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Cameron Fletcher y Lucas Hensley son unos ejecutivos de

publicidad que tienen sesenta y cinco horas para preparar juntos


la campaña de sus carreras.
Sesenta y cinco horas para llevarse bien. Sesenta y cinco horas
para no matarse el uno al otro. Sesenta y cinco horas para caer
enamorados. 2

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N.R. WALKER
Reconicimiento de Marcas

Fletcher Advertising, y el logo Arrow, Lurex y Caiusaro son


compañías ficticias y/o productos. Cualquiera y todas las
similitudes a la compañía, productos, o personas, vivas o 4
muertas, son pura coincidencia y no-intencional.

Charlie Brown and Linus: PEANUTS Worldwide LLC


Bert and Ernie, and Sesame Street: Sesame Workshop
Star Wars, lightsabres, Yoda, Han Solo and Chewbacca:
Lucasfilm Ltd
Winnie the Pooh and Tigger: Disney 03/2017
The Lone Ranger, Kimo sabe and Tonto: Classic Media, Inc.
Superman, Clark Kent and Lois Lane: DC Comics
Cannes Lion Award: Cannes International Festival of Creativity
by Top Right Group
Business Review USA: WDM Group
Armani: GIORGIO ARMANI S.p.A., Milan, Swiss Branch
Cornflakes: The Kellogg Company
PowerPoint: Microsoft
Tylenol: The Tylenol Company
Wind in the Willows, Mole: Carlton Communications, Plc
YouTube: Google Inc
Agradecimeintos

Para Lisa Parker.


Por ayudarme siempre, estos chicos son para ti.
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N.R. WALKER
Capítulo 1 – Estoy tan jodido.

Estoy sentado en mi oficina tratando de no mirarlo.


Pero lo hago.
Su oficina está enfrente de la mía. La pared de vidrio 7
proporciona una distracción diaria, porque por mi puta vida, no
quiero observarlo.
Pero lo hago.
Yo no le gusto. De hecho, él me cabrea. Él es un magnifico,
jodido arrogante, un egocéntrico-cerdo-hijo-de-puta. El hijo del
jefe. Rico, inteligente e impecablemente vestido.
Y hetero. 03/2017
Las mujeres en la oficina, no solo ellas, el edificio entero,
babeaban sobre él. Era vergonzoso, de verdad. Ellas comprobaban
su maquillaje antes de que él llegara, batían sus pestañas,
soltando risitas y flirteando sin vergüenza. Y él solo sonreía con
esa presumida puta sonrisa - esa maravillosa sonrisa de infarto -
que las dejaba a todas excitadas a su paso.
Había estado aquí por seis meses, y por lo que yo sabía, él
nunca había salido con nadie de la oficina. Él debía tener uno de
esos límites -profesionales de ética en el trabajo. He leído sobre
ello. Era eso o que el jefe-papaíto prohibió las relaciones en el
trabajo.
Mi secretaria, Rachel, jura que es un buen tipo. Ella era la
mejor amiga de Simona, que pasó a ser su secretaria. Él sonreía y
charlaba con ambas, pero si daba la casualidad que pasaba por
delante de ellos, él me echaba una mirada asesina. Yo actuaba
como si no me importara, les daba a las chicas una sonrisa, y un
saludo con un sombrero imaginario que obviamente no estaba
jodidamente llevando. Y a ellas les encantaba. No estoy seguro si
eso fue lo que le cabreó, o tal vez a él no le gustaban los tejanos.
Tal vez a él no le gustaba el hecho de que yo era el cazatalentos de
una de las agencias de publicidad más lucrativas en Dallas. Tal
vez fuera porque tenía una oficina justo al otro lado del pasillo de
la suya, cerca de la de su padre. Tal vez fuera porque fui elegido
por su papá-querido, y él se sentía amenazado solo porque fuera
mejor en el trabajo que él.
Tal vez no le gustaba porque yo era gay.
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Pero no creo que fuera por eso. Él era lo suficiente amigable con
Marcus, de contabilidad. Yo los había visto hablando muchas
veces, y Marcus era tan malditamente gay que hacía a mi cabeza
dar vueltas. Seguramente un homófobo repugnante no podría ir a
ningún sitio cerca del más representativo modelo con un cachemir
lila y brillo de labios.
Desde el día que le conocí, él había sido frío. Yo volé a Chicago
para una entrevista de director ejecutivo de publicidad con la 03/2017
prestigiosa -Fletcher Publicidad, S.A.- nosotros nos conocimos y
charlamos amablemente durante dos minutos antes de que su
padre viniera y la entrevista informal comenzara. Sí, era informal,
pero aun así intensa. Yo estaba un poco nervioso, pero fui yo
mismo: profesional, honesto y directo.
Verás, la cosa es que yo soy jodidamente bueno en lo que hago.
No tengo pelos en la lengua, y no pierdo el tiempo. Por lo que
cuando me dijeron si tenía alguna pregunta, dije, ‘solo una’. Los
dos hombres me miraron para que continuara.
Entonces, lo hice.
―No necesito decirle lo bueno que soy en mi trabajo. Usted tiene
mi portafolio, y francamente, dudo que estuviese sentado aquí si
usted no supiera ya que yo solo puedo incrementar la rentabilidad
de su cuenta en al menos un veinticinco por ciento. Demonios, si
no soy capaz de alcanzar ese objetivo en el primer año, usted
puede patear mi culo o despedirme. Pero lo que no está escrito en
mi curriculum es que soy gay.― Ambos hombres parpadearon.
―Yo no hago publicidad de mi sexualidad, ni me escondo. Esta es
la única vez que espero discutir este asunto con usted, por lo que
necesito saber antes de que desperdiciemos nuestro tiempo, si
usted, o esta empresa, se siente incómodo o es homofóbico. Si la
respuesta es sí, entonces le agradeceré a ambos la oportunidad,
pero volveré a Texas a tiempo para la cena.
Y con eso, el jefe sonrió, se puso de pie y sacudió mi mano,
mientras el hijo miraba como si estuviera viendo una mierda
desde su gran altura. Comencé dos semanas más tarde y
Cameron Fletcher había sido indiferente conmigo desde entonces. 9
No diría hostil. Pero ciertamente no diría agradable, tampoco.
Un agudo golpe en mi puerta me sacó de mis memorias antes
de abrir. Mi suave y distinguido, vestido de Armani, jefe pasó a mi
oficina.
―¿Lucas?
―¿Sí, Sr. Fletcher?
―Mi oficina. En diez. 03/2017
―Por supuesto.― Le sonreí.
Él cerró la puerta, y yo miré a Rachel para algún tipo de
explicación. Ella se encogió de hombros, y ambos nos giramos
hacia la pared de cristal y observamos a Sr. Fletcher llamar a la
puerta de su hijo.
―¿Cameron?
Él pasó dentro y nosotros no pudimos escuchar nada más, pero
observamos la silenciosa conversación entre padre e hijo.
―Él no se ve feliz,― dijo Rachel a mi lado.
―¿Cuál?― pregunté.
Ella soltó una risita.
―Cameron.
―¿Está feliz alguna vez?
Ella me dio un codazo en el hombro y me dio una sonrisa
torcida con una mueca, juguetonamente diciéndome que le dejara
en paz.
Sr. Fletcher salió de la oficina de Cameron, y nosotros vimos
como Cameron se sentaba en su escritorio, corría sus manos por
su pelo veinte veces y giró su silla de modo que ya no podíamos
verlo.
Nosotros vimos a Simona rápidamente ordenar unos
documentos y ofrecérselos a él, entonces Rachel dijo.
―¡Sal disparado, Lucas! Es el momento. ¡Ve! No llegues tarde.―
Ella casi me empujaba fuera de la puerta justo cuando la puerta
de Cameron se abrió directamente enfrente de mí.
Ignorando a Cameron completamente, me quité mi sombrero
imaginario y sonreí a Simona. 10
―Señorita Simona.
Ella sonrió, y Cameron rodó sus ojos y se alejó, pasando por
delante de mí. Pronto me di cuenta, también se dirigía a la oficina
de su padre.
Mierda.
Le seguí, entrando a través de las dobles puertas abiertas al
final del pasillo. La oficina del Sr. Fletcher era enorme; abierta, 03/2017
luminosa y contemporánea a la vez que elegante. Había una gran
flecha embelleciendo la pared detrás de su escritorio. El símbolo
de la flecha del arquero, el ícono de Publicidad Fletcher, estaba en
el blasón de la familia, aparentemente.
La flecha era simple, una firma que estaba en cada jodida cosa;
puertas, ventanas, artículos de papelería, televisión, internet,
revistas, periódicos. Esa misma flecha era sinónimo de publicidad
en todo el país. Representaba la excelencia en esta industria.
Infiernos, estaba incluso al lado de mi nombre en mi tarjeta de
visita.
Ellos no necesitaban una frase pegadiza, o slogans cursis. El
símbolo decía bastante por sí mismo. Cuando veías la flecha,
pensabas en Publicidad Fletcher. Simple y efectivo.
Genial.
―Ah, Lucas,― el Sr. Fletcher, el hombre detrás del genio, dijo.
―Ven, toma asiento.
Cameron estaba allí, aunque no me miraba. Sinceramente,
estaba un poco nervioso en cuanto al significado oculto de esta
reunión, y por qué éramos solamente nosotros tres. Las reuniones
imprevistas y exclusivas con el jefe siempre me ponían tenso, así
que hice la primera cosa que vino naturalmente, me senté en mi
asiento, crucé un tobillo sobre mi rodilla y sonreí como si
fuéramos a discutir sobre el partido del fin de semana.
Engreído, sip. Prepotente, tal vez.
Vendía publicidad, ¡Joder!
Era mi trabajo parecer como si supiera el secreto de su éxito.
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Era una actuación. Sabía eso, pero el cliente, el tipo en la mesa
sujetando el talonario de cheques, no lo sabía.
―Supongo que ambos se estarán preguntando por qué los he
llamado aquí,― el Sr. Fletcher comenzó, aunque él no nos dio
tiempo para hablar. ―Me ha contado un pajarito de que cierta
compañía de productos de estilo de vida necesita nuevas
estrategias de marketing. He hecho algunas llamadas y me he
asegurado un encuentro casual para convencerlos de que nos 03/2017
necesitan.
―Lurex,― Cameron dijo con seguridad. ―He leído un artículo
sobre el nuevo CEO1 en el Business Review USA. Él decía que le
gustaría ampliar horizontes.
El Sr. Fletcher asintió a su hijo, y sonrió con un poco de orgullo.
―Sí, Lurex.
Mierda. La más grande compañía de productos de estilo de vida,
como tan delicadamente lo expuso el Sr. Fletcher, era el mayor
fabricante de condones, lubricantes y accesorios sexuales del
país.
Esa cuenta debería ser…enorme. Con una trayectoria bastante
grande.
Pude sentir mi sonrisa haciéndose más amplia, y el Sr. Fletcher
sonrió cuando me miró. Pero fue Cameron quien habló.
―¿Por qué nos lo estás diciendo a ambos?
1
CEO: Chief Executive Officer Director Ejecutivo.
Ese era un buen punto. Miré a Cameron entonces, aunque él
todavía seguía sin mirarme. Sus ojos estaban clavados en su
padre.
―La reunión es a las 10 AM. El lunes.
Parpadeé. Estoy seguro de que Cameron parpadeó. Luego
parpadeé otra vez.
―¿Como en tres días?― mi boca lo dijo antes de que mi cerebro
pudiera detenerla. Eran las cuatro de la tarde de un viernes por
amor de Dios.
―Sí,― El Sr. Fletcher dijo lentamente, como si yo estuviera
mentalmente disminuido. ―En sesenta y cinco horas quiero que 12
Publicidad Fletcher entre en esa reunión con un nuevo diseño de
producto, nuevos objetivos de mercado y nueva campaña.
Me detuve en seco de preguntarle si se había vuelto
completamente loco y me conformé con moverme en mi asiento en
su lugar.
El Sr. Fletcher me miró, luego a Cameron, y dijo,
―Es un contrato de veinte millones de dólares, y lo quiero. 03/2017
Ambos son excepcionalmente talentosos y, teniendo un plazo
abierto no cabe duda de que uno de vosotros podría asegurarse el
trato.
Oh, mierda... yo estaba bastante seguro de que sabía a donde
quería llegar con esto…
―Pero nosotros no tenemos un plazo abierto,― dijo el Sr.
Fletcher. ―Nosotros tenemos sesenta y cinco horas. Eso es por lo
que ambos trabajarán juntos durante el fin de semana para
asegurarse de que entramos en esa reunión y los dejamos
boquiabiertos.
Trabajar juntos. Trabajar todo el fin de semana.
Sip. Eso era lo que pensaba.
Joder.
Cameron trató de objetar, pero su padre se puso de pie. Esta
reunión, al parecer, estaba acabada. El Sr. Fletcher caminó hacia
las puertas dobles que conducían a la sala de conferencias y miré
hacia Cameron. Él estaba mirando a la ahora vacía silla de su
padre, y me imaginé que la mirada en mi cara no era mucho
mejor.
―¡Chicos!― El Sr. Fletcher llamó.
Fui rápido en seguirle, y Cameron no estaba lejos detrás de mí.
Había dos bolsas de papel marrón en la mesa de conferencias, a
las que el Sr. Fletcher señaló.
―Conozcan su producto tal y como es ahora, lo que le falta.
Conviértanlo en algo que alguien no pueda vivir sin él. Estaré en
contacto.
Y entonces fuimos solo Cameron y yo. Y dos bolsas de papel 13
marrón.
Suspirando, volqué una de las bolsas, y el contenido se
desparramó sobre la mesa. Condones. Cajas de ellos. Estriados,
decorados, delgados, largos, para darle placer a ella, para dárselo
a él, lo que sea, estaba allí. Lubricantes de todos los sabores, con
brillantina, destellantes, efecto calor, efecto hormigueo…
Sonreí cuando se me vino a la cabeza que había probado la 03/2017
mayoría de ellos.
Eché una ojeada en la otra bolsa y, por el rabillo del ojo, pude
ver que Cameron se movió. Me encogí de hombros.
―No estoy feliz con esto tampoco,― le dije, dándole lo que fuera
que estaba en mis manos, para poder vaciar la segunda bolsa.
Cuando miró lo que le di, yo lo miré también, dándome cuenta
de que solo le había dado una caja de lubricante sabor
frambuesa. Él miró la caja, luego a mí y exhaló a través de sus
mejillas hinchadas. Comencé a sacar cajas de la segunda bolsa
cuando me di cuenta de que estaba reembolsando la primera
bolsa.
―¿Qué estás haciendo?― pregunté.
―No voy a hacer esto aquí,― dijo, una simple cuestión de hecho.
―¿Qué?― Dije demasiado alto. ―Ya has oído lo que-
Él me cortó.
―He dicho que no voy a hacer esto aquí,― repitió, claramente
agitado. Sacó una tarjeta de negocios y su bolígrafo de su maletín,
luego escribió algo antes de dármela. ―Es la dirección de mi
casa,― explicó antes de que pudiera preguntar. ―Si voy a estar
atascado trabajando todo el fin de semana, entonces al menos lo
haré en un sitio cómodo. Haré que Simona deje todo lo que
necesitamos.
Miró su reloj.
―Estaré en casa en una hora.
Y simplemente así, yo estaba siendo secuestrado por las
siguientes sesenta y cinco horas con un hombre que no podía 14
soportar verme.

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CAPITULO 2― Yo soy…anti-fan de los relojes con cuenta
regresiva.

15
Después de explicarle a Rachel cuáles eran mis planes de fin de
semana y dejarla como un borrón organizando a hipervelocidad,
me dirigí a casa para cambiarme. Empaqué una bolsa de ropa
para la noche, y exactamente una hora después de que Cameron
me entregara la dirección, yo estaba subiendo los escalones de su
casa.
Era bonita. Maldita-jodidamente bonita.
Una casa de piedra rojiza recién renovada, un pequeño porche 03/2017
en el frente, había incluso un jodido árbol, pequeño, pero seguía
siendo un árbol. No mucha gente viviendo a diez minutos del
centro de Chicago tenía árboles en sus patios delanteros.
No mucha gente tenía incluso patios delanteros.
Excepto Cameron Fletcher.
Me imaginé.
Hice una pausa antes de presionar el timbre. Infiernos. Eran las
cinco y diez de la tarde de un viernes, y mi fin de semana estaba
acabado antes de que empezara. Había trabajado muchísimos
fines de semana. Y noches. Pero no con alguien que me odiara.
Suspiré, farfullando,
―Ah, ¡Joder!― y apreté el maldito botón.
Él abrió la puerta casi inmediatamente, como si hubiera estado
en el otro lado oyéndome vacilar. Todavía estaba vestido con la
ropa del trabajo, sin la chaqueta. Su corbata desecha, el botón
superior desabrochado.
Joder. No se podía negar. Era atractivo. Hermoso, realmente. No
es una palabra que use de verdad para describir a un hombre.
Pero él era hermoso; tan alto como yo, magro, ojos color avellana,
piel de alabastro, una mata de pelo color café artísticamente
despeinada y los más besables labios rosas…
Sip. Hermoso.
Me miró de arriba a abajo, sus ojos clavándose en mis pies, y
tosió un poco antes de echarse a un lado para dejarme pasar.
Miré mi ropa; vaqueros, camiseta, chaqueta y botas. Fondo de
armario típico Lucas Hensley.
Si no fuese hetero, pensaría que me estaba chequeando. No es 16
como si yo no le hubiera revisado antes, muchas veces. Quiero
decir, él es un hombre, un hombre hermoso, y yo soy un gay de
sangre caliente. Voy a mirar. Está demostrado.
Se quedó allí, sin saber qué decir. Así que hablé en su lugar.
―Entonces, ¿dónde vamos a hacer esto?
―Oh,― dijo, ―Por aquí.― y me condujo a través de la primera
puerta del pasillo. Era una sala de estar. Decorada con muy buen 03/2017
gusto, contemporánea pero habitable.
―Bonito lugar,― ofrecí.
―Sí, gracias,― dijo en voz baja. ―Me encanta estar aquí.
Agitó la mano hacia la gran mesa de comedor donde había
papeles y archivos dispuestos junto a un ordenador portátil.
―He empezado a instalarlo aquí,― explicó. ―Pero necesito
cambiarme… la cocina está a través de esa puerta.― Señaló a otra
puerta. ―Sírvete lo que quieras; agua, cerveza, soda. Estaré
subiendo las escaleras.
Se dio la vuelta y salió por la puerta que habíamos entrado, y le
llamé,
―¿Tú quieres una bebida?
Estuvo callado por un segundo, pero luego gritó,
―Solo agua para mí.― Luego añadió, ―Eh, gracias.
Así que agarré una botella de agua para nosotros y me senté a
la mesa de comedor de Cameron. Traté de no cotillear su sala.
Podía ver fotos pero no me enfoqué en las personas en ellas. No
quería ser maleducado.
Incluso yo podía respetar los límites.
Así que empecé a ojear los archivos en su lugar. Llevaba leído la
mitad del resumen de cliente de Lurex cuando Cameron bajó.
Esta vez le revisé yo.
Solo llevaba unos vaqueros, una camisa y unos mocasines
italianos que probablemente costaran más que mi primer coche,
pero se veía… diferente.
Diferente, como no traje, no chaqueta, no corbata. Cameron
17
Fletcher en un traje de diseñador era agradable de ver, pero verle
en ropa casual…bueno, llevaba el término agradable a la vista a
un nivel completamente nuevo.
Aclaró su garganta, y me di cuenta de que había sido pillado
dándole un repaso. Le di un encogimiento de hombros ocasional,
reconociendo mi ojo travieso, pero ciertamente no me disculpé por
ello.
Avergonzado e ignorándome completamente, se sentó enfrente 03/2017
de su ordenador y comenzó a golpear el teclado.
―Simona estará aquí pronto,― dijo, mirando fijamente la
pantalla enfrente de él.
―Y Rachel,― le informé. ―ellas estaban organizándolo todo
cuando me fui.
Él asintió y abrió la boca, pero luego la cerró otra vez,
claramente decidiendo no decir lo que sea que fuera a decir.
Luego me miró, y lo dijo de todos modos.
―¿Has tenido que cancelar algún plan para este fin de semana?
Esa fue la primera cosa conversacional que me había dicho en
todo el tiempo. Sonreí y sacudí mi cabeza.
―Nah. Solo llevo aquí seis meses. No es realmente tiempo
suficiente para conocer a alguien fuera del trabajo. ¿Y tú?
Frunció el ceño y negó con la cabeza. Otra vez, abrió la boca
para hablar, pero esta vez fuimos salvados por la campana. El
timbre de la puerta.
Se levantó, y diez segundos más tarde, una pizarra blanca con
dos piernas entró a la habitación. Rachel. Me levanté de un salto
y cogí la pizarra. Era más alta y más ancha que ella con los
brazos extendidos, lo cual no era difícil, y tenía dos carteras sobre
los hombros.
―Por Dios, Rach, te vas a provocar una lesión,― me quejé.
―Hay más.― Ella apuntó con su cabeza a la puerta de entrada.
―Ve a hacer algo útil.
Sonreí y salí, pasando a Simona y Cameron, quien tenía sus
manos llenas, en mi camino.
―Eso debería ser lo último,― Simona gritó sobre su hombro. 18
Rachel y yo recogimos las últimas cajas de archivos restantes
del maletero, lo cerramos y volvimos al interior. Simona y
Cameron estaban teniendo una especie de conversación
silenciosa, ella lo miraba con ojos suplicantes, y él sacudió su
cabeza y miró un plano no a sus ojos.
Y me pregunté si había más allí que el cruce de miradas.
Obviamente tenían una historia. Me preguntaba si alguna vez 03/2017
había sido algo más que profesional. Pero su conversación
silenciosa se detuvo, bastante deliberadamente, cuando entré.
Cameron rápidamente se entretuvo poniendo la pizarra de pie, y
yo eché un vistazo al montón de cosas que las chicas trajeron con
ellas.
―¿Habéis dejado algo en la oficina, o está todo aquí?
Rachel sonrió y luego explicó lo que eran los dos maletines.
―Ordenador portátil, e historia en marketing y cuentas del
cliente.
―No sé qué haría sin ti,― dije, dándole un golpecito con el codo.
―Habrías tenido que traer toda esta mierda por tu cuenta, eso
es lo que harías sin mí,― me dijo bromeando, luego golpeó su
cadera en la mía. ―Pero gracias por decirlo.
Miré las dos bolsas de regalitos Lurex y me di cuenta de que no
había mirado en la segunda bolsa. Así que la volqué, justo en el
sofá de Cameron.
Y allí estaba el premio gordo.
Consoladores, anillos de pene, sondas de próstata, más
condones y aceites de masaje. Había tres pares de ojos en mí y les
sonreí a todos ellos, sujetando un consolador negro y una varilla
de próstata.
―¡Me lo pido primero!
Rachel y Simona rieron, pero Cameron me ignoró
completamente. Rodé mis ojos hacia él, incluso aunque él no me
estaba mirando y volví a meter los regalitos en la bolsa. La puse a
un lado, fuera del camino, con la esperanza de llegar a probar los
productos más tarde…en un nivel más personal. 19
Así que en su lugar, empecé a revolver entre las cajas, sacando
archivos cuando me di cuenta de que Cameron preparó lo que
parecía un reloj digital. Lo enchufó y miró su reloj de pulsera,
luego fijó el tiempo.
Solo que él no mostraba la hora. Eso era más que obvio.
Contaba hacia atrás.
Había números, grandes, rojos y parpadeantes. 63:47. 03/2017
Joder. 63 horas y 47 minutos hasta la reunión con Lurex.
―Oh, infiernos, no,― dije. ―No puedo trabajar con esa cosa
marcando la cuenta atrás.― Cameron me miró, luego me descartó
como si nunca hubiera hablado. Así que repetí, ―He dicho que no
puedo trabajar con esa-
―He oído lo que has dicho,― me interrumpió, como pensando
que le estaba aburriendo. ―Cuando tengo un tiempo límite me
gusta saber cómo lo estoy llevando. El reloj se queda.
Le eché una mirada asesina, engreído hijo de puta, pero él ni
siquiera me miró. Miré a Simona y Rachel, que no sabían dónde
mirar, y yo refunfuñé en derrota.
Mordiendo mi lengua, agarré el rotulador de pizarra y comencé
mi habitual grafico de lluvia de ideas, cuando Cameron finalmente
me miró y habló.
―Así no es como hago eso,― dijo.
Miré a su cronometro. 63:45.
―Bien, vas a estar extremadamente decepcionado por las
siguientes sesenta y tres horas y cuarenta y cinco minutos.
Entonces él me miró furioso.
Yo sonreí
Las dos chicas interrumpieron. Rachel primero.
―De acuerdo. Cameron tú siéntate allí,― señaló mi asiento,
―Así Lucas estará de espaldas al reloj. Tú puedes verlo, pero él
no.
Simona añadió,
―Lucas, añade el tiempo debajo de tu gráfico para que Cameron
pueda controlar su horario. 20
Él me miró, yo le miré. Ninguno de nosotros se movió.
Rachel frunció el ceño.
―Cristo, sois como niños. Se le llama compromiso, y si queréis
ganar el contrato con Lurex sin mataros al mismo tiempo,
entonces, maldita sea, lidiad con ello.
Cameron me miró furioso. Pensé que iba a gruñir, pero él agarró
sus papeles y se movió de su asiento para cambiarlo con el mío. 03/2017
Rodé mis ojos, pero añadí su preciado incremento de tiempo a
mi gráfico, marcando el tiempo asignado para cada tarea.
Las dos chicas sonrieron en victoria, y por las siguientes dos
horas y media, los cuatro trabajamos en silencio.
Sorprendentemente, no fue tenso, fue productivo.
Ordenamos comida tailandesa, y cuando llegó, con la mesa
cubierta de papeleo, optamos por sentarnos en el suelo de la sala.
El animó fue diferente allí. Simona preguntó sobre mi familia, mi
trabajo en Dallas, y cómo acabé encontrando Chicago, Rachel
escuchaba y contribuía ocasionalmente, e incluso Cameron
parecía interesado.
Se sentó con las piernas extendidas, cruzadas en los tobillos, y
la diferencia entre el hombre frente a mí y con el que yo trabajaba
era como la noche y el día. Se rió mientras hablábamos, picoteaba
la comida de los demás con sus palillos, saboreaba un poco de
todo y sus ojos brillaban cuando sonreía.
Por un momento, pensé que incluso podría gustarme este tipo.
Sonriendo, Rachel dijo,
―¿Te importa explicar la cosa del golpecito en el sombreo, Sr.
Hensley?
Yo reí.
―Ah, el patentado ‘me quito el sombrero’,― dije, dándole una
exagerado saludo con el sombrero imaginario. Ella y Simona
rieron. ―Lo hago desde que era un niño,― les dije. ―Cuando era
pequeño, solía haber un hombre mayor que se sentaba fuera de la
tienda de ultramarinos, y cada vez que iba allí con mi mamá, él
saludaba con un sombrero imaginario. Él no decía ni una 21
palabra, solo hacía la cosa del sombrero. Mi mamá sonreía por
cinco minutos. Eso hacía a todas las señoras sonreír.― Me sonreí
a mí mismo mientras lo recordaba. ―Cuando tenía alrededor de
seis años, se lo hice a la Sra. Barnett, de la tienda de comestibles,
y ella me dio una piruleta por ser un caballero.
Rachel y Simona rieron, y Cameron rodó los ojos. Sonreí y les
dije seriamente, 03/2017
―Me ha estado consiguiendo lo que quiero desde entonces.
Simona todavía soltaba risitas, pero preguntó,
―¿Lo haces para conseguir que las mujeres sonrían? ¿No es un
poco innecesario? ¿No es a los hombres a los que quieres
encandilar?
Me di cuenta de que los ojos de Simona se clavaron en
Cameron, cuyos ojos se ampliaron con las palabras de Simona,
pero yo la sonreí.
―No es la inclinación de mi sombrero lo que los hombres
quieren. Tengo otras maneras de encandilarlos,― dije
sugestivamente. ―Pero pienso que hablo por todos los hombres,
gays o heteros, cuando digo que nunca es innecesario ver a una
mujer sonreír. ¿No es verdad, Cameron?
Él obvió mis palabras en un primer momento y luego declaró,
―Um… tenemos un plazo que cumplir.
El buen humor y la conversación ligera murieron justo allí.
Mister todo-trabajo-y-nada-de-juegos se estaba convirtiendo en
un chico muy aburrido, de hecho.
Empezamos a recoger los envases vacíos, y Simona dijo,
―Bueno, ahora es cuando vosotros hacéis vuestras cosas.―
Luego señaló a Rachel y a ella y dijo, ―Nosotras hemos cubierto
todas las bases, hecho toda la tarea, y por eso les dejaremos a
vosotros dos.
Rachel parecía un poco sorprendida por esto, pero una rápida
mirada de Simona la hizo estar de acuerdo. Ella sonrió y dijo:
―Pongan esas dos hermosas cabezas juntas y salgan con una 22
campaña publicitaria que deje pasmados a Lurex.
Simona nos dijo que mañana llamarían para ver si
necesitábamos algo y así, sacó a Rachel por la puerta con ella,
llamé y las detuve.
―Aquí, muchachas, elección de la suerte ―dije, sosteniendo la
primera bolsa de papel marrón llena de regalitos Lurex. Por
supuesto, ellas pensaron que estaba bromeando, así que le di una 03/2017
sacudida a la bolsa. ―Hagan su elección. Tenemos condones;
fluorescentes, brillantes en la oscuridad y si tienen suerte, extra
grande ―, les di un meneo de cejas. ―¿Lubricante de sabores?
Ninguna de ellas se movió.
―Oh, vamos,― gimoteé. ―No me hagan decirle al jefe de Lurex
que ni siquiera he podido regalar sus productos.
Con un colectivo rodado de ojos y descaradas sonrisas, ambas
agarraron un puñado cada una, sin siquiera mirar lo que estaban
cogiendo. Les dije,
―Tomen dos a la hora de irse a dormir y dos antes del
desayuno. ― Las acompañé a la puerta y las vi reírse todo el
camino hacia el coche.
Y entonces éramos solo Cameron y yo.
―¿Eres siempre tan directo?― Cameron preguntó,
aparentemente sin diversión.
―Sí. ¿Eres siempre tan… reservado?
Cameron se quedó callado por un largo momento, y yo estaba
empezando a lamentar la pregunta. Entonces él respondió.
―Sí.

23

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CAPÍTULO 3 ―Estoy…sin habla.

61:03
Cameron comenzó a catalogar productos y mercados de destino
de campañas existentes contra los informes financieros de Lurex, 24
mientras yo comencé una investigación a fondo sobre Lurex y
sobre nuestra competencia. Y, lo que es más importante,
investigación a fondo sobre aquellos con los que nos reuniríamos
el lunes por la mañana.
59:28
El jefe de marketing de Lurex era un tipo llamado Charles
Makenna. Lo investigué; donde había estado y lo que había hecho 03/2017
durante los últimos años. Si él era el tipo que nos contrataba,
necesitaba saber todo lo que podía acerca de él; qué vestía, qué
coche conducía, qué comía para desayunar.
Cameron investigó esquemas de color para el diseño de
productos, teniendo en cuenta la investigación de mercado de la
división de arte de Fletcher Publicidad, exposiciones de arte e
incluso pasarelas de moda. Si había una tendencia de color hacia
la cual los compradores se inclinaban, la encontraría.
Y estábamos haciendo un buen tiempo.
58:47
Cogí dos cervezas, le entregué una a Cameron, me saqué las
botas y tomé mi portátil para sentarme en el suelo apoyado en el
sofá. Después de unos minutos más de explorar páginas web,
encontré un patrón muy interesante justo cuando Cameron se
quejaba de que yo estuviera navegando por la red y no hiciera una
maldita cosa constructiva.
―¡Bingo!― grité.
―¿Qué?
―Acabo de encontrar nuestro objetivo.
―¿Y?
―El Sr. Charles Makenna, el jefe de marketing de Lurex, el tipo
con el que nos vamos a reunir el lunes, ha estado acumulando
puntos de viajero frecuente. Cada año, por los pasados cuatro
años, ha estado en Sidney, Australia, en febrero, Chicago y
Londres, en junio, y Montreal, Canadá, en agosto.
―¿Y?
―¿Es una casualidad que coja permisos anuales y vacaciones 25
internacionales que coinciden con el Mardi Gras y el Orgullo
Nacional?― Sonreí victoriosamente. ―Creo que no, y mira estas
fotos ―le señalé a cada una―, un anillo de oro en su dedo anular,
pero la mujer recurrente no lo lleva. Apuesto lo que quieras, ella
es su asistente personal, o su tapadera si lo prefieres. Porque el
señor Makenna es gay.― Cameron parpadeó. Tres veces.
Luego me miró. Su frío, estoico rostro no dijo nada. Era su cara 03/2017
de póker.
―¿Y piensas que deberíamos hacer hincapié en el mercado gay?
―Absolutamente.
Cameron tragó saliva y se sentó en el suelo frente a mí, sus pies
en mi muslo... sus largos, largos, pies... sacudí la cabeza y forcé
mis ojos de sus pies a su cara. Casi podía oír los engranajes
girando en su cabeza. No parecía nada convencido.
Insistí con la idea.
―Una campaña gemela, manteniendo la línea hetero, pero
añadiendo una línea homosexual con los conceptos coincidentes.
Cualquier cosa que tengamos haciendo a una pareja hetero,
tendremos una pareja gay haciendo exactamente lo mismo. Si le
podemos mostrar a Makenna que no creemos que haya diferencia
entre las dos parejas, hemos ganado su respeto antes incluso de
abrir nuestras bocas.
Cameron inclinó su cabeza y luego hizo algo extraño. Sonrió.
―No está mal.
―Es brillante, y lo sabes.
Rodó sus ojos.
―No eres seguro de ti mismo, ¿verdad?
―¿Qué es estar inseguro?― pregunté sarcásticamente, rodando
mis ojos de vuelta a él. ―Quiero decir, cuando comencé por
primera vez en publicidad Fletcher, fue una sorpresa para mí no
ser el mejor, o el más seguro, el hombre más engreído allí.― Le
miré mordazmente.
Sus ojos se ampliaron.
―¿Yo? 26
Asentí. Entonces dijo,
―El mejor, más seguro y engreído. Caramba, ¿es un cumplido o
un insulto?
―Ambos,― dije, y le di una sonrisa maligna. ―No es difícil estar
celoso de Cameron Fletcher.
―¿Celoso?― sus ojos saltaron, y parecía genuinamente
sorprendido. Lo que era raro, porque en el trabajo él era el Rey 03/2017
Interesante, calmado y sereno. Pero fuera del trabajo, por lo que
estaba viendo, era el polo opuesto.
―En caso de que no te hayas dado cuenta, lo que sospecho que
has hecho, los hombres que te conocen quieren ser tú, y las
mujeres que te conocen quieren estar contigo.
Cameron sacudió su cabeza, rechazándome. Él se burló,
―¿Y tú no te lo montas bien?
Ahora fueron mis ojos los que se abrieron como platos.
―¿Yo?
Él resopló.
―Tú eres como eres. Sin disculpas. Para lo que hay que tener
cojones. Y mi padre parece pensar que tú eres algo especial.
Ah, y ahora la verdad.
―¿Es por eso que no te gusto?
Sus ojos saltaron.
―¿Qué?
―Cuando nos vimos la primera vez,― le dije, tratando de actuar
casual, tomando un trago de mi cerveza. ―Después de que me
reuniera contigo y con tu padre, tú me miraste como si te hubiera
ofendido personalmente.
Su cara se retorció.
―Yo no te odié,― dijo silenciosamente. Aclaró su garganta. ―Yo
estaba… celoso.
¿Celoso?
―¿Eh?
Él sonrió con una sonrisa triste.
―Tú entraste en esa reunión, mirando a mi padre directo a los 27
ojos y diciendo, ‘Soy gay, lo tomas o lo dejas’ como si fuera la cosa
más fácil del mundo.
―¿Y?
Se quedó callado por un momento, luego se encogió de
hombros.
―No importa.
―Simplemente dilo, maldita sea, Cameron. 03/2017
Tragó saliva, y por un segundo pensé que no iba a hacerlo. Pero
lo hizo.
―He querido decirle esas mismas palabras por años. ― Soy gay,
lo tomas o lo dejas.
Soy gay… lo tomas…o lo dejas…
Hostia.
Puta.
―¿Eres...?
Sus ojos estaban pegados a sus inquietas manos, pero asintió.
Hostia. Puta.
Y todo se volvió jodidamente claro como el cristal, por qué no le
gustaba. Espera, borra eso. No es que no le gustara. Él estaba
Celoso. De. Mí. Hostia puta. ¿Las miradas entre él y Simona? No
había una historia entre ellos. Ella lo sabía.
―Simona lo sabe,― dije en voz baja.
Él asintió.
―Nadie más.
―¿Tus padres? ¿Tu papá?
Él dio una firme sacudida con la cabeza, la miseria claramente
en su rostro.
―No.
―Hostia puta,― fue todo lo que pude decir.
―Y ahora tú lo sabes,― él susurró. ―Apreciaría si tú-
―No se lo voy a decir a nadie,― le prometí. ―Palabra de boy-
scout,― declaré, sosteniendo dos dedos en la frente.
―Son tres dedos,― él murmuró.
Me encogí de hombros, y él sonrió. No estaba seguro de qué 28
decir…
―Así que,― dejé caer, ―¿Viendo a alguien?
Él resopló.
―No. No últimamente. Nadie serio de todos modos. Hubo un
chico por un tiempo... sobre un año en realidad,― dijo en voz baja.
―Su nombre era Liam. Pero él quería que saliera y estaba harto de
ocultarse. No puedo decir que le culpe. Pero yo…solo no podía.― 03/2017
Nos sentamos en silencio por un momento, mientras su admisión
se metía en mi cerebro.
Joder.
―¿Por qué yo? ¿Por qué me lo dices?― pregunté. ―No es como si
fuéramos…― traté de pensar la palabra correcta. ―No es como si
fuéramos cercanos o algo.
Todavía miraba sus manos, pero pude ver sus cejas encontrarse
cuando frunció el ceño. Su voz era suave, y casi no lo escuché.
―Pensé que lo entenderías.
Sus palabras me dejaron de piedra. No podía pensar ni una
jodida cosa que decir. Bueno, nada inteligente o profundo de
todos modos.
―¿Gay?
Sonrió, vulnerable, y encogió un hombro.
―Sip.
―Yo te había etiquetado como hetero.
―Soy bastante bueno en guardar las apariencias,― admitió en
voz baja. ―Ese soy yo, vendiendo lo invendible.
¿Invendible?
Tomó una profunda respiración y dijo,
―Simona ha estado encima de mí por meses…para que hablara
contigo. Pero no tenía una pista de qué decir, como sacar a
colación el tema, o cómo reaccionarías. Por lo que sé, podías
haberte reído de mí. Lo que afortunadamente no has hecho,
todavía.
Estaba, por primera vez en mi vida, sin habla. Este jodido Dios
hecho carne estaba sentado enfrente de mí, desnudando su alma, 29
y yo estaba sin palabras.
Así que, inseguro de qué otra cosa hacer, cogí su pie y lo subí a
mi regazo. Él estaba sobresaltado por mis acciones, pero lo miré
por el rabillo del ojo mientras le sacaba el zapato y empezaba a
masajear su pie con calcetines. Me miró, algo desconcertado, pero
mientras clavaba los pulgares en la planta de su pie, frotando
círculos en sus perfectos arcos, sus ojos pronto se cerraron y 03/2017
tarareó.
―Cameron, nunca me reiría de ti. Nunca,― le dije seriamente.
―No sobre algo como eso.
Pero entonces miré su pie.
Y me reí.
Los ojos de Cameron se abrieron, y me miró, ofendido, creo.
Pero yo estaba mirando a su pie, bueno, a su calcetín.
―¿Que mierda está en tu calcetín?
―Oh,― él suspiró con una risita de alivio. ―Eh, es Charlie
Brown.
¿Charlie Brown? ¿Llevaba un traje de dos mil dólares y
calcetines de dibujitos?
―¿Quiero saber incluso quién está en el otro pie?
Sonrió y levantó su otro pie, ofreciéndomelo.
Saqué su zapato.
―¿Linus?
Sonrió y dijo,
―Tuve que comprar dos pares diferentes así que hice un
conjunto con Charlie y Linus.
Sacudí mi cabeza, pero comencé a masajear ese pie también.
Sonrió y cerró sus ojos mientras presionaba mi pulgar en el
tobillo.
―Tienes pulgares talentosos,― dijo con un silencioso gemido.
―No eres el primero que me dice eso,― le dije, y su ceja se elevó,
aunque sus ojos no se abrieron.
Lo observé mientras él simplemente se permitía sentir, con sus
ojos cerrados, la cabeza inclinada hacia atrás y una ligera curva 30
en los labios, él era seguro algo para admirar. Si alguien me
hubiera dicho esa mañana que estaría sentado en el suelo de la
casa de Cameron Fletcher, masajeando sus pies, habría pensado
que había perdido su maldita mente.
Abrió sus ojos y me miró.
―Así que,― dijo casualmente. ―Tú sabes mi secreto. Dime algo
sobre Lucas Hensley que nadie sepa.― Oh, oh. 03/2017
Bueno, mierda.
Un trato es un trato, supuse. Tomé una profunda respiración.
―¿Yo, eh…tengo…una cosa por los pies?― mi incertidumbre lo
hizo sonar como una pregunta. Sus ojos se abrieron de repente,
disparándose de mi cara a sus pies; uno en mis manos, el otro
descansando en mi regazo.
―¿Pies? ¿En serio?― dijo con una sonrisa. Le miré de mala
manera. Él sonrió, pero sus ojos eran cálidos, amables.
―Puedo parar el masaje si eso es un problema…
Me detuve, burlándome.
Él meneó sus dedos y rió.
―Ningún problema. Ninguno en absoluto.
Estiró el pie en mi mano, flexionándolo y moviendo los dedos de
los pies. Luego hizo lo mismo con el pie en mi muslo. No podía
estar totalmente seguro, pero creo que estaba jugando.
Así que sostuve su pie con ambas manos y empecé a frotar en
un movimiento de bombeo. Le tomó un momento darse cuenta,
pero pude verlo en sus ojos cuando lo hizo. Se ensancharon, luego
se oscurecieron, y que me jodan, creo que tuvimos un momento.
Todo demasiado rápido, él retiró ambos pies y aclaró su
garganta.
―Uh, es tarde,― dijo rápidamente, mirando al reloj.
Comprobé mi reloj. Eran casi las dos de la mañana. No estaba
seguro si estar secuestrado con él incluía quedarme toda la
noche. Bostecé y pregunté,
―¿A qué hora quieres que vuelva por la mañana? 31
Parpadeó, se puso de pie y caminó rápidamente hacia la mesa.
―Eh, eres bienvenido a quedarte aquí. Tiene más sentido.―
Ordenó una pila de papeles, y volvió a ser el señor todo negocios.
―Necesitamos comenzar temprano. Pondré mi alarma a las seis―
no dijo nada más, pero supuse que tenía que hacer lo mismo.
―Puedes quedarte en la habitación de invitados,― dijo, caminando
hacia la puerta cerca de las escaleras. 03/2017
No estaba muy seguro de si debía quedarme o irme, pero las
próximas cincuenta y siete horas y veintiséis minutos ya serían lo
suficientemente intensas sin agregar malos modales a la mezcla.
―Si estás seguro,― dije con una sonrisa. ―Eso sería genial, yo
preparé una muda para la noche, está en mi coche.
Corrí a mi coche para cogerla, y él me esperó en la puerta.
Mientras entraba, apagó el interruptor dejando el piso de abajo en
la oscuridad, así que no podía estar seguro, pero creo que sonrió
antes de entrar en el vestíbulo. Arriba, me enseñó el cuarto de
baño, y luego la habitación de invitados, y estaba actuando un
poco extraño. Yo era adepto a la lectura de la gente, y estaba
actuando algo extraño. Yo era un experto en leer a las personas, y
creo que estaba siendo testigo de algo raramente presenciable...
Cameron Fletcher, nervioso.
Él caminó hacia lo que supuse que sería la puerta de su
dormitorio, y le llamé,
―¿Cameron?― se giró, y le dije, ―Solo quería darte las gracias.―
Sin una palabra, elevó una ceja en interrogación.
Le dije sinceramente,
―Por ser honesto conmigo, por decirme que eres gay. Eso
requiere agallas.― Luego le pregunté, ―¿Debes sentirte aliviado de
que alguien más lo sepa?
Me miró, honesto y vulnerable, pero sonrió y asintió. Sin otra
palabra, desapareció dentro de la habitación.
Me quité la ropa interior y me metí en la cama. Me quedé allí,
pensando en lo extraño que era Cameron Fletcher. ¡Él era
jodidamente gay! ¿Cómo no me di cuenta de eso? Pensé por un 32
momento que mi gay-dar podría estar roto, había pasado mucho
tiempo, dame una jodida señal. Pero pronto me di cuenta, nunca
se lo noté en absoluto. Realmente no. Todo lo que vi era el hombre
que él quería que la gente viera; el traje, las mujeres que lo
rodeaban, las mujeres que tropezaban sobre sí para estar cerca de
él, las cuentas que obtuvo, los tratos que hizo.
Me pregunté inútilmente si la competitividad entre nosotros 03/2017
disminuiría algo, ahora que nos habíamos unido un poco. Tal vez
ahora me viera más como un aliado, en lugar de alguien con el
que intentar competir.
Pero puse mi alarma para levantarme diez minutos antes que él,
solo por si acaso.
CAPÍTULO 4 ―Estoy…simplemente empezando.

52:00
Eran apenas las seis de la mañana cuando me desperté con la 33
seguridad de que no estaba en mi cama. Luego
recordé…Cameron. Podía oír la ducha, así que él también puso su
alarma para despertarse antes que yo, o él no duerme demasiado.
Nunca me despierto de un humor especialmente bueno. Pero
pensando que yo también podía empezar, me dirigí a la planta
baja en busca de cafeína y comencé a rebuscar en los armarios de
la cocina para ver si podía encontrar café. Detecté los granos, las 03/2017
tazas y la máquina, y la encendí.
Si fue la curiosidad, o una necesidad de saber más sobre el
hombre, a pesar de que dije que no iba a mirar las fotos en la sala
de Cameron, cotilleé las fotos en los marcos de la sala de estar.
Supuse que eran en su mayoría fotos de familia, algunos amigos
tal vez, pero sin duda no eran de Cameron-como-una-pareja-
acoplada.
Él era gay. Jesús. De todas las cosas que esperaba que salieran
de su boca, esa no era una de ellas.
No tenía ni idea. Literalmente, ninguna.
Incluso a la luz del día, o después de unas cuatro horas de
sueño, todavía no me entraba en la cabeza. Había visto a este tío
cada día en el trabajo, y ni una vez sospeché que fuera otra cosa
más que hetero. La manera que reía y sonreía con las mujeres,
como ellas flirteaban con él. Y todo este tiempo, él había estado
viviendo una mentira.
Sin duda no le envidiaba eso.
Había estado haciendo lo que mejor sabía hacer. Vender una
imagen.
Sentí algo diferente hacia él ahora. Algo que no había sentido
ayer cuando fui a trabajar. Y que me jodan…pienso que podría ser
respeto.
En el momento que Cameron bajó las escaleras, le ofrecí una
taza de café caliente. Él estaba recién duchado, oliendo y viéndose
delicioso, su pelo era el desastre artístico patentado por él. Me
miró, sorprendido por el detalle del café.
―Gracias,― dijo en voz baja, inclinándose contra la mesa de 34
comedor, cerca de mí.
Le di una sonrisa, y luego espié sus pies. Oh, joder. Miré de sus
pies con calcetines a su cara.
―¿En serio? ¿Batman y Robin? ¿En serio, Cameron?
Él se rió.
―En serio.
Bendito fetiche-calcetín. Me reí entre dientes por mi divertido 03/2017
pensamiento.
―¿Quiero incluso saber qué otros pares tienes?― pregunté.
Soltó una risita silenciosa, y levanté mi mano. ―No, espera.
Pienso que debería preguntar por qué antes de qué,― dije,
mirándole expectante.
―Bueno,― dijo, sorbiendo su café pensativamente. ―Es la única
cosa que es auténticamente yo debajo de los trajes caros y la
fachada hetero.
―¿Calcetines gays?
Él rió.
―Los calcetines no son gays.
Pedía a gritos que discutiera.
―Bueno, no son jodidamente heteros.
―Pensarás que estoy loco,― dijo, mientras sacudía su cabeza,
sonriendo. ―Pero todo el mundo en el trabajo ve al Cameron
Fletcher hetero,― dijo. ―Pero debajo de lo que ven, debajo de los
trajes y los serios negocios, sé que los estoy llevando…no puedo
explicar esto muy bien,― rió entre dientes. Luego suspiró y
empezó otra vez, ―Los llevo todos los días para permanecer fiel a
mí mismo.
Esto me sorprendió. No esperaba que hubiera una razón tan
significativa detrás de sus estúpidos calcetines. Asentí y le sonreí.
―Una razón lo suficiente buena.― Él se encogió de hombros y
sorbió su café.
Con mi taza en la mano, caminé hacia la repisa con las fotos.
―¿Quién es la pareja?
―Mi hermano y su mujer. 35
―¿Cómo de antigua es la foto?
―Unos seis meses,― él preguntó. ―¿Por qué?
―¿Harían una sesión de fotos?
―¿Para?
―Condones.
Cameron se atragantó con su café.
Deduje que eso era un no. 03/2017
Traté de nuevo, de todos modos,
―Necesitamos una pareja hetero de prueba. Hoy, Cameron.
Me miró, luego a la foto y de vuelta a mí. Su boca se abrió y se
cerró, dos veces.
Sonreí.
―Fotografías de torso solamente, sin cara. Ellos serán
irreconocibles.
Sus hombros se desplomaron.
―¿Tienes idea de lo difícil que él hará mi vida por los próximos
once meses?
Bajé mi café.
―¿Mas difícil que tu padre si no nos anotamos esta cuenta?
Fue un golpe bajo, y ambos lo sabíamos. Me frunció el ceño,
pero yo había Ganado. Él lo supo, porque suspiró en derrota.
―Si ellos son la pareja hetero, ¿a quién usaremos como pareja
gay?― preguntó firmemente.
Le di una sonrisa enorme y moví mis cejas sugestivamente.
Ahora, él era un hombre inteligente, no le tomó mucho tiempo
darse cuenta. La taza de café se detuvo a medio camino de su
boca abierta, y él me miró, sin parpadear, sin moverse, excepto
por el tic en el rabillo de su ojo.
Tratando de no reír, dije,
―Tomaré una ducha rápida mientras llamas a tu hermano.―
Cuando llegué a la puerta, me di la vuelta y pregunté, ―¿Tienes
una cámara? Vamos a necesitar…
No me molesté en terminar la frase. Todavía no se había
movido. O parpadeado. Debería haber apoyado el café antes de 36
dejarlo caer.
Y realmente debería ver a alguien sobre lo del tic en el ojo.
48:00
Cameron suspiró en su teléfono.
―Simona, tengo que dejarte, están aquí, deséame suerte.― No
tengo ni idea de lo que Simona le dijo, pero sus ojos se lanzaron
hacia los míos, y él suspiró de nuevo antes de despedirse de ella. 03/2017
Ella era una buena asistente, yo le daría eso. Como mi Rachel;
organizada, elegante y parecía saber lo que quería antes de que yo
se lo pidiera. No hablé mucho con ella, le prometí que estábamos
siendo buenos chicos, jugando limpio y comportándonos.
Diciendo adiós, le dije que la llamaría si necesitaba algo.
Cameron abrió la puerta principal, y su confiado hermano y su
cuñada entraron, parándose cuando me vieron. Cameron hizo las
presentaciones,
―Ben, Ashley, este es Lucas.
Sonreí y dije hola con un toque de mi sombrero imaginario. Ben
miró a Cameron, un poco confuso, pero Ashley me miró y sonrió
con conocimiento, al parecer. Oh, infiernos, no. Ella pensó que yo
estaba aquí con Cameron, como en, con él. Lo cual significaba que
Simona no era la única que sabía hacia donde iban las
preferencias de Cameron.
―Lucas Hensley. Trabajo con Cameron,― expliqué, para
beneficio de todos. ―Nosotros estamos trabajando ahora, en
realidad, que fue por lo que Cameron os llamó. Fue idea mía.
Ambos me miraron. Me di cuenta de que si Cameron estaba
poniendo en juego la relación con su hermano, yo podría también
tomar parte de la culpa.
―Nosotros estamos desesperados por una pareja que esté en
una sesión de fotos para una campaña publicitaria.
Cameron apostilló,
―Papá organizó una reunión única para un contrato exclusivo y
nos dio sesenta y cinco horas para ejecutar toda una campaña. 37
Ben se encogió de hombros. Ashley lo entendió primero.
―¿Cuál es el producto?
La miré directo a los ojos.
―Condones y lubricantes.
Sus reacciones fueron malditamente cómicas de ver. Incluso
Cameron casi sonrió ante su reacción. Hasta que Ben se giró y
miró a su hermano. 03/2017
―¿Qué cojones?
Pero continué hablando.
―Lurex está ofreciendo un contrato de publicidad, y tu padre lo
quiere. Nos estamos presionando para lograr esto y realmente
valoraríamos vuestra contribución.
Ben me miró y luego de nuevo a Cameron.
―¿Está hablando en serio?
Cameron asintió, pero pude ver que esto no iba a ser fácil. Me di
cuenta de que mi mejor baza era Ashley. Si ella estaba a bordo,
Ben lo haría. La miré,
―Fotos tranquilas, sin pechos, sin caras. Ambos tendrán la
palabra final de las fotos elegidas. Prometo que nadie fuera de
esta habitación sabrá quiénes son. Discreción total. Serán de
buen gusto, tienen mi palabra.
―¿Qué nos llevamos a cambio? ―Preguntó ella.
―¿Ashley?― Ben gritó, mirándola con los ojos como platos.
Pero yo la respondí con,
―Una cálida sensación interior por ayudar a Cameron, y dos
asientos preferentes de temporada para los Bears.
Recibí las entradas como parte de un trato el pasado
mes…nunca me gustó realmente el futbol, de todos modos.
47:30
―No puedo creer que esté haciendo esto,― Ben refunfuñó.
―Yo no puedo creer que lo estés haciendo en mi cama,―
Cameron rezongó.
―Ashley, pon tu mano derecha más arriba,― instruí, mirando a
través del objetivo. 38
Ellos estaban en la cama de Cameron, sobre sus rodillas,
ambos sin camisa. Ben estaba bien construido, sólido y
obviamente cuidaba de su cuerpo. Ashley era menuda. Ellos no
podían haber sido más perfectos.
Ben tenía su espalda hacia mí, y todo lo que podía ver de Ashley
era su brazo, un lado de su cadera y su largo pelo rubio. Jodida
perfección-de-manual. 03/2017
Tomé varias fotos de costado. El brazo de Ben o el pelo de
Ashley escondían las correas del sujetador, dando la impresión de
desnudez. Había fotos de frente de Ben, con las yemas de los
dedos de Ashley deslizándose por debajo de la cintura de sus
pantalones vaqueros, las enormes manos de Ben sobre la pequeña
cintura de su esposa y una vista trasera de Ashley, con la cabeza
echada hacia atrás, con los brazos de Ben envueltos alrededor de
ella.
Incluso me las arreglé para sacar algunas fotos de sus pies. Y
eso me dio una idea.
―De acuerdo, Ben,― grité. ―Puedes volverte a poner la camisa.
Le tendí a Ashley su camisa, pero la pedí que mantuviera sus
pantalones quitados.
―Necesito tus pies, por favor.
Los dejé de pie, abrazándose. Los pies masculinos de Ben
alineados por el dobladillo de sus pantalones vaqueros mientras
Ashley tenía un pie entre los de Ben, el otro pie descansando
sobre el de él. Sus uñas pintadas eran perfectamente femeninas
en contraste.
Luego tomé fotos de ellos tumbados, con los delicados pies de
Ashley enredados con los de Ben.
Cameron se quedó en la puerta, aparentemente incómodo con
la idea.
Ben perdió el control,
―¿Por qué coño teníamos que quedarnos en ropa interior si solo
querías fotos de nuestros pies?
―Oh,― dije con una sonrisa. ―Porque tienes unos pies 39
hermosos.
Ben miró a Ashley y le dio un toquecito con el codo.
―¿Oíste eso, cariño? Tienes unos pies hermosos.
Cambiando la ubicación de la cámara de Cameron, lo miró y rió
entre dientes.
―Oh, sí, Ashley los tiene también.
Tomó un largo segundo, pero Ben se quedó boquiabierto, a 03/2017
Ashley le dio la risa floja, y yo miré a la puerta para ver la
reacción de Cameron, pero él ya estaba bajando por las escaleras.
46:20
Cameron y Ben estaban en la cocina ordenando la comida.
Cameron pagaba, así que la lista de Ben era larga.
Ashley y yo estábamos sentados en la mesa del comedor.
―Eres muy bueno―, dijo Ashley, mientras avanzábamos por las
imágenes digitales. ―Me gusta esta... y esta otra... ― ella estaba
seleccionando sus preferidas de las fotos que podíamos usar. Ella
tenía un buen ojo para los detalles, y me gustaron las que ella
eligió. ―Las fotos de los pies son geniales―, dijo. ―Realmente
muestran una pareja intimando sin verse los detalles.
Sonreí.
―Eso es exactamente lo que quería mostrar.
―Muy inteligente,― dijo ella con una sonrisa.
Yo expliqué,
―He estado en suficientes sesiones fotográficas y he visto
suficientes campañas publicitarias para saber cómo funciona,
pero no soy un fotógrafo. Tendré que digitalizarlas antes de que
hagamos algo.
Después de la preocupación, Ben dejó la decisión a su esposa, y
Ashley aprobó quince fotos en total. Coloqué un disco en mi
ordenador portátil mientras explicaba al detalle lo que haría con
las fotos durante las siguientes ocho o más horas. Cuando el
disco se terminó de grabar, se lo entregué.
―Aquí está,― dije. ―Una copia de todas las fotos, haz con ellas
lo que quieras.― Le guiñé un ojo y ella se rió. 40
―Así que, ¿tú y Cameron pasan algo de tiempo juntos…?― ella
preguntó en voz baja, sugestivamente.
Ooh, sí. Ella lo sabía.
―Solo en el trabajo,― dije. ―E incluso entonces, no demasiado.
Esta campaña,― dije, indicando los archivos en la mesa de al
lado, ―es lo único que hemos hablado.
―¿Pero tú eres gay, verdad?― preguntó silenciosamente, con 03/2017
una sonrisa.
―Eso es lo que soy, señora.
Ella asintió.
―Estaba casi segura.
Sonriendo maliciosamente, elevé mi ceja en interrogación, y ella
se explicó.
―Estaba semi-desnuda en la habitación de arriba contigo, y
puedo asegurarte, que no era a mí a quien estabas mirando de
arriba a abajo.
Me reí entre dientes y asentí.
―Cierto. Tu marido está de muy buen ver.
―También lo es mi cuñado,―dijo con aire de suficiencia. ―¿No lo
crees?
Rodé mis ojos.
―Él no se ve bien.― Enmendé. ―Él es hermoso.
Ella sonrió tristemente.
―Desearía que saliera más. Él necesita a alguien, ¿sabes? Él ha
estado solo por demasiado tiempo. Todo lo que hace es trabajar.
―Bueno, nuestro trabajo no deja exactamente mucho tiempo
para una vida social.― Miré al maldito cronómetro. ―Ambos
tenemos que trabajar durante las próximas 46 horas para tener
esto hecho.
Entonces ella miró alrededor para asegurarse que Cameron y
Ben estaban todavía a distancia. Ella susurró.
―¿Puedes tú llevarle por ahí? Llevarle a un bar, que se
emborrache, encontrarle algún alto, oscuro y atractivo
extranjero…― luego me miró y rectificó, ―o alguien alto, rubio, 41
sureño…
Entonces miró para asegurarse de que Cameron y Ben
estuvieran fuera del área auditiva.
Me reí, pero tuve que admitirlo, era una jodida buena idea.

03/2017
CAPÍTULO 5 ―No estoy…lo suficiente borracho.

39:20 (que equivale a las 20:00 del sábado por la tarde)


―Cameron,― dije, otra vez, mientras rebuscaba en su armario.42
―Vamos a hacer esto.
Sus labios se apretaron en una delgada línea, y él resopló.
Quería irse, me di cuenta. Pero estaba asustado. No es que fuera
a admitirlo.
Cambié mi enfoque.
―Es estrictamente por trabajo. Piensa en ello como producto;
grupo de proyecto, investigación del objetivo. No tenemos que 03/2017
permanecer mucho tiempo.
Podía ver la batalla interna en sus ojos, pero él no iba a ceder.
¡Jesús! Era duro de pelar.
Tiré una camisa y suspiré.
―De acuerdo, Cameron,― dije, sin nada de paciencia. ―siéntete
libre de quedarte. Pero he tenido mi cabeza en esta jodida cuenta
por cerca de veinticuatro horas. Voy a quedarme bizco mirando a
la pantalla del maldito ordenador preparando esas fotos. Voy a
salir,― dije, sin dejar espacio para la réplica. ―Hay al menos dos o
tres clubs gays, y afortunadamente, algunos hombres que estén
dispuestos ser Hensleyados.
Saqué mi camiseta por la cabeza y la lancé a la cama de
Cameron, sostuve su camiseta, pretendiendo echarle un vistazo,
pero realmente dándole tiempo más que de sobra de tener un
vistazo de mí sin camiseta. Esperé hasta que sus ojos fueron de
mi pecho a mi cara antes de sonreír. Desvió la mirada
rápidamente, como si no le gustara lo que vio, pero un ligero
rubor le delató. Sonriendo abiertamente, me puse la camiseta que
tenía en mi mano. Era una de Cameron.
Él aclaró su garganta.
―Es una camiseta del gimnasio,― Cameron me informó.
Oh, por favor. Era una camiseta ajustada, negra, y sin mangas
que mostraba mis pectorales y bíceps perfectamente, y
probablemente costaba más de lo que la mayoría de la gente
ganaba en un día. Le sonreí.
―Con un poco de suerte, no la llevaré mucho tiempo.
Tragó saliva y parpadeó, y yo sabía que casi lo tenía. 43
Pasé por su lado, regresé a la planta de abajo, poniéndome mis
botas y cogiendo la primera bolsa de delicias Lurex. Le di a
Cameron un guiño.
―Solamente con propósitos de investigación, por supuesto.
Su mandíbula se hinchó mientras apretaba sus dientes, y sus
fosas nasales llamearon. Creo que era su mirada cabreada, pero
fuera lo que fuse, era jodidamente caliente. Gruñó. 03/2017
―Iré si volvemos sobre las doce.
―Dos,― regateé.
―Una.
―Hecho.
Me hizo una mueca, pero bajó las escaleras de dos en dos y
regresó medio minuto más tarde. Él estaba llevando sus vaqueros
azules y una camiseta gris oscura. No era nada extraordinario,
pero verle vestido con otra cosa que no fuera una camisa de
botones era algo un poco especial.
Especialmente una que le abrazaba de esa manera.
Obviamente fui atrapado mirando.
―¿Qué?― dijo a la defensiva. ―Hago ejercicio.
―Puedo decirlo, ―dije, arrastrando mis ojos desde la cabeza a
los pies. Bueno, hasta sus calcetines…sus multicolor y a rayas
calcetines de Barrio Sésamo…―¿Epi y Blas? ¿En serio? Por el
amor de Dios y de Armani, debo comprarte algunos calcetines.
Él sonrió espectacularmente.
―No critiques los calcetines.― Luego se puso sus mocasines y se
puso de pie. ―Nos marcharemos a la una, esto es para investigar
únicamente, y no beber.
37:15
―Dos escoceses, por favor.― Ordené sobre la barra, y tendí uno
a Cameron.
Rodó sus ojos, pero lo tomó. Era su tercero, y creo que estaba
un poco borracho. Había sido como un niño en una tienda de
golosinas desde que entramos, mirando cada tipo de golosinas
que podía. Y ellos le estaban mirando también…Bueno, más bien 44
le follaban con los ojos.
No puedo decir que los culpe. Era un jodido Adonis, su
esculpida cara, su jodido cabello, no tenía incluso que intentarlo.
Él era simple-jodidamente hermoso.
Había estado muy nervioso cuando llegamos. Casi se había
escondido detrás de mí, como si fuera a ser visto por alguien que
pudiera reconocerlo. 03/2017
―Vamos, Cameron.― Dije suavemente. ―Tienes la excusa
perfecta para ir de clubs, beber un poco, bailar un poco…esto está
totalmente relacionado con el trabajo. Estamos aquí estrictamente
por negocios.
Rodó los ojos, y exhalé sonoramente, pero al menos conseguí
que atravesara la puerta.
Le mostré al tipo de seguridad lo que llevaba en la bolsa de
papel. El grande y corpulento tipo miró la bolsa de condones,
luego a nosotros.
―Un poco ambiciosos, ¿no?
Le di un guiño y un golpecito en mi imaginario sombrero.
―Nunca tengo mis ambiciones mezcladas con mis capacidades.
Sonrió, sacudió su cabeza y nos saludó con la mano. Eso fue
hace como una hora.
Cameron había tomado unas cuantas copas. Podía decir que
quería bailar, pero él no tenía el valor de salir a la pista de baile,
entre ese mar de hombres, por sí mismo. El sitio todavía no
estaba muy lleno. Yo necesitaba esperar un poco más…
Así que decidí preguntar a Cameron algunas cosas. No era del
todo desafortunado que tuviera que inclinarme realmente cerca
para hacerme oír.
―¿Alguna vez has ido a clubes con…comosellame?― recordaba
el nombre del tipo, Liam, pero actuar como si su ex fuera
olvidable parecía una buena idea.
Cameron frunció el ceño y sacudió su cabeza.
―No…él quería…
Jesús. 45
―¿Has salido en absoluto? ¿Cenar, películas?
Se tragó su escoces, apurándolo. Lo pude oler persistiendo en
su aliento.
―No. A menos que saliéramos fuera de la ciudad,― dijo.
Jesucristo bendito.
―¿Es de extrañar que me haya dejado? ―Dijo en voz alta en mi
oreja, hablando sobre la música. 03/2017
Estaba deseando que fuera una pregunta retórica, porque
estaba seguro como el infierno que no quería responderla. En su
lugar, dije.
―Pero pasar todo el tiempo dentro tiene sus beneficios también,
¿no?
Resopló hacia mí, pero me dio una media sonrisa.
―Sí, supongo que lo hizo.
Reí.
―Estoy seguro de eso. Así que,― dije mirando alrededor de la
multitud. ―¿Ves a alguien con el que tal vez quieras pasar un
tiempo dentro?
Su ceja se apretó de nuevo, y casi frunció el ceño.
―Pensé que estábamos aquí para trabajar―, dijo. Y se dio
cuenta, al mismo tiempo que yo lo hacía, de lo cerca que
estábamos... casi tocándonos... casi. Y dio un paso atrás, lejos de
mí, poniendo algo de distancia entre nosotros.
El club estaba empezando a llenarse de cuerpos, algunos
totalmente vestidos, algunos no. Pretendí explorar el piso, pero
realmente solo estaba observando a Cameron, cuando algún tipo
al azar se aproximó a él y le pidió bailar. No se veía mal, si te va el
tipo de donde está Wally. Yo estaba indeciso. ¿Intervengo? ¿Le
digo al tipo ni-en-tus-mejores-sueños, que se pire, o dejo que
Cameron vaya con él?
Antes de que pudiera intervenir, Cameron dijo lo más amable.
―Estoy aquí más o menos con alguien.
Estoy aquí más o menos con alguien.
Yo. 46
Él estaba aquí más o menos conmigo.
Yo ni siquiera intenté detener la sonrisa. ‘Donde está Wally’
desapareció entre la multitud, lo que los tres-escoceses hacían
digno de reírse, y me reí.
―¿Qué?― espetó.
Incliné mi cabeza a un lado y le miré.
―Si estás aquí conmigo, entonces bailarás conmigo. 03/2017
―N-n-n-o, no puedo,― dijo, sacudiendo su cabeza.
―Gilipolleces,― le confronté. Acercándome a él, su cara apenas
a dos centímetros de la mía. Dije, ―No hay nada que no puedas
hacer.
Y tuvimos otro de esos momentos. Justo allí. Él mirándome,
seriamente, pero del modo de una promesa silenciosa, y yo le
devolví la mirada.
Tragó saliva y apartó los ojos, rompiendo nuestra mirada.
―¿Tal vez otra bebida…?
Sonreí.
―Seguro.
Esta vez, cuando me ofreció la bebida, la cogí con mi mano
derecha y posé la izquierda en la parte baja de su espalda.
Inclinándome, muy cerca, le hablé al oído.
―Trabajo primero. Luego bailamos.
―¿Qué tienes en mente?― preguntó. Pude sentir la calidez de su
respiración en mi cuello.
―Pegados, bailando lento, moliendo las caderas, manos
errantes.
Pude sentirle congelarse. Después de dos latidos dijo,
―Quiero decir con el trabajo. ¿Qué tienes en mente con el
trabajo?
Retrocedí un poco, para poder ver su cara, y sonreí.
―Oh, eso…
Quitó la mirada, pero las esquinas de sus labios se curvaron
mientras trataba de no sonreír. 47
Terminé mi copa de un trago y esperé a que Cameron hiciera lo
mismo antes de agarrar su mano, arrastrándole a través de la
multitud hacia la cabina del DJ.
Salté dentro, pero Cameron no hizo lo mismo. Me giré a mirarle,
y él me miró, un tanto desconcertado.
―¿Qué infiernos piensas que estás haciendo?
Sonreí y le guiñé un ojo, luego me incliné y llamé al DJ. Puse en 03/2017
marcha el encanto del Sur, guiñé y puntualicé cada elogio con
hoyuelos. También pedí cinco minutos para hablar. Le entregué
un puñado de chucherías de Lurex, agregué un anillo de polla, y
paró en seco la música.
Así de fácil
Cada hombre en la pista de baile y los de la barra, volvieron la
cara hacia nosotros. Era el momento.
Ahora o nunca.
―Buenas noches, chicos,― comencé. ―¿Querríais echar una
mano a un chico sureño esta noche? Necesito un poco de ayuda.
Hubo algunos gritos de como exactamente algunos les gustaría
ayudarme, de una manera físicamente gratificante. Eso me hizo
sonreír y reír tímidamente, todo por el espectáculo, por supuesto.
―Primero,― dije bien alto, ―Necesito a mi pareja del crimen aquí
arriba conmigo.― Señalé a Cameron, quien miró con un cruce
entre mortificado y lívido. Me acerqué, extendiendo mi mano hacia
él y diciendo, ―¿El hombre más sexy de la sala traería, por favor;
su sexy culo aquí?
Tomó mi mano, murmurando algo como,
―Qué mierda estoy haciendo,― pero saltó a la cabina para
quedarse a mi lado. Y dio pie a más aplausos y aullidos. Cameron
me chistó en el oído. ―Ésta jodidamente me la debes.
―Solo empieza a grabar.― Siseé.
Y lo hizo. Sacó su teléfono del bolsillo, ajustando en la pantalla
las opciones de la cámara, y empezó a grabar.
Me volví hacia la multitud.
―Bien chicos, tengo algunas preguntas realmente rápidas.― 48
Metí la mano en la bolsa de condones y lubricantes, saqué una
muestra al azar, y la levanté para que todos la vieran. ―Productos
Lurex cotidianos…vosotros los habéis visto. Los habéis usado.
Quiero saber lo que no os gusta de ellos.― Silencio. Jodido
silencio.
Mierda.
Ellos necesitaban alguna cobertura. 03/2017
―¿Queréis saber qué odio sobre el envoltorio habitual del
producto?
Esta vez hubo un silencio de atención. Ellos estaban
escuchando, al menos.
―Odio que cada maldita pareja, en un paquete de condones, es
hetero.
Silencio. Otra vez.
Entonces alguien rompió.
―¡Infiernos, sí!― algún tipo gritó. Así que le tendí un condón.
Luego los otros empezaron a gritar cosas, y cada vez pasaba un
puñado de condones y muestras de lubricantes.
―Sí, yo no quiero fotos de mujer en mi habitación.
―Sí, ¿dónde están las fotos de dos tíos?
―¿Por qué las compañías no usan fotos de dos hombres en sus
preservativos?
―Porque ninguna compañía de anticonceptivos tiene las pelotas
para hacerlo, ¡ese es el porqué!
Perfecto. Pero necesitaba controlar la dirección de esta
investigación.
―¿Cuánto dinero a la semana gastaríais en estos productos?
―Diez pavos.
―Quince.
―Veinte.
―¡Cincuenta!
―Mentiroso.
―¡Soy un ganador!― el tipo se defendió. 49
―¡Aquí!― Le grité al tipo, sosteniendo una variedad de paquetes
de aluminio. ―En el nombre de la ayuda financiera y el sexo
seguro, por favor, toma un puñado.
Y así el improvisado preguntas y respuestas siguió, todo
grabado. Les hice preguntas hasta que no quedaron condones ni
lubricantes. No en esa bolsa, de todos modos.
Habíamos leído estas estadísticas cien veces, las vimos en 03/2017
blanco y negro en todos los archivos de Lurex que habíamos
memorizado en las últimas veinticuatro horas.
Pero oírlas directamente de la fuente era crudo, inédito y un
poco brillante.
Agradecí a la multitud por su tiempo y paciencia, dándoles un
saludo de mi sombrero imaginario y pidiéndole al D.J. que por
favor hiciera bailar a los chicos guapos.
Fue entonces cuando miré a Cameron. Él estaba sonriendo, y
mirándome directamente. Incluso sobre el comienzo del Pum,
pum, pum de la música, pude oírle cuando dijo.
―Eso fue…
―¿Jodidamente brillante?― puntualicé.
Él sonrió y sacudió su cabeza.
―Iba a decir que fue un placer para mirar.
¡Joder! Creo que Cameron Fletcher acaba de hacerme un
cumplido. O eso, o simplemente coqueteaba conmigo. Bien, sea lo
que sea, me hizo sonreír.
Del tipo sonrisa de doble hoyuelo.
Realmente había mucho que podría haber dicho o insinuado,
pero me conformé con inclinarme hasta estar cerca de su oreja. Le
dije:
―Primero bebemos.― Me aparté para poder mirarle a los ojos.
Nuestras caras estaban pegadas, sus ojos estaban oscuros.
Sonreí.
―Luego bailaremos. 50

03/2017
CAPÍTULO 6 ―Soy…ambidiestro.

40: ... y alguna hora…no tengo ni puta idea de cuál es el


tiempo. Cinco escoceses y un Cameron borracho hicieron que no 51
me importara mucho.
―¿Por qué no simplemente grabamos a otros tipos?― dijo
Cameron gritando en mi oído, hablando sobre la música. Él
estaba nervioso, tratando de librarse de bailar conmigo. Pero él no
podía engañarme.
Él malditamente lo quería. Él no estaba protestando a eso
demasiado. 03/2017
Estaba allí, en sus ojos, brillantes y penetrantes, nadando en
cinco chupitos de escoces. Me incliné para hablar en su oído.
―Porque no tengo una advertencia legal a mano. No quiero que
nos demanden la semana que viene, y no les estamos pagando.―
Di un paso atrás, sonriéndole, y le hablé lo suficientemente alto
para que pudiera oírme. ―¡Y no me quedan condones gratis!
Cuando el camarero me dio la ronda número seis, ordené una
más. Me giré para darle a Cameron su bebida, con la cual brindé
con mi vaso, y me tragué la mía de un solo golpe. Puse mi vaso
vacío en la barra, y Cameron me estaba observando, mi cara, mis
manos. Él estaba realmente dándome un repaso, y eso me hacía
más feliz de lo que debería.
Sonriendo, me encogí de hombros.
―Ahora, ¡bebamos! Tenemos trabajo que hacer.
Tragó el licor, bizqueando ante la quemazón, y cuando sus ojos
se reabrieron, estaban suaves y lánguidos. Yo no soy en su
mayoría un bebedor, y por lo que podía decir, Cameron lo era
incluso menos. Yo tenía un zumbido de embriaguez, la habitación
era una bonita mezcla de color, sonidos y hombres.
Pero creo que Cameron estaba un poco más que achispado.
Él tenía una sonrisa perezosa y una mirada perdida en sus ojos.
Y yo pienso que él simplemente pasó de guapo a lindo.
¿Podía ser ambos?
Empezó a reír tontamente, y eso era un jodido definitivo ‘sí’. Él
era más que definitivamente guapo y lindo.
―¿Estás bien allí?― le pregunté, incapaz de evitar sonreírle. Él
me sonrió y asintió. ―¿Qué es tan divertido? 52
Soltó una risita, de nuevo y sacudió su cabeza.
―No puedo creer que esté aquí,― dijo. ―Contigo.
Conmigo. Eso era algo raro para matizar.
―¿Algo malo el estar aquí? ¿Conmigo?
Sacudió la cabeza.
―Absolutamente no,― dijo. ―Nunca pensé ni en cien años que
estaría, eso es todo. 03/2017
Tenía un poco olvidado que esto era raro para él, estar en un
club gay lleno de hombres medio desnudos.
―Entonces deberíamos volver,― dije. ―Después de que este
acuerdo con Lurex esté hecho, tú y yo saldremos otra vez.
Él tragó y asintió, y luego sonrió. No podía decir si era una
sonrisa insegura de no-lo-creo, o una sonrisa tímida de me-
gustaría-eso. Y no podía, por más que lo intentara, decidir cuál
era la que quería que fuera. ¿Quería socializar con un tipo, que
hasta ayer a estas horas, ni siquiera me gustaba? ¿Quería que
volviéramos a lo que estábamos? ¿Sin hablarnos,
despreciándonos el uno del otro, o quería conocer a este tipo?
Estaba jodida-bastante seguro de que quería que fuera esto
último. Y cuando digo conocer a este tipo, quiero decir conocerlo
muy, muy bien…
―Aquí,― añadí, entregándole su otra copa, antes de que mi
excesivamente-pensante cerebro escapara de mí. Cogí mi bebida,
y antes de que Cameron tomara un trago de la suya, terminé la
mía. Sí, así que pagaría por ello mañana, pero lidiaría con eso
luego. Mañana.
Necesitaba pasar a través de esta noche, primero.
Miré a los tipos a nuestro alrededor, buscando a alguien que se
viera lo suficientemente digno de confianza. Y lo encontré…o,
mejor dicho, la. La llamé, y ella se acercó a donde estábamos.
―Hola, chica guapa,― dejé caer el acento tejano. ―¿Te
importaría ayudar a un chico sureño en peligro?
―Oh, cariño, ― dijo dramáticamente, poniendo su mano sobre
su corazón. ―¿Qué puede una chica hacer para ayudar? 53
Miré a Cameron y deseé poder tomar una foto. No tenía precio.
Estaba mirando a la drag-queen, casi boquiabierto. Parpadeó,
luego parpadeó otra vez.
―Lucas y Cameron,― dije, haciendo las presentaciones.
A lo que ella respondió, extravagantemente,
―Ellie Tzar.― Su piel color cacao se destacaba de su abultado
cabello rosa y su sombra de ojos a juego, pintalabios y vestido de 03/2017
lentejuelas. Ella era fantástica.
―Bueno, Ellie Tzar,― continué, acercando a Cameron. ―Mi
chico aquí y yo, necesitamos a alguien que nos grabe bailando.
Eso atrajo la atención de Cameron. Él paró de mirar
boquiabierto a la mujer a nuestro lado, y ahora estaba
boquiabierto hacia mí.
Volví a mirar a Ellie y le dije:
―Mira, estamos tratando de llevar algo del orgullo en el
comercial mundo de la publicidad. Creemos que ya es hora de que
el mundo real nos vea realmente,― dije, agitando mi mano hacia
El club de los hombres. ―Solo algunas secuencias naturales en
este teléfono de aquí, justo aquí en la pista de baile. ¿Quince
minutos de tu tiempo?
Ellie asintió entusiastamente, dando una breve explicación de
que ya era hora de que alguien tomara posiciones contra los
grandes gigantes corporativos y cómo de valientes éramos por
intentarlo.
No me molesté en decirle que había una fina línea entre valiente
y loco, y que a las 10:15 de la mañana del lunes, no estaba seguro
de en qué lado de la línea estaríamos.
La di un saludo con mi sombrero imaginario.
―Querida, estaríamos muy agradecidos.
Ella sonrió todo lo tímida que podía parecer, bateó sus falsas
pestañas, y dijo:
―Bueno, ¿quién puede rechazar a un caballero como tú?
¿Ves? Vendiendo hielo a los esquimales. Realmente, esto es 54
para lo que nací.
Me quité mi camisa y la metí en el bolsillo de atrás.
Yyyyy, Cameron estaba de nuevo boquiabierto. Hacia mí, hacia
mi pecho, mi estómago. Miré hacia abajo mientras frotaba mis
abdominales, luego miré directamente a Cameron.
―¿Te gusta lo que ves?
Él no respondió con palabras, pero pude verlo tragar saliva. Y 03/2017
eso fue respuesta suficiente.
―¿Quieres saber cómo se siente?
Cameron me miró, luego a la pista de baile.
―Vamos,― le sonreí. ―Quiero ver a Epi y Blas en acción.
Miró alrededor, luego a mí, claramente confuso.
―¿Quiénes?
Sonriendo, expliqué,
―Tus calcetines.
Reconocimiento parpadeó en sus ojos, y soltó una risita,
aliviado. Creo. Él realmente debería relajarse y reír más, porque
realmente era jodidamente hermoso.
Había pequeñas líneas de risa en la esquina de sus ojos y en el
borde de sus rosados labios cuando sonreía. Una cosa que seis
chupitos de scotch me dijeron fue, Cameron Fletcher redefinía el
concepto de bien parecido.
Miguel Ángel no podía ni siquiera haberlo soñado.
Me imaginé que era mi primera y única oportunidad de tocar
esta estatua de David viviente. Le pedí a Ellie que nos siguiera, y
agarré la mano de Cameron. Llevándonos a la concurrida pista de
baile, ni siquiera miré para ver si se oponía. Sabía que no lo haría.
Él lo quería. Jodidamente sabía que lo hacía.
Cuando nos habíamos adentrado lo suficiente en la oscilante
masa de cuerpos, me di la vuelta para que Cameron básicamente
se me pegara. Le agarré la cintura y lo sostuve contra mí. Su boca
se abrió, pero sostuve su mirada, esperando a que me dijera que
no.
Por supuesto, él jodidamente no lo hizo. 55
Le sonreí abiertamente y rocé mi mano a través de su estómago,
arrastrando mis dedos hacia su cadera. Cuando los deslicé en el
bolsillo de sus vaqueros, se le salieron los ojos de las órbitas.
―¿Qué estás haciendo?
Se detuvo, aliviado, desilusionado, cuando saqué su móvil. Por
supuesto, yo podía haber usado el mío, pero entonces no habría
tenido una excusa para meter mi mano en el bolsillo de Cameron. 03/2017
―Tentador, Cameron, pero necesitamos esto.― Dije, sosteniendo
su teléfono. Encontré los ajustes de cámara y se lo entregué a
Ellie. Ella estaba lo suficientemente cerca para que cualquier
imagen que sacara mostrara la llena pista de baile detrás de
nosotros. Lo quería sin ensayos, sin coreografía.
Miré a Ellie y usé mis manos, le indiqué que no captara las
cabezas, solo torsos y caderas. Ella asintió en acuerdo y gritó,
―Acción, chicos.
Así que esto fue todo.
Sin quitar los ojos de él, lentamente introduje un pie entre los
suyos. Mis manos agarraron sus caderas, y presioné nuestros
cuerpos juntos. Sus ojos estaban bien abiertos, y yo estaba
esperando un gesto de vacilación, o arrepentimiento, que me
dijera que parara. Pero no hubo nada.
Sus fosas nasales se ensancharon y su respiración se
entrecortó. Y sin una palabra en absoluto, él me dijo que
continuara.
Así que empecé a moverme.
Lentamente, me mecí contra él al ritmo de la música. Lo sujeté,
moviéndonos. Era consciente de Ellie grabando, moviéndose a
nuestro alrededor, pero estaba concentrado en el hombre entre
mis brazos. Pude sentir el momento en que se rindió; se relajó,
moviéndose más fluidamente, y sus manos se apoderaron de mis
costados. Dejé mi cara contra su cuello y oído, respirando en el
pelo de su nuca. 56
Podía sentirlo. Todo de él. Su pecho, sus abdominales, su pene
cubierto por sus vaqueros, sus muslos, sus manos sobre mí.
Y no iba a mentir. Se sentía jodidamente bueno.
Se sentía…jodidamente genial.
Supe que él podía sentir mi endurecida polla. Eso debía
sorprenderme, o al menos recordarme que trabajaba con este
hombre, tenía que enfrentarlo con la cruda luz del día. Pero no lo 03/2017
hizo.
Quería que él me sintiera.
Quería que supiera que me gustaba.
Quería que supiera lo que me estaba haciendo.
Entonces él movió sus manos. Una se deslizó por mi cintura
para agarrar mi cadera. Justo cuando pensé que estaba a punto
de pararme, su otra mano se deslizó a la parte baja de mi espalda,
y me atrajo más cerca de él.
Creo que gemí.
Sé que me estremecí.
Lo sé porque él se rió entre dientes ante mi reacción. El sonido
hizo cosquillas en mi cuello, y su pecho vibró contra el mío. Solo
para poder ver su rostro, ver su reacción, tiré mi cabeza hacia
atrás para mirarlo mientras corría mi mano por su espalda y
palmeaba su culo.
Entonces él gimió.
Y él se estremeció.
Y fui yo quien rió.
No estoy seguro de cuantas canciones bailamos
así…moliéndonos, balanceándonos. Jugando.
Y se me había olvidado todo sobre la grabación.
Él respiró en mi piel, sus manos sujetándome, el hueso de su
cadera estaba provocando a mi polla. La música era fuerte y
atrayente, el calor de su cuerpo, de los otros hombres, consumía.
El vaivén de la pista de baile nos movía. Podía sentir la vibración
en mi pecho.
Yo podía sentirlo también. Oh, joder podía sentirlo. 57
Sus largos dedos clavándose en mí, sus manos, que eran tan
seguras y demandantes. Movió sus caderas, balanceándose
conmigo, y mientras se presionaba contra mí, necesitando
fricción, pude sentir cómo de encendido estaba.
Me giré en sus brazos y froté mi culo contra su erección. Sus
dedos excavando mis caderas. Su piel estaba tan cálida, su pecho
se expandía contra el mío con cada respiración que tomaba y yo 03/2017
incliné la cabeza contra su hombro y él gimió en mi oreja,
―Mmmmm―. Frotó su polla contra mi culo. ―¿No pensaste que
te gustaría eso?
Sonreí ante la pregunta implícita. Él quería saber si yo era
activo o pasivo. Riendo entre dientes, me di la vuelta en sus
brazos, fusionando juntas nuestras caderas, y le dije.
―Soy ambidiestro.― Sus ojos rodaron cerrados y gimió. Juro
que pude sentir su polla sacudirse.
Mis sentidos Johnnie Walker-embotados no se perdían ni una
maldita cosa.
Desafortunadamente, el señor Walker también echó palabras
fuera de mi boca sin haberlas filtrado primero.
―Joder,― gemí. ―Eres jodidamente caliente.
Sus manos se detuvieron en mí, sólo una fracción, y su ritmo
vaciló. Así que tiré de mi cara hacia atrás y le miré a los ojos.
Estaban ligeramente ensanchados con sorpresa y vulnerabilidad,
pero estaban oscuros y profundos por el deseo.
―Es cierto,― le dije. Rodé mis ojos juguetonamente, ―Cómo si
no lo supieras.
Parpadeó, y me di cuenta de que era una clara posibilidad que
realmente no supiera cómo otros hombres lo veían. Sacudí mi
cabeza y lo giré para que su espalda estuviera presionada contra
mi pecho desnudo y su culo estuviera contra mi polla. Le dije a su
oído,
―Mira a tu alrededor, Cameron, todos los ojos están en ti.
Lo hizo, y pudo verlo, como ellos lo miraban, como deseaban 58
estar bailando con él, como deseaban tener sus manos en él.
Me incliné sobre él, y mis labios cepillaron su oreja mientras le
hablaba.
―Oh, como desearían estar donde estoy yo.
Lo hice girar de nuevo para poder mirarlo. Sus mejillas estaban
teñidas de un rosa que hacía que sus labios abiertos parecieran
rojos. Entonces, ¡mierda! Su lengua se deslizó a través de su labio 03/2017
inferior.
Gemí. En voz alta.
―Oh, joder,― dije mirando a otro lado. ―No hagas eso.
Así que él chupó su labio inferior entre sus dientes. ¿Estaba
tratando de matarme? Mis ojos se cerraron, ardiendo con la
imagen en mi cerebro. Todavía estaba pegado a su cadera. Podía
sentir como reaccionaba al baile conmigo. Seguramente, sin duda,
él podía sentir lo dura que estaba mi polla.
Deslicé mi mano alrededor de su mandíbula y mi pulgar empujó
en sus labios a través de sus dientes.
Me preguntaba si sabía cómo de jodidamente cerca estaba de
besarlo justo allí.
Quería besarle. Quería sentir sus labios contra los míos. Quería
su lengua en mi boca. Quería sentirlo, quería saber cómo era su
sabor. Necesitaba saberlo.
Necesitaba sentir sus labios, su lengua…
Necesitaba... Necesitaba...
... hacer mi trabajo.
Dejando caer mis manos de él, tomé una profunda respiración y
di un paso atrás. Ellie devolvió a Cameron su teléfono.
―Niños, vosotros podéis bailar para mí cuando queráis,― ella
gimió, abanicando su cara teatralmente con su mano. ―Ahora,
necesito encontrar un hombre que apague este fuego.― Sopló un
beso a ambos y se alejó.
Antes de que Cameron pudiese hablar, le conduje fuera de la
pista de baile hacia una tranquila esquina. De cara a él, agarré y
reajusté mi estrangulada dureza, y Cameron no pudo disfrazar su 59
sorpresa ante mi descarada admisión de estar excitado.
Me encogí de hombros.
―Estabas jodidamente matándome allí,― señalé con la cabeza
hacia la pista de baile.
Miré con atención a su entrepierna…o más importante, al bulto
más que evidente en sus vaqueros.
―¿Matándote a ti también, eh? 03/2017
De acuerdo, así que eso hizo que su mandíbula se descolgara.
―Vamos,― le sonreí, conduciéndole a la salida. ―Ese jodido reloj
que tienes en casa está corriendo sin nosotros.
CAPÍTULO 7 ―Yo estoy... jodidamente loco.

Permaneció callado en el taxi del club a su casa, pero estaba


llevando esa sonrisa scotch-inducida. Ambos estábamos en los 60
asientos traseros, y yo estaba agradecido por la pequeña distancia
entre los dos. El aire fresco pareció haber despejado mi cerebro
empañado por Cameron.
Y el aire fresco pareció haber golpeado duro a Cameron. ¿Quién
iba a saber que el aire fresco mezclado con seis o siete chupitos de
licor hacían que pasaras de bebido a más borracho? Se tambaleó
y cayó contra mí, y yo tuve que ayudarle a entrar en el taxi. 03/2017
Ahora estaba sonriendo y riéndose en pequeños espasmos.
―¿Qué es tan divertido?― pregunté.
―Nada,― rió tontamente.
Que me jodan. Cameron Fletcher solo rió.
―Dime.
―Mm mm,― sacudió su cabeza, luego trató de leer la hora en su
reloj. Entrecerró los ojos y levantó la muñeca hacia su cara.
―¿Q’hora ess?
―Tarde,― le dije. ―O temprano más bien. Hora de que estemos
en la cama.
Sus ojos bien abiertos se abrieron aún más mientras sonreía
pícaramente y se inclinaba hacia mí.
―¿En serio? ¿Es eso así?
―Sabes lo que quiero decir.
―No deberías decirme cosas como esa,― arrastró las palabras.
―Ha passsado un tiempo para mí.
¡Hostia puta!
Ahora eran mis ojos los que estaban bien abiertos y mi sonrisa
incluso más, pero el taxista nos interrumpió.
―¡Eh! Llegamos.
Rápidamente entregué la tarifa al taxista, y ayudé a salir del
coche a Cameron. Seguramente podía permanecer de pie él
mismo, pero entonces yo no hubiera tenido una excusa para
poner mi brazo alrededor de su cintura. Y él no hubiera tenido
una excusa para tener su brazo alrededor de mí.
Trastabillamos hacia su porche delantero.
―¿Estás bien, campeón? 61
Cameron dejó de caminar.
―¿Campeón? ¿Qué mierda de nombre es ese?
―¿Qué te gustaría que te llamara?― pregunté. ―¿amigo,
compañero, colega, tío…?
Se enderezó y empujó mi pecho.
―Puedes llamarme, lo mejor que nunca has tenido.
Se rió de mi expresión y sacó una llave de su bolsillo. Se la 03/2017
quité, creyendo que tenía más oportunidades de abrir
satisfactoriamente la puerta y ayudarle a subir por las escaleras.
Lo apoyé contra la puerta y me acerqué más de lo que se podía
considerar correcto.
―¿Lo mejor, eh?― pregunté, mi cara a dos centímetros de la
suya.
Soltó una risita y asintió mientras su sonrisa moría. Me miró
con esa mirada, abrí la puerta y él casi se cayó dentro. Lo cogí
antes de que golpeara el suelo, pateando la puerta, que se cerró
de golpe, y ayudé a Cameron a entrar en la sala de estar. Lo
empujé sobre el sofá y arrastré la mesa de café. Sentado en ella,
rápidamente me quité los zapatos y calcetines antes de agarrar el
pie derecho de Cameron y quitarle el zapato.
Me miró. No dijo ni una jodida palabra. Solo levantó el pie
izquierdo y lo arrastró sobre mi muslo, así que le quité ese zapato,
también.
Y él estaba observándome. Su cabeza estaba descansando en el
respaldo del sofá, sus ojos estaban fijos en mi cara. Lentamente,
sonrió.
Evitando su mirada, miré hacia abajo, a sus rayados pies de
Barrio Sésamo. ¡Jodidos Epi y Blas!
Enganché mis dedos por debajo de su calcetín y lo quité.
―Lo siento, Epi, tienes que irte.― Y luego hice lo mismo con el
otro pie. ―Tú también, Blas. Pasadlo bien en el baño, chicos.―
Eso hizo a Cameron reír.
Y por supuesto, entonces empezó a menear sus pies, por lo que
los miré. 62
¡Mierda!.
Grandes, pálidos y sin pelo. Hermosa estructura de huesos,
impecables arcos. Sus pies eran perfectos.
Dulce niño Jesús, tenía pies perfectos.
Tuve que lamer mis labios y tragar, porque mi boca estaba
repentinamente seca.
―¿Quieres un momento a solas con ellos?― preguntó, tratando 03/2017
de no reírse. Bastardo gracioso.
Me levanté, dejando sus pies caer sobre la mesa de café, luego
me incliné sobre él y le empujé hasta que estuvo tumbado sobre
su espalda. Jadeó cuando corrí mis manos sobre sus caderas
hasta que encontré lo que estaba buscando. Alcancé su bolsillo y
saqué su teléfono.
Sosteniendo este, agarré su mano y lo hice volver a sentarse.
―¿Qué creías que buscaba, Cameron? ―Pregunté
sugestivamente. Puse el teléfono en mi mano y miré sus oscuros
ojos. ―De todas formas, deja en paz mi cosa con los pies― le dije,
―Y yo dejaré en paz tu cosa por los calcetines.
Se rió y me senté a su lado.
Solo, que no simplemente me senté cerca de él. Me acurruqué
en él, bien cerca, apoyando mi cabeza en su pecho, empujé mis
pies contra los suyos. Mi pie izquierdo dando un golpecito en su
pie derecho, y mi pie derecho descansando encima de este.
Cameron se congeló, inseguro de qué hacer. Era un poco
extraño, peculiar. Pero era un poco jodidamente bueno, también.
Sostuve el teléfono y tomé algunas fotos de nuestros pies. Moví
mis pies alrededor un poco, tratando de coger diferentes ángulos,
pero dejando claro que eran dos hombres en una íntima, pero no
sexual, postura, sencillamente abrazándose en el sofá.
Demasiado limitado para disparar en esta posición, me levanté
y arrastré a Cameron a la cocina conmigo. Podía decir que su
entusiasmo estaba empezando a disminuir y la fatiga estaba
tomando su lugar.
―Sólo unos cuantas más,― dije, sabiendo que él no querría 63
estar tan cerca de mí a la luz del día.
Lo empujé contra el mostrador de la cocina y me coloqué entre
sus piernas. El ángulo no era tan bueno, pero el cambio de
posición era para algunas fotos, de todos modos. Cameron tenía
sus manos en mis caderas, y apoyó su frente en mi hombro. Podía
sentir el calor de su aliento en mi piel, y durante un largo
momento, me olvidé del teléfono en mi mano. Lo único en lo que 03/2017
podía pensar era en él.
Cómo de cerca estaba.
Cómo se sentía.
Cómo olía.
Necesitaba gobernar sobre este deseo, esta necesitad. Estaba
aquí para hacer un trabajo…
Pero estaba en esta cocina, después de una noche de bebida y
baile, presionando mis caderas en las suyas, queriendo hacer
mucho, mucho más.
Muchísimo. Más.
Cameron se dio cuenta de que había parado de hacer fotos y
levantó su cabeza de mi hombro para mirarme. Supe que él vio lo
que no quería que viera. Podía verlo. Podía sentirlo. Yo sabía que
podía.
Yo lo quería.
No solo lo quería.
Estaba empezando a gustarme de verdad.
Joder.
Él lamió sus labios y se inclinó hacia delante, y me di cuenta
que estaba a punto de besarme. Y entré en pánico.
Lo quería. Joder, lo quería. Pero necesitábamos concentrarnos
en el trabajo.
Antes de que sus labios encontraran los míos, susurré.
―Date la vuelta.
Sus ojos se cerraron y tragó saliva, pero lo hizo. Lentamente, se
dio la vuelta, por lo que quedó frente al mostrador, y su culo
vestido de vaqueros estaba delante de mi polla. Envolví mi mano 64
libre alrededor de su cintura y lo empujé contra mí.
Oh, joder.
De alguna manera, me las arreglé para tomar unas fotos de
nuestros pies. Bueno, creo que sí. Al menos, esperaba que fuera
eso lo que hice. Él gimió, y con mi mano, empujé su hombro hacia
abajo en la isla de la cocina.
No pude evitarlo. Empujé contra él casi salvajemente, así que 03/2017
sus talones dejaron el suelo mientras se inclinaba hacia delante
de puntillas. Con mis pies entre los suyos en estas fotos, no había
malinterpretación en nuestra posición.
Cameron gimió sobre isla de la cocina.
―Oh, joder.
Puse el teléfono en el mostrador a su lado y agarré la parte
superior de sus hombros, tirando de él hacia arriba. Susurré
contra la parte posterior de su cuello.
―No me tientes.
Se movió tan rápido que apenas lo vi, pero se giró para
encararme, y con dos fuertes manos y en dos largos pasos, me
empujó contra el frigorífico. Su pecho estaba agitado, sus ojos
eran oscuros y salvajes. Podía sentir todo su frente contra el mío.
Él estaba duro.
Yo también.
Sus ojos parpadearon de mis ojos a mis labios, y supe que era
eso. Él iba a besarme.
Y yo iba a dejarle.
Él debió haber visto el consentimiento en mis ojos porque
entonces sus labios estaban en los míos. Sedoso, cálido y
húmedo, sus labios se abrieron y se cerraron. No fue un casto
primer beso.
Él era exigente, urgente, y mi boca se abría para saborearlo,
para sentir su lengua, para beberlo.
Joder.
Johnnie Walker y Cameron Fletcher. 65
Su lengua invadió mi boca y todos los pensamientos coherentes
fueron reemplazados con ráfagas de calor atravesando mis venas
y poniéndome piel de gallina.
Mis manos sujetaron su cara, y podía sentir su mandíbula
moviéndose, abriéndose y cerrándose, mientras nos besábamos.
Algo en mi cerebro estaba diciéndome que parara esto.
Pero en vez de retirar mi boca, mis manos lo sujetaron más 03/2017
fuerte.
En vez de decirle que no deberíamos hacer esto, el único sonido
que podía hacer eran gemidos.
En vez de resistirme, en vez de parar este beso, este
jodidamente delicioso beso, le besé más fuerte.
Él gimió, y justo allí, en su cocina, contra su refrigerador, yo lo
quería. Quería sentirle pulsando en mi mano, en mi boca. Quería
probar su sudor. Quería probar su semilla. Quería follarlo. Quería
que me follara.
Bajé mis manos por su pecho, sus costillas, hasta sus caderas,
y lo empujé bruscamente hacia mí, machacando nuestras pollas
juntas. Retiré mi boca, para respirar, para decirle lo que quería.
―Para.
La palabra, aunque apenas fue un soplo, sonó fuerte, y
definitiva.
Y cuando se separó, con ojos abatidos, me di cuenta de que la
palabra vino de mí.
Retrocedió, sus labios hinchados, su respiración irregular, y el
rechazo escrito claramente en su cara.
―Cameron, ―dije, tratando de recobrar la respiración.
Levantó su mano para detenerme, y sacudió su cabeza,
tomando otro paso lejos de mí.
―No.
Fui rápido en cerrar la distancia entre nosotros, y agarré su
brazo. Él pensó que le había rechazado. Él estaba herido. Yo le
había herido. 66
―Mírame,― le dije. Lo hizo, pero sus ojos eran cautelosos y
defensivos. Tomé su mano y la sujeté contra mi mástil. ―¿Sientes
eso?― sus ojos se ensancharon, pero jadeó y asintió. ―¿Sientes lo
que me haces?― pregunté. ―Tienes que saberlo, Cameron lo
quiero… pero no así. No bebido, no a las tres de la mañana,―
señalé con la cabeza hacia la otra habitación. ―Y no con ese
jodido reloj corriendo contra nosotros. Necesitamos tener este 03/2017
trabajo hecho. Necesitamos enfocarnos en eso.― y creo que él lo
pilló. ―Quise decir lo que dije esta noche,― le dije. ―Cuando este
contrato sea efectivo, nosotros saldremos otra vez. Cuando no
estemos trabajando, haremos esto correctamente.― Su cara cayó,
pero asintió.
Toqué su cara, y mi gesto le hizo mirarme. Me incliné y besé su
mejilla.
―Vete a la cama. Yo terminaré aquí abajo.
Sonrió, o algo así, se dio la vuelta y salió. Pude oírle subir las
escaleras, y entonces estuve solo.
Acaba de rechazar a Cameron Fletcher.
Acababa de rechazar a Cameron jodido Fletcher.
Mi polla estaba doliendo, y yo tenía una urgencia intempestiva
de golpear mi cabeza contra la mesa de la cocina. Tal vez la
privación de sueño y el exceso de trabajo condujeran hacia la
jodida locura, porque Lucas Hensley no rechazaba hombres como
Cameron Fletcher.
Excepto que lo acababa de hacer.
Apagando las luces, troté por las escaleras, arrastrándome a la
cama y tratando de no pensar en lo que eso significaba.

67

03/2017
CAPITULO 8 ―Yo estoy…real-jodida-mente confuso.

No dormí. En absoluto. No pegué ojo.


Normalmente, unas cuantas copas hacen que caiga redondo. 68
Pero no esta noche. Ignoré mi erección. Mi propia polla me odiaba
porque le negaba algo de Cameron Fletcher.
Me cago en la puta.
Todavía no sabía por qué nos detuve. Lo sabía, sabía, que
estábamos a dos minutos de rasgar nuestra ropa e ir a por ello.
Pero tuve que decir para.
El dolor en mis bolas era mi recompensa. No me molesté en 03/2017
hacerme una paja. Aprecié el sordo malestar porque me lo tenía
bien merecido.
¿En qué cojones estaba pensando?
Bueno, sabía lo que estaba pensando…estaba pensando que
quería tomarme mi tiempo con Cameron. Quería hacerlo
apropiadamente, no ser solo la rápida follada de la que se
arrepentiría. Estaba pensando que quería empezar a gustarle.
El reconocimiento mi hizo gemir.
¿En qué cojones estaba pensando?
Era Cameron Fletcher de quien estaba hablando. El hombre con
el que trabajaba, él que tenía hielo en sus venas. Él era frío,
distante y condescendiente.
Excepto que no lo era.
No el tipo con el que había pasado las ultimas treinta horas y
pico. El tipo que era inteligente, divertido, y tenía una cosa por los
calcetines de dibujos animados. El tipo que era gay, sexy como el
infierno, y con el que acababa de frotarme en su cocina porque le
quería.
Sip, ese tipo.
Ese tipo que estaba todavía en el armario.
Él.
El único en el que no podía parar de pensar.
Joder.
Lanzando atrás las cubiertas, me puse mis vaqueros y camiseta.
Eran las 4:30 de la mañana, y si no podía dormir, bien podría
hacer algo de trabajo. Encontré algo de Tylenol en el cuarto de
baño para los pinchazos en mi cabeza, bajé las escaleras, puse el 69
indicador de la máquina de café en date-prisa-de-una-puta-vez, y
me hice un café lo suficientemente fuerte para despertar a un
muerto.
Me tiré sobre una silla en la mesa de comedor, cogí el teléfono
de Cameron y mi ordenador y me puse a trabajar. Primero, estaba
la secuencia de mi pregunta-respuesta con la multitud en el club,
usando los productos Lurex como cebo. Era rudo, pero era real. 03/2017
Lo quería sin editar.
Quería que Lurex oyera lo que los hombres gay reales querían,
no alguna encuesta de gente diciendo a otras personas lo que
ellos pensaban que querían oír.
Cargué la secuencia en mi ordenador, guardándola exactamente
como era. Necesitaría alguna edición, alguna limpieza, pero no
demasiado.
La siguiente secuencia era de nosotros bailando.
Guardé la secuencia en mi ordenador primero, y sinceramente,
estaba nervioso acerca de verla. Tenía la esperanza de utilizar las
secuencias fijas como fotografías para coincidir, o en paralelo, con
las fotos de Ashley y Ben. Dos parejas en posiciones íntimas, pero
no prevaleciendo una pareja sobre la otra.
Representaríamos ambas parejas en igualdad.
Porque lo eran.
Excepto que la pareja en la pista de baile no era realmente una
pareja. Éramos Cameron y yo. No tenía ni idea de cómo quedaron
las imágenes, pero estaba nervioso de vernos juntos. Estaba
asustado de que pudiera…gustarme.
Exhalé fuertemente y sacudí mi cansada cabeza. Y por alguna
razón, me giré a mirar el cronómetro. Santa jodida mierda.
29:12
Nos quedaban veintinueve jodidas horas.
De repente, no me importaron los nervios. Simplemente golpeé
el play.
Y nos observé. Ellie, nuestra extraordinaria cámara, hizo un 70
buen trabajo. Ella se las arregló para no sacar instantáneas de las
caras como le indiqué, pero se giraba un poco demasiado
rápidamente, o pasaba a través de nosotros demasiado rápido.
Pero eso era lo suficiente fácil de arreglar. Podía ralentizarlo,
fotograma por fotograma si tuviera que hacerlo.
La pista de baile estaba más oscura de lo que recordaba, y las
luces estroboscópicas y el ruido hacían que mi cabeza palpitara. 03/2017
Bajé el sonido y ajusté el contraste para minimizar la luz quema-
retina.
Y vi dos cuerpos bailando y moliéndose; uno sin camisa, uno
con una estrecha y ajustada camiseta.
Vi manos deambulantes y dedos cavando en la piel. Vi cómo
dedos esbeltos rozaban el cinturón del vaquero de talle bajo, y vi
cómo una manos familiares se agarraban en puños en la espalda
de la camiseta. Vi caderas mecerse y molerse, y estómagos
presionados juntos.
Luego los cuerpos cambiaron de posición. Todavía moviéndose,
balanceándose, bailando, pero ahora el pecho desnudo estaba
presionado contra la espalda de la ajustada camiseta. Manos
grandes envueltas alrededor con dedos bien extendidos frotando
los lados, los abdominales.
Mis manos.
En Cameron.
De esa forma. Agarrando, sujetando, las puntas de mis dedos
arañando a través de su estómago y mi polla presionada contra su
culo, mi pecho contra su espalda.
Joder.
No estaba viendo alguna aleatoria, anónima pareja. Estaba
viéndonos a nosotros.
Y éramos jodidamente calientes.
Luego intercambiamos posiciones. Realmente no lo recordaba
detrás de mí de esa manera, pero ahí estaba en la grabación, ante
mis propios ojos. Sus caderas contra mi culo, su pecho contra mi
espalda. Largos y pálidos dedos corrían de mis costillas a mis 71
muslos, las manos de Cameron, sobre mi cuerpo. Oh, es cierto...
Cuando estuvimos así fue cuando él susurró en mi oído. Eso
fue cuando él básicamente me preguntó si yo estaba arriba o
abajo.
Podía ver en las imágenes lo duro que fue. Una maldita
protuberancia en mis vaqueros del tamaño de mi estado natal.
Dios, yo sabía que él me tenía duro en la pista de baile, pero para 03/2017
verlo... Y entonces, como si verlo en la pantalla me hiciera darme
cuenta, estaba extremadamente consciente del dolor agitando mi
polla. Joder, incluso mirándonos me estaba poniendo duro.
Necesitaba enfocarme. No podía poner en peligro este contrato
porque mi puta polla no se comportaba. Podía pasar el resto de la
semana matándome a pajas si quería, y probablemente lo haría,
pero justo aquí, ahora. Necesitaba terminar esto.
Terminé mi café y me traje otro, deliberadamente sin pensar en
mi polla. Pensé en lo cabreado, o peor, decepcionado, que el señor
Fletcher estaría si no conseguíamos este trato. Pensé en como de
decepcionado yo estaría si nosotros no conseguíamos este trato, y
podía sentir el dolor disiparse. Lo que significaría para mi
trabajo…
A mi polla no le gustaba la idea del fracaso, tampoco.
Incluso mientras veía la secuencia de nosotros bailando dos
veces más, mi polla se comportó. Perdí la perspectiva de verme
bailar con Cameron y me concentré en las tomas, ángulos y lo que
podía ser arreglado digitalmente y lo que no. Lo corté, convertí
secuencias en imágenes fijas, muy parecido a lo que hice con las
fotografías de Ashley y Ben ayer.
Gracias a Dios por la era digital.
Pero entonces, entonces, miré las fotos que tomé de mis pies y
los de Cameron. No había calcetines, su piel desnuda estaba en la
mía; sus pies perfectos sobre la mesa de café, mis piernas
cubiertas por las suyas, nuestros pies metidos juntos.
Eran jodidamente hermosas.
Me quedé mirando las fotos de nuestros pies por años, tomando 72
mi tiempo con cada toma. Hasta que llegué a las fotos de nosotros
en la cocina.
Mierda.
Santa.
Había dos fotos, el ángulo era un poco torcido, pero éstas me
cortaron la respiración.
Y pusieron dura a mi polla. Otra vez. 03/2017
Yo estaba obviamente detrás de Cameron, sus pies encarando el
mueble de la cocina, bien extendidos, con mis pies entre los
suyos. Estaba de puntillas, sus talones sin tocar el suelo, y mis
rodillas estaban ligeramente dobladas, empujando en él.
Si hubiéramos estado desnudos y follando, estaría
profundamente enterrado en él. Estaría empujando dentro de él,
alcanzando ángulos que le hicieran gemir, mientras le doblaba
sobre el mostrador de la cocina, jodiendo su culo…
Pero no estábamos desnudos.
Ajusté mi polla y la palmeé para aliviar la presión, pero eso solo
lo hizo peor.
Entonces lo hice otra vez, mientras comprobaba cómo sus pies
se veían conmigo estando entre ellos. Y palmeé mi polla otra vez,
incapaz de apartar la mirada de cómo los arcos de sus pies eran
perfectos, cómo sus dedos estaban doblados y se flexionaban tan
bellamente…como…oh, joder.
No podía simplemente machacármela sentado en la mesa de
comedor de Cameron. Eso sería realmente desagradable.
No obstante gemí, sabiendo que esta erección no sería ignorada.
Comprobé el tiempo en el estúpido reloj de Cameron.
27:30
Estaba demasiado cansado para calcular lo que era en tiempo
real. Así que me quité la camisa, y la lancé al estúpido-jodido reloj
de Cameron, y comprobé la hora en su teléfono.
6:30 AM. Perfecto.
Hora de la ducha mañanera.
Tan pronto como el agua caliente corrió sobre mi cabeza, ya 73
tenía mi polla en la mano. No eran los azulejos lo que veía, oh
infiernos no. Las imágenes cuando cerré los ojos eran de
Cameron. Y mostradores de cocina y pies, y su culo desnudo y mi
polla enterrada profundamente dentro de él.
Y no era el gel lo que usaba como lubricante en mi puño para
bombearme en lo que se sentía liso y apretado. Era el culo de
Cameron mientras lo follaba, alimentándole con cada centímetro, 03/2017
follándole duro. Sus nudillos estaban blancos mientras se
aferraba, y yo clavaba mi polla en él. Estaba inclinado sobre la
mesa de la cocina, y gruñía y gemía, y su culo apretaba mi pene
mientras se corría…
Duro. Me corrí tan jodidamente duro, mis rodillas casi se
desvanecen. Las imágenes en mi mente de joder a Cameron me
hicieron estremecer mientras mi mano apretaba las últimas gotas
de semen de mi polla. Todavía podía verlo, en mi mente, cómo se
había retorcido debajo de mí, montando su orgasmo con el mío,
su cuerpo largo y musculoso, sudoroso y lleno de placer. Mi polla
floja y pesada se estremeció una última vez en mi mano.
Fui consciente de los sonidos del agua y el calor de ella en mi
piel cuando mis sentidos volvieron a mí. Mis párpados estaban
pesados, pero abrí los ojos. Yo estaba desgastado. Mi orgasmo me
había dejado jodidamente cansado. Cansado, pero relajado, y si
tuviera que pasar el día entero trabajando mano a mano con
Cameron, fue una buena cosa que me la hubiera sacudido.
Me sequé, enrollé la toalla alrededor de mi cintura y salí del
baño. La puerta de Cameron estaba ligeramente abierta, y traté de
no echar un vistazo dentro. Pero por supuesto, no pude evitarlo,
así que lo hice.
Estaba acostado boca abajo, los brazos levantados, bajo la
almohada. No podía ver su cara, sólo la parte posterior de su
cabeza, pero él todavía estaba profundamente dormido.
Probablemente iba a estar cabreado conmigo por dejarlo dormir.
En realidad, probablemente no estaría hablando conmigo después 74
de que parara nuestro frotamiento en la cocina.
No tenía ni idea de cómo reaccionaría hacia mí bajo la sobria
luz del día, o lo incómodo que sería entre nosotros. Dejé a
Cameron dormido, me vestí y bajé, preguntándome cómo sería
nuestro día. Teníamos unas veintisiete horas y si él no hablaba
conmigo, entonces iban a ser unas jodidamente largas veintisiete
horas. 03/2017
Me preguntaba distraídamente cuánto tiempo más debería
dejarle dormir, cuando su teléfono sonó.
No podía responderlo. Pero podía mirar el identificador de
llamadas.
Mamá.
Dejé que el teléfono dejara de sonar, imaginando que su madre
dejaría un mensaje, y él podía devolverla la llamada cuando se
levantara. Pero entonces un mensaje se deslizó por la pantalla.
Estamos cogiendo el desayuno. Estaremos allí en diez minutos.
Lo leí, y luego lo leí otra vez.
Estamos cogiendo el desayuno.
Estamos… como en nosotros estamos…
Mierda.
La Sra. Fletcher y el Sr. Fletcher.
El padre de Cameron, mi jefe, iba a estar aquí en diez jodidos
minutos.
Lancé su teléfono sobre la mesa y corrí escaleras arriba,
derecho a su habitación.
―¡Cameron!
Se giró a mirarme, sobresaltado.
―¿Qué? ¿Eh?― sus ojos se tomaron un momento para
enfocarme, y su cabeza cayó en la almohada con un gemido.
―…mi cabeza.
Me reí.
―No tienes tiempo para la Resaca,― le dije. ―Tu mamá y tu
papá estarán aquí en nueve minutos.
Enterró su cara en la almohada. 75
―Mm mm.
Arranqué la almohada de su cara y bajé la manta hasta su
cintura. Atrapé un vistazo de su ropa interior, así que dado que
no estaba desnudo, agarré su mano y lo saqué de la cama, hacia
el baño.
―¿Qué coño estás haciendo?― protestó.
Lo arrastré al baño. 03/2017
―Tu padre viene a revisar la campaña, por lo menos tienes que
parecer vivo.― Me di la vuelta, preparé la ducha y luego me volví y
lo miré.
Cameron. En ropa interior.
Su torso escultural, sus abdominales definidos y calzoncillos
negros contrastaban perfectamente con su pálida piel. Podía ver el
contorno pesado de su polla a través del material oscuro...
Que.Me.Jodan.
Ni siquiera traté de esconder que me lo estaba comiendo con los
ojos. Él frotó sus manos sobre su cara, y cuando abrió sus ojos,
me miró fijamente.
―¿Has acabado de mirar?
―Ni.Por.Asomo.
Me miró, una mezcla de resaca, diversión e irritación.
―Siete minutos…
―Oh, necesitaré más que eso contigo…
Su boca cayó abierta. Luego añadió.
―Quiero decir hasta que mi papá esté aquí.
Oh, correcto. Le sonreí.
―Solo tienes cinco minutos para estar duchado, vestido y
abajo,― le dije. ―No te afeites. El rastrojo te queda bien,― dije. Era
la verdad, le quedaba bien. Fui hacia la puerta y me giré para
añadir. ―Y no te hagas una paja. No tienes tiempo.
Sus ojos se estrecharon.
―¿Has terminado?
―Oh, terminé de masturbarme en tu ducha como hace una
hora. 76
Y aquí estaba yo pensando que iba a ser incómodo entre
nosotros.
Sonriendo, le dejé allí boquiabierto, y bajé las escaleras para
prepararme para el jefe.

03/2017
CAPITULO 9 ―Yo estoy…temperamental, irascible y
demasiado jodidamente cansado.

27:12 77
Para el momento en que los padres de Cameron llegaron, yo
había limpiado la mayoría del desorden. Cogí nuestros zapatos de
donde los dejamos la pasada noche, y lancé a Epi y Blas para
lavar. Moví la pila de papeles sin alterar demasiado, pero
haciendo que pareciera más organizado, y volví a llenar la
máquina de café.
Cuando sonó el timbre, abrí la puerta y quedé bastante 03/2017
sorprendido por lo que vi. Era el Sr. Fletcher, y una mujer a la
que presumí ser la madre de Cameron, excepto que se había ido el
traje de Armani y la disposición superior. El jefe llevaba
pantalones de color caqui y un polo, sonreía y sostenía una caja
de comida para llevar.
Él charlaba mientras entraba, yendo directo a la cocina,
diciéndome cómo Cynthia insistió en traer los pasteles favoritos
de Cameron para desayunar, a pesar de tener que atravesar la
ciudad para ellos. Ella reprendió gentilmente a su marido,
sonriéndome mientras lo hacía.
El Sr. Fletcher era un hombre diferente. Quiero decir, era el
mismo hombre, excepto que no lo era. ¿Qué pasaba con los
hombres Fletcher y sus personajes en la oficina?
―Lucas, me gustaría que conocieras a la madre de Cameron, mi
esposa, Cynthia,― el Sr. Fletcher dijo cálidamente.
―Buenos días, señora,― dije, inclinando mi sombrero
imaginario, y la señora Fletcher me sonrió cálidamente.
Comencé a servir cafés justo cuando Cameron entraba en la
cocina. Sonrió a su padre y besó la mejilla de su madre. Sabiendo
que su retumbante cabeza probablemente lo estaba matando, le
di un café. Miré a sus pies, porque bueno, siempre miraba los pies
de la gente, y él estaba descalzo.
Miré de sus jodidos pies perfectos a su jodida cara perfecta y
sonreí. Él me devolvió la sonrisa. Era ligera, tal vez burlona, tal
vez una sonrisa agradecida, pero mientras su padre le preguntaba
algo, vi a la Sra. Fletcher mirando el intercambio entre su hijo y 78
yo. Ella me sonrió con conocimiento en sus ojos.
Ella lo sabía.
Ella sabía. Ashley sabía. Simona sabía. Los únicos que no
sabían eran el hermano de Cameron y su padre.
Los hombres.
Desviando su atención, la pregunté.
―¿Café, señora Fletcher? 03/2017
―Oh sí, querido, por favor. Y Lucas, por favor, llámame Cynthia.
Le sonreí.
―Lo siento, señora, pero mi mamá estaría en el primer avión a
Chicago para darme una buena zurra si alguna vez llamo a una
dama por su nombre de pila.
Ella dio una risita, y entonces noté que el señor Fletcher y
Cameron estaban observándonos. El padre estaba sonriendo, y el
hijo estaba un poco perplejo, creo, de que hiciera reír a su madre.
Entregué al sonriente señor Fletcher su café y le ofrecí azúcar y
crema a la señora Fletcher. Ella, a su vez, nos ofreció la selección
de pasteles que habían traído.
Y entonces el Sr. Fletcher hizo la pregunta del millón.
―Entonces, ¿Cómo estáis llevando lo de Lurex?
Miré a Cameron, y pude ver que estaba atascado. Porque al
decirle a su padre qué dirección estábamos tomando, al mostrarle
las fotos que habíamos tomado y las secuencias que teníamos, en
la forma en que estaban ahora, estaría mostrando más que
nuestra campaña.
Estaría saliendo.
Así que respondí por él.
―Si te parece bien, Cameron, prefiero no decirlo ahora mismo.
Ambos hombres me miraron; Cameron estaba aliviado, su padre
sorprendido y curioso. No quería cabrear al señor Fletcher, o
atentar contra su inteligencia, así que me expliqué.
―En este momento, es un producto en crudo y sin editar, y no
quiero que piense que no vamos según el programa. Lo hacemos,
pero todavía necesitamos pulirlo. 79
El Sr. Fletcher frunció el ceño.
―¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?
―Sí,― asentí mientras sorbía mi café. ―Vamos a necesitar
acceso al departamento de artes gráficas de la oficina central
alrededor de las cuatro de esta tarde.
―De acuerdo,― asintió gravemente. ―No hay problema. Puedo
organizar eso. ― El parecía más feliz ahora que estaba 03/2017
contribuyendo en algo. ―Chicos, parecéis cansados. Ha salido el
sol, deberíamos sentarnos fuera para que vosotros dos cojáis
algunos rayos de sol.
Con eso, tomamos nuestros cafés y pasteles y fuimos al patio
trasero. No sabía ni siquiera que Cameron tenía un patio. Sentado
al aire libre, tenía que admitir que se sentía bien tomar el sol. Mi
cabeza cayó hacia atrás y el sol en mi cara calentaba mi piel.
La voz del Sr. Fletcher evitó que cayera dormido.
―¿Extrañas el sol de Texas?
Mis ojos se abrieron reticentes, y le miré.
―Mmm, algunas veces,― admití, un tanto medio dormido.
―Jesús, Lucas,― el padre de Cameron resopló. ―¿Has dormido
algo?
Sonreí.
―No, esta noche no.
Cameron me clavó la mirada. Miré a su padre y le expliqué,
―Tenía demasiado en la cabeza.― Deliberadamente, no miré a
Cameron, incluso aunque podía sentir sus ojos en mí, y terminé
mi café. ―Puedo dormir mañana, después de la reunión.
La señora Fletcher chasqueó su lengua, justo como mi mamá
hacía, y el señor Fletcher entrecerró sus ojos hacia mí, luego a su
hijo.
―Cameron, asegúrate de que duerma un poco. Llévale a la cama
tú mismo si es necesario.
Cameron tosió, casi atragantándose con su bagel, y murmuró
algo que no pude distinguir.
La Sra. Fletcher cambió de tercio, salvando a su hijo de pasar 80
más vergüenza.
―¿Entonces, Tobias me dijo que es un gran contrato?
Sonreí y asentí, y ella insistió en el tema,
―Dime, ¿qué es en lo que mi querido esposo os ha hecho,
chicos, trabajar todo el fin de semana? ¿Lurex, no es así?
La respondí sin pelos en la lengua.
―Sí, señora. Condones y lubricantes…ah, lubricación personal, 03/2017
señora.
Los ojos de Cameron se salieron de las órbitas y me miró. La
Sra. Fletcher se inclinó y le dio una palmadita en el brazo.
―Está bien, Cameron. Condones o copos de maíz, y solo otro
producto.
Él rodó sus ojos.
―Sé eso, mamá.
―Así que, dime,― ella dijo, sorbiendo su café con una sonrisa.
―¿Cómo investigáis sus productos?
La sonreí, pero Cameron respondió primero.
―En primer lugar, miramos los mercados, las tendencias, los
porcentajes de ventas, investigación de objetivos... ya sabes,
condones o copos de maíz, es lo mismo, sólo otro producto.
Ella lo miró, él le sonrió, y ella se rió. El señor Fletcher sacudió
su cabeza hacia ellos.
La sonrisa de la madre de Cameron se desvaneció.
―Excepto que no tener cereales, a diferencia de los condones,
no cambian el curso de tu vida,― ella dijo suavemente. Luego se
explicó. ―Hago algo de trabajo voluntario en la casa de descanso
local para personas que viven con VIH… a veces no te cuesta el
precio de un condón. A veces te cuesta mucho más.
El Sr. Fletcher empezó a hablar de los fondos para la casa de
descanso, pero yo no estaba prestando mucha atención. Estaba
mirando a Cameron. Podía ver su cara de estoy pensando, pero
todo lo que yo podía hacer era tratar de no bostezar. De pie,
agradecí a los padres de Cameron por el desayuno, citando la
necesidad de volver a trabajar, pero sinceramente, el calor del sol 81
me estaba dando sueño.
De nuevo en el interior, me serví otro café, tratando de
despertarme. Cameron charló con sus padres durante unos
minutos, y no mucho después, entraron para decir adiós. Cuando
la señora Fletcher dijo que era un placer conocerme, toqué mi
sombrero invisible y le dije:
―El placer fue mío, señora. 03/2017
Ella sonrió de oreja a oreja ante el gesto, Cameron rodó los ojos
y el señor Fletcher sonrió.
Cuando los padres de Cameron se fueron, él fue directo a la
cocina.
―¿No has dormido nada? ¿Has trabajado toda la noche?― no
podía decir si estaba enfadado o preocupado.
Sacudí mi cabeza.
―No, traté de ir a dormir. Estaba un poco distraído por nuestro
encuentro en la cocina.
―Oh.― Él suspiró y arrastró sus manos a través de su pelo,
inclinándose contra el mostrador a mi lado. Antes de que pudiera
preocuparme demasiado de que fuera incómodo entre nosotros, él
suspiró otra vez.
―Gracias.
Lo miré, elevando una ceja inquisitivamente.
―¿Por qué?
―Por despertarme,― dijo. ―Mi padre se habría cabreado si llega
aquí y yo estuviera durmiendo y tú trabajando.
―Te habría cubierto,― le dije.
Resopló y sonrió antes de frotarse las sienes.
―¿Cómo supiste que estaban de camino?
―Tenía tu teléfono conectado a mi ordenador, trabajando en las
grabaciones y las fotos,― le dije. ―No respondí, lo juro. Vi que era
el número de tu madre, y luego un mensaje de texto pasó a través
de la pantalla diciendo que estarían aquí en diez minutos.
Él asintió
―Está bien. Gracias de todos modos. 82
Miré al suelo delante de nosotros y pude ver sus hermosos pies
descalzos saliendo de debajo de sus pantalones vaqueros. Golpeé
mi pie con calcetín sobre el suyo desnudo y le sonreí.
―Burlándote de mí con los pies descalzos, ¿eh?
Él se rió entre dientes.
―Por el comentario que me dejaste en el baño.
Oh, es cierto. Le dice que me había hecho una paja en su 03/2017
ducha. Sonreí y me encogí de hombros sin ningún tipo de
vergüenza.
―Bueno, ver el video de nosotros bailando ya era
suficientemente malo, pero luego vi las fotos de nuestros pies…
Él tragó saliva ruidosamente, gimió y sacudió su cabeza.
―¿Eh…cómo…cómo quedaron?
―Echa un vistazo,― dije sonriendo. Me dirigí hacia la mesa de
comedor y abrí mi ordenador. Comencé con el video sin editar de
nosotros bailando.
No miré la pantalla. Lo mire a él.
Sus ojos estaban bien abiertos, y él tragó saliva varias veces.
Cuando terminó,
―Jesús…― es todo lo que pudo decir.
Le sonreí y luego comenzó la presentación de imágenes de los
pies. La pantalla se detuvo en la última. La única de nosotros en
la cocina con él de puntillas, inclinado, y yo detrás de él, moliendo
mi polla contra su culo y empujándolo en el mostrador de la
cocina.
Me miró y tragó saliva. Sus ojos estaban abiertos y oscuros, y
lamió sus labios.
Cerré la pantalla.
―De ahí mi necesidad de cascármela en la ducha.
Él asintió, y yo me reí. Pero él estaba mirando las fotos y frunció
el ceño.
―Gracias…por no dejar que papá viera estas. Él sabría que
somos nosotros…yo.― Tragó saliva, luego susurró. ―Oh, Dios. Él
va a saber que soy yo. 83
Entonces le miré; sus ojos estaban abatidos.
―Hey;― dije, haciendo que me mirara. ―Te mostraré lo que he
empezado a hacer con los videos y las fotos. Te lo prometo,
cuando esté hecho, él nunca lo sabrá.
Él asintió y me dio una sonrisa triste. Le mostré lo que empecé
en las primeras horas de la mañana. Él pudo ver en qué dirección
me dirigía, donde quería que fueran las fotos. Le expliqué, 03/2017
―Habiendo hecho las de Ashley y Ben ayer, realmente sólo es
cuestión de encontrar las de nosotros que combinen mejor.
Él asintió.
―Estas son buenas,― dijo.
―Por supuesto que lo son.― Rodé mis ojos hacia él, tratando de
hacerle sonreír. Funcionó, pero entonces bostecé.
―Deberías acostarte un momento,― dijo en voz baja.
Traté de objetar, pero solo bostecé otra vez.
―¿Puedes despertarme en tres horas?
―Cuatro.
Rodé mis ojos, y él sonrió.
―Seguiré con esto.― Dijo. ―Te despertaré…― miró su
cronómetro, el que tenía mi camisa tirada sobre él, luego me miró.
―Me estaba molestando,― le dije con un mohín.
Él sonrió.
―Te despertaré en cuatro horas.
Asentí y arrastré mi cansado culo arriba de las escaleras,
quitándome la camisa mientras me iba. Esta cayó en el suelo
cerca de mi bolsa, y yo caí en la cama. Ni siquiera me molesté en
quitarme los vaqueros, y no me molesté en retirar las sábanas.
Ni siquiera recuerdo caer dormido.
22:35
Lo siguiente que supe era que había un zumbido infernal en
algún lugar cerca de mi cabeza. Estúpido zumbido de mierda. Mis
manos tantearon a ciegas, tratando de callarlo, y lo encontré. Era
mi teléfono. Sobre la almohada. Cerca de mi cabeza.
La alarma de mi teléfono había estado programada para saltar. 84
Yo no la puse…
Cameron. Cameron debió ponerla. Y entrar a mi habitación
mientras estaba durmiendo para ponerla sobre la almohada,
cerca de mi cabeza.
Bonita manera de venir y despertarme, gilipollas. Cogí mi
teléfono, y no me molesté en ponerme una camisa, encaré
pesadamente las escaleras para agradecérselo personalmente. No 03/2017
esperaba despertar con un cuarteto de cuerda interpretando a
Mozart, pero por Dios... una jodida alarma telefónica en mi oído,
imitando a un martillo neumático, no era exactamente agradable.
No me había despertado de muy buen humor, pero ese no era el
jodido asunto. Nunca me despierto de buen humor, pero tampoco
era ese puto asunto.
Bajé pisoteando las escaleras, atravesé el vestíbulo y entré en el
comedor.
―¡Cameron!― pero no estaba allí. Entonces entré pisoteando en
la cocina, y no estaba allí, tampoco. ―¡Cameron!― sin respuesta.
¡Joder!
En realidad, la casa estaba silenciosa. Demasiado silenciosa.
Cameron no estaba por ninguna parte.
Antes de que mi sangre pudiera hervir, mi teléfono zumbó en mi
mano. El identificador de llamadas mostró su nombre.
Cameron.
No me molesté con formalidades. Respondí su llamada.
―¿Dónde. Cojones. Estás?

85

03/2017
CAPITULO 10 ―No soy un campista feliz.

―¿Eh... perdón?
―Dije, ¿dónde cojones estás? 86
Silencio.
Comprobé mi teléfono para ver si la línea se había cortado. No.
él estaba todavía allí.
―Entonces,― jodidamente odiaba repetirme, ―¿dónde estás? Y
muchas putas gracias por despertarme.
Tomé una profunda respiración. Sabía que estaba siendo
irrazonable y un poco-o mucho-inmaduro, así que traté de 03/2017
exhalar lentamente para dejar la mierda dentro.
―Puse tu alarma,― él siseó a través del teléfono. Yo podía
fácilmente imaginármelo con su mandíbula apretada mientras
hablaba. ―Y te estoy llamando ahora para asegurarme de que no
siguieras dormido. Terminé de editar lo que pude de las fotos,
muchas jodidas gracias, y decidí añadir algo a la campaña, lo que
pensaba mostrarte cuando volviera. Ahora mismo, si realmente
debes saberlo, estoy en la cola de la delicatessen2. Iba a
preguntarte si prefieres el jamón o el pollo en tu ensalada, pero
puedes conseguirte algo tú mismo para comer, muchas gracias,
que te den.
La línea hizo clic en mi oído. Ahora la línea estaba
desconectada.
Joder, joder, joder.

2
Negocio que vende quesos de alta calidad, ensaladas y carnes cocidas
Lancé mi teléfono encima de la mesa, incluso más cabreado que
hace cinco minutos. Ahora estaba cabreado porque había tenido
siete horas de sueño en los últimos dos días, estaba cabreado
porque él aparentemente había terminado la edición en bruto de
las fotos ya, y él había decidido añadir algo a la campaña sin
consultarlo conmigo, o despertarme.
Pero más que nada, estaba cabreado porque ahora…ahora,
tenía que disculparme por ser un capullo.
Resistiendo la urgencia de gritar, tiré de mi cabello, tomé otra
profunda respiración y conté hasta diez. Primero en inglés, luego
en español. 87
Y luego en francés.
Cuando me calmé lo suficiente, abrí mi ordenador y miré lo que
él había hecho.
Ahora me sentí como más que un gilipollas.
Él terminó haciendo lo que yo había empezado, usando mis
ideas, justo como le mostré. Estaba perfecto.
Ahora teníamos fotos casi idénticas de una pareja heterosexual 03/2017
y una pareja del mismo sexo. Las mismas posturas, las mismas
posiciones, fotos de cuerpos, con el frente de Ben y las yemas de
los dedos de Ashley por dentro de la cintura de sus vaqueros,
luego yo y Cameron en la pista de baile. Yo estaba sin camisa, y él
estaba detrás de mí con sus manos sobre mi estómago, las puntas
de sus dedos rozando dentro de mis vaqueros.
Luego las fotos de nuestros pies; él había escogido la de Ben y
Ashley de pie, su pie apoyado en el borde de los vaqueros de Ben.
Y él había utilizado la única de nosotros de pie en su cocina -en la
que estábamos frente a frente- pero era diferente. Me tomó un
segundo darme cuenta de que había usado efecto espejo con la
imagen, haciendo que nuestra pose coincidiera con la de Ashley y
Ben.
Muy inteligente, Cameron. Muy inteligente.
Ahora solo necesitábamos hacer una edición final, llevarlas a
las pantallas de presentación visual, y obtener las imágenes de
video editadas correctamente, para todo eso necesitábamos entrar
en la oficina central. Miré el crónometro de Cameron.
21:47
Según mis cálculos, deberíamos poder sacar esto. Y tal vez, sólo
tal vez, sería capaz de ir a casa y dormir por seis horas completas.
Emocionado por la idea, miré a mi alrededor la mierda que podía
empacar para llevar a casa.
Agarré mis botas, mi chaqueta y la segunda bolsa de papel de
juguetitos Lurex, la única con dildos, sondas y anillos de pene.
Subiendo las escaleras, pensé que no tenía derecho a todos
ellos, así que los esparcí en la cama y los reduje a la mitad. Volví 88
a poner la mitad de Cameron en la bolsa de papel marrón y los
dejé en su cuarto de baño, luego metí la mía en mi neceser,
empacando todo lo que pude. Retiré la ropa de cama, calculando
que no iba a necesitarla esta noche, y bajé el bulto de ropa
mientras Cameron atravesaba la puerta principal.
Él me miró, pero no dijo nada, y atravesó la puerta para ir al
comedor. 03/2017
Le seguí a través de la cocina y dejé la ropa sucia en el lavadero.
Puso dos recipientes para llevar en la encimera de la cocina.
―Supongo que has decidido no quedarte otra noche.
Sacudí mi cabeza en acuerdo.
―Deberíamos tenerlo hecho,― le dije. ―Si nos ponemos manos a
la obra en una hora o así, creo que podemos conseguir tenerlo
atado y puedo ir a casa después de haberlo terminado.
Su frente se arrugó y frunciendo el ceño, asintió.
―Cameron, lo siento,― le dije. ―Por la forma en que te hablé al
teléfono. No tengo excusa. Fui un gilipollas, y lo siento.
Sus cejas se elevaron un poco, y él simplemente empujó el
envase hacia mí.
―Te traje ensalada de jamón. Si no te gusta, mala suerte.― Y
con eso, salió.
Así que, supongo que mis disculpas no son aceptadas.
Joder.
Cogí el recipiente de ensalada.
―Gracias,― dije lo suficientemente alto para que lo oyera. Él no
respondió, y yo pretendí que no me importaba.
Él había vuelto a ser el Sr. Jodidamente Imposible, el Sr. una de
Cal y otra de Arena, y yo estaba demasiado cansando para dar
una mierda por eso.
Y ahí estaba yo, empezándome a gustar el tipo. No sólo como un
colega de trabajo, sino de la forma de quiero-conocerte-realmente.
Claro, él era caliente, pero también era inteligente, y él era
intrigante. También estaba sentado en la otra habitación como si
yo no existiera y como si mi disculpa no significara una mierda. 89
Me quedé de pie en la encimera de la cocina y comí lo que me
trajo, preguntándome dónde me dejaba eso.
No sólo con él, sino con la compañía. Si conseguíamos el
contrato de Lurex, sería todo sol y rosas, ¿pero si no lo hacíamos?
Bueno, me imagino que una pequeña reestructuración estaría a la
orden. Si los dos altos ejecutivos sencillamente no podían trabajar
juntos, entonces uno tendría que irse. 03/2017
Y estoy seguro, el Sr. Fletcher no iba a despedir a su hijo.
Así que, eso me deja a mí.
De repente no tenía mucha hambre. En realidad, había un gran
bulto en mi estómago. Empujé el envase y, apoyando mis codos
en la encimera, enterré mi cara entre mis manos.
¿Cómo demonios llegué aquí?
Hace cuarenta y tantas putas horas, fui a trabajar, todo
estimulado para el viernes. Entonces fui puesto bajo arresto
domiciliario con el único hombre que pensé que nunca me gustó;
el mismo hombre que resultó ser un homosexual en el armario; el
mismo hombre, el mismísimo hombre que me besó, a quien le
devolví el beso, a quien estuve malditamente cerca de montarlo en
esta mismísima cocina.
Porque lo quería.
Y, si era honesto conmigo mismo, porque todavía lo quería.
Joder.
―¿Estás bien?― su voz me sobresaltó.
Levanté la mirada. ¿Estaba bien? No, no lo estaba.
―Sip,― mentí. ―Maravillosamente bien.
―No has comido mucho.
Me encogí de hombros.
―Gracias por traérmelo, de todos modos. No tenías por qué
hacerlo.
Él puso su envase vacío en la basura.
―¿Quieres ver lo que hice cuando estuve fuera?
Oh, me había olvidado de eso. Él dijo que había hecho algo para
la campaña. Él estaba tratando de ser agradable, así que yo traté 90
de sonreír.
―Por supuesto.
Era diferente entre nosotros ahora. Yo sabía que él estaba
cansado. Yo también lo estaba. Pero aparte de los oscuros círculos
bajo sus ojos, había una tristeza. Una resignación. Un final.
Cualquier esperanza que había para nosotros, ya sea profesional o
personal, se había ido. 03/2017
Él me confió su secreto. Él me besó…y yo dije para. Había
decidido que no valía la pena correr el riesgo por mí, y mis gritos
al teléfono solo reforzaron la decisión.
Conectó una grabadora manual a su ordenador y presionó el
play. Lo que me mostró me dejó en el sitio.
―Mi madre dijo algo que me hizo pensar,― explicó con calma.
―ella hizo un comentario sobre el precio de un condón y como eso
puede costar una vida…
Recuerdo cuando ella dijo eso, y recuerdo mirar a Cameron,
preguntándome qué estaba pensando. Luego recuerdo tratar de
no quedarme dormido al sol.
―El concepto de la campaña ha sido todo tuyo hasta ahora―,
agregó, como cuestión de hecho. ―Esta es mi contribución.
Las secuencias estaban sin editar, tan reales como podían serlo.
Una mujer, posiblemente hermosa alguna vez, sentada con una
manta sobre su regazo. Pero era la voz de Cameron la que se oyó
en pantalla primero.
―Empiece por su nombre,― él apuntó.
La mujer sonrió, aunque seguía habiendo una tristeza
enraizada.
―Mi nombre es Amy,― dijo. ―Fui diagnosticada con VIH hace
cuatro años. Tuve sexo sin protección…― su voz se apagó. ―Era
joven, pensé: ‘eso no puede pasarme a mí’.― apartó la vista de la
cámara y tosió.
Cameron esperó pacientemente antes de que su voz preguntara.
―¿Cuánto le ha costado? 91
Ella sonrió sin humor.
―Todo.
La secuencia se cortó entonces, y el Cameron de la película se
sentó al lado de un hombre.
―Mi nombre es James,― luego el hombre dijo. ―Soy VIH
positivo. Llevo aquí doce meses,― añadió, mirando por la
habitación. ―Me tratan realmente bien aquí, lo hacen. 03/2017
En el video, la voz de Cameron dice.
―¿Cuánto te cuesta el tratamiento y tu medicación al mes?
James respondió,
―No tengo ningún beneficio… solo para mis medicinas, sobre
unos cien dólares al mes.
Vi el video, sin parpadear. Cuando terminó, miré al otro lado. Él
me estaba observando, esperando mi reacción.
―Cameron, ha sido…― mi voz era tranquila mientras trataba de
encontrar la palabra correcta. ―…Es brillante.
Asintió una vez, cerró su portátil y se levantó.
―Bien. Si estás listo, será mejor que nos dirijamos a la oficina,―
dijo casi mecánicamente. Comenzó a recoger las carpetas y
ponerlas en las cajas de archivo. ―Si vamos a añadir este nuevo
aspecto a la campaña, necesitamos movernos. Tendremos suerte
de hacerlo a tiempo―. Miré el reloj.
20:56.
Joder.
Dos minutos después, tenía mi chaqueta y mis botas puestas,
cargado todo lo que necesitaba en el coche de Cameron y nosotros
estábamos haciendo el viaje hacia la oficina principal. Él todavía
seguía sin mirarme. Traté de sonsacarle conversación, pero sus
respuestas eran agudas y cortas.
Traté de no irritarme. Traté de no dejar que me llegara.
Pero él sí llegó a mí.
Él se metió justo debajo de mi piel.
Cuanto más no hablaba, cuanto más me ignoraba, más me
jodía, más me atraía. 92
Y para el momento en que habíamos arrastrado nuestras cargas
de trabajo fuera del coche hasta el ascensor del trabajo, él había
vuelto a ser el arrogante y el gilipollas altivo que había conocido
en los últimos seis meses. Se separó, manteniendo una distancia
entre nosotros, y cuando salimos del ascensor en nuestro piso,
era como si yo no fuera nada más que un extraño para él.
Bien, que le jodan a eso. 03/2017
Y que le jodan a él.
A causa de que tenía mis brazos ocupados, usé mi pie para
abrir la puerta de mi oficina y la cerré de un portazo detrás de mí
con una gratificante patada. Tiré las cajas sobre mi escritorio con
un fuerte golpe, y supe que él podía verme a través del muro de
cristal entre nosotros.
Pero. No me importó. Una mierda.
Déjale que me vea paseando, déjale que me vea tirar de mi puto
pelo, déjale que me vea tomando profundas respiraciones tratando
de mantener la puta calma.
Él era todo frialdad, calma y serenidad, como si tuviera algún
interruptor especial de autocontrol que pudiera encender y
apagar. Mientras que yo no lo tenía. Yo llevaba mis emociones en
mi puta manga para que el mundo pudiera verlas, y él estaba
impávido.
Necesitando enfocar mi energía, agarré la bolsa de mi portátil y
fui pisoteando hacia el ascensor. Presioné el botón del piso 18
justo cuando Cameron entraba al pasillo y caminaba hacia el
ascensor.
¿Oh, me estás tomando el puto pelo?
Por supuesto, él se dirigía al departamento de artes gráficas
conmigo. Por supuesto, tenía que entrar en el ascensor conmigo.
Por supuesto que sí. Por supuesto, las puertas no se cerraron
antes de que él llegara. Por supuesto, las puertas esperaron a que
Cameron jodido Fletcher entrara antes de cerrar. Estúpido puto
elevador. Por supuesto, él aún no me miraba. Por supuesto, él no 93
me saludó.
Inhalé.
One, two, three, four, five, six, seven, eight, nine, ten.
Exhalé.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Inhalé.
Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf, dix. 03/2017
Exhalé.
Las puertas se abrieron, y sin una palabra, sin ni siquiera una
mirada, él salió delante de mí.
El piso 18 era un gran espacio abierto. Había varios puestos de
trabajo en el piso, cada uno consistente en su propia mesa de
dibujo y computadora gráfica con un centro de impresoras a lo
largo de la pared posterior. Era como imagino que se vería si
pones una sala de arte para estudiantes, una clase de Servicios y
Tecnología de la Información y una imprenta en una habitación.
Cameron fue inmediatamente a la izquierda, y yo fui a la
derecha. Comencé a trabajar en ultimar las fotos, y él comenzó a
trabajar, desde cero, en sus secuencias. Y porque estaba
actuando como si yo ni siquiera estuviera en la misma habitación
que él, saqué mi teléfono, enchufé los auriculares, me desplacé a
través de las listas de reproducción hasta que encontré
‘entrenamiento’ y presioné el play. La alta, retumbante música
llenó mi cerebro, distrayéndome de todas las cosas que tenían que
ver con Cameron.
Pero él estaba sentado en una mesa al otro lado de la sala, en
una clara línea de visión.
Traté de no observarlo. Traté de no mirar a su culo en esos
vaqueros, como se sentó en ese taburete, o como la tela abrazaba
sus muslos. Traté de no mirar su espalda en esa camisa, lo
anchos que eran sus hombros, lo definida que era su cintura.
Traté de no pensar en él, como se veía sin camisa…
No me fijé en cuántas veces se pasó la mano por el pelo. No noté
cómo hacía girar una pluma a través de sus largos dedos. No me 94
fijé en su mandíbula, y no conté cuántas veces se lamió los labios.
Y no, realmente no me fijé en sus pies. Traté muy, muy
duramente no preguntarme qué tipo de calcetines graciosos
estaba llevando.
Le di la espalda, y la música me ayudó a concentrarme en la
tarea que tenía entre manos. Bastante pronto, estaba perdido en
mi trabajo mientras seguía con la edición y mejora de las fotos, 03/2017
las secuencias y mi pequeña e improvisada encuesta en el club
nocturno. No tenía ni puta idea de qué hora era, o cuánto tiempo
había estado sentado en ese escritorio, pero cuando levanté la
vista, el horizonte de Chicago estaba iluminado de noche, y
Cameron no estaba en su escritorio.
La sala estaba vacía, y me quité mis auriculares para encontrar
que también estaba muy silenciosa.
Comprobé la hora en mi teléfono. Eran las 8:17pm.
Joder. La reunión era en 13 horas y 43 minutos.
Aparté el taburete, rígido y dolorido, con dolores en partes de mi
cuerpo que estrictamente no deberían doler.
Necesitaba café.
Sabiendo que el ala de diseño tenía una política estricta de no
comida ni bebida, me dirigí de vuelta a mi oficina, sabiendo que
siempre había café allí. Tan pronto como las puertas del ascensor
se abrieron, lo oí.
Sabía que era él, porque no había sonido en el mundo como ese.
Cameron estaba riendo.
No sabía si estar curioso o irritado. Así que elegí ambos.
Luego oí otras voces, y cuando entré en la sala de descanso, él
estaba allí. Estaba hablando con el personal de limpieza, una
mujer y un hombre que él llamo Gustavo y Maria, y ellos estaban
hablando en español.
Pararon de hablar cuando entré.
―No os preocupéis por mí,― les dije. ―Solo quiero café.― empecé
a hacerme un café solo, y mientras esperaba que el agua hirviera,
su conversación se reanudó. 95
Una vez más, como si yo no estuviera allí.
Y mi ya débil paciencia empezó a romperse. Traté de no
escuchar, pero luego oí mi nombre.
―Al otro lado de mi pasillo,― Cameron dijo en voz baja y en
español a María. Y sabía que estaba hablando de mí.
―Ah, sí,― dijo la mujer mayor. ―El chico nuevo. ¿Te gusta
trabajar con él?― le preguntó en español. 03/2017
Cameron dudó, pero respondió, todavía hablando en español.
―Mucho. Él es muy bueno en lo que hace-
Pude sentir mi paciencia y mi temperamento tensarse y me di la
vuelta para encararlos.
―Ese soy yo,― dije en español. ―Vendiendo lo invendible.
La cara de Cameron palideció, ya sea por oírme hablar español,
o porque repetí sus mismas palabras. Sonreí a Cameron, bueno,
probablemente fuera más una mueca, y después de una mirada
entre nosotros. Gustavo y Maria desaparecieron silenciosamente
por la puerta.
Miré fijamente a Cameron, y él me miró fijamente a mí. Casi
gruñí cuando hablé.
―Si quieres decirme algo, Cameron, entonces dilo en inglés. Y
dímelo. A. Mí.
Él apretó los dientes.
―Gustavo y Maria no hablan inglés muy bien. Trabajan para mi
padre desde que yo era un niño. Hablaré con ellos de la puta
manera que quiera.― Salió en estampida de la sala y dio un
portazo en su oficina detrás de él.
Y mi paciencia final-jodidamente estalló. Qué mal que Gustavo
y Maria se fueran, porque si no lo hubieran hecho, ellos podrían
haber aprendido algunas palabras de cuatro letras en inglés.
Lo seguí por el pasillo, abrí la puerta de su oficina, y él se giró
para mirarme.
Y yo le lancé toda mi jodida furia.
―¿Cuál es. Tu puto. Problema? 96

03/2017
CAPITULO 11 ―Ya…no estoy tan frustrado.

―Sal de mi oficina.― Cameron me taladró con la mirada, y


cuando tomó una profunda, calmante respiración. Pensé que 97
había rasgado su fachada de señor nada-me-afecta.
Mi temperamento Hensley-tejano estaba crispado, estaba
jodidamente cansado, y él se había metido bajo mi piel solo para
rechazarme después. Estaba en un punto de ruptura con este
hombre. Algo tenía que ocurrir.
―No.
Él apretó su mandíbula y me siseó a través de sus dientes 03/2017
apretados.
―Lucas-
Le corté.
―No te atrevas a despedirme, Cameron. No actúes como si yo no
significara nada.― Di un paso hacia delante y le señalé con el
dedo. ―No. Te. Atrevas.
Él me miró, sus ojos eran salvajes, y podía decir que estaba
llegando a él. Me estaba metiendo bajo su piel. Podía sentirlo.
―Siento haberte gritado,― le dije, tratando de mantener la
calma. ―Siento haberte herido. Sé que te expusiste allí, tomaste
una oportunidad. Me besaste, Cameron. Finalmente saliste para
alguien, y cuando lo besaste, te dijeron que pararas.
―No es nada de eso― dijo.
―Gilipolleces, Cameron,― respondí rápidamente. ―Vi lo mucho
que te herí. Has estado distante desde entonces. No quieres
hablarme. No quieres mirarme.
―No es por eso,― respondió en voz baja.
―¿Entonces por qué?― le grité. ―¡Dime jodidamente por qué,
Cameron! Por las últimas putas cuarenta horas tú has sido
abierto, divertido y afectuoso. He visto tú yo real. Finalmente
pensé, oye, puedo imaginarme con un tipo como tú.― Eso hizo
que me mirara. ―Estabas allí anoche, Cameron. No estabas tan
borracho, no me digas que no lo sentías. Como el calor estaba
entre nosotros, cuando bailamos, cuando nos besamos.― Tomé
una profunda respiración y admití. ―Yo no quería parar…
Él sacudió su cabeza y me miró directamente.
―¿Entonces por qué lo hiciste? 98
―Este jodido trabajo,― casi le grité. ―Esta jodida campaña.
Se detuvo ante mis palabras como si le hicieran daño.
―El trabajo... ― sacudió la cabeza. ―Es todo sobre el jodido
trabajo para ti, ¿no?
―¡No!― le ladré, tan jodidamente frustrado. Incluso tirar de mi
pelo no ayudó. ―No, esto,― señalé entre los dos, ―no es solo sobre
el maldito trabajo, Cameron. Pero si no obtenemos ese contrato, 03/2017
mi culo será lanzado en el próximo puto avión a Texas.
Confusión parpadeó por su cara.
―¿De qué demonios estás hablando?
―Si no podemos trabajar juntos, si fallamos, ¿piensas que tu
padre todavía me querrá aquí?― le pregunté. ―Eso es de lo que
estoy hablando.
―¡Él no haría eso!,― gritó, sacudiendo su cabeza.
―¿Por qué demonios no lo haría?
―¡Porque yo no le dejaría!― me gritó muy fuerte, las venas de su
cuello marcándose. ―¡Ese es el porqué!― gritó, lanzando sus
manos al aire. ―Maldita sea, Lucas, tú eres todo en lo que he
podido pensar por los últimos putos cuatro meses. He tratado de
olvidarme de ti. He tratado de ignorarte. He tratado de no
quererte.
Él se acercó a mí.
―Tú eres quien eres, sin excusas. Profesional, jodidamente
brillante en tu trabajo ¡y estás fuera! ¡Estás jodidamente fuera!―
golpeó su mano en su pecho. ―¿Y qué soy yo? Un puto cobarde.
Me quedé de piedra por su admisión. Mi boca cayó abierta
mientras él continuaba su perorata.
―Luego, pasar todo ese tiempo contigo solo me hizo quererte
más. Bailamos. Y nos besamos. ¡En mi cocina! Dios,― gimió. ―Me
habría acostado contigo si no me hubieras detenido. Te hubiera
dejado follarme.
Un escalofrío se propagó desde la parte de atrás de mi cabeza,
hacia mi espina dorsal, impulsándome hacia adelante. No hubo 99
una decisión consciente de cruzar la distancia entre nosotros. Mi
cuerpo solo se movió.
Mis manos agarraron su cara, empujé nuestras bocas juntas y
le besé. No fue gentil, y no fue dulce. Era lo que quería y
necesitaba, y era frenético y profundo. Él se congeló contra mí por
solo un momento, sorprendido por mi ataque repentino.
Pero cuando mi lengua encontró la suya, pude sentirlo 03/2017
derretirse en mí, y tan pronto como lo hizo, lo empujé contra su
escritorio.
Mis manos estaban todavía sujetando su cara, manteniendo su
boca en el sitio mientras la jodía con mi lengua. Mi cuerpo se
empujó contra el suyo, duro y áspero. Luego sus manos estaban
sobre mí, empujándome, sosteniéndome, agarrándome.
Él no tenía ningún sitio donde ir. Su culo estaba contra su
escritorio y yo le estaba presionando en él. Mis caderas estaban
manteniéndole allí, mi endurecida polla contra él. Caliente, dura,
dolorida.
Él dijo que me había querido por cuatro meses.
Yo era en todo lo que podía pensar.
Él dijo que se hubiera ido a la cama conmigo.
Él me hubiera dejado follarle.
Ese pensamiento me hizo gemir, tenerlo debajo de mí, estar
dentro de él, sentir mi polla en su culo, su calor, cómo pulsaba
alrededor de mí, cómo me haría correrme.
Arrastrando mi boca fuera de la suya y tirando y separando sus
caderas de él, todo mi cuerpo se estremeció.
Sus labios estaban rojos e hinchados, y sus ojos tomaron un
momento para abrirse y enfocarse. Y por un breve momento, él
pensó que iba a rechazarlo otra vez. Pude ver el temor en sus ojos.
―Cameron…tú…― traté de decírselo, mientras trataba de
controlar mi cuerpo, mi respiración. ―Tú vas a hacer que me
corra. 100
Exhaló y sonrió, y sus manos estaban sobre mi bragueta,
abriendo mis vaqueros. Sus dedos se sumergieron bajo mis
calzoncillos, y su mano envolvió mi polla, haciéndome silbar.
―Jesús...
Él me apartó, exponiéndome para él. Miró desde la hinchada
verga en su mano a mis ojos, y gimió.
―Compláceme. 03/2017
No pude detenerle, incluso si hubiera querido. Gemí, siseé,
empujé mi polla en su mano y rogué.
―Oh dios por favor, por favor, por favor.
Él sumergió su boca en la mía y me bombeó, duro, rápido, y
tan, tan bueno. Deslizó su mano, agarrando y retorciendo, y yo
sabía que era el momento…era el momento.
Joder, era el final.
Retirando mi boca de la suya, traté de avisarle. Pero él pareció
entender, porque apretó más fuerte, bombeándome, empujando
sus caderas en mí, y contra mis labios, susurró,
―Muéstramelo.
Entonces me vio correrme.
Calor rompió a través de mí -desde los dedos de mis pies y mi
cabeza- y surgió en gruesas, cortas ráfagas. Mi polla estalló,
caliente y palpitante, mientras los dedos largos seguían
apretándome, y yo estaba perdido. Yo estaba perdido para todo
menos para él, no había vista, ni sonidos, sólo él. Su mano aún
me sostenía, su cuerpo presionado contra el mío, mi cabeza sobre
su hombro, cómo se sentía, cómo olía él.
Como yo olía sobre él.
Finalmente, mis ojos se abrieron embriagados, y le miré. Él me
miró interrogante. Yo miré entre nosotros, de mi corrida en su
mano, en mi estómago y manchando mi camisa. Saqué la sucia
camiseta sobre mi cabeza, y antes de que pudiera ofrecérsela para
limpiar su mano, él llevó la mano a su boca y su lengua rosada
lamió mi corrida de su piel.
Gemí ante la vista, y él gimió ante el sabor, su otra mano 101
palmeó el bulto en sus pantalones. Él todavía estaba descansando
sobre el escritorio, así que agarré los botones de la bragueta de
sus vaqueros y lo abrí.
―Tú me has saboreado,― dije con voz áspera. ―Ahora déjame
probarte a ti.
Metiéndome de nuevo en mis calzoncillos, me puse de rodillas.
Lo miré, sus ojos estaban abiertos, pero oscuros y vidriosos. Bajé 03/2017
la tela de sus calzoncillos, dejando a su hinchada polla saltar
libre.
Oh, joder.
Agarré sus caderas y lamí toda su longitud, su largo, oh-tan
largo eje y su goteante raja…oh, joder. Mi boca se hacía agua y
gemí, pero mis labios se abrieron para tomarlo, para probarlo.
―¡Joder!― él gimió. Corcoveó sus caderas, y su mano sujetó mi
cara mientras su polla se deslizaba dentro y fuera de mi boca. Lo
trabajé, chupando y lamiendo. Su agarre en mi pelo se estrechó y
sus caderas se sacudían en cortos empujes. ―Joder, joder,―
resoplaba.
Bombeé la base de su eje con una mano y acuné sus bolas con
la otra. Él sujetó mi cabeza más fuerte y jodió mi garganta más
profundo.
Gemí para decirle cuánto me gustaba eso.
Sus manos bajaron de mi pelo y sostuvieron mi cara, mi
mandíbula, mi cuello. Gemí de nuevo y él pudo sentir las
vibraciones en sus dedos y en su polla, y él se flexionó una última
vez antes de correrse.
Cameron hizo un gruñido gutural mientras se hinchaba y
explotaba en mi boca. Tragué y lo bebí, cada chorro, caliente y
espeso. Todo su cuerpo temblaba mientras lo lamía y lo dejaba
salir de mi boca, metiéndole de nuevo en sus pantalones. Y
cuando me puse de pie, se deslizó de la mesa hacia mí. Envolví
mis brazos alrededor de él, atrapándolo, y me reí cuando él
gimoteó. Permanecimos así durante unos cuantos demasiado- 102
cortos minutos, retomando nuestra respiración.
―Joder,― susurró contra mi cuello.
―Mmm,― tatareé contra su oído. ―Me gustaría. Pero necesito al
menos diez minutos para recuperarme.
Resopló y se rió, su respiración era caliente sobre mi piel. Pero
luego me separó, empujándose de mí. Caminó hasta la pared del
fondo, pero sus ojos estaban abatidos, sea de timidez o de 03/2017
arrepentimiento. Yo no lo sabía.
Sin camisa, retrocedí para darle el espacio que necesitaba, y
subí mi bragueta. Mi camisa era un desastre empapado en el
suelo, y mientras me estaba preguntando si debería lavarla a
mano, o cuánto tiempo tardaría en secarse. Cameron dijo,
―Eh, esto debería valerte.
Él estaba cerca de su baño privado y sujetando una camisa en
una percha.
―Tengo camisas de repuesto para casos de emergencia.
¿Emergencias?
―¿Esperas tener semen en tu camisa a menudo?
Él rodo los ojos.
―En caso de que me salpique café.
Oh.
Sonreí y me encogí de hombros, y él me dio una media sonrisa.
Cogí la camisa, me la puse y la abotoné y enrollé las mangas
mientras Cameron se subía los vaqueros.
―Mejor volvemos al trabajo,― dijo, todavía con algo de duda.
―Cameron, ―dije su nombre para detenerlo. ―Lo que acabamos
de hacer,― señalé hacia su escritorio, ―Bien, es algo que me
gustaría volver a hacer. Quería decir lo que dije sobre salir por ahí
y hacer esto correctamente.
Él pareció fruncir el ceño, pero asintió… o algo parecido.
Mierda.
―A menos que tú no quieras,― dije, ofreciéndole una tarjeta de 103
sal-libre-de la-cárcel.3
―Lucas,― susurró. Me miró con implorantes ojos avellana.
―Quiero, pero…
―¿Pero qué?
―No vas a quererme. Yo…yo no estoy fuera. No espero que tú, o
cualquier hombre, vuelva al armario por mí.
Sonreí y caminé derecho hasta él para así poder trazar mis 03/2017
dedos por su mandíbula.
―Y yo no espero que cualquier hombre salga, antes de que esté
listo, para mí. Es algo que necesitas hacer a tu propio tiempo, en
tus propios términos.
Me miró seriamente por un momento, luego asintió.
―Gracias,― dijo con una triste sonrisa. ―Lo quiero. Quiero estar
fuera. Quiero ser libre para ser yo mismo. Estoy tan enfermo de
ocultarme…
―Lo sé,― asentí, porque lo sabía. Sabía exactamente lo que
quería decir. ―Cuando estés listo. ¿Pero nosotros todavía podemos
salir por ahí, verdad? ¿Ir a cenar, beber…?
―Me gustaría eso,― sonrió y asintió, así que le tuve que besar.
Fue un beso suave, típico de las reconciliaciones. Su cara se
iluminó y una luz rosa tiño sus mejillas. ¡Qué me jodan! Creo que
tenemos que tener nuestra cita oficial.
3
hace referencia a la tarjeta del monopoli para librarse de la cárcel.
―¿Eso es una cita?― pregunté con otro pico en sus labios, solo
para aclarar.
Él soltó una risita.
―Tal vez.
―Oh, ya veo,― bromeé caminando hacia la puerta,
manteniéndola abierta para él. ―Vamos, Señor-Duro-de-pelar,
necesitamos volver al trabajo.
―¿Duro de pelar?― pregunto, incrédulo. ―¿Después de lo que
acabamos de hacer?
Me reí.
―Bueno, casi duro…― le detuve en el pasillo. ―Cameron, 104
¿puedo preguntarte algo?
Se paró ante mi tono serio, un poco preocupado sobre qué tenía
en mente.
―Esto me está matando, necesito saberlo. ¿Quiénes llevas en
tus calcetines hoy?
Él sonrió.
―El Llanero solitario y Kimosabi. 03/2017
―Por supuesto que lo es.― Rodé mis ojos y reí. ―Apuesto que te
llevó un rato encontrar ese par.
―No tienes idea,― se rió, entonces, cuando llegamos al
ascensor, presionó el botón para la planta baja.
―¿Dónde vamos?― Pregunté.
―A tomar un verdadero café y cenar algo.― Sonrió. ―Estoy
hambriento.
―De todas formas,― le recordé, ―¿No querrás decir Tonto?4
Todavía sonriendo, me dio un codazo.
―Cállate la boca.
10:26
Cogimos algo de pizza y café expreso, decidimos comer en la
pizzería, sabiendo que no podíamos llevar comida a la sala de
diseño. Y él estaba de vuelta, el Cameron que se reía y bromeaba,

4
Se refiere a que el compañero del Llanero Solitario se llamaba Tonto, Kimosabi era como
este se refería al Llanero
charlaba y hablaba abiertamente. Me dijo que quería decir lo que
dijo, que me había deseado durante meses. Él deseaba tanto tener
el coraje de decir algo, cualquier cosa.
Me dijo con un encogimiento de hombros que cuando me vio
bajar las escaleras con la ropa de cama, sabía que había decidido
irme. Su frente se arrugó cuando dijo que no debía haberle
sorprendido. Después de todo, ¿por qué en la Tierra un hombre
gay fuera del armario y orgulloso querría quedarse con un hombre
encerrado?
Yo le dije que un hombre de verdad, el hombre correcto,
esperaría. 105
Él me miró, de verdad, realmente me miró y yo le miré de vuelta,
sin una pizca de duda en mis ojos.
Sonrió entonces y habló de trabajo, sus amigos, su familia; de
como soñaba un día llevar a un hombre a conocer a sus padres.
Se disculpó por darme el tratamiento silencioso, diciendo que
su ira estaba dirigida hacia dentro. Me reí y disculpé, porque mi
siempre-despierto-de-malaleche estaba dirigida muy jodidamente 03/2017
hacia fuera, a quien sea que estuviera jodiendo allí. Se rió,
diciendo que tenía un par de calcetines de Oscar el Gruñon5 que
me daría con mucho gusto.
Pateé al Llanero solitario por debajo de la mesa.
Incluso de vuelta al trabajo, era él mismo. Nos pusimos a
trabajar en diferentes mesas, pero de vez en cuando me miraba y
sonreía, lo que por supuesto me hacía sonreír a mí. Puse mis
pantallas visuales para imprimir y mi entrevista con los
muchachos del club nocturno fue hecha en una presentación de
PowerPoint. Y con una comprobación final de tiempo, estuvo
hecho.
Eran las 3:08 AM.

5
Nos quedaban 6 horas 52 minutos.
6:52
Me puse de pie, estirándome y bostezando. Y bostezando otra
vez. Yo estaba. Muy. Jodidamente. Cansado.
―Hey,― dije llegando por detrás de Cameron, apretando su
hombro. ―¿Te queda poco?
―No,― suspiró. ―La iluminación está apagada en los tableros, y
no puedo conseguir el audio correcto en el video.
Froté mis ojos y miré a su monitor. Parecía jodidamente perfecto
para mí.
―Cameron, está bien. 106
―No, no lo está,― dijo. ―Necesita estar perfecto.― Sacudió su
cabeza y frotó sus manos sobre su cara. ―¿En qué infiernos
estaba pensando? Trayendo esta nueva línea en el último minuto.
No va a ser lo suficientemente bueno.
Puse mi dedo en sus labios para callarlo.
―Cameron, vamos a reunirnos con Lurex para ofrecerles
nuestro mejor más brillante. Por eso es por lo que lo añadimos en 03/2017
el último minuto… porque eso es excelente.
Reemplacé mis dedos en sus labios por mi boca y lo besé rápido
y duro.
―Ahora, muéstrame qué puedo hacer para ayudar.
Sonrió pero sacudió su cabeza.
―Necesitas dormir. Yo terminaré esto.
Yo me opuse, diciéndole que estábamos en esto juntos, y
jodidamente no dormiría mientras él trabajaba. Él resopló,
diciéndome que fue su idea agregarlo a nuestra carga de trabajo,
así que debía ser el que tenía que hacerlo.
―No jodas discutiendo conmigo, Cameron,― dije, rodando mis
cansados ojos.
―No jodas tú discutiendo conmigo,― replicó. Él estaba tan
cansado como yo.
―¿Eres siempre tan cabezota?― pregunté.
―Sí,― respondió. ―¿Eres tú siempre tan testarudo?
―Sí.
Él sonrió, y yo sonreí. Ambos suspiramos. Luego acercó una
silla a la suya, y durante las tres horas siguientes trabajamos
mano a mano. Nos sentamos muy cerca el uno del otro, nuestras
rodillas tocándose y nuestras manos descansaban a veces en el
muslo del otro. Hablamos, estuvimos de acuerdo, discrepamos, e
incluso negociamos. Pero cuando Cameron salvó los archivos y
envió a imprimir los gráficos, ambos nos reclinamos sobre
nuestras sillas y suspiramos.
Habían pasado sesenta y una horas.
Y ahora estaba hecho. Sin vuelta atrás, sin cambiar nada. Si no 107
era lo suficientemente bueno ahora, nunca lo sería.
―Vamos,― gimió. ―Vamos a llevar esto arriba.
Ambos gemimos cuando nos levantamos, nuestros doloridos
cuerpos protestando por la falta de sueño.
Era difícil darse cuenta de que todo nuestro duro trabajo se
reducía a ocho tableros visuales y dos montajes de video, cada
uno de menos de dos minutos de duración. 03/2017
Llevamos todo a la oficina de Cameron, tirando nuestros
ordenadores en su escritorio, luego dejamos cuidadosamente las
tablillas. Y por un corto momento, ninguno habló. Miramos
nuestra campaña, y luego Cameron me miró a mí.
―Lucas,― dijo suavemente. ―Si no obtenemos este contrato…―
miró hacia los paneles de exposición, evitando mis ojos. ―¿…eso
no significa que te marcharás, verdad?
―Espero que no,― respondí honestamente. ―No quiero irme.
Sonrió, exhausto. Luego vino directo hacia mí, y sus cansados
ojos se cerraron.
―No quiero que te vayas,― susurró y presionó sus labios contra
los míos. Solo brevemente, castamente, dulcemente.
Le sonreí. Él sonrió, casi tímidamente. Era lindo.
―¿Quieres café?― preguntó.
Asentí,
―Mmm.― Y él caminó lentamente hacia el comedor del personal.
Saqué el teléfono de mi bolsillo y comprobé la hora.
Eran las seis de la mañana. Joder. Nos quedaban cuatro horas.
4:00
Senté mi culo en la silla al otro lado del escritorio de Cameron y
me deslicé por mis contactos. Sabía que era temprano, pero
también sabía que ella estaba despierta.
Su saludo alegre fue recibido por mi voz cansada y deprimente.
―Buenos días, Rachel.
―¿Qué puedo hacer por ti? ¿Necesitas que organice algo?― ella
preguntó, sin tonterías, sin charlas. Gracias a Dios.
―Todo, necesito que pases por mi casa. Agárrame un traje, 108
camisa, corbata y zapatos.
―No hay problema,― ella respondió.
―Oh, ¿y Rach?
―¿Sí? ¿Hay algo más?
―Sí.― Sonreí en el teléfono. ―Necesito que me hagas un favor.

03/2017
CAPITULO 12 ―Estoy…fuera de tiempo.

01:30
Lo siguiente que supe es que alguien estaba sacudiendo mi 109
pierna y mi jodido cuello me estaba matando. Mi cabeza cayó
hacia delante con un giro agudo y mis ojos se abrieron.
Rachel.
―Vamos,― ella dijo alegremente. ―Es la hora.
Odio jodidamente lo alegre.
Odio jodidamente lo risueño.
Entonces me di cuenta, detrás de Rachel, estaba Simona, de pie 03/2017
frente a un apenas despierto Cameron.
Él estaba en la silla a mi lado. Debimos habernos quedado
dormidos.
Salté sobre mis pies.
―Mierda. ¿Qué hora es?
Rachel se rió de mí, así que me burlé de ella. Tal vez le gruñí. Sí,
fue grosero. Sí, fue innecesario.
Tengo problemas con que me despierten, ¿vale? No te
sorprendas. Ya has visto lo bien que funcionó cuando Cameron
me despertó ayer por mi teléfono.
Despertarme nunca fue bien, no para nadie involucrado. Solo
pregunta a mi mamá.
Ella pasó toda mi adolescencia soportando mi odio-ser-
despertado, voy-a-arrancar-tu-puta-cabeza, gilipollas.
―No intentes esa mierda conmigo, Lucas,― Rachel señaló con
una mano en su cadera. ―Son las 8:30. Te quedan 90 minutos
hasta la reunión.
Resoplé. Ella era diminuta, esta mujer, pero seguro que podía
mantenerme a raya.
―Suenas como mi mamá.
Rachel me dio un elevamiento de ceja, y Cameron se rió. Lo
miré de mala manera y refunfuñé.
―No empieces.
Entonces él soltó una carcajada. Sí claro, era realmente
divertido, gilipollas. 110
Le apunté con el dedo y abrí mi boca para decirle que podía
parar de una puta vez de sonreír, cuando alguien aclaró su
garganta. Mi cabeza se giró hacia el sonido, y me estremecí y gemí
ante el tirón de dolor en mi cuello.
El Sr. Fletcher.
―Chicos, os veis horribles,― dijo. Miró a las chicas, ―Rachel,
Simona, necesitan un café, por favor. Fuerte, solo. Y algo de 03/2017
Tylenol para Lucas.
Las chicas asintieron y desaparecieron, y yo froté mi cuello. El
Sr. Fletcher sonrió.
―Quedarse dormido en estas sillas no es bueno para tu cuello.
―Mmm,― gemí con acuerdo, tratando de recordar que pasó,
porque me quedé dormido. ―Cameron fue a por café,― expliqué.
―Me senté…y lo siguiente que sé es que estaba siendo despertado.
―Estabas dormido cuando volví,― dijo Cameron. ―Dejé los cafés
en el escritorio, y me senté…debí haberme quedado dormido,
también.― Ambos miramos hacia su escritorio, y allí, junto con
los ordenadores y papeles, había dos cafés, sin tocar.
―Mmm,― el padre de Cameron tarareó, su frente se frunció.
―Tomar un café recién hecho, ducharos y afeitaros. Organizaré el
desayuno. Quiero veros a ambos después de la cita con Lurex.― Y
sin más, se volvió y salió por la puerta.
Estiré mi cuello unas cuantas veces, moviendo mi cabeza de
lado a lado, y suspirando en voz alta.
Cameron me miró.
―¿Estás bien?
Lo miré, y a pesar de mi no-demasiado-alegre estado de ánimo,
asentí.
―¿Y tú?
Él asintió, pero antes de que pudiera decir algo más, Simona
atravesó la puerta, con una taza de café humeante.
―Rachel tiene el tuyo en tu oficina,― me dijo.
111
Sonreí y recordé mis modales, inclinando mi sombrero invisible
para ella. Miré a Cameron, queriendo decir algo, pero inseguro de
qué, cuando Simona se puso a ordenar, hablando sobre lo que
teníamos que hacer en una hora. Aparentemente inconsciente de
su charla, él me miró y me dio una suave sonrisa. Le sonreí de
vuelta, sin una palabra entre nosotros, en uno de esos momentos
de solo-nosotros.
Todavía sonriendo, y por primera vez en la historia, le di a 03/2017
Cameron una inclinación de mi sombrero imaginario.
Y que me jodan, eso le hizo ruborizarse.
Incluso aunque estaba increíble-jodidamente cansado, sonreí a
su reacción y me giré para irme de su oficina a la mía.
Un café caliente y dos tylenoles más tarde, estaba en mi ducha.
Ambas de nuestras oficinas tenían baños privados. Un poco lujoso
sí, pero trabajando para Publicidad Fletcher, no me esperaba
menos.
Estaba de pie bajo el caliente chorro de agua, dispuesto a que
deshiciera los nudos de mis músculos y me despertara de una
puta vez. Y funcionó, más o menos. Me sentí mejor, de todos
modos. Y después de afeitarme y lavarme los dientes, me sentí
medio vivo.
Rachel había dejado mi traje colgado detrás de la puerta, y
después de vestirme, sin zapatos y calcetines, recordé la pequeña
misión a la que había enviado a Rachel.
Con los pies descalzos, salí a mi oficina. La puerta de mi oficina
estaba abierta, y podía oír a Rachel y Simona hablando desde la
oficina de Cameron. Pero entonces vi lo que estaba buscando.
Había una pequeña bolsa de compras al lado de mis zapatos.
Eché un vistazo dentro y sonreí. Perfecto.
Bueno, casi. Los coloqué justo como los quería, y los metí de
nuevo en la bolsa.
―¿Lucas?― la voz de Rachel me interrumpió. Levanté la vista
para mirarla, y ella estaba parada en el marco de la puerta. ―Hay
algo de desayuno en la oficina de Cameron.
―Gracias. 112
Ella señaló hacia la bolsa en mi mano, especulativamente.
―¿Te importa decirme de qué se trata? ¿A qué tuve que ir a tres
tiendas diferentes?
Sacudí mi cabeza y sonreí.
―No.
Ella sonrió, a pesar de su decepción. Luego recargándose contra
la puerta, dijo en voz baja. 03/2017
―Si te dijera que realmente, realmente quiero saber lo que pasó
entre vosotros en las últimas sesenta y tantas horas, me lo dirías,
¿verdad?
Sonreí y negué con la cabeza.
―No.
Ella hizo un puchero, puso los ojos en blanco y suspiró. Con la
bolsa en la mano, recogí mis zapatos y la sonreí mientras
caminaba descalzo por el pasillo hasta la oficina de Cameron.
Había un plato de fruta cortada y algunos cruasanes, zumo y
más café.
―Come,― dijo Simona. ―Necesitamos tus ojos brillantes y tu
entusiasmo. ―Entonces se calló, mirando de mis zapatos en mi
mano a mis pies desnudos.
―Oh.
Cameron salió de su cuarto de baño, recién bañado y afeitado,
con pantalones de traje color carbón y una impecable camisa
blanca. Él estaba tirando del puño de la manga, abrochándose el
botón y no me notó al principio.
Cuando levantó la mirada, sus ojos pasaron de Simona a mí, a
mis zapatos en mis manos, a mis pies descalzos y luego a mis
ojos. Inclinó la cabeza, sólo una fracción de segundo y trató de no
sonreír.
―¿Olvidando algo?
No le respondí, sino que me volví hacia Simona, y Rachel, que
me habían seguido.
―¿Pueden, chicas, darnos un momento? Por favor, llevad las
tablillas a la sala de conferencias y preparadlas para nosotros. 113
―Por supuesto,― Simona sonrió con ojos brillantes y una
sugestiva mirada hacia nosotros. Ella y Rachel recogieron el
material y nos dejaron solos.
Cameron esperó hasta que la puerta se cerró.
―Lucas,― dijo bajito, con una ligera advertencia en su tono. Sus
ojos parpadearon hacia la pared de cristal detrás de mí. ―¿Qué
estás haciendo? 03/2017
Dejé mis zapatos en el suelo y le tendí la bolsa blanca de la
tienda.
―Por Dios, Cameron. Dame algo de crédito. No voy a saltar
sobre ti en el trabajo, en medio del día.
Luego lo maticé,
―En el medio de la noche, sí. Pero no durante el día.
Él refunfuñó, tratando de no sonreír y fracasando. Entonces
miró a la bolsa en mi mano otra vez. Le expliqué,
―Oh, te he traído algo…bueno, lo ha traído Rachel, pero yo se lo
pedí.
Él no dijo nada, pero estaba claramente sorprendido.
Metí la mano en la bosa y saqué su regalo. Un par de calcetines.
Una suave sonrisa se extendió por su cara.
―¿Superman?
―Y Clark Kent,― Expliqué. ―Uno de cada.― Los enseñé
―Necesité un par de calcetines de Superman y un par de Louise y
Clark, pero conseguí un par de Superman y Clark.
Él me miró inquisitivamente. Así que expliqué,
―Igual que tú.― Me encogí de hombros, y de repente me estaba
sintiendo un poco nervioso con esto. Aclaré mi garganta. ―Uno
que oculta su verdadera identidad, y uno que es…súper.
Él me miró, directamente, sus ojos clavados en mí, y nosotros
tuvimos otro de uno de esos momentos. Por un largo segundo,
simplemente nos miramos el uno al otro. El movimiento de
alguien pasando por el cristal rompió nuestra mirada, y con una114
risilla nerviosa, le di sus calcetines.
―Gracias.― Sonrió tímidamente. ―Lucas…es todo un detalle.―
Luego miró a mis pies desnudos. ―¿Qué pasa con tus calcetines?
―Oh,― dije riendo. ―¡Tengo unos para mí, también!
―¿Quiénes has conseguido?― preguntó, sus ojos brillando y con
curiosidad.
Sonriendo ampliamente, volví a meter la mano en la bolsa y 03/2017
saqué mis calcetines teatralmente.
―¡Han Solo y Chewbacca!
―¡No lo puedo creer!― jadeó, excitado.
Asentí y me reí, y me senté para ponérmelos.
―Vamos,― le animé con un gesto hacia los calcetines en su
mano. ―Tienes que llevarlos hoy, para la reunión.
Sonrió y se sentó en el asiento detrás de su escritorio para
desatar el lazo de sus zapatos y quitárselos, luego los calcetines
que llevaba. En ese momento yo estaba haciendo el lazo en mis
zapatos cuando Cameron me miró a través de su escritorio.
―¿Qué le pasó a Louise?
―¿Quién?
―Louise,― repitió. ―Dijiste que un par era de Clark y Louise
Lane.
―Oh, ella... está en mi papelera,― le dije, señalando hacia mi
oficina.
Cameron se echó a reír, justo cuando su padre abrió la puerta.
Sonrió al ver a su hijo riéndose, sólo por un segundo.
―¿Eh, chicos? Acaban de llamar de la recepción en la planta
baja, el equipo de Lurex está aquí.
Mierda.
Cameron y yo nos pusimos nuestras chaquetas, y seguimos al
Sr. Fletcher a la sala de conferencias donde nuestra presentación
estaba preparada. Tuvimos suficiente tiempo para comprobar que
todo estaba donde debía, la pantalla para la presentación en
PowerPoint estaba lista y nuestras ocho tablillas de concepto
estaban boca abajo, esperando la gran revelación. 115
El Sr. Fletcher sonrió.
―Buena suerte, chicos,― dijo. ―Me encantaría sentarme aquí
con vosotros, ―dijo emocionado, ―pero no quiero sacaros de
vuestro juego. Así que me conformaré con veros tejer vuestra
magia desde las pantallas de circuito cerrado, en mi oficina.
Oh, joder. Había olvidado que tenía una completa conexión de
video en la sala de conferencias. 03/2017
―Tendré a Simona y Rachel sentadas viéndolo conmigo, ¿si os
parece bien?― preguntó. ―Estoy seguro que les encantaría veros
en vuestro elemento.
Cameron sonrió.
―Eso está bien, papá.
El Sr. Fletcher sonrió y caminó hacia las puertas que conducían
a su oficina, cerrándolas detrás de él.
Cameron me miró, y yo a él.
―¿Listo, Superman?― le pregunté.
Él sonrió y asintió.
―Vamos a hacerlo.
Sesenta y cinco horas… pensé que iban a ser una eternidad. Y
de repente, estábamos fuera de tiempo. Tomé una profunda
respiración, y las puertas dobles se abrieron.
CAPITULO 13 ―Yo estoy... impresionado por él

00:00
Nos presentaron a un equipo de tres. Una mujer bien vestida, 116
un hombre bajo que se parecía a Mole de El Viento en los sauces6,
y un distinguido señor mayor.
Carmen Renata, Stefan Vladimir, y el único e irrepetible Sr.
Charles Makenna.
Las presentaciones fueron intercambiadas, un tanto
brevemente, y Cameron empezó a pleno rendimiento. Fue directo
al grano. 03/2017
―En primer lugar, gracias por darnos esta oportunidad,
entendemos que tienen un horario apretado, así que no perderé
un minuto de su tiempo.
Las tres caras lo miraron.
Sonrió.
―Lurex necesita a Publicidad Fletcher.
Bueno, eso sí que es romper el hielo.
Me preguntaba si tener a su padre viéndole cambiaría su
táctica, pero no lo hizo. Cameron continuó con total seguridad.
―La publicidad en el mercado actual es despiadada. No necesito
decirles eso. Tampoco necesito decirles que las ventas de Lurex se
han estancado en el ochenta por ciento, y su competidor más
cercano ha crecido un seis por ciento en los últimos dos años. No
necesito decirles eso. Nosotros no estamos aquí para hablarles de

6
El Viento en los Sauces: Es una novela infantil escrita por Kenetth Grahame. Es un canto a la vida
sencilla y a la amistad. Sus personajes son todos animales: Mole es el topo amable, hogareño y sencillo
su producto. Nosotros estamos aquí para hablarles de nuestro
producto.
Cameron me miró, dándome la palabra.
Retomé justo desde donde lo dejó.
―Publicidad Fletcher no trata simplemente de vender productos.
Trata de proporcionar soluciones y conceptos.― Hizo una pausa
de efecto.
La mujer, Carmen Renata, habló primero.
―¿Conceptos? ¿Cómo en plural?
―Sí,― respondí con seguridad. ―Es nuestro trabajo asegurarnos
117
de estar a la vanguardia del juego frente a la competencia global
ampliada de Internet, a los consumidores volátiles y a los
rápidamente reducidos ciclos de vida de los productos.
Proporcionando un concepto de publicidad para diferentes
objetivos de mercado, evolucionando según sea necesario con una
innovación continua para mantenerse dos pasos por delante de su
competidor más cercano. En el clima económico de hoy, esta es la
única manera de que se mantengan por delante en el juego de 03/2017
futuros negocios a largo plazo.
El Sr. Vladimir arrugó su nariz cuando habló, haciéndole ver
incluso más parecido a Mole.
―¿Y cómo se proponen hacer eso?
Respondí,
―Proporcionando una campaña multifacética dirigida tanto a
los mercados gays como heterosexuales, así como a la educación
y estrategias online.
Los tres parpadearon, sin revelar nada.
Cameron habló a continuación. Él habló, y ellos escucharon. Me
pregunté brevemente cuán orgulloso estaría su padre, sentado en
la habitación de al lado, viendo a su hijo en este momento.
La voz de Cameron era tranquila, pero fuerte. Ellos lo miraron y
escucharon como si estuvieran aquí para él, no al revés. Infiernos,
incluso yo sentí que estaba en su espacio.
Él les dio cifras, porcentajes y tasas de proyección, y luego
sutilmente volvió su atención a las tendencias del consumo. Qué
era mi señal para dar detalles de conceptos de diseño, enfoques
de comercialización y publicidad selectiva.
Entonces di la vuelta a seis de las ocho tablas, mostrándoles a
los tres visitantes lo que habíamos pasado las últimas sesenta y
cinco malditas horas tratando de perfeccionar.
Se veían bien, aunque me lo dije a mí mismo. Seis tablas; tres
heterosexuales, tres homosexuales. Todo exactamente igual.
La imagen de la delicada mano de Ashley sumergiéndose por
debajo de los vaqueros de Ben coincidía con la imagen de los 118
largos dedos de Cameron que rozaban la cinturilla del mío. Ambas
imágenes estaban envueltas en azul, ambas imágenes eran casi
un perfecto efecto espejo. Excepto que una era de un hombre y
una mujer, y otra era de dos hombres.
El siguiente par de imágenes eran de torsos. La fotografía con
los brazos bien musculosos de Ben alrededor de la diminuta
cintura de su esposa coincidía con la foto de mis brazos alrededor 03/2017
de Cameron – de cuando estábamos en la pista de baile ― mis
brazos envueltos alrededor de él, mis dedos extendidos contra su
piel. Ambas imágenes estaban teñidas de rosa para coincidir con
el destello de las luces del club.
Y la tercera era de unos pies. Mi favorita. Estaban en tonos
amarillos, el delicado pie de Ashley, con las uñas pintadas,
apoyado en el de Ben. Estaban abrazados, una posición
fácilmente detectada por la posición de sus pies. Igual que la de
los míos y los pies de Cameron... sus largos, pálidos pies con
arcos perfectos y dedos perfectos... con mis pies entre ellos.
La expresión de piedra del Sr. Makenna no cambió. Las cejas de
Carmen se elevaron, como si estuviera silenciosamente
sorprendida por las imágenes, mientras que el Sr. Vladimir se
rascó la nariz.
―No hay diferencia entre ellos,― dijo, indicando lo jodidamente
obvio.
O bien era nuevo en esto, o no sabía nada de publicidad.
Posiblemente ambas cosas. Con más decoro que yo, Cameron
sonrió graciosamente.
―Eso es porque no hay diferencia entre las parejas, Sr.
Vladimir. Sin embargo, una de las parejas, por regla general, va a
comprar tres veces más cantidad de su producto que la otra―.
Permaneció confiado, se acercó a la ventana y cruzó las manos
detrás de la espalda. Ni siquiera los estaba mirando. Les dijo que,
estadísticamente, los hombres gays tienen más sexo, y cómo la
población gay era más sexualmente activa entre los 18 y 35, y
tenía en promedio, un ingreso disponible de millones a nivel 119
nacional, y que era un mercado que simplemente no debería ser
ignorado.
El Sr. Makenna miró a Cameron, luego a mí. Pude ver que
estaba pensando, pero aún no decía nada.
Tomando la palabra, les sonreí.
―Esta particular forma de publicidad puede ser utilizada en
revistas femeninas, revistas masculinas, online, en vallas 03/2017
publicitarias…las posibilidades son infinitas.― Miré a cada uno de
ellos por turnos. ―Los anuncios televisivos serían los mismos;
intercambiando la pareja heterosexual con la pareja gay. Mismas
posturas, la misma falta de ropa, todo será lo mismo, excepto que
una pareja es del mismo sexo.― Miré a Makenna. ―Sé que están
pensando que es arriesgado, es provocativo. Pero el objetivo de
esto es no discriminar entre gays y heteros, asegurando
efectivamente que al menos el ochenta por ciento del mercado gay
estará inclinado a comprar Lurex.
La Sra. Renata y el Sr. Vladimir asintieron, pensativos.
Continué,
―Tengo algunas grabaciones de video que me gustaría
mostrarles. Contienen lenguaje no apropiado para oídos
delicados,― dije, dándole a la señora una sonrisa. ―Pero si la Sra.
Renata lo aprueba, creo que es beneficioso para la dirección de
esta campaña.
Carmen Renata me sonrió.
―¿Lucas, no es así?
―Sí, señora,― confirmé mi nombre.
―Lucas, no pasa nada. No me importa el lenguaje,― dijo con
una tímida sonrisa. ―Gracias por la advertencia.
Sip, a ella le gustaba. Arriesgué una rápida mirada a Cameron,
y me di cuenta de que quería rodar los ojos hacia mí, pero no lo
hizo.
―Este es…un grupo de enfoque improvisado,― expliqué
mientras ponía en marcha el video. Los tres vieron como yo
120
aparecía en la pantalla, haciendo preguntas a mi audiencia del
club. Pero eran las respuestas de los hombres que respondieron lo
que nos interesaba más.
―Una compañía como Lurex no tendría las Pelotas de poner
hombres gays en una campaña.
―Ya es hora de que una compañía de condones esté con el siglo
XXI.
Mi voz sonaba en la pantalla mientras preguntaba a la 03/2017
multitud,
―Si siempre usarais condones Lurex, pero otra compañía
sacara condones para hombres gays, ¿Los compraríais?
―¡Joder, sí!
―¡Absoluta-jodida-mente!
Observé las tres caras mientras miraban el video mientras otras
preguntas eran respondidas. Solo tomó un minuto, pero era
breve, agudo y efectivo. Cuando terminó, dije,
―Hemos estudiado todo el marketing que el grupo Lurex ha
hecho a lo largo de los años, pero nada es tan honesto como esto,
¿qué dicen?
La Sra. Renata sonrió pensativa, y el señor Makenna inclinó la
cabeza, contemplativamente. Pero todavía no dijo nada. El señor
Vladimir se rascó la nariz, otra vez. Realmente estaba empezando
a no gustarme el hombre. Abrió la boca para decir algo, pero
Cameron habló en su lugar.
―La siguiente línea está dirigida a la educación, así como a la
comercialización―, su voz era muy suave. ―Sistemas de salud,
proveedores, hospitales, centros comunitarios, centros juveniles,
escuelas secundarias, universidades.
Giró las dos tablillas restantes para mostrárselas, y sus
reacciones fueron inmediatas. Las dos tablillas estaban en blanco
y negro; un hombre, una mujer; ambos macilentos, demacrados y
obviamente enfermos. Estaba escrito en una: ‘Los condones
cuestan menos de un dólar. No usar uno me costó todo’ y en la
segunda se leía, ‘Un condón son 80 centavos. ¿Qué te costará a
ti?’ 121
Cameron les dijo,
―Publicidad Fletcher dona a un centro social local especializado
en asistencia del VIH. Grabé esto allí,― dijo, comenzando la
presentación visual. La secuencia de dos pacientes, Amy y James,
comenzó y nuestros tres invitados observaron en silencio.
Le hacía frente y era muy jodidamente real. Me dieron
escalofríos viendo, escuchando sus breves pero trágicas historias, 03/2017
cómo el simple coste de un condón o, lo que es más importante, la
falta de gasto, les costó tanto.
Cameron detuvo la secuencia, y los tres ejecutivos de Lurex lo
miraron. Él los miró tristemente y les dijo.
―Creo que entienden el punto.
Luego Cameron les dijo que sabía que era responsabilidad del
gobierno proporcionar educación sobre salud y seguridad. Sabía
que era arriesgado tener una vinculación negativa al producto,
pero también sabía que Lurex donaba más de un millón de
dólares a la investigación cada año. Un hecho que Lurex no sacó a
la luz pública.
Un hecho que ellos deberían anunciar.
La Sra. Renata y el Sr. Vladimir asintieron, y el Sr. Makenna
habló por primera vez.
―Nos están pidiendo que dejemos nuestro actual sector de
publicidad. ¿Por qué deberíamos dejar Publicidad Emprendedora?
Hemos trabajado con ellos por años.
―Sí, lo han hecho,― Cameron acordó calmadamente. ―Y hasta
este momento, ellos han trabajado bien. Pero ellos no les llevarán
más lejos.
―¿Y cómo Publicidad Fletcher hará eso exactamente?
―Con todos nuestros clientes,― intervine, ―Tenemos un periodo
inicial donde usamos distintas herramientas de gestión de redes
para medir la reacción del público. Si no creemos que la campaña
está lográndolo como debería, volveríamos a evaluarla. 122
La Sra. Renata miró un tanto sorprendida.
―¿Herramientas de gestión de redes?
Asentí.
―Dependiendo del producto y del rango de edad, usamos
diferentes formas mediáticas para obtener reacciones a tiempo
real. Dado que el grupo de edad de Lurex al que dirigirse está
entre 18 y 35, nos centraríamos en las redes sociales. 03/2017
El Sr. Vladimir rascó su nariz.
―¿Facebook y twitter?
Lo miré directamente a los ojos.
―Entre otras, sí.― Luego miré a los otros dos miembros de
Lurex, y expliqué, ―usar estos sitios nos proporciona una
inmediata y honesta respuesta. No es lo que ha dicho un objetivo
de mercado seis meses atrás, no lo que otros grupos de atención
se les está pagando por decir, sino lo que el consumidor -el cliente
que paga- piensa, en este momento.
Miré al Sr. Vladimir.
―El uso de estos sitios no debe descartarse. Son gratuitos,
alcanzan un mercado de millones a diario, son fácilmente
accesibles y son en tiempo real. No hace seis meses, no la semana
pasada, sino,― di un golpe en la mesa, ―Justo. Ahora.
Cameron dijo,
―Publicidad Fletcher solo ha tenido sesenta y cinco horas para
investigar todo lo que Lurex tiene para ofrecer, y en ese momento
hemos encontrado que su presencia en Internet es muy escasa.
Tenemos personas especializadas aquí, en Publicidad Fletcher que
pueden ponerles años luz por delante de sus competidores online.
Por lo que,― Cameron comenzó la conclusión, ―Les hemos
ofrecido tres componentes; las parejas gay-hetero. La ‘que coste
tendrá para ti’ línea educacional y la incorporación de estos a
nuestra estrategia online.
Yo finalicé,
―Por supuesto, todos tendríamos que reservar más tiempo para 123
que podamos establecer objetivos realistas a corto y largo plazo
para determinar cuál es la estrategia que mejor se adapte a
ustedes.
Charles Makenna nos miró a ambos, y casi pude oír su mente
hacer tictac.
―Ciertamente han hecho su tarea.
Respondí. 03/2017
―Por supuesto que lo hicimos. No deberían esperar menos de la
compañía que va a poner el nombre de su producto en cada tipo
de publicidad que existe.
―¿Y han hecho todo esto en sesenta y cinco horas?
Asentí. Él estaba impresionado, lo podía asegurar. Luego
preguntó.
―¿Qué harían diferente si tuvieran más tiempo?
Miré a Cameron.
―Nada,― dije. Luego miré de nuevo al Sr. Makenna y le dije
directamente, ―No haríamos nada diferente.
El Sr. Makenna se quedó callado por un momento, luego
preguntó,
―¿Cómo saben que esto funcionará?
―Porque somos los mejores en lo que hacemos,― Cameron le
dijo, una simple cuestión de hecho. ―Y porque usted sabe que lo
hará. Usted maneja un negocio multimillonario. Usted sabe que
funciona. Y usted sabe, sin ninguna duda, que esto lo hará.
El Sr. Vladimir hizo su mejor Mole del Viento en los Sauces aún.
―Díganos otra vez, ¿por qué deberíamos utilizarlos?
Yo era un tejano con mal genio a punto de saltar sobre la mesa
y romper su puta nariz, y Cameron debió de percibir mi estado de
ánimo, porque él preguntó.
―¿Sr. Vladimir, usted es un hombre de números, verdad?
La habilidad de Cameron para leer a la gente era correcta. El
hombrecillo tonto asintió con orgullo.
Cameron sonrió. 124
―Debería usarnos porque no quiere explicar a sus accionistas
por qué rechazó la oportunidad de aumentar sus beneficios en al
menos otro cinco por ciento más durante los próximos doce
meses.
Fue breve, pero lo vi. La esquina del labio del señor Makenna se
torció en una dirección ascendente. Una sonrisa. Se volvió hacia
sus compañeros. 03/2017
―Carmen, Stefan, si no os importa, me gustaría un momento―,
él les pidió muy diplomáticamente que se largaran.
La expresión de sus rostros me decía que esto no sucedía a
menudo. Se puso de pie con ellos, pero esperó a que se hubieran
ido antes de girarse hacia nosotros. Sonrió, genuinamente, esta
vez.
―¿Son ustedes siempre tan confiados?
Cameron y yo respondimos al mismo tiempo.
―Sí.
El Sr. Makenna sonrió socarronamente. Él era un hombre
mayor, probablemente al final de los cincuenta. Me recordó
extrañamente al joven Frank Sinatra, pero con el pelo oscuro.
Entonces, como si leyera mi mente, dijo.
―¿Puedo ser franco?7

7
Franco en inglés es Frank, de ahí la broma
Casi solté una carcajada, pero la cubrí con una tos. Cameron
me disparó una mirada de advertencia, antes de volverse hacia
nuestro invitado.
―Por supuesto.
El Sr. Makenna se inclinó contra la gran mesa de conferencias.
―Es una minuciosa campaña la que han puesto sobre la mesa
hoy, caballeros. Tengo que admitir que estoy impresionado.
Traté de no sonreír, mientras Cameron lo miraba como si no
esperara nada menos.
Makenna continuó,
―Tiene Pelotas. Es descarnado y es honesto. Me gusta. Impulsar 125
el concepto gay nunca es fácil, pero creo que lo han hecho bien.
Sé que ambos son los mejores en lo que hacen,― repitió nuestras
propias palabras. Luego suspiró. ―Ambos son vendedores
excepcionales…muy seguros de sí mismos…― sus palabras se
fueron apagando, y pensé por un momento que iba a decir no. ―...
¿Cómo de seguro es que este aspecto gay funcione?
―Sr. Makenna,― comencé, pero Cameron me cortó. 03/2017
―Sé que esto funcionara, Sr. Makenna,― dijo, sus ojos clavados
en la cámara de circuito cerrado, luego volvieron al hombre
enfrente de nosotros. ―Sé que esto funcionará, porque soy gay.
Puta Mierda Santa.
Miré al Sr. Makenna, tratando de parecer como si la confesión
de Cameron no fuera nada extraordinario. Pero mi corazón estaba
retumbando…Cristo bendito. El padre de Cameron, el Sr. Fletcher
estaba viendo, escuchando. Un hecho del que Cameron estaba
totalmente consciente, y él simplemente salió.
Mierda.Santa.
Puta.Mierda.Santa.
Una suave sonrisa se extendió por el rostro de Makenna, una
cálida, casi agradecida sonrisa. Los ojos de Cameron miraron
sobre el hombro del hombre, y supe que estaba mirando a la
cámara. Estaba mirando a su padre.
Mirando de nuevo a Makenna, Cameron dijo:
―Conozco este Mercado destinatario. Conozco el producto. Y
más importante, sé de publicidad. Esto. Va. A. Funcionar.
Bajo estas circunstancias, hice lo único que podía hacer. Me
puse de pie junto a Cameron. Por mucho que quisiera
tranquilizarlo, abrazarlo, tocarlo, no lo hice. Simplemente
permanecí a su lado, en una muestra de apoyo, o un frente unido,
si lo prefieres. Él necesitaba saber que estaría a su lado.
Makenna asintió, y yo todavía estaba en un jodido shock. Mi
corazón retumbaba. Solo podía imaginar como el de Cameron
debía estar retumbando el doble.
Entonces el señor Makenna carraspeó con una sonrisa y un 126
movimiento de cabeza, como si no pudiera creer toda esta
experiencia surrealista.
―Voy a tener mi equipo legal en contacto para los contratos―,
dijo. Sacudió la mano de Cameron, luego la mía, y salió por la
puerta.
Puta santa mierda.
Lo conseguimos. 03/2017
Nosotros jodidamente lo conseguimos.
Miré al hombre a mi lado, y susurré,
―Cameron…
Él me miro, asintiendo y susurrando también,
―Lo sé.
―Tu padre...
Asintió y tragó saliva.
―Lo sé.
Entonces las puertas dobles detrás de nosotros se abrieron, las
puertas que conectaban la sala de conferencias con la oficina del
Sr. Fletcher. Nos dimos la vuelta para encontrarnos al padre de
Cameron allí de pie.
Él no me miró. Estaba mirando a su hijo.
Me giré a mirar a Cameron. Tenía los ojos bien abiertos y estaba
pálido, y estaba respirando demasiado fuerte.
―Cameron, mírame,― dije, solo para él. Lo hizo, y sus ojos
parpadearon hacia los míos. Él necesitaba saber que él no iba a
atravesar esto solo. ―¿Quieres que me quede?
Miró de mí a su padre y luego al suelo entre nosotros. Sacudió
la cabeza suavemente.
―No.
―Te doy un par de minutos,― dije mientras me volvía hacia el
señor Fletcher. Su expresión facial era una que nunca le había
visto. No podía estar seguro, pero parecía que estaba al borde de
las lágrimas.
Caminé hasta las puertas dobles que Makenna acababa de 127
atravesar y me di la vuelta para cerrarlas detrás de mí. Pero antes
de que las pesadas puertas de madera se cerraran, vi al señor
Fletcher cruzar la habitación rápidamente y envolver sus brazos
alrededor de su hijo.

03/2017
CAPÍTULO 14 ―Yo estoy... empezando a ver los beneficios
de un reloj con cuenta atrás.

Caminé de vuelta a mi oficina aturdido. 128


Conseguimos el contrato Lurex.
Y Cameron salió.
Mi cabeza daba vueltas, y creí que necesitaba sentarme. Me
deslicé en mi silla de escritorio, mi cabeza cayó hacia atrás y mis
ojos se cerraron.
Oí mi puerta abrirse y la voz baja de Rachel.
―¿Lucas? 03/2017
Abrí los ojos. Estaba de pie en la puerta, con Simona, ambas
con los ojos como platos, sorprendidas, pero sonriendo.
―¿Lo visteis?― pregunté.
Ellas asintieron.
―Cameron... El Sr. Fletcher... ― Rachel dijo, aparentemente sin
encontrar las palabras.
Hice un gesto con la mano para que entraran, y cuando la
puerta se cerró detrás de ellas, miré a Simona.
―¿Estará bien?― ella supo que me refería a Cameron. Sabía que
su padre le había abrazado, lo vi. Pero aun así estaba preocupado
por él. ―Si Cameron sale de allí disgustado, juro que…si su padre
hace esto más difícil para él…
Simona negó con la cabeza.
―No, Lucas, no lo hará. Estoy segura.
―¿Oísteis algo de lo que le dijo?― pregunté.
Rachel negó.
―Apagamos el monitor cuando el Sr. Fletcher lo abrazó y
salimos.
Simona me preguntó,
―¿Sabías que era gay?
Asintiendo, le dije,
―Él me lo dijo.
Ella sonrió.
―Le dije que debía decírtelo.
Miré a Rachel y ella me explicó:
―Nunca lo supe con certeza, él juega al chico hetero muy bien,
129
pero Simona me dijo el viernes por la noche, cuando salimos de la
casa de Cameron, que debíamos dejaros solos. Y entonces lo supe,
sin ninguna duda.
Miré a Simona.
―¿Cuándo te lo dijo?
Ella movió la cabeza.
―Larga historia, pero basta decir que un fin de semana cuando
estábamos trabajando juntos, yo…― puso una mueca, 03/2017
―…coqueteé con él, y él parecía horrorizado. Supongo que
bastante.
Yo me reí. Horrorizado. Podía imaginármelo.
―Ouch,― Rachel dijo.
Simona asintió y rió.
―No fue tan incómodo como podría haber sido. Entonces yo era
la única en la que podía confiar.― Añadió tranquilamente.
Hubo un momento de silencio entre los tres. Todavía no podía
creer que simplemente saliera y lo dijera con su padre oyéndonos.
Me preguntaba qué le hizo hacerlo, cuál fue el factor
determinante, e hice una nota mental de preguntárselo cuando
tuviéramos dos minutos a solas.
Sonreí ante la idea de estar a solas con él. Le dije, dos veces,
que quería verlo fuera del trabajo. Y lo hice. La palabra ‘cita’
incluso se había mencionado...
―¿Qué es lo que te tiene todo sonriente?― preguntó Rachel,
mirándome.
Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba sonriendo.
Jodido infierno, parecía un emocionado chico de secundaria.
―Nada,― dije, aunque pensé que ellas podían suponerlo.
―Vamos a organizar esto,― sugerí, mirando a la pila de papeles y
archivos. A pesar de la grave falta de sueño, me sentí algo
excitado. Di unas palmadas, ―Ahora comienza el verdadero
trabajo.
Hubo un rápido golpe en mi puerta antes de que se abriera, y la
sonriente cara del Sr. Fletcher me saludó. 130
―Lucas,― dijo, entrando en la habitación. ―¡Tenéis a Lurex!―
gritó.
―¡Por supuesto que lo hicimos!― dije con una sonrisa. Seguí
guardando los archivos en mi escritorio mientras le hablaba.
―Cameron ya lo tenía. Desde la primera palabra que dijo, los
conquistó.
El Sr. Fletcher miró hacia la puerta, mis ojos automáticamente 03/2017
siguieron los suyos y vi a Cameron allí de pie, escuchando.
―Tú pusiste tu parte, también,― dijo, entrando despacio. ―De
las tres partes de la campaña, dos eran tuyas.
Él me sonrió. Parecía cansado, exhausto, en realidad. Le devolví
la sonrisa.
―La modestia realmente no encaja contigo,― dijo el Sr. Fletcher
con una sonrisa. Caminó hacia nosotros, realmente
entusiasmado, y nos dio una palmada a cada uno en el hombro.
―Sé que dije que quería una reunión con vosotros, pero id a casa.
Dormid. Ambos. No quiero veros a ninguno poner un pie en la
oficina antes de las 9 de la mañana del miércoles.
―Pero,― empecé a objetar, mirando el papeleo en mi escritorio.
―¿Estás discutiendo conmigo, Lucas?― el Sr. Fletcher preguntó
con una sonrisa.
―No, señor.
Él se echó a reír, y casi nos empujó por la puerta. Rápidamente
agarré mis cosas, luego me di cuenta de que vine a la oficina con
Cameron. Me volví y le recordé:
―Mis llaves, y mi coche están en tu casa.
Él bostezó.
―No hay problema. Te llevaré allí.
―Vale,― dije, y él contuvo otro bostezo. ―Tal vez debería
conducir yo,― sugerí.
―Y una mierda,― farfulló. ―No vas a conducir mi coche.― Y con
eso, se giró y caminó hacia los ascensores.
Mire al Sr. Fletcher, Rachel y Simona. Ellos estaban 131
sonriéndonos. Rodé mis ojos hacia ellos, y seguí a Cameron al
ascensor. Cuando entramos y los volví a mirar, los tres estaban
observándonos, sonriendo abiertamente.
Había más personas en el ascensor, así que no pude hablar
abiertamente. Sin embargo no pude evitar mirarlo y sonreír. Él
bostezó dos veces más, y cuando llegamos a su coche en el garaje,
bostezó otra vez. 03/2017
―Ugh,― gimió, sacudiendo su cabeza. ―Estoy muy cansado.
―Dame tus llaves,― le dije tranquilamente. ―Déjame conducir.
Hizo un mohín, pero reticentemente me ofreció las llaves de su
coche. Cameron se dejó caer en el asiento del copiloto, su cabeza
descansando en el respaldo, sus ojos cerrados. Parecía cansado,
hermoso…tranquilo.
―Cameron,― dije en voz baja, introduciendo el coche en el
tráfico. ―¿Estás bien?
―Mmmm,― farfulló lo que pensé que era un sí. Su cabeza se
inclinó, encarándome y sus ojos se abrieron lentamente. ―Sí.
―¿Gran día, eh?
Bufó.
―Se podría decir.― Sacudió su cabeza. ―Salí para mi padre
hoy,― dijo, como si yo ya no lo supiera.
Sonreí.
―Y aquí estaba yo, pensando que Lurex era el asunto más
importante de nuestra agenda de hoy.
Sonrió, pero estaba callado. Sus ojos estaban medio cerrados,
pero me observaba mientras conducía.
―¿Tu padre se tomó bien la noticia?
Sus ojos se cerraron otra vez, y asintió. Pero casi parecía triste.
Mis ojos saltaron de la carretera a su cara.
―¿Seguro que estás bien?
Mantuvo los ojos cerrados y asintió.
―Solo realmente cansado.
No lo estaba comprando. 132
―¿Cameron?― dije, y sus ojos se abrieron. ―¿Dijo algo que te
disgustara?
―No,― respondió. ―Me abrazó y me dijo que estaba muy
orgulloso de mí, que me amaba…― su voz suave murió en ese
momento.
―¿Eso es bueno, verdad?― pregunté, mirando de su cara al
tráfico y de nuevo a él. 03/2017
Asintió, pero luego frunció el ceño. Y supe que algo se había
dicho entre ellos, algo que lo disgustó, algo que no quería decirme.
―Cameron, por favor, háblame.
Podía jurar que estaba exhausto, y sus ojos lentamente se
cerraron otra vez.
―Se lo tomó demasiado bien,― dijo suavemente. ―Si hubiera
sabido que se lo iba a tomar tan bien…me hace preguntarme
cuánto tiempo de mi vida he malgastado.
―Hey.― Alcancé y apreté su mano. ―Nada, ni un minuto. No
pienses eso.
Él se encogió de hombros, no muy convencido.
―Estoy muy cansado.― Murmuró de nuevo.
Echó una cabezada mientras tuve que concentrarme en
conducir por unos minutos, y pronto nos acercamos a su casa.
―¿Cameron?― froté su muslo para despertarlo. ―Vamos, te
llevaré dentro.
Me gruñó, pero le ayudé a entrar y lo seguí mientras subía las
escaleras. Literalmente cayó sobre su cama, completamente
vestido. Lo miré por un segundo antes de que decidiera ayudarlo
tirando de sus zapatos, revelando un Clark Kent y un calcetín de
Superman. Él rió entre dientes y murmuró algo sobre mí y los
pies.
―Pensé que estabas dormido,― dije.
Sonrió e intentó abrir los ojos.
―No sé por qué estoy tan cansado,― murmuró.
―Cameron, has tenido unas diez horas de sueño en tres días. Y
has salido hoy,― le recordé suavemente. ―Eso es quitarse un 133
tremendo peso de tus hombros. Va a tomar mucho de ti.
Él asintió y entrecerró los ojos cuando gotas de agua se posaron
en sus pestañas. Cubrió sus ojos con las manos, tratando de
ocultar las lágrimas, pero un silencioso sollozo escapó de él.
Oh, Cameron.
Me senté a su lado y retiré sus manos de su cara.
―No tienes que ocultarte de mí,― le dije suavemente, frotando 03/2017
su mejilla con mi pulgar. ―Tienes permitido llorar, Cameron.
Estás exhausto, y ha sido un día estresante y de muchas
emociones.
Nuevas lágrimas cayeron, y él sacudió la cabeza, traicionado por
sus propias emociones. Maldijo suavemente,
―Joder.
Me incliné sobre él y besé su mejilla.
―Está bien, Cameron. Estarás bien.
Él asintió y apretó mi mano. Y sin abrir los ojos susurró,
―¿Te quedas?
Imaginando que probablemente no debería quedarse solo en
este momento, me quité los zapatos y me tumbé a su lado. Y por
primera vez en toda mi vida, me quedé a dormir con un hombre,
no exhausto por el sexo, no en una neblina alcohólica.
Sino sujetando su mano.
****

Estaba muy cómodo. Estaba calentito y muy a gusto, en ese


feliz y soñador lugar entre dormido y despierto. Sentí que debería
dormir más, pero de alguna manera -un jodido milagro para mí-
estaba extrañamente feliz de estar despierto.
Hasta que mi cómoda almohada se movió.
Y la manta que me mantenía caliente se quitó.
Las regañé medio dormido, y luego mi almohada y manta se
rieron entre dientes. 134
Miré hacia arriba, tratando de dar sentido a mis pensamientos,
y lo vi.
Cameron.
Mi almohada y mi manta eran Cameron; un medio dormido y
sonriente Cameron. Gemí y dejé caer mi cabeza de nuevo en su
pecho, sus brazos se estrecharon alrededor de mí.
―Me preguntaba por qué mi almohada se movía. 03/2017
Él se rió otra vez, y pude sentir el sonido resonando en mis
oídos. Separándome de él, estiré las piernas. Ambos estábamos
completamente vestidos con nuestros pantalones y camisas de
traje, y yo estaba tumbado justo al lado de él, nuestros costados
casi tocándose. Apoyé la cabeza en mi brazo doblado.
―¿Estás bien?
Asintió y sonrió tímidamente.
―Gracias por quedarte. Y siento haberme puesto tan emocional
antes.
―Cameron,― dije, mi voz y mi mirada eran serias. ―No te
disculpes. Tú, mi querido hombre, eres un orgulloso y fuera del
armario hombre gay. Mantén la puta barbilla en alto, ¿de
acuerdo?
Inhaló bruscamente y sus ojos brillaron.
―No tengo que ocultarme nunca más, ¿verdad?― preguntó
suavemente, una constatación más que una pregunta.
Sacudí la cabeza y le sonreí, y tuvimos otro de esos momentos
en los que simplemente nos miramos el uno al otro. Pensarías que
ya estaría acostumbrado a ellos. Había tenido tantos con él, pero
todavía hacían a mi corazón latir extrañamente. Entonces se
estiró y deslizó sus largos dedos a lo largo de mi mandíbula,
enviando escalofríos por mi espina dorsal.
―Lucas,― exhaló mi nombre, luego me atrajo hacia él para
poder besarme.
Abrí mi boca para él. Fue un lento, somnoliento y lánguido
beso, labios suaves y lenguas sin prisa. Sus ojos estaban
cerrados, y él estaba tan metido en este beso. Su mano se 135
mantenía sujeta a mi mandíbula mientras su otro brazo se
envolvía alrededor de mi espalda.
Sin romper el beso, me incliné sobre él, de manera que estaba
tumbado encima. Descansé mi peso sobre mis codos y mis manos
acunaron su cara. Gimió cuando apoyé mis caderas contra las
suyas, nuestros miembros tocándose a través de la tela de
nuestros pantalones. 03/2017
Inclinó la cabeza y abrió más su boca, mientras corría sus
manos por mi espalda. Sacó mi camisa de mis pantalones de
traje, y luego pude sentir sus manos sobre mi piel, sobre mi
espalda, sobre mis hombros. Me agarró. Sus dedos trataron de
encontrar su objetivo. Pero mi camisa debía haberse quedado
enredada en el camino.
Porque entonces él estaba tratando de deshacer los botones, su
boca besó mi mandíbula, y gruñó con frustración. Podía sentir su
urgencia por cómo sus manos temblaban.
Retiré sus manos de mi camisa y las puse en sus costados. Sus
ojos se abrieron ampliamente, y yo sonreí.
―Despacio, Cameron, despacio,― dije besando su cuello. ―Te
dije que quería tomarme mi tiempo contigo.
Él gimoteó, así que di un mordisquito en su nuez. Pude sentir
su polla saltar. Salí de sus manos y me puse de rodillas, una a
cada lado de sus caderas. Desabroché los botones de su camisa,
lentamente, burlándome. Sus ojos estaban oscurecidos, sus
labios rojos y húmedos, pero sonrió perversamente.
―Vas a matarme,― dijo, su voz gruesa por el deseo.
Abrí su camisa y me incliné para dar un pico en sus labios.
―Muchas veces,― susurré, mi nariz tocando la suya.
―Muchas, muchas veces.
Soltó una risita, y yo me tomé mi tiempo desvistiéndole. Expuse
cada centímetro de piel como si fuera un regalo, solo para mí.
Presioné mis labios contra su pecho, su estómago, sus caderas,
sus muslos. Arrodillándome entre sus piernas, levanté sus pies y
136
le quité los calcetines. Les lancé un adiós a Superman y Clark
Kent, haciendo a Cameron sacudir la cabeza y reírse. Todavía
sujetando uno de sus pies, mordí el arco perfecto de su pie,
arrastrando juguetonamente mis dientes a lo largo de su piel.
Sonreía, pero estaba respirando fuerte, sus ojos estaban oscuros.
No tuve ni de cerca el mismo cuidado con mi ropa,
arrancándomela rápidamente y tirándola al suelo. Él estuvo
desnudo antes que yo, y cuando yo estuve desnudo entre sus 03/2017
piernas, me incliné sobre él una vez más.
―Cameron, dime ahora si no quieres esto…
Sin una palabra, se acercó a la mesilla al lado de la cama,
abriendo el cajón y sacando un envoltorio de papel de aluminio y
una botella de lubricante. Pero yo necesitaba oírselo decir.
―Dímelo.
Su voz era brusca y tranquila.
―Te quiero.― Sus manos acunaron mi mandíbula, mi cuello.
―Quiero que me tengas, tómame…fóllame.
Una ola de deseo me sacudió, y yo rocé mi boca contra la suya.
Deslicé mi cuerpo contra el suyo, mi lengua contra la suya. El
calor y el acero de su polla se frotaron contra el mío hasta que me
alejé de él para poder abrir el envoltorio cuadrado y enrollar el
condón sobre mi polla. Lo miré, sin más palabras, sin más dudas.
Y entonces lo hizo -esa hermosa rendición. Él extendió sus
piernas para mí.
Vulnerable, abierto y entregado, y lo devoré. Besé, lamí y chupé
su cuello, sus pezones, su ombligo. Lamí su polla, luego chupé
sus bolas en mi boca. Él estaba retorciéndose, gimiendo y
suplicando a mi toque, y no oyó el chasquido de la botella de
lubricante. Cuando tomé su cabeza hinchada en mi boca, él
corcoveó y gimió, y deslicé mi dedo en su culo.
Jadeó y se retorció, y yo chupé y aspiré. Bombeé su eje y tironeé
su saco y exploré su culo. Se agarró a las sábanas a ambos lados
y arqueó su espalda, y mientras su polla se deslizaba en mi
garganta, deslicé un segundo dedo dentro de él.
Gritó y su polla se hinchó en mi boca haciéndome tararear y137
gemir a su alrededor. Cuando metí un tercer dedo en su culo
dispuesto, curvando mis dedos alrededor de su próstata, él
corcoveó y jodió mi boca. Con un grito final, Cameron se flexionó
rígidamente, y su polla estalló, su corrida caliente y repentina
bajando por mi garganta. Me tragué todo lo que me dio.
Violentos estremecimientos rasgaron a través de él, y yo caí
hacia adelante sobre mis manos. Mientras él todavía estaba 03/2017
montando en su fuerte orgasmo, yo presioné mi polla dolorida en
su dispuesto agujero. Sus ojos se abrieron, sólo para cerrarse
lentamente mientras su cabeza cayó de nuevo en las almohadas,
su cuello nudoso y tenso. Su polla sacudiéndose, palpitando,
goteando.
Empujé cada centímetro de mí en él, y él lo tomó, todo de mí.
Dios mío, este era Cameron. Yo estaba follando a Cameron. Lo
besé, dejándolo degustar su sabor en mi lengua, follando su boca
mientras follaba su culo.
Pero fue lento y sensual, nos balanceábamos y nos
deslizábamos. Fue tan jodidamente bueno. Retiró su boca de la
mía y gimió en mi oído.
―Había imaginado esto― susurró.
Retrocedí, apoyándome en mis antebrazos para poder ver su
cara. Mis caderas nunca dejando de golpear dentro de él,
lentamente, profundamente.
―He estado soñando con esto,― me dijo, gimiendo y
arqueándose con cada empuje.
―¿Es como te lo imaginabas, Cameron?― pregunté en su oído.
Tome su lóbulo entre mis dientes y lo lamí. ―¿Lo es?
―Mejor.― Jadeó, arañando mi piel con sus uñas romas. ―Joder,
tan bueno.
Agarré una de sus piernas, subiéndola, forzando mi polla más
profundo dentro de él.
―Ah,― gritó y corcoveó, y pude sentir su polla maciza hincharse
entre nosotros.
―Todavía estás duro,― gruñí en su cuello. Estaba apoyado 138
sobre un brazo, sujetando su pierna con el otro, así que le dije,
―Bombea tu polla para mí.
Y lo hizo. Deslizó su mano entre nosotros y trabajó su mano
arriba y abajo, bombeándose a sí mismo mientras yo continuaba
follándole. No iba a ser capaz de retenerlo más tiempo, él estaba
demasiado estrecho, demasiado caliente, y yo estaba demasiado
duro, demasiado cerca. 03/2017
―Otra vez,― dijo con tono áspero. ―Dios Mío, otra vez. Joder.
Me voy a correr de nuevo.
Y eso fue todo. Mi auto-control se quebró.
―Síiiii.― Siseé, caliente en su oído, empujando más fuerte.
―Quiero sentir como te corres mientras estoy enterrado dentro de
ti.
Su mano bombeó más rápido, y yo empujé más duro. Estaba
justo allí, tan cerca. Empujé fuerte, llenándole, una, dos, tres
veces. Lo besé, larga y profundamente, mientras se corría de
nuevo.
Me tragué sus gritos mientras su polla se derramaba, caliente y
gruesa entre nosotros mientras su estrecho culo se atenazaba
alrededor de mi eje. Lo follé, fuerte, más fuerte, más fuerte, y la
habitación giró, y no hubo más sonidos mientras mi polla se
vaciaba en el condón.
Mientras flotaba de vuelta a mis sentidos, fui consciente de
sentirme caliente, sudoroso y pegajoso y de sentirme muy, muy
jodidamente bien. Fui consciente de los dedos como plumas
ligeras que trazaban patrones en mi espalda y de los besos en mi
pelo.
No quería salir de él. Podría haber permanecido dentro de él
para siempre. Pero tenía que hacerlo y, a regañadientes, lo hice.
Mantuve mi sujeción sobre él, y él mantuvo sus brazos alrededor
de mí como si ninguno de nosotros quisiera que terminara.
Permanecimos así tumbados hasta que nuestra respiración se
tranquilizó. 139
―¿Una ducha?― pregunté.
―Seguro,― respondió. ―Te traeré una toalla limpia.
Me incliné sobre su pecho y sonreí.
―Vas a venir conmigo,― le dije. ― Ni siquiera estoy cerca de
terminar contigo todavía.
Él se echó a reír, y yo me levanté de encima y suavemente le
ayudé a ponerse de pie. Le pregunté si estaba bien, y él me 03/2017
prometió que sí.
―En realidad, estoy mejor que bien―, enmendó. ―Mucho mejor
que bien.
En la ducha, lo enjaboné y lo lavé, teniendo cuidado extra en su
culo. Me lavé el cabello, y besé sus labios, y cuando estuvimos
limpios, lo sequé.
Entré en su vestidor y cogí yo mismo ropa. Teníamos altura y
construcción similar, así que sus pantalones vaqueros y camisa
me quedaban bien.
―No te importa, ¿verdad?― Le pregunté con una sonrisa,
subiéndome los vaqueros.
Él me miró, con una toalla alrededor de su cintura, y sacudió la
cabeza.
―En absoluto.
Le sonreí.
―Quédate aquí, en tu habitación,― dije. ―Nos tumbaremos en la
cama y veremos algo de tele,― dije, señalando con la cabeza a la
pantalla plana en la pared. ―Iré a coger agua. ¿Quieres algo de
comer?
Negó, todavía sonriendo.
―Tal vez más tarde.
Cuando bajé, lo primero que noté fue que estaba oscureciendo
afuera, y no tenía idea de qué hora era. La segunda cosa que noté
fue ese maldito reloj de cuenta atrás. Los ceros parpadeaban
hacia mí.
Y eso me dio una jodida gran idea. 140
Cogí dos botellas de agua y el reloj. Cuando volví arriba, pasé
por el baño para coger la segunda bolsa de regalitos Lurex.
Sonriendo como un tonto, volví a la habitación de Cameron.
Estaba tumbado en la cama, vestido con unos vaqueros y una
camiseta, recostado sobre las almohadas con su móvil en la
mano.
―Recibí un mensaje de mamá,― dijo suavemente, sin levantar la 03/2017
mirada. ―Quiere que la llame cuando me levante.― Parecía
dubitativo.
―Cameron, saliste hoy,― le recordé suavemente. ―Ella va a
querer hablar contigo.
Asintió y suspiró.
―Sí, lo sé. Solo quiero algo de tiempo para poner en orden mi
cabeza antes de que la realidad me golpee en la cara,― dijo. ―No
estoy ocultándome.
Asentí.
―Lo sé. Tómate todo el tiempo del mundo. Ellos van a querer
hablar de ello y tú necesitas estar listo.
Sonrió, aliviado. Luego miró a lo que sujetaba en la mano.
―¿Qué estás haciendo?
Le sonreí. Dejé caer las botellas de agua sobre la cama y dejé
caer la bolsa Lurex en el suelo para poder poner el contador en su
aparador.
Encendiéndolo, sonreí y le pregunté.
―¿Qué hora es?
Miró su teléfono,
―¿Umm seis y cuarto?― él realmente no tenía ni idea de lo que
estaba haciendo.
Hice el cálculo rápidamente y fijé el reloj.
38:45
―Eso, mi querido hombre, es cuánto tiempo tenemos antes de
volver al trabajo el miércoles por la mañana.
Me miró, claramente confundido.
Cogí la bolsa de papel marrón y puse los detalles Lurex sobre su 141
cama. El consolador de color carne, la varilla plateada para la
próstata y una serie de condones y muestras de lubricante se
derramaron sobre las sábanas.
―Y éstos, mi querido hombre, es cómo lo gastaremos.
Una lenta sonrisa se extendió por su cara, y yo me arrastré
lentamente encima de la cama, besándole suavemente en los
labios. 03/2017
Luego solté una risita y me froté la barbilla, como si estuviera
pensando.
―Sabes, si trajéramos la pizarra blanca, podríamos añadir tus
preciados incrementos de tiempo para cada producto―, le dije,
mirando el surtido de productos de Lurex que teníamos para
jugar. ―Ya sabes, para que podamos comprobar nuestros
coeficientes producto/tiempo.
Él jadeó, como si le hubiera ofendido, pero estaba sonriendo.
Miró al reloj, luego a los productos Lurex y luego a mí. Agarró mi
camisa y puso mi cara a un centímetro de la suya. Sus ojos
avellana brillaron y se lamió los labios.
―Cierra la puta boca, Hensley. Estás malgastando el tiempo.
CAPITULO 15 ―Yo estoy... enamorándome de él.

38:45
Cameron me besó. Joder, cómo me besaba... tan seguro, tan 142
exigente. Su lengua era tan dominante en mi boca, sus manos
fuertes y haciéndose cargo de mi cuerpo.
Retiró su boca de la mía, y ambos jadeamos buscando aire.
―Dios,― gimió, besando mi cuello. ―¿Cómo puedo desear más?
Ya me has hecho correrme dos veces…
―¿Es un reto?― pregunté, sin aliento. ―Porque, mi querido
hombre, puedo hacer algo mejor que solo dos. 03/2017
Sus ojos brillaron, y estaba a punto de decir algo, pero entonces
mi teléfono zumbó y Proud Mary de Creedence sonó desde mis
pantalones de traje todavía en el suelo.
Cameron me regaló una ceja arqueada y una sonrisita, y yo le di
un empujoncito en las costillas, diciéndole.
―Es el tono de mi mamá.
Se rió y se separó de mí, y yo rodé fuera de la cama para coger
el teléfono.
―Sera mejor que lo coja.― Le dije.
Sonrió.
―Prepararé algo de comer. Ven cuando estés listo.
Asentí y respondí el teléfono.
―¡Hey, mami!
38:32
Abajo, me encontré a Cameron ocupado en la cocina troceando
verduras y otras hortalizas.
Me sonrió.
―¿Todo bien en casa?
Asentí.
―Sí, solo tuve un problemilla por no llamarla la otra noche.
Normalmente la llamo los domingos por la noche y claramente
olvidé hacerlo este último.― Me senté en el banco de la isla. ―Ella
estaba a punto de llamar a los hospitales y a la policía,― dije
riéndome y rodando los ojos.
Cameron me miró y sonrió. Cuando me dio la espalda, para
calentar el wok, robé un puñado de tiras de zanahoria. Me miró
de nuevo. 143
―¿Has picoteado algo de la tabla de cortar?
Negué con la cabeza y sonreí, tratando de tragarme la evidencia
y posteriormente comenzando a atragantarme.
Y el bastardo me dio una sonrisa maligna.
―Te está bien empleado,― dijo. Y con algo de compasión, me
ofreció una cerveza.
―Sí, gracias,― ladré entre ataques de tos. 03/2017
Él se rió entre dientes, y yo traté de mover la zanahoria con un
trago de cerveza. Se carcajeó cuando eso solo hizo que tosiera más
y que mis ojos se aguaran, y yo le llamé de todo menos bonito.
Sonrió, agregando un poco de verduras y un chorrito de
diferentes botellas de la despensa y diez minutos más tarde,
estábamos comiendo salteado.
Estaba realmente bueno. Con toda justicia, estaba mejor que el
mío.
No es que se lo fuera a decir.
37:48
Hablamos durante la cena. Era fácil, sin presión. Él era
realmente muy divertido. Me contó historias de su juventud,
cuando intentó que le gustaran las niñas y cuando se dio cuenta,
sin ninguna duda, de que era gay.
―¿Cuándo saliste?― me preguntó.
―Tenía quince. Mi mamá me dijo que yo era gay.
―¿Tu mamá te lo dijo?― preguntó incrédulamente. Estaba
intentando no reírse.
―Estábamos viendo el salto de trampolín masculino en la tele,―
expliqué, y Cameron asintió en entendimiento. ―Ella me dijo que
cerrara la boca porque estaba babeando.
Soltó una risita.
―Tu mamá suena como una mujer de armas tomar.
Rodé mis ojos.
―Oh, no tienes idea.
Él picoteó la etiqueta de su cerveza.
―Así que, ¿siempre has sido abierto sobre lo que eres? ¿Incluso 144
en la secundaria y la Universidad?
Asentí.
―Sip.
Se estremeció un poco, como si su salida a los veintiséis años
no fuera lo suficientemente buena, o eso lo hiciera sonar fácil.
―Cameron, la escuela secundaria para mí era un jodido infierno
viviente. Fui acosado, intimidado, golpeado… lo que se te ocurra, 03/2017
pasé por ello.
Me miró con los ojos muy abiertos.
―Lo siento.― dijo.
―¿Por qué?― pregunté. ―No, no lo tuve fácil, pero cada vez que
me llamaban algo, cada vez que me empujaban en las taquillas,
eso solo me hacía más fuerte, más determinado.
Nos quedamos callados por un momento. Recogí los platos de la
mesa.
―Nunca es fácil a ninguna edad,― dije, yendo hacia la cocina.
Él me siguió.
―Ya lo sabes, eso es lo que me hizo hacerlo.― Lo miré,
interrogante. ―Eso es lo que me hizo decirlo… a Makenna… salir
así,― explicó.
Dejé de lavar y lo miré, dándole toda mi atención.
―¿Makenna tiene cuántos, cincuenta? ¿Tal vez cincuenta y
cinco años?
Asentí.
―Sí, alrededor de eso.
―Y él tiene que pedir a su equipo que se retire para poder
hablar libremente,― dijo Cameron. ―Yo no quiero ser como él. Eso
me impactó, tenía veintiséis años. Cada día que no lo hacía, era
otro día que había perdido. No quería ser un tipo viejo demasiado
asustado para vivir su jodida vida, ¿sabes?
Asentí.
―Lo sé.
―Y fue como un momento de ahora o nunca,― dijo. ―Las
palabras…solo las solté. Mi corazón estaba palpitando muy fuerte. 145
Pensé que me iba a desmayar.
Le sonreí.
―Tú eres jodidamente increíble,― le dije, haciendo que se
ruborizara.
Entonces su teléfono recibió otro mensaje.
―Ugh,― gimió. ―Es mi papá.― Leyó el mensaje en voz alta. ¡Por
el amor de Dios, por favor, llama a tu madre! 03/2017
Me reí.
―Yo recogeré. Saca a tu padre de la miseria, y ve a llamar a tu
mamá.
Diez minutos más tarde, había terminado. La cocina estaba
recogida, y me dirigí hacia el sonido de la voz de Cameron.
―Mañana por la tarde, mamá. Ven mañana. Solo necesito algo
de tiempo…sí, lo haré…no, mamá, yo llamaré a Ben…mm hmm,―
asintió. Entonces sus ojos se clavaron en los míos, y él habló al
teléfono, ―Bueno, realmente, él todavía está aquí.― Hubo un
breve silencio, entonces él me dijo, ―Mamá te dice hola.
Sonreí abiertamente.
―Hola, Sra. Fletcher,― dije, lo suficientemente alto para que me
oyera.
Cameron retiró el teléfono de su oreja, y pude oír un agudo
chillido. Cameron murmuró algo en el teléfono,
―Sí, gracias, mamá. Eso no ha sido embarazoso en absoluto.
Me reí y me arrodillé en el sofá a su lado. Lentamente, balanceé
mi pierna para quedar a horcajadas sobre él. Sus ojos se abrieron
de par en par y su cabeza cayó hacia atrás para así poder
mirarme.
―Ah, mamá, tengo que ir...
Me agaché y lamí su mandíbula. Él tarareó.
―... sí, mañana...
Chupé su lóbulo entre mis labios. Él se estremeció.
―... llega más tarde... después de la comida...
Arrastré mis dientes sobre su cuello y mordí su piel. Él jadeó.
―... ah, bien... mmm... seguro... adiós, Mamá. 146
Lanzó su teléfono al salón y gimió.
―No juegas limpio.
―Juego para ganar,― dije con una risita, y arrastré mis labios
desde su mandíbula a su boca. ―Hemos perdido demasiado
tiempo. El reloj está terriblemente solitario arriba.
36:08
Me arrodillé en su cama y le hice señas para que viniera, 03/2017
tirándolo lentamente sobre la cama. Me recosté, arrastrándolo
conmigo, por lo que quedó sobre mí. Gimió, y se me puso la carne
de gallina ante ese sonido.
Le quité su camiseta, desnudando su hermoso pecho. Él pronto
desechó la mía, y sus manos errantes recorrieron cada centímetro
de mi piel.
Pude sentir el bulto y el calor de su dureza. Y él pudo sentir
exactamente lo mucho que me encendía.
Pero él no se movió para quitarme los pantalones.
No todavía, de todos modos.
35:28
Gimió, tirando su cabeza hacia atrás.
―Mmm, ahí está,― gemí. ―¿Se siente bien, bebé?
Él gimió su asentimiento.
―Joder síiiii.
Yo estaba arrodillado entre sus muslos, sus rodillas estaban
levantadas. Una de sus manos bombeaba su hinchada polla, y su
otra mano movía la varilla de próstata dentro y fuera de su bien-
lubricado culo.
Lo estaba observando mientras lo hacía, animándolo, mientras
me masturbaba a mí mismo. Él era tan jodidamente hermoso. El
brillo de sudor que cubría su largo y pálido cuerpo; cómo sus
músculos se agrupaban y se contraían bajo su piel, sus
abdominales y sus muslos flexionados mientras su orgasmo se
acercaba. Su rostro... oh Dios, su rostro…
Sus ojos estaban cerrados, su mandíbula estaba apretada, su147
boca abierta.
―Joder, joder, oh joder,― él estaba gimiendo.
―Abre tus ojos, bebé,― le persuadí. ―Mira lo que me haces.
Sus ojos se abrieron, y él miró mi cara, luego sus ojos se
arrastraron hacia mi polla. Me la sacudí más fuerte, más rápido.
Él gritó,
―Oh, joder, Luc, sí, por favor, por favor…― su espalda se 03/2017
arqueó, y apretó su polla, lanzando cuerdas de semen sobre su
estómago. Su orgasmo convocó al mío, empujándolo fuera de mis
huesos, un placer tan puro brotó caliente y espeso sobre su piel.
34:16
―No puedes tenerlos,― dije de nuevo. ―¡Son míos!
Él se rió.
―Porfaaaa,― rogó y batió sus pestañas.
―Ni siquiera los deslumbrantes poderes del todopoderoso
Cameron Fletcher me harán ceder―, le advertí con una carcajada.
―¡Los calcetines de Han Solo y Chewbacca son míos!
Saltó sobre sus rodillas y se montó a horcajadas sobre mí,
sujetándome los brazos a los costados.
Riendo y sonriendo bellamente, exigió,
―Dime tu precio, Hensley.
32:04
―Mmmm,― gemí. ―Justo ahí.
―¿Se siente bien?― susurró por detrás de mi cuello.
―Oh, sí, muy bien,― murmuré, mi cara presionada contra las
almohadas, él estaba desnudo y cavando sus, oh Dios, tan
talentosos dedos en mis hombros.
Creo que se pasó un poco con el aceite de masaje estimulador
de Lurex, porque estábamos cubiertos de él.
Era muy resbaladizo y suave, y entonces por alguna razón
conocida sólo por Cameron, pensó que sería divertido intentarlo y
hacerme cosquillas.
A excepción de que yo corcoveé cuando excavó en mis costillas,
y él se deslizó fuera de la cama. 148
Me reí tan fuerte que tuve que hacer pis.
Eso me costó mis calcetines de la Guerra de las Galaxias.
31:46
―¡Oh, mierda santa!― Cameron gritó. ―¡Realmente brillan en la
oscuridad!
Volví a la cama después de apagar la luz y me arrodillé en la
cama. 03/2017
―¡Te lo dije!― me arrastré hacia él, ambos de rodillas, nuestras
pollas iluminadas sobresaliendo entre nosotros.
Luego se rió.
―Parecen espadas laser.
― Oh, querido Dios.
No pude evitar reírme.
―Si empiezas a hacer ruidos de espadas laser, te quitaré mis
calcetines.
Él resopló.
―Hmmmm, mira eso. Mi sable es más largo que el tuyo…
Jadeé, profundamente ofendido y ligeramente divertido.
―El mío es más gordo,― le siseé, empujándole sobre la cama.
Envolví mi mano alrededor de su larga y verde espada laser.
―¿Cómo de divertido será tener mi espada laser enterrada en tu
culo?
Gimió, empujando sus caderas hacia mí, retándome,
pidiéndome.
Quince minutos más tarde, él estaba a cuatro patas,
retorciéndose, y mi polla estaba pulsando profundamente en su
culo. Pude ver el iluminado verde de mi verga desaparecer en su
agujero, deslizándose hacia adentro y hacia fuera, más rápido,
más profundo. Echó su cabeza hacia atrás y gimió largo y bajo.
Me incliné sobre él y le hablé ronco en el oído.
―¿Cómo te parece ahora? ¿Es lo suficiente larga, lo suficiente
gruesa?
Y él se incorporó sobre sus rodillas y derramó un gruñido 149
gutural mientras se corría en su condón brillante en la oscuridad.
Su culo apretó mi verga, y su cuerpo se convulsionó mientras lo
follaba con fuerza hasta que me corrí.
31:16
Exhausto y jodidamente saciado, encontré una toalla, la mojé
con agua tibia y me ocupé de Cameron. Estaba casi dormido,
boca abajo, así que lo limpié cuidadosamente. 03/2017
Cuando me arrastré a la cama lentamente a su lado, apoyó su
cabeza en mi pecho. Envolví mis brazos a su alrededor, y él se
acurrucó contra mí, ya dormido.
Cepillé su pelo hacia atrás. Besando la parte superior de su
cabeza.
Me quedé dormido, muy satisfecho.
Y muy feliz.
23:34
Me desperté despacio, y curiosamente, de buen humor. Estaba
radiante, estaba malditamente cómodo y me sentía como si
hubiera dormido durante una semana.
Pero me desperté solo.
Me estiré y finalmente me senté, mirando alrededor de la
habitación de Cameron el lío que habíamos hecho. Había
envoltorios de papel de aluminio por todas partes, algunos
abiertos, otros no, las sábanas eran un desastre, había toallas en
la cómoda y ropa en el suelo.
Parecía como si dos tíos hubieran pasado horas aquí follando.
Oh, espera.
Nosotros lo hicimos.
Sonreí.
Me levanté y me puse mis vaqueros -bueno, realmente eran los
vaqueros de Cameron- y fui abajo. Lo podía oír en la cocina, y
sonreí cuando le vi.
Sólo llevaba vaqueros y una camiseta, estaba sin ducharse y sin
afeitar, cocinando el desayuno. 150
―Oh, hey―, dijo con una media sonrisa. ―Estaba haciendo algo
para comer, me desperté hambriento.
Me reí entre dientes.
―No me sorprende,― dije con una sonrisa. ―Quemamos mucha
energía esta noche.
―Bien, te despertaste de buen humor,― él era tan jodidamente
engreído. 03/2017
Lo miré de arriba a abajo, desde su sonrisa engreída a sus, oh-
dulce-Jesús, pies desnudos. Volví a mirarle a la cara.
―Bueno, no puedo tomar todo el crédito.
Sonrió y se ruborizó, volviendo a su sartén.
―¿Te gustan los huevos y el Bacon?
―¿Vienen con café?
Sonrió.
―¿Puedes hacerlo?
Rodé mis ojos hacia él. ¿Qué tipo de pregunta estúpida era esa?
22:12
―Aquí, agarra la esquina,― me instruyó.
Doblé la esquina de la sábana y levanté el colchón, metiéndola
por debajo.
―¿No sabes por qué nos estamos molestando en rehacer la
cama? Sólo vamos a estropearla de nuevo.
Se rió.
―¡Fue idea tuya!
―Sí, bueno, las sábanas eran un desastre,― le dije. ―Pero mira
el lado positivo… ¡ahora las podemos revolver otra vez!
Cogí el dildo y me dejé caer sobre mi espalda en la cama recién
hecha.
―Ya sabes, no hemos usado esto todavía.
Cameron mordió sus labios, luego miró al reloj. Gimió,
―Mmmm, mamá y papá estarán aquí en unas pocas horas.
―¿Unas pocas horas, eh?― reflexioné en voz alta. Un montón de
tiempo.
―Lo siento,― Cameron se disculpó. 151
―¿Por qué?
―Pasar tiempo con mis padres no es probablemente como
planeabas pasar las últimas veinte horas,― dijo.
Agité el dildo hacia él.
―Puedes estar tranquilo de que… quiero decir tu padre es un
hombre de buen ver, pero él es demasiado mayor para mí…― dije,
bromeando con él. 03/2017
Cameron jadeó, su boca cayendo abierta. Me reí de su
expresión, y él me sorprendió lanzándose contra mí,
empujándome contra el colchón y apretando mis manos a los
lados de mi cabeza. Era engañosamente fuerte y rápido. Él sonrió,
mirándome con atrevimiento en sus ojos.
―¿Es así?
Sonreí y asentí.
―Sí, y él es hetero además…realmente no es mi tipo en
absoluto.
Él se rió y todavía sujetando mis brazos, se sentó sobre mi
estómago. Me fijé en su entrepierna; la cremallera de sus
vaqueros estaba justo enfrente de mí. Empujó sus caderas hacia
delante.
―¿Ves algo que te guste?― preguntó, sacudiendo su polla
revestida por los vaqueros delante de mi cara. ―Pareces un poco
hambriento aquí, Lucas,― bromeó.
El juguetón Cameron era un peligroso y jodidamente muy sexy
Cameron.
Gemí.
―Mmm, siempre. Ahora que se cómo es tu sabor,― bromeé de
vuelta. ―Podría comer tu polla todo el día.
―Joder,― gimió, y yo solté una risita burlona.
Él no podía vencerme en este juego.
Él todavía estaba sentado sobre mí, pero soltó mis brazos para
que pudiera alcanzar y agarrar sus caderas.
Empujándolo hacia abajo, me senté, así que él estaba a caballo
sobre mí. Su cara estaba cerca de la mía, y yo le miré 152
directamente a los ojos y le dije:
―Unas pocas horas es suficiente.
Sonrió.
―¿Bastante tiempo para qué?
Me lamí los labios y susurré roncamente
―Bastante tiempo para follar tu cara con mi polla, luego joder
tu culo con el consolador hasta que me ruegues que te deje 03/2017
correrte. Bastante tiempo para chuparte, lamerte, bordear tu
agujero con mi lengua y entonces, entonces te joderé de nuevo.
Su aliento se quedó atrapado, y sus ojos rodaron.
Le di una sonrisita malévola.
―Pero antes de todo eso, tú vas a follarme.
Sus ojos se abrieron como platos, y pasé mis manos por su
pelo, acercando su cara a la mía.
―Quiero saber lo que es tenerte dentro de mí.
Sus ojos rodaron cerrándose y él se estremeció. Piqué sus
labios, y él reaccionó besándome duramente, aplastando
brutalmente su boca en la mía. Profundo y lento, real y correcto.
Sostuvo mi cara, mi cuello, sus dedos se enroscaron en mi pelo, y
me derretí. Jodidamente me derretí.
Mis huesos se volvieron gelatina caliente, y me caí sobre él. Él
empujó mi cuerpo abajo, alineándome correctamente y colocó su
peso sobre mí. Se sentía jodidamente divino.
Y correcto.
Nunca se sintió tan correcto.
Me besó más intenso, más tiempo, de alguna forma más suave.
Él estaba a cargo de este beso. Y supe que me entregaría a él. Lo
sabía. Lo quería.
Fui el pasivo unas cuantas veces y lo disfruté. Quiero decir, con
la pareja correcta fue jodidamente genial.
Pero esta era diferente...
No sólo quería ser el de abajo con él. Lo necesitaba. Había un
deseo en mi vientre, cálido y dolorido, que necesitaba que
Cameron me follara. Un deseo en la base de mi espina dorsal que 153
sabía que sólo estaría saciado cuando él estuviera dentro de mí.
Y eso era nuevo. Nunca me sentí así antes.
Mi mente giraba en círculos y él todavía me besaba, nuestras
bocas estaban abiertas al máximo y su lengua se deslizaba
lentamente contra la mía. Mis manos presionaron la parte más
baja de su espalda mientras él me presionaba contra el colchón. Y
entonces me golpeó, como un jodido montón de ladrillos, mi deseo 03/2017
de entregarme a él, de dejar que me follara, no era un deseo físico.
No era físico en absoluto.
Era emocional.
Estaba enamorándome de él.
Él me sintió congelarme debajo de él, y sacó su boca de la mía.
Sus ojos brillaban con lujuria y luz, y pensé que él podría ver mi
descubrimiento mirándolo fijamente.
Sabía que él sentía lo mismo. Él admitió quererme por meses,
que yo era todo en lo que podía pensar…
―¿Luc, estás bien?
Podía sentir mis ojos abrirse con entendimiento. Estaba
enamorándome de él, como él se estaba enamorando de mí.
Asentí. Estaba bien.
―Sí,― traté de decir, pero mi voz era apenas un susurro.
―Estás seguro que quieres que yo...
Asentí. Nunca había estado más seguro de algo.
―Cameron, estoy seguro.
21:48
Oh, joder.
Dolía. Un dolor tan bueno. Joder.
Él estaba chupando la cabeza de mi polla, lamiendo con su
arremolinada lengua, y bombeando mi eje. Y tenía sus dedos en
mi culo, preparándome, estirándome.
Joder.
Joder.
―Cameron, por favor,― le supliqué. ―Estoy listo. Te necesito,
Cam... dentro de mí... cuando me corra... 154
Yo no podía hablar claro, pero mi mente estaba astillada, y mi
cuerpo estaba en llamas. Mi piel ardía sin dolor, mis huesos
atravesados por lava caliente. Entonces él estaba avanzando
dentro de mí, su largo y deslizante eje, extendiéndome,
arponeándome lentamente, absolutamente.
Y eso no era suficiente.
Levanté mis caderas y envolví mis piernas alrededor de su 03/2017
espalda, y él se echó hacia delante sobre sus manos, su polla
empujando más profundamente dentro de mí.
―Oh, joder,― sopló. ―Oh, Dios.
Apoyándose en los codos, me apartó el pelo. Sus manos
acunaron mi rostro, y me besó, suavemente, tiernamente. Su
lengua barrió mi boca, con cariño, con reverencia. Estaba
completamente dentro de mí, cada puto centímetro estaba
enterrado dentro de mí; podía sentir la escuadra de sus caderas
en mi culo.
Él no empujó sus caderas. Se balanceó, rodando suavemente
las caderas, presionando más dentro de mí cada vez mientras sus
labios y su lengua permanecía mezclada con la mía.
Y nosotros no estábamos follando.
Creo... Creo... que estábamos haciendo el amor...
―Oh, Cam,― jadeé.
Pude sentir su cuerpo temblar. Él estaba tratando de retener su
orgasmo.
―Es demasiado,― susurró contra mis labios. ―Joder, Luc.
Apoyándose en un codo, deslizó su otra mano entre nosotros.
Agarró mi polla, deslizando y retorciendo su mano por mi eje y
sobre la cabeza.
Y empezó a murmurar en mi oído.
―Tan duro…joder, joder, tan estrecho…tan caliente…mi
polla…tan dentro de ti…nunca había soñado…que esto podría ser
tan bueno…
155
Su aliento era caliente y húmedo contra mi piel y en mi oído. Y
yo estaba justamente allí, tan cerca, tan cerca, si él simplemente
empujara dentro más fuerte, me correría. No podía soportarlo
más. Agarré sus hombros y apreté mis piernas alrededor de él.
―Oh, Dios, Cameron. Oh dios mío, jódeme, por favor. Jódeme,
jódeme.
Rápidamente se apoyó sobre una mano, cambiando el ángulo de
su polla enterrada en mí, y empujó con fuerza. Agarró mi 03/2017
congestionada verga más fuerte, empuñándola tan jodidamente
fuerte, que me arqueé contra él y estallé entre nosotros.
Creo que grité.
Creo que morí de una hermosa muerte.
Sólo estaba consciente de él. Sólo Cameron. Corcoveó y se
estremeció, y volvió a corcovear. Su cuerpo entero se estremeció y,
con un gruñido agudo, se corrió. Podía sentir la sobrecarga y la
hinchazón de su polla en mi culo mientras llenaba y llenaba y
llenaba el condón.
Cayó encima de mí, todavía temblando dentro de mí, besando
cada parte de mi cuello que podía alcanzar. Se salió, aunque yo
no quería que lo hiciera. Quería que se quedara conmigo, dentro
de mí, a mi alrededor. Cerré los ojos solo un momento, y luego me
despertó, diciéndome que el baño estaba listo.
20:56
El agua estaba caliente y sobre nuestros cuellos. Se sentó frente
a mí, sus piernas separadas de las mías. La bañera era profunda
y grande, una antigüedad original de hierro fundido. Era divina.
Mi cabeza se apoyó contra los azulejos, mis ojos estaban
cerrados, mi cuerpo agotado.
Había un tranquilo silencio entre nosotros, y eso me dio tiempo
para pensar.
Mi profunda comprensión, anteriormente, de que me estaba
enamorando de este hombre, estaba jugando en torno a mi
cabeza. Era una idea a la que podría acostumbrarme. Era un
nuevo concepto para mí, en conjunto, y no pude evitar 156
preguntarme qué era lo que había en él que me había capturado.
Entonces lo sentí.
Sus pies. En mi pecho.
Abrí los ojos y su largo, pálido, húmedo y ligeramente arrugado
pie estaba a unos centímetros de mi cara. Tenía los ojos cerrados
y sonreía. Él me estaba molestando porque sabía que tenía algo
con los pies... estaba jugando conmigo. 03/2017
Así que agarré su pie y lo mordí. Suavemente, mordisqueé el
arco y el metatarso de su pie. Él estaba mirándome ahora, todavía
sonriendo, y levantó su otro pie, ofreciéndomelo también.
Así que lo mordí también. Luego lo besé y chupé sus dedos
entre mis labios. Sonrió, y sus ojos estaban fijos en mi cara.
Sostuve sus pies cerca de mi cara, frotándolos por mi mejilla, y
mirando de nuevo a él.
Y ninguno de nosotros dijo una palabra.
20:13
Era la primera vez que nos aventuramos fuera en Dios sólo sabe
cuánto tiempo. Habíamos llegado a una tienda de delicatesen que
aparentemente Cameron frecuentaba, a sólo dos cuadras de
distancia. Sostuve la puerta para él, y cuando entró, mi mano
encontró la parte baja de su espalda.
Y él se congeló.
Dejé caer mi mano, y fuimos hacia el mostrador.
―Lo siento,― dijo rápidamente. ―Lo siento. Es un hábito…no
estoy acostumbrado a hacer esto.
Le sonreí, había olvidado lo nuevo que era en esto.
―Lo siento, no pensé…
―No, está bien,― dijo. Luego me miró. ―¿Está bien, no es así?
Asentí y él exhaló. Nos paramos frente al mostrador esperando
para ser atendidos, y él se balanceó hacia delante y hacia atrás
sobre sus talones. Lo miré, y él sonrió.
Cuando la pequeña dama detrás del mostrador nos preguntó
qué queríamos, Cameron se inclinó hacia adelante, poniendo su
mano en mi cintura, y me preguntó qué ensalada me gustaría. Le 157
sonreí. Estaba tocando a un hombre en público por primera vez.
Era suave y apenas rozando, pero cualquiera que mirara, sabría
que era una muestra pública de afecto.
―Elige tú.― le dije al oído.
Él ordenó una variedad de antipasto y ensaladas, y le sonreí
cuando le entregaba el dinero para pagar. Él estaba
verdaderamente brillando. Cuando lo miré, susurró, 03/2017
―Gracias.
Recogí el almuerzo y le dije:
―De nada.
Y él sonrió todo el camino a casa.
CAPÍTULO 16 ―Yo soy... el dador de la arrogancia.

18:42
―¿Creí que dijiste que te ibas?― preguntó, sonriendo. Estaba 158
sentado en una silla del salón, y yo estaba sentado sobre él, a
horcajadas. No llegamos demasiado lejos después del almuerzo.
―Lo estoy,― dije, besando hacia abajo su cuello. ―Solo quiero
besuquearme contigo un poco más…― murmuré contra su piel.
―Eres bastante adictivo.
Soltó una risita mientras sus manos rozaban mis costados.
―¿Es eso cierto? 03/2017
Lo miré a los ojos y él me miró fijamente. Su sonrisa se
desvaneció, y tuvimos otro de esos momentos; serios y con algo no
dicho pasando entre nosotros. Asentí.
―Sí.
No estaba completamente seguro de a qué respondí que sí -a
que era adictivo; a que quería más; a que hacía palpitar a mi
corazón como loco- no obstante lo besé. Profundamente.
Sus manos sujetaron mi cara, y nuestras lenguas se
encontraron. Se sentó más derecho como si estuviera tratando de
meterse más profundo en mi boca.
Y el timbre de la puerta sonó.
―Mierda,― maldijo. Me miró con los ojos muy abiertos, luego
miró su reloj. ―Esos son mis padres. No me di cuenta de la hora.
Joder. Bueno, esto podría ser incómodo.
―Lo siento,― se disculpó de nuevo.
―Está bien, Cameron. Y deja de disculparte,― le dije de nuevo,
saliendo de su regazo. ―Ve y déjalos entrar, recogeré nuestro
desastre,― dije, señalando los platos todavía en la mesa.
Comencé a recoger los platos y lo oí saludar a su madre, y me
giré a tiempo para verla casi tirarse a abrazarle en el pasillo.
Sonreí y entré en la cocina.
Apenas había metido los platos en el fregadero, de hecho
todavía estaba sosteniendo uno de ellos, cuando la señora
Fletcher entró en la cocina. Sus ojos moviéndose alrededor, ella se
volvió de mí a su hijo y a mí de nuevo, entonces ella se lanzó a
abrazarme. 159
Afortunadamente, el Sr. Fletcher agarró el plato que estaba
sujetando. Cameron murmuró,
―Oh, por el amor de Dios, mamá, por favor…
Ella susurró,
―Gracias,― en mi oído antes de que Cameron la separara de mí,
conduciéndola al patio trasero. Él gesticuló un ‘lo siento’ todo el
camino hacia fuera. 03/2017
Y fui dejado allí, en la cocina, con el padre de Cameron.
Mi jefe.
Él sabía malditamente bien lo que habíamos estado haciendo.
No tenía ninguna razón relacionada con el trabajo para estar en la
casa de su hijo durante más de veinticuatro horas y, sin embargo,
todavía no me había ido. No tenía sentido negarlo.
Lo miré y me encogí de hombros. Él sonrió.
Comencé a lavar los platos, y el señor Fletcher, sin decir una
palabra, cogió un plato y empezó a secarlos. Señalé con la cabeza
hacia donde estaban Cameron y su madre.
―Supongo que la señora Fletcher tomó las noticias bien.
Sonrió.
―Lo ha sabido por años,― dijo casualmente. ―O al menos así lo
dijo.
Pensé que ella lo sabía. La manera en la que me miraba…
―Ella dijo que una madre sabe esas cosas.
―¿Alguna vez sospechó usted algo?
Sacudió la cabeza.
―Yo…nosotros nunca estuvimos seguros,― respondió con
franqueza. ―Sinceramente, consideré que podría ser gay o al
menos bisexual.
―¿Por qué nunca le dijo nada?
―Porque él no estaba preparado,― respondió. ―Y porque no
importaba.
―Eso importaba,― le dije secamente. Miré a mi jefe y aflojé la
mandíbula para poder hablar. ―No se le ocurra decir que no
importa. Importa para él. Ha estado siendo miserable por años. 160
Levantó sus manos defensivamente y sonrió.
―Quiero decir que no importa si es gay o hetero,― enmendó.
―Lucas, si lo hubiera empujado y él no estuviera listo, lo habría
negado, y entonces él nunca habría salido. Algunas veces, todo lo
que un padre puede hacer es apoyar y amar a sus hijos. Y
esperar.
Me volví hacia el fregadero y asentí. Entonces suspiré. Joder. Él 03/2017
estaba en lo cierto. Cameron lo habría negado. Vehementemente.
El Sr. Fletcher me sonrió.
―Entonces tú entras en mi oficina y me dices, en términos
inequívocos, que eres brillante, exitoso y gay.― Se apoyó en el
mostrador de la cocina y me miró. ―No voy a mentir, Lucas,
esperaba que Cameron pudiera ver cómo eso era posible... si él
fuera gay.
Lo miré directamente a los ojos.
―Dígame sinceramente, ¿me contrató porque soy gay?
Sus ojos se abrieron ampliamente.
―¡No! Absolutamente no,― declaró categóricamente. ―Lucas, te
contraté porque eres brillante.
Le creí. Y sonreí.
―Es cierto. Lo soy.
Se rió entre dientes.
―Aunque Cameron no estaba impresionado. Nosotros tuvimos
algunas discrepancias sobre tu posición en Publicidad Fletcher.
―¿De verdad?― dije con una sonrisa.
Su padre sonrió maliciosamente, una esquina de sus labios
elevada, justo como Cameron lo hacía.
―Creo que se sentía amenazado por ti.
Sonreí y sacudí la cabeza.
―Creo que era porque yo le gustaba…
Los ojos de Sr. Fletcher se abrieron como platos, y miró hacia
donde su mujer y su hijo estaban sentados. Una suave sonrisa se
extendió por su cara. 161
―Oh.
Me reí.
―¿Así que pensó que emparejarnos para el trabajo de Lurex no
sólo le haría ver lo brillante que soy, sino que sacudiría su
armario hasta que se cayera?
Resopló y se rió.
―No, realmente. Nosotros literalmente teníamos sesenta y cinco 03/2017
horas para poner una campaña sobre la mesa, y yo os conocía;
como trabajáis, como pensáis, os complementaríais y estaría
hecho.
―Bastante justo,― concedí con una sonrisa. Dejé salir el agua
del fregadero y lo limpié.
Entonces el padre de Cameron dijo,
―Pero tú has estado aquí más de sesenta y cinco horas…―
arrastró sugestivamente.
Lo miré directamente a los ojos.
―Sí.
―No dejarás que esto interfiera con tu trabajo, ¿verdad?― él hizo
una declaración más que una pregunta.
―No, señor. No lo haré.
Luego me preguntó en voz baja.
―¿Tú no le harás daño tampoco, verdad?
Sonreí, pero entonces el pensamiento vino a mí, tal vez él no
fuera el único que saliera lastimado. Mi sonrisa murió, sacudí la
cabeza y mi voz era tranquila.
―No, claro que no.
El Sr. Fletcher me miró, y yo evité su mirada.
―Lucas…no quise decir…oh, Dios. Lo estoy haciendo todo mal.
―Está bien,― lo tranquilicé.
―No, Lucas, por favor,― comenzó de nuevo. ―Solo quiero que
sea feliz.
Lo miré y me sentí desnudo.
―Yo también. 162
Justo en ese momento, Cameron y su madre volvieron dentro.
Él se detuvo y me miró, luego a su padre, luego otra vez a mí.
―¿Todo bien?― preguntó despacio.
Su padre sonrió, pero yo respondí.
―Claro. Solo le estaba diciendo que me tenía que ir.
―Oh,― Cameron dijo, no muy convencido.
Le dije a la señora Fletcher que era un placer volver a verla, y le 03/2017
dije al señor Fletcher que lo vería mañana en el trabajo. Me
sonrió, con disculpa en sus ojos, y asintió. Mientras caminaba
hacia la puerta principal, oí a Cameron decir,
―Acompañaré a Lucas fuera.
Luego, desde el pasillo, escuché a la Sra. Fletcher sisear a su
marido.
―Tobias Fletcher, ¿qué le has dicho?
Miré a Cameron, y él hizo una mueca de disculpa. Mientras
caminábamos al coche, preguntó,
―¿Ha dicho algo que te moleste?
Sonreí y sacudí la cabeza, lanzando mis bolsas en el asiento
trasero.
―Cameron, está bien. Él está preocupado eso es todo, por su
hijo, por su negocio.
Cameron me miró algo mortificado. Miró hacia su casa luego de
nuevo a mí, y su mandíbula se apretó.
Mi voz era tranquila.
―Está preocupado de que rompa tu corazón.
Sus ojos chispearon y su boca se abrió y cerró dos o tres veces.
―Voy a matarlo,― dijo. ―Lo siento. Lo siento.
Le sonreí abiertamente.
―No te preocupes, y no te disculpes. Además creo que tu madre
ya se está ocupando en este momento.― Abrí mi coche, y él
comenzó a caminar hacia su casa. ―¡Cameron!― lo llamé. Él se
giró a mirarme, y le pregunté, ―¿No quieres saber lo que le
respondí?
Me miró interrogativamente. 163
―¿Sobre lo de romper tu corazón?― aclaré. Me clavó su mirada,
esperando. Le sonreí. ―Le dije que no lo haría.
Subí en el coche y lo saqué a la carretera. Cuando miré por el
espejo retrovisor, todavía estaba parado en la acera.
Todavía estaba sonriendo.
18:00
Llegué a casa alrededor de las tres de la tarde. Sonreí cuando 03/2017
casi podía imaginar que el reloj de la cómoda de Cameron estaría
en 18:00.
Abrí mis bolsas, incluyendo todas las muestras de Lurex que
había dividido y reclamado como mías. Abrí el cajón de la mesilla
y tiré todo allí, sonriendo cuando vi los diferentes tipos de
condones y lubricantes aromatizados. Me reí cuando me acordé
de Cameron canalizando su Yoda interior con su brillante en la
oscuridad, espada laser verde.
Y cómo prefería los lubricantes sabor fresa, cómo gemía cuando
la sonda de próstata presionó deliciosamente contra su glándula,
cómo sus muslos temblaban, cómo su polla se crispaba, como era
el sabor de su corrida.
Mmm, Dios...
Rápidamente cerré el cajón de mi mesilla y sacudí de la cabeza
todos los pensamientos de Cameron. Tantas veces como lo había
tenido, tocado, besado, chupado, follado -tenido dentro de mí- no
era suficiente. Yo quería más.
Lo supe. Supe que quería más.
No solo sexo, sin embargo. Quería oírle hablar sobre tendencias
globales, revisiones financieras, calcetines de dibujos animados,
música, libros y jerarquías políticas. Quería verlo sonreír, oírlo
reír.
Y supe, sin ninguna jodida duda, que estaba loco por él.
Incapaz de dejar de pensar en él, traté de distraerme con la
limpieza, y después de que decidí que no había nada en mi cocina
para cenar, me aburría y me sentía incómodo dentro de mi piel. 164
Podía olerlo en mí y estaba inquieto porque quería más de él, y me
estaba agitando porque no estaba con él...
Entonces el portero sonó.
No esperaba a nadie, presioné el intercomunicador.
―¿Quién es?
―Cameron.
Y yo sonreí como un gilipollas, muy fuerte. Presioné el botón. 03/2017
Oyendo el clic, abrí mi puerta y me quedé esperando por él. Salió
del ascensor y sonrió cuando me vio. Pasó a través de mi puerta,
entró sin decir una palabra, y yo pateé la puerta cerrándola tras
de mí.
―Bonita casa,― dijo, mirando alrededor.
Yo todavía sonreía.
―¿A qué debo el placer?― él tenía una bolsa en su mano. Ni
siquiera me había dado cuenta. ―¿Olvidé algo?
―Unas cuantas cosas,― dijo. Metió la mano en la bolsa y sacó
un par de calcetines. ―Son totalmente negros. No son míos.
Solté una risita, y nos quedamos solamente mirándonos el uno
al otro, ambos sonriendo como idiotas.
―Así que,― dije, ―¿Tu familia se ha tomado bien la noticia? Tu
mamá parecía realmente feliz.
Asintió.
―Sí, lo hicieron. Incluso fui a ver a Ben.
Pude sentir como mis ojos se abrían como platos.
―¿Cómo fue?
Sonrió.
―Me miró boquiabierto por un momento, pero está bien. Creo
que le sorprendí más que otra cosa. Él no dijo mucho,― dijo con
un encogimiento. ―Hablé con Ashley un rato, y antes de que me
fuera él me preguntó que si todas las veces que me llevó al futbol
había ido solo a comerme con los ojos a los hombres en
pantalones ajustados… así que creo que él está bien.
―¿Lo hacías?― pregunté. ―¿Ir solamente a disfrutar de esos
hombres sudorosos? 165
―Oh, absolutamente,― dijo con una risita.
Lo sonreí.
―Eso es genial, Cameron,― él sabía que me refería a la
aceptación de su familia. ―Eso es realmente genial.
―Lo es,― asintió.
―¿No fuiste demasiado duro con tu papá, verdad?
Él resopló. 03/2017
―No le dije nada que mi madre no le hubiera dicho ya,
aparentemente.
Riendo, le ofrecí una bebida, y cuando le di una soda, tomó una
profunda respiración y dijo,
―Eh, sobre mañana…
―¿Qué pasa con ello?
―En el trabajo, ―dijo nerviosamente. ―Qué hacemos…como…
no sé qué…
Pues mi vaso de soda en el mostrador de la cocina y me puse
delante de él.
―Yo solo seré yo, y tú serás tú. Lo que hacemos en el trabajo no
debe cambiar.
Él exhaló, aliviado.
―Cameron, no voy a besarte en una reunión del personal ni
nada parecido.― Me burlé. ―A menos que quieras.
Él se rió, pero le dije.
―Pero tampoco quiero que me ignores. No espero que seamos
nada menos que profesionales, pero no quiero que me trates como
si no significara nada para ti.
Joder. Ahora sonaba como una chica.
Su sonrisa se desvaneció y sus cejas se juntaron.
―No lo haría. No creo que pueda ignorarte nunca más.― Me
miró, luego al suelo. ―¿Y fuera del trabajo…?
―Te dije que quería salir contigo,― le recordé. ―Y quería decir
eso. Quiero verte, Cam.
Mordió su labio, para dejar de sonreír, parecía.
―¿Cómo en una cita? 166
―Sí, como en una cita,― respondí. Genial. Ahora estaba
sonriendo y emocionado como una chica. Aclaré mi garganta y
cambié de tema. ―Así que, ¿dijiste que me dejé unas cuantas
cosas en tu casa?― él solo me enseñó una.
Sonrió, pero un tenue rubor se deslizó sobre su mejilla.
―Tu corbata,― dijo, sacándola de la bolsa y lazándola encima de
la mesa. ―No pude traer el reloj regresivo, pero encontré esto, 03/2017
―dijo sacando su teléfono. ―Me bajé una App que podría ser
útil―. Sostuvo el teléfono, mostrándome la pantalla.
14:29
Un cronómetro en su móvil. Me reí.
―Mi querido hombre, has pensado en todo.
―Lo intento.― Sonrió maravillosamente. Luego aclaró su
garganta y metió la mano en la bolsa. ―Y aquí está esto.
Sacó el dildo color carne. Solté una carcajada.
―Um, no,― le corregí. ―Ese era tuyo. Yo me pedí primero el
negro, ¿te acuerdas?
Sonrió, casi tímidamente.
―Oh, sí, es mío,― dijo. ―Pero tú prometiste hacer algo con él, y
nunca lo hiciste.
Sonreí. Aunque sabía a lo que se refería, quería oírselo decir.
―¿Qué prometí?
―Tú, um... dijiste que, um... ― tartamudeó mientras sus
mejillas se teñían de rosa.
Así que me puse justo a su lado y susurré en su oído.
―Repite después de mi…― comencé. ―Voy a follarte con él.
Su voz era áspera y apenas un suspiro.
―Vas a follarme con él.
―Después voy a lamerte y a mamártela.
Su pecho subió dos veces antes que lo dijera.
―Vas a lamerme y a mamármela.
―Luego chuparé tu agujero con mi lengua.
Tragó saliva. Dos veces. 167
―Vas a-a chupar mi agujero.
Sonreí contra su oído.
―Luego te joderé de nuevo.
Él no repitió, pero asintió contra mi cuello.
―Por favor.
14:03
No había vista como esta. Cameron se retorcía y contorsionaba, 03/2017
empujando su culo hacia mí. El consolador estaba incrustado en
su culo, yo estaba entre sus piernas, lamiendo su polla, chupando
la cabeza, y él estaba gimiendo maravillosamente.
Sus manos empuñaban las sábanas a su lado, su espalda
arqueada, empujándose sobre el consolador, y estaba rogando por
más. Era tan hermoso. Cómo se movía, cómo gemía.
Tan caliente como era verlo así, no quería que se viniera hasta
que no estuviera dentro de él. Lentamente saqué el consolador.
Gimoteó y me miró como si hubiera perdido la puta cabeza.
Me arrodillé entre sus piernas y, desenrollando un condón sobre
mi dolorida longitud, le dije,
―Quiero que mi polla te haga correrte.
Sus ojos rodaron antes de que se cerraran, y gimoteó y
lloriqueó. Me incliné, lamí su raja y luego rodeé mi lengua por su
agujero rosado y abierto.
Casi gritó mientras corcoveaba contra mí, así que agarré sus
caderas para mantenerlo inmóvil. Él abrió sus piernas
ampliamente para mí, y pasé la lengua por su abertura. El
consolador lo había extendido bien, mi lengua se deslizaba dentro
y fuera, y sus muslos temblaban. Sabía que no duraría mucho.
Agarré la parte de atrás de sus rodillas y lo arrastré hacia
delante, su culo abierto y expuesto.
Presioné mi polla contra su agujero y me deslicé dentro.
Y él gimió. Y tembló. Su cabeza se empujó contra las almohadas
y su pecho presionado hacia delante.
―Jodeeeeeeerrr,― gimió. 168
―Mmmmm,― concordé mientras salía y empujaba dentro de
nuevo. Se sentía jodidamente bien. Tan caliente, tan profundo y
tan malditamente correcto. ―No quiero que el consolador te haga
correrte,― jadeé contra él. ―No quiero nada más en tu culo
excepto yo.
Empujé más fuerte, y él gimió.
―Síiiiii. 03/2017
―Todo yo,― le dije mientras empujaba sus piernas más arriba,
elevando su culo para mí. ―Cada centímetro,― gemí mientras me
inclinaba sobre él, forzando cada maldito centímetro de mi polla
dentro de él. Gimió, y yo me balanceé hacia delante y hacia atrás,
mis bolas golpeando su culo. ―Cada puto centímetro,― gruñí. ―Mi
polla jodiéndote, haciéndote correrte, nada más… nadie más.
Y su culo se apretó alrededor de mí. Tembló y corcoveó mientras
se corría, su polla vaciándose entre nosotros. Gritó y se flexionó
contra mí, y mi polla se hinchó y se derramó. Me contraje contra
él mientras chorreaba caliente y espeso en el condón, perdido en
un espectáculo de fuegos artificiales detrás de mis ojos.
Caímos en una masa de desechos y saciados cuerpos,
envolviéndonos uno en brazos del otro, y nos dormimos.
3:16
Me desperté con una sensación de picor extendiéndose por mi
baja espalda. Eso debería mosquearme.
Pero no lo hizo.
Porque con ese sentimiento de picazón estaba una suave,
caliente, húmeda sensación, que se sentía muy malditamente
bien.
Gemí, y oí una risita.
Luego, dedos largos y anchos frotaban mi espalda y el rastro de
picor y la húmeda lengua volaron de mi columna a la grieta de mi
culo.
Yendo más abajo.
Y más abajo.
Oh, Jesús. Oh, joder, él estaba a punto de... 169
Mmmm, él lo hizo.
Jodidamente estaba lamiéndome el ano. Largo y duro.
Luego añadió sus dedos. No mucho después, la punta del
consolador estaba extendiéndome más allá, y él me folló.
Oh, Dios. Como me folló.
Estaba tumbado boca abajo, levantando mi culo para él, y él
enterró el juguete en mí, deslizando, retorciendo, sacando y 03/2017
empujando.
Deslicé mi mano por debajo y agarré mi verga, tirando y
retorciendo al mismo tiempo que sus movimientos. Y era
fantástico, tan jodidamente bueno. Entonces él hizo lo que yo le
hice a él.
Lo sacó.
―Nooo,― sacudí mi cabeza, suplicándole. ―Cameron, por
favor…
Pude oír un envoltorio rasgarse, luego unos segundos de
silencio antes de que estuviera dentro de mí. Rápido, duro y
profundo.
―¿Es esto lo qué querías?― susurró desde detrás de mi cuello.
Y todo lo que pude hacer fue gemir.
Y asentir.
Y corcovear y abrir mis piernas para que pudiera joderme más
duro.
Y lo hizo.
Me empotró contra el colchón, jodiéndome por todo lo que valía
la pena.
Fue glorioso.
Levanté mis caderas y él agarró mis hombros, y su polla me
empaló, una y otra vez, implacablemente.
Perfectamente.
Sus empujones se volvieron irregulares, y se abalanzó dentro de
mí, rugiendo, temblando y explotando dentro de mí.
Podía sentir su pene engrosarse, podía sentir cada pulsación.
Eso encendió fuego en mis células, y mi orgasmo me dobló. Me 170
estremecí y me retorcí bajo él. Mi cabeza cayó hacia atrás y tiró
hacia adelante mientras mi corrida untaba las sábanas debajo de
mí.
Él colapsó encima de mí, riéndose y frotando delicadamente su
barba incipiente por mi piel.
Todo lo que pude hacer fue gemir.
Ni siquiera eran las seis y media de la puta mañana. 03/2017
―Tengo que ir a casa,― dijo. ―Necesito cambiarme para el
trabajo.
―Mm hmm,― gemí mi negativa.
Pude sentirlo sonreír contra mi hombro.
―De acuerdo, ducha primero, luego me tengo que ir.
2:10
―¿El correcaminos?― me reí.
Levantó su otro pie y sonrió.
―Y el coyote.
Sacudí la cabeza y me reí mientras se ponía los zapatos.
―Tengo que irme,― dijo de nuevo. Miró su reloj. ―Te veré en dos
horas.
―Sí, sí, fóllame y abandóname,― dije sarcásticamente, rodando
mis ojos.
Soltó una risotada.
―Puedes devolverme el favor en cualquier momento.
Sonreí abiertamente.
―Creo que lo haré.
―Bien,― dijo, con un rápido pico en mis labios. Caminó hacia la
puerta, girándose para decir, ―Este fin de semana, puedes
follarme y abandonarme tantas veces como quieras.
Me reí.
―¿Empezando?
―Viernes por la noche,― dijo, y la puerta se cerró tras él.
Nunca había estado tan feliz de ir al trabajo.
00:10
No podía haberlo mejorado, porque cuando entré en el ascensor, 171
entre otras personas, estaba Cameron. Él sonrió satisfecho
cuando me vio. Lo miré, preguntándome cómo funcionaría entre
nosotros, cuando sus labios se retorcieron. Dijo:
―¿Y cómo estás esta mañana?
Sonreí.
―Oh, estuve excelente esta mañana, o al menos eso me dijeron.
Hizo una mueca, para no sonreír, pero sus ojos brillaron. 03/2017
El ascensor se detuvo, y nuestros acompañantes salieron,
dejándonos a Cameron y a mí solos para subir el resto de plantas.
Me miró.
―¿Te encuentras bien? ¿No estás demasiado dolorido?
Sonreí ante su preocupación.
―Un poco,― respondí con sinceridad. ―Y realmente quiero
hacerlo otra vez.
Sonrió.
―Bien.
―¿Cameron, puedo preguntarte algo?
Parecía desconcertado por mi pregunta.
Justo cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron en
nuestro piso, le pregunté,
―¿Quién llevas en los calcetines?
Sonrió ampliamente y salimos al vestíbulo, caminando hacia
nuestras oficinas.
―Superman.
Sonreí.
―¿Con Clark Kent?
Llegó a su puerta.
―No. Solo Superman,― dijo con una sonrisita. ―Ya no hay
necesidad de Clark.
Entramos en nuestras respectivas oficinas, y cuando me senté
en mi escritorio, lo miré a través de la pared de cristal. Él hizo
girar su silla, mirándome a través del muro y sonriendo.
La voz de Rachel me dio un susto de muerte.
―Bueno, te ves bastante satisfecho contigo mismo. 172
Me puse una mano en el corazón.
―Por Dios, Rach. Me has provocado un ataque cardíaco.
Ella sonrió y me ofreció un café.
―Y a alguien más,― ella apuntó su mirada hacia la sala al otro
lado del pasillo, ―parece haber encontrado algo de arrogancia.
La miré y me reí.
―Ese soy yo,― dije, tomando un sorbo de mi café. ―El dador de 03/2017
la arrogancia.

****

Cuatro semanas después

El intercomunicador de mi escritorio sonó, era de la oficina del


Sr. Fletcher. Presioné el botón parpadeante.
―Lucas, en mi oficina en cinco, por favor.
Mire mi reloj. Eran las 3:45 de la tarde del miércoles. Un poco
raro para una reunión improvisada. Ordené mi escritorio,
poniendo los expedientes a un lado y cerrando mi ordenador
portátil.
Abrí la puerta de mi oficina y al mismo tiempo Cameron abrió la
suya. Señaló la oficina de su padre, y yo asentí.
―¿Sabes de que va esto?― pregunté.
Sonrió.
―Sí, tal vez está molesto por comerte el pastel que sobró del
domingo.
Resoplé.
―Tu mamá hace buenos pasteles.
Rió entre dientes, y entramos en la oficina de su padre. El Sr.
Fletcher nos miró y sonrió.
―Tomad asiento, chicos.
Hicimos lo que nos pidió, se inclinó contra el respaldo de su
asiento y soltó su bolígrafo.
―Publicidad Fletcher tiene una reunión con Caiusaro el martes 173
a las diez de la mañana. Son una compañía italiana buscando
romper el mercado americano.
―¿Cuál es el producto?― pregunté.
Pero fue Cameron quien respondió.
―Calcetines.
Casi me echo a reír. Tuve que morderme el interior del labio
para no hacerlo. 03/2017
―Es un trato lucrativo,― el Sr. Fletcher continuó diciendo. ―Os
quiero a ambos trabajando en ello. Tenéis más tiempo. Seis días
para ser exactos, así que después de lo de Lurex, no creo que esto
sea un problema.
Rápidamente hice las matemáticas en mi cabeza.
Ciento sesenta y dos horas.
―Ningún problema en absoluto,― dije. Miré a Cameron y sonreí.
―Mi casa. Yo llevaré la pizarra blanca, tú lleva el reloj.
CAPÍTULO 17 Epílogo ―Yo soy... un jodido bobo emocional.
Y yo estoy…perfectamente bien con ello.

―No quiero ir― murmuré en su nuca. ―Quiero quedarme aquí.―


besé y mordí la piel detrás de su oreja, esperando que mi poder de 174
persuasión pudiera convencerle. ―Solo así,― dije, chupando su
deliciosa piel entre mis labios. ―Todo el día, toda la noche.
Gimió y rió entre dientes, y pude sentir su pecho vibrar debajo
de mí. Él podía estar tumbado boca abajo, y yo podía estar
tumbado encima de él. Podíamos haber acabado de hacer el amor.
Y yo todavía quería más de él.
Siempre querría más de él. 03/2017
―Tenemos que irnos,― murmuró. ―Es algo especial. Papá
incluso invitó a otra gente del trabajo.
―¡Pero es sábado...! ― gimoteé.
Puede que estuviera enfurruñado, posiblemente incluso
haciendo pucheros.
―Mamá hizo tarta,― dijo con una sonrisa en su voz.
Caí pesadamente contra él y suspiré.
―No juegas limpio.
Se rió de nuevo y trató de darse la vuelta para mirarme de cara.
Me retiré para darle espacio para moverse, pero rápidamente me
puse encima de él, entre sus piernas.
Con los codos al lado de su pecho, apoyé la cabeza sobre la
mano y lo miré. Tenía el pelo revuelto, una mirada saciada y una
sonrisita satisfecha; su resplandor postcoital. Él estaba
jodidamente hermoso.
Él se estiró para apartar el pelo de mi cara.
―¿Cómo he tenido tanta suerte?― se preguntó en voz alta.
―¿No lo recuerdas?― me burlé. ―Hace seis meses me hiciste
quedarme el fin de semana, y me enseñaste los pies.― Rodé los
ojos y suspiré dramáticamente. ―Ahí estaba acabado.
Rió entre dientes.
―Oh, es verdad.― Dijo, rodando los ojos.
―De todas formas,― dije, arrastrando las puntas de mis dedos
por su ceja, la esquina de su ojo y a lo largo de su pómulo. ―No
soy exactamente demasiado desafortunado, tampoco.
Sonrió, y había amor en sus ojos. Entonces rodó y se colocó
encima de mí. 175
―Los halagos te conseguirán un polvo, pero no te harán librarte
del almuerzo con mamá y papá.
Volví a hacer pucheros.
―Aún prefiero quedarme aquí.
Sonrió abiertamente.
―Yo también, cariño,― dijo, retirándose de mí. Caminó hacia la
puerta de la habitación y dijo, ―pero no podemos. Tenemos que ir. 03/2017
Me ducharé primero, y cerraré la puerta. Si te unes a mí, nunca
nos iremos.
Resoplé, y él sonrió.
Conocía todos mis trucos.
Oí la ducha, y no dudé de que había cerrado la puerta del baño.
Me conocía bien. El pensamiento me hizo sonreír.
Cada pensamiento que tenía de él me hacía sonreír. Incluso
cuando peleábamos o discrepábamos, él era particularmente
ardiente y sexy cuando estaba enojado, y el sexo de reconciliación
era particularmente delicioso.
Incluso sonreí mientras recordaba nuestra primera pelea.
Habíamos estado juntos durante unas cuatro semanas. Habíamos
hecho el trato de Lurex, habíamos pasado casi todos los días
juntos en el trabajo, todas las noches juntos, también. Luego
hicimos la campaña Caiusaro, donde pasamos seis días y seis
noches juntos. Tuvimos dos días libres después de conseguir la
campaña Caiusaro, los cuales pasamos juntos. Para el segundo
día, necesitábamos un descanso.
Estábamos discutiendo por un puto helado de cacahuete.
De todas las cosas.
Era trivial y estúpido. Grité, y luego él gritó. Dije algunas cosas
que no debía, y él me devolvió el favor. Dio un portazo, así que yo
salí disparado. Llegué a casa y pasé toda la noche dando vueltas,
aparentemente incapaz de dormir un minuto sin él. El timbre del
portero me despertó a las ocho de la mañana siguiente; con un
gemido y un hueco pesado en mi pecho, presioné el
intercomunicador. 176
―¿Quién es?
―Soy yo―, fue todo lo que dijo.
Apreté el botón para abrirle. Cuando llegó a mi puerta, pude ver
que había pasado una noche similar a la mía.
―Lo siento,― dijo. ―No quiero pelear.
―Yo tampoco,― respondí. ―Yo también lo siento. Siento decir
esas cosas. Quiero decir, realmente, no me importa una mierda el 03/2017
helado.
Soltó una risita y me empujó contra su pecho, donde ajustaba
perfectamente. Eso me hizo suspirar.
Se separó de mí, me besó suavemente y dijo que se iba a casa,
solo había venido a disculparse. Pensó que después de pasar
demasiado tiempo juntos, era mejor que pasáramos solos nuestro
último día del fin de semana haciendo cualquier cosa.
Por mucho que no quisiera, sabía que tenía razón.
Así que pasé el resto del día preguntándome qué coño hacía con
mi vida antes de Cameron Fletcher.
Limpié e hice la colada, luego fui a caminar -a por un café- para
hacer algo.
El dependiente trató de empezar una pequeña charla,
haciéndome algunas preguntas y sonriendo.
No fue hasta que había caminado dos cuadras con mi café en la
mano que me di cuenta de que había tratado de ligar conmigo. En
ese momento, el Lucas Hensley, pre-Cameron, habría seguido el
juego. Habría sonreído, coqueteado y asegurado una posible
jodida regular. Pero ahora, el Lucas Hensley, post-Cameron, ni
siquiera se dio cuenta.
Y se me ocurrió, mientras llegaba a mi edificio, que no había
incluso mirado a otro tipo.
Ni uno. Ni una sola vez. Jamás.
No desde Cameron.
Debería haber sabido que ‘la palabra con A’ no estaba muy
lejos. En retrospectiva, debería haberlo visto venir.
Sencillamente no esperaba que viniera de mi madre. 177
Arreglé un fin de semana de cuatro días para visitar a mi
madre. Estaba arreglando las fechas con ella por el teléfono
cuando ella pidió hablar con Cameron.
Entonces ella le pidió que fuera conmigo a verla.
Cameron había murmurado,
―Yo eh…eh…
Y mi mamá había declarado que estaba resuelto. Nos vería a los 03/2017
dos en el aeropuerto, y Cameron me devolvió el teléfono. El pobre
tipo no sabía qué decir. Creo que estaba demasiado asustado para
decir que no. Después de dejar de hablar con mamá, le había
dicho que él no tenía ninguna obligación de ir. Su única respuesta
fue:
―Así que tu incapacidad para tomar un no como respuesta es
hereditaria, ¿no?
Pero entonces dijo que nunca había estado en Texas, y un mes
después ambos abordamos un avión para Dallas. Habíamos
disfrutado de un almuerzo tardío en el porche trasero de mamá
cuando le hizo a Cameron cientos de preguntas. Me levanté para
limpiar la mesa, y ella me miró y sonrió.
―Puedo ver por qué lo amas―, dijo.
Parpadeé y mi boca se abrió, y luego se cerró. Repetí esta acción
un par de veces creo, tratando de decir algo, pero no podía emitir
ningún sonido. Miré los ojos como platos de Cameron, luego la
sonrisa desvanecida de mi madre.
Mamá se puso de pie.
―¡Lucas Hensley! ¿Nunca se lo has dicho?
―Mamá... ― Susurré.
―Te conozco, hijo. Puedo ver como lo miras.― Puso una mano
en su cadera. ―¿Vas a negarlo?― me preguntó directamente, justo
enfrente de él.
Miré a Cameron, todavía allí sentado, con los ojos como platos,
un poco pálido y completa y absolutamente esperanzado.
No podía negarlo. Sacudí mi cabeza con un no. 178
―Tú lo amas,― Mamá anunció, y todo lo que pude hacer fue
mirar a Cameron. Y asentir.
Porque lo hacía.
Lo amaba.
Mamá sonrió de oreja a oreja, y entró a casa murmurando algo
de chicos idiotas y chicos estúpidos. Y entonces Cameron estaba
de pie frente a mí, y su mano estaba tocando mi mejilla. 03/2017
―Luc,― susurró.
Lo miré entonces, sabiendo que no vería más que sinceridad en
mis ojos. Asentí, porque era todo lo que podía hacer. Él sonrió con
una sonrisa que derretiría el ártico, me tiró en sus brazos y
susurró en mi oído que él había esperado malditamente
demasiado tiempo para oír eso. Dijo que sabía que lo amaba.
Podía verlo, no estaba ciego. Me dijo que había estado
enamorado de mí desde siempre y que sólo esperaba hasta que yo
estuviera listo.
Dijo que sabía que era algo nuevo para mí, y que podía esperar,
no le importaba. Esperaría para siempre si tenía que hacerlo.
Cuando encontré mi voz, le dije, susurrando suavemente en su
oreja, que creo que me enamoré de él desde ese primer fin de
semana.
Cuando mi mamá regresó a donde estábamos, estábamos
sonriendo y riendo tontamente, y un tanto sobones. Si no hubiera
estado en casa de mi mamá, o si ella no hubiera estado en casa,
lo habría tomado en la mesa del porche de atrás.
O rogado para que él me tomara.
Ese fin de semana no pudimos obtener suficiente el uno del
otro. Tenía que estar tocándolo todo el tiempo, simplemente
tocando o cerca de él al menos. Y por la noche, hacíamos el amor
por horas, apenas dormimos un instante. Murmuraba su amor
por mí, gimiendo en mi cuello mientras se empujaba dentro de mí.
Y yo susurraba las palabras en voz alta, sólo para él, mientras me
deslizaba dentro de él, y de nuevo cuando nos envolvíamos uno
alrededor del otro cayendo en el sueño. 179
Texas fue hace dos meses, y desde entonces siempre hemos
estado así. No en el trabajo, por supuesto. Pero cuando solo
estamos nosotros, somos realmente solo nosotros.
―¿A qué viene la sonrisa?― la voz de Cameron me trajo de
vuelta al presente.
―Texas.― Eso es todo lo que tenía que decir. Sonrió
hermosamente en entendimiento. 03/2017
―Ahora ve a ducharte,― ordenó, todavía sonriendo. ―O
llegaremos tarde.
Salí de la cama y me paré frente a él, completamente desnudo,
con mi polla pesada y floja, y esperando. Estaba fingiendo
bostezar y estirarme y rascarme la cabeza, pero en realidad estaba
dándole tiempo suficiente para que me revisara y deseando que
cambiara de opinión.
―Luc,― amenazó. ―Sé lo que estás haciendo. No va a funcionar.
Gimoteé y refunfuñé todo el camino al baño. Él realmente
conocía todos mis trucos.
****

―¿Es realmente una reunión casual?― pregunté, inseguro de si


estaría bien vestido.
―Sí, Luc,― Cameron respondió de nuevo. ―Es solo un almuerzo.
Me senté en su sofá.
―Espero que no te importe, tuve que tomar prestados unos
calcetines,― le dije. ―Dejé los míos en casa.
Nosotros todavía teníamos nuestras casas. Acordamos que
trabajar y vivir juntos podría ser un poco demasiado pronto. No es
que yo fuera mucho a mi casa…
―¿Quiénes cogiste?― preguntó, mirando a los calcetines.
―Pooh y Tiger,― le dije. ―No pude encontrar los de rayas de la
tía Nae.
Sonrió y se levantó la pernera del vaquero para que yo pudiera
ver las diferentes rayas verdes de los calcetines que yo había
estado buscando. Yo no estaba particularmente interesado en 180
llevar calcetines de dibujos animados.
―Son mis favoritos, ―Dijo sin vergüenza.
Cuando visitamos a mamá, su buena amiga, a la que siempre
me había referido como mi tía, estaba tejiendo calcetines.
Calcetines finos de algodón suaves como la seda. Cameron estaba
en su extraño cielo fetiche-calcetinil, excepto que no quería unos
simples negros. 03/2017
No, por supuesto que no.
Había hecho un pedido de colores divertidos, a rayas. Dos
calcetines de cada tipo de verde imaginable llegaron por correo
dos semanas después. Desde entonces le había enviado dinero
para que le hiciera unos cuantos más.
De todos los colores que pudo pensar, aparentemente.
Me puse a Pooh y Tiger y recé una oración silenciosa para que
no tuviera que quitarme mis botas.
Mientras llegábamos delante de la casa de los padres de
Cameron, le pregunté,
―¿Alguna idea de para qué es este almuerzo?
Cameron sacudió la cabeza.
―No, todo lo que sé es que papá entró en su oficina ayer,
comprobó su correó, hizo algunas llamadas y diez minutos más
tarde me dijo que teníamos que estar aquí a las doce en punto.
Mientras caminábamos hacia la puerta, señalé a un Mercedes
conocido.
―Hey, ¿no es ese el coche de Webber?
Cameron asintió y frunció el ceño, mirando a los otros coches
aparcados cerca.
―Bromley y Otterski están aquí también.
Todos los ejecutivos.
Joder.
―Algo grande debe estar pasando,― Cameron dijo en voz baja.
―Hey,― dije suavemente. ―¿Estás bien?
―Seguro,― respondió. ―¿Por qué no lo estaría? 181
―Solo nosotros, entrando juntos, eso es todo.
Sonrió.
―Luc, en el trabajo ellos no necesitan saber sobre nosotros,
porque nosotros no alardeamos de nuestra relación, y porque no
es asunto suyo.― Luego dijo, ―Pero no estamos en el trabajo, esta
es la casa de mis padres. Si a ellos no les gusta, se pueden ir al
maldito infierno. 03/2017
Sonreí y reí con orgullo.
Abrió la puerta y la sujetó para mí.
―He aprendido del mejor,― dijo con una sonrisita maliciosa.
―Merito tuyo, nene.
Entramos al amplio salón que comunicaba con la cocina.
―Ah, hola, chicos,― la señora Fletcher nos saludó desde el otro
lado de la habitación.
Me di cuenta de que Paul Bromley y Eric Newton nos miraron,
sonriendo falsamente, preguntándose por qué infiernos habíamos
venido juntos. Les di un leve asentimiento y fui hasta la madre de
Cameron, y sus ojos se abrieron como platos cuando besé su
mejilla.
La pregunté si había algo que pudiera hacer para ayudar, pero
ella sonrió maravillosamente y me dijo: no, no seas tonto, querido.
Había otras personas del trabajo, Rachel y Simona incluidas.
Había algunos camareros contratados ofreciendo entremeses y
bebidas, así que cogí dos cervezas de una bandeja y caminé hacia
donde Cameron estaba hablando con las dos chicas y le entregué
una.
Simona y Rachel tampoco tenían ni idea del propósito de esta
reunión, y ellas estaban sorprendidas de que nosotros no lo
supiéramos.
―¡Íbamos a preguntaros!― dijo Rachel. ―Pero tiene que ser algo
importante porque Patachunta y Patachún8 están aquí,― dijo,
señalando hacia Paul y Eric.
―Ellos parecen encantados consigo mismos,― Cameron
reconoció, tomando un trago de su bebida. 182
―Tal vez piensan que tienen una oportunidad con dos bellas
chicas solteras…― las miré sugestivamente.
―Bromley es un cerdo,― Simona dijo con un encogimiento.
Rachel asintió vehementemente.
―Y Newton preferiría a cualquiera de vosotros que a Simona o a
mí.
¿Qué? 03/2017
Mire a Eric. ¿Él era gay? ¿Cómo podía haberme perdido eso?
―¿Él es gay?― pregunté en voz baja.
Ambas chicas y Cameron asintieron.
Correcto. Eso es. Había perdido mi toque. Más que un poco
mosqueado, miré a Cameron.
―Tú rompiste mi gaydar.
―¿Yo qué?― Se burló, mientras que Simona resopló su bebida y
procedió a ahogarse. Fui a agarrarle una servilleta, o algo, del
mostrador justo cuando el Sr. Fletcher llamó la atención de todos.
Yo estaba al otro lado de la sala, separado de Cameron, junto a
Bromley y Newton de toda la gente, y todos nos volvimos a mirar a
nuestro jefe.

8
(Tweedledum y Tweedledee) Personajes de Alicia en el País de las Maravillas. Son dos
gemelos vestidos idénticos
De pie al lado del pequeño gran piano, el Sr. Fletcher nos
agradeció a todos por renunciar a nuestro sábado, pero esta
noticia, en su muy humilde opinión, no podía esperar.
―Recibí una llamada telefónica de confirmación ayer de un viejo
amigo mío en Francia―, dijo.
Bueeeeno. Un poco extraño compartir ese tipo de chisme con
todos nosotros, pero gracias.
―... en Cannes, en realidad.
Cannes.
¿Por qué debería eso sonarme de algo?
Miré a Cameron. Sus ojos estaban muy abiertos, pero estaba 183
empezando a sonreír. Él había cogido el significado.
¿Qué me estaba perdiendo?
El Sr. Fletcher agarró un mando a distancia, y apuntó a la gran
pantalla plana y la encendió. Miró su reloj y anunció,
―Es casi la hora.
Y entonces, con esa entrada, en la pantalla, un hombre
elegantemente vestido anunció con un grueso acento europeo, 03/2017
―¡Les presentamos al ganador del León de Cannes de este año!
Es curioso cómo la mierda monumental en tu vida tiende a
suceder en cámara lenta y a más velocidad que la luz al mismo
tiempo. Porque en la pantalla apareció una pequeña y solitaria
marioneta de calcetín; un calcetín real en un fondo animado.
Y mi mente pareció fracturarse. Pude recordar las putas horas y
horas que tomó con los animadores, nuestro equipo de diseño
gráfico, e incluso titiriteros. Podía recordar las putas horas y
horas que pasé con Cameron para conseguir que fuera
absolutamente perfecto. Podía ver, rodeándome, como la gente
sonreía y aplaudía, ofreciendo felicitaciones, y pude ver a
Cameron al otro lado de la habitación.
Él estaba mirando la pantalla, y luego a mí, luego de nuevo a la
pantalla.
Podía ver todo esto. Un borrón de alboroto silencioso,
moviéndose en cámara lenta, mientras mi mente recordaba los
detalles específicos en una fracción de segundo del anuncio que
estábamos viendo.
Pero mi mente parecía no poder reaccionar cuando el hombre
dijo, ―ganador del León de Cannes― y luego mostró nuestro
anuncio de Calcetines Caiusaro.
No era capaz de unir los puntos.
Ganador.
León de Cannes.
El premio anual para el mejor anuncio del mundo.
Publicidad Fletcher.
Nuestro anuncio. 184
Mi anuncio y el de Cameron.
El anuncio muestra una pequeña marioneta―calcetín triste y
solitaria, en un mundo monótono e incoloro, que parece estar
buscando algo que ha perdido. Pasa por delante de calcetines
bonitos, incluso calcetines hermosos, pero sacude la cabeza y
sigue caminando. Él mira dos veces a un calcetín en particular,
colorido y rayado -en el que Cameron insistió y todavía 03/2017
encontraba hilarante- pero este pobre calcetín sencillamente no
puede encontrar lo que está buscando.
Incapaz de continuar, está a punto de tirar de un hilo para
deshilacharse, cuando una ambulancia de dibujos animados le
levanta, el doctor-calcetines lo agarra, lo coloca en una camilla y
se apresura a llevárselo.
Los doctores le hacen un masaje cardíaco, y cuando realizan
una descarga eléctrica con las palas, su pequeña espalda calcetín
se sacude en la camilla. Finalmente las puertas de la ambulancia
se abren, y el mundo animado es brillante y colorido, tipo El Mago
de Oz.
―¿Dónde estoy?― pregunta el calcetín.
―Caiusaro,― una voz suave responde. ―Es el cielo para los
calcetines. El cielo para los pies.
Teníamos otros tres anuncios de calcetín a seguir, mostrando
un calcetín diferente cada vez en su aventura para llegar a
Caiusaro. Tuvimos más de siete millones de visitas en YouTube,
nuestra dirección de twitter de ¿Dónde está Cauisaro? Incluso fue
tendencia en todo el mundo.
El anunció terminó en la pantalla -duraba solo treinta
segundos- y entonces Cameron estaba sonriendo y caminando
hacia mí. Entonces él estaba riendo y sujetando mi rostro y
plantándome un beso, justo allí, delante de todo el mundo.
―¿Cannes?― dije, aunque era más un chillido.
Rió y asintió, envolviendo su mano alrededor de mi nuca y
empujándome contra él. Nos acompañaron luego Rachel y Simona
que estaban saltando y abrazándonos. Entonces de alguna 185
manera estábamos separados, y otras personas estaban
felicitándonos.
Estaba en un jodido aturdimiento, vagamente consciente de que
el padre de Cameron hablaba.
―Sabíamos que el anuncio de Caiusaro de Cameron y Lucas
estaba nominado, junto con otros veintiocho mil de los mejores
anuncios del mundo,― dijo. Luego el Sr. Fletcher miró entre su 03/2017
hijo y yo y anunció orgullosamente, ―Habrá una ceremonia oficial
de entrega de premios, pero la llamada que recibí era del Director
General para anunciarme que habíais ganado.
Oh.
Mi.
Jodido.
Dios.
Cameron me miró, todavía sonriendo.
―¿Estás bien?― me preguntó.
Asentí, creo. No estaba completamente seguro, para ser
honesto.
Miré alrededor entonces y vi algunas personas que estaban
sonriendo, y algunas no podían ocultar su sorpresa de ver a
Cameron besarme. Como Eric y Paul. No estaba seguro de que
estaban más abiertos, sus bocas o sus ojos.
Pero Cameron solo agarró mi mano y me condujo hasta donde
estaba su padre, y me di cuenta que había personas coreando,
―¡Qué hablen, qué hablen!
Bueno, Simona y Rachel coreaban, ‘Qué hablen, qué hablen’.
Cameron estaba radiante, y agradeció a los equipos que
trabajaron con nosotros y agradeció a Simona y Rachel, que
valían su peso en oro. Habló de su sueño, cuando era un niño, de
tener un León de Cannes, al igual que su padre. Y ahora lo había
conseguido. Dijo que debería ser el pináculo de una carrera, un
premio como este, pero pensó que era sólo el comienzo.
Me miró cuando dijo que estaba seguro que no habían visto lo 186
mejor de lo que podíamos hacer.
Entonces fue mi turno para hablar, pero yo no sabía que decir,
estas personas estaban acostumbradas a ver mi lado de los
negocios, mi lado arrogante.
No muchas personas habían visto el lado humilde de mí.
Estaba un poco perdido con las palabras, parecían estar
atrapadas en mi garganta. 03/2017
―Yo, eh.― Empecé con mal pie. Exhalé a través de mis mejillas
hinchadas. ―Realmente no puedo explicar... ― les dije. ―No tenía
ni idea... ― Estaba tartamudeando como un tonto, así que tomé
una respiración profunda y comencé de nuevo. ―Cuando empecé
en Publicidad Fletcher hace doce meses, sabía lo que yo podía
dar. Sabía lo que Publicidad Fletcher obtendría de mí.
El Sr. Fletcher rió.
―Sí,― dijo a la pequeña audiencia. ―Me dijo en la entrevista que
si en doce meses no había incrementado nuestro portafolio en un
veinticinco por ciento, podía patearle el culo o despedirle.
―Es cierto, dije eso.― Sonreí y asentí. ―Pero de todas las cosas
que sabía que podía dar, nunca soñé con lo que recibiría a
cambio.― Miré a Cameron, y él supo que no solo estaba hablando
de trabajo. Sonrió. ―Pero Cameron está en lo cierto,― admití.
―Creo que realmente es el comienzo de lo que somos capaces de
hacer.
Cameron sonrió de oreja a oreja y de nuevo, enfrente de todo el
mundo, tuvimos uno de esos momentos de solo-nosotros.
El Sr. Fletcher entonces habló con la pequeña audiencia delante
de nosotros, aunque yo no estaba realmente escuchando. Todavía
estaba tratando de que mi cabeza asimilara el ganar el puto León
de Cannes, y de Cameron besándome delante de compañeros de
trabajo.
Luego el Sr. Fletcher dijo,
―Originalmente, iba a tener el almuerzo de hoy en algún
restaurant elegante, pero simplemente no parecía correcto.
Necesitaba ser personal, porque eso es lo que es. Para mí, ―el 187
padre de Cameron dijo mirando a Cameron primero, luego a mí,
con los ojos brillantes, ―es muy personal.
Estábamos sosteniendo una copa de champán, y el Sr. Fletcher
nos pidió que levantáramos nuestras copas.
Él levantó su copa para un brindis.
―Por dos de los mejores cerebros en los negocios, y dos de los
mejores hombres que conozco. 03/2017
Miré a Cameron, él ya estaba mirándome. Su voz era silenciosa,
pero le escuché muy bien.
―Por nosotros.
Asentí y susurré, solo para él.
―Por nosotros.
La multitud bebió y las conversaciones comenzaron a zumbar
entre los pequeños grupos. El señor Fletcher abrazó a Cameron, y
entonces, para mi total sorpresa, hizo lo mismo conmigo.
―Estoy muy orgulloso de ambos,― nos dijo. La Sra. Fletcher
estaba allí, abrazándonos a ambos, diciéndonos como de
orgullosa y feliz estaba.
Luego un sonriente Ben nos palmeó la espalda y nos abrazó a
ambos al mismo tiempo tan malditamente fuerte que mi columna
crujió.
―Por Dios, Ben,― me quejé. ―Gracias por la alineación de
columna.
Él sonrió.
―Solo ayudando. Ya sabes, así ambos estarán más ágiles para
más tarde.
Cameron rodó los ojos, Cynthia le frunció el ceño a su hijo
mayor, y yo me reí. Ben solo se encogió de hombros y sonrió.
Luego me miró y dijo, bastante alto,
―¿Parecías un poco emocionado antes, Lucas?
Sonreí, un poco avergonzado, y asentí.
―Eh, sí, Cameron acababa de decirme que tu madre había
hecho un pastel de nuez solo para mí y que nadie más iba a
tenerlo.― Puse mi mano en el corazón. ―Eso me llegó. 188
Ben jadeó y miró mal a su madre, mientras Cameron deslizó su
brazo por mi cintura y, riendo entre dientes, presionó sus labios
en mi frente. Pero luego el Sr. Fletcher miró a su mujer.
―¡Me dijiste que podía tomar un trozo! Después del almuerzo,
dijiste ‘el pastel para después del almuerzo’.
La señora Fletcher frunció sus labios sonrientes hacia mí y
Cameron se echó a reír. Él me alejó de su, todavía-discutiendo- 03/2017
por-el-pastel, familia.
―Vamos, mejor alternamos.
Así que lo hicimos. Hablamos con todo el mundo, Paul y Eric
incluidos. Ellos estaban un poco sorprendidos, pero ambos nos
dieron una agradable y cálida felicitación por el León.
Pronto fue media-tarde, la multitud se había disipado y solo
quedó la familia.
Estábamos sentados en la mesa del patio y la mano de Cameron
estaba en mi muslo. Estábamos disfrutando del sol de la tarde y
de un pastel de nueces cuando Ashley preguntó cómo se sentía
ganar ese prestigioso premio.
―Para ser sincero, todavía no creo que sea verdad,― le dije. ―Es
como si realmente no hubiera pasado.
El Sr. Fletcher se puso de pie y sonrió.
―¿Tal vez esto ayude?― y él dejó un rectangular y azul oscuro
sobre en la mesa enfrente de nosotros.
Cameron lo cogió y lo abrió. Eran dos billetes de avión. A
Francia.
Miré al Sr. Fletcher. Y sonriendo, él explicó,
―Dos billetes. Pasareis dos noches en Cannes, donde acudiréis
a la ceremonia para recibir el premio, y luego pasareis cuatro
noches en Paris.
Oh.
Miré a Cameron, estaba sonriendo, muy emocionado.
―¿Paris?
Paris.
Iba a ir a Paris. Con Cameron. 189
Se inclinó y me besó. Sus ojos brillaban, y él era tan
jodidamente hermoso cuando estaba feliz.
Y ese nudo ahogado y emocional apareció de nuevo en mi
garganta. Mierda. Me estaba convirtiendo en una chica.
Yo era todo corazoncitos y florecitas, y ‘te quieros’ y abracitos.
Primero, Cameron rompe mi gaydar, luego me vuelve un bobo
emocional. 03/2017
Tal vez debería llevar a casa a Cameron y follarlo. Follarlo hasta
que sea una masa suplicante, retorciéndose y gimiendo. Entonces
yo no me sentiría como una jodida chica.
O, tal vez él pudiera hacerme el amor, sostenerme y besarme,
llenarme mientras sus ojos y su cuerpo me dicen sin palabras
cuanto me ama.
―¿Luc?
―Oh, lo siento,― me disculpé, tomé una profunda respiración,
sacudiendo la cabeza. ―Me he distraído.
―¿Has estado alguna vez en Francia?― preguntó el Sr. Fletcher.
Sacudí mi cabeza y miré a Cameron.
―Siempre he querido ir.
Él sonrió y apretó mi muslo.
―Yo también.
Entonces la Sra. Fletcher preguntó,
―Siempre he pensado en preguntar, ¿Cuál fue la inspiración
para el anuncio de Caiusaro? Ese pequeño calcetín era muy lindo.
Sonreí.
―Bueno, calcetines locos y fetiche por los pies… nunca hubo
ninguna duda. Siempre iban a ser una pareja perfecta.
Miré a Cameron, él sonrió y dijo,
―Sin ninguna duda.

Fin… 190

03/2017
ESCENA ELIMINADA
El punto de vista de Tobias en la reunión con Lurex y lo que
sucedió después.

****

—Observarlos es como observar al agua y al aceite hacer lo


imposible. 191
****

Cuando los tres socios de Lurex fueron presentados, agarré a


Rachel y Simona.
—Chicas, vamos,— dije, incapaz de ocultar mi excitación. Las
conduje a mi oficina y abrí el gabinete que guardaba los monitores 03/2017
que alimentaban las cámaras de circuito cerrado.
Cambié las cuatro pantallas a la sala de conferencias, y nos
paramos y observamos cómo Cameron y Lucas dieron las manos y
se presentaron al equipo de tres.
Mi adrenalina estaba bombeando. Esto era de lo que se trataba.
Esto era lo que extrañaba.
En estos días mi tiempo se pasaba en reuniones del consejo,
conferencias de prensa, reuniones financieras.
Pero mi corazón estaba en la publicidad. Eso era lo que amaba.
Eso era en lo que era bueno.
Era el porqué de que Publicidad Fletcher era lo que era.
Las chicas detrás de mí zumbaban excitadas. Ellas no habían
visto a sus jefes hacer esto. La mayoría de las ideas se vendían en
las oficinas del destinatario, detrás de puertas cerradas. Ellas
introducían el trabajo de campo e investigación, pero nunca veían
a los chicos hacer lo suyo.
Las dos chicas estaban paralizadas ante la pantalla, viendo,
escuchando.
Cameron comenzó. Lo miré. Él tenía un aire de seguridad en sí
mismo, una tranquila confianza en la manera en que hablaba, en
que se movía. Él tenía soltura. Como si pudiera tomar el mundo.
Me recordaba a mí.
Una versión veinticinco años más joven de mí.
La voz de Simona detrás de mí se hizo eco de mis pensamientos.
—Dios, él es bueno.
No pude evitar sonreír...
Y luego habló Lucas. Él era tan diferente de Cameron. Sus 192
métodos, sus enfoques, su pericia eran tan diferentes. Sabía que
emparejarlos sería un riesgo, pero si ellos podían ver a través de
sus diferencias ellos harían un maldito buen equipo.
Cada hombre, por derecho propio, era talentoso. De eso no
había ninguna duda. Pero juntos… bueno, juntos serían
imparables. Donde la confianza de Cameron era reservada, la
confianza de Lucas estaba ahí fuera para que el mundo la viera. 03/2017
Él tenía una arrogancia, una engreída seguridad en todo lo que
hacía, pero ese era su encanto. Era difícil no gustarte, aunque a
Cameron pareció no gustarle cuando Lucas comenzó en
Publicidad Fletcher, eligió ignorarlo en lugar de verlo como un
activo para el equipo.
Recuerdo que una vez, me enfrenté a Cameron no mucho
después de que Lucas empezara. Le pedí que pusiera sus
diferencias a un lado. Cameron se había burlado.
—¿Diferencias?
Su reacción me había desconcertado en ese momento. Por
supuesto que ellos tenían diferencias.
—Mira, Cameron,— dije. —Ambos tienen talento-
—No es eso, papá,— dijo tranquilamente, luego su móvil sonó,
tomó la llamada y nunca más retomamos la conversación.
Cameron siempre había sido tranquilo. No infeliz, pero nunca…
no sé… nunca en paz consigo mismo.
Cameron era un hombre inteligente y equilibrado. Tenía amigos,
masculinos y femeninos, pero nunca le habíamos visto con
alguien. Sé que trabajaba duro, yo fui el primero en saber que
esto le gustaba. Él puso suficiente presión en sí mismo para tener
éxito, así que Cynthia y yo realmente nunca le presionamos con
su vida personal.
Él trabajaba para el negocio familiar. Él no me necesitaba a mí
añadiendo presión en su vida personal también. Cualquiera que
fueran sus opciones, cualquiera que fueran sus inclinaciones, él
nos lo diría cuando estuviera listo.
Entonces hice que él y Lucas pasaran el fin de semana juntos. 193
Cuando llamamos a Cameron ayer por la mañana para verlos, las
cosas entre ellos parecían tensas. Pensé que había cometido un
error en emparejarlos, aunque cuando nos fuimos, Cynthia me
había asegurado que ellos iban a estar bien. Ella no parecía
preocupada, de hecho, ella parecía bastante complacida. Así que
lo dejé pasar.
Pero algo entre estos dos hombres había cambiado. 03/2017
Porque justo esta mañana, justo antes de la reunión, entré en la
oficina de Cameron para encontrarlos riéndose. Para encontrar a
Cameron riéndose. Parecía tan feliz que casi olvidé que iba a
decirles que el equipo de Lurex había llegado. Era el momento de
poner sesenta y cinco horas de duro trabajo sobre la mesa.
Y eso fue exactamente lo que hicieron. Y fue increíble. Verlos a
ellos era como ver el agua y el aceite hacer lo imposible.
Ellos se mezclaron.
Trabajaron el uno con el otro, leyendo el lenguaje corporal,
señales invisibles, como si ellos hubieran practicado un guión. La
presentación rodó sin problemas, como si ellos lo hubieran hecho
juntos miles de veces.
Ellos revelaron sus tablas conceptuales. Pudimos verlo lo
suficientemente claro a través del monitor, suficientemente claro
para ver lo que eran. Seis tablillas; tres pares, dos parejas, un
mensaje.
Por un lado, estaba sorprendido de que eligieran promover el
mercado gay, y por el otro lado, no estaba sorprendido en
absoluto. Era un riesgo, era una dura venta, era malditamente
bueno.
Cameron fue rápido en señalar porcentajes y cifras, pero no era
lo que estaba diciendo lo que me tenía intrigado. Era cómo lo
estaba diciendo. Estaba de espaldas a ellos, mirando a través de
la ventana mientras hablaba.
—¿Cameron, qué estás haciendo?— Simona susurró detrás de
mí. —Date la vuelta.
Sonreí. 194
—No necesita mirarlos. Él no les está vendiendo nada,—
expliqué. —Él les está enseñando. Él les está mostrando que tiene
fe absoluta en lo que les está diciendo.
Ambas chicas me miraron, luego de nuevo a la pantalla.
—Oh, Dios mío,— Rachel dijo en voz baja.
Simona añadió,
—Eso es brillante. 03/2017
—Sí, lo es,— acordé. Luego rectifiqué. —Él lo es.
Y lo era. Él era brillante. Cálido orgullo me atravesó. Deseaba
que Cynthia estuviera aquí. Deseaba que su madre pudiera verlo
así.
Entonces Lucas preguntó si podía mostrarles algunas
secuencias, explicando que no eran exactamente apropiadas para
‘oídos delicados’. La mujer elegantemente vestida sonrió y le dijo
que estaba bien.
Rachel cruzó los brazos.
—Es un seductor.
Simona soltó una risita.
—Ni siquiera sabe que lo hace.
Rachel resopló y sonrió.
—Oh, él sabe que lo hace muy bien,— dijo. Luego miró más
cerca la pantalla. —¿Es Lucas en ese video? En ese club, ¿sin
camiseta?
Los tres nos acercamos. SIP. Ese era Lucas. Sin camiseta.
Lanzando condones a la multitud de hombres medio-vestidos, por
lo que parecía. Asentí.
—Sip,— dije con una sonrisa. —Seguro que lo es.
Observamos mientras la secuencia se reproducía, Lucas
haciendo preguntas de marketing directas. Él era brillante. El
concepto era directo y real, y su audiencia, ambas, en la pantalla
y sentada enfrente de él en este momento, estaban cautivadas.
Todo muy Lucas.
Entonces Cameron comenzó. Giró las dos tablillas restantes
mostrando a dos personas demacradas y enfermas. El cambio 195
entre este enfoque y el anterior era enorme.
Cameron mostró más secuencias de las mismas dos personas,
contándonos como tan solo un dólar les costó más que su salud.
La audiencia de los tres en la pantalla, y las dos chicas detrás
de mí, estaban callados. La evidencia justo allí, el enfoque estaba
funcionando.
Era un concepto sorprendente. Era tranquilo, contenido, pero al 03/2017
mismo tiempo, de alto impacto.
Tan Cameron.
Entonces los muchachos cerraron filas y discutieron opciones
en línea, herramientas y posibilidades. Les dijeron que lo que
estaban haciendo ahora no era lo suficientemente bueno y su
competencia los estaba alcanzando. Les dijeron en términos
inequívocos que una empresa del siglo XXI no podía permitirse no
moverse, cambiar, evolucionar. Ni un segundo desperdiciado, ni
un segundo perdido.
Era hermoso de ver.
Y entonces el más bajo de los dos hombres de Lurex, el Sr.
Vladimir, ignorantemente cuestionó por qué Lurex debería usar
Publicidad Fletcher.
—¡Qué gilipollas!,— Simona murmuró. Luego me miró. —Lo
siento.
Sonreí, el pequeño hombre con apariencia graciosa, era un
gilipollas.
—Está bien. Él es… uno de esos.
Ambas chicas rieron tontamente. Observamos cómo Cameron le
decía al Sr. Vladimir que debería usar a Publicidad Fletcher para
que no tuviera que volver a sus accionistas y explicarles la razón
de que perdieran dinero.
Maldita sea. Reí, porque era algo que yo hubiera dicho.
Infiernos, es algo que yo incluso dije.
Pero luego el jefe, el Sr. Makenna, les pidió a sus colegas que
salieran. 196
—¿Qué está haciendo?— Rachel me miró.
Respondí tranquilamente, honestamente.
—No lo sé.
Cuando las otras dos personas dejaron la habitación, el hombre
mayor preguntó,
—¿Son siempre tan seguros de sí mismos?
Ambos, Cameron y Lucas, respondieron al unísono. 03/2017
—Sí.
Sonreí, Simona y Rachel resoplaron.
Luego Makenna les dijo que estaba impresionado, pero tenía
dudas. Le gustaba la idea, le gustaba la dirección, pero no estaba
del todo convencido.
—… ¿cómo de seguros estáis de que este aspecto gay
funcionará?
Lucas comenzó a hablar, pero Cameron le cortó.
—Sé que funcionará, Sr. Makenna,— dijo mientras sus ojos se
clavaban en la cámara, como si estuviera comprobando si
estábamos mirando. Se volvió al hombre enfrente de él y dijo. —Sé
que esto funcionará porque soy gay.
Oí el jadeo de una de las chicas… Simona, creo. Su mano
agarrando el brazo de Rachel en un acto reflejo.
Pero yo no podía apartar mis ojos de la pantalla. Me acerqué
aún más. Cameron estaba mirando directamente a la cámara.
Él me estaba mirando directamente.
Soy gay, dijo.
Justo así.
Por un largo segundo, él me miró a mí.
Esto no era parte de la campaña.
Esto no era una táctica para vender una propuesta.
Esto era real.
Pude ver esa mirada en su cara antes. Solo que no podía
localizarla. Esa atormentada, vulnerable mirada de por favor-
perdóname… él era pequeño cuando vi por última vez esa mirada
en su cara. 197
En la pantalla, se dio la vuelta de nuevo hacia Makenna y
concluyó la reunión. Pero yo no podía poner atención. Makenna
estaba sonriendo y sacudiendo sus manos, y yo creo que era un
trato hecho. Creo que se anotaron el contrato de Lurex.
Pero eso no era importante.
La cara de Cameron. Por favor-perdóname...
Él era solo un niño. Lo recuerdo… estaba jugando en mi 03/2017
estudio, estaba pretendiendo ser yo en mi escritorio. Estaba
girando en la silla y golpeó el tintero de cristal tirándolo al suelo,
se rompió. Era de mi padre.
Cuando volví a casa, él me enfrentó, por iniciativa propia,
reconociendo su responsabilidad.
Lo siento mucho, papi. Por favor, perdóname.
Esa mirada en su cara.
Lo siento mucho, papi. Por favor, perdóname.
Obligué a mis pies a ponerse en funcionamiento y caminé hacia
las puertas dobles. No estaba ni siquiera seguro de si Makenna
estaba todavía allí. No me importaba si estaba. Porque de repente,
un contrato de veinte millones de dólares no significaba
absolutamente nada.
Cameron y Lucas estaban solos, y ellos se giraron a mirarme.
Cameron me miró. Parecía tan asustado.
No, no, no, no, no...
Lucas le preguntó algo. Que si quería que se quedara. Y la
mirada en la cara de Cameron me rompió el corazón. Estaba
asustado.
Estaba asustado de mí.
Pero otra vez como si él tuviera ocho años, le dijo a Lucas que
no. Haría esto por sí mismo. Y él no era un hombre adulto. Él era
mi hijo. Él era mi pequeño chico otra vez. Y yo hice que mis pies
volvieran a funcionar y corrí hacia él -este pequeño niño
asustado- y lo abracé.
Se congeló por un momento antes de responder al abrazo.
198
Enrosqué mis dedos a través del pelo de su cuello y lo sujeté, y
sus brazos me apretaron en respuesta.
—Oh, Cameron,— dije. —Por favor, no estés asustado,— le
susurré mientras lo abrazaba, —¿Estás bien?
Asintió, y me separé para mirarlo, esperando encontrar
lágrimas. Pero las únicas lágrimas eran las mías.
—¿Lo estás tú?— preguntó suavemente.
—Mejor que bien,— le dije, secando mis mejillas. —Cameron, 03/2017
estoy tan orgulloso de ti. Lo que acabas de hacer, lo que acabas
de decirle…
—Fue imprudente,— ofreció suavemente.
—¿Qué?— pregunté. —Cameron, ha sido lo más valiente que he
visto nunca. Hace falta agallas.
Miró al suelo, y yo le detuve.
—No tomaré nada de eso,— le dije, levantando su cara con
ambas manos. —Mantén tu barbilla alta, hijo. No te disculpes. No
mires abajo por nadie.
Sus ojos. Dios, sus ojos. Estaba todavía tan inseguro.
—Papá… ¿realmente está bien? ¿No te importa que…que sea
gay?
—Por supuesto que está bien,— le dije. —Solo quiero que seas
feliz, Cameron. Tu madre y yo, solo queremos que seas feliz.
Se frotó las sienes.
—Oh, Dios, mamá…
—Yo puedo decírselo,— ofrecí.
Asintió.
—La llamaré,— dijo. Dijo que necesitaba algo de tiempo, algo de
descanso. Sabía que su padre tendría preguntas, cientos de ellas,
y él solo quería algo de tiempo para ajustarse, para tener su
cabeza centrada. —Estoy cansado, papá.— Dijo. Y le miré. —
Puedes decírselo, no espero que le mientas. Solo dile que la
llamaré después de que haya dormido más de las ocho horas en
tres días.
—Por supuesto,— le aseguré.
—¿Crees que estará bien con esto, papá?— miró a través de la 199
ventana, y su voz era tan baja. —No quiero decepcionarla.
—Cameron, mírame.— Mi voz era suave pero seria. Esperé
hasta que sus ojos se encontraron con los míos antes de decirle,
—Tu madre solo quiere que seas feliz. Ya verás,— dije con una
sonrisa. —Ella será presidenta de PFLAG9 antes de navidad.— No
pude evitar reír, y eso hizo que él sonriera. Estaba tranquilo, no
retraído, si no más reflexivo, creo. —Pareces exhausto, hijo. 03/2017
Deberías ir a casa.
Exhaló a través de sus mejillas hinchadas, y luego asintió.
—Sí. Estoy cansado. —Se enderezó justo para inclinarse sobre
la mesa.
—Cameron,— le dije. —Antes de que dejemos esta habitación,
necesitas saber que lo que sea que pase fuera de aquí,— señalé
hacia fuera de la puerta. —Te apoyaré. Si quieres decírselo al
mundo entero, estaré detrás de ti. Cualquier decisión que tomes.
Él corrió su mano por su pelo.
—Gracias, papá. ¿Pero podemos simplemente tomar un día a la
vez?
—Por supuesto,— le dije. —Seguro que podemos.— Caminé
hacia la puerta.
—¿Papá? —Me llamó para pararme. Me giré, y él me miró
directamente a los ojos. —¿Puedo preguntarte algo?
9
Organización de familiares y amigos de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Mi manó cayó del pomo de la puerta, y le di toda mi atención.
—Por supuesto.
—¿Has visto toda la presentación de Lurex, verdad?
Asentí.
—Lucas está um... — comenzó en voz baja. —Él esta um... él
está... — sus palabras se apagaron, sin terminar.
—¿Él está qué, Cameron?
—Solo prométeme, no importa lo que pase… después de hoy…
no lo mandarás de vuelta a Texas.
¿Texas?
—¿Por qué demonios haría eso? 200
—No importa,— sonrió. —Sé que te he hecho pasar malos
momentos sobre él trabajando aquí. Pero,— tomó una profunda
respiración y exhaló fuertemente. —Pero él es brillante, papá. No
hay manera de que hubiera obtenido el contrato de Lurex por mí
mismo.
—Dudo que ninguno de los dos hubiera podido hacerlo por su
cuenta, Cameron.— No pude evitar reírme. —A menos que fueras 03/2017
Superman debajo de ese traje Armani.
Cameron sonrió, una genuina y cansada sonrisa. Luego se rió y
sacudió la cabeza.
—Más de lo que crees, papá.
—Vamos,— le dije con una sonrisa y abrí la puerta. —Vamos a
encontrar la otra mitad de tu dúo dinámico. Incluso los
superhéroes necesitan dormir, Cameron.
Salí por la puerta, dirigiéndome a la oficina de Lucas, y oí la
suave voz de Cameron detrás de mí.
—Ellos seguro que lo hacen, papá-

EL VERDADERO FIN
SOBRE EL AUTOR

N.R. Walker es una autora australiana, que ama el romance


gay.
Ella ama escribir y pasa mucho tiempo haciéndolo, pero no 201
querría que fuera de otra manera.
Ella es muchas cosas: madre, esposa, hermana, escritora. Ella
tiene bonitos, hermosos chicos que viven en su cabeza, que no la
dejan dormir por la noche a menos que les de vida con sus
palabras.
Le gusta cuando ellos hacen cosas sucias… pero le gustan
incluso más cuando están enamorados. 03/2017
Ella solía pensar que tener a la gente en su cabeza hablando
con ella era raro, hasta que un día ella habló con otros escritores
que le dijeron que era normal.

Ha estado escribiendo desde entonces...


Traducción y Corrección
ICHI
Portada
SOL de Otoño
Lectura Final
MOMO verse
Edición y Diseño 202
IPHI

EPUB
MARA 03/2017

NO
FACEBOOK
ni ninguna
red social
Si lo ponen para descargar en su blog, agradezcan y
conserven el formato. Y Gracias por ponerlo
Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación
económica por las traducciones que realizamos.
Espero que les guste.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de estas maravillosas historias

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