía


suficiente esperanza por los dos.

―¿Esperanza? ―Tate se burló―. Tú, Logan Mitchell, no te sientas y


esperas.

Logan alzó la barbilla y lo miró con ojos brillantes.

―¿No? Entonces, ¿qué es lo que hago?

Tate se inclinó y susurró contra sus labios:

―Tomas lo que quieres.

―Sí, lo hago.

Asintiendo, Tate mordió el labio de Logan como lo hizo por primera


vez en la sala de conferencias. Logan gimió y tomó su boca, lanzando su
lengua dentro para degustarlo y moviendo su cuerpo sobre él en un
delicioso frotamiento que tenía a Tate alzando sus caderas.

Estaban de camino a una segunda ronda cuando un fuerte golpeteo


comenzó en la puerta.

―Ignóralos. Se irán ―dijo Logan y deslizó su boca sobre la mandíbula


de Tate.

Inclinó la cabeza hacia atrás para que Logan pudiera pasarle la


lengua por la garganta y, mientras sus pollas se rozaban, Tate empujó de
nuevo para solo oír tock, tock, tock.

―Logan ―gimió―. No se van.

Al parecer, eso no molestó a Logan en lo más mínimo, porque el


continuó bajando hasta su pezón.

Tock, tock, tock.

88
―Oh, por la mierda ―maldijo Logan y finalmente rodó fuera de él―.
Si es Cole, juro por Dios que voy a patearle el culo. Lo evité todo el día
después de que programara esa estúpida reunión. Lo último que quiero es
tratar con él.

Tate apretó una palma contra su dura polla y se obligó a calmarse.

―Yo iré, ¿de acuerdo? Tú te quedas aquí mismo ―dijo antes de


bajarse de la cama para acercarse al armario de Logan, donde guardaba los
pantalones cortos. Después de buscar un par, los levantó y se giró para ver
a Logan sobre su estómago, observándolo.

―Sí, quédate así. Me ocuparé de él y entonces... entonces volveré y


me ocuparé de ti.

Los párpados de Logan bajaron a media asta, y Tate prácticamente


corrió por el pasillo, deseando volver allí lo antes posible. Justo cuando
estaba alcanzando la cerradura de la puerta, los golpes sonaron de nuevo y
tuvo que admitir que, si éste era Cole, estaba a punto de decirle que se
fuera a la mierda… tal como Logan había sugerido.

Abrió la puerta a punto de hacer eso, pero la persona que estaba de


pie en el lado opuesto no era Cole… no, ella ciertamente no lo era. Los ojos
de Tate se estrecharon cuando la mujer bajó la mano y admiró su pecho
desnudo y pantalones cortos antes de soltar una sonrisa maliciosa.

―Bueno, hola, guapo. No esperaba que alguien como tú abriese la


puerta.

Tate no pudo localizar su lengua mientras estaba de pie frente a la


señora, preguntándose quién diablos había esperado que abriera la puerta.
¿Logan? Si es así, ¿quién diablos es ella?

―Eres una maravillosa sorpresa si me permites decirlo.

Tate no estaba seguro, pero tal vez se había quedado dormido y esto
era una especie de extraño sueño, porque no tenía ni idea de lo que estaba
hablando esta mujer.

―¿A quién busca? ―se las arregló para preguntar.

Los ojos castaños oscuros que lo evaluaban eran inteligentes, y podía


decir por su cabello perfectamente a la moda de color oscuro, su abrigo rojo
y sus tacones negros que ella era definitivamente alguien que podría vivir
en este edificio… pero eso todavía no contestaba su pregunta original.

89
―Oh ―rió ella como si hubiera olvidado por completo por qué estaba
allí en primer lugar―. Lo siento. Me distraje. Estoy en la ciudad por un
tiempo y pensé en venir a visitar mi Hot Wheels 2. ¿Está aquí?

¿Hot Wheels? Que…

―Aún no puede estar dormido. Siempre ha sido noctámbulo, lo que


nunca he entendido. ¿Cómo alguien se queda despierto hasta tan tarde,
luego se levanta al amanecer? No es justo que funcione con tan poco
sueño… —Cuando su divagación llegó a su fin, ella inclinó la cabeza hacia un
lado y le preguntó―. ¿Vas a dejarme entrar, guapo? Realmente no quiero
estar aquí por el resto de la noche.

Y ahí es donde se dio cuenta.

El color del pelo, la edad, y esa oración final entregada casi en la


misma forma exacta que…

―¿Evelyn?

…Logan.

Tate miró por encima del hombro para ver que Logan se había
detenido en el pasillo con una toalla envuelta alrededor de sus caderas y las
gafas en su lugar.

Si, pensó Tate, tiene que serlo.

Se volvió para mirar a la mujer, que había levantado una mano para
dar un travieso saludo con sus dedos. La madre de Logan.

¿QUÉ MIERDA ESTÁ HACIENDO AQUÍ?, pensó logan


mientras avanzaba hacia el dormitorio. ¿Y cómo puedo deshacerme de ella?

Abrió su armario y se quitó la toalla de sus caderas, tirándola en la


esquina antes de alcanzar su bata para envolverla alrededor de su cuerpo.

―Así que… ―dijo Tate detrás de él.

Se volvió y vio una sonrisa de come mierda que se extendía por toda
la cara de Tate.

—Vienes de alguna parte. Eso es un alivio.

―No seas ridículo ―gruñó él mientras tiraba del cinturón de la bata.


Luego se pasó una mano por el pelo―. Todo el mundo viene de algún lugar.

2
Hot Wheels: Ruedas Caliente.

90
Tate se sentó en el colchón y cruzó los brazos sobre su pecho.

―Gracias por la lección de biología, listillo, pero nunca hablas de tu


familia, así que estaba empezando a imaginar que tal vez llegaste a la
Tierra todo malditamente perfecto.

Logan cogió una camiseta de su cómoda y se acercó a Tate,


presionándola contra su pecho.

―No estoy muy cerca de lo perfecto, y estás a punto de descubrirlo.


Ponte esto mientras ella está aquí, por favor. ―Pasó por delante de Tate
para ir a tratar con la mujer que sin duda ya estaba mirando en su armario
de bebidas.

Pero Tate bromeó:

―Estoy casi seguro de que tu madre no va a estar cautivada con la


vista de mi pecho.

Logan se detuvo en la puerta y se volvió hacia Tate.

―No, pero yo podría estarlo. Y necesito que mi cerebro funcione


completamente cuando ella está en la misma habitación que yo.

Dejó a Tate para terminar de vestirse y salió a buscar a Evelyn


exactamente donde había esperado que estuviera… en el mostrador de la
cocina, derramando un dedo de whisky en un vaso al que había añadido
cubitos de hielo.

―Claro, sírvete tú misma ―dijo, deteniéndose en el lado opuesto de


la isla, esperando a que ella se enfrentara a él.

―No seas tan dramático, Logan.

―¿Dramático? Oh, no me tientes ―dijo cuando ella finalmente lo


enfrentó―. ¿Qué estás haciendo aquí?

Con sus largos dedos envueltos alrededor de su vaso, se lo llevó a los


labios. Después de tomar un sorbo, lo dejó en el mostrador de mármol.

―Te dije que vendría.

―¿Cuando? ¿El fin de semana del Memorial Day? Eso fue hace meses
―Logan se pellizcó el puente de su nariz y soltó un suspiro pesaroso―.
Tienes que llamar cuando quieras visitarme. Ya tuve esta conversación
contigo antes. Algunas personas tienen vidas, sabes.

―Ya veo ―respondió ella, levantando el vaso para terminar el


contenido. Entonces apuntó su mirada por encima de su hombro, y Logan
supo que Tate había regresado a la sala de estar por la maliciosa

91
luminosidad de sus ojos―. Mi hijo es tan grosero. Ni siquiera nos ha
presentado.

―No estoy siendo grosero. Estoy tratando de averiguar por qué estás
aquí. Siempre hay una razón.

―Oh, cállate ―dijo ella, despidiéndolo con una oleada de su mano


mientras rodeaba el mostrador―. ¿Cómo te llamas, guapo?

Logan miró a Tate, que ahora estaba de pie en su sala de estar con
las manos en los bolsillos de sus pantalones cortos y la recién añadida
camiseta. Tate miró hacia donde estaba parado casi como para calibrar
cómo debía reaccionar ante esta mujer, pero Logan no tenía el tiempo de
advertirle de una u otra manera.

Evelyn era Evelyn, y nada de lo que hiciera o dijera cambiaría eso.

―Soy Tate ―le ofreció al final, y luego le dio esa sonrisa suya que
hacía que el corazón de Logan galopara y su polla se endureciera.

Ella tomó su mano, la sacudió y luego dijo:

―Buen gusto, hijo. Es hermoso.

Cuando Tate se rió entre dientes, Logan rodó los ojos y se volvió para
servirse un poco de whisky.

―¿Has comido ya? Deberíamos…

―Sí ―mintió Logan al tiempo que Tate le respondía―. Todavía no.

―¿Ves lo que está tratando de hacer? ―exclamó―. No le debes


mentir a tu madre, Logan.

―Es tarde ―dijo mientras los miraba, con un vaso en la mano. Lo


último que quería hacer era ir a un restaurante, por no hablar de ser
obligado a estar, con ella―. Nosotros tenemos trabajo mañana.

―Puedes llegar tarde. Esa es la hermosura de ser dueño de tu propia


compañía ―replicó ella y luego dirigió una mirada de por favor di que sí a
Tate, que estaba de pie a su lado―. ¿Qué dices tú? ¿Quieres cenar conmigo
y escuchar todo sobre Logan cuando todavía era dulce con su vieja mamá?

Tate le sonrió. Era obvio que quería ir. También estaba claro como el
agua que, una vez más, Evelyn había encandilado y logrado lo que quería
de otro hombre.

Todo habría sido muy divertido si su historial no fuera tan


jodidamente trágico.

92
CAPÍTULO 9
VEINTE MINUTOS DESPUÉS, Tate se encontró sentado al
lado de Logan en la parte trasera de un taxi, mientras que su madre iba en
la parte delantera. Después de que finalmente se rindió, Logan murmuró
algo sobre que esto era un maldito desastre esperando a que ocurriera y
luego había ido a su cuarto a cambiarse. Tate había decidido que una rápida
ducha y tomar prestada la ropa de Logan estaban en la orden del día, ya
que Evelyn quería llevarlos a un lugar elegante.

Estaban en el taxi y había sido lo suficientemente listo como para


evitar enfrentarse al volátil hombre que estaba sentado a su lado... hasta
este momento.

Mientras Evelyn comenzaba a hablar con el conductor, Tate se inclinó


y puso sus labios junto al oído de Logan.

—Ahora entiendo lo que dices.

Logan se enfrentó a él, tenía el ceño fruncido de irritación aun


firmemente fijado en su lugar, pero había una pregunta clara en sus ojos.

—¿Sabes, cuándo me dices lo loco que te pone cuando frunzo el


ceño? ¿Esta actitud de no me jodas que estás dejando salir ahora? Es muy
sexy.

Una de las cejas oscuras de Logan se levantó.

—¿De verdad? ¿Vienes a por mí? Es mi madre la que está sentada en


el asiento delantero.

Tate tarareó y puso su mano sobre la pierna de Logan, deslizándola


por su muslo mientras movía la lengua sobre el lóbulo de su oído.

—¿Quieres que pare?

Logan tosió un poco y agitó la cabeza.

—No dije eso.

Con una sonrisa contra la mejilla de Logan, Tate flexionó sus dedos
en la tela que tenía bajo sus manos.

—No, no lo hiciste, ¿verdad? ¿Has...?

—Es tan agradable pasar una noche con la familia. Nunca


conseguimos hacer eso, ¿verdad, Logan?

93
La pregunta de Evelyn rompió la lujuria de Tate y le recordó que
Logan tenía razón… estaban en un taxi con su madre.

Se movió, así que estaba apoyado en su respaldo, y justo cuando


estaba a punto de quitar su mano, Logan bajó sobre la suya para guiarla
más arriba de su pierna.

—No, no lo hacemos. Y estoy tan angustiado que apenas puedo


hablar de ello —dijo Logan con voz burlona mientras entrelazaba sus dedos,
atrapándolas juntas.

—No te pongas atrevido conmigo, jovencito. Sigo siendo tu madre.

Los ojos de Tate se movieron hacia Evelyn y luego volvieron a Logan


mientras abría un poco más las piernas y giraba la cabeza hacia él... todo el
tiempo manteniendo una conversación perfectamente normal.

Maldita sea su habilidad de tener tanto control mientras está


encendido.

—Soy muy consciente de quién eres, Evelyn. Solo estoy tratando de


averiguar qué es lo que quieres.

Tate se mordió el labio inferior, pensando exactamente en lo que


quería en ese momento, y los ojos de Logan prácticamente le desafiaron a
venir a buscarlo. Después de asegurarse de que los otros ocupantes del
coche estaban mirando hacia delante, Tate deslizó las manos hacia la
erección que estaba creciendo bajo los pantalones negros de Logan.

—¿Es un crimen que quiera venir a ver a mi hijo? No lo creo. Y es


bueno que lo hiciera. Nunca me habrías hablado de Tate.

Tate ni siquiera estaba prestando atención a la conversación. Estaba


demasiado ocupado apretando sus dedos alrededor de la dureza bajo su
palma, y cuando los labios de Logan se separaron y empujó un poco las
caderas hacia arriba, Tate tuvo que retener un gemido. Maldito
exhibicionista.

—Tienes razón. No te lo habría dicho. Porque es privado. Si estuviera


listo, habría llamado.

—Lo que significa que nunca lo habría sabido.

Logan cerró los ojos y apretó con fuerza las manos contra su ingle. La
lengua de Tate casi se le salió de la boca. Sabía que, si el taxi se detenía en
el restaurante en este momento, salir y caminar sería un gran problema.

—Y eso sería una pena, ¿verdad, Tate? —Evelyn finalmente se dirigió


a él, pero no tenía el cerebro para hablar—. Pareces un buen chico.

94
La mirada que llenaba los ojos de cobalto de Logan estaba llena de
ironía, y también su sonrisa inmoral.

—Es muy bueno. Pero, ¿podrías dejar de llamarnos chicos? No


tenemos 16 años.

Sabiendo que no tenía el mismo control que Logan poseía, Tate se dio
cuenta de que necesitaba recomponerse… algo que no ocurriría mientras
masajeara el pene de Logan. Así que tiró de su mano hacia atrás y se
enderezó en su asiento.

Logan también se sentó, y cuando sus ojos se encontraron, dijo:

—Tú lo empezaste.

Tate agitó la cabeza y miró por la ventana a los coches que pasaban,
intentando calmarse. No podía creer que estaba sentado en un taxi, yendo
a cenar con la madre de Logan y jodidamente duro. ¿Quién lo habría
adivinado?

Le pidió prestados un par de pantalones de vestir a Logan y una


camisa de botones, que estaba debajo de su chaqueta, y cuando había
salido de la habitación antes, había visto la aprobación de Logan. Incluso
con la mirada hosca en su cara, no había sido capaz de enmascarar el calor
en aquellos ojos. Logan también se había cambiado. Vistiendo todo de
negro, se parecía a un príncipe oscuro sentado allí con su expresión
melancólica, que ahora se veía acentuada por el color de la excitación que
manchaba sus mejillas.

—El tráfico esta noche es terrible. ¿Siempre está tan intenso?

Agradecido por la pregunta de la distraída mujer, Tate se las arregló


para responder educadamente.

—Esto es relativamente malo en comparación con otras noches.

—Mira, por eso no vivo en la ciudad.

Logan se movió a su lado y dijo:

—Esa no es la única razón.

Curioso en cuanto a lo que Logan quiso decir, Tate estaba a punto de


preguntar, pero antes de que pudiera hacerlo, el conductor les informó que
casi ya habían llegado.

95
LOGAN ESTABA SITUADO JUSTO DETRÁS DE
DONDE SU MADRE ESTABA SENTADA, SABIENDO
QUE eso era una forma segura de hacer que su cuerpo cooperara mientras
el coche se acercaba a la entrada principal…

—¿El Península? ¿Estás loca de remate? Este lugar es ridículamente


caro.

—Logan —dijo Tate suavemente a su lado, pero no estaba de humor


para ser aplacado.

Apretó los puños mientras su madre, que ni siquiera se había


molestado en responder, empujó la puerta del coche y pisó la acera como si
fuera de la realeza. Tate la siguió silenciosamente, probablemente dándose
cuenta del mal humor con el que estaba luchando, y lo dejó sentado y
humeando.

¿Por qué estoy tan jodidamente sorprendido? Hace esto todo el


tiempo.

Tomando un aliento fuerte, Logan empujó su puerta y salió, dando la


vuelta por la parte de atrás del coche y llegando hasta donde estaba Tate
junto a su madre. La miró cuidadosamente mientras ella apretaba algo en la
mano del taxista antes de darle un pequeño saludo. Y como todos los
hombres bajo el hechizo de Evelyn, sonrió como un verdadero tonto antes
de volver a su coche e irse.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó Logan mientras caminaba


hacia la puerta giratoria, donde un aparcacoches los saludó con una sonrisa
educada.

—Vamos a cenar. He estado aquí por una semana y pensé que estaría
bien invitarte a mi casa —dijo con una floritura mientras empujaba la puerta
giratoria y entraba.

Tate miró hacia allí y Logan apretó los dientes. Estaba tratando de
pensar en una forma de explicarle como era su madre, una que tuviera
sentido, pero al final, pensó que la mejor manera de que Tate lo entendiera
sería dejar que las cosas salieran a la luz… después de todo, ella nunca
dejaba de decepcionar de una manera espectacular. Era solo cuestión de
tiempo.

—Este lugar es una locura —dijo Tate y silbó mientras miraba las
luces de arriba.

—Sí. —Logan estuvo de acuerdo y tomó su mano—. Evelyn nunca


hace nada a medias.

96
—Como tú, ¿eh?

Logan se detuvo y dijo con más franqueza de lo que pretendía:

—No se parece en nada a mí.

—De acuerdo —dijo Tate, estrechándole los ojos—. No quise decir


nada con eso.

—Está bien —contestó, mientras intentaba quitárselo, pero su mal


genio parecía decidido a quedarse.

Tate soltó su mano y empujó sus dedos a través de su pelo. Era


obvio que se estaba enfadando y Logan sabía que estaba actuando como un
idiota, pero no podía quitárselo de encima.

—Mira, lo siento —empezó, pero antes de poder continuar, Tate se


marchó.

Joder... joder, pensó mientras Tate atravesaba la puerta giratoria con


un poco más de fuerza de lo necesario.

Irritado por su propio comportamiento grosero, Logan lo siguió dentro


y a través del elegante vestíbulo de recepción. No se molestó en tomarse el
tiempo para observar. Quería que la noche acabara rápido lo que significaba
no perder tiempo en observar el lugar.

Una vez que vio a Tate y a su madre esperándole junto a los


ascensores, Logan se acercó rápidamente. Cuando se detuvo junto a los
dos, Evelyn pasó una mano por la solapa de su chaqueta deportiva negra.

—Dame una sonrisa, Hot Wheels.

Logan vio a Tate tratando de esconder una sonrisa y decidió tratar


jodidamente de relajarse.

—Si quieres vivir —le dijo a Tate seriamente—, nunca pienses en


repetir eso.

Tate metió las manos en sus bolsillos y le miró con arrogancia, y


Logan sabía que definitivamente no escucharía esa advertencia en
particular.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Logan se volvió hacia su


madre y le preguntó:

—¿Dónde vamos? Por favor, no digas a tu habitación.

—No, tonto. Tenemos una mesa en el Shanghai Terraza.

Mientras la seguían dentro, Logan murmuró:

97
—Claro que sí.

—¿Qué fue eso? —preguntó ella mientras caminaba para ponerse a


su lado.

Logan la miró y dejó que sus ojos le revisaran la cara. Esperaba ver
algo pero hasta ahora, no había nada.

—Dije, por supuesto que sí.

—Bien, sí. Solo lo mejor para los Mitchell.

Logan se recostó contra la pared del ascensor y sintió que Tate se


ponía a su lado. Reconoció el gesto por lo que era… una silenciosa
demostración de apoyo si lo necesitaba. No es que realmente se lo
mereciera por la forma en que actuaba.

Mientras salían fuera del ascensor y entraban en la zona de espera,


Logan escaneó los muebles oscuros de madera, las impresionantes
serigrafías y pinturas orientales y la gran pared de ventanas que dejan
pasar las luces del horizonte de Chicago.

Era impresionante. Tuvo que darle eso a su madre. Su gusto, como


siempre, era impecable.

—Buenas noches —les saludó la hermosa y joven anfitriona—.


Bienvenidos al Shanghai Terraza. ¿Tienen una reserva para cenar?

—Buenas noches, querida. Sí, reservé una mesa a nombre de Evelyn


Mitchell para dos. Sin embargo, habrá una tercera persona cenando con
nosotros. Espero que eso no sea un problema.

—No, claro que no, Sra. Mitchell.

Luego la siguieron pasando por varias mesas de comedor llenas hasta


una bonita esquina con grandes puertas dobles que llevaban a una terraza.

—¿Funcionará esto para ti esta noche?

Logan decidió que probablemente debería buscar sus modales y sacó


la silla de su madre cuando le dijo a la mujer que estaba bien. Entonces
tomó la silla frente a Tate. Una vez que ordenaron sus bebidas, miró hacia
donde su madre se sacudía el pelo detrás de sus hombros.

Como de costumbre, estaba impecable, llevaba un elegante vestido


en color carmesí, el mismo color que su abrigo. Era asombrosa la forma en
que nunca parecía envejecer… o no tan asombrosa cuando la modernidad
de la medicina era de agradecer.

Se sentó como si estuviera a punto de preguntar secretos de estado y


se dirigió a Tate.

98
—Muy bien. Hora de empezar a conversar. ¿Cuánto tiempo hace que
conoces a este encanto de aquí?

TATE MIRABA A LOGAN, QUIÉN ESTABA


MIRANDO AL CIELO PROBABLEMENTE ESPERANDO
QUE LA NOCHE DIERA LA VUELTA Y TERMINARA, pero
no tuvo suerte. Por lo que pudo ver, la madre de Logan parecía decidida a
pasar tiempo con su hijo.

Tate tuvo que admitir que los aceptaba mejor que su madre, así que
obtuvo directamente más puntos en su mente.

—Esa es una buena pregunta —respondió—. Unos meses. ¿Verdad,


Logan?

—Sí. Unos cinco ya —suministró Logan.

—Guau. —Parece que lo conozco desde siempre.

—¿Te sorprendiste de haberme aguantado tanto tiempo? —bromeó


Logan.

—Difícilmente. Me sorprende que no sean más. Se siente como si


fuesen más.

Casi como si hubiera olvidado que su madre estaba allí, Logan se


estiró y tomó su mano donde la tenía descansando sobre la mesa.

—Lo hace.

—Aww, vosotros dos sois adorables —dijo Evelyn—. Me hace tan feliz.

—Oh, Dios —dijo Logan.

—¿Qué? —preguntó con un brillo romántico en los ojos—. ¿No se me


permite estar feliz de que mi hijo esté enamorado?

Cuando el camarero apareció con sus bebidas, Logan inmediatamente


recogió la suya y tomó una sorbo.

—Esta noche se pone cada vez mejor. Sigan trayéndolas, por favor.

El camarero asintió con la cabeza y se fue corriendo, dejándolos que


volvieran a la discusión. Tate sonrió a la madre de Logan, que miraba entre
los dos.

Cuando sus ojos se detuvieron en él, se atrevió a preguntar:

99
—¿Cómo os conocisteis?

—¿Podrías parar con las veinte preguntas? —preguntó Logan.

Tate encontró extremadamente interesante que Logan pareciera estar


casi avergonzado por esa parte de la historia.

—Deja de ser tan aburrido, Logan. Además, no te lo estaba


preguntando a ti. Se lo estaba preguntando a Tate. ¿Qué es lo que tanto te
preocupa? ¿Cazaste al pobre tipo o algo así?

Eso fue todo. Tate ya no podía contener su risa, y la expresión de


conmoción que cruzó la cara de Logan ante su hilaridad no le ayudaba.

—No me digas… —continuó Evelyn mientras cogía su copa de vino


blanco—. Lo hizo, ¿verdad?

Logan le señaló a él con el dedo.

—Cállate.

Pero no iba a callarse.

—Digamos que fue muy persistente.

—En otras palabras, tenía razón. Siempre ha sido así, incluso de niño.
Si veía algo que quería, iba tras ello con la tenacidad de un bulldog.

Logan tomó otro trago de su bebida.

—Para ser justo, tenía que ser un poco más enérgico de lo habitual.
Nunca había pensado en salir con un hombre y mucho menos quería uno
antes de conocerlo.

Logan prácticamente se ahogó con el licor que acababa de tragar y


Tate le dio su más encantadora sonrisa mientras levantaba su vaso hacia
sus labios.

—¿En serio? —dijo Logan como si no pudiera creer lo que acaba de


decir.

Tate bajó su bebida a la mesa y asintió.

—En serio.

—Buenas noches, y bienvenidos a la Shanghai Terrace. Me llamo


Julie, y seré su camarera esta noche. ¿Saben con qué les gustaría empezar?

100
EN SU MAYOR PARTE, LA NOCHE FUE
TRANQUILA, LO QUE FUE UN PEQUEÑO MILAGRO.

Logan decidió dejarse persuadir por Evelyn y pidió la comida más


cara del menú. La comida estaba deliciosa, y después de varias copas,
Logan admitió a regañadientes que la compañía tampoco era tan mala.

Se disculpó y decidió tomarse un descanso para pedir la ronda final


del bar. Toda la noche, había sido cauteloso, esperando a que el mazo
cayera encima de él y estaba agradablemente sorprendido de que no
pareciera que iba a pasar.

Tal vez era hora de pasar a una nueva página.

Descansando contra el bar, no vio a Tate acercarse hasta que sintió


un cuerpo cálido detrás de él y oyó un susurro de voz baja en su oído:

—Hola, Hot Rod3. ¿Quieres venir a casa conmigo más tarde?

Una amplia sonrisa cruzó los labios de Logan al cambiar su apodo de


la infancia y se giró, así que estaba a solo unos centímetros de Tate. Con
uno de sus antebrazos en la parte superior de la barra, se acercó a los
botones de su chaqueta.

—¿Hot Rod?

Los ojos de Tate perezosamente se deslizaron por su cuerpo, y


cuando volvieron a subir a los suyos, el deseo en ellos era obvio.

—Sí. Pienso que eso te queda mejor en estos días que Hot Wheels.
Aunque a ti todavía te gustan los coches rápidos.

Logan se lamió el labio superior, y cuando los ojos de Tate siguieron


su lengua, levantó la cabeza a un lado.

—Dice el que monta motos rápidas.

Tate lo besó y luego le dijo:

—¿Qué puedo decir? Me gustan las cosas elegantes y sexys entre mis
piernas. Tiene sentido desde que me encanta tenerte ahí.

Logan puso su mano sobre el pecho de Tate y cerró los ojos por un
segundo.

—Mierda, Tate.

—Nunca respondiste. ¿Quieres venir a casa conmigo?

3
Hot rod: Vara caliente.

101
Cuando Tate dio un paso atrás, Logan abrió los ojos.

—Me encantaría, pero tengo una reunión a primera hora de la


mañana y necesito varias cosas de mi casa. Siempre podrías volver y
quedarte conmigo esta noche.

Mientras el camarero se acercaba con sus bebidas, Tate agitó la


cabeza.

—No, está bien. Como que necesito ir a casa y ponerme mi propia


ropa de todos modos. Además, le dije a Rachel que me reuniría con ella
antes de trabajar con una lista de áreas potenciales.

—Disculpe, ¿señor?

Logan se giró para ver a su camarera esta noche.

Ella preguntó en voz baja:

—¿Es usted el Sr. Mitchell?

Asintió ante la cortes pregunta que también hizo girarse a Tate.

Con una sonrisa tensa, le dio una pequeña carpeta de billetes negra.

—Su esposa me dijo que tenía que salir para tomar su avión y que
usted se encargaría de la cuenta para la cena y la estancia en el hotel.

Mientras los dedos de Logan agarraban la carpeta rectangular en su


mano, sintió drenarse la sangre de su cara y todo los ruidos que le
rodeaban dejaron de existir.

No... ella no pudo...

No fue hasta que escuchó la voz velada de Tate discrepando con la


mujer frente a ellos que supo que estaba esperando que él respondiera.
Como un robot en piloto automático, Logan alcanzó su billetera, sacó una
tarjeta y se la entregó. Mientras tanto, Tate seguía hablando, diciendo
palabras que no podía descifrar.

Lo hizo de nuevo. No solo se lo había hecho a él, sino que lo había


hecho delante de Tate.

Logan cerró los ojos, dispuesto a retener su ira y no dejar que Tate
viera lo jodidamente mucho que eso lo hería. No es como si este
comportamiento fuera inusual para ella. Esta es su forma. Esto es lo que
hace.

Ella me acusó esta noche de ser un cazador y no me sorprendió que


hubiera salido así. Había aprendido de la mejor.

102
—¿Logan?

Finalmente, la voz de Tate lo interrumpió al tomarle el brazo y


llevarlo hacia el ascensor. Pero no respondió, no tenía nada que decir.

¿Qué había que decir?

No fue hasta que se sentaron en la parte de atrás del taxi y Tate le


tocó suavemente el muslo que Logan se volvió hacia él.

—Hola.

Mientras Logan miraba fijamente al hombre sentado a su lado, estaba


entumecido. No importa cuántas veces se decía que no la dejara entrar, ella
siempre lograba abrirse camino en su interior para esta mierda otra vez.

¿Cuándo jodidamente voy a aprender?

Miró hacia el otro lado de Tate, incapaz de soportar la simpatía en


esos hermosos ojos marrones, y decidió hablar. Tal vez, de esa manera, el
silencio no lo asfixiaría.

—Cuando era un niño pequeño. —Empezó a mirar fijamente al tráfico


mientras se iban hacia la calle principal—. Mi madre solía contarme una
historia sobre el escorpión y el zorro. —Miró hacia Tate y preguntó—: ¿La
has oído?

Tate agitó la cabeza y alcanzó su mano. Logan dejó que se la llevara,


pero a diferencia de antes, allí no había un coqueteo sexy, no había tensión
zumbando en el taxi, solo silencio mientras Tate esperaba a que continuara.

—Un día, había un escorpión y caminaba por la ribera del río,


buscando un camino para cruzar. Miró por todas partes, pero no importaba
por cual se decidiera, sabía que significaría la muerte instantánea para él.
Eso fue hasta que vio al zorro. Casualmente, el escorpión se acercó a él y
entabló una conversación con el animal. Le pidió que lo ayudara cruzar el
río, pero siendo un animal astuto e inteligente, el zorro le dijo al escorpión:
‘No. ¿Por qué lo haría? ¿Ayudarte? Solo terminarás picándome y luego me
ahogaría. Lo siento. No puedo hacer eso’. El escorpión discrepó
profusamente, jurando sus honestas intenciones. ‘No, no, no, me has
entendido mal. Nunca haría algo así. Necesito que me ayudes a cruzar el
río. Si te pico y mueres, entonces los dos nos ahogamos. Así que no, no
quiero hacerte daño, zorro. Solo quiero que los dos lleguemos a través el
río’.

Logan miró a Tate y vio que estaba frunciendo el ceño. Estaba


totalmente atrapado en la historia que estaba contando, pero Logan sabía
que también se preguntaba por qué le estaba narrando una vieja fábula de

103
su juventud… pero pronto lo entendería, justo como finalmente lo había
hecho él.

—El zorro pensó en la propuesta del escorpión y decidió que tal vez
tenía razón. ¿Por qué se pondría en peligro de tal manera? Así que aceptó.
‘Claro’. ‘Súbete’, dijo, y el escorpión se subió a su espalda. El zorro
entonces comenzó a cruzar el río, creyendo que su salto de fe había valido
la pena… hasta la mitad del camino, cuando sintió el mordisco del traidor en
su cuello y el veneno empezó a filtrarse por sus venas. Incapaz de
comprender por qué el escorpión hizo tal cosa, sabiendo que en última
instancia significaría la muerte para él también, el zorro preguntó, ‘¿Por
qué? ¿Por qué me has traicionado de esta manera? Ahora, tú también te
ahogarás’. —Logan se detuvo y atrajo la atención de Tate cuando la historia
terminaba como siempre lo hacía—. 'No pude evitarlo’, dijo el escorpión, sin
ofrecer ninguna disculpa. ‘Es mi naturaleza’.

Mientras sus palabras se desvanecían, Logan tomó su mano de la de


Tate y se la pasó por la cara. Entonces miró por la ventana y susurró a la
noche:

—Lo único que no le mencionó al niño era que él era el zorro y ella el
escorpión.

104
CAPÍTULO 10
EL VIERNES POR LA MAÑANA Tate se encontró sentado
en isla de la cocina, en la casa de Logan, después de que se fuera a
trabajar, de la misma manera que lo había estado durante los últimos días.

Desde que el taxi volvió a casa el lunes, Logan había estado


diferente. No estaba evitándolo o ignorándolo de ninguna manera. En
realidad, había estado pasando cada momento que tenía libre con él. Pero
algo había cambiado.

Su arrogancia habitual, la que siempre yacía bajo la superficie lista


para ser liberada, había desaparecido. Era como si la visita de Evelyn
hubiera apagado la chispa que normalmente lo iluminaba tan intensamente,
y ese no era su Logan.

Tratando de distraerse, Tate había traído el papeleo que había estado


aplazando la pasada semana… su divorcio de Diana. Cuando finalmente
terminó de rellenarlos, los colocó en un montón y luego miró un segundo
pedazo de papel que recibió ayer. Uno de igual importancia.

Durante toda la mañana había estado mirándolos, indeciso de cuándo


era el momento adecuado para enseñárselos a Logan, y empezaba a
ponerse nervioso. Pensó que eventualmente Logan mencionaría lo que
había pasado con su madre, tal vez querría discutirlo y quitárselo de su
pecho, pero en vez de hacer eso, siguió adelante como si nunca hubiera
pasado. Algo que no funcionaba.

Sintiéndose frustrado, Tate cogió el teléfono y escribió: Tenemos


que hablar.

Miró fijamente el texto y esperó impaciente una respuesta. Cuando


todo lo que consiguió fue…

Logan: Bien.

Tuvo ganas de lanzar el teléfono a través de la habitación.

Esto era exactamente el tipo de cosas que lo estaba volviendo loco.


Logan nunca le enviaría una respuesta de una sola palabra y si pensaba que
lo dejaría salirse con la suya por mucho más tiempo, le esperaba una
sorpresa. Escribió:

Me dijiste una vez que las respuestas de una palabra no sirven


para ti. No sirven para mí tampoco.

105
Puso su teléfono de nuevo en la mesa y lo giró hasta que sonó de
nuevo.

Logan: Lo siento. Solo estoy ocupado.

Ocupado, ¿verdad? Bueno, ya lo veremos.

Tate metió su teléfono en el bolsillo trasero.

Si Logan estaba demasiado ocupado para hablar por teléfono,


esperaría en su vestíbulo hasta que tuviera dos minutos libres del trabajo
en su ocupado día.

LOGAN LEVANTÓ SUS OJOS DE LO QUE ESTABA


LEYENDO CUANDO SONÓ UN GOLPE EN LA PUERTA.
Tenía un dolor de cabeza mortal y no estaba de humor para lidiar con nadie,
pero cuando Sherry metió la cabeza en su oficina, se puso a sonreír.

—Tienes una llamada en la línea uno. ¿Quieres tomarla, o...?

Logan miró a la luz intermitente de su teléfono y asintió.

—La cogeré. Solo dame un segundo y la cogeré.

Sonrió tímidamente mientras se iba y cerró la puerta tras ella. Había


sido una verdadera soldado, teniendo en cuenta su mal humor durante los
últimos días… el cual, señaló Logan, seguía persistiendo como un nube
oscura esperando a estallar.

Todas las noches de esta semana, se había ido a casa y trató de


poner un humor de estoy bien con Tate, pero por mucho que tratara de
sacar sus sentimientos de su sistema hasta que estaba tan agotado que
apenas podía moverse, no podía hacer que su maldita cabeza cooperara y
era obvio que Tate estaba encima de él.

Inclinándose en su silla, revisó su teléfono para ver si Tate había


respondido después del último mensaje que había enviado, pero no, estaba
en blanco.

¿Qué esperabas que dijera, idiota? Le dijiste que estabas ocupado.

Odiando su incapacidad para limpiar su mierda y superarlo, suspiró y


levantó el teléfono, pulsando el botón intermitente.

—Soy Logan.

—Oh, así que no estás muy ocupado para contestar el teléfono.

106
La voz de Tate en el otro extremo de la línea hizo que su corazón
palpitara. Normalmente, Logan tendría algún tipo de réplica inteligente en la
punta de su lengua, pero en vez de eso, la molesta voz que escuchó
provocó al temperamento que había estado aplastando los últimos días.

—Tengo que contestar el teléfono de mi trabajo. —Luego esperó,


preguntándose si Tate lo llamaba para decirle que era un idiota.

—Invítame a tu oficina, Logan.

Sí, parece que sí.

Logan cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el respaldo de su silla.

—Tate…

—¿Tienes tiempo o no?

Logan escuchó el tono dictatorial en la pregunta y contestó de la


misma manera.

—Sí. No hay nada programado esta tarde.

—Así que me mentiste.

—No. Estoy ocupado haciendo papeleo —explicó rápidamente.

—Pregúntame, Logan.

Alcanzó su corbata y la aflojó, recordando una vez más la compasión


en los ojos de Tate el lunes por la noche, después de la tormenta de mierda
con su maravillosa madre. La madre que le había costado una maldita
fortuna, podría agregar.

—¿Dónde estás?

—Parado frente al ascensor de tu oficina.

Sabiendo que no había salida, Logan le dijo:

—Bien. Te espero. —Entonces escuchó el timbre del ascensor.

—Trata de detenerme.

Bueno, mierda. Supongo que el último mensaje de texto fue


demasiado. Tate estaba enojado. Se dio cuenta por que gritaba a través de
la línea.

—Oh, y, ¿Logan?

—¿Sí?

—Dile a Sherry que se vaya a almorzar.

107
TATE ESTUVO EN SILENCIO EN EL ASCENSOR
MIENTRAS SUBÍA VARIOS PISOS ANTES DE LLEGAR A
MITCHELL & MADISON. Cuando entró en el vestíbulo, la mujer que
estaba detrás de la recepción sonrió y le saludó por su nombre.

—Buenas tardes, Sr. Morrison.

Vale, eso es nuevo.

—Hola. Estoy aquí para ver…

—¿Al Sr. ¿Mitchell? Sí, te está esperando. Dijo que fueras


directamente.

Tate pasó por delante, pero cuando sintió que sus ojos le seguían,
miró por encima de su hombro y la encontró mirándole.

Ella sonrió ampliamente y se encogió de hombros.

—Lo siento. Hemos estado apostando sobre cuándo volverías, y con


su humor esta semana...

Tate se acercó al pomo de las grandes puertas dobles, pero antes de


abrirlas, preguntó:

—¿Así que está siendo un verdadero imbécil con todo el mundo? Es


bueno saberlo.

Ella fingió que se cerraba la boca.

—No escuchaste eso de mí.

—No te preocupes. Tu secreto está a salvo conmigo. Y por favor, mi


nombre es Tate. Nada de Sr. Morrison.

—De acuerdo. Lo recordaré para la próxima.

Con eso, Tate empujó a través de las puertas y comenzó a cruzar a


través de los escritorios hacia la oficina de Logan. Era extraño estar aquí
después de la última vez. Cuando hubo una salida pública, una pelea
escandalosa con su ex y su hermana, seguida de una pelea con Logan.

Podía sentir los ojos de los empleados de Logan cuando finalmente se


detuvo en el escritorio frente a su oficina. Sherry, la asistente de Logan,
sonrió mientras se ponía de pie y recogía su bolso.

108
—Puedes entrar. Te está esperando. Me ha dicho que me tome la
tarde libre, así que antes de que cambie de opinión, me voy de aquí.

Ahh, bien, pensó Tate. Me escuchó. Se despidió y la vio irse de la


misma manera en la que él había entrado, notando varias cabezas
levantándose. Sí, la gente definitivamente me está mirando.

Tratando de ignorar la sensación de estar bajo un microscopio, Tate


se giró y golpeó la puerta de Logan varias veces. En lo que a él concernía,
mejor que se acostumbraran a verlo porque cuando se trataba de Logan, no
iba a ningún jodido lugar.

—PASE —GRITÓ LOGAN CUANDO UN GOLPE


SONÓ EN SU PUERTA. Observó cómo se abría y Tate entró.

Maldición, sintió que habían pasado años, y no horas, desde que lo


había visto.

Su pelo despeinado estaba azotado por el viento, y los vaqueros azul


oscuro y el suéter negro de cuello en uve mostraban una porción bronceada
de piel de la base de su garganta. Tenía su casco rojo bajo el brazo y su
chaqueta de cuero, y mientras entraba en la oficina, su paso estaba lleno de
confianza y arrogancia… algo que siempre hizo que la polla de Logan se
levantara y prestara atención, incluso con su estado de ánimo actual.

—Buenas tardes —dijo Tate y cerró la puerta, tirando su casco en el


sofá.

Logan no dijo nada, solo rodó su silla bajo el escritorio para poder
apoyar sus brazos encima.

Tate se sacó su chaqueta y luego la tiró encima de su casco.

—¿No te importa si cierro la puerta con llave? —Cuando los ojos de


Tate lo encontraron, le fijo la mirada y agregó—: No quiero una repetición
de la última vez que estuve aquí.

Molesto por el recordatorio de ese día de mierda y todavía soportando


su irritabilidad contestó:

—Si quieres cerrar la puerta, entonces ciérrala.

—¿Sabes qué? —dijo Tate, haciendo precisamente eso—. Creo que he


cambiado de opinión sobre esta irritante actitud tuya.

Logan ladeó su cabeza y se empujó hacia atrás con su silla mientras


Tate caminaba por la oficina y rodeaba su escritorio.

109
—No he estado irritado —se atrevió a decir, sabiendo muy bien que
su actitud esa semana había dejado mucho que desear.

Así que demándame. Eso fue lo que pasó cuando su madre abandonó
el estado y lo estafó con una cuenta de miles.

—De todos modos, pensé que habías dicho que te hacía sentir
caliente. —Giró en su silla hasta que miraba a Tate desde detrás de sus
gafas. Luego respiró profundamente mientras Tate se inclinaba y ponía las
manos sobre los brazos de su silla.

Tate se inclinó entonces hasta que sus rostros estaban a un suspiro.

—Tienes razón. Esta semana, no has estado molesto. Has estado


ausente. Y sí, por lo general, esta actitud irritada me pone así, pero cuando
también actúas como un imbécil, me da ganas de patearte el trasero.

—¿Eso es lo que viniste a decir? ¿Qué estoy actuando como un idiota?


Noticias: Eres la décima persona que me lo dice, y eso es solo hoy.

Antes de que pudiera empujar su silla hacia atrás, Tate agarró su


corbata y tiró de ella hacia delante.

—No me importa una mierda la otra gente —ladró Tate—. Puedes


actuar como el mayor idiota del planeta con ellos. Pero será mejor que
tengas una buena excusa para actuar así conmigo, porque que estás a
punto de jodidamente parar ahora mismo.

Logan envolvió su mano alrededor de la que agarraba su corbata y


miró al hombre que echaba humo.

—No tenía ganas de hablar hoy, ¿de acuerdo?

—No. Vale —gruñó Tate—. Tú eres el que estipuló que ningún


silencio.

—Hemos estado juntos toda la semana.

—Hemos estado juntos, ¿pero tú? Tu cabeza ha estado en otro sitio,


joder.

—Tate... —advirtió.

—Logan —dijo Tate de vuelta.

—Es solo... el lunes por la noche —empezó a bajar los ojos hasta que
Tate tiró de su corbata—. ¿Podrías dejar de hacer eso?

Las cejas de Tate se le levantaron y una mirada rebelde apareció en


los ojos mientras volvía a tirar, llevándolo hacia adelante en la silla hasta
que tuvo que poner las manos sobre el apoyabrazos para estabilizarse.

110
—Oh, lo siento. ¿Querías decir que deje de hacer esto?

Logan apretó los dientes y chirrió:

—Sí.

—O si no... ¿Qué?

—Realmente estás presionándome, Tate.

Los ojos de Tate le brillaron de una manera que hizo que Logan se
diera cuenta de que sabía exactamente lo que estaba haciendo.

—¿Lo estoy? O tal vez solo necesitas sacar ese estado de ánimo fuera
de tu sistema.

—¿Y cómo propones que haga eso? He estado tratando de dejarlo


atrás toda la maldita semana.

Tate enrolló la corbata alrededor de su mano y la sacudió, por lo que


se vio obligado a mirarlo.

Y sí, joder... La agresividad que desprende es increíblemente


excitante.

Logan sabía que podía resistir si quería. Podría alejar a Tate. Pero
mientras sus palabras y acciones le invadían, Logan permaneció donde
estaba. Tal vez una buena discusión era exactamente lo que necesitaba.

—Te das cuenta de que cada vez que he estado en tu oficina hemos
acabado en una discusión.

—¿Y?

—Y —dijo Tate mientras le tocaba los labios— creo que necesitas un


recordatorio de que podrás ser el jefe y decirles qué diablos hacer. Pero
entre nosotros, no siempre eres el que está a cargo.

TATE NO RETIRÓ EL CONTACTO DE LOS OJOS


DE LOGAN, CUANDO LOS FIJÓ EN ÉL. ERA
IMPERATIVO MANTENERSE al mando, incluso rodeado por los
brillantes recordatorios de que en estas oficinas, en este edificio, Logan era
el jefe.

Pero no conmigo. No, conmigo, está…

—Recuérdamelo —susurró Logan.

111
… conforme.

Tate rozó un beso en el labio superior de Logan y cuando sus ojos se


cerraron, aplastó sus bocas juntas en un beso salvaje. Logan se abrió
automáticamente para él y Tate oyó un gemido que escapó de su propia
garganta mientras deslizaba la lengua entre sus labios.

Se sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez


que se tocaron y quería volver a su conexión de siempre, Tate tiró de la
corbata en su mano hasta que Logan estaba de pie para que estuvieran al
mismo nivel.

Sintió una mano agarrar su cintura y un empujón en su cabello, y


luego los giró para que el culo de Logan estuviera contra su escritorio y
pudiera molerse contra él, mientras continuaba devorando la boca que se
movía hambrienta bajo la suya.

Jesús. Le encantaba que Logan nunca se detuviera, siempre


haciéndole saber que estaba exactamente con quién quería y que él no
pudiera conseguir lo suficiente. Logan inclinó la cabeza para una conexión
profunda y no había forma de que no se la diera.

Con una mano aun agarrando la corbata, chupó y mordió los labios
de Logan mientras movía la otra entre sus cuerpos, a la erección que podía
sentir presionando contra la suya.

—Oh, maldita sea, Tate —maldijo Logan mientras alejaba su boca.

Puso sus labios en la garganta de Logan, justo por encima del cuello
de su camisa, y preguntó:

—¿Tengo tu atención?

Logan empujó sus caderas contra la palma de su mano y apretó los


dedos en su pelo, tirando de la cabeza con fuerza suficiente para hacer que
doliera… pero a Tate no le importó. Sabía lo que estaba haciendo. Logan lo
necesitaba mucho, tanto si quería admitirlo, como si no.

Tiró del mentón de Logan y luego detuvo lo que estaba haciendo, y


cuando sus ojos se encontraron, pudo ver el deseo y el disgusto de Logan
porque se había detenido.

—Vas a venir a mí esta noche. Termino a las dos. Espero que tu culo
esté en un taburete, pidiendo una bebida, a la 1:45, y ni un minuto más.
¿Lo entiendes?

Logan no dijo nada, pero Tate vio su mandíbula apretarse y supo que
lo había oído.

112
—Vamos a hablar de lo que te molesta. De la misma manera que tú
me haces hablar a mí —dijo.

Y luego apretó los dedos alrededor de la erección de Logan,


sacándole un gruñido áspero.

—Entonces vamos a trabajar para sacar esa actitud fuera de ti.

Tate sintió que el pecho de Logan se levantaba y caía contra el suyo,


al soltar la polla dura de su mano y soltar la corbata. Luego se alejó del
hombre que seguía congelado en su escritorio, incapaz de moverse.

Cuando llegó al otro lado, Tate dijo el nombre de Logan. Esperó hasta
que giró la cabeza y luego sacó un pedazo de papel de su bolsillo trasero y
lo aplastó en el escritorio.

—Aquí están mis resultados. Esta noche, tu culo es mío.

Sí, Tate pensó mientras se alejaba, recordando lo que Logan le había


dicho. Te vas a volver jodidamente loco.

Levantó su casco, bien consciente de los salvajes ojos que lo seguían.


Logan parecía un animal enjaulado y Tate no podía esperar para liberarlo.

113
CAPÍTULO 11
LOGAN TENÍA que reconocérselo. Tate finalmente había logrado
despejar su mente de su jodida semana. Con su despedida, el presuntuoso
bastardo había plantado firmemente una nueva obsesión en su cabeza… en
la que todavía pensaba ahora, horas después.

Se miró a sí mismo por última vez. Pantalones azul marino, una


camisa azul claro y un jersey gris que hacía que sus ojos se vieran
exactamente como se sentía, tormentoso. Luego agarró su abrigo de lana
negra del perchero junto a la puerta. Esta noche, se había vestido con una
cosa en mente: poner a Tate Morrison en sus jodidas rodillas.

Con sus llaves en una mano, metió los papeles de Tate y los suyos en
el bolsillo y se dispuso a buscar a su camarero. Era hora de recordarle que,
a veces, las cosas eran más interesantes cuando había una pelea por quien
estaba arriba, y la quería… con el jodido sexy que le dejó la polla dura y
salió victorioso. Sí, sería muy divertido ponerse arriba.

Le llevó menos de veinte minutos llegar al aparcamiento adjunto al


edificio de su oficina y el After Hours, y para cuando bajo del ascensor y
paso a través de las puertas principales del local, Logan se alegró al notar
que había llegado con cinco minutos de sobra.

Había mucha actividad en el bar del centro, pero no era sorprendente


ya que era un viernes por la noche. Mientras desabrochaba su chaqueta y
caminaba por las mesas, sus ojos escanearon el interior, buscando a su
hombre.

Tate no se veía por ningún lugar y cuando se sentó en el extremo del


bar, Logan vio a Amelia dirigirse hacia él. Con una sonrisa en la cara y un
paño metido en el costado de sus pantalones, le dio un guiño de flirteo y se
apoyó contra el mostrador para poner un posavasos delante de él.

—Buenas noches, forastero. Ha pasado mucho tiempo.

Logan puso sus brazos en la parte superior de la barra y agarró sus


manos mientras sus ojos pasaban al otro lado para ver a Stacy, otra
empleada, atravesar las puertas del cuarto trasero.

¿Dónde está él? pensó antes de responder a Amelia.

—Lo ha sido, ¿verdad?

—Uh huh. Entonces, ¿cómo has estado?

Logan llevó sus ojos de vuelta a los suyos y notó un destello en ellos.

114
—Estoy bien. ¿Cómo estás?

Le mostró una traviesa sonrisa.

—Estoy bien. ¿Buscas a alguien?

—Estoy bastante seguro de que sabes a quién estoy buscando.

—Estoy bastante segura de que si te das la vuelta lo verás.

Logan se giró en el taburete y descubrió que Amelia tenía razón. Tate


estaba parado junto a las cabinas en la pared más lejana de espaldas a él,
pero reconocería esos hombros y esa estrecha cintura en cualquier lugar. El
paño blanco que había sido su fascinación cuando se conocieron estaba
enganchado en la cintura de los pantalones de Tate y automáticamente
atrajo la mirada de Logan. Tenía una mano en la espalda del asiento donde
estaba parado, hablando con las mujeres sentadas en la cabina, que se
reían con él. Cuando se inclinó para quitarle el vaso a la rubia que se lo
estaba sosteniendo, Logan la oyó reírse de algo que Tate debía haber dicho.

Logan puso un codo en la barra detrás suyo y continuó observando la


forma en que Tate enfrentó a la mesa entera antes de caminar hacia la
siguiente. En cada uno de los puestos que vigilaba, los clientes sonreían,
charlaban y parecían disfrutar genuinamente interactuando con el amigable,
por no mencionar extremadamente guapo, camarero.

—Es muy bueno con ellos, ¿verdad? —preguntó Amelia por detrás.

Logan observó a Tate como un extraño.

—Sí, es genial. Realmente lo aman.

—Sí. Seguro que lo hacen. No es algo difícil, me imagino.

Logan se rió entre dientes.

—¿Intentas sacarme información?

—¿Yo? Nunca.

—Claro.

Amelia puso una mano sobre su cadera y se encogió de hombros.

—Solo digo que apuesto a que es fácil de amar.

—Mejor que sea todo lo que estás diciendo.

Ella giró los ojos.

—Por favor. Desde que le pusiste las manos encima, ni siquiera


coquetea con los clientes.

115
Oh, ¿en serio? pensó Logan, amaba esa información en particular.

—Es amigable, pero ahí es donde termina. Es un buen…

—¿Un buen qué? —la voz de Tate interrumpió las palabras de Amelia
e hizo que Logan girara la cabeza para verlo parado frente a él.

Enderezándose en el taburete, Logan miró el uniforme inmaculado del


After Hours y tuvo un repentino destello de la última vez que se había
acercado a él. Eso lo hizo removerse en su asiento. Tate miró el reloj en la
pared y luego volvió a poner sus ojos en su cara para encontrarse con los
suyos y le dio una sonrisa que casi derritió las entrañas de Logan. Estaba
lleno de ego y sexo mientras le gritaba, sé que me quieres… pero vas a
tener que trabajar muy duro antes de tenerme.

—Llegas a tiempo.

Logan le dijo con un fuerte guiño:

—No soy el que tiene problemas para manejar el tiempo.

Fue entonces cuando Tate lo sorprendió muchísimo. Puso una mano


en su pecho justo ahí en el medio del bar y besó la comisura de su boca.

—No, solo tienes uno de actitud. Por cierto, te ves muy sexy esta
noche.

Cuando dio un paso atrás y siguió por la barra hasta el paso, Logan
se quedó sentado en el taburete con la boca abierta, pensando: Oh, así es
como vamos a jugar... Desafío aceptado.

TATE PODÍA SENTIR LOS OJOS DE LOGAN EN ÉL


CUANDO ELEVÓ EL PASO Y ENTRÓ EN LA BARRA. LE
GUSTÓ estar de vuelta en el lugar donde se había reunido por primera
vez con el hombre irresistible que estaba sentado al final de la barra.

Sí, la única diferencia es que sé exactamente lo que está pasando


detrás de sus ojos azules.

Se dirigió hacia donde Logan lo estaba observando, y cuando se


acercó, sacó el paño de la parte de atrás de sus pantalones y se lo pasó por
las manos. Los ojos de Logan cayeron en él y Tate no pudo evitar la mirada
engreída que estaba pegada a su cara. Sabía que Logan estaba imaginando
lo que estaba planeado para más tarde… y maldita sea si eso no le excitaba
como el infierno.

116
Parando delante del tenso hombre, Tate apoyó su cadera contra el
bar y dijo:

—¿Lo de siempre?

—No, esta noche no. Creo que tomaré agua. Por favor.

Tate tomó un vaso y algo de hielo, y luego miró a su cliente.

—Un agua, ¿eh? Creo que nunca te he servido agua. Pensé que,
después de la semana que has pasado, podrías querer beber algo un poco
más fuerte. Parece que lo necesitas para relajarte. Si sabes lo que quiero
decir.

Mientras las palabras que dijo una vez hace meses quedaban en el
aire entre ellos, Logan lamió su labio inferior, y esta vez, Tate no tuvo
ningún problema en ver el movimiento sensual. Lo que una vez fue
incómodo, extraño… incluso un poco tabú… era ahora caliente como el
infierno, poniéndolo más duro que una jodida roca.

Esos ojos inteligentes detrás de los marcos negros y elegantes fueron


calculadores mientras se deslizaban por encima él y Tate podía decir que
sus palabras de esa tarde estaban ahora pasando por la cabeza del
abogado… del modo en que esperaba que lo hicieran.

Algo que podía decirse de Logan: nunca podía resistirse a un desafío


directo. Especialmente contra cualquier cosa autoritaria. Y ordenarle que su
culo estuviera en el bar en un momento dado o de lo contrario…
definitivamente había sacado su lado competitivo a jugar.

—Sé exactamente lo que quieres decir esta vez. Pero el agua estará
bien. Como alguien me dijo una vez, quiero tener la cabeza despejada para
lo que vaya a pasar después.

Demonios, sí. Ahí estaba su Logan… el hombre listo e ingenioso que


nunca dejaba de conseguir una reacción de él. Eso hizo que Tate quisiera
arrastrarlo a través de la barra y coger esa boca en un beso feroz. Sin
embargo, se retuvo y continuó con las preguntas.

—¿Tienes una cita caliente o algo así?

Logan asintió una vez mientras cogía el vaso que acababa de darle.

—Es caliente, estas en lo correcto, pero está jugando conmigo y


necesitamos llegar al fondo de algunas cosas. O debería decir, que para
cuando terminemos, estará en el fondo de algunas cosas.

Tate frunció su frente cuando empezó a limpiar el mostrador. Durante


todo el tiempo, mantuvo sus ojos en Logan.

117
—Bueno, pareces confiado, así que eso podría ayudar cuando intentes
ganar tu caso. Pero estoy seguro de que él tiene una buena razón para
hacer lo que hizo.

—Mejor que tenga una buena razón para lo que hizo esta tarde.

Apenas capaz de mantener una cara seria ante el tono irritado de


Logan, Tate se las arregló para preguntar:

—¿Qué hizo? Estoy seguro de que no fue tan malo.

Mientras Logan le pasaba los ojos por encima, el corazón de Tate


comenzó a latir al mismo tiempo que su rígida polla.

—Reveló cierta información que sabía que querría discutir más a


fondo, y luego se levantó y se fue.

Tate se mordió el labio inferior mientras asentía con una expresión


seria.

—Eso es un problema. Pero estoy seguro de que tienes razón.


Apuesto a que definitivamente se levantó cuando se fue.

ESTE IMBÉCIL BURLÓN.

Todo este intercambio tenía a Logan con un duro dolor entre las
piernas mientras bebía cada movimiento que Tate hacía. Si su objetivo esta
noche era torturarlo para que se disculpara por su comportamiento estos
últimos días, entonces estaba haciendo un trabajo espectacular. Todo lo que
Logan quería era agarrarlo por ese chaleco y doblarlo sobre el bar.

Pero no... puedo esperar.

Logan estaba dispuesto a aceptar su castigo, especialmente cuando


era tan delicioso como éste. Solo esperaba que Tate supiera exactamente
qué tipo de fuego estaba avivando.

—¿Tú crees? —preguntó—. También fue bastante... mandón.

Sin saberlo, había tocado una cuerda con eso, porque la boca de Tate
se abrió y dijo:

—Tal vez no hubiera tenido que ser tan mandón si no hubieras sido
tan imbécil estos últimos días.

Logan dejó que sus ojos vagaran por la boca de Tate. Estaba
encendido. Se había calmado hasta este punto, pero ahora, había
impaciencia parpadeando en esos ojos. Ya era hora, maldita sea.

118
—¿Me extrañaste, Tate?

—Sabes que lo hice.

—Me gusta eso —dijo, tocando la mano que Tate tenía en la barra.

—¿Te gusta que te extrañe? Vete a la mierda. Pensé que habíamos


decidido que no haríamos esta mierda nunca más.

Logan se quitó las gafas y tocó sus labios con el extremo de la


montura como si pensara en las palabras de Tate.

—Lo hicimos. Acordamos no tener silencios y decidimos que sabrías


dónde estaba y lo hiciste, ¿no?

—No uses mis palabras contra mí, no estoy en un maldito juicio.


Sabes exactamente de lo que estoy hablando. Te lastimaron el lunes por la
noche y en vez de hablar de ello, decidiste fingir que no pasó y me
excluiste.

—Me suena familiar. ¿No es así? —Tan pronto como Logan dijo las
palabras, quiso retirarlas… Pero era demasiado tarde.

Tate bajó la voz entonces y preguntó:

—¿De verdad crees que ser un imbécil conmigo va a hacer que te


deje?

Logan no estaba seguro de lo que pensaba. Durante mucho tiempo


había huido de cualquier tipo de compromiso así que quizás estaba, a su
manera, probando los límites con Tate…. empujando para probar esos lazos
de confianza.

—No.

—Creo que lo piensas. Creo que has sido defraudado tantas veces,
por tanta gente, que estás provocándome intencionalmente para ver lo que
hago. —Logan volvió a ponerse sus gafas, siempre sintiéndose un poco más
controlado con ellas en su sitio—. Pero tengo noticias para ti. Tu
comportamiento de mierda esta semana no me hace querer irme. Me da
ganas de pegarte hasta que abras la boca y empieces a hablar. Estaba allí.
Sé cuánto te lastimó. Igual que sabes lo jodida que está mi familia. Así que
deja de ser tan imbécil y compártelo conmigo. Yo te amo.

Bien, maldita sea...

Iba a venir esta noche con un objetivo en mente, pero después del
pequeño discurso de Tate de ‘vete a la mierda, te amo’, Logan no quería
esperar para continuar su conversación. Quería que estuvieran solos y
reconectar... cuanto antes mejor.

119
Miró a Tate, que lo observaba con tanta atención que se sentía como
si fuera la única persona en el bar. De pie, Logan sacó su llavero y revisó el
reloj de la pared trasera. El turno de Tate terminaría en aproximadamente
cinco minutos.

Volviéndose hacia Tate, le dijo:

—Vine a ti siguiendo tus instrucciones. Ahora, tú puedes venir a mí.

Mientras se ponía la chaqueta, los ojos de Tate se entrecerraron


sobre él.

—Reúnete conmigo en el ascensor de Mitchell & Madison en diez


minutos.

—¿Por qué? Está todo cerrado.

Logan ajustó el cuello de su chaqueta y luego retrocedió lentamente,


cogiendo las llaves.

—No, si eres el dueño, no lo está.

120
CAPÍTULO 12
TATE ARRASTRÓ SU CULO fuera de la barra a las dos.
Después de agarrar su chaqueta de cuero y su casco, caminó por el
vestíbulo como un hombre con una misión… y su misión era encontrar al
dueño de Mitchell & Madison.

Al cruzar el suelo de mármol del alto rascacielos, el único sonido que


podía oír era el eco que hacían sus botas y eso hacía que lo que estaba a
punto de hacer se sintiera aún más excitante. Rodeó un gran pilar de
cemento, conociendo el camino al ascensor como la palma de su mano, y
luego se detuvo al ver que las luces suaves del edificio vacío iluminaban a
Logan.

Estaba apoyado en la pared junto a los ascensores, con las manos


metidas en sus pantalones azul marino. Llevaba su abrigo puesto y
desabrochado, el cuello todavía volteado alrededor de su cuello, y cuando
Logan lo vio, se empujó de la pared y esperó a que hiciera exactamente lo
que le había pedido… que fuera a él.

Ningún jodido problema, pensó Tate, sorprendido por lo


devastadoramente guapo que se veía Logan esa noche. No había otro lugar
donde prefiriese estar y a medida que se acercaba, dejó que sus ojos
captaran cada minúsculo detalle del hombre que lo esperaba.

A medida que avanzaba, mantuvo su cara neutral y se metió un trozo


de Big Red en la boca, no dispuesto a dar su brazo a torcer todavía. No fue
hasta que estuvo a centímetros de distancia que Logan pareció darse
cuenta de que no se detenía y retrocedió hasta donde acababa de estar.
Pero no fue suficiente. Tate quería reconexión y no iba a parar hasta que la
consiguiera.

Cuando apenas quedaba espacio entre ellos, preguntó:

—Entonces, ¿cómo está tu estado de ánimo?

—Muy bien.

Tate agitó la cabeza.

—Eres un mentiroso de mierda.

Los ojos de Logan se posaron sobre él y la irritación que se estaba


cocinando justo debajo de la superficie… sí, todavía está ahí... comenzó a
subir.

Logan estaba buscando pelea.

121
Lo había estado buscando desde que Evelyn se fue el lunes por la
noche. Tate lo entendía. Comprendía la necesidad de dar una paliza o
desaparecer cuando alguien te decepcionaba, pero ya era hora de que esto
saliera a la luz.

—Has estado actuando como si estuvieras bien toda la semana, ¿y


sabes qué? —preguntó mientras se acercaba. Jesús, incluso huele
fantástico—. Se acabó el tiempo. Tú y yo vamos a discutir esto. Ahora.

—Déjalo ir, Tate. Vamos a…

—No —interrumpió—. Te he dado tiempo. Es hora de hablar conmigo.


Es hora de sacarlo de tu sistema. Es hora de hacer lo que sea que necesites
para lidiar con el hecho de que tu madre es tan horrible como la mía… pero
no lo estás haciendo. Estás embotellando esta mierda.

Logan apretó los dientes y la mancha roja que apareció en sus


mejillas era una clara indicación de que estaba enojado.

—Entonces, ¿vamos a quedarnos aquí hablando toda la noche? Eso es


decepcionante, tenía planes.

Tate levantó una mano hasta la barbilla de Logan, manteniéndolo en


su lugar. Posó sus ojos en su cara y pensó, no por primera vez, en cómo
había dudado de su atracción por este hombre.

—No hay necesidad de estar decepcionado. Una vez que abras la


boca y empieces a hablar, vamos a subir por ese ascensor a tu piso y voy a
sacarte de estas lujosas ropas que llevas para volverme loco. Entonces...
entonces te voy a joder hasta que te olvides de la horrible semana que has
tenido.

Logan arqueó una ceja.

—Eres bastante arrogante. ¿No crees?

Tate apretó su boca contra la barba en la mejilla de Logan y luego


abrió los labios para lamer a lo largo de su mandíbula.

—¿Y? Sabes que lo quieres. Quieres que te desnude en esa oficina y


meta mi polla dentro de ti. ¿No es así, Logan?

El aliento de Logan se enganchó en la oreja de Tate cuando dijo:

—Tal vez.

Tate se rió entre dientes ante la insolente respuesta y retrocedió para


alcanzar el botón en la pared. Lo apretó, mientras mantenía la mirada de
Logan en un punto muerto que pronto iba a ser combatido y ganado por…
alguien.

122
—Me alegro de que esté decidido.

—Difícilmente —murmuró Logan mientras sonaba el timbre.

Parecía tan ruidoso en el vestíbulo, por lo demás silencioso, que


podría haber habido una banda marchando alrededor de los dos. Una vez
que las puertas se separaron, Tate bajó la mano y dio un paso atrás.

—Después de ti —le dijo a Logan, señalándole que entrara.

Logan le rozó y Tate respiró hondo antes de seguirle. Estaba decidido


a mantener su posición a pesar de que no estaba seguro de cómo eso sería
físicamente posible si Logan decidía hacer un movimiento sobre él. Logan
insertó la llave en el panel de la pared, la giró y le dio al botón de su piso.
Luego se acercó al lado opuesto del espacio y se inclinó contra la barandilla
de latón mientras las puertas se deslizaban cerrándose.

—Vale, bien —dijo Logan—. Quitémoslo de en medio, porque no


planeo joder con nada más que contigo una vez que lleguemos allí.

La habilidad de Logan de cortar a través de toda la mierda para llegar


exactamente a lo que quería era, tuvo que admitir Tate, bienvenida en este
momento en particular.

—Adelante —invitó mientras el ascensor comenzaba su ascenso.

Logan suspiró y cruzó las piernas por los tobillos.

—Dios, eres tenaz.

—Tú también lo eres. Ahora habla, Logan.

—Está bien, está bien —dijo, frotándose el puente de su nariz entre


los dedos—. Desde que era un niño, Evelyn ha estado haciendo estas cosas
de mierda. —Dejó caer su mano, concentrando su mirada en Tate—. Es una
sanguijuela. Usa a la gente y luego los descarta cuando termina.
Exactamente esa es la razón por la que mi padre nunca se quedó. El lunes
por la noche tampoco fue la primera vez que me usó a mí, aunque voy a
decir que fue con diferencia la más espectacular y humillante.

Tate asintió, pero permaneció en silencio mientras Logan bajaba los


ojos y continuaba.

—Es una gran estafadora. Hermosa y encantadora y sabe


exactamente cómo utilizarlo. Y sabía... jodidamente sabía que iba a hacer
algo. Eso es lo que lo hace aún más exasperante.

Tate cruzó el espacio hasta que estaba frente a él y dijo:

—Mírame. —Cuando Logan mantuvo los ojos en el suelo, repitió—:


Mírame.

123
Lentamente, Logan levantó los ojos.

Tate le dijo:

—No es tu culpa.

—Sí, ya lo sé —soltó Logan.

—¿Sí? —gritó Tate de vuelta—. Porque seguro que no parece que sea
así.

A MEDIDA QUE LOGAN SE ADENTRABA EN LOS


FRUSTRADOS OJOS ESCANEANDO SU CARA, SUPO
QUE ESTA ERA LA ACTITUD de la que hablaba Tate. Toda la
semana, había estado a la defensiva cada vez que Tate había sacado a
relucir cualquier cosa relacionada con su madre, y joder… sabía que
necesitaba dejarlo. Solo que no podía evitar su estado de ánimo explosivo,
aunque se dijera a sí mismo de parar.

—¿Podemos dejar esto ahora? He hablado. ¿Qué más hay que decir?
¿Qué quizá, de alguna forma jodida, quiero que sea culpa mía? ¿Por qué
sabes qué? Es así más o menos. Al menos entonces entendería por qué lo
hace.

Los ojos de Tate estaban tan concentrados en él que Logan se


encontró mordiéndose los labios. No quería pensar más en eso. Quería
seguir adelante, perderse en el hombre que estaba frente a él, así que fue
un alivio bienvenido cuando el ascensor llegó a su piso y las puertas se
abrieron.

—Sí, podemos dejarlo... por ahora. Coge la llave —dijo Tate antes de
salir hacia el oscuro vestíbulo, dejándolo para que lo siguiera.

Al quitar la llave, Logan entró en el conocido espacio y sintió un


subidón de adrenalina mientras cerraba las puertas, encerrándolo a él y a
Tate dentro. Podría haber jurado que escuchó el latido de su corazón
mientras Tate le miraba por encima del hombro. Las luces de seguridad
eran todo lo que iluminaban el vestíbulo de los despachos de abogados y vio
como una sonrisa descarada torcía las esquinas de la boca de Tate,
entonces toda la sangre que había estado en la cabeza de Logan
inmediatamente se desvió a la jodida cabeza del sur.

Ahora, esa sí que es una jodida sonrisa sucia.

124
Logan se tragó el gemido que amenazaba con escapar y luego se
adelantó hasta pasar a Tate y dirigirse a las puertas de su oficina. Ni
siquiera tenía un pie delante de él cuando una mano firme tomó su brazo y
lo frenó.

Antes de que se diera vuelta, Tate se acercó a él y le susurró:

—Ve a tu oficina y quítate el abrigo. Entonces quiero que te sientes


en tu sofá y me esperes.

El aliento cálido que se burlaba en su oreja hacía imposible no


empujarse contra Tate.

—¿Solo mi abrigo?

—Eso es lo que dije, ¿no?

Cristo. Un Tate mandón era su mayor debilidad. Añádele el leve


borde de molestia que oyó en esa última pregunta y su pene se endureció
como una maldita barra de acero.

Sin embargo, estaría condenado si le diera a Tate la ventaja de saber


cuán obsesionado estaba. En vez de eso, Logan mantuvo la cara hacia
adelante mientras su brazo era liberado. Luego se dirigió a la oficina con las
puertas dobles y las desbloqueó sin mirar atrás.

Si Tate quería jugar así, entonces seguro que estaba listo.

Logan pasó a través de los escritorios hasta donde se encontraba su


oficina, las luces de los edificios circundantes arrojaban un suave resplandor
sobre las mesas. Había estado allí muchas veces después de las horas de
trabajo. De hecho, antes de que Tate llegara, era su costumbre trabajar
hasta tarde. Pero nunca se había sentido de la forma en que se sentía ahora
mismo cuando abrió la puerta de su oficina.

Moviéndose dentro, Logan se quitó el abrigo y lo colgó en el


perchero. Luego agarró su trozo de papel del bolsillo. Todavía no había
tenido la oportunidad de compartirlo con Tate... y estaba esperando el
momento perfecto.

Después de mover la lámpara al rincón más alejado del ancho


escritorio de roble, también se tomó un momento para empujar las
bandejas hacia un lado y alejar el elegante portalápices, el abrecartas y
cualquier cosa que pudiera causar... daños, por si quisiera doblar a Tate
sobre él. Una vez que pensó que su escritorio estaba despejado, se inclinó
contra el borde, presionando una palma de la mano sobre la erección que le
dolía dentro de los pantalones.

125
Mientras pensaba en lo que Tate le tenía reservado, su temperatura
comenzó a subir. No es que fuera a ponerle las cosas fáciles al hombre, y
tal vez eso fue lo que lo excitó más. Quería que Tate lo presionara y, como
siempre, él sabía exactamente lo que necesitaba. Justo cuando ese
pensamiento entró en su mente, el pomo de la puerta se giró.

Logan mantuvo sus ojos en Tate mientras entraba y cerraba la


puerta. No era necesario, pero el hecho de que lo hiciera significaba que
todo lo que Tate había planeado requeriría precaución… por si acaso.

Y maldita sea. Eso lo hace aún más caliente.

La luz que entraba en la oficina era mínima, pero suficiente para ver
el oscuro deseo grabado en las líneas de la cara de Tate mientras se quitaba
su chaqueta, la colgaba al lado de la suya, y luego se acercaba a él.

Logan no estaba seguro de por qué, pero tuvo un perverso placer en


ver la ceja que se levantó cuando Tate preguntó:

—¿No me oíste ahí fuera? Dije que esperaras en el sofá.

Sí, es hora de cambiar este juego un poco.

Logan se enderezó en toda su altura, y cuando estaba de puntillas,


enganchó a Tate por la nuca y lo acercó para que sus labios se estuvieran
tocando.

—Te escuché, pero si quieres hacer tu voluntad esta noche, vas a


tener que obligarme. —Y con eso, tomó la boca de Tate en un beso
ardiente.

Abrió los labios mientras las manos de Tate se agarraban a sus


mejillas, alineando sus bocas para una mayor conexión. Cuando la lengua
de Tate se metió dentro, Logan la chupó. No se cansaba del sabor. La
canela era fuerte después de que Tate masticara ese chicle, pero
claramente ya no estaba, porque él investigó cada centímetro de esa
deliciosa boca y no se encontraba en ningún sitio.

Su culo golpeó el escritorio cuando una de las manos de Tate le


agarró de la cintura y cuando le acarició con su mano hasta enredar sus
dedos en el pelo de Tate, un gruñido se le escapó. Tate arrastró sus labios y
el deseo arremolinándose en sus ojos hizo que Logan se rindiera y dijera:

—Al diablo con esto. Toma lo que quieras. —Pero entonces Tate se
puso entre ellos y empezó a desabrocharle el cinturón.

Con los ojos cerrados, Tate desabrochó la hebilla y tiró de ella.


Cuando acabó en el suelo, el botón de sus pantalones fue lo siguiente, luego
la cremallera, y antes de que tuviera una segundo para devolver cualquiera

126
de los rápidos movimientos de Tate, esa lujuriosa sonrisa reapareció y
resbaló su mano dentro para envolver sus dedos alrededor de su polla
rígida.

—Jesús —juró Logan mientras Tate besaba su mejilla, mordisqueando


su camino hasta la oreja.

—¿Así que quieres que te obligue a hacer lo que quiero? ¿Significa


eso que vas a presentar batalla? Porque hasta ahora, no lo estás haciendo
muy bien.

Logan intentó recordar exactamente cuál había sido su plan original,


pero cuando los afilados dientes de Tate le mordieron su lóbulo, se apoyó
para estabilizarse en el borde del escritorio.

Santa mierda. Este entre sus piernas no era el dulce Tate cristiano.
No. Este hombre estaba empeñado en dárselo duro y rápido, exactamente
como lo necesitaba... y no podía esperar.

Un gruñido se le escapó y Logan finalmente logró recuperar alguna


apariencia de control. Agarró la nuca de Tate y arrancó esa boca burlona de
su oreja y mientras se miraban el uno al otro, Logan sintió sus labios
curvarse mientras lentamente guiaba a Tate hacia abajo… de rodillas
delante de él.

Y joder que sí, él fue.

TATE MIRABA EL CUERPO DE LOGAN DESDE


DONDE ESTABA AHORA, Y CUANDO SUS OJOS SE
CONECTARON, Logan se arrancó el suéter y empezó a desabrocharse
la camisa. Una vez que estuvo libre y la tiró de sus hombros, Tate se
levantó para tocar el material de sus pantalones. Deslizó sus dedos por
debajo y los arrastró, junto con su bóxer, hacia abajo, liberando el grueso
tronco de Logan.

Un estresante sonido vino de arriba y mientras Logan movía las


caderas hacia adelante en un esfuerzo por conseguir estar más cerca de su
boca, Tate rodeó la base de su polla con sus dedos y usó su lengua para
burlarse de la sensible parte inferior de la cabeza.

—Tate, por el amor de Dios —maldijo Logan.

Levantando la cabeza, captó la intensa mirada de Logan y se agarró a


la hendidura que lloraba.

127
—Ahh... mierda.

Tate levantó la boca y colocó su nariz contra el hueso pélvico,


besándolo hasta llegar a las pelotas de Logan, mientras le empujaba los
pantalones hasta los tobillos. Pensó que si lo ignoraba lo suficiente,
entonces…

—¿Tate? —gruño Logan y le agarró del cabello.

Sí. Ahí está. El Logan que me encanta.

—¿Qué? —preguntó tan inocentemente como pudo con Logan


prácticamente cogiendo su verga contra el lado de su cara. Amaba la feroz
moderación que veía en él, como si tratara de contenerse, pero a punto de
estallar.

—Joder, chúpala. Ahora.

LOGAN PODÍA SENTIR CADA PULSO EN LA


SENSIBLE PIEL DE SU POLLA POR EL RASTRO DE
BARBA DE LA CARA DE TATE. Empezó a lamerle y a chuparle
de nuevo, pero al igual que antes, continuó negándole el caliente y húmedo
deslizamiento de su boca… e infierno si ese lado rebelde que lucha contra
mí no me hace quererlo más.

Todavía tenía el escritorio bien sujeto, pero cuando Tate se sentó


sobre sus talones y se desabrochó el cinturón, Logan preguntó:

—¿No fui lo suficientemente claro para ti?

Tate no contestó mientras se chupaba un dedo en la boca y Logan


juró que nunca había visto una mirada más sucia en toda su vida que la que
le estaba dirigiendo.

—Date la vuelta —exigió desde donde estaba arrodillado, y Logan


encontró que era revelador que aun cuando Tate estaba a sus pies, todavía
tenía la habilidad de controlar cada uno de sus movimientos.

—Disculpa...

—Date la vuelta, Logan.

La orden fue dura. Era cruda y tan malditamente sexy que tuvo que
sujetar un puño alrededor de su polla para evitar correrse. El calor en los
ojos de Tate era ardiente y Logan se encontró dándose la vuelta.

128
Al instante, las manos de Tate estaban en sus caderas y en su culo,
colocándolo exactamente como quería, y entonces, sin más aviso que sus
mejillas separadas, una lengua tibia pasó a través de la parte superior de su
grieta y coqueteó con la hendidura ensombrecida que había en medio.

Logan gimió y se inclinó por la cintura sobre su escritorio. Mientras la


punta de la lengua de Tate volvía a tocar su carne caliente de nuevo, Logan
empujó hacia atrás, hacia esa provocadora boca. Entonces le mordió el culo
con dientes afilados y Tate le dijo:

—Levántalo.

Logan levantó primero un pie y luego el otro y Tate lo liberó de sus


zapatos y pantalones.

—Abre las piernas —ordenó Tate.

Hizo lo que le ordenaron y un pulgar le dio un golpe en el pliegue de


su culo y empujó contra su agujero. Tate estaba claramente decidido a
destruir su determinación, y lo estaba haciendo de la forma correcta.

—Oh, demonios, sí...

La última palabra siseó entre sus dientes mientras Tate reemplazaba


su pulgar por su codiciosa boca. Alternó, usando los dedos y la lengua para
estirarlo y prepararlo, hasta que finalmente... finalmente, Tate se movió de
nuevo a sus pies y se apretó detrás de él.

—No te muevas, joder —dijo Tate, y luego el calor de su cuerpo


desapareció.

Logan no iba a ir a ninguna parte, pero si Tate no volvía y metía su


polla dentro de él, no era demasiado orgulloso para rogar. Pero antes de
que pudiera encontrar las palabras correctas, regresó y Logan lo vio
colocando una botella y un condón en el escritorio junto a su papel.

¿De dónde diablos salieron? Pero antes de que pudiera preguntar,


cálidos dedos rodearon su muñeca y lo pusieron de pie, dándole la vuelta.

Logan mantuvo los ojos pegados a los de Tate, diciéndole sin


palabras que se atreviera a terminar lo que había empezado y la expresión
que resplandecía en los ojos abrasadores de Tate fue, me atrevo, joder.
Tate movió su cuerpo para coger el condón pero Logan fue más rápido.
Agarró sus papeles del escritorio y luego los aplastó contra el pecho de Tate
mientras le tomaba del cuello. Después lo empujó hacia adelante
mordiéndole en el labio inferior.

—No necesitas un condón, hijo de puta provocador. Estoy limpio y


quiero sentirte explotar dentro de mí.

129
Tate miró hacia abajo, al papel y dudó un segundo antes de ponerse
en acción.

Le forzó los músculos y mientras Logan tropezaba, Tate sonrió


perversamente.

Maldito arrogante.

Logan se subió al escritorio, agradecido de que hubiera sacado toda


la mierda de encima, ya que ahora estaba su culo en él.

—Échate hacia atrás —rugió Tate, y sin decir una palabra, Logan hizo
lo que le habían dicho.

Todo, desde la expresión de Tate hasta la polla rígida que estaba


palmeando a través de sus pantalones abiertos, hizo que la excitación de
Logan se disparara. Añádele la emoción de ser tomado en su oficina y tenía
jodidamente claro que, al final de esto, podría necesitar que Tate sacara su
culo de allí.

O eso o podrían dejar la puerta cerrada hasta que los dos pudieran
volver a caminar... en un año o algo así.

TATE PASO ENTRE LAS PIERNAS DE LOGAN Y


MIRÓ HACIA LOS DEDOS QUE HABÍA CIRCULADO
ALREDEDOR DE LA base de su erección para detener su orgasmo.
Luego cogió la botella de lubricante que había traído y lo volcó sobre la polla
y las bolas de Logan, esparciéndolo sobre su tensa piel.

Mierda. La idea de tomar a Logan a pelo lo tenía tan jodidamente


preparado que se sorprendió de no haberle atacado en cuanto las palabras
salieron de esa boca frustrada. Pero no, podría y esperaría. Aunque eso me
matara.

Los ojos de Logan se cerraron al quejarse y Tate enganchó sus


manos detrás de sus rodillas y empujó la cabeza de su pene desnudo hacia
el borde caliente de Logan.

Mientras sus ojos se cruzaban, Tate le dijo:

—Para que quede claro, este soy yo haciendo que te inclines ante mí.
—Entonces se adelantó con un profundo empuje.

Su nombre resonó en la oficina vacía mientras se rasgaba de la


garganta de Logan y cuando su espalda se arqueó en el escritorio, Tate

130
apretó los dientes mientras la intensidad de estar dentro de Logan inundaba
sus sentidos.

—Oh, Dios. Logan —jadeó y se inclinó hacia abajo para besarle el


cuello.

El sentimiento era increíble. Era caliente, íntimo y malditamente sexy.


Estaba tratando de mantener su control, pero Logan no iba a permitir que
eso pasara mientras enrollaba los brazos y las piernas lo más cerca posible
de él.

Mientras empezaba a mover las caderas, podía sentir el estrecho


canal de Logan apretando alrededor de su polla cada vez que se retiraba, y
se sentía… jodidamente irreal. Y los sonidos eróticos, guturales que venían
de Logan cuando entraba en su interior le hizo saber que él también lo
estaba sintiendo.

El placer alucinante que obtuvo al tomar Logan sin restricciones


impulsó el propio orgasmo de Tate más cerca del punto de explosión. Su
nombre estaba siendo cantado debajo de él, y cuando disminuyó la
velocidad y tomó las piernas de Logan para empujarlas de regreso a su
pecho, un sonido irregular lo dejó.

Tate miró fijamente los vibrantes ojos azules de Logan, y cuando


retiró las caderas y luego lentamente se reclinó entre sus mejillas, Logan
gruñó:

—Profundo, Tate. Entra a fondo. Quiero sentirlo mañana.

Apretó la verga enrojecida de Logan y a medida que el presemen lo


hacía resbaladizo, Logan tomó el control para poder hacer lo que le pedía.
Tate volvió a meterse dentro, y Logan gritó, levantándose bajo él de una
manera que solo podría significar una cosa… más.

Logan se estaba deshaciendo y la vista era embriagadora. Su pene


goteaba con agitación, haciendo un lío infernal sobre su estómago y su
mano, y su pelo negro como la tinta se pegaba a su sudorosa frente
mientras perseguía su clímax... y Tate estaba disfrutando haciéndole
esperar.

LOGAN MIRÓ DESDE DONDE ESTABA


POSICIONADO EN EL ESCRITORIO, INCAPACITADO DE
RECORDAR SU PROPIO nombre. Con una mano trabajando su
pene, levantó la otra hacia atrás para sostenerse del escritorio, y Tate se la

131
dejó tener ahí. Agarró la madera bajo sus dedos cuando las palmas de Tate
acariciaron sus muslos y pasaron sobre sus caderas hasta el culo.

—Sí —gimió, y los labios de Tate se tensaron mientras sus dedos se


inclinaban hacia su piel.

La nuez de Adán de Tate se balanceaba y las venas de su cuello


sobresalían, mientras su pelo rebotaba en su frente y lo miraba con ojos
llenos de lujuria.

Era impresionante. Lo tenía completamente enamorado. Y cuando


Tate gritó su nombre y un calor inundó su interior, Logan explotó sobre sí
mismo de una manera espectacular.

Nunca se había sentido más completo que en ese mismo momento, y


cuando Tate susurró:

—Dios, jodidamente te amo.

Todo en lo que Logan pudo pensar fue Él es todo mío.

132
CAPÍTULO 13
ERA LUNES POR LA MAÑANA, y mientras Tate abría la
puerta del The Daily Grind, le sorprendió que llegara temprano. No era muy
a menudo que se adelantaba a lo previsto, así que se felicitó por haber
llegado antes que Rachel.

—Sabes que la única razón por la que me ganaste esta mañana es


porque tengo que parar cada cinco minutos para usar el baño, ¿verdad?

Tate se giró en su asiento para ver a Rachel de pie junto a la cabina,


sonriéndole. Con una sonrisa, se puso de pie para darle un abrazo.

—Oye, no trates de quitarme el mérito.

Se le acercó y le dio una palmadita en el pecho.

—De acuerdo, puedes tenerlo hoy. Te prometo que no le diré a nadie


que tuve que parar tres veces.

Mientras tomaba el asiento opuesto, Tate se deslizó de nuevo en el


suyo y la vio sacar una carpeta roja de su bolso. Colocándola sobre la mesa,
miró sus sorprendidos ojos.

—He organizado una lista de lugares. Podemos comprobarlos y luego


calificarlos de acuerdo a lo que te gusta y no te gusta de ellos.

Cuando abrió la carpeta y vio varias pestañas de diferentes colores a


lo largo de la página, se rió.

—¿Qué? —preguntó ella.

Tate levantó sus caderas para pescar su lista de lugares del bolsillo
trasero. Luego la puso sobre la mesa entre ellos y cuando Rachel la miró,
empezó a reírse también.

—Vale, soy un poco obsesiva sobre estas cosas.

—No, es genial. Estoy seguro que tu sistema es mucho más eficiente


que el mío.

Pareciendo bastante satisfecha con el cumplido, se sentó y tomó el


menú de la mesa que tenía varias imágenes de...

—Oh. Mi. Dios. Mira este muffin de chocolate con caramelo. —Giró el
menú y lo puso en la cara de Tate—. Voy a pedir uno de esos. ¿Y sabes
qué? —preguntó con una traviesa mirada brillando en sus ojos—. Me lo voy
a comer todo.

133
—¿Al contrario de?

—Al contrario del ladrón amante del caramelo de mi marido que me


robaría la mitad.

Se veía increíble. Pero le apetecía más la barra de chocolate con


avellana que había visto cuando entró caminando.

—¿Sabes qué quieres beber? Iré a pedir.

—Hmm… —musitó—. Solo un zumo de arándanos, por favor.

—De acuerdo. Dame un segundo.

Salió del asiento y, mientras se dirigía hacia la fila, su teléfono


empezó a sonar. Después de meter la mano en el bolsillo, lo cogió y
contestó, queriendo oír la voz más de lo que quería su dosis de cafeína.

LOGAN ESTABA SENTADO EN SU SILLA EL LUNES


POR LA MAÑANA ESTUDIANDO SU INMACULADO
ESCRITORIO. CON EL TELÉFONO en su oído y una sonrisa en la
cara, esperó a que la línea se conectara para poder empezar su mañana
correctamente.

Sabía que Tate se estaba reuniendo con Rachel y pensó que


probablemente iba de camino en este momento, así que se sorprendió un
poco cuando la llamada fue contestada.

—Oye. ¿Puedes esperar un segundo?

Antes de que pudiera decir sí o no, escuchó a Tate pedir unas bebidas
y luego preguntar por una barra de avellanas y dos muffins.

—¿Logan? Oye, lo siento.

—No hay problema. Estaba aquí sentado en mi escritorio


preguntándome cómo demonios voy a conseguir trabajar, cuando todo lo
que puedo recordar es…

—¿Logan? —le cortó Cole la frase cuando metió la cabeza dentro.

—¿Si? —Tate fue persuasivo, ansioso por oír más.

Logan levantó una mano y le hizo un gesto a Cole para que entrara.

—Cuán duro trabajé la última vez que estuve sentado en él.

134
Cole entró en la oficina y cerró la puerta, tomando asiento en el sofá
mientras la risita de Tate llenaba la oreja de Logan.

—Siempre es importante trabajar duro.

Logan se apartó de los curiosos ojos de su hermano y le dijo a Tate:

—Sí, eso es un jodido problema ahora mismo. Gracias.

—No me culpes a mí. Tú empezaste esta conversación.

Con una ligera tos, Logan se movió en su asiento.

—Sí, bien, el marido de tu cita acaba de entrar así que por favor, dale
nuestros mejores saludos.

—¿Tratas de deshacerte de mí? —preguntó Tate, y Logan se dio


cuenta por su tono de que estaba disfrutando inmensamente.

—Sí, sí, alborotador. Que tengas un buen día con Rachel —dijo.
Cuando se volvió para ver a Cole frunciendo el ceño, sintió al diablo en su
hombro—. Pero no tan buen día. Eso es de Cole, por cierto. Soy más que
consciente de que prefieres mi polla a ella...

—Logan —advirtió Cole.

Apuntó con una sonrisa de listillo a su hermano y le preguntó:

—¿Qué? Sólo intento tranquilizarte. Tate es sexy y todo eso, pero…

—Oye, sabelotodo —interrumpió Tate—. Deja de darle mierda a tu


hermano y dile que se relaje. Acabo de comprarle un muffin de caramelo.

—¿Qué me compraste a mí?

—Te compraré un bozal si no dejas de presionar.

—No empieces a sorprenderte ahora. Sabías que era así antes de que
tú... —Logan se sorprendió cuando se dio cuenta de que estaba a punto de
terminar con te enamorases de mí. Estaba bastante cómodo hablando de
ello con Tate, pero con Cole directamente centrado en él, perdió su valor.

—Mi pedido ha llegado —dijo Tate, salvándolo inadvertidamente—. Te


llamaré más tarde, ¿de acuerdo?

—Antes de que te vayas, si encuentras un lugar hoy, ¿eso significa


que me dirás que sí? ¿O tengo que esperar otro año antes de que eso
suceda?

—¿Nadie te ha dicho que eres un impaciente?

—Justo cuando sé que quiero algo.

135
—Hmm. Ya veremos.

—En ese caso —dijo Logan, sentado en su silla—, buena suerte hoy.

—Gracias. Te lo haré saber. Que tenga un buen día, abogado.

Al colgar, Logan tiró de su silla debajo del escritorio y miró su agenda


para el día. Tenía varias reuniones al otro lado de la ciudad y le dijo a
Sherry que dejara saber a Lance Powell de LPCW Architecture que, ya que
estaría por allí, pasaría a las tres para recoger los formularios que tenían
que firmar.

—Tate me dijo que te dijera que le compró un muffin de caramelo.


Así que deja enfriar tus motores, ¿quieres?

Cole se levantó del sofá y caminó para sentarse en una de las sillas
frente al escritorio de Logan.

—Mis motores están bien. Pero ya que estamos en el tema... ¿cómo


están los tuyos?

—¿No parezco estar bien?

La frente de Cole se levantó.

—Lo haces, lo cual es sospechoso en sí mismo. La semana pasada,


actuaste como si quisieras asesinar a alguien.

—Mira quién habla. Has estado de mal humor desde entonces…

—¿Desde qué tu ex-novio, con el que ambos hemos tenido altercados


físicos, apareció? Sí, no puedo imaginar por qué eso me preocuparía. Pero,
¿sabes qué? Rachel me dijo que no era asunto mío. Así que lo dejé pasar.

—¿Lo has hecho? —preguntó Logan, mientras colocaba un codo sobre


el escritorio y se frotaba la barbilla—. No dejes que te moleste. Chris es el
menor de mis problemas o preocupaciones.

—¿De verdad? Entonces, ¿quieres explicarme, entonces, por qué


estabas actuando como un oso con una espina en la pata durante toda la
semana?

Suspirando, Logan se sentó y apretó sus dedos en su estómago.

—Evelyn estuvo en la ciudad el lunes pasado.

—Oh mierda.

—Sí, exactamente.

136
Cole sabía todo sobre Evelyn y su historial. Había sido muy difícil
ocultarlo en la universidad, especialmente considerando que el padre de
Cole era su mejor marca.

Logan frunció el ceño a su asombrado hermano.

—¿Qué pasó?

—Veamos. Ella apareció, encantando a Tate en la cena. Le seguí la


corriente, esperando que por lo menos por una noche se comportara…

—¿Asumo que no lo hizo?

—Digamos que voy a pagar la cena y su estancia de una semana en


el Península durante los próximos meses.

—Jesús, Logan —dijo Cole, sacudiendo la cabeza—. Esa mujer nunca


deja de sorprenderme.

—A ti y a mí, a ambos. No podía creer que me tirara esa mierda


delante de alguien que me importa. Sabía que no tenía ningún problema en
joderme, pero hacerlo delante de Tate... Nunca me habían humillado tanto.

—No es tu culpa que sea un maldito parásito.

Logan se encogió de hombros.

—Lo sé, pero eso no ayuda cuando te quedas con la cuenta que tu
esposa te dejó.

Los ojos de Cole se abrieron de par en par.

—Maldición. Lo siento. No lo sabía.

—No lo sientas. No es culpa tuya.

Cole lo miraba de una manera que hizo que Logan se pusiera en pie.
La expresión en su los ojos le dijo que sentía lástima por él, y no quería
caer en esa autocompasión de nuevo. Tate la había arrastrado fuera de él.

—Mira, hoy tengo varios asuntos fuera de la oficina. ¿Está todo


cubierto aquí?

Cole se puso en pie y asintió.

—Sí. Tengo todo bajo control. Rachel no estará en casa hasta más
tarde. Está tan emocionada con la nueva aventura de Tate, como la llama.
Me pregunto si podrá alejarse de ella antes de que se ponga el sol.

Logan se rió mientras recogía su maletín y caminaba a través de la


oficina.

137
—Tate es bastante amigable en su mayor parte. Estoy seguro de que
estarán fuera hasta que Rachel decida dejarlo.

Mientras ambos se acercaban a la puerta, Cole preguntó:

—¿En su mayor parte?

—Sí. Solo es testarudo con ciertas cosas.

—¿Cómo por ejemplo?

Logan cogió el abrigo del perchero, abrió la puerta y cuando Cole


salió, decidió. Qué demonios.

—Como... mudarse conmigo.

Cole detuvo sus pasos y lo atrapó con una mirada de joder que has
dicho.

—¿Le pediste que se mudara contigo?

Logan cerró la puerta y colocó el abrigo en su brazo.

—Lo hice.

—Wow.

—¿Por qué todos se sorprenden tanto por esto?

Cole se metió las manos en los bolsillos e intentó defenderse con una
sonrisa.

—Tienes que admitir que es un poco impactante. Has pasado de ser


un hombre que no salía con ninguna persona, muchos menos...

—¿Si? —preguntó Logan, sintiéndose perturbado.

Cole lo dejó ir y empezó a reírse. Entonces le palmeó el brazo.

—Nada. Creo que es genial.

Logan lo miró como si no le creyera.

—Sería aún mejor si Tate se diera prisa y dijera que sí.

—¿Dijo que no? —preguntó Cole.

Logan se apresuró a decirle:

—No. Dijo, Aun no.

Cole sonrió, y mientras se giraba para caminar a su oficina, le llamó


por encima de su hombro:

138
—Dale al tipo un poco de tiempo para digerir que tendrá que
entretener tu culo veinticuatro horas siete días a la semana. Luego estoy
seguro de que te dará la respuesta que quieres.

—Sí, sí —masculló Logan y se dirigió hacia la puerta—. Ve a trabajar


un poco. Te veré más tarde.

ACABABAN DE DAR LAS TRES DE LA TARDE


CUANDO TATE Y RACHEL ENTRARON POR LAS
PUERTAS DE LA última propiedad en su lista de aquel día. Era un
local de esquina con puertas dobles que se abría a la calle y en el interior
había tres escalones que llevaban a la planta baja.

Era espacioso y el bar ya estaba construido, lo que, en su opinión,


era un plus. No tenía el dinero extra para reformas importantes, así que si
podían encontrar algo en relativamente buen estado, definitivamente podría
trabajar con eso.

Tate se adentró al centro de la habitación, y el agente inmobiliario se


acercó a su lado, sacudiéndole números y cifras en metros cuadrados… éste
tenía 4.400. Pero lo que llamó su atención está vez fue la mención de un
apartamento adicional incluido en el alquiler.

Se giró para ver la sonrisa de Rachel mientras asentía y caminaba


hacia el área de la derecha, donde una larga pared de ventanas dejaba
entrar el sol de la tarde y miraba hacia la calle lateral donde estaba
estacionada su moto.

—Los negocios de restauración y bares han despegado en este lado


de la ciudad —dijo la agente inmobiliaria.

Les había estado dando datos útiles sobre cada lugar en cada nueva
parada.

—Los propietarios han estado invirtiendo en restauración y alquiler de


sus propiedades, y afortunadamente, eso significa mucho negocio.

—Y un alquiler más alto —murmuró Rachel mientras Tate se dirigía


hacia donde estaba.

—Sí, sí. Al final, usted obtiene lo que paga —les dijo la agente
inmobiliaria.

139
Manteniendo sus cartas escondidas, Tate se quedó callado mientras
caminaba hacia la larga barra y le pasaba la mano por encima. No quería
contarle cuánto le gustaba el lugar antes de llegar a ver más.

Cuando había tomado su segundo trabajo, siempre lo había hecho


con la intención de que el segundo sueldo fuera directamente al banco.
Había estado ahorrando todos los dólares que había podido desde el día que
empezó a trabajar, para esta ocasión. Incluso Diana había sabido que no
podía tocarlo... había trabajado malditamente duro por ese dinero, y esta
era la razón del porqué.

—¿Puedo ver la zona del apartamento? —preguntó.

Mientras la mujer se apresuraba hacia el final de la barra, Rachel se


puso a su lado.

—¿Qué estás pensando? —preguntó ella.

Tate le dio una sonrisa torcida.

—Me gusta. Dependiendo de lo que haya arriba, puede que realmente


me guste. Sí está incluido en el precio, entonces puedo salir del lugar donde
estoy y cogerlo.

—Crees que Logan... —se aventuró, pero se quedó como si pensara


que no tenía derecho a preguntar.

—¿Podría qué? ¿Mudarse aquí? —preguntó Tate mientras caminaba


hasta el final del bar—. No. Nunca le pediría que hiciera eso, pero...

Rachel le siguió preguntando:

—¿Pero qué? No puedes dejar de pensar en eso.

Se acercó y ella envolvió el brazo a través del suyo.

—Pero quizás es hora de decirle que sí. Y esto estará aquí para las
noches en que se haga realmente tarde, si necesito dormir.

Rachel chillaba y le apretaba con fuerza el brazo.

—¡Eek! ¡Va a morir cuando se lo digas! No puedo esperar.

—No te emociones demasiado. Mucho tiene que pasar primero. Tengo


que mirar arriba. Tiene que gustarme. Luego tengo que ir al banco y ver si
todo esto es posible.

—Lo sé. Lo sé. Pero solo oírte decirlo... estoy tan feliz por los dos.

Tate miró su sonrisa contagiosa y las lágrimas en sus ojos.

—Eres una tonta romántica Rachel Madison.

140
—No, solo una hormona viviente. Vamos a mirar arriba.

TREINTA MINUTOS DESPUÉS, RACHEL Y ÉL


ESTABAN PARADOS FRENTE A SU MOTO. COGIÓ SU
CASCO DEL PORTAEQUIPAJE TRASERO y se lo puso en la
cabeza mientras Rachel le contaba los diferentes nombres de bebés que
estaban pensando.

—Y si es un niño, Cole quiere algo como Thomas. Thomas Madison.


Pero entonces le dirían Tom toda su vida, y eso no está mal. Es solo que...
no lo sé.

—¿Es común?

—¡Sí! Quiero algo como Ignacio.

Tate dejó de poner el casco bajo su barbilla.

—¿En serio?

—Sí, en serio —se rió y luego le palmeó el brazo—. O podría ir a


través de un frutero y elegir una pieza. Pero no una manzana.

Tate sonrió.

—No. Eso es tan exagerado.

—Oh, mira. Aquí está mi taxi —dijo y lo besó en la mejilla—. Muchas


gracias por dejarme venir hoy contigo. Fue agradable salir y pensar en
nuevas posibilidades.

Tate no podía estar más de acuerdo.

—Sí, fue divertido. Realmente me gusta este último sitio. —Tanto que
no podía esperar a recoger la cena y pasar por la casa de Logan para
decírselo.

Después de un último abrazo, ella se despidió.

—Hay al menos una docena más para que veamos. Pero


definitivamente necesitas hablar con Logan sobre esto. Tal vez hasta
traerlo.

Tate asintió y la vio caminar por la acera hasta el taxi que estaba
detrás de él. Cuando comprobó que ella estaba a salvo dentro del vehículo,
se subió a su moto y encendió el motor.

141
Una vez que se colocó detrás del taxi, Tate salió a la calle, incapaz de
borrar la sonrisa de su cara. No fue hasta que era demasiado tarde, que vio
la carrocería roja de un coche lanzándose por el lado equivocado de la calle
hacia él.

Ese fue el último pensamiento que tuvo… antes de que el tiempo


dejara de existir.

142
Segunda Parte

Fiabilidad

Ser capaz de confiar en alguien para hacer o proveer lo


que se necesita.

143
CAPÍTULO 14
A MEDIDA QUE LOGAN BAJABA del ascensor de la
LPCW, dejaba salir el aliento que había estado reteniendo todo el tiempo
que estuvo allí. Afortunadamente, Chris había estado fuera de la oficina hoy
y su reunión con Lance Powell había sido puntual y sin contratiempos.

No es que eso hubiera impedido que vigilara la puerta como un jodido


halcón.

Había estado paranoico todo el tiempo con que Chris entraría y


tendría que lidiar con su mierda pasiva-agresiva delante de su compañero,
pero aparentemente, sin darse cuenta, programó su visita bien.

Gracias a Dios por eso.

Cuando el ascensor se detuvo en el aparcamiento, Logan se fue a su


coche y subió. Después de insertar la llave en el contacto, sacó su teléfono
del bolsillo y agitó la cabeza. La maldita cosa había muerto hacía una hora.

Lo enchufó al cargador y se sentó un minuto con la cabeza apoyada


en el asiento, preguntándose cómo le habría ido el día a Tate con Rachel.
Pensó que tendría unos cuantos mensajes de texto o mensajes de voz por
tener el teléfono apagado, y cuando lo encendió, no se decepcionó.

Levantó el teléfono y revisó las notificaciones que sonaban a través


de la pantalla. Había una serie de mensajes de texto y mensajes de voz,
uno cada minuto o así, que habían comenzado hacia unos treinta minutos
hasta que finalmente dejaron de entrar.

Ninguno de ellos era de Tate, sin embargo, eran de su hermano.

¿Qué demonios, Cole?

Abrió los textos primero, leyó los tres que estaban a varios segundos
de distancia.

Cole: En cuanto recibas esto, llámame.

Cole: Logan, tienes que llamarme.

Cole: COGE TU TELÉFONO.

Frunciendo el ceño, revisó sus mensajes de voz y vio dos allí,


también de su hermano.

Jesús. ¿Es Rachel?

144
Abrió el primero, puso el teléfono en el altavoz y aguantó la
respiración mientras la voz normalmente tranquila de Cole sonaba
inestable.

—Dios, Logan, ¿por qué no contestas el teléfono? En cuanto recibas


esto, llámame.

Había otro, y antes de llamar a Cole, le golpeó de lleno.

—Es Tate. Tienes que llamarme. AHORA.

Mientras la voz de Cole llenaba el hueco vacío dentro de su coche,


Logan sintió como su corazón saltaba y retumbaba. Escuchó de nuevo el
mensaje para asegurarse de que lo había oído bien.

—Es Tate. Tienes que llamarme. AHORA.

¿Qué… qué pasa con Tate?

Su corazón estaba acelerado en su pecho mientras apretaba el botón


de la rellamada y esperaba… todavía como una estatua. No se atrevió a
moverse y no estaba seguro de haber respirado en los últimos segundos.
Tan pronto como el teléfono conectó, cerró los ojos.

—¿Logan? —dijo Cole al teléfono.

Pero Logan no pudo encontrar su voz para hablarle. Estaba muy


ocupado intentando no pensar en ninguna posibilidad.

—Gracias a Dios. ¿Dónde estás?

Sabiendo que necesitaba hablar, Logan se las arregló para decir:

—¿Qué mierda está pasando, Cole? Tus mensajes me están


asustando.

El silencio que se extendió a través de la línea no ayudaba a calmarlo.


Cole nunca se quedaba sin palabras, pero fuera lo que fuera lo que estaba
sucediendo, le costaba decirlo.

—Escúpelo —exigió finalmente, su ansiedad llegando al punto de


ruptura.

—Es Tate.

—Eso dijiste en tu mensaje. ¿Qué pasa con él?

—Necesito que intentes mantener la calma...

—Vete a la mierda y cálmate. Dime qué está pasando. —Logan podía


oír gente hablar a través del teléfono pero no podía entender lo que decían.

145
—Hubo un accidente. Tate... Recibió un golpe cuando salía de uno de
los lugares que él y Rachel estuvieron mirando esta tarde.

Cole seguía hablando, pero sus palabras empezaron a confundirse.


Todo lo que Logan siguió oyendo fue, Tate... Le golpearon... Le golpearon...
Le golpearon. Y antes de saber que iba a preguntar, las palabras
simplemente salieron de su boca.

—¿Está muerto, Cole?

Cole maldijo a través del teléfono y Logan aguantó la respiración.

—No. No. Acaban de operarlo. Pero necesitas venir ahora al Hospital


Universitario. A la sala de urgencias.

Mordiendo su labio inferior para contener el grito que amenazaba con


dejar su pecho, Logan permaneció en silencio.

—¿Logan? ¿Puedes conducir? ¿Necesitas que vaya a por ti?

—No —soltó de sus labios y luego se puso un puño en la boca.

—¿Estás seguro?

—Sí. Estoy en camino —dijo y luego colgó antes de perder la cabeza


por completo.

Mientras miraba fijamente el parabrisas delantero, las manos de


Logan empezaron a temblar. Parecía que no recordaba cómo poner su
coche en marcha y seguro que no podía ver a través de las lágrimas que
salían de sus ojos.

Se pasó una mano por encima y tragó algo de aire. Necesitaba


recuperarse y llegar al hospital. Esperaba llegar a tiempo.

PARA CUANDO LOGÁN CRUZÓ LA CIUDAD,


APARCÓ SU COCHE Y ATRAVESÓ LAS PUERTAS de la
sala de emergencias, su mente era un completo caos.

Durante todo el camino, se reprendió por no haber hecho más


preguntas como: ¿Por qué está Tate en cirugía? ¿Cómo llegó? ¿A qué hora
pasó todo esto? Había sido un jodido idiota porque cuando Cole había
llamado todas las preguntas importantes habían desaparecido de su mente.

Nada más pasar por las puertas automáticas, Cole estaba allí de pie
para saludarlo. Su cara estaba tensa, y su pelo era un desastre, como si lo

146
hubiera estado estrujando toda la tarde con sus manos. Pero lo abrazó y lo
apretó fuertemente.

Logan no tenía la voluntad de hacer nada más que pararse ahí


mientras sus ojos miraban la ocupada sala de espera. Fue un milagro que
hubiera sido capaz de funcionar lo suficiente para conseguir conducir a
través del tráfico y llegar aquí.

—Lo lograste —murmuró Cole en su oído, y cuando lo soltó, Logan


simplemente lo miró—. Oye, ¿por qué no vienes y te sientas? Rachel está
justo aquí.

Mientras Cole se giraba para acompañarlo a la sala de estar, Logan le


agarró el brazo y lo detuvo.

—Cuéntame lo que pasó —dijo, su voz sonando extraña, desapegada,


incluso para sí mismo.

—¿Por qué no vienes y te sientas primero?

Logan entró hasta que solo unos centímetros los separaba de donde
Rachel estaba sentada y le preguntó:

—Dime qué pasó.

—No estaba allí —explicó Cole mientras le cogía del brazo—. Solo sé
lo que Rachel me ha dicho.

El corazón de Logan latía frenéticamente mientras intentaba


mantenerse en pie, estaba conmocionado después de esa información. Miró
más allá del hombro de Cole y encontró a Rachel sentada cerca de la
esquina de la sala de espera, sus brazos estaban alrededor de su estómago
y sus ojos enrojecidos, estaban mirándole.

—¿Estaba allí? —preguntó, Logan. No le quitaba los ojos de encima.

—Sí, estaba en un taxi a punto de irse. Acaban de terminar de


revisarla para ver si está conmocionada, pero insiste en que está bien. —
Cole apretó su brazo pero los ojos de Logan estaban fijos en aquellos
atormentados que sostenían su mirada—. Vio todo lo que sucedió. Llamó a
la ambulancia y luego me llamó.

Sin decir una palabra, Logan se alejó de Cole y pasó junto a las sillas
llenas de gente, hasta donde Rachel estaba sentada. Cuando se detuvo
frente a ella, no dijo nada, pero le miró fijamente, sus ojos azules repletos
de lágrimas, y finalmente se quebró.

Se puso de pie, las lágrimas cayendo sobre sus mejillas manchadas.


Luego le abrazó el cuello con sus brazos y susurró:

147
—Lo siento. Lo siento mucho, Logan.

Logan la abrazó mecánicamente mientras seguía llorando. Se sintió


entumecido al escucharla llorar.

—Él... él era tan feliz. No podía esperar a llegar a casa contigo y


entonces... —Se detuvo y suspiró, y cuando ella se alejó, Logan juró que
podía ver todos sus peores temores en sus ojos, y decían todas las palabras
que ella no podía pronunciar.

Lo que presenció fue horrible. El dolor y el miedo arremolinándose en


esos ojos generalmente brillantes, eran desgarradores. Era el tipo de
angustia que uno nunca olvida, y mientras se cubría la boca luchando
contra un sollozo, Logan sabía que había pasado por un infierno. Un infierno
que necesitaba que le contara. Necesitaba que le explicara para
comprender exactamente qué le había pasado al hombre que amaba.

Le tocó la mejilla y de alguna manera se las arregló para hablar.

—¿Me lo vas a contar?

Respiró con dificultad antes de contestar:

—Sí.

Logan se sentó a su lado y cuando ella cogió su mano, se preguntó si


era tan fuerte como esta pequeña mujer, porque no estaba seguro de estar
listo para oír su historia.

—Acabábamos de terminar el día y Tate... Estaba subiéndose a su


moto para ir a verte.

—Esa maldita moto —murmuró con su estómago encogido mientras


recordaba todas las veces que había bromeado con Tate.

Rachel asintió y agarró su mano en la suya como si necesitara la


fuerza del otra persona para conseguir contar el resto.

—Tenía puesto su casco, gracias a Dios, así que protegió su cabeza,


pero el coche estaba yendo muy rápido. Y antes de que tuviera tiempo para
desplazarse, él... fue lanzado lejos, Logan.

Mordió su labio inferior y su barbilla empezó a temblar. Logan apretó


sus dedos, luchando contra sus propias emociones, incapaz de imaginar lo
que ella había visto… y no queriendo hacerlo.

—Corrí hacia él tan pronto como sucedió y estaba allí tirado en medio
de la calle. No se movía. Y sé que no se supone que toques a alguien, pero
solo no... No podía dejarlo allí.

148
El pecho de Logan le dolía hasta el punto de preguntarse si su
corazón aguantaría más. Era como si se estuviera partiendo en dos. Pero
necesitaba hacerlo, necesitaba saber más. Necesitaba saberlo todo. Así que
apretó los dientes y mantuvo la boca cerrada.

Mantente firme, Mitchell. Tienes que ser jodidamente fuerte.

—Tomé su mano y seguí diciéndole que estaba allí. Pero no se


despertó. Solo se quedó… ahí tirado. Tan quieto. Entonces llamé a la
ambulancia y a Cole, que dijo que te llamaría.

Cuando levantó los ojos hacia él, agitó la cabeza como si aún
estuviera en shock. Abrió la boca varias veces antes de decir:

—Lo siento. Lo siento tanto. Debería haberle hecho tomar un taxi


conmigo. Debería haberle advertido…

Logan no podía conseguir que su lengua trabajara para decirle que no


era culpa suya, así que, en su lugar, la cogió en sus brazos.

Tate. Su hermoso y testarudo Tate estaba en algún lugar del hospital,


inconsciente y luchando por su vida. ¿Y qué estoy haciendo? Estoy aquí
fuera tratando de no desmoronarme.

Vio a Cole mirándolos desde la silla de enfrente y entonces fue


cuando Logan se echó para atrás y le preguntó a Rachel:

—¿Los paramédicos o el médico dijeron algo antes de llevárselo?

Rachel trató de concentrarse en él a través de su vista borrosa por


las lágrimas.

—No mucho. Los oí discutir posibles costillas rotas y un ¿neumotórax?

Jesús. Esto no puede estar pasando, ¿verdad? Logan cerró los ojos e
intentó decirse que todo estaría bien. Tate estaba en cirugía. Estaba en el
mejor lugar que podía estar. Pero a pesar de todas las veces que se dijo
eso, la realidad era que estaba jodidamente aterrorizado.

Dejando ir la mano de Rachel, Logan se puso en pie como si estuviera


en trance y pasó junto a Cole, quien lo miró con una pregunta en los ojos.
Pero Logan no tenía respuestas, y quería algunas. Quería saber por los
médicos qué estaba pasando.

Se acercó al mostrador principal y esperó a que alguien lo viera allí


parado. Después de unos minutos, una joven morena vino a averiguar lo
que necesitaba.

—¿Puedo ayudarle, señor?

Logan asintió y se lamió los labios resecos.

149
—Quisiera información sobre... —Trató de decir el nombre de Tate
pero no podía pronunciar las palabras.

—¿Sobre quién, señor?

Estaba a punto de intentarlo de nuevo cuando Cole se puso a su lado


y dijo:

—Sobre Tate Morrison. Fue traído hace un rato. Lo llevaron


directamente a cirugía.

La morena se sentó y Logan se volvió hacia Cole con un silencioso


gracias en los ojos. Cole asintió y luego volvieron a prestar atención a la
mujer que tenían delante.

—¿Y cuál es su relación con el paciente?

La pregunta era muy simple, pero al mismo tiempo, mientras


resonaba dentro de su cabeza, Logan sabía que estaba a punto de volverse
extremadamente complicada.

—Soy su compañero. Me llamo Logan Mitchell.

La mujer entrecerró los ojos y luego los bajó a la pantalla que tenía
delante. Pasó el dedo por varias teclas y luego le devolvió la mirada.

—Lo siento, señor. Usted no aparece como contacto de emergencia


en el historial. Tendrá que esperar aquí fuera hasta que le notifiquen alguna
noticia.

Logan cerró los ojos y quiso ser paciente. Sintió una mano en su
brazo y sabía que era su hermano, y cuando abrió los ojos y lo miró a la
cara, Cole le dijo:

—Sentémonos.

Sí, eso no va a pasar.

—Disculpe —dijo Logan mientras se volvía a la recepcionista—. Creo


que no lo entiendes. ¿El hombre que está ahí dentro? Está conmigo y solo
quiero saber cómo está.

Ella asintió y le dio una sonrisa comprensiva que hizo que Logan
quisiera estrangularla.

—Lo entiendo perfectamente, señor. Pero la política del hospital


establece que la familia inmediata es la única a la que puedo informarle, y
hasta entonces, no puedo darle ningún detalle de su estado de salud.

Logan cerró los puños en la parte superior del mostrador mientras


una neblina roja nublaba su visión. Rápidamente perdió cualquier apariencia

150
de cortesía que tenía, y mientras su temperamento empezó a hervir,
recordó que perderlo no iba a llevarlo muy lejos.

—Solo quiero saber cómo está —intentó de nuevo, odiando el temblor


que podía oír en su voz—. Sr. Tate Morrison. ¿No puedes echarle un vistazo
y hacérnoslo saber…?

—Señor —interrumpió—, no se me permite decirle nada más. Un


miembro de su familia ha llegado, y cuando esté lista, estoy segura de que
vendrá y le dirá lo que quiere saber. Esas son las reglas del hospital.

—Que se jodan las normas —gritó Logan.

Cole lo sacó del mostrador.

—¿Quieres calmarte? No vas a conseguir ninguna respuesta así.

Logan miró a Cole como si quisiera matarlo.

—No estoy recibiendo respuestas de todos modos. —Entonces se dio


cuenta exactamente de lo que la mujer acababa de decir. Volviendo al
mostrador, dijo—: Dijiste cuando esté lista. ¿Es su contacto de emergencia
Diana Cline?

La mirada irritada en la cara de la recepcionista hizo que Logan


pensara que no iba a conseguir una respuesta. Pero debió tener un
momento de compasión, porque miró hacia abajo en la pantalla y frunció el
ceño.

Eso fue cuando se le ocurrió...

—Lo siento. Diana Morrison.

—Sí —asintió ella—. La Sra. Morrison llegó hace unos treinta minutos.

El temperamento que había sido la razón por la que la sangre


golpeaba en su cabeza, se le drenó en un instante.

Mientras Logan se alejaba un paso del escritorio, escuchó a Cole decir


su nombre, pero no pudo responder porque su corazón finalmente se había
roto.

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CAPÍTULO 15
LOS SEGUNDOS DIERON PASO A LOS MINUTOS, los
minutos se convirtieron en horas, y en algún momento alrededor de las tres
de la mañana, Logan se encontró en la misma silla en la que había caído
antes. No había dicho una palabra desde su conversación con la
recepcionista.

Cole había tomado el asiento a su izquierda, y sentado junto a él


estaba Rachel, que tenía la cabeza apoyada en el hombro de su marido. Los
dos tenían los ojos cerrados. Logan envidiaba la paz que debían sentir en
ese momento porque habría hecho cualquier cosa para poder escapar de la
necesidad de saber lo que estaba sucediendo detrás de las blancas puertas
dobles, a solo unos pasos de él.

La gente había ido y venido de la sala de espera. Fueron vistos,


sanados y mandados a casa con unas pocas píldoras… vivirían para ver otro
día. En cuanto a él, estaba esperando en una habitación con sus ojos fijos
en una puerta con la esperanza de ver a la única persona que pensó que
nunca querría volvería a ver.

Diana. Era la única que podía conseguirle acceso, y había repasado


todo tipo de conversaciones imaginables así que estaba preparado para
cuando… o si… decidiera salir.

Logan apretó los ojos y se pasó una mano por la cara. Se frotó sus
arenosos ojos y luego miró el reloj en la pared. Horas. Habían pasado
literalmente horas, y no sabía nada más de lo que le habían dicho al
principio.

Y en realidad, ¿cuáles son las probabilidades de que venga aquí y me


diga algo más?

Si era honesto, ella era la última persona con la que él querría


enfrentarse si la situación fuera al revés, y mientras esa dura verdad se
asentaba en la boca de su estómago, sintió que la bilis se elevaba en su
garganta.

—¿Logan?

Sin deseo de apartar los ojos de las puertas cerradas que conducían a
los pasillos interiores del hospital, no se molestó en girar la cabeza.
Permaneció callado y concentrado.

Ahí fue cuando una mujer con una bata de laboratorio blanca y un
vestido negro se puso delante, bloqueando su vista de la puerta. Levantó la

152
cabeza, listo para decirle que se apartara del camino, pero cuando su visión
se aclaró, la doctora resultó ser alguien que conocía. Estaba casi
sorprendido por el dolor al ver quién estaba parado frente a él.

—¿Logan? —dijo ella otra vez, inclinándose para tocarle el hombro.

—¿Shelly?

Ella le sonrió con una sonrisa triste mientras intentaba averiguar lo


que estaba pasando.

—Hola.

Parpadeó un par de veces, y cuando no podía pensar en nada que


decir, ella le ofreció una mano.

—¿Quieres venir a dar un paseo conmigo?

La rubia atrevida que conoció hacía unas semanas, en la noche de


juegos, no se encontraba por ningún lado. En su lugar había una médica
muy profesional. Pero Logan no se movía. Sacudió la cabeza y se apartó de
ella.

—No. Estoy esperando.

Ella volvió a ponerse delante y se agachó para que estuvieran al


mismo nivel, y mientras le hacía un ligero gesto de asentimiento, le dijo:

—Lo sé. —Le colocó una mano en la rodilla y apretó suavemente—.


No sé si Cole te lo dijo, pero soy neumóloga aquí en el hospital. —Cuando
estaba claro que él no iba a decir nada, ella le dijo—: Ven a dar un paseo.
—Y se enderezó.

Cuando la miró, la expresión en sus ojos finalmente lo hizo ponerse


de pie en silencio. Cole y Rachel seguían descansando y no quería
despertarlos.

Shelly miró a los dos y sonrió.

—Les diré a una de las chicas de allí que les deje saber que estás
conmigo si se despiertan.

Después de que Logan estuvo de acuerdo, se acercó a la recepción,


charló con una de las mujeres detrás de ella, y luego se volvió hacia él. Miró
por última vez a las puertas dobles y luego a Shelly, decidiendo que cinco
minutos hablando con ella no le haría daño, ¿verdad?

Caminó hasta donde le esperaba y luego la siguió mientras ella


caminaba hacia las máquinas expendedoras.

153
—Siento mucho lo de Tate. Espero que no te importe, pero Cole me
llamó esta noche después de que llegaste a Urgencias y te negaron
cualquier información sobre su estado.

Logan todavía no tenía nada que decir, así que se quedó callado
hasta que Shelly dejó de caminar. Luego él también detuvo sus pasos.

—No se supone que haga esto, pero… —Le agarró del brazo y lo
metió en una pequeña habitación donde había dos fuentes de agua—. Sé lo
mucho que te importa, y si fuera tú me estaría volviendo loca...

La leve inflexión sureña que entró en su tono tenaz fue la primera


cosa que se deslizó a través del estado de entumecimiento de Logan, pero
aun así, no fue suficiente para obtener una respuesta verbal.

—Hablé con el cirujano que operó a Tate cuando lo trajeron y me


enteré de cuanto pude. Lo primero que necesitas saber es que su condición
es grave. Lo han catalogado como paciente con diagnóstico reservado.

Logan dio un paso atrás y usó la pared como punto de apoyo para
sostenerlo en caso de que sus rodillas se le doblaran al escuchar lo que iba
a decirle.

—Se rompió una clavícula y dos costillas, una de ellas perforó su


pulmón derecho, causándole un colapso. También conocido como
neumotórax.

—Oh, Dios —murmuró Logan, las palabras se le escaparon sin ningún


pensamiento consciente, mientras se pasaba una mano por el pelo.
Agarrando la nuca, se raspó el labio superior con los dientes inferiores,
tratando de evitar dar el grito que brotaba de su interior.

—Sé que esto es difícil de oír. ¿Quieres que pare? —Shelly le cogió el
brazo, en una muestra física de apoyo.

Logan agitó la cabeza y trató de evitar las lágrimas… necesitaba


mantenerse cuerdo.

—De acuerdo. Después de que le insertaron un drenaje y aliviaron el


aire en el pulmón, su condición empeoró y tuvieron que colocarle un
respirador. Pensaron que eso sería suficiente, que conseguirían estabilizarlo
y comenzaría a curarse pero hace unos treinta minutos, uno de mis colegas
fue llamado a su habitación. La condición de Tate… —se detuvo y Logan no
se atrevió apartar la mirada de ella—, continúa deteriorándose, y han
empezado la ventilación pulmonar diferencial.

Trató de mantenerse al día con toda la jerga médica que ella estaba
usando, pero la última parte...

154
—¿Qué significa eso? ¿Diferencial? —Su voz estaba rasposa, y sabía
que era por luchar contra el nudo emocional de su garganta y el no haber
hablado durante todo el día.

Cuando Shelly se acercó a su lado y bajó su mano por el brazo para


tomar su mano, él miró sus ojos comprensivos y sintió temblar todo su
cuerpo.

Obviamente, no significaba nada bueno.

—Significa que tiene dos respiradores, uno en cada pulmón. Están


haciendo más radiografías y pronto sabremos más.

—Jodido infierno —maldijo Logan, incapaz de pensar en cualquier


otra cosa que remotamente transmitiera cada sentimiento que tenía en ese
momento.

Tate estaba aquí, con Dios sabe cuántos tubos y agujas entrando y
saliendo de su cuerpo y no era capaz de hacer jodidamente nada. Era un
inútil. Impotente. Y cuanto más lo pensaba, más enfurecido se ponía.

—¿Viste a alguien con él? —dijo agitado—. No debería estar solo en


este momento y como los guardias de tu recepción no me dejan entrar...

Shelly se estremeció, pareciendo incómoda, pero luego dijo


suavemente:

—Sus padres están allí. Y también otra mujer.

Logan dejó que la rabia dentro de él se desbordase, dando la


bienvenida a la emoción, mientras se separaba de la pared y se alejaba de
Shelly.

Lo mejor era no estar cerca de nadie… se sentía homicida.

—¿Sus padres están ahí dentro? Jesús, no me extraña que su estado


se deteriore. Pensaba que se supone que para curarte estés con gente que
te quiere y ¿está atrapado con su ex-mujer y unos padres que lo
repudiaron? Un trabajo increíble. Este hospital está realmente al borde de la
mierda.

—¿Logan? —dijo Shelly.

—¿Qué? —le dijo, rodeándola. Sabía que no era su culpa, pero en


este momento, era la única con la que podía dejar salir su ira—. El hombre
al que amo está en algún lugar de este maldito edificio, rodeado de gente
que prácticamente lo arrojó a la calle como un pedazo de basura. Y ni
siquiera se me permite ir a verlo. Qué maldita broma.

—Sé que esto es frustrante.

155
—¿Frustrante? —Se burló—. No, ¿sabes lo que es frustrante? Cuando
ves a alguien a quien realmente quieres follar y no puedes porque sigue
diciendo que no. Me he sentido frustrado. Esto... esto es una agonía.
Tormento más allá de cualquier cosa que haya sentido antes —se detuvo y
cerró los ojos antes de susurrar—. Esto es el infierno.

Shelly se le acercó y le apretó las manos.

—Déjame ver qué puedo hacer para conseguir llevarte allí dentro,
¿vale? Hasta entonces, vigilaré su progreso. ¿Oye?

Logan la miró.

—¿Sí?

—Tiene suerte de tenerte.

Logan asintió mientras caminaba a su alrededor.

—¿Vas a volver a la sala de espera?

—Sí —murmuró, su ira se había agotado.

—De acuerdo. Tengo rondas, pero volveré antes de irme a casa. Si


algo cambia, te lo hare saber. Aguanta ahí. Va a necesitarte cuando
despierte.

Mientras ella se alejaba, Logan se quedó con el que pensamiento que


había estado intentando evitar. Si se despierta.

HACÍA POCO MÁS DE DOS HORAS QUE EL SOL


HABÍA SURGIDO Y CUANDO EL RELOJ EN LA SALA
DE ESPERA MARCABA LAS OCHO, Logan estiró el cuello de
un lado a otro. Acababa de decirle a Cole y a Rachel lo que Shelly le había
dicho, y después de superar el shock inicial de la gravedad del estado de
Tate, Cole se había ofrecido como voluntario para conseguirles un café de
verdad.

Mientras Logan se inclinaba y descansaba sus codos sobre sus


rodillas, frotó sus manos en su cansado rostro. El rastro de barba de un día
le arañó las palmas de las manos y se dio cuenta de lo desaliñado que
estaba. Su chaqueta estaba toda arrugada y su corbata colgaba suelta
alrededor de su cuello. Todos ellos parecían que habían salido de un
infierno, lo que era comprensible teniendo en cuenta el día y la noche que
habían tenido.

156
Cole había intentado convencerlo de que se fuera a casa y se
duchara, pero no había fuerza en la tierra lo suficientemente grande como
para hacerle salir del hospital.

Quería ver a Tate. Necesitaba ver por sí mismo que todavía estaba
allí, que todavía está aquí conmigo. Y hasta que no lo consiguiera, no iba a
ninguna parte.

Tratando de mantenerse ocupado, desabrochó los botones de sus


muñecas y empezó a enrollar las mangas de su camisa. Cuando estaba a
mitad de camino con la segunda, las puertas dobles se abrieron y la
persona que irónicamente esperaba que saliera... lo hizo.

Diana Cline… o debería decir, Diana Morrison… se detuvo justo fuera


de las puertas y escaneó la sala de espera. Sus ojos aún no lo habían visto
y cuando Logan se puso en pie, notó que la ex de Tate se veía terrible.

Su pelo estaba hecho un lío recogido en la parte superior de su


cabeza, estaba vestida con pantalones holgados y el suéter que llevaba
puesto parecía tres tallas más grande. Parecía una mujer que había estado
sentada y de repente tuvo que dejar todo e irse a algún lado.

Diana se veía tan mal como se sentía.

Cuando sus ojos finalmente se detuvieron y se cruzaron con los


suyos, sus manos comenzaron a sudar y tuvo que llevarlas a sus pantalones
para limpiarlas. Esto era todo. Este era el momento que había estado
esperando. El momento en que, si lo necesitaba, se arrastraría a sus pies
para ver a Tate… aunque fuera solo por un segundo.

Dio un paso hacia ella y cuando sus ojos se abrieron de par en par,
Logan levantó una mano, tratando de transmitirle que estaba... ¿qué? ¿En
son de paz?

La barbilla de Diana comenzó a temblar al acercarse a ella. Sus ojos


rojos parpadeaban frenéticamente y el pulso de Logan aumentó. Estaba tan
cerca, pero justo cuando abrió la boca para decir algo, ella agarró
fuertemente su bolso, se giró y salió corriendo por las puertas automáticas.

Mierda.

—¡Diana! —gritó. No. Maldición, pensó mientras la veía irse.

Estaba a dos segundos de perseguirla cuando las puertas se abrieron


de nuevo y allí, justo delante de él, estaba el padre de Tate.

—Sr. Mitchell, ¿verdad?

157
Logan dejó caer su mano y trató de hablar. Pero mientras estaba de
pie ante el Sr. Morrison, todo en lo que podía pensar era en la última vez
que había visto a este hombre y que tenía los ojos de Tate.

Entonces el hombre dijo algo que Logan nunca esperó oír.

—Tenemos que hablar.

Logan siguió al padre de Tate hasta un área vacía en la sala de


espera. Los ojos de Rachel estaban puestos en ellos y Logan asintió con un
pequeño gesto indicando que estaba bien, antes de sentarse frente al
hombre que parecía exhausto.

—¿Está bien? —preguntó rápidamente Logan, sin saber lo que iba a


decir pero con la necesidad de preguntarle a alguien que lo había visto.

—Está en mal estado.

—Si estás aquí para decirme que me vaya, puedes olvidarlo —dijo—.
No me iré hasta que lo vea. Si tengo que esperar dos días, dos semanas,
dos malditos meses… no me iré.

El padre de Tate levantó la mano y asintió con severidad.

—No estoy aquí para decirte que te vayas.

Logan se tragó su siguiente argumento y en vez de eso preguntó:

—¿No lo estás?

El Sr. Morrison se encontró con su mirada fija, recordándole mucho a


su hijo. No hubo ninguna discusión donde Tate se echara atrás y Logan
pudo ver de dónde había sacado su determinación.

—No, no lo estoy. Estoy aquí para decirte que nos vamos.

Logan entrecerró los ojos y se sentó.

—No lo entiendo.

—En un par de horas, llevaré a la madre de Tate y a su hermana a


casa para conseguir comer algo y asearnos. Entonces las traeré de vuelta
esta tarde alrededor de las cuatro.

Mientras oía lo que le decía, Logan estaba completamente perdido por


las palabras. Este era la última persona de la que esperaba que mostrara
compasión. Nunca, ni en un millón de años habría adivinado que el padre de
Tate sería el que le dejaría entrar para ver a su hijo, pero eso era
exactamente lo que estaba haciendo. ¿No es así?

Solo para asegurarme, Logan dijo cautelosamente:

158
—No puedo entrar sin…

—Tienen tu nombre —dijo el Sr. Morrison, y luego se puso de pie.

Logan miró al hombre alto que se erguía sobre él, y en ese momento,
sintió las lágrimas que había estado guardando desde el momento en que
respondió a la llamada de Cole, deslizándose sobre sus mejillas.

El regalo que este hombre acababa de hacerle era... era...

—Gracias.

—No me lo agradezcas. Todavía no estoy de acuerdo con todo esto,


pero Diana mencionó que justo antes entrar al quirófano, Tate recuperó el
conocimiento por unos segundos. Lo último que dijo antes de quedarse
inconsciente fue: Decirle a Logan que sí.

Logan llevó su mano a la boca y la puso entre sus labios, intentando


contener el abrumador dolor que esas palabras le habían causado. Incluso
estando acostado en una mesa de operaciones, dentro y fuera de su
conciencia, Tate lo había buscado.

—No sé de qué hablaba, pero esta es mi forma de honrar sus


palabras. Estoy diciéndote que sí. Puedes entrar ahí. Míralo, habla con él,
pero no estar allí cuando traiga a su madre de vuelta. Si puedes hacer eso,
me alegro de que intentes despertar a mi hijo.

Logan asintió, dispuesto a tomar cualquier cosa en este momento. El


padre de Tate asintió con un último gesto, y mientras se alejaba, Logan se
puso en pie y de alguna manera se abrió camino por el pasillo por el cual
Shelly le había llevado más temprano esa mañana.

Cuando encontró la pequeña habitación con las fuentes de agua,


entró en ella y se deslizó hacia abajo por la pared, hasta que se agachó con
la espalda contra ella. Se puso los brazos alrededor de las rodillas, puso su
cabeza sobre ellas, y finalmente soltó cada emoción reprimida que había
sentido durante las últimas veinte cuatro horas.

Los sollozos le sacudieron el pecho y se agarró las rodillas más


fuerte, tratando de mantenerse. El dolor dentro de su corazón era
insoportable, como si alguien lo arrancara de su cuerpo, y mientras abría
las compuertas para liberar algo de la tensión, simplemente se intensificó
hasta que físicamente le dolió más que llorar.

Logan levantó la vista al techo blanco que tenía encima. Sus ojos le
picaban por las lágrimas que había derramado, y mientras pensaba en el
hombre que finalmente iba a ver en un par de horas, envió una oración al
Dios en el que Tate creía tanto.

159
—Por favor... —Empezó a secarse las mejillas—. Si estás ahí arriba y
me escuchas, sé que no me lo merezco, pero él sí. Realmente se lo merece.
Déjame verlo hoy. Déjame decirle cuanto lo amo.

Arrastró la parte posterior de su mano por la boca mojada y pudo


saborear la sal en sus labios, antes de susurrar:

—Por favor, escúchame... solo esta vez.

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CAPÍTULO 16
ALGO MÁS TARDE, Logan se encontró siendo conducido a
través de las puertas dobles de Urgencias y por varios sinuosos pasillos. No
tenía ni idea de cómo llegó a la UCI, pero de alguna manera, allí es donde
terminó.

La enfermera que lo había buscado señaló al otro lado del pasillo, a la


habitación número tres y le dijo que Tate estaba dentro. Con la chaqueta
apretada en la mano, Logan dio varios pasos hacia la puerta corredera de
cristal, petrificado por lo que vería al otro lado, pero al mismo tiempo,
necesitando saber. A medida que se acercaba, se recordó respirar, pero
nada podría haberlo preparado para lo que vio cuando miró dentro.

En el centro de la habitación había una solitaria cama rodeada de


montañas de equipo. Pero fue el hombre acostado en la cama, sobre su
espalda, con sábanas blancas y rígidas alrededor de su cintura, lo que hizo
que Logan buscara la pared para apoyarse.

Los brazos de Tate estaban inmóviles a sus lados. Uno tenía una vía
intravenosa insertada en la parte superior de su mano y el otro tenía una
pinza pequeña y azul en su dedo índice que controlaba su pulso. Pero eso
no fue lo que tenía a Logan agarrando el marco tan fuerte que sus nudillos
estaban blancos. No, fue debido al tubo de drenaje insertado debajo de sus
costillas de color púrpura en el lado derecho y la maraña de tubos
enrollados desde las sofisticadas máquinas hasta la boca.

—Es difícil de ver, ¿no?

La suave voz venía de detrás de él, así que Logan se giró,


sorprendido al encontrar a Diana. Pero no lo estaba mirando. Estaba
mirando fijamente a través del vidrio al hombre que yacía en silencioso
reposo.

—Todavía no puedo creerlo cuando estoy ahí dentro. —Entonces lo


miro a los ojos. Logan vio la rojez en ellos por las horas de llorar a su
alrededor. Supuso que los suyos se veían muy parecidos—. Que es
realmente él, ¿sabes?

De todas las formas en las que Logan pensó que volvería a hablar con
Diana, ninguna era ésta. Esperaba, cuando estaba afuera, que ella lo viera,
pero después de que huyó, se imaginó que eso era todo.

—Lo sé —dijo, sorprendido cuando ella se puso a su lado. Miró su


perfil cuando tocó el cristal.

161
—Realmente te ama.

Logan se enderezó y dejó caer su mano de la pared para agarrar la


chaqueta entre los dos. Tantas cosas habían pasado por su cabeza y
corazón en los dos últimos días, pero nunca había esperado estar aquí
parado discutiendo esto con Diana, de todas las personas.

Todos los comentarios de sabelotodo o las respuestas arrogantes que


solía dar en este tipo de situaciones desaparecieron en un instante, y se
encontró... sin palabras.

—Cuando llegué a casa de la universidad hace años y Tate y yo... —


Le dio una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojos cuando lo miró—.
Cuando nos juntamos, le rogué que se lo dijera a sus padres y no quiso. —
Se rió un poco y miró a Tate a través del cristal—. Estaba preocupado por
cómo reaccionarían dado que era amiga de la familia. Le llevó meses...
meses para finalmente decírselo. Y contigo… —Dejó de hablar y se encogió
de hombros—. Pensé que si lo amenazaba, que si le obligaba a tener que
decírselo, lo negaría. Que vendría a la casa para el almuerzo del domingo y
me diría que no te volviera a mencionar. Pero no lo hizo. Ese cabezota te
trajo a casa para almorzar. Un hombre. Nunca esperé que hiciera eso. No a
su católica madre. ¿Y sabes qué? —preguntó, volviéndose completamente
hacia él.

Logan miró a la mujer que les había causado tantos problemas, y en


ese instante, no sintió nada de la animosidad que tuvo una vez. Sintió
simpatía por la mirada derrotada en sus ojos.

—Nunca lo habría hecho si no te amara con cada fibra de su ser.

Cuando ella puso una mano en su brazo y se acercó, Logan sostuvo


el aliento por lo que fuera que estaba a punto de decir.

—Ámalo —susurró—. Ámalo y no dejes de hacerlo nunca, ni por un


segundo. Porque confía en mí... perderlo se siente mucho peor que estar
fuera de esta puerta ahora mismo.

Antes de que Logan pudiera responder, se movió a su alrededor y se


alejó.

BEEP... BEEP... BEEP.

Ese fue el primer sonido que golpeó los oídos de Logan al deslizar la
puerta hacia afuera, enderezando sus hombros mientras entraba.
Asegurándose de cerrar detrás, se animó y caminó por la habitación de
Tate.

162
Logan colocó su chaqueta sobre el brazo del sillón reclinable de la
esquina y lentamente se acercó hacia la intimidante cama en la que Tate
estaba tendido. Tenía una gorra quirúrgica puesta sobre sus rizos,
probablemente para mantenerlos alejados de su boca y de los tubos
asegurados a sus labios. Sus hermosos ojos estaban cerrados con cinta
adhesiva y pegados a su liso y bronceado pecho, había almohadillas
conectadas al monitor cardíaco.

La imagen era desgarradora.

Logan se acercó por el lado izquierdo de la cama, contento por la silla


que estaba allí cuando prácticamente cayó en ella y miró fijamente al
hombre silencioso que tenía delante. Era como mirar a un extraño, porque
en vez de ver al hombre fuerte, obstinado y adorable que estaba
acostumbrado a ver, miraba a alguien que era una simple concha de sí
mismo.

Se acercó al borde del asiento y cogió la mano de Tate.


Sorprendentemente, estaba caliente, y mientras Logan bajaba la cabeza y
apretaba sus labios contra los dedos de Tate, sintió que su cuerpo
empezaba a temblar cuando el choque de verlo de esta manera comenzó a
abrumarlo.

Las lágrimas se estaban deslizando de nuevo mientras continuaba


besando los nudillos de Tate. Entonces miró su cara y dijo las palabras que
sabía que diría si los ojos de Tate estuvieran abiertos.

—Culo testarudo. No sé si puedes oírme ahora mismo, pero maldita


sea, Tate, necesito que despiertes. — Cerrando los ojos, Logan apretó los
dedos que sostenía y le preguntó—: ¿Recuerdas nuestra primera cita? —
Sabía que no obtendría una respuesta, pero pensó en lo que el padre de
Tate le había dicho.

Míralo, habla con él... Haz que mi hijo despierte.

—Sabes, ¿la que trataste de avergonzarme ordenando una mamada?


Creo que nunca te lo he dicho, pero esa fue la primera vez que pensé en lo
lejos que llegaría para conservarte.

Apoyando los brazos en la cama, Logan acarició con su pulgar la


parte posterior de la mano de Tate.

—Estabas preparándote para decirme que dejara de pasar por el bar,


que dejara de verte, y recuerdo lo enfadado que estaba por lo que sugerías,
pero al mismo tiempo, me aferraba a cualquier cosa que te hiciera
quedarte. Entonces hiciste lo único a lo que no puedo resistirme. Tú me
desafiaste. Me retaste a intentar algo contigo y solo contigo.

163
Logan se detuvo y agitó la cabeza, sin saber si algo de esto
funcionaría, pero dispuesto a hablar durante horas si era necesario.

—Así que te estoy desafiando. Despierta. Despierta y dime que tenías


razón. Que eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. —Logan cogió
temblorosamente aire y luego lo dejó salir mientras pasaba los ojos por el
cuerpo de Tate—. Y que nunca tuve una oportunidad. Te amo, y no te voy a
dejar ir. Ni ahora ni nunca. También puedo ser testarudo. ¿Lo entiendes?

Cuando la única respuesta que recibió fue el pitido de las máquinas,


Logan se sentó en la silla y dejó que sus ojos vagaran por la habitación. No
fue hasta que aterrizaron en los cajones de la otra parte que notó una bolsa
de plástico. Se puso en pie, se acercó y vio la ropa de Tate dentro. Logan la
abrió y cogió su chaqueta negra de cuero, notando que en un brazo tenía
un agujero por el accidente. Pero aparte de eso, estaba como siempre.

Se volvió a la cama y se puso el cuero en la cara. Puso su rostro en el


cuello de gastado material, y mientras el olor de Tate lo rodeaba, cerró los
ojos y pensó en la última vez que lo había visto.

Cuando los volvió a abrir, notó la pizarra detrás de la cabeza de Tate


con el día, fecha y hora y se sorprendió. La última vez que lo vi... ¿el lunes
por la mañana? Y solo es martes. Mierda. Parecía que había pasado una
eternidad.

Con la chaqueta de Tate en la mano, volvió a la silla junto a la cama


y se acomodó en ella. Entonces sacó el teléfono de su bolsillo trasero para
que no se le clavara en la cadera. Desde que llegó al hospital, lo había
tenido en vibración, pero mientras estaba sentado en la habitación
silenciosa, tuvo una idea.

Había oído en alguna ocasión que la música era una buena manera de
llegar a los que estaban inconscientes, incluso aportaban recuerdos a
aquellos que habían perdido los suyos… ¿por qué no intentarlo todo?

Mientras Logan recorría su lista de música en su teléfono, buscando


la canción que quería, notó un trozo de papel que había caído al suelo. Se
agachó y lo recogió, abriéndolo.

En la parte superior, garabateado con la letra de Tate, decía:


Posibles localizaciones de bares.

Debajo había varios lugares listados con marcas de verificación junto


a ellos o con cruces pero lo que llamó la atención de Logan fue el final de la
lista. Estaba rodeada varias veces con una marca, y junto a ella, Tate había
escrito: Lugar perfecto. Un precio decente. Mostrar a Logan.

164
Eso no habría sido demasiado significativo excepto por lo que había
aparte de esas… tres simples palabras. Las mismas palabras que el padre
de Tate le había dicho antes. Decirle que sí.

Por primera vez en días, Logan sintió sus labios temblar, deseando
sonreír mientras volvía a doblar el trozo de papel y lo metía en el bolsillo de
la chaqueta.

Por supuesto, pensó mientras presionaba play en su teléfono. Incluso


cuando finalmente estás listo para dame lo que quiero, te burlarás de mi
primero.

Mientras la canción de Peter Gabriel, Solsbury Hill, llenaba la


habitación, Logan se puso de pie, colocó la chaqueta en la silla y luego se
inclinó hacia abajo hasta que se acercó lo suficiente como para presionar
sus labios contra la frente de Tate.

—Vamos, Tate. Es hora de despertar y decirme que sí.

LOGAN NO PODÍA RECORDAR CÓMO HABÍA


TERMINADO EN EL COCHE DE COLE, PERO CUANDO
SUS OJOS SE ABRIERON Y se dio cuenta de donde estaba, se
sentó como si alguien lo hubiera sacudido brutalmente.

¿Cómo…?

—¿Qué mierda, Cole? —preguntó mientras miraba a su hermano.

Cole apartó los ojos del camino y le miró con un ceño fruncido de
preocupación en la cara.

—Necesitas una ducha, hermano. Una ducha, algo de comida y quizá,


oh, no sé, diez minutos de... descanso ininterrumpido.

—Jódete. Llévame de vuelta.

—No —le dijo Cole, y Logan tenía la urgencia de darle un puñetazo en


la mandíbula.

—Llévame. De. Vuelta.

—No.

Esa respuesta lo estaba cabreando de verdad, y cuando Logan se


desabrochó el cinturón de seguridad, Cole cruzó la mano y le calmó.

165
—Piensa en lo que estás haciendo. ¿Realmente crees que serás bueno
para Tate si no puedes funcionar? ¿Si tú mismo estás enfermo?

Logan quería decirle que se fuera al infierno, pero el jodido astuto


tenía razón. Cole liberó su agarre y llevo su mano de vuelta al volante
mientras conducía a través de las tranquilas calles.

—No voy a fingir que entiendo por lo que estás pasando, pero te diré
esto: si Rachel estuviera allí dentro y tú me hicieras esta mierda... yo
querría matarte. Pero piensa por un minuto y te darás cuenta de que
intentamos ayudarte.

Optando por callarse sus furiosas palabras, Logan miró por la ventana
frontal y se quedó en silencio. Cole tenía razón. Quería matarlo. Estaba
furioso porque lo había alejado de Tate.

—¿Y si pasa algo y no estoy allí?

—Shelly prometió que, si algo cambiaba… ¿Oye? —Cole paró de


hablar y le chasqueó los dedos.

Logan giró la cabeza para mirarlo.

Luego continuó:

—Si algo cambia, llamará.

Logan no se molestó en responder. Volvió a mirar por la ventana


mientras Cole continuaba hablando.

—Rachel se fue a casa con Lena para que pudiera cuidarla y tú te


quedas conmigo.

—Qué maravilloso —murmuró Logan.

—¿Qué dijiste?

—Dije, que jodidamente maravilloso.

—Logan… —suspiró Cole.

—¿Qué?

—Eras como un maldito zombi cuando saliste de su habitación.


Apenas fuiste coherente. Necesitas recuperarte.

Rodando los ojos, Logan agitó la cabeza y escupió:

—¿Cómo sabes lo que necesito? Necesito estar allí. Con él.

Cole llegó al estacionamiento del condominio de Logan, y mientras


tecleaba el código y entró en el área de visitantes, permaneció en silencio.

166
No fue hasta que aparcó el coche y sacó las llaves, que Cole realmente le
contestó.

—Escúchame un segundo. Sé que quieres estar allí. Pero no hay


forma de que me siente ahí y deje que tu salud se vaya a la mierda. Tengo
tres personas de las que estoy preocupado actualmente, y si puedo sacarte
de la lista de va a desmoronarse, eso sería estupendo, malditamente
increíble. ¿Lo entiendes?

Logan abrió la puerta del coche y se las arregló para salir, lo cual fue
una hazaña, considerando lo temblorosas que estaban sus piernas.
Agarrándose al coche, se aferró por un momento cuando todo empezó a
girar a su alrededor. Se sentía como la mierda, y antes de que se diera
cuenta de lo que iba a pasar, Logan agarró su estómago y vomitó por todo
el piso de cemento.

—Mierda, Logan, ¿estás bien?

Mientras las palabras de Cole le llegaban a los oídos, el estómago de


Logan se convulsionaba por segunda vez, y lo que fuera que quedaba
dentro de él salió exactamente como la primera ronda.

Jesús... ¿Qué demonios está pasando?

—Eres un maldito desastre —dijo Cole mientras pasaba su brazo


alrededor de su espalda y le agarraba la cintura.

La cabeza de Logan colgaba y su pelo caía en sus ojos mientras el


estrés, la conmoción y, joder, todo lo demás finalmente le pasaba factura.

—Arriba. Vamos. Tenemos que llevarte arriba. —Cole lo levantó hasta


que pudo lanzar su brazo sobre sus hombros.

Logan llevó sus enrojecidos ojos a los suyos.

—De acuerdo —aceptó finalmente.

—¿Puedo decir lo agradecido que estoy de que esperaras hasta que


estuvieras fuera del coche para hacer eso?

Logan tomó una respiración con un sabor agridulce en la boca.


Realmente necesitaba una ducha y, ahora, su cepillo y su pasta de dientes.
Después de cojear con Cole, se apoyó en la pared y esperó al ascensor.

Cuando entraron, una de las cejas de Cole se levantó mientras


preguntaba:

—¿Estarás bien aquí?

Logan hizo un pequeño gesto antes de que el ascensor los llevara a


su piso.

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Cole lo llevó al otro lado del pasillo, a su condominio, y cuando la
puerta se cerró detrás de ellos, Cole dijo:

—Vamos. Necesitas una ducha. Entonces, una vez que te sientas


preparado, te llevaré de vuelta. Te lo prometo. Vas a estar allí cuando
despierte.

Logan se tambaleó en su oscuro salón, las palabras de Cole


repitiéndose en su cabeza. Se detuvo y miró por las puertas de su balcón a
una vista que pensó que lo haría siempre feliz, ahora, en cambio, se
encontró preguntándose si alguna vez volvería a experimentar ese
sentimiento.

Cuando Cole se adentró más en su casa, Logan finalmente expresó su


mayor temor:

—¿Y si nunca despierta?

—Lo hará.

Logan rodeó a Cole y preguntó:

—¿Y si no lo hace? No lo viste, Cole. Está conectado a tantas malditas


máquinas que era difícil saber dónde acababan ellas y donde empezaba él.
Joder, me siento enfermo de nuevo.

Cole dio un paso hacia él y agarró su hombro en una mano y su


barbilla con la otra.

—¿Estás bien?

La pregunta podría haber tenido muchas respuestas diferentes, pero


todas ellas fueron resumidas en un tranquilo:

—No.

—Estamos todos aquí para ti, ¿vale? Para lo que necesites. El trabajo
está cubierto. La comida está cubierta. Lena y Mason la traerán. Vamos a
superar esto, y cuando Tate se despierte, todos vamos a patearle el culo.

Logan asintió mientras se deslizaban las lágrimas que no paraban de


formarse.

—Jodidas lágrimas. Nunca he llorado tanto en toda mi vida.

Cole le dio un fuerte abrazo y le dijo al oído:

—Llora tanto como quieras. ¿Me oyes? No sirve de nada mantener la


mierda embotellada. Solo encuentra otras salidas. Como a través de tu
maldito estómago. ¿De acuerdo?

168
Logan golpeó la espalda de su hermano. Cole tenía razón… como
siempre. Pero eso no es lo que realmente le aterrorizaba.

—No sé qué haré si no se despierta. No creo que pueda hacer esto.


Quiero decir, esto… Es... Es...

—Se va a despertar. —Cole se retiró, y Logan se sorprendió al ver


que a su hermano le brillaban los ojos—. Ese hombre... es un hombre
decidido y es un luchador. Luchó por ti, ¿no es así?

Logan asintió.

—Exactamente. Ve a ducharte, acuéstate durante treinta minutos y


luego te llevaré con él. ¿Trato hecho?

Logan pasó junto a él y cuando llegó a la puerta de su dormitorio,


miró hacia atrás para ver Cole caminando hacia las puertas del balcón,
pasando una mano por su cabello. Cogió su teléfono del bolsillo, y mientras
Logan estaba allí, escuchó a su hermano saludar a su esposa.

—¿Rach? Hola, ¿cómo estás? —Se detuvo y luego dijo con toda
reverencia—. Te quiero tanto. Por favor, cuídate.

Sí, si alguna vez hubo un momento para decírselo a alguien, es


ahora, pensó Logan mientras se dirigía a solo a la ducha.

169
CAPÍTULO 17
BEEP... Beep... Beep...

¿Qué es ese ruido? Pensó Tate mientras intentaba abrir los ojos. Se
sentían pesados como el plomo y después de varios intentos, finalmente
decidieron obedecer y todo lo que le rodeaba se hizo visible. Una vista
blanca y borrosa.

Parpadeó un par de veces, pensando que debía de haberse dormido


profundamente, y luego lo intentó de nuevo. Escuchó el incesante sonido de
un pitido a su alrededor, y mientras la niebla comenzaba a disiparse y la
habitación se aclaraba más, Tate se dio cuenta de que algo no estaba bien.
De hecho, estaba muy mal.

Tenía un dolor punzante en el lado derecho y uno de sus brazos


estaba envuelto en un vendaje, atrapado en el pecho, sosteniendo su
hombro inmóvil. En el otro lado, tenía una intravenosa.

Una intravenosa... El hospital... El insoportable dolor en mi hombro...


¿Qué demonios pasó? ¿Dónde está Logan?

Sus ojos revisaron la habitación hasta que se detuvieron en la


espalda de una mujer de pelo corto y moreno… Rachel. Abrió la boca y dijo
su nombre, pero estaba sorprendido por el sonido áspero que surgió. No
sonaba nada parecido a él y Rachel había salido sonando más como:

—Ray.

La mujer que estaba parada junto a la puerta de cristal se giró de


todos modos, y cuando la cara de Diana apareció a la vista, el corazón de
Tate vaciló.

¿Qué demonios está haciendo aquí? Fue su primer pensamiento, pero


rápidamente lo apartó a un lado mientras sus ojos frenéticamente se
movían hacia el otro lado de la habitación.

Nadie más estaba allí con ellos. Solo Diana y él… en una habitación
de hospital.

Jesús, ¿me quedé dormido y me desperté en un jodido universo


desconocido? ¿Y dónde está Logan?

—Oh, Dios. Gracias a Dios. Estás despierto. —Diana sonaba tan


asombrada que se le ocurrió que tal vez ella... ¿qué? ¿No esperaba que
despertase nunca?

170
Tate tragó, a punto de intentar hablar de nuevo, pero su garganta se
sentía como si estuviera en llamas… sin mencionar los rasguños de mierda
que sentía.

—No, no trates de hablar —dijo ella apresuradamente, mientras


caminaba hacia él.

Tate la siguió sospechosamente mientras su pulso comenzaba a


acelerarse y su nivel de ansiedad subía. ¿Qué es lo que me pasó? Trató de
recordar cómo había terminado en el hospital, pero no recordaba nada, y
todavía... sin Logan. ¿Dónde mierda está?

—Tus padres acaban de salir. Van a querer verte. Oh, y los doctores
—siguió Diana divagando.

Pero cuando ella se inclinó para besarle la frente, Tate se las arregló
para agarrar la muñeca que tenía descansando junto a su mano en la cama.
La cogió entre sus dedos, y mientras ella se quedaba quieta, sus ojos
conectaron. Era la primera vez que la miraba con claridad, y ella parecía un
desastre… como si no hubiera dormido en meses.

Tate abrió la boca, y mientras sus labios secos se separaban, intentó


hablar. No le importaba dónde estaban sus padres. Ni siquiera le importaba
ver a los médicos. Lo que quería… no. Lo que necesitaba era saber dónde
estaba Logan.

¿Por qué no está aquí conmigo? ¿Le ha pasado algo?

Cuando no salió nada, cerró los ojos, frustrado por su incapacidad


para expresar sus pensamientos. Y ahí fue cuando Diana puso su boca junto
a su oreja.

—No te preocupes. Está aquí. —Cuando levantó la cabeza, Tate


apenas reconoció la suave expresión de sus ojos mientras sus dedos le
acariciaban su frente—. Ha estado aquí todos los días desde que llegaste.

Tate frunció el ceño, ahora preguntándose cuánto tiempo había


pasado…

—Tengo que llamar a los médicos. Quédate ahí mismo —le dijo
mientras retrocedía hacia la puerta.

Su sonrisa era tan genuina que le recordó a la chica que conocía


desde hacía mucho tiempo, y le dejó pensando que tal vez se había
despertado en una dimensión desconocida.

171
UN DÍA. UNA SEMANA. TRES HABÍAN PASADO
EN UNA NEBLINA, Y CADA NOCHE, LOGAN HABÍA
SIDO CONDUCIDO DE NUEVO a la habitación de Tate para
sentarse junto a su cama mientras su familia se iba a casa.

No fue hasta hace un par de días, en algún momento de la cuarta


semana, que Tate finalmente comenzó a mostrar signos de mejoría. Los
doctores le habían quitado el drenaje de su lado derecho y lo habían
entubado de los respiradores. Ahora, cuarenta y ocho horas después,
respiraba por su cuenta.

Cada día, Logan había sido arrastrado entre las dos habitaciones,
negándose a irse excepto cuando Cole se lo exigía. Se sentaba y esperaba
cualquier tipo de información que indicara una mejora, pero a medida que
pasaba el mes había empezado a creer que no iba a suceder, hasta esta
semana.

Con la cabeza apoyada en la pared, Logan estaba sentado en el


rincón más alejado de la ahora familiar habitación y esperó a que la
enfermera jefe le dijera que era hora de que volviera. No estaba
exactamente seguro de lo que el padre de Tate le había dicho al personal de
la UCI, pero cada vez que entraba en el área, todos lo miraban con
curiosidad.

—¿Sr. Mitchell?

Logan se levantó, dirigiéndose hacia donde estaba la enfermera al


lado de las puertas. Mientras empezaba a vagar por el pasillo a su lado, ella
se giró en su dirección y le sonrió.

—No sé si alguien te lo ha dicho ya, pero el Sr. Morrison se ha


despertado esta noche.

Logan vaciló y luego se detuvo en medio del pasillo. Cuando la


enfermera se dio cuenta de que no estaba caminando a su lado, volvió a su
posición.

—¿Qué has dicho?

—Asumo que nadie te lo dijo. —Ella le puso una mano en el brazo—.


Está despierto.

—¿Desde cuándo? —preguntó Logan, apenas reconociendo su voz.

Apenas había funcionado estas últimas semanas, aparte de sentarse


y hablar con el silencioso hombre que permanecía en la UCI. Así que esta
noticia le dio esperanza. Y era el sonido de eso lo que no reconocía...

172
porque hasta ese momento, no se había dado cuenta de que la había
perdido.

—Hace unos treinta minutos. Su familia estaba allí, pero se fueron.

Logan se acercó al muro que tenía junto a él. Está despierto... ¿Se
despertó?

—Es algo bueno —alentó la enfermera, y finalmente logró asentir con


la cabeza—. ¿Te gustaría venir a verlo?

Más que mi próximo aliento, pensó Logan y se puso de pie.

—Sí. Dios, sí.

La siguió por el pasillo, y cuando entró en la UCI, tres de las


enfermeras detrás de la estación le sonreían. Reconoció a dos de ellas, pero
la tercera era un rubia alta que nunca había visto antes, y mientras ella se
abría camino alrededor del escritorio hacia él, Logan miró hacia atrás para
asegurarse de que no se dirigía a alguien más.

—Eres Logan, ¿verdad?

Logan metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros y asintió.

Ella le dio una sonrisita y dijo:

—El Sr. Morrison ha sido bastante inflexible en que no quiere ver la


cara de ninguna otra persona, incluyendo al médico, hasta que vea a Logan.

Una gran sonrisa se extendió por sus labios. Esa mierda testaruda...

—¿Es eso cierto?

—Sí. Fui la primera persona en hablar con él después de que Diana


viniera a decirnos que se había despertado. Está teniendo dificultades para
vocalizar ahora mismo debido a los tubos que tenía en la garganta. Pero
escribió esto y me lo dio cuando estaba allí tomando sus signos vitales con
sus padres.

Logan le quitó el pedazo de papel, y cuando lo abrió, vio: Quiero ver


a Logan. AHORA.

Logan la apretó con el puño mientras se lo llevaba a la boca y


aspiraba un poco de aire.

—¿Estás bien? —preguntó ella, preocupada mientras tocaba su brazo.

—Sí —suspiró aliviado—. Sí. Nunca he estado mejor. ¿Puedo verlo?

Se acercó a la puerta de Tate.

173
—Creo que le gustaría mucho.

Cuando la abrió, Logan se acercó a ella, preguntándose si alguna vez


había sentido tanta expectación. La respuesta a eso fue fácil. No… no lo
había hecho.

No podía esperar a ver a Tate.

Mientras entraba y sus ojos finalmente chocaban con los hermosos


ojos marrones que había añorado tan desesperadamente, Logan agitó la
cabeza:

—Usted, Sr. Morrison, está en muchos problemas.

TATE HABÍA ESTADO ESPERANDO LO QUE


PARECÍAN HORAS PARA ESTE SEGUNDO. HABÍA
ESTADO DESESPERADO mientras la enfermera controlaba la
temperatura, la presión arterial y cualquier signo vital que necesitaba
revisar. Y entonces sus malditos padres lo habían estado adulando por
todas partes, y a él... no podida importarle menos.

Esta era la persona que quería ver. La persona que necesitaba ver. Y
cuando Logan se acercó, Tate intentó sentarse en la cama.

—No, no —le dijo Logan, moviendo el dedo de un lado a otro como si


lo estuviera regañando—. Quédate cómo estás.

Tate lo vio detenerse y sentarse a su lado, y cuando Logan agarró su


mano y entrelazaron los dedos, finalmente sintió que las cosas volvían a su
lugar.

Maldición, pensó Tate. Logan claramente estaba intentando parecer


fuerte, pero... parecía que estaba a punto de romperse. Mientras los ojos de
Logan se abalanzaban sobre él y sus dedos se apretaban alrededor de los
suyos, Tate se agitó.

Sí, eso me resulta familiar. Se sentía bien. Y cuando Logan trajo sus
dedos a su boca para besarlos, Tate abrió sus ojos y giró su mano para
poder acariciar con sus dedos la oscura barba de un día que cubría la
mandíbula de Logan. Los movió por encima de su oreja y luego los empujó
a través de su pelo negro y sedoso. El sonido que dejó escapar Logan
estaba entre el placer y la angustia cuando se inclinó y apretó su mejilla
contra su muslo.

—Tate... Dios. Oh, Dios. Estas últimas semanas...

174
Los ojos de Logan estaban cerrados, pero seguía hablando, tratando
de explicar lo que sentía. Tate le arrastró el pelo fuera de la cara y vio
lágrimas cayendo por su mejilla. Estaba claro por las palabras atormentadas
y el temblor de su cuerpo… que Logan había pasado por un infierno.

Mientras Tate trataba de calmarlo, abrió la boca y se obligó a hablar.

—Logan.

Su voz apenas era audible, pero los ojos de Logan se abrieron. Y


cuando le dijo:

—Shhh.

Tate sacudió su cabeza y abrió su boca forzándola a hablar.

—Te amo.

Logan se puso en pie entonces y apretó sus labios juntos en un beso


lleno de todas las emociones abrumadoras que ninguno de los dos podía
expresar con palabras. Tate cerró los ojos, recogiendo su olor, y cuando
finalmente él se alejó y le ofreció una sonrisa temblorosa, Tate notó que no
llegó a sus ojos azules.

—Yo también te amo.

Tate puso una mueca de dolor.

—Lo siento…

—No lo hagas —dijo Logan, interrumpiéndolo y quitándole uno de sus


rizos mientras se inclinaba hacia atrás por encima de él—. No te atrevas a
disculparte. No hiciste nada malo. Lo hiciste todo bien. —Logan llevó sus
labios a su oreja, y sus mejillas se tocaron al susurrar—: Te despertaste.

Cuando Logan se enderezó, Tate sintió como un dejà vu y se dio


cuenta de que Logan llevaba su chaqueta de cuero. Sus labios se curvaron
mientras asintió y le dijo:

—Me retaste a hacerlo.

¿CÓMO SABE ESO? LOGAN MIRABA FIJAMENTE


LA CARA DE TATE Y NO PUDO RESISTIRSE A tocarlo de
nuevo. Pasó sus dedos por una de sus cejas y por el costado de su mejilla
hasta la barbilla. ¿Significa eso que me escuchaba hablar todas las noches?

—¿Y cómo lo sabes?

175
Tate parecía casi tan confundido como se sentía, y luego encogió el
hombro sin vendar.

—No sé. Será... —Empezó a toser.

Logan miró a su alrededor y vio un bloc de papel y un bolígrafo. Lo


cogió y se lo dio a Tate.

—No intentes hablar ahora mismo. Escríbelo.

Tate cogió el bolígrafo y garabateó en la libreta: ¿Dime qué pasó?

Logan leyó la petición y se sentó en la silla.

—¿Nadie te lo ha dicho?

No he preguntado. Quería verte.

—¿Tan desesperado estabas que no preguntaste por qué estabas en


el hospital? Tengo que decir, que estás haciendo maravillas ahora mismo
con mi ego.

Tate escribió otra cosa, y Logan lo miró fijamente y se rió entre


dientes.

—Tú tampoco te ves muy bien, para tu información. Pero supongo


que eso es aceptable después de ser golpeado por un coche.

Cuando Tate se estremeció, Logan asintió.

—Sí. Si piensas por un maldito momento que te voy a dejar volver a


montar esa maldita moto tuya, olvídalo.

Tate suspiró y luego escribió: ¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Es el tres de septiembre, así que casi un mes —respondió Logan


mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

Los ojos de Tate se abrieron tanto que, si no hubiera sido tan trágico,
habría sido cómico. Logan no podía imaginar cómo se sentía. Le costó
bastante esperar a que Tate se recuperara. ¿Cómo debía sentirse despertar
después de haber perdido un mes de su vida?

Tratando de aligerar un poco el ambiente, Logan se encogió de


hombros.

—Sí. Y nunca pensé que diría esto, pero necesitas un corte de pelo.

Tate miró hacia abajo por su cuerpo hasta las tiras pegadas en su
pecho y a su brazo vendado entonces llevó sus ojos de vuelta a los suyos.

176
—Sí, saliste por todos lados. Costillas rotas, clavícula rota, no podías
respirar por tu cuenta. Quiero decir… —Logan se detuvo mientras recordaba
a Tate tendido allí con tubos pegados a su boca y costillas y las máquinas
que rodeaban su cabeza, y perdió su habilidad para mantenerse en calma—.
Joder, Tate, pensé que ibas a morir... era...

—Oye —la voz de Tate era rasposa y Logan miró sus solemnes ojos
antes de que los bajara para escribir en el papel.

Siento que hayas pasado por esto.

Logan se inclinó hacia adelante para apoyar sus codos en la cama y


apretó sus labios en sus manos juntas.

—Valió la pena cada hora infernal solo por verte despierto y


mirándome de nuevo.

Cuando Tate extendió una mano para tocar la suya, Logan la tomó.

—¿Mis padres?

Logan puso una mueca de repugnancia ante esa pregunta y agitó la


cabeza.

—Han estado aquí todos los días.

El ceño fruncido en la cara de Tate hizo que Logan frotara una mano
sobre la suya. Entendió la reacción. Al principio también había sido la suya.
Pero después de tener un mes para comprender la angustia que debieron
estar sintiendo, estaba…

¿Los llamaste?

Logan lo negó con un movimiento de cabeza.

—No. Pero eso trae a colación una muy importante discusión que
necesitamos tener. Tu contacto de emergencia sigue siendo Diana.

—Mierda.

Logan le dio una tensa sonrisa.

—Sí. Entrar a verte fue una pesadilla. Me estaba volviendo loco.


Pero... —Dejó retenidas en su cabeza sus próximas palabras antes de
pronunciarlas en voz alta. No estaba muy seguro de cómo reaccionaría Tate
ante ellas—. Tu padre me dio permiso pero solo después de que se fueran.
Tu madre todavía no lo sabe.

Una descarga de irritación coloreó las mejillas de Tate y su mandíbula


se apretó.

177
Logan trató de calmarlo diciendo:

—Él fue bastante decente, considerando todo.

Tate cogió el papel y escribió furiosamente. Cuando se lo devolvió,


sus los ojos estaban llenos de ira.

¿Permiso? No tengo diez años. ¿Dónde has estado todo este


tiempo?

Logan le pasó una mano por el pelo y luego dijo suavemente:

—Fuera en la sala de espera general.

—¿Durante un jodido mes? —La voz de Tate se rompió alrededor de


las palabras.

—Oye —dijo Logan, y atrapó las manos de Tate entre sus palmas—.
Podía que verte todas las noches. Eso me ayudó a superarlo.

Logan mantuvo sus ojos en Tate, asegurándose de que sabía que le


estaba diciendo la verdad, pero cuando los ojos de Tate empezaron a
aguarse y una lágrima solitaria se desprendió, Logan la secó.

—No llores por mí. Es hora de que te mejores. Ahora tengo tu


permiso para estar aquí cuando quiera, ¿y sabes qué? No te relajes, Sr.
Morrison. Ya es hora de que vuelvas a casa.

Tate parpadeó las lágrimas y dijo:

—Sí.

Logan le guiñó el ojo y le dijo:

—Para que lo sepas, esto no cuenta. Y no lo hará hasta que vuelvas a


ponerte en pie, dándome problemas y diciéndome que sí.

Y con eso, no necesitaba decir nada más. El desafío había sido


lanzado y el premio estaba ahora al alcance de la mano.

178
CAPÍTULO 18
—VEN. Está todo listo. —La voz de Logan resonó por el pasillo
hasta donde Tate estaba sentado en el sofá.

—¿Realmente me vas a obligar a hacer esto? —preguntó mientras


Logan entraba en la sala de estar y cruzaba los brazos. Se había
arremangado las mangas de su negro jersey de punto y estaba descalzo
con sus pantalones vaqueros mientras estaba allí con la ceja levantada,
golpeando su pie.

—Sí. Así que vamos. Es hora de levantarse —dijo Logan, extendiendo


la mano.

Tate la tomó y se puso de pie con un gesto de dolor.

—Esto te hará bien.

Habían pasado un par de horas desde que lo habían dado de alta del
hospital y se había cortado el pelo, y desde entonces, Logan no se había
detenido… hasta ahora.

—No recuerdo que el médico dijera nada de esto —señaló Tate.

—Todo el mundo sabe que un baño es bueno para los músculos


adoloridos.

—¿De verdad? ¿Y cuántas veces has usado tu baño después de un


largo y duro ejercicio?

Logan le envolvió un brazo alrededor de la cintura y le sonrió.

—Nunca. Pero no estamos hablando de mí.

Mientras Tate se apoyaba contra el costado de Logan, giró los ojos.

—Por supuesto que no. Recuerdas al doctor diciendo que ahora puedo
caminar por mi cuenta, ¿no? También puedo bañarme.

Logan los detuvo en la puerta del baño y le agarró la cara.

—Sí, ¿pero dónde está la diversión en eso para mí?

Tate se rió entre dientes. Logan había sido increíble desde que se
despertó hacia dos semanas. Demonios, por lo que le habían dicho los
empleados del hospital, había sido maravilloso todo el tiempo que estuvo
inconsciente. No solo había pasado cada noche junto a su cama, sino que le
habían dicho que le ponía música, le leía e incluso, a veces, le gritaba.

179
Estudió el perfil de Logan y sonrió. Tate no tuvo ningún problema en
creer que Logan se frustraría con él mientras estaba acostado, y de vez en
cuando, cuando cerraba sus ojos y pensaba en el pasado, casi recordaba
partes de él.

—De acuerdo. Me meteré en el baño si tú… —Sus palabras se


detuvieron abruptamente cuando vio la bañera llena de...— ¿Burbujas? ¿Me
has preparado un baño de burbujas?

—Por supuesto —dijo Logan—. Esa es la única manera de bañarse,


¿no?

—¿Cómo lo sabes, ya que nunca has tenido uno?

Los labios de Logan temblaron mientras miraba desde la bañera hacia


él.

—¿Veo la tele?

—Mhmm. ¿Y qué tipo de baño de burbujas es?

Logan se encogió de hombros y le ayudó a ir al lavabo, contra el que


se apoyó.

—No lo sé. Lavanda o algo así. La mujer me dijo que era relajante.

—¿Lo hizo?

—Sí, claro que sí —dijo Logan, examinando el cabestrillo atado al


hombro—. Así que el doctor dijo que podíamos quitarlo por un rato y luego
volver a ponerlo, ¿no?

Tate asintió.

—Sí.

—¿Y te sientes bien? ¿No necesitas acostarte?

—¿Logan?

Logan llevó sus preocupados ojos de vuelta a los suyos.

—Me siento bien. Y me encantaría un baño. Gracias.

—De acuerdo —contestó Logan, tocando sus dedos contra sus labios
en concentración—. Entonces deberíamos quitarte la ropa.

Encontrando los nervios de Logan entrañables, Tate esperó para ver


lo que iba a hacer después, y cuando no se movió, preguntó:

—¿Estás bien?

180
—Sí. Por supuesto.

—¿Estás seguro? Porque puedo hacer esto más tarde, yo solo. —No
quería que Logan se sintiera incómodo de ninguna manera, y si ayudarlo a
tomar un baño cruzaba demasiadas líneas…

—No. No es problema. Yo... —suspiró Logan—. Es estúpido.

—Dímelo —dijo.

Logan miró hacia el baño con una expresión avergonzada cruzando su


cara.

—No quiero hacerte daño. Eso es todo.

Tate tomó la mano de Logan, y cuando sus dedos se tocaron, Logan


lo miró. Ya era hora de aligerar el ambiente a su alrededor, y ¿por qué no
empezar aquí? No podía imaginar el estrés que Logan había tenido durante
el último mes y medio, y el estar frente a él, exponiendo su lado más
vulnerable, hizo que Tate lo amara aún más.

—¿Qué tal si hacemos esto divertido y nos concentramos menos en


todos estos horribles moretones y cicatrices? Sé de algo a lo que nunca
puedes negarte. Verdad o reto —sugirió con un guiño de flirteo.

Logan dejó que sus ojos se posaran sobre él, una de sus cejas
volando hacia arriba.

—Difícilmente eso es justo considerando que yo sería el que se


atrevería a hacer todos los retos.

—No necesariamente. —Tate no estuvo de acuerdo—. ¿Quién dijo que


un reto tiene que ser algo que hagas? Podría ser algo dicho, algo prometido
para el futuro... Eres inteligente. Entiendes la idea.

Los labios llenos de Logan se juntaron mientras lo meditaba.


Entonces la chispa que siempre brillaba en sus ojos estuvo de vuelta.

—Vale, estoy en el juego.

—Me alegro. Me habría decepcionado si hubieras dicho que no.

—¿Cuán decepcionado?

—Nunca lo sabrás. Pero como pensé en esto, es justo que vaya


primero.

Logan se mofó de su razonamiento deductivo, pero luego levantó su


mano y torció sus dedos en un gesto que gritó, adelante.

—¿Verdad o reto? —preguntó Tate.

181
Por supuesto, la primera elección que salió de la boca de Logan fue:

—Reto.

Tate se preguntaba qué pensaría Logan que le preguntaría.


Probablemente algo escandaloso, tal vez algo sexual.

—Te reto a que dejes de pensar en cómo me veía hace semanas y


empieces a mirarme aquí y ahora.

BIEN, OK, ENTONCES LOGAN PENSÓ EN LAS


PALABRAS DE TATE CUANDO PENETRARON EN SU
CEREBRO. NO ERA LO QUE ESPERABA.

—¿Y cómo te estoy mirando?

—Como si aún estuviera conectado a…

—Dos máquinas de respiración, un monitor cardíaco y unas diez


intravenosas diferentes... —Logan retransmitió la foto que quedaría impresa
para siempre en su mente, dio un paso más cerca de Tate para que sus
dedos desnudos estuvieran tocándose.

—Sí —dijo Tate—. Exactamente así.

Logan alcanzó la hebilla de la correa que sujetaba el cabestrillo en el


hombro de Tate. Después de desabrocharla suavemente y deslizársela del
brazo, la colocó en el lavabo junto a él y luego metió los dedos en la camisa
roja que llevaba puesta Tate.

—No sé si puedo hacer eso.

La mano de Tate cubrió la suya cuando empezó a desabrochar el


botón de arriba.

—Te reto a que lo intentes.

Los labios de Logan se curvaron ante las palabras elegidas por Tate.

—Hablemos acerca de completar el círculo.

—Mhmm. Ahora que lo pienso, parece que recuerdo un momento en


tu baño como éste.

—Ahh, sí —dijo Logan con un suspiro, soltando los dos primeros


botones—. Pero yo estaba mucho más desnudo y tú mucho más nervioso.

—Eso es porque no estaba seguro de ti.

182
—¿Y ahora? —preguntó, y cuando dejó de hacer lo que estaba
haciendo y esperó su respuesta, Tate parecía sorprendido.

—¿Verdad?

Logan tiró de la camisa teatralmente.

—Por supuesto. Ese es el juego, ¿no?

Cuando Tate capturó sus labios, Logan los separó automáticamente.


La sensación y el gusto le hicieron gemir suavemente mientras Tate trazó
su lengua a lo largo de su labio inferior.

Él le dijo:

—Nunca he estado más seguro de otra persona en toda mi vida.

Las manos de Logan agarraron la camisa de Tate mientras susurraba


reverentemente su nombre, y mientras ellos permanecían allí en silencio, la
comprensión de lo mucho que significaban el uno para el otro se consolidó.

—Es tu turno —dijo Tate contra sus labios, rompiendo la conexión.

Logan caminó detrás de él y le ayudó a quitarse la camisa, y cuando


la dejó caer sobre el mostrador, dijo en la oreja de Tate:

—Reto.

Tate le miró a la cara y le sonrió con esa sonrisa melosa por la cual
se había enamorado.

—Te reto a que entres al baño conmigo y huelas como un campo de


lavanda durante las próximas veinticuatro horas.

Logan se rió de eso, mirando hacia la bañera antes de volver a Tate.

—No lo sé. ¿Crees que puedes comportarte?

—¿Yo? —preguntó Tate como si pensara que la pregunta era absurda.

—Sí, tú —enfatizó, disfrutando de la incredulidad de Tate. Fue por


delante para desabrochar el botón de los pantalones vaqueros de Tate, y
mientras deslizaba la cremallera hacia abajo, siguió hablando—. El doctor
dijo que no debías hacer... —Cuando sus palabras se desvanecieron, Tate el
burlón salió a jugar.

—¿No?

Logan entrecerró los ojos sobre él y terminó diciendo:

—Nada de actividad extenuante hasta que no pases todas las pruebas


en tu cita de reconocimiento y todo este perfectamente.

183
La diversión impresa en la cara de Tate hizo que Logan se preguntara
cómo se las había arreglado para darle la vuelta al juego. Nadie le ganó
nunca… bien, nadie excepto Tate.

Rodando los hombros, Logan se oyó preguntando con una voz mucho
más irritada de lo que pretendía:

—¿Te divierte algo?

Tate cerró los labios y agitó la cabeza.

—No. ¿Vas a quitarme los pantalones ahora o crees que debería


dejármelos puestos para no tener la tentación de hacer nada... extenuante?

Logan metió los dedos dentro de la cintura de los vaqueros de Tate.


Entonces murmuró:

—Claro, ríete —dijo mientras se agachaba, llevándose el vaquero y


los calzoncillos con él.

Cuando estaba a los pies de Tate, miró su cuerpo desnudo, estaba


más que satisfecho por cómo estaba sanando. Los horrendos moretones
que habían manchado las costillas de Tate estaban empezando a
desvanecerse y la incisión donde había estado el tubo, estaba casi curada.

Mientras dejaba que sus ojos continuaran hacia arriba, hasta los que
lo miraban fijamente, Logan golpeó el tobillo de Tate.

—Levanta.

Tate se movió y a medida que Logan le quitaba los pantalones y


repetía el movimiento con el otro pie, le preguntó:

—¿Verdad o reto?

Mientras se ponía de pie y lo enfrentaba, ahora estaba


completamente desnudo, Tate le sorprendió diciendo:

—Reto.

TATE NO LE HABÍA QUITADO LOS OJOS A LOGAN


MIENTRAS CONTINUABA ESTUDIÁNDOLO
CUIDADOSAMENTE. CUANDO LOGAN lo miró desde abajo y
sus ojos se fijaron en sus moretones, se preguntó qué estaba pensando.
¿Lo vería alguna vez en la forma en que solía verlo? De ahí mi estúpida
decisión de atreverme.

184
En realidad, cuando se trataba de Logan debería haberlo sabido
mejor. El tipo siempre encontraba la forma de salir airoso y, por supuesto,
se las arreglaba para escoger las cosas más difíciles… aunque en la
superficie parecieran ser las más fáciles.

—Te reto a que mantengas los ojos abiertos y en mi cara, cuando me


quite toda la ropa.

Ese culo arrogante, pensó Tate mientras miraba a Logan.

Considerando que esta era la primera vez que habían estado


realmente solos en casi dos meses, esa petición en particular parecía la
cosa más imposible que Logan podría haberle pedido.

Pero Tate estaba decidido. Había empezado esto y estaría maldito si


se rajara primero.

—Fácil.

—Tan confiado —dijo Logan mientras se agachaba y se pasaba la


camisa sobre la cabeza.

Tate tragó y lo vio tirarla en el mostrador.

—¿Debería decirte lo que estoy haciendo? —preguntó Logan, bajando


los ojos sobre él—. Oh, mira eso. No creo que necesites que te lo diga. Lo
estás imaginando todo por tu cuenta.

Tate cerró los ojos, pero Logan se apresuró a decir:

—No hagas trampa. Ojos abiertos, Tate.

—Jódete.

Logan se quitó los calzoncillos y los vaqueros, y cuando se puso de


pie, dio un paso hacia él y sonrió. —Esa es exactamente la clase de
actividad extenuante a la que me refería. ¿Ves? Tú eres el que necesita
comportarse.

Tate apretó sus dientes mientras continuaba mirando a Logan a los


ojos. Así de cerca, podía ver las oscuras manchas azules alrededor de sus
pupilas. Realmente tenía los ojos más increíbles que Tate había visto.

—Lo hice —respondió obstinado.

—Sí, lo hiciste. Así que creo que es tu turno.

Tate dejó que sus ojos se posaran sobre Logan, absorbiendo la vista
ante él. Era jodidamente hermoso y Tate quería tocarlo. Pero el juego aún
no había terminado, así que preguntó:

185
—¿Verdad o reto?

Y tan rápido como un destello, Logan respondió:

—Verdad.

—¿Alguna vez me verás cómo lo hacías antes?

Tate aguantó la respiración mientras los ojos de Logan se oscurecían.


No se había dado cuenta de lo importante que era esta pregunta para él.
Pero desde que despertó, Logan había actuado... perfecto. Lo había
manejado con sumo cuidado, y mientras levantaba las manos para tocar
sus mejillas, Tate descubrió que estaba asustado. Asustado de que Logan lo
viera para siempre como dañado.

—No —dijo finalmente Logan, y Tate sintió que su corazón se


hundía—. Nunca te volveré a ver así. Porque antes de esto, no sabía que
eras esencial para que me sintiera vivo.

Tate exhaló el aliento que había estado sosteniendo y levantó sus


manos para cubrir las de Logan mientras estaban allí en el baño…
despojados de sus ropas y desnudando sus almas.

Cerró los ojos cuando los labios de Logan acariciaron los suyos en un
beso tan dulce que los dedos de sus pies se enroscaron contra el suelo de
baldosas. Entonces la boca de Logan se encorvó y dijo:

—Pero no pienses ni por un minuto que no estoy contando las horas


hasta esa visita de reconocimiento. Sin embargo, hasta entonces, estás
fuera de mis límites. Así que deja de ser tan jodidamente sexy, ¿de
acuerdo?

La risa de Tate retumbó en su garganta y Logan lo soltó para que se


acercara a la bañera. Le tendió una mano para que la usara de apoyo y se
estabilizara, y mientras Tate entraba, gruñó. El agua caliente se sentía
increíble.

Logan entró detrás de él, se sentó con la espalda contra la bañera y


lo invitó con un movimiento de su dedo a sentarse entre sus piernas.

—Ven aquí.

Tendría que haberse visto ridículo entre las montañas de burbujas,


pero mientras Logan le sonreía, Tate pensó que parecía increíblemente
atractivo.

Con cuidado, se bajó y se acurrucó entre los muslos de Logan.


Mientras apoyaba su cabeza contra su hombro, sintió que le apretaba las
piernas. Entonces Tate cerró los ojos, disfrutando de la comodidad del
cuerpo que le rodeaba.

186
Tal vez le gustaba un poco que lo cuidaran. Solo quería confirmar que
Logan sabía que era la misma persona que siempre había sido.

—¿Logan?

—¿Hmm?

—Es tu turno de preguntar —dijo, arqueando su cabeza hacia los


dedos que Logan estaba pasando a través de su cabello.

—¿Verdad o reto? —preguntó Logan y luego besó su sien.

Tate se lamió la condensación de sus labios y contestó:

—Verdad.

El silencio que reinaba a su alrededor era cómodo y se sentía tan


cálido como el abrazo de Logan... hasta que Tate escuchó la pregunta.

—Si me dijeras que sí hoy, ¿sería porque crees que tienes que
hacerlo o porque quieres?

Los ojos de Tate se abrieron y agarró el costado de la bañera con su


mano izquierda, levantándose para poderse girar. Sabía exactamente lo que
Logan estaba preguntando, y mientras lo miraba, su pelo negro se le
escurría en la cara y los ojos de Logan lo miraban fijamente. Logan quería
esta respuesta y no iba a ser aplazada.

Tate maniobró lo más cerca que pudo para acercarse a Logan en sus
posiciones y dijo con la misma audacia:

—Quería y debía haber dicho que sí la primera vez que me lo pediste.


No lo hice porque quería poder darte algo a cambio.

Logan empezó a hablar, pero Tate puso su dedo mojado sobre sus
labios.

—Shh. Esta es mi verdad, ¿recuerdas?

Logan inclinó silenciosamente su cabeza, y Tate continuó:

—Quiero decir que sí ahora mismo, pero no creo que me creas. Aquí
no —dijo, moviendo sus dedos hacia el corazón de Logan—. Creo que
siempre te lo preguntarías. Así que es mi turno de esperar. Dos, tres días...
Demonios, Logan, esperaré por siempre. Pero mi respuesta nunca
cambiará. Así que cuando estés listo para oírla, pregunta. Y te la diré.

Logan no dijo ni una palabra, continuando con su mirada fija hasta


que Tate decidió que debía soltarle y se giró para acomodarse contra él.

187
Comprendió que Logan mostrara cautela… no quería una decisión de
alguien que se sentía vulnerable y necesitado. La quería de un hombre
fuerte y seguro de sí mismo.

Me pondré mejor, le demostraré que soy el mismo...

—¿Tate? —la voz de Logan cortó sus pensamientos.

—¿Sí?

Sintió los labios calientes al lado de su oreja mientras Logan le


envolvía cuidadosamente en sus brazos y preguntó:

—¿Te mudarás conmigo? Ni siquiera me importa dónde. He esperado


suficiente y no quiero esperar ni un segundo más.

Tate giró la cabeza, y mientras Logan lo miraba expectante,


simplemente dijo:

—Sí.

188
CAPÍTULO 19
A LA SIGUIENTE MAÑANA, Logan estaba de pie al lado de
su cama y se apretaba el nudo de su corbata.

Tate estaba observándolo en silencio desde donde estaba acostado


con dos almohadas apoyadas detrás de él y Logan tuvo que luchar contra el
impulso de volver a subirse a su lado y llamar para tener un último día libre.

—De acuerdo, puse mis números en la mesita. Ahí está el de la


oficina principal, el del escritorio de Sherry, mi número directo y mí...

—Logan —interrumpió Tate con una sonrisa.

—¿Sí?

—Estaré bien. Tengo tu número en mi móvil. Si necesito algo,


llamaré.

Logan dejó caer las manos a los costados y se sentó en la cama.


Tomó los dedos de Tate en su mano y lo miró a los ojos.

—Estoy actuando como un idiota, ¿no?

—No —se rió Tate—. Actúas como si te importara.

Suspiró, inclinándose hacia delante para frotar su suave mejilla a lo


largo de la áspera de Tate.

—Por supuesto que me importa. Y quiero saber que tienes todas las
formas imaginables de hablar conmigo si lo necesitas.

—Solo vas a estar fuera medio día —le recordó Tate.

—¿Y? Pueden pasar muchas cosas en cuatro horas.

Tate giró la cabeza, y cuando sus ojos se encontraron, dijo:

—Me voy a levantar, desayunar y luego ver un poco de televisión.


Entonces me subiré al taxi que insistes en que me lleve a almorzar.

—Bien —dijo Logan—. Y luego vamos a...

—Cancelar mi contrato de alquiler.

Logan besó sus labios y luego le raspó ligeramente el de abajo.

—Ves, eso suena como el día perfecto.

—Claro que sí, mandón.

189
—¿Y? —desafió Logan.

Tate apartó los dedos para poder tocar su mejilla.

—Y nada. Me gustas mandón.

—¿Te gusta?

—A veces —dijo Tate rápidamente.

—Tendré que recordarlo. Para después.

—Hazlo. Ahora, a trabajar. De lo contrario, pensarán que renunciaste.

Logan se levantó de la cama y caminó hacia su armario. Mientras se


ponía su chaqueta, miró hacia atrás a Tate y le preguntó:

—¿Seguro que estás bien con mudarte aquí? No me importa si


miramos...

Tate comenzó entonces a reírse… a reírse de verdad.

—De acuerdo —enfatizó Logan, sabiendo que estaba actuando como


un idiota nervioso—. Lo entiendo. Dijiste que sí. Quisiste decir que sí. Me
voy ahora.

Se dirigió hacia la puerta del dormitorio, pero se detuvo cuando Tate


dijo su nombre.

—¿Sí?

—No te olvides de llevar bufanda y abrigo. El tiempo dijo que esta


mañana iba a hacer frio.

Una amplia sonrisa le partió los labios a Logan y asintió.

—Sí, querido.

—¿Y Logan?

Logan ladeó la cabeza.

—¿Hmm?

—Te amo.

Maldición, pensó Logan. Cada vez que lo dice, mi corazón se detiene.

—Yo también te amo. Nos vemos a la una, Tate. No me hagas


esperar.

190
UNA HORA MÁS TARDE, TATE YA HABÍA
RECIBIDO DOS LLAMADAS Y UN MENSAJE DE TEXTO
DE LOGAN. TODO con el pretexto de que había olvidado algo cuando
era más que obvio que estaba comprobándolo. Era lindo, pero sabía que si
decía eso, Logan pasaría de estar preocupado a molesto en un abrir y cerrar
de ojos.

¿Qué le había dicho una vez? Oh sí. Los cachorros eran lindos. No él.

Tate seguía sonriendo por el último mensaje cuando el


intercomunicador del condominio sonó. No esperaba a nadie. Se acercó y le
dio al botón de responder.

—Buenos días, Sr. Morrison.

El hecho de que el portero supiera su nombre fue el primer shock que


Tate recibió.

El segundo llegó cuando le dijo:

—Tengo un hombre aquí abajo que dice ser su padre. ¿Puedo dejarlo
subir?

Tate miró fijamente la caja negra que tenía delante y sintió como su
mano empezaba a temblar.

¿Cómo demonios supo dónde encontrarme?

Las cosas habían estado tensas después de que se despertara en el


hospital. Su madre se había negado a entrar en la habitación mientras
Logan estuviera allí, así que eso significaba que, desde el momento en que
despertó hasta que fue dado de alta, había visto a sus padres dos veces. Y
una de las veces había terminado en un silencio abrumador.

No podía creer que, después de todo por lo que había pasado, todavía
no podían dejar pasar sus retorcidos puntos de vista sobre su vida amorosa.
Considerando lo que le hicieron pasar, pensó que tuvieron suerte de que
accediera a verlos. Solo pensar que hicieron esperar a Logan fuera cada día
lo tenía...

—¿Señor?

Tate cerró los ojos y respiró, preguntándose qué demonios querría su


padre.

—Sí. Que suba —dijo y luego soltó el botón.

191
Se frotó las manos sobre su cara y esperó la inevitable decepción que
vendría cuando mirara los ojos en los que una vez había confiado por
encima de todos los demás.

HABÍA PASADO UN POCO MÁS DE UNA HORA


CUANDO LOGAN PUDO MIRAR SU CORREO. Mientras se
inclinaba de nuevo en su silla y se quitaba las gafas, hizo clic en su correo
electrónico y se quejó del número de mensajes sin abrir que aparecían.

Colocando sus gafas en el escritorio, se pellizcó el puente de la nariz


entre los dedos.

—¿Sr. Mitchell?

—¿Sí, Sherry? —dijo, observando a su asistente parada en la puerta.

—El Sr. Madison quería saber si tenías un minuto para ir a verlo.

Logan miró el reloj y asintió.

—Sí. ¿Puedes decirle que estaré allí en cinco minutos?

—Claro que sí —dijo con una sonrisa, y luego dio un paso lentamente
hacia la oficina con un bloc de papel en la mano—. ¿Sr. Mitchell?

—¿Si? —respondió Logan haciendo clic para abrir el primer correo


electrónico.

—Solo quería decirte que siento mucho lo de Tate. Todos lo sentimos.


Pero estamos encantados de oír que está mejor y que está de vuelta en
casa contigo.

Sí, Logan pensó mientras dejaba de leer el correo electrónico.


Definitivamente me gusta cómo suena eso. En casa. Conmigo.

—Gracias, Sherry. Me aseguraré de decírselo.

—Oh, bien, esa es la cosa. Nos gustaría enviarle una cesta de


golosinas o algo así. Y las chicas y yo nos preguntábamos qué le gustaba.

Logan sintió una chispa de travesura cuando dijo:

—Le gustan las nueces.

Sherry volteó los ojos.

—¿En serio, Logan?

192
Logan se rió del uso de su nombre de pila. Era raro que lo usara, pero
cuando lo hacía, generalmente era porque había dicho algo escandaloso.

—Lo siento. No pude evitarlo y en realidad es verdad. Le gustan.

Ella le dio una mirada diseñada para que se sintiera como un niño
regañado... y funcionó.

—¿De qué tipo? Y no me dé una respuesta de listillo, señor.

Logan levantó las gafas y se puso de pie, dando la vuelta a su


escritorio hasta que se detuvo frente a ella. —Le encantan las avellanas. Así
que apuesto a que le encantarán esas tostadas, ya sabes...

—¿De la pastelería de abajo? Sí, se cuales son.

Logan asintió.

—También anacardos y almendras, salados.

La ceja de Sherry se arqueó mientras la rodeaba, y entonces le


preguntó:

—¿Qué? ¿Nada de chistes de nueces saladas?

Logan salió de su oficina y se puso una mano en el pecho, con la boca


abierta.

—Sherry, estoy horrorizado. Nunca...

Sacudiéndole la cabeza, ella se acercó a su escritorio, y él vio una


pequeña sonrisa sobresalir del borde de su boca.

—Es bueno tenerlo de vuelta, Sr. Mitchell.

Logan se rió entre dientes y se giró para dirigirse a la oficina de Cole,


diciéndole:

—Es bueno estar de vuelta.

TATE CASI SE SALIÓ DE SU PIEL CUANDO TRES


GOLPES SONARON EN LA PUERTA DELANTERA DE
LOGAN… NO, SU PUERTA. Vaya, es raro pensar en eso.

Cuando cogió el pomo, se recordó que ésta era ahora su casa. Nadie
tenía derecho a hacerle sentir incómodo. Pero cuando se enfrentó cara a
cara con su padre, todas esas palabras confiadas que se había dicho
salieron por la puerta.

193
—William.

Tate asintió bruscamente y luego se apartó.

—¿Quieres entrar?

Los ojos de su padre se movieron más allá de su hombro y cuando


volvieron a los suyos, Tate dijo:

—Si estás comprobando si Logan está aquí, tienes suerte. Hoy volvió
a trabajar.

—Lo sé.

Mientras esas dos palabras resonaban, los ojos de Tate se


entrecerraron.

—¿Qué quieres decir con que lo sabes?

—Me dijo que volvería hoy cuando te dieron de alta en el hospital.

Tate no estaba seguro de por qué esa información lo cabreó, pero lo


hizo. Apretando sus dientes, esperó en obstinado silencio mientras se
enfrentaba al hombre que le había echado de su vida meses atrás.

—Se lo pregunté porque quería saber si alguien cuidaría de ti cuando


te fueras.

Tate se avergonzó de lo que sintió en ese momento, porque en vez


de la preocupación que debería haber sentido por la ansiedad de sus
padres, simplemente sintió rabia. Estaba furioso con ellos.

Enojado por la forma en que lo trataron el fin de semana que llevó a


Logan a casa. Herido por la forma tan fácil en que lo habían desechado
como si no existiera, y después, cuando había estado tendido en una jodida
habitación de hospital, moribundo... se atrevieron a prohibir a la única
persona que se preocupaba por él, mientras se tomaban la responsabilidad
de controlar su vida.

Bueno, que se jodan con eso.

No había tenido una oportunidad real de transmitir sus propios


sentimientos sobre todo esto, pero estaría condenado si los acogiera de
nuevo en su vida como si nada hubiera pasado. No es que su madre se
hubiera molestado en aparecer.

Antes de que explotara justo ahí en el pasillo para que todos lo


escucharan, Tate volvió a entrar en el condominio, dejando a su padre para
que entrara o se fuera. No iba a rogarle que se quedara.

194
Cuando llegó a las puertas del balcón, Tate se giró y lo vio de pie en
el salón. Le pareció raro tenerlo allí. Los ojos de su padre parecían
atascarse en la puerta del dormitorio, y Tate se preguntaba qué estaba
pensando.

—¿Qué quieres?

—Hijo...

—No lo digas —interrumpió Tate a través de sus dientes apretados—.


No puedes llamarme así. Ya no.

Su padre tuvo la decencia de parecer avergonzado. Tate no estaba


seguro, pero creía que estaba recordando la tarde en que le había dicho que
se fuera y nunca volviera.

—Tate —dijo, esta vez usando su segundo nombre, el que le dieron


de su lado de la familia—. Yo... —empezó como si no estuviera seguro de
qué decir y luego se frotó una mano sobre su cara cansada.

Tate metió su mano en el bolsillo de sus pantalones vaqueros


mientras esperaba a que su padre hablara. Cuando sus ojos finalmente
volvieron a mirarle, Tate decidió que ya era suficiente.

—Mira, estoy bien, ¿de acuerdo? Me has visto. No he muerto. Ahora


puedes irte.

—Detente, Tate.

—¿Detener qué? —le disparó—. Dios. ¿Cómo te atreves? —dijo y se


alejó, incapaz de mirar una cara tan parecida a la suya—. ¿Sabes cuántos
días he esperado que tú y mamá me llamasen? ¿Tal vez pasar por mi viejo
apartamento y verme desde el día que me pateaste de tu casa?

Cuando su padre no contestó, Tate le miró a la cara y le dijo:

—Todos los jodidos días. ¿Pero sabes lo que me decía cuando el


domingo pasaba y no escuchaba nada? Que vosotros fuisteis los que se
deshicieron de mí. Me echaste. No solo fuera de tu casa. Sino de tu vida.

—Tate...

—No he terminado —explotó, caminando por la habitación hasta


donde estaba su padre—. Estás en la casa de Logan ahora mismo, que, por
casualidad, también es la mía. Y estás aquí porque él tiene el tipo de
corazón que te falta, uno generoso. Te invitó a su casa cuando lo echaste
de la tuya. Esa es una de las razones por las que lo amo.

Cuando los labios de su padre se apretaron, Tate cuadró sus


hombros.

195
—No va a cambiar. Esta no es una fase por la que estoy pasando y si
pasaras cinco minutos con él sin todos tus prejuicios de mierda, verías por
qué.

El silencio que envolvía la habitación estaba lleno de tensión, pero


Tate no iba a retroceder. Quiso decir cada palabra que dijo y si a su padre
no le gustaba… entonces era una pena.

—He pasado tiempo con él.

Si no hubiera visto los labios de su padre moverse, Tate habría creído


que imaginaba las palabras.

—¿Qué has dicho?

—He hablado con el Sr. Mitchell.

—Se llama Logan y decirle que salga de mi habitación del hospital no


cuenta.

Su padre se frotó una mano sobre la barbilla gris y frunció el ceño.

—Sé cuál es su nombre, Tate. También sé que tiene su propio bufete


de abogados con su hermano, Cole.

La boca de Tate se abrió, pero olvidó lo que iba a decir. Su padre


metió las manos en sus bolsillos y miró alrededor del condominio.

—Este sí que es un buen lugar.

—Papá —se le escapó a Tate, mirándolo de una manera que gritaba


empieza a hablar.

—Él estuvo allí cada día que estuviste en ese lugar. Todas las noches
también. La primera vez que lo vi, tu madre y yo íbamos a verte. Estaba
discutiendo con una mujer en la recepción que le negaba el permiso para
estar contigo y parecía un asesino. Parecía un hombre que había luchado en
el infierno para llegar a donde estabas y que estaba siendo retenido en el
último momento.

Tate trató de imaginar cómo se sentiría en la posición de Logan y no


pudo. Todo lo que sabía era que, cada vez que salía el tema, Logan parecía
físicamente enfermo.

—No pude hacer nada en ese momento porque tu madre...

—No me importa eso. Dijiste que hablaste con él —dijo Tate, más
interesado en lo que había pasado entre su padre y Logan que en cualquier
otra cosa.

196
—Lo hice. Varias veces. Después de que por fin volví a verte y me di
cuenta de lo mal que estabas, me dije que cuando terminaras con la cirugía,
iría a buscarlo… a la única persona por la que sabía que lucharías. No lo
harías por nosotros, lo harías por él.

Tate apretó la mano en el bolsillo mientras miraba a su padre, sin


querer ser tan vulnerable delante de él.

—¿Tate?

Cuando levantó la cabeza, vio que su padre estaba ahora al final del
pasillo.

Cuando llegó a la puerta, dijo:

—Me equivoqué al decir lo que dije ese día que pasaste por casa.
Viniste a buscar a tu padre y no estaba allí. Solo sé que lo estoy ahora, hijo.
Si alguna vez quieres volver de nuevo.

Y con eso, salió por la puerta.

LOGAN ESTABA CASI EN LA OFICINA DE COLE


CUANDO SU PUERTA SE ABRIÓ Y CHRISTOPHER
WALKER SALIÓ.

—Bueno, bueno. Si es el ilustre Sr. Mitchell que se va por capricho y


deja a sus nuevos clientes a cargo de su hermano.

Al no querer entrar en ningún tipo de conversación con Chris, Logan


eligió ignorarle y siguió caminando.

—¿Ni siquiera un buenos días?

Logan miró al astuto arquitecto que una vez encontró tan atractivo y
se preguntó qué había visto en él.

Tal vez fue su espalda... Sería bueno que se largara y así lo podría
decidir por mí mismo.

—Buenos días, Sr. Walker.

Chris se rió, y el sonido crispó a lo largo de sus nervios mientras


Logan estaba allí de pie, actuando como un educado dueño delante de un
personal con ojos curiosos. Ya era bastante malo que todos presenciaran la
salida pública de Tate. No necesitaban ver una repetición de su pasado.

—¿Dónde has estado, Mitchell?

197
—No es asunto tuyo —dijo en voz baja para que nadie lo escuchara.

—No estoy de acuerdo. Eres mi abogado. Eso normalmente significa


que puedo confiar en ti si es necesario. No tener que preguntarme si te vas
dos meses de vacaciones para follar a tu último juguete.

Cuando las palabras salieron de la boca de Chris, todo lo que Logan


oyó fue la última observación sarcástica y no hubo nada que pudiera
detenerlo. Rápido como un rayo, agarró la chaqueta de Chris y lo empujó
contra la pared.

—Vas a querer callarte ahora mismo —le gruñó, a dos segundos de


volverse completamente loco.

—Un tema delicado, ¿eh? ¿Qué ha pasado? ¿El tipo de pelo sexy
también se fue? No puedes conservar a un buen hombre, ¿verdad, Logan?

—Cierra tu jodida boca —gruñó.

—¡Logan!

La voz de Cole cortó la ira que había hervido en la superficie y calentó


la cara de Logan, y cuando sintió una mano en su brazo, se giró y vio a Cole
dándole una mirada educada pero severa de… déjalo ir ahora.

Soltó la chaqueta de Chris y se alejó de él, diciéndose que debía


calmarse. Pero era demasiado tarde. Ya había mostrado su mano. Se había
quebrado, había perdido la calma y mientras el idiota que estaba delante de
él sonreía con una mueca burlona, Logan sintió el impulso de borrársela de
la cara.

—Creo que estabas a punto de salir —dijo Cole y el tono sugirió que
Chris hiciera eso y se largara.

—Lo estaba. Es una lástima que una empresa con tan buena
reputación pueda comportarse de forma tan poco profesional sin explicar
por qué. Pero no me sorprende cuando se trata de vosotros dos. Siempre
fuisteis mejores usando los puños que el cerebro.

Logan estaba a punto de decir algo parecido a jódete cuando Cole se


interpuso entre ellos y le dijo con una voz que no había oído en años:

—Te expliqué que el Sr. Mitchell estaría fuera por algún tiempo. Eres
tú quien eligió que sea un problema tratar con cualquier otra persona. Te
sugiero que recojas tu abrigo y salgas de nuestras oficinas.

Chris miró entre los dos con repugnancia antes de girarse y salir por
las puertas dobles de cristal. Mientras Logan miraba a sus empleados, notó
que todos habían bajado la cabeza y fingían que no prestaban atención,
pero varios parecían contener las sonrisas mientras trabajaban.

198
Cristo, trabajar aquí se está volviendo tan entretenido como una
noche en un jodido espectáculo.

Entonces Cole se volvió hacia él, sonrió y le preguntó:

—¿Listo para planear una fiesta?

199
CAPÍTULO 20
Si HABÍA ALGO de lo que Tate nunca se cansaba, era de ver a
Logan cuando llegaba a algún lado. Ese momento en el que podía
observarlo sin que se diera cuenta… justo como ahora.

Después de la mañana que había tenido, no podía esperar a dejar de


lado sus pensamientos por un rato y volver a estar en compañía de Logan.
Tomó temprano un taxi hasta The Daily Grind para poder mirar por las
ventanas de la calle lateral, y ahora entendía lo que Logan le había dicho
esa primera noche en su cita. Sobre cómo llegó a verlo entrar. Porque al
mirar por la ventana, vio a Logan caminando por la acera.

Vestido con su abrigo negro de lana y su bufanda azul marino, Logan


tenía una apariencia a la que Tate aún no se había acostumbrado. Y cuando
abrió la puerta de la cafetería, se sentó derecho para tener una mejor vista.

Mi hombre es tan sexy como el infierno, pensó mientras Logan


desabrochaba su abrigo y escaneaba la tienda desde detrás de sus gafas. El
cuello de su abrigo estaba al revés, y su bufanda... Demonios, ¿quién iba a
saber que me encantaría tanto? Pero maldición, esa bufanda alrededor de
su cuello repentinamente hizo que el cerebro de Tate cambiara de cómo
Logan se veía en su ropa a la forma en que se vería fuera de ella.

El único problema era que no podía hacer nada ahora mismo por su
maldito hombro y no se le permitía hacerlo hasta el próximo viernes. Y eso
era solo si el médico le daba el visto bueno.

Mientras los ojos de Logan se deslizaban hasta detenerse sobre él,


sus labios se transformaron en una sonrisa sensual e indicó con una
inclinación de cabeza que iba a pedir. Le pareció bien, estaba más que feliz
de sentarse allí y mirar.

Con todo lo que habían pasado en los últimos dos meses, fue
agradable estar finalmente fuera del hospital y hacer algo normal. Mientras
estaba sentado allí, Tate empezó a sentir la necesidad de hacer otras cosas
con Logan.

Quizá pueda convencerlo de que...

—Oye, tú.

La voz venía de detrás de su hombro y Tate no necesitaba girarse


para saber quién estaba allí parado. Robbie tenía un tono sugestivo… muy
distintivo.

—Vi los rizos y me pregunté si eras tú.

200
Mientras el rubio camarero caminaba junto a su mesa, Tate le dio una
sonrisa reacia.

Dios, debo estar desesperado por volver a la normalidad si me alegro


de ver a Robbie.

—Nadie tiene el pelo como... Mierda. ¿Qué le pasó a tu brazo? —


preguntó cuándo notó el aparato ortopédico que Tate había puesto debajo
de su chaqueta.

La sincera preocupación en su cara le sorprendió, y cuando Robbie se


sentó con sus ojos muy abiertos, una genuina sonrisa cruzó los labios de
Tate. Estaba a punto de responder cuando Robbie empezó a hablar de
nuevo.

—No te he visto a ti ni a Logan en mucho tiempo. Oh, espera...


¿Vosotros dos todavía... ya sabes? ¿O eso terminó? ¿Está aquí? —Mientras
la pregunta final salía de su boca, Robbie giró en su silla para mirar
alrededor del café.

Tate se rió del tipo.

—Permíteme responder primero a la pregunta más importante. Sí,


nosotros todavía estamos juntos. Así que deja de buscarlo, coqueto. —
Apenas creía que esas fueran sus propias palabras.

Cuando Robbie se volvió hacia él con una sonrisa descarada, estaba


claro que también estaba sorprendido.

—Oh, así que así es como es, ¿eh?

—Así es exactamente como es.

—Me preguntaba cuánto tiempo te llevaría finalmente decirme que


retrocediera. Era obvio que lo pensabas, pero... si no ibas a decirlo...

—Considéralo dicho —dijo Tate riéndose de la audacia de Robbie—.


Sigue conmigo y no lo dejaré ir.

—Bueno, si alguna vez hubiera sido una opción, tampoco lo habría


hecho —suspiró Robbie como si estuviera totalmente molesto. Entonces
volvió a sonreír y se volvió a buscar detrás de él.

Esta vez, Tate supo exactamente lo que estaba viendo: Logan


caminando hacia ellos con dos cafés y una bolsa de papel marrón en la
mano… y maldición, se veía bien.

Después de que los ojos de Logan se movieron hacia Robbie y luego


volvieran a los suyos, éste se dio la vuelta, cayó contra la cabina y se puso
una mano en el pecho. Cerrando los ojos, dijo:

201
—Tan jodidamente sexy.

Cuando Logan se detuvo junto a la mesa, miró hacia donde Robbie


estaba sentado con los ojos aún cerrados. Entonces se volvió hacia él con
una pregunta en los ojos.

—Está bien. Está teniendo un momento —explicó mientras Logan le


rozaba los labios en un rápido beso.

Cuando se alejó, sonrió.

—Yo también.

Tate se lamió los labios mientras Logan se enderezaba.

—Bonito abrigo.

—¿Te gusta? Un dolor en mi culo insistió en que me lo pusiera esta


mañana.

—Bastante seguro que no estaba cerca de tu culo esta mañana,


pero...

—No termines esa oración —interrumpió Logan—. Hay niños


escuchando.

Los dos volvieron entonces su atención hacia Robbie, que se había


sentado al frente y observaba ávidamente el intercambio.

—Oh, vamos. Se estaba poniendo bueno.

—Buenas tardes, Robbie —dijo Logan mientras empezaba a


desenrollar su bufanda—. No sabía que nos acompañabas a almorzar.

Con ojos traviesos, Robbie le dijo:

—Me encantaría unirme a vosotros y comerlos en cualquier momento.

—Seguro que lo harías —dijo secamente Logan mientras se quitaba el


abrigo—. ¿Vas a salir de mi asiento?

Robbie se levantó y se inclinó antes de barrer su mano hacia la


cabina para indicar a Logan que podía sentarse. Luego volvió a dirigir su
atención hacia Tate.

—No me has dicho lo que le pasó a tu brazo.

Los ojos de Tate encontraron a Logan encogiéndose de hombros en


las mangas de su camisa como si tratara de ponerse cómodo... en su ropa o
en la conversación, Tate no estaba muy seguro.

—Tuve un accidente de coche —dijo finalmente, mirando a Robbie.

202
—Dios mío —jadeó, poniendo una mano en su boca—. ¿Y tú brazo
está roto?

—Su clavícula, entre otras cosas —intervino Logan.

La mirada de Robbie parpadeó entre los dos y cuando vio lo sombrío


que se veía Logan, debió entender que lo que había pasado era una mierda
seria.

—Sí. —Sonrió Tate con fuerza y luego estiró las piernas bajo la mesa
a cada lado de Logan—. Pero estoy mejorando cada día. Así que no pienses
en robarme a mi hombre. ¿Lo entiendes?

Logan tosió en el sorbo de café que había tomado.

—Oye —dijo, deslizando sus ojos sobre Logan de una manera


exclusiva—. Solo le dejo saber que estás fuera del mercado… para siempre.

JESÚS. LAS PALABRAS QUE HABÍAN SALIDO DE


LA BOCA DE TATE Y LA MIRADA QUE LE ESTABA
DANDO A TRAVÉS de la mesa hizo que Logan colocara su taza de
café en la mesa por si acaso la dejaba caer. Estaba caliente y excitado, y
hacía tanto tiempo que no lo veía así que las palmas de Logan empezaron a
sudar.

—Sí, sí, lo entiendo... —decía Robbie, pero mientras seguía hablando,


Tate estaba ocupado frotando su pierna contra la parte exterior de la suya y
el pequeño gesto fue suficiente para que Logan se moviera en su asiento…—
¿Logan?

Cuando su nombre fue dicho con suficiente fuerza como para


penetrar en su cerebro lleno de sexo, se volvió a centrar en Tate, quien le
sonrió.

Bromea. Sabe exactamente lo que me acaba de hacer.

—¿Eh? —Se las arregló para decir.

—¿Necesitas algo más?

Que Tate pase su maldito reconocimiento para que pueda...

—No.

Robbie debió sentir la vibración de vete que estaban lanzando,


porque se echó para atrás con una pequeña sonrisa, diciendo:

203
—Oookay, entonces. —Y lo dejó sentado allí con el sexy hombre, que
estaba fuera de sus límites, frente a él.

—Basta —ordenó Logan y llevó su taza de café a sus labios.

—¿Qué? No estoy haciendo nada.

—Mentira. Me estás mirando como si quisieras… —Sus palabras


terminaron cuando Tate eligió ese preciso momento para presionar su
pierna contra la suya. Logan miró fijamente a través de la mesa—. Y sigues
haciéndolo.

—Solo me estoy estirando. Tengo piernas largas.

Logan entrecerró los ojos y bajó la taza.

—Yo también, pero no me estoy frotando...

Tate lo hizo de nuevo.

—Jódete.

—Mhmm. Estaba pensando cuánto me gustaría eso. Extraño tenerte


dentro de mí.

Logan se acomodó en el asiento con un brazo apoyado sobre la mesa


y usó su otra mano para empujar discretamente su creciente erección.

—Tienes una vena sádica. ¿Sabes eso?

—¿Yo? —Se rió Tate—. No es mi culpa que te veas así... —Mientras


Tate lo comprobaba, Logan apretó el puño y esperó por la sexy frase que
estaba a punto de lanzar. En vez de eso soltó—: ¿Cómo estuvo tu mañana?

¿Qué? De ninguna manera está cambiando de tema ahora.

—¿Perdón?

—¿Tu mañana? ¿Cómo estuvo?

Logan se inclinó hacia delante.

—¿Realmente quieres hablar de eso ahora mismo?

—No. Pero pareces incómodo. Así que estoy tratando de ayudarte.

—Ese es el punto. No puedes ayudarme. No hasta dentro de una


semana. Así que guarda tus piernas y tu expresión sexy para ti.

Tate se encogió de hombros y agarró la bolsa de papel marrón que


tenía delante, sacando uno de los sándwiches. Una vez que se lo había

204
entregado, se sentó y sacó el segundo para él y luego dijo algo que hizo
que Logan se sintiera agradecido de estar sentado.

—Nunca he sabido que mi falta de participación te haya detenido


antes.

¿Significa lo que creo que él…?

—Y estaré más que feliz de proporcionarte ayudas visuales mientras


trabajas solo.

Sí, lo hace, joder.

—Ya sabes, para ayudarte, por supuesto.

Logan metódicamente desenvolvió su almuerzo y luego sujetó a Tate


con una mirada que esperaba que trasmitiera sus intenciones. Si la forma
en que Tate tragó y se lamió los labios era una indicación, éstas se
revelaron altas y claras.

—¿Y de qué clase de ayudas visuales estamos hablando aquí?

—Cualquier tipo que te guste.

Logan agitó la cabeza.

—Tendrás que ser más específico si quieres convencerme.

—¿Necesitas que te convenzan?

—Oye, eres el que está presentando la propuesta. Dámelo.

La expresión de Tate le dijo exactamente cómo le gustaría dárselo,


pero mientras desenvolvía su comida, Logan podía ver los pensamientos en
su cabeza.

Sí, vamos. Dime exactamente lo que quieres.

—Obviamente, sería algo limitado —comenzó Tate mientras Logan


tomaba un bocado de su sándwich. Sin embargo, no habría sido capaz decir
que llevaba, porque estaba demasiado ocupado mirando fijamente la
hambrienta expresión que se asomaba en la cara de Tate—. Pero mi médico
me dijo que necesito hacer ejercicios que apoyen el antebrazo y la fuerza de
agarre de mi mano.

La respuesta fue tan inesperada, y tan impecable, que Logan no pudo


evitar reírse.

—Ese es un argumento muy persuasivo.

Tate le dio su expresión más seria y luego, sí, le frotó la pierna otra
vez.

205
—Creo que sí. No querrás interponerte en mi proceso de curación,
¿verdad?

—No. Ciertamente no lo haría.

—Y quieres ayudarme, ¿verdad? Dicen que si alguien tiene un


objetivo por el que trabajar, mejorará mucho más rápido que uno que no lo
tiene.

Logan dio otro bocado, masticó y tragó.

—¿Es eso cierto?

—Sí.

El arrogante modo en que Tate contestó, como si ya supiera que


había ganado, garantizó a Logan el estar duro para el resto de su comida.

—Solo para que no haya confusión. ¿Quieres que me ayude delante


de ti para darte una razón para ejercitar la fuerza de agarre de tu mano?
¿Tengo derecho a eso?

Tate terminó de masticar el trozo que acababa de tomar y asintió.

—Así es.

—¿Y las imágenes? No me las has dicho.

La forma en que Tate se movió en su asiento hizo pensar a Logan que


ya lo estaba imaginando... y entonces compartió su visión.

—Yo desnudo, en nuestra cama. Y tú desnudo, arrodillado sobre mí.

—Joder, Tate —dijo, su aliento ahora saliendo un poco más rápido


con todos los pensamientos depravados que corrían por su cabeza—.
Maldita sea.

Tate levantó una ceja.

—¿Estás dentro o fuera?

Logan agarró su chaqueta y su bufanda y se deslizó fuera de la


cabina.

—Al diablo con cancelar el contrato. Puedes llamarlos.

—¿Oh? ¿Ha surgido algo? —preguntó Tate con una mirada victoriosa
cruzando su cara.

Logan besó esos labios provocadores y susurró:

206
—Sí. Lo ha hecho. Vámonos a casa. Creo que tienes una sesión de
terapia a la que ir.

207
CAPÍTULO 21
DURANTE TODO EL CAMINO A CASA, Logan no pudo
quitarle los ojos de encima a Tate. En el taxi, caminando por el vestíbulo, y
ahora, mientras estaban en el ascensor, no podía dejar de mirarlo
fijamente.

Hoy llevaba sus botas negras y pantalones vaqueros, y desde que


dejó el hospital había empezado a usar camisas abotonadas, que le
resultaban más fáciles de poner... y hacía que Logan quisiera arrancarlas.
Su brazo bueno estaba en la manga de una cazadora caliente y el otro
estaba cubierto por su cabestrillo.

Dios, es bueno verlo de pie y delante de mí otra vez, pensó cuando


finalmente llegaron a su piso.

—Esta sesión de terapia —reflexionó Logan mientras caminaban por


el pasillo—. No necesita empezar en un sofá ni nada, ¿verdad?

Cuando se detuvieron en la puerta, los labios de Tate temblaron y le


contestó:

—Creo que sería mejor empezar en donde planees terminar.

Logan giró la llave y abrió la puerta, y mientras Tate pasaba, le dijo


en voz baja:

—Entonces vete a nuestra habitación. Ahí es donde los dos vamos a


terminar.

Los ojos de Tate cayeron a su boca. Logan pensó que estaba a punto
de besarlo, pero en el último minuto dijo:

—Voy a necesitar tu ayuda. ¿Te parece bien?

Joder, sí. Asintió y cerró la puerta, y luego Tate continuó por el


pasillo, sacándose su cazadora. La tiró al sofá, y cuando lo miró y sonrió,
Logan quiso aferrarse su corazón.

Él es algo más. Y esa sonrisa le hizo tirar las llaves y quitarse el


abrigo lo antes posible. Logan se quitó los zapatos, y mientras se dirigía al
dormitorio, se desató la corbata y se quitó la camisa de los pantalones.
Cuando entró en la habitación, vio a Tate junto a la cama, sin zapatos y
calcetines, frunciendo el ceño y tratando de desabrocharse la camisa.

Logan se acercó y le rozó con la mano.

—Me pediste ayuda, ¿recuerdas?

208
—No quise decir con esto. Quise decir con...

Sabía lo que Tate quería decir, pero le cortó capturando su boca y


besándole con fuerza. Mientras sus labios se separaban, Logan se deslizó
dentro para probar el café en su lengua y gimió cuando Tate le chupó la
lengua.

Entonces Logan separó sus labios y susurró:

—Permíteme ayudarte. —Desabrochó el cabestrillo del brazo antes


de quitarle la camisa a Tate, por lo que se quedó de pie en sus pantalones
vaqueros—. Tan sexy —dijo mientras pasaba un dedo desde la base de la
garganta, por el centro de su cuerpo hasta su ombligo, y luego tocó el
botón de sus pantalones vaqueros—. ¿Qué llevas debajo de éstos?

La sonrisa de Tate reapareció, pero no dijo nada.

—¿He mencionado cuánto me encanta que —se detuvo Logan,


desabrochó el botón y bajó la cremallera— te guste ir de comando?

Tomó los lados de los pantalones vaqueros de Tate y los arrastró


lejos antes de besarlo de nuevo y deslizar una mano dentro. Mantuvo los
ojos en Tate mientras giraba su mano alrededor de su erección, y luego
Tate los cerró.

—Quiero que mantengas esto para que pueda ver un poco de ti. —
Arrastró su lengua hasta la oreja de Tate y chupó su lóbulo.

Un tenso sonido salió de Tate mientras agarraba su brazo para


apoyarse.

—Dios, Logan. Ha pasado demasiado tiempo.

Logan lo soltó y le envolvió el brazo alrededor de la cintura,


empujando su mano dentro de sus pantalones vaqueros. Metió sus dedos
en la mejilla del culo de Tate y le aplastó contra él.

—Sí, jodidamente demasiado.

Caminó hacia atrás hasta que el colchón golpeó la parte posterior de


sus muslos y Tate maniobró entre sus piernas, teniendo cuidado de no
golpear su brazo. Empujando hacia adelante, machacó su dureza… en
contra de él.

—No debes hacer nada extenuante —le recordó suavemente.

—Lo sé.

Logan volvió a agarrar su trasero y lo amasó.

209
—Lo digo en serio. Si quieres algo, pídemelo. No tengo ningún
problema con que me uses.

Tate se rió entre dientes y tomó su cara entre sus manos. Lo besó,
mordiéndole el labio inferior antes de decir:

—¿Y si quiero acostarme y dejar que tú me uses a mí?

Probablemente perderé mi jodida cabeza.

—¿Ves? —señaló Tate—. Incluso cuando estás siendo sincero,


consigues todo sexo.

—Eso es solo un bono extra —suspiró mientras Tate se pasaba los


dedos por el pelo—. Pero lo digo en serio. Literalmente debes recostarte y
disfrutar.

—Lo entendí.

—Tate —advirtió Logan.

—Yo. Lo. Entendí —reiteró Tate—. Ahora, ¿quieres quitarte la ropa?


Te... lo estoy pidiendo.

Logan se puso de pie, y cuando Tate no retrocedió, sus cuerpos se


juntaron.

—¿Todo?

—Sí. —Fue la respuesta de Tate, y luego caminó a su alrededor para


subirse a la cama. Cuando estaba recostado contra la cabecera, usando solo
sus vaqueros, bajó los ojos por el cuerpo de Logan con una invitación
sensual antes de confirmar—. Todo.

CUANDO LOGAN SE SACÓ LA CAMISETA, TATE


NO PODÍA PARAR DE VIGILAR EL PECHO
MUSCULOSO que quedó a la vista. Le encantaba el ligero vello de los
pectorales de Logan y el sexy rastro que formaba hasta su cintura. Dirigió
su mirada hacia abajo y cuando Logan se desabrochó el cinturón, Tate llevó
su mano izquierda a sus vaqueros abiertos y la metió dentro para ajustarse.

Santa mierda. Se estaba poniendo más duro con cada prenda que
Logan se quitaba, pero no había manera de que lo detuviera. Quería verlo
todo.

210
La noche anterior en el baño había sido catártico. Era lo que
necesitaban después de todo lo que habían pasado… estar desnudos y
vulnerables el uno con el otro.

Definitivamente, ese no era el caso aquí.

Lo que quería ahora mismo era que Logan le mostrara que aún era
deseable. Que todavía era el hombre al que quería. Y cuando Logan se quitó
los pantalones y el bóxer, los temores de Tate desaparecieron. La polla de
Logan estaba rígida, gruesa y orgullosamente proclamaba lo excitado que
estaba.

—Acércate más —dijo, sin dejar de mirarlo ni un segundo.

Logan fue más que complaciente. Agarró el frasco de lubricante de la


mesilla de al lado y lo dejó caer sobre la cama mientras se subía en el
colchón.

Mientras se acercaba, sus ojos se dirigieron a la mano que Tate tenía


en sus pantalones vaqueros y sonrió.

—Creí que se suponía que estabas ejercitando el músculo de tu mano


derecha.

—Sí, cambié de opinión. Creo que debería descansar. Además, no es


ni la mitad de efectiva que mi izquierda.

—¿No? —preguntó Logan mientras se colocaba a horcajadas en sus


piernas—. Creo que debería juzgar eso por mí mismo.

LOS DEDOS DE LOGAN COQUETEARON CON EL


CIERRE ABIERTO DE LOS VAQUEROS DE TATE
ANTES DE DESLIZARLOS POR SUS CADERAS, que Tate
levantó sin vacilar, liberando su preciosa polla cortada.

Un leve sonido de aprobación vino del hombre sentado frente a él, y


mientras Tate subía la pelvis, Logan se inclinó. Los olores de la excitación y
del propio Tate se combinaban y tenían a su pene dolorido entre sus
piernas. Hacía mucho tiempo que no había podía tocarlo de esta manera, ni
siquiera pensarlo, y mientras dejaba que su mente se relajara y disfrutara,
estaba envuelto en el erotismo del redescubrimiento.

Tate arqueó su cuerpo en un esfuerzo por acercarse a su boca, y


Logan dirigió sus ojos hacia él y le hizo gesto tranquilizador.

211
—Nada agotador, recuerda. Pórtate bien. —Luego, lentamente, pasó
su lengua por la parte inferior del pene de Tate.

Tate aspiró un siseo de aire y lo dejó salir en un gemido.

—Logan.

Claramente, su paciencia era tan precaria como la suya. Logan


levantó la cabeza y vio la expresión de Tate.

—Hmm, creo que lo había olvidado...

—¿Olvidado? —preguntó Tate mientras se chupaba los labios con la


lengua, haciéndole difícil tomar una decisión.

¿Voy a su boca o me quedo aquí en su polla?

Entonces la erección de Tate tocó su mejilla y Logan giró la cabeza


para lamerla y dejar un camino mojado por ella.

Decisión jodidamente tomada.

—Ahh, Logan... ¿Qué olvidaste? —jadeó Tate mientras le lamía la


llorosa ranura—. Dios, eso se siente jodidamente bien.

Logan chupó la cabeza hinchada entre sus labios y luego sintió una
mano tocar la parte posterior de su cabeza. Mientras Tate se burlaba de los
mechones de pelo que tenía entre sus dedos, Logan bajó su boca y lo llevó
más profundo.

El gemido que escapó de Tate fue tortuoso. Sonaba como un hombre


que llevaba años esperando que alguien lo tocara, y mientras Logan se
agarraba a sus caderas, sentía como si hubieran pasado años sin poder
hacerlo.

Cuando separó los labios de su polla y la besó, sus ojos se


encontraron con los de Tate y susurró:

—Olvidé lo jodidamente hermoso que eres cuando te derrumbas por


mí.

TATE MIRABA AL ATRACTIVO HOMBRE


MONTADO A HORCAJADAS SOBRE SUS PIERNAS Y
TRATÓ DE RECORDAR un tiempo en el que no lo amara… y,
infiernos, si podía. Logan había hecho algún tipo de hechizo sobre él, uno

212
que no creía posible. Pero mientras lo veía levantarse de rodillas y acariciar
su propia polla, Tate supo que había encontrado a su persona.

Alargó la mano hacia él y cuando Logan tomó su mano, Tate lo


empujó hacia delante para que se arrodillara sobre sus caderas.

—Bésame —susurró cuando la boca de Logan se cernió sobre la suya.


Bajó la cabeza, y mientras sus labios se encontraban, Tate cerró los ojos,
listo para saborear el profundo deslizamiento de su lengua. Cuando no
sucedió y esa boca perversa desapareció, los ojos de Tate se abrieron para
ver a los azules de Logan brillando sobre él.

—¿Así?

—No.

—¿No? —preguntó Logan, frotando con fuerza contra su pecho.

Tate tenía la cabeza inclinada hacia atrás contra el cabecero, pero


pudo sentir la pegajosa evidencia de la excitación de Logan mientras miraba
arriba a la visión hedonista arrodillada sobre él.

—No. Quiero más.

—¿Es verdad?

—¿Contigo? Siempre.

Cuando Logan se inclinó, le mordió el labio inferior y le rozó:

—Bien —gimió Tate y le dejó entrar. El sexy sonido que salió de


Logan llenó sus oídos mientras le agarraba la cara entre sus manos y lo
devoraba.

Cerró los ojos mientras las caderas de Logan se retorcían contra él,
haciendo imposible pensar en otra cosa que no fuera la forma en que se
movía cuando estaba dentro de él. Sería un maldito milagro si pasara la
siguiente semana con vida, por la forma en que su corazón le latía en el
pecho al sentirlo de nuevo.

Levantó sus caderas hacia arriba mientras Logan serpenteaba una


mano entre ellos, y cuando un puño apretado le bombeó la polla, soltó una
frustrada maldición.

—Joder. Quiero... yo...

—¿Sí? —urgió Logan, su voz apenas un susurro y su cálido aliento


rozándole el pelo, al lado de su oído—. ¿Qué quieres, Tate? Dímelo.

213
—Más —dijo, aunque sabía que no podía tenerlo, entonces una idea
echó raíces en su mente. De una forma u otra, iba a tener a Logan dentro
de él—. Quiero probarte.

Los ojos de Logan se entrecerraron como si tratara de meterse en su


mente, y luego le dio una mirada tan pecaminosa que Tate sabía que lo
entendía.

Silenciosamente, Logan retrocedió y le tiró de los pantalones. No fue


hasta que arrojó la tela vaquera al costado de la cama y se arrastró de
nuevo a horcajadas para que su polla estuviera a centímetros de su cara
que Tate supo que estaban exactamente en la misma onda.

CUANDO LOS OJOS DE TATE SE DESLIZARON EN


UN CALIENTE CAMINO HACIA DEBAJO POR SU
CUERPO, Logan envolvió un puño alrededor de sí mismo y colocó su
cuerpo para que golpeara contra la barbilla y los labios de Tate. Sí, aquí
está mi sucio Tate. Sé lo que quieres.

—Abre tu boca —ordenó.

Tate bajó su mano para tocarse a sí mismo y Logan sintió su sangre


correr a un duro ritmo entre sus piernas.

Oh, sí, estoy sobre ti.

—Tate —volvió a decir, llamando su atención y sus ojos hacia él—.


Abre tu boca.

Mientras se acercaba más y sus rodillas estaban flanqueando los


lados de Tate, éste separó los labios y sacudió la lengua a través del
presemen que cubría la cabeza hinchada de la polla de Logan.

Tienes que estar jodidamente bromeando, Logan pensó, poniendo


una mano en la cabecera para prepararse. Entonces Tate lo miró y su
expresión de anhelo hizo que Logan pensara solo en una cosa… no puedo
esperar a hundir mi polla entre sus labios.

Se dirigió hacia esa boca que esperaba y mientras la punta de su


erección se posaba sobre ella, Tate le volvió a probar. Sus ojos bajaron y
luego sacudió el infierno fuera de Logan al inclinarse hacia delante para
tragarlo dentro.

214
Logan rechinó los dientes y flexionó los dedos contra el robusto
armazón de la cama mientras sentía que una de las palmas de la mano de
Tate subía por la parte posterior del muslo para sujetarle el culo.

—Oh sí, Tate. Eso es. Chúpame.

Sintió que la succión a su alrededor aumentaba a medida que las


mejillas de Tate se vaciaban y movía los labios hacia delante y hacia atrás.
Logan soltó su polla y pasó sus dedos por el pelo de Tate para poder sujetar
su nuca mientras deslizaba sus labios a lo largo de su carne endurecida.

La mano sobre su culo lo acercó, y mientras usaba la boca caliente y


húmeda de Tate de la manera en que le había pedido, Logan sintió como
sus dedos se clavaban en su nalga y luego bajaban para apretarle
suavemente las pelotas.

La maldición de Logan rebotó por la habitación y su cabeza cayó


mientras Tate continuaba tragándolo. Su respiración se aceleró rápidamente
y recordó que el hombre que actualmente estaba destruyendo su control
era la única persona que alguna vez lo había hecho sentir así.

Tate tenía el poder de hacerlo temblar de pasión y de dolor... y


confiaba en él con toda su alma.

Mirando hacia abajo, vio sus ojos marrones llenos de deseo mirándole
fijamente. Acarició con sus dedos la mandíbula de Tate y cuando esa
expresión se transformó en una de amor y gratitud, sintió como sus bolas
se apretaban y su cuerpo comenzó a temblar.

Su mente se cerró a cualquier otra cosa que no fuera el orgasmo


explosivo que entonces le golpeó mientras estaba enterrado en lo profundo
de la deliciosa boca que le rodeaba y cuando Tate se tragó cada gota y sacó
su boca, Logan puso las dos manos sobre la cabecera para sostenerse.

Joder, pensó. Lo es todo para mí.

Tate había destruido cualquier tipo de pensamiento que tuviera, pero


cuando Logan se fijó en su hermosa cara, estaba decidido a dar lo que
acababa de recibir.

Se movió hacia abajo hasta que estaba acostado junto a Tate, y


cuando vio una sonrisa particularmente satisfecha de sí mismo cruzar sus
labios, preguntó:

—¿Contento contigo mismo?

—Sí, creo que sí.

Logan pasó un dedo por la erección prominente que seguía siendo


masajeada por la mano de Tate.

215
—¿Quieres decirme por qué?

Tate se deslizó por la cama y un tembloroso aliento lo dejó mientras


Logan le cubría la mano y empezaba a acariciarlo.

—Ha pasado mucho tiempo desde que te he visto así. Quería


asegurarme de que no me lo imaginaba todo.

Eso hizo que Logan tuviera curiosidad. Especialmente por el brillo en


los ojos de Tate.

—Querías asegurarte de que no te imaginaste, ¿qué exactamente?

—La forma en que me siento cuando estamos juntos así. Y la forma


en que te vuelves loco por mis manos y mi boca.

—Oh, ¿lo hago?

—Sí —gimió Tate y cerró los ojos—. Quería que fueras sucio como
antes, y funcionó. Estuviste prácticamente todo el camino hasta mi
garganta. Te vuelvo jodidamente loco.

—Cristo, Tate —gruñó Logan, enterrando su nariz en su cuello—.


Primero, nunca necesitas dudar de esto entre nosotros. Nunca jamás.
Desde el momento en que nos conocimos, he estado intentando entrar
dentro de ti, y siempre querré estar ahí. Segundo, me encanta hacer todo
contigo, pero cuando dices cosas así... cuando te ensucias y me lo
devuelves...

—¿Sí?

Logan metió la lengua en la garganta de Tate y luego le besó el oído,


donde susurró:

—No puedo decidir si quiero amarte o follarte hasta que estés


demasiado débil para caminar.

Tate giró su cabeza hacia él, jadeando por el sólido trabajo de mano
que le estaba dando ahora.

—Ambos suenan igual de bien para mí. Eres tan... Dios... tan
desinhibido y eso me pone tan malditamente caliente.

Logan lo besó y le dio su sonrisa más demoníaca. Luego lo soltó y se


deslizó entre los muslos de Tate. Lamió la tensa carne que lo saludaba y se
atrevió a decir:

—Vamos, entonces, Tate. Déjame tenerlo. Caliente y sucio, justo


como nos gusta.

216
Y mientras los dedos de Tate se retorcían en su cabello, Logan abrió
los labios y procedió a volverlo jodidamente loco.

217
CAPÍTULO 22
LA SEMANA PASÓ sin incidentes, aunque parecían estar en
una especie de espera. Logan se levantaba y se iba a trabajar, y él se
sentaba en casa a esperar.

Pero hoy no... Hoy la espera se había acabado. El viernes por fin
había llegado, su cita de médica de reconocimiento estaba programada para
las tres y después de eso, Tate sentía que finalmente podría continuar con
su vida.

Estaba de pie en la cocina, desayunando, cuando Logan salió del


dormitorio sujetando su reloj alrededor de su muñeca. Vestido para el
trabajo, parecía pulido, su pelo negro peinado a la izquierda como de
costumbre, y mientras caminaba por el comedor, cogió sus gafas, que
descansaban sobre el periódico y se dirigió hacia él.

—Siete de la mañana. Estoy impresionado.

Tate sonrió alrededor de un tazón de cereales mientras Logan cogía


las tazas y se giraba por la isla de la cocina. Besó su mejilla y luego se
acercó a la cafetera.

—¿Y café? Wow. Estás lleno de energía esta mañana. —Logan se


acercó a la despensa para coger su taza de viaje.

—Supongo que estoy listo para quitarme este aparato.

Logan lo miró.

—Apuesto a que sí.

—Sí. Y será bueno volver a una rutina normal.

Logan se sirvió el café y luego le puso la tapa a su taza antes de ir a


su lado. Colocando una mano en su brazo bueno, apretó.

—Estoy de acuerdo. Pero aun así no quiero que apresures las cosas.
Recuerda, Pete dijo que no necesitas volver hasta dentro de una semana.
Tu sustituta temporal está contratada hasta entonces.

—Lo sé. Pero aún tengo que mover mis cosas aquí y también tengo
que ir a la comisaría y ocuparme de todas las cuestiones del accidente.

Logan frunció el ceño y se giró para agarrar su chaqueta, que estaba


colgada en la silla.

218
Mientras se encogía de hombros, Tate estudió la expresión seria de
su cara y preguntó:

—¿Qué está pasando por tu mente?

Cuando Logan se limitó a tirar de las mangas de su chaqueta, Tate


dejó el tazón y dio la vuelta a la isla.

—¿Logan?

Logan lo miró y se tomó un respiro antes de decir:

—¿Has pensado en presentar cargos contra el conductor que te


golpeó?

Habían discutido brevemente qué opciones tenía cuando había estado


en el hospital, pero en ese momento, solo quería pensar en curarse antes
de pensar en toda la basura legal que tendría que resolver por lo que pasó.

—Creo que deberías considerar seriamente sentarte con alguien para


discutir tus opciones.

A él realmente no le gustaba la idea de gastar más dinero en la


oficina de un abogado, especialmente después de que Diana cambiara su
procedimiento de divorcio entre dos de ellos. Pero también sabía que Logan
tenía razón. Necesitaba saber cuáles eran sus opciones legales.

Logan metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba hacia él.

—Depende de ti, Tate, pero casi mueres ese día. Estuviste en el


hospital por poco más de un mes y probablemente necesitaras terapia física
durante algún tiempo, así como citas de reconocimiento. —Le tomó la mano
y la llevó a su boca, besándola—. Necesita ser responsable de eso. Estaba
equivocado y te hizo daño.

Tate deslizó su mano por la mejilla de Logan y se inclinó para besarle


los labios.

—Lo sé. Necesitaba volver a estar bien antes de abordarlo todo.

—Entiendo —asintió Logan.

Tate podía decir que quería decir más pero, por una vez en su vida,
se estaba conteniendo. Lo que le hizo sentir curiosidad.

—¿Querías hacerlo tú?

—Lo pensé —admitió Logan. Luego lo dejó ir y siguió por el pasillo


hasta donde su maletín estaba apoyado junto a la mesa de la entrada—.
Pero creo que deberíamos hablar con alguien que se especialice en este tipo
de casos —dijo.

219
—Espera —rió Tate—. ¿Estás diciendo que podría haber alguien mejor
que tú? Porque creo que me gustaría recordar este momento.

—Qué gracioso eres —dijo Logan cuando regresó a la sala de estar y


le dio una tarjeta blanca grabada en relieve con oro.

Leighton & Asociados. Tate pasó su dedo por encima del nombre y
luego miró a Logan.

—Son una firma con la que hemos trabajado un par de veces y que
se ocupa específicamente de reclamaciones por lesiones personales.
También me he encontrado con un par de sus empleados.

—¿Son buenos? —preguntó Tate mientras metía la tarjeta en el


bolsillo trasero de sus vaqueros.

Logan se encogió de hombros despreocupadamente.

—Sí. Son buenos.

—¿Los mejores?

—No. Dije que eran...

—Bien —aclaró Tate con una sonrisa. Dio un paso al frente para que
sus dedos de los pies tocaran los zapatos de vestir de Logan y le paso una
mano por la corbata azul marino—. Estoy bastante satisfecho con el
abogado que tengo. Y es mejor que solo bueno.

Una de las cejas oscuras de Logan se levantó.

—¿Sí?

Cogió los labios de Logan en una burla de un beso antes de volver a


asentir.

—Sí. Pero tal vez debería probar con estos tipos. Mi abogado insiste
en que siempre es bueno intentar un poco de todo.

Logan giró los ojos y luego lo rodeó para tomar su café.

—Estás de humor, ¿no es así, sabelotodo?

—Tal vez —admitió Tate riéndose—. Es bueno sentirse mejor por fin.

—Bueno, si estás a la altura, hay unas cuantas personas que quieren


verte esta noche. Una mujer muy embarazada en particular.

Las palmas de Tate se volvieron sudorosas al pensar en ver a Rachel.


Había venido a visitarlo un par de veces después de que se había
despertado, pero cada vez que estaba en la habitación, se sentaba en una

220
esquina, callada, mientras Cole bromeaba con él y con Logan. Apenas había
hablado.

—No lo sé. Tal vez sea mejor si esperamos. No quiero causarle más
estrés y la última vez que la vi...

—Por supuesto, depende totalmente de ti. Pero creo que le haría bien
verte. Te pareces a ti otra vez. No estando horrible y en el hospital.

—Caramba, gracias.

Logan suspiró y tocó su hombro.

—Sabes lo que quiero decir. Además, pidió verte.

—¿Lo hizo?

—Sí —dijo Logan antes de darle un beso final en la mejilla y caminar


por el pasillo hasta la puerta principal.

Mientras se inclinaba a recoger su maletín, Tate disfrutó la forma en


que sus pantalones de vestir encajaban perfectamente en su firme culo.

—Volveré a las dos para que podamos irnos. Tenemos una cita con tu
médico.

—Un poco impaciente, ¿no?

Los ojos de Logan le envolvieron, y luego mostró una sonrisa


completamente sexual.

—No sabes ni la mitad.

—OH, BIEN. ESTÁS AQUÍ —DIJO COLE CUANDO


LOGAN ENTRÓ EN SU OFICINA Y VIO A SU HERMANO
de pie junto a su escritorio, escribiendo en un pedazo de papel.

—Aquí estoy. ¿Me dejas notas de amor otra vez? ¿Cuántas veces
tengo que decirte que tiene más significado cuando utilizas tus palabras,
Cole?

Cole le sacó el dedo medio mientras caminaba por la habitación y le


daba el periódico.

—Rachel y yo fuimos a los restaurantes que mencionaste y está de


acuerdo en que hay algunos geniales aquí. Pero, ¿realmente crees que
quiere hacer una cena de celebración con todos preguntando cómo está?

221
—No —se rió Logan—. Pero nunca celebramos su trigésimo
cumpleaños porque lo aplazó una y otra vez y se merece una fiesta de
despedida del hospital. Sé que está harto de estar encerrado, incapaz de
hacer nada. Solo quiere sentirse normal de nuevo, así que estaba
intentando pensar en algo.

—¿Desde cuándo has hecho algo normal?

—Buen punto —reconoció Logan, y luego recordó una carta que


había recibido por correo electrónico hacía un par de semanas, pero había
estado demasiado ocupado para llamar.

Hmm... Ahora eso podría funcionar.

De todos modos, miró la lista que tenía en la mano para ver en qué
restaurantes se habían puesto de acuerdo, y sus ojos se fijaron en el que
había escrito como broma. Logan levantó la cabeza y una astuta sonrisa
cruzó su boca.

—Tu perro sucio.

—¿Perdón?

Le dio la vuelta al periódico y se lo puso en la cara a Cole.

—¿Lo has señalado? ¿Con un círculo?

Cole cruzó los brazos sobre su ancho pecho y frunció el ceño.

—Solo porque no ando por ahí alardeando de mi sexualidad tan


odiosamente como tú no significa que no disfrute de ciertas cosas.

Logan se rió entre dientes y caminó hacia su escritorio, mientras Cole


continuaba:

—Ahí es donde conocí a Rachel, para tu información.

Ese es un detalle interesante que no conocía. Sorprendido, se volvió


hacia Cole.

—¿En serio?

Cole asintió mientras se movía hacia atrás hacia la puerta y la abrió.

—Realmente, en serio.

La boca de Logan se abrió y luego se rió.

—Has conseguido impresionarme. Algo que creí que ya no podías


hacer. Bravo, hermano.

Cole agitó la cabeza.

222
—A diferencia del tuyo, mi comportamiento sigue siendo un misterio
para la mayoría.

Logan fingió ahogar un bostezo.

—Sí, sí. En cualquier caso, estamos haciendo algo bien. Porque tú


tienes a la chica y yo al chico.

—Lo hicimos —Cole estuvo de acuerdo con una sonrisa que Logan
pensó que coincidía con la suya.

Luego sombreó el borde del papel y pensó, ¿Qué demonios?

—Tienes razón. No soy normal. ¿Crees qué a Rachel le molestaría si


nos ponemos al día la semana que viene?

—No, en absoluto. En realidad, todos cenamos los lunes por la noche.


Vosotros dos deberíais venir.

Logan lo pensó por un segundo y luego dijo:

—Déjame hablarlo con Tate, pero no veo por qué no. Mientras tanto,
tengo un fin de semana que planear. —Antes de que Cole cerrara la puerta,
Logan preguntó—. ¿Oye? ¿Leighton & Asociados?

—¿Qué pasa con ellos?

—¿Quién es su mejor hombre para las lesiones personales?

Cole pareció pensarlo y luego chasqueó sus dedos.

—Finley. He trabajado con él un par de veces.

—De acuerdo —dijo Logan mientras sacaba su teléfono para guardar


el nombre en sus notas—. Gracias. Oh, y ¿Cole?

—¿Sí, Logan?

—Gracias. Por todo.

Cole le sonrió comprensivamente y salió de la oficina, cerrando la


puerta al salir.

TATE HABÍA SALIDO DE LA DUCHA CUANDO


ESCUCHÓ SU TONO DE TELÉFONO DESDE EL
TOCADOR. Agarró una toalla del estante y se acercó para ver el número
de Diana parpadeando en la pantalla.

223
No exactamente con quien quiero hablar ahora mismo, pensó
mientras envolvía la toalla alrededor de sus caderas y recogía el teléfono.
Mientras seguía sonando, se miró en el espejo y se obligó a responder.

—Hola.

—¿Tate?

—Sí, soy yo.

—Hola.

Cerró los ojos y se dijo que tenía que tener paciencia.

—Hola, Diana.

Hubo una pausa incómoda y se preguntó por un momento si había


colgado hasta que le preguntó:

—¿Cómo estás?

Su pregunta era casi tímida y cuando Tate abrió los ojos, se


preguntó, ¿Qué clase de hombre quiero ser? Pasó una mano por su pelo y
pensó en la forma en que Logan había extendido una invitación a su padre,
lo que le hizo ablandarse hacia la mujer en el otro extremo del teléfono.

—Lo estoy haciendo mucho mejor —le dijo, frotándose la nuca.

—Oh, eso es bueno.

—Lo es. Hoy vuelvo al médico.

—Bien —respondió rápidamente y luego agregó—. Me alegro.

—Sí —estuvo de acuerdo y aunque el silencio esta vez se mantuvo


incómodo, no hubo furia latente como solía haber.

—Bueno, eso era todo. Solo quería saber…yo…

—¿Diana?—interrumpió, agarrando su pelo en un puño. Mierda.


¿Cuándo se volvió tan difícil hablar con ella?

—¿Sí, Tate?

—Nunca tuve la oportunidad de darte las gracias antes de salir del


hospital.

—Oh. —Ella respiró suavemente en el teléfono—. No es necesario.

—Sí, lo sé. Gracias por transmitir mis deseos ese día. Sé que no fue
fácil.

224
Ella se rió entonces, y Tate se apoyó contra la pared mientras el
sonido que una vez le había sonado tan familiar llenaba su oído.

—Eso es quedarse corto si alguna vez hubo algo así.

—Supongo que lo es, ¿eh? —se rió.

—Ahh, sí.

Cuando sus risas compartidas se disiparon, esperó.

Entonces ella susurró:

—Sé feliz, Tate. Te lo mereces. —Justo ahí en ese momento, Diana


sonaba más sincera de lo que nunca antes la había oído.

—Lo soy. Me hace feliz.

—Bien. De acuerdo. No quiero retenerte más de lo que ya lo he


hecho...

—Diana —dijo otra vez y pensó que la había oído suspirar por el
teléfono.

—¿Sí?

—Gracias por llamar.

Esta vez suspiró con fuerza al contestar:

—Gracias por responder.

—Adiós —dijo en voz baja y ella le contestó lo mismo.

Mientras dejaba el teléfono y lo bajaba al tocador, estudió en silencio


su reflejo. Le gustaba el hombre que lo miraba fijamente. El que era cuando
estaba con Logan. Lo respetaba, y mientras se afeitaba las mejillas y la
mandíbula, juró hacer lo que fuera necesario para ser siempre ese hombre.

¿COGISTE TUS PANTALONES DE CUERO LA ÚLTIMA VEZ QUE


ESTUVIMOS EN TU APARTAMENTO?

Logan sonrió al mensaje que acababa de enviar. Su día había pasado


volando y todo estaba listo para el fin de semana que había planeado. Todo
lo que necesitaba hacer ahora era recoger a Tate para su cita con el
médico.

Tate: No. No había razón para hacerlo. ¿Por qué?

225
Logan cerró sus correos electrónicos, cerró el documento que tenía
abierto y luego cogió su teléfono para enviarle un mensaje de texto.

Quería saber si teníamos que detenernos y cogerlos de camino


a casa desde médico. Y lo haremos.

Colocó el teléfono y revisó los papeles que acababa de imprimir antes


de doblarlos y guardarlos en el bolsillo de la chaqueta. Entonces su teléfono
sonó.

Tate: ¿Por qué?

Qué entrometido. Luego se rió entre dientes mientras añadía:


Porque sí.

En segundos, Tate respondió.

Tate: Esa no es una buena respuesta, abogado.

Logan se puso de pie y atendió la llamada de su teléfono:

—¿Quieres saber por qué? Porque extraño ver tu culo apretado


envuelto en ellos.

—Ya veo. ¿Y vas a llevar mi culo apretado a algún sitio especial? —


preguntó Tate, su risa sexy nunca dejaba de hacer que Logan deseara estar
a poca distancia.

—No. Pero planeo hacerlo.

—Hmm —musitó Tate—. ¿Dónde?

—Es una sorpresa —dijo Logan mientras agarraba su maletín y


caminaba hacia la puerta.

—¿Vamos a tu cabaña?

—Solo dije que era una sorpresa. No pienso decirte nada —dijo
mientras apagaba las luces—. Mis labios están sellados.

—Sería la primera vez —bromeó Tate.

—Cuidado, Tate. Te estoy secuestrando este fin de semana y planeo


hacerte todo tipo de cosas malas.

—¿Y tú? ¿Y si no quiero tener cuidado? —preguntó Tate, la invitación


clara en su voz.

—Supongo que lo sabrás después de tu cita con el médico, ¿no? Pero


no digas que no te lo advertí.

226
—Amenazas —dijo Tate, y la forma en que su voz bajó hizo que
Logan se acelerara.

Se despidió silenciosamente de Sherry y se dirigió hacia la salida


cuando dijo por teléfono:

—No, Tate. Es una promesa.

227
CAPÍTULO 23
TATE NO PUEDE BORRAR la sonrisa de su cara mientras
Logan los conducía a través del tráfico de la tarde, lejos de la consulta del
médico. Cuando llegó a recogerlo, Tate había pensado que le enviaría un
mensaje para que bajara. Pero Logan había subido, lo besó hasta dejarlo sin
sentido y le dijo que preparara una bolsa para pasar la noche.

Y no me ha dicho una mierda desde entonces.

Pero si la forma en que lo había mirado moverse por el dormitorio


para preparar la bolsa, no había sido un incentivo suficiente, entonces la
forma en que Logan lo tocaba accidentalmente cada vez que podía, si lo
era.

Era obvio que Logan tenía planes… y estaba más que feliz de ser el
protagonista de ellos.

Logan alcanzó el botón de encendido de la radio del coche y lo


apretó. Sí, bueno... quizás algo de música ayudaría a distraerlo del hombre
que estaba sentado a su lado, porque para él, sentarse junto a Logan ahora
mismo era un ejercicio de moderación.

La canción que había estado sonando se desvaneció, y la locutora de


radio se acercó a los altavoces hablando del amor y del para siempre,
prometiendo que esta noche, en su Línea del Amor, entregaría la canción
que hará que ese alguien especial se enamore de ti… y eso le hizo sonreír.

—¿Qué canción elegirías? —preguntó.

Logan le miró brevemente.

—¿Canción?

—Sí —dijo, señalando con la cabeza inclinada hacia la radio—. Si


tuvieras que elegir una canción para que alguien se enamorara de ti.

Logan le dio una sonrisa.

—No necesito una canción. La persona que yo quiero ya se ha


enamorado de mí.

—Arrogante —rió Tate.

Logan le guiñó un ojo y luego se encogió de hombros.

—Solo soy honesto.

228
Se escabulló y miró por la ventana mientras Logan salía de la
autopista. Cuando vio la señal que acababan de pasar, se le abrió la boca.

—¿El aeropuerto?

Logan cruzó el coche y le pasó una palma por encima del muslo.

—Tal vez.

—¿Qué quieres decir con tal vez?

—No tienes aversión a volar, ¿verdad? No soy muy aficionado, pero


esta tarde estoy dispuesto a hacer una excepción. Además, siempre quise
subir a un avión contigo. Desde que me hiciste pensarlo en el museo
aquella vez...

Logan seguía hablando, pero en algún lugar después del museo, Tate
se había perdido lo que le estaba diciendo, demasiado concentrado en el
hecho de que lo llevaban al aeropuerto.

No fue hasta que Logan preguntó:

—Entonces, ¿tú sí? —que se dio cuenta de que Logan había dejado de
hablar y estaba esperando a que respondiera.

Estaba tratando de encontrar una respuesta, pero todas se quedaron


atascadas cuando vio el morro del avión corriendo por la pista, y elevarse
mientras comenzaba su ascenso.

—¿Tate?

—¿Cuál era la pregunta?

Logan parecía extremadamente satisfecho consigo mismo cuando se


desvió hacia el aparcamiento de la izquierda.

—Te pregunté si tienes aversión a volar.

—No. —Tate se las arregló para contestar, sacudiendo la cabeza—.


¿Qué estamos haciendo en un aeropuerto, Logan?

Logan condujo el coche a un lugar vacío y aparcó. Cuando sacó las


llaves de la ignición, le miró y le dijo:

—Te dije que te secuestraba el fin de semana.

—¿En un avión?

Logan se apoyó en la consola y le cogió la barbilla. Le besó tan fuerte


que Tate se preguntó si sus labios estarían magullados, y cuando finalmente
levantó la cabeza, dijo:

229
—Sí. En un avión. No creo que entiendas lo feliz que estoy de tenerte
vivo y sano otra vez. Hemos perdido dos meses de nuestras vidas, Tate.
Este fin de semana, quiero recuperar todo el tiempo perdido.

El corazón de Tate le golpeaba por la intensidad de los ojos de Logan.

Y agregó:

—La única decisión que tienes que tomar es si te vienes en silencio o


gritando mí nombre.

La boca de Logan lo tomó en un beso intenso. Jesús, sí. Este era el


Logan que se había perdido. Lo probó y le chupó la lengua y Tate llevó una
mano hasta el pelo de Logan para intentar acercarlo. Le dolía por volver a
estar con él, desnudo y completo, y cuando el médico le había dado el visto
bueno y había mirado a Logan, sabía que el sentimiento era mutuo.

—Ahh, Tate —respiró Logan contra sus labios—. Déjame hacer esto.
Deja que te mime, que vuelque mi amor sobre ti y, entonces, volveremos a
ser ordinarios. Te lo prometo. Pero este fin de semana, quiero mostrarte lo
extraordinario que eres para mí.

Tate tragó mientras miraba fijamente a los ojos azules de Logan y


cuando asintió en silencio, los labios de Logan le sonrieron.

—Vale, tenemos que salir de este coche antes de que pierda el jodido
control.

Tate se mordió el labio inferior.

—Entonces vámonos. Aparentemente, tengo que tomar un avión.

LOGAN SE COLOCÓ EN EL ASIENTO DEL PASILLO


MIENTRAS TATE SE ABROCHÓ EL CINTURÓN DEL
ASIENTO JUNTO A ÉL Y LEVANTÓ LA PANTALLA DE
LA VENTANILLA. Realmente odiaba volar, lo que le hacía sentirse
muy nervioso. Pero estaba dispuesto a hacerlo y se alegró de su decisión.

La expresión de Tate cuando se enteró de que se dirigían a Nueva


York había hecho que valiera la pena su decisión de última hora y durante
todo el tiempo que habían estado embarcando, no había sido capaz de
quitarle la sonrisa a su hermosa cara.

—¿Cuándo fue la última vez que volaste a algún lado?

230
Logan pensó en eso y se dio cuenta, Joder. ¿No fue cuando conocí a
Jessica?

—Umm...

Tate no se perdió su incomodidad, y cuando se giró en su asiento y


apuntó con una mirada de… escúpelo…, Logan tragó y trató de sonreír con
su sonrisa más entrañable.

—Un día antes de que tú y yo nos conociéramos.

—¿Y? —empujó Tate.

—¿Y qué? —preguntó. Tratando de desviar la atención de Tate, miró


a la azafata mientras pasaba por allí—. ¿Crees que me traería una bebida
antes de irnos?

—No intentes cambiar de tema. Fue el viaje que dijiste que era un
ajuste apretado...

—Sí —dijo Logan, interrumpiéndole.

Realmente no quería que nada arruinara esto, especialmente no un


paseo por el camino de los recuerdos con Jessica. Así que, cuando Tate le
puso los labios en la oreja, se puso tenso, preocupado por si lo había
estropeado todo... pero ese no era el caso.

—Apuesto a que seré más apretado.

Logan apenas retuvo el gemido que tenía en la garganta cuando giró


la cabeza, y cuando sus miradas se quedaron trabadas, sintió el deseo
irradiando de Tate y se preguntó cómo lograría pasar las dos horas y diez
minutos siguientes sin atacarlo.

—Compórtate —dijo, amando el resplandor pecaminoso que


iluminaba los ojos de Tate—. Lo digo en serio. Guárdate las manos para ti,
William.

Tate se rió entre dientes y levantó las manos, moviendo los dedos.

—Ah huh —refunfuñó Logan—. Volar es lo suficientemente estresante


para mí sin tratar de controlar el impulso que tengo de chuparte la polla.

Eso provocó una carcajada por parte de Tate, y Logan se giró para
ver a la mujer sentada en el pasillo frente a ellos, mirando hacia allí. Le
sonrió educadamente hasta que Tate, el jodido manitas, le acarició con una
palma de la mano en el muslo y le metió la nariz en el cuello para poder
besarle la mandíbula.

—¿Podrías...?

231
—¿Hmm? —murmuró Tate en su oreja, lo que le hizo deslizarse un
poco más hacia su asiento, tratando de ocultar lo que pasaba entre sus
piernas—. ¿Podría yo?

—Deja de bromear, joder.

—¿Por qué? Te encanta cuando me burlo de ti. Probablemente


también te guste que lo haga mientras esa mujer nos observa. —Tate le
mordió el lóbulo de su oreja y Logan tuvo que admitir que le encantó...
demasiado—. Lo sabes, ¿verdad? Eso es tan jodidamente sexy.

Logan se mordió el interior de su mejilla mientras Tate continuaba


besándole detrás de su oreja.

—Hueles increíble.

—Cristo, este va a ser un vuelo largo y jodido.

Tate le hizo cosquillas en el lóbulo con la punta de la lengua y le


susurró al oído:

—Tal vez, pero no estás pensando en el hecho de que estamos a


punto de despegar, ¿verdad?

Mientras los motores retumbaban, la mandíbula de Logan se apretó.

—No sabía que tenías tanto miedo a volar.

Giró su cabeza para enfrentarse a la sonrisa traviesa de Tate.

—No lo tengo.

—Sí, lo tienes.

Las azafatas les instruían sobre qué hacer en caso de emergencia, y


mientras el avión llegaba a la pista de despegue, Logan mantenía los ojos
en Tate. Tal vez, si se concentrara en él, no sentiría la intensa sensación de
pánico que normalmente sentía cuando pensaba en la gran cantidad de
confianza que había que tener en los motores de los reactores que lo
impulsaban hacia el cielo. Ese era el plan, de todos modos, hasta que miró
por la maldita ventanilla abierta.

—¿Oye? —dijo Tate.

Logan llevó sus ojos de vuelta a los suyos. La mano de Tate se


deslizó en la suya y la apretó suavemente.

—Cuando los motores arranquen y comencemos a movernos, cuenta


hacia atrás desde treinta.

Logan frunció el ceño, pero Tate sonrió tranquilizadoramente.

232
—Los primeros treinta segundos de despegue y aterrizaje son los más
peligrosos. Así que una vez que lo superes, el resto es un paseo por el
parque.

—Oh, sí. Eso ayuda. Muchas gracias —murmuró Logan, sabiendo que
no parecía nada agradecido.

A medida que el avión comenzaba a vibrar y a encenderse, Tate se


llevó su mano a la boca y le besó la palma antes de apuntarle con los ojos
ardientes y sugerirle:

—O puedes pensar en lo bien que te sentirás cuando hundas tu polla


dentro de mí en aproximadamente dos horas y media.

El cerebro de Logan casi se cortocircuitó con esa imagen, y estaba a


punto de responder cuando el avión comenzó a hacer estruendo en la pista.
Antes de que se diera cuenta, se dirigió al cielo y estuvieron treinta
segundos más cerca de su destino de fin de semana.

TATE NO PODRÍA CREER QUE ESTABA EN


NUEVA YORK. HABÍA ESTADO UNA VEZ, CUANDO
ERA MÁS JOVEN y le encantó, pero estar allí con Logan garantizaba
que siempre sería su lugar favorito, estaba seguro.

El vuelo había sido fluido, y una vez que llegaron, habían cogido un
taxi y se dirigían a... No tengo ni idea. Esa parte aún era un secreto.

Logan no iba a soltar nada, y Tate se preguntaba qué tenía escondido


en la manga. Acababan de cruzar el East River y les dijeron que estaban a
unos veinte minutos de distancia, y con cada minuto que pasaba, se volvió
más y más curioso.

Las luces de la ciudad iluminaban las calles mientras viajaban a


través del tráfico nocturno, y luego giraron hacia la Quinta Avenida. El taxi
maniobró alrededor de varios coches para finalmente detenerse y cuando
vio a cartel de El Península iluminado al otro lado del elegante edificio, se
volvió hacia Logan.

Con una triste sonrisa, se encogió de hombros.

—Los beneficios de pasar una semana entera en Chicago. Un fin de


semana en New York.

—Logan, esto es demasiado.

Logan agarró su chaqueta y lo arrastró hacía él para besarlo.

233
—No es suficiente ni de cerca. Además, es gratis.

Tate agitó la cabeza.

—No fue gratis.

—Shh —dijo—. Esta es la primera vez que agradezco que Evelyn haya
hecho lo que hizo. Gracias a ella, podré estar esta noche y mañana en esta
ciudad contigo. Disfrutémoslo.

Tate tocó la mejilla de Logan y sonrió contra su boca.

—De acuerdo, vamos.

CUANDO SALIERON DEL TAXI, LOGAN FUE AL


MALETERO A POR SUS BOLSAS. Cuando Tate trató de tomar la
suya, dijo:

—Ni siquiera lo pienses. Acaban de quitarte el cabestrillo del brazo.

Tate se acercó a él, tomó su bolso con la mano izquierda y le dijo con
toda naturalidad:

—Sí. Me lo quitaron. Porque está mejor. Ya oíste al médico. Dijo que


estaba bien. Solo tengo que tener cuidado con ciertos movimientos y
posiciones.

Los labios de Logan temblaron al cerrar el maletero. Luego le pagó al


conductor.

—Me parece justo. Prometo tener cuidado con las posiciones en las
que te ponga y seré suave.

Tate tomó su mano mientras pasaba y dijo:

—No demasiado suave.

Logan se rió mientras subían por las escaleras que conducían a la


puerta giratoria, y cuando entraban, se detuvieron y Tate se giró para mirar
hacia él, con los ojos muy abiertos y claramente impresionado.

—Wow.

Directamente delante de ellos había una enorme escalera que llevaba


a un rellano y luego se encorvaba tanto a la izquierda como a la derecha.
Una intrincada lámpara colgaba sobre él y los pisos de mármol estaban tan
bien pulidos que Logan podía ver su propio reflejo en ellos.

234
—¿Qué te parece? ¿Te va a encantar estar aquí? —Encontró el área
de facturación y tiró de la mano de Tate.

Tate fingió que lo pensaba mientras esperaban en la fila.

—Eso depende. Vas a estar aquí, ¿verdad?

—Mhmm.

—¿Te quedas en mi habitación? ¿En mi cama?

—Bueno, solo me ofrecieron una habitación con una cama extra


grande, pero si quieres dormir en el sofá...

—¿Sí?

—Entonces dormiré encima de ti.

Los ojos de Tate se fijaron en los suyos mientras la mujer que estaba
detrás del mostrador de facturación les decía si podía ayudarlos. Entonces
prometió en voz baja:

—No creo que sea necesario un sofá.

—¿No?

—No. Y me va a encantar —dijo Tate mientras se acercaban al


mostrador—. Porque estás aquí.

Los dos saludaron a la mujer que les dio la bienvenida, y cuando Tate
puso una mano en medio de su espalda, Logan pensó: Maldita respuesta
perfecta.

235
CAPÍTULO 24
TARDARON MENOS DE QUINCE minutos en registrarse y
subir hasta el piso de su suite. Cuando entraron en su habitación, Tate se
adentró primero y miró el lujoso entorno.

El espacio era grande. En el otro lado, un amplio ventanal daba a la


Quinta Avenida y a la ciudad que se extendía fuera y en el centro de la
habitación había una enorme cama gigante formada con ricas cubiertas de
color crema. Las almohadas negras se mostraban nítidamente en la parte
superior.

Logan se acercó a la mesa del tocador que dividía el dormitorio del


baño y colocó su bolso en el pequeño taburete rectangular mientras Tate
dejaba caer el suyo en el extremo de la cama. Todavía no era demasiado
tarde, apenas un poco más de las nueve y media, y pensó que podrían
instalarse y comer algo si Tate quería.

—Este lugar es irreal —dijo Tate mientras se dirigía hacia las


ventanas.

Logan echó un vistazo a través de la única puerta que había en la


habitación y vio una enorme bañera de hidromasaje y una ducha al lado.

—Seguro que lo es. Y si quieres ir a nadar, estoy seguro de que


nuestra bañera tiene capacidad para dar vueltas.

Tate se rió al girarse para mirarlo y cualquier pensamiento que Logan


tuviera de salir de la habitación desapareció. Pensó que nunca había visto
una vista más espectacular de Tate que la de este momento. Estaba vestido
con pantalones negros, un suéter rojo y ligero y su abrigo negro... y cuando
se quedó allí, con el telón de fondo de la ciudad de Nueva York detrás de él,
se quedó sin aliento.

—Es grande, ¿eh?

Logan descansó en contra del tocador, frente al pie de la cama,


continuando con el chequeo de Tate, cuando comentó:

—Sí. O eso me han dicho.

Tate se rió mientras caminaba y se detenía delante de él para rozar


sus dedos por la cremallera de sus pantalones.

—Quienquiera que te haya dicho eso, no era mentira.

Logan se enderezó y apretó la palma de la mano de Tate,


aplastándola contra su erección... masajeándose.

236
—Solo espera. Se hace más grande.

En los labios de Tate se formó una sonrisa llena de travesuras y sexo,


mientras sus dedos se flexionaban lo mejor que podían alrededor de su
dureza dentro del bóxer.

—No te creo —dijo, y Logan decidió que el tiempo de espera había


terminado.

El médico les había dado el visto bueno, y desde entonces, no había


querido nada más que volver a entrar en su hombre.

Tomó la chaqueta de Tate y lo tiró hacia delante para darle un beso


antes de caminar a su alrededor.

Cuando Tate se giró, sus piernas golpearon el pequeño taburete cerca


de la mesa, y se movió hacia un lado. Logan entonces lo bajó hasta que su
culo golpeó el borde del tocador y pudo atraparlo y meterse entre sus
piernas.

—Tal vez necesite probarlo —dijo Logan, quitándose las gafas y


poniéndolas en el mostrador. Luego metió las manos en el pelo de Tate e
inclinó su cara. Dado que Tate estaba medio sentado, Logan se encontró
por encima de él, y le encantaba esa posición.

—Tal vez sí —se atrevió a decir Tate.

Logan bajó la cabeza, y cuando sus labios estaban a solo un susurro,


sugirió:

—Quizá deberías quitarme los pantalones y ver por ti mismo.

Al no necesitar más invitación, Tate le desabrochó la hebilla del


cinturón, y sus ojos se oscurecieron mientras le abría los pantalones. La
boca de Tate estaba curvada en los bordes, disfrutando de la burla, porque
esta vez era diferente. Esta vez, ambos sabían que... voy a terminar dentro
de él.

Miró detrás de Tate al espejo y gimió ante la imagen que tenía.


Flexionó sus dedos en todos esos rizos enredados por el viento, y eso le
recordó aquella noche hace meses en Whipped. La noche en que Tate había
bailado contra él.

También recordó la fantasía explícita que había tenido de tenerlo


así... desnudo, frente a un espejo. Una fantasía que estaba a punto de
hacer realidad.

—Levántate —dijo mientras soltaba el pelo de Tate y daba un paso


atrás.

237
Después de quitarse la chaqueta, Logan la tiró en la cama detrás de
él. Tate se estaba quitando los zapatos, después de quitarse el abrigo y
tirarlo al suelo. Luego puso las manos en los pantalones.

—No —dijo Logan—. Solo el suéter por ahora.

Tate se detuvo solo un segundo y luego usó su mano izquierda para


tirar de la manga por su brazo derecho. El médico le había dicho que no lo
levantara a menos que fuera necesario, pero aparte de eso, todo debería
estar funcionando bien.

Logan le vio sacárselo por la cabeza y le encantó la imagen de él en


sus pantalones. La piel olivácea de Tate siempre le hacía querer pasarle la
lengua por encima y verlo sin camisa le hacía ponerse en acción para estar
lo más desnudo y lo más cerca posible de ese cuerpo. Pateando sus
zapatos, Logan terminó de desnudarse y luego se enderezó para ver a Tate
palmeándose a sí mismo a través de sus pantalones, mirándolo con ojos
hambrientos.

Sabía exactamente lo que Tate estaba sintiendo. Había pasado


demasiado tiempo. Demasiado tiempo desde que había sido capaz de
dejarse ir y tenerle como solía hacer. Sentía dolor por poder hundir su
cuerpo en el interior de Tate, y Logan sabía que él también lo deseaba.

—¿Recuerdas aquella noche que fuimos a bailar? —preguntó, y


mientras Tate asentía, Logan arrastró las puntas de sus dedos por su suave
pecho hasta el ombligo—. Pasaste todo el tiempo moliendo mi polla y me
prometí que un día te vería así. Desnudo y presionado frente a un espejo.
Entonces podría ver cada centímetro de ti.

La comprensión apareció en los ojos de Tate.

Entonces Logan susurró:

—Quítate los pantalones, Tate.

Tate se desabrochó los pantalones y Logan no pudo evitar envolverle


el brazo alrededor de la cintura y acariciar la ranura de su culo, bajando el
dedo para rozarle su vulnerable agujero.

—Hoy es ese día. Date la vuelta.

TATE SE SENTÍA HIPNOTIZADO POR LA VOZ DE


LOGAN Y POR EL DEDO MASAJEÁNDOLE, PERO SIN
PREGUNTAR, se giró. Ni siquiera había pensado dos veces en el

238
espejo, que se extendía a lo largo de toda la pared divisoria, pero cuando
sus ojos descubrieron que Logan estaba en él, se preguntó cómo había
pasado por alto las posibilidades.

Tate miró ávidamente como Logan le tiraba de la ingle, poniéndole el


culo exactamente donde había dicho que había estado esa noche... sobre su
polla. Luego se inclinó hacia atrás contra su pecho, sintiendo un escalofrío
en su espina dorsal mientras el cálido aliento de Logan se posaba sobre su
oreja.

—Tan sexy —dijo ásperamente Logan, pasando un brazo alrededor de


su cintura para meter los dedos en la parte delantera de sus pantalones
abiertos—. Eres tan jodidamente sexy, Tate.

Cuando los dedos de Logan le rodearon y le acariciaron, un gemido


de puro placer le salió de la garganta.

—¿Así? —preguntó Logan mientras lo volvía a hacer.

—Sí —suspiró y vio a Logan en el espejo—. Hazlo de nuevo.

—¿O tal vez así? —sugirió Logan, con su puño en la punta, donde
retorció la muñeca de una manera que tenía a los dedos de sus pies
doblados en la alfombra de felpa.

—Oh, demonios —maldijo y agarró el antebrazo de Logan. Giró su


cabeza para capturar la boca de Logan y mientras sus labios se
encontraban, empujó su polla hacia atrás a través del fuerte puño que le
estrujaba.

Tate separó su boca cuando la otra mano de Logan se movió a la


base de su garganta, donde lo sostuvo en su lugar y comenzó a presionar
fervorosos besos por el costado de su cuello hasta el hombro. Mientras
raspaba sus dientes a lo largo de la parte superior de éste, Tate clavó sus
dedos con más fuerza en el brazo que lo sostenía. Logan levantó los ojos
para encontrarse con los suyos en el reflejo, y fue todo lo que pudo hacer
para evitar que sus rodillas cedieran.

La expresión en los ojos de Logan era salvaje. Era exclusiva de Tate,


y mientras continuaba asimilando el resto del cuadro que formaban, Tate
miraba como esos labios se curvaban contra su hombro.

—Voy a disfrutar esto por muchas razones —le dijo Logan—. Pero una
de ellas será mirar tu cara cuando finalmente veas lo bien que nos vemos
juntos... follando.

Maldita sea. Tate sabía lo ardiente que el porno gay lo había puesto.
Ver a dos tíos hacerlo había sido extremadamente excitante. Así que solo de
pensar en lo sexy que se vería Logan mientras se acostaba con él lo tenía

239
muy excitado. Fue una reacción que no pudo ocultar al hombre que estaba
detrás de él, porque tan pronto como la idea había sido plantada en su
mente, Tate golpeó las caderas hacia adelante, intentando conseguir más
fricción en su polla.

—Oh, sí. ¿Ves? —susurró Logan, su voz ronca—. Te gusta esa idea,
¿no? ¿Vernos follar?

Claro que sí, joder, pensó. Pero en vez de decirlo, Tate giró la cabeza
y besó la boca sucia de Logan, que seguía haciendo promesas tan calientes
que casi lo derritieron en el suelo. Escuchó un agonizante sonido de
excitación que coincidía con el suyo, y entonces su cuerpo y sus labios
fueron liberados. Los ojos azules y abrasadores de Logan encontraron los
suyos y simplemente dijo:

—Mira.

LOGAN ARRASTRÓ SUS OJOS LEJOS DE TATE Y


LOS DESLIZÓ A LO LARGO DE SU COLUMNA
VERTEBRAL. La piel de este hombre es jodidamente deliciosa, pensó
mientras le acariciaba con las palmas de las manos los costados y ponía un
beso en la base del cuello. El pelo de Tate le hizo cosquillas en la nariz y
Logan sonrió mientras empezaba a trazar su lengua por su columna.
Cuando llegó a la curva de la parte baja de su espalda, metió sus dedos en
los pantalones negros y se agachó para tirar de ellos por encima de la
cresta del culo de Tate.

Mientras arrastraba los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos,


los ojos de Tate lo encontraron en el espejo. Puso una mano al costado del
tocador para equilibrarse y luego levantó su pie sin necesidad de
instrucciones.

Una vez que la ropa restante de Tate se había ido, Logan dejó que la
conexión entre ellos se cortara para poder concentrarse en su culo, que
ahora estaba a la altura de sus ojos. Corrió su dedo índice por el interior de
las piernas de Tate hasta detrás de sus rodillas, y cuando llegó a ellas,
flirteó un momento, dibujando círculos invisibles.

—¿Tate? —le preguntó, moviéndose para poder apoyar su sien contra


la cadera de Tate.

—¿Sí?

Logan giró la cabeza y le mordió la piel lisa del hueso de su cadera.

240
—No puedo ver cuando estoy aquí abajo —explicó, y luego se volvió
hacia la mirada acalorada de Tate en el espejo—. Así que vas a tener que
decirme lo que me estoy perdiendo.

Una de las manos de Tate rodeó su polla y empezó a masturbarse


con una tensa mirada de concentración en su cara.

Oh, sí. Le encanta esa idea.

Logan cogió su bolso del taburete que tenía a su lado y abrió la


cremallera para coger la botella de lubricante que había empaquetado.
Luego la colocó en el mostrador para más tarde, empujó la bolsa a un lado
y la apartó de su vista. El cuerpo de Tate se balanceó hacia delante,
levemente alejado de él y Logan sabía que se estaba cogiendo con su puño.
Pero no había sonido en la habitación más que... sí, ahí está... las ráfagas
de aire que escapaban de Tate con cada golpe de sus caderas.

Logan sonrió cuando hundió los dientes en el firme globo del culo de
Tate, y cuando un jodido gruñido salvaje vino de arriba, dijo:

—No te oigo hablar, Tate. —Pasó las manos por la curva redondeada
del trasero de Tate y luego le dio un fuerte pellizco.

—Mierda, Logan.

Logan se rió entre dientes y luego besó el lugar había retorcido antes
de decir:

—Empieza a hablar. ¿Qué ves?

¿QUÉ VEO? PENSÓ TATE, MIENTRAS


CONTINUABA MASTURBÁNDOSE E IMAGINÁNDOSE A
LOGÁN arrodillado detrás de él.

—Me veo desnudo en una cara suite de hotel. La cortina está abierta
al fondo de la habitación y veo tu ropa por toda la cama detrás de
nosotros... lo que es jodidamente caliente. —Apoyó su mano izquierda en el
costado del tocador, mientras Logan escogía ese momento para correr su
lengua sobre la parte baja de su espalda.

—¿Qué más?

Tate sintió como su respiración se aceleraba mientras sus ojos


tomaban la foto X frente a él.

241
—Veo una de mis manos contra el tocador y otra que bombea mi
polla —dejó de hablar abruptamente mientras Logan se ponía de pie detrás
de él y bajaba sus dedos suavemente por sus bolas.

—Vamos, Tate —se burló Logan—. ¿No lo sabes ya? Quiero detalles.
—Su mano suavemente tomó su sensible saco y sopló un aliento caliente
contra su oreja—. Todos los sucios detalles.

Tate cerró los ojos por un momento, intentando controlarse, cuando


Logan decidió hacer de eso una tarea casi imposible.

—Mhmm. Pero mientras tú piensas en ello —dijo, y Tate abrió los


ojos para mirar mientras Logan caminaba a su alrededor y se movía entre
él y el tocador, apoyando su culo desnudo contra la mesa—. ¿Por qué no
pones tu pie en este taburete y ves cómo te chupo las pelotas antes de que
te trague por mi garganta?

Tate gruñó mientras sus ojos se movían hacia el espejo que estaba
más allá del hombro de Logan, y luego, sin dudarlo, puso su pie sobre el
pequeño taburete tapizado. La sonrisa lasciva en la boca de Logan al caer
de rodillas hizo que Tate se asegurara contra el muro del tocador, listo para
cualquier cosa. Sus ojos miraron su reflejo, y esta vez encontró su voz.

—Mierda. Vale —se aceleró sin aliento cuando vio que la parte de
atrás de los poderosos hombros de Logan se movía, mientras una de sus
palmas le acariciaba el culo—. Puedo verte de rodillas delante de mí. La
parte de atrás de tu cabeza y tu pelo, y cada vez que pasas tu mano sobre
mi culo, tus omóplatos...

Logan se inclinó en el lugar donde levantó la pierna y arrastró su


lengua por el muslo para chuparle una de sus bolas entre los labios.

—Oh, Jesús, Logan. —Tate apretó un puño y cerró los ojos, luchando
contra el orgasmo que se le estaba formando. Lo aplastó, sabiendo que, si
de algún modo podía aguantarlo, la recompensa estaría fuera de este
mundo. Sintió que los labios de Logan chupaban la tierna carne que se
apretaba entre sus piernas y se obligó a abrir los ojos. No quería perderse
ni una jodida cosa.

Tate podía ver el pelo negro y sedoso de la cabeza de Logan mientras


se sumergía debajo de él para atormentarlo con chupadas burlonas y gestos
de esa lengua rapaz. Era implacable en su misión de llevarlo al borde del
abismo, y Tate supo mientras Logan alzaba la cabeza, se sentaba de rodillas
y miraba por encima del hombro al espejo, que simplemente acaba de
empezar.

—¿Sabes lo que veo, Tate?

242
Tate no estaba seguro de que estuviera preparado para esto. No
estaba seguro de que sus piernas fueran lo suficientemente fuertes para
sostenerlo. Pero por Dios, estaba dispuesto a arriesgarse.

—¿Qué? —demandó.

A Logan le debe haber gustado la aspereza de su tono, porque sus


ojos se oscurecieron en el reflejo y se lamió el labio inferior.

—Veo tus dedos agarrando la pared tan fuerte que tus nudillos se han
vuelto blancos. Tu bíceps izquierdo está abultado, tratando de mantenerte
firme, y veo esa gruesa polla en tu puño que quieres meter ahora mismo en
mi boca. —Logan se volvió desde el espejo y lo miró desde donde estaba
arrodillado en el suelo—. ¿No lo ves?

Tate folló sus caderas hacia adelante, y cuando la brillante cabeza


chocó contra los labios de Logan, éste los abrió.

—Dámela.

Tate no necesitaba más invitación.

Miró hacia abajo hacia su cuerpo y guio su erección hacia la boca que
esperaba. Mientras sus labios se deslizaban a lo largo de su cuerpo, Tate
miró al espejo, balanceándose con una mano en el tocador, y trajo la otra a
la nuca de Logan.

Jodido infierno, la vista de Logan Mitchell desnudo, de rodillas y


chupando su polla hasta su garganta hizo que Tate se sintiera como el
cabrón más afortunado del planeta... se veía increíble allí.

Tate empujó sus caderas hacia adelante, y con su pierna apoyada en


el taburete, se deslizó bien y profundamente. Afortunadamente para él,
Logan era prácticamente un dios a la hora de dar una mamada. Estaba tan
metido en su garganta que la nariz de Logan estaba en su vello púbico y
sus labios estaban tocando la piel de su ingle.

—Logan —gimió y se liberó.

Mientras Logan le sacaba los labios, Tate le retorcía los dedos en el


pelo y tiraba de él. Cuando Logan se puso de pie, el costado de su boca se
curvó y caminó por detrás de él, pareciendo saber que estaba listo para
más.

—He estado pensando en follarte desde que aparcamos mi coche en


el aeropuerto O' Hare, en Chicago.

Tate cerró los ojos mientras las palmas de las manos de Logan le
acariciaban los costados del culo y se lo apretaban.

243
—Tú también has estado pensando en ello —continuó Logan, usando
los dedos para separarlo, y luego le pasó la lengua por la mandíbula—. ¿No
es así?

Tate apretó los dientes por el placer que Logan le estaba dando y
luego dientes afilados le mordieron el lóbulo cuando no contestó.

—¿No es así, Tate?

Los ojos de Tate se encontraron con los de Logan en el espejo, y la


jodida mirada salvaje arremolinándose en ellos hizo que asintiera
rápidamente.

—Sí.

No se atrevía a mirar a ninguna parte salvo al hombre


pecaminosamente atractivo, cuya erección estaba frotando un camino
pegajoso y mojado contra la grieta de su culo, mientras ponía su mejilla
junto a la suya en el espejo.

Ambos eran tan increíblemente diferentes uno del otro, pero mientras
estaban allí, arraigados en sus lugares, tenían una cosa en común. El crudo
deseo y la emoción en sus rostros coincidían, y cuando Logan cogió la
botella de lubricante y la abrió, Tate quiso rogarle que se apurara.

—Envuelve tu brazo izquierdo alrededor de mi cuello —ordenó Logan


cuando puso la botella de nuevo en el mostrador y envolvió sus dedos
lubricados alrededor de su eje dolorido. Los ojos de Tate se cerraron ante el
toque sensual de Logan, y mientras su cabeza se posaba sobre su hombro,
lo escuchó alabar—: Perfección.

244
CAPÍTULO 25
TATE ESTABA MEJOR QUE cualquier fantasía que Logan
podría haber imaginado al estirarse contra él, con la pierna apoyada en el
taburete. Deslizó su resbaladizo puño hacia arriba y hacia debajo de su dura
carne, y con cada húmedo deslizamiento, Tate golpeaba sus caderas hacia
delante... era hermoso de ver.

—Abre los ojos y mira lo increíble que eres —dijo.

Una vez que los pesados ojos de Tate se abrieron y encontraron los
suyos, Logan bebió con avidez de sus ojos. Sus rizos le rozaban la mejilla,
sus hombros estaban presionados contra su pecho.

Mientras seguía usando la mano de Logan como un agujero para


follar, le gruñó en su oreja:

—Tu cuerpo fue hecho para estar contra el mío.

Tate se estremeció.

—Me encanta cómo te sientes detrás de mí.

Logan soltó el asidero que tenía sobre él y puso sus manos a cada
lado de la cintura de Tate. Luego las puso sobre sus caderas mientras Tate
se agachaba para seguir disfrutando.

—Me hace muy feliz oírte decir eso, Tate, porque estás a punto de
sentirte mucho más a gusto detrás de mí.

Logan empezó a frotarse sobre la grieta de Tate y luego se concentró


en la imagen que tenía delante de ellos. Bajó un poco las rodillas, y cuando
vio la cabeza regordeta y húmeda de su polla aparecer entre los muslos de
Tate, Logan apretó los dientes para contener el rugido que sentía
construyéndose dentro del él. Oh, joder, esto es caliente, pensó mientras
repetía el dulce deslizamiento y sentía las pelotas de Tate contra la parte
superior de su polla.

—¿Sabes lo que está a punto de pasar aquí, verdad? —dijo


ásperamente, metiendo sus dedos resbaladizos por la grieta de Tate para
sondear su apretada abertura. Podía ver el pecho de Tate levantarse y bajar
mientras continuaba masturbándose y Logan empujó la punta de su dedo
dentro de él.

—Sí... —Tate se las arregló para hablar, aunque la respuesta era tan
baja que Logan estaba agradecido por el espejo por poder leer sus labios.

—Voy a deslizarme dentro de ti. Justo aquí. Y vas a mirar.

245
Los ojos de Tate estaban llenos de lujuriosos desafíos cuando se
inclinó hacia el espejo, levantó su brazo para apoyarse, y luego apretó sus
caderas contra la mano de Logan. Cuando su dedo rozó sobre la próstata de
Tate, Logan lo vio apretar sus dientes y aprovechó la oportunidad para
entrar en él con dos.

—Joder... —gruñó Tate y su cabeza cayó hacia adelante mientras


Logan empujaba sus dedos hasta el fondo, por lo que su palma de la mano
estaba aplastada contra el pliegue de su culo.

—Sí, Tate. Dios, estás apretado.

Entonces, Tate levantó sus ojos para encontrarse con los suyos y el
oscuro deseo en ellos hizo que todas las palabras de Logan se
desvanecieran.

—Lo deseo —dijo Tate, su voz ronca.

—Deseas...

—Esto —exigió, mientras usaba la mano con la que se había estado


acariciando para alcanzar entre sus piernas y tocar la hendidura mojada de
la polla de Logan.

La respiración de Logan vaciló cuando le quitó los dedos, cogió el


lubricante y agarró el culo de Tate. Vertió líquido fresco entre las mejillas y
luego miró hacia abajo para ver lo que quería. Una vez que había alineada
la punta de su erección con el agujero que lo llamaba, levantó los ojos para
ver a Tate saboreando el presemen de las puntas de los dedos con las que
le había tocado antes.

Jodido sucio. ¿Podría haber encontrado a alguien más perfecto para


él? La respuesta fue simple… jodidamente no. Con ese pensamiento
resonando en sus oídos, Logan metió los dedos en la carne de Tate y
lentamente empujó hacia adentro.

—Cristo... Logan... —gimió Tate por el avance lento y jodidamente


delicioso, mientras se deslizaba más lejos.

Logan bajó la cabeza y hundió los dientes en el hombro de Tate,


silenciando su propio gruñido salvaje.

Sintió una vena posesiva que le atravesó y se preguntó de dónde


venía. Sabía que amaba a Tate, que quería estar con él y cuidarlo. Pero
mientras estaba allí con él así... tan abierto, tan confiado en su conexión...
Logan tenía una intensa necesidad de hacerle saber que era suyo... y
viceversa.

246
Podía ver una gota de sudor que fluía por su propia sien mientras
miraba fijamente sus reflejos. Entonces posó una mano alrededor de la que
Tate tenía trabajando su polla e instruyó:

—Prepárate.

TATE PENSABA QUE NO ERA POSIBLE APRETAR


SUS DEDOS MÁS DURO EN LA SUPERFICIE DEBAJO
DE ELLOS, PERO cuando Logan agarró sus caderas y se retiró de su
culo solo para golpear de nuevo en el fondo... sus dedos casi se rompieron
tratando de mantenerse erguido. La maldición profana que salió de Logan
hizo que Tate encontrara sus ojos en el espejo y la vista que vio hizo que
sus rodillas se doblaran.

El pelo de Logan estaba pegado a su frente y el sudor que corría por


su mejilla, hizo que Tate quisiera probarlo con su lengua. Pronto dejó de
lado ese pensamiento, mientras los dedos de Logan se flexionaron en sus
caderas y empezó a balancearlos.

El ritmo era intenso a medida que Logan entraba en él, y cada vez
que tocaba fondo, Tate oía un sonido lleno de sublime éxtasis desgarrado
que hacía que su polla golpeara. El hombre detrás de él... y qué hombre
es... lo poseía en ese momento. No dejaba ninguna duda al respecto.

Los ojos de Logan estaban fijos en los suyos y su poderosa mandíbula


estaba apretada mientras la mano en la parte posterior del cuello de Tate lo
apretaba y lo tiraba hacia arriba, alineando sus cuerpos... de la cabeza a los
pies.

Mientras descansaba en su contra, Logan ralentizó su polla dentro de


él, mordiendo la curva entre su cuello y su hombro. Las caderas de Tate se
arquearon y sintió que Logan adelantaba las caderas para profundizar.

—No creo que lo sepas —le susurró Logan al oído—. Cuán duro quiero
follarte...

—Hazlo —urgió, deseando que Logan perdiera el control con él…


queriendo ver eso.

—Dios, quiero hacerlo.

—Sí —siseó Tate, su culo palpitando con una fuerte vibración


alrededor de la amplia intrusión—. Quiero que lo hagas.

En una voz que apenas reconocía, escuchó a decir a Logan:

247
—La cama, Tate. Ve y acuéstate al otro lado.

Tate podía sentir como respiraba fuerte mientras Logan se alejaba y


se apartaba para dejarlo pasar.

Eso fue cuando le oyó decir:

—No puedo esperar para entrar en tu interior y ver cómo lo tomas


todo.

Tate estaba tan excitado. Entre que Logan lo besó, lo mordió y le


prometió el sexo más caliente de su vida, no estaba seguro de poder
recordar su propio nombre.

Caminó a un lado de la cama y se acostó sobre el gran colchón para


poder verse en el espejo a lo largo del tocador.

Logan se acercó a donde sus piernas estaban colgando sobre el borde


y se puso en medio, abriendo sus muslos. Completamente erguido, parecía
una especie de dios sexual que llegaba para tentar a los simples mortales, y
Tate estaba seguro como el infierno que estaba tentado. Había estado
tentado desde que se había atrevido a intentarlo, y ahora, mientras Logan
estaba allí, estaba jodidamente agradecido por haber cedido.

—Te ves jodidamente bien, Tate —dijo Logan mientras lo miraba.

Tate se agachó para frotarse, intentando aliviar el dolor que ahora


era una constante vibración entre sus piernas.

—Pon tus pies en el borde de la cama.

Respirar se estaba convirtiendo en un reto con cada palabra que salía


de la boca de Logan, pero fue cuando se arrodilló junto a la cama cuando
Tate pensó que dejaría de respirar por completo. Rápidamente, se acercó a
un lado para buscar una de las almohadas pequeñas en la cabecera del
colchón. Se la metió detrás de la cabeza, intentando verlo, pero luego se
dio cuenta de que no necesitaba eso... tenía el espejo.

Tirando la almohada fuera de su camino, apoyó la cabeza sobre el


colchón y se giró justo a tiempo para ver los muslos musculosos de Logan
mientras se arrodillaba al lado de la cama. La polla dura que había estado
dentro de él hacía sólo unos minutos estaba completamente hinchada y
visible, y mientras los ojos de Tate se movían más arriba de su cuerpo,
encontró su propia pierna doblada en el camino de su vista y la bajó.

Quería verlo todo, y mientras miraba, Logan giró su cabeza hacia el


tocador y le pilló espiando. Una de sus cejas oscuras se levantó como para
decir, Te pille, y entonces se adelantó, agarró sus muslos y lo arrastró hasta
el borde de la cama. La sonrisa que se extendía por la boca de Logan era

248
jodidamente sucia y cuando Tate arqueó sus caderas en respuesta, su pie
se deslizó del colchón.

—Así es. Mírame —invitó Logan, y entonces se giró, bajó la cabeza y


arrastró su lengua sobre la base de su polla.

El sonido estrangulado que escapó de su garganta era fuerte


mientras intentaba poner su pie de nuevo en el colchón para poder empujar
hacia la cara de Logan. Pero después de un par de intentos fallidos, Logan
tomó su tobillo y lo colocó sobre su musculoso hombro.

Con la otra pierna recostada y las caderas inclinadas hacia arriba, la


imagen que Tate estaba viendo era tan indecente que no podía creer que
estuviera en ella. Pero mientras la lengua de Logan trazó un camino directo
hacia la punta de su polla y vio sus propias manos agarrando todo ese pelo
negro para mantenerlo en su lugar, recordó que la imagen era su realidad.

—Logan —gritó cuando Logan se lo tragó por la garganta. Mantuvo


sus ojos pegados al hombre que estaba inclinado sobre él, haciéndole una
mamada.

—Sabes tan bien —le dijo Logan mientras levantaba la cabeza y le


miraba fijamente. Sus ojos estaban tan oscuros que Tate pensó que
estaban cerca del negro y Logan se mordió el labio hinchado como si tratara
de probarlo de nuevo—. Te encanta verme chuparte la polla, ¿verdad, Tate?

Tate empujó sus caderas hacia arriba, y Logan le pasó los ojos por
encima hacia el reflejo. Entonces sus dedos se movieron, arrastrándose
hasta...

—¿Qué tal esto? —preguntó Logan, sus ojos aún cerrados mientras
lentamente empujaba su dedo dentro de él—. ¿Te gusta verme hacer esto?

CUANDO LOGÁN DEVOLVÍO SU ATENCIÓN AL


BANQUETE EXTENDIDO FRENTE A ÉL, VIO
DESAPARECER SU dedo dentro de Tate, que parecía como si
estuviera a punto de desmayarse de lo que le estaba experimentando.

Los sonidos que estaba sacando de él estaban volviendo ronca la voz


de Tate y lo tenían apretando su propia polla contra el costado de la cama,
necesitando aliviar de alguna manera el dolor, mientras el hombre que
estaba acostado frente a él se fragmentaba bajo sus manos y su boca.

Le mordió la franja de piel justo encima de donde su dedo le estaba


penetrando, y mientras Tate empujaba sus caderas hacia él por más, Logan

249
arrastró su lengua hacia abajo y se lo dio. Le sacó el dedo y chupó el
agujero apretado que estaba a dos segundos de coger, y cuando el talón de
Tate apretó en su hombro y su segunda pierna se acercó para plantarse en
el colchón, Logan sabía que estaba a punto de dejarse ir. Metió las manos
bajo el culo de Tate y lo levantó para probar cada parte de él que pudo
alcanzar. Cuando deslizó dos dedos dentro de él, una fuerte maldición
inundó sus oídos.

Empujado más allá de los límites de su control, Logan deslizó sus


dedos unas cuantas veces y luego los liberó del cuerpo de Tate antes de
que se pusiera de pie. Los ojos de Tate habían estado fijos en el espejo
hasta ese momento, pero giró la cabeza y miró directamente hacia él.

Logan agarró el lubricante del mostrador y se lo echó en la mano


mientras Tate trabajaba febrilmente con la palma de la mano hacia arriba y
hacia abajo. Luego volvió al colchón y cuando Tate se echó hacia atrás,
Logan puso una palma en su muslo.

—¿Adónde crees que vas?

Los párpados de Tate bajaron hasta la mitad cuando se tocó con la


punta de su lengua el labio superior y ensanchó sus piernas como una
invitación.

—A ninguna parte, estaba haciendo sitio para ti.

Logan subió su cuerpo para poder plantar una mano a un lado de la


cabeza de Tate y luego se inclinó sobre él. Pasó su palma resbaladiza sobre
la polla de Tate antes de frotar sus erecciones juntas y cuando Tate giró su
cabeza hacia un lado para mirar al espejo, Logan hizo lo mismo... y la
imagen que hacían fue una que nunca jodidamente olvidaría.

La hermosa piel de Tate era un contraste tan bello contra el color


crema de las cubiertas, y con sus largas piernas entrelazadas y sus cuerpos
musculosos conectados, Logan no podía evitar rodar sus caderas por la
imagen erótica que estaba viendo.

—Es jodidamente real —dijo, sin haberse dado cuenta nunca de lo


perfectos que eran cuando estaban juntos.

—Lo sé. No puedo dejar de mirar —confesó Tate—. Más. Quiero ver
más —dijo, sonando desesperado mientras movía sus caderas bajo las de
Logan mientras continuaban follándose con los ojos—. Quiero ver cómo me
tomas.

El cuerpo entero de Logan reaccionó a las palabras de Tate, pero


cuando Tate añadió:

—Quiero vernos follar. —Logan pensó que iba a explotar.

250
Tomó su mano más cercana al espejo y enganchó la pierna de Tate
bajo la rodilla, empujándola hacia atrás y abriéndole de par en par. Mantuvo
los ojos en Tate todo el tiempo mientras movía las caderas hacia arriba y la
cabeza de su polla pelada se restregaba por su agujero.

—¿Me sientes? —preguntó, levemente empujando en su contra.

Los labios de Tate se abrieron mientras su mirada se inclinaba hacia


donde sus caderas estaban conectadas y asintió.

Logan entonces empujó hacia delante, y una vez que la cabeza de su


eje se había deslizado dentro del apretado anillo de músculo, cerró sus ojos
y apoyó su mejilla contra la de Tate.

Sus antebrazos estaban a cada lado de la cabeza de Tate cuando


dijo:

—Abre los ojos. —La mirada de Logan se encontró con la suya en el


espejo.

Observó cómo las manos de Tate le acariciaban la espalda y le


tomaba del culo, y cuando susurró:

—Fóllame. —Logan vio que los ojos de Tate se dilataban y que su


boca se abría en un grito, mientras se retiraba y hacía lo que le pedía.

NO ESTABA SEGURO CUANDO HABIA PASADO


MÁS ALLÁ DEL PENSAMIENTO RACIONAL, PERO
CUANDO LOGAN SE DESLIZÓ dentro de él, la mente de Tate
parecía haber perdido la habilidad de enfocarse en cualquier otra cosa que
no fuera ver al hombre encima de él hacerlo suyo.

Sus cuerpos estaban tan íntimamente fusionados que era difícil saber
dónde acababa Logan y dónde empezaba él. Pero a medida que Logan
retrocedía las caderas y sacaba su deliciosa polla de su cuerpo, veía como
un mirón en uno de esos programas sexuales sucios.

Su pierna estaba enganchada sobre el codo de Logan y mientras se


metía en su interior, los hoyuelos y músculos de su culo, cadera y muslo se
flexionaban. Tate no pudo evitar drogarse con la imagen que estaba viendo.

Si no lo estuvieran tomando tan maravillosamente, podría haber


pensado que se había desmayado y estaba soñando esto. Pero la
contundente forma en que Logan estaba metido en su interior no dejaba
duda alguna de que era el hombre que estaba en la caliente y jodida

251
imagen. Ni siquiera podía distinguir las palabras que salían volando de la
boca de Logan mientras continuaba mirándose cómo le golpeaban en el
colchón. Y en algún lugar de esos eufóricos segundos, se perdió en el
sentimiento de rendición. Nunca había conocido tanta confianza, tanta
devoción en otro... y sabía que nunca volvería a hacerlo.

Arrancando sus ojos del espejo, miró a Logan y cuando lo encontró


mirándolo, le puso las piernas alrededor de la cintura para acercarse más.

Logan enterró su cara en su cuello mientras sus caderas se


aceleraban y se revolvía de un lado a otro... su respiración entraba en
ásperos resoplidos. Sonaba como un hombre a punto de explotar.

—Hazlo, Logan. Quiero sentir como entras dentro de mí. Hazme tuyo
—exigió Tate.

Le mordió la oreja y lo hizo. Logan se puso rígido en su interior y se


puso a gritar tan fuerte que resonó en las paredes. Tate giró la cabeza
mientras el calor de la liberación de Logan le inundaba, y la instantánea
visual y mental de todo el acto tenía a su propio orgasmo justo ahí,
tambaleándose en el borde.

Logan lo miró en el espejo y lentamente se retiró. Entonces se


agachó para tomarlo en su mano. Sostuvo sus ojos mientras movía el puño
hacia arriba y hacia abajo, y luego bajó la cabeza hacia su hombro y
susurró:

—Eres tan sexy, Tate. Jodidamente hermoso. Córrete por mí.

Los ojos de Tate se cerraron, y mientras recordaba la forma en que


se veían hacía solo un segundo, su clímax le golpeó y le hizo encorvarse y
formar un lío pegajoso y caliente por todo el estómago y la mano de Logan.

Nunca se había sentido tan satisfecho en toda su vida. Su mente


incluso se sentía nublada. Y mientras Logan se agachaba junto a él y rodaba
de espaldas, Tate sonrió al techo y dejó que sus ojos se cerraran. Nada de
lo que no habían dicho con sus cuerpos necesitaba ser hablado.

Ya se habían dado todo el uno al otro.

252
CAPÍTULO 26
ERA una hermosa mañana de sábado en Nueva York. El sol
brillaba, el aire estaba nítido con la promesa del invierno y la Quinta
Avenida estaba llena de peatones. De la mano, caminaron hacia Central
Park, y cuando llegaron a una parada en la esquina de una calle, Logan
miró a Tate. Estaba de vuelta en sus pantalones vaqueros, camisa y abrigo
habituales, y mientras el sol se filtraba por los edificios, les calentaba donde
estaban parados.

—¿Hay algún lugar en particular que quieras ver cuando lleguemos


allí? —preguntó Logan, esperando a que Tate lo mirara.

Lo pensó durante unos segundos antes de sonreírle.

—Strawberry Fields.

Cuando la luz cambió y fueron capaces de cruzar, tiró de la mano de


Tate y volvieron a arrancar.

—¿De verdad? Gran fan de los Beatles, ¿no?

—Un poco. Cortesía de mi padre. Solía escucharlos mucho cuando era


niño y aprendí la mayoría de sus canciones con mi guitarra en la escuela.

—Me encanta aprender estas pequeñas cosas sobre ti —dijo Logan—.


Strawberry Fields.

—¿Y tú? —preguntó Tate.

—¿Hmm?

—¿Qué escuchaste cuando eras más joven?

Logan se rió entre dientes.

—En realidad no escuché música.

—¿En serio?

—En serio. Te dije que era un empollón. Los libros eran lo mío, no la
música. Además, has conocido a mi madre. Puedes imaginarte que sus
gustos no eran exactamente lo que le gustaba a un joven. En realidad, eso
podría explicar algunas cosas... —meditó.

Tate lo empujó contra su costado, y cuando sus hombros golpearon,


se rió.

—Eso te hace sexy.

253
—¿Lo qué? ¿Que era un empollón? —preguntó incrédulo—. Confía en
mí. No era caliente. Era delgado y torpe.

Tate le meneó las cejas.

—Continua. Tengo una buena imagen. Las gafas, los libros, tu


cerebro inteligente, todo envuelto en...

Decidido a seguirle el juego, Logan le respondió:

—Favorecía las camisas de polo planchadas con mis pantalones


apropiados.

Tate le dio una vez más un completo repaso y Logan giró los ojos.

—Basta ya. Nunca me habrías mirado dos veces. Soy un tío,


¿recuerdas?

—Tal vez no al principio —estuvo de acuerdo Tate—. Pero apuesto


que si hubiéramos pasado tiempo juntos...

Logan se burló de la insinuación de Tate.

—Oh, no te detengas ahí. Dices que… si hubiéramos pasado tiempo


juntos en la universidad, ¿crees que hubieras probado las aguas conmigo?

Cuando llegaron a la entrada del parque y deambularon dentro, Tate


lo miró y realmente parecía estar contemplándolo antes de decir:

—Creo que hay algo en ti que solo...

Logan se detuvo.

—¿Qué solo…?

Tate le tocó la mejilla y simplemente dijo:

—Llama a una parte de mí. Y no creo que hubiera importado la edad


que tuviéramos.

Logan parpadeó, intentando pensar en algo que decir, pero no tenía


nada. Nadie le había dicho algo tan honesto en toda su vida. Como siempre,
Tate seguía siendo la única persona que podía sorprenderlo... justo cuando
pensaba que lo había oído todo.

—Hay algo en ti —trató de explicar Tate mientras trazaba sus dedos a


lo largo de su mandíbula—. En la forma en que eres. Me atrae, Logan. No
puedo imaginarme conociéndote y no sentirlo. —Se acercó a él en medio del
parque un sábado por la mañana y tomó sus labios en un beso tan dulce
que Logan tuvo que agarrarle los brazos para no caerse. Entonces Tate
levantó la cabeza y susurró—: Me llevó unos días verlo.

254
Logan tocó un rizo de la oreja de Tate.

—Fuiste muy testarudo. Y enojado.

—¿Me culpas? Me coqueteaste la primera noche que nos conocimos.


Estaba en shock.

Logan se giró y comenzaron a caminar de nuevo, ignorando a


cualquiera en el parque excepto a sí mismos.

—No lo hice. Esperé hasta el segundo día para hacer eso.

—Claro. Tus ojos prácticamente me desafiaban a...

—¿A?

Los labios de Tate se convirtieron en una sonrisa irónica.

—Ir a casa y pensar mucho en ti después de que terminara mi turno.

—Me gusta eso. Vas a casa a tu apartamento, y piensas en mí,


estando curioso. Pero, ¿sabes lo que me encanta?

Tate lo estudió y esperó en silencio.

—Vienes a casa conmigo… y estás absolutamente seguro.

Tate le guiñó un ojo.

—Eso también me encanta.

Y Logan sintió su corazón casi derretirse.

CUANDO PASEARON POR LOS CAMINOS


SINUOSOS DE CENTRAL PARK, TATE NO PODÍA
IMAGINAR NINGÚN OTRO LUGAR EN EL QUE
PREFERIRÍA ESTAR. La temperatura era perfecta para caminar por
la ciudad, y mientras miraba a las parejas estiradas en mantas y a los niños
arrojándose discos voladores y persiguiéndose unos a otros alrededor de los
campos de césped, sintió como el estrés de los últimos meses se levantaba
de sus hombros.

Esto era exactamente lo que necesitaba, y no debería haberle


sorprendido que Logan lo hubiera sabido. Era extremadamente intuitivo
cuando se trataba de cosas como ésta.

255
Pasaron a varias personas sentadas bajo los árboles leyendo, y
cuando caminaron alrededor del lago en dirección a Strawberry Fields, dijo
en voz baja:

—He estado pensando mucho la semana pasada en mi familia.

No dijo nada más mientras continuaban, y Logan parecía contento de


esperar a que él decidiera lo que quería decir.

—Sé que no he dicho mucho —empezó tratando de averiguar cómo


decir lo que quería.

—Está bien querer verlos, Tate —le dijo Logan suavemente,


salvándolo de decir las palabras.

Cuando sus pies vacilaron bajo él, Logan inclinó su cara en su


dirección.

—¿Pensaste qué pensaría menos de ti por querer hacerlo?

—No... Yo... Bueno, no sabía si quería verlos.

—Puedo entenderlo —dijo Logan. Era bastante simple.

Tate se giró para apoyarse en un lado del puente por el que estaban
cruzando. Cuando Logan se acercó, apoyó sus brazos en la parte superior e
inclinó su cuerpo hacia él.

—Tate, son tu familia.

—Pero eran tan...

—¿Crueles? ¿Prejuiciosos? ¿Intolerantes? —suministró Logan,


mientras miraba al otro lado del agua—. Sí, eran todas esas cosas. Y tal vez
lo seguirán siendo, especialmente tu madre —señaló—. Pero, ¿tu padre? Lo
está intentando.

Tate le pasó una mano por el pelo y suspiró.

—Sí, lo sé, y eso es en lo que he estado pensando. ¿Crees que...? No.


No te preocupes. —Se quedó más erguido.

Así que Logan también lo hizo.

—No, no hagas eso. ¿Qué ibas a decir?

Tate metió las manos en sus bolsillos y se mordió el labio mientras


pensaba cuidadosamente en sus próximas palabras. Entonces miró a Logan
a los ojos y preguntó:

—¿Crees que podríamos pasar por su casa de camino a la nuestra


mañana?

256
LOGAN NO ESTABA SEGURO DE CÓMO SENTIRSE
ACERCA DE VOLVER A LA ESCENA DEL ALMUERZO
DOMINICAL DE HACE TIEMPO… la que había acabado con Tate
dejándolo. Pero mientras miraba fijamente a los ojos marrones y nerviosos
que estaban esperando su respuesta, supo que tenía que superar sus
propios temores en esta situación y confiar en que Tate estaba en un lugar
diferente cuando se trataba de ellos dos.

Esto no se trataba de él, sino de Tate. Y si quiere intentarlo de nuevo


con sus padres, ¿quién soy yo para detenerlo?

—Claro, no veo por qué no.

—¿Logan? —preguntó Tate.

Logan se inclinó hacia el costado del puente, y Tate se apretó detrás


de él y puso sus manos en su cintura. Empujó sus cuerpos uno contra el
otro y luego puso sus labios junto a la oreja de Logan.

—Podría ser diferente esta vez.

Logan giró la cabeza, así que prácticamente estaban nariz con nariz,
y dijo:

—También, puede que no lo sea. ¿Entonces qué?

—Si no lo es, subiremos a tu coche y nos iremos a casa… juntos.

Ahí estaba, su mayor temor frente a él. La idea de que Tate lo dejara
otra vez o le dijera que se fuera... Joder, no estaba seguro de lo que era
peor. Pero por la expresión dolorida que cruzó la cara de Tate, sabía que
sus sentimientos debían ser bastante obvios.

—No me voy a ninguna parte. Lo sabes, ¿verdad?

Logan se giró para poder colocar su mano sobre el abrigo de Tate.

—Me siento como si debería...

—Pero de todos modos estás preocupado —terminó Tate por él—.


¿No confías en mí?

Logan frunció el ceño ante el tono molesto de Tate y luego su propia


agitación aumentó.

257
—Sí, confío en ti, pero maldita sea, Tate. Acabo de recuperarte
después de un mes en una cama de hospital y después la rehabilitación. Y
la última vez que fuimos a almorzar el domingo, tú... tú...

—¿Actué como un imbécil después? —le proporcionó Tate.

—Sí —terminó Logan subiendo el tono de su voz—. Ese día me


rompiste el corazón y honestamente, después de todo por lo que hemos
pasado, no creo que pueda volver a hacerlo. Ni siquiera si necesitas un
momento para asustarte.

Logan dejó de hablar, dándose cuenta de lo fuerte que había sonado


su voz, y luego bajó los ojos, lejos de Tate. Jesús, odio sentirme vulnerable.

—¿Logan?

Cuando no levantó la cabeza, escuchó a Tate decir su nombre otra


vez.

—Logan, ¿podrías mirarme, por favor?

Con los labios apretados en una delgada línea, miró a Tate,


irracionalmente enfadado por cómo había derivado la conversación. Cuando
los labios de Tate se llenaron de una sonrisa de esas que detienen el
corazón, eso solo sirvió para que se sintiera más malhumorado.

—¿Te hace gracia, Morrison?

—Oh, el apellido. Estás cabreado.

—No estoy cabreado. Estoy...

—Eres muy lindo cuando estás enfadado.

El fulgor de la mirada que apuntó a Tate debería haberlo matado y


lanzado al suelo.

—Jódete.

Tate se rió de esa sugerencia.

—Deja de intentar cambiar de tema.

—No lo estoy.

—Sí, lo estás. Pero no estoy enojado por tu reacción. Tienes derecho


a ser escéptico. Actué como un idiota la primera vez. Te alejé. Eso es lo que
me molesta. Yo, no tú.

El corazón de Logan golpeó en su pecho mientras Tate ponía sus


manos sobre su pecho y besaba sus tensos labios.

258
—Nunca volveré a hacer eso. Nunca jamás.

Logan asintió lentamente.

Entonces Tate tomó su barbilla entre los dedos y preguntó:

—¿Confías en mí?

Al tragar, miró la seria expresión en la cara de Tate y supo que


estaba diciendo la verdad.

—Sí, confío en ti.

PASARON UN POCO MÁS DE UNA HORA


PASEANDO ALREDEDOR DE LOS ESPLÉNDIDOS
TERRENOS DE STRAWBERRY FIELDS y tomando fotos.
Entonces Logan sugirió que almorzaran en el restaurante de Loeb’s
Boathouse. Era obvio que había estado varias veces en la ciudad porque
conocía el camino como si lo hubiera recorrido muchas veces, y mientras
paseaban bajo uno de los viejos arcos que cubrían el serpenteante camino
hacia el restaurante, Tate se apoyó contra los frescos ladrillos de piedra.

—Voy a extrañarte cuando vuelvas al trabajo —dijo Logan.

—¿Me extrañaras? Vivo contigo. Probablemente te hartarás de mí.

—Creo que eso sería imposible, pero quise decir que te extrañaré por
las noches. Me gusta tenerte ahí cuando llego a casa.

Tate pasó sus manos por el negro suéter de cuello en V de Logan,


moviendo sus dedos bajo el dobladillo para correrlos a lo largo de la cintura
de sus pantalones color crema.

—Todavía estaré en la cama contigo todas las noches y te despertaré


por las mañanas.

Logan se rió de eso.

—Estoy bastante seguro de que te despertaré yo.

—Sí, probablemente tengas razón —estuvo de acuerdo.

Entonces Logan preguntó algo que ni siquiera había contemplado.

—¿Alguna vez has pensado en no volver?

—¿A trabajar?

259
Logan asintió.

—Bueno, al After Hours. Sigues investigando la idea del bar, ¿verdad?

Lo había pensado cuando le habían dado de alta en el hospital y se


preguntaba si tal vez debería esperar... esperar hasta que se recuperara y
hubiera dejado todo esto atrás.

—¿Quizás esta sea una buena manera de empezar de nuevo? —


sugirió Logan.

Tate apretó su cara y agitó la cabeza.

—Tengo que trabajar, Logan.

—Lo sé. Es solo algo en lo que pensar. Te irías de todos modos si


decidieras seguir adelante con el bar. Y eso en sí mismo sería trabajo.

—Lo pensaré, pero no prometo nada.

—De acuerdo —sonrió Logan y luego le besó la mejilla—. ¿Recordé


agradecerte por venir aquí conmigo?

Tate movió sus manos al culo de Logan y lo metió entre sus piernas.

—Si no recuerdo mal, no tenía otra opción. Me robaste.

—Es cierto. Lo hice, ¿verdad? —susurró Logan en su oído—. Te robé


de todos.

Tate tenía la sensación de que Logan se refería a mucho más que a


Chicago en esa frase en particular.

—Mhmm. Pero quería que me robaran, así que no hay nada de malo
en eso.

Logan miró alrededor de las sombras oscuras en las que estaban


escondidos y luego volvió a prestarle atención.

—Este es el Riftstone Arch, ¿sabías eso?

No habiéndose esperado eso, la ceja de Tate se levantó mientras


observaba los bordes irregulares de roca del arco que estaba sobre ellos.

—No. No lo sabía.

—Sí. Está hecho de esquisto de Manhattan.

—¿Esquisto?

260
—Sí. Leí sobre ello en un artículo el otro día. Es una roca metamórfica
que se encuentra por todo Manhattan. Los trajeron desde los peñascos del
parque.

Tate se rió de la explicación de Logan.

—¿Leíste eso en un artículo?

Mientras se tiraba de la pared y le cogía la mano, Logan se encogió


de hombros. Fue interesante ver ese exterior confiado y atractivo de Logan
desaparecer. Era raro, pero cuando sucedía, Tate siempre sentía que había
sido invitado a ver otro lado de él. Un lado que no compartía con nadie más.

—Puede que haya leído un poco sobre el lugar.

Mientras Logan pateaba la roca delante de él, Tate pensó: Sí esto es


lo que quiere decir sobre ser torpe y empollón, me excita.

Empezaron a caminar, y Tate dijo en su oído:

—¿Ves? Rarito puede ser definitivamente muy caliente.

La cabeza de Logan se movió y sus ojos se concentraron en él.

—¿Perdón? No hay nada de malo en ser curioso.

Tate no pudo evitar la risa que se le escapó.

—No estoy diciendo que haya nada malo en eso. Pero investigaste
este lugar, ¿verdad? ¿Qué más investigaste?

—Nada.

—Mentiroso —se burló Tate—. Cuando volvamos a casa, quiero verte


con tu polo planchado, tus pantalones apropiados, las gafas y con un libro
en la mano. Todo empollón.

—Empiezas a presionar, Tate.

—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer al respecto? —se burló y luego bajó la
voz—. No me digas que no fantaseaste con el deportista... o con el
estudiante de música sentimental que tocaba la guitarra.

Logan se detuvo justo cuando llegaron a los escalones que los


llevaban a la puerta principal del Loeb’s Boathouse y respondió:

—Tenía al deportista y no cumplía con ninguna fantasía que tuviera


en mi cabeza.

—En cuanto al estudiante de música sentimental... —preguntó Tate,


amando la sonrisa que se extendió por la boca de Logan antes de contestar.

261
—Los superó a todos.

262
CAPÍTULO 27
ERA DOMINGO por la noche cuando Logan giró su coche en la
calle de la casa de la infancia de Tate. Había pasado una hora y media
desde que aterrizaron, y había sido agridulce salir de Nueva York. Los dos
sabían que tenían que volver a la vida real, pero mientras aparcaba el coche
en frente de la casa de dos pisos, Logan pensó: ¿Por qué tenemos que
empezar por la parte más desagradable primero?

Tate alargó la mano para tocar su muslo, y Logan miró hacia abajo y
puso su mano sobre ella. Subiendo sus ojos a los preocupados que lo
miraban, se encontró sonriendo a Tate.

—¿No debería ser quién te consuele ahora mismo? —bromeó,


tratando de aligerar el ambiente.

—¿Por qué? No soy el que está preocupado. Todo lo que quiero está
aquí en este coche. Eso no va a cambiar.

Logan inclinó la cabeza hacia el reposacabezas y cerró los ojos.

—Dulces palabras.

—Es la verdad.

—Entonces recuérdamelo otra vez. ¿Por qué estamos aquí?

Tate dejó salir un leve suspiro.

—Porque creo que si mi padre puede tragarse su orgullo y pedir


perdón… lo menos que puedo hacer es ver cómo están las cosas con el
resto.

Logan no podía culparlo por eso. Fue la única persona que lo contactó
durante la hospitalización de Tate. Logan no lo había visto desde entonces,
pero sabía que había visitado a Tate y le daba esperanzas de que quizás al
menos uno de sus padres vendría y aceptaría su decisión.

¿Pero nos aceptará a nosotros?

—Está bien, entonces. Vamos a ver si los Morrison están en casa.

Tate soltó su mano para abrir la puerta y Logan también salió,


frotando sus palmas sobre la parte delantera de sus pantalones vaqueros.
Esperó al costado del coche mientras Tate se acercaba y le tendía la mano.

—Vamos. Creo que ya es hora de que conozcas a mi familia como


debiste hacerlo la primera vez.

263
Mientras Logan pisaba la acera y metía su mano en la de Tate, se
maravilló ante la diferencia entre ahora y la primera vez que estuvieron
aquí.

—¿Y cómo es eso? —preguntó, curioso por saber cómo Tate le veía...
los veía a ellos.

Empezó a andar por el camino, haciendo que Logan tuviera que


seguirlo o soltar su mano, y una vez que llegaron a los blancos escalones
que llevaban al porche, Tate le besó.

—Como mi novio y el hombre que amo. La persona con la que vivo


ahora.

—Hay mucha información ahí —dijo Logan, tratando de contener la


sonrisa que sentía que amenazaba con aparecer.

—Lo es. Pero necesitan saber que es así. Si ellos quieren estar en mi
vida —dijo Tate mientras subía dos de los escalones—, de cualquier
manera... ya sea los domingos para cenar o en la habitación de un hospital
porque he tenido un accidente... entonces necesitan saber que tú vas a
estar allí. Eres la única persona que quiero allí. Todos los demás son solo un
valor añadido. ¿Lo entiendes?

Logan dio un paso hacia arriba, acarició la mejilla de Tate y le dijo:

—Me haces tan jodidamente feliz. No tenía ni idea de que nunca


antes lo había sido.

Tate sonrió ampliamente antes de capturar sus labios en un beso.


Luego se giró para dirigirse hacia la puerta principal mientras Logan se
quedaba justo detrás de él, esperando por lo que demonios estuviera a
punto de ocurrir. Pero no tendría que esperar mucho tiempo porque Tate
levantó la mano y golpeó.

MIENTRAS TATE ESTABA ALLÍ DE PIE COGIDO


DE LA MANO DE LOGAN, SE PREGUNTÓ QUE ESTABA
A PUNTO DE PASAR. PERO en vez de la aprensión que una vez
sintió por traer a Logan a casa para conocer a sus padres, se sintió
orgulloso.

Tengo un compañero cariñoso y exitoso. Claro que sí, estoy


orgulloso, pensó mientras la puerta se abría y su padre estaba delante de
ellos.

264
Sintió que los dedos de Logan se apretaban alrededor de los suyos, y
Tate dio un paso atrás, por lo que estaba de pie junto a él. Los ojos de su
padre se dirigieron primero a él y luego a Logan, antes de que cayeran al
lugar donde sus manos estaban conectadas. Entonces levantó la cabeza y la
conmoción se reflejó en su cara.

—Tate, Logan... Esta es una visita inesperada.

Era la primera vez que escuchaba a su padre pronunciar el nombre de


Logan, y mientras perduraba en el aire, Tate olvidó lo que estaba a punto
de decir.

—¿Queréis entrar? —preguntó.

Tate quería contestar, pero antes de decir que sí, necesitaba saber en
qué se estaban metiendo.

—¿Está mamá en casa?

—No. Ella está en casa de tu hermana —dijo su padre mientras


empujaba la puerta mosquitera y se apartaba—. ¿Queréis entrar?

Esta vez, Tate dio un paso adelante y sintió que Logan le seguía.
Cuando pasaron junto a su padre, Tate dijo:

—Gracias.

Caminaron por el pasillo y entraron en la sala de estar donde, meses


atrás, habían tenido su primera espectacular presentación y Tate miró a su
alrededor. Era extraño estar allí después de todo lo que había pasado. Se
sentía surrealista. Como si ese domingo hubiera sido en otra vida. Y
mientras su padre señalaba al sofá y se sentaba junto a Logan, pensó que
realmente había sido así.

—Pensaba que todos estarían aquí —comentó Tate, sorprendido de


que su padre estuviera aquí solo. Los domingos siempre habían sido un día
familiar, y por lo general después de la iglesia y el almuerzo, los hijos de Jill
y Sam corrían alrededor del patio hasta la noche.

—Sí —dijo su padre suspirando mientras entraba en la cocina—.


Algunas cosas han cambiado en las últimas semanas.

Tate miró a Logan, que se había sentado en el sofá y casualmente


colocó su tobillo sobre su rodilla. Parecía relajado, y por un minuto, Tate lo
creyó. Hasta que vio cómo los dedos de Logan tocaban un ritmo frenético
en su muslo.

Alargó la mano y la puso sobre la de Logan, inmovilizando sus dedos,


y cuando atrapó sus ojos azules, le guiñó un ojo. Luego se volvió a la cocina
y vio a su padre observándolos. Tenía la puerta de la nevera abierta, y

265
cuando vio a Tate mirándolo, rápidamente apartó los ojos y se volvió a
mirar en el interior.

—¿Queréis beber algo? ¿Un refresco? ¿Una cerveza? ¿Vino, tal vez?

Está nervioso, pensó Tate, la idea nunca antes se le había ocurrido.


Casi tan nervioso como nosotros.

—¿Papá? —dijo y esperó a que lo mirara de nuevo. Cuando lo hizo,


Tate soltó la mano de Logan y le dijo, mientras se ponía en pie—. Volveré
enseguida. —Llegó a la cocina y sacó tres vasos del armario—. ¿Todavía
tienes tu whisky escondido por aquí en alguna parte? —le preguntó a su
padre.

Su padre le entrecerró los ojos y luego sonrió. La expresión era tan


familiar que Tate sintió las lágrimas aguijonear sus ojos, pero parpadeó
para retenerlas mientras su padre señalaba detrás de él.

—En el recipiente de harina en el estante de abajo.

Tate respiró hondo y entró en la gran despensa de su madre. Agarró


el tarro y cuando volvió a salir, lo puso sobre el bloque de madera de cortar
carne y lo abrió.

—Pensé que lo habías dejado, viejo —dijo mientras capturaba medio


paquete de Marlboros.

—La vida ha sido estresante últimamente.

—Estoy totalmente de acuerdo con eso —dijo Tate mientras


desenroscaba la botella de alcohol—. ¿Papá?

Su padre levantó sus ojos, que reflejaban los suyos, y le animaron a


continuar.

—Quiero que conozcas a alguien.

Ambos se volvieron hacia donde Logan estaba sentado en el sofá y su


padre dijo:

—Ya nos conocimos, Tate. Te lo dije...

—Sé lo que me dijiste, pero quiero que conozcas al hombre que yo


conozco. No con el que tuviste que hablar porque estaba sentado en la sala
de espera de un hospital.

Tate sirvió las tres bebidas, y cuando deslizó una por la superficie, su
padre la tomó en sus manos y la levantó hacia sus labios.

—Me parece justo.

266
Miró a Logan y le torció un dedo. Mientras se ponía de pie y caminaba
hacia ellos, era más que obvio que Logan estaba ansioso. Sus hombros
estaban rígidos, sus manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, y
cuando se detuvo junto a él en la isla de la cocina, se aseguró de que
estuvieran lo suficientemente separados como para no tocarse.

Oh, no, no lo harás, Tate pensó, y se movió para que sus brazos se
rozaran. Cuando Logan lo miró, le ofreció un vaso con lo que esperaba era
una expresión que decía, Confía en mí.

A LOGAN LE GUSTABA PENSAR QUE ERA UN


HOMBRE BASTANTE SEGURO DE SÍ MISMO, PERO
MIENTRAS ESTABA EN LA COCINA FAMILIAR DE
TATE frente a su padre, tuvo que admitir que estaba intimidado como el
infierno. Había estado observando al padre y al hijo desde el otro lado de la
habitación, mientras estaban uno al lado del otro, intrigado por su
semejanza. Era casi asombroso.

Los rizos que Tate llevaba desordenados y largos habían venido


claramente de su padre, que los llevaba cortados cerca de su cuero
cabelludo. Pero todavía había una notable curva allí. Sus rasgos curtidos
eran morenos, al igual que la tez de Tate, y hacia un momento, cuando
había sonreído a su hijo, Logan había reconocido la expresión como el
mismo gesto relajante que Tate mostraba.

Tate era la viva imagen de su padre... y por un minuto, hizo que


Logan se preguntara cómo le hubiera ido si hubiera tenido la oportunidad de
estar junto a su propio padre.

—Le estaba diciendo a papá que quería que vosotros os conocierais —


dijo Tate, interrumpiendo sus pensamientos.

Logan ladeó su cabeza hacia un lado y lo miró.

—Estoy bastante seguro de que nos hemos visto unas cuantas veces.

—Eso es lo que le dije —dijo el Sr. Morrison antes de levantar la copa


y tomar un sorbo de su bebida.

—Bien, listillo —le dijo Tate a su padre. Luego se enfrentó a Logan—.


Quise decir que sería bueno que te conociera fuera de un hospital.

—Ahh, ya veo —dijo Logan. Luego se volvió hacia el Sr. Morrison y


extendió la mano. No estaba seguro de lo que esperaba, pero cuando lo

267
hizo, Logan decidió que ya era hora de dejar sus intenciones muy claras. La
agarró con fuerza e inclinó la cabeza—. Soy Logan y estoy enamorado de tu
hijo.

Se negó a apartar la mirada del hombre que aún tenía su mano.


Cuando el padre de Tate la sacudió, su boca se movió hacia un lado. Y él
derribó a Logan diciendo:

—Sí. Puedo ver que lo estás, hijo.

Logan se preguntó si se había imaginado lo que acababa de oír, pero


cuando Tate puso una mano en su espalda y sus labios al lado de su oreja,
diciendo:

—Puedes soltarle la mano ahora —sabía que no lo había hecho.

¿Realmente su padre me acaba de llamar hijo? pensó, y liberó su


agarre.

Cuando el padre de Tate se rió entre dientes, Logan cogió el vaso que
tenía delante de él y se lo bebió.

Así que Tate le sirvió otro vaso, sintiendo claramente que lo


necesitaba, y luego empezó a hacer preguntas.

—¿Dijiste que mamá estaba en casa de Jill? ¿De qué se trata eso?
Ella no sabía que iba a venir.

—No. —Su padre estuvo de acuerdo—. No lo sabía. Pero desde


entonces...

Mientras sus palabras se desvanecían, Logan levantó su vaso hacia


sus labios. No creía que lo que se iba a decir en voz alta iba a ser nada
bueno y quería emborracharse un poco más antes de oírlo.

—¿Papá? —urgió Tate—. Solo dilo. ¿Desde cuándo?

Logan aclaró su garganta, esperando de alguna manera disuadir al


padre de Tate de hablar... no funcionó.

—Desde que te despertaste en el hospital y se enteró de que Logan


había estado yendo a verte... que yo había dejado entrar a Logan para
verte… las cosas cambiaron.

Tate apoyó sus manos en el mostrador y preguntó:

—¿Cambiado? ¿Cómo?

—Tate —advirtió Logan en voz baja, no se sentía cómodo


presenciando esta conversación.

268
—Está bien, Logan. Merece saberlo. Tu madre... Se está quedando
con Jill ahora mismo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Tate, y luego miró a Logan como si


supiera lo que estaba pasando... lo cual ciertamente no sabía—. ¿Se fue por
una decisión que tomé? Eso es... eso es...

—No es lo que pasó —interrumpió su padre, agarrando la botella de


Tate. Se sirvió una porción mucho más grande que antes y luego se volvió
hacia Logan y añadió otra a su vaso, diciendo—: Él puede llevarte a casa.
Creo que necesitas esto tanto como yo.

Asombroso, pensó Logan y sentó su culo en un taburete de la isla de


la cocina.

—Cuéntame lo que pasó —dijo Tate mientras su padre agarraba el


paquete de cigarrillos que estaba en la mesa. Los tendió hacia Tate, pero
agitó la cabeza.

—Lo deje.

Su padre se volvió hacia Logan y le preguntó:

—¿Esto es cosa tuya?

Logan no estaba seguro de si iba a meterse en problemas o ser


elogiado, así que tartamudeó un poco.

—Yo... ahh... puede que haya mencionado algo una o dos veces.

Tate se rió de eso, y cuando Logan le miró, lo vio volteando los ojos.

—¿No estás de acuerdo?

—No. Haces que suene como si lo hubieras sugerido amablemente.

—¿No lo hice?

—No. Me dijiste que nos hiciera un favor y lo dejara. Así que lo hice.

Logan pensó en eso y entonces, arrogante como siempre, dijo:

—No veo el problema. Lo hiciste, ¿verdad?

Tate le sonrió de una manera que hizo que Logan sintiera que eran
las únicas dos personas en la habitación.

—Lo hice.

—Y solo lo mencioné dos veces.

Tate metió la lengua en el costado de su mejilla y asintió.

269
—Claro, abogado.

Fue entonces cuando el padre de Tate habló, recordándole a Logan


que no estaban solos.

—Como sea que lo hayas conseguido, me alegro por ello. —Luego se


volvió hacia Tate mientras encendía un cigarrillo—. Estas cosas te matarán,
lo sabes.

Tate agitó la cabeza y abrió la ventana sobre el fregadero de la


cocina. El gesto le parecía rutinario a Logan, como si los dos lo hubieran
hecho antes cuando Tate había vivido allí o los había visitado.

—Papá, ¿qué pasó con mamá?

Logan miró entre los dos y esperó en silencio.

—Se mudó hace un tiempo.

Los ojos de Tate se arrugaron en los costados como si tratara de


entender lo que su padre le decía, luego comprendió y se las arregló para
preguntar.

—¿Por qué?

Cuando el Sr. Morrison se enfrentó a él, Logan levantó la copa llena


hasta sus labios y bebió el tercer trago de bourbon. Mientras le dejaba un
camino ardiente por su garganta, sintió un buen zumbido en su cabeza y
pensó: Sí, me encanta ser la razón por la que las familias se separan.
Parecía ser su especialidad.

TATE MIRABA FIJAMENTE A SU PADRE EN


SHOCK, A LA ESPERA DE UNA RESPUESTA. ESTO
ERA LO ÚLTIMO QUE esperaba cuando llegó esta noche. Pensó que
pasarían la noche intentando que sus padres los aceptaran en sus vidas. En
vez de eso, allí estaba, sentado en la cocina donde había crecido,
preguntando dónde estaba su madre.

—No estuvimos de acuerdo en algo que era bastante importante.

Tate caminó alrededor del mostrador hasta que estuvo parado frente
a su padre y preguntó:

—¿Yo?

270
Su padre levantó el cigarrillo hasta los labios, tomó una calada y
luego asintió.

—Sí. Tú, hijo.

Tate no dijo nada mientras colocaba la mano sobre el mostrador…


incluso olvidó que le había dicho a su padre que no lo llamara así. Todo lo
que sabía era que en ese momento, el hombre que estaba allí de pie era el
mismo que admiraba de niño.

—Cuando viniste por primera vez con Logan, fue un shock. Un gran
shock. Era difícil comprender que habías pasado de ser un hombre casado a
estar...

—¿Con un hombre? —suministró Tate.

—Exacto. Y no reaccionamos bien en absoluto —admitió su padre


mientras se apartaba de él, casi como si fuera más fácil decirlo si no tuviera
que enfrentarse a él—. Me avergüenzo de cómo actuamos ese día y me
avergüenzo aún más de cómo te traté cuando volviste a verme.

Tate miró a Logan y lo encontró sentado quieto como una estatua en


el taburete como si tuviera miedo de respirar. Conocía el sentimiento.
Quería saber adónde iba su padre con todo esto, pero también estaba
aterrorizado de oír la verdad. Así que esperó pacientemente.

Cuando su padre llegó al fregadero y apretó la colilla de su cigarrillo,


agachó su cabeza como si sintiera la vergüenza de la que había hablado.

—Cuando te vi acostado en esa cama de hospital, supe que no había


nada que me impidiera volver a tener una relación contigo. —Se inclinó
contra el fregadero, cruzando los tobillos delante de él—. No podía creer
que pudiera perderte y lo último que te dije fue...

—Que ya no era tu hijo —susurró Tate mientras se acercaba a él—.


¿Papá?

—¿Sí?

—¿Qué pasó con mamá?

—Ella...

Tate asintió y dijo en voz baja:

—¿No está de acuerdo contigo, supongo?

—No. Ella y Jill todavía se sienten como antes.

—¿Pero tú no?

271
Mientras su padre se ponía en pie, levantó las manos y le agarró los
hombros. Envolvió sus brazos alrededor de él y Tate sintió que su corazón
se rompía un poco al oírle decir en su oreja:

—Tú eres mi hijo. Y este hombre... te ama. —Cuando retrocedió, Tate


vio lágrimas en sus ojos—. Quiere que estés a salvo y feliz. Puede que no lo
entienda del todo, pero ¿cómo puedo no apoyar eso?

Miró por encima del hombro de Tate, y cuando Tate se giró para
buscar a Logan, vio que sus ojos azules estaban vidriosos... por las lágrimas
o por su tercera bebida, no estaba seguro.

—Necesita decidir qué es más importante para ella. Pero mi familia es


lo primero, y Tate, tú eres familia.

Tate abrazó a su padre y cuando se alejó, levantó una mano y rozó


una lágrima que había logrado escapar. Entonces tuvo un pensamiento, uno
que sabía que no solo sacaría su mente de todo esto, sino también la de
Logan.

—¿Está mi guitarra todavía arriba?

—Sí —contestó su padre—. Está en tu habitación.

Cuando Tate se acercó a la isla, le preguntó a Logan:

—¿Quieres que te enseñe la guitarra que tocaba de niño?

Logan miró a su padre como si buscara permiso, y el gesto era tan


diferente a él que Tate pensó que era absolutamente encantador.

Cuando se levantó, Tate cogió la botella y dijo:

—Volveremos en un minuto, papá.

—No hay prisa. Es tu casa también.

Tate asintió, y cuando se volvió hacia Logan, levantó las cejas


impíamente y dijo:

—Sígueme.

LOGAN SE SENTÍA COMO SI TODO FUERA


SURREALISTA. HABÍA VENIDO AQUÍ esperando una cosa y fue
totalmente sorprendido por otra. El padre de Tate los había recibido en la
casa, les había dado de beber y los había mandado arriba con su bendición.

272
Vale, quizás la última parte no es como lo estoy pensando, pero lo
suficientemente cerca, pensó Logan mientras se concentraba en el culo
apretado en los rasgados pantalones vaqueros subiendo las escaleras
delante de él.

Estaba lo suficientemente relajado como para reconocer que la idea


de ser llevado al dormitorio de la infancia de Tate le estaba haciendo todo
tipo de cosas inapropiadas. Añade la mirada juguetona que Tate le había
lanzado antes de que salieran de la cocina y, sí, no podía esperar a ver la
vieja habitación de Tate.

Cuando estaban en la parte superior de las escaleras, Tate giró a la


izquierda y caminó por un pasillo angosto, pasando por una vieja librería y
varias puertas, hasta llegar a una que estaba cerrada. Mientras Tate
alcanzaba el pomo, Logan se aseguró de mantener la distancia. Sabía que,
si se tocaban, no querría detenerse, y considerando que estaban en la casa
de los padres de Tate, se imaginó que era mejor guardarse las manos para
sí mismo.

Pero antes de que Tate abriera la puerta, se volvió hacia él y Logan


se preguntó cuál era el problema.

—Espera un minuto. ¿Tienes tus gafas? —preguntó Tate.

La pregunta estaba tan fuera de lugar que Logan ni siquiera podía


pensar en una respuesta. ¿Por qué necesito mis...?

—¿Puedes ponértelas? —preguntó Tate y luego se movió a su


alrededor.

Logan las cogió del bolsillo de la parte superior de su suéter, y


mientras se las ponía, Tate volvió y lo rodeó, presionando un libro de tapa
dura en su pecho. Miró hacia abajo y luego los volvió al hombre cuyos ojos
estaban llenos de travesuras.

—Estás casi exactamente cómo te imaginé.

La ceja de Logan se levantó.

—Quiero decir, llevas un suéter, no una camisa de polo. Y estoy


bastante seguro de que, si fueras tímido, estarías mirando tus pies y no mis
labios. Pero las gafas, el libro, la forma en que tu cabello está
perfectamente peinado. Sí, se ve bastante empollón, Sr. Mitchell.

La boca de Logan prácticamente se le abrió de la sorpresa, y cuando


dio un paso adelante, Tate se llevó la botella de alcohol a los labios y se
tomó un trago.

273
Joder, es caliente. En sus pantalones vaqueros rasgados, camiseta
negra y chaqueta, Tate no era nada rarito. Parecía rebelde, sexy y peligroso
mientras continuaba mirándolo como si estuvieran en su propia casa... no
en la de su padre.

Amando a su músico sentimental, Logan eligió interpretar su papel lo


mejor que pudiera y bajó los ojos. Fingió que tocaba el pulgar con
nerviosismo en la portada del libro que tenía en sus manos, y cuando
levantó la vista por detrás de sus anteojos hacia Tate, la sonrisa retorcida
que se encontró hizo que su cerebro lleno de alcohol se pusiera en alerta
por la lujuria.

Contrólate, Mitchell.

—Vamos, Tate. Dijiste que si te ayudaba con tus deberes hoy, me


enseñarías tu guitarra.

Tate no se dio la vuelta mientras retorcía el picaporte de su


habitación. Mantuvo los ojos cerrados, abrió la puerta y esperó a que
pasara.

Cuando Logan se adelantó, se aseguró de dar su mejor imitación de


una mirada tímida desde debajo de sus pestañas, y si la forma en que Tate
apretaba su mandíbula y cerraba los ojos era una indicación, había clavado
esa fantasía para él muy bien.

Sintiéndose complacido… y algo zumbado… Logan se detuvo en medio


del viejo dormitorio de Tate. Junto a la ventana había una cama estrecha
con una cubierta roja y negra. Las paredes estaban llenas con
reminiscencias a su generación musical… así como los clásicos, por
supuesto. Y cuando Logan se dio la vuelta para ver a Tate echándose hacia
atrás contra la puerta cerrada, mirándolo, sintió realmente una avalancha
de nervios mezclados con excitación. La única diferencia aquí era que no
tenía nada que ver con el hecho de que le gustaba un chico y de no estar
seguro, en el fondo, de si le gustaba al otro.

No, esto tenía todo que ver con el chico que estaba mirando, y con
atreverse a tocarlo… y no había manera de que lo hiciera con su padre en la
planta baja.

—Mi guitarra está justo ahí —le dijo Tate, señalando hacia el pie de
su cama con la cabeza inclinada.

Logan lo miró y estaba a punto de acercarse cuando Tate empujó la


puerta y sugirió:

—¿Por qué no te sientas?

Logan buscó una silla de escritorio, cualquier cosa menos la...

274
—En mi cama.

—Tate... —dijo, su pulso comenzando a acelerarse.

Tate lo miró mientras cogía la guitarra y se acercó a él.

—¿Sí?

Logan se mordió el labio inferior y luego se empujó las gafas por la


nariz.

Tate se rió entre dientes.

—¿Nervioso?

—No —rechazó inmediatamente, pero cuando Tate dio un paso hacia


él, Logan retrocedió.

—No te creo.

Las piernas de Logan golpearon un lado de la cama y mientras Tate le


daba un suave beso en los labios, Logan gruñó. Maldición, esta fantasía
estaba apretando cada uno de sus botones, incluyendo el que está dentro
de su pecho. Cuando Tate levantó la cabeza y se lamió los labios, se acercó
aún más y Logan no tuvo otra opción que sentarse. Entonces Tate se sentó
junto a él, dándole una mirada muy inocente.

—Relájate, ¿quieres? No voy a obligarte a hacer nada mientras mi


padre esté en casa. Soy un buen chico católico, ¿recuerdas?

Los ojos de Logan se entrecerraron en el coqueto que estaba junto a


él, y cuando Tate empezó a tocar la guitarra, pensó lo afortunado que era
de que el descarado coqueto fuera suyo.

275
CAPÍTULO 28
EL LUNES POR LA TARDE, Tate se encontraba hablando
por teléfono con Logan, tratando de decidir si quería salir a cenar o tener
invitados en casa. Miró la mesa del comedor y se rascó el mentón.

—¿Crees que podemos encajar a tanta gente aquí?

—¿Diez? Sí, creo que podemos meterlos. Los adultos en el comedor,


y si no caben todos, haré que Cole coma con los otros niños en la mesa de
café.

Tate se acercó a la nueva mesa que Logan había comprado hacia un


par de semanas y aceptó.

—De acuerdo. Eso podría funcionar. ¿Qué hay de la comida y las


bebidas? ¿Necesitas que vaya a recoger provisiones?

—Rachel me aseguró que se está ocupando del postre y Mason trae la


comida. Si quieres ir a buscar las bebidas, no puedo pensar en nadie más
cualificado.

Tate miró a su reloj y preguntó:

—¿A qué hora viene todo el mundo?

—¿Estamos pensando sobre las siete u ocho? ¿Qué te parece?

Tate se rió.

—Estoy bien en cualquier momento.

—Estoy definitivamente de acuerdo con eso —le dijo Logan, su voz


descendiendo hasta que se sintió como una suave caricia sobre su piel—.
Eres bueno para la mañana, el mediodía y la noche.

—Sí, sí. Saca tu mente de mis pantalones. Tendré todo listo a las
siete. Puedes decidir la hora, pero, ¿Logan?

—¿Sí?

—Déjate una hora libre, ¿de acuerdo?

—¿Para qué?

Tate entró al dormitorio para agarrar su billetera y poder ir a la


licorería.

276
—Hoy he estado un poco rígido. Quizá necesite tu ayuda para
prepararme.

—¿De veraz? En ese caso estaré allí a las cinco y media y ni un


minuto después.

—Creo que es más que tiempo suficiente —bromeó.

—Confía en mí. Nunca hay tiempo suficiente para eso.

—¿Nos vemos a las cinco y media, entonces?

—Sí —prometió Logan.

—Cuelga el teléfono, Logan.

—Cuelga tú.

—Me voy. Adiós.

—Adiós.

Tate se rió y sintió una estúpida sonrisa estirando sus labios mientras
colgaba y metía el teléfono en su bolsillo trasero. Vale, puedo hacerlo,
pensó mientras miraba alrededor de la habitación. Una noche con la familia
de Logan no era algo que lo estresara. Pero la idea de ver a Rachel lo
estaba poniendo ansioso.

Solo necesitaba acabar con esto, hablar con ella, asegurarse de que
supiera que estaba bien, y entonces todo podría volver a la normalidad.
¿Verdad? Tomó su abrigo del perchero y salió por la puerta para comprar
algunos de sus hombres4 favoritos y de los de Logan...

—OYE —LLAMÓ LOGAN CUANDO COLE CAMINÓ


POR DELANTE DE SU OFICINA.

Se detuvo y metió su rubia cabeza por la puerta, con las cejas


levantadas.

—¿A las ocho esta noche?

Cole miró su reloj y entró.

—A las ocho. ¿Seguro que está preparado para esto después del
viaje? Si no lo está, podemos esperar y hacerlo la próxima semana.

4
Se refiere a algunos nombres de las bebidas que son masculinos. Jack Daniel, Johnnie
Walker, etc.

277
Logan bajó la pluma con la que estaba escribiendo, al escritorio.

—Dijo que está bien. Creo que lo está deseando. Tener amigos
alrededor. Hablando de... —empezó, y cuando Cole lo miró expectante,
Logan continuó—: ¿Rachel estará bien con él esta noche? Se ha dado
cuenta de que le pasa algo.

Cole se adentró más en la oficina y cerró la puerta. Cuando se volvió


hacia él, Logan se sentó en su silla, esta vez esperando a que hablara.

—Honestamente, no sé cómo estará noche.

La expresión de Cole era una que Logan odiaba ver. También fue una
que reconoció... una llena de preocupación. Su hermano se sentó en el sofá
y le miró durante unos segundos en silencio antes de continuar.

—Sabes, día tras día, ella es la misma Rachel que siempre ha sido.
Pero en el momento en que aludo el accidente o el nombre de Tate es
mencionado, es como si ella... Joder, no sé, Logan —dijo agitado y frotando
una mano sobre su cara—. Se aleja y pone esa expresión en la cara. Es
jodidamente desgarrador. Como si lo estuviera viendo, reviviéndolo todo de
nuevo, y le pregunto y dice que está bien. Pero sé que no lo está. Estoy
cerca del final de mi paciencia.

Logan se sentó en su silla y le sugirió:

—Tal vez cuando lo vea, se sienta mejor.

—No lo sé. Lo vio antes de que le dieran el alta y aun así...

—Pero eso fue diferente. Todavía estaba rodeado de todo el material


médico. Ahora está genial. Ella lo verá. Tal vez entonces pueda tratar de
superarlo. Por otra parte, no creo que yo sea capaz de olvidar la forma en
que se veía, Cole, y eso ni siquiera fue el accidente.

Cole hizo una mueca.

—Lo sé. Es una mujer muy fuerte y ya ha pasado por muchas cosas.
Pero nunca la he visto así, y no me habla de ello, lo cual es completamente
diferente a ella. No me cuenta cómo se siente realmente. Cristo —maldijo.

Logan se puso en pie, dando la vuelta al escritorio. Caminó hasta


donde Cole estaba sentado con la cabeza en las manos y se sentó a su lado,
poniendo una palma en la espalda.

—¿Oye?

Cole lo miró y Logan intentó sonreír.

—¿Necesitas vomitar? Puedo traerte mi papelera.

278
Cole le levantó el dedo.

—No. Pero gracias por la oferta. Me lo debes.

Logan nunca había sido tan serio como cuando estuvo de acuerdo:

—Sé que lo hago. Trae a tu esposa esta noche. Deja que ella lo vea,
hable con él. Entonces veremos cómo le va, ¿de acuerdo?

—Sí, está bien.

Logan le palmeó en la espalda, y cuando los dos se pararon, Logan


ajustó su chaqueta y preguntó:

—¿Todavía guardas el sexo del bebé como un gran secreto?

—Sí. Así que no trates de sacármelo.

—Pero normalmente es tan fácil de engañarte. No te das cuenta


hasta que lo dejas escapar.

—No lo soy.

—Sí, realmente lo eres. —Logan no estuvo de acuerdo.

Cole abrió la puerta.

—Eso es solo porque eres un bastardo que habla muy bien. Das
tantas vueltas al tema que, antes de que una persona se dé cuenta, vuelves
a la cuestión anterior y nos engañas para que te lo contemos todo.

—¿Qué puedo decir? Es un talento.

—Un talento puede ser, pero esta vez no lo conseguirás. Así que
vuelve al trabajo, ¿quieres? Tenemos un negocio que dirigir. Te veré a las
ocho.

Logan saludó con la mano mientras Cole salía, diciéndole:

—No vengas... ¿temprano?

—Ni se me ocurriría. Solo sé decente a las ocho.

Logan ladeó la cabeza.

—Puedo prometer que estaré vestido, pero no decente.

Cole sonrió con una mueca.

—Como siempre, ha sido un placer, hermano.

Logan cerró la puerta detrás de él y sintió su sonrisa dejar de su cara.


Trataba de mantener una buena tapadera para Cole, pero no estaba seguro

279
de si ver a Tate ayudaría a Rachel. Sabía lo afectado que estaba él después
de todo lo que había pasado. ¿Pero Rachel? Ella había estado allí.

¿Cómo no viste algo así?

TODOS LLEGARON ALREDEDOR DE LAS OCHO, Y


MIENTRAS LOGAN LES COGIÓ LOS ABRIGOS Y
FUERON A LA COCINA para recalentar la comida, tomar una bebida
o encontrar un lugar para el postre en la nevera, Tate observó a la multitud
de personas que de alguna manera se habían convertido en parte de su
extensa familia.

Shelly estaba sentada en el sofá con su hija, Savannah, en su regazo,


y junto a ella estaba sentada la hija de Mason y Lena, Catherine. Las chicas
estaban vestidas como princesas y se reían de algo que Shelly acababa de
decir. Cuando lo miró, Tate se sorprendió de ver que era la misma mujer
que había sido tan profesional en el hospital cuando le visitó y, al mismo
tiempo, la mujer que había sido tan extravagante en la noche de juegos de
hace meses.

Su esposo, Josh, estaba charlando con Cole y Lena, que estaban


tomando unos cócteles. Logan estaba de pie con Mason en la cocina y
Rachel, que sostenía una manga pastelera arqueada sobre un pastel, tenía
una feroz mirada de determinación en su cara.

Hasta ahora, había estado esquivando el tema de acercarse a ella, y


lo odiaba. Cada vez que se quedaban parados uno al lado del otro, ella le
daba una tímida sonrisa y luego se excusaba, y él, bien, nada más se
quedaba ahí parado tratando de pensar qué decir.

Pero era hora de ser un hombre. ¿De qué tengo miedo? ¿Una
pequeña mujer embarazada? Pero a medida que se acercaba, lo pensó de
nuevo. Vale, tal vez le tenía un poco de miedo.

—Esto es increíble, Rachel.

Estaba concentrada en lo que estaba haciendo mientras se inclinaba


para escribir su nombre encima del pastel en un estilo cursivo. El delantal
que llevaba puesto era negro y en blanco, escrito a través de su vientre
redondeado, estaban las palabras: Tu opinión no estaba en la receta, lo que
era muy parecido a la divertida y franca mujer que conocía. Le entristeció
que, cada vez que se acercaba, se callara y huyera de su lado.

Una vez que terminó su nombre, le miró a los ojos y esa mirada
triste, la que siempre le rodeaba ahora, apareció en sus ojos.

280
Tate inclinó la cabeza hacia un lado y agarró su brazo, y cuando
respiró hondo, le preguntó en voz baja:

—¿Crees que podríamos hablar un minuto?

Escaneó la habitación, pero cuando no encontró ninguna razón para


decir que no, asintió. Tate atrapó a Logan mirándolos desde la cocina.

—¿Qué tal si salimos al balcón? Déjame coger tu abrigo.

—Bien —dijo mientras se desataba el delantal y se lo quitaba.

Tate salió a buscar el abrigo blanco y negro con el que ella había
venido, y cuando volvió a la sala de estar, la vio de pie junto a las puertas
correderas, esperándole. Vio a Cole sorbiendo su whisky escocés, y cuando
asintió, Tate levantó su abrigo para que ella se lo colocara antes de que
abriera la puerta.

Mientras salían al balcón, el aire fresco de la noche golpeó sus


mejillas, y Tate metió sus manos en los bolsillos. Ella se acercó a la
barandilla y mientras estaba allí, rodeado por las luces de la ciudad, se
preguntó por dónde empezar.

—¿CREES QUE SE VAN A BESAR? —PREGUNTÓ


LOGAN MIENTRAS SE DETENÍA JUNTO A COLE Y
MIRABA HACIA LA puerta corredera que Tate acababa de cerrar.

Su hermano se volvió hacia él con una irónica mirada, y cuando


levantó su vaso para tomar un sorbo, Logan le guiñó un ojo.

—Aunque realmente. ¿Cómo crees que les irá?

Cole se encogió de hombros y Logan notó que Shelly les observaba.


Cuando una mirada de comprensión apareció en sus ojos, ella bajó una
mano por la parte de atrás del cabello de su hija y les dio una pequeña
sonrisa.

—Es una contradicción, ¿no? —meditó Logan.

—¿Shelly? —preguntó Cole mientras apoyaba un hombro contra la


pared—. Sí, supongo que sí.

—Ella fue increíblemente fantástica cuando Tate estaba en el hospital


—dijo, y se detuvo a mirar a la gente riéndose en su sala de estar—.
Estuvisteis todos bastante increíbles.

281
Cole se acercó y palmeó su hombro.

—Eso es lo que hace la familia, Logan. Nos juntamos en una crisis.


Nos quieras allí o no.

Al no haber sido nunca parte de una familia, el sentido de pertenencia


que brotaba en su interior era abrumador. Se tragó el resto de su bebida, y
cuando estaba a punto de inventar una excusa para alejarse de los ojos
entrometidos de Cole, le oyó decir:

—Me alegro mucho por ti. ¿Lo sabes?

Logan lo miró y trató de aligerar el ambiente a su manera habitual...


con sarcasmo.

—Creo que las hormonas de Rachel se te están pegando.


Últimamente te has vuelto muy emocional.

Cole se separó de la pared y se acercó a poner su vaso en el


mostrador de la cocina.

—Lo digo en serio, Logan. No tenía ni idea de si alguna vez, no sé, te


asentarías...

—Vale, no nos adelantemos. No hay anillos apareciendo y no... —


Ugh. Logan sintió un escalofrío correr por su espina dorsal. Niños, por el
amor de Dios.

Justo cuando lo pensó, la pequeña rubia sentada en el regazo de


Shelly empezó a gritar fuertemente. Cole empezó a reírse, claramente por
su expresión, y Logan agitó la cabeza.

—Demonios, no. No me estoy asentando. Estoy viviendo con mi


increíble y sexy novio...

—A quien amas mucho y con quien tienes una relación monógama.

Logan no se opuso, sino que asintió.

—Sí. ¿Y tú punto es?

—Mi punto es que te estás asentando. No siempre tiene que ser un


anillo o un bebé.

—Gracias a Dios por eso. Porque no creo que esté listo para un anillo
de diamantes.

—Eres un sabelotodo —dijo Cole—. Todo lo que digo es que el


asentarse puede venir de algo único para quien quiera que se le presente. Y
creo que vosotros dos estáis muy cerca de entrelazar vuestras vidas.

282
Logan miró el vaso vacío de Cole y le dio una falsa sonrisa.

—Creo que necesitas otro trago. E ir a hablar con alguien que tenga
un bebé y... oh, no sé, ¿ovarios?

Cole volteó los ojos y le hizo un gesto con la mano.

—Me voy y no más beber para mí, gracias. Tengo que conducir.

Mientras Logan miraba a su hermano caminar para sentarse frente a


Josh y su esposa, pensó en lo que acababa de decir. Sobre que las cosas
son únicas para ciertas parejas.

La idea de establecerse con Tate no era una idea que le asustara en


absoluto, pero cuando se vio mirando fijamente a la puerta de cristal que
conducía al balcón, se preguntó cómo podían hacer eso único para ellos.

TATE SE PARÓ JUNTO A RACHEL MIENTRAS


MIRABAN HACIA LA BULLICIOSA CALLE DE ABAJO.
ESTABA TRATANDO DE DECIDIR LA MEJOR FORMA
DE COMENZAR LA CONVERSACION QUE QUERIA
TENER, y cada frase que pasaba por su mente se sentía equivocada.

Se preguntaba cómo, el mismo día en que perdió a una hermana,


había logrado ganar a alguien que era igual de importante y le había
ayudado a aliviar ese vacío.

Ciertamente, Rachel había sido una sorpresa en su vida, y con el


viento removiendo el pelo suelto alrededor de su cara, finalmente abrió la
boca y dijo la única cosa que le había estado molestando.

—Odio que ya no me hables más.

Sorprendentemente, Rachel tenía lágrimas en los ojos cuando lo


miró.

—Cuando conocí a Logan, recuerdo haber pensado en lo liberal que


era. También recuerdo haber pensado que era un idiota arrogante, pero
sobre todo, lo tolerante que era. Nunca juzga... —dijo ella.

Tate se asentó contra la barandilla y la miró a los ojos.

—Me casé con Cole una semana después de conocerlo. ¿Mason? Se


volvió loco. Quiero decir, nos lo hizo pasar muy mal. ¿Y sabes cuál fue la
reacción de Logan?

283
Tate solo podía imaginarlo.

—Nos pilló encima del escritorio de Cole y caminó casualmente, dejó


caer un archivo sobre él y nos dijo que continuáramos para que Cole
pudiera volver a usarlo para su función adecuada. —Rachel se rió del
recuerdo.

—Eso suena como él —sonrió Tate burlonamente.

Ella estuvo de acuerdo, y luego sus labios se apretaron en una línea.

—Siempre fue ese tipo. Totalmente despreocupado, con alguien


diferente en su vida todo el tiempo, y nunca trajo a nadie para
conocernos... nunca habló de nadie. No hasta que ti.

Tate le cogió las manos que ella estaba retorciéndose y las deslizó
entre las suyas mientras seguía hablando.

—Él es mi familia y apoyé cualquier cosa que quisiera hacer con su


vida. Cole y yo lo queremos mucho. Y entonces llegaste tú. —Rachel le
sonrió, pero no llegó a sus ojos. Giró sus manos para sostener las suyas y
las apretó suavemente—. Y tú eres perfecto para él, Tate. Eres perfecto con
él, y ese día... —Tragó e intentó luchar contra un jadeo—. Pensé que te
había perdido ese día. Te había enviado a mí, confiaba en mí, y todo lo que
podía pensar era cómo podría enfrentarme a él si te perdía. ¿Cómo podría
decirle que había fallado? Dios, Tate. —Sollozó y llevó una mano a su
boca—. Me había sentido tan feliz por todo, entonces te vi subirte a esa
moto y antes de que pudiera ver el coche o decírtelo... tú... —Su torrente
de palabras se detuvo mientras su cuerpo temblaba.

Tate la empujó hacia delante para envolverla en sus brazos y sus


pequeñas manos rodearon su cintura, su barriga chocando con él. Puso sus
labios en su cabeza y la besó.

—Aww, Rachel. Está bien, no pasa nada. Estoy bien —susurró,


balanceándose con ella en el balcón—. No fue tu culpa. No había nada que
hubieras podido hacer.

—Pero...

—No. No había nada... ¿me oyes? Me salvaste ese día. Conseguiste el


número de matrícula del otro coche, te bajaste del taxi y me cogiste de la
mano. Fuiste extremadamente valiente en las peores condiciones posibles…
y me salvaste para él.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas, enfriadas por el viento, y Tate
puso su dedo debajo de su barbilla y la levantó.

284
—Necesitas dejar de castigarte por algo que estaba fuera de tu
alcance. Estoy bien, ¿ves? —dijo, soltándola para que extender las manos a
los lados.

Se secó las lágrimas de la cara y frunció los labios.

—Si contesto a eso, Logan se enfadará conmigo.

Tate le guiñó un ojo y le puso un brazo alrededor de su hombro.

—Bueno, no tenemos que decírselo.

Cuando llegaron a la puerta, la miró y le dijo:

—Y oí que solía llamarte Pantalones de guepardo calientes, así que si


alguien se va a enfadar...

Rachel se rió y esta vez, toda su cara se iluminó. Fue entonces


cuando Tate sintió que el peso que llevaba en sus hombros desaparecía en
el aire nocturno de Chicago.

UN POCO DESPUÉS DE MEDIANOCHE, LOGAN SE


METIÓ EN LA CAMA Y SINTIÓ QUE TATE SE MOVÍA Y
SE ACOMODABA A SU lado. Acababa de terminar de limpiar la
cocina después de haber mandado a Tate a descansar. Cuando todo estuvo
cerrado, entró en el dormitorio, lo vio ya dormido y se aseguró de
desvestirse en silencio para entrar junto a él.

Todo el mundo se había ido hacía una hora o así, y la noche, en lo


que a él respecta, había sido un éxito. Rachel y Tate parecían haber
resuelto sus diferencias y la tensa mirada de Cole de las últimas semanas
había desaparecido con la reaparición de su feliz esposa.

Logan sintió el pelo de Tate contra su cara mientras se giraba en la


cama y su cálido aliento se posó sobre su pecho. Bajó el brazo a su
alrededor, y mientras se ajustaban el uno al otro, Logan cerró los ojos y
dijo en voz baja:

—Te amo.

No esperaba una respuesta, pero cuando cerró los ojos y se fue a


dormir, estaba seguro que oyó el susurró de Tate:

—También te amo.

285
CAPÍTULO 29
TATE FROTÓ sus manos mientras esperaba bajo el toldo del
edificio donde vivían.

Esta tarde el viento aullaba de verdad, y mientras se levantaba el


cuello de su abrigo, vio al Audi R8 plateado de Logan viniendo por la calle, a
su encuentro.

Era la una en punto, y tenían una cita para reunirse con el abogado,
Finley, en Leighton & Asociados. Cole había recomendado al tipo como el
mejor en el negocio cuando se trataba de reclamaciones por lesiones
personales, así que había concertado una reunión hacia un par de días.
Desde entonces, Tate no había pensado en otra cosa.

Cuando Logan detuvo el coche, Tate se acercó a la acera y abrió la


puerta. Se deslizó dentro y levantó las manos hasta la boca para soplar
sobre ellas mientras las cerraduras hacían ruido. Luego giró la cabeza para
ver a Logan tan pulcro y arreglado como siempre en su traje de negocios.

—Mierda, hoy hace frío ahí fuera —dijo, bajando la cremallera de su


chaqueta y poniendo las manos contra los respiraderos de la calefacción.

—Y aquí estaba yo pensando en lo caliente que te ves.

Tate le miró y le guiñó un ojo.

—Estoy bastante seguro de que serás tú, no yo. Me siento como un


jodido carámbano.

—¿Por qué esperaste afuera? Te habría mandado un mensaje cuando


llegara aquí.

—Solo estuve ahí un minuto o dos, pero maldición. Siempre olvido el


frío que hace aquí.

Logan puso el coche en marcha y estuvo de acuerdo.

—Lo sé. ¿Por qué vivimos aquí?

Tate se rió.

—Me pregunto lo mismo cada año. Y este trato de no conducir me


está volviendo loco. Realmente necesito conseguir un coche y pronto. No
puedo tenerte conduciendo a través de la ciudad para llevarme.

—No me importa venir a buscarte. —Logan se acercó al asiento y le


acarició el muslo—. Nunca.

286
Tate se sentó y abrochó su cinturón de seguridad.

—Bueno, me importa a mí. No puedes seguir acarreando mi


lamentable culo por la ciudad. Tienes un trabajo y pronto volveré al mío.
Necesito una manera de moverme.

Logan encendió el coche y miró por encima de su hombro antes de


unirse al flujo de tráfico.

—Lo sé. Y tengo que decir... me gusta que hayas dicho un coche… un
vehículo con puertas y techo. Eso me tranquiliza ligeramente la mente.

—¿Ligeramente?

Cuando Logan dirigió sus ojos hacia él y le sonrió con tristeza, Tate
cubrió la mano que aún tenía apoyada en su muslo.

—Estoy bastante seguro de que me voy a tardar años antes de estar


completamente libre de preocupaciones. Tal vez para siempre.

—Puedo entenderlo.

Logan le quitó la mano para cambiar las marchas mientras se paraba


en una luz roja y luego le miró seriamente.

—Bien.

Cuando la luz cambió a verde y volvieron a ponerse en movimiento,


Tate miró por la ventana a los coches de al lado y preguntó:

—¿Qué sabes de este tipo, Finley?

—No mucho. Cole ha trabajado con él un par de veces y confío en él.


Dice que es un poco rabioso cuando se trata de ganar, pero eso es lo que
quieres en este tipo de casos.

—Me parece bien —dijo Tate y se volvió para estudiar el perfil de


Logan—. Gracias.

—¿Por?

—Por todo. No lo sé. Por escogerme a mí.

—¿Por escogerte a ti? —preguntó Logan riéndose.

—Sí —asintió Tate, y luego levantó las cejas sugestivamente—.


Tenías muchas... opciones. Creo que nunca te agradecí por ser un dolor tan
persistente en mi culo.

Logan condujo el coche a un aparcamiento y bajó la ventanilla para


recoger un ticket. Cuando se lo dio y estrechó su mano, sacudió la cabeza y
dijo tan seriamente que hizo que Tate se quedara sin aliento:

287
—Después de verte, no había nadie más. Ahora, pon esto en un lugar
divertido para que lo encuentre más tarde, ¿quieres?

Tate hizo un show al levantar sus caderas y ponerlo en su bolsillo


trasero.

Mientras Logan pasaba por debajo de la barrera de la puerta del


garaje, dijo:

—¿Ves? Nadie más lo haría. Me entiendes totalmente.

VEINTE MINUTOS DESPUÉS, LOGAN SE SENTÓ AL


LADO DE TATE EN LA SALA DE CONFERENCIAS A LA
QUE HABÍAN SIDO LLEVADOS Y desabrochó su chaqueta. Miró
la decoración de su alrededor, y aunque era elegante y confortable,
bastante cómoda para los clientes, era lo suficientemente egoísta como
para notar que su oficina era mucho más impresionante. Mientras giraba la
cabeza en dirección a Tate, lo vio mirando su inspección.

—¿Qué? —preguntó.

—¿Estudiando a la competencia, Sr. Mitchell?

Logan apoyó un brazo sobre la mesa frente a él mientras inclinaba su


cuerpo hacia Tate.

—Siempre. Honestamente, dejando de lado nuestra relación, ¿quieres


hacer negocios en esta sala de conferencias o en la nuestra?

Tate dejó salir una risita.

—Eres tan competitivo.

—No lo soy.

—Sí. Lo eres.

Logan arqueó una ceja y le señaló con el dedo.

—No contestaste la pregunta.

Tate se frotó la barbilla.

—¿Dejando nuestra relación a un lado y el hecho de que tengo


recuerdos extremadamente vívidos de la primera vez que estuve en tu sala
de conferencias?

—Sí. Dejando de lado todo eso.

288
Tate se estrujó la nariz en un falso asco.

—Entonces la verdad es que nunca te habría besado en esta


habitación. Me impresionó mucho más el tamaño de la tuya.

Logan se rió y dejó caer su mirada en los labios de Tate. Estaba a


punto de hablar cuando la puerta de la habitación se abrió y el nuevo
abogado de Tate finalmente se unió a ellos.

—Disculpen por hacerlos esperar, caballeros.

Logan giró la cabeza en la dirección a la voz. Cuando sus ojos se


posaron sobre el rubio alto y atractivo que acababa de entrar en la
habitación, su boca se abrió. Allí, parado frente a ellos, estaba...

—Soy Daniel. Daniel Finley.

Logan sintió que sus ojos se abrían de par en par ante el hombre que
estaba mirándoles, y mientras sacaba la silla que estaba frente a ellos,
Logan intentó averiguar qué era lo que jodidamente estaba pasando.

¿Este es Finley? ¿El mismo tipo que estaba con Robbie esa noche en
Whipped?

Se giró en su asiento para enfrentarse a Tate y vio que tenía la


misma expresión de asombro.

Cuando volvió a mirar al hombre que ahora estaba sentado con una
sonrisa torcida en su cara, se preguntó si esto era algún tipo de broma.

—Esto es una feliz coincidencia. No tenía ni idea de que el Sr.


Morrison y el Sr. Mitchell con los que me reunía hoy eran ustedes dos.

—Al diablo que no la tenías. —Logan no pudo evitar decirlo, y sintió a


Tate sentarse un poco más derecho en la silla a su lado cuando soltó la
obscena maldición que había estado sosteniendo.

DANIEL... FINLEY... O QUIÉN QUIERA QUE SEA,


PENSÓ TATE, ABRIÓ EL ARCHIVO Y, MIENTRAS
MIRABA LA INFORMACIÓN QUE HABÍA DENTRO,
empujó un mechón de su cabello, largo hasta el hombro, detrás de su
oreja. Tate movió sus ojos hacia Logan observándolo con su propia mirada
de ¿puedes jodidamente creerlo?

—Lo gracioso es que no sabía que Cole tenía un hermano —declaró


Finley sin levantar la mirada de lo que estaba leyendo.

289
—Aparentemente, había varias cosas de las que ninguno de los dos
era consciente.

El tono de Logan fue tan frío que Tate estuvo muy sorprendido
cuando se acercó y tomó su mano, estaba caliente en vez de fría como el
hielo. Entonces Finley levantó la cabeza, y cuando cerró los ojos en Logan,
Tate quiso ver como se iba a desarrollar la escena entre los dos.

—Lo siento. ¿Está insinuando que le mentí, Sr. Mitchell?

—No estoy insinuando nada. Estoy seguro de que sabías exactamente


quién era el hermano y socio de Cole antes de que entraras por esa puerta
hoy.

—¿Y tú? ¿No revisaste un poco los antecedentes antes de venir?


Encuentro eso difícil de creer.

Tate miró al hombre que estaba observando fijamente a Logan, y el


aire de la habitación se llenó de furiosa testosterona. Recordó la confianza
con la que este tipo Daniel los había invitado a su cama hace meses, y así lo
hizo, al parecer, Logan.

—No. No lo hice. Confié en el juicio de mi hermano. Claramente, eso


fue un error.

—¿Cuál es el problema aquí? —preguntó Daniel—. ¿Qué quiero estar


encima de ti? Porque no me opongo a que tú estés encima de mi... o
cualquiera de los dos, más bien.

—Eso es todo. Vámonos —dijo Logan mientras se volvía hacia Tate.

Tate echó hacia atrás su silla y se puso de pie, sabiendo que la


molestia que iluminaba esos brillantes ojos tenía que estar a la altura de su
propia irritación.

Aparentemente, este tipo no está disuadido por la palabra no.

Daniel también se puso de pie, poniendo las puntas de los dedos


sobre la mesa mientras estudiaba a ambos cuidadosamente. Entonces,
como si no hubiera atacado descaradamente a Logan, lo desechó y se
dirigió a Tate.

—Leí tu caso. ¿Quieres ganar o quieres perder?

Tate le miró fijamente, intentando ver más allá del impulso de


plantarle el puño en su tranquila cara.

—Si haces las cosas de forma inteligente y contratas sabiamente,


tienes una gran oportunidad de irte con un acuerdo sustancial. Fuiste la
víctima de un horrible accidente automovilístico...

290
—Lo cual es otra razón por la que no queremos que nos jodan contigo
—declaró Logan mientras se movía para quedarse detrás de su silla—.
Hemos pasado suficiente.

Daniel miró a Logan.

—No creo que te lo haya preguntado.

—¿Por qué no te vas a la mierda...?

—No me caes bien —interrumpió Tate, finalmente hablando—. No me


caíste bien la primera vez que nos conocimos, y ahora tampoco me caes
bien. Pero aparentemente, eres el mejor.

Enderezándose a toda su altura, Daniel se metió las manos en los


bolsillos y se balanceó.

—Lo soy.

Tate miró a Logan, cuya mandíbula estaba temblando de frustración y


disgusto. Sabía que estaba furioso, pero Tate también sabía que, si querían
ganar, necesitaban al creído imbécil que estaba delante de ellos.

—Quiero ganar —anunció y se enfrentó a Daniel—. Y si puedes hacer


eso, entonces trabajaremos contigo.

Una sonrisa victoriosa se extendió por su cara.

Entonces Tate puso sus palmas sobre la mesa y bajó su voz a una
que apenas reconoció.

—Pero la próxima vez que sientas la necesidad de invitarnos a tu


cama, aplástala o voy a poner mi puño en tu cara. ¿Lo entiendes? No
estamos interesados. Ni entonces, ni ahora, ni jodidamente nunca. ¿Estoy
siendo lo suficientemente claro para ti?

Los ojos de Daniel se movieron hacia atrás, donde sabía que Logan
estaba de pie, pero no se atrevió a mirar hacia otro lado. Cuando los ojos
de Daniel volvieron a los suyos, asintió lentamente.

—Lo entiendo.

—Bien. Ahora que sabemos quiénes son ustedes, sus precios y sus...
prácticas, nos pondremos en contacto —dijo Tate mientras estaba de pie y
se encontró a Logan mirándole fijamente.

Esta vez, sin embargo, había algo más que ira mezclada con el fuego
ardiendo detrás de esas gafas suyas. ¿Excitación?

—¿Listo para irnos?

291
Logan no le quitó los ojos de encima mientras asintió en silencio,
ignorando por completo al otro hombre en la habitación. Tate tomó su
mano, y cuando se abrieron paso alrededor de la mesa y hacia la puerta,
sintió una profunda sensación de satisfacción en su interior.

Siempre y cuando Finley tuviera claro quién pertenecía a quién,


entonces no tenía ningún problema en trabajar con el tipo... especialmente
si iba a ganar.

LOGÁN PERMANECIÓ EN SILENCIO EN EL


ASCENSOR MIENTRAS TATE Y ÉL BAJABAN AL
GARAJE. Trataba de calmar su presión arterial, pero cada vez que
pensaba en ese cretino arrogante de arriba, quería...

—¿Oye?

La voz de Tate rompió sus pensamientos irritados, y cuando lo miró y


vio la forma posesiva en que lo miraba, Logan sintió la adrenalina que corría
por sus venas. No le gustaba que quedar en ridículo, y aún menos que le
cortaran el paso y no decir lo que pensaba.

Pero demonios, estaba caliente por haber visto a Tate diciéndole a


Finley que se fuera a la mierda.

—¿Estás bien?

No contestó cuando el ascensor llegó a la planta baja. En vez de eso,


se apartó de la pared y bloqueó a Tate con una mirada que decía nada de
tonterías. Y cuando las puertas de metal se abrieron, salió hacia el
aparcamiento subterráneo.

Sabía que necesitaba apaciguarse, pero cuando recordó la forma en


que Finley se había metido en la reunión de hoy, le cabreó aún más.

Maldito engreído.

Mientras seguía caminando por las filas de coches, se preguntaba


cuánto tiempo le dejaría Tate hervir a fuego lento hasta que... sí, ahí
estaba... una mano firme sujetó su brazo y lo sacó del camino, apoyándolo
en un gran pilar.

Cuando sus hombros y culo se encontraron con la superficie fría,


Logan inclinó su barbilla hacia arriba y se aseguró de mantener sus ojos
conectados con los de Tate.

292
—Te hice una pregunta —dijo Tate, colocando una mano en el bloque
de cemento justo sobre su hombro.

—Soy consciente —contestó Logan, y aunque sabía que no era culpa


de Tate, no podía evitarlo... estaba buscando pelea—. ¿Puedo responder o
vas a cortarme el paso y hablar por mí?

Tate entrecerró los ojos sobre él mientras daba un paso adelante y


ponía un pie entre los suyos.

—Estás cabreado.

Logan se mordió la lengua para evitar decir algo como, No jodas.


Sería mejor para ambos si se asentaba antes de hablar.

—¿Por qué estás enfadado?

—No quiero hablar de ello.

—Eso está claro —reconoció Tate, y luego bajó su boca al oído y le


susurró—. Pues es una pena.

Un escalofrío corrió por la espina dorsal de Logan mientras los labios


de Tate se movían hacia su cuello y presionaban un beso allí.

—¿Por qué estás enfadado?

Dejó que su cabeza descansara contra el cemento y golpeó sus puños


por los costados mientras Tate frotaba su pierna contra el interior de la
suya... e inmediatamente, su polla reaccionó.

—Tate...

—Hmm —murmuró Tate mientras llevaba sus labios de vuelta a su


oreja—. Dime, Logan. ¿Por qué estás enfadado?

Con una mano en el brazo de Tate, Logan giró la cabeza y, cuando


sus bocas estaban a un susurro de distancia, admitió:

—No me gustó cómo te miraba.

Tate dejó caer sus ojos a sus labios, totalmente posesivo, y Logan
sintió que se le escapaba el aliento.

—Bien, porque odie verle coquetear contigo.

Antes de que Logan pudiera responder, Tate le aplastó la boca bajo la


luz parpadeante. Abrió los labios, y cuando la lengua de Tate se deslizó
dentro y su pierna se elevó contra la suya, Logan gimió y arqueó sus
caderas hacia delante, frotando su erección contra el muslo sólido de Tate.
La mano que había estado en la pared detrás de él se retorció en su cabello,

293
y mientras Tate levantaba su cabeza, Logan persiguió su boca y volvió a
recobrar sus labios.

Tate gimió y volvió a sumergirse a fondo, esta vez presionando todo


su cuerpo contra el suyo moliendo sus caderas mientras continuaba
volviendo loco a Logan con su jodida lengua. Agarrando una mejilla del culo
de Tate en cada palma de la mano, lo arrastró tan cerca cómo pudo con sus
ropas puestas, y cuando Tate levantó sus labios para poder besarle y
chuparle la garganta, los ojos de Logan se cerraron y continuó empujando
su polla contra la longitud de acero que presionaba contra él.

—Tate... —dijo con un aliento tembloroso mientras esa resuelta boca


continuaba destruyendo cualquier pensamiento coherente que tuviera.

Los cálidos labios de Tate encontraron el punto debajo de su oreja, y


chupó la piel hasta que una pinchazo de dolor hizo a Logan soltar una
maldición.

Sabía exactamente lo que Tate acababa de hacer, y cuando levantó la


cabeza y lo miró fijamente a los ojos, Logan pensó que sus rodillas podrían
doblarse por la mirada posesiva de su cara.

—Siento la necesidad de dejar una cosa clara —dijo Tate mientras sus
manos se movían a la hebilla del cinturón y sus dedos comenzaron
agitadamente a desabrocharla. Luego palmeó la polla dolorida de Logan y
pronunció—: Mío.

TATE VIO EL PECHO DE LOGAN LEVANTARSE Y


BAJAR MIENTRAS INTENTABA RECUPERAR EL
ALIENTO, PERO NO SERVIRÍA DE NADA. No quería que
Logan se calmara. Palmeó el asta bajo la palma de su mano y sintió como
las caderas de Logan se movían hacia delante.

—Te quiero en mi lengua.

—Joder, Tate, ¿qué haces? —preguntó Logan mientras miraba de


izquierda a derecha en el tranquilo aparcamiento.

—Si no lo sabes, entonces lo estoy haciendo mal.

No le dio a Logan la oportunidad de responder, ya que rápidamente le


desabrochó los pantalones y se arrodilló sobre el hormigón. Arrastró las
palmas de sus manos por los muslos de Logan, sobre el costoso material de
sus pantalones, y cuando llegó a la cremallera y la bajó, una de las manos
de Logan se lanzó para agarrar la parte de atrás de su cabeza.

294
Tate levantó los ojos hacia Logan, cuyo largo y negro abrigo de lana
colgaba de los amplios hombros que había presionado contra el pilar de
hormigón. Su corbata caía al costado de su cuerpo de una manera caótica
que hizo que la temperatura de Tate aumentara, y cuando Logan usó su
otra mano para alcanzar sus pantalones abiertos y agarrar su gruesa
erección, Tate pensó que podría correrse en sus pantalones vaqueros.

Eres todo mío, pensó mientras arrastraba la lengua por debajo de la


polla de Logan. Cuando le salió una gutural maldición, Tate dejó de jugar.
Circuló la lengua alrededor de la base y luego le chupó la punta entre los
labios.

—Eres tan jodidamente sucio —gimió Logan y tiró sus caderas hacia
adelante.

Tate se lo tragó y levantó los ojos para verlo mirándolo fijamente.

—De rodillas. En el suelo. Jesús, pareces tan jodidamente depravado


ahora mismo.

Se sentía depravado arrodillado a los pies de Logan. Pero también se


sentía lleno de adrenalina. Este increíble hombre que tenía en su boca, el
mismo que lo usaba de una manera tan deliciosamente carnal, era suyo. Él
es mío, maldita sea.

Mientras ese pensamiento pasaba a través de su mente, cerró los


ojos y raspó la hendidura de la polla de Logan, y cuando el sonido de un
coche rugió a la vida, los dedos de Logan se retorcieron en su cabello... la
oportunidad de ser descubiertos le dio un subidón sexual. Esto no iba a
durar mucho tiempo.

—Tate... joder, joder. —Logan lo silenció cuando realmente empezó a


golpearle, empujando su polla dentro y fuera una y otra vez, haciendo que
le doliera la mandíbula de la manera más satisfactoria. —Sí, eso es... tan
bueno. Eres tan jodidamente bueno —le elogió, y mientras conducía sus
caderas hacia adelante, haciendo que Tate tosiera, Logan gruñó.

Tate avariciosamente se lo llevó de vuelta entre sus labios y probó la


explosión salada del deseo de Logan mientras su nombre resonaba en las
paredes de cemento que les rodeaban y Logan se corría por toda su lengua
y garganta.

CUANDO LOGAN CONSIGUIÓ ENCONTRAR LA


FUERZA PARA ABRIR SUS OJOS, VIÓ A TATE

295
PONIENDOSE DE PIE con una perversa sonrisa en su preciosa cara.
Entonces se agachó para ponerse de nuevo dentro de sus pantalones.

—¿Todavía enfadado? —Tate tuvo la audacia de preguntar.

Se cerró los pantalones y se alejó de la columna.

—¿Estaba enfadado?

Tate cogió su mano.

—Lo estabas.

Cuando empezaron a caminar por el estacionamiento hasta su coche,


dijo:

—Qué gracioso, no recuerdo eso.

—¿No?

Abrió el coche y luego la puerta de Tate, sacudiendo la cabeza. Tate


se adelantó y estaba a punto de entrar cuando Logan dijo su nombre.

—¿Sí?

Le tomó la nuca y lo empujó hacia delante para atacar esa maldita


boca sucia. Después de probarse en la lengua de Tate, Logan levantó los
labios y susurró:

—Tú también eres mío. Ahora, sube al coche para que pueda llevarte
a casa y dejar claro mi punto de vista.

296
CAPÍTULO 30
TRES SEMANAS después de su primera visita a Daniel Finley,
finalmente estaban avanzando en el caso. Con las sesiones de terapia física
de Tate terminadas, ahora podían solicitar la cantidad completa que
buscaban por daños y perjuicios, y Logan esperaba que pudieran llegar a un
acuerdo extrajudicial.

Aunque odiaba admitirlo, Finley era muy bueno en su trabajo. Era un


tiburón... implacable. Pero de nuevo, en su negocio, necesitaba serlo.
Después de varias reuniones con Tate y él, Logan había decidido dejar que
el tipo hiciera su trabajo. Él había respetado sus límites desde el día en que
Tate los había puesto, y si podía conseguirle lo que se merecía, ¿entonces
quién era él para interponerse en su camino?

Acababa de tomar una taza de café y sentarse con el periódico


cuando Tate salió de su dormitorio con sus sueltos pantalones de deporte
grises, rascándose en la parte baja de su abdomen. Cuando pasó por detrás
de él, puso las manos sobre los hombros y le dio un beso en su mejilla.

—Buenos días.

Mientras continuaba hacia la cocina, Logan giró la cabeza para


observarlo.

—Buenos días.

Tate se sirvió una taza de café y luego se movió para agarrar la


crema de avellanas que ahora estaba en la puerta de la nevera de Logan.
Logan notó como se formaba una sonrisa en su cara, y Tate debió pillarlo
porque preguntó:

—¿De qué va eso?

—¿Qué?

—La sonrisa.

Logan cerró el periódico y lo dejó mientras miraba la botella.

—Estaba pensando en lo agradable que es que las cosas hayan


cambiado por aquí.

Tate volvió a poner la crema en la nevera. Luego recogió su taza para


tomar un sorbo y tomó el asiento contrario al suyo.

—¿Lo estabas?

297
—Sí. Claro que sí. —Logan deslizó sus ojos sobre la suave piel del
pecho de Tate y bajó por sus costillas hasta que cayeron sobre la cicatriz de
su lado derecho—. Me alegro de haber tenido la oportunidad de verlas
cambiar.

Cuando levantó los ojos, Tate bajó su taza a la mesa y le guiñó un


ojo.

—Yo también.

Logan abrió el periódico y miró lo que había estado leyendo. La


sección de bienes raíces había llamado su atención justo antes de que Tate
hubiera llegado, y cuando volvió a mirar la lista, vio la dirección y la dobló.

—¿Oye? Esta dirección... ¿No es la misma calle donde ocurrió el


accidente? —Pasó el periódico por encima de la mesa a Tate, y cuando lo
cogió, Logan tomó un sorbo de su café, mirando a Tate con cuidado.

Tate recogió el periódico y leyó el artículo.

—Sí. Ese es el lugar que Rachel y yo miramos aquel día.

Logan no dijo nada mientras un silencio reflexivo se estableció a su


alrededor, y cuando Tate se removió y puso sus brazos sobre la mesa,
esperó a ver que decía.

No había presionado a Tate con respecto al bar desde que lo


discutieron por última vez hacía semanas, pero cuando regresó a trabajar al
After Hours, Logan pensó que era una lástima porque parecía haber dejado
de lado su sueño... una vez más.

—Es gracioso, que me muestres esto hoy.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

La boca de Tate se curvó al levantar la taza hasta sus labios y tomar


otro sorbo.

—Estás intentando duramente no exigirme una respuesta ahora


mismo, ¿verdad?

Logan intentó una mirada ofendida, pero sabía que no lo había


conseguido cuando Tate se rió.

—Puedo ser paciente.

—No sé. No es tu mejor cualidad.

Logan cruzó los brazos sobre su pecho y miró a Tate, esperando que
continuara.

298
—Bueno, esta noche... —dijo, haciendo una pausa mientras pensaba
en sus próximas palabras.

—Eres un imbécil —refunfuñó Logan—. Escúpelo, ¿quieres?

—Sabes, tienes razón. Eres muy paciente —se burló Tate, una amplia
sonrisa apareciendo en sus labios—. Esta noche es mi última noche en el
After Hours. Si eso aún te parece bien.

Logan no esperaba eso... para nada. Sentado hacia adelante, inclinó


la cabeza hacia un lado y se oyó preguntarle:

—¿Hablas en serio?

Tate asintió.

—Pero solo si es algo con lo que todavía te sientes cómodo.

Logan se puso en pie y caminó alrededor de la mesa para apoyar su


culo contra ella.

—Sé que hay más. Nunca dejarías tu trabajo para no hacer nada. Así
que empieza a hablar, William.

Tate lo miró y se pasó los dedos por el pelo.

—¿Cómo sabes eso?

Logan puso una mano en el respaldo de la silla de Tate y le dio un


largo beso.

—Porque te conozco. Nunca serías feliz aquí sentado. Eres honorable,


trabajador y testarudo como el demonio. Y tal y como me reconociste, has
tenido dos trabajos la mayor parte de tu vida con un solo objetivo en
mente. —Lo besó de nuevo y luego levantó la cabeza—. También son
algunas de las muchas razones por las que te amo.

TATE LEVANTÓ SUS MANOS PARA ACUNAR LA


CARA DE LOGAN, Y MIENTRAS PROFUNDIZABA EL
BESO, SE SITUÓ ENTRE SUS piernas. Tiró del labio inferior de
Logan y luego susurró:

—Quiero llevarte allí.

Logan sonrió, y luego bromeó:

299
—Me llevaste allí antes cuando desperté. Deberías desayunar,
primero debes recuperar fuerzas.

Tate volteó los ojos y señaló hacia el periódico que estaba al lado de
la cadera de Logan, indicando el anuncio del restaurante y el apartamento.

—Allí. Quiero mostrarte este lugar.

Logan miró hacia el periódico, y luego retrocedió levantando su dedo


como si dijera, Un segundo. Desapareció en su habitación y, después de
varios segundos, volvió a salir con algo en las manos.

Cuando puso un trozo de papel arrugado sobre la mesa, Tate vio la


dirección con círculos escrita en la parte inferior de la hoja con: Ubicación
perfecta. Un precio decente. Muéstraselo a Logan. Decirle que sí.

Tate tomó la mano de Logan y lo tiró hacia delante, preguntando en


voz baja:

—¿Guardaste esto?

Logan tragó, intentando mantener sus propias emociones a raya.


Pero cuando Tate puso sus brazos alrededor de su cuello, abrazándole, y
luego besó su oreja, asintió.

—Sí, y he estado esperando. —Cuando Tate se echó hacia atrás,


Logan le sonrió—. Muéstramelo.

MIENTRAS LOGAN REALIZABA UN PERFECTO


APARCAMIENTO, TATE ESTABA SENTADO EN EL
ASIENTO DEL PASAJERO, MIRANDO FIJAMENTE al
edificio vacío en la esquina de la manzana. La pared de las ventanas que
corrían por el costado de la propiedad le llamaba la atención al igual que la
primera vez que la vio, y mientras miraba al otro lado de la calle, se alegró
en ese instante de no recordar lo que había ocurrido después de despedirse
de Rachel ese día.

Logan apagó el encendido y le dirigió una mirada.

—Este es el lugar, ¿verdad?

Tate asintió y agarró la chaqueta que había tirado al asiento trasero


antes de pasarle a Logan su bufanda de color borgoña.

Logan abrió las puertas y preguntó:

300
—Entonces, ¿qué está esperando, Sr. Morrison? Muéstramelo.

Tate respiró hondo y luego abrió la puerta del coche. Mientras el aire
frío lo golpeaba, se puso el abrigo y lo cerró, mientras Logan se giraba
alrededor de la parte delantera del coche, envolviéndose la bufanda
alrededor del cuello. Con sus gafas puestas y su abrigo negro abotonado
sobre sus vaqueros oscuros, Logan se veía increíble. Alargó su mano y Tate
la cogió sin dudarlo.

Cruzaron la calle y se abrieron paso hasta las puertas dobles de


enfrente, donde les esperaba la misma mujer que les había mostrado la
propiedad, a Rachel y a él, la primera vez.

—Sr. Morrison. Qué placer volver a verle —le salió a borbotones


mientras extendía su mano.

Tate la cogió, y al sacudirla, ella movió sus ojos hacia Logan y sonrió.

—¿Y...?

—Lo siento, este es Logan —le dijo. Al soltarle la mano, añadió—: Y


por favor, llámame Tate.

—Vale, entonces, Tate. Vamos a entrar y salir de este viento brutal.


—Abrió las puertas y luego empujó una de ellas, sosteniéndola para que
pasaran los dos.

El espacio era justo como lo recordaba… con el bar ya en su lugar y


en excelentes condiciones. El sol de la tarde irrumpía desde los grandes
ventanales, iluminando el área de asientos a la izquierda.

Mano a mano, bajaron los tres escalones que llevaban al piso


principal, y cuando Logan se detuvo, Tate se giró para verlo desabrochando
su abrigo.

—Como sabes de tu última visita, el espacio también viene con la


zona del apartamento arriba. Eso sigue incluido en el precio, y desde la
última vez que lo miraste, el vendedor lo ha bajado un poco.

Mientras ella continuaba hablando, sacudiendo datos y cifras, Tate


apoyó su espalda contra la barra y puso sus codos sobre ella, mirando a
Logan vagando por el espacio. Le gustaba verlo allí.

Logan estaba escuchando atentamente todo lo que la agente


inmobiliaria estaba diciendo, al igual que él, y con cada nueva información
asentía con una mirada de concentración arrugando su frente.

Una vez que terminó su discurso, Tate se alejó un paso de la barra y


le preguntó si podía darles un minuto para ver el apartamento. Ella accedió,

301
le dio la llave de la puerta y les dijo que se tomaran su tiempo. Haría algo
de trabajo en su coche.

Tate se dirigió hacia la puerta cerrada de madera con el panel


cuadrado de vidrio y apoyó su hombro contra el marco, vigilando de cerca a
Logan mientras se dirigía silenciosamente hacia él. Intentaba adivinar sus
pensamientos, pero debería haberlo sabido mejor. Logan tenía una cara de
póquer mortal.

—¿Hay un apartamento? —preguntó.

Tate asintió y abrió la puerta del rincón. Estaba a punto de andar


cuando Logan tomó su brazo y lo tiró hacia atrás.

—No estarás pensando en mudarte, ¿verdad?

Tate tomó las puntas de la bufanda de Logan en sus manos y las


enrolló alrededor de sus muñecas. Cuando Logan estaba lo suficientemente
cerca como para que su pelo revuelto por el viento le rozara la frente, Tate
murmuró:

—Ni en un millón de años. Pero...

—¿Pero?

—Habrá noches de madrugada, y me gustaría un lugar cerca para


nosotros si no tenemos ganas de cruzar la ciudad en coche. Esto también
está cerca de Mitchell & Madison. —Cuando Tate comenzó a caminar hacia
atrás, desenrolló la bufanda de lana y luego tiró de los extremos, instando a
Logan a seguirlo.

—Para nosotros, ¿eh?

—Sí. —Estuvo de acuerdo Tate, y luego se giró para subir las


escaleras. Después de dos tramos pequeños, llegaron a la cima y Tate se
detuvo—. Algo que ella olvidó mencionar allí abajo... —dijo mientras Logan
caminaba a su alrededor, pasando su mano por la deslizante puerta
metálica del apartamento—. El constructor se aseguró de que el
apartamento fuera insonorizado para bloquear el ruido de abajo.

Logan se giró hacia él y arqueó una ceja sobre sus gafas.

—¿En serio?

Tate dio un paso al frente hasta que Logan se encontró con la puerta
y asintió.

—En serio. Cuando te pones detrás de esta puerta, no puedes oír a


nadie, y ellos no pueden oírte.

Logan se rió entre dientes, y la sonrisa que mostró fue puro sexo.

302
—Bien, definitivamente me gusta cómo suena eso. No es que
estuviera demasiado preocupado. Puede haber sido un poco incómodo para
los clientes oír al dueño gritar de placer mientras le vuelvo loco... pero
estaba dispuesto a tener tapones para los oídos a la venta en el bar.

Tate levantó su mano y metió la llave en la cerradura de la vieja


puerta del parque de bomberos. Cuando cogió la gruesa asa de metal que
tenía en sus manos, Logan se hizo a un lado. Luego la abrió y le aseguró
con un guiño:

—No será necesario usar tapones para los oídos. Siéntete libre de
volver loco al dueño cuando quieras.

A LOGAN LE GUSTABA. EL ESPACIO ERA


ABSOLUTAMENTE PERFECTO PARA LAS IDEAS QUE
TENÍA TATE PARA EL BAR. ENTRE EL área de negocios de
abajo y el apartamento de arriba, quedó impresionado.

Se despidieron de la agente inmobiliaria y Tate le dijo que estaría en


contacto. Pero Logan se preguntó dónde estaba su mente en el proceso.

—¿Y bien? —preguntó Tate—. ¿Qué piensas?

Logan metió las manos en los bolsillos de su abrigo y caminó hasta


donde estaba Tate en la acera fuera del bar. Parando frente a él, Logan
sonrió y miró a las puertas dobles cerradas, que se inclinaban hacia la calle,
y luego se volvió hacia él.

—Creo que es genial.

—¿Hablas en serio?

—Claro que hablo en serio. Es una gran ubicación y el edificio está en


condiciones inmaculadas hasta donde puedo decir. Tendrás que contratar a
un inspector para todos los detalles, pero el interior, como dijiste, ya está
remodelado. ¿Y el precio… para esta área? El precio es una locura.

Tate asintió ansiosamente como un niño pequeño mientras miraba


hacia atrás a la puerta y prácticamente rebotó en los dedos de sus pies.

—Estoy tan feliz de que te guste.

—No me gusta —dijo Logan—. Me encanta. Creo que es


absolutamente perfecto.

303
Mientras Tate se enfrentaba a él, Logan se adelantó para besarlo y
vio una mancha blanca de nieve atrapada en las pestañas de Tate. Levantó
su mirada sobre ellos y miró como la primera nieve de la temporada caía a
su alrededor. Luego cerró los ojos, dejando que las ráfagas le golpearan las
mejillas. Cuando los dedos de Tate se deslizaron en su cabello y luego se
acercaron, Logan abrió los ojos y vio copos de nieve cayendo sobre esos
oscuros rizos marrones que le encantaban.

Mientras la sonrisa en la cara de Tate iluminaba sus cálidos ojos,


Logan apretó los labios y sintió como su corazón palpitaba... nunca podría
haber soñado esto para sí mismo. Nunca pudo imaginar a Tate.

Pero mientras estaba allí en la nieve, se dio cuenta de que el futuro


de este hombre... su sueño... había empezado a convertirse en el suyo
propio.

304
CAPÍTULO 31
LOGAN SE SENTÓ en la sala de espera del Hospital
Universitario, golpeando con impaciencia su pie.

Por supuesto que tenía que pasar hoy. Por supuesto.

Miró el reloj de la pared y se pasó una mano por el pelo para


agarrarse la nuca. ¿Por qué siempre pasa la mierda junta? Miró el asiento
vacío junto a él y apretó los dientes.

El café que le habían dado hacía diez minutos era tan espeso como el
lodo... y del mismo color. Mientras miraba fijamente a la puerta que llevaba
a los pasillos más allá de la sala, maldijo que incluso estaba de vuelta en
este hospital, pero no había otro lugar donde preferiría estar en este
momento.

Escuchó el zumbido de su teléfono dentro del bolsillo del abrigo y lo


sacó para leer el mensaje. Cuando lo vio, hizo una mueca. No hay mucho
que pueda hacer al respecto, pensó mientras lo abría y escribía: No,
quédate ahí. Envíame un mensaje cuando puedas.

Después de pulsar enviar, se sentó y cruzó los tobillos. Tate tenía


razón; no tenía paciencia. Odiaba esperar por cualquier cosa, y mientras
miraba a su alrededor una vez más, recordó a Cole diciéndole que las
contracciones de Rachel habían empezado anoche. Eran las tres de la tarde.

Seguro que eso significaba que terminaría pronto, ¿no?

TATE APARCÓ EL COCHE DE LOGAN EN EL


GARAJE DE LEIGHTON & ASOCIADOS Y COGIÓ SU
TELÉFONO. EL mensaje de texto que le esperaba le hizo reír. Logan
estaba molesto porque no podía estar en la reunión que tenían hoy con
Finley, pero al mismo tiempo, no había forma de que no estuviera en el
hospital cuando naciera su sobrino o sobrina.

Antes, le había dado un beso, refunfuñando sobre el momento


oportuno y cómo apestaba, y luego le había entregado las llaves de su
coche y le dijo que cogería un taxi.

Tate marcó y se desabrochó el cinturón de seguridad mientras


esperaba a que se conectara.

305
—Hola.

Se rió del tono aburrido de la voz de Logan.

—Solo llevas ahí una hora. ¿Ya eres el tío Logan?

Logan suspiró.

—No. Y sé que solo ha pasado una hora. Pero toda esta espera es
dolorosa.

—No tan dolorosa como para Rachel, imagino.

—Que gracioso.

—Eso pensé —contestó Tate, revisando su teléfono.

—¿Asumo que mi coche llegó allí de una pieza?

Tate miró alrededor del lujoso interior del vehículo y asintió.

—Lo hizo. Al igual que el ocupante, de quién pareces mucho menos


preocupado.

—Supuse que si puedes hablar, estás bien. Pero eso no significa que
mi bebé lo esté.

Tate abrió la puerta del coche y salió, cerrándola detrás de él.

—¿Tu bebé? Estoy empezando a preocuparme por ti y tus vehículos.


Tu camioneta es femenina. Supongo que éste también es femenino.
¿Debería preocuparme que quieras cambiar de bando?

Una carcajada salió por el teléfono.

—¿Tate?

—¿Sí?

—Nunca tienes que preocuparte por eso. Resulta que me encanta


cómo funciona tu eje. Tu pistón se desliza a través de mi cilindro.

Tate se detuvo en seco, con la boca abierta.

—Una mente sucia… eso es lo que tienes.

—¿A tu alrededor? Jodidamente cuenta con ello.

Empezó a caminar de nuevo y luego golpeó el botón de subida en el


ascensor cuando llegó.

—No estás preocupado por Finley, ¿verdad?

306
—No —contestó Logan con demasiada rapidez, mientras los labios de
Tate estaban temblando.

—Bien. Porque no hay nada de qué preocuparse.

Logan murmuró algo ininteligible a través del teléfono.

Tate dijo:

—¿Oye?

—¿Sí?

—Voy a terminar esto y me voy para allá, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Entró en el ascensor y mientras las puertas se cerraban, añadió:

—Te amo.

Sin perder el ritmo, Logan contestó:

—Yo también te amo.

—¿LOGAN?

Logan abrió los ojos ante el sonido de su nombre y encontró a Tate


caminando por el pasillo hacia él. Se quedó de pie, sonriendo ante su
apariencia y lo malditamente bien que se veía. Sus mejillas estaban
sonrosadas por el frío y la nieve se pegaba a su cabello de una forma que
Logan estaba descubriendo que amaba.

Tate le dio un fuerte abrazo y le besó la oreja.

—Antes de que sientas la necesidad de preguntar, tu coche está bien.


Está estacionado fuera en el aparcamiento cubierto.

—No iba a preguntar —dijo mientras se separaban y se sentaban uno


al lado del otro.

—Sí, pero no saberlo te habría matado —dijo Tate riendo.

—Confío en ti.

Tate golpeó sus hombros y sonrió.

—Me alegro de oírlo.

—Mhmm. Entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué quería vernos hoy?

307
Tate colocó su tobillo sobre su rodilla e inclinó su cuerpo hacia él.

Logan entrecerró los ojos y preguntó:

—¿Es bueno?

Tate asintió.

—Es mejor que bueno.

—¿Mejor? —preguntó mientras Tate tomaba sus manos en las suyas.

—Sí, mejor. Llegaron a un acuerdo. Nos dieron exactamente lo que


pedimos.

Los ojos de Logan se abrieron de par en par ante la sonrisa en la cara


de Tate.

—¿Hablas en serio?

—Hablo muy en serio. La compañía de seguros accedió a pagar todo


sin tener que ir a juicio.

Logan se enderezó en su silla y agarró su cara.

—¡Eso es jodidamente increíble!

—Lo sé —dijo Tate, riéndose mientras Logan lo besaba. Cuando


retrocedió, Tate le tocó levemente la barbilla—. Gracias.

—¿A mí? ¿Por qué? No hice nada. Me mata decirlo, pero deberíamos
agradecerle a Finley. No paró ni un segundo. Lanzó una cantidad que ni
siquiera estaba seguro de que pudiera conseguir. Y joder, la consiguió para
ti.

La amplia sonrisa en la boca de Tate era tan contagiosa que Logan se


encontró riéndose.

—¿Feliz?

—No lo sé. Siento... —Las palabras de Tate se desvanecieron.

—¿Sí?

Tate apoyó su frente en la suya y dijo:

—Me siento como la persona más afortunada del planeta ahora


mismo.

Logan estaba a punto de contestar, pero fueron interrumpidos.

308
—Oye, ¿vosotros dos? ¿Podríais manteneros alejados unos minutos
para darme un abrazo por tener al chico más guapo de Chicago desde hace
treinta minutos?

Logan giró la cabeza y vio a Cole de pie con las manos extendidas
frente a él y una mirada de orgullo en su cara.

—¿Un niño? —preguntó Logan mientras los dos se ponían de pie.

—Claro que sí —se jactó Cole, caminando hacia ellos. Mientras lo


abrazaba, preguntó—. ¿Lo dudaste con mis genes corriendo a través del
niño? Nuestros genes producen hombres.

Tate se adelantó para estrecharle la mano a Cole y le dio un abrazo.

—Me alegra que hayas llegado a tiempo, Morrison.

—Yo también.

—¿Dónde está el resto del clan? —preguntó Logan mientras seguían a


Cole por las grandes puertas.

—Están en camino. Rachel no quería llamar a nadie hasta que hubiera


nacido. Era la única forma de mantenerlos fuera de la sala de partos.

—Tú me llamaste —señaló Logan.

Cuando se detuvieron en la puerta de la habitación de Rachel, captó


la expresión de Cole de: ¿De verdad?

—Los dos sabíamos que no había manera en el infierno de que


quisieras estar ahí dentro.

Mientras Cole empujaba la puerta y entraba, Logan murmuró:

—Tienes toda la jodida razón.

Tate se rió entre dientes detrás de él.

—Como si no lo estuvieras pensando.

—Logan, Tate... —Rachel les hizo sonreír.

—Bien, hola, Sra. Madison —saludó Logan, abriéndose camino hacia


el costado de la cama para besarle la frente.

Se veía hermosa, pero las oscuras ojeras bajo sus generalmente


vibrantes ojos mostraban lo agotada que estaba.

Mientras Tate se movía hacia el otro lado, cogió su mano y le guiñó


un ojo.

309
—Si no querías cocinar la cena de Acción de Gracias, podrías haberlo
dicho. ¿Quince horas de parto? Es un niño testarudo el que tienes ahí.

Se rió del comentario de Tate, pero miró a su marido, que estaba al


pie de la cama.

—¿Qué puedo decir? Quería controlar las cosas. Obviamente un rasgo


que ha sacado de su padre.

—Obviamente. —Logan estuvo de acuerdo—. Pero no te preocupes.


Estoy seguro que su belleza vendrá de su madre.

Ella se rió de él mientras Cole le llamaba por un nombre no tan


bonito.

—Así que —dijo Tate con una expresión muy seria—. Tengo una
pregunta que necesito hacer.

—¿Qué? —preguntó Rachel, cogiendo los dedos de Tate por su


cuenta—. ¿Qué es?

Entonces en la cara de Tate apareció una gran sonrisa.

—No llamaste al bebé Ignacio, ¿verdad?

—No —dijo Rachel riéndose, mirando a Cole—. Decidimos que


Thomas encajaba mejor después de todo.

310
CAPÍTULO 32
UNA PAR DE DÍAS DESPUÉS, era el Día de Acción de
Gracias y con Rachel aún en el hospital y la familia de Tate desperdigada
por todas partes, decidieron que pasarían una noche tranquila y agradable
juntos… o eso es lo que Logan había pensado.

Acababan de dar las cinco en punto cuando miró al mensaje que


acababa de recibir de Tate. Salió hace un par de horas, y todo lo que dijo
fue que no tardaría mucho.

Mierda secreta.

Tate: No tenemos planes esta noche, ¿verdad?

Logan escribió: Pensé que habíamos acordado quedarnos.

Se acomodó de nuevo en el sofá, cogió el libro que había estado


leyendo y volvió a empezar. Estaba a mitad de la segunda página cuando su
teléfono se encendió.

Tate: Cambio de planes. Estate preparado en veinte minutos.

Logan frunció el ceño ante el mensaje y respondió:

—¿Estar preparado para qué?

Ni un minuto después, su teléfono vibró y sonrió ante la respuesta de


Tate.

Tate: No discutas conmigo. Veinte minutos. Prepárate.

Oh, amo a los mandones, pensó Logan mientras ponía su libro junto
a él en el sofá y se sentaba.

De acuerdo. Tienes mi atención. ¿Qué debo ponerme?

Estaba de pie y se dirigía a la ducha cuando el teléfono vibró en su


mano y en la pantalla había un mensaje que le hizo detenerse.

Tate: No importa. No lo llevarás puesto por mucho tiempo.

Logan gruñó y cuando sonó el teléfono, contestó y se lo llevó a la


oreja.

—Está siendo muy exigente, Sr. Morrison.

—Ahora tienes quince minutos —le dijo Tate de esa manera


estremecedora que tenía, toda baja y áspera.

311
Logan cerró los ojos, imaginándose que estaba en el baño con él.

—¿Y Logan?

—¿Sí? —dijo suspirando.

—Ni siquiera he empezado a exigir... todavía.

Y antes de que pudiera decir una palabra, Tate colgó.

TATE ESTABA NERVIOSO.

Mientras estaba dentro del silencioso espacio donde había estado


esperando los últimos treinta minutos, miró a la calle. Estaba jugando con
el juego de llaves en sus manos, intentando que su corazón se calmara.
Había estado corriendo desde que terminó la llamada con Logan.

La nieve caía suavemente en la acera, y con cada nueva capa,


ocultaba las huellas de la gente que había pasado antes. No había mucha
esta noche, sin embargo, siendo como era Acción de Gracias, y le gustaba
la soledad que parecía haber tomado el control de la zona generalmente
llena de la ciudad.

Observó el coche negro que había alquilado entrando por la calle, y


mientras los faros iluminaban su camino, metió las llaves en el bolsillo de
sus pantalones negros. Pasándose una mano por el pelo, miró como el
coche se detuvo frente a las ventanas donde él estaba esperando.

Cuando la puerta se abrió, aguantó la respiración, esperando ese


preciso momento. Y ahí está, pensó mientras Logan salía del coche... ese
momento en que lo vería por primera vez.

Como siempre, Logan se veía sexy y sofisticado. Era, con diferencia,


el hombre más atractivo que Tate había visto en su vida, y todo lo que
podía ver de él era su largo y negro abrigo y una bufanda azul y negra.

El conductor le estaba diciendo algo, y cuando Logan extendió la


mano, Tate vio guantes de cuero negro en sus manos.

Oh sí. Se vistió para mí.

Cuando el conductor volvió al coche, Logan finalmente lo miró a


través de la ventana. Levantó la cabeza hacia un lado, dejó que sus
curiosos ojos se movieran sobre él desde detrás de sus gafas, y Tate se
preguntó qué estaría pensando. Cuando señaló con el dedo hacia las
puertas delanteras, Logan inclinó la cabeza y luego se dirigió hacia ellas.

312
Tate dio los tres pasos hasta la entrada, y cuando desbloqueó la
puerta y presionó para abrirla, supo que era hora… hora de invitar a Logan
para siempre.

MIENTAS TATE ABRÍA LA PUERTA DEL BAR QUE


HABÍAN ESTADO MIRANDO EL OTRO DÍA, LOGAN
PASÓ SUS OJOS SOBRE EL HERMOSO HOMBRE QUE
TENÍA delante de él, desgarrado entre estar excitado y curioso como el
infierno sobre el traje que llevaba puesto. Llevaba una rica camisa de vestir
color burdeos, un chaleco y una corbata negra hecha a medida, pantalones
ajustados y zapatos pulidos... y se veía jodidamente increíble.

—Entra —dijo Tate, su voz baja y seductora.

Entró y empezó a desabrochar los botones de su abrigo cuando oyó a


Tate cerrar la puerta con llave. Entonces estaba detrás de él, pasando las
manos por encima de sus hombros y bajando para apretar sus bíceps.

—Lo hiciste todo bien.

—Lo hice. El conductor que enviaste... era muy amable.

—Me alegro de oírlo. Era mi turno de recogerte para variar —le dijo
Tate, y Logan sonrió ante el sentimiento—. Te ves...

Logan captó un indicio de la colonia de Tate y cerró los ojos para


olerla. Olía increíblemente bien.

—¿Sí?

—Sexy como el infierno. —La voz de Tate estaba ronca en su oído.

Cuando se acercó a su lado, Logan abrió los ojos y le vio caminar


hacia la barra, y luego ponerse detrás de ella. Sus ojos vagaban por el
espacio abierto antes de bajar las escaleras y quitarse los guantes. Podía
oler algo delicioso cocinándose y se preguntaba de dónde venía
exactamente, ya que no podía ver mucho con la luz tenue.

Había varias velas a lo largo de la pared que separaban los dos


espacios principales, y había más en la barra, iluminando el área con un
brillo apagado. A medida que se acercaba, notó dos vasos encima de la
barra y sonrió.

—¿Piensas emborracharme esta noche?

313
Tate se giró hacia la parte de atrás del bar y cuando Logan se detuvo
detrás del único taburete que había, puso sus guantes en el mostrador. El
silencio en el local aumentaba la tensión sexual entre los dos. Entonces Tate
le miró por encima del hombro, y Logan vio sus ojos deslizarse por el traje
de color carbón, la camisa azul claro y la corbata que llevaba puesta,
lamiéndose los labios mientras se los chupaba... era obvio que lo aprobaba.

Logan se sacó su abrigo, lo puso sobre el mostrador y luego se sentó


antes de concentrarse en el firme culo de Tate. Todo este escenario me
recuerda mucho a mí y a mi caliente camarero.

—¿Perdón? ¿Camarero? —preguntó.

Cuando Tate se giró, vio un jodido paño blanco metido en sus


pantalones. Tate sabía exactamente lo que estaba haciendo aquí. Había
preparado el escenario a la perfección, y cuando se acercó para pararse
frente a él, le mostró esa amplia y amistosa sonrisa suya. Aunque, señaló
Logan, esta noche estaba repleta de invitaciones sexuales, en
contraposición al ingenuo encanto que había tenido todos esos meses atrás.

—¿Qué te sirvo para beber?

Logan sintió que todo su cuerpo reaccionaba a la pregunta. Su


corazón comenzó a latir rápidamente; su polla tomó nota de inmediato. Y
cuando Tate sacó el paño de sus pantalones y empezó a limpiar la barra, se
recordó a sí mismo, ya tengo a este hombre. Vivo con él. Así que aplasta
los jodidos nervios de intentar atraparlo, Mitchell, y disfrútalo.

—No sé cómo me siento esta noche. ¿Por qué no me sorprendes? —


sugirió, y cuando Tate levantó el paño y empezó a deslizarlo de un lado a
otro entre sus manos, Logan siguió el gesto y luego vio un destello en esos
ojos marrones que amaba.

—Sorprenderte, ¿eh?

—Sí —dijo—. No puedes equivocarte. Estoy seguro de que estaría


dispuesto a intentar cualquier cosa contigo.

Tate le dio un fruncido de ceño simulado y aquietó las manos.

—Señor, estaba hablando de su bebida. No estoy seguro de lo que


estás hablando.

Poniendo sus brazos en el mostrador, Logan se levantó con los dedos


de sus pies en la varilla de su taburete para acercarse más al coqueto que
tenía delante.

—Oh, mira eso. He sorprendido y asustado al hombre detrás de la


barra...

314
Tate puso sus manos en el borde de la madera y se acercó para que
estuvieran prácticamente pegados a la nariz. La conversación de hace
mucho tiempo estaba tomando el rumbo que Logan había deseado esa
misma noche.

—No, no lo has hecho. Solo estoy tratando de decidir la mejor


manera de cerrar tu inapropiada boca.

—Bien —dijo Logan, sus labios temblando por el calor que se


arremolinaba en los ojos de Tate—. El alcohol es ciertamente una forma. La
comida, que puedo oler en algún lugar por aquí, es otra. Pero... no tengo
mucha hambre de comida y conozco una forma mucho más placentera de
llenarme la boca.

Mientras Tate inclinaba su cabeza y se burlaba de sus labios con los


suyos, a Logan le estaba costando muy duro quedarse donde estaba. Duro
era jodidamente la palabra correcta. El tipo estaba probando su autocontrol.

—¿Te tiras a todos los que conoces? —preguntó Tate y entonces…


jodidamente si… le mordisqueó el labio inferior.

—Ya no.

—¿Pero solías hacerlo?

—Hace mucho tiempo. Fue en otra vida.

Tate sonrió contra su boca y se enderezó, sus labios abriéndose.

—Por eso nunca te había visto por aquí antes.

Logan bajó de nuevo a su asiento y se encogió de hombros con la


mayor indiferencia que pudo.

—Podría ser, o quizás es porque eres nuevo aquí.

—Tienes razón, soy nuevo. Pero tú también.

—Bueno, solía frecuentar un lugar. Puede que hayas oído hablar del…
After Hours.

La boca de Tate se encorvó mientras apoyaba una cadera contra la


barra.

—Sí, he oído hablar de él. Dices que solías hacerlo, ¿eh? ¿Qué ha
pasado?

Logan levantó una mano hacia su barbilla y la acarició mientras


contestaba:

—Me involucré con uno de los camareros.

315
—Oh —dijo Tate con una falsa mueca y agitó la cabeza—. Eso pasa,
supongo. Probablemente por eso no está permitido aquí.

—¿De verdad? —preguntó Logan, mirando a su alrededor—. ¿Y dónde


es aquí, exactamente?

—¿Quieres decir que no lo sabes? —preguntó Tate—. El dueño quería


un nombre pegadizo. Uno que fuera... específico para él.

—Lo hizo, ¿verdad?

—Sí, pero es un secreto ahora mismo porque solo le dieron las llaves
esta mañana.

Una enorme sonrisa se extendió por la boca de Logan ante la


emoción de Tate mientras sacaba unas llaves de su bolsillo y las ponía entre
ellos en el mostrador.

—Puedo guardar un secreto.

—No sé. No creo que deba decírselo a nadie que no esté totalmente
comprometido a implicarse.

Logan sintió que su aliento se le pegaba en la garganta mientras


esperaba a que Tate continuara, esperando que le preguntara lo qué
pensaba de ello. Desde que Tate mencionó su idea para esto, el sueño que
siempre quiso desde que tenía edad para tener uno… Logan había querido
formar parte de él. No sabía cuánto hasta este momento.

—Quiero decir... —Tate empezó de nuevo—. No tendría que ser un


inversor de primera mano, y no quiero...

Logan ladeó la cabeza y preguntó en voz baja:

—¿Qué es lo que no quieres?

Tate cogió las llaves y pasó sus dedos por encima de ellas, haciendo
que Logan pensara que estaba más nervioso de lo que decía.

Logan puso sus manos sobre las suyas, manteniéndolas quietas, y


preguntó de nuevo:

—¿Qué es lo que no quieres?

—No quiero que pienses que tienes que decir que sí.

Logan miró fijamente al hombre que estaba frente a él, el que le


había robado el corazón hacía meses, y sabía que esta era su manera... su
forma única de asentarse.

—Pregúntame —alentó Logan.

316
Tate mordió su labio inferior y luego le miró fijamente a los ojos,
directo como siempre.

—¿Quieres ser parte de esto... conmigo?

—¿Cómo? —preguntó Logan. Quería asegurarse de no malinterpretar


lo que Tate estaba preguntando.

—Como ser socio conmigo.

Logan estaba a punto de hablar cuando Tate se apresuró.

—No quiero dinero ni nada de eso. Ya tengo el préstamo y el pago


inicial. Solo quiero que hagas esto conmigo. Ser parte de ello conmigo.

Logan descansó sus codos sobre la barra y se agachó las manos


delante de la boca, mirando cuidadosamente a Tate antes de decir:

—No sé, Tate. Todo depende...

—¿Depende?

—Bueno, no soy muy bueno guardando silencio, y definitivamente no


quiero ser un socio sin más contigo. Y hay otra cosa más.

Logan cogió su corbata y la sacó de su chaleco. Metió su dedo por la


parte de atrás antes de tirar de él hacia delante.

—Aún no sé el nombre de nuestro lugar.

Tate le dio una sonrisa malvada mientras ponía sus labios en el


rincón de su boca y movía su lengua sobre ella, susurrando:

—The Popped Cherry5.

—¿The Popped Cherry? —repitió Logan, amando el ingenioso


recordatorio de la primera vez de Tate con él—. Y crees que soy sucio —dijo
justo antes de tirar a Tate para probar su tentadora lengua.

Dios, estaba nervioso esta noche cuando el conductor se presentó y


le pidió que fuera con él. No sabía lo que Tate estaba tramando. Todo lo
que sabía era que, si lo quería en un lugar especial, iba a estar allí. De
hecho, Logan quería formar parte de cada decisión que tomara de aquí en
adelante, y cuando separó los labios, también sabía que tenía que decírselo.
Pero antes de que pudiera abrir la boca, Tate habló.

—Te amo —dijo, y mientras Logan lo miraba, cogió sus manos—. No


tenía ni idea cuando te sentaste frente a mí esa noche... ni idea de lo que
me había estado perdiendo —susurró Tate—. Eras tú.
5
La cereza reventada. Referencia a la escena de la página 360 de Try, la primera vez de
Tate.

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Los ojos de Logan comenzaron a llenarse de lágrimas, y parpadeó,
intentando que se detuvieran mientras Tate continuaba mirándolo como si
fuera todo su mundo… de todos modos esperaba que ése fuera el caso,
porque nunca fue más evidente que en este momento, que Tate era suyo.

—¿Qué estás pensando? —preguntó Tate—. Dímelo.

Logan se levantó del taburete y colocó sus labios en la comisura de


su boca.

—Hmm, bueno. Lo que estaba pensando... podría aterrorizarte.

Tate seguía pegado a él y su cuerpo tembló en un desigual aliento


mientras le acariciaba con sus dedos la mandíbula.

Logan posó sus brazos alrededor de su cuello y le agarró, mientras


Tate besaba un sendero a lo largo de su mejilla hasta su oreja, donde se
acercó a su cuello. Sus rizos rozaron un lado de la cara de Logan mientras
repetía las palabras que él había dicho cuando todo esto había comenzado.

—Entonces, Logan, atemorízame.

Y con esas tres palabras, Logan supo que había encontrado su hogar.

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