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04/2019
Para cualquiera que necesite que se lo recuerden.
La vida es corta, vive tu sueño.
04/2019
CAPÍTULO UNO
STUART JENNER
FOSTER KNIGHT
1
Al velero le da una connotación femenina porque cuando habla de él habla como “Mi
casa” y la casa es femenino.
2
Es el nombre del velero y se deja como en el original, significa Caballero Blanco
3
Knight es el apellido
Asintió lentamente.
—Supongo que pediste suficiente comida para dos clientes. Lo
siento por eso.
Le hice señas para que lo olvidara.
—No hay problema. Significa más cerveza para ti—. Claramente
se sentía bastante deprimido, así que le sonreí. —Más de todo para
nosotros. Pero estamos programados para atracar en unos cuantos
puertos de la costa, así que si quieres algo más, házmelo saber y te
lo traeré. Nada es un problema.
—Vale, gracias —murmuró distraído, mirando por el interior—.
Es hermosa.
Me encantaba la primera impresión que causaba en la gente.
Nunca cambiaba. 15
—Seguro que lo es. —Le mostré el baño, luego abrí la puerta del
camarote principal en la proa del barco—. Esta es tu habitación.
Tienes tu propia suite.
Metió la cabeza en el camarote. 04/2019
—¿Este es el más grande?
—Sí. No es enorme, pero estás en un velero, no en un hotel. —
Traté de mantener mi tono de voz, pero ¿realmente estaba
molesto con el tamaño de la habitación?
—Oh, no —dijo rápidamente—. Asumí que tendrías la
habitación más grande.
Oh.
—El cliente es lo primordial, ¿verdad? Tengo el camarote a
babor —expliqué, señalando una de los dos camarotes cercanos a
la escalera—. No necesito mucho. Prefiero que te sientas cómodo.
Se metió en su camarote y puso su bolsa en la cama. Ocupó el
camarote y pareció un poco decaído.
—Bueno, esto es genial, gracias.
—¿Por qué no te acomodas? Tal vez incluso puedas tomar una
siesta. Nos llevaré a través del puerto hacia el sur al principio, y
siempre es lento hasta que lleguemos a aguas abiertas.
—¿Ir lento?
—Oh, claro. Hay una importante terminal de exportación de
azúcar, una base naval operativa, depósitos de aduanas y policía
del agua, flota pesquera comercial, varaderos y muelles flotantes,
compañías navieras, compañías de pesca y buceo....
—Oh. —Se rió—. No me di cuenta de que el puerto estaba tan
ocupado. —Le di una sonrisa.
—¿Estás bien?
Me devolvió la sonrisa, cansado, pero la forma en que sus labios
se curvaron torcidamente le dio a su duro rostro un borde más
suave.
—Sí, estoy bien. Pero estoy un poco cansado —murmuró,
jugando distraído con la correa de su bolsa mientras miraba a la 16
cama.
—Entonces te dejo descansar —respondí, haciendo exactamente
eso. Volví a la cubierta y arranqué el motor. Ella ronroneó a la vida,
tiré de las líneas del muelle y me aparté del embarcadero para 04/2019
sacarnos salir lentamente de Marina Marlin.
El puerto estaba muy concurrido, pero avancé, tomándome mi
tiempo para salir del puerto. Me encantaba esta parte de mi
trabajo; sólo yo en la cabina y nada más que el cielo azul y el
océano color aguamarina. Había viajado por todo el mundo, pero
ningún otro lugar era comparable con los trópicos del norte de
Queensland, las Whitsundays y la Barrera de Coral.
Pero lo que realmente amaba, realmente amaba mucho, era
cuando podía izar las velas, apagar el motor y navegar.
Ahí estaba mi corazón. Ser llevado por el viento a merced de la
Madre Naturaleza y de los elementos que ella mandaba.
Me encantaba su poder, desafiar su fuerza. Nunca envejecería.
Nunca.
Había tenido antes el poder corporativo. Conocía esa prisa, esa
adicción. Esa aspiradora de almas, ese vacío aplastante de la vida.
Pero esto era poder y libertad, y esa era la mayor carrera para mí.
Y nunca me había sentido más vivo.
Nos llevé hacia el sur como dije que haría, a velocidad de
crucero, hasta el sur de la isla de Fitzroy, y mantuve un ritmo
constante por la costa. Mi horario ya no requería apresurarse, y las
únicas referencias al tiempo que mantenía ahora, eran el sol, la
luna y los mapas de mareas. Los únicos plazos que tenía que
cumplir eran los míos. Si llegamos a nuestra primera parada hoy o
mañana no tenía importancia. Tenía casi dos semanas para
enseñarle a Stuart las Whitsundays.
Y mientras dormía abajo, tuve que preguntarme cuál era su
historia. Había llegado solo, y estaba bastante claro que no era su
decisión hacerlo. Era un tipo apuesto; no podía negarlo. Sólo 17
esperaba que estas dos semanas juntos no fueran incómodas.
Nunca había hecho un uno a uno antes. No tenía ni idea de cuáles
eran sus expectativas, ni de sus intenciones.
Pero estaba agotado, podía verlo. Así que, una vez que estuvimos 04/2019
bien alejados de otros barcos y sin saber cuánto tiempo iba a durar
su siesta, la vela dejó de tirar, y ése era el lenguaje de las velas para
tomar un descanso. Me senté al volante, con un pie arriba, y me
incliné hacia atrás, respirando un profundo pulmón de aire salado
y dejando que los sonidos del océano se derramaran a mi
alrededor. Las gaviotas sonaban por encima de mi cabeza y el agua
chapoteaba en el casco. Era una sinfonía detrás del silencio, y
podía escucharla todo el día.
Pero la mañana pronto se convertiría en la tarde, y aún así,
Stuart no había salido. No estaba seguro si me estaba evitando, o
tal vez se dio cuenta de que éramos sólo nosotros dos, más allá de
lo incómodo. Pero había una forma segura de sacarlo de su
camarote sin llamar a la puerta.
Encendí la parrilla.
Mientras los langostinos se cocinaban, corté algunos mangos y
aguacate y agregué un poco de aderezo con el chile suficiente para
hacer que tus labios cosquillearan. Y por supuesto, justo cuando
estaba emplatando, la puerta de su camarote se abrió y apareció
un Stuart medio dormido.
—Oh, justo a tiempo —dije con una sonrisa, dándole un plato.
Tomó su almuerzo y se pasó las manos por la cara todavía medio
dormido y se la sacudió.
—Lo siento. Pensé en dormir un rato. No quise dormirme así.
—Todo está bien. —Le di un tenedor—. No te has perdido
mucho. Nos retrasé un poco. No quería pasar por encima de nada
que tú hubieras querido ver.
Tomé dos botellas de agua mineral de la nevera, las puse bajo el
brazo, recogí mi plato y subí las escaleras hasta la cabina del
piloto. Stuart me siguió, y cuando estaba en la cima, miró a su 18
alrededor a la inmensidad del océano azul verdoso a estribor y a la
hermosa costa boscosa, y sonrió.
—Guau.
Me reí y tomé asiento al volante, y se unió a mí en el largo 04/2019
asiento del banco que se extendía a lo ancho de la cabina. El sol era
brillante y cálido, el viento era un alivio fresco.
—No es una mala vista, ¿eh?
—¿Alguna vez te cansas de ella?
—Nunca.
Sonrió y mordió un langostino.
—Oh, Dios mío. ¿Acabas de cocinar esto?
—Hace dos minutos. —Tomé otro bocado y sonreí mientras
masticaba. La mayoría de la gente tenía la misma reacción.
—Es increíble.
—Son gambas frescas, capturadas esta mañana, y la receta de
salsa tropical y aderezo de mi tía. Tardará tres minutos.
Agitó su tenedor en el aire mientras masticaba y tragaba.
—Bueno, agradécele a tu tía de mi parte. Esto es celestial.
Me reí.
—Lo haré. Estará encantada.
Comió otro bocado y suspiró, cerrando los ojos al sol, y sólo
disfrutó del calor y la brisa y repitió esto hasta que su plato quedó
vacío. Podía verlo relajarse un poco con cada suspiro, con cada
respiración que tomaba.
—¿Dormiste bien?
—Muy bien —respondió sin abrir los ojos. Tenía la cabeza hacia
atrás, la cara al sol, y eso me permitió estudiarlo sin que me diera
cuenta. Sí, era muy guapo. Su línea de la mandíbula era un ángulo
que podría haber medido con un cuadrado fijo—. En serio, esa
cama y el balanceo del velero, y me apagué como una vela.
Me reí.
—Sí, no está mal.
Abrió un ojo. 19
—Así que navegas por los trópicos para ganarte la vida y puedes
cocinar como un chef, y la gente te paga una pequeña fortuna.
¿Tienes el mejor trabajo del mundo?
Le sonreí. 04/2019
—Creo que sí. Otros pueden estar en desacuerdo.
Cerró los ojos y sonrió.
—Otros estarían equivocados.
—Aquí, déjame tomar tu plato —dije, de pie. Me miró lo
suficiente como para dármelo, pero pronto volvió a cerrar los ojos.
—No sé si es mejor tomar el sol o disfrutar de la vista —
murmuró.
—Las dos cosas suelen funcionar —le ofrecí, desapareciendo
bajo cubierta. Sólo me llevó un minuto cargarlo todo en el
lavavajillas, y cuando volví a la cubierta, no se había movido. Tenía
las piernas extendidas, los tobillos cruzados, los brazos apoyados
en el respaldo y los ojos cerrados. Ciertamente no era difícil de
mirar, y parecía mucho más agradable ahora que había
descansado un poco. Tal vez incluso amigable. Esa sonrisa torcida
se veía bien en él.
Me senté al volante junto a él y lentamente abrió los ojos.
—¿Qué hay en la agenda para esta tarde?
—Mucho de lo mismo, si te parece bien.
—Muy bien.
—Hay una ensenada con una pequeña playa a unos cuantos
kilómetros de aquí que suele estar aislada. Podemos fondear allí y
nadar si quieres.
—Suena perfecto para mí.
—Bueno, estoy a tu entera disposición —agregué—. Nunca he
hecho un trabajo individual antes.
Me miró a los ojos y no apartó la mirada.
—¿Te hace sentir incómodo?
Claramente tenía los nervios de acero si podía mirar a alguien a
los ojos y hacerle preguntas que podrían hacer que las cosas 20
fueran incómodas. Tengo la sensación de que utilizaba la misma
táctica para ganar ventaja en las salas de juntas o en las reuniones
de negocios. Yo solía hacer lo mismo. Le miré fijamente, con una
sonrisa en los labios. 04/2019
—En absoluto. Lamento que tu novio se haya escapado.
No miró para otro lado.
—No era mi novio. Sólo un conocido ocasional, si entiendes lo
que quiero decir. —Suspiró dramáticamente—. Aparentemente
pagar para que me acompañe en un crucero de dos semanas
disfrutando de sol, surf y sexo consideró que era cruzar una línea.
Solté una carcajada. Vale, así que quizás su cara de póker era
mejor que la mía.
—Suena como Pretty Woman. ¿También era un prostituto?
Resopló.
—No, sólo un tipo que...
—¿Teníais un acuerdo de caballeros?
—Claro. Vamos a divertirnos.
Me reí, y él sonrió. No estaba seguro de qué hacer con él durante
casi dos semanas, pero luego se me ocurrió una idea.
—Ya que sólo somos nosotros, ¿quieres que te enseñe a
navegar?
Sus ojos se abrieron de par en par y se llenaron de chispa.
—¿En serio?
—¿Por qué no? —Me encogí de hombros—. Pero no te
preocupes, no voy a ponerte a trabajar ni nada. Sólo lo básico. No
puedo llenar tu tiempo como lo habría hecho tu amigo, pero puedo
intentarlo.
21
04/2019
CAPÍTULO TRES
STUART
4
En nomenclatura marinera, se denomina botavara a la percha horizontal que permite
mantener cazado y orientado al pujamen de una vela.
—¿Líneas? ¿No son sólo cuerdas?
Se rió.
—No. Los términos náuticos son diferentes. ¿Quieres la razón
técnica por la que no se llama cuerda, o no te importa?
—Término técnico.
Ladeó un poco la cabeza. Creo que le gustó mi respuesta directa.
—Las cuerdas son de lo que están hechas las líneas, y una cuerda
en espiral no tiene asignado un trabajo específico. Es sólo una
cuerda. Pero las líneas tienen un propósito específico. Línea de
anclaje o línea de muelle. Y la línea asignada para tirar de la vela
mayor, o principal como la llamamos, se llama driza.
—Los términos náuticos son confusos. Como babor y popa.
Quiero decir, ¿quién inventó esa mierda? 23
Se rió.
—Supongo que eso fue lo que pasó en la Edad Media cuando los
marineros de todo el mundo necesitaban un idioma común.
Casi resoplé. 04/2019
—Cierto. Supongo que no lo había pensado así.
Caminó alrededor del velero como si estuviera en tierra firme,
familiarizado con cada centímetro de él. Y donde yo estaba un
poco inestable e inseguro, él se movía con él, fluido y gentil, como
si fuera una extensión del velero, del océano.
Me enseñó el GPS, cómo funcionaban los volantes dobles, cómo
arrancar el motor, cómo echar el ancla.
—Todo es eléctrico en este velero —explicó—. Por el precio de
ella, así debería ser. —Sonrió cuando dijo eso.
—No me puedo imaginar lo que cuesta este velero —reflexioné.
—Bueno, es mi casa y mi oficina —agregó, pasando su mano por
a lo largo de la cabina prefabricada. Quiero decir, de la estructura
de la cabina. Ugh, Dios. Nunca aprendería la terminología.
—¿Tu casa?
—Claro. Vivo a bordo.
Lo miré fijamente.
—¿Esto es todo lo que tienes? ¿Ni casa, ni otras pertenencias?
Mis preguntas contundentes no lo ofendieron. Sólo sonrió más.
—Esto es todo lo que necesito. Créeme, he tenido apartamentos,
coches, trajes caros, todos los aparatos de alta tecnología
disponibles. Estaba feliz de dejarlo atrás.
Le di la vuelta a sus palabras en mi cabeza. Estaba feliz de dejarlo
atrás. Dios, ojalá.
—Guau.
Me miró fijamente durante un largo rato antes de darme una
sonrisa comprensiva.
—¿Qué tal si nadamos?
Dejé escapar un lento suspiro.
—Suena muy bien. 24
—¿Crees que puedes levantar La Mayor5?
—¿Por mi cuenta? ¿Has perdido la cabeza?
Se rió de mi expresión.
—Vamos, yo lo haré. Vigila la próxima vez. 04/2019
Lo logró con tanto esfuerzo como respirar, hablando al tiempo
que lo hacía.
—Cuando era niño, tenía que trabajar las líneas y las velas
manualmente. Ahora sólo aprieto un botón para la mayoría de
ellas. Puedo manejar las velas desde la cabina. Es una necesidad
teniendo en cuenta que lo estoy haciendo yo solo.
Vi todo lo que hizo.
—¿Siempre navegabas? ¿Incluso de niño?
—Mi papá zarpó de Rushcutters.
—¿Sydney?
Asintió.
—Nacido y criado.
—¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?
5
La vela mayor es la más importante que se iza en los navíos de un solo palo. De haber
más de uno, las velas siguen en general los nombres de los palos o masteleros, vergas o
estayes en los que se envergan. Así sería la vela sostenida por el palo y verga mayores
—Seis años. —Me mostró una sonrisa ganadora mientras
tensaba la cuerda... línea... driza. Lo que sea. Y muy pronto, la vela
estaba ondeando con la brisa, y comenzamos a movernos—. ¿Estás
listo para esto? —preguntó, moviéndose rápidamente, hábilmente,
de vuelta al asiento que se extendía a lo ancho del barco, y tomó
uno de los volantes.
Trepé para unirme a él con lo que sentía como la gracia de un
elefante en comparación a una gacela.
—Aquí, toma el volante —dijo.
—Mierda. —Hice lo que me pidió. La rueda en sí era enorme y
elegante, envuelta en cuero fino para que no resbalara.
—Relájate. Es como conducir un coche. Más o menos. —Luego
me echó un vistazo—. Puedes conducir un coche, ¿verdad? 25
Me reí de eso.
—Sí, por supuesto.
Y tenía razón. Una vez que me relajé un poco, empecé a
disfrutarlo. El viento, la velocidad de crucero. Me ayudó a 04/2019
conducirlo un poco -porque no era como conducir un coche en
absoluto- y muy pronto, rodeamos un cabo y encontramos la
pequeña playa privada que mencionó antes.
—Oh, wow —murmuré.
Era impresionante. Absolutamente impresionante. La arena más
blanca, el agua de color azul verdoso, las palmeras y un bosque
tropical.
Pasó junto a mí, subió a la cubierta para comprobar algo, luego
regresó a la cabina del piloto y retiró la vela mayor en un abrir y
cerrar de ojos. Hizo que todo pareciera tan fácil. Luego regresó y
me dio un golpecito en la rodilla.
—Córrete.
Me deslicé en la esquina y él se sentó a mi lado, dirigiendo el
velero mientras entrábamos a la ensenada sin problemas. Cuando
encontró un lugar que consideraba perfecto, me dejó echar el
ancla. Que era apretar un botón, pero aún así. Tengo que echar el
ancla.
Yo sonreía como un niño en una tienda de golosinas, y él se rió
cuando me miró.
—Es bastante guay, ¿no?
—Es increíble. —Me adentré en el paisaje, 360º de perfección
tropical—. Necesito mejores palabras que guau y asombroso.
Se rió.
—¿Empacaste tu equipo de natación?
—Oh, por supuesto.
Bajé a mi camarote y me puse mi bañador y recordé que sólo
había empacado un par de Speedos blancos. Pensé que estaría
tomando el sol con Jason, y siempre había apreciado mi trasero 26
llevando lo mínimo. Ahora me arrepiento de no haber metido
bañadores tipo boxer en la maleta. Saqué todo lo que había
empacado y no tenía nada más que cargos y pantalones cortos de
golf. No podría usarlos nadando. 04/2019
Joder.
Con un suspiro profundo, me puse el Speedo, me ajusté la polla,
agarré una toalla, me la envolví en la cintura y volví a subir a la
cabina del piloto. Foster estaba ajustando algo en la parte trasera
del barco.
—¿Estás bien? —Me preguntó, lo que yo tomé como su manera
de preguntar si todo estaba bien.
—Sí. Todo bien.
Me sonrió y luego volvió a ponerse en modo negocios.
—Vale, hay algunas cosas que tengo que enseñarte. Es
importante.
Su tono era serio, así que supuse que era una cuestión de
seguridad. Y tenía razón.
—Tienes que asegurarte de que la escalera esté abajo antes de
zambullirte. No puedo enfatizar esto lo suficiente.
—He visto esa película —admití—, donde todos saltaron y la
escalera no estaba bajada.
No pudieron volver a subir y se ahogaron.
Asintió.
—Historia verdadera. Normalmente hay más de dos personas, y
me quedo a bordo mientras nadan y luego me zambullo
rápidamente después de que regresan a salvo.
Una vez más, mencionó que éramos sólo nosotros dos.
—Sí, lo siento. No me dio ningún aviso.
—No, está bien. No es ninguna molestia para mí. Sólo
necesitamos ajustarnos, eso es todo. —Miró al cielo y al océano
que nos rodeaba. —Las condiciones son perfectas. No tenemos
preocupaciones. Sólo tengo que darte el resumen, por ley. 27
—Sí, me parece justo. Te lo agradezco. —Sonrió, finalmente.
—Ahora, ¿protector solar?
—Oh. —Era bastante obvio que no había pensado en eso—.
Empaqué algunos. Pero aún no me lo he puesto. 04/2019
—Tengo un poco. —Se aclaró la garganta e hizo una mueca—.
¿Necesitas que te ayude con eso? —Levantó el asiento de la cabina
y sacó una botella de SPF 50—. Siendo de Brisbane, estás
acostumbrado al sol, pero he tenido algunos amigos de otras
partes del mundo que se parecían a las langostas después del
primer día.
—Puedo imaginarlo. —Miré el protector solar que estaba
sosteniendo y aguanté la respiración cuando quise suspirar—. Si
pudieras darme el bronceador en la espalda, sería genial. —Me
volví y escuché el estallido de la tapa, y entonces sus fuertes y
cálidas manos estaban sobre mis hombros. La crema estaba fría,
pero me la frotó, apretando un poco mis hombros.
—Estás apretado como el infierno.
Resoplé.
—No eres el primer hombre que me dice eso.
Sus manos se detuvieron, y su voz era más baja.
—Oh. Quise decir en los hombros.
Le sonreí por encima del hombro.
—Sí, ya lo sabía. Simplemente, no he podido evitarlo.
Terminó de frotar el protector solar, usando manos firmes y
apretando mis hombros. Tenía que admitir que me gustaba su
toque.
—Haces ejercicio —dijo. Era una declaración, no una pregunta.
¿Su voz era ronca? ¿O fue mi imaginación?
—Sí. Ayuda con el estrés.
Me apretó los hombros otra vez.
—No parece que esté funcionando muy bien.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás mientras él hundía sus pulgares.
—Sí. Es un trabajo en curso. Y de todos modos, para eso estoy 28
aquí, para relajarme y desestresarme.
—Entonces has venido al lugar correcto —dijo, apartando las
manos.
Me volví hacia él, agradecido de que la toalla estuviera anudada 04/2019
en la parte frontal, dándome un poco de espacio para esconder
cualquier tipo de gratitud que pudiera estar mostrando en mis
Speedos.
—¿Necesitas que te devuelva el favor?
Se dio la vuelta rápidamente y se quitó la camisa.
—Claro.
Sus hombros eran anchos, sus brazos bien musculados, su
cintura estrecha. Le puse protector solar en la espalda y me puse a
trabajar.
—No estás nada apretado.
Ahora era él quien resoplaba.
—No puedo decir que me hayan dicho eso. —Me reí de eso.
—Espero que no.
Movió los hombros.
—No he tenido un solo día estresante en seis años.
Luego pasé mis dedos por su clavícula y sobre sus bíceps,
frotando un poco de protector solar. No necesitaba tocarlo allí,
pero tenía una buena excusa. Estaba firme bajo mis manos, su piel
bronceada y hermosa, y anhelaba ver el frente.
—Qué suerte tienes. Parece que esto fue lo mejor que has hecho.
—Realmente lo fue. —Se volvió hacia mí, y no me decepcionó su
pecho. Oh no... no estoy decepcionado en absoluto. Bronceado, con
la cantidad perfecta de vello en el pecho, más oscuro que el rubio
arena de su cabeza. No tenía exactamente un paquete de seis, pero
definitivamente estaba bien definido en todas partes.
Ese pensamiento me hizo temblar.
Afortunadamente, no se dio cuenta. Estaba demasiado ocupado
rociando protector solar en su mano, y luego me lo dio antes de 29
proceder a frotarlo sobre su pecho y estómago, sus brazos, y
finalmente su cara. Y yo todavía estaba atascado mirándolo
fijamente. Era guapísimo.
Mierda. 04/2019
¿Por qué tenía que llevar diminutos Speedos blancos?
Necesitando la distracción, me ocupé de embadurnarme con
protector solar, y cuando terminé, no pude posponerlo por más
tiempo. Caminé hasta la parte trasera del velero, dejé caer mi
toalla y me zambullí en el agua cristalina color aguamarina.
Me preguntaba si me vio tirar la toalla. Parte de mí esperaba que
lo hubiera hecho.
Probablemente fue ridículo. Y totalmente inútil. Incluso si
estuviera interesado en los hombres, probablemente tendría
alguna política de la compañía acerca de confraternizar con
clientes que pagan. De la misma manera que lo hacía yo; nunca te
involucres personalmente con los clientes. Era una buena ética en
el trabajo, y si yo vivía de acuerdo con ella, ciertamente no podía
culpar a Foster por hacer lo mismo.
Pero maldición, estaba bueno. Y éramos sólo nosotros dos...
Jesús, Stuart. Contrólate.
Subí a la superficie y dejé que el aire salado llenara mis
pulmones. El agua era gloriosa y un alivio bienvenido al calor y la
humedad del verano tropical. Podía ver la arena blanca en el
fondo, a sólo unos metros de profundidad. Estábamos lo
suficientemente cerca de la orilla como para que yo pudiera nadar
hasta la playa. Eran unos cincuenta metros. Hacía diez veces eso
para terminar mis sesiones de gimnasia... Y luego pensé que era
una gran idea. Así que me puse en marcha a un ritmo pausado, con
movimientos largos y agradables, y mantuve mi respiración hasta
que pude ponerme de pie.
Me quedé con el agua cubriéndome hasta la cintura y me volví
hacia el velero. Y vaya, ¿no se veía glorioso con el telón de fondo?
Era un barco precioso. Foster se quedó atrás y saludó con la mano, 30
y pude ver la sonrisa en su cara desde donde yo estaba. Hice un
gesto con la mano, y luego floté sobre mi espalda por un momento
o dos. No había olas. La entrada estaba protegida, y podía flotar
fácilmente. 04/2019
Me sentí increíble.
Estar inmerso en agua fría, el sol caliente en mi frente, el
silencio, la sensación de estar alejado de todo. No había estrés
aquí. Sin plazos locos, sin gritos del jefe, sin quejas de los clientes,
o peor aún, sin gritar. No hay compañeros de trabajo tratando de
convencerte en los baños, ni asistentes que miren nerviosamente
alrededor de las oficinas.
Nada más que el sonido de los latidos de mi corazón en mis
oídos y el sonido del agua golpeando mi piel.
Esto fue justo lo que la doctora prescribió.
Me puse de pie de nuevo y caminé por la playa. Era
completamente privada, ni un alma en kilómetros, con la
excepción de Foster, pero incluso él me estaba dando espacio.
Caminé por la arena más blanca que jamás había visto, era sedosa
y estaba caliente bajo el sol, y puse mi mano en una de las muchas
palmeras. Era áspera y cálida, y la madera se sentía increíble.
Siempre me había encantado la textura de los diferentes objetos,
las cosas oscuras, y esto era perfecto.
Todo se sentía increíble. Se sentía diferente aquí. Cómo deben
ser las vacaciones.
Claro, me decepcionó que Jason hubiera optado por no
participar, pero no podía cambiar eso ahora, y en todo caso, me
gustaba Foster. Y estaba seguro de que no estaría compartiendo
historias conmigo ni enseñándome lo básico de la navegación si
Jason estuviera aquí. No se habría ofrecido a frotar protector solar
en mi espalda, eso era seguro.
Seguramente se permitió un poco de flirteo. No tenía que llevar a
ninguna parte, pero una sonrisa y una risa sexy, junto con una
conversación real eran a veces tan terapéuticas como el sexo. 31
Especialmente el sexo que no significaba nada.
No estaba cansado de las conexiones de una noche. ¿O lo estaba?
No es que realmente importara. No tenía elección. Mi trabajo era
tan absorbente que no tenía tiempo para nadie. No sería justo para 04/2019
ellos. No, mi carrera ocupaba el número uno en mis prioridades, y
las conexiones casuales eran todo lo que necesitaba.
Caminé un poco por la playa, preguntándome si lo único que le
interesaba a Foster era frotarme el protector solar. Sus manos se
habían sentido tan bien en mí que no me importaría que tocara
otras partes de mi cuerpo. ¿Las cosas se pondrían incómodas entre
nosotros si se lo pidiera? ¿Y si decía que no?
¿Y si decía que sí?
Jesús. Podría estar felizmente casado por lo que sé.
Volví a mirar al velero. Foster no estaba en la cubierta, ni en la
cabina, ni en el agua, así que asumí que estaba en el camarote. No
me importaba; me sentía a un millón de kilómetros de todo, pero
de alguna manera estaba seguro de que Foster conocía mi
paradero a cada segundo. Así que seguí caminando a un ritmo
lento, y para cuando volví a la playa, Foster estaba sentado en la
parte trasera de su velero, con los pies en el agua. Ahora llevaba
pantalones cortos y me saludó con la mano y pude ver su sonrisa.
Pensé que lo había dejado solo y ya le había preocupado lo
suficiente acerca de lo que estaba haciendo, así que empecé a
nadar lenta y lánguidamente de regreso al velero. Me detuve a
pocos metros de él, observando su cuerpo sexy y sin camiseta.
—¿Te das un chapuzón? —le pregunté.
—Tal vez.
—Está divina.
Hizo una mueca y pateó con sus pies el agua, pero se apoyó en
sus manos y me miró fijamente como si estuviera tratando de
decidir. Era una mirada curiosa, y luego se mordió el labio inferior
como si estuviera sopesando si cruzar una línea o no. 32
Oh, sí. Reconocía un conflicto de intereses cuando lo veía.
Tal vez estaba leyendo mis señales contradictorias. Tal vez se las
estaba dando. Tal vez se acostaba con todos los clientes que
abordaron su velero; tal vez se preguntaba cómo ofrecerme sus 04/2019
servicios especiales.
Tal vez debería hacérselo mucho más fácil. Tal vez debería poner
mis cartas sobre la mesa, hacer que él haga lo mismo, y ver quién
de nosotros tiene el as.
Nadé hasta el velero, tomé la escalera con ambas manos y me
sacudí el agua, paso a paso. Observó cada movimiento y soltó una
respiración lenta cuando me senté a su lado. Así que tal vez los
Speedos blancos no fueron tan mala idea después de todo porque
él se fijaba en cada parte de mi cuerpo.
Podría haber hecho un pequeño show al pasar la toalla sobre mi
cuerpo, él intentó no mirar pero falló, y sonreí cuando se lamió el
labio inferior.
—Deberías zambullirte de lleno —dije, dejando clara cada onza
de doble sentido que pudiera cargar en sólo cuatro palabras—.
Vale la pena.
Se aclaró la garganta y miró hacia la playa antes de pasar una
mano por su pelo.
—Probablemente tengas razón —contestó, poniéndose de pie y
lanzándose antes de que pudiera decir otra palabra.
Era bastante bueno leyendo a la gente. Fue lo que me hizo
brillante en mi trabajo. Y estaba seguro de que lo estaba leyendo
bien. Sí, los Speedos blancos no habían sido un error después de
todo.
33
04/2019
CAPÍTULO CUARTO
FOSTER
STUART
6
La cafetera francesa o de émbolo es de las cafeteras más económicas que puedes
encontrar en el mercado
Bebió su café y se sonrojó un poco más antes de poner su taza en
la bandeja y tomar un tazón de yogur.
—Es un trabajo bastante físico. No es difícil mantenerse en
forma. Puedo hacerte unos huevos con pan tostado si lo prefieres.
Lo vi amontonar granola y bayas.
—No, esto es perfecto —respondí—. El baño y el amanecer... Es
una forma espectacular de empezar el día. ¿Te cansarás alguna vez
de eso?
Resopló.
—Nunca.
Odiaba profundizar en el territorio de las preguntas personales,
pero tenía que preguntar esto antes de seguir adelante con la
rutina de coqueteo y juego. 56
—Así que esta es tu casa, por así decirlo. ¿No hay puerto al que
llames a casa? ¿No hay nadie especial que espere que amarres tu
velero junto al suyo? ¿O al de ella?
Masticó pensativamente su bocado, y sonrió mientras tragaba. 04/2019
—Sin puerto, como tal. Tengo un apartado de correos en Cairns
y un amarre registrado. Si eso hace de Cairns volver a casa, no
estoy seguro. Supongo que lo hace.
Dejó mi otra pregunta sin respuesta. O tal vez esa era su forma
de responder. No podía negar que estaba un poco decepcionado;
era hermoso y claramente era muy hábil con sus manos, y yo
estaba seguro de que sería lo mismo en la cama. Pero no estaba
destinado a ser. Dejé mi café y arreglé mi toalla, cubriéndome
completamente.
—Sí, supongo que sí.
Parecía divertido por mi reacción, y curioso. Se comió su yogur
mientras yo servía un poco para mí, y vimos el amanecer en
silencio. No paraba de mirarme, su sonrisa se ensanchaba cada vez
más, y finalmente arqueé una ceja.
—¿Qué es tan gracioso?
Puso su tazón vacío en la bandeja.
—¿Intentabas preguntarme si hay alguien en mi vida a quien le
importaría que navegara por el trópico solo con un soltero chico
sexy que lleva pequeños Speedos blancos?
—Tal vez. —Lamí mi cuchara y miró—. No toco lo que pertenece
a otra persona. —Su mirada se encontró con la mía, e inclinó un
poco la cabeza.
—¿Es eso cierto?
—Sí —respondí sin dudarlo. Una lenta sonrisa se deslizó por sus
labios—. ¿Hay algo gracioso en eso?
—No, en absoluto. Tenía la impresión de que estabas… —Hizo
una mueca—, abierto a cualquier cosa que pueda surgir en tu
camino.
—¿Pensaste que era un pez gordo de las finanzas corporativas 57
que tendría a quien quisiera en su cama, cuando quisiera? Tratos
rápidos, coches rápidos, sexo rápido, sin preocuparse por el daño
colateral.
—He vivido en tu mundo, ¿recuerdas? —dijo, su mirada 04/2019
inquebrantable—. Sé cómo es esto. Es rápido y completo. Tienes
poder en ciertos círculos y los hombres se sienten atraídos por
eso.
Escuché lo que decía, y una cosa que aprendí en mi carrera fue
que las críticas a menudo eran más duras cuando llegaban cerca de
casa. También aprendí a dejar que no me afectaran. Dejé mi tazón
y me encogí de hombros.
—Cierto. Claro, me han ofrecido chuparme la polla bajo el
escritorio si pensaban que les supondría un mejor acuerdo
comercial. Pero si realmente sabes cómo es mi mundo y cómo es
ser el mejor, entonces sabrás que investigo los antecedentes de
cada persona que se cruza en mi camino, y sé si están saliendo,
comprometidos, casados, divorciados, heterosexuales, bisexuales,
homosexuales. Si no son solteros, no están en mi radar. —Me metí
un arándano en la boca—. Además, no tengo a nadie del mundo
corporativo en mi cama. Me gusta que me follen en el colchón, y lo
último que necesito es tener a un conocido en una sala de juntas, si
sabes a lo que me refiero. Pueden tener todo el poder en el
dormitorio que quieran, pero nunca dejaría que nadie tuviera ese
tipo de poder sobre mí en mi trabajo.
Mordió el interior de su mejilla y estudió la costa durante un
rato, una docena de emociones diferentes reflejándose en su cara.
¿Fue demasiado mi comentario sobre ser follado en el colchón? ¿Se
sintió incómodo? ¿Le ha gustado? Miró al océano, sin dar mucho
de sí. Después de un tiempo, dijo:
—No estoy viendo a nadie. Nadie para amarrar mi velero al lado
del suyo, como dices, y ciertamente nadie a quien le importe si
paso dos semanas con un tipo que lleva pequeños Speedos
blancos. 58
—Chico sexy —enmendé, tratando de no sonreír. Me miró con
incredulidad.
—¿Perdón?
—Antes, dijiste ‘chico sexy con pequeños Speedos blancos’. Te 04/2019
estaba corrigiendo.
Sonrió, era de una de esas sonrisas que formaban arrugas
alrededor de los ojos, y mantuvo mi mirada.
—Qué tonto soy. Olvidé qué clase de arrogancia se necesita para
hacer fusiones y adquisiciones.
Sonreí y me puse la toalla sobre los muslos para que la tela se
amontonara sobre mi polla.
—No confundas arrogancia con honestidad.
Miró mi despliegue de piel, sus ojos rastrillando sobre mí como
si me tocara. Empujé el nudo de la toalla en mi cintura más allá de
mi ombligo, revelando más piel y mi camino feliz y le di a mi polla
una palmada mientras estiraba mis piernas. Las gotas de agua en
mi piel fueron reemplazadas por sudor.
—Pero tenías razón en una cosa —le dije—. El amanecer es tan
bonito como el atardecer, pero ya hace calor.
Foster reprimió un gemido, se puso de pie y saltó a la parte
trasera del velero, quitándose la camisa mientras avanzaba.
—Sólo voy a refrescarme —dijo antes de oír el chapoteo detrás
de mí.
Me reí y le di un apretón a mi polla. Así que estaba soltero e
interesado. Era su regla de ‘no tener relaciones sexuales con
clientes’ la que lo estaba frenando, y contra la que estaba seguro
estaba luchando en ese momento. Pero sabía que ganaría, siempre
lo hacía. Al final se rendiría. Era como atrapar peces; había que
soltar un poco de cuerda antes de poder atraparlos. Así podría
actuar tímidamente, mostrar algo de piel, ser franco, y ser
francamente una zorra. Era un hombre inteligente, con visión
empresarial, y yo podía igualarlo en una conversación intelectual, 59
estimulando su mente sin usar nada más que mis Speedos blancos,
estimulándolo en otra parte. Sí, el coqueteo juguetón era mi ritual
de apareamiento favorito.
Me puse de rodillas y miré por encima de la parte trasera del 04/2019
velero. Estaba a pocos metros de distancia, pisando el agua y
sonriendo.
—¿Te sientes mejor? —pregunté.
Rio y negó con la cabeza, pero volvió a nadar hasta la escalera y
subió a bordo. Estaba empapado, con el pelo peinado hacia atrás,
sus pantalones cortos se aferraban a su cuerpo y se pegaban en los
lugares correctos. Al darme cuenta de que había olvidado una
toalla en su apuro por refrescarse, me levanté y desaté mi toalla y
se la tiré. La cogió y se frotó el pelo y la cara con ella, luego se la
puso en el pecho pero se detuvo cuando se dio cuenta de que yo
estaba allí de pie sin más que mis Speedos. Mis pequeños Speedos
blancos que apenas escondían mi polla semidura. Pensar en
llevarlo al camarote me excitaba. Me quedé allí de pie, complacido
y orgulloso, mientras me comía con los ojos, diciéndole sin
palabras que podía tenerme si lo deseaba.
Parpadeó al salir del trance y volvió a acariciar su cara con la
toalla. Oh, sí, seguro que se rendiría. Sonriendo, recogí la bandeja
del desayuno.
—Me encargaré de esto —dije—. Mientras te cuidas de… —Le
eché un vistazo a su entrepierna. No necesitaba terminar mi frase.
Ya tenía el fregadero lleno de agua caliente jabonosa cuando
bajó a la cocina. Parecía haberse recuperado y no se resistió a
verme todavía con mis Speedos.
—¿Hay algo malo con el lavavajillas? —preguntó como si
estuviera tratando de no mirar por debajo del nivel de los ojos.
—En absoluto. Pero son dos platos, dos cucharas, dos tazas. No
tardaré ni un segundo. —Frunció el ceño.
—Realmente no tienes que hacer eso. 60
—No me importa. —Lo ignoré y lavé las pocas cosas antes de
que pudiera discutir. Tomé el paño de cocina y uno de los tazones,
luego me apoyé en el fregadero mientras lo secaba—. ¿No vamos a
navegar pronto al noreste? 04/2019
Me preguntaba cuánta moderación necesitaba para mantener el
contacto visual, dado mi atuendo.
—Ah, sí. ¿Querías ponerte unos pantalones cortos o algo así...?
Me burlé de él.
—¿Existen reglas de seguridad con respecto al uso de trajes de
baño durante la navegación?
—No.
—Entonces, no. Estoy bien usando esto. ¿Te parece bien que me
ponga esto?
Entrecerró los ojos, su mandíbula se hinchó, y luchó contra una
sonrisa. Pero no dijo nada. Así que puse el tazón seco y tomé el
otro, luego procedí a secarlo mientras me mordía el labio inferior
para no sonreír demasiado.
—No creí que tuvieras problemas con eso.
CAPÍTULO SEIS
FOSTER
7
El pescante es un dispositivo para izar o arriar pesos a bordo de un barco. En la
fotografía se observa un pescante de gravedad para arriado de botes salvavidas
Miré detrás del velero.
—Sí, por supuesto.
Mientras él se agachaba bajo cubierta para agarrar sus cosas,
eché el ancla y me puse la visera. Stuart volvió a subir, sin chaleco,
con una toalla sobre el brazo y con la botella de protector solar en
la mano. Me la ofreció.
—¿Te importaría?
Lo tomé y puse los ojos en blanco.
—No es exactamente trabajo duro.
Se rió y se dio la vuelta, dándome la espalda. Le apliqué
protector solar, cubriéndole la espalda y la nuca, frotándole los
hombros e incluso dándole un pequeño masaje.
—Hoy no estás tan tenso —le dije. 66
—Imagínate lo relajado que podría estar —dijo, con voz baja.
Metí mis pulgares en el nudo de sus hombros, con la intención de
pincharle por lo que dijo, pero en vez de eso gimió—. Jesús, tus
manos... 04/2019
Las dejé caer y di un pequeño paso atrás.
—He terminado.
Se volvió hacia mí, su mirada implorante estaba llena de
travesuras.
—¿Te importaría mucho hacerme el frente? Odiaría ensuciar con
protector solar tu velero.
Lo miré fijamente. Y Jesús, estaba hablando en serio.
—No creo que sea una buena idea.
Miró a su alrededor en la cabina.
—Lo sé. Por eso pregunté. Odiaría tener que poner protector
solar en tu asiento o en tu escalera cuando me agarre.
Luché contra una sonrisa.
—Eso no es lo que quise decir.
—Oh, ya sé. —Suspiró dramáticamente—. Bueno, si no lo haces
por mí, ¿podrías ver cómo lo hago y señalar las partes que me
pierdo? Odiaría quemarme al sol. —Dejó caer la toalla sobre el
asiento e hizo una demostración de verter protector solar en la
palma de la mano. ¿Cómo pudo hacer que eso fuera algo sexual?
Dios, bien podría ser miel, o lubricante, o cualquier maldita cosa
que me gustaría lamerle.
Y por si fuera poco, se lo frotó por todo el pecho, los
abdominales, por debajo del ombligo... y sus ojos nunca se
apartaron de los míos. Su lengua se asomó por la comisura de la
boca, estiró el cuello y se frotó una mano sobre la garganta,
mientras que la otra mano se deslizó justo debajo de sus Speedos.
Me hizo ver el bulto apenas escondido por sus Speedos.
—¿Llegué a todas partes, Foster?
Tragué con fuerza y me obligué a hacer contacto visual.
—Fuiste muy minucioso, sí. —La comisura de su boca se levantó 67
con una sonrisa jodidamente sexy.
—Ya me lo han dicho antes.
Mis fosas nasales se ensancharon.
—No juegas limpio. 04/2019
Negó con la cabeza lentamente.
—No estoy jugando.
Joder.
Claro, era verano, y claro que era el trópico, pero eso no tenía
nada que ver con el sudor que tenía en todo el cuerpo. Dejé
escapar un suspiro tembloroso y alcancé una línea de protector
solar que se le había perdido debajo de su ojo y la unté con la yema
de mi pulgar. Quería deslizar mi pulgar sobre su labio. Quería
meterlo en su boca, dejar que lo chupara...
—Únete a mí —susurró—. Sabes que quieres hacerlo.
Sabía exactamente dónde terminaríamos si nos metíamos juntos
en el agua.
—Iba a empezar a preparar un almuerzo temprano —respondí.
No había convicción en mi voz, y él lo sabía.
Se inclinó y me susurró al oído.
—No tengo hambre de comida. —Luego se giró, recogió su
toalla, que dejó caer cerca de la escalera, y se zambulló en el agua.
Casi me desplomé en el asiento, respirando profundamente. Me
limpié la frente, la cara, y sentí que el corazón me martilleaba en el
pecho. Jesús, Señor, ten piedad, iba a matarme.
No debería alentar esto. Debería haberle dicho cuando todo esto
del coqueteo juguetón empezó que no era posible. Tenía reglas
establecidas por una razón. Tenía un negocio, una reputación.
También tenía una erección que no iba a desaparecer pronto.
Tenía impulsos y deseos que no había querido satisfacer con
nadie más. Entonces el maldito Stuart Jenner abordó mi velero y
todo se fue al infierno.
Debería ir a la cocina a preparar el almuerzo. Debería encender la 68
televisión para distraerme, o leer un libro, o ir al baño y ocuparme
de mi pene dolorido, pensar en cualquier cosa menos en él.
En el agua, a pocos metros de distancia. Él, con los ojos de, ‘vamos
a follar’, que quiere que me una a él, y no sólo que me una a él en el 04/2019
agua. Él, con el cuerpo ardiente que se ofrece a mí. Él, sí, él.
No debería quererlo. No debería querer esto. Y sobre todo, no
debería meterme en el agua con él. Sabía cómo terminaría. Me
zambulliría en el agua con él, y él nadaría hacia mí con esa sonrisa
devastadora, me alcancaría y lo acercaría. Me envolvería con sus
piernas y yo pisaba el agua, sosteniéndonos a los dos, y él
aplastaba su boca contra la mía. Por fin podía probarlo, tener su
preciosa lengua rosa en mi boca, y luego lo haríamos a bordo. En la
cubierta, en el asiento de la cabina, en la cabina, en el suelo, en la
mesa, en su cama, en la mía.
—Joder.
Me puse de pie, me pasé la camisa por la cabeza, di dos largos
pasos y me zambullí de cabeza en el agua.
CAPÍTULO SIETE
STUART
FOSTER
8
Corona Extra, más conocida como Corona es una marca de cerveza mexicana muy
popular en todo el mundo, elaborada por el Grupo Modelo, que a su vez forma parte de la
multinacional belga AB Inbev. La cerveza Corona es una marca mundialmente conocida,
distribuida a lo largo de más de 159 países en los cinco continentes.
hecho nadando, todo el sol. Tal vez era el hombre sentado a mi
lado. No estaba seguro si era el calor de su cuerpo lo que podía
sentir o los rayos del sol poniente.
Tomó otro trago y suspiró, estirando las piernas. Su toalla estaba
alrededor de su cintura, pero por supuesto estaba abierta en la
parte delantera. No tenía vergüenza.
—Podría quedarme aquí toda la noche —dijo—. Esto es
absolutamente perfecto. Mira esa puesta de sol. —Era verdad. El
cielo era de color naranja dorado sobre un océano de color
aguamarina. Era precioso.
Después de un momento de silencio para apreciar el final del
día, empezó a hablar de Brisbane, de su trabajo, de lo que amaba,
de lo que odiaba. Si era una lista a favor y en contra de su debate 91
interno sobre renunciar, no fue un concurso. No me importaba que
se desahogara conmigo; lo entendí. Realmente lo hice. Yo había
estado en su lugar, literalmente. La misma industria, el mismo
trabajo, el mismo dilema. Y escucharlo hablar libremente me 04/2019
mostró una visión del verdadero Stuart Jenner. Era apasionado,
honesto, impulsivo. Finalmente, su diatriba se acabó, y parecía un
poco más ligero, como si su carga se hubiera aligerado un poco.
Tenía que preguntarme si había tomado una decisión.
Otras dos cervezas y el sol se había ido, pero las luces de la
cabina eran suficientes y la luz de la luna en el agua era algo
especial. Habíamos hablado de todo, desde surfistas profesionales
hasta la industria del aceite de palma sostenible en Sumatra, y yo
estaba un poco borracho por mis tres cervezas. No podía negar mi
atracción por él. No sólo físicamente, sino que era inteligente y
estaba preocupado por la política y el estado del mundo.
Y cuanto más hablaba y reía, más me gustaba lo que veía. El
empuje y la atracción entre nosotros se había convertido en un
empuje constante. No era una cuestión de voluntad, ¿verdad?
Ahora era sólo cuestión de tiempo.
Había estado encima de mí en el agua, y ahora sentado a su lado,
nuestros hombros casi tocándose, a veces me rozaba el muslo con
la mano cuando hablaba, y siempre me daba un cálido chispazo en
las venas. Cada vez que sonreía, cada vez que se reía, cada vez que
me miraba.
—¿Sabes qué necesitamos? —preguntó.
—¿Qué sería eso?
—Bueno, muchas cosas —dijo sonriendo—. Un grumete. Un
joven de dieciocho años.
¿Todavía hay grumetes en los barcos?
—No lo creo. —Resoplé—. Y no somos un barco. Somos un
velero.
—Lo mismo —me despidió—. Pero no me entiendes. 92
—Bueno, no, te entiendo. Pero no puedo ayudar con los twinky9
de cabina.
—Parece que no quieres ayudarme en absoluto —dijo con un
empujón en el hombro. —Casi me ofrezco a ti y tú dijiste que no. 04/2019
—Técnicamente no dije que no...
Miró fijamente hacia adelante.
—Tampoco dijiste que sí. —Luego suspiró y cambió su tono—. Y
eso está bien. Puedo captar una indirecta. Quieres estar en mi culo,
pero tienes una ética de negocios que prohíbe la confraternización
con los clientes. Lo entiendo. —Hizo un gesto con la mano—. Las
buenas políticas de trabajo son... honorables, supongo.
Abrí la boca para hablar, para decirle que... no estaba seguro de
lo que le iba a decir. Pero mi mente me había llevado a la
alcantarilla tan pronto como me dijo que quería estar dentro de su
culo, y me quedé atrapado allí. Los impulsos visuales y las sucias
fantasías se apoderaron de todo pensamiento razonable.
Me miró fijamente durante un largo segundo.
9
Twink es un término del argot gay que describe a hombres homosexuales de apariencia
joven y que apenas superan o no han superado la mayoría de edad,
—¿Sabes lo que necesitamos? —dijo, de pie y desapareciendo
bajo cubierta. Apareció un segundo después con una botella en
una mano y dos limones en la otra—. Tequila.
Solté una carcajada.
—Mi mezcladora de cócteles favorita. Un trago de tequila con un
toque de buenas intenciones y tienes un cóctel llamado “¿Qué
diablos he hecho?”.
Stuart se rió mientras subía las escaleras. Su toalla se había ido
hace mucho tiempo; sólo quedaba su pequeño trozo de traje de
baño.
—Bueno, dos “¿Qué diablos he hecho?” enseguida.
Se sentó a mi lado y levantó la botella.
—¿Qué es esto? 93
—Alquimia Reserva de Don Adolfo Extra Añejo —le contesté—. El
mejor tequila del mundo. Baja fácil, así que ten cuidado.
Me hizo una sonrisa sensual.
—Oh, créeme. Me encantan las cosas que bajan fácilmente. — 04/2019
Puse los ojos en blanco, pero él se rió mientras troceaba los dos
limones en el plato. Cuando terminó, quitó la tapa de la botella y
un pedazo de limón—. Chupar, sorber, chupar. ¿Te apuntas?
—¿Tengo elección?
Se rió.
—Bueno, sí. Pero puedo ver en tus ojos lo que quieres. Sólo
necesitas un poco de coraje mexicano.
Miré la botella y luego el limón que tenía en la mano.
—No tienes sal. —Su voz era áspera y sonrió lascivamente—.
Oh, sí, lo sé.
Luego se inclinó y me lamió el pecho hasta el cuello. Me quedé
aturdido, sin palabras, y se rió, tomó un pequeño trago de tequila,
y luego chupó el limón. Sacudió la cabeza y respiró a través de la
quemadura de alcohol y limón ácido.
—Oh, eso es bueno —dijo. No sabía si estaba hablando de lamer
la sal de mi piel o del tequila—. Tu turno.
Me puso la botella en la mano y me ofreció un trozo de limón.
Había terminado con el juego de empujar y tirar. Había terminado
de no tocar o probar el plato de hombre que me ofrecían. Todavía
podía sentir la quemadura de su lengua en mi piel.
Tomé el limón, pero se lo llevé a la boca.
—Abre.
Sus pupilas dilatadas, sus fosas nasales abiertas. Oh, le gusta que
le digan qué hacer. Luego abrió los labios, lo suficiente para que yo
pudiera meter el limón. Me apoyé, casi empujándolo hacia atrás,
así que estaba sobre él, y le lamí desde la clavícula hasta el borde
de la mandíbula. La sal del océano, la humedad en su piel,
resultaba picante en mi lengua. Gimió mientras yo lamía y mordí el
ángulo de su mandíbula con mis dientes. Tomé un trago rápido de 94
tequila, luego le sostuve la parte de atrás de la cabeza y le quité el
limón de la boca.
Era una maraña de labios salados, lenguas dulces y limón agrio.
Fue el beso más delicioso que he tenido nunca. 04/2019
Me retiré con la rodaja de limón entre los labios y lentamente la
saqué de mi boca. Estaba jadeando, con los labios mojados, el
pecho hinchado, la polla dura sobre la cadera, apenas confinada en
sus Speedos.
Me arrebató la botella, tomó un pedazo de limón, se puso de pie
y se sentó a horcajadas sobre mí.
Oh, joder.
Me echó la cabeza hacia atrás mientras me metía el limón en la
boca. Luego me lamió el cuello, el hombro, la oreja, se bebió un
trago de tequila, y luego trató de sacar el limón de entre mis labios.
Pero no lo estaba entregando fácilmente. Agarré sus caderas y me
pegué contra él, y agarró el respaldo del asiento con una mano y
mi mandíbula con la otra.
—Dámelo —gruñó.
¿El limón? ¿Mi polla? No estaba seguro en ese momento, pero en
ese momento, le habría dado todo lo que quería. Renuncié al limón
y él lo chupó en la boca mientras me aplastaba. Su polla estaba
completamente erguida, asomando por debajo del elástico de sus
Speedos con cada movimiento de sus caderas.
Jodeeeeeer.
Luego se detuvo, se echó un poco hacia atrás y dijo:
—Lame mis abdominales.
Haciendo exactamente lo que ordenó. Pasé mi lengua desde el
estómago hasta el esternón. Echó mi cabeza hacia atrás y vertió
una gota de tequila en mi boca, luego tomó el limón y lo apretó
sobre el pezón hasta la clavícula.
Joder, sí.
Lamí el zumo de limón, golpeando su pezón con mi lengua. Él
arqueó su espalda y lo sostuve mientras lamía y chupaba su carne 95
dura como un guijarro. Movió las caderas, buscando fricción, y su
polla dura como una roca se deslizó fuera de sus Speedos.
Se me hizo la boca agua.
—Levántate —ordené. 04/2019
Lentamente bajó un pie y luego el otro, y lo jalé entre mis
rodillas abiertas. Su polla era gloriosa; veteada, sin circuncidar, y
estaba bronceada como el resto de él. Sostuve la base en mi puño y
la llevé directo a mi boca.
Stuart me agarró el pelo en un puño, tirando fuerte y guiándome
con movimientos largos y profundos. No era tímido a la hora de
exigir lo que quería, y era caliente. Me dolía la polla, pero por
ahora la ignoré, convirtiéndolo a él en mi único foco de atención.
Se quejó mientras lo masturbaba.
—Joder, sí —me mordió—. Dios, eso es bueno. —Se metió en mi
boca, más profundamente en mi garganta—. Mierda Santa.
Tragué a su alrededor y trató de salir, como si esa fuera la única
advertencia que podía darme, pero le agarré el culo y lo tragué
hasta el fondo. Gimió largo y fuerte al llegar, latiendo en mi
garganta. Empujó unas cuantas veces más, luego, temblando, se
retiró, estaba inestable sobre sus pies.
Riéndose un poco, se puso de rodillas frente a mí. Parecía feliz,
sus ojos vidriosos, había una sonrisa saciada en su cara. Me eché
hacia atrás, dejando que mis caderas se deslizaran un poco hacia
adelante, y lentamente me quité los pantalones cortos de cargo. Me
saqué la erección de los calzoncillos y siseé al contacto. Estaba tan
excitado. Había estado en un estado de semi-erección todo el puto
día, y esto iba a rayar en lo doloroso.
Stuart me miró como si estuviera hambriento, y en un sólo
movimiento, me lamió desde la base hasta la punta y me llevó a su
boca.
No iba a durar mucho tiempo.
Me bombeó y me chupó, y en el momento en que gimió a mi
alrededor, mi orgasmo cayó sobre mí como una bomba. Llegué tan 96
duro que casi me desmayé. El éxtasis explotó en lo profundo de mi
vientre y disparó placer a lo largo de cada célula mientras me
chupaba hasta secarme.
Joderrrrrrrrrrr. Tenía una boca con mucho talento. 04/2019
Cuando quitó la camisa, se mojó los labios victoriosamente, algo
muy parecido a un gato que se bebió la leche.
—Bueno, es oficial —dijo, agarrando la botella de tequila—.
Chupar, sorber, chupar es mi nuevo juego favorito.
CAPÍTULO NUEVE
STUART
99
ABRÍ UN OJO, vi que era de día, y pasé una lista de control
manual por todo mi cuerpo. Estómago: bien. Cabeza: bien.
Confiado en que había sobrevivido relativamente ileso, me senté e
hice otro inventario. 04/2019
Incluso con el suave balanceo del barco, me sentí medio decente.
Me miré a mí mismo, vi que estaba desnudo como el día en que
nací, y gemí. Entonces recordé que me desnudé frente a Foster y le
ofrecí mi culo. Lo que él rechazó... pero yo estaba borracho.
Maldito sea él y su integridad moral.
Suspiré y me froté las manos en la cara, me resigné a
disculparme con él, y luego recordé las mamadas que habíamos
intercambiado en cubierta anoche. Sonreí al recordar la mirada en
su rostro, cómo sonaba, cómo sabía...
Me levanté de la cama, encontré mis Speedos en el suelo y me los
puse. Me ajusté la polla, que estaba medio dura, tenía ganas de
orinar, y me alivié en el baño, me cepillé los dientes y me
refresqué. Eso no fue suficiente para despertarme, y todo lo que
realmente quería hacer era zambullirme desde la parte trasera del
velero.
Abrí la puerta para encontrar la cabina vacía y me dirigí a la
cabina del piloto. Foster estaba tumbado en el asiento del banco
leyendo algo en su iPad, pero se sentó cuando me vio.
—Oh, aquí estás. ¡Buenos días! ¿Cómo te sientes?
—Yo: uno. Tequila: cero. Excepto que no sé qué hora es, y si no
me zambullo en el agua en este momento, necesitaré reevaluar
esas estadísticas.
Se rió y movió su mano hacia el océano.
—Adelante, adelante. Te conseguiré algo de desayuno. —Cuando
llegué a la parte de atrás, justo antes de zambullirme, me dijo: —
Oh, ¿y Stuart? —Me volví para enfrentarme a él.
—¿Sí?
—Son las siete y cuarto. —Luego me miró de pies a cabeza y de 100
nuevo hacia arriba—. Y me alegra ver que olvidaste dónde está el
resto de tu guardarropa.
Miré hacia abajo y reajusté mi pene, más para su beneficio que
para el mío. 04/2019
—De nada.
Su risa fue la última cosa que escuché antes de tirarme de cabeza
al mar. Estaba genial, fresca, y todo lo que necesitaba. Podía
sentirla arreglándome antes de salir a la superficie. Realmente
había algo medicinal en el agua salada. Floté sobre mi espalda por
un rato, disfrutando del sol en mi cara y de la forma en que el agua
me lamía las orejas, y para cuando subí la escalera y subí al velero,
me sentía muy bien.
Foster volvió a la cabina mientras yo me estaba secando.
Sostenía un plato y una taza de café.
—Para ti.
Mi estómago gruñó como si estuviera tratando de salir de mi
cuerpo.
—Dios mío, ¿eso es un sándwich de huevo y tocino?
—Claro que lo es. Me imaginé que apreciarías la grasa, la sal y
las proteínas.
Tomé el plato y levanté una ceja, dejando las bromas sobre las
proteínas sin decir. Por la forma en que se sonrojó, no tenía que
decirlo. Pero me alegró que las cosas entre nosotros no fueran
incómodas.
—¿Cuánto tiempo llevas despierto? —le pregunté, tomando el
café que me ofreció y bebiéndolo.
—Desde las seis.
—Siento lo de anoche —dije, sacándolo a la luz primero. Se
estremeció un poco antes de mostrar su reacción.
—¿Qué parte?
—Desnudarme frente a ti e invitarte a follarme —dije, comiendo
un bocado de mi sándwich. Era absolutamente divino—. Dios mío,
esto está muy bueno —murmuré con la boca llena de comida. Una 101
vez que me lo tragué, agregué: —La oferta sigue en pie, sólo para
que lo sepas, pero no debí haberte puesto en esa posición. Oh, y no
me voy a disculpar por todo eso de lamer, beber y chupar pollas
porque no lamento lo que pasó. En absoluto. 04/2019
Su sonrisa se convirtió en una risita, sus mejillas rosadas. Creo
que mi franqueza le sorprendió.
—Yo tampoco lo lamento. Siempre y cuando estés de acuerdo
con ello.
Tomé un bocado rápido con café.
—Estoy muy bien con lo que pasó anoche, y estaré feliz con lo
que pase todas las noches. O días. Pero desnudarme y plantarme
en la cama y decir lo que dije estuvo un poco fuera de lugar. Así
que lo siento.
Asintió lentamente, y parecía que estaba tratando de no sonreír.
—Fue... informativo. —Tomé otro bocado y me encogí de
hombros mientras masticaba.
—Y también era verdad.
Ahora se rió, pero cambió de tema.
—¿Cómo está tu desayuno?
—Increíble. Justo lo que necesitaba. Entre el tocino, la cafeína y
un rápido chapuzón en el océano, me siento genial.
—Bien.
—¿Cuáles son nuestros planes para hoy? —pregunté,
terminando mi sándwich.
—He dado una orden para que me recojan en Port Douglas
pasado mañana, así que tendremos que ir más al norte en algún
momento. Pero lo que hagamos mientras tanto depende de ti. ¿Qué
querías hacer?
—Nadar, bucear, tomar el sol, tal vez una siesta.
—Suena bien.
—Luego, después de echar el ancla esta noche, podemos tomar
más tragos de tequila. —Dejó caer su cabeza hacia atrás y gimió. 102
—Nos quedaremos sin limones a este paso.
—Está bien. Mientras tengamos la lamida y el sorbo arreglado,
podemos encontrar algo más para chupar.
Se cubrió la cara con las manos y murmuró: 04/2019
—No tienes vergüenza.
—Ninguna. —Terminé mi café—. Y por la sonrisa que intentas
ocultar, creo que no te importa nada.
Dejó caer sus manos y me miró fijamente.
—Anoche pensé que era bastante obvio que no me importa en
absoluto.
Me reí, pero sabía lo que se avecinaba.
—Y aquí viene el pero… —Ladeó la cabeza.
—¿Qué?
—La parte en la que dices: 'Fue divertido y todo eso, pero no
puede volver a pasar'.
Hizo una mueca y miró al agua.
—No había un pero. No de mi parte. Aunque hay que decir que
no debería confraternizar con los clientes, pero creo que ya lo
hemos superado. Pero —dijo la palabra lentamente—, no voy a
empujar. Si no dices nada más, entonces no hay nada más.
Jodido infierno, sí.
Reprimí una sonrisa.
—No estoy seguro de cómo decir eso —fingí concentrarme
mucho—. Nnnnnnnnoooooooo mmm... ¿Cómo dijiste eso otra vez?
Sonrió y sonrió lentamente.
—No más.
Lo intenté de nuevo.
—Nnnnoooooo mmmm… —Negué con la cabeza—. Parece que
no puedo entenderlo.
Puso los ojos en blanco, sonrió y se puso de pie.
—Tengo trabajo que hacer. Te dejaré con tu bronceado o con lo
que quieras hacer primero.
—Oh, eso me recuerda —dije, de pie frente a él—. Voy a 103
necesitar ayuda con el protector solar otra vez—. Le di un
movimiento de cejas. —Si eso está bien.
Se mordió el interior del labio y me miró fijamente durante un
largo segundo. 04/2019
—No podemos dejar que te quemes ahora, ¿verdad?
Negué con la cabeza lentamente.
—No. Y más tarde, antes de que me acompañes a nadar y hacer
snorkel, te devolveré el favor.
Emitió un gruñido bajo que se enroscó en mi vientre, antes de
desaparecer en la cabina y volver a subir con protector solar.
Pensé que si estaba siendo coqueto y sugestivo, también podría
jugar duro.
—¿Cómo me quieres? —le pregunté, volviéndome para
arrodillarme en el asiento del banco con las manos en alto en la
cubierta. Miré por encima de mi hombro y lo encontré sonriendo y
moviendo la cabeza, así que saqué mi culo un poco más—. ¿Así?
—Eres un problema —dijo, vertiendo protector solar en su
mano. Pasó su palma por mi hombro y mi espalda, dura y segura, y
justo cuando bajaba un poco el Speedo por el culo, otro barco vino
a dar vueltas por el atolón—. Oh, qué pena —dijo
sarcásticamente—. Las miradas curiosas hacen que me comporte
bien.
Me reí.
—O un público agradecido.
Se rió de nuevo, pero no dijo nada más; sólo me frotó crema en
la espalda y cuando terminó, se acercó, se apretó contra mi culo y
dijo:
—Todo listo.
Un placer ardiente se apoderó de mis pelotas, pero él se alejó y
se rió cuando me quejé.
—Eres un hombre cruel —le dije mientras bajaba a la cabina. Su
risa retumbó.
—Das tanto como recibes —gritó. 104
Me reajusté la polla y volví a gemir. Pero no podía estar
enfadado. Me pasé dos días burlándome de él. Demonios, me
arrodillé en el asiento y le puse el culo encima. Agarré mi toalla y
subí a la cubierta en la parte delantera del velero y me 04/2019
desparramé. Ya estaba caliente. Apenas eran las ocho y media de la
mañana y el sol abrasaba.
Teniendo en cuenta que había otros barcos alrededor, no podía
tomar el sol desnudo, así que metí mis Speedos por la grieta del
culo para exponer mis mejillas al sol. Los tiré un poco hacia abajo
en la parte superior, haciendo la tela lo más pequeña que pude,
luego abrí los brazos y cerré los ojos.
Podría haberme dormido fácilmente, y tal vez me dormí un poco.
Fue jodidamente relajante, perfecto en todos los sentidos. Mi vida
real en Brisbane estaba a sólo mil kilómetros de distancia, como si
estuviera en otro planeta.
Podría olvidarme de la presión, los plazos, los presupuestos, los
tipos de interés, la economía global, el estrés. Podía sentir el sol
haciendo su magia, dándome dosis de vitamina D. Eso me hizo
resoplar. Con un poco de suerte, conseguiría otro tipo de vitamina
D esta noche.
Me di la vuelta para broncearme el estómago y de nuevo, empujé
mis Speedos hacia abajo para obtener un poco de color sobre mi
línea de bronceado. Entonces algo que Foster dijo volvió a mí.
Estábamos parando en Port Douglas, y tenía reservado un tour
de un día para ir al Parque Nacional de Daintree. Cuando reservé
las vacaciones, pensé que un día de caminata en tierra firme a
través de la aclamada selva tropical, con Jason, sería un cambio
agradable.
Ahora iría solo, lo que no era tan malo, aunque tenía que
preguntarme si Foster quería acompañarme. Estaba reservado y
pagado después de todo, para dos personas. ¿Pensaría que estoy
loco? ¿Molesto? ¿Pegajoso?
¿Solitario? 105
Suspiré.
No quería ser dominante de ninguna manera, y no tenía ninguna
duda de que tenía mucho que hacer en el continente sin tener que
hacer de niñera para mí. Pero quién sabe... tal vez nunca tuvo la 04/2019
oportunidad de hacer turismo porque siempre estaba ocupado o
tal vez porque nunca le preguntaron si quería participar. Y éramos
sólo nosotros dos. No era como si tuviera a alguien más a quien
cuidar. Además, él claramente no se oponía a pasar tiempo
conmigo.
Bueno, no físicamente de todas formas. Estuvo a favor del sexo
al igual que yo. Dependía de mí decir que no, lo que nunca iba a
suceder.
Era ardiente como el infierno, tenía una polla preciosa, manos
fuertes y una boca talentosa.
Dios, su lengua, su lengua...
El solo hecho de pensar en su boca me hizo calentarme y volvió a
molestarme de nuevo, y no tuvo nada que ver con el sol del verano.
Así que, tomé mi toalla de vuelta a la popa, dejé caer la escalera y
me tiré al agua.
Era un azul que no pude identificar. Creo que la palabra cerúleo
probablemente era la adecuada, pero aún así no le hacía justicia. El
arrecife era tan bonito, tan hermoso. Realmente entendí por qué
Foster eligió venir aquí cuando se alejó de la carrera de ratas10.
Si alguna vez tuviera las pelotas para hacer eso, aquí es donde yo
también vendría.
Darme cuenta, que nunca tendría las agallas para hacer lo que él
hizo, que estaba atado a la vida que tenía en casa, dejó una pesadez
en mi pecho que me asustó. Era una sensación de hundimiento que
me sacaba el aire de los pulmones, algo que no habría sido tan
malo si hubiera estado en tierra firme. Pero no lo estaba. Estaba
nadando solo en mar abierto. Nadé de vuelta al velero antes de que
la presión empeorara, antes de que la pesadez me arrastrara hacia 106
abajo. Agarré la escalera y recobré el aliento, agradecido de que
Foster no estuviera aquí conmigo.
¿Fue un ataque de pánico? ¿O el comienzo de uno? Jesús.
Hice lo que mi médico me había enseñado. Respiraciones 04/2019
profundas, repetidas, mantener el control de la respiración a
través de mi mente unas cuantas veces, y lentamente salí del agua.
Había tenido momentos así antes, pero nunca cuando estaba en el
agua. La sensación de angustia que apenas podía soportar cuando
respiraba oxígeno se convirtió en un juego totalmente diferente
cuando no estaba en tierra firme.
Me até la toalla a la cintura, me senté en la parte trasera del
velero con los pies en el agua y respiré tranquilamente hasta que
sentí que la presión retrocedía. Estaba bien. Estaba a salvo. Tenía
el control total. Podía escuchar a Foster hablando con alguien por
la radio, confirmando un amarre por el sonido del mismo, y su voz
me ayudó a calmarme.
O tal vez el saber que no estaba solo me tranquilizó.
Porque en casa, incluso rodeado de cientos de personas,
asociados, colegas, siempre estaba solo. Pero aquí afuera no estaba
10
Puede referirse a una lucha competitiva para salir adelante financiera o rutinariamente.
solo. Era bastante irónico que en la inmensidad del Mar del Coral y
el Océano Pacífico, nunca me había sentido solo.
Negué con la cabeza y dejé escapar un profundo suspiro, me
levanté y me acerqué a la cabina. Foster estaba en su radio, con un
portapapeles en la mano, tachando alguna lista, y me dio una
sonrisa de sorpresa. Claramente no esperaba verme tan pronto. Le
di una palmada en el hombro para saludarlo, pero entré
directamente en mi camarote y cerré la puerta.
Me duché y colgué mis Speedos sobre la barandilla para que se
secaran, me puse unos calzoncillos y me arrastré de vuelta a mi
cama. Sólo necesitaba un poco de espacio y tiempo para entender
lo que acababa de pasar. Un pensamiento en el fondo de mi mente
me dijo que debía llamar a mi doctora y decirle que había tenido 107
un episodio mientras nadaba solo en el océano; podría haberme
encontrado en serios problemas si no hubiera estado tan cerca del
velero. Tal vez eso fue un poco dramático y yo estaba exagerando.
O tal vez estaba tan cerca de la verdad que me asustó. 04/2019
Me di la vuelta y encontré mi teléfono pero no pude encenderlo.
Temía los cientos de correos electrónicos, llamadas perdidas,
mensajes de texto y de voz que sin duda me bombardearían tan
pronto como lo encendiera.
En vez de eso, deslicé mi teléfono de nuevo sobre la mesita de
noche, puse la sábana sobre mis caderas y cerré los ojos.
FOSTER
11
Se llama pantalán al muelle estrecho o pasarela flotante que se adentra en el mar y se
utiliza como embarcadero para barcos de pequeño tonelaje.
Y mientras volvíamos al velero, estaba tratando de encontrar
excusas válidas para explicar por qué eso era algo malo.
No se me ocurrió ninguna.
La semana que viene, él volvería a su vida en Brisbane, y yo
estaría haciendo mi próximo viaje. La vida continuaría. Así que,
¿por qué no disfrutar de esto lo que durara? ¿Por qué no pensar en
esta semana como unas vacaciones pagadas?
Stuart ciertamente no se oponía.
Y por el dolor en mis pelotas y mi permanente semi-erección, mi
cuerpo tampoco se oponía.
—Aquí —dijo Stuart, tomando mi máscara de snorkel.
Acabábamos de volver a subir al velero y apenas había terminado
de envolverme con mi toalla—. Iré a limpiar esto. Empieza a 118
preparar la cena, y cuando termines, nos serviré un trago.
—Oh, claro —dije—. Lo olvidé, tú estás a cargo aquí.
Me sonrió por encima del hombro mientras se ocupaba de sus
asuntos. Pero, hice lo que me sugirió, y cuando llegó a cubierta, 04/2019
sólo llevaba puesta su ropa interior roja; su toalla no estaba. Se dio
cuenta que lo miraba.
—La toalla se está secando al sol —dijo. Me miró la
entrepierna—. ¿Quieres que tome la tuya?
—Ahora no —respondí—. No me gusta cocinar mientras estoy
semidesnudo. —Tampoco me apetecía tirar de la toalla para
revelar el pequeño problema que estaba teniendo.
—Me parece justo. —Miró alrededor de la cocina—. ¿Dónde
puedo cortar limones?
Puse el bistec en la plancha, esperando a que el chisporroteo se
calmara antes de hablar.
—¿No es un poco temprano para lamer, sorber, chupar?
Sonrió.
—Iba a tomar unas cervezas primero, pero si quieres empezar
con lo difícil, no diré que no. —Se lamió el labio inferior y sus ojos
brillaron de malicia—. Apuesto a que estamos cubiertos de sal.
Puede que haya mucho que lamer.
Traté de no sonreír demasiado.
—Los limones están en la nevera; la tabla de cortar está en el
armario junto al fregadero. Y una cerveza está bien.
Encontró todo lo que buscaba y luego cortó un limón mientras
hablaba de la increíble tortuga que habíamos visto mientras
hacíamos snorkel. Se maravilló de la magnificencia de todo esto,
moviendo la cabeza como si no pudiera creer lo que había visto
antes de tomar dos cervezas de la nevera, abrir las tapas, deslizó
una rodaja de limón, y me dio una.
—¿Alguna vez te has aburrido de esto? —preguntó, tomando su
primer sorbo—. ¿Alguna vez has pensado, 'Meh, lo he visto todo 119
antes'?
—Nunca. —Negué con la cabeza y di vuelta al filete—. No
puedes dar eso por sentado. No doy nada por sentado. Ni el
arrecife, ni el clima, ni este trabajo, nada de eso. Y de todos modos, 04/2019
no hay dos viajes iguales. Es diferente cada vez.
Tomó un trago de su cerveza.
—¿Cómo es eso?
—Bueno, podría venir al mismo arrecife, pero las puestas de sol
nunca son las mismas. La gente que traigo aquí nunca es la misma.
—¿Alguna vez has tenido un cliente que hayas considerado tirar
por la borda?
Sonreí y bebí mi cerveza.
—No. He tenido mucha suerte. Tenía algunas barreras
lingüísticas, pero las sonrisas son universales. Y curiosamente,
también lo es el tema musical de Tiburón.
Se echó a reír, pero luego preguntó:
—¿Has visto muchos tiburones?
—Oh, claro. La mayoría son inofensivos, pero no todos. —
Apagué la plancha y preparé algunas verduras de hoja verde y
ensalada de patata—. Los tiburones son sólo un riesgo laboral.
Algunos idiotas solían tratar de acercarse mucho a las rayas
también. Hasta Steve Irwin. Ahora los respetan un poco más.
Asintió lentamente.
—Apuesto a que sí. ¿Has tenido algún cliente que haya intentado
tomar coral?
—Una vez. Ahora me aseguro de que conozcan las reglas. La
gente es muy buena al respecto. —Deslicé nuestros platos sobre la
mesa y nos sentamos.
—Esto se ve muy bien, por cierto —dijo—. Gracias.
—De nada.
—Me sorprende lo hambriento que estoy. Quiero decir, en mi
país, nunca como bocadillos, y ciertamente no comería
carbohidratos como éstos —dijo, metiendo un trozo de ensalada 120
de patata en su boca. Tarareó su agradecimiento.
—Te sorprendería cuánta energía quemas nadando y haciendo
snorkel. —Luego agregué: —No tienes que preocuparte por tu
dieta aquí. 04/2019
—Bueno, los carbohidratos son mi enemigo. Pero proteínas —
dijo, moviendo una ceja—. Ahora los tragos de proteína siempre
están en mi menú.
Puse los ojos en blanco.
—Entonces el bistec te sentará bien.
Se echó a reír y nos comimos el resto de la comida hablando de
lo que estaba pasando en el mundo. Limpió la cocina después de la
cena, y fui a la cabina del piloto para comprobar que todo estaba
bien para la noche. Cuando caminaba por la cubierta junto a la
cabina de alojamiento, salía de la cocina con un plato de limones
cortados en una mano y la botella de tequila en la otra.
—El postre está servido.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás y gemí, y tan pronto como volví a
la cabina del piloto, me dio la botella.
—No seas aguafiestas. —Luego miró hacia el océano al
atardecer, y más específicamente, a la falta de otras
embarcaciones—. Oh, mira eso... todo el mundo se ha ido. Eso
significa que podemos jugar este juego aquí. —Me dio el plato de
rodajas de limón, se acercó, mantuvo sus ojos en los míos mientras
se agachaba y lamía desde mi pezón hasta mi garganta,
enviándome un escalofrío, y luego tomó un trago de tequila. Se
metió un trozo de limón en la boca, se estremeció y sonrió. Negó
con la cabeza y gimió—. Hombre, eso es bueno.
Todavía sólo llevaba puestos sus calzoncillos rojos. Pude ver lo
bien que le quedaban.
—Tu turno, pero primero —dijo, y luego tiró de mi toalla,
revelando mi ropa interior y esa maldita polla semidura que había
tenido todo el día—. Mmmm. Eso está mucho mejor —susurró.
Luego sostuvo una rodaja de limón entre los dientes y abrió bien 121
los brazos—. Lámeme.
Así que lo hice.
Le lamí la clavícula, tomé la botella de tequila y me tomé un
trago, luego abrí los labios y me metí el pedazo de limón en la 04/2019
boca. Se rindió rápidamente, agarrándome por la nuca y
besándome, el limón yendo de su boca a la mía.
No esperó a que recobrara el aliento. Me lamió el cuello hasta la
oreja, chupando el lóbulo entre los labios, y luego se retiró para
tomar un sorbo de tequila. Apenas podía pensar con claridad, y
mucho menos conseguir un pedazo de limón para él. Sonrió y,
bajando un poco el elástico de mis calzoncillos, colocó una rodaja
de limón para que sobresaliera por la parte superior, justo debajo
de mi ombligo.
—Dios mío, mira eso —dijo bruscamente antes de arrodillarse.
Se arrodilló ante mí, con las manos en las caderas, y empujó su
nariz hasta la línea de la cresta de mi polla en ropa interior, luego
se enganchó el limón entre los labios y se lo sacó.
El cabrón descarado.
Atrapó el limón, y manteniéndolo en su boca, entonces se
levantó a su altura completa. Sus ojos se fijaron en los míos, llenos
de calor y coraje. Había terminado con los juegos. Lo empujé para
que se sentara en el asiento del banco, y su sorpresa se desvaneció
rápidamente cuando puse su pezón entre mis dientes. Arqueó la
espalda, levantando sus caderas hacia delante, buscando cualquier
fricción que pudiera darle.
Se quitó el limón de la boca.
—Oh, joder —gritó cuando le hice rodar el pezón entre los
dientes. Me agarró la cara con las dos manos y me atrajo para que
le diera un beso. Nuestras bocas se bloquearon, nuestras lenguas
giraban y saboreaban. Pero no era suficiente, nuestros cuerpos no
podían tocarse así. No era lo suficientemente cerca.
Así que lo empujé, instándolo suavemente a que se acostara a lo
largo del asiento del banco, y él me arrastró hacia abajo con él. 122
Éramos una maraña de miembros y lenguas; yo me inclinaba sobre
él, nuestras pollas alineadas, nuestros pechos, nuestras bocas. Dios
mío, él sabía besar.
Vagaba con sus manos sobre mí, sobre mi espalda, mi culo, 04/2019
moliéndome encima de él. Fue un poco incómodo, no era una
posición ideal, pero estaba demasiado excitado para detenerme. Si
me alejo ahora, podría matarme.
Luego deslizó su mano entre nosotros, y después de un poco de
tanteo, tenía nuestras pollas en su puño.
Se deslizaba, resbaladizo con pre-semen, y era mágico.
Tan, tan bueno.
—Oh, joder, te sientes increíble —susurró, su voz apenas era un
susurro. Luego gimió y dobló sus caderas como si estuviera cerca.
Aplasté mi boca contra la suya, y tomó mi lengua, gimiendo y
bombeando, y todo era demasiado y demasiado bueno. Follé su
puño, su polla caliente y dura contra la mía, resbaladiza y
escurridiza, y tan jodidamente buena.
Rompí el beso para poder hablar.
—Voy a correrme.
—Joder, sí, vamos.
Me eché para atrás, y ambos miramos entre nosotros, nuestras
pollas deslizándose a través de su puño, una y otra vez, y mi
orgasmo se estrelló sobre mí. El placer rodaba por mi cuerpo,
barriendo y consumiendo todo, y le disparé en el pecho y el
vientre. Su agarre se apretó al llegar, su polla pulsante ordeñando
hasta la última gota de mi orgasmo, mientras su corrida se
acumulaba con la mía en su piel.
Se estremeció y tembló, y luego soltó una risa dolorida.
—Maldita jodida mierda —murmuró.
Incapaz de mantenerme erguido, me caí hacia adelante,
ensuciando el desorden entre nosotros, y enterré mi cara en su
cuello. Olía a océano, a sexo, a nosotros, y yo inhalaba por todo lo
que valía la pena. 123
—¿Estás bien? —pregunté finalmente.
Volvió a reírse.
—Muy bien.
Acaricié y cerré los ojos a pesar de los extraños ángulos de mis 04/2019
piernas.
—Debería limpiarte —susurré—. No sé si puedo moverme.
—Podríamos saltar al océano —sugirió—. Diría que podríamos
ducharnos juntos, pero no hay forma de que ambos estemos juntos
en las duchas de este barco.
Me aparté de él, mi cuerpo deshuesado protestando con cada
movimiento que hacía mientras me levantaba.
—El océano entonces.
Me miró directamente a la polla, colgando medio dura de mis
calzoncillos, y luego me miró al vientre y al pecho, hasta el punto
en que nuestra corrida cubría ahora mi piel.
—Carajo, eso es hermoso.
Me reí, un poco avergonzado, pero luego me di cuenta de que su
polla estaba saliendo de sus calzoncillos, su vientre cubierto por
nuestra corrida. Sólo nos iluminábamos con las luces de la cabina,
y le daba un cálido resplandor.
—Sí, lo es.
Sonrió, se puso de pie, se bajó los calzoncillos y se los quitó.
—¿Qué? —respondió a mi mirada interrogativa—. Está
completamente oscuro. Nadie puede vernos.
No tanto como a él, me escondí de nuevo pero salté al océano
con él. Sólo cuando salí a la superficie, me encontró rápidamente,
me envolvió sus brazos alrededor de mis hombros, sus piernas
alrededor de mi cintura, y me besó.
No pude pisar el agua durante mucho tiempo, y cuando
empezamos a hundirnos, nos separamos riendo.
—Debería nadar desnudo más a menudo —dijo, sonriendo. La
luz de la luna hizo que sus dientes brillaran.
—Excepto que los peces podrían confundirte con un sabroso 124
gusano marino. Especialmente por la noche.
Sus ojos se abrieron de par en par y nadó hacia el velero, pero mi
risa debe haberme delatado.
Tomó la escalera con una mano y me salpicó con la otra. 04/2019
—No es gracioso.
Excepto que de alguna manera lo fue.
Lo seguí fuera del agua, no antes de ver su glorioso culo desnudo
a la luz de la luna. Las cuentas de agua brillaban como diamantes
mientras corrían por su cuerpo, y quería atraparlas, probarlas... Él
empujó mi toalla hacia mí, distrayéndome de mirar su forma
desnuda.
—¿Te gusta algo que ves?
Le acaricié la cara y sostuve su mirada.
—Sabes que sí.
Sus labios se curvaron hacia un lado, y me miró fijamente
durante un largo segundo. Luego, abruptamente, miró al agua y se
secó antes de atarse la toalla a la cintura. Se estaba cubriendo,
protegiéndose, y sabía que estaba a punto de preguntarme algo
que lo dejaba vulnerable.
Hacía eso todas las veces.
Cuando estaba en exhibición, cuando estaba atrayendo algo que
quería, se enorgullecía de mostrar su cuerpo, dejando
sugestivamente su semi-erección a la vista en sus Speedos o
calzoncillos. Pero tan pronto como algo se convertía en algo
personal o se sentía vulnerable, como cuando me preguntó si
estaba viendo a alguien, se cubría. Aparentemente, la modestia iba
de la mano con su vulnerabilidad. Me preguntaba si por eso era tan
despiadado en una sala de juntas; su caro traje era una armadura.
Pero aquí, y ahora mismo, estaba expuesto. Negó con la cabeza y
me dio una sonrisa tensa antes antes de girarse para entrar en la
cabina del piloto.
Le agarré del brazo.
—¿Querías preguntarme algo? —le pregunté. 125
—No, está bien.
—¿Seguro?
Asintió, así que le solté el brazo. Bajó a la cabina y cogió la
botella de tequila. La sostuvo en una mano, la tapa en la otra. 04/2019
—¿Quieres otro trago?
Resoplé.
—No. Necesito agua. —Su sonrisa había vuelto.
—Yo también.
Bajamos a la cabina y cerré la puerta detrás de nosotros. Stuart
volvió a poner el tequila en el armario de los licores, luego tomó
dos botellas de agua fría y me dio una.
—Gracias —respondí—. Así que mañana tienes un día en tierra
firme.
Asintió lentamente y sacó una gran cantidad de agua de su
botella.
—Sí. Nunca he estado en Trinity Beach ni en SkyRail. He oído
que es genial. ¿Has estado?
—No desde hace años. Es asombroso. Te encantará.
Volvió a asentir, había una extraña expresión en su cara.
—¿Qué harás mientras estoy fuera?
Ya me había preguntado eso...
—Un poco de limpieza, lavar la ropa, reponer la nevera. Ya
sabes, todas las cosas divertidas.
Tomó otro largo trago de agua, su manzana de Adán
deslizándose hacia arriba y hacia abajo de forma que me distraía.
Entonces agarró el fregadero detrás de él y me pregunté si estaba
desequilibrado, pero no, parecía que se estaba preparando.
—¿Podrías venir conmigo? Hacer la excursión de un día a través
de la selva tropical. Después podremos conseguir la comida que
queramos en los mercados. Incluso te invitaré a cenar y te tendré
de vuelta a bordo mañana a las nueve de la noche.
Si solo escuchara su voz, su tono indiferente, su leve
encogimiento de hombros, podría haber pensado que era una 126
invitación de usar y tirar. Pero sus mejillas se teñían de rosa, y sus
nudillos estaban blancos donde agarró el fregadero, y aguantó la
respiración esperando a que le contestara.
Dos cosas me quedaron muy claras en ese momento. Primero, no 04/2019
era frecuente que le hiciera preguntas a la gente si no sabía la
respuesta. Y dos, esta pregunta, esta invitación a pasar el día con
él, no era sólo una invitación a pasar el día con él. Era más que eso.
Al menos para él. Era él volviéndose vulnerable, queriendo algo
que no estaba totalmente preparado para admitir que quería.
Tenía miedo al rechazo; tenía miedo de que lo rechazara. Era
bastante obvio que no se exponía muy a menudo, y yo quería saber
por qué.
Me encontré con su mirada y vi el miedo al fracaso en sus ojos, el
miedo a encontrar finalmente el valor para pedir algo que quería,
sólo para que le dijeran que no. El miedo de arriesgar tu corazón,
sólo para que se rían de ti.
Así que, el Sr. Financiero Corporativo fanfarrón era humano
después de todo. Había una grieta en su armadura perfectamente
pulida. Podría pensar que era un defecto, pero para mí, lo mejoró.
Había capas que quería quitar, explorar.
Esto se estaba convirtiendo en algo más que una aventura de
vacaciones. Pasamos de ser amigos con beneficios a otra cosa. Me
sentía más como un novio de mentira en una fantasía de
vacaciones a cada minuto.
¿Quería pasar el día con él en el continente? ¿Senderismo,
compras, salir a cenar? Claro que sí, lo quería.
No me importaba que mi sonrisa me delatara.
—Claro. —Mi respuesta le sorprendió.
—¿De verdad?
Caminé hacia él, apoyé mi cuerpo contra el suyo y lo besé. Ni
tequila, ni agua, ni juegos. Puse mi mano en su cara y profundicé el
beso, entrelazando su lengua con la mía. Un beso largo. Durante
unos minutos celestiales nos quedamos allí, abrazándonos, 127
probándonos uno al otro. Terminé el beso, sólo para besarlo de
nuevo, suave y dulce, antes de alejarme.
—Sí, de verdad. Suena genial. Tendremos que zarpar hacia el
puerto bastante temprano. 04/2019
—Así que estás diciendo que debería ser un buen chico e irme a
la cama temprano también —preguntó, con los labios mojados y
regordetes—. Y solo.
—Oh, sí —respondí, retrocediendo—. Si te llevo a mi camarote,
no iremos al continente mañana.
Se lamió los labios y sonrió, sus ojos pasando de mi boca a mis
ojos.
—¿Pero mañana por la noche?
Dejé escapar una risa entrecortada y tuve que hacerme a un
lado, o lo llevaría a mi camarote. Mierda, era tan sexy.
—Buenas noches, Stuart.
Su enorme sonrisa fue lo último que vi antes de cerrar mi puerta.
CAPÍTULO ONCE
STUART
12
La Compañía Merrell es una compañía dedicada al zapato deportivo
que fue fundada por Clark Matis, Randy Merrell y John Schweitzer en 1981. Inicialmente la
compañía se dedicó a diseñar y comercializar calzado para realizar trekking que se ajustaba
perfectamente al pie.
—Buena idea. —Se bajó del barco en el embarcadero y extendió
la mano—. ¿Estás bien?
Tomé su mano, cálida y fuerte, pasé, no tan suavemente como él,
pero no me caí, así que lo tomé como una victoria.
—Estoy bien. —Miré del puerto deportivo hacia el pueblo de
Trinity Beach. Eran poco más de las siete, así que supuse que todos
los barcos de pesca ya habían salido, y que los barcos de recreo
también se estaban preparando para salir. Lo había cronometrado
perfectamente.
Había organizado la recogida de un coche de alquiler en el
puerto deportivo, así que arreglamos todo eso, y cuando llegamos
al coche, fui al lado del conductor y le hice sonar las llaves.
—Ahora soy el capitán. 131
Foster puso los ojos en blanco con tanta fuerza que parecía
dolerle.
—Entonces, ¿adónde vamos primero, capitán?
Solté una carcajada, pero subimos al coche y nos abrochamos el 04/2019
cinturón de seguridad.
—Bueno, tengo entradas abiertas para el SkyRail, la casa de
mariposas, la entrada al parque nacional. Vamos a hacer eso
primero. Tendrán lugares para comer, estoy seguro. Luego, cuando
terminemos de ser turistas por el día, podemos ir al mercado a
comprar provisiones, y para entonces podremos encontrar un
buen lugar para cenar.
—Suena bien. Pero hay un problema.
—¿Qué problema?
Estaba leyendo un panfleto que la señora del alquiler de coches
le había dado.
—SkyRail no abre hasta las nueve.
—El lugar de las mariposas abre a las diez.
—Entonces un segundo desayuno en la playa primero. —Se
rió—. Suena aún mejor.
—Pero lo primero es lo primero —dije, arrancando el coche y
saliendo del estacionamiento—. Vas a tener que dirigirme porque
no sé adónde diablos voy.
Se rió y señaló hacia delante.
—Toma la primera a la izquierda.
Me dirigió a Trinity Beach donde encontramos un café en la
playa. Nos sentamos, pedimos un gran desayuno y nos lo comimos
mirando al otro lado del océano. Le sonrió a la joven camarera, se
rió con ella cuando escribió algo mal y le dijo que no había ningún
problema.
Tan típicamente Foster. Sonriendo bajo la luz del sol, nada es un
problema, sólo sigue la corriente. Tan lejos de la vida corporativa.
Tomé un sorbo de mi zumo. 132
—Sabes, a veces te miro y puedo ver cómo habrías sido
despiadado y agudo en las finanzas. Y a veces, como ahora, no me
lo imagino por nada del mundo.
Ladeó la cabeza, divertido. 04/2019
—¿Cómo es eso?
Respiré profundamente, queriendo decir esto correctamente.
—Cuando pienso en finanzas y fusiones y adquisiciones, pienso
en trajes grises, edificios grises, cielos grises. Luego te veo aquí, y
es el sol amarillo, el cielo azul, la arena blanca, el agua. Son polos
opuestos, y es difícil de reconciliar.
Sonrió como si ese resumen le agradara, y se puso un triángulo
de piña fresca en la boca.
—Porque ya no soy ese hombre. Esto no es lo que soy ahora. Si
me hubieras conocido hace seis años, no me habrías reconocido.
Creo que la única vez que sonreía era cuando cerrábamos un trato.
Suspiré, pero no había terminado.
—¿Y crees que tu descripción de la configuración
monocromática y monótona en casa contra el sol y la felicidad aquí
está tratando de decirte algo?
—¿Como qué?
Me miró a los ojos.
—No eres feliz allí.
Moví el tenedor de mi plato vacío para que se sentara a las doce
y seis.
—Tal vez.
Nunca me respondió nada. Tal vez sabía que tenía más que decir.
Tal vez estaba usando el truco más antiguo del libro corporativo:
dejar los silencios y la persona incómoda hablará primero. Tal vez
me lo creí.
—No soy feliz allí —admití. Apenas eran noticias de última hora.
Cualquiera que estuviera dispuesto a mirar podía verlo—. No fue
sólo idea mía tomarme estas vacaciones.
—¿Tu jefe vio que estabas a punto de quebrarte? —Negué con la 133
cabeza.
—Mi doctora.
Eso lo detuvo. Frunció el ceño y entrecerró los ojos ante la mesa
que había entre nosotros. 04/2019
—Si no eres feliz, eso es una cosa. Pero médicamente...
—Médicamente, me dirigía a un ataque al corazón o a un
derrame cerebral —dije, admitiendo más de lo que quería—.
Presión sanguínea alta, insomnio. Como si mi mente estuviera
atascada en la quinta marcha, ¿entiendes lo que digo?
Me miró entonces, y había algo cálido en sus ojos.
—Sé exactamente a qué te refieres.
No dudé de él, y fue agradable, incluso reconfortante, poder
hablar con alguien que realmente entendiera por lo que estaba
pasando. Luego me aclaré la garganta y le dije lo que nunca le
había dicho a nadie más.
—Tuve algunos ataques de pánico. Al principio no sabía lo que
eran. Mi cabeza se volvió loca y mis pulmones apretados. Pensé
que estaba teniendo un ataque al corazón, o más bien algo de
presión sanguínea. No sabía qué demonios era. De todos modos,
después de una serie de pruebas y citas, mi médico me dijo que era
ansiedad, y me reí de ella. —Negué con la cabeza al ver lo estúpido
que sonaba todo esto—. Quiero decir, ¿cómo podría yo, Stuart
Jenner, tener ansiedad? Estoy en la cima de mi juego. Soy el tipo
que todos quieren ser. Llamadas telefónicas, citas, clientes, correos
electrónicos. Tengo tanta demanda que mi asistente personal tiene
un asistente personal. Suena ridículo, ¿verdad?
Foster negó con la cabeza lentamente.
—No para mí. Suena como si estuvieras a una llamada, una cita,
un cliente, un email de distancia de hacer un Foster Knight.
—Alejándome de todo lo que he conocido para manejar un
velero de alquiler privado en los trópicos?
Casi sonríe.
—Bueno, no sé nada sobre el negocio de los chárter privados, 134
pero marcharte, sí.
Me encontré con sus ojos.
—No soy tan valiente como tú.
Se acercó y tomó mi mano sobre la mesa. 04/2019
—Sí, lo eres. Como dijiste, corres anillos alrededor de la
competencia. Eso requiere pelotas.
—Sí, pero conozco ese mundo. No sé cómo no ser ese tipo.
Me apretó la mano.
—Podría decir que todo lo que se necesita es un salto de fe, pero
no es realmente eso. Es un caso de hacer o morir. Literalmente. Se
necesita llegar a un lugar en tu vida cuando no tienes otra opción
que alejarte. Un minuto más te matará.
Asentí porque acaba de clavar todo lo que yo había intentado
resumir. Mi voz era apenas un susurro.
—¿Cuándo lo sabes? ¿Cuándo sabes que has llegado a ese punto?
Me dio una sonrisa que me hizo saltar el corazón.
—Confía en mí, lo sabrás. —Todavía me sostenía la mano—.
¿Sabes lo que necesitas?
—¿Qué es eso?
—Necesitas un paseo rápido por la playa después de la cantidad
de comida que acabamos de comer. Después necesitas un día de
turismo y senderismo y una relajante cena con vistas al mar. Unas
cervezas, y tal vez algo más.
Tenía un destello en sus ojos que encajaba con su sonrisa. Me
hizo sonreír a cambio.
—¿Habrá tequila directamente de la botella? Lamer, sorber,
chupar es mi nuevo juego favorito.
Se rió.
—No estoy seguro de que el tequila sea necesario, pero seguro.
Apuré el resto de mi zumo, contento de que la seriedad de antes
se hubiera ido.
—Me alegro de que no hayamos decidido jugar con martinis. No 135
estoy seguro de adónde irían las aceitunas.
Se rió y se puso de pie, sujetando mi mano.
—Vamos, dejemos algunas de esas ridículas calorías que
acabamos de tomar. —Nos despedimos de la camarera y tomamos 04/2019
los escalones hacia la arena y nos alejamos de donde los turistas y
los lugareños estaban ahora dando vueltas alrededor de la ciudad.
—No puedo decirte la última vez que comí huevos, tocino y
tostadas.
—Te harán muy bien —dijo Foster—. ¿Qué tal si hacemos que
hoy sea el día en que Stuart hace muchas cosas que normalmente
no haría? Quiero verte sonreír todo el día, y cuando volvamos a
bordo esta noche, quiero que me digas que has tenido el mejor día
de todos.
Dejé de caminar.
—Bueno, si me das un final feliz cuando volvamos al barco, estoy
seguro de que lo será.
Se rió y me dio un golpecito en el hombro.
—Eso no es lo que quise decir.
—¿Pero?
Deslizó su brazo alrededor de mi hombro y empezamos a
caminar hacia el agua, subiendo por la playa.
—Pero eso depende. Dijiste que te gustaba que te follaran contra
el colchón. ¿Fue metafórico, o estamos hablando literalmente,
dentro del colchón, porque eso podría ser raro?
Ahora era yo quien reía.
—Estoy bastante seguro de que yo estaría contento con
cualquiera de los dos, para ser honesto.
Sonrió serenamente al agua.
—Esto es bonito, ¿no? Caminar por la playa, con mi brazo
alrededor de tu hombro.
Asentí.
—Sí, lo es. Y si estamos tachando cosas de la lista de ‘Stuart 136
nunca ha hecho’, entonces podemos añadir esto.
—¿Nunca?
Negué con la cabeza.
—Nunca tuve tiempo. 04/2019
Me dio un apretón, y luego me puso su brazo alrededor del
cuello como si fuera la cosa más natural del mundo.
—Bueno, me alegro de ser el primero.
La cosa es que tenía el presentimiento de que Foster podría ser
el primero para muchas cosas.
—Yo también.
13
Serie Imago – Imagines. También por EDDI
—Fue bastante asombroso —le contesté, sin dejar que mi
decepción se notara. Joder. ¿Por qué estaba decepcionado?
Seguramente no pudo haber estado hablando de mí. O nosotros.
No había ningún nosotros. Yo era su cliente y le pagaba; le pagaba
literalmente para que pasara el día conmigo…
Pero luego entrelazó nuestros dedos y empujó su hombro contra
el mío.
—Todo el día ha sido increíble. El SkyRail, las mariposas. Esto,
aquí, contigo. Todo ello. Gracias.
Fingí que no me sonrojaba, que sus palabras no hacían latir mi
corazón.
—¿Por qué me das las gracias?
—Por invitarme. Por pedirme que pase el día contigo. —Me 140
apretó la mano—. No me había divertido tanto en años.
—Pensaba que pasear por las islas tropicales era tu idea de
diversión —le dije, tocándole el hombro esta vez.
—Lo es. Pero también hay diversión en tierra. Estoy tan 04/2019
acostumbrado a estar en el agua, que no creí que pudiera caminar
bien.
Me acerqué y le susurré:
—¿Es eso lo que dicen todos los chicos?
Se rió y me apretó la mano.
—No sé. Tendrás que decírmelo mañana.
Mierda Santa. Vale, así que los dos estábamos de acuerdo en lo
que queríamos esta noche.
—Es bueno saberlo. Te mantendré informado.
Se rió y el guía dejó de hablar para mirarnos fijamente. Me sentí
como un niño de escuela atrapado por hablar en clase, y Foster
esperó hasta que el guía comenzó a hablar de nuevo antes de
inclinarse hacia mí para amortiguar su risa.
Sonrió hasta Palm Cove, y supongo que yo también. Le había
prometido una cena elegante, y dado que llevábamos pantalones
cortos y camisas, lo más elegante que permitía nuestro código de
vestimenta era un bar y una parrilla frente al mar. Nos dieron una
mesa para dos en la cubierta y ordenamos una cerveza cada uno
mientras repasábamos el menú y la carta de vinos.
Se estaba haciendo tarde. Habíamos estado literalmente fuera
todo el día, y la vista de las palmeras sobre el agua mientras el sol
se ponía era verdaderamente espectacular.
La compañía era aún mejor.
Foster me contó cómo, cuando empezó su negocio, la gente se
mostraba escéptica con respecto a que el chico de ciudad durara
más de una semana. Pero les demostró que estaban equivocados,
se los ganó con su encanto y su habilidad para escuchar y
aprender.
—Y estoy bastante seguro de que esa sonrisa también ayudó — 141
agregué.
Se rió.
—Tal vez. Pero pronto se dieron cuenta de que estaba aquí para
quedarme y que tenía un buen negocio. No estoy aquí para hacer 04/2019
millones; estoy aquí por el estilo de vida. Me preocupo por el
medio ambiente, y eso me hizo ganar algunos votos.
—¿Ya eres de aquí? —le pregunté.
Resopló.
—Jim Scott, el dueño de la compañía para la que trabajo, ha
estado aquí por cuarenta años, y acaba de conseguir su
membresía.
Me reí de eso.
—Club exclusivo, ¿eh?
Pedimos una cena a base de pez espada, medallones de ribeye
Wagyu y ensalada. Foster eligió el vino blanco para nosotros, y
comimos a la luz de las velas y las luces de las hadas. Fue, sin duda,
la cena más romántica de mi vida.
No planificada, sin guión, y completamente increíble.
Quería que durara para siempre. Quería que estas vacaciones de
fantasía fueran mi vida real, y ahora, al volver a un trabajo que no
quería, volvería a estar solo.
Para no tener esto. Para perderme esto. Nunca supe que quería
esto, hasta ahora. Pensé que todo lo que quería en la vida era una
relación casual, sin ataduras. Era lo único para lo que tenía tiempo,
y había funcionado bien para mí hasta ahora.
Hasta Foster.
Hasta que supe lo que me estaba perdiendo.
—¿Qué harías si dejaras tu vida en Brisbane y te mudaras aquí?
—¿Aquí?
Se encogió de hombros.
—Bueno, en cualquier parte. Si ya no estuvieras en fusiones y 142
adquisiciones, ¿qué haría Stuart Jenner? ¿Quedarse en Brisbane?
¿Trasladarse?
Bebí mi vino mientras pensaba en mi respuesta.
—No lo sé. Yo... nunca había pensado en ello antes. Quiero decir, 04/2019
he pensado en ello, Dios, he soñado con ello, pero ¿qué puedo
hacer? No sé cómo hacer otra cosa.
Me miró fijamente, sin pestañear.
—Sí, lo sabes.
—¿Qué? ¿Modelo para Speedos?
Se rió.
—Claro que sí. Serían tontos si no te contrataran. —Puse los ojos
en blanco y tomé otro sorbo de vino. —Lees el mercado de valores
—dijo en serio—. Ya sabes de finanzas. Predices las tendencias
que pueden dar forma a la economía.
—Sí, pero dijiste que si ya no estabas en finanzas.
—¿Por qué no puedes pasar a la asesoría financiera?
—Porque no estoy calificado.
—Te calificarías en poco tiempo. Demonios, podrías trabajar en
la bolsa de valores para ganarte la vida.
—Pensé que se suponía que debía encontrar algo menos
estresante.
Se volvió a reír.
—Bajo perfil, a largo plazo. Ya sabes cómo funciona para un
inversor individual.
—¿Por qué no lo hiciste? —respondí—. Si es tan fácil.
—Me meto en la bolsa de valores, de vez en cuando. Pero tengo
el trabajo de mis sueños.
Giré el vino alrededor de la copa, sin apartar la vista de la suya.
—Haces que suene tan fácil.
—Lo es. Ya lo verás. Un día llegarás a ese punto, ese punto de
inflexión, en el que si no te alejas sentirás que te estas muriendo.
Espero que no lo hagas. Realmente espero que no lo hagas. Pero… 143
—¿Pero ya estoy cerca?
Me miró fijamente durante un largo momento.
—No te conozco tan bien, Stuart. Pero creo que te conozco lo
suficiente como para saber que quieres salir. 04/2019
Me reí, un sonido tranquilo y amargo.
—¿Ves? Ahí es donde te equivocas.
—¿No quieres renunciar?
Negué con la cabeza.
—No, eso no. Dijiste que no me conocías tan bien. Foster, eres la
única persona en el planeta que me conoce.
CAPÍTULO DOCE
FOSTER
STUART
14
Se llama cocina o galera (del inglés galley)
—¿Estás... dolorido?
—En el buen sentido. ¿Estás... bien? Con... ¿lo que hicimos?
Hizo un sonido de sorpresa y se sonrojó mientras estudiaba su
plato.
—Uh, mucho. —Me miró y tragó con fuerza—. Muy bien.
—Entonces, ¿lo haremos más a fondo más tarde?
Foster bebió su café y me sonrió sobre la taza.
—Cuando estés preparado para ello.
Miré mi reloj inexistente.
—¿La hora del almuerzo es buena para ti?
Se rió, y después de un silencioso momento feliz entre nosotros,
cambió de tema.
—Así que, pensé que hoy iríamos a la playa Ellis, y luego 156
volveríamos al arrecife esta noche. ¿Cómo suena eso?
Asentí.
—Suena genial.
—¿Quieres ayudarme a salir del puerto? 04/2019
—Claro que sí.
Se rió.
—Bueno, entonces, termina tu desayuno y vamos a izar el ancla.
Treinta minutos más tarde, nos dirigíamos hacia la costa
pasando Palm Cove, donde habíamos cenado, e íbamos camino a
Ellis Beach en Double Island. Era impresionantemente hermoso;
arena blanca, palmeras, vegetación de bosque tropical y un agua
tan azul que ni siquiera parecía real.
También era un punto turístico, con unas cuantas docenas de
barcos de alquiler en estos lugares cualquier día, y aunque me
hubiera gustado tener una de las playas para nosotros solos,
simplemente no era posible.
Foster no me pidió que bajara la vela mayor, así que le pregunté:
—¿Nos detenemos aquí para nadar?
—Bueno, si puedes —contestó—. Pero esas redes de la playa
son para las medusas Irukandji. Y nadan con cocodrilos de agua
salada desde el continente.
Parpadeé.
—Así que, eso es un no.
Sonrió.
—Por el lado positivo, eso significa que es menos probable que
haya tiburones.
Podía sentir drenarse la sangre de mi cara.
—¿Por qué tuviste que mencionar a los tiburones? He estado
allí, donde podría haber tiburones. Jesucristo.
Se rió a carcajadas.
—¿De verdad crees que te dejaría nadar en aguas conocidas por 157
avistamientos de tiburones? Has estado nadando sobre todo en los
arrecifes de aguas poco profundas, que en realidad son bastante
seguras. Sólo tiburones de arrecife y ocasionalmente algún punta
blanca15 ocasional, que no deben confundirse con el gran tiburón 04/2019
blanco. Aunque hay tiburones tigre o tiburones martillo
ocasionalmente, pero son raros. Y todos recibimos advertencias si
ha habido un avistamiento, así que lo habría sabido.
Parpadeé de nuevo.
—Nunca más nadaré en el océano.
Foster se rió un poco más.
—Sí, lo harás. Estarás bien. Te lo prometo. En seis años, nunca
he visto nada más que tiburones de arrecife pequeños, y les tienen
miedo a los humanos. De todos modos, los tiburones más
peligrosos prefieren las aguas más profundas y frías de los estados
del sur. Estaremos bien.
—No quiero ver ningún tipo de tiburón.
Su sonrisa se amplió.
15
El tiburón oceánico, también conocido como tiburón oceánico de puntas blancas, es
una especie de elasmobranquio carcarriniforme de la familia Carcharhinidae. Es un gran
tiburón pelágico de mares tropicales y temperados. Es bajo y robusto; lo más notable son
sus aletas largas, de punta blanca y redondeadas
—Es de los que no puedes ver de los que tienes que preocuparte.
—Le golpeé el brazo.
—No estás ayudando.
Sólo se rió y me empujó con el codo.
—Sólo estoy bromeando. Lo prometo.
—Bueno, todavía no voy a nadar otra vez.
Quitó la mano del volante y me ahuecó la cara.
—Sí, lo harás. Lo siento, sólo estaba bromeando. No quise
asustarte. —Me atrajo para besarme, lo que era nuevo para
nosotros. Fue algo espontáneo, a primera hora del día, y no había
tequila ni limones involucrados—. Y de todos modos, si no te
metes en el agua, ¿cómo voy a lamer la sal de tu piel?
Me hizo sonreír, a pesar de que traté de no hacerlo. 158
—Se me ocurre otra cosa que puedes lamer si quieres algo
salado.
Puso los ojos en blanco y se rió, y comenzó a alejarse, pero luego
me robó otro beso rápido antes de volver al volante. 04/2019
—Podemos ir directamente al arrecife, pero quiero que traces
nuestro rumbo.
—¿Qué?
—En el GPS. Quiero ir hacia el noreste, hacia la cima de Oyster
Reef y el fondo de Michaelmas. —Me miró fijamente, y luego me
empujó hacia las pantallas digitales—. Y quiero que me digas cómo
llegar allí.
Lo había visto hacer esto, y me había explicado cómo se hacía,
pero nunca lo había hecho yo solo. Así que respiré profundamente
y encontré el lugar del que hablaba, lo introduje y transmití las
coordenadas. No tenía dudas de que podría encontrar el camino
sin el GPS; lo hacía por mi bien, no por el suyo.
—¿Dirección del viento?
Busqué en la pantalla multiusos la información correcta sobre el
viento.
—Um, al sur.
—¿Velocidad?
—Cinco nudos.
—Vale, ¿cuál es mi punto de partida?
Mierda. Intenté recordar lo que había dicho...
—Um, ¿amplio alcance? —Sonrió, así que supe que tenía razón.
—¿Cuál es mi VMG?
—¿Tu qué?
—Velocity Made Good. La velocidad y la dirección hacia nuestro
destino.
Mierda.
—Sí, sobre eso. Me desconecté cuando estabas explicando esa
parte de la física y la trigonometría.
Echó la cabeza hacia atrás y se rió. 159
—Es la velocidad del barco. En la pantalla, en la esquina inferior.
—¿Por qué no lo dijiste? —le respondí—. Cuatro punto seis.
Me mostró una hermosa sonrisa.
—¿Ves? Todavía puedes ser marinero. 04/2019
—Oh, por favor. El único marinero que haría sería en la Semana
de la Flota.
Se rió y me senté en el asiento del banco a su lado. Él estaba al
volante, y aunque me encantaba tomar el sol y hacer snorkel, esta
parte era la que más me gustaba. La brisa marina en mi pelo, el
deslizamiento del velero en el agua, el sonido del viento en la vela.
Me encantaba la velocidad, la elegancia, la hidrodinámica de todo
esto. Me provocó un subidón de adrenalina, y con el viento a
nuestro favor, llegamos al arrecife en poco tiempo.
Foster me hizo traer la vela mayor e izar la vela de proa más
pequeña. Nuestro ritmo se ralentizó dramáticamente mientras
navegaba por la cima de Oyster Reef para colarse debajo de
Michaelmas. El agua era menos profunda y el color turquesa más
bonito que jamás había visto. Pude ver el fondo arenoso donde
echamos el ancla y los peces que nadaban alrededor del coral a
pocos metros de distancia.
—Mierda, eso es increíble —dije, mirando desde la parte trasera
del velero.
—¿Todavía no quieres entrar al agua? —preguntó Foster.
—Tal vez. Si vienes conmigo. —No quería meterme en el agua
sin él en caso de que tuviera otro ataque de nervios, pero ahora
podía hacerlo por razones relacionadas con los tiburones.
Puso los ojos en blanco.
—Podrías torcerme el brazo. —Bajó la escalera, pero luego se
dedicó a hacer algo con las pantallas. Me senté atrás y colgué los
pies en el agua. El agua estaba caliente, pero aún así estaba mucho
más fría que estar sentado bajo el sol abrasador durante veinte
minutos.
Cuando tuve suficiente, me metí en la cabina y encontré el 160
protector solar, luego fui en busca de Foster. Llegué hasta la cocina
cuando salió de su camarote con su bañador, lo que significaba que
estábamos nadando.
Mi sonrisa fue inmediata y sostuve el protector solar como un 04/2019
trofeo.
—Justo a tiempo.
Primero le froté la espalda, luego el pecho y los abdominales,
mientras le ponía ojitos y dejaba que mi lengua se asomara.
—Estaba pensando que podíamos nadar ahora —dije,
coqueteando y todo eso—. Luego tal vez tumbarnos al sol un poco
para secarnos, besarnos un poco, luego almorzar, luego follarme
de nuevo, y luego tal vez nadar un poco más antes de la cena.
Entonces podemos hacer la segunda ronda, en la que te enterrarás
dentro de mí durante horas. ¿Cómo suena eso? —le di el protector
solar y arqueé una ceja.
Agarró la botella, me dio la vuelta y me apretó contra la mesa, su
polla contra mi culo mientras me susurraba al oído:
—No me vas a ganar este juego.
Me echó un chorro de protector solar frío en la piel, me frotó los
hombros, la espalda, me empujó y me inclinó sobre la mesa, me
inmovilizó las caderas, y su largo cuerpo me rozó el trasero. Quería
simplemente bajar mis Speedos y rogarle que me llenara, pero
cuando pude formular los pensamientos en palabras, ya se había
ido.
—Tu espalda está lista. Traeré nuestras toallas.
Me levanté, jadeando y un poco mareado, y extremadamente
excitado. Mi polla apenas cabía en mis Speedos, haciendo una
tienda de campaña en la tela, y cuando salió de su habitación, me
miró a la cara, a la entrepierna, de nuevo a la cara, y sonrió.
—Oh Dios, tienes un gran problema. —Luego me tiró una toalla
limpia y se rió mientras subía las escaleras—. ¡El último en llegar
es un huevo podrido!
—Te odio —grité y su risa fue su única respuesta. 161
Lo seguí justo a tiempo para verlo zambullirse, y me sonrió
desde el agua.
—Mete tu hermoso culo en el agua —dijo.
Dejé caer la toalla y salté. Esperaba que el agua disminuyera mi 04/2019
erección, pero estaba lo suficientemente caliente como para
sentirse bien. Y por supuesto, Foster nadó directo hacia mí, y con
su cuerpo casi alineado con el mío, me besó.
—¿He sido un poco malo contigo antes?
—Sí. Fue cruel burlarse de mí de esa manera.
Se rió.
—Te lo compensaré más tarde.
—Más te vale.
—Déjame ver si tengo esto en orden —dijo con una sonrisa—.
Bronceado, besos, almuerzo, natación, sexo, cena, más sexo.
—Correcto. Aunque espero que estés abierto a la improvisación.
—¿Por qué es eso?
—Porque puede que tenga que barajar el sexo antes de comer, y
luego besarme.
Sonrió.
—Puedo adaptarme.
Y se adaptó. Empezamos descansando en la cubierta, tumbados
al sol para secarnos, lo que me llevó a tocarle, a besarle, a rodar
encima de Foster y frotarme contra él. Ya no me importaba que
nos vieran los barcos que pasaban; tenía necesidades más
urgentes.
Así que me llevó a mi camarote, me acostó en la cama, y yo
estaba tan excitado que me corrí tan pronto como estuvo
completamente enterrado dentro de mí.
El resto del día fue como lo había planeado. Alimentándonos
mutuamente de fruta, lamiéndonos los jugos de la barbilla, de los
labios, dormitando en los brazos del otro, nadando más, cocinando
la cena y teniendo más sexo, y me quedé dormido en sus brazos en
mi cama arrugada, exhausto y saciado. Y por primera vez en 162
mucho tiempo, feliz.
04/2019
166
FOSTER
171
16
Alquimia es la marca de Tequila que beben Stuart y Foster
—Oh. —Luego se rió—. Eres gracioso.
—¿Llave?
—Está en mi bolsillo. —No intentó sacarla, así que lo registré y
encontré la llave en su bolsillo trasero—. Te gusta mi culo —
balbuceó.
—Sí, me gusta. —Pasé la tarjeta de acceso y abrí la puerta,
tirando de él hacia dentro. Pulsé el interruptor de la luz y giré justo
a tiempo para atrapar a Stuart antes de que se moviera demasiado
a la izquierda—. Whoa, ahí, hombre tequila.
Cayó contra mí. Sus ojos estaban vidriosos, desenfocados, su
aliento era dulce.
—Lo siento por lo de antes.
—¿Sobre qué? 178
—Por pensar que tú y el Colgate Kid…
Resoplé.
—¿Colgate Kid? ¿En serio?
Stuart me dio una sonrisa que se convirtió en una mueca que 04/2019
mostró todos sus dientes. Luego hizo un gesto con la mano y
entrecerró los ojos.
—Los dientes me cegaron.
—Es un buen chico. Pero es un niño. Y, para que lo sepas,
aceptaré tus disculpas, después de que hayamos discutido esto
mañana. —Lo llevé a la enorme cama y lo empujé a ella. Se tendió,
boca abajo, con una risa.
—Me gusta cuando juegas rudo.
Le quité los zapatos y los tiré al suelo.
—Necesitas dormir.
Se puso de costado, y luego de espaldas con lo que parecía ser un
gran esfuerzo.
—No hice nada con esos tipos. Necesitas saber eso.
Asentí.
—De acuerdo.
—Foster —dijo con dificultad, levantando una mano—.
Necesitas saber que no lo hice.
—Lo sé.
—¿Y tú? ¿Lo sabes de verdad, Foster? Porque no quiero a nadie
más que a ti.
—¿Es eso cierto? —le pregunté. Estaba borracho, así que no
quise tomarme nada de lo que dijo demasiado en serio. ¿O
necesitaba el alcohol para inhibir su filtro? Tal vez era del tipo que
decía lo que pensaba cuando estaba borracho.
—Mmhmm —asintió—. Quédate conmigo esta noche.
—No puedo.
Frunció el ceño y cerró los ojos.
—No hice nada con esos tipos. 179
Puse mi mano en su pierna y lo cubrí con la sábana.
—Lo sé. No puedo quedarme por la política de la compañía del
resort.
Murmuró algo que sonó estúpido. Luego se puso de costado, con 04/2019
los ojos cerrados.
—¿Puedo decirte algo? —susurró.
No estaba seguro si realmente quería escuchar esto o no.
—Claro.
Esperé, y esperé un poco más. Entonces empezó a roncar. Me
froté la cara con la mano, lo miré mientras roncaba y dormía
profundamente, y me reí. Puse un vaso de agua junto a su cama,
apagué las luces, salí y cerré la puerta con llave.
STUART
19
La mantarraya o manta gigante es una especie de elasmobranquio del orden
Myliobatiformes. Son las especies más grandes del mundo y, a diferencia de las otras del
mismo orden, carecen de aguijón venenoso en la cola.
—¿Tienes aire acondicionado? —Se rió.
—Por supuesto que sí.
—Entonces, ¿qué demonios hacemos aquí arriba con los culos
sudando?
—Cuando podría estar haciéndote sudar bajo cubierta.
Sonreí.
—Exactamente. Sudar con el aire acondicionado debajo de
cubierta es mucho más agradable que una taza de té.
Foster cerró todo, se aseguró de que todo estuviera bien, me
siguió bajo cubierta y cerró la puerta detrás de nosotros.
—Debería comprobar el tiempo —dijo, abriendo una pantalla.
Era un mapa radar y había una banda de verde moviéndose por la
costa de Queensland—. Sí, se esperan entre diez y quince 192
milímetros esta tarde. Eso explica la humedad. Es a las ochenta y
nueve.
—¿Qué significa eso para nosotros? —le pregunté—. No hemos
tenido nada más que sol y brisas suaves. ¿Qué significa lluvia aquí? 04/2019
—Que si te quedas parado debajo de ella, te mojas. —Sonrió con
suficiencia—. No, nada. Quince mil no es nada. Mientras el viento
no levante, estamos bien. Si lo hace, navegaremos hasta la entrada.
No hay nada de qué preocuparse. Y de todos modos, si llueve,
significa que tendremos que encontrar algo que hacer durante
unas horas aquí abajo.
—Hmm —tarareé, sonriéndole—. ¿Alguna sugerencia? ¿Cartas,
crucigramas, sudokus, tal vez?
Se me acercó y me empujó contra el armario de la cocina,
sujetándome con sus caderas. Su sonrisa era diabólica.
—Oh, tengo mejores planes para ti.
Sus palabras, su tono, la lujuria en sus ojos, prendieron fuego a
mi sangre. ¿Cómo es posible que quisiera más? Habíamos tenido
tanto sexo, que deberíamos estar irritados y doloridos. Mi culo
debería estar dolorido, pero no lo estaba. Quería más. Aceptaría
todo lo que pudiera darme. De buena gana. Diablos, incluso se lo
suplicaría. Mis pelotas se llenaron al pensar que me haría el amor
de nuevo, que se deslizaría dentro de mí, tratando de ser uno
conmigo.
Mi cuerpo lo quería como si fuera oxígeno.
Esta vez, me tenía en la mesa. Estaba de espaldas, con mi culo en
sus caderas y la polla enterrada dentro de mí. Me besó, me
acarició, me abrazó, me hizo ver fuegos artificiales detrás de mis
párpados mientras mi orgasmo me atravesaba. Me agarró fuerte
de las caderas cuando se corrió, y pude sentir que se hinchaba y
latía profundamente, tan profundamente cuando llenaba el
condón.
Cuando ambos pudimos movernos y nuestros sentidos habían
regresado, estábamos exhaustos y me arrastró a su cama para 193
tomar una siesta.
—Pensé que ayer había sido perfecto —le dije mientras me
envolvía en sus brazos—. Pero hoy podría ganar.
Me acarició y me dio besos somnolientos en la nuca. 04/2019
—Es un empate —murmuró—. Pero hoy está lejos de terminar.
Lo mejor podría estar por venir.
20
Lucozade es un refresco fabricado por la compañía japonesa Suntory y comercializado
como una gama de bebidas deportivas y energéticas.
—¡Joder! —grité, corriendo por la cabina. Empujé la puerta y salí
hacia un cielo oscuro y tormentoso, las nubes estaban bajas y
retumbantes, y la bandera trasera ondeaba con el viento.
¡Joder!
Subí a la cabina, notando el movimiento del velero mucho más
allá arriba. Tuve que agarrarme mientras nos mecíamos en el agua.
Miré al otro lado del agua. No había más barcos a la vista, los
árboles de la isla se movían mucho, y por si las cosas no estaban lo
suficientemente mal ahora mismo, las nubes se abrieron y
arrojaron agua como si fuera un diluvio.
Cogí lo que pude y tiré las cosas al depósito de debajo del
asiento. Todo lo que era movible o no estaba atornillado entraba
ahí, y para cuando volví a bajar, estaba empapado y el oleaje era 198
aún peor. El velero ahora se mecía como un corcho en el océano.
Y me di cuenta, que las nubes de hace un minuto, expulsaban
agua como un maldito aguacero torrencial: estaba en un velero en
medio del maldito océano con un capitán incapacitado, y no tenía 04/2019
ni idea, absolutamente ninguna idea, de qué hacer.
Corrí al baño para preguntarle a Foster, pero él estaba inclinado
sobre el inodoro, con arcadas secas en la taza. Todo su cuerpo se
agitaba, los músculos de su espalda se estiraban y se deslizaban
bajo su piel. Odiaba darme cuenta de esto en un momento como
éste.
—Uh, ¿Foster?
Se deslizó hacia el suelo y gimió.
—Hay una tormenta —agregué.
Sus ojos se cerraron y gimió. La palidez verde-grisácea de su piel
no era una buena señal. Tomé la toalla de la cara, la enjuagué de
nuevo y le limpié la frente, y el resto de su cara, justo cuando más
truenos retumbaban y los relámpagos rompían el cielo afuera. Nos
estábamos balanceando sólidamente ahora, una sensación que
dudaba que Foster pudiera sentir. Pero no tenía ritmo; era
dentada y se movía con fuerza.
Joder, joder, joder.
Vale, así que estaba haciendo esto yo solo.
Me di cuenta entonces de que las máquinas de Foster estaban
sonando y parpadeando, pero no tenía ni idea de qué hacer con
ellas. Había intentado explicármelo brevemente, y me acordé de él
hablando de comunicaciones y actualizaciones meteorológicas,
pero no le había prestado suficiente atención. No esperaba tener
que saber esto...
Tomé la pantalla de navegación y busqué en el radar
meteorológico. Y una mierda. Había una enorme banda de rojo,
amarillo y blanco que venía del este. Y estábamos sentados en el
lado este de la isla, en el lado este del arrecife.
No sabía mucho de navegación, pero sabía que eso no era bueno. 199
Estábamos justo en su camino.
¿Qué podía hacer? ¿Sentado aquí, indefenso, moviéndose como
un bote de juguete en una bañera turbulenta? ¿Y si el mar se volvía
tan bravo que volcáramos? ¿Era eso posible en un arrecife? 04/2019
Recordé a Foster diciendo que el agua era más profunda en este
lado de la isla, pero nos habíamos quedado aquí porque quería
evitar la interacción humana. Jesús. Estábamos por aquí, en el lado
equivocado de la isla, por mi culpa. Y Foster estaba mortalmente
enfermo.
No era como si pudiera hacer algo. ¿Podría?
El velero se balanceaba ahora. Las cosas en los armarios estaban
empezando a moverse, deslizarse. Me preparé detrás de la mesa
para no caerme, o lesionarme si algo me caía encima.
Hice clic en Google, sin saber qué diablos buscar, y empecé con
lo básico. Hubiera sido casi risible si no estuviera tan asustado.
Navegando en una tormenta.
¿He levado el ancla? ¿Puse las velas y esperé que se salieran del
camino? ¿Me quedé sentado y lo dejé todo en manos de los dioses?
Leí los primeros artículos, y sorprendentemente, encontré unos
cuantos sitios reales de ‘qué hacer’ y lo que decían tenía sentido...
Revisé el mapa del tiempo otra vez. Lo peor de la tormenta ni
siquiera estaba cerca, y por lo que pude ver, estábamos en el peor
punto posible para el impacto.
Tenía que hacer algo.
Entonces un ruido crepitante me asustó muchísimo.
—Aquí la Guardia Costera QF10, Port Douglas. White Knight, por
favor, responda. White Knight, White Knight, por favor, responda.
White Knight. ¡Somos nosotros! ¡Lo de la radio de dos vías!
¡Había alguien hablándonos! Logré llegar a la radio a pesar del
movimiento del barco, agarré la boquilla y presioné el botón. No
tenía ni idea del protocolo de radio náutico o naval.
—¿Hola?
—White Knight, por favor, responda. Cambio. 200
—Este es el White Knight.
Silencio.
Oh.
—Cambio —agregué. 04/2019
—¿Foster Knight? Confirmar. Cambio.
—No. Me llamo Stuart Jenner. Soy un pasajero a bordo del White
Knight. Foster está enfermo. Tiene una intoxicación alimentaria. —
Entonces, silencio. Mierda—. Cambio.
—¿Corre peligro su vida? ¿Necesita un helicóptero de rescate?
Cambio.
—No, no lo creo… —Se comió algunas ostras malas pero un
helicóptero de rescate como en las películas era un poco drástico,
¿no?
—¿Conoce su ubicación? Cambio.
Probablemente quería coordenadas GPS, pero no pude darle esa
información.
—Estamos en la costa este de una isla. Um, las Low Islands o
algo así, no puedo recordar. Cambio.
—¿Está segura su nave? Cambio.
—No sé a qué te refieres con ‘segura’. He guardado todo lo que
había en la cubierta, pero se está poniendo difícil. Nos estamos
moviendo mucho. Me preguntaba si debería tirar del ancla. O
intentar navegar hasta la ensenada que mencionó Foster. —
Silencio—. Oh, cambio.
—¿Es usted capaz de navegar en el barco? ¿Existe un riesgo
probable para la vida? Cambio.
Mierda.
—No sé… —Me froté la cara con la mano mientras el verdadero
miedo empezaba a agarrar mis entrañas. Podía oír a Foster
tratando de vomitar de nuevo, pero su estómago estaba más que
vacío.
—White Knight, por favor, responda. 201
—Oh. Mierda. Lo siento. Cambio. No sé cómo se supone que esto
va a funcionar.
—Podemos tener un barco de la Guardia Costera para vosotros
en setenta y cinco minutos. Por favor, confirme. Cambio. 04/2019
Me impactó, ya sea por estupidez y por una bravuconería
imperfecta o por creer en mí mismo, pero en setenta y cinco
minutos, todo podría haber terminado. No podía quedarme sin
hacer nada y esperar a que una ola nos hiciera pedazos. Tenía que
hacer algo.
—No. Nos llevaré a la ensenada. Cambio.
—Por favor, repita. Cambio.
—Nos llevaré a la ensenada. Estaremos más seguros allí.
Cambio. —Y esta vez, cuando lo dije, salió con más convicción.
Colgué el auricular y recordé a Foster insistiendo sobre el
protocolo de seguridad y dónde estaban los cinturones del
dispositivo de flotación. Levanté el cojín de asiento y, aún
balanceándome con el mar agitado, saqué dos de esos estúpidos
flotadores de cintura. Me puse el mío fácilmente, pero sabía que el
de Foster sería una historia diferente. Entré en el baño y me apoyé
en la puerta. Foster estaba enroscado en una pelota en el suelo,
casi enroscándose alrededor del inodoro. Jesús. También estaba
más gris que verde ahora y no sabía si eso era algo bueno o malo, y
también estaba desnudo pero la sábana estaba enredada a su
alrededor.
—Vale, necesito que te pongas esto —dije, entrando en el baño,
sosteniendo la pared de la ducha y el lavabo para apoyarme con el
balanceo del velero. Me agaché, tratando de agarrarme entre las
paredes con mis pies, y traté de deslizar un extremo por debajo de
él, pero no pude conseguirlo—. Foster, cariño, necesito que
intentes sentarte.
Abrió los ojos y gimió.
—¿Puedes sentarte un poco?
Trató de moverse, así que lo ayudé agarrándolo por el hombro. 202
Era un peso muerto y gemía como si el movimiento lo enfermara.
Tiré de su brazo, probablemente más rudo de lo que debería, y
rápidamente le puse el cinturón alrededor de la cintura, al menos
ahora lo llevaba puesto. Foster se dejó caer al suelo y le levanté la 04/2019
cabeza, más suavemente de lo que lo había hecho con su brazo, y
empujé la almohada debajo de él, y luchó para acurrucarse de
nuevo. Finalmente lo acomodé antes de que se arrodillara y
volviera a vomitar. Ahora tenía la bilis verde, y yo sabía por la
cantidad excesiva de vino barato que había tomado en mis días en
la universidad lo horrible que era eso.
Cuando terminó y se acurrucó en el suelo, tomé la toalla y le
limpié la cara.
—Gracias —murmuró.
Aproveché su momento de claridad.
—Foster, voy a intentar navegar a través de la ensenada. —Un
trueno sonó encima de nosotros—. La tormenta nos golpeará
demasiado fuerte aquí.
Me miró con ojos llorosos y se hundió de nuevo en el suelo. Lo
cubrí de nuevo con la sábana y miré a mi alrededor. Estaba
bastante bien aislado en el baño. En realidad no podía lastimarse
mucho desde el suelo, pero salí y tomé los cojines del asiento y los
puse alrededor de él para que se sintiera mejor.
El barco se balanceaba constantemente y parecía que nos
balanceábamos de lado a lado, no de proa a popa, lo que me decía
que el barco estaba mirando en la dirección equivocada. Empujé la
puerta de la cabina del piloto para abrirla, aunque intentó
aguantar el viento. La empujé fuerte y me abrí camino, sólo para
desear no haberlo hecho.
El cielo estaba más oscuro de lo que recordaba. El viento era más
fuerte, las olas más grandes, la lluvia golpeada muy inclinada. No
podía ver más allá del borde del velero.
Joder.
Miré del alojamiento de la cabina hacia la proa. Las velas estaban 203
bajadas, gracias a Dios. Odiaría imaginar dónde estaríamos si aún
estuvieran izadas. Pero Foster había dejado caer el ancla cuando
llegamos aquí, y yo sabía que debía tirar de ella, así que presioné el
botón para tirar del ancla hacia arriba, pero el remolino de la línea 04/2019
sonaba mal, nervioso y tenso.
¡Joder!
Por la forma en que el agua empujaba contra nosotros, la línea
de anclaje debía estar atascada, sujetándonos, por lo que íbamos
contra las olas.
Golpeado por la lluvia, y agarrándome a la línea de la barandilla
tan fuerte como pude, llegué al ancla. Intenté mirar por encima del
costado del velero para ver si podía ver algo obvio, y sí, estaba
apretada contra el barco.
Joder.
Lo último que tenía que hacer era romperla o que se enganchara
y tirara del costado del velero hacia abajo. Me acerqué al volante y
nos volví en la línea de anclaje, tratando de darle más espacio. El
viento empujó, las olas tiraron, la lluvia cayó, pero el cambio de
ángulo nos hizo retroceder un poco. Sólo lo suficiente. La línea se
arrancaba y empezaba a replegarse, libre de lo que la había
sujetado.
Entonces recordé que Foster me dijo que una vez había
golpeado una tormenta de Categoría 2. ¿Era eso lo que era esto?
¿Una Categoría 2?
Intenté no pensar en eso.
Pero no había entrado en detalles, y no se me ocurrió preguntar.
¡Era información que no debería haber necesitado saber!
Bien, respira, Stuart.
Necesitaba mantener la cabeza en su sitio. Y necesitaba
orientarme.
Cada vez que un rayo iluminaba el cielo, podía ver la isla a mi
izquierda, pero estaba más a las siete y la necesitaba a las nueve. El 204
norte era a las doce en punto y necesitaba ir hacia el norte a la
parte superior de la isla. Giré el volante, tratando de darnos la
vuelta, pero estaba en contra de las olas. Estábamos golpeando las
olas de lado, pero si giraba la proa hacia la tormenta, no iríamos a 04/2019
ninguna parte. Si alejaba la proa de la tormenta, encallaríamos en
la isla. Necesitaba mantener el viento a estribor, tan mal como se
sentía.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo.
El viento me trajo la lluvia a la cara y me empapé hasta los
huesos. Me temblaban las manos. Todo mi cuerpo temblaba. No
hacía frío, estaba muerto de miedo. Pero giré la llave, y cuando el
agua, la lluvia y las olas azotaron el tablero, vi que los medidores
volvían a la vida.
No me di cuenta de que esperaba que el motor no funcionara. No
podía oír el zumbido silencioso del motor durante la tormenta,
pero los medidores me dijeron que estaba funcionando. ¡Mierda!
¿No se suponía que tenía que tirar del ancla después de dar vuelta
el motor? ¡Demasiado tarde ahora! El trueno estalló, los
relámpagos iluminaron el oscuro cielo, asustándome hasta
provocar un miedo irracional en mí. Pero de alguna manera me
hizo concentrarme, y fingí, como siempre había pretendido, que
sabía navegar.
La verdad es que no tenía ni idea de cómo navegar.
Me había agarrado al volante cuando Foster estaba a cargo,
como cuando un niño podía agarrar el volante de un coche,
encaramado en el regazo de su padre.
No tenía ni idea de lo rápido que iba, ni de lo rápido que debía ir.
Presioné el acelerador, no hasta el final. Por mucho que quisiera
pisarlo y correr para escapar de esta pesadilla, sabía que lo mejor
era ser seguro y constante.
Subimos en una ola y pensé que el otro lado se había ido.
Parecíamos caer para siempre, pero aterrizamos con un ruido
sordo, escarbando en aguas bravas en el ángulo equivocado. 205
Jesús. ¿Iba a hacer pedazos el velero?
Luego avanzamos hacia adelante, y todo lo que pude hacer fue
mantener la oscuridad de la isla a mi izquierda. Ni muy cerca, ni
muy lejos. No sabía lo lejos que estaba el arrecife a mi derecha. No 04/2019
sabía hasta dónde tenía que llegar. Todo lo que pude hacer fue
tropezar y tratar de mantener el velero firme. El viento y el agua
nos empujaban, nos empujaban, nos gritaban dentro de la isla,
pero eran afloramientos rocosos, eran arrecifes y corales, aguas
poco profundas, y yo tenía que forzar la proa hacia el norte,
sosteniendo y luchando contra el timón.
Oh, Dios, ¿y si rompo el timón?
Empujé el acelerador un poco más fuerte justo cuando una ola
nos amenazaba, y subimos por su pared, rociados de agua, ya sea
lluvia u océano, no me di cuenta, y me golpearon desde el este. No
sólo agua. Cada duda, cada incertidumbre me invadió,
empapándome hasta los huesos, y una fría y fría comprensión de
que estaba fuera de mi medio aquí, una sensación de hundimiento
de qué he hecho cayó sobre mí desde las nubes de arriba.
Era diferente de cualquier ansiedad que hubiera experimentado
antes. No había paredes que se cerraban sobre mí, no había
presión en mi pecho, no había lucha por respirar.
Esto no era una tormenta personal.
No podía negociar mi salida de esto. No podía hablar con dulzura
ni farolear; no había trato que hacer; no había nada. No podía
mantener mi mirada fija en el escritorio de una sala de juntas y
esperar a que el otro hombre se retirara primero.
Tenía que mantener mis nervios bajo control mientras el oleaje
nos hacía subir y bajar, y tuve que aferrarme a la esperanza
mientras la cresta de una ola amenazaba con estrellarse sobre
nosotros. Sólo la punta blanca era visible en el cielo empapado de
lluvia a mi derecha. 206
Pero no se estrelló sobre nosotros, cedió debajo de nosotros, y
nos balanceamos con el peso de la gravedad en el agua, sólo para
subir de nuevo cuando la siguiente ola se elevó.
Manejé y disminuí la velocidad mientras bajábamos en el valle 04/2019
de una ola, y luego aceleré con la pared de la siguiente. Y había
estado tan ocupado mirando el agua a mi derecha que me olvidé
de vigilar la isla a la izquierda hasta que con el siguiente
relámpago me di cuenta de que no estaba allí.
¡Joder!
¿Había sobrevirado? ¿Me dirigía demasiado al este? Hacia el
arrecife, o peor aún, ¿nos había sacado de la plataforma
continental a aguas abiertas?
El pánico me golpeó con fuerza como un golpe entre las costillas,
y giramos a babor. No pensé en el tiempo ni en la ola que se
aproximaba, y por un segundo pensé que estábamos a punto de
caer al agua. Si hice lo correcto, o la quilla, o simplemente fue
buena suerte, el velero se enderezó y nos levantamos en el agua.
Una subida perceptible de nuevo, entonces nos deslizamos, más
suave, con el viento y el agua, y nos dirigimos hacia el oeste.
Un relámpago estalló arriba, atravesando el horizonte,
mostrando que el cielo estaba oscuro, tormentoso. Llovía de forma
torrencial, eran láminas de agua. Tuve la sensación de que me
había dado la vuelta tantas veces que no sabía en qué dirección
iba.
No podía dejar el timón para revisar la tabla de navegación. Dios,
¿funcionaría? Dado el agua que había en toda la cubierta y la
cabina?
La lluvia estaba ahora a mi espalda, y el viento y el agua nos
llevaron, así que debemos haber ido hacia el oeste. O bastante al
oeste, supongo. ¿Y cuánto tiempo podríamos hacer eso hasta que
nos encontremos con algo? ¿La isla, un arrecife? El coral podía
hacer un agujero en el casco, y en medio de una oleada de pánico 207
que estaba convirtiéndose en algo cercano al terror, empecé a
girar el timón para llevarnos a estribor.
Y entonces un rayo volvió a iluminar el cielo, y lo vi.
A cierta distancia, a unos sesenta metros a babor, apenas visible 04/2019
en la oscuridad de la tormenta, estaba el vaivén y la inclinación de
las palmeras.
La isla.
Había llegado al norte de la isla.
Nos dirigí hacia adentro, más cerca de la orilla, y con la lluvia y el
viento a mi espalda, supe que aún me dirigía hacia el oeste. Ya no
luchábamos contra las olas, estábamos volando con el viento. No
tenía idea de lo cerca que estaba la entrada, pero nos dirigí más
hacia adentro, y las olas trataron de corregir mi curso, pero
necesitaba girar, girar, girar. Necesitaba entrar en la ensenada, no
pasarla. El viento soplaba fuerte, el oleaje intentaba arrojarnos
fuera, y justo cuando salíamos de la borrasca, a la protección de
este pequeño puerto, nos sacudimos, tirando como un bote de
juguete sobre una cuerda.
¿Había encallado? ¿Había chocado con el coral? ¿Había golpeado
algo? ¿O era esto lo que hacían los veleros? ¿Di la vuelta demasiado
rápido?
Luego, como si alguien hubiera pulsado un interruptor, sin
fuerza, sin furia, nos deslizamos por aguas más suaves. La lluvia
seguía cayendo y el viento rugía sobre nosotros, pero el agua no
era ni mucho menos tan brava.
De vuelta al timón, reduje la velocidad y apagué el motor. La
lluvia seguía cayendo, y el viento rugía entre los árboles, y el mar
estaba agitado, pero nada parecido a lo que acabábamos de pasar.
Estábamos protegidos aquí.
Contra todos los pronósticos, contra todo lo que la madre
naturaleza me arrojó, lo había hecho. Nos había llevado a la 208
entrada.
Dios sabía el daño que le había hecho al velero, y estaba seguro
de que Foster me mataría cuando se sintiera mejor... ¡Mierda!
Foster. Tiré el ancla de nuevo, esta vez hasta que golpeó el fondo 04/2019
arenoso, abrí la puerta y casi me caigo por las escaleras. Cerré la
puerta y el silencio era casi ensordecedor.
Sin viento, sin lluvia, sin agua.
Corrí directo al baño y abrí la puerta. Foster seguía en el suelo, al
otro lado del inodoro, de espaldas al cojín del asiento que yo había
puesto allí. No tenía forma de saber si se había movido allí por
voluntad propia o si se había estrellado y se había deslizado con la
dura navegación. Me arrodillé a su lado y le toqué la cara. Todavía
estaba caliente, y un poco de color había vuelto a su rostro, pero
sus ojos se abrieron de golpe aún somnolientos. Se tomó un
segundo para concentrarse en mí, y luego una leve sonrisa tiró de
la comisura de su boca.
—Oye —dije, de repente emocional—. ¿Estás bien?
—Cansado —murmuró. Volvió a cerrar los ojos y no los abrió.
Dormir era algo bueno. Significaba que estaba mejorando.
Me levanté y lo cubrí de nuevo con la sábana y volví con la
botella abierta de Lucozade. Le hice tomar unos sorbos. Aunque al
principio protestó, le expliqué que necesitaba reemplazar sus
electrolitos y eso lo mejoraría. Bebió lo que pudo y pronto se
durmió de nuevo.
Pensando que era mejor dejarlo donde estaba, salí y cerré la
puerta detrás de mí. De pie en medio de la cabina, con el agua
alrededor de mis pies, la adrenalina que había estado corriendo a
través de mí se estrelló a mi alrededor, y la realidad de lo que
había hecho se filtró en mí. Agarré la mesa, dejé caer la cabeza
hacia adelante y lloré.
209
04/2019
CAPÍTULO DIECISÉIS
FOSTER
04/2019
STUART
STUART
FIN
Acerca del Autor
04/2019