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SINOPSIS
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Dedicatoria
Para Tate,
Antes de esto, no sabía que eras esencial para que me
sintiera vivo.
Logan
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Primera Parte
Autoconfianza
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CAPÍTULO 1
LAS BRILLANTES LUCES DE LA CIUDAD de Chicago
se reflejaron en el espejo retrovisor de Logan cuando comprobó el carril
detrás de él para desplazarse a la izquierda. Con la ventana baja y la brisa
alborotando su cabello, se desplazó por la calle vacía, agradecido que
todavía no fuera la época más fría del año.
Dios, lo extraño.
En solo unos meses, había pasado de ser un hombre que huía de los
compromisos, a ser un hombre que ahora estaba en su coche, maquinando
en su cabeza involucrarse en un compromiso mayor. Había pensado en eso
y nada más que en eso mientras intentaba agotarse en la cinta de correr
eléctrica, y mientras sus pies habían golpeado a un ritmo constante, había
tenido tiempo de pensar exactamente en lo que quería… y ahora, lo sabía.
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TATE YACÍA EN LA CAMA Y SE OBLIGÓ A
DORMIRSE. Esa noche no había ido de acuerdo a lo planeado. Estar allí
en su cama solo, era prueba suficiente de ello, pero también era
malditamente deprimente.
Tate había estado casi seguro de que Chris no tendría las pelotas
para caminar hasta Logan y confrontarlo. Así que pensó que en realidad no
tendrían que tratar con él. ¿Qué tan equivocado estaba? No, Chris no había
enfrentado a Logan exactamente, pero seguro que había encontrado una
manera efectiva de llamar su atención...
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Ese fue el momento en que la paciencia de Tate se rompió. Mientras
la provocación se detenía en el aire, se movió hacia adelante, gruñendo las
palabras,
Chris se echó a reír y sus ojos se movieron hacia donde Tate se había
interpuesto entre Logan y él.
—Por favor —dijo Logan con voz una tan tranquila, que Tate apenas
la reconoció—. Disfrute de su cena y del entretenimiento de esta noche,
señor Walker.
Tate sabía muy bien que Chris no era de los que anunciaban sus
preferencias sexuales, pero no había mostrado absolutamente ningún temor
mientras los atacaba llevando su anillo de bodas. Eso significaba que,
incluso con la señora Walker dando vueltas por algún lugar, había estado
decidido a llamar la atención de Logan, a cualquier precio… ¿Arrogante o
estúpido? Tate no tenía ni idea, pero no le gustaba nada. Añádase la
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expresión de burla que había cruzado la cara de Chris ante la interferencia
de Logan y, sí, estaba claro que el hombre sabía muy bien lo que estaba
haciendo.
—¿Cuál es el problema?
Tate asintió.
—No es eso…
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—Sí, lo es… —interrumpió Tate. Pero se apresuró a añadir—: Está
bien. Lo entiendo.
Los ojos de Logan se movieron más allá de él y Tate sabía que estaba
mirando a Chris de nuevo. Se preguntó qué estaba pasando por su mente y
odiaba el hecho de querer preguntar y saber. Sentirse inseguro no era una
emoción con la cual se sintiera cómodo. Entonces Logan le devolvió la
mirada y le sonrió.
Qué…
—Está bien, está bien —gritó y se pasó una mano por el pelo.
Una vez que llegó a la puerta, encendió la luz y se estremeció por el
resplandor que reflejaba la pintura de color crema de la pared. Cerró un
ojo, y con el otro presionó en la mirilla, sorprendiéndose al ver a Logan de
pie al otro lado.
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LOGAN ESTUDIÓ EL CAMINO DELANTE, MIRABA
HACIA CUALQUIER LUGAR, EXCEPTO A SU
PASAJERO, MIENTRAS AVANZABA POR EL TRÁFICO.
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El silencio en el coche fue pesado, permanecieron así durante varios
minutos hasta que Tate dijo:
—Considéralo abandonado.
—¿Tate?
—¿Qué?
—¿LOGAN?
Se veía bien. Demonios, se veía mejor que eso. Se veía increíble con
sus pantalones de chándal grises y su camiseta blanca.
—Te pregunté por qué me besaste en la mejilla esta noche. ¿Es una
especie de castigo por perder la paciencia?
Logan estaba seguro de que no debía sentirse tan feliz, pero estaba
bastante satisfecho de que Tate pensara que un beso en la mejilla de su
parte, era algo malo.
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Tate soltó un suspiro irritado.
Tate se burló.
—Tú, aparentemente.
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La boca de Tate se abrió como si estuviera a punto de decir algo, y
luego la cerró y, en cambio, sonrió.
—No.
—Suena…
—¿Sí?
—No me interrumpas.
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—Pero cuando estábamos en el coche viniendo a casa, deberías haber
hablado conmigo. Comunicarnos.
—No te entiendo.
Logan tragó saliva, y antes de que perdiera los nervios, se oyó decir:
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CAPÍTULO 2
TATE ESTABA seguro de que había malinterpretado lo que
Logan acababa de decir.
Tate se llevó una mano a la cara y se frotó la frente. Luego, sin decir
una palabra, giró sobre los dedos de los pies y regresó a su cocina. Podía oír
a Logan venir detrás, pero Tate no confiaba en lo que podía salir de sus
labios en ese momento.
—Deja de bromear.
Logan alzó las manos con las palmas hacia afuera, y preguntó:
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—¿Aparte de que tuvimos una noche terrible, que estamos en medio
de una discusión y que son casi las cinco de la madrugada?
Tate tomó una respiración profunda y se volvió para mirar a esos ojos
azules tratando de calibrar su estado de ánimo.
—No puedo.
—¿Por qué estás sonriendo? —Tate sabía que su tono era hosco, pero
es que éste era Logan. Impulsivo, descarado y siempre escogiendo el peor
momento posible para decir toda su mierda. Él no se había detenido ni una
sola vez a pensar en cómo su petición pudiese hacerlo sentir. Seguramente
Logan pensó que, que ya que creía que era una gran idea, todo el mundo a
su alrededor debería pensar igual.
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Se quitó la camiseta y los pantalones de chándal y se deslizó de
nuevo por debajo de las sábanas; la calidez de la piel de Logan lo atrajo y
Tate se acomodó automáticamente a su lado.
—Me lo han dicho una o dos veces antes. Hmm. —Logan suspiró,
pero el sonido era de pura satisfacción, no de frustración—. Dirás que sí. Es
solo cuestión de tiempo. Ahora, shhh, para que podamos dormir.
Tate sintió una pequeña sonrisa cruzar sus labios mientras los
presionaba contra el pecho de Logan en un ligero beso. No estaba seguro
de que podría decir que sí a lo que Logan quería en un futuro próximo, pero
por el momento, estaba contento de poder cerrar los ojos y finalmente
descansar un poco.
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—Me alegra que lo hayas notado.
Tate se rió.
—Sé serio.
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—Sí, pero tardaría meses —gruñó—. ¿Puedes dejar de hablar tan
tranquilamente sobre esto? Me estás poniendo nervioso.
Por lo general, no quería nada más que sexo caliente con Tate, pero
en este momento quería saber por qué había reaccionado tan fuertemente a
su pregunta de la noche anterior... bueno, realmente había sido a
la madrugada.
—Necesitamos hablar.
—No lo estoy.
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—Sí, lo estás. Y tarde o temprano me vas a decir porqué.
Logan miró a Chris, el cual los estaba mirando a ambos, junto a una
mujer alta y musculosa.
—¿Logan?
—Arréglalo.
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Tate apartó las mantas sin responder y se levantó de la cama. Luego
entró en su baño y cerró la puerta. De acuerdo, así que este era un tema
que necesitaba tratarlo con más cautela.
—¿Qué?
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En el caso particular de Logan, Tate no estaba seguro de cómo
reaccionaría Cole. Pero a juzgar por la fría recepción a la que habían sido
sometidos durante la mayor parte de la noche anterior, supuso que no iba a
ser una conversación fácil.
Durante mucho tiempo, había vivido su vida para los demás. Siempre
haciendo lo que se esperaba de él. De un matrimonio que había sido un
impulso de juventud, lleno de lujuria, a permanecer silencioso ante esa
horrible relación porque había pensado que era lo correcto para los
involucrados, algo que nunca volvería a hacer. Estaba decidido a no
cometer los mismos errores, especialmente con Logan.
El hecho era que Logan Mitchell era una figura influyente en la ciudad
de Chicago. Era uno de los socios de un prestigioso bufete de abogados, era
rico, respetado e inteligente como el infierno, y cuando Tate pensó en las
cosas que tenía para ofrecer a cambio, fue lo suficientemente realista para
darse cuenta de que solo tenía un montón de mierda. Por eso, cuando
Logan había sugerido que se mudara a su apartamento con él... Sí,
jodidamente me asusté, y mucho.
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—Agradable y suave —comentó Logan y bajó los ojos sobre el pecho
desnudo de Tate—. Al igual que el resto de tu cuerpo. —Rozó con un beso
los labios de Tate—. Mantén esa navaja en tu cara, ¿entendido? Si estos
rizos van a cualquier otra parte, no puedo prometer que mi reacción sea
amable.
—¿Y?
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CAPÍTULO 3
LOGAN CAMINABA por el pasillo hacia el apartamento de Cole
como si fuera un hombre dirigiéndose a su propia ejecución.
Aparentemente, Chris había decidido que la mejor manera de fastidiarlo
sería informar a Cole de su... ¿qué? ¿Relación pasada? No, desde luego no
la llamaría así.
Logan había estado temiendo este día... el día en que Cole finalmente
se enterara de su implicación adicional con Chris. Y, lo peor de todo, era
que todavía no estaba muy seguro de cuánto sabía.
Así que allí estaba, con una bolsa de donuts en la mano y una mueca
en su rostro. Decidiendo que era mejor acabar con este infierno de una vez,
Logan llamó y esperó a ver cómo se desarrollaría todo.
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—Oh, cállate —dijo mientras sacaba un donut de la bolsa para tomar
un bocado enorme. Mientras masticaba el bocado, le dio a Logan una
brillante sonrisa llena de picardía—. Estás en problemas.
Logan entrecerró los ojos, y cuando ella se apartó y le dio una sonrisa
pícara, le preguntó:
—No, si es inteligente.
—Aquí. Tómalos de una vez o quizás que tengas que sacarlos de mis
dedos fríos y sin vida una vez que Cole haya terminado conmigo.
—En la biblioteca.
—Deséame suerte.
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—No necesitarás suerte. Está molesto porque le importas. Los dos te
queremos. Te mereces algo mucho mejor que lo que te dio Chris. Y ahora,
lo tienes con Tate.
Tragó saliva y se preguntó si eso era verdad. ¿Se merecía algo mejor
que Chris? ¿Merezco a Tate?
Dijo que no podía vivir conmigo, pero ¿por qué? ¿Debido a todo lo
sucedido con Chris?
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Apretó el nudo en la base de su garganta antes de alisar una mano
por el frente del estrecho material y levantarlo para meter la tira más
delgada en su camisa blanca. Encogiéndose de hombros en su chaleco
negro con las palabras After Hours bordadas en el bolsillo, se acordó de su
primer día de trabajo en el bar de lujo.
El día que conocí a Logan. El día que cambió su vida para siempre.
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teléfono para revisar el mensaje, incapaz de detener la sonrisa que se
extendía por su rostro.
Esta era otra cosa que amaba sobre el hombre. Cualquier cosa que
Logan dijera o insinuara, seguro que no tendría problemas para decírselo a
la cara. Y eso hizo que Tate quisiera besar esos arrogantes labios hasta que
Logan gimiera.
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LOGAN SINTIÓ QUE SU POLLA SE PONÍA RÍGIDA
CON ESA ÚLTIMA PALABRA ESCRITA EN
MAYÚSCULAS.
Realmente no…
Logan se metió las manos en los bolsillos y se dejó caer hacia atrás
en la silla.
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Una risita se le escapó mientras las cejas de Cole prácticamente le
llegaban a la línea del pelo.
—¿Has terminado?
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Cole lo miró como si decidiera por dónde empezar, y luego le
preguntó algo que Logan no se esperaba.
—¿Tate sabe todo lo que pasó con Chris? ¿O solo las partes que
decidiste contarle?
—¿Logan?
Deseó poder decirle a Cole que ese era el caso, pero mientras estaba
allí sentado mirando la cabeza de su hermano, se hizo evidente que no iba a
refutar la afirmación.
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Logan no ofreció palabras. Ahora no era el momento para
disculparse, y ciertamente no era el momento para una broma, por lo que
se imaginaba que su mejor curso de acción era el silencio, porque no había
manera de que Cole hubiese terminado con él todavía.
—Necesito saber si podremos trabajar con ellos, con él, ¿va a ser un
problema? LPCW Arquitectura sería una cuenta enorme. No eres estúpido —
Cole hizo una pausa por un momento como si quisiera apuntar algo después
de esa afirmación, pero entonces, siguió adelante—. Sabes perfectamente
cuánto dinero recaudaría esto. Pero si no te sientes cómodo trabajando con
Chris...
—¿Y Tate?
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Logan tragó, en realidad no quería escuchar nada más.
—Por el momento nada, listillo. Pero te juro que, si siento que esto no
nos está haciendo bien en su conjunto, pongo fin a su contrato. No importa
la cantidad de dinero que aporten. No vale la pena afectar a mi familia.
Recuerda eso.
Y antes de que Cole pudiese ofrecer una respuesta, Logan salió por la
puerta.
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CAPÍTULO 4
ERA BASTANTE TARDE cuando Tate aparcó su moto en el
garaje de su casa y apagó el motor.
Tate extendió una mano hacia él cuando Logan inclinó la cabeza para
que poder mirarlo desde detrás de sus gafas. Sin decir una palabra, la tomó
y se puso de pie.
Cuando los dos estaban de pie, Tate le dio una sonrisa torcida y luego
bajó los ojos al teléfono en la mano de Logan.
—Es tarde —le dijo mientras tiraba más cerca de Logan—. No podías
esperar a verme, ¿eh?
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Logan lo besó en los labios, y su polla se movió cuando susurró:
—Tal vez sólo quería verte con este uniforme tuyo. No sé qué tiene,
pero...
—¿Sí? —lo animó Tate, a sabiendas de que Logan sentía una cosa
extraña por su atuendo de After Hours.
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Tate ladeó la cabeza para encontrarse con los ojos de Logan. Pero
antes de que pudiera contestar, Logan apretó sus dedos alrededor de su
erección, haciéndole caer su casco al suelo.
—Dios, Logan.
—Hmm. Fui persuadido a esperar por este sonido. Solía soñar contigo
gimiendo mi nombre. Es tan jodidamente caliente. Como si ya estuviera
dentro de ti. ¿Quieres eso? Yo dentro de ti ¿Aquí? ¿Ahora mismo?
—Sí —se las arregló para decir, y luego llevó una de sus manos hacia
abajo para empujar más duro a Logan contra sí mismo—. Quiero eso.
No había nada que Tate deseara más que decir que sí, pero...
—Podrías, o...
—¿O?
Tate sabía que estaba en un buen lío. Cuando Logan quería algo, era
implacable hasta que lo conseguía o se le decía la razón real del porqué se
le estaba negando algo. Había estado en ese escenario con él cuando se
conocieron. Logan se había empeñado en meterlo en su cama y nada le
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había impedido ir tras lo que quería. Ni siquiera informarle con
vehemencia soy hetero habían sido un impedimento.
Pero mientras que sus palabras corrían una y otra vez en la mente de
Tate, había dos que seguían machacando su mente.
—¿Hmm?
—No puedo.
—¿Por qué?
Jesús, ¿cuáles son mis razones? Apretó los dientes, reprimiendo una
maldición de placer.
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—No muevas un músculo.
Había estado impaciente todo el día por reunirse con Tate, con ganas
de hablar con él acerca de lo que Cole le había preguntado. Pero como de
costumbre, en cuanto lo había visto, no había querido nada más que
acercarse y recordarse a sí mismo que lo que tenían… aunque progresaba a
un ritmo rápido… era muy real.
—¿Mi corbata?
—Joder, Logan.
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—¿Y tú camisa y este chaleco? Quiero que los mantengas también.
Quiero sentirlos contra mi piel mientras me hundo dentro de ti.
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Empujó sus vaqueros y su bóxer al suelo y se quitó los calcetines
para pararse desnudo. Luego colocó una rodilla en el extremo de la cama y
preguntó:
—Logan...
—Sí, así es como me gusta. Quiero oírlo justo así cuando empuje mi
polla dentro de ti. ¿Lo entiendes?
El cuerpo de Tate vibró bajo sus manos, y Logan dejó escapar una
risa seductora mientras se inclinaba sobre él y le apartaba el pelo a un lado.
Cuando colocó sus labios en el oído de Tate, Logan lo acarició con sus
manos por los lados de sus muslos y apoyó su dura erección contra él,
deleitándose en el grito áspero que dejó la garganta de Tate.
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—Jesús —maldijo Tate, agarrando la mano de Logan, que descansaba
en la parte superior del muslo—. ¿En serio estas pidiéndome esto ahora?
Logan mordió el labio inferior de Tate, luego sonrió contra esa boca
irritada y empujó su hombro para que volviera a cuatro patas.
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—SÍ —RESPONDIÓ TATE SIN DUDAR—. CLARO
QUE SÍ, LOGAN. HAZLO.
No podía negar eso. Había sido aquella imagen visual la que lo había
enviado sobre el borde, pero también había sido la idea de correrse dentro
de Logan la que finalmente lo había hecho llegar al límite.
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No pudo resistirse a burlarse de Logan mientras rodaba por debajo de
él y le besaba en la boca.
—Estas en lo cierto.
Tate amplió sus piernas, y cuando Logan encajó su cuerpo contra él,
la forma en que se encontraron sus pollas le hizo arquear las caderas.
—No te preocupes por mí. Puedo trabajar muy bien con esto.
Tate lo observó con suma atención mientras Logan levantaba las dos
manos y arrastraba la mitad inferior de su cuerpo sobre el suyo con un roce
sensual.
—La forma en que tu cara se pone tan seria, como si fueras a matar
a cualquiera que se atreva a interrumpir tu placer. Y estoy seguro de que lo
harías, ¿por qué, Logan? —bromeó él, inclinándose para poder hundir los
dientes en la mandíbula de Logan—. Te ves muy sexy cuando estás
encendido. El pensamiento de que tú te corras dentro de mí sin duda me
hizo doler las bolas, pero fue el pensamiento de llenar tu culo con mi semen
caliente lo que realmente me envió por el borde.
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Logan apretó la mandíbula mientras su cuerpo se tensaba sobre él, y
luego cerró los ojos y gritó el nombre de Tate tan fuerte que le hizo doler
sus oídos. Cuando su grito de placer finalmente se calmó, Tate sintió un
fluido caliente por su bajo vientre.
—¿Sí?
La pregunta estaba tan fuera de lugar y tan grave que sacó a Tate de
su relajado letargo sexual rápidamente.
Entonces Tate recordó donde había estado Logan de visita ese día.
—Nada.
—¿De la mentira?
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Tate se movió a un lado de la cama y terminó de desnudarse. Luego
apagó la luz y volvió de nuevo a la cama.
—Sí, lo hice. Te dije que confío en ti. —Tate pudo distinguir los ojos
de Logan a través de la luz de la luna… estaba muy serio.
Tate pensó en todas las cosas que quería decir y no tenía idea de
cómo empezar. Pero sabía que, si no decía algo pronto, Logan sin duda se
haría una idea equivocada.
No tenía ni idea, pero tenía varias horas para pensar en algo, porque
no había forma en el infierno de que Logan dejara ir esta conversación.
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CAPÍTULO 5
LOGAN SE DESPERTÓ a la mañana siguiente, debido al
sonido amortiguado de la música que se filtraba a través de la puerta del
dormitorio. Movió su cabeza sobre la almohada para ver la hora y eran tan
solo las ocho y media de la mañana. Era relativamente tarde para él en un
domingo, pero sabía muy bien que era muy temprano para Tate.
—Mierda.
Esto era lo que Logan quería más que cualquier otra cosa…
momentos como este, donde veía atisbos de Tate que nadie más veía.
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por el cabello de Tate y llegó hasta su oído, se dio cuenta de que Tate
estaba preparando también para él.
—¿Oh... así que este desayuno es… un lo siento por haberme corrido
antes que tú…? ¿Por qué no me lo dijiste? Me habría vestido
considerablemente menos y te habría hecho disculparte.
—Sí. Pero no lo sabía, así que por desgracia, ahora estoy vestido.
—Que te jodan —dijo Tate con un ligero ceño fruncido y los labios
temblando mientras dejaba ver una sonrisa—. Ve y siéntate, alborotador.
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TATE CANTÓ LA LETRA DE LA CANCIÓN
MIENTRAS ABRÍA EL HORNO Y SACABA UNA
BANDEJA CON PANECILLOS. Normalmente no cocinaba. En
realidad, nunca cocinaba. Pero cuando se había quedado allí en la cama
pensando en lo que quería decirle a Logan esa mañana, se había puesto
más y más nervioso. Así que pensó que lo mejor que podía hacer era
levantarse y hacer algo… cualquier cosa que distrajera a su mente de
intentar explicar a Logan lo que le pasaba por la cabeza.
—Sabes, para ser su debut en solitario, esta fue una muy buena
canción —dijo Logan, cortando sus pensamientos.
—Oh, vamos. Algunos de sus mejores trabajos los hizo con Génesis.
—Sí. ¿Por qué? —Llevaba un plato con los panecillos y en la otra una
cazuela llena de la salsa, mirando a Logan de cerca.
Después dejar la comida, Tate apoyó una palma sobre la mesa para
inclinarse y frotar su boca con la de Logan.
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—Así que... esta mañana voy a probar tu cocina, ¿eh? ¿Es este un
preludio de lo que tengo que esperar?
Y con esas pocas palabras, Tate se acordó del porqué había cocinado.
Había sido incapaz de conciliar el maldito sueño, y ¿por qué? Porque no
tenía ni la más remota idea de cómo explicarse con Logan... y él merecía
una explicación.
—Si lo estás.
—Oh, claro que ya conozco muy bien todas tus caras. Solo te estaba
observando. Está bien, entonces. Me sentaré aquí y comeré mi delicioso
desayuno en silencio hasta que estés listo.
—No, no puedes.
—Sí. Puedo.
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Tate no respondió. En su lugar, comenzó a comer su desayuno en
completo silencio. Observó a Logan hacer lo mismo, y cuando pasaron los
segundos que se volvieron minutos, Logan se inclinó hacia delante en su
silla.
—Sí.
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—¿Es por Chris? —sondeó Logan, preguntándose si tal vez la
reaparición de su ex había de alguna manera hecho que Tate dudara de él
tal como Cole había sugerido. Joder, esperaba que no fuera así. Había
hecho todo lo que estaba a su alcance para ganar la confianza de Tate y el
jodido Christopher Walker estaba a punto de arruinarlo todo.
—Yo... —se detuvo Tate y Logan esperó, pensando que era mejor
dejar que Tate sacara todo lo que tenía entre pecho y espalda y que lo
hacía sentirse tan incómodo—. No me siento cómodo mudándome contigo
porque… —Alzó la mirada entonces, y la emoción en sus ojos hizo que
Logan se sintiera ansioso.
—No tengo una jodida mierda que ofrecerte —dijo Tate, finalmente,
en un solo soplo de aire.
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detrás de ella. Llevas la mejor ropa, conduces el mejor coche, y vives en un
jodido edificio alto en el centro de Chicago. —Tate dejó de hablar y se volvió
con el ceño fruncido—. Solo significa que es un poco intimidante, eso es
todo. Tenía tantos planes para mí... todavía los tengo.
Por una vez en su vida, Logan no supo qué decir. No tenía ni idea de
que eso que acababa de confesar Tate era lo que le había molestado tanto.
Nunca se le habría ocurrido. Pero mientras permanecía sentado y Tate entró
en la sala de estar, Logan sabía que necesitaba más información.
—Cuéntamelos.
—Créame. Me di cuenta.
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Logan pudo ver lo que había causado el tono de su voz a través de
los tensos labios de Tate, y respondió con un seco:
—Está bien.
—Sí, me parece recordar que frecuentaba uno solo para poder verte.
Tate bajó los ojos hacia los dedos de Logan, que seguían golpeando
contra su muslo y luego los arrastró sobre su torso desnudo y su pecho de
suave vello.
—¿Lo hacías?
Logan movió el brazo por el respaldo del sofá… una invitación que
Tate no pudo resistir cuando se acercó a toda esa piel desnuda.
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—¿Pero ahora?
Tate puso una mano sobre el pecho de Logan y tomó sus labios en un
beso lento. Cuando su boca se abrió, Tate se deslizó dentro y gimió por la
forma en que la lengua de Logan se enredó con la suya. El beso fue sin
prisas; familiar. Y cuando los dedos de Logan llegaron hasta rozar su
mejilla, Tate saboreó el calor que bullía a fuego lento justo debajo de la
superficie. Con Logan, estaba siempre allí, siempre el mismo, aun cuando la
emoción detrás de la acción fuera diferente, y Tate se preguntaba cómo
había podido vivir sin ello.
—¿Lo crees?
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—Sí, lo creo. Eres una increíble persona y yo, al menos, he visto que
tienes una muy buena relación con los clientes. ¿Has hecho algunas
averiguaciones? ¿Para tener tú propio sitio?
—Sí.
—¿Así que, de verdad crees que podría hacer esto? —preguntó Tate,
trazando un dedo sobre el pecho de Logan y arremolinándose alrededor de
su pezón—. Quiero decir, tendría mucho que investigar antes de que
pudiera siquiera considerarlo plausible. Préstamos, licencias, propiedades...
sería un trabajo enorme.
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estuviera bien, independientemente de cual fuera su respuesta. Pero de
alguna manera, Tate sabía que Logan quería estar más involucrado de lo
que estaba dejando ver en ese momento.
—Me encantaría —le dijo, y la expresión que tenían los ojos de Logan
valía la pena todos los nervios y la vergüenza que sintió al decirle todo lo
que quería hacer con su futuro.
Mi ayuda.
Pero cuando Tate asintió y le dijo que sí, que aceptaría su ayuda,
Logan casi lo tiró debajo de él en el sofá.
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—Tú también los conoces. Especialmente una mujer embarazada en
particular que sé que estaría muriéndose por hablar contigo hasta por los
codos sobre esto.
—Lo sé. Pero no puedo pensar en una mejor persona para preguntar
sobre este negocio ya que ella y Mason dirigen uno de los restaurantes más
populares en Chicago.
—Sí, pero no quiero que piensen que tienen que ayudarme porque…
—Hmm, puede que tengas razón —le dijo, y luego movió su lengua
por el pezón—. Debería llamarla.
—¿Huh?
—Debería llamarla.
—Sí. Tal vez ella este libre mañana, y mañana tengo descanso.
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—Estoy seguro de que ella estará más que dispuesta a adaptarse a ti.
Así como yo, que siempre lo estoy. De hecho, estaría más que dispuesto a
encajar en este momento.
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CAPÍTULO 6
EL LUNES POR LA MAÑANA MIENTRAS EL
ASCENSOR LLEGABA AL PISO DE MITCHELL &
MADISON, Logan miró su reloj por segunda vez y maldijo su mala
suerte.
El maldito tráfico lo había hecho llegar tarde. Una vez que las puertas
se abrieron, se apresuró por el vestíbulo, dándole a Tiffany un pequeño
saludo mientras se dirigía por las puertas de cristal a su oficina.
―Buenos días, Sherry, ¿mi cita de las nueve en punto ya está aquí?
―Todo lo que necesita está justo aquí. Llegó aquí hace casi diez
minutos, así que lo deje en tu oficina con un café. Se veía cómodo. Un
hombre encantador.
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Christopher Walker estaba esperando en su oficina ahora mismo, y
por supuesto estaba llegando jodidamente tarde. Muchas gracias, Cole. Y si,
gran manera de mostrarme quién tiene la sartén por el mango.
―No, no. Hiciste bien. Solo me estoy poniendo al día. Llegar tarde me
tiene un poco desorganizado.
Mason Langley y Rachel Madison, eran los orgullosos dueños del muy
conocido y adorado bar y restaurante de lujo que había obtenido críticas
favorables y un 4.9 estrellas.
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Deteniéndose frente a la puerta golpeó varias veces, luego metió sus
manos en los bolsillos de sus vaqueros y espero. El aire estaba empezando
a enfriarse por estos días, y no debería pasar mucho antes de que el feo frío
de Chicago regresara.
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Empujando la puerta, entró e inmediatamente buscó a Chris. Cuando
no lo vio inmediatamente delante suyo como esperaba, frunció el ceño…
hasta que una mano lo agarró por el costado.
―Ya era hora de que llegaras ―dijo Chris, su voz familiar llenaba el
aire.
―Tu cita no era hasta las nueve. Han pasado cinco minutos. No es mi
culpa que llegaras antes.
Chris se detuvo cuando solo unos pocos pasos los separaban, bajando
su mirada a la boca de Logan.
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―Si no hubiera terminado las cosas de esa manera, tú lo hubieses
hecho. Ya lo habías hecho antes.
Chris se acercó otro paso y recorrió con sus ojos toda su cara, lo que
hizo que la armadura de Logan se desvaneciera realmente rápido. Quería
salir de ahí. Estar alrededor de este hombre le hacía sentir débil, la versión
patética que solía ser delante de Chris… no el hombre seguro de sí mismo
que era con Tate.
―Suéltame.
―Oblígame.
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alrededor de los cubiertos y una serie de copas de vino adornaban cada
mesa, a un lado una gran barra caoba. Bastante impresionante.
―Excepto por esa chef de repostería que se volvió un poco loca por
que un cliente dijo que su pastel estaba seco. Pero Mase me lo dejó pasar
por eso de que estoy hormonal y todo eso.
―Quiero oír todo sobre tus planes. Recuerdo cuando Mason vino a mí
sobre abrir este lugar. Se sentía tan abrumador. Hay que encontrar el lugar
perfecto, obtener un préstamo, luego… oh mi Dios, el nombre. Eso fue
estresante por sí solo. Luego añádele todo el papeleo… pero tú tienes a
Logan, te puede ayudar con eso ―dijo con un guiño.
Tate se había sentado junto a ella y paso una mano por su cabello
mientras pensaba en todo lo que dijo. ―Sí, es bastante abrumador.
Rachel golpeó sus uñas en el bar y se inclinó. ―Lo sé, pero no dejes
que te detenga. Me tienes a mí y a Mase. Josh es constructor, Logan es
bueno para las licencias y cosas legales, y los demás, bueno… les gusta
comer y beber. ¿Ves? Ya tienes un gran equipo que les gustará ayudarte.
1
F.B.I. en este caso abrevia Funky Baby Inside.
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si se casaran… Bueno, sí. Me equivoque. Ese pensamiento realmente me
asusta.
―¿Tate?
―Lo juro, esos dos pelean peor que mujeres. Solo Dios sabe cómo
trabajan juntos sin matarse el uno al otro.
Ella chocó sus hombros con él, luego dijo con un guiñó conspirativo:
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―Mentira ―dijo con buen humor.
―Anoche.
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―Bueno. Confío en que tengas los archivos que necesitas para
ayudar al Sr. Walker.
Con cada segundo que pasaba se irritaba más, entonces Logan miró a
Cole y pronunció la palabra:
―Sí.
―No sé de qué vas con todos estos delirios del recuerdo, pero el día
que te deje en tu apartamento, esta cosa venenosa que teníamos terminó.
―Logan paseó por la habitación, ganando más confianza con cada paso que
daba, y cuando se detuvo justo enfrente de Chris, mantuvo los ojos
clavados en el hombre del que, una vez estúpidamente, se creyó
enamorado.
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sabes lo que realmente me vuelve loco, Chris? ¿De lo que no puedo obtener
suficiente? Cuando el hombre al que amo es lo suficientemente fuerte como
para pararse a mi lado y sostener mi maldita mano, pero también es lo
suficientemente fuerte para lanzarme y joderme contra mi colchón. —Logan
le dio su mejor mirada de jódete y se alejó para tomar asiento—. Así que, si
has terminado de intentar hacer que mi polla se acuerde de que una vez…
hace mucho tiempo… te deseaba, sienta tu culo para que podamos ir a
través de este archivo, o sal ya mismo de mi oficina.
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CAPÍTULO 7
ESA MISMA TARDE, Logan miraba por la ventana de su
oficina, pensando de nuevo sobre lo sucedido esa mañana. Desde que Chris
había firmado en la línea de puntos y se había ido con los documentos para
que su socio hiciese lo mismo, había sentido una sensación de malestar
agitando su estómago.
Era solo su maldita mala suerte que, justo cuando se estaba tomando
en serio a alguien, Christopher Walker tenía que aparecer y tratar de
arruinarlo. Tal vez este era su karma y de alguna manera se lo merecía. No
estaba seguro, pero fuera lo que fuese, no había manera en el infierno de
que dejara que su pasado estuviera cerca de su presente.
Logan cerró los ojos cuando la voz profunda viajó a través del
teléfono.
—Oh, entonces ahora soy abogado, solo por hoy, ¿eh? ¿Por qué? ¿Te
has metido en problemas y necesitas uno?
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El tintineo de las llaves llegó a través del teléfono antes de que la voz
de Tate volviera, diciéndole:
Oh jodido infierno, con el señor, otra vez. Ese hijo de puta bromista
sabía que había tropezado con algo que lo volvía loco, porque esa palabra
saliendo de la boca de Tate era mucho más efectiva que en un mensaje.
Logan tosió, aclarándose la garganta un poco, antes de recitar su discurso
como si nunca se hubiesen conocido.
71
Logan giró su silla y se inclinó para recoger el maletín. No estaba
dispuesto a esperar un segundo más para poner su culo en el coche e ir de
camino a por su comida.
72
Con cada paso que Logan daba, Tate se bebía su imagen... y lo que
veía era muy atractivo. Su traje de color carbón mostraba sus amplios
hombros y su cintura y, mientras sus largas piernas cerraban la distancia
entre ellos, Tate casi deseaba estar caminando detrás de él para poder ver
lo bien que esos pantalones se ajustaban a su culo.
—Abogado.
Tate bajó los ojos a la boca de Logan y luego regresó a los diabólicos
ojos que lo observaban.
Podía darse cuenta de que Logan estaba haciendo todo lo posible por
jugar con tranquilidad mientras caminaba por su apartamento, pero Tate
pudo ver lo tensos que tenía sus hombros y la línea apretada de su boca.
Ambos eran indicadores claros de que Logan no estaba tan relajado como le
quería dejar ver.
73
Tate le tendió la bolsa, y cuando sus dedos se rozaron, miró a los
ojos de Logan y levantó una ceja.
—¿Después?
La mirada ardiente que Tate pasó por encima de su cuerpo era tan
condenadamente sexy que tenía a Logan moviéndose en su asiento y
74
apuntando sus propios ojos a la pantalla delante de él en un intento de
sacar este juego adelante.
—Eso suena bien. ¿Es aquí donde revelo el hecho de que he estado
pensando en ti con un traje, igual a este, toda la tarde?
Coqueto hijo de puta, pensó Logan mientras miraba por encima del
ordenador portátil.
75
acomodó en su asiento como si estuviera completamente relajado… una
falsedad total.
Tal y como estaban las cosas, la forma sexy en que Logan levantó
solo sus ojos detrás de sus gafas y le clavó una mirada que decía: Cuando
finalmente ponga mis manos sobre ti, vas a conseguirlo, Tate se sorprendió
de que Logan hubiera tenido el control hasta ahora de mantener las manos
fuera de sus malditos pantalones.
Tate estaba fuera del sofá y de pie delante de Logan sin pensarlo dos
veces. Bajó la vista hacia donde Logan estaba sentado en su asiento y vio la
rígida longitud de su erección trazada en sus pantalones. Cristo, lo quiero.
76
—Muy bien, ¿lo ves? Ahora estamos empezando a llegar a las
verdades reales —dijo Logan, y dirigió sus ojos hasta la cintura de sus
vaqueros—. Dame tu cinturón.
Las órdenes estaban siendo dirigidas con una voz muy autoritaria, sin
tonterías, que Logan parecía haber perfeccionado, y tenían la polla de Tate
goteando. Sabía que, una vez que los vaqueros se hubieran ido, Logan
llegaría a ser extremadamente consciente de lo excitado que lo tenía este
juego de rol... y no podía esperar.
Se quitó las botas y los calcetines. Luego dejó caer sus vaqueros al
suelo y salió de ellos, solo llevaba puesto su bóxer ajustado. Tate
permaneció lo más quieto posible mientras los ojos de Logan le
inspeccionaban cada centímetro. La emoción que se arremolinaba en su
interior era tan potente que juró que se sentía como si fueran las manos de
Logan... las mismas que estaba usando actualmente para frotar su propio
eje rígido a través de sus pantalones. Sin poder evitarlo, Tate se agachó y
masajeó su propia erección mientras miraba a Logan, que estaba
completamente vestido y se le acercaba casi desnudo, entre sus piernas.
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deshizo y empezó a tirar de ella libremente, le mantuvo la mirada a Logan y
dijo lo único que pensó podría conseguir una reacción más intensa.
—Quítame la ropa.
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frente, tomó sus labios de nuevo en un feroz beso, y cuando Tate se apartó,
apretó sus dedos con fuerza.
—Hmm. ¿Te gusta lo que ves, señor Morrison? Sé que te gusta. Haz
eso de nuevo.
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La voz de Logan penetró en su cerebro lleno de lujuria y, cuando Tate
separó las piernas, sintió las palmas de Logan suavizar la parte de atrás de
sus muslos hasta cubrir su culo.
—Sí, con lo que he planeado, es algo muy bueno que seas mío. —
Logan le dio un beso en la oreja y le preguntó—: ¿Ves esa esquina del
colchón?
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Lanzando la botella fuera de su camino, Logan bajó sobre Tate,
acarició con su dedo a lo largo del resbaladizo pliegue, y empujó la punta
contra el pequeño fruncido. Un fuerte gemido dejó a Tate, y cuando volvió
su cabeza sobre la almohada, el deseo de Logan se intensificó ante la
mirada de aquellos ojos.
—Sí.
Pasó las manos por las nalgas de Tate, separándolas un poco, y luego
hacia arriba por su espalda, antes de plantar las manos a los lados e
inclinarse para besarle la columna vertebral. Tate se movió y sus omóplatos
se juntaron, y Logan sonrió contra su piel, sabiendo exactamente lo que
necesitaba.
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cabeza hacia él. Logan le rodeó el cuello con un brazo y lo sostuvo en su
lugar, lanzando su lengua entre esos labios desesperados y hambrientos.
Nunca había ido a por Tate con tanta ferocidad, y Tate nunca lo había
deseado tanto de esa manera como ahora. Pero cuando sus bocas se
separaron y sus ojos se enfrentaron, Tate emitió su propia petición con una
simple palabra.
—Duro.
Cada vez que lo habían hecho antes, siempre había sido cuidadoso,
amable y algo considerado... pero no esta vez.
—Sí. Más duro, Logan —dijo con voz áspera y luego hizo lo que Logan
le había aconsejado antes. Apretó los dientes en el colchón mientras Logan
se tensaba detrás de él y gritaba su nombre con un empuje final de sus
caderas.
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Sin decir una palabra, Logan bajó la cabeza sobre él y tomó su
erección en la garganta, haciendo que Tate balanceara las caderas en un
esfuerzo por acercarse. Sus manos comenzaron a acariciar el cabello de
Logan, pero cuando la boca de Logan se deslizó arriba y abajo en su polla,
Tate perdió la capacidad de pensar y se encontró con los nudillos blancos
apretando las sabanas a cada lado para poder follarse esa boca malvada.
83
CAPÍTULO 8
—¿TATE? ―dijo Logan suavemente desde donde yacía con la
cabeza apoyada en su hombro. Había estado allí durante una hora, más o
menos, y cuando Tate se movió debajo de él, rodó hacia su lado para ver
sus ojos somnolientos abriéndose.
―¿Te tocó?
―¿Te tocó, Logan? ―La ruda pregunta y los dedos en la barbilla eran
indicadores bastante claros de que Tate esperaba una respuesta... Ahora.
―Agarró mi brazo…
―¿Y?
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―Y ―añadió Logan―, eso fue todo. Quería hablar de nuestro pasado.
No lo hice. Fin de la historia.
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―Si ―admitió él, arqueando su cuerpo contra el de Tate―. ¿Es algo
qué quieres?
―Mhmm.
―¿Sí?
Sabía que con lo lejos que habían llegado en tan poco tiempo, dar
estos pasos adicionales, estos gestos de confianza que se estaban
extendiendo entre ellos, haría que la conexión que compartían fuera más
fuerte... y quería eso más de lo que jamás hubiera imaginado posible.
―Mañana ―dijo.
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―Umm...
―¿Umm?
―¿Por qué?
―Oh, ya veo ―dijo y reprimió una risa, poniendo sus manos detrás
de su cabeza.
―Creo que esto es una muy buena idea si tu polla es algún tipo de
indicación.
Abrió las piernas y las dobló para que Logan se acunara entre ellas
antes de preguntar:
―¿Has estado, ya sabes, alguna vez con alguien así antes? —Logan
sacudió la cabeza. Pero Tate tenía que preguntar―. Ni siquiera con...
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Nunca he estado con alguien así. Nunca lo he querido... hasta que llegaste
tú.
―Sí, lo hago.
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―Oh, por la mierda ―maldijo Logan y finalmente rodó fuera de él―.
Si es Cole, juro por Dios que voy a patearle el culo. Lo evité todo el día
después de que programara esa estúpida reunión. Lo último que quiero es
tratar con él.
Tate no estaba seguro, pero tal vez se había quedado dormido y esto
era una especie de extraño sueño, porque no tenía ni idea de lo que estaba
hablando esta mujer.
89
―Oh ―rió ella como si hubiera olvidado por completo por qué estaba
allí en primer lugar―. Lo siento. Me distraje. Estoy en la ciudad por un
tiempo y pensé en venir a visitar mi Hot Wheels 2. ¿Está aquí?
―¿Evelyn?
…Logan.
Tate miró por encima del hombro para ver que Logan se había
detenido en el pasillo con una toalla envuelta alrededor de sus caderas y las
gafas en su lugar.
Se volvió para mirar a la mujer, que había levantado una mano para
dar un travieso saludo con sus dedos. La madre de Logan.
Se volvió y vio una sonrisa de come mierda que se extendía por toda
la cara de Tate.
2
Hot Wheels: Ruedas Caliente.
90
Tate se sentó en el colchón y cruzó los brazos sobre su pecho.
―¿Cuando? ¿El fin de semana del Memorial Day? Eso fue hace meses
―Logan se pellizcó el puente de su nariz y soltó un suspiro pesaroso―.
Tienes que llamar cuando quieras visitarme. Ya tuve esta conversación
contigo antes. Algunas personas tienen vidas, sabes.
91
luminosidad de sus ojos―. Mi hijo es tan grosero. Ni siquiera nos ha
presentado.
―No estoy siendo grosero. Estoy tratando de averiguar por qué estás
aquí. Siempre hay una razón.
Logan miró a Tate, que ahora estaba de pie en su sala de estar con
las manos en los bolsillos de sus pantalones cortos y la recién añadida
camiseta. Tate miró hacia donde estaba parado casi como para calibrar
cómo debía reaccionar ante esta mujer, pero Logan no tenía el tiempo de
advertirle de una u otra manera.
―Soy Tate ―le ofreció al final, y luego le dio esa sonrisa suya que
hacía que el corazón de Logan galopara y su polla se endureciera.
Cuando Tate se rió entre dientes, Logan rodó los ojos y se volvió para
servirse un poco de whisky.
Tate le sonrió. Era obvio que quería ir. También estaba claro como el
agua que, una vez más, Evelyn había encandilado y logrado lo que quería
de otro hombre.
92
CAPÍTULO 9
VEINTE MINUTOS DESPUÉS, Tate se encontró sentado al
lado de Logan en la parte trasera de un taxi, mientras que su madre iba en
la parte delantera. Después de que finalmente se rindió, Logan murmuró
algo sobre que esto era un maldito desastre esperando a que ocurriera y
luego había ido a su cuarto a cambiarse. Tate había decidido que una rápida
ducha y tomar prestada la ropa de Logan estaban en la orden del día, ya
que Evelyn quería llevarlos a un lugar elegante.
Con una sonrisa contra la mejilla de Logan, Tate flexionó sus dedos
en la tela que tenía bajo sus manos.
93
La pregunta de Evelyn rompió la lujuria de Tate y le recordó que
Logan tenía razón… estaban en un taxi con su madre.
Logan cerró los ojos y apretó con fuerza las manos contra su ingle. La
lengua de Tate casi se le salió de la boca. Sabía que, si el taxi se detenía en
el restaurante en este momento, salir y caminar sería un gran problema.
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La mirada que llenaba los ojos de cobalto de Logan estaba llena de
ironía, y también su sonrisa inmoral.
Sabiendo que no tenía el mismo control que Logan poseía, Tate se dio
cuenta de que necesitaba recomponerse… algo que no ocurriría mientras
masajeara el pene de Logan. Así que tiró de su mano hacia atrás y se
enderezó en su asiento.
—Tú lo empezaste.
Tate agitó la cabeza y miró por la ventana a los coches que pasaban,
intentando calmarse. No podía creer que estaba sentado en un taxi, yendo
a cenar con la madre de Logan y jodidamente duro. ¿Quién lo habría
adivinado?
95
LOGAN ESTABA SITUADO JUSTO DETRÁS DE
DONDE SU MADRE ESTABA SENTADA, SABIENDO
QUE eso era una forma segura de hacer que su cuerpo cooperara mientras
el coche se acercaba a la entrada principal…
—Vamos a cenar. He estado aquí por una semana y pensé que estaría
bien invitarte a mi casa —dijo con una floritura mientras empujaba la puerta
giratoria y entraba.
Tate miró hacia allí y Logan apretó los dientes. Estaba tratando de
pensar en una forma de explicarle como era su madre, una que tuviera
sentido, pero al final, pensó que la mejor manera de que Tate lo entendiera
sería dejar que las cosas salieran a la luz… después de todo, ella nunca
dejaba de decepcionar de una manera espectacular. Era solo cuestión de
tiempo.
—Este lugar es una locura —dijo Tate y silbó mientras miraba las
luces de arriba.
96
—Como tú, ¿eh?
97
—Claro que sí.
Logan la miró y dejó que sus ojos le revisaran la cara. Esperaba ver
algo pero hasta ahora, no había nada.
98
—Muy bien. Hora de empezar a conversar. ¿Cuánto tiempo hace que
conoces a este encanto de aquí?
Tate tuvo que admitir que los aceptaba mejor que su madre, así que
obtuvo directamente más puntos en su mente.
—Lo hace.
—Aww, vosotros dos sois adorables —dijo Evelyn—. Me hace tan feliz.
—Esta noche se pone cada vez mejor. Sigan trayéndolas, por favor.
99
—¿Cómo os conocisteis?
—Cállate.
—En otras palabras, tenía razón. Siempre ha sido así, incluso de niño.
Si veía algo que quería, iba tras ello con la tenacidad de un bulldog.
—Para ser justo, tenía que ser un poco más enérgico de lo habitual.
Nunca había pensado en salir con un hombre y mucho menos quería uno
antes de conocerlo.
—En serio.
100
EN SU MAYOR PARTE, LA NOCHE FUE
TRANQUILA, LO QUE FUE UN PEQUEÑO MILAGRO.
—¿Hot Rod?
—Sí. Pienso que eso te queda mejor en estos días que Hot Wheels.
Aunque a ti todavía te gustan los coches rápidos.
—¿Qué puedo decir? Me gustan las cosas elegantes y sexys entre mis
piernas. Tiene sentido desde que me encanta tenerte ahí.
Logan puso su mano sobre el pecho de Tate y cerró los ojos por un
segundo.
—Mierda, Tate.
3
Hot rod: Vara caliente.
101
Cuando Tate dio un paso atrás, Logan abrió los ojos.
—Disculpe, ¿señor?
Con una sonrisa tensa, le dio una pequeña carpeta de billetes negra.
—Su esposa me dijo que tenía que salir para tomar su avión y que
usted se encargaría de la cuenta para la cena y la estancia en el hotel.
Logan cerró los ojos, dispuesto a retener su ira y no dejar que Tate
viera lo jodidamente mucho que eso lo hería. No es como si este
comportamiento fuera inusual para ella. Esta es su forma. Esto es lo que
hace.
102
—¿Logan?
—Hola.
103
su juventud… pero pronto lo entendería, justo como finalmente lo había
hecho él.
—El zorro pensó en la propuesta del escorpión y decidió que tal vez
tenía razón. ¿Por qué se pondría en peligro de tal manera? Así que aceptó.
‘Claro’. ‘Súbete’, dijo, y el escorpión se subió a su espalda. El zorro
entonces comenzó a cruzar el río, creyendo que su salto de fe había valido
la pena… hasta la mitad del camino, cuando sintió el mordisco del traidor en
su cuello y el veneno empezó a filtrarse por sus venas. Incapaz de
comprender por qué el escorpión hizo tal cosa, sabiendo que en última
instancia significaría la muerte para él también, el zorro preguntó, ‘¿Por
qué? ¿Por qué me has traicionado de esta manera? Ahora, tú también te
ahogarás’. —Logan se detuvo y atrajo la atención de Tate cuando la historia
terminaba como siempre lo hacía—. 'No pude evitarlo’, dijo el escorpión, sin
ofrecer ninguna disculpa. ‘Es mi naturaleza’.
—Lo único que no le mencionó al niño era que él era el zorro y ella el
escorpión.
104
CAPÍTULO 10
EL VIERNES POR LA MAÑANA Tate se encontró sentado
en isla de la cocina, en la casa de Logan, después de que se fuera a
trabajar, de la misma manera que lo había estado durante los últimos días.
Logan: Bien.
105
Puso su teléfono de nuevo en la mesa y lo giró hasta que sonó de
nuevo.
—Soy Logan.
106
La voz de Tate en el otro extremo de la línea hizo que su corazón
palpitara. Normalmente, Logan tendría algún tipo de réplica inteligente en la
punta de su lengua, pero en vez de eso, la molesta voz que escuchó
provocó al temperamento que había estado aplastando los últimos días.
—Tate…
—Pregúntame, Logan.
—¿Dónde estás?
—Trata de detenerme.
—Oh, y, ¿Logan?
—¿Sí?
107
TATE ESTUVO EN SILENCIO EN EL ASCENSOR
MIENTRAS SUBÍA VARIOS PISOS ANTES DE LLEGAR A
MITCHELL & MADISON. Cuando entró en el vestíbulo, la mujer que
estaba detrás de la recepción sonrió y le saludó por su nombre.
Tate pasó por delante, pero cuando sintió que sus ojos le seguían,
miró por encima de su hombro y la encontró mirándole.
108
—Puedes entrar. Te está esperando. Me ha dicho que me tome la
tarde libre, así que antes de que cambie de opinión, me voy de aquí.
Logan no dijo nada, solo rodó su silla bajo el escritorio para poder
apoyar sus brazos encima.
109
—No he estado irritado —se atrevió a decir, sabiendo muy bien que
su actitud esa semana había dejado mucho que desear.
Así que demándame. Eso fue lo que pasó cuando su madre abandonó
el estado y lo estafó con una cuenta de miles.
—De todos modos, pensé que habías dicho que te hacía sentir
caliente. —Giró en su silla hasta que miraba a Tate desde detrás de sus
gafas. Luego respiró profundamente mientras Tate se inclinaba y ponía las
manos sobre los brazos de su silla.
—Tate... —advirtió.
—Es solo... el lunes por la noche —empezó a bajar los ojos hasta que
Tate tiró de su corbata—. ¿Podrías dejar de hacer eso?
110
—Oh, lo siento. ¿Querías decir que deje de hacer esto?
—Sí.
—O si no... ¿Qué?
Los ojos de Tate le brillaron de una manera que hizo que Logan se
diera cuenta de que sabía exactamente lo que estaba haciendo.
—¿Lo estoy? O tal vez solo necesitas sacar ese estado de ánimo fuera
de tu sistema.
Logan sabía que podía resistir si quería. Podría alejar a Tate. Pero
mientras sus palabras y acciones le invadían, Logan permaneció donde
estaba. Tal vez una buena discusión era exactamente lo que necesitaba.
—Te das cuenta de que cada vez que he estado en tu oficina hemos
acabado en una discusión.
—¿Y?
111
… conforme.
Con una mano aun agarrando la corbata, chupó y mordió los labios
de Logan mientras movía la otra entre sus cuerpos, a la erección que podía
sentir presionando contra la suya.
Puso sus labios en la garganta de Logan, justo por encima del cuello
de su camisa, y preguntó:
—¿Tengo tu atención?
—Vas a venir a mí esta noche. Termino a las dos. Espero que tu culo
esté en un taburete, pidiendo una bebida, a la 1:45, y ni un minuto más.
¿Lo entiendes?
Logan no dijo nada, pero Tate vio su mandíbula apretarse y supo que
lo había oído.
112
—Vamos a hablar de lo que te molesta. De la misma manera que tú
me haces hablar a mí —dijo.
Cuando llegó al otro lado, Tate dijo el nombre de Logan. Esperó hasta
que giró la cabeza y luego sacó un pedazo de papel de su bolsillo trasero y
lo aplastó en el escritorio.
113
CAPÍTULO 11
LOGAN TENÍA que reconocérselo. Tate finalmente había logrado
despejar su mente de su jodida semana. Con su despedida, el presuntuoso
bastardo había plantado firmemente una nueva obsesión en su cabeza… en
la que todavía pensaba ahora, horas después.
Con sus llaves en una mano, metió los papeles de Tate y los suyos en
el bolsillo y se dispuso a buscar a su camarero. Era hora de recordarle que,
a veces, las cosas eran más interesantes cuando había una pelea por quien
estaba arriba, y la quería… con el jodido sexy que le dejó la polla dura y
salió victorioso. Sí, sería muy divertido ponerse arriba.
Logan llevó sus ojos de vuelta a los suyos y notó un destello en ellos.
114
—Estoy bien. ¿Cómo estás?
—Es muy bueno con ellos, ¿verdad? —preguntó Amelia por detrás.
—¿Yo? Nunca.
—Claro.
115
Oh, ¿en serio? pensó Logan, amaba esa información en particular.
—¿Un buen qué? —la voz de Tate interrumpió las palabras de Amelia
e hizo que Logan girara la cabeza para verlo parado frente a él.
—Llegas a tiempo.
—No, solo tienes uno de actitud. Por cierto, te ves muy sexy esta
noche.
Cuando dio un paso atrás y siguió por la barra hasta el paso, Logan
se quedó sentado en el taburete con la boca abierta, pensando: Oh, así es
como vamos a jugar... Desafío aceptado.
116
Parando delante del tenso hombre, Tate apoyó su cadera contra el
bar y dijo:
—¿Lo de siempre?
—No, esta noche no. Creo que tomaré agua. Por favor.
—Un agua, ¿eh? Creo que nunca te he servido agua. Pensé que,
después de la semana que has pasado, podrías querer beber algo un poco
más fuerte. Parece que lo necesitas para relajarte. Si sabes lo que quiero
decir.
Mientras las palabras que dijo una vez hace meses quedaban en el
aire entre ellos, Logan lamió su labio inferior, y esta vez, Tate no tuvo
ningún problema en ver el movimiento sensual. Lo que una vez fue
incómodo, extraño… incluso un poco tabú… era ahora caliente como el
infierno, poniéndolo más duro que una jodida roca.
—Sé exactamente lo que quieres decir esta vez. Pero el agua estará
bien. Como alguien me dijo una vez, quiero tener la cabeza despejada para
lo que vaya a pasar después.
Logan asintió una vez mientras cogía el vaso que acababa de darle.
117
—Bueno, pareces confiado, así que eso podría ayudar cuando intentes
ganar tu caso. Pero estoy seguro de que él tiene una buena razón para
hacer lo que hizo.
—Mejor que tenga una buena razón para lo que hizo esta tarde.
Todo este intercambio tenía a Logan con un duro dolor entre las
piernas mientras bebía cada movimiento que Tate hacía. Si su objetivo esta
noche era torturarlo para que se disculpara por su comportamiento estos
últimos días, entonces estaba haciendo un trabajo espectacular. Todo lo que
Logan quería era agarrarlo por ese chaleco y doblarlo sobre el bar.
Sin saberlo, había tocado una cuerda con eso, porque la boca de Tate
se abrió y dijo:
—Tal vez no hubiera tenido que ser tan mandón si no hubieras sido
tan imbécil estos últimos días.
Logan dejó que sus ojos vagaran por la boca de Tate. Estaba
encendido. Se había calmado hasta este punto, pero ahora, había
impaciencia parpadeando en esos ojos. Ya era hora, maldita sea.
118
—¿Me extrañaste, Tate?
—Me gusta eso —dijo, tocando la mano que Tate tenía en la barra.
—Me suena familiar. ¿No es así? —Tan pronto como Logan dijo las
palabras, quiso retirarlas… Pero era demasiado tarde.
—No.
—Creo que lo piensas. Creo que has sido defraudado tantas veces,
por tanta gente, que estás provocándome intencionalmente para ver lo que
hago. —Logan volvió a ponerse sus gafas, siempre sintiéndose un poco más
controlado con ellas en su sitio—. Pero tengo noticias para ti. Tu
comportamiento de mierda esta semana no me hace querer irme. Me da
ganas de pegarte hasta que abras la boca y empieces a hablar. Estaba allí.
Sé cuánto te lastimó. Igual que sabes lo jodida que está mi familia. Así que
deja de ser tan imbécil y compártelo conmigo. Yo te amo.
Iba a venir esta noche con un objetivo en mente, pero después del
pequeño discurso de Tate de ‘vete a la mierda, te amo’, Logan no quería
esperar para continuar su conversación. Quería que estuvieran solos y
reconectar... cuanto antes mejor.
119
Miró a Tate, que lo observaba con tanta atención que se sentía como
si fuera la única persona en el bar. De pie, Logan sacó su llavero y revisó el
reloj de la pared trasera. El turno de Tate terminaría en aproximadamente
cinco minutos.
120
CAPÍTULO 12
TATE ARRASTRÓ SU CULO fuera de la barra a las dos.
Después de agarrar su chaqueta de cuero y su casco, caminó por el
vestíbulo como un hombre con una misión… y su misión era encontrar al
dueño de Mitchell & Madison.
—Muy bien.
121
Lo había estado buscando desde que Evelyn se fue el lunes por la
noche. Tate lo entendía. Comprendía la necesidad de dar una paliza o
desaparecer cuando alguien te decepcionaba, pero ya era hora de que esto
saliera a la luz.
—Tal vez.
122
—Me alegro de que esté decidido.
123
Lentamente, Logan levantó los ojos.
Tate le dijo:
—No es tu culpa.
—¿Sí? —gritó Tate de vuelta—. Porque seguro que no parece que sea
así.
—¿Podemos dejar esto ahora? He hablado. ¿Qué más hay que decir?
¿Qué quizá, de alguna forma jodida, quiero que sea culpa mía? ¿Por qué
sabes qué? Es así más o menos. Al menos entonces entendería por qué lo
hace.
—Sí, podemos dejarlo... por ahora. Coge la llave —dijo Tate antes de
salir hacia el oscuro vestíbulo, dejándolo para que lo siguiera.
124
Logan se tragó el gemido que amenazaba con escapar y luego se
adelantó hasta pasar a Tate y dirigirse a las puertas de su oficina. Ni
siquiera tenía un pie delante de él cuando una mano firme tomó su brazo y
lo frenó.
—¿Solo mi abrigo?
125
Mientras pensaba en lo que Tate le tenía reservado, su temperatura
comenzó a subir. No es que fuera a ponerle las cosas fáciles al hombre, y
tal vez eso fue lo que lo excitó más. Quería que Tate lo presionara y, como
siempre, él sabía exactamente lo que necesitaba. Justo cuando ese
pensamiento entró en su mente, el pomo de la puerta se giró.
La luz que entraba en la oficina era mínima, pero suficiente para ver
el oscuro deseo grabado en las líneas de la cara de Tate mientras se quitaba
su chaqueta, la colgaba al lado de la suya, y luego se acercaba a él.
—Al diablo con esto. Toma lo que quieras. —Pero entonces Tate se
puso entre ellos y empezó a desabrocharle el cinturón.
126
de los rápidos movimientos de Tate, esa lujuriosa sonrisa reapareció y
resbaló su mano dentro para envolver sus dedos alrededor de su polla
rígida.
Santa mierda. Este entre sus piernas no era el dulce Tate cristiano.
No. Este hombre estaba empeñado en dárselo duro y rápido, exactamente
como lo necesitaba... y no podía esperar.
127
—Ahh... mierda.
—Disculpa...
La orden fue dura. Era cruda y tan malditamente sexy que tuvo que
sujetar un puño alrededor de su polla para evitar correrse. El calor en los
ojos de Tate era ardiente y Logan se encontró dándose la vuelta.
128
Al instante, las manos de Tate estaban en sus caderas y en su culo,
colocándolo exactamente como quería, y entonces, sin más aviso que sus
mejillas separadas, una lengua tibia pasó a través de la parte superior de su
grieta y coqueteó con la hendidura ensombrecida que había en medio.
—Levántalo.
129
Tate miró hacia abajo, al papel y dudó un segundo antes de ponerse
en acción.
Maldito arrogante.
—Échate hacia atrás —rugió Tate, y sin decir una palabra, Logan hizo
lo que le habían dicho.
O eso o podrían dejar la puerta cerrada hasta que los dos pudieran
volver a caminar... en un año o algo así.
—Para que quede claro, este soy yo haciendo que te inclines ante mí.
—Entonces se adelantó con un profundo empuje.
130
apretó los dientes mientras la intensidad de estar dentro de Logan inundaba
sus sentidos.
131
dejó tener ahí. Agarró la madera bajo sus dedos cuando las palmas de Tate
acariciaron sus muslos y pasaron sobre sus caderas hasta el culo.
132
CAPÍTULO 13
ERA LUNES POR LA MAÑANA, y mientras Tate abría la
puerta del The Daily Grind, le sorprendió que llegara temprano. No era muy
a menudo que se adelantaba a lo previsto, así que se felicitó por haber
llegado antes que Rachel.
Tate levantó sus caderas para pescar su lista de lugares del bolsillo
trasero. Luego la puso sobre la mesa entre ellos y cuando Rachel la miró,
empezó a reírse también.
—Oh. Mi. Dios. Mira este muffin de chocolate con caramelo. —Giró el
menú y lo puso en la cara de Tate—. Voy a pedir uno de esos. ¿Y sabes
qué? —preguntó con una traviesa mirada brillando en sus ojos—. Me lo voy
a comer todo.
133
—¿Al contrario de?
Antes de que pudiera decir sí o no, escuchó a Tate pedir unas bebidas
y luego preguntar por una barra de avellanas y dos muffins.
Logan levantó una mano y le hizo un gesto a Cole para que entrara.
134
Cole entró en la oficina y cerró la puerta, tomando asiento en el sofá
mientras la risita de Tate llenaba la oreja de Logan.
—Sí, bien, el marido de tu cita acaba de entrar así que por favor, dale
nuestros mejores saludos.
—Sí, sí, alborotador. Que tengas un buen día con Rachel —dijo.
Cuando se volvió para ver a Cole frunciendo el ceño, sintió al diablo en su
hombro—. Pero no tan buen día. Eso es de Cole, por cierto. Soy más que
consciente de que prefieres mi polla a ella...
—No empieces a sorprenderte ahora. Sabías que era así antes de que
tú... —Logan se sorprendió cuando se dio cuenta de que estaba a punto de
terminar con te enamorases de mí. Estaba bastante cómodo hablando de
ello con Tate, pero con Cole directamente centrado en él, perdió su valor.
135
—Hmm. Ya veremos.
—En ese caso —dijo Logan, sentado en su silla—, buena suerte hoy.
Cole se levantó del sofá y caminó para sentarse en una de las sillas
frente al escritorio de Logan.
—Oh mierda.
—Sí, exactamente.
136
Cole sabía todo sobre Evelyn y su historial. Había sido muy difícil
ocultarlo en la universidad, especialmente considerando que el padre de
Cole era su mejor marca.
—¿Qué pasó?
—Lo sé, pero eso no ayuda cuando te quedas con la cuenta que tu
esposa te dejó.
Cole lo miraba de una manera que hizo que Logan se pusiera en pie.
La expresión en su los ojos le dijo que sentía lástima por él, y no quería
caer en esa autocompasión de nuevo. Tate la había arrastrado fuera de él.
—Sí. Tengo todo bajo control. Rachel no estará en casa hasta más
tarde. Está tan emocionada con la nueva aventura de Tate, como la llama.
Me pregunto si podrá alejarse de ella antes de que se ponga el sol.
137
—Tate es bastante amigable en su mayor parte. Estoy seguro de que
estarán fuera hasta que Rachel decida dejarlo.
Cole detuvo sus pasos y lo atrapó con una mirada de joder que has
dicho.
—Lo hice.
—Wow.
Cole se metió las manos en los bolsillos e intentó defenderse con una
sonrisa.
138
—Dale al tipo un poco de tiempo para digerir que tendrá que
entretener tu culo veinticuatro horas siete días a la semana. Luego estoy
seguro de que te dará la respuesta que quieres.
Les había estado dando datos útiles sobre cada lugar en cada nueva
parada.
—Sí, sí. Al final, usted obtiene lo que paga —les dijo la agente
inmobiliaria.
139
Manteniendo sus cartas escondidas, Tate se quedó callado mientras
caminaba hacia la larga barra y le pasaba la mano por encima. No quería
contarle cuánto le gustaba el lugar antes de llegar a ver más.
—Pero quizás es hora de decirle que sí. Y esto estará aquí para las
noches en que se haga realmente tarde, si necesito dormir.
—Lo sé. Lo sé. Pero solo oírte decirlo... estoy tan feliz por los dos.
140
—No, solo una hormona viviente. Vamos a mirar arriba.
—¿Es común?
—¿En serio?
Tate sonrió.
—Sí, fue divertido. Realmente me gusta este último sitio. —Tanto que
no podía esperar a recoger la cena y pasar por la casa de Logan para
decírselo.
Tate asintió y la vio caminar por la acera hasta el taxi que estaba
detrás de él. Cuando comprobó que ella estaba a salvo dentro del vehículo,
se subió a su moto y encendió el motor.
141
Una vez que se colocó detrás del taxi, Tate salió a la calle, incapaz de
borrar la sonrisa de su cara. No fue hasta que era demasiado tarde, que vio
la carrocería roja de un coche lanzándose por el lado equivocado de la calle
hacia él.
142
Segunda Parte
Fiabilidad
143
CAPÍTULO 14
A MEDIDA QUE LOGAN BAJABA del ascensor de la
LPCW, dejaba salir el aliento que había estado reteniendo todo el tiempo
que estuvo allí. Afortunadamente, Chris había estado fuera de la oficina hoy
y su reunión con Lance Powell había sido puntual y sin contratiempos.
Abrió los textos primero, leyó los tres que estaban a varios segundos
de distancia.
144
Abrió el primero, puso el teléfono en el altavoz y aguantó la
respiración mientras la voz normalmente tranquila de Cole sonaba
inestable.
—Es Tate.
145
—Hubo un accidente. Tate... Recibió un golpe cuando salía de uno de
los lugares que él y Rachel estuvieron mirando esta tarde.
—¿Estás seguro?
Nada más pasar por las puertas automáticas, Cole estaba allí de pie
para saludarlo. Su cara estaba tensa, y su pelo era un desastre, como si lo
146
hubiera estado estrujando toda la tarde con sus manos. Pero lo abrazó y lo
apretó fuertemente.
Logan entró hasta que solo unos centímetros los separaba de donde
Rachel estaba sentada y le preguntó:
—No estaba allí —explicó Cole mientras le cogía del brazo—. Solo sé
lo que Rachel me ha dicho.
Sin decir una palabra, Logan se alejó de Cole y pasó junto a las sillas
llenas de gente, hasta donde Rachel estaba sentada. Cuando se detuvo
frente a ella, no dijo nada, pero le miró fijamente, sus ojos azules repletos
de lágrimas, y finalmente se quebró.
147
—Lo siento. Lo siento mucho, Logan.
—Sí.
—Corrí hacia él tan pronto como sucedió y estaba allí tirado en medio
de la calle. No se movía. Y sé que no se supone que toques a alguien, pero
solo no... No podía dejarlo allí.
148
El pecho de Logan le dolía hasta el punto de preguntarse si su
corazón aguantaría más. Era como si se estuviera partiendo en dos. Pero
necesitaba hacerlo, necesitaba saber más. Necesitaba saberlo todo. Así que
apretó los dientes y mantuvo la boca cerrada.
Cuando levantó los ojos hacia él, agitó la cabeza como si aún
estuviera en shock. Abrió la boca varias veces antes de decir:
Jesús. Esto no puede estar pasando, ¿verdad? Logan cerró los ojos e
intentó decirse que todo estaría bien. Tate estaba en cirugía. Estaba en el
mejor lugar que podía estar. Pero a pesar de todas las veces que se dijo
eso, la realidad era que estaba jodidamente aterrorizado.
149
—Quisiera información sobre... —Trató de decir el nombre de Tate
pero no podía pronunciar las palabras.
La mujer entrecerró los ojos y luego los bajó a la pantalla que tenía
delante. Pasó el dedo por varias teclas y luego le devolvió la mirada.
Logan cerró los ojos y quiso ser paciente. Sintió una mano en su
brazo y sabía que era su hermano, y cuando abrió los ojos y lo miró a la
cara, Cole le dijo:
—Sentémonos.
Ella asintió y le dio una sonrisa comprensiva que hizo que Logan
quisiera estrangularla.
150
de cortesía que tenía, y mientras su temperamento empezó a hervir,
recordó que perderlo no iba a llevarlo muy lejos.
—Sí —asintió ella—. La Sra. Morrison llegó hace unos treinta minutos.
151
CAPÍTULO 15
LOS SEGUNDOS DIERON PASO A LOS MINUTOS, los
minutos se convirtieron en horas, y en algún momento alrededor de las tres
de la mañana, Logan se encontró en la misma silla en la que había caído
antes. No había dicho una palabra desde su conversación con la
recepcionista.
Logan apretó los ojos y se pasó una mano por la cara. Se frotó sus
arenosos ojos y luego miró el reloj en la pared. Horas. Habían pasado
literalmente horas, y no sabía nada más de lo que le habían dicho al
principio.
—¿Logan?
Sin deseo de apartar los ojos de las puertas cerradas que conducían a
los pasillos interiores del hospital, no se molestó en girar la cabeza.
Permaneció callado y concentrado.
Ahí fue cuando una mujer con una bata de laboratorio blanca y un
vestido negro se puso delante, bloqueando su vista de la puerta. Levantó la
152
cabeza, listo para decirle que se apartara del camino, pero cuando su visión
se aclaró, la doctora resultó ser alguien que conocía. Estaba casi
sorprendido por el dolor al ver quién estaba parado frente a él.
—¿Shelly?
—Hola.
—Les diré a una de las chicas de allí que les deje saber que estás
conmigo si se despiertan.
153
—Siento mucho lo de Tate. Espero que no te importe, pero Cole me
llamó esta noche después de que llegaste a Urgencias y te negaron
cualquier información sobre su estado.
Logan todavía no tenía nada que decir, así que se quedó callado
hasta que Shelly dejó de caminar. Luego él también detuvo sus pasos.
—No se supone que haga esto, pero… —Le agarró del brazo y lo
metió en una pequeña habitación donde había dos fuentes de agua—. Sé lo
mucho que te importa, y si fuera tú me estaría volviendo loca...
Logan dio un paso atrás y usó la pared como punto de apoyo para
sostenerlo en caso de que sus rodillas se le doblaran al escuchar lo que iba
a decirle.
—Sé que esto es difícil de oír. ¿Quieres que pare? —Shelly le cogió el
brazo, en una muestra física de apoyo.
Trató de mantenerse al día con toda la jerga médica que ella estaba
usando, pero la última parte...
154
—¿Qué significa eso? ¿Diferencial? —Su voz estaba rasposa, y sabía
que era por luchar contra el nudo emocional de su garganta y el no haber
hablado durante todo el día.
Tate estaba aquí, con Dios sabe cuántos tubos y agujas entrando y
saliendo de su cuerpo y no era capaz de hacer jodidamente nada. Era un
inútil. Impotente. Y cuanto más lo pensaba, más enfurecido se ponía.
155
—¿Frustrante? —Se burló—. No, ¿sabes lo que es frustrante? Cuando
ves a alguien a quien realmente quieres follar y no puedes porque sigue
diciendo que no. Me he sentido frustrado. Esto... esto es una agonía.
Tormento más allá de cualquier cosa que haya sentido antes —se detuvo y
cerró los ojos antes de susurrar—. Esto es el infierno.
—Déjame ver qué puedo hacer para conseguir llevarte allí dentro,
¿vale? Hasta entonces, vigilaré su progreso. ¿Oye?
Logan la miró.
—¿Sí?
156
Cole había intentado convencerlo de que se fuera a casa y se
duchara, pero no había fuerza en la tierra lo suficientemente grande como
para hacerle salir del hospital.
Quería ver a Tate. Necesitaba ver por sí mismo que todavía estaba
allí, que todavía está aquí conmigo. Y hasta que no lo consiguiera, no iba a
ninguna parte.
Dio un paso hacia ella y cuando sus ojos se abrieron de par en par,
Logan levantó una mano, tratando de transmitirle que estaba... ¿qué? ¿En
son de paz?
Mierda.
157
Logan dejó caer su mano y trató de hablar. Pero mientras estaba de
pie ante el Sr. Morrison, todo en lo que podía pensar era en la última vez
que había visto a este hombre y que tenía los ojos de Tate.
—Si estás aquí para decirme que me vaya, puedes olvidarlo —dijo—.
No me iré hasta que lo vea. Si tengo que esperar dos días, dos semanas,
dos malditos meses… no me iré.
—¿No lo estás?
—No lo entiendo.
158
—No puedo entrar sin…
Logan miró al hombre alto que se erguía sobre él, y en ese momento,
sintió las lágrimas que había estado guardando desde el momento en que
respondió a la llamada de Cole, deslizándose sobre sus mejillas.
—Gracias.
Logan levantó la vista al techo blanco que tenía encima. Sus ojos le
picaban por las lágrimas que había derramado, y mientras pensaba en el
hombre que finalmente iba a ver en un par de horas, envió una oración al
Dios en el que Tate creía tanto.
159
—Por favor... —Empezó a secarse las mejillas—. Si estás ahí arriba y
me escuchas, sé que no me lo merezco, pero él sí. Realmente se lo merece.
Déjame verlo hoy. Déjame decirle cuanto lo amo.
160
CAPÍTULO 16
ALGO MÁS TARDE, Logan se encontró siendo conducido a
través de las puertas dobles de Urgencias y por varios sinuosos pasillos. No
tenía ni idea de cómo llegó a la UCI, pero de alguna manera, allí es donde
terminó.
Los brazos de Tate estaban inmóviles a sus lados. Uno tenía una vía
intravenosa insertada en la parte superior de su mano y el otro tenía una
pinza pequeña y azul en su dedo índice que controlaba su pulso. Pero eso
no fue lo que tenía a Logan agarrando el marco tan fuerte que sus nudillos
estaban blancos. No, fue debido al tubo de drenaje insertado debajo de sus
costillas de color púrpura en el lado derecho y la maraña de tubos
enrollados desde las sofisticadas máquinas hasta la boca.
De todas las formas en las que Logan pensó que volvería a hablar con
Diana, ninguna era ésta. Esperaba, cuando estaba afuera, que ella lo viera,
pero después de que huyó, se imaginó que eso era todo.
161
—Realmente te ama.
Ese fue el primer sonido que golpeó los oídos de Logan al deslizar la
puerta hacia afuera, enderezando sus hombros mientras entraba.
Asegurándose de cerrar detrás, se animó y caminó por la habitación de
Tate.
162
Logan colocó su chaqueta sobre el brazo del sillón reclinable de la
esquina y lentamente se acercó hacia la intimidante cama en la que Tate
estaba tendido. Tenía una gorra quirúrgica puesta sobre sus rizos,
probablemente para mantenerlos alejados de su boca y de los tubos
asegurados a sus labios. Sus hermosos ojos estaban cerrados con cinta
adhesiva y pegados a su liso y bronceado pecho, había almohadillas
conectadas al monitor cardíaco.
163
Logan se detuvo y agitó la cabeza, sin saber si algo de esto
funcionaría, pero dispuesto a hablar durante horas si era necesario.
Había oído en alguna ocasión que la música era una buena manera de
llegar a los que estaban inconscientes, incluso aportaban recuerdos a
aquellos que habían perdido los suyos… ¿por qué no intentarlo todo?
164
Eso no habría sido demasiado significativo excepto por lo que había
aparte de esas… tres simples palabras. Las mismas palabras que el padre
de Tate le había dicho antes. Decirle que sí.
Por primera vez en días, Logan sintió sus labios temblar, deseando
sonreír mientras volvía a doblar el trozo de papel y lo metía en el bolsillo de
la chaqueta.
¿Cómo…?
Cole apartó los ojos del camino y le miró con un ceño fruncido de
preocupación en la cara.
—No.
165
—Piensa en lo que estás haciendo. ¿Realmente crees que serás bueno
para Tate si no puedes funcionar? ¿Si tú mismo estás enfermo?
—No voy a fingir que entiendo por lo que estás pasando, pero te diré
esto: si Rachel estuviera allí dentro y tú me hicieras esta mierda... yo
querría matarte. Pero piensa por un minuto y te darás cuenta de que
intentamos ayudarte.
Optando por callarse sus furiosas palabras, Logan miró por la ventana
frontal y se quedó en silencio. Cole tenía razón. Quería matarlo. Estaba
furioso porque lo había alejado de Tate.
Luego continuó:
—¿Qué dijiste?
—¿Qué?
166
No fue hasta que aparcó el coche y sacó las llaves, que Cole realmente le
contestó.
Logan abrió la puerta del coche y se las arregló para salir, lo cual fue
una hazaña, considerando lo temblorosas que estaban sus piernas.
Agarrándose al coche, se aferró por un momento cuando todo empezó a
girar a su alrededor. Se sentía como la mierda, y antes de que se diera
cuenta de lo que iba a pasar, Logan agarró su estómago y vomitó por todo
el piso de cemento.
167
Cole lo llevó al otro lado del pasillo, a su condominio, y cuando la
puerta se cerró detrás de ellos, Cole dijo:
—Lo hará.
—¿Estás bien?
—No.
—Estamos todos aquí para ti, ¿vale? Para lo que necesites. El trabajo
está cubierto. La comida está cubierta. Lena y Mason la traerán. Vamos a
superar esto, y cuando Tate se despierte, todos vamos a patearle el culo.
168
Logan golpeó la espalda de su hermano. Cole tenía razón… como
siempre. Pero eso no es lo que realmente le aterrorizaba.
Logan asintió.
—¿Rach? Hola, ¿cómo estás? —Se detuvo y luego dijo con toda
reverencia—. Te quiero tanto. Por favor, cuídate.
169
CAPÍTULO 17
BEEP... Beep... Beep...
¿Qué es ese ruido? Pensó Tate mientras intentaba abrir los ojos. Se
sentían pesados como el plomo y después de varios intentos, finalmente
decidieron obedecer y todo lo que le rodeaba se hizo visible. Una vista
blanca y borrosa.
—Ray.
Nadie más estaba allí con ellos. Solo Diana y él… en una habitación
de hospital.
170
Tate tragó, a punto de intentar hablar de nuevo, pero su garganta se
sentía como si estuviera en llamas… sin mencionar los rasguños de mierda
que sentía.
—Tus padres acaban de salir. Van a querer verte. Oh, y los doctores
—siguió Diana divagando.
Pero cuando ella se inclinó para besarle la frente, Tate se las arregló
para agarrar la muñeca que tenía descansando junto a su mano en la cama.
La cogió entre sus dedos, y mientras ella se quedaba quieta, sus ojos
conectaron. Era la primera vez que la miraba con claridad, y ella parecía un
desastre… como si no hubiera dormido en meses.
—Tengo que llamar a los médicos. Quédate ahí mismo —le dijo
mientras retrocedía hacia la puerta.
171
UN DÍA. UNA SEMANA. TRES HABÍAN PASADO
EN UNA NEBLINA, Y CADA NOCHE, LOGAN HABÍA
SIDO CONDUCIDO DE NUEVO a la habitación de Tate para
sentarse junto a su cama mientras su familia se iba a casa.
Cada día, Logan había sido arrastrado entre las dos habitaciones,
negándose a irse excepto cuando Cole se lo exigía. Se sentaba y esperaba
cualquier tipo de información que indicara una mejora, pero a medida que
pasaba el mes había empezado a creer que no iba a suceder, hasta esta
semana.
—¿Sr. Mitchell?
172
porque hasta ese momento, no se había dado cuenta de que la había
perdido.
Logan se acercó al muro que tenía junto a él. Está despierto... ¿Se
despertó?
Una gran sonrisa se extendió por sus labios. Esa mierda testaruda...
173
—Creo que le gustaría mucho.
Esta era la persona que quería ver. La persona que necesitaba ver. Y
cuando Logan se acercó, Tate intentó sentarse en la cama.
Sí, eso me resulta familiar. Se sentía bien. Y cuando Logan trajo sus
dedos a su boca para besarlos, Tate abrió sus ojos y giró su mano para
poder acariciar con sus dedos la oscura barba de un día que cubría la
mandíbula de Logan. Los movió por encima de su oreja y luego los empujó
a través de su pelo negro y sedoso. El sonido que dejó escapar Logan
estaba entre el placer y la angustia cuando se inclinó y apretó su mejilla
contra su muslo.
174
Los ojos de Logan estaban cerrados, pero seguía hablando, tratando
de explicar lo que sentía. Tate le arrastró el pelo fuera de la cara y vio
lágrimas cayendo por su mejilla. Estaba claro por las palabras atormentadas
y el temblor de su cuerpo… que Logan había pasado por un infierno.
—Logan.
—Shhh.
—Te amo.
—Lo siento…
175
Tate parecía casi tan confundido como se sentía, y luego encogió el
hombro sin vendar.
—¿Nadie te lo ha dicho?
Los ojos de Tate se abrieron tanto que, si no hubiera sido tan trágico,
habría sido cómico. Logan no podía imaginar cómo se sentía. Le costó
bastante esperar a que Tate se recuperara. ¿Cómo debía sentirse despertar
después de haber perdido un mes de su vida?
—Sí. Y nunca pensé que diría esto, pero necesitas un corte de pelo.
Tate miró hacia abajo por su cuerpo hasta las tiras pegadas en su
pecho y a su brazo vendado entonces llevó sus ojos de vuelta a los suyos.
176
—Sí, saliste por todos lados. Costillas rotas, clavícula rota, no podías
respirar por tu cuenta. Quiero decir… —Logan se detuvo mientras recordaba
a Tate tendido allí con tubos pegados a su boca y costillas y las máquinas
que rodeaban su cabeza, y perdió su habilidad para mantenerse en calma—.
Joder, Tate, pensé que ibas a morir... era...
—Oye —la voz de Tate era rasposa y Logan miró sus solemnes ojos
antes de que los bajara para escribir en el papel.
Cuando Tate extendió una mano para tocar la suya, Logan la tomó.
—¿Mis padres?
El ceño fruncido en la cara de Tate hizo que Logan frotara una mano
sobre la suya. Entendió la reacción. Al principio también había sido la suya.
Pero después de tener un mes para comprender la angustia que debieron
estar sintiendo, estaba…
¿Los llamaste?
—No. Pero eso trae a colación una muy importante discusión que
necesitamos tener. Tu contacto de emergencia sigue siendo Diana.
—Mierda.
177
Logan trató de calmarlo diciendo:
—Oye —dijo Logan, y atrapó las manos de Tate entre sus palmas—.
Podía que verte todas las noches. Eso me ayudó a superarlo.
—Sí.
178
CAPÍTULO 18
—VEN. Está todo listo. —La voz de Logan resonó por el pasillo
hasta donde Tate estaba sentado en el sofá.
Habían pasado un par de horas desde que lo habían dado de alta del
hospital y se había cortado el pelo, y desde entonces, Logan no se había
detenido… hasta ahora.
—Por supuesto que no. Recuerdas al doctor diciendo que ahora puedo
caminar por mi cuenta, ¿no? También puedo bañarme.
Tate se rió entre dientes. Logan había sido increíble desde que se
despertó hacia dos semanas. Demonios, por lo que le habían dicho los
empleados del hospital, había sido maravilloso todo el tiempo que estuvo
inconsciente. No solo había pasado cada noche junto a su cama, sino que le
habían dicho que le ponía música, le leía e incluso, a veces, le gritaba.
179
Estudió el perfil de Logan y sonrió. Tate no tuvo ningún problema en
creer que Logan se frustraría con él mientras estaba acostado, y de vez en
cuando, cuando cerraba sus ojos y pensaba en el pasado, casi recordaba
partes de él.
—¿Veo la tele?
—No lo sé. Lavanda o algo así. La mujer me dijo que era relajante.
—¿Lo hizo?
Tate asintió.
—Sí.
—¿Logan?
—De acuerdo —contestó Logan, tocando sus dedos contra sus labios
en concentración—. Entonces deberíamos quitarte la ropa.
—¿Estás bien?
180
—Sí. Por supuesto.
—¿Estás seguro? Porque puedo hacer esto más tarde, yo solo. —No
quería que Logan se sintiera incómodo de ninguna manera, y si ayudarlo a
tomar un baño cruzaba demasiadas líneas…
—Dímelo —dijo.
Logan dejó que sus ojos se posaran sobre él, una de sus cejas
volando hacia arriba.
—¿Cuán decepcionado?
181
Por supuesto, la primera elección que salió de la boca de Logan fue:
—Reto.
Los labios de Logan se curvaron ante las palabras elegidas por Tate.
182
—¿Y ahora? —preguntó, y cuando dejó de hacer lo que estaba
haciendo y esperó su respuesta, Tate parecía sorprendido.
—¿Verdad?
Él le dijo:
—Reto.
Tate le miró a la cara y le sonrió con esa sonrisa melosa por la cual
se había enamorado.
—¿No?
183
La diversión impresa en la cara de Tate hizo que Logan se preguntara
cómo se las había arreglado para darle la vuelta al juego. Nadie le ganó
nunca… bien, nadie excepto Tate.
Rodando los hombros, Logan se oyó preguntando con una voz mucho
más irritada de lo que pretendía:
Mientras dejaba que sus ojos continuaran hacia arriba, hasta los que
lo miraban fijamente, Logan golpeó el tobillo de Tate.
—Levanta.
—¿Verdad o reto?
—Reto.
184
En realidad, cuando se trataba de Logan debería haberlo sabido
mejor. El tipo siempre encontraba la forma de salir airoso y, por supuesto,
se las arreglaba para escoger las cosas más difíciles… aunque en la
superficie parecieran ser las más fáciles.
—Fácil.
—Jódete.
Tate dejó que sus ojos se posaran sobre Logan, absorbiendo la vista
ante él. Era jodidamente hermoso y Tate quería tocarlo. Pero el juego aún
no había terminado, así que preguntó:
185
—¿Verdad o reto?
—Verdad.
Cerró los ojos cuando los labios de Logan acariciaron los suyos en un
beso tan dulce que los dedos de sus pies se enroscaron contra el suelo de
baldosas. Entonces la boca de Logan se encorvó y dijo:
—Ven aquí.
186
Tal vez le gustaba un poco que lo cuidaran. Solo quería confirmar que
Logan sabía que era la misma persona que siempre había sido.
—¿Logan?
—¿Hmm?
—Verdad.
—Si me dijeras que sí hoy, ¿sería porque crees que tienes que
hacerlo o porque quieres?
Tate maniobró lo más cerca que pudo para acercarse a Logan en sus
posiciones y dijo con la misma audacia:
Logan empezó a hablar, pero Tate puso su dedo mojado sobre sus
labios.
—Quiero decir que sí ahora mismo, pero no creo que me creas. Aquí
no —dijo, moviendo sus dedos hacia el corazón de Logan—. Creo que
siempre te lo preguntarías. Así que es mi turno de esperar. Dos, tres días...
Demonios, Logan, esperaré por siempre. Pero mi respuesta nunca
cambiará. Así que cuando estés listo para oírla, pregunta. Y te la diré.
187
Comprendió que Logan mostrara cautela… no quería una decisión de
alguien que se sentía vulnerable y necesitado. La quería de un hombre
fuerte y seguro de sí mismo.
—¿Sí?
—Sí.
188
CAPÍTULO 19
A LA SIGUIENTE MAÑANA, Logan estaba de pie al lado de
su cama y se apretaba el nudo de su corbata.
—¿Sí?
—Por supuesto que me importa. Y quiero saber que tienes todas las
formas imaginables de hablar conmigo si lo necesitas.
189
—¿Y? —desafió Logan.
—¿Te gusta?
—¿Sí?
—Sí, querido.
—¿Y Logan?
—¿Hmm?
—Te amo.
190
UNA HORA MÁS TARDE, TATE YA HABÍA
RECIBIDO DOS LLAMADAS Y UN MENSAJE DE TEXTO
DE LOGAN. TODO con el pretexto de que había olvidado algo cuando
era más que obvio que estaba comprobándolo. Era lindo, pero sabía que si
decía eso, Logan pasaría de estar preocupado a molesto en un abrir y cerrar
de ojos.
¿Qué le había dicho una vez? Oh sí. Los cachorros eran lindos. No él.
—Tengo un hombre aquí abajo que dice ser su padre. ¿Puedo dejarlo
subir?
Tate miró fijamente la caja negra que tenía delante y sintió como su
mano empezaba a temblar.
No podía creer que, después de todo por lo que había pasado, todavía
no podían dejar pasar sus retorcidos puntos de vista sobre su vida amorosa.
Considerando lo que le hicieron pasar, pensó que tuvieron suerte de que
accediera a verlos. Solo pensar que hicieron esperar a Logan fuera cada día
lo tenía...
—¿Señor?
191
Se frotó las manos sobre su cara y esperó la inevitable decepción que
vendría cuando mirara los ojos en los que una vez había confiado por
encima de todos los demás.
—¿Sr. Mitchell?
—Claro que sí —dijo con una sonrisa, y luego dio un paso lentamente
hacia la oficina con un bloc de papel en la mano—. ¿Sr. Mitchell?
192
Logan se rió del uso de su nombre de pila. Era raro que lo usara, pero
cuando lo hacía, generalmente era porque había dicho algo escandaloso.
Ella le dio una mirada diseñada para que se sintiera como un niño
regañado... y funcionó.
Logan asintió.
Cuando cogió el pomo, se recordó que ésta era ahora su casa. Nadie
tenía derecho a hacerle sentir incómodo. Pero cuando se enfrentó cara a
cara con su padre, todas esas palabras confiadas que se había dicho
salieron por la puerta.
193
—William.
—¿Quieres entrar?
—Si estás comprobando si Logan está aquí, tienes suerte. Hoy volvió
a trabajar.
—Lo sé.
194
Cuando llegó a las puertas del balcón, Tate se giró y lo vio de pie en
el salón. Le pareció raro tenerlo allí. Los ojos de su padre parecían
atascarse en la puerta del dormitorio, y Tate se preguntaba qué estaba
pensando.
—¿Qué quieres?
—Hijo...
—Detente, Tate.
—Tate...
195
—No va a cambiar. Esta no es una fase por la que estoy pasando y si
pasaras cinco minutos con él sin todos tus prejuicios de mierda, verías por
qué.
—Él estuvo allí cada día que estuviste en ese lugar. Todas las noches
también. La primera vez que lo vi, tu madre y yo íbamos a verte. Estaba
discutiendo con una mujer en la recepción que le negaba el permiso para
estar contigo y parecía un asesino. Parecía un hombre que había luchado en
el infierno para llegar a donde estabas y que estaba siendo retenido en el
último momento.
—No me importa eso. Dijiste que hablaste con él —dijo Tate, más
interesado en lo que había pasado entre su padre y Logan que en cualquier
otra cosa.
196
—Lo hice. Varias veces. Después de que por fin volví a verte y me di
cuenta de lo mal que estabas, me dije que cuando terminaras con la cirugía,
iría a buscarlo… a la única persona por la que sabía que lucharías. No lo
harías por nosotros, lo harías por él.
—¿Tate?
Cuando levantó la cabeza, vio que su padre estaba ahora al final del
pasillo.
—Me equivoqué al decir lo que dije ese día que pasaste por casa.
Viniste a buscar a tu padre y no estaba allí. Solo sé que lo estoy ahora, hijo.
Si alguna vez quieres volver de nuevo.
Logan miró al astuto arquitecto que una vez encontró tan atractivo y
se preguntó qué había visto en él.
Tal vez fue su espalda... Sería bueno que se largara y así lo podría
decidir por mí mismo.
197
—No es asunto tuyo —dijo en voz baja para que nadie lo escuchara.
—Un tema delicado, ¿eh? ¿Qué ha pasado? ¿El tipo de pelo sexy
también se fue? No puedes conservar a un buen hombre, ¿verdad, Logan?
—¡Logan!
—Creo que estabas a punto de salir —dijo Cole y el tono sugirió que
Chris hiciera eso y se largara.
—Lo estaba. Es una lástima que una empresa con tan buena
reputación pueda comportarse de forma tan poco profesional sin explicar
por qué. Pero no me sorprende cuando se trata de vosotros dos. Siempre
fuisteis mejores usando los puños que el cerebro.
—Te expliqué que el Sr. Mitchell estaría fuera por algún tiempo. Eres
tú quien eligió que sea un problema tratar con cualquier otra persona. Te
sugiero que recojas tu abrigo y salgas de nuestras oficinas.
Chris miró entre los dos con repugnancia antes de girarse y salir por
las puertas dobles de cristal. Mientras Logan miraba a sus empleados, notó
que todos habían bajado la cabeza y fingían que no prestaban atención,
pero varios parecían contener las sonrisas mientras trabajaban.
198
Cristo, trabajar aquí se está volviendo tan entretenido como una
noche en un jodido espectáculo.
199
CAPÍTULO 20
Si HABÍA ALGO de lo que Tate nunca se cansaba, era de ver a
Logan cuando llegaba a algún lado. Ese momento en el que podía
observarlo sin que se diera cuenta… justo como ahora.
El único problema era que no podía hacer nada ahora mismo por su
maldito hombro y no se le permitía hacerlo hasta el próximo viernes. Y eso
era solo si el médico le daba el visto bueno.
Con todo lo que habían pasado en los últimos dos meses, fue
agradable estar finalmente fuera del hospital y hacer algo normal. Mientras
estaba sentado allí, Tate empezó a sentir la necesidad de hacer otras cosas
con Logan.
—Oye, tú.
200
Mientras el rubio camarero caminaba junto a su mesa, Tate le dio una
sonrisa reacia.
201
—Tan jodidamente sexy.
—Yo también.
—Bonito abrigo.
202
—Dios mío —jadeó, poniendo una mano en su boca—. ¿Y tú brazo
está roto?
—Sí. —Sonrió Tate con fuerza y luego estiró las piernas bajo la mesa
a cada lado de Logan—. Pero estoy mejorando cada día. Así que no pienses
en robarme a mi hombre. ¿Lo entiendes?
—No.
203
—Oookay, entonces. —Y lo dejó sentado allí con el sexy hombre, que
estaba fuera de sus límites, frente a él.
—Jódete.
—¿Perdón?
204
entregado, se sentó y sacó el segundo para él y luego dijo algo que hizo
que Logan se sintiera agradecido de estar sentado.
Tate le dio su expresión más seria y luego, sí, le frotó la pierna otra
vez.
205
—Creo que sí. No querrás interponerte en mi proceso de curación,
¿verdad?
—Sí.
—Así es.
—¿Oh? ¿Ha surgido algo? —preguntó Tate con una mirada victoriosa
cruzando su cara.
206
—Sí. Lo ha hecho. Vámonos a casa. Creo que tienes una sesión de
terapia a la que ir.
207
CAPÍTULO 21
DURANTE TODO EL CAMINO A CASA, Logan no pudo
quitarle los ojos de encima a Tate. En el taxi, caminando por el vestíbulo, y
ahora, mientras estaban en el ascensor, no podía dejar de mirarlo
fijamente.
Los ojos de Tate cayeron a su boca. Logan pensó que estaba a punto
de besarlo, pero en el último minuto dijo:
208
—No quise decir con esto. Quise decir con...
—Quiero que mantengas esto para que pueda ver un poco de ti. —
Arrastró su lengua hasta la oreja de Tate y chupó su lóbulo.
—Lo sé.
209
—Lo digo en serio. Si quieres algo, pídemelo. No tengo ningún
problema con que me uses.
Tate se rió entre dientes y tomó su cara entre sus manos. Lo besó,
mordiéndole el labio inferior antes de decir:
—Lo entendí.
—¿Todo?
Santa mierda. Se estaba poniendo más duro con cada prenda que
Logan se quitaba, pero no había manera de que lo detuviera. Quería verlo
todo.
210
La noche anterior en el baño había sido catártico. Era lo que
necesitaban después de todo lo que habían pasado… estar desnudos y
vulnerables el uno con el otro.
Lo que quería ahora mismo era que Logan le mostrara que aún era
deseable. Que todavía era el hombre al que quería. Y cuando Logan se quitó
los pantalones y el bóxer, los temores de Tate desaparecieron. La polla de
Logan estaba rígida, gruesa y orgullosamente proclamaba lo excitado que
estaba.
211
—Nada agotador, recuerda. Pórtate bien. —Luego, lentamente, pasó
su lengua por la parte inferior del pene de Tate.
—Logan.
Logan chupó la cabeza hinchada entre sus labios y luego sintió una
mano tocar la parte posterior de su cabeza. Mientras Tate se burlaba de los
mechones de pelo que tenía entre sus dedos, Logan bajó su boca y lo llevó
más profundo.
212
que no creía posible. Pero mientras lo veía levantarse de rodillas y acariciar
su propia polla, Tate supo que había encontrado a su persona.
—¿Así?
—No.
—¿Es verdad?
—¿Contigo? Siempre.
Cerró los ojos mientras las caderas de Logan se retorcían contra él,
haciendo imposible pensar en otra cosa que no fuera la forma en que se
movía cuando estaba dentro de él. Sería un maldito milagro si pasara la
siguiente semana con vida, por la forma en que su corazón le latía en el
pecho al sentirlo de nuevo.
213
—Más —dijo, aunque sabía que no podía tenerlo, entonces una idea
echó raíces en su mente. De una forma u otra, iba a tener a Logan dentro
de él—. Quiero probarte.
214
Logan rechinó los dientes y flexionó los dedos contra el robusto
armazón de la cama mientras sentía que una de las palmas de la mano de
Tate subía por la parte posterior del muslo para sujetarle el culo.
Mirando hacia abajo, vio sus ojos marrones llenos de deseo mirándole
fijamente. Acarició con sus dedos la mandíbula de Tate y cuando esa
expresión se transformó en una de amor y gratitud, sintió como sus bolas
se apretaban y su cuerpo comenzó a temblar.
215
—¿Quieres decirme por qué?
—Sí —gimió Tate y cerró los ojos—. Quería que fueras sucio como
antes, y funcionó. Estuviste prácticamente todo el camino hasta mi
garganta. Te vuelvo jodidamente loco.
—¿Sí?
Tate giró su cabeza hacia él, jadeando por el sólido trabajo de mano
que le estaba dando ahora.
—Ambos suenan igual de bien para mí. Eres tan... Dios... tan
desinhibido y eso me pone tan malditamente caliente.
216
Y mientras los dedos de Tate se retorcían en su cabello, Logan abrió
los labios y procedió a volverlo jodidamente loco.
217
CAPÍTULO 22
LA SEMANA PASÓ sin incidentes, aunque parecían estar en
una especie de espera. Logan se levantaba y se iba a trabajar, y él se
sentaba en casa a esperar.
Pero hoy no... Hoy la espera se había acabado. El viernes por fin
había llegado, su cita de médica de reconocimiento estaba programada para
las tres y después de eso, Tate sentía que finalmente podría continuar con
su vida.
Logan lo miró.
—Estoy de acuerdo. Pero aun así no quiero que apresures las cosas.
Recuerda, Pete dijo que no necesitas volver hasta dentro de una semana.
Tu sustituta temporal está contratada hasta entonces.
—Lo sé. Pero aún tengo que mover mis cosas aquí y también tengo
que ir a la comisaría y ocuparme de todas las cuestiones del accidente.
218
Mientras se encogía de hombros, Tate estudió la expresión seria de
su cara y preguntó:
—¿Logan?
Logan metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba hacia él.
Tate podía decir que quería decir más pero, por una vez en su vida,
se estaba conteniendo. Lo que le hizo sentir curiosidad.
219
—Espera —rió Tate—. ¿Estás diciendo que podría haber alguien mejor
que tú? Porque creo que me gustaría recordar este momento.
Leighton & Asociados. Tate pasó su dedo por encima del nombre y
luego miró a Logan.
—Son una firma con la que hemos trabajado un par de veces y que
se ocupa específicamente de reclamaciones por lesiones personales.
También me he encontrado con un par de sus empleados.
—¿Los mejores?
—Bien —aclaró Tate con una sonrisa. Dio un paso al frente para que
sus dedos de los pies tocaran los zapatos de vestir de Logan y le paso una
mano por la corbata azul marino—. Estoy bastante satisfecho con el
abogado que tengo. Y es mejor que solo bueno.
—¿Sí?
—Sí. Pero tal vez debería probar con estos tipos. Mi abogado insiste
en que siempre es bueno intentar un poco de todo.
—Tal vez —admitió Tate riéndose—. Es bueno sentirse mejor por fin.
220
esquina, callada, mientras Cole bromeaba con él y con Logan. Apenas había
hablado.
—No lo sé. Tal vez sea mejor si esperamos. No quiero causarle más
estrés y la última vez que la vi...
—Por supuesto, depende totalmente de ti. Pero creo que le haría bien
verte. Te pareces a ti otra vez. No estando horrible y en el hospital.
—Caramba, gracias.
—¿Lo hizo?
—Volveré a las dos para que podamos irnos. Tenemos una cita con tu
médico.
—Aquí estoy. ¿Me dejas notas de amor otra vez? ¿Cuántas veces
tengo que decirte que tiene más significado cuando utilizas tus palabras,
Cole?
221
—No —se rió Logan—. Pero nunca celebramos su trigésimo
cumpleaños porque lo aplazó una y otra vez y se merece una fiesta de
despedida del hospital. Sé que está harto de estar encerrado, incapaz de
hacer nada. Solo quiere sentirse normal de nuevo, así que estaba
intentando pensar en algo.
De todos modos, miró la lista que tenía en la mano para ver en qué
restaurantes se habían puesto de acuerdo, y sus ojos se fijaron en el que
había escrito como broma. Logan levantó la cabeza y una astuta sonrisa
cruzó su boca.
—¿Perdón?
—¿En serio?
—Realmente, en serio.
222
—A diferencia del tuyo, mi comportamiento sigue siendo un misterio
para la mayoría.
—Lo hicimos —Cole estuvo de acuerdo con una sonrisa que Logan
pensó que coincidía con la suya.
—Déjame hablarlo con Tate, pero no veo por qué no. Mientras tanto,
tengo un fin de semana que planear. —Antes de que Cole cerrara la puerta,
Logan preguntó—. ¿Oye? ¿Leighton & Asociados?
—¿Sí, Logan?
223
No exactamente con quien quiero hablar ahora mismo, pensó
mientras envolvía la toalla alrededor de sus caderas y recogía el teléfono.
Mientras seguía sonando, se miró en el espejo y se obligó a responder.
—Hola.
—¿Tate?
—Hola.
—Hola, Diana.
—¿Cómo estás?
—¿Sí, Tate?
—Sí, lo sé. Gracias por transmitir mis deseos ese día. Sé que no fue
fácil.
224
Ella se rió entonces, y Tate se apoyó contra la pared mientras el
sonido que una vez le había sonado tan familiar llenaba su oído.
—Ahh, sí.
—Diana —dijo otra vez y pensó que la había oído suspirar por el
teléfono.
—¿Sí?
225
Logan cerró sus correos electrónicos, cerró el documento que tenía
abierto y luego cogió su teléfono para enviarle un mensaje de texto.
—¿Vamos a tu cabaña?
—Solo dije que era una sorpresa. No pienso decirte nada —dijo
mientras apagaba las luces—. Mis labios están sellados.
226
—Amenazas —dijo Tate, y la forma en que su voz bajó hizo que
Logan se acelerara.
227
CAPÍTULO 23
TATE NO PUEDE BORRAR la sonrisa de su cara mientras
Logan los conducía a través del tráfico de la tarde, lejos de la consulta del
médico. Cuando llegó a recogerlo, Tate había pensado que le enviaría un
mensaje para que bajara. Pero Logan había subido, lo besó hasta dejarlo sin
sentido y le dijo que preparara una bolsa para pasar la noche.
Era obvio que Logan tenía planes… y estaba más que feliz de ser el
protagonista de ellos.
—¿Canción?
228
Se escabulló y miró por la ventana mientras Logan salía de la
autopista. Cuando vio la señal que acababan de pasar, se le abrió la boca.
—¿El aeropuerto?
Logan cruzó el coche y le pasó una palma por encima del muslo.
—Tal vez.
Logan seguía hablando, pero en algún lugar después del museo, Tate
se había perdido lo que le estaba diciendo, demasiado concentrado en el
hecho de que lo llevaban al aeropuerto.
—Entonces, ¿tú sí? —que se dio cuenta de que Logan había dejado de
hablar y estaba esperando a que respondiera.
—¿Tate?
—¿En un avión?
229
—Sí. En un avión. No creo que entiendas lo feliz que estoy de tenerte
vivo y sano otra vez. Hemos perdido dos meses de nuestras vidas, Tate.
Este fin de semana, quiero recuperar todo el tiempo perdido.
Y agregó:
—Ahh, Tate —respiró Logan contra sus labios—. Déjame hacer esto.
Deja que te mime, que vuelque mi amor sobre ti y, entonces, volveremos a
ser ordinarios. Te lo prometo. Pero este fin de semana, quiero mostrarte lo
extraordinario que eres para mí.
—Vale, tenemos que salir de este coche antes de que pierda el jodido
control.
230
Logan pensó en eso y se dio cuenta, Joder. ¿No fue cuando conocí a
Jessica?
—Umm...
—No intentes cambiar de tema. Fue el viaje que dijiste que era un
ajuste apretado...
Tate se rió entre dientes y levantó las manos, moviendo los dedos.
Eso provocó una carcajada por parte de Tate, y Logan se giró para
ver a la mujer sentada en el pasillo frente a ellos, mirando hacia allí. Le
sonrió educadamente hasta que Tate, el jodido manitas, le acarició con una
palma de la mano en el muslo y le metió la nariz en el cuello para poder
besarle la mandíbula.
—¿Podrías...?
231
—¿Hmm? —murmuró Tate en su oreja, lo que le hizo deslizarse un
poco más hacia su asiento, tratando de ocultar lo que pasaba entre sus
piernas—. ¿Podría yo?
—Hueles increíble.
—No lo tengo.
—Sí, lo tienes.
232
—Los primeros treinta segundos de despegue y aterrizaje son los más
peligrosos. Así que una vez que lo superes, el resto es un paseo por el
parque.
—Oh, sí. Eso ayuda. Muchas gracias —murmuró Logan, sabiendo que
no parecía nada agradecido.
El vuelo había sido fluido, y una vez que llegaron, habían cogido un
taxi y se dirigían a... No tengo ni idea. Esa parte aún era un secreto.
233
—No es suficiente ni de cerca. Además, es gratis.
—Shh —dijo—. Esta es la primera vez que agradezco que Evelyn haya
hecho lo que hizo. Gracias a ella, podré estar esta noche y mañana en esta
ciudad contigo. Disfrutémoslo.
Tate se acercó a él, tomó su bolso con la mano izquierda y le dijo con
toda naturalidad:
—Me parece justo. Prometo tener cuidado con las posiciones en las
que te ponga y seré suave.
—Wow.
234
—¿Qué te parece? ¿Te va a encantar estar aquí? —Encontró el área
de facturación y tiró de la mano de Tate.
—Mhmm.
—¿Sí?
Los ojos de Tate se fijaron en los suyos mientras la mujer que estaba
detrás del mostrador de facturación les decía si podía ayudarlos. Entonces
prometió en voz baja:
—¿No?
Los dos saludaron a la mujer que les dio la bienvenida, y cuando Tate
puso una mano en medio de su espalda, Logan pensó: Maldita respuesta
perfecta.
235
CAPÍTULO 24
TARDARON MENOS DE QUINCE minutos en registrarse y
subir hasta el piso de su suite. Cuando entraron en su habitación, Tate se
adentró primero y miró el lujoso entorno.
236
—Solo espera. Se hace más grande.
237
Después de quitarse la chaqueta, Logan la tiró en la cama detrás de
él. Tate se estaba quitando los zapatos, después de quitarse el abrigo y
tirarlo al suelo. Luego puso las manos en los pantalones.
238
espejo, que se extendía a lo largo de toda la pared divisoria, pero cuando
sus ojos descubrieron que Logan estaba en él, se preguntó cómo había
pasado por alto las posibilidades.
—¿O tal vez así? —sugirió Logan, con su puño en la punta, donde
retorció la muñeca de una manera que tenía a los dedos de sus pies
doblados en la alfombra de felpa.
—Voy a disfrutar esto por muchas razones —le dijo Logan—. Pero una
de ellas será mirar tu cara cuando finalmente veas lo bien que nos vemos
juntos... follando.
Maldita sea. Tate sabía lo ardiente que el porno gay lo había puesto.
Ver a dos tíos hacerlo había sido extremadamente excitante. Así que solo de
pensar en lo sexy que se vería Logan mientras se acostaba con él lo tenía
239
muy excitado. Fue una reacción que no pudo ocultar al hombre que estaba
detrás de él, porque tan pronto como la idea había sido plantada en su
mente, Tate golpeó las caderas hacia adelante, intentando conseguir más
fricción en su polla.
—Oh, sí. ¿Ves? —susurró Logan, su voz ronca—. Te gusta esa idea,
¿no? ¿Vernos follar?
Claro que sí, joder, pensó. Pero en vez de decirlo, Tate giró la cabeza
y besó la boca sucia de Logan, que seguía haciendo promesas tan calientes
que casi lo derritieron en el suelo. Escuchó un agonizante sonido de
excitación que coincidía con el suyo, y entonces su cuerpo y sus labios
fueron liberados. Los ojos azules y abrasadores de Logan encontraron los
suyos y simplemente dijo:
—Mira.
Una vez que la ropa restante de Tate se había ido, Logan dejó que la
conexión entre ellos se cortara para poder concentrarse en su culo, que
ahora estaba a la altura de sus ojos. Corrió su dedo índice por el interior de
las piernas de Tate hasta detrás de sus rodillas, y cuando llegó a ellas,
flirteó un momento, dibujando círculos invisibles.
—¿Sí?
240
—No puedo ver cuando estoy aquí abajo —explicó, y luego se volvió
hacia la mirada acalorada de Tate en el espejo—. Así que vas a tener que
decirme lo que me estoy perdiendo.
Logan sonrió cuando hundió los dientes en el firme globo del culo de
Tate, y cuando un jodido gruñido salvaje vino de arriba, dijo:
—No te oigo hablar, Tate. —Pasó las manos por la curva redondeada
del trasero de Tate y luego le dio un fuerte pellizco.
—Mierda, Logan.
Logan se rió entre dientes y luego besó el lugar había retorcido antes
de decir:
—Me veo desnudo en una cara suite de hotel. La cortina está abierta
al fondo de la habitación y veo tu ropa por toda la cama detrás de
nosotros... lo que es jodidamente caliente. —Apoyó su mano izquierda en el
costado del tocador, mientras Logan escogía ese momento para correr su
lengua sobre la parte baja de su espalda.
—¿Qué más?
241
—Veo una de mis manos contra el tocador y otra que bombea mi
polla —dejó de hablar abruptamente mientras Logan se ponía de pie detrás
de él y bajaba sus dedos suavemente por sus bolas.
—Vamos, Tate —se burló Logan—. ¿No lo sabes ya? Quiero detalles.
—Su mano suavemente tomó su sensible saco y sopló un aliento caliente
contra su oreja—. Todos los sucios detalles.
Tate gruñó mientras sus ojos se movían hacia el espejo que estaba
más allá del hombro de Logan, y luego, sin dudarlo, puso su pie sobre el
pequeño taburete tapizado. La sonrisa lasciva en la boca de Logan al caer
de rodillas hizo que Tate se asegurara contra el muro del tocador, listo para
cualquier cosa. Sus ojos miraron su reflejo, y esta vez encontró su voz.
—Mierda. Vale —se aceleró sin aliento cuando vio que la parte de
atrás de los poderosos hombros de Logan se movía, mientras una de sus
palmas le acariciaba el culo—. Puedo verte de rodillas delante de mí. La
parte de atrás de tu cabeza y tu pelo, y cada vez que pasas tu mano sobre
mi culo, tus omóplatos...
—Oh, Jesús, Logan. —Tate apretó un puño y cerró los ojos, luchando
contra el orgasmo que se le estaba formando. Lo aplastó, sabiendo que, si
de algún modo podía aguantarlo, la recompensa estaría fuera de este
mundo. Sintió que los labios de Logan chupaban la tierna carne que se
apretaba entre sus piernas y se obligó a abrir los ojos. No quería perderse
ni una jodida cosa.
242
Tate no estaba seguro de que estuviera preparado para esto. No
estaba seguro de que sus piernas fueran lo suficientemente fuertes para
sostenerlo. Pero por Dios, estaba dispuesto a arriesgarse.
—¿Qué? —demandó.
—Veo tus dedos agarrando la pared tan fuerte que tus nudillos se han
vuelto blancos. Tu bíceps izquierdo está abultado, tratando de mantenerte
firme, y veo esa gruesa polla en tu puño que quieres meter ahora mismo en
mi boca. —Logan se volvió desde el espejo y lo miró desde donde estaba
arrodillado en el suelo—. ¿No lo ves?
—Dámela.
Miró hacia abajo hacia su cuerpo y guio su erección hacia la boca que
esperaba. Mientras sus labios se deslizaban a lo largo de su cuerpo, Tate
miró al espejo, balanceándose con una mano en el tocador, y trajo la otra a
la nuca de Logan.
Tate cerró los ojos mientras las palmas de las manos de Logan le
acariciaban los costados del culo y se lo apretaban.
243
—Tú también has estado pensando en ello —continuó Logan, usando
los dedos para separarlo, y luego le pasó la lengua por la mandíbula—. ¿No
es así?
Tate apretó los dientes por el placer que Logan le estaba dando y
luego dientes afilados le mordieron el lóbulo cuando no contestó.
—Sí.
Ambos eran tan increíblemente diferentes uno del otro, pero mientras
estaban allí, arraigados en sus lugares, tenían una cosa en común. El crudo
deseo y la emoción en sus rostros coincidían, y cuando Logan cogió la
botella de lubricante y la abrió, Tate quiso rogarle que se apurara.
244
CAPÍTULO 25
TATE ESTABA MEJOR QUE cualquier fantasía que Logan
podría haber imaginado al estirarse contra él, con la pierna apoyada en el
taburete. Deslizó su resbaladizo puño hacia arriba y hacia debajo de su dura
carne, y con cada húmedo deslizamiento, Tate golpeaba sus caderas hacia
delante... era hermoso de ver.
Una vez que los pesados ojos de Tate se abrieron y encontraron los
suyos, Logan bebió con avidez de sus ojos. Sus rizos le rozaban la mejilla,
sus hombros estaban presionados contra su pecho.
Tate se estremeció.
Logan soltó el asidero que tenía sobre él y puso sus manos a cada
lado de la cintura de Tate. Luego las puso sobre sus caderas mientras Tate
se agachaba para seguir disfrutando.
—Me hace muy feliz oírte decir eso, Tate, porque estás a punto de
sentirte mucho más a gusto detrás de mí.
—Sí... —Tate se las arregló para hablar, aunque la respuesta era tan
baja que Logan estaba agradecido por el espejo por poder leer sus labios.
245
Los ojos de Tate estaban llenos de lujuriosos desafíos cuando se
inclinó hacia el espejo, levantó su brazo para apoyarse, y luego apretó sus
caderas contra la mano de Logan. Cuando su dedo rozó sobre la próstata de
Tate, Logan lo vio apretar sus dientes y aprovechó la oportunidad para
entrar en él con dos.
Entonces, Tate levantó sus ojos para encontrarse con los suyos y el
oscuro deseo en ellos hizo que todas las palabras de Logan se
desvanecieran.
—Deseas...
246
Podía ver una gota de sudor que fluía por su propia sien mientras
miraba fijamente sus reflejos. Entonces posó una mano alrededor de la que
Tate tenía trabajando su polla e instruyó:
—Prepárate.
El ritmo era intenso a medida que Logan entraba en él, y cada vez
que tocaba fondo, Tate oía un sonido lleno de sublime éxtasis desgarrado
que hacía que su polla golpeara. El hombre detrás de él... y qué hombre
es... lo poseía en ese momento. No dejaba ninguna duda al respecto.
—No creo que lo sepas —le susurró Logan al oído—. Cuán duro quiero
follarte...
247
—La cama, Tate. Ve y acuéstate al otro lado.
248
jodidamente sucia y cuando Tate arqueó sus caderas en respuesta, su pie
se deslizó del colchón.
Tate empujó sus caderas hacia arriba, y Logan le pasó los ojos por
encima hacia el reflejo. Entonces sus dedos se movieron, arrastrándose
hasta...
—¿Qué tal esto? —preguntó Logan, sus ojos aún cerrados mientras
lentamente empujaba su dedo dentro de él—. ¿Te gusta verme hacer esto?
249
arrastró su lengua hacia abajo y se lo dio. Le sacó el dedo y chupó el
agujero apretado que estaba a dos segundos de coger, y cuando el talón de
Tate apretó en su hombro y su segunda pierna se acercó para plantarse en
el colchón, Logan sabía que estaba a punto de dejarse ir. Metió las manos
bajo el culo de Tate y lo levantó para probar cada parte de él que pudo
alcanzar. Cuando deslizó dos dedos dentro de él, una fuerte maldición
inundó sus oídos.
—Lo sé. No puedo dejar de mirar —confesó Tate—. Más. Quiero ver
más —dijo, sonando desesperado mientras movía sus caderas bajo las de
Logan mientras continuaban follándose con los ojos—. Quiero ver cómo me
tomas.
250
Tomó su mano más cercana al espejo y enganchó la pierna de Tate
bajo la rodilla, empujándola hacia atrás y abriéndole de par en par. Mantuvo
los ojos en Tate todo el tiempo mientras movía las caderas hacia arriba y la
cabeza de su polla pelada se restregaba por su agujero.
Sus cuerpos estaban tan íntimamente fusionados que era difícil saber
dónde acababa Logan y dónde empezaba él. Pero a medida que Logan
retrocedía las caderas y sacaba su deliciosa polla de su cuerpo, veía como
un mirón en uno de esos programas sexuales sucios.
251
imagen. Ni siquiera podía distinguir las palabras que salían volando de la
boca de Logan mientras continuaba mirándose cómo le golpeaban en el
colchón. Y en algún lugar de esos eufóricos segundos, se perdió en el
sentimiento de rendición. Nunca había conocido tanta confianza, tanta
devoción en otro... y sabía que nunca volvería a hacerlo.
—Hazlo, Logan. Quiero sentir como entras dentro de mí. Hazme tuyo
—exigió Tate.
252
CAPÍTULO 26
ERA una hermosa mañana de sábado en Nueva York. El sol
brillaba, el aire estaba nítido con la promesa del invierno y la Quinta
Avenida estaba llena de peatones. De la mano, caminaron hacia Central
Park, y cuando llegaron a una parada en la esquina de una calle, Logan
miró a Tate. Estaba de vuelta en sus pantalones vaqueros, camisa y abrigo
habituales, y mientras el sol se filtraba por los edificios, les calentaba donde
estaban parados.
—Strawberry Fields.
—¿Hmm?
—¿En serio?
—En serio. Te dije que era un empollón. Los libros eran lo mío, no la
música. Además, has conocido a mi madre. Puedes imaginarte que sus
gustos no eran exactamente lo que le gustaba a un joven. En realidad, eso
podría explicar algunas cosas... —meditó.
253
—¿Lo qué? ¿Que era un empollón? —preguntó incrédulo—. Confía en
mí. No era caliente. Era delgado y torpe.
Tate le dio una vez más un completo repaso y Logan giró los ojos.
Logan se detuvo.
—¿Qué solo…?
254
Logan tocó un rizo de la oreja de Tate.
—¿A?
255
Pasaron a varias personas sentadas bajo los árboles leyendo, y
cuando caminaron alrededor del lago en dirección a Strawberry Fields, dijo
en voz baja:
Tate se giró para apoyarse en un lado del puente por el que estaban
cruzando. Cuando Logan se acercó, apoyó sus brazos en la parte superior e
inclinó su cuerpo hacia él.
256
LOGAN NO ESTABA SEGURO DE CÓMO SENTIRSE
ACERCA DE VOLVER A LA ESCENA DEL ALMUERZO
DOMINICAL DE HACE TIEMPO… la que había acabado con Tate
dejándolo. Pero mientras miraba fijamente a los ojos marrones y nerviosos
que estaban esperando su respuesta, supo que tenía que superar sus
propios temores en esta situación y confiar en que Tate estaba en un lugar
diferente cuando se trataba de ellos dos.
Logan giró la cabeza, así que prácticamente estaban nariz con nariz,
y dijo:
Ahí estaba, su mayor temor frente a él. La idea de que Tate lo dejara
otra vez o le dijera que se fuera... Joder, no estaba seguro de lo que era
peor. Pero por la expresión dolorida que cruzó la cara de Tate, sabía que
sus sentimientos debían ser bastante obvios.
257
—Sí, confío en ti, pero maldita sea, Tate. Acabo de recuperarte
después de un mes en una cama de hospital y después la rehabilitación. Y
la última vez que fuimos a almorzar el domingo, tú... tú...
—¿Logan?
—Jódete.
—No lo estoy.
258
—Nunca volveré a hacer eso. Nunca jamás.
—¿Confías en mí?
—Creo que eso sería imposible, pero quise decir que te extrañaré por
las noches. Me gusta tenerte ahí cuando llego a casa.
—¿A trabajar?
259
Logan asintió.
Tate movió sus manos al culo de Logan y lo metió entre sus piernas.
—Mhmm. Pero quería que me robaran, así que no hay nada de malo
en eso.
—No. No lo sabía.
—¿Esquisto?
260
—Sí. Leí sobre ello en un artículo el otro día. Es una roca metamórfica
que se encuentra por todo Manhattan. Los trajeron desde los peñascos del
parque.
—No estoy diciendo que haya nada malo en eso. Pero investigaste
este lugar, ¿verdad? ¿Qué más investigaste?
—Nada.
—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer al respecto? —se burló y luego bajó la
voz—. No me digas que no fantaseaste con el deportista... o con el
estudiante de música sentimental que tocaba la guitarra.
261
—Los superó a todos.
262
CAPÍTULO 27
ERA DOMINGO por la noche cuando Logan giró su coche en la
calle de la casa de la infancia de Tate. Había pasado una hora y media
desde que aterrizaron, y había sido agridulce salir de Nueva York. Los dos
sabían que tenían que volver a la vida real, pero mientras aparcaba el coche
en frente de la casa de dos pisos, Logan pensó: ¿Por qué tenemos que
empezar por la parte más desagradable primero?
Tate alargó la mano para tocar su muslo, y Logan miró hacia abajo y
puso su mano sobre ella. Subiendo sus ojos a los preocupados que lo
miraban, se encontró sonriendo a Tate.
—¿Por qué? No soy el que está preocupado. Todo lo que quiero está
aquí en este coche. Eso no va a cambiar.
—Dulces palabras.
—Es la verdad.
Logan no podía culparlo por eso. Fue la única persona que lo contactó
durante la hospitalización de Tate. Logan no lo había visto desde entonces,
pero sabía que había visitado a Tate y le daba esperanzas de que quizás al
menos uno de sus padres vendría y aceptaría su decisión.
263
Mientras Logan pisaba la acera y metía su mano en la de Tate, se
maravilló ante la diferencia entre ahora y la primera vez que estuvieron
aquí.
—¿Y cómo es eso? —preguntó, curioso por saber cómo Tate le veía...
los veía a ellos.
—Lo es. Pero necesitan saber que es así. Si ellos quieren estar en mi
vida —dijo Tate mientras subía dos de los escalones—, de cualquier
manera... ya sea los domingos para cenar o en la habitación de un hospital
porque he tenido un accidente... entonces necesitan saber que tú vas a
estar allí. Eres la única persona que quiero allí. Todos los demás son solo un
valor añadido. ¿Lo entiendes?
264
Sintió que los dedos de Logan se apretaban alrededor de los suyos, y
Tate dio un paso atrás, por lo que estaba de pie junto a él. Los ojos de su
padre se dirigieron primero a él y luego a Logan, antes de que cayeran al
lugar donde sus manos estaban conectadas. Entonces levantó la cabeza y la
conmoción se reflejó en su cara.
Tate quería contestar, pero antes de decir que sí, necesitaba saber en
qué se estaban metiendo.
Esta vez, Tate dio un paso adelante y sintió que Logan le seguía.
Cuando pasaron junto a su padre, Tate dijo:
—Gracias.
265
cuando vio a Tate mirándolo, rápidamente apartó los ojos y se volvió a
mirar en el interior.
—¿Queréis beber algo? ¿Un refresco? ¿Una cerveza? ¿Vino, tal vez?
Tate sirvió las tres bebidas, y cuando deslizó una por la superficie, su
padre la tomó en sus manos y la levantó hacia sus labios.
266
Miró a Logan y le torció un dedo. Mientras se ponía de pie y caminaba
hacia ellos, era más que obvio que Logan estaba ansioso. Sus hombros
estaban rígidos, sus manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, y
cuando se detuvo junto a él en la isla de la cocina, se aseguró de que
estuvieran lo suficientemente separados como para no tocarse.
Oh, no, no lo harás, Tate pensó, y se movió para que sus brazos se
rozaran. Cuando Logan lo miró, le ofreció un vaso con lo que esperaba era
una expresión que decía, Confía en mí.
—Estoy bastante seguro de que nos hemos visto unas cuantas veces.
267
hizo, Logan decidió que ya era hora de dejar sus intenciones muy claras. La
agarró con fuerza e inclinó la cabeza—. Soy Logan y estoy enamorado de tu
hijo.
Cuando el padre de Tate se rió entre dientes, Logan cogió el vaso que
tenía delante de él y se lo bebió.
—¿Dijiste que mamá estaba en casa de Jill? ¿De qué se trata eso?
Ella no sabía que iba a venir.
—¿Cambiado? ¿Cómo?
268
—Está bien, Logan. Merece saberlo. Tu madre... Se está quedando
con Jill ahora mismo.
—Lo deje.
—Yo... ahh... puede que haya mencionado algo una o dos veces.
Tate se rió de eso, y cuando Logan le miró, lo vio volteando los ojos.
—¿No lo hice?
—No. Me dijiste que nos hiciera un favor y lo dejara. Así que lo hice.
Tate le sonrió de una manera que hizo que Logan sintiera que eran
las únicas dos personas en la habitación.
—Lo hice.
269
—Claro, abogado.
—¿Por qué?
Tate caminó alrededor del mostrador hasta que estuvo parado frente
a su padre y preguntó:
—¿Yo?
270
Su padre levantó el cigarrillo hasta los labios, tomó una calada y
luego asintió.
—Cuando viniste por primera vez con Logan, fue un shock. Un gran
shock. Era difícil comprender que habías pasado de ser un hombre casado a
estar...
—¿Sí?
—Ella...
—¿Pero tú no?
271
Mientras su padre se ponía en pie, levantó las manos y le agarró los
hombros. Envolvió sus brazos alrededor de él y Tate sintió que su corazón
se rompía un poco al oírle decir en su oreja:
Miró por encima del hombro de Tate, y cuando Tate se giró para
buscar a Logan, vio que sus ojos azules estaban vidriosos... por las lágrimas
o por su tercera bebida, no estaba seguro.
—Sígueme.
272
Vale, quizás la última parte no es como lo estoy pensando, pero lo
suficientemente cerca, pensó Logan mientras se concentraba en el culo
apretado en los rasgados pantalones vaqueros subiendo las escaleras
delante de él.
273
Joder, es caliente. En sus pantalones vaqueros rasgados, camiseta
negra y chaqueta, Tate no era nada rarito. Parecía rebelde, sexy y peligroso
mientras continuaba mirándolo como si estuvieran en su propia casa... no
en la de su padre.
Contrólate, Mitchell.
No, esto tenía todo que ver con el chico que estaba mirando, y con
atreverse a tocarlo… y no había manera de que lo hiciera con su padre en la
planta baja.
—Mi guitarra está justo ahí —le dijo Tate, señalando hacia el pie de
su cama con la cabeza inclinada.
274
—En mi cama.
—¿Sí?
—¿Nervioso?
—No te creo.
275
CAPÍTULO 28
EL LUNES POR LA TARDE, Tate se encontraba hablando
por teléfono con Logan, tratando de decidir si quería salir a cenar o tener
invitados en casa. Miró la mesa del comedor y se rascó el mentón.
Tate se rió.
—Sí, sí. Saca tu mente de mis pantalones. Tendré todo listo a las
siete. Puedes decidir la hora, pero, ¿Logan?
—¿Sí?
—¿Para qué?
276
—Hoy he estado un poco rígido. Quizá necesite tu ayuda para
prepararme.
—Cuelga tú.
—Adiós.
Tate se rió y sintió una estúpida sonrisa estirando sus labios mientras
colgaba y metía el teléfono en su bolsillo trasero. Vale, puedo hacerlo,
pensó mientras miraba alrededor de la habitación. Una noche con la familia
de Logan no era algo que lo estresara. Pero la idea de ver a Rachel lo
estaba poniendo ansioso.
Solo necesitaba acabar con esto, hablar con ella, asegurarse de que
supiera que estaba bien, y entonces todo podría volver a la normalidad.
¿Verdad? Tomó su abrigo del perchero y salió por la puerta para comprar
algunos de sus hombres4 favoritos y de los de Logan...
—A las ocho. ¿Seguro que está preparado para esto después del
viaje? Si no lo está, podemos esperar y hacerlo la próxima semana.
4
Se refiere a algunos nombres de las bebidas que son masculinos. Jack Daniel, Johnnie
Walker, etc.
277
Logan bajó la pluma con la que estaba escribiendo, al escritorio.
—Dijo que está bien. Creo que lo está deseando. Tener amigos
alrededor. Hablando de... —empezó, y cuando Cole lo miró expectante,
Logan continuó—: ¿Rachel estará bien con él esta noche? Se ha dado
cuenta de que le pasa algo.
La expresión de Cole era una que Logan odiaba ver. También fue una
que reconoció... una llena de preocupación. Su hermano se sentó en el sofá
y le miró durante unos segundos en silencio antes de continuar.
—Sabes, día tras día, ella es la misma Rachel que siempre ha sido.
Pero en el momento en que aludo el accidente o el nombre de Tate es
mencionado, es como si ella... Joder, no sé, Logan —dijo agitado y frotando
una mano sobre su cara—. Se aleja y pone esa expresión en la cara. Es
jodidamente desgarrador. Como si lo estuviera viendo, reviviéndolo todo de
nuevo, y le pregunto y dice que está bien. Pero sé que no lo está. Estoy
cerca del final de mi paciencia.
—Lo sé. Es una mujer muy fuerte y ya ha pasado por muchas cosas.
Pero nunca la he visto así, y no me habla de ello, lo cual es completamente
diferente a ella. No me cuenta cómo se siente realmente. Cristo —maldijo.
—¿Oye?
278
Cole le levantó el dedo.
Logan nunca había sido tan serio como cuando estuvo de acuerdo:
—Sé que lo hago. Trae a tu esposa esta noche. Deja que ella lo vea,
hable con él. Entonces veremos cómo le va, ¿de acuerdo?
—No lo soy.
—Eso es solo porque eres un bastardo que habla muy bien. Das
tantas vueltas al tema que, antes de que una persona se dé cuenta, vuelves
a la cuestión anterior y nos engañas para que te lo contemos todo.
—Un talento puede ser, pero esta vez no lo conseguirás. Así que
vuelve al trabajo, ¿quieres? Tenemos un negocio que dirigir. Te veré a las
ocho.
279
de si ver a Tate ayudaría a Rachel. Sabía lo afectado que estaba él después
de todo lo que había pasado. ¿Pero Rachel? Ella había estado allí.
Pero era hora de ser un hombre. ¿De qué tengo miedo? ¿Una
pequeña mujer embarazada? Pero a medida que se acercaba, lo pensó de
nuevo. Vale, tal vez le tenía un poco de miedo.
Una vez que terminó su nombre, le miró a los ojos y esa mirada
triste, la que siempre le rodeaba ahora, apareció en sus ojos.
280
Tate inclinó la cabeza hacia un lado y agarró su brazo, y cuando
respiró hondo, le preguntó en voz baja:
Tate salió a buscar el abrigo blanco y negro con el que ella había
venido, y cuando volvió a la sala de estar, la vio de pie junto a las puertas
correderas, esperándole. Vio a Cole sorbiendo su whisky escocés, y cuando
asintió, Tate levantó su abrigo para que ella se lo colocara antes de que
abriera la puerta.
281
Cole se acercó y palmeó su hombro.
—Gracias a Dios por eso. Porque no creo que esté listo para un anillo
de diamantes.
282
Logan miró el vaso vacío de Cole y le dio una falsa sonrisa.
—Creo que necesitas otro trago. E ir a hablar con alguien que tenga
un bebé y... oh, no sé, ¿ovarios?
—Me voy y no más beber para mí, gracias. Tengo que conducir.
283
Tate solo podía imaginarlo.
Tate le cogió las manos que ella estaba retorciéndose y las deslizó
entre las suyas mientras seguía hablando.
—Pero...
Las lágrimas rodaron por sus mejillas, enfriadas por el viento, y Tate
puso su dedo debajo de su barbilla y la levantó.
284
—Necesitas dejar de castigarte por algo que estaba fuera de tu
alcance. Estoy bien, ¿ves? —dijo, soltándola para que extender las manos a
los lados.
—Te amo.
—También te amo.
285
CAPÍTULO 29
TATE FROTÓ sus manos mientras esperaba bajo el toldo del
edificio donde vivían.
Era la una en punto, y tenían una cita para reunirse con el abogado,
Finley, en Leighton & Asociados. Cole había recomendado al tipo como el
mejor en el negocio cuando se trataba de reclamaciones por lesiones
personales, así que había concertado una reunión hacia un par de días.
Desde entonces, Tate no había pensado en otra cosa.
Tate se rió.
286
Tate se sentó y abrochó su cinturón de seguridad.
—Lo sé. Y tengo que decir... me gusta que hayas dicho un coche… un
vehículo con puertas y techo. Eso me tranquiliza ligeramente la mente.
—¿Ligeramente?
Cuando Logan dirigió sus ojos hacia él y le sonrió con tristeza, Tate
cubrió la mano que aún tenía apoyada en su muslo.
—Puedo entenderlo.
—Bien.
—¿Por?
287
—Después de verte, no había nadie más. Ahora, pon esto en un lugar
divertido para que lo encuentre más tarde, ¿quieres?
—¿Qué? —preguntó.
—No lo soy.
—Sí. Lo eres.
288
Tate se estrujó la nariz en un falso asco.
Logan sintió que sus ojos se abrían de par en par ante el hombre que
estaba mirándoles, y mientras sacaba la silla que estaba frente a ellos,
Logan intentó averiguar qué era lo que jodidamente estaba pasando.
¿Este es Finley? ¿El mismo tipo que estaba con Robbie esa noche en
Whipped?
Cuando volvió a mirar al hombre que ahora estaba sentado con una
sonrisa torcida en su cara, se preguntó si esto era algún tipo de broma.
289
—Aparentemente, había varias cosas de las que ninguno de los dos
era consciente.
El tono de Logan fue tan frío que Tate estuvo muy sorprendido
cuando se acercó y tomó su mano, estaba caliente en vez de fría como el
hielo. Entonces Finley levantó la cabeza, y cuando cerró los ojos en Logan,
Tate quiso ver como se iba a desarrollar la escena entre los dos.
290
—Lo cual es otra razón por la que no queremos que nos jodan contigo
—declaró Logan mientras se movía para quedarse detrás de su silla—.
Hemos pasado suficiente.
—Lo soy.
Entonces Tate puso sus palmas sobre la mesa y bajó su voz a una
que apenas reconoció.
Los ojos de Daniel se movieron hacia atrás, donde sabía que Logan
estaba de pie, pero no se atrevió a mirar hacia otro lado. Cuando los ojos
de Daniel volvieron a los suyos, asintió lentamente.
—Lo entiendo.
—Bien. Ahora que sabemos quiénes son ustedes, sus precios y sus...
prácticas, nos pondremos en contacto —dijo Tate mientras estaba de pie y
se encontró a Logan mirándole fijamente.
Esta vez, sin embargo, había algo más que ira mezclada con el fuego
ardiendo detrás de esas gafas suyas. ¿Excitación?
291
Logan no le quitó los ojos de encima mientras asintió en silencio,
ignorando por completo al otro hombre en la habitación. Tate tomó su
mano, y cuando se abrieron paso alrededor de la mesa y hacia la puerta,
sintió una profunda sensación de satisfacción en su interior.
—¿Oye?
—¿Estás bien?
Maldito engreído.
292
—Te hice una pregunta —dijo Tate, colocando una mano en el bloque
de cemento justo sobre su hombro.
—Estás cabreado.
—Tate...
Tate dejó caer sus ojos a sus labios, totalmente posesivo, y Logan
sintió que se le escapaba el aliento.
293
y mientras Tate levantaba su cabeza, Logan persiguió su boca y volvió a
recobrar sus labios.
—Siento la necesidad de dejar una cosa clara —dijo Tate mientras sus
manos se movían a la hebilla del cinturón y sus dedos comenzaron
agitadamente a desabrocharla. Luego palmeó la polla dolorida de Logan y
pronunció—: Mío.
294
Tate levantó los ojos hacia Logan, cuyo largo y negro abrigo de lana
colgaba de los amplios hombros que había presionado contra el pilar de
hormigón. Su corbata caía al costado de su cuerpo de una manera caótica
que hizo que la temperatura de Tate aumentara, y cuando Logan usó su
otra mano para alcanzar sus pantalones abiertos y agarrar su gruesa
erección, Tate pensó que podría correrse en sus pantalones vaqueros.
—Eres tan jodidamente sucio —gimió Logan y tiró sus caderas hacia
adelante.
295
PONIENDOSE DE PIE con una perversa sonrisa en su preciosa cara.
Entonces se agachó para ponerse de nuevo dentro de sus pantalones.
—¿Estaba enfadado?
—Lo estabas.
—¿No?
—¿Sí?
—Tú también eres mío. Ahora, sube al coche para que pueda llevarte
a casa y dejar claro mi punto de vista.
296
CAPÍTULO 30
TRES SEMANAS después de su primera visita a Daniel Finley,
finalmente estaban avanzando en el caso. Con las sesiones de terapia física
de Tate terminadas, ahora podían solicitar la cantidad completa que
buscaban por daños y perjuicios, y Logan esperaba que pudieran llegar a un
acuerdo extrajudicial.
—Buenos días.
—Buenos días.
—¿Qué?
—La sonrisa.
—¿Lo estabas?
297
—Sí. Claro que sí. —Logan deslizó sus ojos sobre la suave piel del
pecho de Tate y bajó por sus costillas hasta que cayeron sobre la cicatriz de
su lado derecho—. Me alegro de haber tenido la oportunidad de verlas
cambiar.
—Yo también.
Logan cruzó los brazos sobre su pecho y miró a Tate, esperando que
continuara.
298
—Bueno, esta noche... —dijo, haciendo una pausa mientras pensaba
en sus próximas palabras.
—Sabes, tienes razón. Eres muy paciente —se burló Tate, una amplia
sonrisa apareciendo en sus labios—. Esta noche es mi última noche en el
After Hours. Si eso aún te parece bien.
—¿Hablas en serio?
Tate asintió.
—Sé que hay más. Nunca dejarías tu trabajo para no hacer nada. Así
que empieza a hablar, William.
299
—Me llevaste allí antes cuando desperté. Deberías desayunar,
primero debes recuperar fuerzas.
Tate volteó los ojos y señaló hacia el periódico que estaba al lado de
la cadera de Logan, indicando el anuncio del restaurante y el apartamento.
—¿Guardaste esto?
300
—Entonces, ¿qué está esperando, Sr. Morrison? Muéstramelo.
Tate respiró hondo y luego abrió la puerta del coche. Mientras el aire
frío lo golpeaba, se puso el abrigo y lo cerró, mientras Logan se giraba
alrededor de la parte delantera del coche, envolviéndose la bufanda
alrededor del cuello. Con sus gafas puestas y su abrigo negro abotonado
sobre sus vaqueros oscuros, Logan se veía increíble. Alargó su mano y Tate
la cogió sin dudarlo.
Tate la cogió, y al sacudirla, ella movió sus ojos hacia Logan y sonrió.
—¿Y...?
301
le dio la llave de la puerta y les dijo que se tomaran su tiempo. Haría algo
de trabajo en su coche.
—¿Pero?
—¿En serio?
Tate dio un paso al frente hasta que Logan se encontró con la puerta
y asintió.
Logan se rió entre dientes, y la sonrisa que mostró fue puro sexo.
302
—Bien, definitivamente me gusta cómo suena eso. No es que
estuviera demasiado preocupado. Puede haber sido un poco incómodo para
los clientes oír al dueño gritar de placer mientras le vuelvo loco... pero
estaba dispuesto a tener tapones para los oídos a la venta en el bar.
—No será necesario usar tapones para los oídos. Siéntete libre de
volver loco al dueño cuando quieras.
—¿Hablas en serio?
303
Mientras Tate se enfrentaba a él, Logan se adelantó para besarlo y
vio una mancha blanca de nieve atrapada en las pestañas de Tate. Levantó
su mirada sobre ellos y miró como la primera nieve de la temporada caía a
su alrededor. Luego cerró los ojos, dejando que las ráfagas le golpearan las
mejillas. Cuando los dedos de Tate se deslizaron en su cabello y luego se
acercaron, Logan abrió los ojos y vio copos de nieve cayendo sobre esos
oscuros rizos marrones que le encantaban.
304
CAPÍTULO 31
LOGAN SE SENTÓ en la sala de espera del Hospital
Universitario, golpeando con impaciencia su pie.
El café que le habían dado hacía diez minutos era tan espeso como el
lodo... y del mismo color. Mientras miraba fijamente a la puerta que llevaba
a los pasillos más allá de la sala, maldijo que incluso estaba de vuelta en
este hospital, pero no había otro lugar donde preferiría estar en este
momento.
305
—Hola.
Logan suspiró.
—No. Y sé que solo ha pasado una hora. Pero toda esta espera es
dolorosa.
—Que gracioso.
—Supuse que si puedes hablar, estás bien. Pero eso no significa que
mi bebé lo esté.
—¿Tate?
—¿Sí?
306
—No —contestó Logan con demasiada rapidez, mientras los labios de
Tate estaban temblando.
Tate dijo:
—¿Oye?
—¿Sí?
—De acuerdo.
—Te amo.
—¿LOGAN?
—Confío en ti.
307
Tate colocó su tobillo sobre su rodilla e inclinó su cuerpo hacia él.
—¿Es bueno?
Tate asintió.
—¿Hablas en serio?
—¿A mí? ¿Por qué? No hice nada. Me mata decirlo, pero deberíamos
agradecerle a Finley. No paró ni un segundo. Lanzó una cantidad que ni
siquiera estaba seguro de que pudiera conseguir. Y joder, la consiguió para
ti.
—¿Feliz?
—¿Sí?
308
—Oye, ¿vosotros dos? ¿Podríais manteneros alejados unos minutos
para darme un abrazo por tener al chico más guapo de Chicago desde hace
treinta minutos?
Logan giró la cabeza y vio a Cole de pie con las manos extendidas
frente a él y una mirada de orgullo en su cara.
—Yo también.
309
—Si no querías cocinar la cena de Acción de Gracias, podrías haberlo
dicho. ¿Quince horas de parto? Es un niño testarudo el que tienes ahí.
—Así que —dijo Tate con una expresión muy seria—. Tengo una
pregunta que necesito hacer.
310
CAPÍTULO 32
UNA PAR DE DÍAS DESPUÉS, era el Día de Acción de
Gracias y con Rachel aún en el hospital y la familia de Tate desperdigada
por todas partes, decidieron que pasarían una noche tranquila y agradable
juntos… o eso es lo que Logan había pensado.
Mierda secreta.
Oh, amo a los mandones, pensó Logan mientras ponía su libro junto
a él en el sofá y se sentaba.
311
Logan cerró los ojos, imaginándose que estaba en el baño con él.
—¿Y Logan?
312
Tate dio los tres pasos hasta la entrada, y cuando desbloqueó la
puerta y presionó para abrirla, supo que era hora… hora de invitar a Logan
para siempre.
—Me alegro de oírlo. Era mi turno de recogerte para variar —le dijo
Tate, y Logan sonrió ante el sentimiento—. Te ves...
—¿Sí?
313
Tate se giró hacia la parte de atrás del bar y cuando Logan se detuvo
detrás del único taburete que había, puso sus guantes en el mostrador. El
silencio en el local aumentaba la tensión sexual entre los dos. Entonces Tate
le miró por encima del hombro, y Logan vio sus ojos deslizarse por el traje
de color carbón, la camisa azul claro y la corbata que llevaba puesta,
lamiéndose los labios mientras se los chupaba... era obvio que lo aprobaba.
—Sorprenderte, ¿eh?
314
Tate puso sus manos en el borde de la madera y se acercó para que
estuvieran prácticamente pegados a la nariz. La conversación de hace
mucho tiempo estaba tomando el rumbo que Logan había deseado esa
misma noche.
—Ya no.
—Bueno, solía frecuentar un lugar. Puede que hayas oído hablar del…
After Hours.
—Sí, he oído hablar de él. Dices que solías hacerlo, ¿eh? ¿Qué ha
pasado?
315
—Oh —dijo Tate con una falsa mueca y agitó la cabeza—. Eso pasa,
supongo. Probablemente por eso no está permitido aquí.
—Sí, pero es un secreto ahora mismo porque solo le dieron las llaves
esta mañana.
—No sé. No creo que deba decírselo a nadie que no esté totalmente
comprometido a implicarse.
Tate cogió las llaves y pasó sus dedos por encima de ellas, haciendo
que Logan pensara que estaba más nervioso de lo que decía.
—No quiero que pienses que tienes que decir que sí.
316
Tate mordió su labio inferior y luego le miró fijamente a los ojos,
directo como siempre.
—¿Depende?
317
Los ojos de Logan comenzaron a llenarse de lágrimas, y parpadeó,
intentando que se detuvieran mientras Tate continuaba mirándolo como si
fuera todo su mundo… de todos modos esperaba que ése fuera el caso,
porque nunca fue más evidente que en este momento, que Tate era suyo.
Y con esas tres palabras, Logan supo que había encontrado su hogar.
318