Está en la página 1de 2

Refrenemos nuestra lengua, la murmuración no agrada a Dios, nos daña a nosotros mismos y a los

demás

¿Cuál es el músculo más fuerte del cuerpo humano? Algunos dicen que es la lengua.

Sabemos que la lengua es poderosa. Santiago 3:5 “Así también la lengua es un miembro pequeño,
pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”

Aunque es un músculo pequeño, puede hacer mucho daño. Este pequeño músculo nos ayuda a
comer, tragar, saborear, y también inicia la digestión, pero a través de ella llegamos a decir lo que
no debemos. La lengua es culpable de chismorrear, alagar lo malo, maldecir, mentir, jactarse y
lastimar a otros. Ademas de una larga lista que no precisamente tiene términos favorables.

Al parecer es un músculo bastante peligroso, ¿no? Pero la buena noticia esta aquí: NO SIEMPRE
TIENE QUE SER ASÍ. Cuando el Espíritu Santo gobierna nuestra vida, nuestra lengua puede
convertirse en algo muy bueno.

Podemos hablar de la justicia de Dios (Salmo 35:28) Y mi lengua hablará de tu justicia Y de tu


alabanza todo el día.

Podemos decir la verdad (Salmo 15:2) El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en
su corazón.

Podemos mostrar amor (1 Juan 3:18) Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de
hecho y en verdad.

Y confesar el pecado (1 Juan 1:9) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Salomón revela uno de los mejores usos de la lengua: Proverbios 12:18 «… la lengua de los sabios
es medicina».
Imaginemonos cuánto podríamos glorificar a Aquel que hizo nuestra lengua si la usáramos para
sanar y no parar dañar a nuestro prójimo.

También podría gustarte