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Caracas, 13 de Julio de 2016

Psicología de la Salud.
Niño B., Carlos A. - C.I.-V-24.090.826
Escuela de Psicología, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela
crx_4@hotmail.com

Resumen: La psicología de la salud es una rama de la psicología cuyo objetivo es el análisis de


las conductas y los estilos de vida personales que pueden afectar la salud física. Desde que se
estableció la primera clínica psicológica en el año 1896, se ha observado una evolución de esta
rama a la que se exponen tres campos que son la Psicología Médica, la Medicina Conductual y la
Psicología comunitaria, cada una con su propio criterio y sus propios métodos de investigación y
de tratamiento de enfermedades o trastornos que pueden ocasionarse en las personas o en la
comunidad. Algunas de las aplicaciones importantes de esta rama psicológica son los
tratamientos con el cáncer, los trastornos de sueño y la diabetes, de esta forma se ve la
integración de la psicología con otros campos de la salud.

Descriptores: comunidad, investigación, medicina, psicología, salud, trastornos.

En este presente trabajo se toca un tema muy interesante el cual es la psicología de la


salud. Esta psicología como lo definen Brannon y Feist (2001) es una rama de la psicología cuyo
objetivo es el análisis de las conductas y los estilos de vida personales que pueden afectar la salud
física. Envuelve las contribuciones de la psicología a la mejora de la salud, la prevención y
tratamiento de enfermedades, la identificación de factores de riesgo para la salud, la mejora del
sistema sanitario y la influencia de la opinión pública asociada a aspectos sanitarios.

Flórez (2004) indica que el momento actual de la psicología de la salud se caracteriza por
la búsqueda de una integración cada vez mayor entre los conocimientos básicos de la ciencia
psicológica, de una parte, y sus extensiones al ámbito de la salud, de otra; muestra de ellos es el
auge de la investigación básica en el campo de la psiconeuroendocrinoinmunolgía y de sus
extensiones a la comprensión de fenómenos como el estrés y sus asociaciones con la enfermedad.
Esto es interesante porque se puede ver la integración de la psicología en otros campos en los que
en el pasado no se le hacía referencia, en cambio, ahora se busca el asesoramiento psicológico en
estos temas porque se tienen bases e investigaciones con las que se han desarrollado diferentes
técnicas para el tratamiento de distintas enfermedades o trastornos.

A lo largo del trabajo presente se hará un recorrido desde los antecedentes y algunos
campos de la psicología, hasta aplicaciones de la misma, las cuales son variadas e importantes en
el desarrollo de esta rama de la psicología.

1. ANTECEDENTES.

Hasta el siglo XIX, como es sabido, la psicología se consideraba parte de la filosofía, pero
en la segunda mitad de ese siglo, los diferentes y múltiples conocimientos hasta ese momento
acumulados se fueron configurando en un espacio propio, bajo la influencia de las corrientes
empiristas racionalistas promovidas por la revolución industrial que exigían un cambio desde la
especulación hacia la ciencia experimental. La psicología comenzó a alcanzar respetabilidad
como ciencia “independiente” a través de una actividad que se basaba en los trabajos de
laboratorio y la aplicación del pensamiento positivista.

Mientras la falta de acuerdo sobre la respuesta a problemas que resultan básicos, produjo
una diversidad de posiciones que se han traducido en el desarrollo de “escuelas” con aparatos
categoriales y lenguajes propios, la práctica profesional aplicada a diferentes campos de la vida
social fue alcanzando extensión progresivamente desde inicios del siglo XX, y con mayor
definición, después de la Segunda Guerra Mundial. Como se ha sugerido, ocurrió así que la
psicología irrumpe como profesión antes de su consolidación como ciencia básica (Ribes, 1982;
citado en Morales, 1999)

El establecimiento formal de la primera clínica psicológica fue en Marzo de 1896 en la


Universidad de Pensilvania, por parte de Lighner Witmer. Se habría de recordar en este sentido
que Sigmund Freud utilizó por primera vez en este año de 1896 el nombre de “psicoanálisis”. Así
pues, cabría proponer 1896 como el año en que oficialmente se ha establecido la Psicología
Clínica.
La Clínica de Witmer (que marcaría el trabajo clínico por algún tiempo) tenía las
siguientes características. Los clientes eran niños (debido a los intereses particulares de su
fundador), las recomendaciones de ayuda iban precedidas por una evaluación diagnóstica,
disponía de un equipo de profesionales que trabajaban en colaboración, un interés bien señalado
era la prevención mediante diagnósticos y remedios tempranos, y, en fin, la atención clínica
ofrecida se atenía a ña psicología científica. La Universidad de Pensilvania (a instancias de
Witmer) ofreció en 1904-1905 cursos formales de psicología clínica. En 1907 el propio Witmer
fundaría la primera revista especializada, titulada The Psychological Clinical. Este crecimiento de
psicólogos clínicos llevó en 1917 a una escisión de la American Psychological Association
(APA), creando la American Association of Clinical Psychologists. Sin embargo, en 1919 esta
nueva asociación se reincorporó a la APA, como Sección Clínica. Así pues, la Psicología Clínica
crea sus propias instituciones (revistas, asociaciones) dentro del marco de la Psicología
académica y científica representada principalmente por la Universidad y la APA.

Bajo esta influencia surgió otro tipo de clínicas, como la que William Healy inició en
1909 para el estudio de la conducta de los delincuentes en colaboración con el Tribunal de
Menores del condado de Cook, en Chicago. De este modo, la preocupación inicial de Witmer en
relación con los aspectos cognitivos-intelectuales de la personalidad a través de su trabajo con
retrasados mentales, se vio ampliada hacia los aspectos afectivos y de comportamiento social, lo
que obligó a un estudio más amplio del individuo por parte de los psicólogos clínicos y esto
exigía de instrumentos más dinámicos y de mayor alcance. Así se daban las condiciones que
estimularon la creación de diversos test psicológicos, algunos de los cuales se han seguido usando
hasta la actualidad.

Con la Primera Guerra Mundial también se movilizó la construcción y aplicación de test


psicológicos y, también, el papel del psicólogo clínico. Por un lado, los psicólogos clínicos
investigaron y teorizaron sobre los temas en cuestión, como la naturaleza de la personalidad, el
origen de la inteligencia (por ejemplo, el papel de la herencia y el medio), las causas de los
trastornos de conducta, los usos de la hipnosis, y la relación entre principios del aprendizaje y la
desviación. Por otro lado, los psicólogos clínicos pasaron a considerarse a sí mismos más
concernidos con los problemas educativos (que con los psiquiátricos), a adoptar las funciones de
tratamiento añadidas a la evaluación, de entrenamiento reeducativo, y de investigación. Esta
asimilación del tratamiento por el psicólogo clínico contribuyó también el prestigio alcanzado en
el uso de los tests de personalidad tales como, por ejemplo, el Rorschach y el TAT (Tematic
Apperception Test), que permitieron un lenguaje común entre el psicólogo (diagnosticador) y el
psiquiatra (terapeuta).

Otros elementos que contribuyeron notablemente a extender el modelo de psicología


clínica fueron las grandes necesidades asistenciales que se generaron como consecuencia de la
Segunda Guerra Mundial, con la creación de fuentes de trabajo para los psicólogos, la creciente
implicación de los psicólogos clínicos en el tratamiento de enfermos a través de la práctica de la
psicoterapia individual y de grupos, y la expansión de las carreras de psicología en las
universidades de muchos países, en las cuales los departamentos y cátedras de “clínica” podían
presentar un caudal de experiencias y tecnología generalmente más coherente que las demás
especializaciones de la profesión de psicólogo, cuyo camino había comenzado más
recientemente.

Concretamente, un documento de la Veteran Administration (VA) de 1946 definió la


psicología clínica como una profesión que implicaba el diagnóstico, el tratamiento y la
investigación relativos a los trastornos de los adultos. Para ellos el psicólogo clínico debía poseer
el grado de Doctor (PhD). Esta instigación de la VA, para que la APA y las Universidades
definieran los programas de formación en psicología clínica, dio lugar en 1947 a un comité
encargado de diseñar las directrices a seguir. Este comité (David Shakow’s Committee on
Training in Clinical Psychology) tenía encomendado recomendar el contenido de los programas,
establecer los criterios de entrenamiento a tener en cuenta por las Universidades y los servicios de
formación en régimen de residencia, y evaluar a informar sobre los programas en curso.

Las tres principales recomendaciones del informe Shakow para el entrenamiento clínico
fueron las siguientes:

1. El psicólogo clínico sería formado antes que nada como psicólogo (y por tanto como
científico) y contado con ellos como profesional práctico.
2. El entrenamiento clínico sería tan riguroso como lo pueda ser la formación en áreas no
clínicas de la psicología, lo que supone el establecimiento de unos criterios estándar de
postgraduación.
3. El contenido de la preparación clínica se centraría en la evaluación, el tratamiento y la
investigación.

En todo caso, este desarrollo e implantación de la Psicología Clínica como profesión tuvo su
reconocimiento legal, así como también dispuso de su código ético.

2. CAMPOS.

2.1. La Psicología Médica.

La psicología médica ha sido definida de modo bastante esquemático como “la psicología
aplicada a los problemas planteados por la medicina” (Delay y Pichot, 1969), o como “la
disciplina que se ocupa del estudio de los factores psicológicos que intervienen en las distintas
manifestaciones de la práctica médica”… “la aplicación de la psicología a la medicina”
(Bustamante, 1969). También hay otras definiciones de una mayor amplitud como la que la
considera “la ciencia práctica que abarca cuantos problemas y cuestiones psicológicas son de
importancia para la comprensión y el tratamiento racional de los enfermos, así como para
conseguir el bienestar psicofísico y psíquico de la humanidad” (Ardid, 1981; citado por Núñez de
Villavicencio, 1987). Aunque esta última formulación expresa en su cláusula final un propósito
muy general, el hecho es que en psicología médica predominó hasta fecha muy reciente la idea
central de que su contenido comprendía específicamente la aplicación del conocimiento
psicológico a la comprensión de las manifestaciones emocionales y de comportamiento de los
enfermos, el análisis de la participación del psiquismo en el origen de las enfermedades de
expresión eminentemente somática y al estudio de las relaciones de los médicos con sus pacientes
(Morales, 1999).

La psicología médica ha padecido de las limitaciones de la medicina clínica. Su interés


básico está en la situación de enfermedad, en los concomitantes psicológicos de la condición de
enfermo, en favorecer los comportamientos adecuados para una buena evolución y en que el
personal de asistencia tenga una buena comprensión de los pacientes. En los últimos años, una
vez que fue perdiendo autoridad la teoría psicosomática, los presupuestos de la psicología médica
fueron orientándose en otra dirección, en particular después de los trabajos de los psicofisiólogos
sobre las emociones y su repercusión somática (como los de Wolf y Wolf), de Selye sobre el
estrés (Selye, 1956), y en general de desarrollos acerca de la relación entre el comportamiento y
la salud, los que también están en la base de lo que hoy consideramos psicología de la salud. Lo
que inicialmente fue un campo limitado y sin una visión dirigida hacia la prevención de
enfermedades y su comprensión en el contexto social, sesgado, además, por una base teórica de
poco rigor metodológico, influyó de todos modos en la actividad de los médicos y de los
servicios de asistencia a los enfermos.

2.2. La Medicina Conductual.

La medicina conductual comenzó como una continuidad del modelo de la psicología


médica, resaltando el papel de los comportamientos aprendidos en el origen y manifestación de
las enfermedades y buscando medios para su tratamiento. En su base se encuentra el análisis
experimental de la conducta y su auge en Estados Unidos hacia la década de los años 60, época
en la que se registraba un gran interés por trasladar la práctica asistencial los resultados obtenidos
mediante el trabajo experimental.

Los representantes de la medicina conductual la definen como “un campo


interdisciplinario que integra los conocimientos conductuales y biomédicos relevantes para la
salud y la enfermedad” (Miller, 1983). Otra definición, de Schwartz y Weiss (1978) describe el
campo de la medicina conductual ampliamente como “el campo relacionado con el desarrollo del
conocimiento y técnicas de las ciencias de la conducta relevantes para la salud y la enfermedad y
la aplicación de este conocimiento y estas técnicas a la prevención, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación”. Pomerlau y Brady (1979) sugirieron que por medicina conductual se debería
entender: a) el uso de técnicas clínicas surgidas del análisis experimental de la conducta, que se
enmarcan bajo los rubros genéricos de terapia y modificación de la conducta, y b) una tendencia
hacia el que hacer de investigación, teniendo como soporte metodológico el análisis funcional de
los comportamientos asociados a cualesquiera desórdenes médicos.

Entonces puede decirse que la medicina conductual, al hablar de interdisciplinariedad,


expresa un reconocimiento, como señala Carrobles (1984), de que “los problemas de salud son
multifactoriales y no exclusivos de un enfoque o un profesional determinado, sino patrimonio de
variados enfoques y profesionales”, lo que evidentemente revela una posición amplia, pero
también abre el campo a la biomedicina y a la práctica de los profesionales médicos. El problema
de la interdisciplinariedad es un problema complejo. Baste decir por ahora que, como señala
Bloom (1988), la medicina conductual sugiere un especial interés por la conducta y por el cambio
conductual, pero su actividad funciona como parte de la práctica médica. Por otro lado,
explícitamente busca dejar fuera el espacio de los problemas de salud que se manifiestan como
“trastornos mentales”, que ha tenido una relación muy estrecha con la psicología (Morales,
1999).

La medicina conductual como momento en un desarrollo hacia una psicología aplicada a


los problemas de la salud y la enfermedad, es un hito importante. Pero debe considerarse que su
énfasis sigue siendo en relación con manifestaciones de la enfermedad, siendo menos su
desarrollo en relación con la promoción de salud y la limitación de los riesgos para el desarrollo
de procesos patológicos, ya sea en el ambiente social o en las personas (Morales, 1999).

2.3. La Psicología Comunitaria.

Una de las aproximaciones de la psicología hacia los problemas de salud que se separa de
la línea clínica individual y comienza a desarrollar un enfoque social, es la de la psicología
comunitaria. Entre sus antecedentes se cita a la dinámica de grupos y organizativa y los procesos
de toma de decisiones, cuyos pioneros fueron Kurt Lewin y otros psicólogos sociales, partiendo
de las premisas de que muchos problemas de las personas pueden resolverse de la mejor manera
posible en el ámbito comunitario, y de que cuando los ciudadanos y los grupos se reúnen para
enfrentar eficazmente un problema que afecta a la comunidad se produce un sentimiento de
realización (Holtzman, Evans, Kennedy e Iscoe, 1988).

Por lo tanto, en el origen de la psicología comunitaria confluyeron diversas posiciones


teóricas y metodológicas, no obstante, de acuerdo a Costa (1984), lo que anima básicamente a los
psicólogos involucrados en este desarrollo es diferenciarse de los objetivos marcadamente
individuales y asistencialistas de los psicólogos clínicos y contrariamente, enfatizar en los
objeticos comunitarios y sociales y en una perspectiva preventiva y educativa. Su posición central
se basaba en: 1) la insatisfacción con el modelo médico, el cual, resumiendo al autor antes citado,
genera atribuciones erróneas acerca del origen de las enfermedades, soslaya el estudio de la
adecuación del entorno, y no cuestiona las condiciones sociales de existencia, excluye la
participación y no fomenta la salud como un conecto integrado; 2) la insatisfacción con la
psicoterapia, debido a sus limitaciones para resolver los problemas de la gente; 3) insatisfacción
con el rol tradicional del psicólogo centrado en el psicodiagnóstico; 4) irrupción de los avances
de la ciencia del comportamiento, que brindan la posibilidad de proveer a los psicólogos de rigor
metodológico y criterios evaluativos de su acción profesional; y 5) las aperturas que en esa época
se dieron en aquel país para el activismo social a partir de la creación de ciertos programas para
el trabajo de salud en la comunidad.

La psicología comunitaria se apoyó en el llamado modelo de competencia (Albee, 1980),


que parte de la idea de que la “incidencia de los problemas de salud que pueda presentar un
ciudadano o una comunidad de ciudadanos es una razón variable que depende, por una parte, de
defectos o causas orgánicas y del estrés ambiental, y por otra parte de los sistemas de autoestima
y apoyo social” (Costa, 1984). Según este mismo autor, la incidencia de los problemas de salud
puede ser reducida:

1) Desarrollando sistemas comunitarios competentes (escolar, laboral, sanitario).


2) Desarrollando competencias en el ciudadano a fin de que éste maneje adecuadamente
sus fuentes de estrés y sea hábil en obtener recursos y sistemas de apoyo social.
3) A través de ciudadanos competentes y Sistemas Comunitarios Competentes introducir
cambios ecológicos a fin de ejercer algún control sobre el estrés económico y social.
De este modo, el desarrollo de competencias se integra como parte de un esfuerzo
político de cambio social con persistencia multidisciplinaria e intersectorial.

3. APLICACIONES.

En la actualidad las principales áreas de aplicación de la psicología de la salud están en


tratamiento de (Oblitas, 2004, 2005, 2006, 2007):

a) Cáncer: la Psicooncología es una subespecialidad de la oncología enmarcada en el


campo de la psicología clínica y de la salud que pretende los siguientes propósitos
fundamentales:

-La prevención primaria, detectando e interviniendo sobre los factores psicosociales que
pudieran estar influyendo en el origen del cáncer.
-La prevención secundaria, detectando e interviniendo sobre los factores psicosociales
más importantes que pueden facilitar una detección precoz del cáncer.

-La intervención terapéutica, la rehabilitación y/o los cuidados paliativos, interviniendo en


la respuesta emocional de los pacientes, los familiares y de todas las personas encargadas
del cuidado del paciente (médicos, psicólogos, enfermeras, auxiliares, etc.) en todas las
diferentes fases de la enfermedad: diagnóstico, tratamiento, intervalo libre, recidiva,
enfermedad avanzada y terminal, fase de duelo o remisión con el objetivo de mantener o
recuperar la calidad de vida ( en los niveles de sintomatología, autonomía y hábitos
cotidianos, nivel familiar y social y nivel psicológico- emocional) que está siendo afectada
por la enfermedad o su tratamiento.

b) Trastornos del sueño: el insomnio tiene una serie de consecuencias en la vida del
individuo, tales como síntomas de irritabilidad, falta de energía, depresión, etc. Por
otro lado, las personas con insomnio suelen reportar un mayor número de problemas
múltiples persistentes y recurrentes de salud general. En este sentido, los trastornos del
sueño constituyen un importante factor de riesgo para el desarrollo de otros problemas
psicológicos, médicos o sociales, tales como deterioro funcional, alteraciones del
estado de ánimo o problemas cardiovasculares. Respecto al tratamiento, la mayoría de
trastornos del sueño han recibido una atención insuficiente, por lo que el desarrollo de
técnicas eficaces es escaso. En cualquier caso, existen tratamientos psicológicos
empíricamente validados para el insomnio y en alguna medida para las pesadillas.

En el caso del insomnio, las técnicas que han demostrado su eficacia son la relajación
progresiva, la terapia de control de estímulos, la intención paradójica y los programas
multicomponentes. En los últimos años, también se han aplicado otras intervenciones
alternativas, tales como la reducción de peso, el abandono del consumo de alcohol o
tabaco o los cambios en la postura del cuerpo durante el sueño, observándose una
mejoría en la sintomatología diurna y nocturna y una mejor aceptación de la terapia
por parte del afectado.
c) Diabetes: investigaciones recientes apoyan la existencia de una relación entre
diferentes factores psicológicos y la diabetes mellitus. El primero de ellos hace
referencia al impacto psicológico de esta enfermedad en los afectados, habiéndose
llegado a afirmar que los diabéticos presentan mayor prevalencia de ciertos trastornos
psicológicos frente a la población normal, si bien el alcance de los estudios es relativo.
Otra de las asociaciones frecuentes entre este trastorno y los aspectos psicológicos ha
sido la influencia de las situaciones estresantes y las estrategias de afrontamiento de
estos estresores en el control metabólico de la diabetes. Una última necesidad de
intervención son los problemas de adherencia al tratamiento que se presentan a
cualquier edad, pero principalmente en adolescentes y jóvenes, que por diferentes
motivos pueden llegar a reaccionar negando u ocultando su enfermedad exponiéndose
a riesgos o accidentes graves.

Por lo tanto, la tarea de la psicología de la salud en el tratamiento de la diabetes se


caracteriza por la amplitud de los ámbitos de aplicación. Así, existen intervenciones
para mejorar la adherencia al tratamiento, para amortiguar o mejorar el impacto del
diagnóstico y el afrontamiento de la enfermedad, para controlas los episodios
hipoglucémicos y el autocontrol glucémico y, por último, para intervenir sobre los
trastornos psicológicos que pueden acompañar a esta enfermedad.

4. CONCLUSIONES.

Al observar cómo ha evolucionado la psicología desde sus inicios como ciencia a finales
del siglo XIX, se puede concluir que con el paso del tiempo se ha hecho evidente la importancia
de la psicología en la salud.

A raíz de las guerras mundiales ocurridas en el siglo pasado, la necesidad de cuidados


psicológicos aumento de manera exponencial debido a los horrores presenciados en esos eventos.
Esto llevó a una investigación en este campo y se lograron grandes avances en cuantos a métodos
experimentales y la construcción y aplicaciones de diferentes tests, como los de personalidad e
inteligencia, para poder indagar más y encontrar las causas de los trastornos que se puedan
presenciar.

A medida que la psicología clínica fue mejorando, aparecieron distintos campos de


especialización como la psicología médica, la medicina conductual y la psicología comunitaria,
que trataron con distintas herramientas aliviar tensiones presentes en pacientes o grupos
comunitarios.

También se ven aplicaciones de esta psicología en conjunto con la medicina, con los
tratamientos con cáncer, trastornos del sueño y la diabetes, donde además de tener problemas
fisiológicos también ocasionan problemas psicológicos al tratar de lidiar con tales enfermedades.

5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Brannon, L. & Feist, J. (2001). Psicología de la Salud. España: Paraninfo Thomson Learning.
Recuperado en: http://www.psyciencia.com/2014/31/definición-de-la-semana-psicologia-
de-la-salud/

Colegio Oficial de Psicólogos. Psicología Clínica y de la Salud. Recuperado Julio 10 de 2016 en:
http://www.cop.es/perfiles/contenido/clinica.htm

Flórez, L. (2004, 20 de junio). Psicología de la salud – Resumen. PsicoPediaHoy, 6(4).


Disponible en: http://psicopediahoy.com/resumen-psicologia-de-la-salud/

Morales, F. (1999). Introducción al Estudio de la Psicología de la Salud. Argentina: Paidós.

Oblitas, L. A. (2008, 04 de enero). Panorama de la Psicología de la salud. Revista


PsicologiaCientifica.com, 10(1). Disponible en:
http://www.psicologiacientifica.com/psicologia-de-la-salud-panorama

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