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CURSO:
Planificación Estratégica.
TEMA:
AUTOR:
Lic. Félix Andrés Rojas
DOCENTE
MANAGUA, NICARAGUA
“Corren tiempos difíciles para los estrategas empresariales” con esta reflexiva e
interesante frase inicia el artículo llamado repensar la postura estratégica de la
empresa en tiempos de crisis, este nos dice que, Desde hace varios años, existe un
consenso amplio entre empresarios, directivos, consultores y académicos respecto a
que un creciente número de sectores económicos enfrentan entornos de negocios
crecientemente cambiantes. Nos menciona que factores tan claves como el impacto
de la digitalización en muchos modelos de negocios los riesgos latentes derivados de
los desequilibrios macroeconómicos globales son citados habitualmente entre los
actores que explican esta mayor turbulencia en los entornos de negocios, conocidos
como VUCA (volatilidad, incertidumbre –uncertainty, en inglés–, complejidad y
ambigüedad).
El articulo defiende la idea de que, pese a las dificultades que un entorno VUCA pueda
presentar, ninguna empresa es capaz de lograr realizaciones importantes, que den
como resultado un posicionamiento competitivo exitoso, sin una visión y una cierta
coherencia en la acción resultante a través de varios años.
El trabajo de estratega.
Todas las empresas sin importar su tamaño, alcance, marcado o giro económico se
debe caracterizar por aspectos importantes a como lo son: la misión con la cual damos
a conocer la razón de ser la compañía nos ayuda a describir el rol de esta en la
sociedad, los valores la cual nos define la personalidad de la empresa (como sus
principios éticos) el modo en que se comprar (esta nos ayuda a responder las
preguntas ¿qué cualidades definen a la empresa? ¿En qué creemos? ¿Cuáles son
nuestros principios?), la visión la cual nos da el sueño de la empresa; y los medios
son las “cartas” con las que cuenta la empresa para jugar en su entorno, en su intento
de alcanzar la visión.
El entorno externo.
La Estrategia.
“El buen hacer estratégico es el arte de “jugar las cartas” medios) de la empresa con
habilidad para obtener los mejores resultados posibles en la “partida” que nos plantea
el entorno en el que operamos, dentro de los parámetros económicos, éticos y
estilísticos que marcan la misión y valores y de la aspiración de progresar consagrada
en nuestra visión”
Primero, debe ser capaz de ofrecer bienes y/o servicios con características
singularmente atractivas (valor creado) frente a sus competidores, en forma de, por
ejemplo, una calidad o servicio superiores, comodidad para acceder al producto,
condiciones de financiamiento atractivas o un precio más atractivo.
Segundo, debe ser capaz de capturar, al menos, una parte de ese valor creado a
través del precio y el volumen vendidos hasta el punto de cubrir sus costes, ser capaz
de financiar sus necesidades de inversión y generar una rentabilidad acorde al riesgo
empresarial asumido por sus dueños.
Los cambios abruptos resultantes de una crisis obligan a revisar los planes
estratégicos definidos y la visión que los inspira, pues la crisis puede convertirlos
rápidamente en poco adecuados e, incluso, en ilusorios. La capacidad de reacción
ante el cambio coyuntural es una virtud, y en muchas ocasiones permite a la empresa
adaptarse rápidamente a una nueva situación y neutralizar las consecuencias
negativas de una crisis. Yendo más allá, la compañía hasta podría encontrar, en lo
que fue una simple táctica de crisis, el germen de una nueva vía estratégica a largo
plazo, que es lo que suele caracterizarse como una estrategia emergente o no
planeada. Sin embargo, también existe la posibilidad de que tal hiperactividad táctica
acabe por dañar un posicionamiento estratégico logrado tras mucho tiempo y esfuerzo
y que, pese a las dificultades de la coyuntura, aún conserva su valor.
Conclusión.
La importancia del pensamiento y el planeamiento estratégicos en escenarios de
crisis se magnifica ante la evidencia de que es precisamente en estas situaciones
donde muchos líderes descuidan su rol de estratega en pos de un pragmatismo, a
veces hiperactivo, muy centrado en la coyuntura, que, aunque comprensible y muchas
veces necesario, no debe atentar contra la salud del posicionamiento a largo plazo de
la empresa, o hacerlo solo tras un proceso de reflexión muy consciente al respecto.
No hacerlo en aras de un énfasis exclusivo en la “flexibilidad” condena a la empresa
a divagar estratégicamente, lo cual, en mercados competitivos, es garantía de
problemas futuros. En una crisis, existen situaciones en las que la amenaza supera
nuestras capacidades, obligándonos a replegarnos para sobrevivir.