Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por Amor Al Arte c17
Por Amor Al Arte c17
(Volumen 5)
-Carlos:
Creo que no debí decirle nada a Andrea ayer, creo que he hablado demasiado
y creo que debería volver a mi modo autista de siempre porque me parece que
he metido la pata hasta el fondo. Ahora las dos están furiosas, creo que saben
que con nosotros no tienen nada que hacer en el plan en el que iban y lo peor
es que creo que saben que tipo de relación tenemos Luis y yo.
Han entrado desempedrando como el caballo de Atila, que por donde pisa no
vuelve a crecer la hierba. Y yo que pensaba que eran inofensivas... pero de
repente se han puesto a gritar para desgracia de mis pobres oídos que por la
mañana se aturden fácilmente. Entre todos los improperios que me sueltan he
podido distinguir uno claramente que no me ha gustado nada de nada.
Luis no parecía hacer caso a los insultos de estas dos fulanillas pero cuando
oyó esto, se levantó escopetado y bastante furioso.
“¿Quién os habéis creído que sois para venir aquí vociferando como terneras
histéricas y encima descalificarnos de esta manera? Y ya no solo a nosotros,
sino que encima os permitís el lujo de llamar “enfermos” a todo un colectivo de
seres humanos que posiblemente estén más cuerdos que vosotras dos, que si
que estáis para que os encierren una temporada”
Estoy totalmente de acuerdo con Luis al respecto pero claro, también hay que
comprender qué les ha podido llevar a estas dos chicas a tomar la resolución
desesperada y bastante irreflexiva de presentarse aquí de esa manera.
“A ver chicas, de verdad ¿Qué os pasa? ¿No podemos llevarnos bien como
vecinos?”
“Os arruinaremos la vida, a ver que dicen los vecinos cuando se enteren de
que hay dos mariconazos viviendo en el edificio”
Y parecían finas las niñas... que miedo... casi nos desmontan la puerta del
golpazo que han dado al cerrarla.
Después de esto Luis y yo nos sentamos en el sofá a reflexionar con la cabeza
mas fría lo que ha pasado.
En ese momento me acorde de todo lo que dije ayer... ¡Qué vergüenza! ¿Cómo
he sido capaz de soltar cosas tan asquerosamente bonitas?. Creo que me he
puesto más rojo que los mofletes de Pikachu porque Luis me mira con esa cara
que pone siempre que me ruborizo, me mira como si fuera un niño pequeño.
Luis suelta una carcajada, creo que empieza a entenderme bien, es increíble
que estemos compenetrados hasta ese punto. Sé que no sé esta riendo de mí
porque me abraza y me intenta tranquilizar
“No te preocupes por eso... ahora tenemos que pensar un plan, pero tu
tranquilo, a mí me gustó mucho lo de anoche”
“Ellas quieren guerra ¿No? Pues la tendrán... Voy a movilizar a nuestro club de
fans”
“¿Nuestro?”
“Si claro, desde que salimos juntos también son tus admiradoras y además de
han aficionado al yaoi todas. Harán lo que sea para defender nuestra causa y
derrotar a las homófonas esas”
Perfecto... ahora la mitad de la facultad sabe que estoy con un tío... espero que
mis padres no se hayan enterado aún, preferiría decírselo yo y aún así no se
como iban a reaccionar. Por otro lado me agrada la idea de tener club de fans
porque sé que les gusto a mis compañeras, me hace sentir más popular y no
como el mueble que me consideraban antes.
“Estas harpías quieren echarnos del edificio diciendo a todos los vecinos que
somos gays... vamos una mentira enorme, porque yo soy bisexual, y Carlos
creo que también”
Yo la verdad no estoy seguro de nada, pero si es más seguro que sea bisexual.
“Por eso quiero esta tarde que vengáis todos conmigo a mi edificio a esperarlas
para no dejarlas pasar... ¿Quieren guerra? Pues la tendrán... ¿Estáis
conmigo?”
Es increíble como mueve masas este rubio, porque se han ido todos por la
puerta gritando improperios contra nuestras vecinas y siguiéndonos camino a
casa. Se arrepentirán de ser tan mal intencionadas... pero no sé si esto esta
yendo demasiado lejos.
A la puerta del edificio se agolpan unas 100 personas por lo menos que dejan
pasar a los demás vecinos al comprobar que no son las dos malas.
Los vecinos ya están enterados del asunto, pero nosotros tenemos la ventaja
de que hemos llegado antes y la mayoría nos apoya y ve muy mal que digan
cosas así de nosotros.
La tarde iba pasando sin rastro de esas dos... me huelo que han visto el percal
y han decidido batirse en retirada a un lugar más seguro para pensar una
nueva estrategia así que pido permiso a mi general Luis para peinar el área en
busca de posibles rastros del enemigo.
“¿Qué quieres ahora? ¿No os quedo claro con lo de esta mañana que no
queremos saber nada de vosotros dos?”
“Si, pero yo no entiendo porque habéis montado este complot, además estoy
seguro que no es porque creáis que somos gays”
“La culpa la tenéis vosotros... nos habéis humillado... ¿Crees que íbamos a
pasar por alto una ofensa así?”
“Nunca nos habían humillado así, ningún chico se nos había resistido jamás,
ninguno. Ahora ¿cómo quieres que volvamos a clase con la cabeza alta ante
una derrota así?”
Ahora lo entiendo.
“No tiene porque enterarse nadie, yo no se lo iba a decir a nadie, pero Andrea,
seguro que hay más chicos mejores que yo locos por ti, debes de tener a tu
facultad en la palma de la mano. No lo estropeéis por una cosa tan absurda
como esta”
“Siento haberos dicho todo eso, ahora veo la clase de personas que sois...
pero... ¿Cómo vamos a entrar en casa ahora? Y además tenemos a vuestro
club de fans en nuestra contra. Nos habéis ganado por goleada”
Bueno, ahora tenía que pensar yo una solución a la locura de Luis pero en ese
instante llegaba la otra parte discordante.
“¿Has visto la que habéis armado? Muy bien, si tanto nos odiabais podíais
haberlo dicho antes y nunca os hubiéramos dirigido la palabra”
“No te preocupes, hablaré con Luis, pero por favor... abandonad la idea de
mancillar nuestro honor. Nunca tuvimos intención de molestaros, ya sé que
Luis es muy celoso conmigo y que se puso furioso al ver invadido su territorio
pero es mejor que no lo hagáis más difícil”
Ellas acceden sabiendo que es la única alternativa que tienen para zanjar el
conflicto y poder vivir con tranquilidad. Sin problemas entran en nuestro hogar y
toman asiento en el sillón central para comenzar él dialogo.
Nuestras vecinas están poco comunicativas pero a pesar de todo pactan con
nosotros.
No sé porque pero creo que nos volverán a dar problemas, de todos modos por
el momento creo que el asunto esta zanjado.
Japi verdi tu yu
-Luis:
Después del follón que nos habían montado las zorras de las vecinas, ahora ya
puedo prepararlo todo para el cumpleaños de mi querido Carlitos, que cada día
lo quiero más.
Hoy por la mañana he ido a recoger los resultados de unos análisis de sangre
porque viene el autobús de las donaciones a la facultad. Con la comida que
nos dan a veces en la facultad cualquiera puede tener hepatitis o cualquier
cosa extraña. Dudo mucho que tenga enfermedades de transmisión sexual
porque siempre me pongo el chuvasquero, claro, soy un tio previsor.
Tal y como yo pensaba, estoy hecho un toro, sano y fuerte, o sea, nada de
anemias, ni colesterol ni azucares ni enfermedades chungas. Ya sabía yo que
con mi alimentación sana y el ejercicio que hago no podía estar yo enfermo de
nada. Es que soy perfecto, salvando el pequeño problemilla de la vista... diría
que soy un ser humano como para hacer clones de mi.
“Hey Gaspar, que pasa tío ¿Has visto a Carlos entrar en clase?”
Gaspar se separa un poco de la columna donde estaba apoyado y mira al
interior de la facultad.
“Pues no tío, al menos no le he visto pasar por aquí en el tiempo que llevo
esperando a mi hermano Aspar”
No me queda más remedio que buscarlo por todo el edificio pero no hay ni
rastro de él y las clases van a empezar. Lo que está claro es que yo no voy a
clase hasta que no le encuentre y pienso remover cielo y tierra porque yo tengo
que ser el primero que le felicite por su cumpleaños.
Mientras buscaba a Carlos desesperadamente por los sitios donde suele estar
me di cuenta de que debía echar un vistazo al trabajo maravilloso de nuestro
club de fans, que había decidido hacerle una fiesta sorpresa a mi amado. Estan
colocando los adornos y preparando la plazoleta que esta en frente a nuestro
balcón como si fueran las fiestas del barrio, de hecho estan invitados todos los
vecinos de la plaza ya que son estudiantes como nosotros.
“Bueno tio, no te preocupes, seguro que esta preparando algo el también para
darte una sorpresa”
Como me gustaría que fuera así, sería genial, pero la verdad es que no lo
encuentro por ningún lado y su fiesta empieza a las 8 de la tarde. Quiero verle,
estoy desesperado. Recorro la ciudad y en el puerto recuerdo aquel día que lo
encontré alli en el muelle sentado. Aquel día también deseaba encontrarlo, el
recuerdo casi hace que se me salten las lágrimas... ¡No!, soy un hombre, no
una nenita llorona...
Nada mas dejar la plazoleta atrás, en el silencio que guardan todos los
invitados escondidos en sus puestos, oigo el eco de unos pasos acercándose
por el callejón. No puede ser, ¿será él? Automáticamente levanto la cabeza
para ver quién se acerca. Siento su aura, aunque este a lo lejos y sin gafas no
veo mucho, puedo sentir que es él el que se acerca despacio. Mis ojos
necesitan verle con claridad, por eso saco las gafas del bolsillo y cuando me
las coloco... nada más verle... siento la imperiosa necesidad de correr a su
encuentro.
Esa sonrisa, quiero llegar a ella, mi cuerpo acelera más y más mientras Carlos,
inmóvil en medio de la calle me sonrie. Ya estoy, ya he llegado, en el momento
en que mi cuerpo puede alcanzar el suyo nos fundimos en un fuerte abrazo.
“Idiota, ¿Dónde estabas?”
“Felicidades tonto”
“Gracias imbecil”
Con mi brazo rodeando su hombro vamos camino a casa por ese antiguo
callejón que va a dar a la plazoleta donde tengo montado todo el pastelón.
Menudo jolgorio tengo preparado, mi corazón se acelera según vamos
acercándonos a la entrada de la plaza, Carlos sospecha.
Creo que el chico esta realmente emocionado porque no sabe como reaccionar
a todo esto. Por mi parte se que tengo que llevarlo a nuestro balcón para que
dirija unas palabras a todos los asistentes al evento.
Carlos en el balcón con solemnidad alza una mano para pedir un poco de
silencio ya que va a hablar. Este gesto es tremendamente efectivo porque en la
plaza solo se puede oir el ruido que hace una mosca al beber en la fuente y
eso que son unas 100 personas ahí metidas.
Entre el publico se oye una voz femenina chillando “Tio bueno, tu si que sabes,
¡Animo!”
“Eh... gracias, bueno, eso... gracias por todo... espero que os divirtáis y que
sepais que me ha gustado mucho la sorpresa. Que empiece la fiesta ¿no?”
Los aplausos resuenan en toda la plaza y el volumen de la música aumenta
para ir creando ambiente. La gente se divierte y Carlos parece que se siente
muy feliz, todo parece ser perfecto.
La tarta llega y Carlos se dispone a soplar las velas aunque se toma unos
segundos para pensar el deseo que va a pedir. Espero que sea que estemos
juntos mucho tiempo porque eso me haría muy feliz... y si no lo pide el, lo
pediré yo cuando sea mi cumpleaños.
Todo iba sobre ruedas, la gente bailaba y cantaba en la plaza, la fiesta era
increíble, hasta las 12 de la noche podíamos hacer lo que quisiéramos ahí... o
eso es lo que nosotros creíamos. Dos figuras fanasmagóricas aparecieron a
eso de las 10:30 para aguarnos la fiesta... bueno, aún menos mal que fue a esa
hora porque esas zorras son capaces de todo.
“¿Qué demonios creeis que estais haciendo? Esto se acaba ya, nosotras
tenemos derecho a la tranquilidad o si no llamamos a la policía”
Ya creía yo que esto era demasiado perfecto para acabar bien, tenían que
venir a estropearlo.
“Nos importa una mierda, por mi como si te mueres hoy mismo, o parais esto o
llamamos a la policía y os denunciamos por escándalo público. Además, dudo
que tengais licencia del ayuntamiento para organizar fiestas, asi que a recoger
todos”
Les diría un montón de cosas en ese momento por la manera en que tratan a
Carlos pero éste decide que no quiere meterse en problemas y pronto la
multitud se vuelve apesadumbrada a sus casas ante la indicación de Carlos de
que la fiesta se acabó.
Subiendo las escaleras hacia nuestro piso, mis reflexiones apuntan a que estas
dos se estan ganando mucha simpatía en el vecindario y que así vamos a
acabar muy mal.
“Bien, bueno, he visto tus análisis de sangre... no tienes nada... Aquí tengo los
míos, puedes comprobar que tampoco tengo nada”
“Estas anémco....”
“Bueno, eso son pequeñeces, lo que quiero decir... tu estas bien... yo estoy
bien... pues eso... no estamos enfermos... entonces hoy... “
“Luis...”
Sus preciosos ojos color aguamarina se abren de par en par intentando divisar
lo que pasa por aquí abajo, donde me encuentro haciendo mi trabajo. Al sentir
la primera caricia sus manos agarran mi pelo medio tirando de él medio
acariciándolo.
No puedo creer que me este pidiendo que hagamos el 69... no debo dejarle
tomar tanta coca cola que le sienta mal luego y mira lo que pasa... pero bueno,
hoy sus deseos son ordenes.
No puedo creer que vaya a hacer esto sin nada, según voy introduciéndola con
cuidado noto su tacto, nada nos separa, piel contra piel.... y esto es un placer
tremendo.
“Gracias Luis”
“Debería disculparme por haberte tenido todo el día preocupado por mí... fui a
recoger los análisis y ya sabes que el hospital esta en el quinto coño”
Esta última frase hizo que me diera un vuelco el corazón... miré a Carlos pero
ya estaba dormido... quería contestar que yo sentía lo mismo... pero creo que
ya lo sabe de sobra.
Fin del capítulo 18
“Adios Florindo”