03 - Deber y Devoción PDF

DEBER & Devoción Tere Michaels
Advertencia
Este libro contiene contenido sexual explícito, lenguaje gráfico y situaciones

que algunos lectores pueden encontrar censurable
(Sexo homoerótico M/M).
2 TRADUCCIONES HOMOERÓTICAS
TERE
Michaels
Este e-book es un trabajo de ficción. Si bien pueden hacerse
referencias a hechos históricos reales o localizaciones exis-
tentes, los nombres, personajes, lugares e incidentes son el
producto de la imaginación del autor o son usados ficti-
ciamente, y cualquier parecido con personas reales, vivas o
muertas, establecimientos comerciales, eventos o locales es
pura coincidencia.
Nota del equipo TH

Buenas a todos/as, antes de continuar, quiero plasmar que empezar es un
martirio, nunca sé cómo hacerlo, es mi peor pesadilla. De todas formas
primero quiero avisaros, de que por entre las páginas de este libro no van a
encontrar vampiros, licántropos ni zombis, tampoco fuertes guerreros ni un
mundo de tinieblas donde el bien libra una batalla crucial, aquí encon-
trarán un mundo muy real...
Hará ya unos meses, Destroyer y yo –por cierto, me llamo Martín Alonso,

saludos de nuevo– andábamos enfrascados en una conversación sobre “El
Fuego del Diablo”, culpable de que hoy esté yo aquí intentando hacer algo
bien. Como decía, estábamos en medio de una batalla verbal, cuando ambos
nos posicionamos cada uno de un lado, recuerdo que le dije, “me gustan los
libros con personajes reales”, de esos que puedes cruzarte con ellos por la
calle, que nos hagan sentir que cierto o ciertos pasajes del libro parezca que
hayan formado parte de nuestra vida, donde los protagonistas no tienen que
estar súper-buenos o ser multimillonarios, que hagan magia, ó coman carne
cruda, incluso que nos vean como una botellita de vino, por Dios, sí eso es
así, que me vean como un Rioja o un Jerez. Nada de Chardonays.
Con Deber y Devoción –creí que era el segundo libro de la serie pero es el
tercero– me he dado cuenta que existe ese tipo de literatura, donde los
personajes viven con un sueldo medio, su físico es normal y son multi-
millonarios en belleza interior. Tienen problemas como tú y como yo,
donde uno de los protagonistas juraría que es mi vecino de enfrente y el
otro, un compañero de trabajo, donde los amigos que tienen, son como los
míos que los tengo para lo bueno y para lo malo, en la salud y en la enfer-
medad. Donde hay un montón de niños, que os prometo que los admiro (yo
quiero unos gemelos como los de esta novela).
En este libro se mezclan un montón de emociones y sensaciones, de

cualidades y atributos, desde la virginidad, pasando por el amor, los celos, el
sexo, las labores domésticas, la educación infantil, más sexo, amor, cariño,
pasión, amistad, sexo, comprensión, por cierto ¿he dicho amor?, y también
los ex, “wow”. Que tire la primera piedra quien nunca haya salido con su
pareja y se haya topado con su ex, ja, ja, ja, y después presentaciones.
También quiero decir, que un par de capítulos de este libro, los traduje yo y
que el lenguaje que usa Tere Michaels, es muy fácil y sencillo aunque
estaba escrito en inglés, se asemejaba más al español.
Y para acabar, sólo quiero decir a quien lo lea, que espero que os guste, que
intentéis sacar alguna conclusión que os llene, que la vida no es sólo de
color blanco o negro, que hay grises, marrones, verdes, rosas, rojos, ama-
rillos, bermellones, fucsias, beiges, violetas y que no hay que tener miedo
de probar cosas nuevas. Qué cuando tocamos fondo, sólo debemos reír por-
que ya sólo nos queda volver a subir. Que siempre hay alguien ahí esperan-
do y que puede ser quién menos imaginemos. A la vida hay que darle un
poco de cuento. Como dice la canción de Soraya Arnelas y Antoine Clama-
ran, “Live your Dreams” (vive tus sueños), eso sí, siempre por encima de
todas las cosas, óiganla.
Me despido, y espero vernos pronto, un beso enorme para todo el equipo de

TH. ¡Y ahora a trabajar chicos/as, que los 5 minutos de descanso han pasado
ya!
Martín
Traductor de TH
Índice de
CONTENIDO
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Serie: Fidelidad, Amor y Devoción
Acerca de Tere Michaels
Créditos
SINOPSIS
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Después del siempre felices para siempre en Fé & Fidelidad, Matt
y Evan hacían un nuevo capítulo de sus vidas –dentro de su
habitación y fuera de esta– Evan lucha con las etiquetas y
sentimientos de la mejor manera posible. Matt, ahora, el
marido ideal, ama de casa en Queens, Nueva York, tiene su
propio conjunto de luchas –¿Quién es él ahora? ¿Qué quiere y
qué necesita?
Una visita de su amigo y amante de una noche, Jim Shea
(Amor & Lealtad) arroja todo hacia el caos cuando los celos
de Evan y la cólera de Matt se juntan, pero de una muy mala
manera.
Pró1ogo
Queens, New York.
-C
reo que este sillón me pone cachondo.
─¿Cómo te hace sentir la cama?
Matt parpadeó.
─Creo que me hace sentir... sorprendido.
─Quiero que vengas conmigo al piso de arriba.
─En un minuto ─porque Matt tenía que ocuparse de algo primero. Pasó su
mano por el pecho de Evan, notó las cicatrices, los latidos de su corazón y sus músculos,
mientras lo empujaba hacia atrás para llegar a la bragueta de sus pantalones vaqueros.
Mantuvo la mirada de Evan, y le gustó lo que vio; todavía había cierta timidez, un poco
de miedo pero sobre todo, esta vez se palpaba la lujuria.
Y tal vez algo más.
─Si vuelves a romper conmigo de nuevo, voy a hacer algo drástico... como
mudarme a New Jersey ─murmuró Matt, tirando de los vaqueros de Evan abiertos y
deleitándose con el sonido que producía.
─No puedes… hacer eso ─dijo Evan, sin aliento y áspero.
─Entonces no vuelvas a dejarme.
Matt había agarrado con fuerza el miembro de Evan y ahí se terminó la charla.
Evan arrojó su camiseta al fondo de la cesta de la ropa en la cocina.
Apagó todas las luces y subió las escaleras hacia el dormitorio. Matt ya había
subido.
Matt estaba en su dormitorio.
Evan no se asustó; tuvo un solo momento en que echó de menos a Sherri, pero
empujó la idea a un lado. No fuera del contexto, porque ella nunca desaparecería por
completo de su mente, de su vida, pero había sitio para ambos.
Puso su mano sobre el pomo de la puerta, inhaló, y la abrió. Matt estaba de pie al
lado de la cama, desnudo y mirando un poco confundido.
─Tu, uh… ¿cambiaste la habitación?
─Sí, pensé que ya era hora. ─Evan cerró la puerta, y echó el cerrojo.
─Me gusta.
─Gracias. Las sábanas están limpias ─agregó, de forma útil y un poco estúpida a
la vez.
Matt sonrió, negando con la cabeza. Se subió a la cama, ahuecando las almo-
hadas como si se fuera a echar una larga siesta invernal. Como si fuera a establecerse
por un largo periodo de tiempo.
─No por mucho tiempo. Súbete.
Los vaqueros de Evan golpearon el armario empotrado en tiempo récord.
«Media hora después de un felices para siempre…».
─Así que... ─Evan Cerelli comenzó, mirando los rincones en penumbra del techo
de su dormitorio. A su lado, su –en verdad tenía que usar un nombre del cual no se
avergonzara– Matt estaba a punto de quedarse dormido, haciendo unos pocos
movimientos para acomodarse.
Al parecer, la teoría de «los tíos se duermen después del sexo» era un cincuenta
por ciento cierta, basada únicamente en los ocupantes de la cama.
─¿Entonces? Te repito. Si tratas de deshacerte de mi otra vez, abandonaré este

lugar para ir al Medio Oeste.
─Dijiste New Jersey.
─New Jersey está en el medio oeste.
─No, no lo está.
─Todo lo que está después del puente George Washington es el Medio Oeste,
─bufó Matt.
─No iras a New Jersey. O al verdadero Medio Oeste
─Entonces asegúrate de no volver a dejarme.
Matt se giró para darle a Evan una evaluadora mirada. Habían vivido una difícil
montaña rusa emocional en los últimos meses enamorándose de manera inesperada, la
lesión de Evan en el trabajo, los niños, todo parecía arrastrarlos al desastre.
─No te estoy abandonando. Idiota. Los niños no me lo perdonarían ─dijo Evan a

la ligera. «Probablemente dejaría de respirar», pensó─. Solo iba a decir... entonces,
¿hacia dónde vamos desde aquí?
─¿Me estás recitando letras de canciones? ─el tono sarcástico disimuló algo que
Evan no pudo pasar por alto; inseguridad. Se volteó para enfrentar a Matt, deslizando
un brazo alrededor de su cintura.
─No es a propósito. Sólo trato de manejar las cosas.
─¿No puedes relajarte por… unos veinte minutos? ─Matt suspiró.
─Me aseguré que fuera una media hora ─sonrió Evan.
─Esclavo del reloj. ─Matt copió la posición de Evan para quedar nariz con nariz.
La generación de calor que se formaba entre ellos probablemente pudiera salvarlos de
miles de facturas de gas durante los próximos inviernos.
También significaba que no tenían mucho tiempo entre la conversación y las otras
cosas que hacía dar vueltas a la cabeza de Evan.
─¿Qué quieres averiguar?
─Estamos otra vez juntos, y los niños… los niños están muy felices. ─Evan
empezó─: me quiero asegurar de que hagamos las cosas bien de aquí en adelante.
─Está bien por mí. ─Matt hizo una pausa─. Y para que conste, no sé realmente
lo que eso significa.
─Es solo que… antes tú eras un amigo, y estaba bien, cómodo. Pero ahora…
─Pero ahora soy el amigo desnudo muy especial de papá, ¿y eso podría ser un
problema?
─No creo que sea imposible imaginar a los niños… incómodos. ─Evan no se puso
a la defensiva –un hecho del cual estaba épicamente orgulloso– pero la preocupación
comenzó a perseguirle de nuevo.
─No quiero que los niños se disgusten. ─Evan podía sentir a Matt alejándose un
poco─. Habla con ellos, ve cómo quieren que vayamos, yo estoy bien con eso.
─Te aman ─dijo Evan─. Yo te amo. Son maravillosos, son niños estupendos pero
no puedo dar por sentado que será fácil para ellos.
─O para ti ─los negros ojos de Matt se ensombrecieron un poco─. El

vecindario. El trabajo.
─Mi Jefe y mi compañera lo saben. Mis niños son felices. La opinión de los demás
no me importa.
─Tu familia política…
Evan gimió.
─Ellie lo sabe. Y está bien con esto.
─Eso no…
─Sé que eso no es lo que quieres decir. Dios, ¿estás tratando de mantenerme
despierto toda la noche? ─Evan rodó sobre su espalda, cubriéndose el rostro con el
antebrazo. Que sus suegros, Josie y Phil, lo averiguaran, era su pesadilla número uno en
estos días, incluso con la voluntad de hacer las cosas bien con Matt y seguir adelante
con su vida.
─Este sería un mal momento para hacer un comentario con carga sexual, ¿no?
─dijo impasible Matt.
Evan gimió.
─Oye, yo sé que estoy siendo un idiota sobre esto, pero tengo que protegerme
─la voz de Matt sonó brusca y callada─. Tal vez la forma en que tratamos de resolver
esto, no está funcionando, y nos separamos. O tal vez nos haremos viejos juntos. De
cualquier manera, no puedo ser vulnerable de nuevo.
─Bastante justo. ─Evan descubrió los ojos─. Bastante justo.
─Ambos queremos lo mejor para los niños. Queremos estar juntos. Los detalles
funcionaran por sí solos.
─No me dejo llevar por la intuición muy bien. ─Evan sonrió─. Debes haberte
dado cuenta.
─Afortunadamente, da la casualidad que encuentro tus tendencias de excesivo

control, muy controladoramente atractivas.
─Buah, ahora estás tratando de enamorarme sin mis pantalones.
La mano de Matt se deslizó bajo la manta hasta la cintura elástica de los

pantalones de dormir de Evan.
─¿Está funcionando?
Evan tragó fuerte.
─Uh…sí. Realmente sí.
Evan despertó de un sueño profundo, su cuerpo todo tenso con la sorpresa.

Reconoció su dormitorio, el lugar donde no había dormido mucho desde la muerte de
Sherri. Reconoció a la persona durmiendo a su lado, ciertamente no era Sherri y
tampoco era un sueño. Por un momento escuchó los rápidos latidos de su corazón y los
sonidos nocturnos de la casa.
Nada era incorrecto.
Matt roncaba ligeramente sobre la almohada, presionado lado a lado con Evan,
profundamente dormido, y viéndose como si perteneciera allí.
Después de unos momentos, Evan se hundió más profundo debajo de las mantas,
sin romper la conexión íntima entre ambos cuerpos. Fue la decisión correcta, Matt, y él.
Esto hizo que las cosas mejoraran de una manera que no creyó posible después de la
muerte de su esposa. Las personas que más le importaban fueron comprensivas, no
podía preocuparse de su ex-familia política, de los vecinos o de los extraños.
No podía.
Por supuesto esto era más fácil decirlo que hacerlo. Evan sabía que le daba
demasiadas vueltas a la cabeza, sólo notaba el mundo exterior cuando ocurría algo que
lo hiciera entrar en pánico. Durante mucho tiempo Sherri le había ayudado a mantener
esas tendencias bajo control, pero sin ella... Bueno, no era fácil para él bloquear la
puerta a esos demonios.
El psiquiatra ayudó. Sus amigos ayudaron.
Matt lo había ayudado más que todos ellos juntos.
Evan resistió la urgencia de dar vueltas. Quería un nuevo comienzo para ellos, para
todos, pero sacar a los niños del barrio donde habían vivido toda su vida parecía cruel.
No quería hacerlos cambiar de escuela. Y más allá de eso, ¿podría vender la casa que
tantos apuros les había costado a Sherri y a él para comprarla?
¿Existirá alguna cosa que pudiera ayudarlo a sacar de su mente sus ideas
negativas, para así empezar bien las cosas, y tener un buen futuro con Matt? Vamos
como un programa informático, que te lo instalas y borra los pensamientos locos y
mantiene las cosas buenas.
La casa crujió y se estabilizó bajo Evan. Dejó que los clics de la calma lo hicieran
dormir. Los detalles los resolverían juntos; ellos podrían.
Ellos deberían encontrar un ritmo propio.
Capítulo 1
Queens, New York. Unos meses después…
M
att Haight rodaba su carro de la compra a través de la multitud de
compradores en Pathmark 1; tenía una lista, un puñado de cupones, y los
gemelos a quien vigilar. Si dejaba que ellos anduviesen sueltos por ahí,
habría quince cajas de cereales en el carro para cuando llegaran a la caja.
─Danny, Elizabeth, permaneced en el mismo pasillo que yo, ¿vale? ─Matt se

detuvo ante el estante de los champús y trató de encontrar la nota de Katie –antes
Kathleen, ahora sólo respondía a Katie, especialmente ante los cientos de muchachos
que llamaban regularmente– en su lista. Era muy agradable para ser una adolescente
con un alto coeficiente intelectual, pero sabía que no debía meterse con su rutina de
belleza.
─Estamos bieeeen ─cantó Elizabeth, brincando sobre la base de la estantería y

poniéndose de pie sobre la misma─. Sólo queremos mirar la pasta enlatada.
─¿Mirarla? ¿En serio? ¿O tratar de meterla en el carro?
─Está tan rica ─lo engatusó, parpadeando con sus grandes ojos y hoyuelos.
─Tiene suficiente sodio para aturdir a un elefante. ─Matt encontró el champú

exacto que Katie había escrito y puso dos botellas en el carro. Tenía tres cuartas partes
de la lista y casi no le quedaba más espacio en el carro. Alimentar a dos hombres
adultos y tres niños en crecimiento requería un remolque.
1
Cadena de supermercados dedicados a la alimentación. N. de los CC.
Danny apareció al lado de Matt con una expresión extraña; Matt sospechó que
estaba tratando de pasar de contrabando un poco de pasta hacia el carro. El chico
estaba cerca de los nueve y crecía rápidamente. Si no lo estaban alimentando, era
porque estaban tratando que le entraran los pantalones.
─Mi Dios, soy Susie Homemaker 2 ─murmuró Matt, tachando el champú de su

lista─. Escuchad, podría ser capaz de mirar hacia otro lado por una vez, pero tenéis que
ayudarme a terminar esta lista antes de que la pierda.
─¿Perder la lista? ─preguntó Elizabeth, mirando el papel en la mano.
─Perder la cabeza ─dijo Danny amablemente, sacando una lata de ravioli del
interior de su chaqueta. Un semi-robo de basura enlatada.
─Sí, perder la cabeza. Tenemos que terminar esto. Tenemos que correr a la
farmacia. Tenemos que recoger a Katie en el campo de hockey.
─Tenemos que comprar fideos ramen 3 para Miranda y llevarlos a su dormitorio.

─Elizabeth hizo de la pobre dieta de la escuela de su hermana un objeto de fascinación
y encanto.
─Correcto. ─Matt lo anotó en su lista. Dos hombres adultos, tres niños en

crecimiento y una estudiante de primer año en la Universidad de New York, para el
próximo viaje de compras traería a un camionero para que cargara el remolque.
Continuaron por el siguiente pasillo, Matt envió a Elizabeth a coger los yogures –
tenía un cupón– y a Danny a por zumo de naranja –también tenía un cupón. Matt llenó
el último pequeño espacio en el carro con once litros de leche y dos docenas de huevos.
Estaba reordenando las latas de atún y tres bolsas de vegetales mixtos cuando esa
sensación familiar de «No es cierto, ¿qué? ¡Esta es mi vida ahora!» lo golpeó como un
sofoco. De ser un soltero el año anterior viviendo en un apartamento pasó a cuidar de
cuatro niños y ser un ama de casa, al siguiente. Aparentemente hetero con un montón
de relaciones sexuales sin sentido la mayor parte de su vida, a vivir con un tipo,
enamorado de ese hombre y loco por sus hijos en un lapso de quince meses.
2
Se refiere a un ama de casa que hace todo con entusiasmo y alegría, también, es una mujer estereotipo que
desempeña el papel de madre de familia. N. de los CC.
3
Plato de la cocina japonesa que consiste en fideos servidos en una muy condimenta sopa o caldo. N. de CC.
Matt tenía estos momentos un par de veces a la semana, no los lamentaba, más
bien parecía una increíble realización. No se quejaba (bueno, en realidad odiaba ir de
compras), no tenía temor (bien, tenía un poco de miedo por las reuniones del PTA 4).
Estaba enamorado y satisfecho. Tomaría una bala en el pecho por Miranda, Katie, Danny
y Elizabeth.
Demonios, cambiaría su nombre a Susie si ellos necesitaban que lo hiciera.
Está bien, probablemente no lo haría legal ni lo pondría en su licencia de conducir

o algo parecido.
─Lo encontré ─dijo Danny, poniendo los siete litros en el carro─. ¿Con este
alcanzará?
─No. Tal vez. Está bien, necesitaremos otro carro ─él reconoció su derrota.
Ninguna reorganización iba a funcionar.
─¿Puedo ir por él? ─Danny echó una mirada por el pasillo donde Elizabeth
seguía contando envases de yogur, sin duda escogiendo sus favoritos.
─¿Solo?
Matt se lo replanteó. Tener nueve años no era ser un bebé, y necesitaban darle a
Danny algo de independencia, incluso un poco de tiempo lejos de Elizabeth, que parecía
perfectamente feliz de compartir una matriz metafórica con su hermano gemelo para
siempre.
─Está bien, pero coges el carro y regresas aquí inmediatamente. Sin dar vueltas,
nada de viajes por el pasillo de los dulces. Te esperaremos aquí.
La cara de Danny se iluminó, empujó los envases de cartón hacia Matt, y luego
corrió por el pasillo de los lácteos, esquivando a los compradores como un loco.
Matt suspiró. Esperaba que su seguro cubriera a los desaprensivos conductores de

carros.
4
Parent Teachers Association, son las reuniones que tienen los padres de familias y los maestros para el
comportamiento y las notas de sus hijos. N. de CC.
El bolsillo trasero de sus vaqueros vibró, seguido por el tema de S.W.A.T 5 –un
recordatorio diario del sarcástico sentido del humor de Miranda. Cambió de manos el
jugo de naranja y cogió el teléfono.
─Hey ─dijo Matt sonriendo.
─Hey ─dijo Evan del otro lado. Matt podía oír el ruido de la calle de fondo─.
¿Cómo te va?
─Casi termino el saqueo de Pathmark, luego recogeremos las recetas y a Katie

─recitó Matt─. Cuando te pregunte qué quieres cenar esta noche, es mejor que digas
para llevar.
Evan lanzó un suspiro.
─¿De verdad?
Matt captó el suspiro y siguió con uno de los suyos.
─Ahhh, no necesito tener todavía mi placa para saber el resto de esa frase. Tarde
en la noche, no estaré en casa, coman sin mí, las sobras en el microondas, te amo y lo
siento. ¿Cómo lo hago?
─Desafortunadamente, perfecto. Lo siento, realmente. Es la última noche esta

semana. Lo prometo.
Matt no se molestó en señalar que era jueves.
─Claro, no hay problema.
Evan no dijo nada durante mucho tiempo; Matt sabía que estaba siendo un poco
imbécil. Conocía la presión de ser un detective de New York, él solía ser uno. Sabía que
Evan era un adicto al trabajo, un policía totalmente dedicado y entregado. Lo entendía;
no era un problema, pero mierda, si no iba a disculpar a cada esposa o marido de un
policía, que siempre estaba resentido o jodido acerca de las horas y haciéndolo todo
solos.
5
SWAT son las siglas de Special Weapons and Tactics (armas y tácticas especiales), y originalmente de Special Weapons
Attack Team (equipo de ataque y armas especiales). El término SWAT hace referencia a las unidades especializadas en
intervenciones específicas de gran peligro de diversos cuerpos policiales de Estados Unidos. N. de los CC.
─¿Vas a llamar más tarde para hablar con los niños? ─preguntó Matt, mirando
hacia el pasillo donde Elizabeth regresaba sosteniendo precariamente una docena de
yogures.
─Sí, es una buena idea ─la culpa en la voz de Evan era intensa─. Llamaré a eso
de las siete.
─Muy bien. La cena estará en el microondas ─dijo Matt con falsa alegría y colgó
antes de que su culpa y la de Evan chocaran y formaran un agujero en el tiempo y el
espacio continuo.
─Tienes todos los de arándano, ¿no? ─le preguntó mientras Elizabeth apenas
podía sostener la pila con su barbilla.
─Estoy bastante segura de que es el más sano ─señaló.
─Extraña afirmación viniendo de una admiradora de MSG 6. ─Matt miró hacia el

otro lado para ver si Danny volvía con el carro. Se estaban quedando sin brazos.
─Se llama equilibrio ─dijo con dulzura.
─Ja, muy bueno. ─Danny finalmente doblaba la esquina, y Matt dejó ir ese
diminuto nivel de paranoia que sentía cuando los niños estaban fuera de su vista por
mucho tiempo─. Escucha, papá estará trabajando hasta tarde esta noche...
─¿Podemos pedir pizza, entonces? ─Elizabeth no parecía demasiado perturbada

por la noticia, pero cuando Danny se detuvo junto a ellos, oyó la pregunta y frunció el
ceño.
─¿Papá llegará tarde?
─Sabes, pizza no es un código para cuando papá llega tarde ─dijo Matt,
depositando el jugo de naranja y tomando los envases de Elizabeth─. Salvo en este
caso, cuando lo es.
─Como quieras ─murmuró Danny, y mientras que Matt había sido sólo semi-
padre por menos de un año, sabía lo que eso significaba. Y no era bueno.
6
El glutamato monosódico: es un potenciador del sabor muy utilizado en la comida china y oriental, con bastantes
contraindicaciones entre ellas el dolor de cabeza. N. de los CC.
─Muy bien, gente, vamos a seguir. Danny, tienes el segundo carro, Elizabeth está
a cargo de los cupones, y nos vamos. Creo que necesitamos la mantequilla y el queso y...
─cambió de tema lo antes posible y trasladó a las tropas cerca del final de la cola.
Su última parada fue la escuela secundaria, donde Katie tenía –la escuela ni
siquiera había comenzado todavía y ya estaba en lo suyo– la práctica de hockey. Estaba
sentada en las escaleras esperándolos, toda rizos glamorosos y rubios, falda a cuadros y
calcetines hasta la rodilla, hablando con algunos chicos. Matt resistió el impulso de salir
y matar a los mencionados chicos preventivamente. Sabía exactamente lo que estaban
pensando.
Hizo sonar la bocina del SUV agresivamente.
Katie saludó a los chicos con la mano, recogió su bolso y corrió hacia la camioneta.
Matt apenas le dio tiempo a abrocharse el cinturón en el asiento delantero antes de
arrancar.
─Vamos a tener una noche de pizza, y Matt recordó tu champú ─anunció

Elizabeth desde el asiento trasero.
─¿Papá estará trabajando hasta tarde? ─Katie cambió la emisora de radio, del
rock clásico de Matt a la gente gritando a un sordo golpe de bajo, sacó un par de gafas
de sol extra fuera del salpicadero y se las puso.
─Sí. ─Matt frunció el seño─. ¿Quiénes eran esos chicos?
─Delincuentes y merodeadores. Creo que están en libertad condicional ─dijo

Katie alegremente, asintiendo con la cabeza al ritmo de la música.
─Oh bien, se me olvidó decirte. Los folletos de los conventos en los Alpes suizos,
finalmente llegaron.
Katie emitió una risita.
Entre los cuatro descargaron las bolsas de las compras del SUV rápidamente. Matt
encendió el pequeño televisor en la cocina para poder ver el varonil ESPN 7 mientras
llenaba la nevera y la despensa colocando todos los alimentos. Esta cocina era
ligeramente más grande que la cocina de la antigua casa de Evan, fue en parte la razón
por la cual la escogieron. Bueno, eso y el hecho de que los niños podrían permanecer en
sus escuelas y tenía suficientes habitaciones y dos entradas. Lo que significaba que la
historia del compañero de habitación era aun más creíble.
No es que nadie creyera eso. Matt se sorprendido de lo rápido que sus vecinos
entendieron su relación con Evan. De haber vivido al lado de ellos, no lo habrían
sospechado, a menos que se hubieran enrollado en el césped o se hubieran paseado
delante de todo el vecindario. Al parecer en los suburbios, la gente se daba cuenta. A
nivel profesional.
Nadie les dijo nada, pero sí se notaba por las pocas barbacoas a las que fueron
invitados y cuántos juegos 8 no se realizaban en su casa. Trató de no tomarlo como algo
personal. Además, realmente no quería ir a las barbacoas para charlar un poco con
extraños, ni tener a los hijos de otras personas corriendo a su alrededor.
─Estoy ordenando la pizza ─anunció Katie, entrando a la cocina y agarrando el

inalámbrico─. Por cierto, Danny está callado y enfurruñado en el solario. ¿Quieres
pimientos?
─Está bien, está bien. ─Matt guardó la última caja de cereales en la despensa y
cerró la puerta─. ¿Algún consejo sobre qué decir? ─de todos los niños, Katie era la
segunda al mando para Mat. Calmada y sensata, mientras que su hermana mayor,
Miranda, eligió lo dramático, Katie guió a sus hermanos menores y a Matt a través de la
complicada rutina de la vida cotidiana. Era también muy buena con las preguntas
estúpidas de Matt sobre qué decir cuando la angustia golpeaba al único hijo Cerelli
varón.
Katie se encogió de hombros.
7
Entretaiment and Sports Progamming Network: tv por cable relacionada con el deporte. Ya lo habíamos citado en el
primer libro pero por si alguien lo había olvidado o simplemente por si a algún listillo se le ocurrió leer este libro antes
que los dos anteriores. XD. N. de los CC.
8
Playdates son pequeñas reuniones de niños con edad similares, organizadas por los padres, para que jueguen juntos
dentro de la casa y bajo supervisión de uno de esos mismos padres. N. de los CC.
─No lo sé. Mamá me decía que lo que hacía papá era importante, que estaba
ayudando a la gente que lo necesitaba y cosas así ─hizo una pausa, pensativa─.
¡Entonces ella nos daba a todos veinte dólares!
─Eres una diablilla ─señaló Matt, casi con admiración─. Ordena una ensalada y
algo de brócoli y algo para tu papá.
─Está bien.
Y Matt se fue a enfrentar la parte menos favorita de ser casi padrastro.
Durante unos veinte minutos, Matt sólo descanso en el sofá de segunda mano que
habían colocado en la habitación extra. Este albergaba todo lo que no encajaba en el
resto de la casa, lo que significaba dos sofás, cuatro estanterías, y tres diversas mesas
amontonadas debajo de las ventanas. Además de un viejo baúl de madera de juguetes
que hacía la funciones de una mesa de café. Danny se mantuvo en el otro sofá,
aparentemente absorto en su nintendo DSi. Matt miró el techo, reflexionando sobre la
pintura, y finalmente se aclaró la garganta. Quería acabar con esto antes de que la
comida llegara.
─Así que…
─¿Qué? ─Danny miró a Matt, con el ceño fruncido y la mirada baja. Matt no se
lo tomó como algo personal. Al parecer los nueve eran los nuevos trece.
─Oye, sé que estás enojado porque tu papá está trabajando ─comenzó Matt,
tamborileando los dedos en el odioso diseño rosa de la tapicería.
Danny soltó un bufido, sus dedos nunca abandonaron los botones del juego de su
consola de mano.
─Bueno… ¿Estoy equivocado?
─Lo que sea.
─Su trabajo es importante.
─Cierto.
─Preferiría estar en casa.
─Ajá.
Matt suspiró.
─Sé que sabes todo esto, y no importa de todos modos porque apesta. Punto. A
ti no te importa su trabajo. Tú lo quieres en casa. Lo entiendo. ¿Quieres que te de veinte
dólares, y acabamos con esta charla?
Eso hizo que Danny levantara la vista.
─¿Veinte dólares? ¿Qué tengo que hacer?
─¿No molestarte ni marcarte de por vida porque tu papá está trabajando hasta
tarde?
Un esbozo de sonrisa hizo su aparición en la esquina de la cara de Danny.
─¿Tengo que firmar un papel o algo?
─No, sólo no los quemes ni te los gastes en detención juvenil.
─Hecho.
Matt buscó en el bolsillo para sacar la cartera cuando Danny negó con la cabeza.
─Te lo recordaré mas tarde.
─Gracias, tengo que ir al cajero automático. ─Matt salió del sofá─. Hey, buena
charla.
Danny rió, aún negando con la cabeza.
Con todo, Matt pensó que salió bien.
Capítulo 2
Ciudad de Nueva York.
E
l detective Evan Cerelli miró su reloj por décima vez en un lapso de
aproximadamente, cinco minutos. Sabía que esto era importante, sabía que
no debía estar tan irritado, pero mierda, lo estaba.
La vigilancia de un sospechoso club de juego subterráneo ilegal era trabajo para

un novato, y estaba irritado porque el alcalde presionó para que esto fuera llevado por
detectives superiores. Miró a través de los prismáticos, pero no vio nada, una vez más y
suspiró ruidosamente.
─Estás inquieto como un niño de cinco años esta noche. Debí haber traído libros
para colorear ─bostezó Helena Abbott, amiga de Evan y compañera, que estaba
sentada en el asiento del conductor, entreteniéndose con una revista de novias─.
¿Algo?
─No. Nada. ¿Por qué estamos haciendo esto otra vez?
─Porque nuestro jefe nos lo dijo. Porque su jefe se lo dijo. Debido a que el alcalde
quiere una fotografía grande para los titulares durante las elecciones y castigar
enérgicamente el juego ilegal es de seguro, buenas relaciones públicas. Estos titulares
necesitan implicar que nosotros estamos haciendo nuestro trabajo, pero no asustar a la
gente. Las apuestas ilegales están mal, pero no tienen que dar miedo ─chasqueó la
lengua cuando lo miró─. ¿Eres nuevo?
Evan gruñó mientras se acomodaba en el asiento del pasajero.
─¿Está todo bien en casa?
─Está bien. Los niños sólo no parecían demasiado felices cuando hablé con ellos.
─Evan resistió el impulso de patear.
─¿Y Matt?
─Lo entiende. Era policía.
─Ahora, es el amo de casa. Apuesto a que es diferente. ─Helena sostuvo una

página abierta bajo la tenue luz de la lamparilla─. ¿Qué piensas sobre estos zapatos?
─¿Ah? ─Evan entornó los ojos─. Son zapatos.
─Eres un gay inaceptable, ¿puedo decirte eso? ─Helena le lanzó una mirada
brillante de afecto─. Oye, ¿por qué no llamas a Matt, y yo pretenderé… procuraré no
oirte hablar sucio con él?
El rostro de Evan se encendió, incluso cuando intentó formar las palabras de

protesta por la etiqueta de «gay», pero no le surgió nada. Las etiquetas lo ponían
nervioso, incluso tenía problemas con su vocabulario sobre la materia.
─¿Helena, recuerdas lo que hemos hablado?
─No ─pasó unas cuantas páginas más─. Mi madre me está amenazando con
escoger mi vestido, Evan. ¡Necesitamos detenerla! Se ha vuelto una salvaje egoísta con
los planes de la boda.
─Es un evento muy emocionante para ella. Tú deberías comprenderla. ─Evan

estaba muy contento de dejar el tema de Matt a un lado. Estaba sumido en profundos
pensamientos ahora y no quería tener a Helena accidentalmente o a propósito
atizándolo con un palo.
─Bien, ¿y qué hay de mí? Que recuerde soy parte de esto ─murmuró para sí, y a
continuación lanzó la revista en el asiento trasero─. Me doy cuenta que no todos los
días una persona se casa, pero ella necesita relajarse.
─¿Y cómo lleva el novio las cosas?
─Se esconde. El cobarde. ─Helena dio una rápida mirada a su cabello negro
corto en el espejo, sacudiéndose cosas imaginarias que Evan asumió que necesitaban
desaparecer. Su cabello tenía el mismo aspecto que cuando terminó de atusárselo.
─El hombre es un oficial de policía haciendo de decorado, Evan. ¿Por qué no le

hace frente?
─¿Por qué Vic es un hombre inteligente? ─ofreció Evan. La próxima boda de la

madre de Helena, Serena Abbott, y su capitán, Vic Wolkowski, era a la vez alegre y
alucinante. Helena iba a ser en breve, la hijastra de su jefe, aunque su retiro estaba
próximo, lo que era un gran alivio para Helena. ¿Cuán difíciles podrían ser las reuniones
con tu padrastro?
─Uff. No soy una doncella virgen. No importa si ella piensa que me parezco a Liz
Taylor. ─Helena musitó, extendiendo la mano para alcanzar los prismáticos─. Todavía
nada. Oh Dios mío, esto es ridículo.
La ridícula pérdida de tiempo y la conversación sobre la boda duraron otras tres

horas. Evan estacionó su automóvil en el garaje y verificó el reloj del salpicadero.
Eran las 12:07 a.m.
Maldiciendo en voz baja, se bajó del automóvil, agarró su maletín y se dirigió a

través del garaje al mudroom 9 para entrar en la oscura cocina. Podía oler los restos de la
cena y oír el ruido de la televisión, pero ningún niño, ningún ruido familiar. Se había
perdido otra noche con sus hijos.
La casa era diferente, pero la realidad era la misma. Durante todos esos años con
su fallecida esposa Sherri, había experimentado este momento una y otra vez. Ella había
llevado el fuerte, dirigido la casa, criado a los hijos, e hizo un hogar lleno de amor y
felicidad para todos ellos. Después de su muerte, él trató de hacer eso, trató de
mantener esa misma clase de ambiente para sus cuatro hijos, pero no le fue muy bien.
Cada vez se daba más cuenta de que Matt los salvó de todos sus chapuceros
esfuerzos para mantenerlos a todos unidos. Y entendía muy bien, que si las cosas
fallaban, significaba que él había fracasado como… ¿padre, amante, novio? Todavía no
había encontrado un término que funcionara y alguien más ocupó su lugar.
Matt era quien se encargaba de comprar los alimentos y se aseguraba de que

todos llegaran a sus lugares a tiempo. Ayudaba con las tareas del hogar, acabó con las
peleas sobre el mando de la televisión, la última galleta y el cuarto de baño.
9
Mudroom: Cuarto pequeño cerca de la entrada de una casa donde las personas se quitan los zapatos embarrados y/o
la ropa mojada. N. de los CC.
Evan apenas flotaba dentro y fuera cuando tenía tiempo, y durante ese tiempo
parecía un invitado. Sabía que los chicos iban a Matt con sus problemas, grandes o
pequeños. Incluso Miranda, la mayor y la que menos se entusiasmó sobre la elección de
compañero de su padre, pasaba más tiempo al teléfono con Matt que con él.
La culpa roía su estómago como una úlcera enfadada.
Sabía que Matt lo estaba esperando, pero no lo llamó, no aún. Su abrigo estaba
colgado en el mudroom y los zapatos debajo del asiento. ¿Eso era nuevo? No lo
recordaba. Conectó su BlackBerry, y a continuación, arrastró sus pies hacia la cocina.
La cena estaba, de hecho, en el microondas. Evan apretó un minuto y esperó a que

el ruido trajera a Matt a la cocina. Pero incluso después del tono molesto que indicara
que la lasaña estaba caliente, Matt seguía sin aparecer.
Evan llevó su comida, cubiertos, y una cerveza a la sala de estar, siguiendo el

sonido de voces. Pero lo que suponía que era la televisión era en realidad, Matt
hablando por su teléfono móvil.
Se detuvo, Evan esperaba captar suficiente de la conversación para adivinar de

quién se trataba. No le tomó mucho tiempo o mucha habilidad; sus amigos de la Costa
Este a estas alturas estarían todos durmiendo. La única persona con quien Matt hablaba
regularmente y que estaba despierta a esa hora era Jim Shea.
Evan tragó y frunció el ceño.
Nunca había sido del tipo celoso, debido quizás a que se casó con la primera
persona a la que amó más que a ninguna otra cosa. Y sí, comprendió que Matt y él
habían técnicamente roto cuando Matt y un policía de Seattle llamado Jim se
conocieron una noche. Entendió su, aunque extraña, amistad ulterior posterior (tan solo
por ser más coloquial).
De acuerdo, intentó entender su amistad ulterior. Se sentía completamente fuera

de sincronización con la idea de «ex-amantes», siendo que él no tenía uno. Tenía una
esposa muerta y a Matt, nada más para comparar su situación actual. Nada más para
incorporar a este sentimiento molesto de que alguien más conocía íntimamente a Matt.
A veces el «íntimo» era la parte más molesta, tenía demasiadas preguntas sobre lo que
habían hecho, cómo fue y cómo lo sintió, y no desde el punto de vista de un erótico
«hablemos sucio». Quería saber que Jim fue pésimo en la cama y que Matt nunca quiso
acostarse con alguien mucho más experimentado. Mucho más libre.
Matt estaba tendido en el sofá con su chándal y una camiseta ajustada. Quedarse
en casa significaba estar ocupado, pero también tenía tiempo suficiente para correr e ir
al gimnasio mientras los niños estaban en la escuela. Evan estaba bastante seguro de
que él nunca había tenido mejor aspecto. Y se estaba riendo, relajado, y claramente
divertido por cualquier cosa que Jim le decía desde el otro lado del país. Evan pensó que
se veía bien y feliz, y no era él quien hacía que eso sucediese, y eso le hizo sentirse como
la mierda.
Oficialmente era ahora del tipo celoso.
─Así que Hawái, ¿hasta que te aburras de ello? Envidio el colorido ─estaba
diciendo Matt. Debió haberse dado cuenta de que Evan estaba allí de pie mirándolo
fijamente, porque se volvió y le sonrió abiertamente.
─Hey ─dijo con voz hueca, moviendo los pies para que Evan pudiera sentarse.
─Escucha, Evan está por fin en casa. ─Matt hizo una mueca cuando Evan se
sentó en el sofá y puso la cena en la mesa de café─. Gracias por hacerme compañía.
Hablaré contigo en unos días, ¿me mantendrás informado? Muy bien, hombre, más
adelante.
Y con eso, la llamada había terminado. Evan destapó la cerveza y bebió, así podría
evitar la necesidad de conversar un poco más.
─Oye ─dijo Matt de nuevo, lanzando su teléfono móvil sobre la mesa de café. Se
inclinó por un beso, deslizando la mano por el cuello de Evan. Evan podía sentir una ola
de calor desde el cuerpo de Matt, notando la fuerte presión de la mano.
Lo despertó. Y le hizo conectar la reacción de su amante con la llamada telefónica

y esos, esos estúpidos celos actuaron contundentemente contra el momento.
─Hey. ─Evan devolvió el beso rápidamente, manteniendo su cuerpo hacia

adelante y sin volverse hacia Matt por más─. Gracias por esperarme levantado, y por la
cena.
─Katie la eligió ─la voz de Matt era neutral cuando se echó hacia atrás en el
sofá─. ¿Cómo te fue?
─Una gran y pesada nada. Lo que hace más interesante escribir el reporte de
informe, déjame decirte. ─Evan tomó el tenedor, cogió el plato y comenzó a comer más
por evasiva que por hambre real a estas alturas.
─Ajá. Pregúntame por mi excitante día como amo de casa ─expresó Matt sin
emoción incluso cuando Evan hizo una mueca de dolor en su interior─. En una nota
menos alegre... Danny ha tenido algunos problemas esta noche.
─¿Otra vez? ─Evan bajó su plato con un suspiro pesado.
Matt se encogió de hombros.
─Está pasando por la pubertad. Es el único niño varón en la casa. El novio de su

papá es el tipo con el que sale a diario, y sí, soy el ser humano más divertido en la tierra,
pero aún así, necesita pasar más tiempo contigo.
Evan sabía que Matt no estaba diciendo nada de esto para hacerlo sentir culpable.
Últimamente no le estaba dando mierda por llegar tantas noches tarde, pero no le
importaba. Una defensiva ola ascendió con la culpa.
─Tiene que entender...
─Tiene nueve años. No entiende nada excepto el trivial de deportes, los

videojuegos, y cómo abrir el refrigerador. ─Matt se levantó y se dirigió a la cocina─.
¿Por qué no pasáis juntos el sábado? Me llevaré a las niñas a la ciudad para atormentar
a Miranda.
Evan frotó los calcetines contra la alfombra hasta que las chispas pincharon sus
plantas. Comenzar una ridícula discusión porque se sentía culpable era estúpido.
Extrañaba a Matt como loco, debería reconciliarse y dejar de sentirse como el culo.
Profundamente metido en su auto recriminación, no oyó a Matt regresar, hasta

que la botella de agua fría lo golpeó en la cabeza.
─No más cerveza para ti. Tienes que levantarte en seis horas ─dijo Matt,
recostándose hacia abajo.
─Sí, cariño 10. ─Evan bebió el agua, estudiando la botella en sus manos─. El
sábado suena como una buena idea. Iremos a jugar a la pelota o algo así, nos
reuniremos con vosotros más tarde, para la cena.
─De acuerdo. ─Matt cogió el mando a distancia y encendió la televisión; sus

andadas costumbres de ave nocturna no habían cambiado, incluso siendo ahora un
madrugador en la familia.
─¿Te quedarás?
─Supongo ─le echó una mirada a Evan─. A menos que quieras hacer otra cosa.
─¿Me estás seduciendo? 11 ¿En serio?
─¿Tengo que seducirte ahora? Compartimos una hipoteca, tío. Sube las escaleras,
toma una ducha, y ven a la cama desnudo. Jesús.
Por primera vez desde que llegó a casa, Evan sonrió.
10
Darling: En esta ocasión, el cariño, que está bien traducido y aunque mantenga el mismo significado, no está
pronunciado de forma cariñosa. Está dicho con cierta ironía, imitando a los hombres que les dicen “si, cariño” a sus
mujeres cuando en realidad no la están escuchando o simplemente quieren que se callen y dejen el tema. Ya se repitió
este caso en Amor y Lealtad, aunque en esa ocasión, no pusimos la nota explicativa. N. de CC.
11
That´s a line? …. Vaya frase de… buff… bien, su traducción real, según mi diccionario urbano, sería “¿eso es una
provocación?” Line, se refiere bien cuando una persona es un poco… ligera de cascos, calentorra, etc, o en este caso, en
esa frase, se puede traducir como provocación, incitación…. Para ponerlo más castellano, lo he dejado como veis más
arriba. Si me he equivocado pido perdón, pero es lo único lógico que he encontrado. N. de los CC.
Capítulo 3
L
as actividades del fin de semana llevaron las cosas a una condición estable,
Evan llevó a Danny al parque y a las jaulas de bateo, Matt llevó a las niñas a
la ciudad para llevar alimentos a la residencia de Miranda y fueron de com-
pras, pero Matt les entregó pequeñas cantidades de dinero en efectivo y permaneció en
la calle leyendo la prensa deportiva en su teléfono móvil. Se reunieron todos al final del
día para una excitante comida en Little Italy, donde los camareros que parecían gnomos
se deshicieron en atenciones con los niños y murmuraban a espaldas de Matt y Evan.
A Matt no le importó. Mencionó un par de veces a la policía de Nueva York en la

conversación mientras les volvían a llenar los vasos de agua y sostuvo eso con una
resplandeciente mirada mientras apoyaba su brazo sobre el respaldo de la silla de su
novio.
Les dieron postres gratis. Matt estaba complacido. Encantado hasta que llegaron a
la calle y se dio cuenta de que Evan no encontraba el asunto divertido.
Así que Matt se molestó con el fastidio de Evan. ¿A quién le importaba si los
camareros sabían que eran una pareja?
Luego fueron a casa, acostaron a los niños, e intercambiaron mamadas.
Era lo usual por aquellos días.
Matt tenía una historia romántica bastante consistente con las mujeres; las que
iban más allá de un polvo de una noche, se convertían en encuentros pesados y muy
calientes, con mucho sexo, nada de hablar, ni pelear y separarse. Durante treinta años le
había ido bastante bien.
Podía identificar los momentos en que las cosas iban bien en la relación; es decir,
cuando follaban como conejos y también cuando iban mal; es decir, nuevamente,
discusiones chillonas a la salida de un restaurante, en un taxi, en su apartamento, o en
el de ella. Las cosas con Evan eran diferentes, y no porque era un hombre. No sólo
porque era un hombre.
Evan no gritaba o arrojaba cosas a la cabeza de Matt. No hizo lo de pasivo-

agresivo, lo que Matt podía calificar como un lector profesional, gracias a su madre.
Evan llevaba un manto de culpa, una capa de tensión, y algunas máscaras de amor y
necesidad, que cambiaban en función del día de la semana y del humor de sus hijos.
Así que Matt aprendió los signos, sabía por el tono de Evan o el estado de sus
hombros lo que hoy traería. A veces era fácil; podría aplacarlo con espacio, comida o
sexo. Cuando sus necesidades coincidían con eso, era perfecto.
A veces era desconcertante. Frustrante. A Matt le resultó más fácil tratar con la
pubertad y el reino de los adolescentes y mandar unas líneas a la escuela que con el
humor de Evan. Otras veces se sentía como, Jesús, si las cosas iban bastante bien ¿por
qué no solo apreciarlo? ¿Por qué no solo cenar, encargarse de los niños, ver un partido,
follar y luego ir a dormir? ¿Por qué eso no era suficiente para una vida?
Entonces Matt se sentía culpable y una mierda por minimizar los problemas de
Evan y preocuparse por ello lo conduciría a los mismos sentimientos que habían hecho
que se separan en el pasado. Eso lo llevó a ser temeroso, a medir cada paso, cada
movimiento de Evan, para ver si los hundiría una vez más.
Esto hizo que se sintiera culpable y enfadado.
Lo que ponía a Evan nervioso.
El ciclo era interminable.
─Así que me voy a llevar a los niños por el largo fin de semana 12 si están de
acuerdo ─dijo Ellie mientras apoyaba los codos sobre la encimera de la cocina─.
¿Ustedes no tenían algo planeado, verdad?
Matt y Evan eran un equipo para la cena; Matt iba y venía a la parrilla en la
terraza, mientras Evan asaba las patatas y las cebollas en el horno. Matt se detuvo a
mitad de camino y ojeó el todopoderoso calendario, colgado al lado de la nevera.
─¿Nada en el calendario, Evan?
Evan se volvió, y Matt vio la extraña expresión que cruzó su cara. Exhaló un suspiro
interior y salió para vigilar los filetes.
Cuando regresó, Evan estaba al lado de la nevera, y la hermana de su fallecida

esposa estaba sonriendo.
─¿Así que doy por sentado que te llevas a los niños por el largo fin de semana?
─dijo Matt, poniendo la fuente vacía en el fregadero.
─Sí ─la pequeña mujer aplaudió. La ex-cuñada de Evan había sido una gran
partidaria de ellos, particularmente útil, desde que los padres de Sherry y de Ellie no
estaban, como era de esperar, encantados de que sus nietos ahora estuvieran viviendo
en un hogar con su padre y su novio.
Hubo amenazas ocasionales durante las enfadadas llamadas telefónicas, pero

podían contar con Ellie para calmar a sus padres, sugiriendo que ellos no tenían dinero
suficiente para un abogado y ninguna oportunidad para mantener a los niños, así que a
menos que no quisieran ver nunca más a sus nietos, se callarían.
Luego Ellie se fue a vivir con su novio, que era afro-americano, y completó el
infierno que era la vida de sus padres.
Matt ocasionalmente consideró sentirse mal por ellos.
─Walt nos llevará a Woodstock 13. Su familia tiene una cabaña allí, así que pensé
que podríamos hacer alguna excursión y tal vez asistir a un concierto.
12
Long weekend: el largo fin de semana, es lo que en España llamamos puente, pero que caiga exactamente por
ejemplo, desde el jueves hasta el domingo… espero que se entienda el concepto XD. N. de CC.
13
Localidad en el estado de New York famosa por su festival de música. N. de los CC.
─Geniaaal. ─Matt le dedicó una mirada de reojo a Evan, su novio todavía no

estaba totalmente involucrado en la conversación─. ¿Hay lugar para mí en la camio-
neta?
Ellie se rió y bebió un sorbo de té helado.
Unos minutos más tarde, Matt estaba de vuelta en la terraza con el tenedor largo,
dando vuelta a los filetes y bebiendo una Heineken.
Una agradable noche de finales de verano, con la puesta de sol sobre las hileras de
las casas de ladrillos, los árboles ocasionales que difuminaban el resplandor anaranjado.
El suburbio estaba en su mejor momento. Oyó la puerta corredera abrirse y no se giró;
uno de los niños habría anunciado su presencia en voz alta. El silencio significaba que
era Evan.
─¿Tienes algún problema con que se lleven a los niños? Quiero decir, Ellie y Walt
son las personas más confiables que vas a encontrar.
Evan se apoyó contra la valla y señaló.
─Por supuesto que confío en Ellie y Walt. Los chicos pasarán un buen momento
con ellos. Elizabeth ya estará haciendo las maletas.
─¿Entonces, cuál es el problema?
─¡No lo sé!
Matt oyó la frustración y contó hasta veinte. Despacio.
─Claro que lo sabes. Estás enojado porque alguien más pensó en llevar a tus hijos
a algún lugar genial.
─Eso no es verdad.
─Por supuesto que sí. Te enojaste porque yo estoy en casa y me encargo de toda
la mierda. Te enojaste porque Ellie sabía que era el fin de semana del Día del Trabajo y
tú no. ─Matt juró que no iba a comenzar una pelea, al menos en su mente, pero
mierda, si no hubiera llegado de repente a un callejón sin salida para evadirse.
Evan echó chispas por un segundo, pero no contraatacó y no negó de inmediato

nada de lo que Matt había dicho.
Matt dio vuelta a los filetes. Que estaban quemándose.
─¿Cómo no supe que venía un largo fin de semana?
Matt consideró esto. Había varias respuestas. Sintió que la mejor era:
─No tenías que hacerlo ─no fue planteada como una pregunta.
─¿Qué?
─No tenías que hacerlo. Sí Ellie no venía con algo, yo lo habría hecho. ¿Lo
olvidaste? ¿Preguntaste? ─Matt se rió entre dientes a pesar de la falta de luz en la
puesta de sol.
─He estado muy ocupado.
Matt finalmente se volvió para mirar a su novio a la cara, captando los rasgos
firmes, cincelados y el cabello de corte militar, y la acicalada forma de vestir aun cuando
estaba relajado.
─Bebé, tú siempre estás ocupado. Siempre estás trabajando, y eso está bien, lo
entiendo. Yo solía ser como tú ─se rió de nuevo, colocando los filetes listos en la
fuente─. Pero no puedes hacer eso y esperar que huela a mierda para fastidiarte al
respecto.
─Debería ser capaz de hacer algo más... ─la voz de Evan era suave. Se alejó de la
valla y se acercó al espacio personal de Matt, y eso derritió cualquier enfado que
pudiera estar molestando en su alma.
─Estas bien y todo, pero no eres Superman.
─Tú dejaste la escuela...
─Fui a la escuela para averiguar lo que quería hacer con el resto de mi vida.
Resulta que quiero perseguir a los niños sucios de mente para que se alejen de Katie y
alimentar a este batallón de seres humanos que tú creaste.
Evan hizo un sonido frustrado, sus manos se apretaron en puños. Matt puntuó sus
siguientes palabras con el tenedor largo, sintiéndose pendenciero mientras lo soltaba
todo.
─¿Y sabes qué? Que yo te quité a todos de encima, que sólo hago lo que Sherri
hizo ─decir su nombre en voz alta se sentía audaz─. Pero bueno, he aquí una idea,
agradécelo, supéralo o cambia algo de la mierda sino te gusta. Pero dame algo de
crédito, ¿de acuerdo? No todo es acerca de ti.
Cogió la fuente y la cerveza y muy determinado y decidido, entró a la cocina.
Maldita sea, que salió bien. De acuerdo, quizá Evan estaba pensando en darle un
puñetazo o cambiar las cerraduras. Pero para Matt, haber evitado los gritos, era épico.
Casi quería llamar a su amiga Liz –la psiquiatra– y contarle lo asombrosamente maduro
que acababa de ser.
─Hey, la cena está lista ─gritó, esperando la estampida de pies. Ellie estaba
poniendo la mesa con ayuda de Elizabeth.
─¿Dónde está papá?
─Apagando la parrilla. Vendrá enseguida ─dijo Matt tranquilo, lanzando la

botella vacía al reciclado y tomando otra─. Ellie, ¿quieres algo más adulto que coca-
cola light o limonada?
─¿Puedes abrir la botella de vino que traje? ─dijo ella.
─Ohhh, elegante. ¿Qué, pensaste que sólo teníamos cerveza o algo así?
─¿Tú sólo tomas cerveza?
─Sí.
Matt abrió la puerta de la despensa.
─Uhh...
─Un vaso de jugo está bien. Por lo menos, dime que hay un sacacorchos ─dijo
Ellie.
─Sí, venía con el abridor de botellas.
La cena fue agradable. Evan se unió a ellos, tranquilo al principio, luego cálido. Los
niños estaban animados por el viaje con Ellie y Walt, que no tenían hijos, con ingresos
de sobra, y eso significaba un montón de regalos. Hablaron sobre los suministros
necesarios para un viaje de tres horas, permaneciendo en la cabaña tres días, y luego el
viaje de regreso; al parecer esto implicaba un montón de patatas fritas, pasta enlatada,
y botellas de refrescos.
Matt miró a Elizabeth que se disolvió en risitas cuando Ellie prometió tanta pasta
enlatada como ellos quisieran.
─Sólo porque se trata de unas vacaciones ─dijo Matt, con fingida severidad
cuando gesticuló hacia la pequeña niña con el tenedor.
─Comerán sano, te lo prometo ─dijo Ellie excusándose, pero por la expresión de

su rostro, Matt supo que se rendiría. Probablemente antes de salir de los límites de la
ciudad. Estos chicos eran tan buenos, con grandes ojos, sonrisas dulces y maneras
tramposas. Los adultos eran masilla en sus manos.
La conversación continuó, cada vez más ruidosa hasta que Matt se encontró a sí
mismo mirando a Katie, Danny y Elizabeth competir por la atención de su Tía Ellie. Se le
olvidaba a veces su falta de una figura femenina, los maestros eran una cosa, pero estos
niños habían sido criados casi completamente por Sherri ya que Evan trabajaba como
detective todas esas horas de locos. Pero salir de eso hacia el cielo de la testosterona no
les iba a ser fácil.
Se encontró mirando a Evan, que aunque sentado a su lado, estaba inmerso en su

propio mundo.
─Oye, deberíamos hacer algo por el largo fin de semana ─murmuró─. Irnos
fuera, solo los dos.
─Yo probablemente...
Matt olió «tengo que trabajar», tan claro como que el carbón vegetal seguía
brillando en el exterior. Solo asintió y se volvió hacia los niños.
─Probablemente tenga que hablar con Vic, para averiguar el horario. Quizá no los
tres días, pero por lo menos dos ─la voz de Evan encontró a Matt, baja y tensa con
matices de desesperación.
Ahora Matt se sintió culpable, por haber jugado la carta Sherri afuera.
─Escucha...
─Yo me encargo de todo, ¿de acuerdo? Sólo déjamelo a mí.
Matt quiso disculparse pero no lo hizo. Algo le decía que sólo empeoraría las cosas para
Evan.
Capítulo 4
E
van saludó a los niños desde la puerta mientras Walt partía del camino de
entrada con el Expedition 14 que había alquilado. Iban llenos de paquetes y
con bastante comida para el Apocalipsis, todos sonreían y lanzaban besos
cuando desaparecieron de vista.
No se preocupó de que hubieran ido demasiado lejos. De que no hubiese pensado

en algo divertido para su último largo fin de semana del verano. Su pelea con Matt en la
terraza esa noche lo puso en tal aprieto, que aún podía sentir la flecha dar en el blanco.
Por lo menos, había salvado algo para él y Matt; la pequeña casa en la playa en
Montauk15 era absurdamente cara pero lo valía. Evan quiso decir gracias, lo siento y un
montón de otras cosas que le hacían enrojecer de sólo pensarlas.
Evan no esperaba cometer los mismos errores otra vez. No esperaba después de la
muerte de su esposa volver a enamorarse, mucho menos de otro hombre.
Casi lo había jodido todo. Casi lo había tirado todo por la borda en un ataque de
pánico, y esto aún lo asustaba, incluso cuando Matt, casi sin problemas, había pasado a
ser parte de sus vidas. Los chicos lo amaban. No sólo lo habían aceptado, sino que lo
querían como parte de sus vidas. Evan no tenía excusas.
Desde luego, después de tener tanta suerte, aún estaba constantemente

fastidiándolo todo.
Cuando Sherri murió trágicamente, hace alrededor de dos años, todo lo que Evan
podía pensar era en cómo le había fallado a ella como marido. En cómo dependía
demasiado de ella, cómo le había dejado llevar la carga sola demasiadas veces. ¿Cuánto
14
Camioneta 4x4 familiar de la Ford. N. de los CC.
15
Importante centro turístico con seis parques estatales y buenas zonas de pesca, situado en el condado de Suffolk,
New York. N. de los CC.
necesitaba retroceder el tiempo para disculparse o compensarla de alguna manera?

Esto no iba a suceder con ella, pero se condenaría antes que repetir los mismos errores
con Matt.
De regreso a la casa, Evan observó las dos maletas cerca de la puerta principal. En
el piso de arriba podía oír el sonido de la ducha. Distraídamente buscó en su bolsillo
para revisar sus mensajes y, entonces arrojó el teléfono al sofá.
─En serio, Evan ─masculló, quitándose sus zapatillas mientras subía.
El hombre en una misión.
Cuando llegó al dormitorio principal del segundo piso ya estaba desnudo,

vergonzosamente desnudo, semiduro y estremeciéndose un poco debido a su estado
general, mientras su mano alcanzó el tirador de la puerta.
Matt estaba cantando. O mejor, tarareando en voz alta con alguna palabra
recordada de vez en cuando.
El corazón de Evan latía con fuerza y su pene parecía un poco más interesado.
Entró en la habitación antes de perder el valor, ridículo como podría parecer. Él no

era normalmente el agresor, ni el que daba el primer paso. Pero estas vacaciones eran el
comienzo de una nueva resolución, una donde Evan recordó cuán frágil podía ser la vida
y cómo no debía dar por sentado a su novio.
Si alguien en el mundo sabía cómo la vida podía cambiar en un instante sin

advertencia ni preámbulos, era él. Y no quería arruinar su relación con Matt cometiendo
los mismos viejos errores.
El nivel de vapor indicaba que Matt estaba disfrutando plenamente del tanque de
agua y la ausencia de cualquiera que vaciara el retrete. Evan caminó sobre un montón
de toallas y el chándal de Matt, su mano haciendo una pausa y vacilando sobre los
pliegues de la cortina de la ducha.
─Veo tu sombra ─dijo Matt sobre el ruido del agua.
─Esos agudos instintos de policía aún existen.
─¿También? He visto Psycho como cuarenta veces ─su novio retiró la cortina,
enjabonado y sonriente─. ¿Tienes licencia para esa arma letal? ─miró intenciona-
damente el miembro de Evan.
─¿Me estás seduciendo?
─Te lo dije, no más seducción ─y con esto, Matt eliminó la indecisión de Evan y
lo atrajo hacia él─. No más cortejo. Tú estás unido a mí.
Evan entró en la ducha, empujando a Matt un paso atrás y apoderándose de la

ducha aún caliente. Inclinó la cabeza hacia atrás, frotando sus manos sobre su pecho y
brazos de un modo que sabía que Matt apreciaba.
Apreciaría lo suficiente para trazar el mismo recorrido con su propia mano,

acercándose bajo el agua para reducir la distancia entre ellos.
─Esto es una sorpresa ─murmuró Matt, presionando su boca contra el pulso de

Evan y lamiendo bajo su oreja. Evan se estremeció cuando rodeó con sus brazos, los
anchos hombros de Matt.
─El inicio de las vacaciones ─dijo Evan, empujándolos a ambos fuera del chorro
de agua para apoyar a su amante contra la pared de azulejos─. Disfruta de la
tranquilidad.
─Me gusta. ─Matt frotó su miembro contra el estómago de Evan─. Me hace

esperar lo que tienes planeado para el resto del fin de semana.
El cuerpo de Evan se encendió y quemó cuando frotó sus caderas contra las de
Matt. Sólo habían llegado tan lejos en el último año, ambos explorando todas las
posibilidades, pero no lo suficientemente listos para la «última frontera».
Matt lo deseaba.
Evan lo temía.
Y entonces, en el fondo, había pensado demasiado sobre ello para negar que
también lo deseara.
En el garaje había un DVD porno escondido. Lo había mirado demasiadas veces,

solo, lo que lo convertía en un sucio secreto en su mente, algo tan absolutamente
demente que supo que Matt se reiría de él cuando supiera la verdad.
─Tengo muchas cosas planeadas ─dijo Evan audazmente, tirando de la boca de

Matt, de su cuello e introduciéndole profundamente la lengua en su boca para detener
la conversación.
El beso lo mejoró todo; Evan no tenía que decir las palabras, pero podría expresar
su necesidad con la boca, su lengua moviéndose apasionadamente contra la de Matt,
hasta que ambos estaban imitando la necesidad anónima con bocas frenéticas y
apremiantes caderas.
Matt se apartó, sus ojos oscuros y necesitados. Por un segundo, Evan casi lo exigió,
pidió y suplicó, pero sus rodillas no lo sostuvieron más y cedieron. Cayó de rodillas sobre
la dura e implacable porcelana. No pensó mucho en ello; estaba demasiado ocupado
abriendo su boca y empujando el duro, largo y rojo miembro de Matt contra su
garganta.
Era bueno en esto. Casi demasiado bueno para un tipo que sólo había tenido dos
parejas en toda su vida. Donde Matt podía dejarlo rogando y maldiciendo, Evan era
rápido y sucio.
A Matt le encantaba. Le encantaba, lo elogiaba y le acariciaba el corto y grueso

cabello mientras jadeaba, empujaba y Evan lo tomaba. Lo chupaba. Se deslizó adentro y
afuera, intentando tomar a su amante más profundamente y haciendo que los gemidos
se volvieran más duros y desesperados…
Se sentía como una necesidad, como una droga. Se atragantó un poco, sentía el
agua de la ducha salpicar un lado de su cabeza, pero no se detuvo. Ni siquiera hizo una
pausa. Sólo chupó y presionó las manos en las caderas de Matt, deslizándolas bajo sus
muslos hasta apretar firmemente su culo.
Y esa era la clave. No necesitaba hacer más. Sólo la más leve insinuación, la
fantasía que sabía que Matt tenía –se lo había murmurado en su oído muchas noches,
su boca silenciosa y frenética, con su mano en el miembro de Evan– y su voz se volvió
temblorosa, y Evan supo que el fin estaba cerca.
No se apartó.
Debería sentir esto como algo vergonzoso o quizás sucio, con la facilidad como le
llegó. Cuánto se encendió, cuando los primeros espasmos llegaron contra su lengua,
cómo chupó más fuerte, manteniéndolo en su boca, saboreándolo y finalmente
tragándolo.
Pequeño y sucio secreto, Evan tenía algunos. Matt conocía la mayoría de ellos, los
amaba y lo amaba a él.
Era un alivio.
Y un alivio para Matt cuando se deslizó hasta el suelo de la ducha, sus manos
sobre Evan incluso cuando jadeaba durante la descarga.
─Las duchas te ponen muy caliente. Me siento feliz de que vayamos a la playa
─murmuró Matt, acercando a Evan para un beso, todo lengua, mojado y distraído,
porque Evan apenas notó cuando la cálida y mojada mano de Matt se cerró sobre su
miembro─. No puedo esperar para ver lo que las olas te harán.
─Ya te lo dije… hay mucho planeado ─resolló Evan, inclinándose sobre el cuerpo
de Matt y reposando parte de su peso sobre él.
─¿Surf? ¿Pesca? ─Matt retorció perversamente la base del miembro de Evan y

su cuerpo tembló bruscamente con anticipación.
─Joder ─le salió con un gemido, y Evan dejó caer su cabeza contra el hombro de
Matt, apoyando su cuerpo entero para encontrar alguna clase de alivio.
─Sí ─y después de eso, Matt aparentemente no tenía nada sino ese ridículo
firme agarre y el empuje de sus hombros y caderas, y Evan no podía pensar en nada más
qué decir.
Excepto «oh Dios, por favor» cuando se corrió obscenamente duro contra el muslo
de Matt.
Una rápida y fría ducha más tarde, Matt se estaba secando y mirando a Evan de
una manera aturdida. Un Evan tenso y tímido salió de la ducha, dejando atrás
aparentemente su mujerzuela interna, y se enrolló una toalla alrededor de las caderas.
Matt rodó sus ojos.
─Puritano ─murmuró entrando en el dormitorio. Desnudo.
Evan no encontró nada para replicarle, nada en absoluto.
Matt llevaba puestos unos pantalones cortos y una camiseta cuando Evan acabó
de limpiar el cuarto de baño. Su cabello oscuro se rizaba en su cuello, cayendo sobre sus
ojos.
─Necesitas un corte de cabello ─señaló Evan, y dejó caer la toalla lo suficiente

para ponerse unos bóxers.
─Estando de vacaciones no lo necesito ─se recostó sobre la cama con un feliz

suspiro─. Ni tampoco afeitarme.
─Eres un hombre salvaje. ─Evan se puso unos pantalones cortos y una camisa
polo planchada, entonces rápidamente la cambió por una camiseta de NYPD 16, que
había visto mejores días, antes de que Matt se percatara de su incapacidad para «vestir
bien».
─Sin embargo, yo tomaré muchas duchas. ─Matt sonrió satisfecho, sentándose y

poniéndose de pie en un rápido movimiento. Se acercó furtivamente a Evan con un
brillo en sus ojos.
─Sí, lo capto.
─Me pregunto qué pasaría si estuviéramos desnudos en una cascada…
─¿Estás viendo el canal porno de pago otra vez?
Matt no parecía culpable. No ocultó sus necesidades o deseos. Nunca.
─Quizás.
Evan se apoyó contra la cómoda y, sin poder evitarlo, sonrió. Era casi imposible
hacer nada cuando Matt le miraba de esa manera.
─Estoy un poco nervioso por lo que hayas podido poner en la maleta cuando
empacaste ─esto era sólo una verdad a medias. Estaba un poco nervioso y
desesperadamente curioso. Un fin de semana lejos, sin los niños sería una oportunidad
para Matt para salir con látigos y cadenas…
─¿Lo que yo he empacado? ¿Y qué sobre ti?
16
NYPD: siglas del Departamento de Policía de New York. N. de los CC.
─¿Yo? ─Evan recordó el DVD en el garaje. La casa alquilada tenía equip de DVD.
Podrían mirarlo, podrían… imitarlo.
Matt soltó una risita; le estaba provocando deliberadamente, y de repente Evan se

sintió indignado. ¿Por qué era tan terrible que tuviera látigos y cadenas propios en su
equipaje?
Oh, correcto.
Evan intentó serenarse. Se encogió de hombros.
─No te mostraré o te diré nada hasta que lleguemos allí.
Matt levantó una ceja.
─¿Oh, de verdad? Ahora estoy aún más entusiasmado por partir.
─¿Puedes ir cerrando todo y conectar la alarma? Tengo algunas cosas más que
meter en el coche. ─Evan meció sus caderas contra las de Matt, y esquivó el abrazo de
su amante─. Vamos saliendo, tenemos un largo trayecto por delante.
─¡Va a ser aún más largo! ─dijo Matt a su espalda mientras Evan bajaba las
escaleras─. ¿Cómo te sientes acerca de hacer algo de trabajo manual en la autopista?
Evan salió rápidamente de la casa y se dirigió al garaje.
Capítulo 5
M
att reclamó el derecho de conducir primero, entonces esperó en la
entrada y procedió a tocar la bocina cada cinco minutos al ver que Evan
daba vueltas por la casa. Después en el garaje. Después otra vez en la
casa. El próximo plan de acción de Matt era empezar a llamarlo cada dos minutos, pero,
afortunadamente por el bien de su relación, Evan salió con la última bolsa y cerró la
puerta con llave, dirigiéndose al SUV con un fingido ceño fruncido.
─¿Tocando la bocina? ¿De veras? ¿Qué era lo próximo? ¿Llamadas telefónicas?

─Evan entró y se abrochó el cinturón, al tiempo que Matt sonreía satisfecho y salía por
el camino de entrada con la camioneta.
─Anímate, bebé; estamos de vacaciones ─realmente sus primeras vacaciones

oficiales juntos; los niños se habían ido, ellos habían salido de la casa y se dirigían a
alguna parte. Matt estaba un poco mareado.
─Me voy a quejar durante todo el trayecto de tu velocidad ─dijo Evan seca-
mente, poniéndose sus gafas de sol y manipulando el dial de la radio hasta que encontró
algo que los niños no tenían pre-programado.
Rock clásico. Matt subió un poco el volumen para mostrar su aprobación.
─Eh, retírate. Si volcamos, tendrás que mostrar tu placa.
─La dejé en casa.
Matt condujo a través de las concurridas calles del vecindario, vigilando cuidado-
samente a los grupos de niños corriendo, patinando o montando en bici.
─Mientes. Apenas te duchas sin esa cosa.
─La dejé en casa. Le dije a Helena que sólo llamara en casos de emergencia y esto
no incluye las quejas de la boda.
─Ahh. Realmente no envidio tu posición en medio de todo eso.
─La pregunta es realmente, ¿cómo acabé en el medio? Soy un amigo, sólo un

amigo.
─¡Eres el padrino de boda!
─Esto significa que me lleve a Vic para… Espera, es mi jefe y un alcohólico en

recuperación. ¿Qué demonios hago con él en la despedida de soltero?
─¿Invitarle a refrescos y una excitante noche de mini golf?
─No estás ayudando.
─Sí, ni siquiera lo estoy intentando.
Todo el mundo, su tío y cinco de sus amigos íntimos conducían fuera de la isla para
disfrutar de las últimas vacaciones del largo verano. Matt no tenía ganas de correr, así
que evitó las vías más transitadas, y tomó carreteras secundarias, disfrutando del sol y
de la brisa a medida que se iban alejando. Los árboles se iban haciendo más pequeños,
el paisaje más llano, el olor del aire de mar se insinuó, y de pronto estaban observando
las primeras vistas de Montauk.
─Ya casi llegamos ─dijo tranquilamente Matt cuando puso el intermitente y le

dio un codazo en las costillas a Evan. Hacía al menos dos horas que se había quedado
dormido, roncando.
─¿Qué? ─Evan se sentó y miró su reloj─. Mierda, he estado durmiendo durante

algún tiempo. Deberías haberme despertado, te habría ayudado a conducir.
─No he tenido problemas. He tomado la ruta de la costa ─señaló hacia la salida

de la autopista─. Diez minutos a lo sumo y estarás descargando la camioneta…
─¿Oh si? ¿Solo?
─Yo he conducido todo el trayecto.
La casa no era nada especial, nada que aparecería en cualquier revista que no se
titulara Al Menos está cerca del Agua. Matt supuso que era de los sesenta, construida
con un equipo de hágalo-usted-mismo y depositada en una limpia extensión de la costa
de Long Island.
Inspeccionó la cocina, más olfateando por moho que porque fuera a comprobar el
horno. No era como que fueran a usarlo, de todos modos.
─No es el Hilton 17 ─dijo Evan desde la puerta, haciendo su propia inspección

frunciendo ligeramente el ceño. Paneles de madera en las paredes y muebles rojos de
diseño escocés esparcidos sobre un limpio y amarillento suelo de linóleo, no reflejaban
el precio que se pagó si Matt podía juzgar algo por la expresión de Evan.
Y siempre podía.
─No, no lo es, lo que significa que podemos dormir desnudos y no preocuparnos

por las sirvientas que entran a vaciar las papeleras.
Matt golpeó el falso mármol de la pequeña encimera que separaba la sala de estar
de la cocina e inclinó la cabeza en dirección a un estrecho pasillo delante de ellos.
─Vamos, si hay una cama y un cuarto de baño, somos ricos.
Evan dejó las maletas en el suelo, cerca del sofá y le siguió con precaución, quizás
debería haber traído su arma por si algunos hippies les asaltaban y trataban de darles
una paliza.
17
Hoteles Hilton es una compañía internacional de hoteles fundada por Conrad Hilton en el año 1919 en Cisco, Texas
(Estados Unidos). Hilton Hotels América se convirtió en la primera cadena hotelera en 1943. La empresa pone énfasis en
la comercialización de viajes de negocios, pero es propietaria y operadora de una serie de complejos turísticos y de ocio
orientadas a hoteles también. En abril de 2007, la cadena tuvo 229 hoteles en todo el mundo y tiene varias asociaciones
con compañías aéreas y empresas de alquiler de automóviles. N. de los CC.
─No he traído nada con qué limpiar este lugar ─empezó Evan, pero Matt sus-
piró, le cogió la mano y se dirigió a las dos frágiles puertas situadas delante de ellos.
─Vivimos con adolescentes y dos niños de nueve años. No se ha inventado

ningún microbio que no hayamos visto.
─Sólo decía…
─Bla, bla, bla. ─Matt empujó las dos puertas y descubrió un cuarto de baño con
azulejos blanco-grisáceos, con el deseado retrete, un lavabo y una ducha. Un poco
pequeño, pensó Matt, aturdido y ligeramente decepcionado. No podía negar la
correlación entre la falta de inhibiciones de su novio y el agua corriente.
─Huele como a lejía ─dijo Evan, olfateando cuando Matt tiró de él en dirección a
la segunda habitación. Una agradable sorpresa les esperaba; las sencillas paredes
pintadas de azul y las almidonadas cortinas blancas de las ventanas enmarcaban una
cama de gran tamaño con dosel, cubierta con una manta verde. Una cómoda, dos
apliques electrónicos y un despertador en la repisa de la ventana componían toda la
habitación. Parecía el cielo.
Y no olía mal.
─Hey, está bien ─dijo Evan a regañadientes, rodeando a Matt para entrar en la
habitación─. La mejor habitación de la casa.
─Como debe ser. ─Matt deslizó sus manos por los hombros de Evan y los apretó.
Una mitad de él era una bestia excitada hablando y la otra mitad era sólo un novio que
quería relajarse, maldita sea. Esas dos mitades estaban increíblemente satisfechas por lo
interesado que parecía Evan por la cama.
Sentirse atraído por un hombre era un traspié, pero ciertamente esto no detuvo el
tren de carga que era la libido de Matt. Tener sexo con una persona durante tanto
tiempo parecía no afectar lo que Matt quería y cuándo lo quería.
Sus manos acariciaron las líneas tensas de los hombros de Evan y su mandíbula.
Lentamente, el cuerpo de su amante empezó a relajarse y oscilar hacia él. Matt se
aprovechó de la momentánea pérdida de control y lo atrajo contra él; la diferencia de
estatura era sólo de unos centímetros, y de alguna manera eso se convirtió en el
perfecto ajuste del pene de Matt contra la espalda de Evan.
Absorbió los suaves suspiros de Evan. Bajó sus manos por el frente de la camisa de
Evan y levantó la tela sólo lo justo para acariciar la cálida piel por encima de la cintura de
sus pantalones.
Lenta seducción.
La boca de Matt contra el cuello de Evan, la manera en que sus cuerpos encajaron
juntos. El rítmico movimiento de sus cuerpos, el dar y tomar. Su posición, Matt
acunando la espalda de Evan contra su pecho, era el comienzo de muchas de sus
fantasías durante los últimos meses. Todas terminaban de la misma manera, y sería un
idiota mentiroso si fingía que este fin de semana no era el momento perfecto para
hacerlas realidad.
─¿Cerramos con llave la camioneta?
─¿Mmm? Cállate, deja de pensar ─se quejó Matt, chupando fuertemente la piel
detrás de la oreja de su novio para cortar completamente la conversación. Si Evan podía
construir frases enteras, estaba haciendo algo muy mal.
─Dios. ─Evan intentó girarse, pero Matt apretó su abrazo, deslizando una mano
debajo de su camisa para mantener sus cuerpos juntos. El pequeño forcejeo de su novio
despertó algo en el cerebro de Matt que pareció emerger directamente de su parte más
primitiva. Despacio, despacio, despacio, continuó pensando mientras frotaba su
dolorido miembro contra el culo de Evan.
─Permíteme ─una palabra susurrada directamente al oído de Evan, acompañada

de una lengua exploradora. El resultante corcoveo como respuesta, le indicó a Matt que
continuara en la misma línea.
─¿Qu… qué? ─quizás Evan preguntaba por detalles y Matt no lo quiso

decepcionar.
─No hay nadie aquí ─murmuró balanceando sus caderas, y el cuerpo de Evan,
mientras susurraba─: no hay nadie ahí fuera, nadie que reclame nuestra atención ─su
mano trazaba círculos sobre el plano y cincelado estómago de Evan, atormentando la
cálida piel de debajo de su cintura.
─Ohhh ─la temblorosa respiración de Evan era ridículamente ardiente. Matt

arrastró lentamente sus dedos hacia abajo, deslizándolos hacia la cremallera de los
shorts de su amante. Evan se agitó por un segundo, pero Matt no se detuvo. No paró
hasta desabrochar los botones y bajar la cremallera a la vez, aflojando la tela hasta darle
plena libertad de movimientos.
─Venga, desnudémonos. ─Matt rió suavemente. Se movió para quitarle la

camiseta a Evan.
─Debemos… ─comenzó Evan, pero Matt lo cortó.
─Debemos desnudarnos y bautizar la cama ─dijo Matt. Dejó que Evan se diera la
vuelta hacia él, completamente enamorado con la sorprendida expresión de deseo y
lujuria en su rostro─. Te deseo tanto ─murmuró cuando se inclinó para besarle.
Evan gimió una respuesta en su boca, una que no necesitó palabras para descifrar.
Enredó sus dedos en el cabello de Matt, atrayendo sus cuerpos desesperadamente.
Matt chupó la lengua de su novio en entusiasta respuesta.
El beso duró hasta que el apretado miembro de Matt insistió en involucrarse; se

retiró ligeramente.
─Desabróchame ─murmuró apresuradamente, mirando con ojos entornados los

húmedos labios de Evan.
Las manos de Evan no lo dudaron, soltaron el cabello de Matt para atacar su

bragueta, antes de que hubiera acabado de hablar.
─Sí, bebé ─dijo cuando abrió torpemente sus shorts y los deslizó hacia abajo.
Despojarse del resto de la ropa fue muy rápido, juntos y por separado, las prendas
volaban por la habitación. Matt se sintió retroceder a sus primeras veces juntos,
desenfrenados, confundidos y ansiosos.
Pero ahora cada uno sabía lo que el otro quería. Matt sabía del insaciable deseo
de Evan por las mamadas, dar, recibir, no importaba. Y Evan sabía que a Matt le gustaba
frotarse contra él hasta que ambos se corrían, sabía que le gustaba restregarse contra el
culo de Evan, mientras le susurraba obscenidades al oído… esto era cuando estaba
oscuro y ambos calientes y quizás borrachos…
Matt sabía lo que quería ahora mismo, y sí, iban a bautizar esa maldita cama ahora
mismo.
Capítulo 6
E
van estaba desnudo por segunda vez ese día con la intención de tener sexo,
no era algo que solía ocurrir. Estaba desnudo a la luz del sol, las ligeras
cortinas no reducían el cálido sol de finales de verano que entraba por las
ventanas. Estaba duro, tan ridículamente y dolorosamente, jadeando y sin-
tiéndose torpe sobre dónde colocar sus manos pero sabiendo exactamente dónde
quería poner su boca.
Y allí estaba Matt, igualmente desnudo, sin preguntas ni preocupaciones escritas

en su rostro. Cada molécula suya estaba diciendo la misma cosa, cada movimiento de su
lengua contra sus labios le decían a Evan hacia dónde iba esto.
Evan pensó en el estúpido DVD oculto. Pensó en los hombres en el estúpido DVD
oculto, con sus bocas llenas y sus diestras manos. Y pensó en ellos sometiéndose el uno
al otro, la visión que rechazaba o le intrigaba, aún no lo había decidido.
Quiso ser uno de esos hombres para Matt. Quiso hacer a Matt gemir, desplomarse
y venirse. Deseó poder ser ese agresivo, «estar arriba». Deseó poder hacer un movi-
miento ahora mismo en vez de esperar a Matt.
Desde luego, no tenía que esperar mucho.
─No vamos a salir de esta cama en todo el condenado fin de semana. ─Matt
gruñó antes de tirar a Evan contra él.
El roce de sus desnudos cuerpos juntos aún era tan intenso. Evan contuvo un
gruñido mientras Matt atacaba la curva de su mandíbula con sus labios y dientes.
Pensando en el estúpido DVD oculto, Evan frotó sus manos sobre el tonificado cuerpo
de Matt, concentrándose en los tersos músculos de su espalda y fuertes caderas y Dios,
su culo. Quizás rechazar era la palabra incorrecta. Tal vez él estaba pensando en todo
esto mal…
Quizás estaba pensando y ése era el problema.
─Te dije que tenía algo planeado ─susurró mientras Matt alcanzaba su hombro.
─¿Oh sí? Comparte. ─Matt murmuró contra su piel, presionando sus dientes en
la carne de Evan hasta que vio estrellas.
─Échate en la cama.
─Buen comienzo, lo apruebo. ─Matt se soltó, arrastrando sus dedos sobre la

boca de Evan, empujando dos hacia adentro. Evan se balanceó mientras se le hacía la
boca agua. Sabía lo que Matt estaba pensando. Bien, sí, iba a estar sorprendido hoy. Lo
estaría.
─Sobre tu estómago ─terminó, su cara ardiente con las palabras roncas de

emoción.
Matt parecía sorprendido.
Evan se sintió audaz.
─No me di cuenta que este centro turístico venía con un masaje. ─Matt bromeó.
Se arrastró por la cama y se puso cómodo sobre su estómago, con cuidado de su duro
miembro bajo él. Evan sintió un pequeño mareo. Necesitaba «cosas», necesitaba su
bolso, pero ahora mismo estaba desnudo y demasiado duro para ponerse sus
pantalones sin heridas permanentes. Recordó algo del DVD –ya no tan estúpido– y
respiró hondo.
─Sólo relájate ─susurró, trepando a la cama entre las piernas de Matt, sólo
ligeramente abiertas para aguantar la presión de su pene.
─Lo tengo ─susurró Matt.
Evan comprendió que no le estaba hablando a Matt. Matt siempre estaba

relajado. Matt siempre estaba pasando a la siguiente cosa con tanta facilidad; nada
parecía desconcertarle.
Respirando hondo, Evan permitió a sus manos examinar ese familiar sendero
sobre el cuerpo de Matt. Tuvo el más extraño destello de recuerdo, de tocar a Sherri por
primera vez, el miedo a la intimidad y hacerlo bien. Ellos lo habían hecho bien y durante
muchos años.
Podía hacer esto. Podía hacer del placer de Matt su centro de atención.
El toque de sus manos masajeando se hizo más profundo. Matt gimió bajo su
toque, volviendo su cabeza contra una de las almohadas. La piel de Evan se sintió cálida
y fría, hormigueando con su propia necesidad mientras la carne cálida y dorada de Matt
se rendía para él.
Se inclinó hacia abajo, presionando un suave beso contra la cadera de Matt,

delineando la curva del hueso bajo la piel con sus dientes.
Matt se estremeció.
Evan siguió el recorrido con su lengua, respirando en el sabor salado y el ligero

olor penetrante del jabón. Viajó por la espalda baja de Matt, el vello cosquilleando su
lengua. Matt gimió. Ruidosamente. Evan clavó sus manos en los muslos de Matt,
acariciando y frotando las piernas de Matt hasta que las apartó justo lo necesario… justo
lo necesario.
─Uh. ─Matt empezó a decir, pero le atrapó un gemido─. Tú no tienes que…
Nunca habían ido realmente tan lejos. Débiles roces de dedos. Presión ocasional
del pene de Matt contra el de Evan, sonando palabras sucias en sus oídos hasta que se
olvidaban de lo extraño que era «eso». Evan nunca tenía el coraje para instigar, sin
importar cuán bueno se sintiera cuando Matt se aventuraba por «allí».
Evan sabía sin que le fuera dicho, que Matt había ido «allí» con mujeres. Hubo
alusiones; existía la simple expectativa de que Matt había hecho bastante más de lo que
uno podía hacer normalmente con una mujer o dos. Por lo que él sabía, Matt y Jim. No,
él no iba a ir por allí, no en este momento.
Con audacia, Evan presionó sus palmas contra el culo de Matt, abriéndole más
íntimamente de lo que jamás lo hubieran hecho antes juntos.
─Lo deseas ─exhaló, inclinándose hacia delante antes de perder su valor y su

necesidad de hacer esto.
Matt se puso tenso, pero no se alejó; sólo se derritió bajo las yemas de los dedos
de Evan, con una perfecta expresión de confianza que llenó de emoción su pecho.
Con los ojos cerrados, la lengua de Evan siguió las más intimas curvas del cuerpo
de Matt. Después de que has mamado a un tío corriéndose unas cientos de veces
durante año y medio, ¿era ésta la cosa más obscena realmente? Evan pensó mientras
sentía los bordes bajo su lengua. El calor y el olor almizclado le distrajeron tan
ligeramente que movió sus manos, sintiendo esa familiar conexión de nuevo.
Matt estaba gimiendo. O mejor dicho, Matt estaba maldiciendo y gimiendo en la

almohada. A Evan le gustaba eso.
A Evan le gustó el modo en que presionó su lengua más profundo, cálida y un poco
húmeda, y Matt se estremeció como si fuera electrocutado por el placer. Eso era tener
el control; era él el que estaba haciendo volar la mente de Matt.
Un poco más profundo. Quizás doblando su lengua. Porque el sexo oral era hacer
eso. Eso era esto. Había disfrutado de una mujer durante años. Sin ninguna queja. Podía
adaptarse. Tal vez apretando sus dedos, presionando a Matt un poco más sobre la cama.
Quizás moviendo rápidamente su lengua ahora, alejándose y retrocediendo de nuevo
para probar.
La maldición de Matt se hizo más fuerte.
Evan tembló cuando tomó aire, sus pulgares sustituyendo su boca mientras
mantenía la presión contra la sensible abertura de Matt.
─Tú no harás… ─Matt refunfuñó, pero Evan no le dejó terminar. Presionó sus
pulgares más profundo y Matt estuvo a punto de caerse de la cama con un agitado
movimiento nervioso.
─Lo deseas ─susurró Evan, y no estaba mintiendo. Realmente no lo estaba.
Aún no tenían lo que necesitaban para seguir, así que Evan se inclinó hacia abajo
otra vez, con su lengua unida a los dedos mientras Matt empujaba hacia atrás.
Empujando atrás. Evan estaba tan duro y desesperado que se apoyó contra el
sudor húmedo de las pantorrillas de Matt, en urgente necesidad de conectar carne a su
pene.
─Oh Dios, bebé, sí, sí ─dijo Matt sofocado, y el cuello de Evan protestó, su
lengua ardió, y su miembro comenzó un ritmo perfecto contra la pierna de Matt, y era
maravilloso. Estúpidamente magnífico como el hambre provocada cada vez que Evan
estaba de rodillas.
Matt se encorvó sobre la cama, Evan se encorvó sobre la pierna de Matt, y en

unos pocos segundos, minutos, horas, todo llegó a un momento ridículamente único
cuando Matt se tensó bajo los dedos y lengua de Evan, preparado en un orgasmo que el
olor envió a Evan a su propio desenlace frenético.
Y estaba hecho.
Hecho sobre toda la maldita cama y la pierna de Matt, pero Evan no se movía de
donde estaba, la cara contra la resbaladiza piel de la espalda de Matt, cubierto debajo
de él como una manta.
─Retiro cada sarcástico comentario que hice sobre ti siendo un Puritano ─dijo
Matt, su voz grave y resquebrajada. Se estiró hacia atrás para tocar la mano de Evan,
tranquilizador y dulce.
Evan respiró hondo.
─Espera a ver los látigos y cadenas que escondí en el refrigerador.
No había realmente herramientas de esclavitud en el refrigerador, pero había

filetes. Después de una ducha y alrededor de un galón 18 de agua cada uno, Evan cepilló
sus dientes después de que descargaron el SUV. Sí, estaba reventando de orgullo sexual
por la confusa mirada de satisfacción en el rostro de Matt, pero todavía era Evan.
Encontraron la parrilla de los años 60 en la playa al lado de la casa y la llenaron con
carbón de leña. No discutieron lo que ocurrió en la alcoba antes, pero Matt no podía
dejar de sonreír abiertamente o rozar con sus manos a Evan siempre que se cruzaban.
─Sólo espera mi turno ─dijo Matt, en un susurro bajo e íntimo al oído de Evan
mientras daba vuelta a los bistecs.
Evan miró al bistec, luego giró su cabeza por milésima vez para ver si alguien
estaba en la playa. Mirándoles.
18
EEUU: 3,78 litros, RU: 4,55 litros. N. de los TT.
─¿Qué? No hay nadie alrededor ─suspiró Matt, quitando sus manos de Evan con
obvia desgana.
─Yo sólo… Me gustaría que tuviéramos algo de intimidad. ─Evan relajó su

expresión y se dirigió a su amante─. No necesito niños o personas boquiabiertas…
─Sabes, sucede que pienso que eres guapísimo y yo no soy manco, pero supongo
que nadie está realmente interesado en dos tipos de mediana edad besándose en un
patio trasero. ─Matt se encogió de hombros, pero se detuvo. Evan sabía que no estaba
de acuerdo con su política de «cero intervención» en público, pero no insistió en el
tema. Más.
─La cena esta lista ─suspiró Evan─. Comamos dentro, ¿de acuerdo? ─un com-
promiso porque Evan mantendría una mano en su tenedor y otra en Matt, lo que le hizo
olvidar este bache menor.
Evan sugirió comer en el salón. Encontró el juego de béisbol y lo puso, llevando a

Matt una cerveza antes de que incluso pudiera pedirla. Los bistecs estaban perfectos,
había cosas que trajo de casa, incluso un bonito y repugnantemente dulce pastel de
cerezas para el postre. Ningún sobrante del microondas para él, ningún «estar a cargo
de la cena» para Matt.
Vacaciones para los dos.
Evan se puso cómodo cerca de Matt en el sofá; cuando se apartó para darle algo
de espacio, Evan lo siguió.
─Estás bien, quédate justo ahí ─dijo Evan, mientras tomaba su tenedor y
cuchillo.
Matt le dio una extraña mirada.
─¿Qué has hecho con Evan?
─Lo dejé en Queens ─respondió honestamente, trinchando su bistec─. No

puedo prometer que el nuevo Evan conviva 24/7 19, pero, uh, quiero que este sea un
buen fin de semana.
19
La traducción literal es veinticuatro siete, pero como creemos que los aficionados al yaoi ya conocemos la expresión,
se ha puesto así 24/7. 24 horas siete días a la semana. Además, el término 24/7 es un término actualmente muy usado
─Hasta ahora, lo apruebo favorablemente ─dijo Matt, levantando su cerveza

como elogio.
─Siento lo de afuera. ─Evan agitó su tenedor─. Yo sólo, no sé. Me siento

extraño afuera, ya sabes, por las personas viéndonos juntos tan íntimamente.
─Realmente no estaba intentando follarte contra la parrilla. ─Matt se encogió de

hombros. Miró la televisión─. Sólo no pensé en el gran problema. A menos que estés
preocupado por palizas a gays o algo. Pero estoy bastante seguro de que nosotros
podremos defendernos contra esa clase de mierda.
Evan no había pensado en la violencia; bien, había algo más que añadir a su
montón de preocupaciones. Sus inquietudes estaban basadas en lo que las personas
podían pensar.
Lo dijo en voz alta sin considerar cuál era la razón.
Matt le miró sinceramente horrorizado.
─¿Lo que las personas podrían pensar? Hay algo tan trágico sobre, arg, ¿lo que
un desconocido piense sobre dos hombres besándose? Ese es su drama, no el nuestro.
─Nosotros no somos… ─Evan empezó a decir, pero Matt le cortó.
─¿Nosotros no somos gay? ¿Es eso lo que ibas a decir?
─Sí, supongo. Quiero decir, nunca lo fuimos. Yo nunca lo fui, tú no lo fuiste,

nosotros sólo somos…
─¿Nosotros sólo somos dos tipos que duermen todas las noches juntos y que
digo te quiero, y estoy ayudando a criar a tus cuatro hijos? ¿Cómo llamas a eso? ─la voz
de Matt se elevó a un tono que esto ya le sonó a Evan como una pelea inminente. Los
cubiertos de plata repiquetearon contra el plato.
─¿Por qué tiene que haber una etiqueta? ─Evan dejó caer sus propios cubiertos
de plata y se puso de pie, las manos frotando contra sus pantalones─. En serio, ¿por
en Latinoamérica, desconocemos si se usa con frecuencia en toda España, pero en México sobre todo, es un término
muy usado para referirse al “24 horas, siete días a la semana”. N. de los TT.
qué tenemos que decir que somos gays o heteros o algo más? Es nuestra vida. ¡Pensé
que no te importaba lo que los desconocidos pensaran!
─No me importa lo que los desconocidos piensen. Que se jodan. Me importan

mis amigos y tus hijos y tú. Específicamente y más importante, tú. Me importa lo que tú
piensas.
─Te amo, y no me estoy yendo a ningún sitio. ─Evan hizo gestos hacia la
habitación─. ¿Crees que tomo eso a la ligera? ¿Crees que estoy criando a mis hijos
contigo sin pensarlo un millón de veces? Las etiquetas no cambian nada.
─No, es cierto. Tienes razón ─la voz de Matt bajó. Apretó sus manos y miró al
suelo─. Las etiquetas no importan. Pero sentirse avergonzado lo hace.
─¿Qué? Yo no me avergüenzo de nada. Sólo soy una persona reservada. ─Evan

sintió que el pánico hervía en su pecho─. Las personas que importan en nuestras vidas
lo saben.
─Sí. ¿Entonces por qué el resto del mundo no puede saberlo? ─Matt negó con la
cabeza─. Joder, esto es estúpido ─sonrió sin humor─. No sé por qué me atranco con
esto.
─No estoy avergonzado. No lo estoy. ─Evan suspiró. Esto era exactamente lo que
intentaba evitar─. Te amo.
─Yo también te amo. ─Matt pareció quitarse un poco de melancolía y señaló de

vuelta su plato y el de Evan─. Lo siento, sólo… terminemos de comer.
─De acuerdo. ─Evan no sabía qué más decir, y Matt pareció acabar con ello, y
Dios, no quería seguir con esta conversación por otro segundo. No había respuestas
sencillas con sus emociones en esto.
Se sentaron y comieron en silencio. Evan se apretó contra Matt, comiendo con una
mano mientras con la otra rozaba su brazo, su muslo. No estaba provocando, pensó,
estaba tranquilizándolos a ambos.
Unas pocas horas después, el juego había terminado y el pastel también.

Luciérnagas, grillos y mosquitos golpeaban contra las cortinas; las polillas bailaban
contra los candelabros al otro lado de la puerta principal.
─Mañana bajaremos a la playa ─dijo Matt, mientras pasaba los canales hasta
las noticias locales─. Supongo que hará calor.
─Podemos nadar. ─Evan se tumbó contra el costado de Matt, sus cabezas

compartiendo un cojín con flecos contra el respaldo abultado del sofá. Ninguna
conversación más intensa para ser tenida y la amorosa atmosfera se había enfriado lo
suficiente como para que Evan se sintiese desconsolado.
Necesitaba avivar el fuego.
─Creo que me hiciste una promesa antes ─murmuró, viendo en la televisión las
temperaturas para el resto del fin de semana de vacaciones que aparecían en la pantalla
en forma de un sol de dibujos animados vistiendo gafas de sol.
─¿Mmm? Lavaré los platos mañana ─contestó Matt, colocando su pie desnudo
sobre la mesa de café.
─No, no me refiero a eso. ─Evan giró su cuerpo, explorando los fuertes músculos
del cuello de Matt─. Es tu turno.
El cuerpo de Matt respondió antes de que pudiera formular una respuesta; apagó
la televisión y lanzó el mando a un lado.
─Bien, eso es cierto ─dijo, sentándose de cara a Evan, dejándole apoyarse

contra el respaldo del sofá─. No estoy seguro de poder superar tu, uh, ataque sorpresa
anterior.
Evan intentó no pavonearse.
─Bien, tú sabes. Haz tu mejor esfuerzo ─dijo casualmente─. Sin presión ni

nada.
─Veré qué puedo hacer.
Matt se inclinó un poco más cerca, su aliento cálido contra la cara de Evan. Evan
medio cerró sus ojos, esperando por el beso, pero Matt no hizo contacto. Sólo siguió
respirando profundamente mientras se movía, burlandose de Evan con la anticipación.
─¿Qué? ─murmuró Matt.
─¿Qué, qué? ─Evan se movió en el sofá, duro y necesitado, agitándose inquieto

bajo la oscura mirada fija de Matt.
─Aún no te puedes sentar.
─Estás siendo un… un calientapollas, chico ─soltó Evan, y Matt se rió contra su
oído.
─Parece una buena idea.
Matt no lo hizo lento y suave ahora, ningún «tomemos nuestro tiempo» para la
seducción. Sus manos estaban en la cinturilla del pantalón corto de Evan; luego en el
botón, bajando la cremallera y sacando su miembro a través de la apertura de su ropa
interior.
La cabeza de Evan cayó hacia atrás contra el sofá, sus dedos se enredaron en el
cabello demasiado largo y suave de Matt.
Continuando con el tema del «calientapollas», Matt exhaló una cálida corriente de
aire en la piel de Evan, sobre la curva de su miembro. Evan tembló, apretando el agarre
de sus dedos.
─Vamos ─jadeó Evan, cuando Matt dio un golpecito de lengua contra la cabeza
de su pene.
─Mmm, no.
Evan hizo un sonido de frustración que se fundió en un gemido cuando la lengua

que anhelaba hizo contacto contra los músculos de su estómago. Dio un puntapié a
Matt por un momento, intentando llevarlo hacia abajo, pero estaban igualados en
fuerza, si no en tamaño; no podía mover a Matt de sus piernas, y Matt no podía
acomodarlo.
─Quizá debería darte vuelta ─murmuró Matt, con sus manos bailando sobre la
piel del interior del brazo de Evan, trazando el torbellino oscuro de tinta de su tatuaje─.
Quizá debería atarte a la cama.
El cuarto se quedó sin aire para Evan. Su miembro pulsaba contra la mejilla de
Matt, y Matt se rió, oscuro y conocedor.
─¿Oh sí? ¿Esa es tu fantasía secreta, bebé? Puedo hacer eso. ─Matt no terminó
la declaración, no dio más detalles, pero Evan podía imaginar varias escenas que
involucraban a Matt y sus esposas de policía y ninguna de ellas mientras él estaba de
servicio.
─No ─resopló Evan, mientras se esforzaba por sacar a Matt de sus piernas.
Cuando Matt se movió, Evan no era libre, no, Matt había tomado ventaja de su falta de
atención y tiró de él hacia abajo sobre su espalda. Ahora estaba plano bajo el fuerte
cuerpo de Matt, las manos atrapadas sobre su cabeza, las manos de Matt como tornos
alrededor de sus muñecas.
Evan abrió la boca para decir algo, pero Matt no le daba la oportunidad de
protestar. Porque Evan lo sabía, así como intentó decirse que esto no era lo que quería,
incluso cuando la boca de Matt se abalanzó y arrasó con el último resquicio de aire de
sus pulmones, ambos sabían exactamente cuánto quería esto.
Los pantalones de Matt eran ásperos e irritantes contra el sensible miembro de

Evan. Cada pocos embates de sus cuerpos, la cremallera metálica le arañaba. La espalda
de Evan se arqueaba cada vez más hacia atrás, y Matt tomó nota. Demasiada nota,
porque de repente las muñecas de Evan estaban libres, y las manos de Matt estaban en
sus caderas. Moviéndole, tirando de sus piernas separadas tanto como el material
permitía y luego más embestidas y presión, y Dios, el pene de Evan estaba contra su
estómago y el bulto cubierto de tela de Matt contra sus testículos…
Sus manos libres, Evan las puso contra los hombros de Matt, su cabeza cayendo
hacia atrás mientras sus bocas se encontraban. Su cabeza golpeó contra el almohadón
del sofá, Matt sobre él y aun moviéndose.
─Joder ─susurraba Matt, una y otra vez. Evan sólo podía alargar la mano y
sostenerse en el brazo del sofá, las palabras desaparecieron y la necesidad tomó el
mando.
─Necesito… ─Matt soltó, y Evan maldijo de frustración. Miró a Matt, quien

estaba negando con la cabeza─. Espera, bebé ─murmuró.
Su camisa fue primero, luego se quitó los pantalones bruscamente, pateándolos a

un lado. Estaba sobre Evan, arrancando sus pantalones antes de volver a echarse sobre
él.
Pero la conexión de carne que Evan estaba esperando no sucedió. Debido a que
era un nuevo ángulo, una manera diferente de encajar sus cuerpos. La cabeza del pene
de Matt rozó contra la carne mas sensibilizada de sus testículos, luego, bajó.
Evan gimió, agitando su cabeza.
─No puedo… no tengo… espera… ─lanzó, pero Matt no estaba escuchando. Y no

estaba empujando más lejos. Sólo suaves roces de húmeda piel contra la entrada oculta
del cuerpo de Evan.
Su miembro pulsó de nuevo, y esta vez Matt no le dejó relajarse. Sintió que la gran
mano cálida se cerraba alrededor de su carne mientras la presión contra su culo se hacía
rítmica.
Era demasiado. Demasiado como la fantasía visual de los últimos meses,

demasiado como el porno que había estado mirando en secreto. Podía imaginar a Matt
empujando dentro de él, y estaba absolutamente aterrado, incluso mientras cada caricia
de la mano de su amante le acercaba más a la culminación.
Cuando miró hacia arriba, todo lo que Evan pudo ver, fue la cara de Matt en total éxtasis.
Sus ojos no estaban enfocados en Evan, estaba mirando fijamente abajo entre ambos,
donde sus cuerpos se tocaban tan íntimamente, y entonces no fue el toque o el tirón de su
mano lo que hizo al cuerpo entero de Evan tener sacudidas y espasmos. Fue la expresión
de ansia en la cara de Matt lo que arrojó a Evan sobre el borde.
Capítulo 7
M
att vio a Evan correrse y gimió profundamente en su pecho. Tenía una
mano en el miembro húmedo de Evan y otra presionando su muslo
hacia arriba, y Dios, la cabeza de su pene estaba justo ahí contra la
entrada de Evan y si tan solo empujara un poco...
Evan gimoteó, y Matt contuvo su impulso incluso mientras sentía el punto de

inflexión de su orgasmo rugiendo.
─Está bien, bebé, está bien ─dijo con voz áspera, dejando a Evan mientras
descendía hacia el cuerpo de su novio. Su miembro cayó en el pliegue donde la pierna
de Evan se unía a su torso, y fue suficiente para embestir contra ella hasta correrse.
─Uh, muévete ─resolló Evan bajo él, mientras Matt se reincorporaba a la tierra
de los vivos. Sintió el sudor y la corrida pegándoles juntos en la humedad de la casa de
alquiler e imaginó que Evan podría estar sintiéndose como un bicho aplastado bajo él.
─Espera. ─Matt se alzó con brazos de gelatina, dejándose caer en la alfombra de

20
sisal con un siseo.
Evan se sentó, su expresión confundida y satisfecha a la vez. Bajó la vista hacia

Matt en el suelo y le ofreció la mano.
─Esa alfombra va a dejarte marcas.
─Mmmm... quemaduras de alfombra. Sexy ─dijo Matt mientras agarraba la

mano y se sentaba─. ¿Vas a besarlas y hacerlas sanar?
20
Tipo de planta mexicana. N. de los TT.
Las cejas de Evan se alzaron.
─¿Ahora mismo?
─¿Tienes la impresión de que hemos acabado?
─¿No lo hemos hecho?
─Por un demonio, no. Ve al dormitorio.
Matt esperó una discusión, pero Evan no protestó. Se levantó, tambaleándose sólo
un poco, y pasó por encima de Matt, que disfrutó la vista e hizo sonidos apreciativos.
─¿No has estado tomando Viagra o algo, no? ─preguntó Evan mientras se dirigía
al baño.
─No, pero pareces tener el mismo efecto que una pequeña pastilla azul. ─Matt
se levantó del suelo y le siguió, lamiéndose los labios en anticipación.
─Estoy... halagado. ─Evan estaba parado en la puerta, aún desnudo y cubierto

con las trazas de la corrida, y Matt gruñó mientras cerraba el espacio entre ellos para
acunar el rostro de Evan entre sus manos.
─Eres hermoso. Te deseo tanto ─murmuró, juntando sus bocas.
─Me has tenido. Muchas veces ─dijo Evan cuando se separaron para tomar
aire─. ¿Nada cansado?
─Sólo estoy empezando. ─Matt sonrió─. Aún es mi turno, ¿cierto?
Evan parpadeó.
─Si ésta es la parte donde los verdaderos látigos y cadenas aparecen, vamos a
tener que hablar.
─Eh, no es realmente un pequeño objeto. ─Matt alcanzó su mano y tiró de él

hasta el dormitorio─. Pero he traído algunos suministros.
Evan encendió las débiles luces del dormitorio, dejándoles en el sombreado y

oscurecido centro de la habitación.
─¿Cómo cuales?
─Como lo que necesitaremos para... ya sabes. ─Matt trató de no lamerse los

labios, pero fue imposible. Había estado esperando esto por tanto maldito tiempo que
estaba empezando a rayar la obsesión. Y ahora tenía una evidencia muy clara de que
Evan estaba seriamente dentro de la idea.
Lo cual hacía el momento absolutamente perfecto.
─Uh, si. ─Evan respiró profundo y dio un paso atrás, echando ojeadas alrededor
en la habitación como si el lubricante y los condones fueran a saltar y a gritar:
¡sorpresa!─. Así que... ¿quieres ir... ir primero?
Matt hizo una pausa, tratando de reconciliar el cerebro de la conversación con el

cerebro reptiliano de «vamos a follar».
─Primero... ¿cómo estar arriba?
Evan puso una mueca, y entonces miró hacia abajo como si comprendiera de
repente que estaba desnudo y vistiendo la evidencia de su pequeña aventura en el sofá.
─Sí, bueno... pensé que serías más bien... la otra cosa.
─Debajo. ─Matt sintió como la agitación en su ingle se marchitaba un poco─.

Pensaste que prefería estar...
─Bueno, yo nunca lo he hecho.
─Ah, sí, yo tampoco. ─Matt vio como Evan pasaba a su lado y entraba en el
baño.
─Oh ─la voz de Evan llegó a través del pequeño vestíbulo.
─¿Cuándo pensaste que lo hice, si no fue contigo? ─preguntó, con un humor

salido de la Dimensión Desconocida.
Evan salió del baño y se estiró para apagar la luz.
─Ya sabes... cuando tú y... cuando rompimos.
El cerebro de Matt en-en-encajó en su lugar, y vio a Evan regresar al dormitorio,

ahora limpio y rehecho, difícilmente el perverso chico sexy que había sido hace tres
minutos.
─¿Realmente quieres discutir eso ahora? ─preguntó mientras Evan se sentaba

en el borde de la cama.
Esos claros ojos azules lo miraron, fríos y apagados.
─Sólo pensé que tú y él...
─¿Qué? ¿Follamos? Sólo acababa de conocer al chico. He estado durmiendo

contigo por casi un año, y no lo hemos hecho. ¿Qué sentido tendría eso? ─Matt estaba
incrédulo.
─Bueno, Jim es gay, ¿no?
─Síííííí. ─Matt estaba empezando a sentir que necesitaba llevar ropa para esta
conversación.
─Por eso es por lo que asumí...
Matt alzó la mano.
─Primero de todo, no creo que sea como una ley: si eres gay, entonces tomas por
el culo.
Evan se encogió.
─O que incluso tengas que follar a alguien para hacerlo... ─Matt enterró las
manos en su cabello y resistió el impulso de tirar─. Si querías saber lo que hicimos Jim
y yo, podrías haber preguntado en otro momento.
─Es relevante.
─¿Relevante? No puedes usar esa palabra cuando estamos a punto de follar.

Sencillamente no puedes. Tampoco puedes nombrar a otra gente con la que hemos
dormido mientras estoy desnudo. Es simplemente raro.
Evan estaba tan tranquilo y quieto en la cama que Matt se sintió como una bestia
peluda. Se acercó al bolso y rebuscó hasta que encontró un par de bóxers,
poniéndoselos a continuación airadamente.
─Lo siento. Sólo... no sé por qué hiciste la suposición de que querría estar...
debajo. ─Evan pareció luchar con la palabra.
─Porque cuando estábamos jugueteando, parecías metido en ello. ─Matt hizo

un gesto hacía la sala de estar.
─Y más temprano hoy parecías bastante metido en lo que estaba haciendo, ya

sabes, nada dramático. Empujabas la cabeza hacia abajo 21. ─Evan suspiró y alcanzó la
manta, envolviéndola alrededor de sus piernas.
Matt hervía.
─Cierto. De acuerdo, eso es verdad. No debería haberlo asumido.
─Bien.
─Bien.
Matt dio de puntapiés a los flecos gastados de la alfombra con el pie descalzo.
─¿Entonces quieres...? Quiero decir, lo quieres, ¿cierto? ¿No estoy imaginando

que estás metido en ello?
Evan se aclaró la garganta.
─No, no estás equivocado sobre eso ─sus ojos nunca se alzaron de la

alfombra─. Pero no sé si estoy listo para ser... al que le pase, ¿de acuerdo?
─De acuerdo. ─Matt revisó su equipo de afeitado donde esperaban el lubricante

y los condones─. ¿Entonces quieres que yo vaya primero?
21
Slam dunk: Es dar ánimos a alguien para que te haga sexo oral empujando su cabeza hacia abajo. Venga, recordad que
Matt y Evan desde Fe y Fidelidad solo han sido juegos de caricias y chupadas hasta correrse :D, de ahí recordamos que
viniese una nota de los correctores sobre que los personajes aún no habían tenido sexo de verdad, pero que en el
maravilloso mundo de los homo sapiens –XD– tener sexo es cualquier contacto sexual que tengas, ya sea sexo oral, anal,
coital, incluso el telefónico… (preguntadle a Monica Lewinksy XD) N. de los TT.
Evan finalmente alzó la vista. Había algo en sus ojos, vacilantes pero anhelantes,
que le vendió un poco más a Matt la idea. Si Evan lo quería, si ambos lo querían... ¿por
qué no?
─Sí.
Matt asintió, entonces se acercó a la cómoda y abrió la cremallera de su bolso de

cuero. Sacó los condones y el lubricante y los arrojó sobre la cama; rebotaron una vez y
fueron a descansar contra el muslo cubierto de Evan.
─De acuerdo ─dijo, el coraje aumentando y disminuyendo tanto como su pene,

el cual no podía decidir si estaba nervioso o excitado ante la perspectiva.
Evan no dijo nada; se estiró y tomó el lubricante y los condones en una mano,
mirándolos fijamente durante un largo y tranquilo momento antes de alzar la vista hacia
Matt. Con su mano libre quitó la manta de su regazo.
─Ven aquí ─dijo suavemente.
Matt había hecho un montón de cosas con un montón de mujeres durante su vida.
Cosas locas, cosas excéntricas. La novia que no podía correrse a menos que la llamara
puta. La acompañante por tres noches –fue un largo fin de semana– que tenía un
vibrador en su bolso y redefinió la palabra «insaciable». Gracias a Dios por el vibrador,
porque en cierto momento su lengua había quedado entumecida.
Las mujeres en los armarios de los abrigos y en las habitaciones de mantenimiento

y en los tejados y asientos traseros de coches.
En todos los escenarios, era Matt quien hacía todo lo que era necesario hacer.
Matt «arriba». El pene de Matt, estando a cargo. Pero ahora mismo, con este hombre,
estaba tumbado otra vez sobre su estómago, su miembro semiblando presionando
contra los cobertores, sin liderar nada o a nadie hacia ninguna parte.
Sintió frío.
Deseó que Evan dijera algo, pero durante los últimos minutos, su novio había
estado completamente callado. Evan recorrió con las manos el cuerpo de Matt, suave y
calmante, pero no era suficiente.
Matt necesitaba regresar al borde, a cobrar impulso, la excitación y la necesidad.

Ahora mismo se sentía como si estuviera esperando pasivamente a que algo sucediera, y
ese no era en absoluto su estilo.
Evan murmuró algo, y Matt alzó la cabeza para oír mejor. Con el tubo de lubricante
en sus manos, Evan estaba claramente hablando para sí... y leyendo las instrucciones.
Matt sintió frío e incomodidad.
─Usa tanto como necesites ─dijo, frotando la palma contra la colcha─. En tus
dedos.
Evan no dijo nada, pero a continuación, Matt sintió un beso contra su hombro...
entonces el cuerpo de Evan se acomodó detrás de él, cálido y cerca.
─Yo... yo no puedo hacer esto, ¿de acuerdo? ─susurró Evan sobre el cuello de
Matt. Su respiración era febril, y Matt sintió el temblor de su cuerpo─. No quiero...
pensé que podría...
Matt tragó.
─Todo está bien... no tenemos que hacerlo ahora.
Evan asintió, apretándose más. Matt pudo sentir que no estaba duro y sintió las
últimas agitaciones de su propia erección renovada desvanecerse.
─Hay un montón de tiempo. No es como si me estuviera quejando.
─O yo ─murmuró Evan. Enrolló los brazos alrededor de la cintura de Matt,

atrayendo sus cuerpos juntos, cerca y prietos─. No digo nunca, sólo que no ahora.
─De acuerdo. ─Matt cerró los ojos y trató de averiguar si estaba aliviado o
decepcionado─. Está bien.
─¿Podemos sólo ir a dormir? ─preguntó Evan.
Matt asintió.
Se desengancharon sólo lo suficiente para meterse bajo el cobertor. Evan

permanecía desnudo, así que Matt se sacó los bóxers y los arrojó al suelo. Evan apagó la
luz, alcanzándolo tan pronto como giró de nuevo bajo las sábanas.
─Te amo ─dijo intensamente, sus dedos apretados contra su piel.
─Lo sé, lo sé. ─Matt lo tranquilizó, alienando sus cuerpos juntos, cara a cara, los
brazos y las piernas enroscados. Nada sexual en ese punto sino el sentimiento más
confortante que podía crear─. Yo también te amo.
Lo repitió hasta que ambos cayeron dormidos.
Cuando Matt se despertó a la mañana siguiente, estaba solo en la cama. No hubo

sorpresa cuando se giró y comprobó la hora. Eran casi las once.
Era físicamente imposible para Evan quedarse en la cama hasta tan tarde.
Matt se levantó lentamente, atento a los sonidos de Evan en la otra habitación. Se

sentía dolorido, por la cama extraña y la mala noche de sueño. Se preocupó acerca de lo
que la conversación del día podría acarrear, por como estaría Evan tras el incidente de la
noche pasada.
Aún estaba concibiendo escenarios horribles cuando la puerta del dormitorio se

abrió y Evan apareció, duchado y vestido con pantalones cortos y una camiseta y
llevando una taza de café.
─¿Servicio de habitación? ─dijo, tímido y vacilante en la puerta.
Matt sonrió y le indicó que entrase.
─¿Has traído un chocolate para mi almohada?
─No, pero tengo café aquí y rosquillas en la cocina.
─Bien. ─Matt tomó la taza y se escabulló, dándole a Evan espacio para sentarse.
─¿Dormiste bien?
─Sí. Perdón por no levantarme con el sol como tú.
Evan se encogió de hombros.
─Dormí hasta las siete. Eso es como dormir bien para mí. Bajé a la playa, di un
paseo. Desayuné. Encontré un buen restaurante para cenar.
Matt sorbió su café.
─Genial.
─Escucha. ─Evan jugó con la cinturilla de sus pantalones─. Siento lo de anoche.

No sé qué pasó. Solamente... no pude.
─Te dije que estaba bien. ─Matt depositó la taza en la cama junto a él─. Sólo
pensé que era algo en lo que estabas metido.
Evan se tensó ligeramente.
─Yo no sé si es o no es. No es algo que haya considerado antes.
─No estamos discutiendo fondos de inversión, Evan. Es sexo. ─Matt llevó de

nuevo la taza a su boca para evitar convertirlo en una pelea. Era demasiado pronto, y
eran sus malditas vacaciones. No quería volver a pelear.
─Es sexo gay, Matt. No es algo en lo que haya pensado antes.
La forma en que la boca de Evan se curvó alrededor de la palabra «gay» hizo que
el café se transformara en ceniza en la boca de Matt.
─De hecho, no es un modo tan diferente el sexo «gay» de tener sexo ─empujó la
taza en la mesita de noche y salió de la cama─. Y de nuevo, no capto el análisis.
Nosotros jugueteamos, pareció que había un interés definido de ambas partes, y por
eso no veo cómo puede esto ser un problema.
─Lo lamento ─la voz de Evan estaba lo suficiente estresada como para hacer que
Matt detuviera su asalto enfurecido a su maleta y se girara─. De verdad lo hago. Pensé
que podría hacerlo, pero no pude.
─Bien. Lo que sea. No necesitamos hacer eso ─dijo, con el bañador y una
camiseta en la mano.
─No dije nunca.
─Cierto, y yo no dije que fuera un trato irrevocable. ─Matt se detuvo en la

puerta y le dirigió a Evan una mirada sobre el hombro─. Voy a cambiarme y a tomar el
desayuno; entonces nos iremos a la playa.
Pareció que Evan tuviera algo más que decir, pero sólo asintió.
─Suena bien.
Matt entró al baño y cerró la puerta con un portazo más fuerte de lo que
pretendió, haciendo una mueca cuando la puerta de contrachapado barata se sacudió
en sus goznes.
No era un trato irrevocable, pensó mientras se miraba al espejo. Pero cada vez
más y más se encontraba preguntándose si lo era la agitación interna de Evan acerca de
su sexualidad.
Ambos lo intentaron con un esfuerzo extra durante el resto del fin de semana. Quizás
demasiado esfuerzo. Ambos estaban acomodándose hasta el extremo: Matt
manteniéndose a una distancia varonil de Evan siempre que había gente alrededor, Evan
con las manos sobre Matt cada segundo que estaban solos. No se sentía tan forzado como
desesperado, y condujeron a casa el lunes por la mañana con una sensación de decepción
y una tonelada de arena en la camioneta.
Capítulo 8
-B
ien, aquí está la pregunta ¿por qué me importa si Evan no cree que
somos gays? ─Matt le preguntó a Liz, mientras se sentaba en el sillón
–come ollas22– de cuero de su oficina. Su buena amiga y actual
psiquiatra profesional parecía sorprendida cuando se giró para enfren-
tarlo.
─Guau, esa si es una forma de empezar una conversación. Pensé que era una
visita social ─los ojos café de Liz se abrieron detrás de sus gafas para leer.
─Es una visita social. Esa fue una pregunta de amigo. ─Matt se acomodó en el
chirriante sillón, estirando sus piernas tanto como pudo. Casi pudo alcanzar los Legos23
que los hijos de ella habían dejado esparcidos por el suelo.
─Reduce las implicaciones. ─Liz abandonó el papeleo con el que estaba

peleando y se inclinó hacia atrás para darle a Matt su entera atención─. También soy
un poco suspicaz con la gramática.
─Ja, ja. Ahora ayúdame.
─Bien ─ella tamborileó sus dedos en su barbilla, sus dientes intranquilos sobre
su labio inferior─. ¿Así que Evan no piensa que él es gay o que ninguno de los dos lo
son?
22
Head-shrinking: encoge cabezas… bien… la traducción que se le podría dar es estruja cerebros, pero queda más espa-
ñolizado el come ollas o come cabezas. Ya sabéis, en sentido irónico por lo molestos que pueden ser los psiquiatras o
psicólogos. En otros sitios también se suele decir calienta orejas XD N. de los CC.
23
LEGO: es una empresa de juguetes danesa reconocida principalmente por sus bloques de plástico interconectables.
Con ellos se dice que se puede construir casi cualquier cosa, yo he visto hasta un coche de fórmula 1 XD. N. de los CC.
─Ambas. Mayormente él. Dice que no le gustan las etiquetas. ─Matt rodó los
ojos─. Pienso que está pasando por todo esto de la vergüenza, pero es como… ¿qué es
lo que piensa que estamos haciendo? ¿Está secretamente asustado por esto?
─¿Va a tratar y romperá las cosas otra vez?
Matt golpeó su cabeza contra el sillón.
─Liz, por favor. No seas la Doctora Liz.
─Debes permitirme mezclar aquí, Matt. ─Liz sonrió─. Ambas, la doctora y yo

sabemos de dónde viene esto. Si Evan está tan incómodo con la percepción o concepto
de ser gay, podría terminar las cosas de nuevo, sacarte a puntapiés de su vida.
Matt asintió, su rostro torciéndose en un ceño. Prefería enfrentar a un drogadicto

armado sin nada que perder antes que pasar cinco minutos contemplando la vida sin
Evan o los niños.
─Sí.
─Así que tiene sentido que te moleste.
─Me alegra que tenga sentido.
─Pasa en ocasiones ─inclinó su cabeza hacia él─. ¿Te consideras a ti mismo gay,
Matt?
─Bueno, doctora Liz, de hecho he estado pensando en eso, y sí… eso creo. Quiero
decir… técnicamente bisexual ya que no estaba fingiendo con todas esas mujeres ─dijo
secamente─. Pero si nos veo a Evan y a mí, es… diferente con él.
─Estás enamorado de él.
─Sí.
─¿Y te puedes ver enamorado de otro hombre?
─No quiero.
─Pero podrías.
Ponderó; sopesó. Pensó en Jim. Pensó, sí, si tuviera que hacerlo otra vez, se en-
contraría yendo probablemente dondequiera que los tipos gay de mediana edad fueran
para ligar.
─Sí.
─Así que te identificas en este punto de tu vida como gay, y estás preocupado con
la auto percepción de Evan y cómo te afecta. ─Liz se inclinó para palmear su mano─.
Sabes que tiene que hacer el trabajo interno para tomar sus propias decisiones, ¿cierto?
Matt dio un profundo respiro.
─¿Te refieres a que no puedo sólo gritarle hasta que deje de volverme loco?
─No.
─Eso apesta.
─Vamos, Haight, eres mejor que eso ahora. Sin gritar o provocar peleas acerca
del asunto. Tienes que confrontarlo de frente.
─Eso intento. Dice que las etiquetas no importan, y que no es asunto de nadie y
eso es todo ─el dedo del pie de Matt golpeó ligeramente una pequeña pila de Legos,
haciéndolos sacudirse y temblar─. Lo que es verdad, pero no lo es al mismo tiempo.
─Cierto.
─¿Eres tan sarcástica con otros pacientes?
─¿Te refieres a aquellos que pagan?
─Me he convertido en su esposa ─añadi´p Matt, soltando sus cargas mentales

una a una─. O está intentando convertirme en ella.
Liz frunció el ceño levemente ante eso.
─¿A qué te refieres?
Matt negó con la cabeza. Quizá estaba equivocado, quizá estaba exagerando con
eso. Quizá todo el asunto del sexo durante el fin de semana en la playa lo estaba
volviendo más loco de lo que debería.
─No lo sé. Siento como si yo… tomé su lugar. Cuido a los niños, me ocupo de los
detalles y él trabaja, y es como si ella nunca hubiera muerto.
─Creo que eso es un poco exagerado. No creo que Evan te confunda con Sherri.
─Él preferiría que ella estuviera allí en mi lugar ─ahí estaba. Lo había dicho.
Incluso en voz alta.
─Evan no se divorció. Su esposa murió, trágicamente joven. Sí, vas a sentirte

como un reemplazo. De algunas formas muy tangibles, lo eres. De otras maneras eres
una fuerza única en la vida de Evan ─se detuvo e hizo un pequeño «hmmmm» en lo
profundo de su garganta─. Quizá sólo quieres que él reconozca eso.
Él abrió y cerró la boca, sus dientes castañeando entrechocando audiblemente.
─Sé que sabes estas cosas. Y sé que puedes conectar los puntos entre ellas ─ella
dijo gentilmente.
Matt gimió mientras todas las piezas de sus argumentos encajaron en su lugar
dentro de su cabeza. Ser gay significaba ser diferente que Sherri, y era algo que era suyo
y solo suyo con Evan, y necesitaban que hubiera cosas acerca de ellos que no fueran
solamente recreaciones de la vieja vida de Evan. Y Dios, él realmente a veces odiaba a
Liz.
─Te odio de alguna manera ─suspiró, y Liz aplaudió con sus manos.
─Verdades dolorosas y ojos abiertos a la claridad interna, eso es lo que traigo a la

mesa, Haight. Lo sabes, y por eso vienes aquí. Ahora tu amiga Liz te llevará a la cocina y
te dará pastel de manzana con unas palmaditas de simpatía para que lo digieras.
─Me gustan las palmaditas de simpatía.
En la enorme cocina de Liz, Matt encontró su lugar familiar en el rincón con café y
el antes mencionado pastel de manzana. Ella incluso se conmovió por su expresión
avergonzada y le ofreció crema batida.
─Evan está celoso de Jim ─anunció, lamiendo restos de manzana de su tenedor.
─¿El Jim de una noche? ─preguntó ella.
─Mi amigo Jim ─la corrigió─. Deja de hacerlo sonar sórdido.
─Oh, lo siento. ─Liz tosió en su mano─. Olvidé tu delicada sensibilidad.
─Sólo porque solía ser un promiscuo 24 no significa que no pueda tener

sensibilidad acerca de algunas cosas.
─Buen punto. ─Liz consideró a Matt sobre su taza─. ¿Evan menciona mucho a
Jim?
─Sí. En situaciones ridículas, no cuando he hablado con él por teléfono. No, lo

menciona cuando estamos… ─Matt gesticuló─. Tú sabes.
─¿Evan menciona a Jim en la cama?
─Sííí.
─Eso tiene sentido.
─Es desagradable.
─Jim es su rival en la cama. No está acostumbrado a eso.
─Jim no es su rival en nada. Jim es un tipo con el que dormí una vez, que vive a
casi cinco mil kilómetros de distancia y con quien hablo por teléfono. ─Matt podía ver
hacia dónde iba aquello, y se estaba poniendo su sombrero de terquedad. Evan no tenía
nada que temer de Jim, nada.
─Jim es el único otro tipo con el que has dormido, lo que te pone en ventaja con
Evan sexualmente, y cuando agregas tus otras mujeres y lo comparas con la única
experiencia sexual de Evan además de ti siendo su esposa… ─Liz rodó los ojos─.
Vamos, esto es un Novelón 101 25, Haight; un culebrón en toda regla.
─Puedo ser un amo de casa, pero no veo novelas. ─Matt aspiró. Alcanzó y tomó
un pedazo de su pastel, masticando desafiante.
24
Man-whore, hombre-puto, bien… no he puesto puto porque en Latinoamérica se usa habitualmente en homose-
xuales, y prostituto suena muy técnico, ya que a lo que Matt se refiere es que no ha tenido muchos reparos para tirarse
a todo lo que pasaba por delante XD así que… supongo que la palabra “promiscuo” es excelente en este caso. N. de los
CC.
25
101 se refiere a un trío, normalmente, dos hombres y una mujer. Es decir, en referencia a Jim-Matt-Evan XD Lo que
aprende uno con esta autora... N. de los CC.
─Sabes, en verdad necesitaras traerme problemas más difíciles ─rió Liz─. Estas
son pelotas suaves lanzadas hacia mí.
─Lamento que mis vulgares problemas no sean tan emocionantes para ti, doctora
Liz. Quizá debas volver al trabajo forense.
─Quizá lo haga. ─Liz empujó su plato hacia el lado del rincón de Matt─. ¿Y qué
sobre ti?
─¿Qué sobre mi?
─Quizá necesitas algo para ti mismo, algo que no sea cuidar a los niños y la casa.
─¿Así que debería conseguir un empleo? ─Matt lo consideró, pero nada de

interés llegó inmediatamente a su mente. Le gustaba estar en casa, le gustaba estar con
los niños. Le gustaba ir al gimnasio cuando no estaba lleno de gente y correr a través de
calles tranquilas, sin luchar con el tráfico de las horas punta.
─O un pasatiempo o algo. Algo sólo tuyo y de nadie más. Podría ayudar a calmar
tus sentimientos de que tan solo reemplazas a Sherri.
─Mmm… Quizá. ─Matt terminó el trozo de pastel de Liz y su café.
─Serán trescientos dólares.
─Le pagaré a la recepcionista cuando salga.
Matt tomó ventaja de su tranquilo día para holgazanear antes de dirigirse a casa
para recoger a los niños. Fue al gimnasio tras dejar la casa de Liz y se detuvo en una
librería para revisar la sección de revistas. El pasillo de Relaciones que pasó de camino
casi lo atrajo, pero siguió caminando. Dudaba que alguien hubiera escrito un libro para
tratar sus problemas especiales en ese momento.
Pero cuando pensó en libros, Matt recordó el libro «de broma» que Jim le envió el
año pasado. El Kama Sutra Gay, si recordaba correctamente. Cuando se mudo con Evan
y los niños, la mayoría de sus libros y cosas no sentimentales terminaron en el solario,

que fue donde Matt se encontró vagando cuando llegó a casa.
Le tomó unos minutos, pero debajo de los libros de texto y viejas Sports
Illustrated 26 encontró la caja de Jim y el libro, aún envuelto prolijamente dentro.
Realmente nunca lo usaron. Con todos los celos de Evan hacia Jim, Matt no creía
que fuera una buena idea sacar el libro a la hora de dormir y anunciar de dónde había
salido. Demonios, el título por si solo podría hacer a Evan huir con horror del cuarto.
Miró fijamente la tapa por unos minutos, hojeó a través de algunas páginas. Su
ingle mostrando algo de interés, aquello era un buen elevador de ánimo.
Quizá eran castillos en el aire imaginar que él y Evan podrían encontrar esto como
terreno mutuo, donde las etiquetas no importaran, que la vergüenza no entraba en la
ecuación. Tal vez podrían encontrar una forma de expresar su deseo sexual sin todo
aquel bagaje que de repente se lanzaba en medio de las cosas.
Quizá debería tomar su propio consejo y callarse, apreciar lo que tenían en lugar
de desear que hubiera más. ¿A quién le importaba si Evan se consideraba gay? Mientras
que viniera a casa con Matt cada noche, ¿por qué importaba?
Mierda, esta cosa del amor era complicada.
─¿Así que una cena? ¿Nosotros cuatro? ¿No es un poco extraño? ─Matt revolvió
la salsa de espagueti en una cacerola burbujeante en el desastre que solía ser su vitro. El
móvil estaba acuñado a una de sus orejas mientras la divertida risa de Jim le contestó.
─Quizá, un poco. ¿Pero por qué no? Creo que estará bien. Somos todos adultos.
─Mmm… y supongo que técnicamente no eres un ex porque tú sabes, he estado

en esa situación sin querer, una reunión ex–actual 27, y fue horrible. Por poco llaman a
las autoridades.
26
Revista de deportes americana. N. de los CC.
─Ah, no. Será sólo cuatro hombres adultos teniendo una buena cena y yo obte-
niendo algo de goce de una tarde de teatro.
─¿Teatro?
─La amiga de Griffin, Daisy, está estrenando una obra en Broadway. ─Jim
suspiró─. Ni siquiera es un maldito musical, eso me mantendría despierto. Es una obra.
─Eso es donde ellos apenas hablan, ¿cierto?
─Tristemente, sí. Pero lo prometí. Y se suponía que el papá de Griffin nos

acompañaría, pero ha tenido bronquitis durante semanas. No creo que venga.
─Me siento como tu plan de reserva. Me siento insultado. ─Matt apagó la vitro y
abrió el horno para revisar la lasaña comprada en la tienda. Su estómago rugió en
sincronía con el olor humeando hacia él.
─Eres más mi acto de apertura.
Matt pudo oír una alborotada cantidad de ruido a través del teléfono y fue hacia el
refrigerador.
─¿Dónde estás? ¿En un carnaval?
─En la casa de Griffin. Tiene ocho hermanas.
─Mierda santa, tío.
─Todas mayores. Algunas están casadas. Sus esposos están aquí. Y sus hijos. Y al
menos cinco perros.
─¿Es una fiesta?
─Oh no, sólo una cena. ─Jim sonaba perplejo─. Estoy un poco nervioso sobre
cómo sería una fiesta. Creo que alquilan el «Knights of Columbus 28».
─Bien ─realmente sonaba bien, y Jim parecía estar disfrutándolo.
27
Ya sabéis, novia anterior y novia actual. N. de los CC.
28
Es una organización de carácter fraternal católica, fundada en Estados Unidos en 1882, Caballeros de Colón. N. de los
CC.
─¿Entonces para cenar? Este sábado en la noche, nuestra propuesta, vuestra

elección.
─¿Cómo podría decir que no? Escuché que ustedes los policías retirados están
hechos de dinero. ─Matt se estaba preguntando cómo iba a convencer a Evan de esta
idea cuando el reloj del horno se apagó.
─Es una cita, entonces.
─Hablaré con Evan y te llamaré mañana.
─Fantástico. Hablamos después, hombre.
Se despidieron; Matt colgó el teléfono y se inclinó sobre un costado del

refrigerador.
¿Estaba tratando de forzar un problema? ¿Estaba creando una situación donde él

y Evan explotarían en pequeños pedazos, y él habría probado que estaba en lo cierto,
que esto no podría durar?
Matt respiró profundo.
Quizá eso hacía. Quizá estaba empujando a Evan para obtener una reacción.
Quizá no le importaba.
Capítulo 9
-A
sí que, Jim y su novio están en la ciudad ─empezó Matt, y Evan
automáticamente se volvió para pretender que estaba interesado en
rastrillar las hojas de debajo del árbol.
─Ajá ─dijo sin comentarios.
─Quería saber si podían invitarnos a cenar.
─No estoy seguro de nuestra agenda.
─Este sábado por la noche.
─Los niños…
─Oh, por favor. ─Evan se volvió por el brusco tono de voz de Matt y decidió que
este no era el momento para un poco de la clásica conducta pasivo-agresiva.
─De acuerdo.
─¿De acuerdo? Eso fue rápido.
─Oye, estoy tratando de no ser un idiota. Si quieres cenar con un tipo con el que
dormiste una vez y con su novio, demonios, ¿por qué no?
─Lo sabía.
Evan tiró el rastrillo contra el árbol y lo pateó en buena medida mientras Matt se
dirigía hacia la casa.
─Lo siento, lo siento ─murmuró, dando grandes zancadas y alcanzando a Matt

mientras atravesaba la puerta corredera de cristal hacia la cocina─. Matt, lo siento,
¿está bien? Ese fue un golpe bajo.
─¿En verdad quieres volver a eso otra vez? Terminaste conmigo, y yo pasé una
noche con un tipo que resulta ser parte de la razón de que esté ahora aquí, en felicidad
doméstica con tu malhumorado trasero, y ¿no puedes prescindir de una noche para
cenar? Eres un idiota.
Evan hizo una mueca de dolor.
─Sí, soy un idiota. Un cabrón ligeramente celoso también.
─Buen punto ─el volumen de Matt bajó un poco; abrió de golpe el frigorífico
para tomar una cerveza. Y no le ofreció una a Evan.
─Nuevo novio, ¿ah?
─Sí. Estoy feliz por él ─dijo Matt intencionadamente, entre tragos de cerveza─.
Es una buena persona, y se lo merece.
─¿De vacaciones?
─Viaje post-retiro. Están viajando. El novio es un escritor. Tienen el estreno de

una obra en Broadway en donde actuará una amiga, así que están en la ciudad. Y
llamaron para preguntar sobre el sábado por la noche.
─¿Así que tengo que usar corbata?
─¿Te hará sentir mejor si lo haces?
Evan sonrió aún cuando Matt no lo hizo.
─Sí.
─Bien. Usa un chaleco y uno de esos pañuelos de bolsillo si reducirá el factor

idiota celoso ─la cara de Matt era seria.
─No seré un idiota con tu amigo.
─Gracias.
─Realmente, no lo seré.
─Bien.
El enfrentamiento no se sentía terminado. Evan cruzó los brazos sobre su pecho.
─¿Qué? ─Evan observó a Matt luchando por decir algo o no decirlo.
─¿Por qué esto es un problema para ti? Ni siquiera conoces a Jim, pero actúas
como si lo odiaras.
Evan se esforzó por encontrar una manera de expresarse que no fuera idiotez
celosa, pero realmente, no había mucho más en su mente.
─Supongo que sencillamente no entiendo vuestra amistad.
─Bien, no quiero ser un cabrón, pero realmente no tienes mucha experiencia con
esto de los ex-amantes y las personas con las que has salido y mierda como esa. ─Mat
suspiró y acabó su cerveza rápidamente.
Evan hizo una mueca de dolor, pero no discrepó.
─Cierto.
─Y no estoy haciendo un desfile de un montón de ex por aquí. Uno, eso es, y

sabes, considerando mi lamentable historial de relaciones y mi general promiscuidad,
por más de dos décadas, no está mal. ─Matt masculló un poco para sí, y Evan se
lamentó por ser un idiota sobre esto incluso cuando no sabía cómo evitarlo.
─Bien sólo hagamos un pacto, que este sea tu único ex que desfile por aquí, y
ambos sabemos que mi armario está limpio 29 y ahí lo tienes ─ofreció.
Matt suspiró. Evan supo que las constantes disputas estaban empezando a hacer
mella en el otro hombre; años con Sherri enseñaron a Evan que algunas veces incluso la
persona que más amas llegaba a desquiciarte. Y eso estaba bien. Era natural.
29
Con el armario limpio supongo que se refiere a que él no tiene ningún amante. Si contamos solo a Jim para Matt. Los
demás no entran y así podían quedar en paz de ahora en adelante. Creo que se entiende pero por si acaso UU. N. de los
CC.
Matt nunca tuvo eso antes. El humor de Evan pasaba del idiota celoso al amante
tranquilizador en unos segundos, impresionándolo un poco.
─Vamos, estamos haciendo de esto una gran cosa, y no debería serlo ─dijo Evan
suavemente. Recibiendo una peculiar mirada sospechosa de Matt con una ceja alza-
da─. Bueno no debería. De ninguna de nuestras partes. Iremos a cenar, estoy seguro
que encontraré a este Jim decente, sino es repugnantemente feo, él y su novio irán al
teatro y luego volaran de regreso al otro lado del país, y entonces volveremos a casa.
Estará bien.
Se las arregló para obtener una halagada y satisfecha risa de Matt y caminó hacia
él para acortar la distancia entre ellos tan rápido como fue posible.
─Deberías sentirte halagado.
─¿Oh, en serio?
─Sí, porque el pensar en ti con alguien más me vuelve un poco loco.
La otra ceja de Matt se unió a la primera en su expresión de dudosa sorpresa.
─¿Celoso sexy como opuesto a celoso idiota?
─Sí.
Matt lo consideró.
─Lo admito, ese me gusta más.
─Los niños no están en casa.
─Rastrillamos hojas, tuvimos una pelea, y ahora nos escabulliremos arriba antes
de que los niños lleguen a casa. ─Matt suspiró dramáticamente mientras alcanzaba a
Evan para atraerlo más cerca─. Somos tan burgueses.
─¿Qué sería menos burgués? ─Evan presionó la espalda de Matt contra el frigo-
rífico, tratando de hacer un sexy avance a través de las capas de ropa otoñal, todo
mientras evitaba arrojar los imanes de horarios de deportes al suelo. No era tan fácil
como uno pudiera imaginar.
─Tú, de rodillas… ahora. ─Matt arrastró las palabras seductoramente. Era más
eficiente deslizando sus manos bajo la chaqueta de Evan, tirando y sacando su camiseta
fuera de sus pantalones.
Y sí, eso sonó bien. Habían estado bailando alrededor del otro durante las pocas
semanas desde que volvieron de la playa. La habitación no era zona muerta, pero ambos
parecían estar frenando una parte de sí mismos, como no queriendo acercarse a esa
línea de «perdiendo el control» otra vez.
Evan extrañaba la pasión desnuda, los momentos cuando a Matt simplemente no

le importaba detenerse a decir o hacer lo que quería. Quería que aquello regresara,
incluso si pasaba horas preocupándose sobre la «siguiente vez» y si podría o no hacerlo.
«Ser gay» significaba muchas cosas en la cabeza de Evan. Significaba querer

ponerte de rodillas frente a tu novio y desabrochar sus pantalones cortos en medio de la
cocina de tal manera que pudieras sentir su miembro en tu lengua y sus manos en tu
cabello. Significaba querer oír susurros sucios de qué tan buena y caliente y apretada se
sentía tu boca mientras empujaba su pene hacia el final de tu garganta.
Significaba ponerte duro en tus pantalones sólo por el sabor, el olor y la sensación
de su culo bajo tus manos mientras lo mecías más duro y rápido hasta que jadeaba por
aire y tú estabas tragando y así, tan bueno que no necesitabas nada más.
Significaba que necesitabas que se pusiera de rodillas en el suelo sobre ti y que

tirara de tus ropas hasta que estuvieras desnudo, retorciéndote y rogando por algo,
cualquier cosa…
Y para Evan, significaba este aterrador momento cuando estaba tan deshecho por
el semen de Matt en sus labios y su propia erección palpitante, que cuando Matt lo
giraba, estiraba de sus pantalones y empujaba su lengua dentro del lugar que no podía
imaginar ser el centro de su necesidad, no luchaba contra ello. No protestaba o
empujaba a Matt mientras era llenado y follado.
Esa era la palabra. Era la boca y la lengua de Matt, pero estaba siendo follado y
cada estocada se sentía indescriptiblemente bien. Y no debería. No debería, pero así
era, y Evan gimió y golpeó sus manos contra el piso de madera Pergo 30 en absoluto y
perfecto dolor.
30
Marca de suelo (piso) laminado. N. de los CC.
Matt no le permitió negarlo más.
Matt lo sostuvo abierto, hacia abajo y le provocó un orgasmo, tomándole el pene

en su mano en el último segundo posible y deslizándolo de la raíz a la punta, sólo una
vez, y Evan se corrió con un grito ahogado contra el piso.
Quizá Matt supo al instante que era demasiado frío y extraño estar en el suelo.
Antes de que Evan pudiera disolverse en auto recriminación, Matt estaba tirando y
arrastrándolo a sus brazos, dejándolo tenderse en su fuerte agarre.
─Hey, eso fue divertido ─susurró Matt contra su oído, y Evan resopló una risa.
─El piso necesita una limpieza ─le contestó susurrando.
─¿Es esa una crítica sobre mi limpieza o un halago a mi forma de hacer el amor?
No sonó completamente como una broma; el corazón de Evan golpeó y se calmó,

volvió su cabeza un poco, lo suficiente para mirar a Matt a la cara.
─Es un halago ─dijo suavemente. Cualquiera que fueran sus temores y restric-
ciones, amaba profundamente a Matt. No había forma de negarlo.
─Eso espero ─resopló Matt. Se movió y gimió, no con placer─. Las viejas rodi-
llas, protestando…
─Cierto, vayamos arriba. ─Evan de mala gana salió del abrazo de Matt y se le-
vantó, recogiendo su ropa. Ambos estaban desnudos de la cintura para abajo, sudorosos
y despeinados.
El medidor de vergüenza de Evan se sacudió ligeramente, pero se sumergió por las

húmedas replicas aun agitándose a través de su cuerpo. Podía negar y negar por el resto
de sus días, y ni una sola palabra sería cierta. La manera en que Matt lo tocaba, dis-
paraba algo muy profundo y necesitado en su propia alma, sentía como si una llave
hubiera sido girada dentro de él, una incluso más fuerte que la primera vez que se be-
saron.
Matt no estaba al tanto de sus pensamientos, su admiración. Estaba levantándose

del piso, quejándose acerca de la avanzada edad y los fríos pisos de madera. Recogió su
ropa y miro a Evan, deteniéndose ante la expresión en su rostro.
─¿Qué?
Evan negó con la cabeza. No podía verbalizarlo, no aún. No hasta que llegara a un
entendimiento con eso.
─Nada ─sonrió, alcanzando la mano de Matt─. Vamos. Culos desnudos en la

cocina es raro.
Los niños llegaron a casa, y tuvieron una noche normal. Ninguno pareció notar la
distracción de Evan o tener una pista de su monólogo interno.
¿Por qué le gustaba eso tanto? ¿Por qué lo deseaba tanto? ¿Qué le provocaba
eso?
La idea de que su vida con Sherri fuera una farsa, una cubierta de su confundida
sexualidad, lo hacía sentirse triste. Lo hacía sentirse furioso. Lo hacía preguntarse qué
hubiera pasado si Sherri no hubiera muerto. ¿Aun se excitaría con ella tras diez años?
¿Veinte años? ¿Se habría despertado un día sintiéndose como una persona diferente?
Matt, estaba ajeno y soñoliento, echado en el sofá, su cabeza recostada en el

muslo de Evan. Las noticias locales en la televisión, el pronóstico había terminado, las
noticias deportivas por hacerlo. Felicidad doméstica. Evan pasó sus dedos por el cabello
de Matt, recordando cuando Sherri acostumbraba hacer lo mismo por él, calmándolo
mientras trataba de relajarse tras un largo día.
¿Quién era él? ¿Quién era Evan Cerelli, y que demonios quería y necesitaba?
El viernes por la noche, Evan encontró el libro. Estaba hacinado bajo la mesa de
noche del lado de Matt, cayendo al piso cuando Evan estaba tratando de enderezar el
colchón. Lo levantó y le echo un vistazo al título.
El Kama Sutra Gay.
Volvió la primera página y la inscripción encontró sus ojos.
Llámalo.
Subrayado para enfatizar.
Entonces, un poco más abajo:
Recomiendo la página diecisiete, treinta y cuarenta y uno. Haz estiramientos.

Estira primero.
Una ola de emoción contradictoria rodó sobre él. Sabía exactamente quién había
enviado ese libro, la única persona que hubiera podido hacerlo.
Llámalo, Jim envió este libro después de que él y Matt durmieran juntos, antes de
que Evan y Matt se reconciliaran y volvieran a estar juntos. Jim había estado animando a
Matt, animándolo a no darse por vencido.
Evan le debía un gracias.
Pero las otras líneas, le hicieron sentir una oscilante sensación en su estómago.
Probablemente era una broma, pero, pero no podía evitar sentirse intimidado. Jim
no necesitó un libro. Evan podía imaginarse que no había habido torpeza o confusión la
noche que pasaron juntos.
Los dedos de Evan apretaron el libro, e incluso cuando había decidido ponerlo de
regreso en su lugar, no pudo evitar pasar a través de algunas páginas. Las ilustraciones
eran gráficas pero de buen gusto, y Evan se detuvo en más de una, su boca seca
mientras llevaba el libro más cerca debajo de la luz.
Sus ropas se sintieron apretadas y constrictivas. Su primer impulso fue meter su

mano bajo los pantalones y aliviar la necesitada urgencia que brotaba de su interior.
El segundo pensamiento fue encontrar a Matt, arrastrarse a su regazo y susurrar

cosas en su oído, que Evan no se imaginaría diciendo nunca en voz alta.
No hizo nada de eso. Cerrando el libro, lo puso de nuevo donde estaba y acomodó
la cama.
No estaba listo. Sólo… no lo estaba.
Capítulo 10
J
ames –Jim para casi todo el mundo– Shea enderezó su corbata en el espejo
del cuarto de baño del hotel. Podía distinguir lo suficiente de su rostro en el
empañado reflejo para declararse socialmente aceptable.
─Vamos a llegar tarde ─gritó Jim a su novio, que en ese momento estaba
intentando gastar cada gota de agua caliente de los tanques del Marriott. Y posible-
mente de toda la ciudad de Nueva York.
─Shhhh, me estoy relajando ─gritó la voz de Griffin por encima del fuerte ruido
del agua de la ducha.
─Ahh, entonces todas estas semanas en Hawái, seguidas de otras castigadas en

casa de tu padre, realmente te afectaron, tendremos suerte de que no te hayas
desarmado por el esfuerzo.
─Estás siendo muy duro, hombre ─cerró el agua y asomó la cabeza, con una
expresión cómica en su rostro─. Papá no tiene en su casa esta maravillosa presión de
agua.
─Actúas como si nosotros nos limpiáramos sentados en un arroyo y nos

frotáramos con piedras.
─Perverso. Son siempre los más tranquilos ─dijo Griffin secamente. Se envolvió
en una blanca y mullida toalla con un feliz suspiro─. Soy de Hollywood, hombre. Me
gusta el lujo.
─Bueno, ponte tus lujosos pantalones y tus brillantes zapatos, tenemos buenos
asientos para el… teatro ─la palabra cayó de los labios de Jim como una pelota de bolos
estrellándose contra el suelo. Estaba menos que emocionado con los planes para la
noche, aunque el consuelo de ir al teatro para ver a la amiga de Griffin, era encontrarse
con su viejo amigo Matt Haight en la cena.
Una cita doble. Él y su novio, y el chico que conoció durante una noche de ligue y
su novio. Iba a ser, o el inicio de una película porno, o un desastre de proporciones
épicas.
─Tienes que prometerme que no roncarás, ¿vale? ─dijo Griffin. Se secó e

inmediatamente empezó a aplicarse los –siempre presentes– productos que
acostumbraba a ponerse para mantener su indomable cabello fuera de sus ojos. Jim se
abstuvo de comentar el gran volumen de productos de la estantería del cuarto de
baño─. Ya sabes; estaremos en primera fila.
Jim gimió y salió del baño. El vapor lo estaba agobiando.
─Hey, voy a cenar con un chico que es amigo tuyo porque te lo ligaste en un bar y
echasteis un polvo. Necesito apoyo y orientación. ─Griffin salió del baño masajeándose
el gel en la húmeda masa ondulada de su cabeza.
─Eso fue antes de conocerte ─dijo Jim, incómodo.
─Sí, lo entiendo. Estoy bien con eso. La virginidad mutua no era un requisito en
nosotros. ─Griffin se paró, con las manos en sus caderas, observando a Jim con una
mezcla de humor y amor─. Es sólo… un poco extraño.
─Somos amigos, no es extraño.
─Una sola noche, e-mails, llamadas telefónicas. Cenas íntimas con los actuales
amantes. Hay un guión escrito en alguna parte. ─Griffin acabó con su cabello, sus ojos
entrecerrados, como si a duras penas pudiera ver a Jim sin sus lentes de contacto o sus
gafas.
Jim suspiró.
─OK. Hollywood, vístete. Te prometo no roncar durante la función de Daisy; si me

prometes no tomar notas durante la cena.
Griffin rodó sus ojos.
─Prometo comportarme.
─¿Con una mano en el corazón? Sé cómo te pones después del segundo cóctel.
─Prometo no golpearte contra la mesa.
─Buen chico. ─Jim hizo movimientos asustados.
─Dices eso ahora. Pero yo sé cómo te pones después de tu tercera cerveza.
Griffin volvió al baño con un alegre movimiento de caderas y un silbido. Jim

brevemente reconsideró la cena y la «función» para tener sexo con su ridículamente
joven y caliente novio… pero se imaginó que no tendría los románticos, finos y suaves
movimientos para hablar –o jadear– con Griffin saltándose la función.
Griffin tenía asuntos qué tratar en lo que se refería a su antigua mejor amiga Daisy
Baylor. Jim también tenía algunos asuntos, la mayor parte como contenerse de sacudir a
la famosa estrella de cine hasta que su coeficiente intelectual tomara nota de unas
cuantas docenas de puntos y se diera cuenta de cómo sus estúpidas acciones casi
arruinaron la vida de Griffin.
Estaba haciendo esto por Griffin y su «cierre». No tenía ninguna impresión de que
Griffin y Daisy hubieran acabado, no eres amigo de alguien durante toda tu vida para
después deshacerte de él. Al menos Griffin no era ese tipo de persona. No iba a
renunciar a Daisy o a su amistad o lo que fuera, alguien a quien amó.
Razón número 104, Jim estaba estúpidamente loco por Griffin.
Así que vio en silencio la función y se mantuvo de pie alrededor, con la boca
cerrada cuando las llamadas telefónicas entre Griffin y Daisy pasaron de ser «de vez en
cuando» a «durante todo el maldito tiempo» otra vez. Quizás debería haber
mencionado la prudencia y la confianza, pero no se sorprendió cuando Daisy, la famosa
actriz de cine, volvió a entrar en sus vidas.
Cogieron un taxi para ir al restaurante, mientras las mariposas bailaban en el estó-

mago de Jim. Recordó de pronto aquella noche cuando él y Matt se conocieron, un par
de almas afines, chicos de mediana edad, con un cúmulo de desgracias en sus espaldas
y sin demasiado tiempo para cambiar el curso de sus vidas.
Excepto que sí lo hicieron. Ambos iban hacia el restaurante, habiendo obtenido lo

que añoraban aquella noche. Matt tenía a Evan de regreso, y Jim tenía… Bien, Jim tenía
a Griffin, que era un regalo, una sorpresa y no la persona que en aquél entonces
anhelaba.
Gracias a Dios.
─Antes estaba bromeando. Relájate ─murmuró Griffin, dando un apretón a sus

manos cerradas en puños─. No me importa. Diablos, tengo curiosidad ─la sonrisa de
su novio resplandecía al pasar bajo las brillantes luces del centro de la ciudad, refleján-
dose en sus gafas─. Él se me parece, ¿verdad?
─Tu gemelo ─dijo Jim. Reposó su mano sobre la de Griffin y las apoyó sobre su
rodilla─. Esto es escalofriante.
─¡Lo sabía! ─Griffin se acurrucó un poco más cerca, seguro y cálido─. Tú me

querías incluso antes de conocerme.
─Algo parecido.
Permanecieron en silencio unos pocos minutos más de tráfico y atascos antes de

que el taxi se detuviera frente al restaurante. Jim pagó generosamente al conductor
mientras Griffin casi saltó del asiento posterior; claramente estaba expectante.
─Date prisa. Llegamos cinco minutos tarde.
─¿Qué pasó con lo de llegar elegantemente tarde? ─Jim se enderezó la corbata y

pasó una mano por su ya casi inexistente cabello.
─Eso era Hollywood. Esto es Nueva York, creo que se supone que debemos llegar
puntuales.
─Regresemos a Hawái, donde nadie necesita estar en ningún sitio si no es en la

playa.
Griffin le dirigió una mirada amable y rodeó a Jim con su brazo.
─No puedo creer que al señor adicto-al-trabajo le gustara tanto estar retirado.
─Han pasado sólo unos pocos meses. En algún momento me puedo poner
inquieto.
─Bien, buscaremos algún tipo de pasatiempo para ti. Como bordar o pintar
paisajes. ─Griffin se dirigió a la puerta del pequeño restaurante que habían elegido
para quedar con Matt y Evan.
─Ja.
─Aunque, mejor le preguntaremos a mi papá qué es lo que le gusta hacer

─sonrió Griffin mientras se quitaba la chaqueta. Los dos hombres habían simpatizado
tanto, que constantemente bromeaba acerca de incorporar a una tercera persona.
─Cállate, jovencito. ─Jim se quitó también su chaqueta y buscó a la camarera.

Ésta se aproximó con una carta de menú en su mano.
─Hemos quedado aquí con alguien. La reservación está a nombre de Matt Haight.
─Ya están aquí. Les acompañaré ─les dirigió una simpática pero no coqueta
sonrisa. Una rápida mirada al bar reflejó una mezcla de parejas, la mayoría del mismo
sexo. Jim se sintió cómodo apoyando su mano en la espalda de Griffin mientras la
seguían a un rincón más privado.
Matt Haight y su novio estaban sentados; Matt se veía genial, cómodo y en buena
forma y llevaba un jersey de punto negro, con gran seguridad en sí mismo. Jim sintió
que los recuerdos de los dos hombres solitarios del último año desaparecían un poco
más de su mente. Su novio llevaba un pulcro traje con corbata y una mirada tensa y de
estar obligado que Jim reconoció al instante. Todo responsabilidad, siempre en guardia.
No parecía tan complacido como Matt cuando repararon en él y en Griffin cerca de su
mesa.
─¡Hey, hey, mira quién está aquí! ─Matt se levantó y rodeó la mesa para dar un
abrazo a Jim. Jim no opuso resistencia, no importaba lo mucho que apretara los labios
su novio. Su propio novio ya estaba extendiendo la mano para un saludo.
─Griffin Drake. Encantado de conocerte ─dijo educadamente mientras Jim daba

una palmada en la espalda de Matt.
─Demonios. Te ves estupendamente. La vida te trata bien ─sonrió Jim y evaluó a

Matt más de cerca. Estaba en lo correcto, se veía fantástico.
─Tú también. Bonito bronceado de jubilación. ─Matt guiñó un ojo y señaló al

hombre de la mesa─. Jim Shea, Evan Cerelli.
─Un placer. ─Jim le tendió su mano─. He oído hablar mucho de ti.
Evan asintió educadamente y apretó la mano de Jim.
─Lo mismo digo ─su tono era monótono, así que Jim terminó rápidamente con
el apretón de manos por el bien de ambos.
─Uh, Griffin, ya has conocido a Matt. Matt, Griffin, Griffin, Matt.
Griffin sonrió dulcemente.
─Encantado de conocerte. Y tenías razón, es como mirarme en un espejo.
Matt pareció confundido cuando Jim sacudió la cabeza.
─Ignóralo. Su nivel de azúcar en sangre está bajo, y hace cosas absurdas cuando
está así ─todos se sentaron, mientras Griffin se reía de su propio chiste.
─Rápido, que alguien me pase la cesta del pan antes de que diga algo
inapropiado ─la paciente camarera dio el menú a los recién llegados y se fue hacia
sitios más tranquilos.
Hablaron de cosas triviales mientras hojeaban el menú; el tiempo, el tráfico, la

famosa estrella de cine amiga de Griffin, que estaba estrenando la obra.
─Estoy realmente emocionado por esto ─Jim permaneció impasible mientras

Griffin explicaba el simbolismo de «la sirena y el pirata juegan al póker».
─Va a ser excelente ─insistió Griffin, golpeando a Jim por debajo de la mesa.
Matt tomó un sorbo de cerveza, sin molestarse en ocultar su sonrisa.
─Vaya, siento perdérmelo.
─Mentiroso ─Jim se decidió por el filete y cerró la carta del menú─. Tenemos
una entrada de más, sin embargo. El papá de Griffin no se encontraba bien y no hizo el
viaje hacia aquí.

─No puedo abandonar a Evan, ni siquiera por piratas metafóricos ─dijo Matt,
pasando su brazo por detrás de la silla de su novio.
Jim percibió la ligera tensión y quedó un momento desconcertado hasta que el

camarero apareció detrás de ellos.
Hicieron el pedido rápidamente, bebidas y comida y el camarero se retiró. Jim

miró otra vez a Evan, pero éste no parecía que se hubiera relajado.
Griffin, como acostumbraba a hacer, tomó el silencio de la mesa como una

invitación para empezar su mejor charla. El padre de Griffin afirmaba que, tan pronto
como el chico pronunció sus primeras palabras, su objetivo en la vida era llenar silencios
incómodos.
Habló sobre divertidas historias de Hollywood y una buena acerca de Jim en un

catamarán 31, en Hawái. Jim le permitió contar la historia entera, incluida la parte en la
que perdió su traje de baño.
─Fue un tremendo espectáculo ─sonrió Griffin, levantando una ceja hacia Matt
y Evan─. Estaba preocupado de que los mirones nos siguieran hasta la casa.
Matt se rió de buena gana. Tomaron una segunda ronda de bebidas; Evan paró de
beber, murmurando algo acerca de tener que conducir más tarde. No habló mucho más.
La comida los salvó por un rato, al igual que la pobre voz de Griffin. Mientras
cortaba su filete, Jim consideró abordar otros temas. El tema del trabajo policial era
obvio, pero no quería que Griffin se aburriera.
Aunque, técnicamente era un pago por adelantado por «La Apuesta», más tarde
tendría que cumplir con su parte. ¿Un pirata y una sirena jugando a las cartas? ¿En
serio? ¿Y la gente pagaba por esa mierda?
─Entonces, Evan, ¿eres un oficial de policía? ─Jim oyó que Griffin preguntaba. Su
corazón se saltó un latido; su novio estaba intentando –realmente intentando– que la
noche fuera un éxito.
─Anti-vicio, por casi quince años ─dijo Evan tranquilamente, comiendo su atún.
31
Un catamarán es un tipo de embarcación o buque que consiste en dos cascos unidos por un marco. Pueden ser
propulsados a vela o motor. N. de los CC.

─Guau, qué interesante. ─Griffin esperó un momento─. ¿Has hecho alguna vez
trabajo encubierto?
─No, no realmente. ─Evan parecía luchar para decir algo más, y dirigió una
mirada a Matt que estaba cortando su carne asada con un aire irritado─. Pienso que es
demasiado evidente que soy un policía.
Griffin entrecerró los ojos, evaluándole.
─Sí, sin ánimo de ofender ─señaló a Jim─. Igual que el oficial, aquí presente.
Esto irradia de vosotros, chicos.
Matt parecía divertido con la conversación; señaló a Evan.
─Al principio cuando empezamos a salir, veníamos a este bar. Y sabían que
éramos policías sin ni siquiera abrir la boca. Estoy convencido que es una habilidad
secreta que tienen los camareros.
─Igual que en el sitio donde nos conocimos ─dijo Jim, antes de pensar en lo que
iba a decir. Todos los de la mesa sabían cómo se habían conocido y lo que pasó después.
Generalmente, Jim no besaba y después lo contaba, incluso cuando Griffin había
bromeado suplicando por los detalles esa mañana en la cama. Y claramente, no todos se
sentían a gusto con ello.
Sólo hacía falta ver la expresión de disgusto en la cara de Evan.
─Ajá ─dijo Matt, obviamente sintiendo subir un poco la temperatura─.

Exactamente. Me pregunto si es algo que ellos, uh… les enseñan en la escuela de
camareros.
─Vete a saber quién lo controla ─dijo Griffin esperanzado─. O quién puede ser
un héroe durante un robo. O a quién tendrás que sobornar para obtener protección
─incluso usó las ventiladas citas.
Jim lo amaba, lo amaba mucho.
─Todo lo que sabe sobre policías lo ha aprendido de la televisión.
Griffin tomó aire, fingiendo estar molesto.

─De cualquier manera, todo lo que has aprendido acerca de todo lo demás, lo
has aprendido de la televisión.
─Ni siquiera sé lo que eso significa.
─¡Bah! ─Griffin regresó a su comida, mirando de reojo a Jim y haciendo toda

una –¿de verdad? ¡Qué emoción!– conversación con la boca llena de pasta. Jim estaba
impresionado.
El resto de la comida fue una incómoda charla, la mayor parte entre Jim y Griffin y
con Matt replicando. Evan se disculpó para ir al lavabo, Matt dijo que tenía que hacer
una llamada y Griffin apuró el resto de su tercer Martini después de que se fueron.
─Joder, ¡es la cena más tensa que jamás he tenido! ─murmuró, peleándose con
su cabello en un gesto claramente nervioso─. Y por cierto, Evan te odia.
─Gracias por las novedades, Scrappy Doo 32. ─Jim suspiró, reclinándose en su
silla. Tenían al menos una hora más antes de ir al teatro y el postre no parecía una
buena idea, en absoluto.
Griffin dio una mirada hacia el fondo del restaurante.
─A propósito, Matt parece muy simpático. Y no se parece nada a mí, ¿puedo

deducir que se me parece más en la cama?
Jim suspiró.
─No, no puedes. Esto no es una comparación o un concurso, que es probable-

mente lo que le está pasando a Evan por su cabeza. Es una situación un poco diferente,
¿de acuerdo? Quiero decir… ─se dio cuenta de que debería haberle contado esto antes
a Griffin, pero se sentía incómodo al compartir demasiados detalles─. Evan estuvo
casado antes de esto. Con una mujer.
─¿Debería sentirme… ofendido o sorprendido por esto?
─No, desde luego. Pero él y Matt nunca habían salido con hombres, hasta que se
conocieron.
32
Dios santo… hay que hacer las notas por si alguien que no pertenece a este mundo –véanse ustedes a saber, nunca se
sabe si algún alienígena tenga la posibilidad de leer una novela de estas XD– no conoce a Scrappy Doo, el perrito sobrino
de Scooby Doo. N. de los CC.

─Ohhhh. Entonces esto es algo de los años maduros en la vida.
─Son más jóvenes que yo, lo sabes.
─Cierto, tarde en la vida. ─Griffin sonrió dulcemente.
─De todos modos, creo que Evan se siente un poco molesto porque Matt se
acostó conmigo.
─Porque tienes una gran y maravillosa verga, ¿y el simple acto sexual hace a Matt
tuyo para siempre?
─Deja de beber a partir de este momento.
Griffin se rió, inclinándose hacia Jim.
─Te amo. Me encanta provocar tu malhumorado culo.
─Mmmm, dime que esto es un eufemismo de algo, por favor.
─Tenemos una obra a la que asistir, pero más tarde, te lo prometo ─ladeó su
cabeza para un beso y Jim, como es habitual, fue incapaz de resistirse.
─Ejem ─Jim oyó que decía Matt y se separaron. Matt y Evan habían vuelto; Matt
estaba sonriente, un poco triste, y Evan… Evan miraba a su alrededor, de un modo
ligeramente desesperado, como si quisiera ver qué tipo de reacciones había.
No hubo, desde luego, ninguna reacción de la que Jim se preocupara, pero echó
una ojeada a su vez. Nadie parecía haber levantado la vista de su comida cuando se
dieron ese insípido beso.
─Lo siento ─dijo Jim, dirigiendo a Evan una mirada amable. De repente, la
incomodidad pareció despejarse un poco.
─No lo sientas. Simplemente, no te dejes llevar por la pasión. No quiero que Evan
tenga que arrestarte ─dijo Matt alegremente. Se sentó y sacudió su botella de cerveza
vacía─. ¿Habéis visto al camarero?
─Sí, debemos conseguir algo de café ─dijo Griffin, mirando con nostalgia a su
vaso de Martini.

─Quizás un café irlandés estaría bien ─ofreció Jim. Miró alrededor hasta que
llamó la atención de su camarero. Deseó que le hubiera comunicado «ven rápido, por
favor», para que se diera prisa.
─¿Postres? ¿Cafés? ─preguntó.
─Dios, sí… y otra ronda de bebidas. ─Griffin se mordió la lengua un segundo más
tarde─. Déjame hablar por mí mismo, para mí está bien.
─Y para mí ─dijo Matt.
─Hey, ídem. ─Jim tosió en su mano─. Y una olla cafetera de café ─miró a su
novio─. ¿Pastel de chocolate?
─Qué bien me conoces ─se dirigió al camarero─. Dos porciones de pastel de

chocolate.
Jim miró a Matt, quien miró a Evan, y éste al camarero. Hubo una larga pausa.
─Suena bien. Tomaré lo mismo ─dijo Evan finalmente.
─Para mí sólo una cerveza. ─Matt acabó la orden, y el camarero se fue. Todos
volvieron a quedar en silencio.
─Entonces Evan ─Griffin se inclinó sobre la mesa con una fingida alegría─,
gracias por venir a cenar con nosotros. Reconozco que ha de ser un poco incómodo.
─Oh, Dios. ─Jim le pateó por debajo de la mesa tan fuerte que casi se le sale el
zapato.
Griffin lo ignoró.
─Realmente, creo que está muy bien que no dejemos que nada arruine la
amistad entre Jim y Matt.
Evan movió la boca, pero no la abrió; estaba totalmente desconcertado.

─Quiero decir… oigan, enfrentémoslo. No entramos en una relación sin llevar

equipaje, ¿verdad? Tenemos todo lo que viene con nosotros. Y tienes que lidiar con ello,
o si no, el elefante en la habitación 33.
─El cual deseo que se siente sobre ti ─murmuró Jim. Miró impotente a Matt.
─Sólo estoy diciendo que lo entiendo. ─Griffin torció los ojos─. Estoy siendo
amable.
─Y también te estás comportando como un mocoso. Lo siento.
─Ugh, ¿te estás disculpando por mi? Cristo, Jim, te voy a dar un puñetazo en la
mandíbula en cuanto salgamos.
Matt… se rió.
─Me gusta ─dijo. Jim se dio cuenta de que ya no tenía su brazo detrás de la silla
de Evan, no interfería en su espacio.
─¿Lo quieres? Está domesticado.
Griffin aún estaba concentrado en Evan; era como si estuvieran en una especie de
concurso de mirarse fijamente.
─Cállate, como si tú pudieras vivir sin mí.
Jim consideró esto.
─Una excelente observación.
Griffin se acomodó y puso los codos sobre la mesa, sin pestañear.
Evan hizo lo mismo.
Jim miró alrededor buscando al camarero.
33
Amo a Griff, Elefante en la habitación dice el tío XD (aunque la respuesta de Jim también fue cojonuda XD) Vamos a
ver, es una frase hecha que significa algo así como… si hubiera un problema muy gordo del que todo el mundo es cons-
ciente pero del que nadie quiere hablar. Es decir, que existe ese problema entre Evan y Matt pero que al no querer
arreglarlo siempre iba a estar ahí, pinchando la relación. N. de los CC.

─¿Realmente? Eso fue una disparatada mierda ─protestó Jim, metiendo a Griffin
dentro de un taxi, después de despedirse de Matt y Evan, quienes se habían dirigido al
estacionamiento con una nube de «¡oh mierda!, vamos a discutir» sobrevolándoles─.
¿Tenías que meterte en una jodida competición?
─No era una competición. Sólo era mirar fijamente. ─Griffin dio la dirección del
teatro al conductor─. Y, ¿sabes qué? También me di cuenta de la otra mierda. Ví que
estaba incómodo contigo y conmigo. ¿Pero viste su expresión siempre que tú te hacer-
cabas demasiado a mí? Mi abuela es más tolerante de lo que él lo es.
─Exageraciones. ─Jim suspiró mientras veía a través de la ventanilla─. Aún no lo

tiene totalmente asumido y se siente incómodo. Tú deberías ser más tolerante.
─Lo que sea. Esto preocupa a tu amigo Matt.
─Lo sé. Lo sé.
─Eso apesta.
El enfado de Griffin se convirtió en una silenciosa tristeza. Jim alcanzó su mano y

se la apretó.
─Me siento mal por ambos ─dijo finalmente.
─Yo también.
─Deberías llamar mañana a Matt y ver cómo está.
─Lo haré.
─Y tú deberías… escucha, solo estoy intentando arreglar esto, pero quizás Evan
necesite hablar con alguien…
─¿Creí que dedujiste correctamente que me odia?

─De acuerdo, quizás no eres su persona ideal para hablar… siempre estoy yo.
Jim acarició la mano de Griffin.
─Te quiero, mucho, pero, uh… estabas en el restaurante hace unos minutos,
¿cierto?
─Estaba tenso. ¿Y qué? He vivido en Hollywood durante diez años. Puedo besar
tu culo un día y al siguiente colgarlo del asta de una bandera. Es una forma de arte.
─Continuas hablando de mi culo, y yo tengo que aguantar toda una estúpida obra
de teatro. Para de provocarme, ¿quieres?.
Griffin le dio un codazo.
─Dile a Matt que le pregunte a Evan si quiere hablar…
─De acuerdo, Doctor Phil 34. Se lo diré.
─Gracias. Sólo decía… que le hicieras el ofrecimiento.
─Eres un hombre muy amable.
─Gracias.
Jim se inclinó y dio un beso en la mejilla a Griffin.
34
Phillip McGraw Calvin (nacido el 01 de septiembre 1950 ), mejor conocido como Dr. Phil, es una personalidad de la
televisión americana [yanqui, gringo], autor, y psicólogo, actualmente el anfitrión de su propio programa de televisión,
Dr. Phil, que debutó en 2002 . McGraw al inicio ganó fama con apariciones en El Show de Oprah Winfrey a finales de
1990. N. de los CC. Wikipedia siempre salvándonos el pellejo. XD.

Capítulo 11
-¡
Griffin!
Jim ladeó la cabeza cuando la voz femenina llegó a sus oídos. Griffin estaba
charlando con el escenógrafo, a quien aparentemente conocía de una
sesión; honesta-mente Jim no estaba prestando atención. Todavía estaba
tratando de estimar la distancia de su ubicación en el centro del vestíbulo hasta la barra
y lo rápido que podía ir y volver.
Le dio a su novio un codazo cuando hizo un gesto hacia donde Daisy estaba lu-
chando entre la multitud.
Sin el traje de sirena artístico, Daisy se parecía a ella, principalmente. Jim notó que
la mayor parte de su cabello rojo se había ido, en un corte estilo pixie 35 que le hacía lucir
la mitad de su edad y estatura de un solo golpe. Parecía tan diminuta mientras
atravesaba la multitud de hipócritas y parásitos, que luchó contra el impulso de
precipitarse y abrirle paso.
─Griffin, Jim, hola ─dijo sin aliento, finalmente acercándose a su pequeño

círculo─. Estoy tan contenta de que estéis aquí.
Durante una fracción de segundo, se preocupó por la reacción de Griffin, después

de todo, su contacto diario se había limitado en los últimos meses a breves e incómodas
llamadas telefónicas. Pero entonces, Griffin se movió de su lado, abrazando a su mejor
amiga de la infancia, alzándola del suelo con un chillido audible.
35
El pelo corto estilo pixie es una de las tendencias actuales de cortes de cabello. Es un corte de pelo que puede ir bien
en la mayoría de las formas de la cara, dando delicadeza y resaltando los rasgos faciales. No es de extrañar que se haya
hecho tan popular en los últimos años. Queréis más información… pues buscarla en internet googleando XD. N. de los
CC.

─No la rompas. No tengo suficiente dinero en efectivo en el cajero automático

para pagar por una estrella de cine ─dijo Jim, mientras Griffin golpeaba a unas cuantas
personas en las espinillas cuando la hizo girar.
Daisy rió nerviosamente cuando Griffin la bajó.
─Así que estás contento de verme ─dijo ella, un poco desesperada, y Jim dirigió
otra mirada hacia la barra. Tres bebidas, podía llevar tres.
─Sí ─hipó Griffin cuando le sonrió.
Jim decidió esperar en la barra, y dejó que su novio se apoyase en él, dándole la
tranquilidad física y tratando de no mirar con ceño a la mujer que había traicionado su
amistad con Griffin.
Ella claramente no esperaba una respuesta afirmativa de Jim, pero le dirigió una
mirada de soslayo. Él se aclaró la garganta y trató de relajar sus músculos faciales.
─La obra fue, uh… buena. No me dormí ─dijo. Daisy sonrió y se mordió el labio.
─Creo que eso es un gran elogio ─suspiró Griffin. Frotaba el brazo de Daisy, y
ambos parecían al borde de abrazos llorosos.
─Lo es ─dijo Jim.
Daisy soltó una risa acuosa.
─Realmente aprecio que hayáis venido, chicos, de verdad. Sé que no puedo

disculparme lo suficiente por lo que hice...
─Eso es agua pasada ─dijo Griffin.
─Pero no completamente olvidado ─las palabras se dejaron caer, y Jim soportó

la mirada rápida de látigo de Griffin─. Perdonado, sin embargo. Hiciste todo lo posible
para arreglar las cosas, y te lo agradezco. No decepcionaste a Ed Kelly.
Dejó a un lado la parte donde ella si decepcionó a Griffin, su mejor amigo para
siempre, porque pensó que nadie necesitaba el recordatorio. El rostro de Daisy estaba
pálido, su labio inferior temblaba, y la mirada intensa de Griffin estaba quemando
haciendo un agujero en el cuello de Jim.

─Gracias, Jim ─murmuró Daisy, dejando caer su mirada sobre el dobladillo de su

volátil vestido negro─. Sé que no merezco tu perdón.
Dos dedos en el cuello de la camisa y Jim estaba comenzando a sentirse incó-

modo. No es como si ella hubiese matado a alguien... cielos.
─Todos tenemos que seguir adelante ─dijo Griffin, su voz tensa─. Nuevo día y
todo eso, la obra fue increíble, Daisy Mae. Eres increíble.
El elogio animó un poco a Daisy, y Jim resistió el impulso de rodar los ojos.
─Gracias. Bennet y Shane realmente merecen la mayoría de las alabanzas. Es una

obra brillante ─ agitó sus pestañas─. Y Lance, por supuesto.
Jim no tenía idea de quienes eran estas personas. Sospechaba que Lance era el
hombre que interpretó al pirata metafórico. La verdad sea dicha –y no iba a unirse al
maratón de alabanzas todavía– había tenido lo suyo contra Daisy, pero ella se llevó el
espectáculo. Y probablemente fue la única razón por la que Jim no se había dormido.
─¿Os gustaría conocer a Bennet? ─Daisy unió su brazo al de Griffin, dándole un

tirón─. Él y Shane están allá ─señaló un área cercana a la barra, y Jim se encontró
asintiendo con entusiasmo.
─Claro, suena bien ─dijo, respondiendo por Griffin, cuya expresión «¿Qué
putas? 36» fue probablemente el punto culminante de la noche.
Se movían a través de la multitud, con algunas mini-paradas cuando Daisy

amablemente agradecía a la gente por besarle el culo.
Dos hombres estaban apiñados juntos entre la barra y una puerta de salida, en lo
que Jim pensó sería el mejor asiento de la casa. Ambos tenían esa apariencia de estar a
la moda que él tan gustosamente rechazaba. Se preparó para el desafío y esperó que
empezaran las presentaciones.
─Bennet, cariño, ven a conocer a mis amigos. ─Daisy llamó, rodeando a la multi-
tud apretada contra la barra para poder llegar hasta ellos. El más moreno de los dos:
36
En el original: [WTF], es la abreviatura de la frase ¿What the Fuck? Que en este caso sería traducida como: ¿Qué
mierdas? O ¿Qué carajos? O la más elegante: ¿Qué putas? Elegid una XD. N. de los TT.

cabello, ojos y cejas tan negros que parecían azules, se iluminó al verla, abriendo los
brazos para poder abrazarla.
─¿Puedo unirme también? ─el otro hombre era el extremo opuesto del
espectro, de cabello rubio con ojos azules y una sonrisa asesina como diciendo «¿no soy
un encanto?» Jim verificó para asegurarse que su cartera todavía estuviera en su
bolsillo.
─Por supuesto, tonto. ─Daisy que se había animado considerablemente desde la

conversación bastante profunda, se envolvió en los brazos de Bennet, pero abrazándose
con el otro hombre también.
Gente rara.
─Griffin Drake, Jim Shea, estos son Bennet Aames y Shane Lowry. Bennet dirigió
la obra, y Shane es el escritor ─dijo ella, con gestos.
Todos los hombres intercambiaron apretones de manos, murmullos de mucho

gusto en conocerte. Luego Bennet –todavía con sus manos en Daisy– esbozó una amplia
sonrisa a Griffin.
─Así que tú eres el infame Griffin, estoy realmente encantado de conocerte,

joven. Tenemos muchos asuntos que tratar, tú y yo.
Los ojos de Jim se estrecharon. ¿Era esto algo habitual? Griffin parecía un poco
fascinado por la fama, una expresión que Jim no le había conocido antes en realidad.
Griffin era un guionista, ¿por qué algún director lo hacía verse como si estuviera a punto
de sacar su libro de autógrafos?
Griffin le dirigió a Daisy una mirada rara, y ella sólo se rió tontamente.
─¿Su guión? ─Bennet le echó una ojeada a Jim─. Yo esperaba que mientras
estuvieses en Nueva York, pudiéramos discutirlo. ¿Te quedaras mucho tiempo?
─Estamos en una especie de línea de tiempo abierta ─dijo Jim, casualmente, –

deliberadamente– poniendo su brazo alrededor de Griffin, sólo en caso de que estos
tipos del mundo del espectáculo tuvieran algunas ideas divertidas.
─Excelente, eso significa que Griffin y yo podemos concertar una cita... ─miraba
esperanzado a Griffin, cuya expresión estaba empezando a rebosar en algo parecido a
un «estallido de luz».

─¿Debería estar celoso? ─preguntó Shane, todo falsa inocencia y miradas eva-
luadoras.
Jim miró a la barra. Tan cerca y tan lejos...
─No, en absoluto, a menos que hayas abandonado el teatro por las luces
brillantes de Hollywood ─sonrió Bennet, con una línea pareja de dientes muy blancos
que los deslumbraron a todos. Sacó su iPhone con una mano, deslizando los dedos hasta
que dijo «ah-ha’ed 37» a la pantalla.
─¿Estás libre mañana para un almuerzo tardío? Podríamos reunirnos en mi

oficina, si está bien contigo. Entonces quizá podría llevarlos a todos a cenar con
nosotros.
Griffin ya estaba asintiendo con la cabeza así que Jim se le unió.
─Suena muy bien, gracias. ─Griffin sonrió. Le dirigió una ojeada a Jim por
confirmación.
─Perfecto. ─Bennet guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta y señaló por

encima de sus cabezas a alguien.
Jim rezaba para que fuera un camarero.
─¿Les gustaría a los dos acompañarnos? Nos vamos a algún lugar más tranquilo
para tomar un cóctel.
─O diez ─agregó Shane. Parecía ser que una parte del paquete «nosotros»
incluía a Bennet y Daisy. Según lo que aparentaban, Jim estaba bastante seguro de que
Bennet y Shane se deslizaban hacia lo gay en la escala de Kinsey38, ligeramente seguro
37
Los iPhones de la marca Apple Inc, son unos teléfonos celulares con muchas aplicaciones, desde su encantador itouch
[pantalla táxtil] hasta la tecnología de registro de voz y hacer que el aparatito haga cosas con sólo decirlas XD, comprad
uno [actualmente Apple lanzó la cuarta generación de estos celulares] y veréis que lindos, útiles y cómodos son. :P No
nos están pagando por la publicidad :P N. de los CC.
38
La escala de Kinsey es una escala creada por el Biólogo Alfred Kinsey, que establece siete diferentes grados de
sexualidad, tradicionalmente existiendo sólo tres. Evaluando el historial sexual de una persona o los episodios de su
actividad sexual en un tiempo dado, se usa una escala desde 0, es decir, exclusivamente heterosexual, hasta 6, es decir
exclusivamente homosexual. Proporcionando una gradación en la orientación sexual, estableciendo grados de
bisexualidad, siendo muy novedoso para su época por ser el primer estudio que plasmaba tal diversidad y se alejaba de
la monosexualidad entonces comúnmente aceptada. En el Informe Kinsey, se usa un grado adicional para la asexualidad.
Su primera publicación se hizo en el libro Conducta sexual en el varón (ver bibliografía) (1948) por Alfred Kinsey, Wardell
Pomeroy entre otros, que se extendió con el trabajo Conducta sexual en la mujer (1953). Lo sabemos, es una nota súper

de que al menos uno de ellos también estaba durmiendo con Daisy, y que al referirse
con suavidad a los «cócteles» significaba «cocaína».
─¿Esto no va a ser una orgía o algo así? ─le murmuró a Griffin, quien le dio un
codazo en el costado.
─Yo protegeré tu honor ─le susurró Griffin. Por lo menos la brillantez había
terminado. Y tal vez los cócteles significarían sexo y no violencia cuando regresaran al
cuarto del hotel.
Se movieron en un apretado grupo a través de la multitud –más besa culos– ahora

con despedidas esparcidas. Jim y Bennet eran de la misma altura, así que abrieron el
paso para Daisy, con Shane y Griffin charlando detrás. Era una especie de segunda
naturaleza para Jim examinar el perímetro y analizar a quienes estaban a su alrededor.
Todos los rostros brillantes parecían iguales.
Demasiado alcohol, demasiado poco dormir, intentando impresionar…
Fue casi una idea de último momento que el hombre persistente cerca de la
puerta llamó su atención. No tenía una copa en la mano o un traje de moda en su
delgado cuerpo. Tenía la cabeza baja como si estuviera tratando de evitar el contacto
visual, que era prácticamente lo último que cualquiera que estuviera allí estaría hacien-
do. Jim sintió que su cuerpo entraba en un estado de alerta, mientras reducía la velo-
cidad al pasar junto al hombre, para tener una mejor visión.
Tenía las manos hundidas en los bolsillos, la mirada evasiva. Pero cuando Daisy
paso a su lado, sacudió la cabeza, y Jim vio ojos vidriosos y una expresión desesperada.
Jim se movió rápidamente, abriéndose paso entre Bennet y el hombre, pero este
último fue un segundo más rápido. Más veloz.
─¡Daisy! ─gritó, arrojándose hacia ella al llegar a la acera, fuera de control

cuando ella se encogió de hombros en su chaqueta corta. El tramoyista la alcanzó
bajando primero, una mirada de sorpresa cruzó su rostro cuando el hombre se paró
frente a Daisy, agarrándola con las manos─. ¡Daisy tienes que escucharme! ─gritó.
larguísima, pero ha valido la pena explicar el término, ya veis cuánto estamos aprendiendo con estas novelas de Tere
Michaels ¿eh? XD. Gracias a la Diosa Wikipedia. N. de los CC.

Bennet se congeló por un momento, pero cuando Jim dio un paso adelante,
empujando las manos del hombre hacia atrás, volvió en sí y escudó a Daisy con su
cuerpo.
─Llévala a la limusina ─dijo Jim, sus ojos nunca abandonaron al hombre enlo-
quecido que ahora se arrojaba a sí mismo contra el sólido muro que era el policía
retirado. El caos detrás de él era un sonido de fondo confuso, y sólo quería retener al
tipo que no dejaba de moverse.
─¡Llamen a la policía! ─alguien gritó cuando Jim agarró los brazos del tipo, intentando
impedir que sacara algo mortal. La evidente protuberancia de un arma le rozó la cadera, y
se tensó, arrojando veinte años en la fuerza en un lanzamiento rápido sobre el pavimento.

Capítulo 12
E
l viaje a casa no fue uno de mucha charla; Evan conducía con la radio alta e
intentaba decidir entre si estaba más enfadado o más avergonzado por su
comportamiento. Probablemente, una tormentosa mezcla de ambos. Él fue
con las mejores intenciones de ser educado y amigable, pero en el restau-
rante sólo se sintió expuesto y descubierto, como si cada persona que estaba allí pudiera
ver a través de su ropa y su piel y leerle la mente. Y cuando regresaron a la mesa,
después de las palabras acalo-radas susurradas en el vestíbulo, Evan fue golpeado con la
visión de Jim y Griffin besándose.
Lo que le hizo pensar en Jim besando a Matt, y luego todos en el lugar mirándolos
y su mente tomó un desvío desagradable.
Se aclaró la garganta; considerando tener una conversación, aunque quizás era

como tirar una piedra en una zona de guerra y ver quién disparaba. Matt giró la cabeza
hacia su lado y fulminó a Evan con la mirada.
─Lo prometiste ─dijo simplemente.
Evan suspiró.
─Lo sé. Lo sé.
─Tú eres mejor que eso, cualquier jodida cosa que fuera eso. ─Matt soltó un
suspiro de frustración y volvió la cabeza hacia el otro lado─. Ellos no se merecían eso.
Evan se estremeció.
─¿Y sabes qué? Yo tampoco.
El estallido disminuyó. Los dedos de Evan se apretaron sobre el volante.

Su BlackBerry vibró en su bolsillo. Agradeció la distracción del trabajo cuando

reconoció el número de Helena.
─Hey, ¿qué sucede?
─Siento molestarte, pero había ido con Chris Callas al centro de la ciudad y recibió
una llamada acerca de un disturbio en el Teatro Musa.
─Y… ¿esto es algo que va a terminar en nuestros escritorios? ─preguntó Evan,

haciendo gestos a Matt para que bajara la radio.
─No, ¿pero no dijiste que el amigo de Matt iba a ir al estreno de la obra esta
noche allí? Chris dijo que un policía retirado había atrapado a alguien que perseguía a la
actriz.
─Oh. Mierda. ─Evan echó un vistazo a Matt, que seguía atentamente la

conversación─. ¿Están todos bien?
─Supongo que sí. Hay una ambulancia en el lugar, pero esa es la norma.
─Vamos hacia allí. Gracias por la información.
─No hay problema. Nos vemos mañana.
Evan colgó y se dirigió a la salida más próxima.
─Debemos regresar a la ciudad. Hubo un problema en el teatro donde estaban

Jim y Griffin. Alguien iba detrás de la actriz.
─Mierda.
─Exactamente. Y aparentemente, tu amigo redujo al tipo. ─Matt se agarró al

salpicadero cuando Evan se dirigió a máxima velocidad al centro de la ciudad. Estaba
contento de tener su placa en el bolsillo.

El lugar parecía un manicomio cuando llegaron. Evan mostró su placa al policía

que dirigía el tráfico y éste le permitió pasar. Estacionaron en una calle lateral y con Matt
llevando la delantera, olvidando claramente que no estaba de servicio.
Se abrieron paso entre los curiosos, policías y los servicios médicos que deam-
bulaban por el lugar, sin mencionar la multitud de periodistas que parecían multiplicarse
por segundos.
─¿Detective Callas? ─preguntó Evan, mostrando su placa a un uniformado que

estaba fuera de la cinta amarilla de la escena del crimen.
─Sí, ahí dentro ─el oficial dirigió una mirada a Matt y sonrió─. ¿Haight? ¿Eres
tú?
─¿Barney? Jesús, ¿te han puesto para controlar multitudes? Es bueno saber que
la ciudad está a salvo. ─Matt se rió, estrechando su mano cálidamente.
Barney se encogió de hombros.
─Oye, aquí incluso puedo conseguir un autógrafo para mi hijo. No es una noche
tan mala.
─¿Todo está controlado? ─preguntó Evan.
─Sí. Algún tipo que olvidó tomar sus medicinas, perseguía a la actriz, y su guarda-
espaldas u otra persona lo atrapó.
─He oído que fue un policía retirado.
─Supongo. Parece un policía. O un soldado. Le quitó el arma al tipo antes de que

pudiera acercarse a ella. Nosotros estamos aquí para impedir que la prensa invada el
lugar ─negó con la cabeza.
─Escucha, yo conozco a ese hombre, es un amigo. ¿Te importa? ─Matt señaló

hacia el edificio.
─No, pasa ─asintió hacia Evan también─. Que paséis una buena noche, chicos.
─Gracias, Barney. Cuídate.
Evan y Matt pasaron por debajo de la cinta y se dirigieron hacia el teatro.

─¿Los conoces a todos?
─Casi. ─Matt sonrió abiertamente. Entraron en el vestíbulo, donde había mucha

menos gente, sólo policías, unos cuantos del servicio de urgencias y un reducido grupo
de personas. Evan reconoció a Griffin en seguida.
─Allí están ─le hizo señas a Matt. Se acercaron, con Evan reconociendo a Chris
Callas entre ellos.
─¿Griffin? ─Matt dijo el nombre del hombre más joven, y él se volvió, su rostro
totalmente impresionado y completamente blanco.
─¿Todo está bien? ─señaló a Chris, quien, aparentemente, había obtenido la

información de Olivia de que ellos estarían allí.
─Nadie resultó herido, y ya se han llevado al sospechoso ─dijo Chris.
─Jim no quiere ir al hospital ─espetó Griffin. Un hombre rubio estaba a su lado

de pie, asintiendo hacia Evan y Matt.
─Tiene unos arañazos y le sangra la nariz. Sólo quieren hacerle una revisión
─añadió.
─Los de emergencias dijeron que debería ir. ─Griffin estaba claramente preocu-
pado, y Evan se sintió mal por el hombre joven. Mientras que esto era algo normal para
Jim, Matt y él mismo, Griffin evidentemente no había tenido que enfrentarse a esta
clase de cosas en su vida.
─Estoy seguro que Jim sabe si necesita atención médica o no ─dijo Evan,
entrando a modo de detective─. Los de emergencias probablemente están siendo
demasiado precavidos.
─Ves, es lo que yo había dicho ─el hombre rubio sonrió a Evan y Matt─. Shane
Lowry ─dijo presentándose.
─Detective Evan Cerelli. Matt Haight. ─Evan volvió su atención a Griffin, posando
una mano en su hombro─. ¿Por qué no vamos y hablamos con Jim? Probablemente
puedo ver si realmente debe ir al hospital, y, si es el caso, nosotros lo convenceremos.

─Uh, de acuerdo, seguro. Gracias. ─Griffin lanzó una mirada a Shane y entonces
pareció que buscaba a alguien más entre el grupo de gente─. ¿Daisy está bien? Tengo
que ir…
Shane levantó sus manos.
─Ve a ver a tu novio. Bennet y yo estamos con Daisy, y la policía está aquí. Todo
está bien.
Evan inclinó la cabeza hacia el hombre joven, echando un vistazo a Matt antes de
dirigirse hacia la silla en el rincón donde el equipo médico tenía a Jim sentado. Un
enfermero sostenía una bolsa de hielo en su cabeza y una gasa manchada de sangre en
sus nudillos, mientras que un técnico le tomaba la presión sanguínea.
Sus quejas se podían oír varios pasos antes de llegar.
─Estoy bien, ¿de acuerdo? Bien. Ya puedo regresar al hotel.
─¿Jim? ─Griffin se le aproximó, depositando suavemente la mano en su

hombro─. Jim, Matt y Evan están aquí.
Jim levantó la vista, y Evan pudo ver su labio partido y su mejilla magullada.
─¿Recibiste la llamada?
─Mi compañera estaba con la detective a cargo y me lo dijo ─miró a Jim con
simpatía─. ¿Cómo estás?
─Estamos preocupados por si hubiera una conmoción cerebral ─empezó la

enfermera, pero Jim la cortó con un movimiento de su mano.
─Estoy bien. Me han golpeado muchas veces antes y no he tenido ninguna

conmoción. Tendré dolor de cabeza por la mañana y eso es todo. Me gustaría marchar-
me de aquí de una puñetera vez ─levantó la vista hacia Evan con el ceño fruncido─.
¿Puedes llevarnos?
Evan miró a la asistenta, quien parecía exasperada pero no insistió más.
─Seguro, te llevaremos al hotel. Griffin, ¿estarás bien mientras vigilas a Jim?

¿Verificando por signos de conmoción?

El rostro de Griffin palideció, pero asintió.
─Sí, puedo hacer eso.
─Sí, puede hacerlo. Ahora, me marcho. ─Jim se levantó desafiante y haciendo

esfuerzos para no tambalearse. Evan estaba impresionado─. Me quedo con tu bolsa de
hielo.
La técnica cerró su botiquín.
─Bien. Considéralo un regalo de la gente de Nueva York.
─Fabuloso.
Griffin y Evan flanqueaban a Jim, mientras se dirigían hacia donde estaba Matt
esperándoles. Evan vio a su novio hablando con un hombre de cabello negro que
rodeaba protectoramente a una pequeña mujer con sus brazos.
─Hey, bonito ojo morado ─dijo Matt cuando se aproximaron─. ¿Has

atormentando a la paramédica hasta que te ha dejado marchar?
─Sí, mejor sacadme de aquí antes de que ella cambie de opinión.
─Oh, Jim ─la pelirroja moqueó, separándose del abrazo del otro hombre─.
Gracias. Me salvaste la vida.
Jim no estaba de humor para conversaciones; Evan lo sostuvo mientras Griffin se

acercaba a besar a la mujer en la mejilla.
─¿Estás bien, Daisy Mae?
Ella asintió con lágrimas en los ojos.
─Bien, necesitamos llevar a Jim de regreso al hotel. Te llamaré mañana.
─Puedo enviar la limusina… ─dijo el hombre, pero Evan negó con la cabeza.
─Nuestra camioneta está estacionada justo aquí afuera. Podemos llevarlo a

través de la muchedumbre y sacarlo de aquí rápidamente.

─Dame tus llaves, Barney dejará que me acerque un poco más ─dijo Matt. Evan
le arrojó el manojo de llaves de su bolsillo─. Señor Aames, recuerde lo que le dije
cuando salgan de aquí.
Bennet asintió.
─Sí, gracias, señor Haight.
El otro hombre –Shane Lowry– volvió con abrigos, carteras y bolsas, tirando de
ellos como un caddie 39.
─Vamos, la limusina está en la parte de atrás y los periodistas están siendo

retenidos en el frente. Es preciso que salgamos ahora.
Daisy abrazó a Griffin, quién la estrechó con un brazo, el otro por seguridad
alrededor de la cintura de Jim. Evan cargó con su peso, con su brazo rodeando la espalda
del otro hombre. Luchó contra los sentimientos de incomodidad y mantuvo su rostro de
profesionalidad.
─Te llamaré mañana, lo prometo ─dijo Griffin, besando a la mujer en la cima de

su cabeza. Luego salió apresuradamente entre los dos hombres, sus pies apenas
rozando el suelo.
─Nunca volveré a ver otra función ─murmuró Jim.
Evan los llevó a su hotel; Matt salió y habló con el gerente acerca de usar una
entrada trasera para ir a sus habitaciones. Jim no quería pasar por el vestíbulo viéndose
golpeado, cosa que Evan comprendía perfectamente.
Evan también entendió que Jim podía ocuparse de eso. Era casi una rutina en su
mente, un acto reflejo, resultado de algunos golpes y magulladuras. Nada de
importancia.
39
Un caddie es la persona que lleva los palos en el Golf. N. de los CC.

Griffin, sin embargo, no había pronunciado ni dos palabras desde que salieron del
teatro y ahora, incluso cuando Matt y Evan ayudaban a Jim a meterse en la cama, per-
manecía en silencio.
─Voy a buscar algo de hielo, chicos. El gerente nos hará llegar café y agua y
algunas toallas extras ─dijo Matt.
Jim murmuró algo y se quitó los zapatos, recostándose en el montón de

almohadas que había detrás de él. Evan miró a Griffin y vio que los temblores
empezaban a adueñarse de su esbelto cuerpo.
─Oye Griffin, vamos a la otra habitación un momento, Jim, sólo llámanos si

necesitas algo ─dijo Evan.
Griffin le siguió, pasándose las manos por su cabello mientras cruzaba la

habitación.
─Uh, ¿necesitas alguna cosa? ─preguntó Evan, viendo como el hombre joven
tiraba de su cabello.
─¿Por qué eres tan amable de repente?
Evan parpadeó.
─Estoy preocupado por ti y por Jim. Eso debió haber sido bastante espantoso.
─¿Espantoso? Y una mierda. De repente vi a ese loco saltando sobre Daisy, y Jim
justo allí, atrapándolo y tirándolo al suelo, y el tipo… el tipo se volvió loco, gritando y
pegando puñetazos y entonces se acabó, y yo… ─Griffin paró, tomando aire─. Vi que
tenía un arma y Jim se la quitó.
Evan asintió lentamente.
─Nunca habías visto nada como esto antes, estoy seguro.
─Me subestimas ─las rodillas de Griffin temblaron y se sentó en el sofá,

pesadamente─. En este momento estoy pensando continuamente en qué hubiera
pasado si Jim no le hubiera detenido a tiempo y ese tipo hubiese matado a Daisy, o qué
hubiera pasado si hubiese disparado a Jim mientras estaban peleando, y entonces, me
dan ganas de vomitar ─puso su cabeza entre sus manos y se estremeció.

Evan se sentó en la mesita del café frente a él, lo bastante cerca para consolarlo
pero esperando no ser entrometido.
─Nada de eso ha pasado.
─Pero podría haber pasado.
─Sí, podría haber pasado, pero no ha sido así. Eso ya se ha acabado y tú puedes
continuar. Pensar en cosas peores que podrían haber pasado no te va a ayudar. Ni a Jim.
Griffin suspiró.
─Sí.
─Y yo… yo siento que haya tenido que ocurrir esto para que sea amable contigo.
─Evan aclaró su garganta.
─Sí. Esta clase de cosas pone todo en perspectiva, ¿correcto?
─Correcto. ─Evan sonrió a pesar de sí mismo. La puerta detrás de ellos se abrió

con Matt arrastrando un carrito con un cubo lleno de hielo. Evan se volvió y vio a Matt
con el ceño fruncido.
─¿Algo va mal?
─La seguridad de este lugar es una mierda ─dijo colocando el cubo de hielo
sobre la mesa─. No quiero periodistas intentando llegar hasta aquí.
─¿Hay periodistas en este hotel?
─Sí, y seguramente han seguido a tus amigos también ─dijo Matt a Griffin.
─Mierda.
Evan se levantó y señaló a la mujer del servicio que les estaba mirando y
escuchando cuando los alejó de la puerta.
─Quizá quieran cambiar de hotel mañana. ¿Cuánto tiempo se quedaran aquí?

─Lo hemos reservado hasta el miércoles, hasta entonces decidiremos si volvemos

a casa. ─Griffin se giró y miró en dirección al dormitorio─. Voy a ver a Jim. Si vamos a
cambiar de hotel, no será hasta que él se sienta mejor.
Matt asintió.
─Sí, aunque odio dejaros sin ninguna protección, chicos.
Evan vio la expresión vulnerable en el rostro de Griffin y la mirada de

preocupación en la cara de Matt y tomó una decisión, la única que tenía sentido en este
momento.
─Matt, ¿por qué no te quedas aquí esta noche y duermes en el sofá? De ese
modo, Griffin no tendrá que preocuparse de nada, excepto Jim.
Obtuvo un par de sorprendidas miradas.
─Mañana ya pensaremos a dónde deben ir. Quizás podamos encontrar una

residencia privada para vosotros en vez de un hotel, donde seguramente no habrá
registros.
Matt le sonreía, aún haciendo cálculos en su cabeza, pero sonriendo. Evan le

devolvió la sonrisa.
─Gran idea. Si estás de acuerdo, Griffin.
─Desde luego. Gracias. ─Griffin se levantó y se dirigió al dormitorio─. Voy a ver

a Jim y, probablemente me quedaré con él, así que, gracias por quedarte Matt, y coge
todo lo que necesites y, uh, Evan gracias. Muchísimas gracias ─les saludó con la mano y
cerró la puerta del dormitorio detrás de él.
─Está asustado. Asegúrate de que consiga dormir algo ─dijo Evan, y entonces
sintió los brazos de Matt a su alrededor.
─Quizás eres una polla celosa, pero siempre superas las crisis ─murmuró, y Evan
le devolvió el abrazo con fuerza.
─Siento lo ocurrido en la cena. Tenía un palo en el culo que hurgaba en mi

cerebro y olvidé mis buenos modales.

─Encantadoramente gráfico, gracias. ─Matt le dio un beso en la boca─. Aún

estoy un poco cabreado, pero no tengo la energía suficiente para ocuparme de eso
ahora.
Evan asintió. Se lo merecía.
─Razonable. Déjame decirlo otra vez, realmente, realmente lo siento. No hay

excusas.
─Es verdad ─señaló Matt─. Nos ocuparemos de eso más tarde. Tengo que
mantener mi mente en este asunto, de momento.
Evan sonrió a Matt con sinceridad.
─¿Quieres que me quede?
─No, yo me encargo. Y no creo que quieras dejar a los niños solos toda la noche.
Evan negó con la cabeza, ni siquiera había pensado en eso─. Bien, ahí va el Papá
del Año otra vez.
─Cállate, te llamaré por la mañana. ─Matt lo besó de nuevo, y cuando iba a

retirarse, Evan profundizó el beso, orientando su boca para encajar profundamente su
lengua con la de Matt.
Se separaron lentamente y los ojos de Matt parpadearon con una pregunta en

ellos.
─Gracias por aguantarme ─murmuró Evan.
─Te amo. ¿Qué más se supone que debo hacer?
─Estoy intentándolo, sólo tienes que saberlo.
─Yo también.
─¿Qué estás intentando tú?
─Refrenar mis ganas de tumbarte en el sofá y hacerte cosas sucias.

Evan se ruborizó y dio un paso atrás.
─Estás de servicio.
─¿Cuándo esté fuera de servicio?
─Te veré en casa.
Evan durmió solo en su cama esa noche, «por primera vez», pensó, desde que
Matt y él habían comprado la casa.
Odiaba esto.
Se dio la vuelta, boca abajo, intentando no sentir el vacio cavernoso de la

habitación sin Matt. Intentó dormir, pero la tensión de la noche, el repentino cambio en
las emociones, conocer al infame Jim, le mantuvo despierto.
El infame Jim de las llamadas telefónicas, de la única noche y del libro. Ridícu-
lamente atractivo, afable y muy enamorado del joven Griffin Drake. Cuando Evan había
superado el hecho de que su «competidor» en la categoría de amante masculino de
Matt era magnífico, tuvo que luchar con su propia envidia incómoda por la manera en
que Jim y Griffin se comportaron en el restaurante.
Eran una pareja, sin disculpas, sin mirar alrededor para ver quién los estaba obser-
vando, sin ocultar su relación. Y ahí estaba Evan, casi asustándose cada vez que Matt se
le acercaba íntimamente.
Intentó imaginarse llevando a Sherry a cenar y tratándola como si fuera una cita
de negocios. Intentó imaginarse viviendo lo suficiente para tratar de explicarle a ella que
no quería que los desconocidos supieran que estaban enamorados.
La vergüenza lo atravesó.
Evan pensó que había dado un gran paso cuando invitó de nuevo a Matt en su vida
y en la de sus hijos. Pero ahora se daba cuenta de que no había recorrido todo el
camino.

Necesitaba ser totalmente honesto consigo mismo antes de esperar ser honesto
con Matt. O con sus hijos. O con el resto del mundo, para el caso.
Evan se revolvió y dio vueltas en la cama hasta que la luz del día se deslizó en el
dormitorio. Aún había muchas preguntas y pocas respuestas.

Capítulo 13
A
las ocho de la mañana, la estación alcanzó su nivel usual de locura de
todos los lunes. Habiendo dormido sólo unas pocas horas, Evan iba por su
segunda taza de café. Se encontraba revisando nombres en una base de
datos, cuando una sombra cubrió su escritorio.
─¿Evan Cerelli? ─preguntó una voz masculina.
Evan levantó la vista hacia el joven oficial uniformado y asintió.
─¿Sí?
─Hola, soy Jesse Master de LOGA.
Evan extendió su mano.
─¿LOGA?
─La Liga de Oficiales Gay en Acción. Somos una fraternidad de profesionales de

justicia criminal. Quería presentarme.
Echó un vistazo alrededor para ver si alguien estaba mirando o escuchando.

Moses, su compañero detective, era el más cercano a su escritorio y estaba obviamente
escuchando.
─Encantado de conocerte. ─Evan se levantó y ojeó los alrededores, preguntán-

dose si habría un lugar donde pudieran hablar en privado.
─Chris Callas me dio tu nombre. Espero que no te importe.
─No, no, por supuesto que no. ─Evan intentó recordar si sabía que Chris era
lesbiana y descubrió que no tenía ni idea. Helena nunca lo mencionó.

─Esperaba que pudieras asistir a nuestra próxima reunión mensual. Es el

segundo martes de cada mes en el Centro Oeste en la Calle 13.
─¿Reunión? Cielos, no sé, para ser honesto. Tengo que trasladarme hasta
Queens y cuatro niños que esperan mi llegada. ─Evan sonrió cortésmente─. Pero si
tienes una tarjeta o algo, lo tendré definitivamente presente.
Jesse metió la mano en su uniforme por la billetera y sacó una tarjeta.
─Sí, por favor. Espero que lo consideres. Tenemos un buen grupo y muchos
eventos y reuniones. Hay muchas familias, así que nos gustaría que tus hijos y tu
compañero se nos unieran.
Por una fracción de segundo, Evan pensó «Helena», pero comprendió que Jesse
se refería a Matt.
Y por un minuto, tuvo miedo.
Pero Jesse aún sonreía, joven y amistoso, obviamente esperando que Evan
accediera a ir a la reunión de su grupo. Evan miró la tarjeta en su mano.
─¿Dijiste el segundo martes del mes?
─Sí, correcto. Si necesitas instrucciones sobre cómo llegar o tienes alguna

pregunta, por favor siéntete libre de llamarme.
Evan le estrechó la mano.
─Seguro, Jesse, gracias. Te lo haré saber.
Mientras observaba al joven hombre marcharse, Evan sintió unos ojos

fuertemente fijos en su espalda. Se volvió y fulminó a Moses con la mirada.
─¿Puedo ayudarte?
Moses se encogió de hombros.
─No, sólo estaba husmeando. Escuché todo lo que quería oír.
Evan se aguantó las ganas de enseñarle el dedo.

─¿Cómo se siente Jim? ─preguntó Evan a Matt cuando lo llamó unas horas más
tarde.
─Irritado y gruñón. Estoy bastante seguro de que lo último es una constante.

Griffin dijo que es señal inconfundible de que está bien.
─¿Cómo estás tú?
─Quiero mi cepillo de dientes y ropa interior limpia. ─Matt suspiró a través de la

línea─. Pero Griffin aún está nervioso, y me sentiré mejor cuando estén en un lugar que
nadie conozca.
─Sobre eso, la mamá de Helena tiene un estudio y como se está quedando con
Vic, está vacío.
─Los niños de hoy día. Viviendo en pecado. Actuando como pervertidos antes de
intercambiar votos...
─Hombre, hablas de la madre de mi mejor amiga. Por favor abstente.
─Puritano.
─¿Eso es un sí a lo del estudio? Puedo llevar las llaves durante el almuerzo.
─¿Traerás personalmente las llaves? Diré que sí, sólo para poder verte.
─¡Te vi hace unas horas! ─protestó Evan, a pesar de estar sonriendo.
─Odio dormir sin ti, ¿de acuerdo? Extraño tus ronquidos.
─Eres tan romántico. ─Evan atrajo la atención de Moses, por lo que se volteó y
bajó la voz─. Estaré allí a la una y media. Con las llaves.
─¿Te quedarás el tiempo suficiente como para meternos mano?

─A la una y media. Y te llevaré un cepillo de dientes.
─¿Ves? Eso es romántico.
Evan murmuró un «te amo» y colgó, girando su asiento para enfrentar a Moses.
─¿Realmente soy tan interesante?
─No, en realidad, no. ─Moses regresó a los archivos sobre su escritorio, dejando
a Evan frustrado, algo que Helena notó inmediatamente al regresar de una reunión.
─¿Qué mosca te picó?
Hizo un gesto hacia Moses, quien saludó con la mano.
─Lo que sea. ¿Hablaste con Matt?
─Sí, van a irse al estudio. ¿Tienes las llaves?
─Ajá. ¿Vas a llevarlas?
─Sí.
─Voy contigo. ─Helena se sentó y encendió su computadora.
─¿Por qué? ─las sospechas de Evan aumentaron.
─Porque quiero conocer a Jim.
─Con un demonio, no.
─Es el apartamento de mi mamá y soy la encargada de las llaves. Quiero ir y

conocerlo.
─¿Por qué, en nombre de Dios?
─Me muero de curiosidad. Quiero ver al tipo que te hace rabiar de celos cada vez
que escuchas su nombre.
Evan cerró de golpe un cajón y concluyó:
─Ya lo superé.

─¡Ja!
─Es verdad. ─Evan bajó la voz─. Estoy intentando mantener algo de perspec-
tiva en todo esto, y creo que lo he logrado.
─Jajajaja ─ella golpeó su escritorio, logrando que varias cabezas se voltearan─.

Dios, te estás engañando a ti mismo.
─Ya basta, nada de discusiones personales en el trabajo. Tengo abierto los

archivos de operaciones de juegos ilegales, hablemos sobre eso.
─Actúas como si hubiéramos acabado esta discusión. Pero aún tengo las llaves
─las sacó de su bolso y las tintineó como si estuviera persuadiendo a un bebé para
sonreír─. Me hablarás sobre tu perspectiva durante el trayecto.
Cuando Evan llegó a la suite del hotel, remolcando a una Helena que sonreía
satisfecha, estaba nervioso e irritado, un estado que sólo aumentó cuando un cortés
Shane Lowry abrió la puerta y reveló una auténtica multitud en el interior.
Bennet Aames, Daisy Baylor, Jim, Griffin y Matt estaban todos tumbados en varios
sillones con los restos del almuerzo dispersos en las mesas detrás de ellos. Bennet y
Matt en particular, estaban absortos en una conversación.
─Entren. Que gusto volver a verlo, Detective ─dijo Shane, mientras los conducía
al interior. Le lanzó una resplandeciente sonrisa a Helena─. Shane Lowry.
─Detective Helena Abbott ─dijo Helena suavemente, perdiendo su voz un poco

de arrogancia.
─Un placer. ─Shane cerró la puerta tras ellos─. ¿Puedo ofrecerles algo?
─No, gracias. ─Evan finalmente atrajo la atención de Matt, y su novio se levantó

para saludarlo.
Shane se alejó para servirse un café y Helena se acercó a Evan.

─Que grupo tan elegante ─susurró Helena─. Ese Shane Lowry, es el drama-
turgo.
─¿Cómo sabes eso? ─Evan susurró a su vez.
─Siempre aparece en la sección de chismes. Es del tipo playboy ─se ahuecó el

cabello.
─Hey, hola. ─Matt se inclinó para un beso rápido, pero se detuvo a medio
camino. Evan completó el movimiento por él, detectando la sorpresa en su rostro.
─Hey, trajimos las llaves ─señaló a Helena─. Me obligó a traerla.
─¿Quieres conocer a los demás? ─Matt sonrió mientras Helena asentía con
entusiasmo.
Matt los acercó al grupo, y llevó a cabo otra ronda de presentaciones. Evan notó
que esa mañana Jim lucía un poco mejor, aunque los golpes eran más pronunciados.
Griffin se veía exhausto y Evan sintió que crecía su preocupación. Todo ese ruido no
podía ser bueno para ellos.
─Dispongo de un poco de tiempo, si desean que los ayude a mudarse al estudio

─le dijo Evan a Jim.
─Suena bien ─el hombre mayor no parecía del todo a gusto con toda esa gente
tumbada por la habitación─. Ya guardamos nuestras cosas.
─Trajimos el sedán. ─Helena le recordó a Evan─. No van a caber todos.
─Oh, yo llevaré al señor Haight. Tenemos un asunto que discutir. ─Bennet

Aames parecía decir todo como si fuera una gran declaración. Le sonrió a Evan─. Tu
novio tiene excelentes ideas con respecto a la seguridad.
Evan recibió una avalancha de miradas de todos excepto de Shane y Daisy,

quienes estaban ajenos a la incomodidad general de Evan con el comentario público
sobre su estatus romántico. Eso no le molestó, no realmente, así que sonrió.
─Estoy seguro de eso. Nos adelantaremos y te veremos allá, Matt.
Y entonces sólo se dedicaron a empacar y a irse. Jim se movía lentamente con

Griffin y Evan siguiéndole, Helena iba delante con un botones y el carrito del equipaje y

Matt cerraba la fila. Bajaron con rapidez por el ascensor de servicio y se dirigieron hacia
el automóvil de Evan que estaba esperando.
─Hey, nos sabemos esto de memoria ─dijo Matt mientras ayudaba a Jim a
entrar al automóvil─. ¿Alguien quiere unirse al Servicio Secreto conmigo?
Evan recordó algo y rodeó el automóvil para entregarle a Matt un cepillo de

dientes envuelto en plástico y un tubo diminuto de pasta dentífrica.
─¿Ves?, me acordé ─dijo con una sonrisa.
─Vaya, gracias. ─Matt le dio un afectuoso golpe en el brazo.
─¿Te veré en el estudio en un rato?
─Sí. No creo que la charlatanería de Bennet dure mucho.
─¿Charlatanería?
─Anoche, le di algunas sugerencias, cosas que aprendí cuando trabajaba para la

compañía de seguridad. Parecía interesado en lo que le decía. Así que, hoy apareció y
comenzó a preguntarme si consideraría trabajar como guardaespaldas.
─¿En serio? ─Evan metió las manos en los bolsillos de su pantalón─. Algo así,
como… ¿guardaespaldas para las estrellas?
─Eso parece. El que Jim salvara la situación anoche, le hizo pensar que desea
tener a alguien cerca de Daisy todo el tiempo. Jim no vive aquí o ya se lo hubiera pedido
a él y como yo solía ser policía… ─la voz de Matt se fue apagando─. No dije que sí ni
nada. Sólo voy a escuchar su propuesta.
─Claro. ─Evan pensó que Matt sería un buen guardaespaldas desde una
perspectiva profesional. Pero desde un punto de vista personal, el simple pensamiento
amenazó con transformar su sonrisa en una mueca─. Sí, debes escucharlo
definitivamente.
Matt observó su reloj.

─Es mejor que te marches. Te veré después en el estudio. O en casa, o donde

sea.
─De acuerdo. Sí, te veré luego.
Matt ni siquiera intentó besarlo de despedida en la transitada acera, ofreciéndole

en su lugar, un saludo con la mano y se encaminó de nuevo hacia la entrada de servicio.
Evan lo miró alejarse, con sentimientos encontrados de mil maneras diferentes.
Evan y Helena acomodaron a Jim y Griffin en el prolijo y a la vez, amplio estudio

del cuarto piso. Había suficiente comida para mantenerlos en el interior sin necesidad
de salir o llamar al servicio de reparto. Todo estaba fresco y ordenado y era mucho más
privado que un hotel.
Esperaron a Matt, incluso intentaron llamarlo a su móvil un par de veces, pero

Evan eventualmente tuvo que admitir que su novio aún estaba enredado en su negocio
con Bennet.
─Llama si necesitáis algo ─le dijo Evan a Griffin─. Y por favor, descansa. Jim
está mejor y tú necesitas dormir.
─Cierto. ─Griffin se apoyó en el marco de la puerta, decaído─. Eso voy a hacer.

Y muchas gracias, Evan.
─De nada ─miró su reloj─. Tengo que volver al trabajo. Cuando Matt aparezca,
le dices que lo veré en casa.
─Seguro. ─Griffin apenas sonrió─. Yo, esto, lo siento. Fui un idiota contigo en el
restaurante. Jim me dijo que te incomodaba más o menos salir del clóset, ¿o no? Así
que, lo siento. La tomé contigo.
Evan se ruborizó, avergonzado.
─Está bien. Me lo merecía. Lo siento si te hice sentir incómodo.
─El besuqueo en la mesa fue completamente sin pensar, lo juro.
Eso hizo que Evan sonriera.
─De hecho, me dieron mucha envidia.

Griffin lo miró sorprendido.
─Bien, se suponía que Jim le diría a Matt para que te dijera a ti, antes de que
actuara como un héroe, que si alguna vez necesitas hablar o algo sobre... ya sabes,
cosas, soy un buen oyente. Y hablador, pero eso probablemente ya lo sabes.
─Me di cuenta. ─Evan pausó un momento─. Y gracias. Puede que acepte tu

oferta. Pero no hasta que hayas dormido.
Griffin hizo una venia.
─Es un trato.
─Chris Callas es lesbiana ─Evan se escuchó decirlo mientras conducía de regreso

a la estación con Helena.
─Ajá, así es. Ya lo sabía, más o menos ─dijo Helena.
─¿Por qué no me lo dijiste?
─¿Era información vital que faltaba en tu vida?
─No, pero podrías haber dicho algo.
─¿Por qué?
─¿Qué quieres decir con por qué? Yo... pensé que simplemente podrías haberlo
mencionado.
Helena le dijo «lo que sea» en voz baja.
─¿Cómo te enteraste?
─Le dio mi nombre a una organización gay de empleados de justicia criminal.
─¿Eso hizo? ─Helena lo miró con los ojos muy abiertos.

─Lo que me lleva a la siguiente pregunta. ¿Cómo supo sobre mí?
─¿Es una pregunta capciosa? Porque ya sabes la respuesta.
─Le dijiste a Chris Callas que soy... ─Evan hizo una pausa, echándole un vistazo a
Helena.
─Bisexualmente homosexual, porque tuviste una esposa y ahora tienes un novio.

─Helena levantó el mentón de manera desafiante.
─¿Bisexualmente homosexual? ─Evan se frotó la frente con la palma de la

mano.
─¿Qué? Ni siquiera puedes hablar sobre eso sin tartamudear y todos sabemos
cuánto odias las etiquetas ─dijo, gesticulando teatralmente con las manos─. Necesi-
taba inventarme algo.
─Quieren que me una al grupo.
─¡Pues, únete! Chris dijo que eran buenas personas y que hacían un buen
trabajo. Es una buena red de apoyo.
Evan suspiró mientras estacionaba frente a la estación.
─Salir... del clóset... en el trabajo, es algo que no consideré, Helena. Tú lo sabes,

Vic lo sabe...
─Moses lo sabe. Y también Kalee. Y Nicole de Archivos, ya que su papá es amigo

de Lenny. ─Helena comenzó a repasar las personas con los dedos─. Y si Nicole lo sabe,
eso significa que lo sabe Gina del laboratorio y, de hecho, si Gina lo sabe, hasta las
personas de Alaska saben que vives con un hombre.
Evan golpeó su cabeza contra el volante.
─¿Qué? ¿A quién le importa? Saben que estuviste casado. ─Helena salió del
automóvil, cortando completamente el argumento de «no es lo mismo» de Evan.
Evan se lo guardó, porque sabía cuál sería su respuesta.
─¿Por qué es diferente?

Evan la siguió al interior del edificio, echando un vistazo aquí y allá a sus compa-
ñeros policías y oficinistas en la acera y en la entrada.
¿Sabían ellos que él vivía con un hombre?
¿Les importaba?

Capítulo 14
M
att logró dejar un rápido mensaje a Evan informándole que llegaría
tarde a casa. Luego, hizo lo mismo con una llamada al teléfono de la
casa y envió un mensaje de texto al móvil de Katie. Todos tenían llaves,
y caminar hasta la casa no mataría a ninguno de los niños. Todo estaría bien.
Dejó de preocuparse y siguió a Bennet a través del centro comercial que este
llamaba apartamento.
Ese sitio era enorme, un piso entero de preguerra en el Upper West Side 40. Sus
pasos realmente resonaron en el suelo de parqué. Matt intentó recordar que no debía
dejar que se le notara que estaba boquiabierto.
También, estaba el asunto de la limusina que los condujo hacia allí y el portero, el
ama de llaves, el «personal» que ayudó a Daisy a instalarse en la suite y le ofreció a
Matt todo tipo de bebidas y comida mientras esperaba en el recibidor a que Bennet se
asegurara de que Daisy descansaba cómodamente.
Ese tipo probablemente se bañaba en dinero como Rico McPato 41.
─Se quedó dormida. El sedante ayudó ─dijo Bennet al entrar al cuarto. La

chaqueta azul oscura de su traje y la corbata habían desaparecido, dándole a Bennet lo
que Matt supuso era su «aire casual de tío Gilito».
40
Ésta nota es solo por capricho. A ver… está entre las calles 60 y 116 en el lado oeste de NY. Se supone que es el mejor
lugar para vivir, he leído por ahí que hay una fiesta cada noche. Una locura XD. N. de los CC.
41
[Scrooge McDuck], conocido como Rico McPato o Tío Rico en Hispanoamérica y Gilito McPato o Tío Gilito en España,
es un personaje de ficción de historietas y animaciones creado por el artista Carl Barks para The Walt Disney Company.
Su nombre en inglés (Scrooge McDuck) está inspirado en Ebenezer Scrooge, otro personaje de ficción del libro "Un
Cuento de Navidad" de Charles Dickens. N. de los CC. Tomado de la Wikipedia.

─Me alegra escucharlo. Ella, esto… ha tenido un par de días estresantes, ¿ah?
Bennet suspiró.
─Sí, así ha sido. ¿Pasamos al salón? ─llevó a Matt a la siguiente habitación; una
sala decorada en tonos dorados y negros─. Daisy ha vivido una vida algo protegida.
Tengo que luchar conmigo mismo para no caer en la misma trampa de sobreprotección.
Matt echó un vistazo a la mansión con diseño de revista y se aclaró la garganta.
─Seguro, hay que mantener los pies sobre la tierra.
El otro hombre se rió disimuladamente al sentarse frente a Matt en uno de los

sofás.
─Está bien pensar que soy ridículo. Algunas veces, yo también lo pienso ─cruzó
sus piernas─. Lo crea o no, me críe en viviendas subvencionadas en Philly 42 con mi
madre y mi hermano.
Matt silbó.
─Es demasiado joven para haber pasado de eso a esto.
─Fui extremadamente afortunado. Mi madre tenía una fuerte opinión sobre la

educación y el enfoque. Se aseguró de que mi hermano y yo estuviéramos a la altura de
sus expectativas.
─¿Qué hace su hermano?
─Es cardiocirujano. ─Bennet sonrió burlonamente─. Lo que me convierte en el

muy rico, y muy exitoso, número dos ante los ojos de mi madre.
─Diría que apesta ser usted, pero...
─No es así. ─Bennet guiñó un ojo─. Y ahora que sabe un poco sobre mí, me
gustaría hacerle una oferta.
42
Supongo que Philly es el diminutivo de Philadelphia.

─¿No desea saber sobre mí? ─Matt apoyó los codos sobre sus rodillas─. Es
decir, usted apenas me conoce...
─Hice que mi asistente revisara su historia personal esta mañana.
─Vaya, no pierde tiempo.
─No, no lo hago. Soy muy cuidadoso con las personas que permito entrar a mi
santuario privado. Es parte de la razón de mi éxito, para serle franco ─rozó sus manos
en el pantalón─. Me gusta la manera en que evaluó la situación la otra noche. Me
gusta la manera en que ofreció sugerencias basadas en su preocupación por la
seguridad de Daisy. Eso me impresionó.
─Una vez que se es policía, siempre se es policía.
─Razón por la cual Daisy salió ilesa, porque Jim estaba allí con sus reflejos y
agudo sentido para lo que está fuera de lugar. Un ex-policía sería ideal para este
trabajo. Sin mencionar que también posee experiencia en el área de la seguridad. Usted
es perfecto.
─Nunca he sido guardaespaldas y yo… no sé si deseo un trabajo a tiempo

completo. ─Matt se resistió al impulso de revisar su reloj o el móvil.
─¿Tiene usted otras responsabilidades?
─Usted fue el que revisó mi historial ─dijo Matt rotundamente─. Debe saber
que vivo con Evan Cerelli y que tiene cuatro hijos.
─Así que, ¿usted es quién los cuida? Eso es muy interesante ─dijo Bennet
conversacional─. ¿Los adoptó?
─¿Eh? No. ─Matt no encontraba una razón para hacer eso─. Ellos tienen un
padre.
─Cierto. Pero es policía. Si algo llegase a ocurrirle en la línea del deber...

─Bennet levantó su mano─. Por favor, excúseme. No debí haber dicho eso. Fue
desconsiderado de mi parte. Sinceramente, me vino a la mente por una situación que
vivió un amigo.

─¿Qué clase de situación? ─Matt recordó cuando Evan fue herido pocos meses
después de haberse conocido. En cómo sus suegros habían llegado inesperadamente y
se habían llevado a los niños. Él no pudo decir nada y los niños tampoco.
─Él y su pareja criaron al hijo biológico de su compañero... Pues, su compañero

se mató en un accidente y en medio del duelo, los padres de su pareja anunciaron que
iban a llevarse al niño a Florida ─la voz de Bennet se quebró─. Fue horrible. No pudo
hacer nada. Ellos tenían los derechos; él no ─suspiró─. De nuevo, lo siento. No debí
contarle. Estoy cansado y eso ha afectado a mi mente.
Matt se sentía entumecido. Sus manos hormigueaban, sus oídos zumbaban.
─No, le agradezco que me lo dijera. De hecho es importante pensar sobre eso,

─dijo Matt, intentando recuperar su equilibrio.
─Regresando a nuestro tema. Estoy dispuesto a ofrecerle ciento cincuenta mil

dólares al año más gastos y seguro médico si trabaja para mí 43. Usted sólo sería
responsable del bienestar de Daisy.
Matt parpadeó.
─Eso es mucho dinero.
─Tengo mucho dinero. Lo gasto en lo que realmente me importa.
─Tengo que pensar acerca de esto. Ese trabajo conllevaría un horario extendido,
viajes. No creo que sea factible.
Bennet asintió, inclinándose hacia adelante.
─Por supuesto. No espero que me dé una respuesta de inmediato. Mientras

tanto, me gustaría que me asistiera a base de consejos profesionales. Cuando tenga
tiempo.
─Seguro ─finalmente cedió a la tentación y revisó su reloj. Los niños ya estaban

por salir de la escuela─. Necesito ir a casa y ducharme, cambiarme de ropa. Lo llamaré
esta noche.
43
Joder, teníamos que hacer nota en este punto. OMG, hablamos de 12,500 dólares por mes y si incluimos los bene-
ficios… Diablos… menuda suerte la de este tío ¿no? XD En euros sería alrededor de 9,000. N. de los CC.

─Muy bien. ─Bennet se levantó y estrechó su mano─. Hablaremos luego.

Permítame llamar al chofer para que lo lleve de regreso a Queens.
A mitad de camino en la limusina, comenzó a llover. Matt sabía que los gemelos
no llevaban paraguas, así que llamó al móvil de Katie.
─Hola, ¿dónde estás? ─bufó Katie sin siquiera decir hola.
─Atrapado en el tráfico. ¿Dónde estás tú?
─Esperando a los gemelos. Llueve a cántaros. Dios, mi cabello es un desastre.
Matt maldijo entre dientes.
─Quédense en la escuela. Tan pronto llegue a casa, recogeré el coche e iré para
allá.
─Demasiado tiempo para esperar. Caminaremos. Estaremos bien.
─Katie, por favor, sólo espera por mí. Estaré allí tan pronto como pueda.
Aceptó de mala gana y colgó. Matt se inclinó hacia delante y golpeó el cristal.
─Hey, escucha, ¿crees que al señor Aames le importaría si nos desviamos?
Cualquier sentimiento de culpa por haberlos hecho esperar bajo la lluvia,

desapareció cuando recogió a los niños en la limusina.
Encantados presionaban botones y robaban refrescos de la nevera. Katie

acariciaba los suntuosos asientos de cuero y chillaba.
─Necesito hablar con el consejero de la escuela ─dijo ella.
─¿Por qué?
─Porque necesito saber en qué tengo que especializarme para tener tanto
dinero.
─¿Tanto dinero? ─Matt detuvo a Elizabeth antes de que se levantara y se

golpeara la cabeza─. No más música moderna para ti.

─¿Así que ahora eres amigo de un tipo rico? ¿Podemos tener un pony? ─Katie
cogió una botella de Pellegrino 44 de la nevera.
─Me pidió que trabajara para él; este es mi transporte a casa luego de la
entrevista. ─Matt se movió en el asiento. No esperaba tener esta conversación con los
niños antes de haberlo pensado seriamente y haberlo hablado con Evan. La manera en
que lo miraban con sus ojos muy abiertos, lo puso nervioso.
─¿Vas a conseguir un trabajo? ─preguntó Elizabeth, quien indudablemente no

estaba contenta.
─Hey, las personas trabajan mientras sus hijos están en la escuela, ¿saben? No es
como que nosotros seamos bebés ─dijo Katie amablemente─. Estoy segura de que no
sería tanta la diferencia.
─¿Qué pasará en verano o al salir de clases? ─Elizabeth miró a Matt─. ¿Qué

pasará si nos enfermamos?
─No voy a ir a ningún tonto programa extracurricular ─anunció Danny y eso era
todo lo que tenía que decir al respecto.
─Hey, deteneros. Me hizo una oferta, y se supone que la analizaré. ─Matt no

mencionó los viajes o el horario extendido─. Nadie va a ir a un programa extracurri-
cular aún.
Elizabeth pareció aplacarse, pero la mirada evaluadora de Katie hizo que él

desviara la mirada hacia la ventana polarizada.
Las personas con hijos trabajaban todo el tiempo. Si quería que lo entendieran
podrían encontrar la manera y ahí quedaría todo. Aparte.
44
San Pellegrino (también S. Pellegrino) Es un marca de agua mineral con carbonatación agregada, producida y embote-
llada en San Pellegrino Terme, en el Provincia de Bérgamo, Lombardía, Italia. Guau, agua importada de Italia, eso sí que
es clase XD. Gracias Wikipedia en inglés, le hacemos a todo por aquí ;.) N. de los CC.

─Mamá no trabajó ─dijo Katie sentándose al lado de Matt en la mesa de la

cocina. Intentaba beber una taza de café y leer el periódico, pero agarró una lata de
refresco de dieta y evidentemente no se iba a marchar hasta que hablaran.
─No soy tu mamá ─señaló Matt.
Katie trazó un diseño en la mesa.
─Es como si lo fueras.
─No, realmente no lo soy. ─Matt empujó el periódico y habló con tono

estricto─. No soy legalmente nada.
─¿Quién está hablando de lo legal? Estoy hablando de que eres la persona que
está siempre aquí para nosotros.
─Bien, quizás necesito hacer algo más y recordarle a todos que no soy la mamá.
Katie frunció el ceño.
─Eso es una estupidez. Pensé que lo disfrutabas.
─Me gusta cuidar de vosotros, lo digo en serio. ─Matt se restregó los ojos. No
había dormido lo suficiente para tener esa charla con Katie─. Sólo estoy pensando en
conseguir un trabajo, eso es todo.
El ceño fruncido se profundizó.
─¿Papá y tú van a separarse?
─¡No, por supuesto que no! Nada está mal entre nosotros. ─Matt colocó sus
manos sobre las de ella─. No voy a ir a ningún lado.
─Seguro, está bien ─las manos de Katie estaban frías bajo las suyas─. De
acuerdo. Bien, buena suerte con la decisión del trabajo ─retiró sus manos y se levantó,
dejando atrás el refresco mientras se dirigía lentamente hacia las escaleras.
Matt suspiró. La televisión retumbaba mientras Danny jugaba con su Xbox. Podía
ver a Elizabeth en la terraza, chapoteando en los charcos dejados por el repentino
aguacero.

Tenía que preparar la cena y cosas que considerar. Como si existiera el dinero
suficiente en el mundo para que dejara esta casa.
Una siesta le pareció una gran idea, hasta que escuchó una llave en la puerta de
entrada y Miranda Cerelli –la mayor y más dramática de los hijos de Evan– voló a través
de la puerta con una mirada feroz en el rostro.
─Mi abuela va a intentar conseguir la custodia de los niños ─furiosa, cerró de un portazo
la puerta tras ella.

Capítulo 15
E
van supo que algo iba mal al dar tres pasos desde la puerta principal. Estaba
todo ridículamente tranquilo a las siete y media, y Miranda estaba sentada
en el sofá, con una expresión enfadada en su rostro.
─Oh Dios, ¿qué? ─preguntó mientras dejaba su maletín.
Su hija mayor cruzó los brazos sobre el pecho.
─La abuela vino a verme a la residencia.
Evan contuvo un gemido, mientras se quitaba la chaqueta.
─¿Qué pasó?
─Dijo que ella y el abuelo querían que los niños más pequeños vivieran con ellos,
y cito «Sacarlos de esta casa de pecado» ─citó al aire─. Y quería saber si yo testificaría.
─Miranda chasqueó la lengua─. Quería que hablara con su sacerdote.
─Ahora tiene a su iglesia involucrada. Maravilloso ─murmuró Evan para sí

mientras se sentaba en diagonal a Miranda─. ¿Puedo preguntar qué le respondiste?
Miranda sonrió satisfecha.
─Me siento vagamente poderosa ahora mismo.
─Este es un asunto serio, así que no estoy para bromas ─dijo Evan callada-
mente─. Necesito saber qué dijiste.
Su hija pareció sorprendida y luego un poco ofendida.

─¿Cómo testificaría contra ti? Lo que yo piense sobre Matt y tú es una opinión,
pero no haría pasar a los pequeños por algo tan feo.
─¿Lo que piensas sobre Matt y yo? ─los dedos de Evan se entrecruzaron fuerte-
mente─. ¿Puedes explicarlo en detalle?
─Seguro, es raro y confuso puesto que estuviste casado con mamá desde...
siempre. No tienes ni idea del tipo de cosas que dice la gente a tu espalda y lo que les
dicen a Katie, a Danny y a Elizabeth en la escuela. No es fácil, ¿de acuerdo? ─los brazos
de Miranda se apretaron, y se abrazó a sí misma─. Pero aún así, no pienso que la
abuela y el abuelo deban criar a los niños.
─Gracias. ─Evan se aclaró la garganta─. Y lamento que esto no esté siendo fácil
para ti.
─Está bien. Lo que sea ─sacudió las piernas nerviosa─. Es raro venir a casa y no
estar en casa. Sin mamá, sin la misma vieja casa.
─Lo sé. A veces, también lo echo de menos ─dijo, honesto y directo mientras su
garganta empezaba a doler.
─Ahora tienes a Matt, y los niños tienen a alguien que los cuida, pero yo... yo no
tengo a mamá. No puedo llamarla para hablar de cosas que pasan como... como los
chicos, la escuela y el futuro. ¿A quién voy a recurrir cuando me comprometa o me
case? ¿Quién va a planear mi boda conmigo y...? ─la voz de Miranda se quebró─.
Extraño a mamá y odio a la abuela por ponerme en medio.
Evan se levantó y se sentó al lado de Miranda, deslizando los brazos a su

alrededor. Atrapó la primera lágrima con el hombro y le frotó la espalda en círculos
suaves. El proceso de consolarla mantuvo sus propias lágrimas a raya.
Se sentaron en silencio después de que su brusco llanto terminara. Se dio cuenta

en algún momento en medio de la quietud, que no había nadie más en casa.
─¿Dónde están Matt y los niños? ─preguntó finalmente.

Miranda se sonó los mocos en un pañuelo.
─Matt los llevó a cenar. Cuando llegué aquí estaba toda cabreada, y le dije a Matt
lo que la abuela había dicho ─se mordió el labio─. Estaba algo molesto.
─Estoy seguro ─murmuró Evan. Le palmeó el hombro y se levantó para coger su

teléfono─. No ha llamado.
─Creo que sólo quería sacar a los niños por la puerta.
─Cierto. ─Evan seleccionó el nombre de Matt en su lista de contactos. Sonó

unos minutos, y entonces saltó el buzón de voz. Evan volvió a marcar.
─¿Quizás ha apagado el teléfono? ─dijo Miranda amablemente.
Buzón de voz otra vez. Evan colgó y le echó una mirada a su hija.
─Sabes que necesito llamar a tu abuela para hablar acerca de esto.
Miranda suspiró.
─Lo sé. Va a enfadarse conmigo por decírtelo.
─Ella no tiene derecho a hacer esto. Tampoco tiene derecho a ir a tu escuela y

molestarte con todo esto.
─Creo que sus intenciones son buenas, papá. En serio. Ella sólo echa de menos a
mamá tanto como nosotros. Pero no puede seguir adelante.
Evan eligió el número de Ellie. Necesitaba aliados antes de hacer la siguiente

llamada.
─Lo sé, y lo siento por eso. Pero esto no se trata de ella, de mí o tu mamá. Esto es
sobre lo que es mejor para mis niños.

Ellie estaba exasperada mientras Evan le explicaba los eventos del día. Podía oírla
transmitiendo la historia a Walt a través del teléfono.
─Hay un nuevo sacerdote en su parroquia. Parece ser un poco más radical que el
padre Deckard. Quizás, la está presionando por el asunto de la custodia.
─Ellie, en serio... No voy a dejar que llegue a ese punto ─las uñas de Evan se
hundieron en su palma mientras iba y venía por la sala─. Katie y los gemelos no van a
pasar por el espectáculo de un caso en el tribunal porque tus padres no pueden aceptar
los hechos.
─Evan, lo sé. Estoy de tu lado ─dijo Ellie─. Tampoco quiero que llegue a eso.
Sólo estoy diciendo, que ella... es todo lo que tiene ahora. Mi padre apenas está sobrio
estos días ─agregó, tristemente─. La esperanza de que pudiera conseguir a los niños
es lo que la mantiene.
─Ese no es mi problema. ─Evan echó una mirada hacia la cocina, donde Miranda
estaba haciendo té y escuchando la conversación─. Los niños están bien cuidados,
amados y sanos. Los únicos problemas están en su cabeza. No quiero hacer esto, pero le
pondré fin al contacto entre ella y los niños si no se aviene a cumplir mis deseos.
Ellie se mantuvo en silencio.
─Eso sería cruel. Los niños son todo lo que le queda de mi hermana. Son sus
únicos nietos.
─No quiero ser rudo en esto, Ellie, pero la amenaza de una batalla por la custodia
es inaceptable ─sus dientes rechinaron. Todo en su cuerpo dolía por el esfuerzo de
mantener su temperamento en jaque─. ¿Pedirle a Miranda que testifique en mi
contra? Jodidamente inaceptable.
Un automóvil se detuvo en la entrada, Evan miró por la ventana y vio a los

gemelos y a Katie saliendo de la camioneta, con Matt no muy lejos detrás.
─Lo sé.
─Los niños y Matt están en casa. Hablaré contigo en la mañana.─Evan colgó a

Ellie, sabiendo que tendría que disculparse la próxima vez que hablasen, pero por ahora,
lo único que podía ver era la furia de color rojo brillante.

─¡Papi! ─la voz de Elizabeth fue seguida por un sólido golpe seco contra su
cintura. Su hija más joven se abrazó estrechamente contra él. Le devolvió el abrazo,
exactamente igual de apretado.
─Hey, cariño, ¿cómo fue la cena?
─Fuimos a la cafetería. Y al mini golf ─dijo, mirando a su padre con esos

enormes ojos de cervatillo─. ¿Miranda aún está aquí?
─En la cocina, mocosa ─llamó la hermana mayor. Elizabeth se soltó y corrió

hacía su hermana a darle el mismo recibimiento físico.
Danny se escabulló y le dirigió a su padre una mirada extraña.
─Hey.
─Hey, ¿estás bien?
Danny se encogió de hombros.
─No hay guardería donde vive la abuela y no iré a la corte. Lo digo en serio.
Evan asintió, perplejo por lo de la guardería pero sin embargo tranquilizando a su

hijo.
─De acuerdo. Está bien. Tu abuela sólo está haciendo lo que cree que es mejor.
Katie y Matt finalmente llegaron a la puerta, interrumpiendo los susurros acalora-

dos cuando vieron a Evan. Danny tomó la pausa como una señal para desaparecer en el
solárium.
─Su abuela... ─murmuró Matt, pero Evan alzó la mano. Matt se calló.
─Esto es una locura ─dijo Katie. Estaba claramente tratando de mantenerse de

una pieza, pero la guerra adulta/niña de los dieciséis años estaba empezando a escuchar
a la última parte. Sus ojos se llenaron de lágrimas de rabia─. Totalmente loco. En
realidad ella no puede hacer nada, ¿verdad? ¿No pueden separarnos?
─No, no pueden alejarte. ─Evan puso sus brazos alrededor de Katie; ella descan-
só la cabeza en su hombro─. Tienes dieciséis años. Puedes decidir con quién quieres
vivir.

─¿Entonces pelearan por la custodia de Elizabeth y Danny?
─No, no van a pelear por nadie o... sólo no te preocupes por ello, ¿de acuerdo?
Tus abuelos no tienen el derecho o el precedente legal o el dinero para hacer esto
realidad. Es sólo una amenaza.
Matt dijo algo por lo bajo y se alejó furtivamente de la cocina. Evan trató de atraer
su mirada, pero fue imposible, y Katie lo necesitaba más en ese momento.
─Necesitan parar, ¿de acuerdo? Yo no voy a hablarles nunca más si no se

detienen. ─Katie lloró contra su hombro y el estómago de Evan se retorció, el enfado
hirviendo de nuevo. Sería un castigo apropiado para él no dejar que los niños se
acercasen a Josie y Phil.
─Oye, cálmate. Está bien. Hablaré con ella por la mañana, y arreglaremos esto
─murmuró Evan, acariciando su cabello─. Cálmate ─podía sentir los temblores que
atravesaban su cuerpo, ese no era el comportamiento normal de Katie─. Hey,
¿contactó también contigo tu abuela?
─No. ─Katie se limpió la nariz con la manga─. Hace pequeñas indirectas por
teléfono a veces, pero yo la ignoro.
─¿Entonces por qué estás tan alterada? Sabes bien que no puede alejarte de mí.
─Sí, podría. ¿Si te hieren o algo, como la última vez? Si estuvieras en el hospital,
nosotros tendríamos que ir con ella. Es nuestra tutora legal si algo te ocurre.
─¿Es eso verdad? ─dijo Miranda desde la cocina. Tenía a Elizabeth en su regazo,
su pequeña figura apenas capaz de sostener a la pequeña de nueve años contra su
hombro y no caerse─. ¿La abuela y el abuelo son aún nuestros tutores legales?
─Sí ─dijo Evan despacio. La crispación en la mandíbula de Matt fue lo suficiente

visible como para ser vista a través de las dos habitaciones, y Evan terminó de explicar lo
que era difícil de entender─. No cambié mi testamento después de que vuestra
madre... después de que vuestra madre falleciera. Ellos aún son vuestros tutores legales.
Fue establecido así cuando los niños eran bebés, la clausura de «sólo en caso de»
por la descripción del trabajo de Evan y la insistencia de los padres de Sherri. Él era
joven en esa época, sin familia propia. Por supuesto, ellos eran la elección obvia. Pero
los tiempos habían cambiado, y ya no consideraba a la pareja apropiada.

Francamente, si algo le pasaba, sólo había una persona a la que realmente podía
imaginar cuidando de sus pequeños.
Y esa persona estaba de pie al otro lado del primer piso, sólo faltándole que le
saliera vapor por las orejas debido al coraje que seguramente sentía.
─Voy a tener que cambiar eso, lo más pronto posible. ─Evan se oyó decir a sí
mismo─. Llamaré al abogado primero y nos ocuparemos de eso ─repitió, besando a
Katie en la cabeza─. Sus abuelos no serán sus tutores legales.
─¿Entonces quién lo será? ─preguntó Miranda. Había un nivel de desafío en su

voz.
Evan se aclaró la garganta.
─Matt. Y su tía Ellie. Si algo me ocurriese, ellos cuidarían de ustedes.
Elizabeth salió de su sitio cómodo en el hombro de Miranda.
─Pero nosotros viviremos aquí, ¿verdad? ¿Con Matt?
─Correcto, por supuesto. ─Evan no dudó. Y está vez la mirada que compartió
con Matt no era un desafío enfadado. Era el comprobante de una mirada de sorpresa.
Elizabeth se apaciguó con la respuesta, al igual que Katie. Ella le dio un apretón
final, y entonces murmuró algo acerca de necesitar un pañuelo. Fue escaleras arriba
después de intercambiar miradas con Matt.
─Vamos, Elizabeth. Vamos arriba a lavarte la cara ─dijo Miranda, levantando a su

hermana pequeña de su regazo. Le dirigió a su padre una mirada mordaz.
─Eres demasiado joven y lo sabes, así que ni siquiera empieces, ¿de acuerdo?
─Evan interpretó la mirada perfectamente─. Háblame dentro de diez años.
─Bien. ─Miranda guió a su hermana escaleras arriba.
Las rodillas de Evan fallaron, y se sentó de golpe en la cómoda silla.
─Joder ─resopló, las manos cubriéndole la cara.

Oyó a Matt acercarse, sintió la botella fría tocar su muñeca. Se asomó para ver a
un Matt con apariencia ligeramente conmocionada de pie ahí con una botella de
cerveza.
─Entonces… hey, ¿qué tal tu día?
─No he dormido en casi dos días, legalmente soy un peligro para la sociedad.
─Matt se dejó caer en el sofá más cercano─. Usé la peor blasfemia enfrente de tus
niños hoy cuando Miranda se presentó y me dijo lo que había pasado.
─Perdonado. ─Evan bebió un sorbo abundante de cerveza, y luego apoyó el vaso

frío en su frente─. Realmente voy a disfrutar al llamar a Josie mañana para amenazarla
educadamente con no volver a ver nunca más a los niños.
─Eso es sarcasmo, ¿cierto?
Evan suspiró.
─Sí, algo así. Porque no puedo hacerlo. Sencillamente no puedo. Está fuera de
sus cabales por el dolor, y lo más probable es que vaya a ser así hasta que muera. Si
alejo a los niños de ella... no soy tan cruel.
─Yo lo soy. ─Matt dio de puntapiés a la mesa de café─. Que les jodan. Todo lo
que hacen es hacer sentir culpables a los niños y ponerlos incómodos.
─Son familia.
─¿Qué significa eso? ¿Aguantar esa mierda que no aceptarías de un extraño

debido al ADN? Menuda porquería.
Evan sonrió tristemente.
─Sí, lo es. Pero aún no puedo hacerlo, Matt. Voy a imponerle algunas normas, y
esperaremos que aguanten. Cuando los niños crezcan, podrán decidir si quieren o no el
contacto.
Matt resopló y se infló, golpeando un cojín por añadidura.
─Detén eso. Te estoy dando la custodia legal de mis niños, necesito saber que
puedes controlar tu temperamento.

Los ojos de Matt se estrecharon.
─¿Hablas en serio?
─Por supuesto. ¿Por qué? ¿No quieres ser su tutor legal?
─No, quiero la posibilidad de deshacerme de ellos a la primera oportunidad y

huir a Aruba 45 con el dinero de tu seguro de vida. ─Matt se balanceó en el borde del
sofá─. Es un gran paso.
─Los ves más que yo. Eso es un gran paso. El papeleo sólo es...
─Un documento legal y vinculante que dice que soy tu elección para criar a tus
niños.
─Cierto. Porque eres la persona en la que más confío en este mundo. Y la

persona que amo. Y aquél que sé que protegerá a mis niños tan ferozmente como yo lo
haría ─las palabras surgieron de una fuente profunda en el corazón de Evan mientras
su voz se suavizaba─. Tiene sentido.
─De acuerdo. ─Matt miró la alfombra, el techo, el cuadro encima de la

chimenea.
─De acuerdo. ─Evan terminó su cerveza─. Tengo que ir a comprobar a Danny.

Quizás tome algo de cenar.
─Hay sobras en el microondas. ─Matt aún no lo miraba.
Algo carcomió a Evan.
─¿Por qué mencionó Danny la guardería? ¿Lo sabes?
─Recogí a los niños en la limusina de Bennet Aames porque llegaba tarde.

Preguntaron, así que les dije que tenía una oferta de trabajo. ─Matt se aclaró la
garganta.
─Eso fue rápido ─el estómago de Evan dio vueltas cuando terminó su cerveza.
45
Popular isla de vacaciones. N. de los TT.

─Rápido y sexy. Quiere darme una tonelada de dinero por ser el guardaespaldas
de Daisy Baylor. Una buena cantidad, como dijo Katie ─se frotó las manos y se puso en
pie─. Los niños no estaban emocionados.
─Adoran tenerte alrededor.
Matt frunció el ceño.
─Echan de menos a su madre. Necesitan a alguien aquí, y yo soy su única opción.
─O ya sabes... te quieren. ─Evan se puso en pie, y Matt se movió de nuevo,

dirigiéndose a la cocina─. ¿De dónde viene eso?
─Un largo día y sin dormir. ─Matt rebuscó en la nevera─. Además Liz es la come
ollas más irritante en el mundo. Pone demasiados pensamientos en mi cabeza.
─¿Ah? ¿En qué estás pensando? ─Evan puso una mano en la espalda de Matt,
atrayéndolo.
─Es una larga historia. ─Matt le tendió un cuenco tapado con papel de aluminio
hacia Evan y evadió su intento de un abrazo.
─Entonces cuéntame la historia. ─Evan cerró la puerta y puso el cuenco en la

encimera. No soltó el brazo de Matt, porque de repente comprendió que ambos
necesitaban contacto.
Los ojos oscuros de Matt ardieron, y Evan pudo sentir el hastío.
─No quieres ser gay, pero quieres estar conmigo. No quieres que otras personas
piensen que eres gay, pero me darás a tus niños... tus niños, la cosa más importante en
el mundo para ti, porque soy el tío al que amas. A veces me pregunto... a veces pienso
que esto es sólo un ejercicio de estupidez, tú y yo. No estarías preocupado por las
etiquetas o batallas de custodia o cualquier otra cosa si yo no estuviera aquí. ─Matt se
detuvo y negó con la cabeza─. Estoy tan jodidamente confundido en este momento, no
tienes ni puta idea. Porque no quiero irme, Evan, pero a veces, a veces creo que
sencillamente sería malditamente más fácil si lo hiciera.
─No digas eso ─las manos de Evan se cerraron sobre la camisa de Matt mientras
su corazón se comprimía dolorosamente en su pecho, y se acercó más─. Necesitas
estar aquí.

─No, yo no lo necesito. ─Evan pudo sentir a Matt conteniéndose.
─Tu lo vales, ¿de acuerdo? Lo que sea que tengamos que descifrar... ─Evan tomó
una inspiración e hizo una pausa─. Lo que sea que tenga que descifrar... merece la
pena. No puedo hacer esto sin ti. Demonios, no quiero hacer esto sin ti.
Matt se relajó, un pequeño incremento de liberación, y Evan disminuyó la

distancia entre ellos hasta la nada.
─Quizás importa un poco... cómo me etiqueto a mi mismo ─susurró, su boca

cerniéndose cerca de la de Matt─. Quizás importa lo que piensen los demás, y necesito
vivir con eso. No puedo hacer felices a todos.
─No, no puedes. ¿Y por qué demonios querrías? ─dijo Matt, descansando su

frente contra la de Evan.
─Quiero hacerte feliz. ─Evan sonrió. Dejó que el beso floreciera en un toque
suave, abriendo su boca para Matt mientras sus cuerpos encajaban juntos
cómodamente.
─Vas a llamar mañana al abogado ─murmuró Matt cuando se separaron.
─Sí. ¿Qué vas a decirle al señor Aames?
─Creo que tengo que decirle gracias, pero no, gracias. A menos que planeé
darme la limusina para todas las recogidas de la escuela.
Evan calmó a cada uno de los niños individualmente, tomando algunos bocados de
cena entre las conversaciones. Matt desapareció en la terraza por un rato con su telé-
fono móvil; cuando volvió dentro pareció un poco más relajado.
─¿El señor Aames?
─No. Jim. Se encuentra mejor... y se muere de ganas de salir huyendo, pero

Griffin tiene una reunión mañana, así que está atrapado allí por un tiempo.

Evan puso el plato vació en el lavavajillas.
─¿Cómo está Griffin?
─Sonaba bien. Dijo que te recordase que le hicieras una llamada. ─Matt se sentó
en la encimera y le dirigió a Evan una mirada con la ceja alzada─. ¿Quiero saberlo?
─Nosotros, uh... hicimos las paces la noche que Jim se hirió. Me dijo que lo
llamara si necesitaba hablar. ─Evan limpió la encimera; podía sentir el rubor
caldeándole la piel─. Estaba pensando en aceptar su oferta.
─¿Quiero saber siquiera de que estabais hablando?
─Sólo... cosas. En general ─lanzó el trapo de los platos al fregadero─. Cosas que
no puedo en realidad discutir con nadie más.
─Tales como... ─Matt hizo un movimiento de rotación con la mano.
─Tales como... no lo sé. Escucha, no tengo ningún amigo gay, y quizás me gustaría
un poco de perspectiva sobre las cosas.
Matt parecía lo suficiente sorprendido como para ser tumbado por una pluma.
─¿Estás buscando un punto de vista gay sobre algo?
─Sí. ─Evan metió la mano en sus pantalones y sacó su billetera, pescó la tarjeta
de LOGA de Jesse y la lanzó sobre la encimera─. Liga de Oficiales Gay en Acción. Creo
que hay un día de campo dentro de algunas semanas. Quizás vayamos.
Matt fingió caerse del taburete.
─Acabas de usar la palabra gay como seis veces sin pestañear.
─Ha habido un pestañeo interior. Un poco ─admitió Evan─. Pero creo que lo
estoy haciendo bien.
─Estoy impresionado.
─No lo estés. ─Evan recogió la tarjeta y la puso en la nevera al lado del calendario con
todo lo importante─. Sólo... disfruta de los pasos de bebé.

Capítulo 16
G
riffin estaba de pie fuera del edificio de apartamentos de Serena Abbot
cuando Evan detenía el sedán después del trabajo, dos días más tarde.
Tocó la bocina, y el hombre más joven saludó, deslizando su BlackBerry
en el bolsillo cuando alcanzaba la manilla de la puerta.
─Lo siento, se me hizo tarde. La reunión se demoró ─dijo Evan a modo de saludo
mientras Griffin se ponía el cinturón.
─No hay problema. Sólo estaba hablando con Bennet por teléfono ─ya no
parecía pálido ni estresado; ese entusiasmo desenfadado que Evan percibió la primera
noche en la cena había regresado─. Así que seguramente no te importe porque eres un
policía y no una persona del mundo del espectáculo, pero está realmente interesado en
mi guión, y creo que podría hacerme una oferta. ─Griffin rebotó un poco en el asiento.
─Eso es bueno, ¿verdad? ─Evan se incorporó al tráfico mientras Griffin suspiraba

dramáticamente.
─Necesito volver a Hollywood, donde a alguien le importe.
─Una oferta es buena... ¿diría que eso significa dinero?
─Significa que puedo hacer esta película del modo que yo quiero y no vender mi
alma a un gran estudio. ─Griffin se ajustó sus lentes sobre la nariz─. Y sí, una jodida
cantidad de dinero.
─El señor Aames parece estar en el lado de la cantidad.
Griffin silbó.

─No tienes ni idea ─golpeó ligeramente con los dedos sus pantalones caquis─.
Jim dijo que le ofreció un trabajo a Matt. Cuidando de Daisy ─claramente tenía
curiosidad.
Evan se detuvo en el semáforo y asintió.
─Sí, pero creo que sería un poco más comprometido de lo que le interesa a Matt.
─Daisy es un trabajo de jornada completa ─dijo Griffin secamente.
─El señor Aames parece haberse ofrecido voluntariamente para el trabajo.
─Sí. No acabo de entender qué tienen que ver en absoluto.
─¿El qué?
─¿De verdad quieres oír esto? Es como... una relación chismosa loca de mierda.
─Tengo hijas adolescentes, puedo soportarlo. ─Evan entró en un garaje de

estacionamiento y frenó mientras bajaban la rampa.
─Creo que me siento insultado ─murmuró Griffin mientras salían del automóvil.
En el pequeño y oscuro pub irlandés que Evan había seleccionado para esa cena
temprana, la multitud del almuerzo se había ido, y la de la cena no estaba en ningún
lugar a la vista. Ni siquiera la hora feliz parecía estar llevando mucho humo. Se sentaron
en un pequeño reservado en un rincón.
─¿Entonces me lo vas a decir? ─preguntó Evan mientras miraba el menú. No

estaba seguro de que le importara, pero era más fácil escuchar que forzarse a expresar
en realidad las preguntas que acechaban en su cráneo.
─Tú lo pediste. ─Griffin puso los codos sobre la mesa─: conozco a Daisy desde
que eramos niños, y tiene literalmente el peor gusto con los hombres. Su ex-marido fue
una mierda enorme, todos sus novios –sin excepción– han sido residentes del Pueblo de
los Perdedores, y su relación más sana hasta la fecha ha sido conmigo.
─¿Tú y ella? ─las cejas de Evan se alzaron.

─No de ese modo... sino como... casados sin sexo ni pasión ni nada físico.
─Griffin suspiró─. E incluso eso se jodió bastante. Así que cuando escoge a un tío,
sencillamente debes saber que hay algo mal en él.
─¿Hay algo mal en el señor Aames? ¿Pensé que tenías la esperanza de trabajar
con él?
─Trabajar con él, no salir con él. ─Griffin aceptó agradecido un vaso de agua de
un ayudante de camarero y tomó un trago gigante─. Daisy, entretanto, al parecer no
sólo está saliendo con él, sino viviendo.
─¿Y hay algo malo con él? ─Evan volvió a preguntar.
─Bueno sí, está el pequeño problema de que es gay, ¡y ella está hablando de
matrimonio! ─Griffin se reclinó hacía atrás en su silla, incrédulo─. De verdad... Me
está hablando de matrimonio y sobre niños... blah blah blah... Mientras tanto, él es gay.
─Quizás él... ─Evan luchó por un momento. ¿Cambió de idea? Experimentó algo
nuevo y sorprendente─. Quizás no es completamente gay.
─¿No completamente gay? ─Griffin hizo una mueca, luego se mordió el interior
de su mejilla─. Oh cierto, lo siento.
─Creo que el término adecuado es bisexual ─dijo Evan en voz baja.
─Sí. Sí, lo es. Pero... ─Griffin mordió las palabras─. Es sólo que suena
descabellado. Tiene eso de representante de los mayores actores en la Costa Este, y de
repente, ¡bum! Conoce a Daisy Mae y eso es todo.
Evan dejó el menú.
─Eso ocurre. Piensas una cosa la mayor parte de tu vida y entonces eso cambia.
─Realmente no quiero tener cincuenta años y de repente querer dormir con

mujeres. ─Griffin se bebió el resto del agua─. Sin ánimo de ofender.
─Faltaba más.
La camarera finalmente se percató de que estaban sentados en el rincón y

apareció para ofrecer bebidas y tomar su orden. Evan vaciló sobre algo de la barra, pero
Griffin pidió un Martini doble.

─Me comportaré, lo prometo ─dijo cuando ella se alejó.
─Bien, me alegra oírlo. ─Evan jugó con la servilleta por un momento─. Y espero
por el bien de tu amiga que ella y Bennet sean realmente felices juntos.
─Mmm, sí. Intento no preocuparme por ella, pero no puedo evitarlo. Es una
segunda naturaleza ─dijo Griffin con tristeza─. Es una persona increíble a pesar de
todos sus defectos. Sólo no quiero seguir siendo su guardián nunca más. Yo tengo a Jim,
y me gustaría concentrarme en cuidar de él.
─Tú no pareces ser su... guardián.
─No, no es lo mismo. De hecho, es mucho más agradable ir a casa con alguien

que no es a veces un vampiro emocional chupador de vida. ─Griffin se aclaró la
garganta─. Lo digo con amor.
─Por supuesto. ─Evan sonrió─. Jim es un... parece un tío muy agradable.
─Y odias sus agallas.
Evan alzó la mano.
─Nunca he dicho...
─No tienes que hacerlo. Esa noche en la cena pensé que ibas a derribarlo en
algún punto. Simplemente... ¡bum!, justo en la boca. ─Griffin hizo un puño.
─Nunca lo golpearía ─dijo Evan, ahora incómodo.
─Probablemente no, pero pensaste en ello. Vamos, está bien. Estás celoso ─la
voz de Griffin cayó conspiratoriamente─. Yo también.
─¿De Matt?
─Demonios, sí. Ya sabes, Jim no habla de ninguno de sus ex. Ni uno. No podía ni
siquiera obtener un maldito nombre del hombre. Pero Matt es su amigo. Eso es un
poco...
─Raro.

─Sí, raro. ─Griffin sonrió─. Pero está bien. Estoy bien de verdad con eso. Es
estúpido imaginar estar con una sola persona toda tu vida.
Evan sopló una sonrisa propia.
─No tan estúpido. Para algunas personas, es un objetivo.
─Supongo. Así que tú... ¿estuviste durante mucho tiempo con tu esposa?
─Casi veinte años desde que nos conocimos.
─¿Y nunca saliste con nadie más?
─No, no hasta Matt.
Griffin silbó.
─Guau.
─Pero algo raro.
─¿Veinte años con una mujer y luego un tío? Eso es muy intenso. ─Griffin lo
miró especulativamente─. Debió haberte disgustado.
─De formas que no puedes ni imaginar. ─Evan suspiró. La conversación estaba

dirigiéndose hacia donde él necesitaba llegar aún cuando luchó contra el impulso de
alejarla.
─¡Oh, puedo imaginarlo! ─Griffin se río entre dientes─. Yo siempre supe que
era gay... o debería decir, nunca tuve una pregunta, sólo la respuesta. Como imagino que
la mayoría de los heterosexuales sencillamente saben que lo son. Estaba bien, hasta que
empecé a aprender sobre el sexo. Quiero decir... sexo hetero, lo suficientemente
sorprendente, ¿pero el resto? Era como... de ninguna manera, en serio. ─Griffin se
desternilló de risa─. Consideré brevemente el celibato.
─¿Entonces qué ocurrió? ─Evan respiró profundamente.
─Un novio del instituto, un poco mayor con acceso aparente a un montón de
información. ─Griffin sonrió satisfecho─. Le gustaba jugar a maestro/aprendiz, y recibí
una buena educación.

─Así que él y tú... ─Evan hizo un gesto, y luego se ruborizó─. Lo hiciste... todo.
─¿Todo siempre? No. Estaba dispuesto, pero también tenía un montón de

deberes de tercer año.
Evan rodó los ojos.
─¿Sabes a que me refiero?
─Sí, lo sé, pero es divertido tomarte el pelo. ─Griffin sonrió dulcemente─. Tu

carácter de poli, Jesucristo en un poni. Estás tan malditamente tenso. ¡Y estás en Anti-
vicio, por amor de Dios! Debes haber trincado algunas bandas de algo como... juguetes
sexuales robados o algo así.
─No. No lo hecho ─las mejillas de Evan ardieron.
─Deberías. Eso sería un excelente porno. Hablando de eso... ─la voz de Griffin
bajó más, a pesar de que no había nadie a la vista─. Ya sabes, si estás como... buscando
información o material, una buena porno no se puede omitir. Tienes que recordar que
esos tipos son profesionales, y las primeras veces no es tan asombrosamente divertido,
y la mayoría de los chicos no son así de enormes. Pero ya sabes, es buena información.
El sudor corrió tras las orejas de Evan. Oh, esto fue un error.
─Ya he... visto. Varias cosas.
─Bien, bien. Quiero decir, lo admitiré: la primera vez estaba como... de ninguna
maldita manera. Sólo hice una chupada o algo así ─se escuchó a sí mismo y tosió─.
Pero la paciencia puede ser algo bueno.
Evan resistió el impulso de arrastrarse bajo la mesa. Su curiosidad aún ardía.
─¿Entonces te acostumbras a esto?
─¿Esto? ─Griffin se encogió de hombros─. Sí. Pero «esto» lo hace sonar como
una tarea ─movió las cejas─. Y no lo es. Especialmente cuando me di cuenta de lo que
quería.
─Entonces lo has hecho... ambos ─se quitó la chaqueta de su traje, dejando al

aire frío del ventilador golpearle la nuca.

─Claro. Es el mejor modo de averiguar lo que te gusta. Y me gusta mezclar de vez

en cuando, pero con Jim... ─Griffin hizo una pausa─. Está bien, si digo cosas perso-
nales, no vas a enloquecer, ¿verdad?
─No, no voy a enloquecer. Sólo... ve con cuidado con las palabras descriptivas.
─De acuerdo, alma sensible... con Jim, sencillamente encaja. Lo que necesita y
quiere y lo que necesito y quiero... encaja. No le importa si nunca quiero, uh, bueno,
«estar debajo» ¿te sirve como descripción?
Evan murió un poco pero asintió.
─Claro.
─Bien. Así que... a él no le importa si nunca quiero porque lo que funciona con
nosotros es: yo encima y él debajo y varias otras cosas ─la sonrisa de Griffin era
burlona─. ¿Quieres pequeños esquemas en la servilleta?
─No.
─¿Nuestra camarera ha ido a Islandia por mi vodka? ─preguntó, mirando por

encima del hombro de Evan.
─Entonces a Jim le gusta... él es... ─su voz se quebró.
─Sí. ─Griffin arrugó su servilleta y se la tiró a Evan a la cabeza─. Vamos, sin

estereotipos por favor. Es mayor, más grande y caliente como el fuego ardiente y yo soy
un nerd con gafas, ¿de modo que no es posible?
─¡Nunca he dicho eso!
─Pero lo pensabas un poco.
Evan recogió la servilleta arrugada del suelo.
─Vale, es un estereotipo, y a veces cuando no tienes un marco de referencia...
─Bien, lo que sea. Estás perdonado, pero no cometas el mismo error otra vez.
─Griffin negó con la cabeza─. Quiero decir, ¿y si te hubiera conocido cuando estabas
casado con tu esposa y asumiera que eras un gigantesco idiota abusivo... porque los
polis tienen esa reputación a veces? ¿Qué habría hecho ella si hubiera dicho eso?

─Darte un tirón de orejas. ─Evan sonrió y agachó la cabeza.
─También debería. Quizás tenga razón y quizás esté equivocado, pero yo en tu

lugar, probablemente debería esperar hasta tener más información que sólo mierda que
he oído de personas que no conozco realmente. Y oh, gracias a Dios. Será mejor que sea
el mejor Martini de todos los tiempos.
La camarera no se disculpó por la demora interminable, dejando sus bebidas y una

cesta de pan antes de desaparecer de nuevo.
─Come, esto puede ser lo único que consigamos ─suspiró Evan.
─Voy a hacerlo ─sorbió la mitad de su Martini con un suspiro de felicidad─.

Brillante. Que mal que nunca la vaya a volver a ver para pedir otro ─hizo un gesto hacia
Evan con el vaso─. ¿Qué tal lo estoy haciendo con eso de ayudar?
─Bastante bien ─admitió Evan─. Es algo agradable hablar con alguien sobre
estas cosas.
─¿Qué es lo siguiente?
─Creo que estoy bien por ahora. Gracias.
Griffin hizo un mohín.
─Oh, vamos. Pregúntame algo realmente sucio para que pueda ver tu frente
volverse de ese color borgoña de nuevo.
Evan dejó a Griffin en la misma esquina y esperó hasta que el hombre más joven
entró en el edificio. Apoyó la frente contra el volante con un suspiro.
Oh, eso fue una cena informativa. Y estaba seguro de que había quemado varias
células cerebrales con el puro calor de su rubor. Desde el final de esa copa de Martini
vino la sabiduría sexual de Griffin Drake, con muy pocos tabúes. Tenía sugerencias,

consejos, y el «¿pusiste una almohada debajo de tus caderas? Ayudará», casi había
provocado que Evan tuviese palpitaciones.
Lo cual, por supuesto, Griffin había amado absolutamente.
Su teléfono zumbó, y comprobó el número para asegurarse de que no era Griffin

con algo que había olvidado compartir.
No, era Ellie, y presionó el botón de llamada con el ceño fruncido.
─¿Ellie? ¿Todo bien?
─Sí, todo está bien. Sólo quería dejarte saber que mi madre y yo tuvimos una...
Vamos a llamarlo conversación por el momento. ─Ellie suspiró profundamente.
─¿Fue malo?
─Épico y feo.
Evan apagó el automóvil y se inclinó hacía atrás.
─¿Y?
─Y ella tenía los papeles sobre tu cambio de tutela. Entonces llamó a un abogado.
El corazón de Evan cayó en su estómago. Jadeó.
─Alguien le dijo que no tenía ningún caso ─continuó Ellie, su voz cansada y
suave─. Entonces hablé con el padre Deckard, quien fue a la casa, y... fue todo un
desastre. Está histérica.
Evan recuperó la voz.
─Lo lamento, Ellie. De verdad lo hago.
─Le dije que permaneciera alejada de los niños por un tiempo y que entonces
haríamos algo en algunas semanas, ella y yo con ellos durante unas horas. Le dije que
no la quería sola con ellos.
─Eso debe de haberle sentado como una bomba.

─Sólo está atrapada en su dolor y enfado, Evan. No puedo sacarla ─la voz de
Ellie se rompió─. El padre Deckard y yo estamos tratando de llevarla a asesoramiento.
─Espero que ustedes puedan, por el bien de todos.
─Cierto ─su tono no era esperanzador─. Walt dijo que no puedo mover esta
montaña y que tenemos nuestra propia vida que vivir, pero ya sabes. Soy todo lo que
tiene ahora.
La carga era pesada, claramente.
─Aún tienes que tener algunos límites.
─Lo sé.
─Recuerda, Walt está ahí para ti. Y yo estoy... tan bien cuando puedo. Quiero
decir, los niños son mi primera prioridad, pero aún somos familia.
Ellie sollozó.
─Gracias, Evan. Sólo quería dejarte saber lo que está pasando.
─Gracias, Ellie.
Colgaron, y el pecho de Evan expulsó otro latido tartamudo.
Esa noche, en la cama, Evan miró fijamente el techo mientras Matt fingía dormir a
su lado. Finalmente, a las 2:00 a.m., Evan se giró y dio un golpecito a su novio en el
costado.
─¿Qué? Estoy durmiendo. ─Matt refunfuñó.
─Yo no.
Matt suspiró y giró la cabeza.

─¿Qué va mal?
─Nada. O ya sabes, todo. ─Evan dio de puntapiés bajo las sabanas─. Me dirigiré
a la jodida frontera canadiense si mis suegros intentan quitarme a los niños ─dijo.
─Yo conduciré ─dijo Matt simplemente.
─Está bien ─eso le hizo sentir un poquito mejor. Se estiró bajo los cobertores,
con las manos moviéndose sin descanso sobre el pecho de Matt─. ¿Quieres...?
─¿Querer qué? ─Matt preguntó secamente, deshaciéndose ya de su camisa.
─Cállate ─murmuró Evan. Quitó los cobertores del cuerpo de Matt, repentina-
mente hambriento por algo de contacto físico. Su boca se dejó caer sobre los pezones
morenos y planos, el vello le hacía cosquillas en la nariz mientras jugueteaba con el
pequeño botón de un lado a otro hasta que Matt se movió.
─De cero a cien. ─Matt gimió y giró hacía Evan, uniendo sus piernas, haciendo
contacto con sus genitales entre sí.
Evan no dijo nada, sólo se movió más abajo, las manos tirando de la cintura de los
bóxers de Matt.
No le dejó a Matt retardarlo, tampoco desvestirlo. Tuvo a Matt desnudo y bajo sus
manos, bajo su boca tan rápido como pudo, la cama temblando bajo él por el esfuerzo.
─Da la vuelta ─gimió Matt─. Déjame chuparte.
Pero Evan negó con la cabeza. Tragó a Matt frenéticamente, los dedos firmes en
sus caderas. En el último segundo, se apartó, dejando a Matt tensarse contra él,
suplicando por un poco más.
─No ─susurró Evan. Osciló una pierna insegura sobre Matt, posicionándose
sobre él. Durante un momento confuso, su novio quedó congelado bajo él, y Evan casi
perdió los nervios, pero luego se inclinó hacia abajo para un beso y se acomodó sobre
Matt.
Tomó un momento de coordinación, pero entonces, el duro y húmedo miembro

de Matt se presionó contra su estómago y Evan frotó la longitud contra su culo. Y fue
entonces cuando el gemido sobresaltado de Matt le dijo que había sido una idea
jodidamente brillante.

Las manos de Matt se cerraron en sus caderas, manteniendo el paso. Evan se

sostuvo en la cabecera y se meció, la provocación de la carne desde la base hasta la
punta frotándole íntimamente mientras su propio miembro húmedo se rozaba contra el
pecho de Matt.
─Tócate ─susurró Matt, y Evan no dudó ni por un segundo. En la oscura

habitación la cama crujía, y Evan se masturbó mientras su novio surcaba contra él en un
intento frenético de correrse. A ninguno le tomó demasiado tiempo. Evan se sacudió en
un desesperado intento por contenerse mientras Matt se ponía rígido y una sensación
caliente y húmeda cubría el culo de Evan. Pero fue demasiado.
No pudo esperar. Acarició con fuerza hacía abajo y se inclinó hacia atrás, sintiendo
la mano de Matt acunando la parte baja de su espalda mientras se disparaba contra el
pecho de su amante.
Evan durmió después de eso. Cuatro sólidas horas con Matt cubriéndole la
espalda, aprisionándolo contra el colchón. Se sentía tan bien que maldijo a la alarma
cuando empezó a sonar.
─Apúntame de momento para el sábado por la noche 46 ─murmuró a su novio

mientras salía de la cama.
Matt masculló algo en su sueño.
Evan tomó una ducha ridículamente fría y trató de no mirar fijamente la expresión
depredadora de sus ojos en el espejo mientras se afeitaba.
Marcó el número de Jesse, de la LOGA después de las nueve y anotó la dirección

para la reunión. El joven oficial estaba claramente encantado con su aceptación. Evan lo
escribió en su agenda y puso una alarma en su teléfono.
Iba a ir.
46
En el original: [pencil me in] Planear una cita pero dejando abiertos posibles cambios de última hora. N. de los TT.

Cuando Moses se levantó para un recambio de café, Evan lo siguió y lo ensom-

breció por un momento cuando llenaban sus tazas.
─¿Todo bien? ─preguntó Moses, su rostro oscuro tan curioso como siempre.
─Sí. ─Evan dejó caer algo de azúcar en su taza─. Quería saber si tenías algo
que, uh... decir o... Sé que has oído sobre mi situación de vida.
Los ojos de Moses se abrieron como platos y resopló, palmeando a Evan en la

espalda.
─Evan, Dios mío, has estado viviendo con Matt desde, ¿cuándo? ¿Casi un año?
¿Estás sorteando ahora para soltar los anuncios?
─No, esto no es un anuncio. Sólo quería asegurarme de que no era un problema.

─Evan bajó los hombros y miró a Moses a los ojos.
El hombre mayor se encogió de hombros.
─No es asunto mío. Sólo me gusta saber qué sucede.
─¿No tienes una opinión?
─¿Por qué te importaría mi opinión? ─Moses pareció genuinamente

sorprendido─. Como he dicho, no es asunto mío. Sólo haz tu trabajo y vigila mi espalda
cuando tengas que hacerlo.
Evan quiso atizarlo hasta que dijera algo... aprobatorio, desaprobatorio. Pero que
dijera algo. Sin embargo, Moses se negó a ofrecer nada más. Evan ni siquiera pudo leer
su expresión.
─¿Eso es todo?
─Eso es todo. ─Moses se encogió de hombros, tomó su café, y volvió a su

escritorio.
Evan se sintió extrañamente aliviado por su conversación.

Se detuvo en el apartamento de Serena Abbott durante la hora del almuerzo.

Griffin le atendió por el interfono.
─Hey, me alegro de que te pasaras por aquí. ─Griffin abrió la puerta, y Evan
entró al pequeño estudio. Jim estaba en la pequeña cocina sirviendo café.
─Quería decir adiós antes de que os fuerais. Matt dijo que voláis por la mañana.
─Evan y Jim intercambiaron saludos.
─Sí, tengo algunas revisiones que hacer ahora que el guión es una opción de
compra ─dijo Griffin encantado.
─Él actúa excitado ─dijo Jim, y Evan sonrió.
─Me alegra oírlo. Felicitaciones.
Griffin le enseñó el dedo medio a Jim por encima de su hombro.
─Gracias, gracias. Vamos a volar de regreso a Seattle, quizás conduciremos para

quedarnos un poco en Tacoma. Jim va a empezar a pescar.
─Todavía no he dicho «sí».
─Es eso o ganchillo como tu hobby tras la jubilación. Escoge uno.
Jim refunfuñó mientras entraba en la sala. Los moretones habían desaparecido en

gran parte, y su mano ya no estaba vendada.
─Tu excelente ciudad ha sido un verdadero dolor en el culo, y no puedo esperar

para regresar a la costa oeste.
─Perdón por eso. ─Evan puso las manos en los bolsillos─. Espero que la
próxima vez que la visitéis sea un poco más relajado.

─Tenemos que repetir esa cosa de la cena ─dijo Griffin─. Creo que todos nos
merecemos olvidarnos de aquella.
─Estoy de acuerdo. ─Evan sintió a Jim mirándole y se aclaró la garganta─.

Griffin, ¿te importaría si Jim y yo tenemos un momento a solas para hablar?
─Es un estudio... ¿adónde quieres que vaya?
Jim indicó el baño.
─Debe haber más tiempo que puedas gastar en tu cabello.
─Arg, bien. ─Griffin dio un abrazo de oso a Evan antes de que pudiera negarse
educadamente─. Llámame en cualquier momento. Tengo más garabatos sucios para ti.
Y con eso, Griffin salió de la habitación.
Jim le miró marcharse tiernamente.
─Tienes todo un novio ─dijo Evan─. Fue realmente muy amable al almorzar
conmigo y, uh... yo se lo agradezco.
─Ese es él ─dijo Jim, algo severo─. No podía soportar que te sintieras mal.
─Lo sé. Y no puedo soportar dejarte volver a Seattle pensando que soy un
completo gilipollas ─Evan sonrió─. Lamento mi comportamiento esa primera noche.
Llevé todos y cada uno de mis problemas a la mesa, y eso no fue justo.
─Sabes que Matt te ama, ¿cierto? ¿Qué no soy una amenaza de ningún tipo,
manera o forma? ─Jim suspiró─. Y quizás no debería ser quien lo dijera, pero incluso
cuando él y yo estuvimos juntos esa vez... también estabas ahí. Sólo estaba... echándote
de menos. Y sucedió que yo estaba ahí, eso fue todo. ─Jim le dirigió una mirada
seria─. Por favor, dime que entiendes eso. No quiero dejar de hablar con Matt por esto,
pero lo haré si va a causar problemas de nuevo.
Evan negó con la cabeza.
─No es así. He acabado con eso ─su boca se curvó en una sonrisa─. Aunque
seré honesto, sería más fácil si fueras feo.

─Bueno, sería más fácil despedirte como a un idiota si mi novio no hubiese

insistido en que todo era sólo una trágico malentendido. ─Jim finalmente esbozó una
sonrisa.
Evan extendió la mano, y Jim la estrechó. Un apretón firme y sólido.
─Gracias ─dijo Evan, sinceramente─. Te agradezco que cuidaras de Matt

cuando lo necesitó.
Jim pareció momentáneamente avergonzado.
─Él hizo lo mismo por mí.
─Bien. ─Evan lo remarcó. Dejó ir la mano de Jim y asintió─. Bueno, tengo que
volver al trabajo. Espero que volváis a Nueva York para una estancia menos dramática.
─¡Probablemente para las fiestas! ─Griffin gritó desde el baño.
─Probablemente para las fiestas ─Jim suspiró. Evan tosió tras la mano para
ocultar su risa.
─Hazle saber a Matt y arreglaremos una cena. Pueden venir a Queens, conocer a
la familia.
─Trato hecho.
Jim le acompañó a la puerta, e intercambiaron una sonrisa entendida de

despedida.
─Cuida de él ─murmuró Jim.
Evan asintió y siguió su camino.

Capítulo 17
M
att salió de su ducha post entrenamiento del sábado por la tarde y
encontró la casa perfecta, extrañamente tranquila. La televisión estaba
apagada, no se oían voces de una conversación por el teléfono móvil,
la Xbox estaba apagada igual que el estéreo. Sólo se oía el tictac del
reloj de pared y el zumbido de los ventiladores de techo.
─¡Hey!, ¿esto es como un episodio de «The Twilight Zone 47»? ─gritó para que lo
escucharan en la primera planta.
─¿Cuál? ─Evan entró desde la terraza.
─Pues claramente, uno donde todos desaparecen. ¿Dónde están los niños?
─Ellie y Walt los recogieron por el fin de semana. Volverán mañana por la noche.
Evan parecía casual pero pausado en la cocina, mientras ponía una jarra de té
helado y dos vasos en una bandeja.
─¿Cuándo se hicieron estos planes? ─Matt alisó su camiseta nerviosamente.
─Llamé a Ellie ayer por la tarde.
─¿Se me olvidó algo que tuviéramos que hacer?
Evan sonrió y se ruborizó, por lo malditamente encantador que Matt estaba.
47
The Twilight Zone, conocida en idioma español como La dimensión desconocida en México y Latinoamérica. Dimen-
sión Desconocida y En los límites de la realidad en España, y en algunos países de América como La Quinta Dimensión
(Twilight Zone, zona crepuscular en idioma inglés) fue una serie de televisión estadounidense, especializada en el género
de la ciencia-ficción, la fantasía y el terror. Fue creada y mayoritariamente escrita (92 episodios) por su narrador y anfitr-
ión, Rod Serling. Luego no digáis que no habeis aprendido tanto con estas novelas XD. N. de los CC.

─Pensé que podríamos aprovechar la casa vacía ─murmuró Evan─. Pasar el día
en la cama.
Matt se apoyó contra la encimera.
─Todo el día.
─Bueno, no tenemos que hacerlo. ─Evan igualó la postura de Matt─. Pero si

quieres...
─¿Es este el regreso de la caliente casa en la playa, Evan? ─Matt habló arrastran-
do las palabras, esperando que la respuesta fuera sí y esperando más allá de toda
esperanza que el resultado fuera muy diferente.
─No, es una versión mejorada. ─Evan se irguió y dio la vuelta a la encimera, con
un andar lento y lánguido. Matt se tragó un gemido.
Matt extendió la mano, pero Evan se mantuvo fuera de su alcance.
─Vamos. Arriba. No empecemos a distraernos aquí abajo.
─No considero chupártela una distracción.
Ahora fue el turno de Evan para sofocar un gemido.
─Yo sí. Prefiero tener tu boca en otros lugares.
Las palabras eran sexis; el rubor en el rostro de su amante sólo lo hacía parecer
más caliente. Matt dio un paso hacia la escalera.
─Date prisa antes de que no pueda caminar.
Mantuvo las manos en sí mismo hasta que estuvieron en el dormitorio.
Evan ya estaba desnudándose, su respiración era superficial y ansiosa. Matt pensó

que iba a tener el mejor sexo soñado de todos los tiempos, pero el aire frío que entraba
en la habitación a través de las cortinas y lo tocaba cuando se quitó la camisa, le dijo
que aquello era muy real.

Había cosas en la mesita de noche que percibió y, las vio, cuando Evan encendió la
lámpara. Apartó la colcha, consiguió una almohada extra, Matt dejó escapar su aliento
cuando Evan gateó en la cama.
Lo miró boquiabierto y Evan le sonrió.
─Estás demasiado tranquilo en este momento ─murmuró Evan─. Y estoy

empezando a ponerme nervioso. Disculpa, muy nervioso.
─Sólo estoy tratando de no saltar sobre ti ─dijo Matt arrodillándose al borde de

la cama─. No quiero estropear esto.
─Hacemos bastante bien todo lo demás. Esto es simplemente añadir algo, ¿no?
─Evan se tendió en la cama, abriendo sus piernas y sus brazos invitándolo.
El Coeficiente Intelectual de Matt bajó un centenar de puntos. Su boca se secó

cuando arrastró una mano por la pierna de Evan, mientras trazaba círculos en el interior
de su muslo.
─Eso es. Sólo algo adicional.
Las piernas de Evan se abrieron todo lo posible.
─¿Qué hiciste? ─susurró Matt, sin poder apartar los ojos de esa postura tan
íntima.
─Investigué ─un brillo de sudor apareció sobre el cuerpo de Evan.
─¿Oh, sí? ¿Y qué decidiste que querías? ─Matt se arrastró sobre Evan, empu-
jando con sus rodillas las piernas de Evan para abrirlas más.
Evan extendió la mano y localizó la boca de Matt. Matt persiguió con sus dientes
los dedos juguetones, pero Evan no dejó que los probara hasta que estuvo listo.
─Ve despacio ─fue todo lo que Evan dijo, en un tono tan bajo, que Matt vio las
palabras más que escucharlas. Chupó dos de los dedos de Evan en su boca, cerrando sus
ojos cuando simuló su mejor mamada.
El cuerpo de Evan vibró debajo de él y en su interior. Los dedos húmedos por la

saliva se deslizaron fuera de su boca y dejaron un rastro frío y húmedo, cuando Evan
trazó una línea por su pecho y su mano se cerró alrededor del miembro de Matt.

─Sólo un poco. ─Matt exhaló, meciéndose en la mano de Evan─. Voy a nece-

sitar eso. ─Evan no estaba en desacuerdo; acariciaba lenta y constantemente, las
yemas de sus dedos mojadas, jugueteaban con la cabeza. Matt murmuró su estímulo
antes de comenzar a alejarse lo suficiente como para mantenerlo a raya.
─Mi turno. ─Matt echó un vistazo a la mesa de noche para ver el lubricante y los
condones. Alargó la mano hacia el tubo, la aprehensión revoloteando a través de su
cabeza hasta que Evan se movió inquieto debajo de él.
─No lo tomes para siempre ─susurró, y Matt no perdió más tiempo. Sus manos
temblaban, por la emoción y los nervios. El lubricante húmedo y pegajoso se derramó
sobre sus dedos.
─Usa mucho y tómate tu tiempo y... ─la respiración de Evan era superficial y se
lamió los labios.
─Shhh ─dijo Matt. Besó el centro del pecho de Evan, marcando un círculo
húmedo en su cálida carne cuando su mano se deslizó hacia su culo. Evan se paralizó,
pero Matt siguió su camino, se movía en pequeños círculos hasta que tocó el pliegue
vulnerable de piel.
Evan se estremeció. Sus manos fueron a los hombros de Matt, no empujando o

apartándolo de él, pero esperando con toda su fuerza.
Matt frotaba los dedos en círculos suaves y empujó mínimamente, para ir

rompiendo la apacible resistencia. Besó la parte baja del estómago de Evan, abriendo la
boca para tomar la cabeza de su miembro contra su lengua. Sus dedos presionaron más
profundo, y Matt tragó convulsivamente para mantenerse bajo control.
Continuó de la misma manera, succionando ávidamente, presionando con

suavidad y haciendo círculos con sus dedos. Creyó sentir la vacilación o el retraimiento
de Evan, pero no eran nada más que alentadores gemidos y maldiciones entre dientes.
Matt levantó la cabeza y se colocó más abajo en la cama.
Evan levantó las piernas y se abrió a Matt íntimamente.
Fue un segundo muy explosivo, y Matt extendió su mano para mantenerse a raya
antes de que hubiera terminado demasiado pronto.
No dijo nada mientras su boca se unía a sus dedos en la preparación de la entrada.

Sujetó su pene duro todo el tiempo, cuando probó el cuerpo de Evan y delineó el
placer hasta que ambos se mecían en la cama con anticipación.
─Date la vuelta ─murmuró finalmente Matt, mordiendo y besando el interior del

muslo de Evan.
─La almohada. ─Evan se atragantó cuando se desenredó de Matt.
─Ponla bajo tus caderas ─dijo Matt mientras acariciaba la espalda de Evan. Iba
despacio, y Matt miró con cautela el envoltorio del condón, estaba aterrado del tacto
húmedo del látex, que le haría correrse antes de conseguir entrar en el cuerpo de Evan.
─Sí. ─Evan tembló cuando se echó, gimiendo cuando su pene –duro como una
piedra– tocó la almohada.
─De este modo ─susurró Matt, abriendo las piernas de Evan otra vez. La
posición era erótica, su amante absolutamente hermoso tendido en la cama─. Voy a ir
despacio ─dijo. Frotó las manos sobre la fuerte musculatura de los cachetes del culo de
Evan─. Sólo dime si necesitas parar.
Evan asintió con la cabeza, los dedos se apretaron sobre el cobertor.
Matt se mordió el interior de su mejilla mientras abría el condón y lo deslizaba en

su pene, contando y respirando para llevarlo completamente hasta la raíz, sin perderse.
Besó la parte baja de la espalda de Evan.
Lo abrió y besó su parte íntima y oculta.
Empujó su lengua dentro y presionó hasta encontrar un ritmo al que Evan

respondió en un segundo.
Se echó hacia atrás cuando Evan gritó.
Sujetó su pene, su respiración era fuerte por las emociones que golpeaban todo su
ser y presionó la cabeza de su miembro contra el sitio que había abierto con su lengua y
sus dedos.
─Respira, relájate. ─Matt se atragantó. La tensión lo inundaba incluso cuando se

detuvo por la preocupación─. Relájate.

Evan tembló debajo de él. Jadeaba como si le doliera, pero se empujó hacia atrás,
e instintivamente Matt empujó hacia delante.
Ambos se detuvieron.
Matt empujó otra vez.
Evan gimió fuerte, intranquilo contra Matt mientras se ponía más cerca de la
cama, luego de regreso otra vez. Matt lo dejó moverse, le permitió ese segundo de
control, mientras se mantuvo inmóvil.
Otra pulgada. Otro empujón. Los dedos de Matt estaban blancos contra las
caderas de Evan mientras sentía la presión interna del cuerpo de su amante abierto a él.
Otra pulgada. Matt miró hacia abajo donde sus cuerpos estaban unidos y meció
sus caderas con movimientos frenéticos.
Evan aulló.
Matt se detuvo tanto como pudo, incluso cuando empujó un poco más, y sintió
una especie de electricidad entre su novio y él, Evan se retorcía en torno a su eje y el
torrente de sonidos comenzó.
─OhDios-sólo-no... Así, justo ahí. ─Evan rogaba, temblando y sudoroso bajo el

cuerpo de Matt.
─¿Te gusta así? ─la voz de Matt era áspera.
Se balanceó.
Evan gritó, y su mano se deslizó desesperadamente por debajo de él y comenzó a

tocarse frenéticamente.
─Oh sí, así. Tócate así, bebé ─canturreó Matt cuando comenzó a mecerse, no
completamente dentro, en un ritmo que no lo haría acabar, pero que les daría placer a
ambos. La presión del estrecho cuerpo de Evan sujetándolo como una abrazadera, la
erótica visión de ambos unidos, el movimiento frenético de la mano de Evan
trabajándosela duro. Matt esperó y se meció, cambiando las embestidas, hasta que la
cama golpeó contra la pared y las fotos de la mesita de noche entrechocaron.

─Ahhhh ─el cuerpo de Evan pareció entrar en erupción, y Matt sacó ventaja del
tirón interior de su cuerpo a través del orgasmo, el aroma llenando la habitación. Logró
algunos empujes poco profundos más antes de que sus testículos explotaran llenando el
condón, dentro de Evan.
Se agarró de la cabecera de la cama para evitar caerse, tomando la base del

condón antes de salir. Evan gimió débilmente, y Matt apoyó la frente contra el hombro
de su amante cuando el condón se soltó en su mano.
─¿Te encuentras jodidamente bien? ¡Oh Dios mío! ─Matt exhaló. Pensó que
podría haber estropeado algo esencial e importante en su pecho mientras luchaba por
llevar suficiente oxígeno a sus pulmones.
Evan sólo gimió otra vez.
─Dime que estás bien, así me quedo tranquilo ─susurró Matt , y Evan asintió
con la cabeza, girándola levemente.
─Santa mierda ─susurró, y Matt lo tomó como una invitación para tumbarse a
su lado.
Evan finalmente se dio la vuelta, su rostro enrojecido y su boca luchaba por

encontrar una manera de articular palabras. Estaba tendido contra el hombro de Matt,
las réplicas persistiendo sobre su piel. Matt podía sentirlo.
Se lamió los labios esperando una reacción.
─¿Puedo preguntar si fue bueno para ti? ─gruñó.
Evan negó con la cabeza y se rió débilmente.
─Yo… yo ni siquiera sé qué decir. No podría ponerme de pie ahora mismo si

tuviera que hacerlo.
─Fue, uh… intenso. ─Matt lamió sus labios secos.

─Al principio lo sentía extraño, y luego… ─Evan desvió la mirada─, luego me

empecé a sentir tan bien que creo que perdí mi mente.
El pecho de Matt se hinchó.
Evan le dio un codazo en el costado.
─Escucha, no quiero asustarte o algo, pero puede que yo… mierda, desee follar
todo el tiempo. ─Matt suspiró. La habitación olía a sexo. Se sentía como un dios.
Recibió otro codazo.
Dejaron la habitación pocas veces. Una ducha, la cena en la planta baja. Camina-
ron en bóxers alrededor, y Matt estaba preocupado de que fuera a tener una erección
permanente cuando veía a Evan cargar el lavavajillas en ropa interior.
─Estás loco ─comentó Evan cuando estaba programando la máquina.
─¿Qué?
─Me estás mirando como si estuviera haciendo algo sexy. Cuando lo que estoy
haciendo en realidad es sólo trabajo doméstico.
─Lo siento, pero te encuentro estúpidamente caliente. ─Matt se frotó la

barbilla─. ¿Me haces un favor?
─¿Qué?
─Quédate ahí y enséñame tu brazo para que pueda ver tu tat...
─¿Así? ─giró su brazo para que el interior quedara expuesto a la vista de Matt y
trazó las líneas de USMC48 con dos dedos.
Matt se removió en sus calzoncillos.
─¿Puedo pedirte que hagas algo más?
48
United States Marine Corps, es decir: Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. N. de CC.

─Creo que ya te dije que el culo desnudo en la cocina no es lo mío ─dijo Evan.
Apagó la luz sobre el fregadero y pasó al lado de Matt hacia la escalera.
─¿Podemos quedarnos con el culo desnudo de nuevo en el dormitorio?
Evan hizo una pausa.
─Sabes que yo… lo disfruté, ¿de acuerdo? Pero ahora estoy un poco dolorido.
Matt casi se desmayó.
─Deberías haberme dicho algo. Te lo besaré y te hará sentir mucho mejor.
Esta vez fue Evan quien tuvo que acomodarse en sus calzoncillos.
Llegó el domingo por la noche y se encontraban durmiendo en el sofá con la ropa

puesta, por primera vez desde ayer. Matt estaba medio escondido en el respaldo del
sofá, Evan estaba tumbado a su lado. Era un lugar cálido y acogedor, y gracias a Dios
Matt no podía levantarse una vez más, estaba jodidamente agotado.
─¿Debemos hablar sobre algo antes de que los niños vuelvan a casa? ─preguntó
Evan soñoliento.
─¿Necesitamos leche?
─No me refería a eso.
─Afortunadamente para ti, soy un hombre de mediana edad y no puedo hacerlo

todo el tiempo, así que tendrás algunos descansos.
─Cállate. ─Evan abrió sus ojos, esos ojos azules de bebé que metieron a Matt en
tantos problemas en primer lugar─. Necesito llegar a aceptar esto.
─Y lo hiciste, ¿no? ─Matt deslizó ligeramente la mano sobre el pecho de Evan.

─Sí. ─Evan sonrió─. Sólo estaba explicando, me alegro de no haber forzado la

situación antes.
Matt asintió con la cabeza.
─No ha sido un acuerdo para romper; nunca lo fue. Esto no termina nuestra
relación o profundiza las cosas. Es sólo jodidamente increíble.
Evan resopló.
─Dios, eres una erección andante.
─Por el bien de tu culo, alégrate de que eso no sea cierto. Tendrías que dejar el
trabajo.
─¿He creado un monstruo?
Matt simuló un gruñido.
Oyeron las puertas de un automóvil abrirse y cerrarse fuera, el ruido de los niños
que venían por el porche hasta la puerta principal.
─El tiempo de estar desnudos se acabó. ─Matt suspiró cuando Evan se

desenredó y se sentó.
─Holaaaa, estamos en casa ─gritó Elizabeth al entrar a la casa y corrió para

saltar al regazo de Evan─. Lo pasamos fenomenal. ¿Nos has echado de menos?
─¿A dónde han ido? ─Matt le lanzó juguetonamente un cojín a la cabeza.
Elli y Walt venían detrás con Kattie y Danny que discutían por algo; hubo
preguntas sobre la comida y ofrecimientos de café. Evan se levantó y fue a la cocina.
Matt estaba acostado en el sofá con una sonrisa tonta en su rostro. Simplemente, no lo
podía evitar.

Capítulo 18
B
ennet le sirvió una copa a Matt en el bar y le entregó el pesado cristal
tallado lleno de líquido ámbar. No era como si Matt esperara que Bennet
abriera unos brewskis 49, pero aún así, olfateó la bebida antes de tomar un
sorbo.
─Bueno, siento curiosidad por lo que haya decidido, Matt. ─Bennet no perdió el
tiempo dando rodeos. Se sentó en una elegante silla, con las piernas cruzadas y los ojos
negros entrecerrados en dirección del otro hombre─. ¿Va a aceptar el trabajo?
─Esto va a parecer disparatado, porque francamente me está ofreciendo una

buena mierda de dinero, pero necesito estar en casa. ─Matt se arrellanó en los almoha-
dones blanco-cremosos del sofá─. Los niños no están listos para estar solos, ¿entiende?
─No, en realidad ─dijo Bennet con una carcajada─. Pero un día espero hacerlo.
Supongo que puedo apreciar su dedicación a la familia. Si no lo hará todos los días, me
preguntaba si le podría ofrecer un trabajo de consultoría. Tendríamos las reuniones en
un horario que no afectara sus otras obligaciones.
No había ironía o burla en el tono del hombre y eso selló el trato para Matt.
─Asesoramiento, puedo hacerlo. Supongo que usted se refiere a la seguridad y

no a... ─Matt hizo un gesto que enmarcaba el opulento espacio que Bennet llamaba
oficina─. La decoración.
─No sé, estoy pensando en convertirme en un hombre de la cueva suburbana la

próxima temporada ─dijo Bennet secamente─. Pero sí, consultoría de seguridad. Estoy
49
Cerveza Canadiense. N. de los CC.

construyendo un nuevo lugar en la isla, y me gustaría que fuera lo más seguro

humanamente posible.
─Espero que no le importe que le diga, pero creo que se va un poco por la borda
con la cosa de la seguridad. Sé que lo que pasó con Daisy fue espeluznante, pero...
─Sé que parezco demasiado cauteloso, pero Daisy significa el mundo para mí, y
en segundo lugar, eso es mi intimidad. He vivido principalmente con bajo perfil, pero
ahora… bueno, ahora el foco de atención parece estar brillando en mi dirección.
─Bueno para su carrera.
─Malo para la paz mental. ─Bennet sorbió su bebida─. ¿Me ayudara, Matt? Me
comprometo a hacer que valga la pena para usted.
─Lo haré. Y no se preocupe, encontraremos a alguien que cuide de Daisy las

veinticuatro-siete 50 si es necesario. Ella estará bien.
Concretaron un poco más sobre el negocio, y aunque Matt hizo lo posible por
oponerse, Bennet puso un cheque en su mano, «por la reunión».
Matt resistió el impulso de ahogarse al ver los números bien escritos sobre el
papel azul pálido.
Marcó el número del teléfono de Evan, mientras esperaba que el valet 51 le llevara
su automóvil.
─Hey, ¿quieres cenar esta noche? ─preguntó antes que Evan pudiera decirle
otra cosa más que un hola.
─Nosotros cenamos todas las noches ─dijo Evan, y Matt rodó los ojos contra la
pared del garaje.
─Quiero decir, tú y yo, a solas para cenar afuera.
─Los niños...
50
24/7, en el libro anterior (amor y lealtad) ya habíamos hecho una referencia a este término. Ya sabéis, veinticuatro
horas, siete días a la semana. N. de los CC.
51
Otro término que conocimos en Amor y Lealtad, significa: Sirviente, criado, en especial, el ayuda de cámara. N. de los
CC.

─Pueden ordenar comida china y ver la televisión sin nuestra presencia. Vamos,
es viernes por la noche. Cita nocturna.
─Yo... ─Evan pareció vacilar, y luego suspiró. Matt contuvo la respiración sólo un
poquito. Sabía que las cosas no estaban del todo resueltas, pero tenían que empezar
por alguna parte. Cena un viernes por la noche, sin los niños y un gran cheque, sería un
buen modo de comenzar.
─De acuerdo ─dijo Evan finalmente─. Estaré en casa alrededor de las siete.
─Perfecto.
Matt le dio a los niños cincuenta dólares y les hizo firmar juramentos de sangre
para que se comportaran como verdaderos angelitos y no llamaran a menos que alguien
estuviera inconsciente. Sus ojos se agrandaron con el fajo de diez, los tres asintieron y
juraron.
─Creo que ya casi puedo comprarme un automóvil ─dijo Kattie mientras lo

miraba.
─Yo aún quiero un poni ─dijo Elizabeth.
Danny masculló algo acerca de su propio lugar.
Tomó una ducha y se puso un conjunto respetable, una cita francamente elegante,
vaqueros oscuros que le quedaban bien, una camisa de manga larga y una chaqueta de
cuero.
Incluso usó loción para después del afeitado.
Kattie silbó cuando bajó las escaleras y Matt trató de no ruborizarse.
─Papá acaba de llegar ─anunció Elizabeth desde las entrañas de la butaca.
Matt observó su reflejo en la tostadora.

─Hey. ─Evan llamó desde la puerta principal. Saludó a los niños y respondió a
preguntas y comentarios antes de entrar a la cocina, donde Matt estaba esperando con
torpeza.
─Hey ─repitió, parpadeando mientras miraba la vestimenta de Matt─. ¿Tienes

una cita esta noche o algo así?
La sonrisa fue pequeña, pero ahí estaba, y Matt la devolvió.
─Sí, y es del tipo celoso también, así que si no te importa subir las escaleras antes
de que llegue...
Evan tuvo la gentileza de ruborizarse.
─Dame quince minutos y estaremos afuera.
─De acuerdo.
Evan comenzó a darse la vuelta, pero cruzó la cocina para darle un beso a Matt en
la boca, prolongado y prometedor a la vez.
Media hora más tarde iban circulando por el boulevard, con las manos cogidas
sobre mando de marchas.
─No has dicho a dónde vamos. ─Evan finalmente rompió el silencio.
─A cenar.
─¿Pero dónde?
Matt giró hasta detenerse en un semáforo en rojo.
─Suenas como uno de los niños ─dijo cariñosamente, acariciando con los dedos
la muñeca de Evan.

Evan gruñó por eso, pero se inclinó más hacia Matt, su lenguaje corporal hablaba
con tanto anhelo, que hizo que Matt quisiera olvidarse completamente de la cena.
─Es bonito, te lo prometo.
En realidad, Matt había estado pensando en un lugar elegante en el Upper West

Side, pero hizo un cambio de planes en su cabeza cuando encontró tanto tráfico. Fue
probablemente la idea más romántica que había tenido en mucho tiempo.
El tráfico en dirección a la ciudad era ligero, y la música en la radio, llenó el

sociable silencio. Evan parecía relajado, pero evidentemente curioso, mientras trataba
de evaluar hacia dónde se dirigían.
─Oye. Esto es...
─Correcto.
Evan y Matt estacionaron en la calle; había un sitio conocido en la esquina.
El O’Malley.
─El lugar de las primeras citas ─bromeó Matt cuando abrió la puerta. El olor
rancio de los cacahuates y la cerveza le golpeó –un familiar viejo amigo. Evan negó con
la cabeza, pero entró.
─¡Dios! ¿Cuánto dinero nos gastamos aquí? ─murmuró Evan mientras iban
automáticamente hacia la parte posterior para ver si su mesa estaba libre. Lo estaba.
─Cerveza mala y las alas no son baratas, amigo mío. ─Matt se quitó la chaqueta
y se sentó─. Y tengo un bolsillo lleno de efectivo. Esta noche somos de oro, ve y pide
bastones de mozzarella.
─Gran derrochador.
Matt apoyó los codos sobre la mesa y miró a su alrededor. Parecía que hacía un
centenar de años que Evan y él venían aquí un par de veces a la semana para
compadecerse de sus vidas, llorando literalmente en sus cervezas sobre la lamentable
situación.
Esta noche se trataba de una broma, un recuerdo para revivir antes de irse a casa
juntos.

Loco.
─Nunca pensé que esos dos chicos terminaríamos siendo nosotros ─dijo Evan
sonriendo a través de la penumbra.
─Toda una sorpresa ─coincidió Matt. Sintió la pierna de Evan presionar la suya
bajo la mesa.
─No me arrepiento.
─Yo tampoco.
Matt pasó una mano bajo la mesa y acarició la rodilla de Evan.
─Podría extrañar ese apartamento que tenías, con el colchón sobre el piso ─dijo
Evan con timidez, apoyándose en el toque.
─Muy sexy. ─Matt asintió con la cabeza. Sus dedos jugaron con la costura de los
pantalones de Evan.
─No teníamos ni idea de lo que estábamos haciendo.
─Todavía no estoy completamente seguro de lo que estoy haciendo ─dijo Matt

cuando la mano de Evan rodeó su muñeca.
─Pienso que lo estamos haciendo bien.
Bebieron una jarra de cerveza por los viejos tiempos y comieron su peso en alas. No
pasaron tanto tiempo como en los viejos tiempos, ambos tenían un lugar en el que
preferían estar.

Capítulo 19
-E
van Cerelli, un placer conocerte ─las dos personas en la oficina semi
embalada de Vic se pusieron de pie para recibir a Evan cuando entró, la
mujer de la pareja era claramente la persona a cargo al ser la primera
en hablar. Evan podía sentir los ojos de toda la sala de la brigada miran-
do la reunión a través de la acristalada pared; podía sentir también su corazón latiendo
a través de su chaqueta.
─Ellos son Aida Corzine y Richard Kart ─dijo Vic, rompiendo el hielo como mejor
podía. Maniobró entre la pareja y Evan.
Evan estrechó las manos, y después esperó hasta que las visitas hubieron tomado
asiento en el sofá de tartán en la oficina del capitán. Había dormido en ese sofá
demasiadas veces. Se había sentado allí y preguntado amargamente si su vida y su
carrera estaban acabadas.
Y ahora, las dos personas sentadas en él querían hacerle una oferta.
Vic se sentó en una de las sillas para visitantes a su lado.
─Hemos oído buenas cosas sobre ti, Cerelli. ─Richard Kart, según se decía había
sido un patrullero hacía ciento diez años, pero nadie tenía una prueba real sobre esto.
Había entrado en la política y el papeleo muy pronto después de la academia─. Vic aquí
presente, no ha dejado de contar maravillas sobre ti.
Vic se encogió de hombros y estiró uno de sus tirantes.
─Sólo porque no me haya quejado de él, no significa que esté diciendo cosas
buenas todo el tiempo.

─Creo que eso es exactamente lo que significa.─ Aida había hecho una carrera
más tradicional, si se podía llamar tradicional a uno de los primeros oficiales hispanos de
sexo femenino en la historia tradicional de la ciudad. Estaba mirando a Evan como si
pudiera leerle la mente. Y encontró eso desconcertante, así que buscó pelusas en su
pantalón para evitar su mirada fija.
─Evan, estoy seguro de que te haces una idea sobre que trata esto ─dijo Vic,
tomando las riendas una vez más.
─Eso creo. ─Evan arriesgó una mirada a Aida y Richard, quienes estaban
expectantes e interesados en la siguiente parte de la conversación. Claramente.
─Con mi jubilación, todos suben un escalón. Los puestos se abren, las cosas
cambian…
─Sabe cómo funciona ─sonrió Richard─. Te estamos observando, Evan. ¿Puedo

llamarte Evan? Nos gustaría que tomaras el examen para capitán.
Los círculos de cotilleos habían estado trabajando en esto por bastante tiempo.
Escuchar las palabras concretas era un poco abrumador. Muy abrumador. Pasar de la
práctica directa a la política y la dirección; era algo que había tenido en mente a lo largo
de los años, no podía mentir. Era buen dinero y menos peligro.
Era una buena combinación.
Era también un gran compromiso de su tiempo.
─Gracias. ─Evan encontró su voz tan pronto como pudo, incluso mientras sus
ideas se venían abajo y se quebraban en su cerebro─. Gracias por considerarme.
Aida miró a Richard, sus perfectas cejas encontrándose con las de él en una
inclinación elevada.
─¿Es eso un sí?
─Me gustaría pensarlo por lo menos un día, hablar con mi… ─y entonces Evan se
detuvo, confundido. Tenían que saber que su mujer estaba muerta; tenían que saber
casi todo sobre él. Diablos, no podía imaginar que ellos no supieran sobre Matt.
Richard lo salvó de tener que inventarse una palabra. Su sonrisa ligeramente

aduladora confirmó que ellos, de hecho, lo sabían.

─Definitivamente deberías tomarte algún tiempo para hablar con tu… familia…
sobre esto. Es una gran decisión, por supuesto. No queremos que lo hagas a la ligera.
Evan lanzó una mirada de soslayo a Vic.
─¿Puedo hacer una pregunta? ─se dirigió de vuelta a la pareja en el sillón.
─Por supuesto ─esa fue Aida.
─¿Por qué yo?
Hubo una de las más breves pausas que le dijo todo a Evan. Vic contempló su
escritorio, tosiendo en su mano.
─Tienes un expediente ejemplar, Detective. Menciones de honor. Cartas de

reconocimiento. Un alto índice de arrestos.
─Nada diferente de mi compañero o de la mitad de los detectives que conozco

─dijo Evan, una calma apoderándose de él.
─Es cierto. Pero se necesita más que un expediente para ser un buen capitán.
─Richard se inclinó hacia delante, los codos en sus rodillas.
─Muy cierto. Hace falta una cierta cualidad política de sentido común que yo no
tengo. ─Evan igualó la posición de Richard─. Nunca he mostrado interés en ir más alto
en la cadena alimenticia. Estoy feliz donde estoy.
─¿Eso es un no? ─Aida se movió hasta el borde del sofá.
─No, no lo es. Sólo quiero una respuesta directa.
Aida y Richard compartieron una mirada de soslayo, y Aida asintió ligeramente.
─Eres uno de los principales candidatos debido a tu expediente y tu… situación

personal. No tenemos bastante diversidad en los altos cargos, Evan. Y tú eres perfecto
para lo que estamos buscando. ─Aida sonrió─. Esa es la verdad.
─No hay suficientes hombres blancos a cargo ─bromeó Evan, incluso mientras
sus palmas empezaron a sudar.
─No hay suficientes hombres gay a cargo. ─Richard arrojó el guante.

─No soy…
Aida agitó su mano.
─Bisexual, cualquiera que sea el término que uses. Vives abiertamente con otro
hombre, un ex-oficial de policía. Eres aceptado por tus compañeros. Es la situación
perfecta.
El silencio aumentó en la oficina.
Vic tosió otra vez, y se removió en su asiento.
─¿Así que lo que me pone por encima en términos de la competencia es que vivo
con otro hombre? ─toda la reunión era surrealista, irónica. Todo ese tiempo se
preocupó por lo que le haría a su carrera el estar con Matt, y ahora eso lo estaba
llevando a un ascenso.
La parte de la selección lo molestó. Mucho. Sabía que no había nada malo con su
expediente o su habilidad. Sabía que podía ser un buen capitán.
No quería ser conocido como el Capitán «gay» porque alguien necesitase una
cuota política.
─Es ciertamente un plus. No estaríamos hablando contigo si el resto de tu

expediente no fuera ejemplar ─cuando Evan se recostó en su asiento, Richard le dedicó
una mirada valorativa─. Sabes que puedes hacerlo. Sabes que sería bueno para las
personas. Invierte los estereotipos.
Evan abrió la boca para decir algo, pero se contuvo. Porque tenía tantos
estereotipos como las personas de la que Richard estaba hablando.
Tenía sus propias opiniones preconcebidas contra las que había luchado.
La realidad de la situación era que… vivía con un hombre. Estaba enamorado de

un hombre, alguien a quien le confiaba el cuidado de sus hijos. Gay, bisexual,
previamente hetero, palabras que no abarcaban por completo la situación.
─No estoy interesado en ser un símbolo ─dijo Evan finalmente─. Si queréis

evaluarme en base a mi expediente, entonces por favor hacedlo. Si el único punto
ganador es que sea bisexual, entonces preferiría no tener el trabajo.

Le hizo un gesto con la cabeza a Vic, se puso de pie y extendió su mano hacia Aida
y Richard.
─Gracias. Y buena suerte en hallar a su próximo capitán.
Evan fue asaltado por Helena cuando salió de la oficina de Vic y casi fue lanzado
dentro de la sala vacía de interrogatorios.
─¿Qué demonios ha sido eso? ─dijo ella, segundos después de que la puerta
sonase al cerrarse.
─Están intentando llenar un cupo. ─Evan medio se rió, medio suspiró mientras
se tiraba en una silla─. Quieren un capitán gay.
─¿Y te escogieron? ─Helena agarró una silla frente a él, su mandíbula

literalmente cayendo.
─¿Es eso sorprendente por alguna razón?
─No estás precisamente muy fuera y… ohhhhh ─ella asintió a sabiendas─. Gay
pero hetero. Deben haberse enterado sobre ti y empezado a babear.
─No estoy seguro de por qué parte estar más horrorizado, para serte honesto.
Ella le dirigió una mirada medio desilusionada.
─Sé cuánto odias ser etiquetado…
─Lo hago porque, tú sabes, eso no debería importar. Pero luego lo hace, ¿cierto?
Me importa a mí. ─Evan secó su frente con la palma de la mano─. Me indigna ser
llamado gay, como si fuera malo, dañino o un insulto. Mientras tanto… ─Evan suspiró,
pensando en todas las peleas que él y Matt habían estado teniendo últimamente─.
Mientras tanto, me voy a casa todas las noches con Matt.
─Te molesta que las personas lo sepan.

Evan resistió el impulso de golpear su frente contra la mesa.
─No debería.
─Da miedo, esperar que las personas te juzguen.
─¿Qué si me juzgo a mí mismo? Me enamoré. Esa es la conclusión. No lo estaba

buscando, no estaba explorando. No estaba haciendo una declaración. Me estaba aho-
gando y me enamoré. Todo lo demás es la mierda de otros.
─Eres un hombre con suerte. Y la suerte no llama dos veces a la misma puerta.
Algunos de nosotros aún estamos esperando que nos pase. ─Helena alargó la mano
sobre la mesa para agarrar la de él─. Sé que las cosas no han sido fáciles para ti
últimamente.
─Creo que he sido algo homofóbico. ─Evan suspiró.
─Un bisexual homofóbico. Simplemente, no haces nada fácil, ¿o si?
─También pienso que soy un poco imbécil a veces.
─¿Puedo alegar la Quinta Enmienda?
─Tú sabes, como mi mejor amiga y pareja, siéntete libre para empezar a defender
mi honor en cualquier momento.
─Di algo con lo que no esté de acuerdo, y me lanzaré de cabeza.
─Ohhhhh… qué daño.
─Idiota. ─Helena negó con la cabeza─. No es como si el mundo, la sociedad y

las personas lo hicieran fácil, Evan. Ser gay, bi, soltero o lo que sea, no está previamente
aceptado como el status quo. Sólo eres una persona normal… Odio estropearte esto.
Evan sonrió mientras apretaba los dedos de Helena entre los suyos.
─Esa no debería ser la norma. Mis hijos se merecen algo mejor, Matt se merece
algo mejor. Diablos… yo también.
─¿Vas a continuar con eso de ser capitán?

─Les dije que se sintiesen libres de tenerme en cuenta para el trabajo pero que
no quería ser su simbólico capitán gay.
─Capitán bisexual.
─Lo que sea. Mi vida amorosa no debería tener ninguna incidencia en mi trabajo,
a menos que esté saliendo con un poni.
─Um… asqueroso.
─Eso es lo que estoy diciendo. ─Evan le echó un vistazo a su reloj─. Tenemos

que volver al trabajo.
─Cuando seas el jefe, quiero descansos más largos.
Su cerebro trabajaba sin cesar, se aturdía y volvía a la conversación en la oficina de

Vic. Había conseguido algunos momentos a solas con su capitán antes de marcharse, y
Vic le pidió perdón por todo, pero Evan se lo agradeció. A veces necesitaba una patada
en el culo.
O diez.
Evan cogió el camino largo para llegar a casa; no quería cruzar la puerta y dejar
que su boca expresase algo a Matt que no quería decir.
Cómo si se avergonzara de ellos. Cómo si no valorara realmente su relación.
Como si, de algún modo, se lamentara de que se hubieran enamorado.
¿Qué había dicho Helena? ¿Qué la suerte no llamaba dos veces a la puerta? Él y
Sherri, él y Matt. Había diferencias, por supuesto, pero en ambas relaciones, Evan se
sentía igual. Las mismas preocupaciones, las mismas alegrías. Día a día cambiaban, pero
Dios, el día a día cambiaba cuando él y Sherri estaban juntos. Los adolescentes
enamorados no se comparan con los gemelos llorando a las tres de la mañana por sus
biberones.

Sherri ciertamente no podía compararse a Matt, pero Evan… Evan era la constante.
Y Evan era el único que podía hacer los ajustes necesarios.
Para cuando se detuvo en la casa, Evan sentía el nudo en su pecho desenredado.

Su mente se calmó lo suficiente para aparcar en el garaje sin golpear las latas, y se sentó
por unos segundos, con dos pensamientos batallando en su cabeza.
¿Qué iba a decirles a Richard y Aida la próxima vez que le preguntaran por la
selección del capitán? ¿Y cómo iba a continuar adelante con Matt?
El primer paso era aparentemente salir del automóvil.
Las luces estaban encendidas, el débil sonido de la televisión llegaba a sus oídos
mientras subía los escalones de la entrada. Por un momento hizo una pausa para mirar
por el ventanal y pudo ver brevemente a sus hijos repantigados en la sala de estar. Katie
estaba al teléfono. Los gemelos estaban viendo la televisión, cada uno marcando uno de
los sofás como propio. Cada luz en la casa parecía estar encendida, lo que significaba
que Matt estaba intentado cocinar la cena. Todo en la escena era acogedor,
reconfortante y hogareño; por un segundo, Evan temió que tendría que dar otra vuelta
por el vecindario para evitar que las lágrimas cayesen de sus ojos.
Pero Evan tomó el control sobre sus emociones y abrió la puerta, adentrándose en
las luces brillantes, el volumen en alto de la escena muda a través de la ventana. Esto lo
abrumó por un momento, luego Evan sonrió.
─¡Hola, papi! ─Elizabeth gritó desde el sofá, acurrucada y medio adormilada

mientras lo saludaba con la mano.
Recibió un saludo con la cabeza de Danny y otro de Katie que continuó con su
letanía de «Ajá, ajá, oh Dios mío» en su móvil.
Sólo una noche normal en el hogar de los Cerelli/Haight.
─Discúlpame, ¿te conozco? ─Matt lo llamó desde la cocina, usando tres trapos
de cocina para mover un plato humeante del horno a la encimera.
─Lo siento, ¿estás cocinando? ─Evan se aproximó cautelosamente a la cocina.
─Podría ser un guiso.
─¿Podría?

Matt apartó el humo de la superficie hirviendo.
─Había una receta en la parte trasera de la caja de macarrones.
Evan vio que la mesa estaba puesta para más personas de las que eran
usualmente y empezó a preocuparse de que se hubiera olvidado algo.
─¿Tenemos compañía?
─Algo así. ─Matt se apoyó contra la encimera y le dio a Evan una de esas paten-
tadas sonrisas maliciosas suyas─. Estamos ofreciendo una fiesta improvisada previa a la
boda.
─¿Fiesta?
─Está bien, el guiso es para ti, para mí, los chicos, Vic, Serena y Helena.
─Helena no mencionó…
─Helena probablemente no lo sabía hasta que su madre la llamó.
─Oh, estará de buen humor esta noche.
Matt le dirigió una mirada de soslayo como si se oliera algo.
─¿Qué pasa?
─Un día raro. Luego te contaré ─se percató después del enorme arreglo de
frutas y flores en la encimera─. ¿Qué diablos es eso?
─Bennet y Daisy nos enviaron una prueba de su gratitud o algo así. Mira lo
grandes que son esas manzanas. Del tamaño de un maldito gato.
─¿Por qué están agradecidos con nosotros?
─No tengo ni idea. Esperaba que me pudieras explicar los modales de la alta
sociedad, porque la última vez que revisé en mi cabeza, estaba aconsejando y cobrando
una cantidad obscena de dinero. Y ahora tengo fruta gigante.
─Supongo que sólo intentan ser agradables. ─Evan deshizo su corbata─. Voy a
darme una ducha antes de que todos lleguen.

─Demasiado tarde, hay luces en la entrada. Hueles bien.
─Esto… perdón por lo de hoy temprano ─dijo Vic cuando Evan tomó su abrigo.
─No te preocupes.
─Tenía planes esta noche. ─Helena gruñó en voz baja─. ¿Hablaste con Matt
acerca del trabajo?
─No, así que cállate ─dijo Evan cuando la voz de Vic retumbó desde la cocina.
─¿Capitán? ─escuchó a Matt decir, y suspiró.
─Sí, bueno, el gato esta fuera de la bolsa. ─Evan entró en la cocina donde Vic,
Matt y Serena estaban de pie─. Fue sólo una pregunta para ver si estaba interesado.
─Buena mierda ─dijo Matt, sus ojos bien abiertos─. Eso es increíble…
felicitaciones.
─Tengo todo el mérito. ─Vic sonrió, dando una palmada a Evan en el hombro.
─Esto es muy emocionante. ─Serena le dio un abrazo─. Siento como si una

antorcha ha sido pasada.
Matt miró fijamente a Evan, silencioso, y Evan se encogió de hombros y sonrió.
─Tengo un largo camino por delante, y podría ni siquiera suceder.
─Piensa positivamente ─dijo Helena, robando pan de la mesa─. Algún día

pronto estarás metido de lleno en el papeleo, teniendo que ir a reuniones, conferencias
y comerás pollo asqueroso mientras escuchas recomendaciones presupuestarias
─sonrió dulcemente─. Intenta no echarnos de menos a nosotros los pequeños
peones.

Esa noche Evan y Matt yacían entrelazados en la cama, sudorosos y cansados.

Estaban mejorando en el sexo silencioso, tranquilo e increíble, gracias a una infatigable
atención a la práctica.
─Capitán Cerelli, mmm. ¿Vas a conseguir nuevos trajes azules? ─la voz de Matt
era baja, obscena.
Evan sonrió con maldad.
─Sí.
─Estoy esperando con ansia eso.
─Puedes hacer que cualquier cosa suene pervertida, ¿verdad?
─Lo intento.
Estuvieron en silencio unos pocos minutos, pero Evan podía sentir la tensión en el
cuerpo de Matt.
─¿Qué?
Matt suspiró.
─Sé que has pensando sobre esto, pero si te conviertes en capitán, será compli-
cado mantenernos en secreto ─empezó.
Evan sujetó su mano.
─Lo saben. Parece que era un factor para que se acercasen a mí.
Matt silbó.
─¿Y estás bien con eso?
─¿Define bien?

─Estás de acuerdo con eso.
─Pienso que podría ser un capitán decente. ─Evan se encogió de hombros─.

Pienso que merezco ser tomado en cuenta.
─Estoy empezando a creer que te cambiaron de cuerpo.
Evan se incorporó, mirando abajo hacia Matt, su rostro serio.
─Sólo estoy esforzándome más de lo que lo hacía antes. No quiero perder el

tiempo nunca más, Matt… no quiero malgastar nuestro tiempo.
─Está bien. ─Matt se incorporó y fingió golpearlo en la barbilla─. Creo que realmente
eres Evan Cerelli, y todo esto es jodidamente asombroso.

Capítulo 20
Algunas semanas después…
-¿
Estás seguro que lo tienes todo? ─entonó Matt, su voz solemne y seria
mientras estaba de pie junto a Evan en el vestíbulo del restaurante─. ¿El
anillo, el discurso que preparaste?
─Cállate y deja de tratar de ponerme nervioso.
─¿Te estoy poniendo nervioso? ─Matt sonaba encantado. Evan le perdonó su

regocijo sólo porque se veía malditamente bien en su traje azul oscuro y la corbata de
rayas y lunares.
─También tienes trabajo que hacer, lo sabes…
Evan buscó disimuladamente en el bolsillo de su propio traje azul la caja del anillo
y la tarjeta de notas.
─Estoy bastante seguro de que puedo manejar el ser encantador y decirle a cin-
cuenta persona dónde sentarse ─dijo. Un espejo antiguo cercano lo atrajo para otra
revisión rápida de su cabello y su corbata─. Olvidé sin embargo, mi equipo anti-
disturbios.
─Sólo hazme el favor de asegurarte de que los chicos no se vuelven frenéticos.
─Que los chicos no se vuelvan locos es mi trabajo a tiempo completo, próximo

Teniente Cerelli. Y soy bastante bueno en eso.

Evan sonrió; deslizó su mano en la de Matt y ni siquiera comprobó sobre su

hombro quién podría estar mirando.
─Sí. Sí, lo eres.
─Además, les di veinte dólares a cada uno para que se comporten.
Evan suspiró.
─¿Veinte?
─Katie negoció. ─Matt se encogió de hombros─. Probablemente necesitemos

empezar a ahorrar para la Facultad de Derecho con ella.
Era un momento con tan pocas preocupaciones –natural y doméstico– que Evan
apretó la mano de Matt en lugar de contestar. Matt sonrió de vuelta, sin comprender del
todo a juzgar por la mirada en sus ojos.
─Es bueno que hayas conseguido ese sofisticado trabajo de seguridad.
─La consultoría tendría que ser en Latín por el mogollón de dinero y tan poco
trabajo. ─Matt sonrió abiertamente. Hizo gestos hacia las puertas principales cerradas
del restaurante con su hombro─. ¿Debería irme y empezar a dirigir a las personas
dentro?
Evan consultó su reloj.
─También debería. Tengo que encontrar a Vic y cerciorarme de que esté listo.
─No le ofrezcas tu ayuda para escapar por la ventana ni nada. Si dice que sí,
Helena va a retorcer tu cuello. ─Matt se rió de su propia broma, posando un beso en la
mejilla de Evan antes de soltar sus manos y dirigirse a las pesadas puertas dobles.
─Yo no haría eso ─dijo Evan; sabía que Matt estaba bromeando, pero aun así…
─. Y él no diría que sí.
Matt miró al techo con exasperación.
─Estaba bromeando. De verdad. Incluso un soltero como yo reconoce el amor

verdadero cuando lo ve ─hizo ojitos, burlón, pero Evan negó con la cabeza.

─Tú ya no eres soltero ─dijo con simpleza. Matt se detuvo en medio de la

entrada, el sol brillando intensamente detrás de él.
─Oh ─dijo Mat con ligereza─. Ahí tienes razón.
Compartieron una mirada, larga y significativa, y Evan deseó sinceramente que la

boda hubiese terminado, que la recepción acabara y que estuvieran de regreso en esa
bonita habitación de hotel que Vic gentilmente les había obsequiado por ese fin de
semana.
─Me voy… ya sabes, a cumplir mis obligaciones como acomodador. ─Matt

sonrió. Agitó un poco la mano para despedirse, y luego desapareció en la luz, la puerta
haciendo un sonido al cerrase detrás de él.
Evan giró sobre sus talones, sus manos enterradas en sus bolsillos.
Era un hombre casado otra vez, a todos los efectos. La delgada banda de oro que
representaba su matrimonio con Sherry estaba guardada en su cómoda; no pensaba
que él y Matt fueran del tipo «ceremonia de compromiso», pero Evan se sentía muy
seguro del hecho de que Matt no se iría a ninguna parte y tampoco él.
Dudaba que los chicos pudieran aguantarlo. Dudaba si cualquiera de los dos, él o
Matt, podrían concebirlo.
Y ahora tenía que hacer las cosas de un matrimonio tradicional, como infundirle
ánimos a Vic sobre cómo la segunda vez podía significar tanto como la primera.
Vic, al final, no estaba muy nervioso. Tampoco lo estaba Serena. Estaban de pie
frente al ventanal, con la luz del sol rodeándolos, mirándose fijamente a los ojos
mientras el juez hacía todo legal. Había un gimoteo general de los invitados reunidos.
Evan conservaba los ojos secos pero hubo un momento durante los «sí quiero» cuando
le echó una miradita a Matt, sentado con los chicos en la primera fila, y sonrió,
sintiéndose sentimental.
Miranda lo descubrió e hizo un gesto de arcadas.
Luego ella y Matt intercambiaron un codazo en las costillas, un ademán tan seguro
como un abrazo cuando de ellos dos se trataba.
Evan estaba conmovido. El juez declaró a Serena y Vic marido y mujer, y la

violinista contratada hizo su perfecta entrada cuando los aplausos estallaron.

Helena se agarró fuerte a su brazo mientras andaban por el improvisado pasillo.

Ella se sorbió la nariz contra su hombro cuando le acarició la mano.
─¿Te encuentras bien? ─preguntó con calma.
─Sí. Sólo oficialmente melancólica. ─Helena se secó unas pocas lágrimas

rebeldes con su muñeca, escondiendo el movimiento detrás del ramillete de rosas lilas
envuelto con fuerza. ─Mamá y Vic parecen tan felices.
Evan observó a los recién casados detenerse en cada hilera para recibir abrazos y
felicitaciones. Ambos brillaban, y aunque giraban separados para aceptar los buenos
deseos, sus manos estaban fuertemente entrelazadas.
─Lo son. Y tú te ves genial en violeta. Como una joven Liz Taylor ─la molestó.
Helena le dio un ligero golpe en el brazo.
─Cállate ─ella miraba sobre la muchedumbre que se dirigía a la habitación

contigua para los cócteles, y vio a Matt reuniendo a los niños juntos─. Matt viene hacia
aquí. ¿Todo está bien entre ustedes, chicos?
Evan sonrió en dirección a su familia.
─En realidad, las cosas están bien.
─¿Te decidiste sobre lo de convertirte en mi jefe?
─Podría decir algo sobre ser tu jefe siempre, pero valoro mi vida.
─Buen chico.
─Pero, en verdad… sí. Voy a decir que sí.
─¿Incluso si quieren hacer de ti su imagen gay varonil para los capitanes?
Evan se encogió de hombros.
─Reconozco que voy a tener que lidiar con la mierda política. Pero pienso que
puedo ser un buen capitán y… ─hizo una pausa, captando la mirada de Matt cuando los
alcanzaba─. Creo que puedo ser un buen ejemplo.

─¿Estáis hablando de tu uso pulcro de pañuelos de bolsillo? Porque de verdad,

tío, es un buen material ─dijo Matt, pasando por delante de Evan para darle un beso a
Helena en la mejilla.
─No, estamos hablando de cómo tu novio será mi jefe, y espero un serio

favoritismo. ─Helena sonrió, estrechando la cintura de Matt con su brazo.
Evan chasqueó la lengua con desaprobación.
Miranda y Katie, habiendo dicho unos breves «hola» a su compañera, ya habían

sacado sus teléfonos móviles, y los gemelos deambulaban hacia la increíble atracción de
comida, bebidas y frutas de la elegante fiesta.
─Chicas, ¿podéis llevar a Elizabeth y Danny a conseguir algo para comer?

─preguntó Evan.
─Tengo que hacer una llamada ─empezó Miranda, elevando sus ojos de la mini
pantalla brevemente para captar la mirada intensa de su padre─. La cual haré después
de ver como los queridos gemelos consiguen su ración de champiñones rellenos.
─Buena respuesta.
─Te va a pedir dinero cuando después la dejes por ahí ─intervino Katie, esquí-
vando astutamente la mirada con el ceño fruncido y el golpe de su hermana mayor.
─No lo dudo ─dijo Evan─. Aunque ya sé que consiguió dinero de Matt.
─¡Nosotros también! ─Elizabeth dijo feliz, tocando el bolsillo de su brillante

falda de satén. Danny asintió; estaba demasiado ocupado quitándose la corbata y
poniéndola en el bolsillo trasero para contribuir mucho más.
─Necesitamos tener una reunión familiar y discutir acerca de esos pagos ─le dijo
Evan a Matt.
─Tengo gastos. ─Miranda guardó su móvil en su bolso e hizo gestos a los

gemelos hacia la otra habitación─. Vámonos antes de que todo lo bueno se haya
acabado.
─Eres menor de edad, nada de beber ─gritó Matt afectuosamente.

─Me aseguraré de que no lo haga ─dulce Katie, siempre tan amable. Siempre
tan malvada.
Miranda hizo un sonido de frustración y condujo a los gemelos a través de los

camareros que plegaban las sillas. Katie los siguió después, una expresión de
satisfacción escrita sobre su rostro.
─Unos niños encantadores ─dijo Helena con ironía.
─Si alguien merece el favoritismo extremo de tu compañero, soy yo. Rechacé un

trabajo de guardaespaldas glamuroso por todo esto.
─Tú obtienes sexo, y yo lo atrapo en su peor momento. ¿Cómo es eso justo?
Matt negó con la cabeza.
─Suena barato cuando lo expones de esa manera.
─De pie aquí. ─Evan suspiró. Quizás necesitaba constatar la situación de los
champiñones rellenos por sí mismo y escapar de las bromas.
─Necesito un trago ─anunció Helena, cambiando de tema─. Tal vez dos. ¡Mi
madre se ha casado antes que yo!
─Sabes, normalmente ocurre de ese modo, Helena. ─Evan cogió su otro brazo,
recibiendo un fuerte golpe en el rostro con el ramo mientras gesticulaba con furia.
─Lo sé, pero en mi caso, del cual estamos hablando aquí, se ha casado primero
por segunda vez. ─Helena negó con la cabeza─. ¡Soy una solterona!
─Oh Dios, ¿cuánto te vas a emborrachar? ─preguntó Matt.
─Escucha, lo he estado pensando. Si no me caso antes de los cuarenta, necesitaré

esperma de alguno de vosotros…

Evan logró conseguirle a Helena una bebida y la puso a bailar con uno de los
sobrinos de Vic, que era un veinteañero, soltero, y claramente ansioso de bailar con su
preciosa compañera. Le hizo prometer que no mencionaría su soltería o la donación de
esperma cuando el joven se la llevó.
Lo prometió.
Controló a los niños, más adolescentes al teléfono, más gemelos comiendo su

peso en langostinos, y después cogió una botella de cerveza del camarero. Para cuando
Evan encontró a Matt dándole al pico en una esquina con Lenny, estaba completamente
sudado.
─¿Tengo que tener la chaqueta puesta para el brindis? ─preguntó, desplomán-

dose en una silla cercana a donde estaban los hombres sentados.
Lenny se rió por lo bajo.
─Sí, lo siento, hombre. Chaqueta, corbata, la rosa un poco aplastada…
Evan miró su adorno que parecía tan mal para llevar como él mismo se sentía.
─Mierda. Me alegra que nos tomaran las fotos antes ─abrió su cerveza y tomó
un largo trago, estirando las piernas─. Esta cosa de ser el padrino es un trabajo duro.
─Espera hasta que seas el padre de la novia ─bromeó Matt.
─Por lo menos tendré ayuda con eso ─respondió Evan, dándole una mirada
mordaz.
Lenny se rió a carcajadas.
─Matty probablemente les comprará una escalera de mano y les dará suficiente
dinero para unos billetes a Las Vegas.
─Shhhhh. ─Matt le dio un codazo.
─No ─dijo Evan con malicia─. Es un romántico en secreto.
─Shhhhh ─dijo Matt otra vez, ojeando su vaso vacío─. No arruinéis mi

reputación, tíos, por favor ─hizo un gesto con el vaso y fue hacia el bar.

─Se ve bien ─dijo Lenny, mientras Matt zigzagueaba a través de la multitud que
bailaba─. Feliz.
Evan tuvo ganas de ruborizarse, pero asintió hacia la antigua pareja de trabajo de
su novio.
─Sí.
Lenny sorbió su agua con gas mientras miraba entre la muchedumbre.
─Nunca lo había visto así.
─Bueno. ─Evan tosió. Manoseó su chaqueta─. Nosotros estamos, uh… las cosas
están yendo bien para nosotros. No fue lo, uh… esperado. Pero ha resultado.
─Mmmm ─respondió Lenny, todavía mirando pensativamente hacia el bar

donde Matt estaba haciéndose rápidamente amigo del camarero.
Evan quería dejar el tema en paz, pero el «Mmmm» era demasiado enigmático
como para no responder.
─¿Mmmm?
Lenny se rió entre dientes.
─¿Vas a interrogarme ahora?
─Quizá. ─Evan se reclinó en la silla y le dirigió su mejor mirada al detective

retirado─. Tengo curiosidad por saber cuál es tu opinión sobre todo esto. Eras pro-
bablemente mucho más cercano a Matt que cualquier otro.
─Antes de ti.
─Antes de mí.
─Bueno… ─Lenny tomó un trozo de hielo de un vaso casi vacío─. Todo lo que le
interesaba a Matt era el trabajo. Fue su esposa, su amante, nadie más consiguió tanta
atención de él, sabes.
─Así que… básicamente un policía promedio.

Lenny se rió entre dientes.
─Exacto. Pero sin desahogos. Diablos, ni siquiera una esposa o una adicción para
darle un respiro ─las palabras eran desenfadas, pero Evan recibió el mensaje
subyacente.
─Estaba un poco perdido cuando nos conocimos. ─Evan bajó su voz ligeramente,
mientras la música y los festejos a su alrededor aumentaban─. Yo también, por ese
asunto.
─Necesitaba algo en lo qué enfocarse, algo más sano que ser un policía. ─Lenny
se movió en la silla. Miró sobre su hombro, también lo hizo Evan, para asegurarse de
que nadie estaba cerca escuchando a escondidas. Había un montón de policías en la
lista de invitados y la mayoría de ellos conocían a Matt y Evan.
─Este es casi un momento de película. ─Evan contempló el brillo de sus zapatos,

y luego alzó la vista para ver la expresión amable en el rostro de Lenny.
─Eh, negaré cada palabra.
─Esto nunca ocurrió.
Evan observó la pista de baile para descubrir a Matt bailando una especie de tango
con la alborozada novia. No se sorprendió lo más mínimo.
─Debería sentirme culpable por ser tan afortunado ─dijo Evan calladamente.
Sabía que Lenny estaba mirando a Matt al igual que él─. Honestamente, no sé cómo lo
hubiera hecho sin él.
─Creo que eso le gusta.
Evan sonrió.
─Sí, también lo creo. Le encanta ser el pegamento que nos une. Es un trabajo de
locos para ofrecerse.
─Pienso que es el mejor trabajo para él. ─Lenny se encogió de hombros, como si
fuera la cosa más obvia del mundo─. Además, no estoy seguro de si te diste cuenta,
pero Matty no hace nada a medias. Es un uno por ciento o un mil por ciento.

─Sí ─dijo Evan arrastrando las palabras pensativamente─. Sí, lo he notado.

¿Cuál es la forma bonita en que lo dijiste? Está, uh… enfocado.
Lenny se rió con disimulo.
─Sólo le das la tarea, le dices que es bueno en eso, y conseguirás lo mejor de

Matt Haight, y eso… eso es malditamente muy bueno.
Evan sonrió. Sabía que Lenny tenía razón, y se sentía bien tener su aprobación.
Matt no tenía una verdadera familia más allá de los tipos de la policía que permanecían
leales, como Lenny y Vic, o Liz, otra amiga de sus días de agente. Algunas veces se
olvidaba que cuando se trataba de esto, su pequeña familia «los chicos y los amigos»
eran todo lo que tenían.
─Gracias, Lenny.
─No hay problema, chico.
Evan se rió por el apodo de «chico».
─Deberías venir a cenar alguna vez. A Matt le gustaría eso.
─Sólo dime cuándo. Los tipos retirados como yo no pueden rechazar la comida
casera.
─Matt ha estado experimentando últimamente. ─Evan se veía dudoso.
─Me conformaré con comida ordenada.
─Hecho ─se dieron la mano, y Evan se levantó para unirse a los demás en la
fiesta.
El tintinear de las cucharas contra el cristal señaló otra ronda de besos; Vic y
Serena se abrazaron y se besuquearon mientras los aplausos sacudieron el restaurante.

Evan observaba desde el fondo de la sala, dando un sorbito al champán y conteniendo

sus nervios antes de ser el centro de atención. Tenía un discurso que pronunciar.
Un silbido de Matt lo meció, un brillo en su rostro era la única prueba de que

había estado bailando por horas.
─No tenía ni idea de que eras un Fred Astaire 52 secreto.
─¡Yo tampoco! Empezó con Serena y luego ¡bam…! Creo que he bailado con cada
mujer de aquí. Excepto Miranda ─hizo una mueca divertida, poniéndose cómodo junto
a Evan contra la pared─. Pero voy a seguir preguntándole.
─Porque le molesta.
─¡Por supuesto! ¿Por qué otra razón lo haría?
Evan miró a la esquina donde los niños estaban sentados con algunos de los
sobrinos y sobrinas de Vic. A veces tenía que pestañear cuando los veía en momentos
como esos, para borrar la imagen de bebés indefensos y los niños imprudentes para
enfocarse en las jovencitas y jovencito en los que se estaban convirtiendo.
Sobrecogedor.
─Gracias a Dios que te tengo aquí para ayudarme con ellos ─murmuró Evan,
pensando en su reciente conversación con Lenny.
─Um… está bien. De nada. ─Matt se ruborizó a su lado, escondiendo las manos
en los bolsillos de su traje─. Sabes que adoro eso, ¿verdad?
─Desde luego.
─Y seguiré haciéndolo.
─¿Qué ocurrirá cuando Elizabeth y Danny se marchen a la universidad?
Matt lució un poco horrorizado.
─Eso es como… ¡dentro de nueve años! Deja de apresurarlo.
52
Frederick Austerlitz, mejor conocido como Fred Astaire, fue un actor, cantante, coreógrafo y bailarín de teatro y cine
estadounidense. Nació el 10 de mayo de 1899 en Omaha, Nebraska, y falleció el 22 de junio de 1987 en Los Ángeles,
California. Bendita sea la Wikipedia XD. N. de los CC.

Evan ahogó una risa ante la expresión de Matt.
─Perdón. Tienes razón. Dentro de eones.
─Eones. ¡Santo Dios! Apenas pueden hacer algo sin mí ─jadeó Matt.
Evan le siguió la corriente mientras sacaba las tarjetas de su bolsillo.
─Sin embargo, rechazaste un montón de dinero.
─Tengo mi pensión. No es como si estuvieramos en problemas. ─Matt cruzó los

brazos sobre su pecho─. Además, vas a conseguir un gran aumento dentro de poco,
Capitán Cerelli.
─Ahí te estás adelantando.
─Ocurrirá.
─Ya lo veremos.
─Lo hará.
─Está bien, entonces.
Estuvieron de pie, hombro a hombro, por unos momentos; luego Evan los
sorprendió a los dos al inclinarse y robarle un beso.
─Enseguida vuelvo ─dijo con suavidad, luchando contra un atisbo de nervios al

ser afectuoso en público.
Nada terrible sucedió cuando anduvo a grandes zancadas hacia el micrófono, y la

música se calmó hasta un tranquilo fondo.
─Hola a todos, me llamo Evan Cerelli ─se aclaró la garganta con delicadeza─.
Soy el padrino como ya habrán adivinado, y yo… bueno, me gustaría agradecer a todos
ustedes en nombre de Serena, Vic y sus familiares por estar hoy aquí ─unos cuantos
aplausos le dieron un segundo de pausa. Sus ojos buscaron a Matt, que seguía apoyado
contra la pared trasera de la habitación.
Dejó las tarjetas en su bolsillo.

─Siento que hoy hemos sido testigos de algo, esperanzador y optimista. Quizá
incluso más que en una boda habitual. Somos jóvenes, sólo estamos empezando,
tenemos tantas esperanzas y sueños. Y después… bueno, así es la vida. A veces nos
encontramos en un camino que no imaginábamos. Tal vez incluso solos. ─Evan respiró
hondo, sonriéndoles a Vic y Serena─. Tal vez nos hemos dado por vencidos en ser tan
optimistas y esperanzados hasta que un día, una persona entra en tu vida y te devuelve
la energía. Te da la oportunidad de ver la vida de una nueva manera cuando estabas
seguro de que no habría más sorpresas.
Evan levantó la copa hacia la feliz pareja.
─Vic y Serena, todos aquí tenemos la suerte de conoceros, por separado y juntos.
Somos afortunados de presenciar este nuevo comienzo de sus vidas, de compartir
vuestra felicidad, vuestro entusiasmo y amor. Y este camino por el que fueron felices
para siempre. Gracias.
Copas elevadas y murmullos de agradecimiento llenaron la habitación; Vic y

Serena levantaron sus copas primero hacia Evan, y luego hacia la sala.
─Gracias ─dijo Serena.
Todos brindaron por los novios, sellando el ritual con un sorbo del espumoso
champán.
Evan se escabulló del escenario cuando la música se hizo un poco más alta,
escapando hacia donde había dejado a Matt.
─Eres un tonto ─dijo su novio, sonriendo y quizás con los ojos un poco más
brillantes que cuando Evan se fue.
─Sí. ─Evan cerró el espacio entre ellos y se echó hacia delante otra vez, menos
sorprendente y más necesario que la vez anterior─. Sí, lo soy.
Sus labios se tocaron y Evan notó que su corazón se hinchó con la realidad de sus palabras,
en su propia vida.

FIN

Serie:
Fidelidad, AMOR &

Devoción [Regresar al Índice de Contenido]
Críticas sobre LA SERIE:
Tomadas de AMAZON.COM
DIVINA LOCURA
“¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAARGGHH!!!!!! ¡Terminó demasiado pronto! Esa es

mi única crítica sobre esta realmente maravillosa historia. Podría haber seguido
leyendo sobre la vida de Matt y Evan durante ciento y tantas páginas más. ¿Y
qué decir sobre leer más de Miranda y su relación antagonísticamente afectuosa
con Matt? ¿Y sobre la boda de Evan y Matt? Me zambullí en Fe y Fidelidad y
entonces, llegué hasta a Deber y Devoción. Espero que siempre tengamos el pri-
vilegio de mirar en las vidas de ésta cautivadora y mágica pareja. ¿Alguien
quiere más secuelas?”
--Avesraggiana

GENIAL
“Deber y Devoción es la continuación del FFPS (Fueron Felices Para Siempre) de

Matt y Evan y de los efectos de comunicación o la falta de ellos en la pareja M/M.
Fue una grata sorpresa el empezar a ‘limar’ los problemas que se le presentaron
a la pareja en Fe y Fidelidad y que van apareciendo durante el día a día de sus
vidas. La rutina diaria puede ser bastante aburrida y Matt descubre que quizás
necesitaría algo más de la vida y el amor. Evan también descubre que quizás
sería algo más feliz si simplemente se relajara un poco. Tere Michaels hizo un
trabajo excelente tejiendo las historias, unas con otras para darnos una vista
‘completa’ de Matt, Evan, Jim, y Griffin (Y Daisy, por supuesto).”
--Bogey B
SDI: SEXY, DIVERTIDA, INGENIOSA
Puedo darle fácilmente cinco estrellas a esta historia. Es una secuela de Fe y

Fidelidad y continúa con el romance de Evan y Matt. Contada en un estilo atrac-
tivo, con ingenio y elegancia, te atrae y finalmente te satisface.
En Fe y Fidelidad, el recién viudo heterosexual, Evan, y el playboy heterosexual,

Matt, comienzan como espíritus afines en la conmiseración de sus solitarias
vidas, con idas semanales al bar. Pero la soledad dio lugar a una increíble atrac-
ción y amor entre los dos, y se movieron al ‘FFPS’; con Matt emparejándose con
Evan y sus cuatro hijos. Ambos hombres habían pasado toda su vida siendo
heterosexuales, y aunque eso le causó dudas a Matt al principio, comenzó la rela-
ción igual que lo comenzaba todo… dando el 1000%. Evan por el contrario,
todavía no se ve como alguien Gay. Sí, está enamorado de un hombre. Sí, intima
con dicho hombre. Sí, viven juntos y el dicho hombre le ayuda a criar a sus hijos.
¿Pero gay? ¡Por supuesto que no! Es esta vacilación la que impide que se acerque
demasiado a Matt cuando están en público, y es esta vacilación, y los celos sobre

la única noche juntos de Matt y Jim Shea, la que les causa todo tipo de
problemas.
Cuando Matt empieza a temer el haberse convertido en un reemplazo de

Sherri —la fallecida esposa de Evan—, Jim aparece en la ciudad con su nuevo
compañero de vida, Griffen, y a Evan le atacan unos horribles celos que tuercen
su relación.
Fe y Fidelidad termina con Matt mudándose en casa de Evan, y eso es

continuado inmediatamente después, en las últimas páginas de Fe y Fidelidad y
empezando el prólogo de esta historia. Mientras el primer libro te dejaba con una
nota satisfactoria, uno todavía tenia que preguntarse cómo manejarían los
problemas, los cuales, era seguro que se encontrarían. Esto se agranda en esa
historia y las respuestas a todas esas preguntas. Hay ingenio y humor, los
personajes son profundos y maravillosamente matizados, y el marco y tramas
son interesantes y atractivos. Hay abundante material sobre Jim y Griffen,
historia que es narrada y desarrollada en Amor y Lealtad, y es genial el que
puedan avanzar en su romance.
Sexy, divertida, ingeniosa, romántica, atractiva… tiene todo lo que necesita

para una historia romántica y dulce. La única crítica es que encantaría conocer en
persona a Matt y a Evan, pero son sólo personajes de un libro. Aunque en este
libro, parecen mucho más que eso.
--Robert Carnevali


Acerca de
TERE
Michaels
Tere Michaels comenzó su carrera de escritora a la edad de

cuatro años, cuando su madre explicó que la gente se ganaba
la vida creando historias –y obtenían dinero por ello. Sacó sus
lápices y su papel y nunca miró hacia atrás. Muchas páginas y
lápices después –eventualmente se graduó en mecanografía y
entonces en ordenadores– Tere tiene algunos clips de artículos
en las mejores revistas, un millar de ideas que quedan por
escribir y familia en los suburbios. Ella se pone excesivamente
contenta cuando alguien lee sus historias y llora, ríe o simple-
mente se siente feliz.
Mira la pagina web de Tere en http://www.teremichaels.com

para ver que está haciendo.

CREDITOS
Supervisión de Proyecto:
Zicaruth
Traducción:
GothicSegu, Kanashi, Lore, Marilú, Martín, Raion Noir,
Tami, Yrathiel, Yushe y Zicaruth
Supervisión de Corrección:
Fati!Chan y Destroyer
Corrección:
Lourdes, María José y Naomi
Edición, E. de Portada y Formato:

Destroyer

Visita la web del autor de esta novela y si puedes, contribuye

comprando sus libros en inglés –aunque sepas poco o nada de
inglés– ya que es una buena forma de colaborar y de lograr que los
autores sigan preservando su trabajo como escritores. Es nuestro
sabio consejo de parte de todo el equipo TH.
www.traduccioneshomoeroticas.com

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DEBER & Devoción Tere Michaels

Este libro contiene contenido sexual explícito, lenguaje gráfico y situaciones

Este e-book es un trabajo de ficción. Si bien pueden hacerse

referencias a hechos históricos reales o localizaciones exis-

tentes, los nombres, personajes, lugares e incidentes son el

producto de la imaginación del autor o son usados ficti-

ciamente, y cualquier parecido con personas reales, vivas o

muertas, establecimientos comerciales, eventos o locales es

Nota del equipo TH

Hará ya unos meses, Destroyer y yo –por cierto, me llamo Martín Alonso,

En este libro se mezclan un montón de emociones y sensaciones, de

Me despido, y espero vernos pronto, un beso enorme para todo el equipo de

Serie: Fidelidad, Amor y Devoción

Acerca de Tere Michaels

Después del siempre felices para siempre en Fé & Fidelidad, Matt

y Evan hacían un nuevo capítulo de sus vidas –dentro de su

habitación y fuera de esta– Evan lucha con las etiquetas y

sentimientos de la mejor manera posible. Matt, ahora, el

marido ideal, ama de casa en Queens, Nueva York, tiene su

propio conjunto de luchas –¿Quién es él ahora? ¿Qué quiere y

Una visita de su amigo y amante de una noche, Jim Shea

de Evan y la cólera de Matt se juntan, pero de una muy mala

Queens, New York.

─¿Cómo te hace sentir la cama?

─Creo que me hace sentir... sorprendido.

─Quiero que vengas conmigo al piso de arriba.

Y tal vez algo más.

─No puedes… hacer eso ─dijo Evan, sin aliento y áspero.

─Entonces no vuelvas a dejarme.

Evan arrojó su camiseta al fondo de la cesta de la ropa en la cocina.

Matt estaba en su dormitorio.

─Tu, uh… ¿cambiaste la habitación?

─No por mucho tiempo. Súbete.

Los vaqueros de Evan golpearon el armario empotrado en tiempo récord.

«Media hora después de un felices para siempre…».

─¿Entonces? Te repito. Si tratas de deshacerte de mi otra vez, abandonaré este

─Dijiste New Jersey.

─New Jersey está en el medio oeste.

─No iras a New Jersey. O al verdadero Medio Oeste

─Entonces asegúrate de no volver a dejarme.

─No te estoy abandonando. Idiota. Los niños no me lo perdonarían ─dijo Evan a

─No es a propósito. Sólo trato de manejar las cosas.

─¿No puedes relajarte por… unos veinte minutos? ─Matt suspiró.

─Me aseguré que fuera una media hora ─sonrió Evan.

─¿Qué quieres averiguar?

─O para ti ─los negros ojos de Matt se ensombrecieron un poco─. El

─Tu familia política…

─Ellie lo sabe. Y está bien con esto.

─Bastante justo. ─Evan descubrió los ojos─. Bastante justo.

─Afortunadamente, da la casualidad que encuentro tus tendencias de excesivo

─Buah, ahora estás tratando de enamorarme sin mis pantalones.

La mano de Matt se deslizó bajo la manta hasta la cintura elástica de los

Evan tragó fuerte.

─Uh…sí. Realmente sí.

Evan despertó de un sueño profundo, su cuerpo todo tenso con la sorpresa.

Nada era incorrecto.

El psiquiatra ayudó. Sus amigos ayudaron.

Matt lo había ayudado más que todos ellos juntos.

Ellos deberían encontrar un ritmo propio.

Queens, New York. Unos meses después…

─Danny, Elizabeth, permaneced en el mismo pasillo que yo, ¿vale? ─Matt se

─Estamos bieeeen ─cantó Elizabeth, brincando sobre la base de la estantería y

─¿Mirarla? ¿En serio? ¿O tratar de meterla en el carro?