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Sesenta y Cinco Horas
Sesenta y Cinco Horas
03/2017
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N.R. WALKER
Reconicimiento de Marcas
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N.R. WALKER
Capítulo 1 – Estoy tan jodido.
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CAPITULO 2― Yo soy…anti-fan de los relojes con cuenta
regresiva.
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Después de explicarle a Rachel cuáles eran mis planes de fin de
semana y dejarla como un borrón organizando a hipervelocidad,
me dirigí a casa para cambiarme. Empaqué una bolsa de ropa
para la noche, y exactamente una hora después de que Cameron
me entregara la dirección, yo estaba subiendo los escalones de su
casa.
Era bonita. Maldita-jodidamente bonita.
Una casa de piedra rojiza recién renovada, un pequeño porche 03/2017
en el frente, había incluso un jodido árbol, pequeño, pero seguía
siendo un árbol. No mucha gente viviendo a diez minutos del
centro de Chicago tenía árboles en sus patios delanteros.
No mucha gente tenía incluso patios delanteros.
Excepto Cameron Fletcher.
Me imaginé.
Hice una pausa antes de presionar el timbre. Infiernos. Eran las
cinco y diez de la tarde de un viernes, y mi fin de semana estaba
acabado antes de que empezara. Había trabajado muchísimos
fines de semana. Y noches. Pero no con alguien que me odiara.
Suspiré, farfullando,
―Ah, ¡Joder!― y apreté el maldito botón.
Él abrió la puerta casi inmediatamente, como si hubiera estado
en el otro lado oyéndome vacilar. Todavía estaba vestido con la
ropa del trabajo, sin la chaqueta. Su corbata desecha, el botón
superior desabrochado.
Joder. No se podía negar. Era atractivo. Hermoso, realmente. No
es una palabra que use de verdad para describir a un hombre.
Pero él era hermoso; tan alto como yo, magro, ojos color avellana,
piel de alabastro, una mata de pelo color café artísticamente
despeinada y los más besables labios rosas…
Sip. Hermoso.
Me miró de arriba a abajo, sus ojos clavándose en mis pies, y
tosió un poco antes de echarse a un lado para dejarme pasar.
Miré mi ropa; vaqueros, camiseta, chaqueta y botas. Fondo de
armario típico Lucas Hensley.
Si no fuese hetero, pensaría que me estaba chequeando. No es 16
como si yo no le hubiera revisado antes, muchas veces. Quiero
decir, él es un hombre, un hombre hermoso, y yo soy un gay de
sangre caliente. Voy a mirar. Está demostrado.
Se quedó allí, sin saber qué decir. Así que hablé en su lugar.
―Entonces, ¿dónde vamos a hacer esto?
―Oh,― dijo, ―Por aquí.― y me condujo a través de la primera
puerta del pasillo. Era una sala de estar. Decorada con muy buen 03/2017
gusto, contemporánea pero habitable.
―Bonito lugar,― ofrecí.
―Sí, gracias,― dijo en voz baja. ―Me encanta estar aquí.
Agitó la mano hacia la gran mesa de comedor donde había
papeles y archivos dispuestos junto a un ordenador portátil.
―He empezado a instalarlo aquí,― explicó. ―Pero necesito
cambiarme… la cocina está a través de esa puerta.― Señaló a otra
puerta. ―Sírvete lo que quieras; agua, cerveza, soda. Estaré
subiendo las escaleras.
Se dio la vuelta y salió por la puerta que habíamos entrado, y le
llamé,
―¿Tú quieres una bebida?
Estuvo callado por un segundo, pero luego gritó,
―Solo agua para mí.― Luego añadió, ―Eh, gracias.
Así que agarré una botella de agua para nosotros y me senté a
la mesa de comedor de Cameron. Traté de no cotillear su sala.
Podía ver fotos pero no me enfoqué en las personas en ellas. No
quería ser maleducado.
Incluso yo podía respetar los límites.
Así que empecé a ojear los archivos en su lugar. Llevaba leído la
mitad del resumen de cliente de Lurex cuando Cameron bajó.
Esta vez le revisé yo.
Solo llevaba unos vaqueros, una camisa y unos mocasines
italianos que probablemente costaran más que mi primer coche,
pero se veía… diferente.
Diferente, como no traje, no chaqueta, no corbata. Cameron
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Fletcher en un traje de diseñador era agradable de ver, pero verle
en ropa casual…bueno, llevaba el término agradable a la vista a
un nivel completamente nuevo.
Aclaró su garganta, y me di cuenta de que había sido pillado
dándole un repaso. Le di un encogimiento de hombros ocasional,
reconociendo mi ojo travieso, pero ciertamente no me disculpé por
ello.
Avergonzado e ignorándome completamente, se sentó enfrente 03/2017
de su ordenador y comenzó a golpear el teclado.
―Simona estará aquí pronto,― dijo, mirando fijamente la
pantalla enfrente de él.
―Y Rachel,― le informé. ―ellas estaban organizándolo todo
cuando me fui.
Él asintió y abrió la boca, pero luego la cerró otra vez,
claramente decidiendo no decir lo que sea que fuera a decir.
Luego me miró, y lo dijo de todos modos.
―¿Has tenido que cancelar algún plan para este fin de semana?
Esa fue la primera cosa conversacional que me había dicho en
todo el tiempo. Sonreí y sacudí mi cabeza.
―Nah. Solo llevo aquí seis meses. No es realmente tiempo
suficiente para conocer a alguien fuera del trabajo. ¿Y tú?
Frunció el ceño y negó con la cabeza. Otra vez, abrió la boca
para hablar, pero esta vez fuimos salvados por la campana. El
timbre de la puerta.
Se levantó, y diez segundos más tarde, una pizarra blanca con
dos piernas entró a la habitación. Rachel. Me levanté de un salto
y cogí la pizarra. Era más alta y más ancha que ella con los
brazos extendidos, lo cual no era difícil, y tenía dos carteras sobre
los hombros.
―Por Dios, Rach, te vas a provocar una lesión,― me quejé.
―Hay más.― Ella apuntó con su cabeza a la puerta de entrada.
―Ve a hacer algo útil.
Sonreí y salí, pasando a Simona y Cameron, quien tenía sus
manos llenas, en mi camino.
―Eso debería ser lo último,― Simona gritó sobre su hombro. 18
Rachel y yo recogimos las últimas cajas de archivos restantes
del maletero, lo cerramos y volvimos al interior. Simona y
Cameron estaban teniendo una especie de conversación
silenciosa, ella lo miraba con ojos suplicantes, y él sacudió su
cabeza y miró un plano no a sus ojos.
Y me pregunté si había más allí que el cruce de miradas.
Obviamente tenían una historia. Me preguntaba si alguna vez 03/2017
había sido algo más que profesional. Pero su conversación
silenciosa se detuvo, bastante deliberadamente, cuando entré.
Cameron rápidamente se entretuvo poniendo la pizarra de pie, y
yo eché un vistazo al montón de cosas que las chicas trajeron con
ellas.
―¿Habéis dejado algo en la oficina, o está todo aquí?
Rachel sonrió y luego explicó lo que eran los dos maletines.
―Ordenador portátil, e historia en marketing y cuentas del
cliente.
―No sé qué haría sin ti,― dije, dándole un golpecito con el codo.
―Habrías tenido que traer toda esta mierda por tu cuenta, eso
es lo que harías sin mí,― me dijo bromeando, luego golpeó su
cadera en la mía. ―Pero gracias por decirlo.
Miré las dos bolsas de regalitos Lurex y me di cuenta de que no
había mirado en la segunda bolsa. Así que la volqué, justo en el
sofá de Cameron.
Y allí estaba el premio gordo.
Consoladores, anillos de pene, sondas de próstata, más
condones y aceites de masaje. Había tres pares de ojos en mí y les
sonreí a todos ellos, sujetando un consolador negro y una varilla
de próstata.
―¡Me lo pido primero!
Rachel y Simona rieron, pero Cameron me ignoró
completamente. Rodé mis ojos hacia él, incluso aunque él no me
estaba mirando y volví a meter los regalitos en la bolsa. La puse a
un lado, fuera del camino, con la esperanza de llegar a probar los
productos más tarde…en un nivel más personal. 19
Así que en su lugar, empecé a revolver entre las cajas, sacando
archivos cuando me di cuenta de que Cameron preparó lo que
parecía un reloj digital. Lo enchufó y miró su reloj de pulsera,
luego fijó el tiempo.
Solo que él no mostraba la hora. Eso era más que obvio.
Contaba hacia atrás.
Había números, grandes, rojos y parpadeantes. 63:47. 03/2017
Joder. 63 horas y 47 minutos hasta la reunión con Lurex.
―Oh, infiernos, no,― dije. ―No puedo trabajar con esa cosa
marcando la cuenta atrás.― Cameron me miró, luego me descartó
como si nunca hubiera hablado. Así que repetí, ―He dicho que no
puedo trabajar con esa-
―He oído lo que has dicho,― me interrumpió, como pensando
que le estaba aburriendo. ―Cuando tengo un tiempo límite me
gusta saber cómo lo estoy llevando. El reloj se queda.
Le eché una mirada asesina, engreído hijo de puta, pero él ni
siquiera me miró. Miré a Simona y Rachel, que no sabían dónde
mirar, y yo refunfuñé en derrota.
Mordiendo mi lengua, agarré el rotulador de pizarra y comencé
mi habitual grafico de lluvia de ideas, cuando Cameron finalmente
me miró y habló.
―Así no es como hago eso,― dijo.
Miré a su cronometro. 63:45.
―Bien, vas a estar extremadamente decepcionado por las
siguientes sesenta y tres horas y cuarenta y cinco minutos.
Entonces él me miró furioso.
Yo sonreí
Las dos chicas interrumpieron. Rachel primero.
―De acuerdo. Cameron tú siéntate allí,― señaló mi asiento,
―Así Lucas estará de espaldas al reloj. Tú puedes verlo, pero él
no.
Simona añadió,
―Lucas, añade el tiempo debajo de tu gráfico para que Cameron
pueda controlar su horario. 20
Él me miró, yo le miré. Ninguno de nosotros se movió.
Rachel frunció el ceño.
―Cristo, sois como niños. Se le llama compromiso, y si queréis
ganar el contrato con Lurex sin mataros al mismo tiempo,
entonces, maldita sea, lidiad con ello.
Cameron me miró furioso. Pensé que iba a gruñir, pero él agarró
sus papeles y se movió de su asiento para cambiarlo con el mío. 03/2017
Rodé mis ojos, pero añadí su preciado incremento de tiempo a
mi gráfico, marcando el tiempo asignado para cada tarea.
Las dos chicas sonrieron en victoria, y por las siguientes dos
horas y media, los cuatro trabajamos en silencio.
Sorprendentemente, no fue tenso, fue productivo.
Ordenamos comida tailandesa, y cuando llegó, con la mesa
cubierta de papeleo, optamos por sentarnos en el suelo de la sala.
El animó fue diferente allí. Simona preguntó sobre mi familia, mi
trabajo en Dallas, y cómo acabé encontrando Chicago, Rachel
escuchaba y contribuía ocasionalmente, e incluso Cameron
parecía interesado.
Se sentó con las piernas extendidas, cruzadas en los tobillos, y
la diferencia entre el hombre frente a mí y con el que yo trabajaba
era como la noche y el día. Se rió mientras hablábamos, picoteaba
la comida de los demás con sus palillos, saboreaba un poco de
todo y sus ojos brillaban cuando sonreía.
Por un momento, pensé que incluso podría gustarme este tipo.
Sonriendo, Rachel dijo,
―¿Te importa explicar la cosa del golpecito en el sombreo, Sr.
Hensley?
Yo reí.
―Ah, el patentado ‘me quito el sombrero’,― dije, dándole una
exagerado saludo con el sombrero imaginario. Ella y Simona
rieron. ―Lo hago desde que era un niño,― les dije. ―Cuando era
pequeño, solía haber un hombre mayor que se sentaba fuera de la
tienda de ultramarinos, y cada vez que iba allí con mi mamá, él
saludaba con un sombrero imaginario. Él no decía ni una 21
palabra, solo hacía la cosa del sombrero. Mi mamá sonreía por
cinco minutos. Eso hacía a todas las señoras sonreír.― Me sonreí
a mí mismo mientras lo recordaba. ―Cuando tenía alrededor de
seis años, se lo hice a la Sra. Barnett, de la tienda de comestibles,
y ella me dio una piruleta por ser un caballero.
Rachel y Simona rieron, y Cameron rodó los ojos. Sonreí y les
dije seriamente, 03/2017
―Me ha estado consiguiendo lo que quiero desde entonces.
Simona todavía soltaba risitas, pero preguntó,
―¿Lo haces para conseguir que las mujeres sonrían? ¿No es un
poco innecesario? ¿No es a los hombres a los que quieres
encandilar?
Me di cuenta de que los ojos de Simona se clavaron en
Cameron, cuyos ojos se ampliaron con las palabras de Simona,
pero yo la sonreí.
―No es la inclinación de mi sombrero lo que los hombres
quieren. Tengo otras maneras de encandilarlos,― dije
sugestivamente. ―Pero pienso que hablo por todos los hombres,
gays o heteros, cuando digo que nunca es innecesario ver a una
mujer sonreír. ¿No es verdad, Cameron?
Él obvió mis palabras en un primer momento y luego declaró,
―Um… tenemos un plazo que cumplir.
El buen humor y la conversación ligera murieron justo allí.
Mister todo-trabajo-y-nada-de-juegos se estaba convirtiendo en
un chico muy aburrido, de hecho.
Empezamos a recoger los envases vacíos, y Simona dijo,
―Bueno, ahora es cuando vosotros hacéis vuestras cosas.―
Luego señaló a Rachel y a ella y dijo, ―Nosotras hemos cubierto
todas las bases, hecho toda la tarea, y por eso les dejaremos a
vosotros dos.
Rachel parecía un poco sorprendida por esto, pero una rápida
mirada de Simona la hizo estar de acuerdo. Ella sonrió y dijo:
―Pongan esas dos hermosas cabezas juntas y salgan con una 22
campaña publicitaria que deje pasmados a Lurex.
Simona nos dijo que mañana llamarían para ver si
necesitábamos algo y así, sacó a Rachel por la puerta con ella,
llamé y las detuve.
―Aquí, muchachas, elección de la suerte ―dije, sosteniendo la
primera bolsa de papel marrón llena de regalitos Lurex. Por
supuesto, ellas pensaron que estaba bromeando, así que le di una 03/2017
sacudida a la bolsa. ―Hagan su elección. Tenemos condones;
fluorescentes, brillantes en la oscuridad y si tienen suerte, extra
grande ―, les di un meneo de cejas. ―¿Lubricante de sabores?
Ninguna de ellas se movió.
―Oh, vamos,― gimoteé. ―No me hagan decirle al jefe de Lurex
que ni siquiera he podido regalar sus productos.
Con un colectivo rodado de ojos y descaradas sonrisas, ambas
agarraron un puñado cada una, sin siquiera mirar lo que estaban
cogiendo. Les dije,
―Tomen dos a la hora de irse a dormir y dos antes del
desayuno. ― Las acompañé a la puerta y las vi reírse todo el
camino hacia el coche.
Y entonces éramos solo Cameron y yo.
―¿Eres siempre tan directo?― Cameron preguntó,
aparentemente sin diversión.
―Sí. ¿Eres siempre tan… reservado?
Cameron se quedó callado por un largo momento, y yo estaba
empezando a lamentar la pregunta. Entonces él respondió.
―Sí.
23
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CAPÍTULO 3 ―Estoy…sin habla.
61:03
Cameron comenzó a catalogar productos y mercados de destino
de campañas existentes contra los informes financieros de Lurex, 24
mientras yo comencé una investigación a fondo sobre Lurex y
sobre nuestra competencia. Y, lo que es más importante,
investigación a fondo sobre aquellos con los que nos reuniríamos
el lunes por la mañana.
59:28
El jefe de marketing de Lurex era un tipo llamado Charles
Makenna. Lo investigué; donde había estado y lo que había hecho 03/2017
durante los últimos años. Si él era el tipo que nos contrataba,
necesitaba saber todo lo que podía acerca de él; qué vestía, qué
coche conducía, qué comía para desayunar.
Cameron investigó esquemas de color para el diseño de
productos, teniendo en cuenta la investigación de mercado de la
división de arte de Fletcher Publicidad, exposiciones de arte e
incluso pasarelas de moda. Si había una tendencia de color hacia
la cual los compradores se inclinaban, la encontraría.
Y estábamos haciendo un buen tiempo.
58:47
Cogí dos cervezas, le entregué una a Cameron, me saqué las
botas y tomé mi portátil para sentarme en el suelo apoyado en el
sofá. Después de unos minutos más de explorar páginas web,
encontré un patrón muy interesante justo cuando Cameron se
quejaba de que yo estuviera navegando por la red y no hiciera una
maldita cosa constructiva.
―¡Bingo!― grité.
―¿Qué?
―Acabo de encontrar nuestro objetivo.
―¿Y?
―El Sr. Charles Makenna, el jefe de marketing de Lurex, el tipo
con el que nos vamos a reunir el lunes, ha estado acumulando
puntos de viajero frecuente. Cada año, por los pasados cuatro
años, ha estado en Sidney, Australia, en febrero, Chicago y
Londres, en junio, y Montreal, Canadá, en agosto.
―¿Y?
―¿Es una casualidad que coja permisos anuales y vacaciones 25
internacionales que coinciden con el Mardi Gras y el Orgullo
Nacional?― Sonreí victoriosamente. ―Creo que no, y mira estas
fotos ―le señalé a cada una―, un anillo de oro en su dedo anular,
pero la mujer recurrente no lo lleva. Apuesto lo que quieras, ella
es su asistente personal, o su tapadera si lo prefieres. Porque el
señor Makenna es gay.― Cameron parpadeó. Tres veces.
Luego me miró. Su frío, estoico rostro no dijo nada. Era su cara 03/2017
de póker.
―¿Y piensas que deberíamos hacer hincapié en el mercado gay?
―Absolutamente.
Cameron tragó saliva y se sentó en el suelo frente a mí, sus pies
en mi muslo... sus largos, largos, pies... sacudí la cabeza y forcé
mis ojos de sus pies a su cara. Casi podía oír los engranajes
girando en su cabeza. No parecía nada convencido.
Insistí con la idea.
―Una campaña gemela, manteniendo la línea hetero, pero
añadiendo una línea homosexual con los conceptos coincidentes.
Cualquier cosa que tengamos haciendo a una pareja hetero,
tendremos una pareja gay haciendo exactamente lo mismo. Si le
podemos mostrar a Makenna que no creemos que haya diferencia
entre las dos parejas, hemos ganado su respeto antes incluso de
abrir nuestras bocas.
Cameron inclinó su cabeza y luego hizo algo extraño. Sonrió.
―No está mal.
―Es brillante, y lo sabes.
Rodó sus ojos.
―No eres seguro de ti mismo, ¿verdad?
―¿Qué es estar inseguro?― pregunté sarcásticamente, rodando
mis ojos de vuelta a él. ―Quiero decir, cuando comencé por
primera vez en publicidad Fletcher, fue una sorpresa para mí no
ser el mejor, o el más seguro, el hombre más engreído allí.― Le
miré mordazmente.
Sus ojos se ampliaron.
―¿Yo? 26
Asentí. Entonces dijo,
―El mejor, más seguro y engreído. Caramba, ¿es un cumplido o
un insulto?
―Ambos,― dije, y le di una sonrisa maligna. ―No es difícil estar
celoso de Cameron Fletcher.
―¿Celoso?― sus ojos saltaron, y parecía genuinamente
sorprendido. Lo que era raro, porque en el trabajo él era el Rey 03/2017
Interesante, calmado y sereno. Pero fuera del trabajo, por lo que
estaba viendo, era el polo opuesto.
―En caso de que no te hayas dado cuenta, lo que sospecho que
has hecho, los hombres que te conocen quieren ser tú, y las
mujeres que te conocen quieren estar contigo.
Cameron sacudió su cabeza, rechazándome. Él se burló,
―¿Y tú no te lo montas bien?
Ahora fueron mis ojos los que se abrieron como platos.
―¿Yo?
Él resopló.
―Tú eres como eres. Sin disculpas. Para lo que hay que tener
cojones. Y mi padre parece pensar que tú eres algo especial.
Ah, y ahora la verdad.
―¿Es por eso que no te gusto?
Sus ojos saltaron.
―¿Qué?
―Cuando nos vimos la primera vez,― le dije, tratando de actuar
casual, tomando un trago de mi cerveza. ―Después de que me
reuniera contigo y con tu padre, tú me miraste como si te hubiera
ofendido personalmente.
Su cara se retorció.
―Yo no te odié,― dijo silenciosamente. Aclaró su garganta. ―Yo
estaba… celoso.
¿Celoso?
―¿Eh?
Él sonrió con una sonrisa triste.
―Tú entraste en esa reunión, mirando a mi padre directo a los 27
ojos y diciendo, ‘Soy gay, lo tomas o lo dejas’ como si fuera la cosa
más fácil del mundo.
―¿Y?
Se quedó callado por un momento, luego se encogió de
hombros.
―No importa.
―Simplemente dilo, maldita sea, Cameron. 03/2017
Tragó saliva, y por un segundo pensé que no iba a hacerlo. Pero
lo hizo.
―He querido decirle esas mismas palabras por años. ― Soy gay,
lo tomas o lo dejas.
Soy gay… lo tomas…o lo dejas…
Hostia.
Puta.
―¿Eres...?
Sus ojos estaban pegados a sus inquietas manos, pero asintió.
Hostia. Puta.
Y todo se volvió jodidamente claro como el cristal, por qué no le
gustaba. Espera, borra eso. No es que no le gustara. Él estaba
Celoso. De. Mí. Hostia puta. ¿Las miradas entre él y Simona? No
había una historia entre ellos. Ella lo sabía.
―Simona lo sabe,― dije en voz baja.
Él asintió.
―Nadie más.
―¿Tus padres? ¿Tu papá?
Él dio una firme sacudida con la cabeza, la miseria claramente
en su rostro.
―No.
―Hostia puta,― fue todo lo que pude decir.
―Y ahora tú lo sabes,― él susurró. ―Apreciaría si tú-
―No se lo voy a decir a nadie,― le prometí. ―Palabra de boy-
scout,― declaré, sosteniendo dos dedos en la frente.
―Son tres dedos,― él murmuró.
Me encogí de hombros, y él sonrió. No estaba seguro de qué 28
decir…
―Así que,― dejé caer, ―¿Viendo a alguien?
Él resopló.
―No. No últimamente. Nadie serio de todos modos. Hubo un
chico por un tiempo... sobre un año en realidad,― dijo en voz baja.
―Su nombre era Liam. Pero él quería que saliera y estaba harto de
ocultarse. No puedo decir que le culpe. Pero yo…solo no podía.― 03/2017
Nos sentamos en silencio por un momento, mientras su admisión
se metía en mi cerebro.
Joder.
―¿Por qué yo? ¿Por qué me lo dices?― pregunté. ―No es como si
fuéramos…― traté de pensar la palabra correcta. ―No es como si
fuéramos cercanos o algo.
Todavía miraba sus manos, pero pude ver sus cejas encontrarse
cuando frunció el ceño. Su voz era suave, y casi no lo escuché.
―Pensé que lo entenderías.
Sus palabras me dejaron de piedra. No podía pensar ni una
jodida cosa que decir. Bueno, nada inteligente o profundo de
todos modos.
―¿Gay?
Sonrió, vulnerable, y encogió un hombro.
―Sip.
―Yo te había etiquetado como hetero.
―Soy bastante bueno en guardar las apariencias,― admitió en
voz baja. ―Ese soy yo, vendiendo lo invendible.
¿Invendible?
Tomó una profunda respiración y dijo,
―Simona ha estado encima de mí por meses…para que hablara
contigo. Pero no tenía una pista de qué decir, como sacar a
colación el tema, o cómo reaccionarías. Por lo que sé, podías
haberte reído de mí. Lo que afortunadamente no has hecho,
todavía.
Estaba, por primera vez en mi vida, sin habla. Este jodido Dios
hecho carne estaba sentado enfrente de mí, desnudando su alma, 29
y yo estaba sin palabras.
Así que, inseguro de qué otra cosa hacer, cogí su pie y lo subí a
mi regazo. Él estaba sobresaltado por mis acciones, pero lo miré
por el rabillo del ojo mientras le sacaba el zapato y empezaba a
masajear su pie con calcetines. Me miró, algo desconcertado, pero
mientras clavaba los pulgares en la planta de su pie, frotando
círculos en sus perfectos arcos, sus ojos pronto se cerraron y 03/2017
tarareó.
―Cameron, nunca me reiría de ti. Nunca,― le dije seriamente.
―No sobre algo como eso.
Pero entonces miré su pie.
Y me reí.
Los ojos de Cameron se abrieron, y me miró, ofendido, creo.
Pero yo estaba mirando a su pie, bueno, a su calcetín.
―¿Que mierda está en tu calcetín?
―Oh,― él suspiró con una risita de alivio. ―Eh, es Charlie
Brown.
¿Charlie Brown? ¿Llevaba un traje de dos mil dólares y
calcetines de dibujitos?
―¿Quiero saber incluso quién está en el otro pie?
Sonrió y levantó su otro pie, ofreciéndomelo.
Saqué su zapato.
―¿Linus?
Sonrió y dijo,
―Tuve que comprar dos pares diferentes así que hice un
conjunto con Charlie y Linus.
Sacudí mi cabeza, pero comencé a masajear ese pie también.
Sonrió y cerró sus ojos mientras presionaba mi pulgar en el
tobillo.
―Tienes pulgares talentosos,― dijo con un silencioso gemido.
―No eres el primero que me dice eso,― le dije, y su ceja se elevó,
aunque sus ojos no se abrieron.
Lo observé mientras él simplemente se permitía sentir, con sus
ojos cerrados, la cabeza inclinada hacia atrás y una ligera curva 30
en los labios, él era seguro algo para admirar. Si alguien me
hubiera dicho esa mañana que estaría sentado en el suelo de la
casa de Cameron Fletcher, masajeando sus pies, habría pensado
que había perdido su maldita mente.
Abrió sus ojos y me miró.
―Así que,― dijo casualmente. ―Tú sabes mi secreto. Dime algo
sobre Lucas Hensley que nadie sepa.― Oh, oh. 03/2017
Bueno, mierda.
Un trato es un trato, supuse. Tomé una profunda respiración.
―¿Yo, eh…tengo…una cosa por los pies?― mi incertidumbre lo
hizo sonar como una pregunta. Sus ojos se abrieron de repente,
disparándose de mi cara a sus pies; uno en mis manos, el otro
descansando en mi regazo.
―¿Pies? ¿En serio?― dijo con una sonrisa. Le miré de mala
manera. Él sonrió, pero sus ojos eran cálidos, amables.
―Puedo parar el masaje si eso es un problema…
Me detuve, burlándome.
Él meneó sus dedos y rió.
―Ningún problema. Ninguno en absoluto.
Estiró el pie en mi mano, flexionándolo y moviendo los dedos de
los pies. Luego hizo lo mismo con el pie en mi muslo. No podía
estar totalmente seguro, pero creo que estaba jugando.
Así que sostuve su pie con ambas manos y empecé a frotar en
un movimiento de bombeo. Le tomó un momento darse cuenta,
pero pude verlo en sus ojos cuando lo hizo. Se ensancharon, luego
se oscurecieron, y que me jodan, creo que tuvimos un momento.
Todo demasiado rápido, él retiró ambos pies y aclaró su
garganta.
―Uh, es tarde,― dijo rápidamente, mirando al reloj.
Comprobé mi reloj. Eran casi las dos de la mañana. No estaba
seguro si estar secuestrado con él incluía quedarme toda la
noche. Bostecé y pregunté,
―¿A qué hora quieres que vuelva por la mañana? 31
Parpadeó, se puso de pie y caminó rápidamente hacia la mesa.
―Eh, eres bienvenido a quedarte aquí. Tiene más sentido.―
Ordenó una pila de papeles, y volvió a ser el señor todo negocios.
―Necesitamos comenzar temprano. Pondré mi alarma a las seis―
no dijo nada más, pero supuse que tenía que hacer lo mismo.
―Puedes quedarte en la habitación de invitados,― dijo, caminando
hacia la puerta cerca de las escaleras. 03/2017
No estaba muy seguro de si debía quedarme o irme, pero las
próximas cincuenta y siete horas y veintiséis minutos ya serían lo
suficientemente intensas sin agregar malos modales a la mezcla.
―Si estás seguro,― dije con una sonrisa. ―Eso sería genial, yo
preparé una muda para la noche, está en mi coche.
Corrí a mi coche para cogerla, y él me esperó en la puerta.
Mientras entraba, apagó el interruptor dejando el piso de abajo en
la oscuridad, así que no podía estar seguro, pero creo que sonrió
antes de entrar en el vestíbulo. Arriba, me enseñó el cuarto de
baño, y luego la habitación de invitados, y estaba actuando un
poco extraño. Yo era adepto a la lectura de la gente, y estaba
actuando algo extraño. Yo era un experto en leer a las personas, y
creo que estaba siendo testigo de algo raramente presenciable...
Cameron Fletcher, nervioso.
Él caminó hacia lo que supuse que sería la puerta de su
dormitorio, y le llamé,
―¿Cameron?― se giró, y le dije, ―Solo quería darte las gracias.―
Sin una palabra, elevó una ceja en interrogación.
Le dije sinceramente,
―Por ser honesto conmigo, por decirme que eres gay. Eso
requiere agallas.― Luego le pregunté, ―¿Debes sentirte aliviado de
que alguien más lo sepa?
Me miró, honesto y vulnerable, pero sonrió y asintió. Sin otra
palabra, desapareció dentro de la habitación.
Me quité la ropa interior y me metí en la cama. Me quedé allí,
pensando en lo extraño que era Cameron Fletcher. ¡Él era
jodidamente gay! ¿Cómo no me di cuenta de eso? Pensé por un 32
momento que mi gay-dar podría estar roto, había pasado mucho
tiempo, dame una jodida señal. Pero pronto me di cuenta, nunca
se lo noté en absoluto. Realmente no. Todo lo que vi era el hombre
que él quería que la gente viera; el traje, las mujeres que lo
rodeaban, las mujeres que tropezaban sobre sí para estar cerca de
él, las cuentas que obtuvo, los tratos que hizo.
Me pregunté inútilmente si la competitividad entre nosotros 03/2017
disminuiría algo, ahora que nos habíamos unido un poco. Tal vez
ahora me viera más como un aliado, en lugar de alguien con el
que intentar competir.
Pero puse mi alarma para levantarme diez minutos antes que él,
solo por si acaso.
CAPÍTULO 4 ―Estoy…simplemente empezando.
52:00
Eran apenas las seis de la mañana cuando me desperté con la 33
seguridad de que no estaba en mi cama. Luego
recordé…Cameron. Podía oír la ducha, así que él también puso su
alarma para despertarse antes que yo, o él no duerme demasiado.
Nunca me despierto de un humor especialmente bueno. Pero
pensando que yo también podía empezar, me dirigí a la planta
baja en busca de cafeína y comencé a rebuscar en los armarios de
la cocina para ver si podía encontrar café. Detecté los granos, las 03/2017
tazas y la máquina, y la encendí.
Si fue la curiosidad, o una necesidad de saber más sobre el
hombre, a pesar de que dije que no iba a mirar las fotos en la sala
de Cameron, cotilleé las fotos en los marcos de la sala de estar.
Supuse que eran en su mayoría fotos de familia, algunos amigos
tal vez, pero sin duda no eran de Cameron-como-una-pareja-
acoplada.
Él era gay. Jesús. De todas las cosas que esperaba que salieran
de su boca, esa no era una de ellas.
No tenía ni idea. Literalmente, ninguna.
Incluso a la luz del día, o después de unas cuatro horas de
sueño, todavía no me entraba en la cabeza. Había visto a este tío
cada día en el trabajo, y ni una vez sospeché que fuera otra cosa
más que hetero. La manera que reía y sonreía con las mujeres,
como ellas flirteaban con él. Y todo este tiempo, él había estado
viviendo una mentira.
Sin duda no le envidiaba eso.
Había estado haciendo lo que mejor sabía hacer. Vender una
imagen.
Sentí algo diferente hacia él ahora. Algo que no había sentido
ayer cuando fui a trabajar. Y que me jodan…pienso que podría ser
respeto.
En el momento que Cameron bajó las escaleras, le ofrecí una
taza de café caliente. Él estaba recién duchado, oliendo y viéndose
delicioso, su pelo era el desastre artístico patentado por él. Me
miró, sorprendido por el detalle del café.
―Gracias,― dijo en voz baja, inclinándose contra la mesa de 34
comedor, cerca de mí.
Le di una sonrisa, y luego espié sus pies. Oh, joder. Miré de sus
pies con calcetines a su cara.
―¿En serio? ¿Batman y Robin? ¿En serio, Cameron?
Él se rió.
―En serio.
Bendito fetiche-calcetín. Me reí entre dientes por mi divertido 03/2017
pensamiento.
―¿Quiero incluso saber qué otros pares tienes?― pregunté.
Soltó una risita silenciosa, y levanté mi mano. ―No, espera.
Pienso que debería preguntar por qué antes de qué,― dije,
mirándole expectante.
―Bueno,― dijo, sorbiendo su café pensativamente. ―Es la única
cosa que es auténticamente yo debajo de los trajes caros y la
fachada hetero.
―¿Calcetines gays?
Él rió.
―Los calcetines no son gays.
Pedía a gritos que discutiera.
―Bueno, no son jodidamente heteros.
―Pensarás que estoy loco,― dijo, mientras sacudía su cabeza,
sonriendo. ―Pero todo el mundo en el trabajo ve al Cameron
Fletcher hetero,― dijo. ―Pero debajo de lo que ven, debajo de los
trajes y los serios negocios, sé que los estoy llevando…no puedo
explicar esto muy bien,― rió entre dientes. Luego suspiró y
empezó otra vez, ―Los llevo todos los días para permanecer fiel a
mí mismo.
Esto me sorprendió. No esperaba que hubiera una razón tan
significativa detrás de sus estúpidos calcetines. Asentí y le sonreí.
―Una razón lo suficiente buena.― Él se encogió de hombros y
sorbió su café.
Con mi taza en la mano, caminé hacia la repisa con las fotos.
―¿Quién es la pareja?
―Mi hermano y su mujer. 35
―¿Cómo de antigua es la foto?
―Unos seis meses,― él preguntó. ―¿Por qué?
―¿Harían una sesión de fotos?
―¿Para?
―Condones.
Cameron se atragantó con su café.
Deduje que eso era un no. 03/2017
Traté de nuevo, de todos modos,
―Necesitamos una pareja hetero de prueba. Hoy, Cameron.
Me miró, luego a la foto y de vuelta a mí. Su boca se abrió y se
cerró, dos veces.
Sonreí.
―Fotografías de torso solamente, sin cara. Ellos serán
irreconocibles.
Sus hombros se desplomaron.
―¿Tienes idea de lo difícil que él hará mi vida por los próximos
once meses?
Bajé mi café.
―¿Mas difícil que tu padre si no nos anotamos esta cuenta?
Fue un golpe bajo, y ambos lo sabíamos. Me frunció el ceño,
pero yo había Ganado. Él lo supo, porque suspiró en derrota.
―Si ellos son la pareja hetero, ¿a quién usaremos como pareja
gay?― preguntó firmemente.
Le di una sonrisa enorme y moví mis cejas sugestivamente.
Ahora, él era un hombre inteligente, no le tomó mucho tiempo
darse cuenta. La taza de café se detuvo a medio camino de su
boca abierta, y él me miró, sin parpadear, sin moverse, excepto
por el tic en el rabillo de su ojo.
Tratando de no reír, dije,
―Tomaré una ducha rápida mientras llamas a tu hermano.―
Cuando llegué a la puerta, me di la vuelta y pregunté, ―¿Tienes
una cámara? Vamos a necesitar…
No me molesté en terminar la frase. Todavía no se había
movido. O parpadeado. Debería haber apoyado el café antes de 36
dejarlo caer.
Y realmente debería ver a alguien sobre lo del tic en el ojo.
48:00
Cameron suspiró en su teléfono.
―Simona, tengo que dejarte, están aquí, deséame suerte.― No
tengo ni idea de lo que Simona le dijo, pero sus ojos se lanzaron
hacia los míos, y él suspiró de nuevo antes de despedirse de ella. 03/2017
Ella era una buena asistente, yo le daría eso. Como mi Rachel;
organizada, elegante y parecía saber lo que quería antes de que yo
se lo pidiera. No hablé mucho con ella, le prometí que estábamos
siendo buenos chicos, jugando limpio y comportándonos.
Diciendo adiós, le dije que la llamaría si necesitaba algo.
Cameron abrió la puerta principal, y su confiado hermano y su
cuñada entraron, parándose cuando me vieron. Cameron hizo las
presentaciones,
―Ben, Ashley, este es Lucas.
Sonreí y dije hola con un toque de mi sombrero imaginario. Ben
miró a Cameron, un poco confuso, pero Ashley me miró y sonrió
con conocimiento, al parecer. Oh, infiernos, no. Ella pensó que yo
estaba aquí con Cameron, como en, con él. Lo cual significaba que
Simona no era la única que sabía hacia donde iban las
preferencias de Cameron.
―Lucas Hensley. Trabajo con Cameron,― expliqué, para
beneficio de todos. ―Nosotros estamos trabajando ahora, en
realidad, que fue por lo que Cameron os llamó. Fue idea mía.
Ambos me miraron. Me di cuenta de que si Cameron estaba
poniendo en juego la relación con su hermano, yo podría también
tomar parte de la culpa.
―Nosotros estamos desesperados por una pareja que esté en
una sesión de fotos para una campaña publicitaria.
Cameron apostilló,
―Papá organizó una reunión única para un contrato exclusivo y
nos dio sesenta y cinco horas para ejecutar toda una campaña. 37
Ben se encogió de hombros. Ashley lo entendió primero.
―¿Cuál es el producto?
La miré directo a los ojos.
―Condones y lubricantes.
Sus reacciones fueron malditamente cómicas de ver. Incluso
Cameron casi sonrió ante su reacción. Hasta que Ben se giró y
miró a su hermano. 03/2017
―¿Qué cojones?
Pero continué hablando.
―Lurex está ofreciendo un contrato de publicidad, y tu padre lo
quiere. Nos estamos presionando para lograr esto y realmente
valoraríamos vuestra contribución.
Ben me miró y luego de nuevo a Cameron.
―¿Está hablando en serio?
Cameron asintió, pero pude ver que esto no iba a ser fácil. Me di
cuenta de que mi mejor baza era Ashley. Si ella estaba a bordo,
Ben lo haría. La miré,
―Fotos tranquilas, sin pechos, sin caras. Ambos tendrán la
palabra final de las fotos elegidas. Prometo que nadie fuera de
esta habitación sabrá quiénes son. Discreción total. Serán de
buen gusto, tienen mi palabra.
―¿Qué nos llevamos a cambio? ―Preguntó ella.
―¿Ashley?― Ben gritó, mirándola con los ojos como platos.
Pero yo la respondí con,
―Una cálida sensación interior por ayudar a Cameron, y dos
asientos preferentes de temporada para los Bears.
Recibí las entradas como parte de un trato el pasado
mes…nunca me gustó realmente el futbol, de todos modos.
47:30
―No puedo creer que esté haciendo esto,― Ben refunfuñó.
―Yo no puedo creer que lo estés haciendo en mi cama,―
Cameron rezongó.
―Ashley, pon tu mano derecha más arriba,― instruí, mirando a
través del objetivo. 38
Ellos estaban en la cama de Cameron, sobre sus rodillas,
ambos sin camisa. Ben estaba bien construido, sólido y
obviamente cuidaba de su cuerpo. Ashley era menuda. Ellos no
podían haber sido más perfectos.
Ben tenía su espalda hacia mí, y todo lo que podía ver de Ashley
era su brazo, un lado de su cadera y su largo pelo rubio. Jodida
perfección-de-manual. 03/2017
Tomé varias fotos de costado. El brazo de Ben o el pelo de
Ashley escondían las correas del sujetador, dando la impresión de
desnudez. Había fotos de frente de Ben, con las yemas de los
dedos de Ashley deslizándose por debajo de la cintura de sus
pantalones vaqueros, las enormes manos de Ben sobre la pequeña
cintura de su esposa y una vista trasera de Ashley, con la cabeza
echada hacia atrás, con los brazos de Ben envueltos alrededor de
ella.
Incluso me las arreglé para sacar algunas fotos de sus pies. Y
eso me dio una idea.
―De acuerdo, Ben,― grité. ―Puedes volverte a poner la camisa.
Le tendí a Ashley su camisa, pero la pedí que mantuviera sus
pantalones quitados.
―Necesito tus pies, por favor.
Los dejé de pie, abrazándose. Los pies masculinos de Ben
alineados por el dobladillo de sus pantalones vaqueros mientras
Ashley tenía un pie entre los de Ben, el otro pie descansando
sobre el de él. Sus uñas pintadas eran perfectamente femeninas
en contraste.
Luego tomé fotos de ellos tumbados, con los delicados pies de
Ashley enredados con los de Ben.
Cameron se quedó en la puerta, aparentemente incómodo con
la idea.
Ben perdió el control,
―¿Por qué coño teníamos que quedarnos en ropa interior si solo
querías fotos de nuestros pies?
―Oh,― dije con una sonrisa. ―Porque tienes unos pies 39
hermosos.
Ben miró a Ashley y le dio un toquecito con el codo.
―¿Oíste eso, cariño? Tienes unos pies hermosos.
Cambiando la ubicación de la cámara de Cameron, lo miró y rió
entre dientes.
―Oh, sí, Ashley los tiene también.
Tomó un largo segundo, pero Ben se quedó boquiabierto, a 03/2017
Ashley le dio la risa floja, y yo miré a la puerta para ver la
reacción de Cameron, pero él ya estaba bajando por las escaleras.
46:20
Cameron y Ben estaban en la cocina ordenando la comida.
Cameron pagaba, así que la lista de Ben era larga.
Ashley y yo estábamos sentados en la mesa del comedor.
―Eres muy bueno―, dijo Ashley, mientras avanzábamos por las
imágenes digitales. ―Me gusta esta... y esta otra... ― ella estaba
seleccionando sus preferidas de las fotos que podíamos usar. Ella
tenía un buen ojo para los detalles, y me gustaron las que ella
eligió. ―Las fotos de los pies son geniales―, dijo. ―Realmente
muestran una pareja intimando sin verse los detalles.
Sonreí.
―Eso es exactamente lo que quería mostrar.
―Muy inteligente,― dijo ella con una sonrisa.
Yo expliqué,
―He estado en suficientes sesiones fotográficas y he visto
suficientes campañas publicitarias para saber cómo funciona,
pero no soy un fotógrafo. Tendré que digitalizarlas antes de que
hagamos algo.
Después de la preocupación, Ben dejó la decisión a su esposa, y
Ashley aprobó quince fotos en total. Coloqué un disco en mi
ordenador portátil mientras explicaba al detalle lo que haría con
las fotos durante las siguientes ocho o más horas. Cuando el
disco se terminó de grabar, se lo entregué.
―Aquí está,― dije. ―Una copia de todas las fotos, haz con ellas
lo que quieras.― Le guiñé un ojo y ella se rió. 40
―Así que, ¿tú y Cameron pasan algo de tiempo juntos…?― ella
preguntó en voz baja, sugestivamente.
Ooh, sí. Ella lo sabía.
―Solo en el trabajo,― dije. ―E incluso entonces, no demasiado.
Esta campaña,― dije, indicando los archivos en la mesa de al
lado, ―es lo único que hemos hablado.
―¿Pero tú eres gay, verdad?― preguntó silenciosamente, con 03/2017
una sonrisa.
―Eso es lo que soy, señora.
Ella asintió.
―Estaba casi segura.
Sonriendo maliciosamente, elevé mi ceja en interrogación, y ella
se explicó.
―Estaba semi-desnuda en la habitación de arriba contigo, y
puedo asegurarte, que no era a mí a quien estabas mirando de
arriba a abajo.
Me reí entre dientes y asentí.
―Cierto. Tu marido está de muy buen ver.
―También lo es mi cuñado,―dijo con aire de suficiencia. ―¿No lo
crees?
Rodé mis ojos.
―Él no se ve bien.― Enmendé. ―Él es hermoso.
Ella sonrió tristemente.
―Desearía que saliera más. Él necesita a alguien, ¿sabes? Él ha
estado solo por demasiado tiempo. Todo lo que hace es trabajar.
―Bueno, nuestro trabajo no deja exactamente mucho tiempo
para una vida social.― Miré al maldito cronómetro. ―Ambos
tenemos que trabajar durante las próximas 46 horas para tener
esto hecho.
Entonces ella miró alrededor para asegurarse que Cameron y
Ben estaban todavía a distancia. Ella susurró.
―¿Puedes tú llevarle por ahí? Llevarle a un bar, que se
emborrache, encontrarle algún alto, oscuro y atractivo
extranjero…― luego me miró y rectificó, ―o alguien alto, rubio, 41
sureño…
Entonces miró para asegurarse de que Cameron y Ben
estuvieran fuera del área auditiva.
Me reí, pero tuve que admitirlo, era una jodida buena idea.
03/2017
CAPÍTULO 5 ―No estoy…lo suficiente borracho.
03/2017
CAPÍTULO 6 ―Soy…ambidiestro.
67
03/2017
CAPITULO 8 ―Yo estoy…real-jodida-mente confuso.
03/2017
CAPITULO 9 ―Yo estoy…temperamental, irascible y
demasiado jodidamente cansado.
27:12 77
Para el momento en que los padres de Cameron llegaron, yo
había limpiado la mayoría del desorden. Cogí nuestros zapatos de
donde los dejamos la pasada noche, y lancé a Epi y Blas para
lavar. Moví la pila de papeles sin alterar demasiado, pero
haciendo que pareciera más organizado, y volví a llenar la
máquina de café.
Cuando sonó el timbre, abrí la puerta y quedé bastante 03/2017
sorprendido por lo que vi. Era el Sr. Fletcher, y una mujer a la
que presumí ser la madre de Cameron, excepto que se había ido el
traje de Armani y la disposición superior. El jefe llevaba
pantalones de color caqui y un polo, sonreía y sostenía una caja
de comida para llevar.
Él charlaba mientras entraba, yendo directo a la cocina,
diciéndome cómo Cynthia insistió en traer los pasteles favoritos
de Cameron para desayunar, a pesar de tener que atravesar la
ciudad para ellos. Ella reprendió gentilmente a su marido,
sonriéndome mientras lo hacía.
El Sr. Fletcher era un hombre diferente. Quiero decir, era el
mismo hombre, excepto que no lo era. ¿Qué pasaba con los
hombres Fletcher y sus personajes en la oficina?
―Lucas, me gustaría que conocieras a la madre de Cameron, mi
esposa, Cynthia,― el Sr. Fletcher dijo cálidamente.
―Buenos días, señora,― dije, inclinando mi sombrero
imaginario, y la señora Fletcher me sonrió cálidamente.
Comencé a servir cafés justo cuando Cameron entraba en la
cocina. Sonrió a su padre y besó la mejilla de su madre. Sabiendo
que su retumbante cabeza probablemente lo estaba matando, le
di un café. Miré a sus pies, porque bueno, siempre miraba los pies
de la gente, y él estaba descalzo.
Miré de sus jodidos pies perfectos a su jodida cara perfecta y
sonreí. Él me devolvió la sonrisa. Era ligera, tal vez burlona, tal
vez una sonrisa agradecida, pero mientras su padre le preguntaba
algo, vi a la Sra. Fletcher mirando el intercambio entre su hijo y 78
yo. Ella me sonrió con conocimiento en sus ojos.
Ella lo sabía.
Ella sabía. Ashley sabía. Simona sabía. Los únicos que no
sabían eran el hermano de Cameron y su padre.
Los hombres.
Desviando su atención, la pregunté.
―¿Café, señora Fletcher? 03/2017
―Oh sí, querido, por favor. Y Lucas, por favor, llámame Cynthia.
Le sonreí.
―Lo siento, señora, pero mi mamá estaría en el primer avión a
Chicago para darme una buena zurra si alguna vez llamo a una
dama por su nombre de pila.
Ella dio una risita, y entonces noté que el señor Fletcher y
Cameron estaban observándonos. El padre estaba sonriendo, y el
hijo estaba un poco perplejo, creo, de que hiciera reír a su madre.
Entregué al sonriente señor Fletcher su café y le ofrecí azúcar y
crema a la señora Fletcher. Ella, a su vez, nos ofreció la selección
de pasteles que habían traído.
Y entonces el Sr. Fletcher hizo la pregunta del millón.
―Entonces, ¿Cómo estáis llevando lo de Lurex?
Miré a Cameron, y pude ver que estaba atascado. Porque al
decirle a su padre qué dirección estábamos tomando, al mostrarle
las fotos que habíamos tomado y las secuencias que teníamos, en
la forma en que estaban ahora, estaría mostrando más que
nuestra campaña.
Estaría saliendo.
Así que respondí por él.
―Si te parece bien, Cameron, prefiero no decirlo ahora mismo.
Ambos hombres me miraron; Cameron estaba aliviado, su padre
sorprendido y curioso. No quería cabrear al señor Fletcher, o
atentar contra su inteligencia, así que me expliqué.
―En este momento, es un producto en crudo y sin editar, y no
quiero que piense que no vamos según el programa. Lo hacemos,
pero todavía necesitamos pulirlo. 79
El Sr. Fletcher frunció el ceño.
―¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?
―Sí,― asentí mientras sorbía mi café. ―Vamos a necesitar
acceso al departamento de artes gráficas de la oficina central
alrededor de las cuatro de esta tarde.
―De acuerdo,― asintió gravemente. ―No hay problema. Puedo
organizar eso. ― El parecía más feliz ahora que estaba 03/2017
contribuyendo en algo. ―Chicos, parecéis cansados. Ha salido el
sol, deberíamos sentarnos fuera para que vosotros dos cojáis
algunos rayos de sol.
Con eso, tomamos nuestros cafés y pasteles y fuimos al patio
trasero. No sabía ni siquiera que Cameron tenía un patio. Sentado
al aire libre, tenía que admitir que se sentía bien tomar el sol. Mi
cabeza cayó hacia atrás y el sol en mi cara calentaba mi piel.
La voz del Sr. Fletcher evitó que cayera dormido.
―¿Extrañas el sol de Texas?
Mis ojos se abrieron reticentes, y le miré.
―Mmm, algunas veces,― admití, un tanto medio dormido.
―Jesús, Lucas,― el padre de Cameron resopló. ―¿Has dormido
algo?
Sonreí.
―No, esta noche no.
Cameron me clavó la mirada. Miré a su padre y le expliqué,
―Tenía demasiado en la cabeza.― Deliberadamente, no miré a
Cameron, incluso aunque podía sentir sus ojos en mí, y terminé
mi café. ―Puedo dormir mañana, después de la reunión.
La señora Fletcher chasqueó su lengua, justo como mi mamá
hacía, y el señor Fletcher entrecerró sus ojos hacia mí, luego a su
hijo.
―Cameron, asegúrate de que duerma un poco. Llévale a la cama
tú mismo si es necesario.
Cameron tosió, casi atragantándose con su bagel, y murmuró
algo que no pude distinguir.
La Sra. Fletcher cambió de tercio, salvando a su hijo de pasar 80
más vergüenza.
―¿Entonces, Tobias me dijo que es un gran contrato?
Sonreí y asentí, y ella insistió en el tema,
―Dime, ¿qué es en lo que mi querido esposo os ha hecho,
chicos, trabajar todo el fin de semana? ¿Lurex, no es así?
La respondí sin pelos en la lengua.
―Sí, señora. Condones y lubricantes…ah, lubricación personal, 03/2017
señora.
Los ojos de Cameron se salieron de las órbitas y me miró. La
Sra. Fletcher se inclinó y le dio una palmadita en el brazo.
―Está bien, Cameron. Condones o copos de maíz, y solo otro
producto.
Él rodó sus ojos.
―Sé eso, mamá.
―Así que, dime,― ella dijo, sorbiendo su café con una sonrisa.
―¿Cómo investigáis sus productos?
La sonreí, pero Cameron respondió primero.
―En primer lugar, miramos los mercados, las tendencias, los
porcentajes de ventas, investigación de objetivos... ya sabes,
condones o copos de maíz, es lo mismo, sólo otro producto.
Ella lo miró, él le sonrió, y ella se rió. El señor Fletcher sacudió
su cabeza hacia ellos.
La sonrisa de la madre de Cameron se desvaneció.
―Excepto que no tener cereales, a diferencia de los condones,
no cambian el curso de tu vida,― ella dijo suavemente. Luego se
explicó. ―Hago algo de trabajo voluntario en la casa de descanso
local para personas que viven con VIH… a veces no te cuesta el
precio de un condón. A veces te cuesta mucho más.
El Sr. Fletcher empezó a hablar de los fondos para la casa de
descanso, pero yo no estaba prestando mucha atención. Estaba
mirando a Cameron. Podía ver su cara de estoy pensando, pero
todo lo que yo podía hacer era tratar de no bostezar. De pie,
agradecí a los padres de Cameron por el desayuno, citando la
necesidad de volver a trabajar, pero sinceramente, el calor del sol 81
me estaba dando sueño.
De nuevo en el interior, me serví otro café, tratando de
despertarme. Cameron charló con sus padres durante unos
minutos, y no mucho después, entraron para decir adiós. Cuando
la señora Fletcher dijo que era un placer conocerme, toqué mi
sombrero invisible y le dije:
―El placer fue mío, señora. 03/2017
Ella sonrió de oreja a oreja ante el gesto, Cameron rodó los ojos
y el señor Fletcher sonrió.
Cuando los padres de Cameron se fueron, él fue directo a la
cocina.
―¿No has dormido nada? ¿Has trabajado toda la noche?― no
podía decir si estaba enfadado o preocupado.
Sacudí mi cabeza.
―No, traté de ir a dormir. Estaba un poco distraído por nuestro
encuentro en la cocina.
―Oh.― Él suspiró y arrastró sus manos a través de su pelo,
inclinándose contra el mostrador a mi lado. Antes de que pudiera
preocuparme demasiado de que fuera incómodo entre nosotros, él
suspiró otra vez.
―Gracias.
Lo miré, elevando una ceja inquisitivamente.
―¿Por qué?
―Por despertarme,― dijo. ―Mi padre se habría cabreado si llega
aquí y yo estuviera durmiendo y tú trabajando.
―Te habría cubierto,― le dije.
Resopló y sonrió antes de frotarse las sienes.
―¿Cómo supiste que estaban de camino?
―Tenía tu teléfono conectado a mi ordenador, trabajando en las
grabaciones y las fotos,― le dije. ―No respondí, lo juro. Vi que era
el número de tu madre, y luego un mensaje de texto pasó a través
de la pantalla diciendo que estarían aquí en diez minutos.
Él asintió
―Está bien. Gracias de todos modos. 82
Miré al suelo delante de nosotros y pude ver sus hermosos pies
descalzos saliendo de debajo de sus pantalones vaqueros. Golpeé
mi pie con calcetín sobre el suyo desnudo y le sonreí.
―Burlándote de mí con los pies descalzos, ¿eh?
Él se rió entre dientes.
―Por el comentario que me dejaste en el baño.
Oh, es cierto. Le dice que me había hecho una paja en su 03/2017
ducha. Sonreí y me encogí de hombros sin ningún tipo de
vergüenza.
―Bueno, ver el video de nosotros bailando ya era
suficientemente malo, pero luego vi las fotos de nuestros pies…
Él tragó saliva ruidosamente, gimió y sacudió su cabeza.
―¿Eh…cómo…cómo quedaron?
―Echa un vistazo,― dije sonriendo. Me dirigí hacia la mesa de
comedor y abrí mi ordenador. Comencé con el video sin editar de
nosotros bailando.
No miré la pantalla. Lo mire a él.
Sus ojos estaban bien abiertos, y él tragó saliva varias veces.
Cuando terminó,
―Jesús…― es todo lo que pudo decir.
Le sonreí y luego comenzó la presentación de imágenes de los
pies. La pantalla se detuvo en la última. La única de nosotros en
la cocina con él de puntillas, inclinado, y yo detrás de él, moliendo
mi polla contra su culo y empujándolo en el mostrador de la
cocina.
Me miró y tragó saliva. Sus ojos estaban abiertos y oscuros, y
lamió sus labios.
Cerré la pantalla.
―De ahí mi necesidad de cascármela en la ducha.
Él asintió, y yo me reí. Pero él estaba mirando las fotos y frunció
el ceño.
―Gracias…por no dejar que papá viera estas. Él sabría que
somos nosotros…yo.― Tragó saliva, luego susurró. ―Oh, Dios. Él
va a saber que soy yo. 83
Entonces le miré; sus ojos estaban abatidos.
―Hey;― dije, haciendo que me mirara. ―Te mostraré lo que he
empezado a hacer con los videos y las fotos. Te lo prometo,
cuando esté hecho, él nunca lo sabrá.
Él asintió y me dio una sonrisa triste. Le mostré lo que empecé
en las primeras horas de la mañana. Él pudo ver en qué dirección
me dirigía, donde quería que fueran las fotos. Le expliqué, 03/2017
―Habiendo hecho las de Ashley y Ben ayer, realmente sólo es
cuestión de encontrar las de nosotros que combinen mejor.
Él asintió.
―Estas son buenas,― dijo.
―Por supuesto que lo son.― Rodé mis ojos hacia él, tratando de
hacerle sonreír. Funcionó, pero entonces bostecé.
―Deberías acostarte un momento,― dijo en voz baja.
Traté de objetar, pero solo bostecé otra vez.
―¿Puedes despertarme en tres horas?
―Cuatro.
Rodé mis ojos, y él sonrió.
―Seguiré con esto.― Dijo. ―Te despertaré…― miró su
cronómetro, el que tenía mi camisa tirada sobre él, luego me miró.
―Me estaba molestando,― le dije con un mohín.
Él sonrió.
―Te despertaré en cuatro horas.
Asentí y arrastré mi cansado culo arriba de las escaleras,
quitándome la camisa mientras me iba. Esta cayó en el suelo
cerca de mi bolsa, y yo caí en la cama. Ni siquiera me molesté en
quitarme los vaqueros, y no me molesté en retirar las sábanas.
Ni siquiera recuerdo caer dormido.
22:35
Lo siguiente que supe era que había un zumbido infernal en
algún lugar cerca de mi cabeza. Estúpido zumbido de mierda. Mis
manos tantearon a ciegas, tratando de callarlo, y lo encontré. Era
mi teléfono. Sobre la almohada. Cerca de mi cabeza.
La alarma de mi teléfono había estado programada para saltar. 84
Yo no la puse…
Cameron. Cameron debió ponerla. Y entrar a mi habitación
mientras estaba durmiendo para ponerla sobre la almohada,
cerca de mi cabeza.
Bonita manera de venir y despertarme, gilipollas. Cogí mi
teléfono, y no me molesté en ponerme una camisa, encaré
pesadamente las escaleras para agradecérselo personalmente. No 03/2017
esperaba despertar con un cuarteto de cuerda interpretando a
Mozart, pero por Dios... una jodida alarma telefónica en mi oído,
imitando a un martillo neumático, no era exactamente agradable.
No me había despertado de muy buen humor, pero ese no era el
jodido asunto. Nunca me despierto de buen humor, pero tampoco
era ese puto asunto.
Bajé pisoteando las escaleras, atravesé el vestíbulo y entré en el
comedor.
―¡Cameron!― pero no estaba allí. Entonces entré pisoteando en
la cocina, y no estaba allí, tampoco. ―¡Cameron!― sin respuesta.
¡Joder!
En realidad, la casa estaba silenciosa. Demasiado silenciosa.
Cameron no estaba por ninguna parte.
Antes de que mi sangre pudiera hervir, mi teléfono zumbó en mi
mano. El identificador de llamadas mostró su nombre.
Cameron.
No me molesté con formalidades. Respondí su llamada.
―¿Dónde. Cojones. Estás?
85
03/2017
CAPITULO 10 ―No soy un campista feliz.
―¿Eh... perdón?
―Dije, ¿dónde cojones estás? 86
Silencio.
Comprobé mi teléfono para ver si la línea se había cortado. No.
él estaba todavía allí.
―Entonces,― jodidamente odiaba repetirme, ―¿dónde estás? Y
muchas putas gracias por despertarme.
Tomé una profunda respiración. Sabía que estaba siendo
irrazonable y un poco-o mucho-inmaduro, así que traté de 03/2017
exhalar lentamente para dejar la mierda dentro.
―Puse tu alarma,― él siseó a través del teléfono. Yo podía
fácilmente imaginármelo con su mandíbula apretada mientras
hablaba. ―Y te estoy llamando ahora para asegurarme de que no
siguieras dormido. Terminé de editar lo que pude de las fotos,
muchas jodidas gracias, y decidí añadir algo a la campaña, lo que
pensaba mostrarte cuando volviera. Ahora mismo, si realmente
debes saberlo, estoy en la cola de la delicatessen2. Iba a
preguntarte si prefieres el jamón o el pollo en tu ensalada, pero
puedes conseguirte algo tú mismo para comer, muchas gracias,
que te den.
La línea hizo clic en mi oído. Ahora la línea estaba
desconectada.
Joder, joder, joder.
2
Negocio que vende quesos de alta calidad, ensaladas y carnes cocidas
Lancé mi teléfono encima de la mesa, incluso más cabreado que
hace cinco minutos. Ahora estaba cabreado porque había tenido
siete horas de sueño en los últimos dos días, estaba cabreado
porque él aparentemente había terminado la edición en bruto de
las fotos ya, y él había decidido añadir algo a la campaña sin
consultarlo conmigo, o despertarme.
Pero más que nada, estaba cabreado porque ahora…ahora,
tenía que disculparme por ser un capullo.
Resistiendo la urgencia de gritar, tiré de mi cabello, tomé otra
profunda respiración y conté hasta diez. Primero en inglés, luego
en español. 87
Y luego en francés.
Cuando me calmé lo suficiente, abrí mi ordenador y miré lo que
él había hecho.
Ahora me sentí como más que un gilipollas.
Él terminó haciendo lo que yo había empezado, usando mis
ideas, justo como le mostré. Estaba perfecto.
Ahora teníamos fotos casi idénticas de una pareja heterosexual 03/2017
y una pareja del mismo sexo. Las mismas posturas, las mismas
posiciones, fotos de cuerpos, con el frente de Ben y las yemas de
los dedos de Ashley por dentro de la cintura de sus vaqueros,
luego yo y Cameron en la pista de baile. Yo estaba sin camisa, y él
estaba detrás de mí con sus manos sobre mi estómago, las puntas
de sus dedos rozando dentro de mis vaqueros.
Luego las fotos de nuestros pies; él había escogido la de Ben y
Ashley de pie, su pie apoyado en el borde de los vaqueros de Ben.
Y él había utilizado la única de nosotros de pie en su cocina -en la
que estábamos frente a frente- pero era diferente. Me tomó un
segundo darme cuenta de que había usado efecto espejo con la
imagen, haciendo que nuestra pose coincidiera con la de Ashley y
Ben.
Muy inteligente, Cameron. Muy inteligente.
Ahora solo necesitábamos hacer una edición final, llevarlas a
las pantallas de presentación visual, y obtener las imágenes de
video editadas correctamente, para todo eso necesitábamos entrar
en la oficina central. Miré el crónometro de Cameron.
21:47
Según mis cálculos, deberíamos poder sacar esto. Y tal vez, sólo
tal vez, sería capaz de ir a casa y dormir por seis horas completas.
Emocionado por la idea, miré a mi alrededor la mierda que podía
empacar para llevar a casa.
Agarré mis botas, mi chaqueta y la segunda bolsa de papel de
juguetitos Lurex, la única con dildos, sondas y anillos de pene.
Subiendo las escaleras, pensé que no tenía derecho a todos
ellos, así que los esparcí en la cama y los reduje a la mitad. Volví 88
a poner la mitad de Cameron en la bolsa de papel marrón y los
dejé en su cuarto de baño, luego metí la mía en mi neceser,
empacando todo lo que pude. Retiré la ropa de cama, calculando
que no iba a necesitarla esta noche, y bajé el bulto de ropa
mientras Cameron atravesaba la puerta principal.
Él me miró, pero no dijo nada, y atravesó la puerta para ir al
comedor. 03/2017
Le seguí a través de la cocina y dejé la ropa sucia en el lavadero.
Puso dos recipientes para llevar en la encimera de la cocina.
―Supongo que has decidido no quedarte otra noche.
Sacudí mi cabeza en acuerdo.
―Deberíamos tenerlo hecho,― le dije. ―Si nos ponemos manos a
la obra en una hora o así, creo que podemos conseguir tenerlo
atado y puedo ir a casa después de haberlo terminado.
Su frente se arrugó y frunciendo el ceño, asintió.
―Cameron, lo siento,― le dije. ―Por la forma en que te hablé al
teléfono. No tengo excusa. Fui un gilipollas, y lo siento.
Sus cejas se elevaron un poco, y él simplemente empujó el
envase hacia mí.
―Te traje ensalada de jamón. Si no te gusta, mala suerte.― Y
con eso, salió.
Así que, supongo que mis disculpas no son aceptadas.
Joder.
Cogí el recipiente de ensalada.
―Gracias,― dije lo suficientemente alto para que lo oyera. Él no
respondió, y yo pretendí que no me importaba.
Él había vuelto a ser el Sr. Jodidamente Imposible, el Sr. una de
Cal y otra de Arena, y yo estaba demasiado cansando para dar
una mierda por eso.
Y ahí estaba yo, empezándome a gustar el tipo. No sólo como un
colega de trabajo, sino de la forma de quiero-conocerte-realmente.
Claro, él era caliente, pero también era inteligente, y él era
intrigante. También estaba sentado en la otra habitación como si
yo no existiera y como si mi disculpa no significara una mierda. 89
Me quedé de pie en la encimera de la cocina y comí lo que me
trajo, preguntándome dónde me dejaba eso.
No sólo con él, sino con la compañía. Si conseguíamos el
contrato de Lurex, sería todo sol y rosas, ¿pero si no lo hacíamos?
Bueno, me imagino que una pequeña reestructuración estaría a la
orden. Si los dos altos ejecutivos sencillamente no podían trabajar
juntos, entonces uno tendría que irse. 03/2017
Y estoy seguro, el Sr. Fletcher no iba a despedir a su hijo.
Así que, eso me deja a mí.
De repente no tenía mucha hambre. En realidad, había un gran
bulto en mi estómago. Empujé el envase y, apoyando mis codos
en la encimera, enterré mi cara entre mis manos.
¿Cómo demonios llegué aquí?
Hace cuarenta y tantas putas horas, fui a trabajar, todo
estimulado para el viernes. Entonces fui puesto bajo arresto
domiciliario con el único hombre que pensé que nunca me gustó;
el mismo hombre que resultó ser un homosexual en el armario; el
mismo hombre, el mismísimo hombre que me besó, a quien le
devolví el beso, a quien estuve malditamente cerca de montarlo en
esta mismísima cocina.
Porque lo quería.
Y, si era honesto conmigo mismo, porque todavía lo quería.
Joder.
―¿Estás bien?― su voz me sobresaltó.
Levanté la mirada. ¿Estaba bien? No, no lo estaba.
―Sip,― mentí. ―Maravillosamente bien.
―No has comido mucho.
Me encogí de hombros.
―Gracias por traérmelo, de todos modos. No tenías por qué
hacerlo.
Él puso su envase vacío en la basura.
―¿Quieres ver lo que hice cuando estuve fuera?
Oh, me había olvidado de eso. Él dijo que había hecho algo para
la campaña. Él estaba tratando de ser agradable, así que yo traté 90
de sonreír.
―Por supuesto.
Era diferente entre nosotros ahora. Yo sabía que él estaba
cansado. Yo también lo estaba. Pero aparte de los oscuros círculos
bajo sus ojos, había una tristeza. Una resignación. Un final.
Cualquier esperanza que había para nosotros, ya sea profesional o
personal, se había ido. 03/2017
Él me confió su secreto. Él me besó…y yo dije para. Había
decidido que no valía la pena correr el riesgo por mí, y mis gritos
al teléfono solo reforzaron la decisión.
Conectó una grabadora manual a su ordenador y presionó el
play. Lo que me mostró me dejó en el sitio.
―Mi madre dijo algo que me hizo pensar,― explicó con calma.
―ella hizo un comentario sobre el precio de un condón y como eso
puede costar una vida…
Recuerdo cuando ella dijo eso, y recuerdo mirar a Cameron,
preguntándome qué estaba pensando. Luego recuerdo tratar de
no quedarme dormido al sol.
―El concepto de la campaña ha sido todo tuyo hasta ahora―,
agregó, como cuestión de hecho. ―Esta es mi contribución.
Las secuencias estaban sin editar, tan reales como podían serlo.
Una mujer, posiblemente hermosa alguna vez, sentada con una
manta sobre su regazo. Pero era la voz de Cameron la que se oyó
en pantalla primero.
―Empiece por su nombre,― él apuntó.
La mujer sonrió, aunque seguía habiendo una tristeza
enraizada.
―Mi nombre es Amy,― dijo. ―Fui diagnosticada con VIH hace
cuatro años. Tuve sexo sin protección…― su voz se apagó. ―Era
joven, pensé: ‘eso no puede pasarme a mí’.― apartó la vista de la
cámara y tosió.
Cameron esperó pacientemente antes de que su voz preguntara.
―¿Cuánto le ha costado? 91
Ella sonrió sin humor.
―Todo.
La secuencia se cortó entonces, y el Cameron de la película se
sentó al lado de un hombre.
―Mi nombre es James,― luego el hombre dijo. ―Soy VIH
positivo. Llevo aquí doce meses,― añadió, mirando por la
habitación. ―Me tratan realmente bien aquí, lo hacen. 03/2017
En el video, la voz de Cameron dice.
―¿Cuánto te cuesta el tratamiento y tu medicación al mes?
James respondió,
―No tengo ningún beneficio… solo para mis medicinas, sobre
unos cien dólares al mes.
Vi el video, sin parpadear. Cuando terminó, miré al otro lado. Él
me estaba observando, esperando mi reacción.
―Cameron, ha sido…― mi voz era tranquila mientras trataba de
encontrar la palabra correcta. ―…Es brillante.
Asintió una vez, cerró su portátil y se levantó.
―Bien. Si estás listo, será mejor que nos dirijamos a la oficina,―
dijo casi mecánicamente. Comenzó a recoger las carpetas y
ponerlas en las cajas de archivo. ―Si vamos a añadir este nuevo
aspecto a la campaña, necesitamos movernos. Tendremos suerte
de hacerlo a tiempo―. Miré el reloj.
20:56.
Joder.
Dos minutos después, tenía mi chaqueta y mis botas puestas,
cargado todo lo que necesitaba en el coche de Cameron y nosotros
estábamos haciendo el viaje hacia la oficina principal. Él todavía
seguía sin mirarme. Traté de sonsacarle conversación, pero sus
respuestas eran agudas y cortas.
Traté de no irritarme. Traté de no dejar que me llegara.
Pero él sí llegó a mí.
Él se metió justo debajo de mi piel.
Cuanto más no hablaba, cuanto más me ignoraba, más me
jodía, más me atraía. 92
Y para el momento en que habíamos arrastrado nuestras cargas
de trabajo fuera del coche hasta el ascensor del trabajo, él había
vuelto a ser el arrogante y el gilipollas altivo que había conocido
en los últimos seis meses. Se separó, manteniendo una distancia
entre nosotros, y cuando salimos del ascensor en nuestro piso,
era como si yo no fuera nada más que un extraño para él.
Bien, que le jodan a eso. 03/2017
Y que le jodan a él.
A causa de que tenía mis brazos ocupados, usé mi pie para
abrir la puerta de mi oficina y la cerré de un portazo detrás de mí
con una gratificante patada. Tiré las cajas sobre mi escritorio con
un fuerte golpe, y supe que él podía verme a través del muro de
cristal entre nosotros.
Pero. No me importó. Una mierda.
Déjale que me vea paseando, déjale que me vea tirar de mi puto
pelo, déjale que me vea tomando profundas respiraciones tratando
de mantener la puta calma.
Él era todo frialdad, calma y serenidad, como si tuviera algún
interruptor especial de autocontrol que pudiera encender y
apagar. Mientras que yo no lo tenía. Yo llevaba mis emociones en
mi puta manga para que el mundo pudiera verlas, y él estaba
impávido.
Necesitando enfocar mi energía, agarré la bolsa de mi portátil y
fui pisoteando hacia el ascensor. Presioné el botón del piso 18
justo cuando Cameron entraba al pasillo y caminaba hacia el
ascensor.
¿Oh, me estás tomando el puto pelo?
Por supuesto, él se dirigía al departamento de artes gráficas
conmigo. Por supuesto, tenía que entrar en el ascensor conmigo.
Por supuesto que sí. Por supuesto, las puertas no se cerraron
antes de que él llegara. Por supuesto, las puertas esperaron a que
Cameron jodido Fletcher entrara antes de cerrar. Estúpido puto
elevador. Por supuesto, él aún no me miraba. Por supuesto, él no 93
me saludó.
Inhalé.
One, two, three, four, five, six, seven, eight, nine, ten.
Exhalé.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Inhalé.
Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf, dix. 03/2017
Exhalé.
Las puertas se abrieron, y sin una palabra, sin ni siquiera una
mirada, él salió delante de mí.
El piso 18 era un gran espacio abierto. Había varios puestos de
trabajo en el piso, cada uno consistente en su propia mesa de
dibujo y computadora gráfica con un centro de impresoras a lo
largo de la pared posterior. Era como imagino que se vería si
pones una sala de arte para estudiantes, una clase de Servicios y
Tecnología de la Información y una imprenta en una habitación.
Cameron fue inmediatamente a la izquierda, y yo fui a la
derecha. Comencé a trabajar en ultimar las fotos, y él comenzó a
trabajar, desde cero, en sus secuencias. Y porque estaba
actuando como si yo ni siquiera estuviera en la misma habitación
que él, saqué mi teléfono, enchufé los auriculares, me desplacé a
través de las listas de reproducción hasta que encontré
‘entrenamiento’ y presioné el play. La alta, retumbante música
llenó mi cerebro, distrayéndome de todas las cosas que tenían que
ver con Cameron.
Pero él estaba sentado en una mesa al otro lado de la sala, en
una clara línea de visión.
Traté de no observarlo. Traté de no mirar a su culo en esos
vaqueros, como se sentó en ese taburete, o como la tela abrazaba
sus muslos. Traté de no mirar su espalda en esa camisa, lo
anchos que eran sus hombros, lo definida que era su cintura.
Traté de no pensar en él, como se veía sin camisa…
No me fijé en cuántas veces se pasó la mano por el pelo. No noté
cómo hacía girar una pluma a través de sus largos dedos. No me 94
fijé en su mandíbula, y no conté cuántas veces se lamió los labios.
Y no, realmente no me fijé en sus pies. Traté muy, muy
duramente no preguntarme qué tipo de calcetines graciosos
estaba llevando.
Le di la espalda, y la música me ayudó a concentrarme en la
tarea que tenía entre manos. Bastante pronto, estaba perdido en
mi trabajo mientras seguía con la edición y mejora de las fotos, 03/2017
las secuencias y mi pequeña e improvisada encuesta en el club
nocturno. No tenía ni puta idea de qué hora era, o cuánto tiempo
había estado sentado en ese escritorio, pero cuando levanté la
vista, el horizonte de Chicago estaba iluminado de noche, y
Cameron no estaba en su escritorio.
La sala estaba vacía, y me quité mis auriculares para encontrar
que también estaba muy silenciosa.
Comprobé la hora en mi teléfono. Eran las 8:17pm.
Joder. La reunión era en 13 horas y 43 minutos.
Aparté el taburete, rígido y dolorido, con dolores en partes de mi
cuerpo que estrictamente no deberían doler.
Necesitaba café.
Sabiendo que el ala de diseño tenía una política estricta de no
comida ni bebida, me dirigí de vuelta a mi oficina, sabiendo que
siempre había café allí. Tan pronto como las puertas del ascensor
se abrieron, lo oí.
Sabía que era él, porque no había sonido en el mundo como ese.
Cameron estaba riendo.
No sabía si estar curioso o irritado. Así que elegí ambos.
Luego oí otras voces, y cuando entré en la sala de descanso, él
estaba allí. Estaba hablando con el personal de limpieza, una
mujer y un hombre que él llamo Gustavo y Maria, y ellos estaban
hablando en español.
Pararon de hablar cuando entré.
―No os preocupéis por mí,― les dije. ―Solo quiero café.― empecé
a hacerme un café solo, y mientras esperaba que el agua hirviera,
su conversación se reanudó. 95
Una vez más, como si yo no estuviera allí.
Y mi ya débil paciencia empezó a romperse. Traté de no
escuchar, pero luego oí mi nombre.
―Al otro lado de mi pasillo,― Cameron dijo en voz baja y en
español a María. Y sabía que estaba hablando de mí.
―Ah, sí,― dijo la mujer mayor. ―El chico nuevo. ¿Te gusta
trabajar con él?― le preguntó en español. 03/2017
Cameron dudó, pero respondió, todavía hablando en español.
―Mucho. Él es muy bueno en lo que hace-
Pude sentir mi paciencia y mi temperamento tensarse y me di la
vuelta para encararlos.
―Ese soy yo,― dije en español. ―Vendiendo lo invendible.
La cara de Cameron palideció, ya sea por oírme hablar español,
o porque repetí sus mismas palabras. Sonreí a Cameron, bueno,
probablemente fuera más una mueca, y después de una mirada
entre nosotros. Gustavo y Maria desaparecieron silenciosamente
por la puerta.
Miré fijamente a Cameron, y él me miró fijamente a mí. Casi
gruñí cuando hablé.
―Si quieres decirme algo, Cameron, entonces dilo en inglés. Y
dímelo. A. Mí.
Él apretó los dientes.
―Gustavo y Maria no hablan inglés muy bien. Trabajan para mi
padre desde que yo era un niño. Hablaré con ellos de la puta
manera que quiera.― Salió en estampida de la sala y dio un
portazo en su oficina detrás de él.
Y mi paciencia final-jodidamente estalló. Qué mal que Gustavo
y Maria se fueran, porque si no lo hubieran hecho, ellos podrían
haber aprendido algunas palabras de cuatro letras en inglés.
Lo seguí por el pasillo, abrí la puerta de su oficina, y él se giró
para mirarme.
Y yo le lancé toda mi jodida furia.
―¿Cuál es. Tu puto. Problema? 96
03/2017
CAPITULO 11 ―Ya…no estoy tan frustrado.
4
Se refiere a que el compañero del Llanero Solitario se llamaba Tonto, Kimosabi era como
este se refería al Llanero
charlaba y hablaba abiertamente. Me dijo que quería decir lo que
dijo, que me había deseado durante meses. Él deseaba tanto tener
el coraje de decir algo, cualquier cosa.
Me dijo con un encogimiento de hombros que cuando me vio
bajar las escaleras con la ropa de cama, sabía que había decidido
irme. Su frente se arrugó cuando dijo que no debía haberle
sorprendido. Después de todo, ¿por qué en la Tierra un hombre
gay fuera del armario y orgulloso querría quedarse con un hombre
encerrado?
Yo le dije que un hombre de verdad, el hombre correcto,
esperaría. 105
Él me miró, de verdad, realmente me miró y yo le miré de vuelta,
sin una pizca de duda en mis ojos.
Sonrió entonces y habló de trabajo, sus amigos, su familia; de
como soñaba un día llevar a un hombre a conocer a sus padres.
Se disculpó por darme el tratamiento silencioso, diciendo que
su ira estaba dirigida hacia dentro. Me reí y disculpé, porque mi
siempre-despierto-de-malaleche estaba dirigida muy jodidamente 03/2017
hacia fuera, a quien sea que estuviera jodiendo allí. Se rió,
diciendo que tenía un par de calcetines de Oscar el Gruñon5 que
me daría con mucho gusto.
Pateé al Llanero solitario por debajo de la mesa.
Incluso de vuelta al trabajo, era él mismo. Nos pusimos a
trabajar en diferentes mesas, pero de vez en cuando me miraba y
sonreía, lo que por supuesto me hacía sonreír a mí. Puse mis
pantallas visuales para imprimir y mi entrevista con los
muchachos del club nocturno fue hecha en una presentación de
PowerPoint. Y con una comprobación final de tiempo, estuvo
hecho.
Eran las 3:08 AM.
5
Nos quedaban 6 horas 52 minutos.
6:52
Me puse de pie, estirándome y bostezando. Y bostezando otra
vez. Yo estaba. Muy. Jodidamente. Cansado.
―Hey,― dije llegando por detrás de Cameron, apretando su
hombro. ―¿Te queda poco?
―No,― suspiró. ―La iluminación está apagada en los tableros, y
no puedo conseguir el audio correcto en el video.
Froté mis ojos y miré a su monitor. Parecía jodidamente perfecto
para mí.
―Cameron, está bien. 106
―No, no lo está,― dijo. ―Necesita estar perfecto.― Sacudió su
cabeza y frotó sus manos sobre su cara. ―¿En qué infiernos
estaba pensando? Trayendo esta nueva línea en el último minuto.
No va a ser lo suficientemente bueno.
Puse mi dedo en sus labios para callarlo.
―Cameron, vamos a reunirnos con Lurex para ofrecerles
nuestro mejor más brillante. Por eso es por lo que lo añadimos en 03/2017
el último minuto… porque eso es excelente.
Reemplacé mis dedos en sus labios por mi boca y lo besé rápido
y duro.
―Ahora, muéstrame qué puedo hacer para ayudar.
Sonrió pero sacudió su cabeza.
―Necesitas dormir. Yo terminaré esto.
Yo me opuse, diciéndole que estábamos en esto juntos, y
jodidamente no dormiría mientras él trabajaba. Él resopló,
diciéndome que fue su idea agregarlo a nuestra carga de trabajo,
así que debía ser el que tenía que hacerlo.
―No jodas discutiendo conmigo, Cameron,― dije, rodando mis
cansados ojos.
―No jodas tú discutiendo conmigo,― replicó. Él estaba tan
cansado como yo.
―¿Eres siempre tan cabezota?― pregunté.
―Sí,― respondió. ―¿Eres tú siempre tan testarudo?
―Sí.
Él sonrió, y yo sonreí. Ambos suspiramos. Luego acercó una
silla a la suya, y durante las tres horas siguientes trabajamos
mano a mano. Nos sentamos muy cerca el uno del otro, nuestras
rodillas tocándose y nuestras manos descansaban a veces en el
muslo del otro. Hablamos, estuvimos de acuerdo, discrepamos, e
incluso negociamos. Pero cuando Cameron salvó los archivos y
envió a imprimir los gráficos, ambos nos reclinamos sobre
nuestras sillas y suspiramos.
Habían pasado sesenta y una horas.
Y ahora estaba hecho. Sin vuelta atrás, sin cambiar nada. Si no 107
era lo suficientemente bueno ahora, nunca lo sería.
―Vamos,― gimió. ―Vamos a llevar esto arriba.
Ambos gemimos cuando nos levantamos, nuestros doloridos
cuerpos protestando por la falta de sueño.
Era difícil darse cuenta de que todo nuestro duro trabajo se
reducía a ocho tableros visuales y dos montajes de video, cada
uno de menos de dos minutos de duración. 03/2017
Llevamos todo a la oficina de Cameron, tirando nuestros
ordenadores en su escritorio, luego dejamos cuidadosamente las
tablillas. Y por un corto momento, ninguno habló. Miramos
nuestra campaña, y luego Cameron me miró a mí.
―Lucas,― dijo suavemente. ―Si no obtenemos este contrato…―
miró hacia los paneles de exposición, evitando mis ojos. ―¿…eso
no significa que te marcharás, verdad?
―Espero que no,― respondí honestamente. ―No quiero irme.
Sonrió, exhausto. Luego vino directo hacia mí, y sus cansados
ojos se cerraron.
―No quiero que te vayas,― susurró y presionó sus labios contra
los míos. Solo brevemente, castamente, dulcemente.
Le sonreí. Él sonrió, casi tímidamente. Era lindo.
―¿Quieres café?― preguntó.
Asentí,
―Mmm.― Y él caminó lentamente hacia el comedor del personal.
Saqué el teléfono de mi bolsillo y comprobé la hora.
Eran las seis de la mañana. Joder. Nos quedaban cuatro horas.
4:00
Senté mi culo en la silla al otro lado del escritorio de Cameron y
me deslicé por mis contactos. Sabía que era temprano, pero
también sabía que ella estaba despierta.
Su saludo alegre fue recibido por mi voz cansada y deprimente.
―Buenos días, Rachel.
―¿Qué puedo hacer por ti? ¿Necesitas que organice algo?― ella
preguntó, sin tonterías, sin charlas. Gracias a Dios.
―Todo, necesito que pases por mi casa. Agárrame un traje, 108
camisa, corbata y zapatos.
―No hay problema,― ella respondió.
―Oh, ¿y Rach?
―¿Sí? ¿Hay algo más?
―Sí.― Sonreí en el teléfono. ―Necesito que me hagas un favor.
03/2017
CAPITULO 12 ―Estoy…fuera de tiempo.
01:30
Lo siguiente que supe es que alguien estaba sacudiendo mi 109
pierna y mi jodido cuello me estaba matando. Mi cabeza cayó
hacia delante con un giro agudo y mis ojos se abrieron.
Rachel.
―Vamos,― ella dijo alegremente. ―Es la hora.
Odio jodidamente lo alegre.
Odio jodidamente lo risueño.
Entonces me di cuenta, detrás de Rachel, estaba Simona, de pie 03/2017
frente a un apenas despierto Cameron.
Él estaba en la silla a mi lado. Debimos habernos quedado
dormidos.
Salté sobre mis pies.
―Mierda. ¿Qué hora es?
Rachel se rió de mí, así que me burlé de ella. Tal vez le gruñí. Sí,
fue grosero. Sí, fue innecesario.
Tengo problemas con que me despierten, ¿vale? No te
sorprendas. Ya has visto lo bien que funcionó cuando Cameron
me despertó ayer por mi teléfono.
Despertarme nunca fue bien, no para nadie involucrado. Solo
pregunta a mi mamá.
Ella pasó toda mi adolescencia soportando mi odio-ser-
despertado, voy-a-arrancar-tu-puta-cabeza, gilipollas.
―No intentes esa mierda conmigo, Lucas,― Rachel señaló con
una mano en su cadera. ―Son las 8:30. Te quedan 90 minutos
hasta la reunión.
Resoplé. Ella era diminuta, esta mujer, pero seguro que podía
mantenerme a raya.
―Suenas como mi mamá.
Rachel me dio un elevamiento de ceja, y Cameron se rió. Lo
miré de mala manera y refunfuñé.
―No empieces.
Entonces él soltó una carcajada. Sí claro, era realmente
divertido, gilipollas. 110
Le apunté con el dedo y abrí mi boca para decirle que podía
parar de una puta vez de sonreír, cuando alguien aclaró su
garganta. Mi cabeza se giró hacia el sonido, y me estremecí y gemí
ante el tirón de dolor en mi cuello.
El Sr. Fletcher.
―Chicos, os veis horribles,― dijo. Miró a las chicas, ―Rachel,
Simona, necesitan un café, por favor. Fuerte, solo. Y algo de 03/2017
Tylenol para Lucas.
Las chicas asintieron y desaparecieron, y yo froté mi cuello. El
Sr. Fletcher sonrió.
―Quedarse dormido en estas sillas no es bueno para tu cuello.
―Mmm,― gemí con acuerdo, tratando de recordar que pasó,
porque me quedé dormido. ―Cameron fue a por café,― expliqué.
―Me senté…y lo siguiente que sé es que estaba siendo despertado.
―Estabas dormido cuando volví,― dijo Cameron. ―Dejé los cafés
en el escritorio, y me senté…debí haberme quedado dormido,
también.― Ambos miramos hacia su escritorio, y allí, junto con
los ordenadores y papeles, había dos cafés, sin tocar.
―Mmm,― el padre de Cameron tarareó, su frente se frunció.
―Tomar un café recién hecho, ducharos y afeitaros. Organizaré el
desayuno. Quiero veros a ambos después de la cita con Lurex.― Y
sin más, se volvió y salió por la puerta.
Estiré mi cuello unas cuantas veces, moviendo mi cabeza de
lado a lado, y suspirando en voz alta.
Cameron me miró.
―¿Estás bien?
Lo miré, y a pesar de mi no-demasiado-alegre estado de ánimo,
asentí.
―¿Y tú?
Él asintió, pero antes de que pudiera decir algo más, Simona
atravesó la puerta, con una taza de café humeante.
―Rachel tiene el tuyo en tu oficina,― me dijo.
111
Sonreí y recordé mis modales, inclinando mi sombrero invisible
para ella. Miré a Cameron, queriendo decir algo, pero inseguro de
qué, cuando Simona se puso a ordenar, hablando sobre lo que
teníamos que hacer en una hora. Aparentemente inconsciente de
su charla, él me miró y me dio una suave sonrisa. Le sonreí de
vuelta, sin una palabra entre nosotros, en uno de esos momentos
de solo-nosotros.
Todavía sonriendo, y por primera vez en la historia, le di a 03/2017
Cameron una inclinación de mi sombrero imaginario.
Y que me jodan, eso le hizo ruborizarse.
Incluso aunque estaba increíble-jodidamente cansado, sonreí a
su reacción y me giré para irme de su oficina a la mía.
Un café caliente y dos tylenoles más tarde, estaba en mi ducha.
Ambas de nuestras oficinas tenían baños privados. Un poco lujoso
sí, pero trabajando para Publicidad Fletcher, no me esperaba
menos.
Estaba de pie bajo el caliente chorro de agua, dispuesto a que
deshiciera los nudos de mis músculos y me despertara de una
puta vez. Y funcionó, más o menos. Me sentí mejor, de todos
modos. Y después de afeitarme y lavarme los dientes, me sentí
medio vivo.
Rachel había dejado mi traje colgado detrás de la puerta, y
después de vestirme, sin zapatos y calcetines, recordé la pequeña
misión a la que había enviado a Rachel.
Con los pies descalzos, salí a mi oficina. La puerta de mi oficina
estaba abierta, y podía oír a Rachel y Simona hablando desde la
oficina de Cameron. Pero entonces vi lo que estaba buscando.
Había una pequeña bolsa de compras al lado de mis zapatos.
Eché un vistazo dentro y sonreí. Perfecto.
Bueno, casi. Los coloqué justo como los quería, y los metí de
nuevo en la bolsa.
―¿Lucas?― la voz de Rachel me interrumpió. Levanté la vista
para mirarla, y ella estaba parada en el marco de la puerta. ―Hay
algo de desayuno en la oficina de Cameron.
―Gracias. 112
Ella señaló hacia la bolsa en mi mano, especulativamente.
―¿Te importa decirme de qué se trata? ¿A qué tuve que ir a tres
tiendas diferentes?
Sacudí mi cabeza y sonreí.
―No.
Ella sonrió, a pesar de su decepción. Luego recargándose contra
la puerta, dijo en voz baja. 03/2017
―Si te dijera que realmente, realmente quiero saber lo que pasó
entre vosotros en las últimas sesenta y tantas horas, me lo dirías,
¿verdad?
Sonreí y negué con la cabeza.
―No.
Ella hizo un puchero, puso los ojos en blanco y suspiró. Con la
bolsa en la mano, recogí mis zapatos y la sonreí mientras
caminaba descalzo por el pasillo hasta la oficina de Cameron.
Había un plato de fruta cortada y algunos cruasanes, zumo y
más café.
―Come,― dijo Simona. ―Necesitamos tus ojos brillantes y tu
entusiasmo. ―Entonces se calló, mirando de mis zapatos en mi
mano a mis pies desnudos.
―Oh.
Cameron salió de su cuarto de baño, recién bañado y afeitado,
con pantalones de traje color carbón y una impecable camisa
blanca. Él estaba tirando del puño de la manga, abrochándose el
botón y no me notó al principio.
Cuando levantó la mirada, sus ojos pasaron de Simona a mí, a
mis zapatos en mis manos, a mis pies descalzos y luego a mis
ojos. Inclinó la cabeza, sólo una fracción de segundo y trató de no
sonreír.
―¿Olvidando algo?
No le respondí, sino que me volví hacia Simona, y Rachel, que
me habían seguido.
―¿Pueden, chicas, darnos un momento? Por favor, llevad las
tablillas a la sala de conferencias y preparadlas para nosotros. 113
―Por supuesto,― Simona sonrió con ojos brillantes y una
sugestiva mirada hacia nosotros. Ella y Rachel recogieron el
material y nos dejaron solos.
Cameron esperó hasta que la puerta se cerró.
―Lucas,― dijo bajito, con una ligera advertencia en su tono. Sus
ojos parpadearon hacia la pared de cristal detrás de mí. ―¿Qué
estás haciendo? 03/2017
Dejé mis zapatos en el suelo y le tendí la bolsa blanca de la
tienda.
―Por Dios, Cameron. Dame algo de crédito. No voy a saltar
sobre ti en el trabajo, en medio del día.
Luego lo maticé,
―En el medio de la noche, sí. Pero no durante el día.
Él refunfuñó, tratando de no sonreír y fracasando. Entonces
miró a la bolsa en mi mano otra vez. Le expliqué,
―Oh, te he traído algo…bueno, lo ha traído Rachel, pero yo se lo
pedí.
Él no dijo nada, pero estaba claramente sorprendido.
Metí la mano en la bosa y saqué su regalo. Un par de calcetines.
Una suave sonrisa se extendió por su cara.
―¿Superman?
―Y Clark Kent,― Expliqué. ―Uno de cada.― Los enseñé
―Necesité un par de calcetines de Superman y un par de Louise y
Clark, pero conseguí un par de Superman y Clark.
Él me miró inquisitivamente. Así que expliqué,
―Igual que tú.― Me encogí de hombros, y de repente me estaba
sintiendo un poco nervioso con esto. Aclaré mi garganta. ―Uno
que oculta su verdadera identidad, y uno que es…súper.
Él me miró, directamente, sus ojos clavados en mí, y nosotros
tuvimos otro de uno de esos momentos. Por un largo segundo,
simplemente nos miramos el uno al otro. El movimiento de
alguien pasando por el cristal rompió nuestra mirada, y con una114
risilla nerviosa, le di sus calcetines.
―Gracias.― Sonrió tímidamente. ―Lucas…es todo un detalle.―
Luego miró a mis pies desnudos. ―¿Qué pasa con tus calcetines?
―Oh,― dije riendo. ―¡Tengo unos para mí, también!
―¿Quiénes has conseguido?― preguntó, sus ojos brillando y con
curiosidad.
Sonriendo ampliamente, volví a meter la mano en la bolsa y 03/2017
saqué mis calcetines teatralmente.
―¡Han Solo y Chewbacca!
―¡No lo puedo creer!― jadeó, excitado.
Asentí y me reí, y me senté para ponérmelos.
―Vamos,― le animé con un gesto hacia los calcetines en su
mano. ―Tienes que llevarlos hoy, para la reunión.
Sonrió y se sentó en el asiento detrás de su escritorio para
desatar el lazo de sus zapatos y quitárselos, luego los calcetines
que llevaba. En ese momento yo estaba haciendo el lazo en mis
zapatos cuando Cameron me miró a través de su escritorio.
―¿Qué le pasó a Louise?
―¿Quién?
―Louise,― repitió. ―Dijiste que un par era de Clark y Louise
Lane.
―Oh, ella... está en mi papelera,― le dije, señalando hacia mi
oficina.
Cameron se echó a reír, justo cuando su padre abrió la puerta.
Sonrió al ver a su hijo riéndose, sólo por un segundo.
―¿Eh, chicos? Acaban de llamar de la recepción en la planta
baja, el equipo de Lurex está aquí.
Mierda.
Cameron y yo nos pusimos nuestras chaquetas, y seguimos al
Sr. Fletcher a la sala de conferencias donde nuestra presentación
estaba preparada. Tuvimos suficiente tiempo para comprobar que
todo estaba donde debía, la pantalla para la presentación en
PowerPoint estaba lista y nuestras ocho tablillas de concepto
estaban boca abajo, esperando la gran revelación. 115
El Sr. Fletcher sonrió.
―Buena suerte, chicos,― dijo. ―Me encantaría sentarme aquí
con vosotros, ―dijo emocionado, ―pero no quiero sacaros de
vuestro juego. Así que me conformaré con veros tejer vuestra
magia desde las pantallas de circuito cerrado, en mi oficina.
Oh, joder. Había olvidado que tenía una completa conexión de
video en la sala de conferencias. 03/2017
―Tendré a Simona y Rachel sentadas viéndolo conmigo, ¿si os
parece bien?― preguntó. ―Estoy seguro que les encantaría veros
en vuestro elemento.
Cameron sonrió.
―Eso está bien, papá.
El Sr. Fletcher sonrió y caminó hacia las puertas que conducían
a su oficina, cerrándolas detrás de él.
Cameron me miró, y yo a él.
―¿Listo, Superman?― le pregunté.
Él sonrió y asintió.
―Vamos a hacerlo.
Sesenta y cinco horas… pensé que iban a ser una eternidad. Y
de repente, estábamos fuera de tiempo. Tomé una profunda
respiración, y las puertas dobles se abrieron.
CAPITULO 13 ―Yo estoy... impresionado por él
00:00
Nos presentaron a un equipo de tres. Una mujer bien vestida, 116
un hombre bajo que se parecía a Mole de El Viento en los sauces6,
y un distinguido señor mayor.
Carmen Renata, Stefan Vladimir, y el único e irrepetible Sr.
Charles Makenna.
Las presentaciones fueron intercambiadas, un tanto
brevemente, y Cameron empezó a pleno rendimiento. Fue directo
al grano. 03/2017
―En primer lugar, gracias por darnos esta oportunidad,
entendemos que tienen un horario apretado, así que no perderé
un minuto de su tiempo.
Las tres caras lo miraron.
Sonrió.
―Lurex necesita a Publicidad Fletcher.
Bueno, eso sí que es romper el hielo.
Me preguntaba si tener a su padre viéndole cambiaría su
táctica, pero no lo hizo. Cameron continuó con total seguridad.
―La publicidad en el mercado actual es despiadada. No necesito
decirles eso. Tampoco necesito decirles que las ventas de Lurex se
han estancado en el ochenta por ciento, y su competidor más
cercano ha crecido un seis por ciento en los últimos dos años. No
necesito decirles eso. Nosotros no estamos aquí para hablarles de
6
El Viento en los Sauces: Es una novela infantil escrita por Kenetth Grahame. Es un canto a la vida
sencilla y a la amistad. Sus personajes son todos animales: Mole es el topo amable, hogareño y sencillo
su producto. Nosotros estamos aquí para hablarles de nuestro
producto.
Cameron me miró, dándome la palabra.
Retomé justo desde donde lo dejó.
―Publicidad Fletcher no trata simplemente de vender productos.
Trata de proporcionar soluciones y conceptos.― Hizo una pausa
de efecto.
La mujer, Carmen Renata, habló primero.
―¿Conceptos? ¿Cómo en plural?
―Sí,― respondí con seguridad. ―Es nuestro trabajo asegurarnos
117
de estar a la vanguardia del juego frente a la competencia global
ampliada de Internet, a los consumidores volátiles y a los
rápidamente reducidos ciclos de vida de los productos.
Proporcionando un concepto de publicidad para diferentes
objetivos de mercado, evolucionando según sea necesario con una
innovación continua para mantenerse dos pasos por delante de su
competidor más cercano. En el clima económico de hoy, esta es la
única manera de que se mantengan por delante en el juego de 03/2017
futuros negocios a largo plazo.
El Sr. Vladimir arrugó su nariz cuando habló, haciéndole ver
incluso más parecido a Mole.
―¿Y cómo se proponen hacer eso?
Respondí,
―Proporcionando una campaña multifacética dirigida tanto a
los mercados gays como heterosexuales, así como a la educación
y estrategias online.
Los tres parpadearon, sin revelar nada.
Cameron habló a continuación. Él habló, y ellos escucharon. Me
pregunté brevemente cuán orgulloso estaría su padre, sentado en
la habitación de al lado, viendo a su hijo en este momento.
La voz de Cameron era tranquila, pero fuerte. Ellos lo miraron y
escucharon como si estuvieran aquí para él, no al revés. Infiernos,
incluso yo sentí que estaba en su espacio.
Él les dio cifras, porcentajes y tasas de proyección, y luego
sutilmente volvió su atención a las tendencias del consumo. Qué
era mi señal para dar detalles de conceptos de diseño, enfoques
de comercialización y publicidad selectiva.
Entonces di la vuelta a seis de las ocho tablas, mostrándoles a
los tres visitantes lo que habíamos pasado las últimas sesenta y
cinco malditas horas tratando de perfeccionar.
Se veían bien, aunque me lo dije a mí mismo. Seis tablas; tres
heterosexuales, tres homosexuales. Todo exactamente igual.
La imagen de la delicada mano de Ashley sumergiéndose por
debajo de los vaqueros de Ben coincidía con la imagen de los 118
largos dedos de Cameron que rozaban la cinturilla del mío. Ambas
imágenes estaban envueltas en azul, ambas imágenes eran casi
un perfecto efecto espejo. Excepto que una era de un hombre y
una mujer, y otra era de dos hombres.
El siguiente par de imágenes eran de torsos. La fotografía con
los brazos bien musculosos de Ben alrededor de la diminuta
cintura de su esposa coincidía con la foto de mis brazos alrededor 03/2017
de Cameron – de cuando estábamos en la pista de baile ― mis
brazos envueltos alrededor de él, mis dedos extendidos contra su
piel. Ambas imágenes estaban teñidas de rosa para coincidir con
el destello de las luces del club.
Y la tercera era de unos pies. Mi favorita. Estaban en tonos
amarillos, el delicado pie de Ashley, con las uñas pintadas,
apoyado en el de Ben. Estaban abrazados, una posición
fácilmente detectada por la posición de sus pies. Igual que la de
los míos y los pies de Cameron... sus largos, pálidos pies con
arcos perfectos y dedos perfectos... con mis pies entre ellos.
La expresión de piedra del Sr. Makenna no cambió. Las cejas de
Carmen se elevaron, como si estuviera silenciosamente
sorprendida por las imágenes, mientras que el Sr. Vladimir se
rascó la nariz.
―No hay diferencia entre ellos,― dijo, indicando lo jodidamente
obvio.
O bien era nuevo en esto, o no sabía nada de publicidad.
Posiblemente ambas cosas. Con más decoro que yo, Cameron
sonrió graciosamente.
―Eso es porque no hay diferencia entre las parejas, Sr.
Vladimir. Sin embargo, una de las parejas, por regla general, va a
comprar tres veces más cantidad de su producto que la otra―.
Permaneció confiado, se acercó a la ventana y cruzó las manos
detrás de la espalda. Ni siquiera los estaba mirando. Les dijo que,
estadísticamente, los hombres gays tienen más sexo, y cómo la
población gay era más sexualmente activa entre los 18 y 35, y
tenía en promedio, un ingreso disponible de millones a nivel 119
nacional, y que era un mercado que simplemente no debería ser
ignorado.
El Sr. Makenna miró a Cameron, luego a mí. Pude ver que
estaba pensando, pero aún no decía nada.
Tomando la palabra, les sonreí.
―Esta particular forma de publicidad puede ser utilizada en
revistas femeninas, revistas masculinas, online, en vallas 03/2017
publicitarias…las posibilidades son infinitas.― Miré a cada uno de
ellos por turnos. ―Los anuncios televisivos serían los mismos;
intercambiando la pareja heterosexual con la pareja gay. Mismas
posturas, la misma falta de ropa, todo será lo mismo, excepto que
una pareja es del mismo sexo.― Miré a Makenna. ―Sé que están
pensando que es arriesgado, es provocativo. Pero el objetivo de
esto es no discriminar entre gays y heteros, asegurando
efectivamente que al menos el ochenta por ciento del mercado gay
estará inclinado a comprar Lurex.
La Sra. Renata y el Sr. Vladimir asintieron, pensativos.
Continué,
―Tengo algunas grabaciones de video que me gustaría
mostrarles. Contienen lenguaje no apropiado para oídos
delicados,― dije, dándole a la señora una sonrisa. ―Pero si la Sra.
Renata lo aprueba, creo que es beneficioso para la dirección de
esta campaña.
Carmen Renata me sonrió.
―¿Lucas, no es así?
―Sí, señora,― confirmé mi nombre.
―Lucas, no pasa nada. No me importa el lenguaje,― dijo con
una tímida sonrisa. ―Gracias por la advertencia.
Sip, a ella le gustaba. Arriesgué una rápida mirada a Cameron,
y me di cuenta de que quería rodar los ojos hacia mí, pero no lo
hizo.
―Este es…un grupo de enfoque improvisado,― expliqué
mientras ponía en marcha el video. Los tres vieron como yo
120
aparecía en la pantalla, haciendo preguntas a mi audiencia del
club. Pero eran las respuestas de los hombres que respondieron lo
que nos interesaba más.
―Una compañía como Lurex no tendría las Pelotas de poner
hombres gays en una campaña.
―Ya es hora de que una compañía de condones esté con el siglo
XXI.
Mi voz sonaba en la pantalla mientras preguntaba a la 03/2017
multitud,
―Si siempre usarais condones Lurex, pero otra compañía
sacara condones para hombres gays, ¿Los compraríais?
―¡Joder, sí!
―¡Absoluta-jodida-mente!
Observé las tres caras mientras miraban el video mientras otras
preguntas eran respondidas. Solo tomó un minuto, pero era
breve, agudo y efectivo. Cuando terminó, dije,
―Hemos estudiado todo el marketing que el grupo Lurex ha
hecho a lo largo de los años, pero nada es tan honesto como esto,
¿qué dicen?
La Sra. Renata sonrió pensativa, y el señor Makenna inclinó la
cabeza, contemplativamente. Pero todavía no dijo nada. El señor
Vladimir se rascó la nariz, otra vez. Realmente estaba empezando
a no gustarme el hombre. Abrió la boca para decir algo, pero
Cameron habló en su lugar.
―La siguiente línea está dirigida a la educación, así como a la
comercialización―, su voz era muy suave. ―Sistemas de salud,
proveedores, hospitales, centros comunitarios, centros juveniles,
escuelas secundarias, universidades.
Giró las dos tablillas restantes para mostrárselas, y sus
reacciones fueron inmediatas. Las dos tablillas estaban en blanco
y negro; un hombre, una mujer; ambos macilentos, demacrados y
obviamente enfermos. Estaba escrito en una: ‘Los condones
cuestan menos de un dólar. No usar uno me costó todo’ y en la
segunda se leía, ‘Un condón son 80 centavos. ¿Qué te costará a
ti?’ 121
Cameron les dijo,
―Publicidad Fletcher dona a un centro social local especializado
en asistencia del VIH. Grabé esto allí,― dijo, comenzando la
presentación visual. La secuencia de dos pacientes, Amy y James,
comenzó y nuestros tres invitados observaron en silencio.
Le hacía frente y era muy jodidamente real. Me dieron
escalofríos viendo, escuchando sus breves pero trágicas historias, 03/2017
cómo el simple coste de un condón o, lo que es más importante, la
falta de gasto, les costó tanto.
Cameron detuvo la secuencia, y los tres ejecutivos de Lurex lo
miraron. Él los miró tristemente y les dijo.
―Creo que entienden el punto.
Luego Cameron les dijo que sabía que era responsabilidad del
gobierno proporcionar educación sobre salud y seguridad. Sabía
que era arriesgado tener una vinculación negativa al producto,
pero también sabía que Lurex donaba más de un millón de
dólares a la investigación cada año. Un hecho que Lurex no sacó a
la luz pública.
Un hecho que ellos deberían anunciar.
La Sra. Renata y el Sr. Vladimir asintieron, y el Sr. Makenna
habló por primera vez.
―Nos están pidiendo que dejemos nuestro actual sector de
publicidad. ¿Por qué deberíamos dejar Publicidad Emprendedora?
Hemos trabajado con ellos por años.
―Sí, lo han hecho,― Cameron acordó calmadamente. ―Y hasta
este momento, ellos han trabajado bien. Pero ellos no les llevarán
más lejos.
―¿Y cómo Publicidad Fletcher hará eso exactamente?
―Con todos nuestros clientes,― intervine, ―Tenemos un periodo
inicial donde usamos distintas herramientas de gestión de redes
para medir la reacción del público. Si no creemos que la campaña
está lográndolo como debería, volveríamos a evaluarla. 122
La Sra. Renata miró un tanto sorprendida.
―¿Herramientas de gestión de redes?
Asentí.
―Dependiendo del producto y del rango de edad, usamos
diferentes formas mediáticas para obtener reacciones a tiempo
real. Dado que el grupo de edad de Lurex al que dirigirse está
entre 18 y 35, nos centraríamos en las redes sociales. 03/2017
El Sr. Vladimir rascó su nariz.
―¿Facebook y twitter?
Lo miré directamente a los ojos.
―Entre otras, sí.― Luego miré a los otros dos miembros de
Lurex, y expliqué, ―usar estos sitios nos proporciona una
inmediata y honesta respuesta. No es lo que ha dicho un objetivo
de mercado seis meses atrás, no lo que otros grupos de atención
se les está pagando por decir, sino lo que el consumidor -el cliente
que paga- piensa, en este momento.
Miré al Sr. Vladimir.
―El uso de estos sitios no debe descartarse. Son gratuitos,
alcanzan un mercado de millones a diario, son fácilmente
accesibles y son en tiempo real. No hace seis meses, no la semana
pasada, sino,― di un golpe en la mesa, ―Justo. Ahora.
Cameron dijo,
―Publicidad Fletcher solo ha tenido sesenta y cinco horas para
investigar todo lo que Lurex tiene para ofrecer, y en ese momento
hemos encontrado que su presencia en Internet es muy escasa.
Tenemos personas especializadas aquí, en Publicidad Fletcher que
pueden ponerles años luz por delante de sus competidores online.
Por lo que,― Cameron comenzó la conclusión, ―Les hemos
ofrecido tres componentes; las parejas gay-hetero. La ‘que coste
tendrá para ti’ línea educacional y la incorporación de estos a
nuestra estrategia online.
Yo finalicé,
―Por supuesto, todos tendríamos que reservar más tiempo para 123
que podamos establecer objetivos realistas a corto y largo plazo
para determinar cuál es la estrategia que mejor se adapte a
ustedes.
Charles Makenna nos miró a ambos, y casi pude oír su mente
hacer tictac.
―Ciertamente han hecho su tarea.
Respondí. 03/2017
―Por supuesto que lo hicimos. No deberían esperar menos de la
compañía que va a poner el nombre de su producto en cada tipo
de publicidad que existe.
―¿Y han hecho todo esto en sesenta y cinco horas?
Asentí. Él estaba impresionado, lo podía asegurar. Luego
preguntó.
―¿Qué harían diferente si tuvieran más tiempo?
Miré a Cameron.
―Nada,― dije. Luego miré de nuevo al Sr. Makenna y le dije
directamente, ―No haríamos nada diferente.
El Sr. Makenna se quedó callado por un momento, luego
preguntó,
―¿Cómo saben que esto funcionará?
―Porque somos los mejores en lo que hacemos,― Cameron le
dijo, una simple cuestión de hecho. ―Y porque usted sabe que lo
hará. Usted maneja un negocio multimillonario. Usted sabe que
funciona. Y usted sabe, sin ninguna duda, que esto lo hará.
El Sr. Vladimir hizo su mejor Mole del Viento en los Sauces aún.
―Díganos otra vez, ¿por qué deberíamos utilizarlos?
Yo era un tejano con mal genio a punto de saltar sobre la mesa
y romper su puta nariz, y Cameron debió de percibir mi estado de
ánimo, porque él preguntó.
―¿Sr. Vladimir, usted es un hombre de números, verdad?
La habilidad de Cameron para leer a la gente era correcta. El
hombrecillo tonto asintió con orgullo.
Cameron sonrió. 124
―Debería usarnos porque no quiere explicar a sus accionistas
por qué rechazó la oportunidad de aumentar sus beneficios en al
menos otro cinco por ciento más durante los próximos doce
meses.
Fue breve, pero lo vi. La esquina del labio del señor Makenna se
torció en una dirección ascendente. Una sonrisa. Se volvió hacia
sus compañeros. 03/2017
―Carmen, Stefan, si no os importa, me gustaría un momento―,
él les pidió muy diplomáticamente que se largaran.
La expresión de sus rostros me decía que esto no sucedía a
menudo. Se puso de pie con ellos, pero esperó a que se hubieran
ido antes de girarse hacia nosotros. Sonrió, genuinamente, esta
vez.
―¿Son ustedes siempre tan confiados?
Cameron y yo respondimos al mismo tiempo.
―Sí.
El Sr. Makenna sonrió socarronamente. Él era un hombre
mayor, probablemente al final de los cincuenta. Me recordó
extrañamente al joven Frank Sinatra, pero con el pelo oscuro.
Entonces, como si leyera mi mente, dijo.
―¿Puedo ser franco?7
7
Franco en inglés es Frank, de ahí la broma
Casi solté una carcajada, pero la cubrí con una tos. Cameron
me disparó una mirada de advertencia, antes de volverse hacia
nuestro invitado.
―Por supuesto.
El Sr. Makenna se inclinó contra la gran mesa de conferencias.
―Es una minuciosa campaña la que han puesto sobre la mesa
hoy, caballeros. Tengo que admitir que estoy impresionado.
Traté de no sonreír, mientras Cameron lo miraba como si no
esperara nada menos.
Makenna continuó,
―Tiene Pelotas. Es descarnado y es honesto. Me gusta. Impulsar 125
el concepto gay nunca es fácil, pero creo que lo han hecho bien.
Sé que ambos son los mejores en lo que hacen,― repitió nuestras
propias palabras. Luego suspiró. ―Ambos son vendedores
excepcionales…muy seguros de sí mismos…― sus palabras se
fueron apagando, y pensé por un momento que iba a decir no. ―...
¿Cómo de seguro es que este aspecto gay funcione?
―Sr. Makenna,― comencé, pero Cameron me cortó. 03/2017
―Sé que esto funcionara, Sr. Makenna,― dijo, sus ojos clavados
en la cámara de circuito cerrado, luego volvieron al hombre
enfrente de nosotros. ―Sé que esto funcionará, porque soy gay.
Puta Mierda Santa.
Miré al Sr. Makenna, tratando de parecer como si la confesión
de Cameron no fuera nada extraordinario. Pero mi corazón estaba
retumbando…Cristo bendito. El padre de Cameron, el Sr. Fletcher
estaba viendo, escuchando. Un hecho del que Cameron estaba
totalmente consciente, y él simplemente salió.
Mierda.Santa.
Puta.Mierda.Santa.
Una suave sonrisa se extendió por el rostro de Makenna, una
cálida, casi agradecida sonrisa. Los ojos de Cameron miraron
sobre el hombro del hombre, y supe que estaba mirando a la
cámara. Estaba mirando a su padre.
Mirando de nuevo a Makenna, Cameron dijo:
―Conozco este Mercado destinatario. Conozco el producto. Y
más importante, sé de publicidad. Esto. Va. A. Funcionar.
Bajo estas circunstancias, hice lo único que podía hacer. Me
puse de pie junto a Cameron. Por mucho que quisiera
tranquilizarlo, abrazarlo, tocarlo, no lo hice. Simplemente
permanecí a su lado, en una muestra de apoyo, o un frente unido,
si lo prefieres. Él necesitaba saber que estaría a su lado.
Makenna asintió, y yo todavía estaba en un jodido shock. Mi
corazón retumbaba. Solo podía imaginar como el de Cameron
debía estar retumbando el doble.
Entonces el señor Makenna carraspeó con una sonrisa y un 126
movimiento de cabeza, como si no pudiera creer toda esta
experiencia surrealista.
―Voy a tener mi equipo legal en contacto para los contratos―,
dijo. Sacudió la mano de Cameron, luego la mía, y salió por la
puerta.
Puta santa mierda.
Lo conseguimos. 03/2017
Nosotros jodidamente lo conseguimos.
Miré al hombre a mi lado, y susurré,
―Cameron…
Él me miro, asintiendo y susurrando también,
―Lo sé.
―Tu padre...
Asintió y tragó saliva.
―Lo sé.
Entonces las puertas dobles detrás de nosotros se abrieron, las
puertas que conectaban la sala de conferencias con la oficina del
Sr. Fletcher. Nos dimos la vuelta para encontrarnos al padre de
Cameron allí de pie.
Él no me miró. Estaba mirando a su hijo.
Me giré a mirar a Cameron. Tenía los ojos bien abiertos y estaba
pálido, y estaba respirando demasiado fuerte.
―Cameron, mírame,― dije, solo para él. Lo hizo, y sus ojos
parpadearon hacia los míos. Él necesitaba saber que él no iba a
atravesar esto solo. ―¿Quieres que me quede?
Miró de mí a su padre y luego al suelo entre nosotros. Sacudió
la cabeza suavemente.
―No.
―Te doy un par de minutos,― dije mientras me volvía hacia el
señor Fletcher. Su expresión facial era una que nunca le había
visto. No podía estar seguro, pero parecía que estaba al borde de
las lágrimas.
Caminé hasta las puertas dobles que Makenna acababa de 127
atravesar y me di la vuelta para cerrarlas detrás de mí. Pero antes
de que las pesadas puertas de madera se cerraran, vi al señor
Fletcher cruzar la habitación rápidamente y envolver sus brazos
alrededor de su hijo.
03/2017
CAPÍTULO 14 ―Yo estoy... empezando a ver los beneficios
de un reloj con cuenta atrás.
38:45
Cameron me besó. Joder, cómo me besaba... tan seguro, tan 142
exigente. Su lengua era tan dominante en mi boca, sus manos
fuertes y haciéndose cargo de mi cuerpo.
Retiró su boca de la mía, y ambos jadeamos buscando aire.
―Dios,― gimió, besando mi cuello. ―¿Cómo puedo desear más?
Ya me has hecho correrme dos veces…
―¿Es un reto?― pregunté, sin aliento. ―Porque, mi querido
hombre, puedo hacer algo mejor que solo dos. 03/2017
Sus ojos brillaron, y estaba a punto de decir algo, pero entonces
mi teléfono zumbó y Proud Mary de Creedence sonó desde mis
pantalones de traje todavía en el suelo.
Cameron me regaló una ceja arqueada y una sonrisita, y yo le di
un empujoncito en las costillas, diciéndole.
―Es el tono de mi mamá.
Se rió y se separó de mí, y yo rodé fuera de la cama para coger
el teléfono.
―Sera mejor que lo coja.― Le dije.
Sonrió.
―Prepararé algo de comer. Ven cuando estés listo.
Asentí y respondí el teléfono.
―¡Hey, mami!
38:32
Abajo, me encontré a Cameron ocupado en la cocina troceando
verduras y otras hortalizas.
Me sonrió.
―¿Todo bien en casa?
Asentí.
―Sí, solo tuve un problemilla por no llamarla la otra noche.
Normalmente la llamo los domingos por la noche y claramente
olvidé hacerlo este último.― Me senté en el banco de la isla. ―Ella
estaba a punto de llamar a los hospitales y a la policía,― dije
riéndome y rodando los ojos.
Cameron me miró y sonrió. Cuando me dio la espalda, para
calentar el wok, robé un puñado de tiras de zanahoria. Me miró
de nuevo. 143
―¿Has picoteado algo de la tabla de cortar?
Negué con la cabeza y sonreí, tratando de tragarme la evidencia
y posteriormente comenzando a atragantarme.
Y el bastardo me dio una sonrisa maligna.
―Te está bien empleado,― dijo. Y con algo de compasión, me
ofreció una cerveza.
―Sí, gracias,― ladré entre ataques de tos. 03/2017
Él se rió entre dientes, y yo traté de mover la zanahoria con un
trago de cerveza. Se carcajeó cuando eso solo hizo que tosiera más
y que mis ojos se aguaran, y yo le llamé de todo menos bonito.
Sonrió, agregando un poco de verduras y un chorrito de
diferentes botellas de la despensa y diez minutos más tarde,
estábamos comiendo salteado.
Estaba realmente bueno. Con toda justicia, estaba mejor que el
mío.
No es que se lo fuera a decir.
37:48
Hablamos durante la cena. Era fácil, sin presión. Él era
realmente muy divertido. Me contó historias de su juventud,
cuando intentó que le gustaran las niñas y cuando se dio cuenta,
sin ninguna duda, de que era gay.
―¿Cuándo saliste?― me preguntó.
―Tenía quince. Mi mamá me dijo que yo era gay.
―¿Tu mamá te lo dijo?― preguntó incrédulamente. Estaba
intentando no reírse.
―Estábamos viendo el salto de trampolín masculino en la tele,―
expliqué, y Cameron asintió en entendimiento. ―Ella me dijo que
cerrara la boca porque estaba babeando.
Soltó una risita.
―Tu mamá suena como una mujer de armas tomar.
Rodé mis ojos.
―Oh, no tienes idea.
Él picoteó la etiqueta de su cerveza.
―Así que, ¿siempre has sido abierto sobre lo que eres? ¿Incluso 144
en la secundaria y la Universidad?
Asentí.
―Sip.
Se estremeció un poco, como si su salida a los veintiséis años
no fuera lo suficientemente buena, o eso lo hiciera sonar fácil.
―Cameron, la escuela secundaria para mí era un jodido infierno
viviente. Fui acosado, intimidado, golpeado… lo que se te ocurra, 03/2017
pasé por ello.
Me miró con los ojos muy abiertos.
―Lo siento.― dijo.
―¿Por qué?― pregunté. ―No, no lo tuve fácil, pero cada vez que
me llamaban algo, cada vez que me empujaban en las taquillas,
eso solo me hacía más fuerte, más determinado.
Nos quedamos callados por un momento. Recogí los platos de la
mesa.
―Nunca es fácil a ninguna edad,― dije, yendo hacia la cocina.
Él me siguió.
―Ya lo sabes, eso es lo que me hizo hacerlo.― Lo miré,
interrogante. ―Eso es lo que me hizo decirlo… a Makenna… salir
así,― explicó.
Dejé de lavar y lo miré, dándole toda mi atención.
―¿Makenna tiene cuántos, cincuenta? ¿Tal vez cincuenta y
cinco años?
Asentí.
―Sí, alrededor de eso.
―Y él tiene que pedir a su equipo que se retire para poder
hablar libremente,― dijo Cameron. ―Yo no quiero ser como él. Eso
me impactó, tenía veintiséis años. Cada día que no lo hacía, era
otro día que había perdido. No quería ser un tipo viejo demasiado
asustado para vivir su jodida vida, ¿sabes?
Asentí.
―Lo sé.
―Y fue como un momento de ahora o nunca,― dijo. ―Las
palabras…solo las solté. Mi corazón estaba palpitando muy fuerte. 145
Pensé que me iba a desmayar.
Le sonreí.
―Tú eres jodidamente increíble,― le dije, haciendo que se
ruborizara.
Entonces su teléfono recibió otro mensaje.
―Ugh,― gimió. ―Es mi papá.― Leyó el mensaje en voz alta. ¡Por
el amor de Dios, por favor, llama a tu madre! 03/2017
Me reí.
―Yo recogeré. Saca a tu padre de la miseria, y ve a llamar a tu
mamá.
Diez minutos más tarde, había terminado. La cocina estaba
recogida, y me dirigí hacia el sonido de la voz de Cameron.
―Mañana por la tarde, mamá. Ven mañana. Solo necesito algo
de tiempo…sí, lo haré…no, mamá, yo llamaré a Ben…mm hmm,―
asintió. Entonces sus ojos se clavaron en los míos, y él habló al
teléfono, ―Bueno, realmente, él todavía está aquí.― Hubo un
breve silencio, entonces él me dijo, ―Mamá te dice hola.
Sonreí abiertamente.
―Hola, Sra. Fletcher,― dije, lo suficientemente alto para que me
oyera.
Cameron retiró el teléfono de su oreja, y pude oír un agudo
chillido. Cameron murmuró algo en el teléfono,
―Sí, gracias, mamá. Eso no ha sido embarazoso en absoluto.
Me reí y me arrodillé en el sofá a su lado. Lentamente, balanceé
mi pierna para quedar a horcajadas sobre él. Sus ojos se abrieron
de par en par y su cabeza cayó hacia atrás para así poder
mirarme.
―Ah, mamá, tengo que ir...
Me agaché y lamí su mandíbula. Él tarareó.
―... sí, mañana...
Chupé su lóbulo entre mis labios. Él se estremeció.
―... llega más tarde... después de la comida...
Arrastré mis dientes sobre su cuello y mordí su piel. Él jadeó.
―... ah, bien... mmm... seguro... adiós, Mamá. 146
Lanzó su teléfono al salón y gimió.
―No juegas limpio.
―Juego para ganar,― dije con una risita, y arrastré mis labios
desde su mandíbula a su boca. ―Hemos perdido demasiado
tiempo. El reloj está terriblemente solitario arriba.
36:08
Me arrodillé en su cama y le hice señas para que viniera, 03/2017
tirándolo lentamente sobre la cama. Me recosté, arrastrándolo
conmigo, por lo que quedó sobre mí. Gimió, y se me puso la carne
de gallina ante ese sonido.
Le quité su camiseta, desnudando su hermoso pecho. Él pronto
desechó la mía, y sus manos errantes recorrieron cada centímetro
de mi piel.
Pude sentir el bulto y el calor de su dureza. Y él pudo sentir
exactamente lo mucho que me encendía.
Pero él no se movió para quitarme los pantalones.
No todavía, de todos modos.
35:28
Gimió, tirando su cabeza hacia atrás.
―Mmm, ahí está,― gemí. ―¿Se siente bien, bebé?
Él gimió su asentimiento.
―Joder síiiii.
Yo estaba arrodillado entre sus muslos, sus rodillas estaban
levantadas. Una de sus manos bombeaba su hinchada polla, y su
otra mano movía la varilla de próstata dentro y fuera de su bien-
lubricado culo.
Lo estaba observando mientras lo hacía, animándolo, mientras
me masturbaba a mí mismo. Él era tan jodidamente hermoso. El
brillo de sudor que cubría su largo y pálido cuerpo; cómo sus
músculos se agrupaban y se contraían bajo su piel, sus
abdominales y sus muslos flexionados mientras su orgasmo se
acercaba. Su rostro... oh Dios, su rostro…
Sus ojos estaban cerrados, su mandíbula estaba apretada, su147
boca abierta.
―Joder, joder, oh joder,― él estaba gimiendo.
―Abre tus ojos, bebé,― le persuadí. ―Mira lo que me haces.
Sus ojos se abrieron, y él miró mi cara, luego sus ojos se
arrastraron hacia mi polla. Me la sacudí más fuerte, más rápido.
Él gritó,
―Oh, joder, Luc, sí, por favor, por favor…― su espalda se 03/2017
arqueó, y apretó su polla, lanzando cuerdas de semen sobre su
estómago. Su orgasmo convocó al mío, empujándolo fuera de mis
huesos, un placer tan puro brotó caliente y espeso sobre su piel.
34:16
―No puedes tenerlos,― dije de nuevo. ―¡Son míos!
Él se rió.
―Porfaaaa,― rogó y batió sus pestañas.
―Ni siquiera los deslumbrantes poderes del todopoderoso
Cameron Fletcher me harán ceder―, le advertí con una carcajada.
―¡Los calcetines de Han Solo y Chewbacca son míos!
Saltó sobre sus rodillas y se montó a horcajadas sobre mí,
sujetándome los brazos a los costados.
Riendo y sonriendo bellamente, exigió,
―Dime tu precio, Hensley.
32:04
―Mmmm,― gemí. ―Justo ahí.
―¿Se siente bien?― susurró por detrás de mi cuello.
―Oh, sí, muy bien,― murmuré, mi cara presionada contra las
almohadas, él estaba desnudo y cavando sus, oh Dios, tan
talentosos dedos en mis hombros.
Creo que se pasó un poco con el aceite de masaje estimulador
de Lurex, porque estábamos cubiertos de él.
Era muy resbaladizo y suave, y entonces por alguna razón
conocida sólo por Cameron, pensó que sería divertido intentarlo y
hacerme cosquillas.
A excepción de que yo corcoveé cuando excavó en mis costillas,
y él se deslizó fuera de la cama. 148
Me reí tan fuerte que tuve que hacer pis.
Eso me costó mis calcetines de la Guerra de las Galaxias.
31:46
―¡Oh, mierda santa!― Cameron gritó. ―¡Realmente brillan en la
oscuridad!
Volví a la cama después de apagar la luz y me arrodillé en la
cama. 03/2017
―¡Te lo dije!― me arrastré hacia él, ambos de rodillas, nuestras
pollas iluminadas sobresaliendo entre nosotros.
Luego se rió.
―Parecen espadas laser.
― Oh, querido Dios.
No pude evitar reírme.
―Si empiezas a hacer ruidos de espadas laser, te quitaré mis
calcetines.
Él resopló.
―Hmmmm, mira eso. Mi sable es más largo que el tuyo…
Jadeé, profundamente ofendido y ligeramente divertido.
―El mío es más gordo,― le siseé, empujándole sobre la cama.
Envolví mi mano alrededor de su larga y verde espada laser.
―¿Cómo de divertido será tener mi espada laser enterrada en tu
culo?
Gimió, empujando sus caderas hacia mí, retándome,
pidiéndome.
Quince minutos más tarde, él estaba a cuatro patas,
retorciéndose, y mi polla estaba pulsando profundamente en su
culo. Pude ver el iluminado verde de mi verga desaparecer en su
agujero, deslizándose hacia adentro y hacia fuera, más rápido,
más profundo. Echó su cabeza hacia atrás y gimió largo y bajo.
Me incliné sobre él y le hablé ronco en el oído.
―¿Cómo te parece ahora? ¿Es lo suficiente larga, lo suficiente
gruesa?
Y él se incorporó sobre sus rodillas y derramó un gruñido 149
gutural mientras se corría en su condón brillante en la oscuridad.
Su culo apretó mi verga, y su cuerpo se convulsionó mientras lo
follaba con fuerza hasta que me corrí.
31:16
Exhausto y jodidamente saciado, encontré una toalla, la mojé
con agua tibia y me ocupé de Cameron. Estaba casi dormido,
boca abajo, así que lo limpié cuidadosamente. 03/2017
Cuando me arrastré a la cama lentamente a su lado, apoyó su
cabeza en mi pecho. Envolví mis brazos a su alrededor, y él se
acurrucó contra mí, ya dormido.
Cepillé su pelo hacia atrás. Besando la parte superior de su
cabeza.
Me quedé dormido, muy satisfecho.
Y muy feliz.
23:34
Me desperté despacio, y curiosamente, de buen humor. Estaba
radiante, estaba malditamente cómodo y me sentía como si
hubiera dormido durante una semana.
Pero me desperté solo.
Me estiré y finalmente me senté, mirando alrededor de la
habitación de Cameron el lío que habíamos hecho. Había
envoltorios de papel de aluminio por todas partes, algunos
abiertos, otros no, las sábanas eran un desastre, había toallas en
la cómoda y ropa en el suelo.
Parecía como si dos tíos hubieran pasado horas aquí follando.
Oh, espera.
Nosotros lo hicimos.
Sonreí.
Me levanté y me puse mis vaqueros -bueno, realmente eran los
vaqueros de Cameron- y fui abajo. Lo podía oír en la cocina, y
sonreí cuando le vi.
Sólo llevaba vaqueros y una camiseta, estaba sin ducharse y sin
afeitar, cocinando el desayuno. 150
―Oh, hey―, dijo con una media sonrisa. ―Estaba haciendo algo
para comer, me desperté hambriento.
Me reí entre dientes.
―No me sorprende,― dije con una sonrisa. ―Quemamos mucha
energía esta noche.
―Bien, te despertaste de buen humor,― él era tan jodidamente
engreído. 03/2017
Lo miré de arriba a abajo, desde su sonrisa engreída a sus, oh-
dulce-Jesús, pies desnudos. Volví a mirarle a la cara.
―Bueno, no puedo tomar todo el crédito.
Sonrió y se ruborizó, volviendo a su sartén.
―¿Te gustan los huevos y el Bacon?
―¿Vienen con café?
Sonrió.
―¿Puedes hacerlo?
Rodé mis ojos hacia él. ¿Qué tipo de pregunta estúpida era esa?
22:12
―Aquí, agarra la esquina,― me instruyó.
Doblé la esquina de la sábana y levanté el colchón, metiéndola
por debajo.
―¿No sabes por qué nos estamos molestando en rehacer la
cama? Sólo vamos a estropearla de nuevo.
Se rió.
―¡Fue idea tuya!
―Sí, bueno, las sábanas eran un desastre,― le dije. ―Pero mira
el lado positivo… ¡ahora las podemos revolver otra vez!
Cogí el dildo y me dejé caer sobre mi espalda en la cama recién
hecha.
―Ya sabes, no hemos usado esto todavía.
Cameron mordió sus labios, luego miró al reloj. Gimió,
―Mmmm, mamá y papá estarán aquí en unas pocas horas.
―¿Unas pocas horas, eh?― reflexioné en voz alta. Un montón de
tiempo.
―Lo siento,― Cameron se disculpó. 151
―¿Por qué?
―Pasar tiempo con mis padres no es probablemente como
planeabas pasar las últimas veinte horas,― dijo.
Agité el dildo hacia él.
―Puedes estar tranquilo de que… quiero decir tu padre es un
hombre de buen ver, pero él es demasiado mayor para mí…― dije,
bromeando con él. 03/2017
Cameron jadeó, su boca cayendo abierta. Me reí de su
expresión, y él me sorprendió lanzándose contra mí,
empujándome contra el colchón y apretando mis manos a los
lados de mi cabeza. Era engañosamente fuerte y rápido. Él sonrió,
mirándome con atrevimiento en sus ojos.
―¿Es así?
Sonreí y asentí.
―Sí, y él es hetero además…realmente no es mi tipo en
absoluto.
Él se rió y todavía sujetando mis brazos, se sentó sobre mi
estómago. Me fijé en su entrepierna; la cremallera de sus
vaqueros estaba justo enfrente de mí. Empujó sus caderas hacia
delante.
―¿Ves algo que te guste?― preguntó, sacudiendo su polla
revestida por los vaqueros delante de mi cara. ―Pareces un poco
hambriento aquí, Lucas,― bromeó.
El juguetón Cameron era un peligroso y jodidamente muy sexy
Cameron.
Gemí.
―Mmm, siempre. Ahora que se cómo es tu sabor,― bromeé de
vuelta. ―Podría comer tu polla todo el día.
―Joder,― gimió, y yo solté una risita burlona.
Él no podía vencerme en este juego.
Él todavía estaba sentado sobre mí, pero soltó mis brazos para
que pudiera alcanzar y agarrar sus caderas.
Empujándolo hacia abajo, me senté, así que él estaba a caballo
sobre mí. Su cara estaba cerca de la mía, y yo le miré 152
directamente a los ojos y le dije:
―Unas pocas horas es suficiente.
Sonrió.
―¿Bastante tiempo para qué?
Me lamí los labios y susurré roncamente
―Bastante tiempo para follar tu cara con mi polla, luego joder
tu culo con el consolador hasta que me ruegues que te deje 03/2017
correrte. Bastante tiempo para chuparte, lamerte, bordear tu
agujero con mi lengua y entonces, entonces te joderé de nuevo.
Su aliento se quedó atrapado, y sus ojos rodaron.
Le di una sonrisita malévola.
―Pero antes de todo eso, tú vas a follarme.
Sus ojos se abrieron como platos, y pasé mis manos por su
pelo, acercando su cara a la mía.
―Quiero saber lo que es tenerte dentro de mí.
Sus ojos rodaron cerrándose y él se estremeció. Piqué sus
labios, y él reaccionó besándome duramente, aplastando
brutalmente su boca en la mía. Profundo y lento, real y correcto.
Sostuvo mi cara, mi cuello, sus dedos se enroscaron en mi pelo, y
me derretí. Jodidamente me derretí.
Mis huesos se volvieron gelatina caliente, y me caí sobre él. Él
empujó mi cuerpo abajo, alineándome correctamente y colocó su
peso sobre mí. Se sentía jodidamente divino.
Y correcto.
Nunca se sintió tan correcto.
Me besó más intenso, más tiempo, de alguna forma más suave.
Él estaba a cargo de este beso. Y supe que me entregaría a él. Lo
sabía. Lo quería.
Fui el pasivo unas cuantas veces y lo disfruté. Quiero decir, con
la pareja correcta fue jodidamente genial.
Pero esta era diferente...
No sólo quería ser el de abajo con él. Lo necesitaba. Había un
deseo en mi vientre, cálido y dolorido, que necesitaba que
Cameron me follara. Un deseo en la base de mi espina dorsal que 153
sabía que sólo estaría saciado cuando él estuviera dentro de mí.
Y eso era nuevo. Nunca me sentí así antes.
Mi mente giraba en círculos y él todavía me besaba, nuestras
bocas estaban abiertas al máximo y su lengua se deslizaba
lentamente contra la mía. Mis manos presionaron la parte más
baja de su espalda mientras él me presionaba contra el colchón. Y
entonces me golpeó, como un jodido montón de ladrillos, mi deseo 03/2017
de entregarme a él, de dejar que me follara, no era un deseo físico.
No era físico en absoluto.
Era emocional.
Estaba enamorándome de él.
Él me sintió congelarme debajo de él, y sacó su boca de la mía.
Sus ojos brillaban con lujuria y luz, y pensé que él podría ver mi
descubrimiento mirándolo fijamente.
Sabía que él sentía lo mismo. Él admitió quererme por meses,
que yo era todo en lo que podía pensar…
―¿Luc, estás bien?
Podía sentir mis ojos abrirse con entendimiento. Estaba
enamorándome de él, como él se estaba enamorando de mí.
Asentí. Estaba bien.
―Sí,― traté de decir, pero mi voz era apenas un susurro.
―Estás seguro que quieres que yo...
Asentí. Nunca había estado más seguro de algo.
―Cameron, estoy seguro.
21:48
Oh, joder.
Dolía. Un dolor tan bueno. Joder.
Él estaba chupando la cabeza de mi polla, lamiendo con su
arremolinada lengua, y bombeando mi eje. Y tenía sus dedos en
mi culo, preparándome, estirándome.
Joder.
Joder.
―Cameron, por favor,― le supliqué. ―Estoy listo. Te necesito,
Cam... dentro de mí... cuando me corra... 154
Yo no podía hablar claro, pero mi mente estaba astillada, y mi
cuerpo estaba en llamas. Mi piel ardía sin dolor, mis huesos
atravesados por lava caliente. Entonces él estaba avanzando
dentro de mí, su largo y deslizante eje, extendiéndome,
arponeándome lentamente, absolutamente.
Y eso no era suficiente.
Levanté mis caderas y envolví mis piernas alrededor de su 03/2017
espalda, y él se echó hacia delante sobre sus manos, su polla
empujando más profundamente dentro de mí.
―Oh, joder,― sopló. ―Oh, Dios.
Apoyándose en los codos, me apartó el pelo. Sus manos
acunaron mi rostro, y me besó, suavemente, tiernamente. Su
lengua barrió mi boca, con cariño, con reverencia. Estaba
completamente dentro de mí, cada puto centímetro estaba
enterrado dentro de mí; podía sentir la escuadra de sus caderas
en mi culo.
Él no empujó sus caderas. Se balanceó, rodando suavemente
las caderas, presionando más dentro de mí cada vez mientras sus
labios y su lengua permanecía mezclada con la mía.
Y nosotros no estábamos follando.
Creo... Creo... que estábamos haciendo el amor...
―Oh, Cam,― jadeé.
Pude sentir su cuerpo temblar. Él estaba tratando de retener su
orgasmo.
―Es demasiado,― susurró contra mis labios. ―Joder, Luc.
Apoyándose en un codo, deslizó su otra mano entre nosotros.
Agarró mi polla, deslizando y retorciendo su mano por mi eje y
sobre la cabeza.
Y empezó a murmurar en mi oído.
―Tan duro…joder, joder, tan estrecho…tan caliente…mi
polla…tan dentro de ti…nunca había soñado…que esto podría ser
tan bueno…
155
Su aliento era caliente y húmedo contra mi piel y en mi oído. Y
yo estaba justamente allí, tan cerca, tan cerca, si él simplemente
empujara dentro más fuerte, me correría. No podía soportarlo
más. Agarré sus hombros y apreté mis piernas alrededor de él.
―Oh, Dios, Cameron. Oh dios mío, jódeme, por favor. Jódeme,
jódeme.
Rápidamente se apoyó sobre una mano, cambiando el ángulo de
su polla enterrada en mí, y empujó con fuerza. Agarró mi 03/2017
congestionada verga más fuerte, empuñándola tan jodidamente
fuerte, que me arqueé contra él y estallé entre nosotros.
Creo que grité.
Creo que morí de una hermosa muerte.
Sólo estaba consciente de él. Sólo Cameron. Corcoveó y se
estremeció, y volvió a corcovear. Su cuerpo entero se estremeció y,
con un gruñido agudo, se corrió. Podía sentir la sobrecarga y la
hinchazón de su polla en mi culo mientras llenaba y llenaba y
llenaba el condón.
Cayó encima de mí, todavía temblando dentro de mí, besando
cada parte de mi cuello que podía alcanzar. Se salió, aunque yo
no quería que lo hiciera. Quería que se quedara conmigo, dentro
de mí, a mi alrededor. Cerré los ojos solo un momento, y luego me
despertó, diciéndome que el baño estaba listo.
20:56
El agua estaba caliente y sobre nuestros cuellos. Se sentó frente
a mí, sus piernas separadas de las mías. La bañera era profunda
y grande, una antigüedad original de hierro fundido. Era divina.
Mi cabeza se apoyó contra los azulejos, mis ojos estaban
cerrados, mi cuerpo agotado.
Había un tranquilo silencio entre nosotros, y eso me dio tiempo
para pensar.
Mi profunda comprensión, anteriormente, de que me estaba
enamorando de este hombre, estaba jugando en torno a mi
cabeza. Era una idea a la que podría acostumbrarme. Era un
nuevo concepto para mí, en conjunto, y no pude evitar 156
preguntarme qué era lo que había en él que me había capturado.
Entonces lo sentí.
Sus pies. En mi pecho.
Abrí los ojos y su largo, pálido, húmedo y ligeramente arrugado
pie estaba a unos centímetros de mi cara. Tenía los ojos cerrados
y sonreía. Él me estaba molestando porque sabía que tenía algo
con los pies... estaba jugando conmigo. 03/2017
Así que agarré su pie y lo mordí. Suavemente, mordisqueé el
arco y el metatarso de su pie. Él estaba mirándome ahora, todavía
sonriendo, y levantó su otro pie, ofreciéndomelo también.
Así que lo mordí también. Luego lo besé y chupé sus dedos
entre mis labios. Sonrió, y sus ojos estaban fijos en mi cara.
Sostuve sus pies cerca de mi cara, frotándolos por mi mejilla, y
mirando de nuevo a él.
Y ninguno de nosotros dijo una palabra.
20:13
Era la primera vez que nos aventuramos fuera en Dios sólo sabe
cuánto tiempo. Habíamos llegado a una tienda de delicatesen que
aparentemente Cameron frecuentaba, a sólo dos cuadras de
distancia. Sostuve la puerta para él, y cuando entró, mi mano
encontró la parte baja de su espalda.
Y él se congeló.
Dejé caer mi mano, y fuimos hacia el mostrador.
―Lo siento,― dijo rápidamente. ―Lo siento. Es un hábito…no
estoy acostumbrado a hacer esto.
Le sonreí, había olvidado lo nuevo que era en esto.
―Lo siento, no pensé…
―No, está bien,― dijo. Luego me miró. ―¿Está bien, no es así?
Asentí y él exhaló. Nos paramos frente al mostrador esperando
para ser atendidos, y él se balanceó hacia delante y hacia atrás
sobre sus talones. Lo miré, y él sonrió.
Cuando la pequeña dama detrás del mostrador nos preguntó
qué queríamos, Cameron se inclinó hacia adelante, poniendo su
mano en mi cintura, y me preguntó qué ensalada me gustaría. Le 157
sonreí. Estaba tocando a un hombre en público por primera vez.
Era suave y apenas rozando, pero cualquiera que mirara, sabría
que era una muestra pública de afecto.
―Elige tú.― le dije al oído.
Él ordenó una variedad de antipasto y ensaladas, y le sonreí
cuando le entregaba el dinero para pagar. Él estaba
verdaderamente brillando. Cuando lo miré, susurró, 03/2017
―Gracias.
Recogí el almuerzo y le dije:
―De nada.
Y él sonrió todo el camino a casa.
CAPÍTULO 16 ―Yo soy... el dador de la arrogancia.
18:42
―¿Creí que dijiste que te ibas?― preguntó, sonriendo. Estaba 158
sentado en una silla del salón, y yo estaba sentado sobre él, a
horcajadas. No llegamos demasiado lejos después del almuerzo.
―Lo estoy,― dije, besando hacia abajo su cuello. ―Solo quiero
besuquearme contigo un poco más…― murmuré contra su piel.
―Eres bastante adictivo.
Soltó una risita mientras sus manos rozaban mis costados.
―¿Es eso cierto? 03/2017
Lo miré a los ojos y él me miró fijamente. Su sonrisa se
desvaneció, y tuvimos otro de esos momentos; serios y con algo no
dicho pasando entre nosotros. Asentí.
―Sí.
No estaba completamente seguro de a qué respondí que sí -a
que era adictivo; a que quería más; a que hacía palpitar a mi
corazón como loco- no obstante lo besé. Profundamente.
Sus manos sujetaron mi cara, y nuestras lenguas se
encontraron. Se sentó más derecho como si estuviera tratando de
meterse más profundo en mi boca.
Y el timbre de la puerta sonó.
―Mierda,― maldijo. Me miró con los ojos muy abiertos, luego
miró su reloj. ―Esos son mis padres. No me di cuenta de la hora.
Joder. Bueno, esto podría ser incómodo.
―Lo siento,― se disculpó de nuevo.
―Está bien, Cameron. Y deja de disculparte,― le dije de nuevo,
saliendo de su regazo. ―Ve y déjalos entrar, recogeré nuestro
desastre,― dije, señalando los platos todavía en la mesa.
Comencé a recoger los platos y lo oí saludar a su madre, y me
giré a tiempo para verla casi tirarse a abrazarle en el pasillo.
Sonreí y entré en la cocina.
Apenas había metido los platos en el fregadero, de hecho
todavía estaba sosteniendo uno de ellos, cuando la señora
Fletcher entró en la cocina. Sus ojos moviéndose alrededor, ella se
volvió de mí a su hijo y a mí de nuevo, entonces ella se lanzó a
abrazarme. 159
Afortunadamente, el Sr. Fletcher agarró el plato que estaba
sujetando. Cameron murmuró,
―Oh, por el amor de Dios, mamá, por favor…
Ella susurró,
―Gracias,― en mi oído antes de que Cameron la separara de mí,
conduciéndola al patio trasero. Él gesticuló un ‘lo siento’ todo el
camino hacia fuera. 03/2017
Y fui dejado allí, en la cocina, con el padre de Cameron.
Mi jefe.
Él sabía malditamente bien lo que habíamos estado haciendo.
No tenía ninguna razón relacionada con el trabajo para estar en la
casa de su hijo durante más de veinticuatro horas y, sin embargo,
todavía no me había ido. No tenía sentido negarlo.
Lo miré y me encogí de hombros. Él sonrió.
Comencé a lavar los platos, y el señor Fletcher, sin decir una
palabra, cogió un plato y empezó a secarlos. Señalé con la cabeza
hacia donde estaban Cameron y su madre.
―Supongo que la señora Fletcher tomó las noticias bien.
Sonrió.
―Lo ha sabido por años,― dijo casualmente. ―O al menos así lo
dijo.
Pensé que ella lo sabía. La manera en la que me miraba…
―Ella dijo que una madre sabe esas cosas.
―¿Alguna vez sospechó usted algo?
Sacudió la cabeza.
―Yo…nosotros nunca estuvimos seguros,― respondió con
franqueza. ―Sinceramente, consideré que podría ser gay o al
menos bisexual.
―¿Por qué nunca le dijo nada?
―Porque él no estaba preparado,― respondió. ―Y porque no
importaba.
―Eso importaba,― le dije secamente. Miré a mi jefe y aflojé la
mandíbula para poder hablar. ―No se le ocurra decir que no
importa. Importa para él. Ha estado siendo miserable por años. 160
Levantó sus manos defensivamente y sonrió.
―Quiero decir que no importa si es gay o hetero,― enmendó.
―Lucas, si lo hubiera empujado y él no estuviera listo, lo habría
negado, y entonces él nunca habría salido. Algunas veces, todo lo
que un padre puede hacer es apoyar y amar a sus hijos. Y
esperar.
Me volví hacia el fregadero y asentí. Entonces suspiré. Joder. Él 03/2017
estaba en lo cierto. Cameron lo habría negado. Vehementemente.
El Sr. Fletcher me sonrió.
―Entonces tú entras en mi oficina y me dices, en términos
inequívocos, que eres brillante, exitoso y gay.― Se apoyó en el
mostrador de la cocina y me miró. ―No voy a mentir, Lucas,
esperaba que Cameron pudiera ver cómo eso era posible... si él
fuera gay.
Lo miré directamente a los ojos.
―Dígame sinceramente, ¿me contrató porque soy gay?
Sus ojos se abrieron ampliamente.
―¡No! Absolutamente no,― declaró categóricamente. ―Lucas, te
contraté porque eres brillante.
Le creí. Y sonreí.
―Es cierto. Lo soy.
Se rió entre dientes.
―Aunque Cameron no estaba impresionado. Nosotros tuvimos
algunas discrepancias sobre tu posición en Publicidad Fletcher.
―¿De verdad?― dije con una sonrisa.
Su padre sonrió maliciosamente, una esquina de sus labios
elevada, justo como Cameron lo hacía.
―Creo que se sentía amenazado por ti.
Sonreí y sacudí la cabeza.
―Creo que era porque yo le gustaba…
Los ojos de Sr. Fletcher se abrieron como platos, y miró hacia
donde su mujer y su hijo estaban sentados. Una suave sonrisa se
extendió por su cara. 161
―Oh.
Me reí.
―¿Así que pensó que emparejarnos para el trabajo de Lurex no
sólo le haría ver lo brillante que soy, sino que sacudiría su
armario hasta que se cayera?
Resopló y se rió.
―No, realmente. Nosotros literalmente teníamos sesenta y cinco 03/2017
horas para poner una campaña sobre la mesa, y yo os conocía;
como trabajáis, como pensáis, os complementaríais y estaría
hecho.
―Bastante justo,― concedí con una sonrisa. Dejé salir el agua
del fregadero y lo limpié.
Entonces el padre de Cameron dijo,
―Pero tú has estado aquí más de sesenta y cinco horas…―
arrastró sugestivamente.
Lo miré directamente a los ojos.
―Sí.
―No dejarás que esto interfiera con tu trabajo, ¿verdad?― él hizo
una declaración más que una pregunta.
―No, señor. No lo haré.
Luego me preguntó en voz baja.
―¿Tú no le harás daño tampoco, verdad?
Sonreí, pero entonces el pensamiento vino a mí, tal vez él no
fuera el único que saliera lastimado. Mi sonrisa murió, sacudí la
cabeza y mi voz era tranquila.
―No, claro que no.
El Sr. Fletcher me miró, y yo evité su mirada.
―Lucas…no quise decir…oh, Dios. Lo estoy haciendo todo mal.
―Está bien,― lo tranquilicé.
―No, Lucas, por favor,― comenzó de nuevo. ―Solo quiero que
sea feliz.
Lo miré y me sentí desnudo.
―Yo también. 162
Justo en ese momento, Cameron y su madre volvieron dentro.
Él se detuvo y me miró, luego a su padre, luego otra vez a mí.
―¿Todo bien?― preguntó despacio.
Su padre sonrió, pero yo respondí.
―Claro. Solo le estaba diciendo que me tenía que ir.
―Oh,― Cameron dijo, no muy convencido.
Le dije a la señora Fletcher que era un placer volver a verla, y le 03/2017
dije al señor Fletcher que lo vería mañana en el trabajo. Me
sonrió, con disculpa en sus ojos, y asintió. Mientras caminaba
hacia la puerta principal, oí a Cameron decir,
―Acompañaré a Lucas fuera.
Luego, desde el pasillo, escuché a la Sra. Fletcher sisear a su
marido.
―Tobias Fletcher, ¿qué le has dicho?
Miré a Cameron, y él hizo una mueca de disculpa. Mientras
caminábamos al coche, preguntó,
―¿Ha dicho algo que te moleste?
Sonreí y sacudí la cabeza, lanzando mis bolsas en el asiento
trasero.
―Cameron, está bien. Él está preocupado eso es todo, por su
hijo, por su negocio.
Cameron me miró algo mortificado. Miró hacia su casa luego de
nuevo a mí, y su mandíbula se apretó.
Mi voz era tranquila.
―Está preocupado de que rompa tu corazón.
Sus ojos chispearon y su boca se abrió y cerró dos o tres veces.
―Voy a matarlo,― dijo. ―Lo siento. Lo siento.
Le sonreí abiertamente.
―No te preocupes, y no te disculpes. Además creo que tu madre
ya se está ocupando en este momento.― Abrí mi coche, y él
comenzó a caminar hacia su casa. ―¡Cameron!― lo llamé. Él se
giró a mirarme, y le pregunté, ―¿No quieres saber lo que le
respondí?
Me miró interrogativamente. 163
―¿Sobre lo de romper tu corazón?― aclaré. Me clavó su mirada,
esperando. Le sonreí. ―Le dije que no lo haría.
Subí en el coche y lo saqué a la carretera. Cuando miré por el
espejo retrovisor, todavía estaba parado en la acera.
Todavía estaba sonriendo.
18:00
Llegué a casa alrededor de las tres de la tarde. Sonreí cuando 03/2017
casi podía imaginar que el reloj de la cómoda de Cameron estaría
en 18:00.
Abrí mis bolsas, incluyendo todas las muestras de Lurex que
había dividido y reclamado como mías. Abrí el cajón de la mesilla
y tiré todo allí, sonriendo cuando vi los diferentes tipos de
condones y lubricantes aromatizados. Me reí cuando me acordé
de Cameron canalizando su Yoda interior con su brillante en la
oscuridad, espada laser verde.
Y cómo prefería los lubricantes sabor fresa, cómo gemía cuando
la sonda de próstata presionó deliciosamente contra su glándula,
cómo sus muslos temblaban, cómo su polla se crispaba, como era
el sabor de su corrida.
Mmm, Dios...
Rápidamente cerré el cajón de mi mesilla y sacudí de la cabeza
todos los pensamientos de Cameron. Tantas veces como lo había
tenido, tocado, besado, chupado, follado -tenido dentro de mí- no
era suficiente. Yo quería más.
Lo supe. Supe que quería más.
No solo sexo, sin embargo. Quería oírle hablar sobre tendencias
globales, revisiones financieras, calcetines de dibujos animados,
música, libros y jerarquías políticas. Quería verlo sonreír, oírlo
reír.
Y supe, sin ninguna jodida duda, que estaba loco por él.
Incapaz de dejar de pensar en él, traté de distraerme con la
limpieza, y después de que decidí que no había nada en mi cocina
para cenar, me aburría y me sentía incómodo dentro de mi piel. 164
Podía olerlo en mí y estaba inquieto porque quería más de él, y me
estaba agitando porque no estaba con él...
Entonces el portero sonó.
No esperaba a nadie, presioné el intercomunicador.
―¿Quién es?
―Cameron.
Y yo sonreí como un gilipollas, muy fuerte. Presioné el botón. 03/2017
Oyendo el clic, abrí mi puerta y me quedé esperando por él. Salió
del ascensor y sonrió cuando me vio. Pasó a través de mi puerta,
entró sin decir una palabra, y yo pateé la puerta cerrándola tras
de mí.
―Bonita casa,― dijo, mirando alrededor.
Yo todavía sonreía.
―¿A qué debo el placer?― él tenía una bolsa en su mano. Ni
siquiera me había dado cuenta. ―¿Olvidé algo?
―Unas cuantas cosas,― dijo. Metió la mano en la bolsa y sacó
un par de calcetines. ―Son totalmente negros. No son míos.
Solté una risita, y nos quedamos solamente mirándonos el uno
al otro, ambos sonriendo como idiotas.
―Así que,― dije, ―¿Tu familia se ha tomado bien la noticia? Tu
mamá parecía realmente feliz.
Asintió.
―Sí, lo hicieron. Incluso fui a ver a Ben.
Pude sentir como mis ojos se abrían como platos.
―¿Cómo fue?
Sonrió.
―Me miró boquiabierto por un momento, pero está bien. Creo
que le sorprendí más que otra cosa. Él no dijo mucho,― dijo con
un encogimiento. ―Hablé con Ashley un rato, y antes de que me
fuera él me preguntó que si todas las veces que me llevó al futbol
había ido solo a comerme con los ojos a los hombres en
pantalones ajustados… así que creo que él está bien.
―¿Lo hacías?― pregunté. ―¿Ir solamente a disfrutar de esos
hombres sudorosos? 165
―Oh, absolutamente,― dijo con una risita.
Lo sonreí.
―Eso es genial, Cameron,― él sabía que me refería a la
aceptación de su familia. ―Eso es realmente genial.
―Lo es,― asintió.
―¿No fuiste demasiado duro con tu papá, verdad?
Él resopló. 03/2017
―No le dije nada que mi madre no le hubiera dicho ya,
aparentemente.
Riendo, le ofrecí una bebida, y cuando le di una soda, tomó una
profunda respiración y dijo,
―Eh, sobre mañana…
―¿Qué pasa con ello?
―En el trabajo, ―dijo nerviosamente. ―Qué hacemos…como…
no sé qué…
Pues mi vaso de soda en el mostrador de la cocina y me puse
delante de él.
―Yo solo seré yo, y tú serás tú. Lo que hacemos en el trabajo no
debe cambiar.
Él exhaló, aliviado.
―Cameron, no voy a besarte en una reunión del personal ni
nada parecido.― Me burlé. ―A menos que quieras.
Él se rió, pero le dije.
―Pero tampoco quiero que me ignores. No espero que seamos
nada menos que profesionales, pero no quiero que me trates como
si no significara nada para ti.
Joder. Ahora sonaba como una chica.
Su sonrisa se desvaneció y sus cejas se juntaron.
―No lo haría. No creo que pueda ignorarte nunca más.― Me
miró, luego al suelo. ―¿Y fuera del trabajo…?
―Te dije que quería salir contigo,― le recordé. ―Y quería decir
eso. Quiero verte, Cam.
Mordió su labio, para dejar de sonreír, parecía.
―¿Cómo en una cita? 166
―Sí, como en una cita,― respondí. Genial. Ahora estaba
sonriendo y emocionado como una chica. Aclaré mi garganta y
cambié de tema. ―Así que, ¿dijiste que me dejé unas cuantas
cosas en tu casa?― él solo me enseñó una.
Sonrió, pero un tenue rubor se deslizó sobre su mejilla.
―Tu corbata,― dijo, sacándola de la bolsa y lazándola encima de
la mesa. ―No pude traer el reloj regresivo, pero encontré esto, 03/2017
―dijo sacando su teléfono. ―Me bajé una App que podría ser
útil―. Sostuvo el teléfono, mostrándome la pantalla.
14:29
Un cronómetro en su móvil. Me reí.
―Mi querido hombre, has pensado en todo.
―Lo intento.― Sonrió maravillosamente. Luego aclaró su
garganta y metió la mano en la bolsa. ―Y aquí está esto.
Sacó el dildo color carne. Solté una carcajada.
―Um, no,― le corregí. ―Ese era tuyo. Yo me pedí primero el
negro, ¿te acuerdas?
Sonrió, casi tímidamente.
―Oh, sí, es mío,― dijo. ―Pero tú prometiste hacer algo con él, y
nunca lo hiciste.
Sonreí. Aunque sabía a lo que se refería, quería oírselo decir.
―¿Qué prometí?
―Tú, um... dijiste que, um... ― tartamudeó mientras sus
mejillas se teñían de rosa.
Así que me puse justo a su lado y susurré en su oído.
―Repite después de mi…― comencé. ―Voy a follarte con él.
Su voz era áspera y apenas un suspiro.
―Vas a follarme con él.
―Después voy a lamerte y a mamártela.
Su pecho subió dos veces antes que lo dijera.
―Vas a lamerme y a mamármela.
―Luego chuparé tu agujero con mi lengua.
Tragó saliva. Dos veces. 167
―Vas a-a chupar mi agujero.
Sonreí contra su oído.
―Luego te joderé de nuevo.
Él no repitió, pero asintió contra mi cuello.
―Por favor.
14:03
No había vista como esta. Cameron se retorcía y contorsionaba, 03/2017
empujando su culo hacia mí. El consolador estaba incrustado en
su culo, yo estaba entre sus piernas, lamiendo su polla, chupando
la cabeza, y él estaba gimiendo maravillosamente.
Sus manos empuñaban las sábanas a su lado, su espalda
arqueada, empujándose sobre el consolador, y estaba rogando por
más. Era tan hermoso. Cómo se movía, cómo gemía.
Tan caliente como era verlo así, no quería que se viniera hasta
que no estuviera dentro de él. Lentamente saqué el consolador.
Gimoteó y me miró como si hubiera perdido la puta cabeza.
Me arrodillé entre sus piernas y, desenrollando un condón sobre
mi dolorida longitud, le dije,
―Quiero que mi polla te haga correrte.
Sus ojos rodaron antes de que se cerraran, y gimoteó y
lloriqueó. Me incliné, lamí su raja y luego rodeé mi lengua por su
agujero rosado y abierto.
Casi gritó mientras corcoveaba contra mí, así que agarré sus
caderas para mantenerlo inmóvil. Él abrió sus piernas
ampliamente para mí, y pasé la lengua por su abertura. El
consolador lo había extendido bien, mi lengua se deslizaba dentro
y fuera, y sus muslos temblaban. Sabía que no duraría mucho.
Agarré la parte de atrás de sus rodillas y lo arrastré hacia
delante, su culo abierto y expuesto.
Presioné mi polla contra su agujero y me deslicé dentro.
Y él gimió. Y tembló. Su cabeza se empujó contra las almohadas
y su pecho presionado hacia delante.
―Jodeeeeeeerrr,― gimió. 168
―Mmmmm,― concordé mientras salía y empujaba dentro de
nuevo. Se sentía jodidamente bien. Tan caliente, tan profundo y
tan malditamente correcto. ―No quiero que el consolador te haga
correrte,― jadeé contra él. ―No quiero nada más en tu culo
excepto yo.
Empujé más fuerte, y él gimió.
―Síiiiii. 03/2017
―Todo yo,― le dije mientras empujaba sus piernas más arriba,
elevando su culo para mí. ―Cada centímetro,― gemí mientras me
inclinaba sobre él, forzando cada maldito centímetro de mi polla
dentro de él. Gimió, y yo me balanceé hacia delante y hacia atrás,
mis bolas golpeando su culo. ―Cada puto centímetro,― gruñí. ―Mi
polla jodiéndote, haciéndote correrte, nada más… nadie más.
Y su culo se apretó alrededor de mí. Tembló y corcoveó mientras
se corría, su polla vaciándose entre nosotros. Gritó y se flexionó
contra mí, y mi polla se hinchó y se derramó. Me contraje contra
él mientras chorreaba caliente y espeso en el condón, perdido en
un espectáculo de fuegos artificiales detrás de mis ojos.
Caímos en una masa de desechos y saciados cuerpos,
envolviéndonos uno en brazos del otro, y nos dormimos.
3:16
Me desperté con una sensación de picor extendiéndose por mi
baja espalda. Eso debería mosquearme.
Pero no lo hizo.
Porque con ese sentimiento de picazón estaba una suave,
caliente, húmeda sensación, que se sentía muy malditamente
bien.
Gemí, y oí una risita.
Luego, dedos largos y anchos frotaban mi espalda y el rastro de
picor y la húmeda lengua volaron de mi columna a la grieta de mi
culo.
Yendo más abajo.
Y más abajo.
Oh, Jesús. Oh, joder, él estaba a punto de... 169
Mmmm, él lo hizo.
Jodidamente estaba lamiéndome el ano. Largo y duro.
Luego añadió sus dedos. No mucho después, la punta del
consolador estaba extendiéndome más allá, y él me folló.
Oh, Dios. Como me folló.
Estaba tumbado boca abajo, levantando mi culo para él, y él
enterró el juguete en mí, deslizando, retorciendo, sacando y 03/2017
empujando.
Deslicé mi mano por debajo y agarré mi verga, tirando y
retorciendo al mismo tiempo que sus movimientos. Y era
fantástico, tan jodidamente bueno. Entonces él hizo lo que yo le
hice a él.
Lo sacó.
―Nooo,― sacudí mi cabeza, suplicándole. ―Cameron, por
favor…
Pude oír un envoltorio rasgarse, luego unos segundos de
silencio antes de que estuviera dentro de mí. Rápido, duro y
profundo.
―¿Es esto lo qué querías?― susurró desde detrás de mi cuello.
Y todo lo que pude hacer fue gemir.
Y asentir.
Y corcovear y abrir mis piernas para que pudiera joderme más
duro.
Y lo hizo.
Me empotró contra el colchón, jodiéndome por todo lo que valía
la pena.
Fue glorioso.
Levanté mis caderas y él agarró mis hombros, y su polla me
empaló, una y otra vez, implacablemente.
Perfectamente.
Sus empujones se volvieron irregulares, y se abalanzó dentro de
mí, rugiendo, temblando y explotando dentro de mí.
Podía sentir su pene engrosarse, podía sentir cada pulsación.
Eso encendió fuego en mis células, y mi orgasmo me dobló. Me 170
estremecí y me retorcí bajo él. Mi cabeza cayó hacia atrás y tiró
hacia adelante mientras mi corrida untaba las sábanas debajo de
mí.
Él colapsó encima de mí, riéndose y frotando delicadamente su
barba incipiente por mi piel.
Todo lo que pude hacer fue gemir.
Ni siquiera eran las seis y media de la puta mañana. 03/2017
―Tengo que ir a casa,― dijo. ―Necesito cambiarme para el
trabajo.
―Mm hmm,― gemí mi negativa.
Pude sentirlo sonreír contra mi hombro.
―De acuerdo, ducha primero, luego me tengo que ir.
2:10
―¿El correcaminos?― me reí.
Levantó su otro pie y sonrió.
―Y el coyote.
Sacudí la cabeza y me reí mientras se ponía los zapatos.
―Tengo que irme,― dijo de nuevo. Miró su reloj. ―Te veré en dos
horas.
―Sí, sí, fóllame y abandóname,― dije sarcásticamente, rodando
mis ojos.
Soltó una risotada.
―Puedes devolverme el favor en cualquier momento.
Sonreí abiertamente.
―Creo que lo haré.
―Bien,― dijo, con un rápido pico en mis labios. Caminó hacia la
puerta, girándose para decir, ―Este fin de semana, puedes
follarme y abandonarme tantas veces como quieras.
Me reí.
―¿Empezando?
―Viernes por la noche,― dijo, y la puerta se cerró tras él.
Nunca había estado tan feliz de ir al trabajo.
00:10
No podía haberlo mejorado, porque cuando entré en el ascensor, 171
entre otras personas, estaba Cameron. Él sonrió satisfecho
cuando me vio. Lo miré, preguntándome cómo funcionaría entre
nosotros, cuando sus labios se retorcieron. Dijo:
―¿Y cómo estás esta mañana?
Sonreí.
―Oh, estuve excelente esta mañana, o al menos eso me dijeron.
Hizo una mueca, para no sonreír, pero sus ojos brillaron. 03/2017
El ascensor se detuvo, y nuestros acompañantes salieron,
dejándonos a Cameron y a mí solos para subir el resto de plantas.
Me miró.
―¿Te encuentras bien? ¿No estás demasiado dolorido?
Sonreí ante su preocupación.
―Un poco,― respondí con sinceridad. ―Y realmente quiero
hacerlo otra vez.
Sonrió.
―Bien.
―¿Cameron, puedo preguntarte algo?
Parecía desconcertado por mi pregunta.
Justo cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron en
nuestro piso, le pregunté,
―¿Quién llevas en los calcetines?
Sonrió ampliamente y salimos al vestíbulo, caminando hacia
nuestras oficinas.
―Superman.
Sonreí.
―¿Con Clark Kent?
Llegó a su puerta.
―No. Solo Superman,― dijo con una sonrisita. ―Ya no hay
necesidad de Clark.
Entramos en nuestras respectivas oficinas, y cuando me senté
en mi escritorio, lo miré a través de la pared de cristal. Él hizo
girar su silla, mirándome a través del muro y sonriendo.
La voz de Rachel me dio un susto de muerte.
―Bueno, te ves bastante satisfecho contigo mismo. 172
Me puse una mano en el corazón.
―Por Dios, Rach. Me has provocado un ataque cardíaco.
Ella sonrió y me ofreció un café.
―Y a alguien más,― ella apuntó su mirada hacia la sala al otro
lado del pasillo, ―parece haber encontrado algo de arrogancia.
La miré y me reí.
―Ese soy yo,― dije, tomando un sorbo de mi café. ―El dador de 03/2017
la arrogancia.
****
8
(Tweedledum y Tweedledee) Personajes de Alicia en el País de las Maravillas. Son dos
gemelos vestidos idénticos
De pie al lado del pequeño gran piano, el Sr. Fletcher nos
agradeció a todos por renunciar a nuestro sábado, pero esta
noticia, en su muy humilde opinión, no podía esperar.
―Recibí una llamada telefónica de confirmación ayer de un viejo
amigo mío en Francia―, dijo.
Bueeeeno. Un poco extraño compartir ese tipo de chisme con
todos nosotros, pero gracias.
―... en Cannes, en realidad.
Cannes.
¿Por qué debería eso sonarme de algo?
Miré a Cameron. Sus ojos estaban muy abiertos, pero estaba 183
empezando a sonreír. Él había cogido el significado.
¿Qué me estaba perdiendo?
El Sr. Fletcher agarró un mando a distancia, y apuntó a la gran
pantalla plana y la encendió. Miró su reloj y anunció,
―Es casi la hora.
Y entonces, con esa entrada, en la pantalla, un hombre
elegantemente vestido anunció con un grueso acento europeo, 03/2017
―¡Les presentamos al ganador del León de Cannes de este año!
Es curioso cómo la mierda monumental en tu vida tiende a
suceder en cámara lenta y a más velocidad que la luz al mismo
tiempo. Porque en la pantalla apareció una pequeña y solitaria
marioneta de calcetín; un calcetín real en un fondo animado.
Y mi mente pareció fracturarse. Pude recordar las putas horas y
horas que tomó con los animadores, nuestro equipo de diseño
gráfico, e incluso titiriteros. Podía recordar las putas horas y
horas que pasé con Cameron para conseguir que fuera
absolutamente perfecto. Podía ver, rodeándome, como la gente
sonreía y aplaudía, ofreciendo felicitaciones, y pude ver a
Cameron al otro lado de la habitación.
Él estaba mirando la pantalla, y luego a mí, luego de nuevo a la
pantalla.
Podía ver todo esto. Un borrón de alboroto silencioso,
moviéndose en cámara lenta, mientras mi mente recordaba los
detalles específicos en una fracción de segundo del anuncio que
estábamos viendo.
Pero mi mente parecía no poder reaccionar cuando el hombre
dijo, ―ganador del León de Cannes― y luego mostró nuestro
anuncio de Calcetines Caiusaro.
No era capaz de unir los puntos.
Ganador.
León de Cannes.
El premio anual para el mejor anuncio del mundo.
Publicidad Fletcher.
Nuestro anuncio. 184
Mi anuncio y el de Cameron.
El anuncio muestra una pequeña marioneta―calcetín triste y
solitaria, en un mundo monótono e incoloro, que parece estar
buscando algo que ha perdido. Pasa por delante de calcetines
bonitos, incluso calcetines hermosos, pero sacude la cabeza y
sigue caminando. Él mira dos veces a un calcetín en particular,
colorido y rayado -en el que Cameron insistió y todavía 03/2017
encontraba hilarante- pero este pobre calcetín sencillamente no
puede encontrar lo que está buscando.
Incapaz de continuar, está a punto de tirar de un hilo para
deshilacharse, cuando una ambulancia de dibujos animados le
levanta, el doctor-calcetines lo agarra, lo coloca en una camilla y
se apresura a llevárselo.
Los doctores le hacen un masaje cardíaco, y cuando realizan
una descarga eléctrica con las palas, su pequeña espalda calcetín
se sacude en la camilla. Finalmente las puertas de la ambulancia
se abren, y el mundo animado es brillante y colorido, tipo El Mago
de Oz.
―¿Dónde estoy?― pregunta el calcetín.
―Caiusaro,― una voz suave responde. ―Es el cielo para los
calcetines. El cielo para los pies.
Teníamos otros tres anuncios de calcetín a seguir, mostrando
un calcetín diferente cada vez en su aventura para llegar a
Caiusaro. Tuvimos más de siete millones de visitas en YouTube,
nuestra dirección de twitter de ¿Dónde está Cauisaro? Incluso fue
tendencia en todo el mundo.
El anunció terminó en la pantalla -duraba solo treinta
segundos- y entonces Cameron estaba sonriendo y caminando
hacia mí. Entonces él estaba riendo y sujetando mi rostro y
plantándome un beso, justo allí, delante de todo el mundo.
―¿Cannes?― dije, aunque era más un chillido.
Rió y asintió, envolviendo su mano alrededor de mi nuca y
empujándome contra él. Nos acompañaron luego Rachel y Simona
que estaban saltando y abrazándonos. Entonces de alguna 185
manera estábamos separados, y otras personas estaban
felicitándonos.
Estaba en un jodido aturdimiento, vagamente consciente de que
el padre de Cameron hablaba.
―Sabíamos que el anuncio de Caiusaro de Cameron y Lucas
estaba nominado, junto con otros veintiocho mil de los mejores
anuncios del mundo,― dijo. Luego el Sr. Fletcher miró entre su 03/2017
hijo y yo y anunció orgullosamente, ―Habrá una ceremonia oficial
de entrega de premios, pero la llamada que recibí era del Director
General para anunciarme que habíais ganado.
Oh.
Mi.
Jodido.
Dios.
Cameron me miró, todavía sonriendo.
―¿Estás bien?― me preguntó.
Asentí, creo. No estaba completamente seguro, para ser
honesto.
Miré alrededor entonces y vi algunas personas que estaban
sonriendo, y algunas no podían ocultar su sorpresa de ver a
Cameron besarme. Como Eric y Paul. No estaba seguro de que
estaban más abiertos, sus bocas o sus ojos.
Pero Cameron solo agarró mi mano y me condujo hasta donde
estaba su padre, y me di cuenta que había personas coreando,
―¡Qué hablen, qué hablen!
Bueno, Simona y Rachel coreaban, ‘Qué hablen, qué hablen’.
Cameron estaba radiante, y agradeció a los equipos que
trabajaron con nosotros y agradeció a Simona y Rachel, que
valían su peso en oro. Habló de su sueño, cuando era un niño, de
tener un León de Cannes, al igual que su padre. Y ahora lo había
conseguido. Dijo que debería ser el pináculo de una carrera, un
premio como este, pero pensó que era sólo el comienzo.
Me miró cuando dijo que estaba seguro que no habían visto lo 186
mejor de lo que podíamos hacer.
Entonces fue mi turno para hablar, pero yo no sabía que decir,
estas personas estaban acostumbradas a ver mi lado de los
negocios, mi lado arrogante.
No muchas personas habían visto el lado humilde de mí.
Estaba un poco perdido con las palabras, parecían estar
atrapadas en mi garganta. 03/2017
―Yo, eh.― Empecé con mal pie. Exhalé a través de mis mejillas
hinchadas. ―Realmente no puedo explicar... ― les dije. ―No tenía
ni idea... ― Estaba tartamudeando como un tonto, así que tomé
una respiración profunda y comencé de nuevo. ―Cuando empecé
en Publicidad Fletcher hace doce meses, sabía lo que yo podía
dar. Sabía lo que Publicidad Fletcher obtendría de mí.
El Sr. Fletcher rió.
―Sí,― dijo a la pequeña audiencia. ―Me dijo en la entrevista que
si en doce meses no había incrementado nuestro portafolio en un
veinticinco por ciento, podía patearle el culo o despedirle.
―Es cierto, dije eso.― Sonreí y asentí. ―Pero de todas las cosas
que sabía que podía dar, nunca soñé con lo que recibiría a
cambio.― Miré a Cameron, y él supo que no solo estaba hablando
de trabajo. Sonrió. ―Pero Cameron está en lo cierto,― admití.
―Creo que realmente es el comienzo de lo que somos capaces de
hacer.
Cameron sonrió de oreja a oreja y de nuevo, enfrente de todo el
mundo, tuvimos uno de esos momentos de solo-nosotros.
El Sr. Fletcher entonces habló con la pequeña audiencia delante
de nosotros, aunque yo no estaba realmente escuchando. Todavía
estaba tratando de que mi cabeza asimilara el ganar el puto León
de Cannes, y de Cameron besándome delante de compañeros de
trabajo.
Luego el Sr. Fletcher dijo,
―Originalmente, iba a tener el almuerzo de hoy en algún
restaurant elegante, pero simplemente no parecía correcto.
Necesitaba ser personal, porque eso es lo que es. Para mí, ―el 187
padre de Cameron dijo mirando a Cameron primero, luego a mí,
con los ojos brillantes, ―es muy personal.
Estábamos sosteniendo una copa de champán, y el Sr. Fletcher
nos pidió que levantáramos nuestras copas.
Él levantó su copa para un brindis.
―Por dos de los mejores cerebros en los negocios, y dos de los
mejores hombres que conozco. 03/2017
Miré a Cameron, él ya estaba mirándome. Su voz era silenciosa,
pero le escuché muy bien.
―Por nosotros.
Asentí y susurré, solo para él.
―Por nosotros.
La multitud bebió y las conversaciones comenzaron a zumbar
entre los pequeños grupos. El señor Fletcher abrazó a Cameron, y
entonces, para mi total sorpresa, hizo lo mismo conmigo.
―Estoy muy orgulloso de ambos,― nos dijo. La Sra. Fletcher
estaba allí, abrazándonos a ambos, diciéndonos como de
orgullosa y feliz estaba.
Luego un sonriente Ben nos palmeó la espalda y nos abrazó a
ambos al mismo tiempo tan malditamente fuerte que mi columna
crujió.
―Por Dios, Ben,― me quejé. ―Gracias por la alineación de
columna.
Él sonrió.
―Solo ayudando. Ya sabes, así ambos estarán más ágiles para
más tarde.
Cameron rodó los ojos, Cynthia le frunció el ceño a su hijo
mayor, y yo me reí. Ben solo se encogió de hombros y sonrió.
Luego me miró y dijo, bastante alto,
―¿Parecías un poco emocionado antes, Lucas?
Sonreí, un poco avergonzado, y asentí.
―Eh, sí, Cameron acababa de decirme que tu madre había
hecho un pastel de nuez solo para mí y que nadie más iba a
tenerlo.― Puse mi mano en el corazón. ―Eso me llegó. 188
Ben jadeó y miró mal a su madre, mientras Cameron deslizó su
brazo por mi cintura y, riendo entre dientes, presionó sus labios
en mi frente. Pero luego el Sr. Fletcher miró a su mujer.
―¡Me dijiste que podía tomar un trozo! Después del almuerzo,
dijiste ‘el pastel para después del almuerzo’.
La señora Fletcher frunció sus labios sonrientes hacia mí y
Cameron se echó a reír. Él me alejó de su, todavía-discutiendo- 03/2017
por-el-pastel, familia.
―Vamos, mejor alternamos.
Así que lo hicimos. Hablamos con todo el mundo, Paul y Eric
incluidos. Ellos estaban un poco sorprendidos, pero ambos nos
dieron una agradable y cálida felicitación por el León.
Pronto fue media-tarde, la multitud se había disipado y solo
quedó la familia.
Estábamos sentados en la mesa del patio y la mano de Cameron
estaba en mi muslo. Estábamos disfrutando del sol de la tarde y
de un pastel de nueces cuando Ashley preguntó cómo se sentía
ganar ese prestigioso premio.
―Para ser sincero, todavía no creo que sea verdad,― le dije. ―Es
como si realmente no hubiera pasado.
El Sr. Fletcher se puso de pie y sonrió.
―¿Tal vez esto ayude?― y él dejó un rectangular y azul oscuro
sobre en la mesa enfrente de nosotros.
Cameron lo cogió y lo abrió. Eran dos billetes de avión. A
Francia.
Miré al Sr. Fletcher. Y sonriendo, él explicó,
―Dos billetes. Pasareis dos noches en Cannes, donde acudiréis
a la ceremonia para recibir el premio, y luego pasareis cuatro
noches en Paris.
Oh.
Miré a Cameron, estaba sonriendo, muy emocionado.
―¿Paris?
Paris.
Iba a ir a Paris. Con Cameron. 189
Se inclinó y me besó. Sus ojos brillaban, y él era tan
jodidamente hermoso cuando estaba feliz.
Y ese nudo ahogado y emocional apareció de nuevo en mi
garganta. Mierda. Me estaba convirtiendo en una chica.
Yo era todo corazoncitos y florecitas, y ‘te quieros’ y abracitos.
Primero, Cameron rompe mi gaydar, luego me vuelve un bobo
emocional. 03/2017
Tal vez debería llevar a casa a Cameron y follarlo. Follarlo hasta
que sea una masa suplicante, retorciéndose y gimiendo. Entonces
yo no me sentiría como una jodida chica.
O, tal vez él pudiera hacerme el amor, sostenerme y besarme,
llenarme mientras sus ojos y su cuerpo me dicen sin palabras
cuanto me ama.
―¿Luc?
―Oh, lo siento,― me disculpé, tomé una profunda respiración,
sacudiendo la cabeza. ―Me he distraído.
―¿Has estado alguna vez en Francia?― preguntó el Sr. Fletcher.
Sacudí mi cabeza y miré a Cameron.
―Siempre he querido ir.
Él sonrió y apretó mi muslo.
―Yo también.
Entonces la Sra. Fletcher preguntó,
―Siempre he pensado en preguntar, ¿Cuál fue la inspiración
para el anuncio de Caiusaro? Ese pequeño calcetín era muy lindo.
Sonreí.
―Bueno, calcetines locos y fetiche por los pies… nunca hubo
ninguna duda. Siempre iban a ser una pareja perfecta.
Miré a Cameron, él sonrió y dijo,
―Sin ninguna duda.
Fin… 190
03/2017
ESCENA ELIMINADA
El punto de vista de Tobias en la reunión con Lurex y lo que
sucedió después.
****
EL VERDADERO FIN
SOBRE EL AUTOR
EPUB
MARA 03/2017
NO
FACEBOOK
ni ninguna
red social
Si lo ponen para descargar en su blog, agradezcan y
conserven el formato. Y Gracias por ponerlo
Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación
económica por las traducciones que realizamos.
Espero que les guste.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de estas maravillosas historias